Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
"No tema. No estoy aquí para lastimarlo. Solo entre y cierre la puerta por favor."
Con el maletín en su mano derecha y la bolsa de abarrotes con verduras frescas y
salmón en conservas fija en su brazo izquierdo, Katagiri no atinaba a moverse.
"Por favor Sr. Katagiri, apresúrese y cierre la puerta, y sáquese los zapatos."
1
Katagiri aún tenía el maletín apretado bajo el brazo. Alguien me está jugando una
broma, pensó. Alguien está escondido dentro de este enorme disfraz de rana solo
para burlarse de mí. Pero él sabía, mientras observaba a Rana verter el agua
hervida en la tetera, tarareando mientras tanto, que esos tenían que ser los
miembros y movimientos de una verdadera rana. Rana colocó una taza de té en
frente de Katagiri y sirvió otra para ella.
"Si, de hecho," dijo Rana. "¿Por qué otro motivo me tomaría la libertad de
escabullirme en la casa de alguien? tamaña descortesía no es mi estilo habitual."
"Sí y no." dijo Rana con una inclinación de cabeza. "No y sí."
"Para nada, para nada," dijo Rana con una sonrisa. "Esta es su casa. No tiene que
pedirme permiso. Fume y beba tanto como guste. Yo no soy fumador, pero
difícilmente puedo imponer mi disgusto por el tabaco a los demás en sus propias
casas."
Katagiri sacó una cajetilla de cigarros del bolsillo de su abrigo y encendió un cerillo.
Pudo ver su mano temblar mientras lo encendía. Frente a él, Rana parecía estar
estudiando cada movimiento suyo.
"¿No estará conectado con algún tipo de pandilla, por casualidad?" Katagiri
encontró el coraje para preguntar.
"¡Ja ja ja ja ja ja! ¡Qué maravilloso sentido del humor tiene usted, Sr. Katagiri!" dijo
Rana, dándose una palmada en el muslo con la mano palmeada. "Puede que haya
escasez de mano de obra, pero ¿qué pandilla va a contratar a una rana para hacer
su trabajo sucio? serían el hazmerreír de todos."
"Bien, porque si está aquí para renegociar un pago, está perdiendo su tiempo. No
tengo autoridad para tomar esas decisiones. Solo mis superiores pueden hacerlo.
Yo solo sigo órdenes. No puedo hacer nada por usted."
2
"Por favor Sr. Katagiri" dijo Rana, elevando un dedo membranoso. "No he venido
aquí por tales minucias. Sé muy bien que usted es el asistente en jefe de la división
de préstamos en la sucursal de Shinjuku del Banco Security Trust de Tokio. Pero mi
visita no tiene nada que ver con el la renovación de préstamos. Yo he venido aquí a
salvar a Tokio de la destrucción."
"No," dijo Rana. "Somos los únicos aquí. Yo sé que está pensando que o yo estoy
demente o usted está teniendo algún tipo de sueño, pero ni yo estoy loco ni usted
está soñando. Esto es absoluta y positivamente serio."
"Para serle sincero, Rana,", dijo Katagiri, "no puedo entender absolutamente nada
de lo que está pasando aquí. No es que no confié en usted, pero no me creo capaz
de comprender la situación exactamente. ¿Le importa si le hago un par de
preguntas?"
"Para nada, para nada," dijo Rana. "El entendimiento mutuo es de vital
importancia. Hay quienes dicen que el 'entendimiento' no es más que la suma total
de nuestros malentendidos, y aunque encuentro este punto de vista interesante a su
manera, me temo que no tenemos tiempo que perder en agradables digresiones. Lo
mejor que podemos hacer será lograr un entendimiento mutuo por la ruta más
corta posible. Así que, por favor, haga todas las preguntas que desee."
"Si, claro, como puede ver. Una verdadera rana es exactamente lo que soy. Ni una
metáfora ni una alusión o deconstrucción o muestra ni algún otro complejo
proceso, soy una auténtica rana. ¿Puedo croar para usted?"
Rana inclinó la cabeza y flexionó los músculos de su enorme garganta Ribit, Ri-i-i-
bit, Ribit ribit ribit Ribit Ribit Ri-i-i bit. Sus gigantescos chirridos sacudieron los
cuadros colgados en las paredes.
"¡Está bien, le creo, le creo!" dijo Katagiri, preocupado por las delgadas paredes del
apartamento en el que vivía. "Eso es grandioso. Usted es, sin duda, una verdadera
rana."
3
"Uno podría decir también que yo soy la suma de todas las ranas. Aún así, eso no
cambia el hecho de que soy una verdadera rana. Cualquiera que diga que no soy
una rana no sería más que un sucio mentiroso. ¡a esa persona la haría pedazos!"
Katagiri asintió. Esperando calmarse, tomó su vaso y tragó una bocanada de té.
"¿Dijo hace un momento que había venido aquí a salvar a Tokio de la destrucción?"
La boca abierta, Katagiri miró a Rana. Y Rana, sin decir nada, miró a Katagiri.
Se quedaron mirando el uno al otro de esa manera por un rato. Luego fue el turno
de Rana para abrir la boca.
"Un terremoto muy, muy grande. Está programado para sacudir Tokio a las 08:30
A.M. del 18 de Febrero. Dentro de 3 días. un terremoto mucho más grande que el
que sacudió Kobe el mes pasado. La cantidad de muertes de un terremoto como ese
probablemente sobrepasará los ciento cincuenta mil - la mayor parte a causa de
fallas en el sistema de transportes: descarrilamientos, caída de vehículos, choques,
derrumbe de autopistas y líneas de tren, el aplastamiento de subterráneos, la
explosión de camiones cisterna. Los edificios serán reducidos a escombros, sus
habitantes morirán aplastados. Incendios por todas partes, el sistema de caminos
colapsará, ambulancias y carros de bomberos inutilizables, la gente tirada por ahí,
muriendo. ¡Ciento cincuenta mil de ellos! el infierno en la tierra. La gente se dará
cuenta de lo frágil que realmente es aquella condición de intensa colectividad
llamada 'ciudad'." Rana dijo esto con un apacible movimiento de cabeza. "El
epicentro estará cerca a la oficina del barrio de Shinjuku."
"¿Cerca a la oficina del barrio de Shinjuku?"
"Para ser exactos, golpeará directamente debajo de la sucursal de Shinjuku del
Banco Security Trust de Tokio."
4
******
Como miembro de la división de préstamos del Trust Bank, Katagiri había librado
muchas batallas. Había soportado dieciséis años de combate diario desde el día que
se graduó de la universidad e ingresó a trabajar al banco. Él era, en una palabra, un
cobrador -- un puesto que le había granjeado poca popularidad. Todos en su
división preferían otorgar préstamos, especialmente en la época de la burbuja.
Ellos tenían tanto dinero en aquellos días que casi cualquier garantía -- sean
terrenos o acciones -- eran suficientes para convencer a las oficinas de préstamo a
entregar lo que sea que se le pidiera, mientras más grande el préstamo más grande
su reputación en la compañía. Algunos préstamos, sin embargo, nunca regresaron
al banco: se quedaron "pegados en el fondo de la sartén." Era el trabajo de Katagiri
encargarse de esos. Y cuando la burbuja explotó, el trabajo se acumuló. Primero el
valor de las acciones cayó. Luego el valor de las tierras, y las garantías dejaron de
serlo. "Sal de aquí," le ordenaba su jefe, "y sácales todo lo que puedas."
5
reputación de tipo duro. Ahora, sin embargo, el duro Katagiri estaba totalmente
perdido. ¿De qué demonios estaba hablando esta rana?
"No tengo idea," dijo Rana. "Nadie sabe lo que sucede dentro de esa sucia cabeza
suya. Pocos lo han visto alguna vez. Usualmente está dormido. Eso es lo que
realmente le gusta: tomar largas, largas siestas. Se la pasa durmiendo por años -
décadas, al calor y la oscuridad bajo tierra. Sus ojos, como podrá imaginarse, se han
atrofiado, su cerebro se ha vuelto gelatina mientras duerme. Si me lo pregunta, yo
creo que probablemente ya no esté pensando en nada, solo está tirado ahí,
sintiendo cada estruendo y reverberación que se le cruce, absorbiéndola en su
cuerpo y almacenándola. Y entonces, mediante algún tipo de proceso químico,
convierte casi todo eso en furia. Por qué sucede eso, no tengo ni idea. Nunca podría
explicarlo."
"Entonces lo que está diciendo es," dijo Katagiri, "que usted y yo tenemos que ir
juntos bajo tierra y enfrentar a Gusano para detener el terremoto."
"Exactamente."
Katagiri tomó su taza de té, la levantó y la volvió a bajar. "Sigo sin entenderlo," dijo.
"¿Por qué me escogió para ir con usted?"
6
Rana miró directamente a los ojos de Katagiri y dijo "Siempre he tenido el más
profundo respeto por usted, Sr. Katagiri. Por dieciséis largos años, usted ha
aceptado silenciosamente los más peligrosos, los menos glamorosos - los trabajos
que otros han evitado - y los ha realizado de manera estupenda. Sé muy bien lo
difícil que ha sido para usted, y no creo que ni sus superiores o colegas aprecien en
lo debido sus logros. Están ciegos, todos ellos. Pero usted, inapreciado y no
ascendido, no se ha quejado ni una vez."
"No se trata solamente de su trabajo. Luego de que sus padres murieran usted
cuidó de su hermano adolescente y de su hermana sin ayuda, los puso en la
universidad y e incluso realizó los arreglos necesarios para sus casamientos, todo
eso sacrificando su tiempo e ingresos, y a costa de sus propias esperanzas de
matrimonio. A pesar de eso, ni su hermano ni su hermana han expresado alguna
vez gratitud alguna por sus esfuerzos para con ellos. Por el contrario, no le han
mostrado respeto y han actuado con la más dura indiferencia ante tanta
amabilidad. En mi opinión, su comportamiento es injusto. Casi desearía poder
darles una paliza de parte suya. Pero usted, mientras tanto, no da muestras de
cólera."
"Para serle honesto, Sr Katagiri, no es muy atractivo, y está lejos de ser elocuente,
así que tiende a ser despreciado por aquellos que le rodean. Yo, sin embargo, puedo
ver al hombre sensible y valiente que usted es. En todo Tokio, con sus millones de
habitantes, no hay nadie más en quien pueda confiar tanto como en usted para
luchar a mi lado."
"Dígame, Rana," dijo Katagiri, "¿como es que sabe tanto sobre mí?"
"Bien, Sr. Katagiri, no he estado raneando todos estos años para nada. Yo
mantengo la vista atenta en las cosas importantes de la vida."
"Pero aún así, Rana," dijo Katagiri. "Yo no soy particularmente fuerte, y no sé nada
de los que sucede bajo tierra. No tengo el tipo de fuerza necesaria para darle pelea a
Gusano en la oscuridad. Estoy seguro de que usted podrá encontrar a alguien
mucho más fuerte que yo - alguien que sepa karate, digamos, o a un comando de las
fuerzas de autodefensa."
Rana revoleó sus grandes ojos. "bueno, la verdad, Sr Katagiri," dijo, "Soy yo el
único que se encargará de toda la pelea. Pero no puedo hacerlo solo. Esta es la parte
clave: lo que yo necesito es su coraje y pasión por la justicia. Necesito que usted
esté de mi lado diciendo, '¡Así se hace, Rana! ¡Lo estás haciendo bien! ¡Sé que
puedes ganar! ¡Estás dando una buena batalla!'"
7
Rana extendió completamente sus brazos, luego se dio de palmadas con sus
membranosas manos en las rodillas nuevamente.
Nada de esto tenía sentido para Katagiri, pero él sentía - tan irreal como sonaba -
que podía creer lo que sea que le contara Rana. Algo en Rana - La mirada en su
rostro, la manera de hablar - denotaba una sencilla sinceridad que llegaba directo
al corazón. Después de años de trabajar en la sección más difícil del Security Trust
Bank, Katagiri poseía la habilidad de sentir esas cosas. Era como una segunda
naturaleza en él.
"Sé que debe ser difícil para usted, Sr Katagiri. Una enorme rana irrumpe en su
casa y le pide creer todas estas cosas extrañas. Su reacción es perfectamente
natural. Es por eso que tengo la intención de probarle que existo. Dígame, Sr
Katagiri: ha estado teniendo grandes problemas cobrando un préstamo que el
banco realizó a Big Bear Trading, ¿no es así?"
"Ciertamente."
Rana estiró por completo sus brazos, sus grandes membranas verdes abiertas como
pálidas alas. "No se preocupe, Sr Katagiri. Déjemelo todo a mí. Para mañana en la
mañana, el viejo Rana tendrá sus problemas resueltos. Relájese y duerma bien."
Con una gran sonrisa en el rostro, Rana se levantó. Luego, aplanándose como un
calamar seco, se escurrió por la ranura de la puerta cerrada, dejando a Katagiri
8
completamente solo. Las dos tazas de té en la mesa de la cocina eran la única
indicación de que Rana hubiera estado alguna vez en el apartamento de Katagiri.
******
La conexión se cortó.
Rana visitó a Katagiri en su oficina del Trust Bank a la hora del almuerzo.
"¿Supongo que el caso Big Bear está avanzando bien para usted?"
9
"No se preocupe," dijo Rana. "Usted es el único que puede verme. Pero ahora estoy
seguro que se da cuenta de que realmente existo. No soy un producto de su
imaginación. Yo puedo tomar acciones y producir resultados. Soy un ser vivo."
"Oh, no mucho," dijo Rana. "Nada más complicado que hervir coles de Bruselas.
Solo les día un pequeño susto. Un toque de terror psicológico. Como Joseph
Conrad alguna vez escribió, el verdadero terror es el que los hombres sienten por lo
que imaginan. Pero no se preocupe por eso, Sr... Katagiri. Cuénteme sobre el caso
Big Bear. ¿Está saliendo todo bien, supongo?
Katagiri miró su propia mano por un rato, luego observó el humo elevándose desde
su cigarrillo.
Finalmente, habló. "Usted sabe, Sr Rana, yo soy solo una persona ordinaria."
10
hago es comer, dormir e ir al baño. Ni siquiera sé porqué estoy vivo. ¿Por qué una
persona como yo tiene que ser la que salve Tokio?"
"Porque, Sr Katagiri, Tokio solo puede ser salvado por una persona como usted. Y
es por gente como usted que yo estoy tratando de salvar Tokio."
Katagiri suspiró nuevamente, más profundamente esta vez. "De acuerdo, entonces,
¿que desea que haga?"
******
Rana le contó a Katagiri su plan. Ellos irían bajo tierra la noche del 17 de febrero
(un día antes del programado para el terremoto). Su punto de entrada sería el
cuarto de calefacción en el sótano de la sucursal de Shinjuku del Security Trust
Bank de Tokio. Se encontrarían ahí al anochecer (Katagiri se quedaría en el edificio,
con el pretexto de trabajar sobre tiempo). Detrás de una sección de pared había un
conducto vertical, y encontrarían a Gusano en el fondo luego de bajar unos 45
metros por una escalera de cuerda.
Luego de una pausa pensativa, Rana respondió, "Hmm, como dicen-'El silencio es
de oro'?"
"'Rana."
11
Cuando escuchó que no había leído la novela, Rana lo miró con una expresión de
"Es una pena." Aparentemente, Rana era fan de Anna Karenina.
"Aún así, Sr Katagiri, no creo que usted me deje peleando solo. Eso lo puedo
asegurar. Jajajaja." Rana rió con la boca completamente abierta. No tenía
dentadura.
******
Katagiri vio el cañón batir el aire y, al mismo tiempo, sintió un impacto que le hizo
pensar que alguien le hubiera golpeado el hombro con un mazo. No sintió dolor,
pero el golpe lo arrojó a la vereda. El maletín de cuero salió volando en dirección
contraria. El sujeto le apuntó nuevamente. Se escuchó un segundo disparo. El
letrero de un pequeño puesto de comidas junto a la vereda explotó ante sus ojos.
Escuchó gente gritando. Sus anteojos habían volado, y todo estaba borroso. Era
vagamente consciente de que el hombre se le acercaba apuntándole con la pistola.
Voy a morir, pensó. Rana había mencionado que el verdadero terror era aquello
que los hombres sienten por lo que imaginan.
Katagiri apagó el interruptor de su imaginación y se hundió en un silencio sin
medida.
******
Cuando despertó, estaba en una cama. Abrió un ojo, se tomó un momento para
inspeccionar los alrededores y luego abrió el otro ojo. Lo primero que entró en su
campo de visión fue un soporte metálico en la cabecera de la cama y un tubo de
alimentación intravenosa que venía desde el soporte hacia donde él estaba. Luego
vio a una enfermera vestida de blanco. Se dio cuenta que yacía de espaldas sobre
una cama dura e iba vestido solamente con una extraña pieza de ropa, bajo la cual
al parecer estaba desnudo.
12
recordó la pequeña pistola negra en la mano del joven, su corazón latió
fuertemente... esos hijos de perra trataban de matarme! pensó. pero tal parece que
salí bien librado. Mi memoria está bien. No tengo ningún dolor. Y no solo dolor: no
siento nada de nada. No puedo levantar mi brazo...
Suspiró aliviado. Lo que sea que haya pasado, el terremoto finalmente fue evitado.
“¿Como está mi herida?”
“¿Su herida?” ella preguntó “¿qué herida?”
“Donde me dispararon”
“¿Disparado?”
“Si, cerca a la entrada del Trust Bank. Un joven me disparó. En el hombro derecho,
creo.”
La enfermera mostró una sonrisa nerviosa hacia él. “Lo lamento, Sr Katagiri, pero
no le han disparado.”
“¿No? ¿Está segura?”
“Tan segura como de que no hubo terremoto esta mañana.”
Katagiri estaba atónito. “¿Entonces qué diablos hago en un hospital?”
13
Aspiró profundamente y trató de ordenar sus ideas. Empezaría por poner todos los
hechos en orden.
“Lo que me está diciendo es que, he estado durmiendo en esta cama de hospital,
inconsciente, desde el inicio de la tarde de ayer, ¿es cierto?”
“Cierto” dijo la enfermera. “Y tuvo realmente una mala noche, Sr Katagiri. Usted
debe tener pesadillas muy feas. Yo lo escuchaba gritando ‘Rana! Hey, Rana!’, lo
hizo muchas veces. ¿Tiene usted un amigo apodado Rana?”
Katagiri cerró los ojos y oyó el lento, rítmico latir de su corazón como si marcara los
minutos de su vida. ¿Cuánto de lo que recordaba había sucedido realmente y
cuanto había sido una alucinación? ¿Realmente existió Rana, y había Rana peleado
realmente con Gusano para detener el terremoto? ¿o había sido parte de un largo
sueño? Katagiri ya no sabía qué era verdad.
******
Rana llegó a su habitación en el hospital aquella noche. Katagiri se despertó para
encontrarlo en la penumbra, sentado en una silla de acero, su lomo contra la pared.
Los abultados párpados cerrados en delgadas líneas.
14
Rana dio a su cabeza un ligero movimiento. “Lo sé. Está bien. No se preocupe. Me
fue de gran ayuda en la pelea, Sr Katagiri.”
“¿Lo fui?”
“Si, lo fue. Hizo un gran trabajo en sus sueños. Eso fue lo que logró que yo luchara
contra Gusano hasta el final. Debo agradecerle mi victoria.”
“No lo entiendo” dijo Katagiri. “Yo estuve inconsciente todo el tiempo. Estuvieron
alimentándome por vía intravenosa. Yo no recuerdo haber estado haciendo nada en
mi sueño.”
“Está bien, Sr Katagiri. Es mejor que no recuerde. Toda la terrible pelea ocurrió en
el área de la imaginación. Esa es la ubicación precisa de nuestro campo de batalla.
Es ahí donde experimentamos nuestras victorias y derrotas. Todos y cada uno de
nosotros somos seres de duración limitada. Todos nosotros seremos eventualmente
derrotados. Pero cono Ernest Hemingway dijo tan claramente, el verdadero valor
de nuestras vidas se decide no por como ganamos sino por como perdemos. Usted y
yo juntos, Sr Katagiri, fuimos capaces de evitar la aniquilación de Tokio. Salvamos
a ciento cincuenta mil personas de las garras de la muerte. Nadie lo sabe, pero es lo
que logramos.”
“Dimos todo lo que teníamos en batalla hasta el amargo final. Nosotros--” Rana
cerró la boca y tomó un gran respiro. “utilizamos cada arma que tuvimos a la mano,
Sr Katagiri. Usamos todo el coraje que pudimos reunir. La obscuridad es el aliado
de nuestro enemigo. Usted llevó un generador a pedal y dedicó cada onza de su
fuerza para iluminar el lugar. Gusano trató de asustarlo con fantasmas de la
oscuridad, pero usted se mantuvo firme. Luz y oscuridad se enfrascaron en terrible
batalla y en la luz ataqué al monstruoso Gusano. Él se enrolló a mí alrededor y me
empapó de su horrible baba. Lo reduje a pedazos pero aún se resistía a morir. Todo
lo que hizo fue dividirse en partes pequeñas. Y entonces...”
Rana quedó en silencio, pero de pronto, como haciendo uso de sus últimas fuerzas,
comienza a hablar nuevamente. “Fyodor Dostoevsky, con incomparable ternura,
escribió ‘White Nights’. Luchando con Gusano en la oscuridad, me hallé a mi
mismo pensando en ‘White nights’. Yo...” las palabras de Rana parecieron
hundirse.
“Sr. Katagiri, ¿le importa si tomo una pequeña siesta? estoy completamente
exhausto.”
15
“Pude finalmente derrotar a Gusano,” dijo Rana, cerrando los ojos. “Logré detener
el terremoto, pero solo pude llevar nuestra batalla a un empate. Yo le hice daño a él,
y él a mí. Pero para serle sincero, Sr Katagiri...”
“¿Qué sucede, Rana?”
“Yo soy, de hecho, completamente Rana, pero a la vez soy algo que espera por un
mundo sin Rana”
“Hmm, no comprendo eso”.
“Tampoco yo,” dijo rana, con los ojos aún cerrados. “Es solo que tengo esa
sensación. Que lo que se ve con los ojos no es necesariamente lo real. Mi enemigo
es, entre otras cosas, el yo dentro de mí. Dentro de mí está el no-yo. Mis ideas no
están claras. Ya viene el tren. Pero realmente quiero que entienda lo que digo, Sr
Katagiri.”
Rana perdió el aliento y entró en coma. Sus brazos colgaban caídos casi hasta el
piso, y su enorme boca abierta. Esforzándose para enfocar la mirada, Katagiri pudo
distinguir profundos cortes por todo el cuerpo de Rana. Rayas decoloradas corrían
por su piel, y había un punto hundido sobre su cabeza, donde la carne había sido
arrancada.
Katagiri miró fijamente a Rana largo rato, donde permanecía sentada, ahora
envuelta en el espeso manto del sueño. Tan pronto como salga de este hospital,
pensó, voy a comprar Ana Karenina y White nights y leer ambos. Entonces voy a
tener una bonita y larga discusión literaria acerca de ellos con Rana.
Después de un rato, un gran bulto se había formado sobre el ojo derecho de Rana.
El mismo tipo de enorme y feo moretón apareció justo en el hombro de Rana y
luego por todo su cuerpo. Katagiri no podía imaginar lo que le estaba pasando a
Rana. Se quedó mirando el espectáculo, respirando apenas.
Entonces, de repente, uno de los moretones estalló con un sonoro pop. La piel voló,
y un líquido pegajoso brotó, esparciendo un horrible olor en la habitación. El resto
de moretones empezó a reventar, uno tras otro, veinte o treinta en total, lanzando
piel y líquido a las paredes.
16
las formas y tamaños. Regordetas larvas blancas. Después de ellos salieron una
especie de pequeñas criaturas parecidas a ciempiés, cuyos cientos de patas
producían un escalofriante susurro. Un interminable torrente de estas cosas se
arrastraban fuera de los agujeros.
El cuerpo de Rana - o la cosa que había sido alguna vez el cuerpo de Rana - estaba
totalmente cubierto por estas criaturas de la noche. Sus dos grandes ojos cayeron
de sus órbitas al suelo, donde fueron devorados por negros insectos con fuertes
mandíbulas. Una multitud de gusanos viscosos correteaban de las paredes al techo,
donde cubrieron las luces fluorescentes y se metieron en el detector de humo.
"Sr. Katagiri!" llamó la enfermera. Katagiri abrió los ojos a la luz. Su cuerpo estaba
empapado de sudor. Los insectos se habían ido. Todo lo que habían dejado en él era
una horrible y pegajosa sensación.
"Eso es muy cierto", dijo la enfermera con una sonrisa. "Sobre todo cuando de esos
sueños se trata."
"Rana", murmuró.
"¿Le ocurrió algo a Rana?" preguntó ella.
"Salvó a Tokio de ser destruido por un terremoto. Todo él solo."
"Pero le costó la vida. Se ha ido. Creo que volvió a la obscuridad. Nunca volverá
aquí de nuevo".
17
Sonriendo, la enfermera secó con una toalla el sudor de su frente. "Usted era muy
amigo de Rana, ¿no es cierto, Katagiri?"
"Ya viene el tren", murmuró Katagiri. "Más que nadie." Luego cerró los ojos y se
hundió en un reparador descanso carente de sueños.
FIN
18