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En muchas guisas et en muchas


maneras. La variación textual en la
Castilla del siglo XIV: el caso de la
Crónica de Sancho IV

Pablo Enrique Saracino


Universidad de Buenos Aires - SECRIT-CONICET

E l estudio de la tradición manuscrita de cualquiera de los textos cronís-


ticos castellanos del período medieval nos enfrenta con una realidad
donde la variación asume una dimensión exponencialmente superior a la
de las canonizadas obras maestras de la literatura del período. El número
significativamente más elevado de testimonios cronísticos en relación con
las tradiciones del Libro de Buen Amor o el Libro del caballero Zifar no
resulta un dato suficiente para explicar el fenómeno: la enorme cantidad de
información con que el investigador debe lidiar nos enfrenta con el registro
de una actividad intelectual en constante desarrollo. Alto porcentaje de varia-
ción léxica y gramatical, gran cantidad y variedad de glosas, glosadores que
debaten entre sí, cambios de mano, utilización de diferentes fuentes (no sólo
del mismo texto, sino de otras obras), alteraciones en la capitulación, diversos
criterios de compilación y demás fenómenos, apreciables en la temprana
etapa de la collatio, nos obligan a reconocer en la cronística un fenómeno
particular dentro de la producción escrita medieval que responde a un modo
de composición que no se corresponde con el del resto de las obras, conven-
cionalmente llamadas literarias, de los siglos XIV y XV, las cuales tienden
a mantener un grado de estabilidad mayor dentro de su reducida tradición.
El caso puntual sobre el cual pretendo enunciar algunos conceptos –
aplicables acaso a un corpus más amplio, con mayor o menor grado de
pertinencia– es el de la Crónica de Sancho IV (CSIV), segunda sección de
la llamada Crónica de tres reyes (C3R), texto compuesto hacia 1340-1345,
seguramente por Fernán Sánchez de Valladolid y un equipo de compilado-
res y redactores dirigidos por él mismo, a instancias del rey Alfonso XI,
en el momento en que éste se dispone completar el hiato historiográfico
existente entre la Crónica particular de San Fernando y su propio reinado.
En el prólogo, que otorga al conjunto de las Tres crónicas una unidad, se
especifica que el rey “mandó catar las corónicas e estorias antiguas, e falló
en escripto por corónica en los libros de su cámara los fechos” hasta tiempos
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de Fernando III. Acaso el material hallado referido al período Alfonso X /


Fernado IV tuviera características formales que no respondían a lo que el
cronista entendía por “corónica”. De hecho, en este punto, queda aún por
precisar cuál fue el papel concreto que estos enunciados previos, como la
Crónica de Jofré de Loaysa, los Anales Toledanos o la *Historia hasta 1288
dialogada, redactada según Leonardo Funes (2001), en un centro nobiliario,
desempeñaron en la gestación de C3R. Incluso, se ha llegado a plantear la
existencia de una *Gran crónica de Sancho IV con la cual CSIV podría haber
tenido una relación similar a la que existe entre *Gran crónica de Alfonso
IX y Crónica de Alfonso XI (Rosende, 2010). Asimismo, Fernando Gómez
Redondo postula el manejo de “materiales [...] muy diversos” (1996, 100),
entre los cuales infiere las hipotéticas Estoria del rey don Alfonso y Estoria
del rey don Sancho, textos cronísticos perdidos de tendencias políticas opues-
tas, de donde Sánchez de Valladolid habría tomado buena parte del material
de las dos primeras secciones de C3R. Más allá del nivel altamente conjetural
de algunas posturas, es muy probable que esa materia que habría sido fuente
de CSIV hubiera podido tener un grado de elaboración bastante cercano a lo
que hoy denominamos crónica, aunque Sánchez de Valladolid le niegue tal
entidad, acaso por rasgos formales y de contenido que no coincidían con los
objetivos de su empresa. Para complicar todavía un poco más el escenario,
Gómez Redondo acaba afirmando que aquella Estoria del rey don Sancho
no es otra que la propia *Historia dialogada, con lo cual, tendríamos una
C3R, de tendencia regia, que se nutre de fuentes nobiliarias para sostener
un proyecto historiográfico que contradiga aquella versión, en una auténtica
lucha por la apropiación de los medios de producción discursiva y de sus
espacios de poder.
De esta manera, apreciamos que la investigación acerca de las fuentes nos
sitúa frente a un panorama en el cual la enorme heterogeneidad que encontra-
mos en la tradición manuscrita de estos textos cronísticos tiene –de acuerdo
a las posturas de algunos investigadores– su correlato en las condiciones
que determinaron, desde la génesis, su carácter de entidad plural y mutable.
Forzando este punto de vista, C3R puede ser entendida como una mera etapa
en un continuum que asume cierta estabilidad en un conjunto de alrededor
de cuarenta manuscritos, el cual muestra en los extremos del stemma, es
decir, en algunos testimonios redactados en su mayoría ya durante el siglo
XVI, un tipo de variación más estructural que vuelve a los textos meros tes-
timonios de escaso valor para un trabajo ecdótico de signo neolachmaniano,
que persiga la reconstrucción de un original perdido, debido al alto grado
de mutación léxica, gramatical y hasta de contenido que evidencian. Por
otra parte, debemos señalar otros manuscritos, no necesariamente tardíos,
sino incluso ubicados en las ramas superiores del stemma que mantienen un
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vínculo muy cercano con textos de otras procedencias, nutriendo a la versión


de la C3R de elementos completamente ajenos a la tradición.
Ya Diego Catalán señala esta contaminación en un ejemplar que considera
posiblemente el más antiguo de toda la tradición: se trata del manuscrito 563
(cat. 317) (MP1) de la Biblioteca Menéndez Pelayo (Santander), un códice de
fines del siglo XIV que en la sección final de Crónica de Alfonso X (CAX),
es decir en la guerra entre Alfonso y Sancho, presenta agregados –tanto en
el cuerpo del texto como en los márgenes– provenientes de la *Historia
hasta 1288 dialogada, por los cuales Catalán se refiere a esta versión como
Versión Interpolada de la C3R.1 Por su parte, González Jiménez, en su edi-
ción del manuscrito II/277 de la Biblioteca del Palacio Real2 de CAX agrega,
en apéndices (1998, 249-262), los pasajes de MP1 donde el texto muestra
estos significativos agregados. A su vez, el stemma de CSIV muestra que el
manuscrito escurialense M.II.2 (E1),3 de comienzos del XV, no sólo comparte
con MP1 un altísimo número de variantes –aunque su fuente directa sea el
testimonio perdido M3–, sino que también presenta injertos provenientes
de la crónica nobiliaria, aunque no en los episodios donde MP1 se ve inter-
venido, sino en los dramáticos acontecimientos de 1288, que culminan con
el asesinato del conde Lope Díaz de Haro. Es decir, que dos de los más
antiguos testimonios conservados de C3R, en esta suerte de “rama mixta”,
evidencian una relación muy cercana con una obra que para la crítica habría
servido de fuente en su etapa de redacción, como si C3R no consiguiera,
en este primer momento, independizarse del todo de *Historia dialogada.
En este punto, cabe una digresión con vocación de conclusión prematura:
una edición crítica que oportunamente reconozca dichos agregados como el
fruto del trabajo de copistas innovadores y los desechara en tanto desviacio-
nes respecto de las supuestas intenciones autorales “originales”, estaría al
mismo tiempo descartando elementos valiosísimos que nos hablan, no sólo
de la historia del texto y su recepción, sino de los sentidos con los que la obra
lidia y de los que al mismo tiempo se nutre en un contexto muy cercano al
de su composición, por no hablar del ocultamiento de rasgos ontológicos del
texto medieval –relacionados con su esencial y constante mutabilidad– de los
cuales este tipo de intervenciones son indicio. MP1 y E1 serían, entonces,
testimonios privilegiados por su posición estemmática y por el valor de sus
lecciones al mismo tiempo que desechados por el alto nivel de innovación

1 Esta interpolación ya había sido señalada por Menéndez Pidal (1918, 145, n. 1). Catalán explica
detalladamente todo el problema (1992, 248-253 y nn. 92, 93, 94, 95, 97, 98, 109; 314-317 y n.
30).
2 González Jiménez a su vez tiene en cuenta las lecciones de los manuscritos 2880, 10.195 y 829 de
la Biblioteca Nacional de Madrid.
3 He comentado las particularidades de este manuscrito en Saracino (2010c).
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que presentan en algunas secciones, de modo que tendríamos dos diasiste-


mas que no estarían siendo considerados como una totalidad coherente en
sí misma, sino como testimonios que transmiten variantes valiosas junto
con otras descartables.
Dejando, de momento, a un lado estos dos testimonios fundamentales,
nos enfrentamos a una gran cantidad de códices coetáneos y posteriores a
ellos que podríamos llamar el conjunto relativamente estable de la CSIV,
donde hallamos, naturalmente, todo el repertorio de variantes usuales en las
tradiciones numerosas, desde variantes graficas hasta una gran diversidad
de criterios compilatorios, acaso el rasgo menos considerado en el trabajo
filológico: el estudio de los sentidos que presupone la selección cronística
de un manuscrito particular.
En un tercer momento evolutivo, cuando el texto atraviesa el siglo XVI,
asume transformaciones de otra naturaleza, entre las cuales su paso por
la imprenta en 1554 haya sido acaso la menos importante en términos de
variación textual. Me dispongo a señalar tres casos en los cuales el texto de
la crónica asume modificaciones que se resisten a ser consideradas dentro
de un trabajo de edición crítica.
En primer lugar, cabe mencionar alguna particularidad que presenta el
renombrado códice de Londres, Egerton 289 (L), en los dos lugares en los
cuales los manuscritos de la rama mixta se mostraban intervenidos por ele-
mentos de la *Historia dialogada. A pesar de que Powell (1986, 4) propone
que las versiones de este manuscrito se asemejan mucho a las de la edición
de Rossell, es decir a las del manuscrito BNM 829 (N2), éste presenta una
prosa con un alto grado de reelaboración, al punto que resulta muy dificul-
toso y hasta imposible el trabajo de cotejo de sus variantes. Por otro lado,
presenta singularidades de mayor envergadura. Por ejemplo, transmite, al
igual que la Versión Interpolada (MP1) el romance “Yo salí de la mi tierra”,
pero no en el cuerpo del texto, como aquél, sino en folio aparte, a modo de
apéndice. Asimismo, el diálogo entre el rey Sancho y el conde Lope Díaz
de Haro posee detalles pertenecientes a la versión de *Historia dialogada
que ya habían emergido en el escurialense E1. Sin embargo, el manuscrito
de Londres no posee variantes que lo relacionen estemáticamente con estos
dos testimonios de la rama mixta, razón por la cual nos vemos obligados
a considerar que *Historia dialogada está influyendo por tercera vez, y de
manera independiente, en la tradición de C3R, en las antípodas del stemma,
dos siglos después de haber sido compuestas las crónicas.
En el episodio del asesinato del conde Lope Díaz de Haro posee máxima
relevancia el grado de responsabilidad del rey en la matanza.4 La versión que

4 Se analiza con mayor detalle este problema en Saracino (2010b).


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transmite *Historia dialogada, proclive a exaltar al conde y a presentar una


imagen muy degradada del monarca, quiere que sea éste el que da la orden
precisa: “Mataldo”. En la mayoría de los testimonios de la versión oficial
de Sánchez de Valladolid, el texto conserva un sugerente estigma que oculta
dicha orden al tiempo que la expone en superficie: “cayó en tierra muerto,
non lo mandando el rey”. Por su parte, Egerton 289 agrega un elemento por
completo desconocido hasta el momento en la tradición: “y cayó en tierra
muerto y esto hizieron sin que el rey lo mandase y otros dizían que el rey
lo matara con su cuchillo”. Este detalle, presente sólo en este manuscrito,
nos sugiere de qué manera el violento episodio, perpetrado en un espacio
cerrado, lejos de los ojos de la Historia, asume a lo largo de las tradiciones
escritas –pero también seguramente orales– todas las formas posibles hasta
agotar su potencialidad significativa, ya que seguirá siendo un modelo de
hecho desafortunado, signo de violación de las pautas básicas de convivencia
entre realeza y nobleza, en crónicas posteriores.5
El segundo manuscrito del siglo XVI que se distancia de sus fuentes
radicalmente es el códice que guarda la Biblioteca Capitular Colombina (84-
7-34) (Col). En este manuscrito la historia se ajusta a las nuevas necesidades
de un público cuya distancia respecto de los hechos permite y demanda un
mayor caudal de información que cubra los blancos del texto original. Las
exhaustivas glosas,6 agregadas por el mismo copista, persiguen –ya en un
contexto humanista– un trabajo seguramente sostenido por el manejo de una
buena cantidad de fuentes diversas, ya no fundidas en el cuerpo del texto,
sino evidenciando su exterioridad marginal, su carácter dialógico. Lo que
diferencia a esta crónica del resto de los testimonios glosados es el hecho
de que es el mismo copista quien compone íntegramente esta versión que
podríamos llamar “erudita”: el proceso de copia aquí implica el diseño del
enorme aparato de anotaciones e ilustraciones. La crónica que se presenta
deja de ser, desde su disposición textual misma, la versión autorizada de la
historia y deviene un documento factible de ser contrastado con otros. Si bien,
la versión no modifica sustancialmente la redacción, en este caso muta el
género discursivo al constituirse, desde su composición, en arena del debate.
Finalmente, cabe mencionar el manuscrito más radicalmente distinto de
toda la tradición. Se trata de BNM 1342 (N3), el cual se presenta como los
libros sexto a décimo (de Alfonso X a Alfonso XI)7 de una la segunda parte

5 El episodio del magnicidio de Alfaro funciona como enxemplo negativo en Crónica del Rey don
Juan Primero de Pero López de Ayala (Ferro, 2009, 150-152).
6 Las glosas fueron relevadas íntegramente en Saracino (2010a, xxxviii-xlvi).
7 El libro primero trata el reinado de Alfonso X, el segundo y el tercero refieren los períodos de
Sancho IV y Fernando IV respectivamente, mientras que los libros cuarto y quinto tratan, por un
lado, las tutorías de Alfonso XI y, por otro, su reinado.
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de “las Crónicas de España” de fuente muy poco clara, cuya primera parte se
encuentra perdida. Catalán (1955, 235) propone que se trata de un resumen
apresurado de los contenidos de C3R, postulado al cual adhiere Paula K.
Rodgers (1987, 88). Sin embargo, Rosende, en su tesis sobre la tradición
de la Crónica de Fernando IV (2010), ha planteado que puede tratarse del
resumen de una crónica anterior a la de Sánchez de Valladolid, posiblemente
relacionada con la GCAXI. Como se trata de un testimonio que ha mutado
a tal punto que se torna muy difícil establecer su fuente, aunque más no sea
para ubicarlo tentativamente en alguna zona del stemma.
El debate acerca de si el texto medieval –y puntualmente el texto cronís-
tico– es esencialmente mutable, es decir, si en sus orígenes ha sido concebido
de esta manera es una cuestión que divide paradigmas dentro del debate
ecdótico a la hora de responder al interrogante “¿Qué implica dar a cono-
cer un texto medieval?”. Por una parte, tendríamos lo que Nadia Altschul
denomina el “paradigma autorial”, el cual se podría definir, en términos de
Morocho Gayo, de la siguiente manera:
La Crítica Textual es la disciplina que, basada en sus propios métodos y
recogiendo la experiencia de varios siglos, pretende fijar un texto, general-
mente literario, tal y como salió de las manos de su autor, depurándolo de
las imperfecciones y errores, así como de los aciertos que en dicho texto
acumularon la intervención de los hombres y el paso del tiempo (1982, 27).
Desde esta óptica, que ha sido la que ha prevalecido en el estudio y la
edición de obras medievales, toda la historia del texto –desde los elementos
más triviales hasta aquellos que, desde nuestro punto de vista, se tornan sig-
nificativos– ingresan dentro del conjunto heterogéneo de “imperfecciones,
errores y aciertos” de los cuales el texto –fuertemente determinado por una
capacidad de lectura moderna– debe librarse para alcanzar un estado prístino
que, como podemos ver, al menos en la tradición de la C3R, resulta muy
difícil de probar a la luz de los testimonios conservados.
Sin necesidad de asumir posturas radicales, como la de John Dagenais
(1994), en la cual acaba por ser abolido el nivel diacrónico del texto medie-
val en pos de argumentar a favor de la supremacía de la singular realidad
manuscrita, el panorama complejo y heterogéneo de estas tradiciones activas
(Vàrvaro, 1970) nos convoca, de un tiempo a esta parte, al diseño de nuevos
paradigmas, en los cuales la búsqueda de un texto hipotético, lo más cercano
al arquetipo, editado en un formato libro, no sea el centro y la meta de la prác-
tica, sino que se constituya en un necesario punto de partida, una referencia,
desde donde sea posible vislumbrar la mutación de cada texto en particular
a lo largo de toda su tradición. Nuevos paradigmas, más atentos a la cultura
del manuscrito, nos permiten concebir una historia literaria no sólo centrada
en la generación de las obras, sino también atenta a contemplar, un elemento
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esencial, en toda época y en toda literatura, pero muy especialmente en el


período medieval, como es la historia del texto en su constante proceso vital
de reescritura y resignificación, es decir, en un plano más general, los modos
concretos de producción y difusión del conocimiento en la Edad Media.

Bibliografía

Altschul, Nadia, 2003. “Difracción, collatio Morocho Gayo, Gaspar, 1982. “Sobre crítica
externa y diasistemas: de la cultura del ma- textual y disciplinas afines”, Anales de la
nuscrito y la crítica textual”, La corónica, Universidad de Murcia, 40: 27-36.
32.1: 187-204.
Rodgers, Paula K., 1987. Prolegomena to a
Catalán, Diego, 1955. Un cronista anónimo critical edition of the “Crónica de Alfonso
del siglo XIV. Canarias: La Laguna. X”. Michigan: Ann Arbor.
Catalán, Diego, 1992. La Estoria de España Rosende, Marcelo, 2010. El texto en el tiem-
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Valenciana, vol 3, pp. 1123-32. di Archeologia, Lettere e Belle Arti di Napo-
li, XLV: 73-117.

Resumen:
Los principales problemas de variación que presenta la Crónica de Sancho IV nos insta a
diseñar nuevos paradigmas, en los cuales la búsqueda de un texto hipotético, lo más cercano
al arquetipo, editado en un formato libro, no sea el centro y la meta de la práctica, sino que se
constituya en un necesario punto de partida desde donde sea posible vislumbrar la mutación de
200 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR

cada texto en particular a lo largo de toda su tradición y concebir una historia de la literatura
medieval no sólo centrada en la generación de las obras, sino también en su constante proceso
vital de reescritura y resignificación.

Palabras clave:
Ecdótica, Crónica de Sancho IV, Fernán Sánchez de Valladolid, manuscritos.

Abstract:
The main variation problems presented by the manuscript tradition of Crónica de Sancho IV
urge us to design new paradigms. According to these, the search of a hypothetic text as close
as possible to the archetype and edited in a modern book format is not the centre nor the goal
of the work. It is only a necessary starting point for visualizing the mutation of each particular
text throughout its tradition. It is also a necessary task aimed to conceive the history of medieval
literature focusing not only on works generation, but also on their constant and vital process
of rewriting and resignifying.

Keywords:
Ecdotics, Crónica de Sancho IV, Fernán Sánchez de Valladolid, manuscripts.

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