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FUMIGACIONES ¿CUAL ES LA VERDAD?

Desde hace mucho tiempo se habla, se plantea y se discute si los agroquímicos,


en especial el glifosato, causan perjuicio a la salud y al medio ambiente.
Recordemos que el glifosato, un herbicida diseñado para matar malezas y todo un
emblema del sistema productivo vigente, se usa en Argentina más que en ningún
otro lado del mundo.

En noviembre del 2018 el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos confirmó el


fallo que prohibía las fumigaciones con agroquímicos en los alrededores de las
escuelas rurales, lo que reinstaló un debate que divide al sector agrícola y a los
ambientalistas.

De un lado, se sostiene que basta con el cumplimiento de las llamadas Buenas


Prácticas Agrícolas (BPA), que son una serie de recomendaciones técnicas al
aplicador para minimizar la salida de los agroquímicos de las parcelas. Postura
que recibió el apoyo del presidente de la Nación Mauricio Macri quien consideró
que el fallo de Entre Ríos es "irresponsable" porque "pone en riesgo más del 20%
de la capacidad productiva agroindustrial de la provincia". Del otro, alegan que
nadie puede controlar las condiciones climáticas en un campo después de las
pulverizaciones (por ejemplo, un cambio en la dirección del viento), por lo que el
cumplimiento de las BPA no garantiza nada.

En nuestra provincia, específicamente en el pueblo de Canals, más de la mitad de


las muertes de sus vecinos fueron por cáncer, de acuerdo con un relevamiento
elaborado por la Red de Pueblo Fumigados, y para los vecinos no hay otro
culpable que los agroquímicos. Con el apoyo de la Red Universitaria de Ambiente
y Salud, los médicos Medardo Ávila Vázquez, Adolfo Estrella, el psicólogo Carlos
Zubiri y el politólogo Martín Garay se unieron a la asamblea para investigar el caso
y luego de un arduo trabajo arribaron a la conclusión de que en el período
analizado hubo 111 muertes, de las cuales 66, es decir, el 55%, fueron por cáncer.

Otro caso es el de la Localidad de Monte Maíz, donde una investigación detectó


que el 39% de los vecinos habían muerto por cáncer en 2013. Esa investigación
también encontró otros datos alarmantes al comparar los hallazgos con
estadísticas nacionales: la tasa de abortos espontáneos de mujeres en edad
reproductiva es 4,8 veces más alta, hay un 25% más de enfermedades
respiratorias, tres veces más colagenopatías y el doble de casos de diabetes tipo
II e hipotiroidismo.
Recientemente Cosquín se sumó a la lista de localidades que se oponen al uso
del glifosato, el Concejo Deliberante otorgó el aval a un proyecto para prohibir la
aplicación de herbicida tanto en las zonas urbanas y periurbanos como también en
las áreas que involucran la Reserva Natural Camín y el Río Yuspe.

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, que depende de la


Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que hay pruebas de que el
glifosato puede causar cáncer, dañar el ADN y alterar cromosomas. Además,
según la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, en Argentina una de cada cinco
personas muere de cáncer en las zonas rurales del país expuestas a los
plaguicidas.

Como se puede ver hay dos posiciones muy encontradas, pero ¿cuál es la
verdad?, ¿es cierto que los agroquímicos bien aplicados no causan ningún
perjuicio a la salud? O empezamos a analizar la cantidad de casos de pueblos
fumigados que se están haciendo escuchar sus voces. Lamentablemente los
casos de vecinos pidiendo justicia y una solución concreta aumenten cada día
mas y en todo el país. Pero me queda preguntar ¿que se está esperando?,
¿estudios científicos sobre las consecuencias que determinen si los agroquímicos
causan o no daños a la salud y al ambiente? ¿Qué aumente la tasa de
enfermedades y mortandad y se demuestre que es a causa de las fumigaciones?
O ¿Qué sean las empresas que fabrican estos productos las que reconozcan que
los mismos son perjudiciales? Por el momento no hay respuestas concretas, solo
es “AGROQUIMICOS: capacidad productiva y económica vs. daños a salud y al
ambiente”.

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