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Los arquetipos sistémicos son patrones de comportamiento que se repiten de modo isomorfo
en muchas organizaciones; en realidad son inherentes al comportamiento humano.
Estos patrones de comportamiento humano que imprimen carácter a los sistemas donde
desarrollan los hombres su actividad, pueden ser representados y modelizados empleando
las técnicas de Dinámica de Sistemas. Pues bien, los arquetipos de comportamiento humano
se basan en último extremo en la combinación de tipos de bucles.
Los dos más importantes, y que más influyen en el comportamiento de las organizaciones
son el denominado “límites al crecimiento” y el “desplazamiento de carga”. El primero no es
otra cosa que un bucle de realimentación mixta, reforzadora y compensadora, y el segundo
es una combinación de tres bucles, dos compensadores y uno reforzador.
Podríamos sentenciar este arquetipo como que “Frente a toda iniciativa que genera
crecimiento, más tarde o más temprano aparece una fuerza de signo contrario que ralentiza,
detiene e incluso invierte el crecimiento”.
Hay un proceso amplificador o reforzador, que predomina durante un tiempo, frente a otro
proceso compensador que en una segunda fase invierte el proceso.
De esta forma nace el concepto de “eficiencia”, que indica la relación entre los medios
empleados y los resultados obtenidos. Eficiente es lo que consume menos recursos. Este
término es equivalente al de “coste/efectividad”, en el sentido que es más coste efectiva
aquella solución que a igualdad de coste respecto de otra, produce más elementos de
consumo, o presta un mejor servicio, o es más rápido, o de más calidad, o más útil, o que
resuelve mejor el problema que ha de abordar, etc. Por tanto, los límites al crecimiento nos
hacen mejores gestores de nuestros recursos y gastarlos con más eficiencia.
F.3 Arquetipo de límites al crecimiento aplicado al mercado
Las leyes del mercado también cumplen este arquetipo, por cuanto que, cuando aparece un
producto estrella del que hay indicios razonables de que va a arrasar el mercado,
rápidamente, otros competidores tratarán de “imitar” y sacar al mercado productos similares
con el fin de que el primero no monopolice el sector. Durante los primeros decenios de la
Informática IBM ha sido el gran padre, la empresa líder sin discusión. Pero lenta aunque
inexorablemente, el mercado ha ido reaccionando de modo que han ido apareciendo otras
empresas que, todas juntas han ido “limitando” el crecimiento de IBM, ganando cada vez
más proporción de mercado.
Así es el cambio, y de esta forma, surgen bucles compensadores que se enfrentan a una
dinámica de cambio que, insisto, casi siempre se aborda salvo casos de previsión admirable,
por la vía de los hechos y cuando la alternativa es la quiebra.
Este es el segundo gran arquetipo. Es la mejor expresión del denominado “síndrome del
corto plazo” u obsesión por resolver los problemas urgentes “ya”, aunque luego tenga efectos
negativos para la empresa. Es decir, resolvamos el problema de ahora, que mañana será
otro día.
El desplazamiento de carga es sinónimo de la búsqueda de soluciones a corto plazo. Y así
se trata de actuar, cuando se ve que inicialmente se mejoran los indicadores de actividad.
Sin embargo, estas medidas no hacen de hecho otra cosa que alterar el funcionamiento a
largo plazo de la organización.
F.5 Arquetipo de desplazamiento de carga
Este es un arquetipo en el que se cae con demasiada frecuencia. Es el arquetipo de la
miopía de los seres humanos, tanto en el escenario empresarial, como social, e incluso
personal y familiar. Además la sensación de euforia que puede producir el éxito inicial nos
nubla la vista, y no nos hace ver las consecuencias a veces devastadoras que este éxito
puede tener con el paso del tiempo.
Si se analizan todos estos diagramas de influencia, vemos que el problema radica en los
retardos o demoras. Es decir, la solución sintomática es inmediata, se resuelve pronto, y los
síntomas o problemas parecen solucionarse con gran rapidez, lo que provoca la euforia de
todos. Pero, primero, al no atacar la causa última el problema por sí mismo no se resuelve,
el origen de los mismos permanece, y continuará provocando nuevos problemas, que
tratarán de resolverse aplicando la solución sintomática, lo que seguirá dando victorias a
corto. Segundo, no ejercitar las habilidades para resolver los problemas atacando a la causa
que los provoca hace que seamos con el tiempo incapaces de, aunque quisiéramos,
aprender y tratar de resolver el problema con las medidas adecuadas. Tercero, los retardos
enmascaran los efectos secundarios, que aparecen mucho más tarde. La carencia de
habilidades para resolver el problema adecuadamente no se percibe hasta años o muchos
años más tarde, cuando aplacar los síntomas es ya inútil por la magnitud del problema. Por
otra parte, es cierto que la solución adecuada de los problemas requiere mucho más
esfuerzo, dedicación, a veces sufrimiento, y además, los efectos muy frecuentemente no son
inmediatos, sino que hay que saber esperar. Mezcladas todas estas cosas caer en la
tentación de desplazar las cargas es a veces inevitable. Podríamos pensar que visto así, esto
es cosa de necios e incautos, pero no nos engañemos, todos sin excepción hemos caído
alguna vez en nuestra vida en esta trampa.
Pues bien, esa lucha interior entre nuestro sueño y nuestra realidad tiene sorprendentemente
una representación gráfica mediante un diagrama de influencias.
F.8 Arquetipo de erosión de metas
La lectura de este arquetipo es la siguiente:
1.- La brecha entre nuestra realidad y nuestra meta nos incita a corto plazo a bajar nuestras
aspiraciones (+ presiones para ajustar la meta)
2.- Ese ajuste a la baja, provoca un descenso del nivel de nuestras pretensiones (- meta).
4.- Por otra parte, la solución adecuada que es perseguir nuestra meta generaría tanto más
acciones para mejorar nuestras condiciones cuanto más grande sea la brecha.
5.- Problema: estas acciones encaminadas a alcanzar nuestra meta, primero son difíciles,
requieren esfuerzos, y sobre todo no se recogen los frutos inmediatamente, sino que hay que
sembrar, cuidar y esperar a la cosecha.
Este arquetipo que claramente nos podemos aplicar todos en nuestra vida personal, se
puede aplicar perfectamente a las empresas cuando relaja sus niveles de exigencia en
calidad, rapidez de servicio, tiempos de entrega, vida media de los equipos, a fuerza de no
poder o no interesarle alcanzar dichas metas. Suele suceder esto cuando hay ciertos visos
de monopolio, economía de escala que aleja el temor de la competencia. Esto relaja las
exigencias de la empresa. Estas situaciones se pueden mantener mientras la empresa goce
del privilegio de un dominio del mercado. Pero más tarde o más temprano el mercado
responde y los clientes, que no son tontos, cambiarán de proveedor.
Erosionar metas no es el camino. Los criterios de calidad que se están imponiendo a todos
los niveles no lo permiten.