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INTRODUCCIÓN

¿Sabías que el grafito de tu lápiz y el diamante están conformados únicamente por carbono?
El plástico, la gasolina y la miel poseen en su estructura molecular al átomo de carbono. A
diferencia del grafito y del diamante, estos objetos tienen otros elementos en su
composición. El grafito y el diamante son las únicas moléculas en la naturaleza formadas
sólo por carbono, las demás moléculas orgánicas contienen cadenas de carbono en las que
se unen átomos de hidrógeno, oxígeno y nitrógeno para formas lípidos, carbohidratos,
proteínas y ácidos nucleicos formando los compuestos orgánicos que integran la materia
viva. El átomo de carbono, es un elemento químico esencial que pertenece al mundo
mineral y a la materia viva. Está ubicado en el periodo 2, grupo IV (no metales) de la tabla
periódica de los elementos químicos, tiene cuatro electrones de valencia en su último nivel
de energía y es un elemento de transición entre los electropositivos y electronegativos.
El carbono es uno de los elementos presentes en todo tipo de sustancias, se encuentra en los
combustibles fósiles como el petróleo y el gas natural: compuestos formados de restos de
animales y plantas en descomposición. El carbono también se encuentra formando
compuestos inorgánicos como en los sulfatos, carbonatos, monóxido y dióxido de carbono.
El carbono puede formar más compuestos que ningún otro elemento, debido a que los
átomos de carbono tienen la capacidad de formar enlaces carbono-carbono en forma
simple, doble y triple, y también pueden formar cadenas y estructuras cíclicas.
HISTORIA

No se sabe muy bien, pero parece que de forma conocida, el carbón mineral empezó a
utilizarse como combustible en China, hace unos 2000 años. También se dice que los
ingleses conocieron su uso por aquella época y que de ellos aprendieron los romanos. El
antiguo mundo no conoció, o no utilizó, el carbón mineral.

Por el contrario, sí existen referencias muy antiguas del uso del carbón vegetal que, como
se ha dicho, se obtiene por calentamiento de la madera en ausencia de oxígeno. Se tienen
datos de que a partir del siglo XI el carbón mineral ya se utilizaba en Inglaterra, y en el
siglo XIII los ingleses lo explotaban y lo transportaban en barcos a Londres y otros puntos
de consumo para producir calor.

Existe un manuscrito donde se menciona el uso de carbón para uso doméstico y se tienen
datos oficiales de una concesión de explotación, en forma de privilegio concedido en 1259
por Enrique II a los habitantes de Newcastle, para hacer excavaciones con objeto de extraer
carbón de los campos de su castillo.

No obstante, durante una época el carbón fue denostado en Inglaterra y sometido a


impuestos, ya que no había necesidad de él en una sociedad de vida sencilla y con
abundantes bosques. Fue el crecimiento de Londres, y la progresiva desaparición de
bosques y maderas lo que hizo que en el siglo XVII tomara cuerpo el comercio de hulla
para satisfacer la demanda de las ciudades que estaban en continuo crecimiento.
En 1670 se descubrió que al calentar carbón se obtenía un gas luminoso. Un siglo después
William Murdock iluminaba su casa con gas obtenido de la destilación del carbón.

En el siglo XVIII se descubrieron en Norteamérica los grandes yacimientos de carbón y su


consumo empezó a ser imparable. Se sabe que a pequeña escala lo habían utilizado los
indios Hopi, en la actual Arizona.

El siglo XIX consolidó la generalización de la extracción y consumo de carbón utilizado


para el desarrollo industrial de los países y el ferrocarril.

La primera Guerra Mundial consolidó al carbón como principal fuente de energía, aunque
posteriormente (poco antes de la segunda Guerra Mundial) el petróleo sustituyó al carbón
en ese papel preponderante como fuente de energía.

A partir de los años ochenta (siglo XX), y hasta nuestros días, la importancia del carbón es
indiscutible; y aunque existe una tendencia a disminuir su participación relativa en el
conjunto de fuentes de energía de los países más avanzados, esto no ocurre en los que están
en vías de gran desarrollo industrial, como China, India, Brasil, etcétera.

En la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, España precisaba
importar carbón, si bien a finales del siglo XIX la minería del carbón ya había logrado un
cierto desarrollo.

El retraso alentado por las facilidades para la entrada de carbón extranjero y la merma de
los costes de los transportes al aprovechar los barcos el retorno a sus puntos de origen,
cargados de cobre del Suroeste de España, aceite y productos agrícolas, se mantuvo hasta
que el incremento de los costes, el fuerte crecimiento de la siderurgia vasca y el desarrollo
del ferrocarril, facilitaron y requirieron de manera clara un desarrollo de la minería del
carbón en España.

El carbón, durante la primera mitad del siglo XX pasó por diversas vicisitudes sorteando las
crisis de las dos grandes guerras mundiales y teniendo siempre un papel muy importante
como fuente de energía. Tras la segunda guerra mundial, el petróleo le quitó algo de
protagonismo, pero el carbón siempre ha sido muy importante.

En la actualidad, desde una perspectiva general, puede decirse que los países avanzados que
tienen grandes reservas de carbón mantienen su consumo tratando de utilizar tecnologías
más limpias y eficientes, compatibilizando su uso con energías renovables, gas natural,
etcétera. En algunos países, entre los que se encuentra España, actualmente existe un
rechazo social importante a la energía nuclear, y mientras que no se resuelva el problema de
generación de energía no contaminante, dominada tecnológicamente por el hombre, segura
y que esté disponible en cantidades suficientes el carbón será necesario y se seguirá
utilizando.

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