Análisis del Capítulo 1 del libro “Ciudades Para un Pequeño Planeta”.
Por: Daniel Alberto Naranjo Palacio
Ante la inminente creciente poblacional, el planeta cada vez más se ve afectado por el desequilibrio que existe entre la población y el uso de los recursos, lo cual afecta directamente el medio ambiente, resulta totalmente irónico que la principal amenaza de este último sean nuestras propias ciudades. Habitar las ciudades no puede convertirse entonces, en un modelo de destrucción ambiental, la idea del capítulo 1 del libro “Ciudades Para un Pequeño Planeta”, nos plantea de la idea de que debemos ser conscientes y consecuentes a la hora de construir ciudad, y como se menciona de manera textual: “la arquitectura y la planificación urbana pueden evolucionar para aportar herramientas imprescindibles encaminadas a salvar nuestro futuro, creando ciudades que produzcan entornos sostenibles y civilizadores”. Debemos pues, abandonar la idea de construir por construir o por satisfacer una simple necesidad, debemos solucionar nuestros problemas actuales pero teniendo siempre una mirada objetiva hacia el futuro garantizando a las próximas generaciones condiciones óptimas para el normal desarrollo de la vida. Como estudiantes de arquitectura, tendremos la obligación de hacer nuestros proyectos sostenibles y poner en eje central el cuidado del medio ambiente, empezar a cambiar la idea de ciudad que desequilibra el planeta y construir nuestras ciudades partiendo de la conciencia, el uso y el cuidado de los recursos. La desigualdad social también es un tema que genera un gran impacto ambiental, la gran brecha que existe entre los ricos y los pobres trae consigo consecuencias que desenlazan en la inestabilidad urbana. Cada día la pobreza en nuestro país incrementa y la mayoría de esa gente pobre vive al límite de las condiciones habitables las cuales acentúan la precariedad, todo esto genera una cadena de injusticia social que a fin de cuentas termina afectando directamente en el medioambiente. Una cita muy apropiada del libro es: “no puede existir armonía ciudadana ni mejoras medioambientales sin el respeto por los derechos humanos y la paz”. Al final, todo esto se trata de un tema cultural, la ciudad es vista como el desarrollo del consumismo olvidando a veces su sentido de comunidad y mostrando su interés sólo por el desarrollo individual. No podemos dejar que desaparezcan los espacios públicos puesto que cada vez más las personas se encapsulan solo en 4 paredes desprendidos de todo sentido social. La ciudad en su idea más utópica es pensada para integrar una comunidad, así pues, debemos apropiarnos de ella, se deben pensar ciudades sostenibles, ciudades que activen la vida urbana, pero a su vez, se deben formar ciudadanos responsables y consecuentes con el entorno, ciudadanos que se apropien de la ciudad ya que al final de cuentas son ellos los que le dan vida a los espacios, y es allí, en esos espacios, donde se construye una sociedad urbana.