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PROBLEMAS AMBIENTALES, EVALUACIÓN AMBIENTAL E IMPACTO

AMBIENTAL

3.2.1. Problemas Ambientales

3.2.1.1. Calentamiento Global

El calentamiento global y sus consecuencias 1

Desde fines del siglo XIX, los científicos han observado un aumento gradual en la
temperatura promedio de la superficie del planeta. Este aumento se estima que ha
sido de entre 0.5ºF y 1.0ºF. Los diez años más calientes del siglo XX ocurrieron
entre 1985 y 2000, siendo 1998 el año más caliente del que se tenga datos. Este
calentamiento ha reducido las áreas cubiertas de nieve en el hemisferio norte, y ha
ocasionado que muchos de los témpanos de hielo que flotaban en el Océano Ártico
se hayan derretido. Recientemente también se ha observado cómo, debido a este
aumento en temperatura, grandes porciones de hielo de Antártica se han separado
del resto de la masa polar, reduciendo así el tamaño del continente helado.

Causas del calentamiento global

Gracias a la presencia en la atmósfera de CO2 y de otros gases responsables del


efecto invernadero, parte de la radiación solar que llega hasta la Tierra es retenida
en la atmósfera. Como resultado de esta retención de calor, la temperatura
promedio sobre la superficie de la Tierra alcanza unos 60ºF, lo que es propicio para
el desarrollo de la vida en el planeta. No obstante, como consecuencia de la quema
de combustibles fósiles y de otras actividades humanas asociadas al proceso de
industrialización, la concentración de estos gases en la atmósfera ha aumentado de
forma considerable en los últimos años. Esto ha ocasionado que la atmósfera

1 Bird Lillian, Molinelli José. El calentamiento global y sus consecuencias. Documento descargado de
http://www.alianzageografica.org/leccioncalentglobal.pdf
retenga más calor de lo debido, y es la causa de lo que hoy conocemos como el
calentamiento o cambio climático global.

Consecuencias del calentamiento global

Clima: El calentamiento global ha ocasionado un aumento en la temperatura


promedio de la superficie de la Tierra. A causa de la fusión de porciones del hielo
polar, el nivel del mar sufrió un alza de 4-8 pulgadas durante el pasado siglo, y se
estima que habrá de continuar aumentando. La magnitud y frecuencia de las lluvias
también ha aumentado debido a un incremento en la evaporación de los cuerpos de
agua superficiales ocasionado por el aumento en temperatura.

Los científicos estiman que la temperatura promedio de la superficie terrestre puede


llegar a aumentar hasta 4.5ºF en el-2-transcurso de los próximos 50 años (2001-
2050), y hasta10ºF durante este siglo. Este incremento en la evaporación de agua
resultará en un aumento en la intensidad y frecuencia de los huracanes y tormentas.
También será la causa de que la humedad del suelo se reduzca debido al alto índice
de evaporación, y que el nivel del mar aumente un promedio de casi 2 pies en las
costas del continente americano y el Caribe.

Salud - Un aumento en la temperatura de la superficie de la Tierra traerá como


consecuencia un aumento en las enfermedades respiratorias y cardiovasculares,
las enfermedades infecciosas causadas por mosquitos y plagas tropicales, y en la
postración y deshidratación debida al calor. Los sistemas cardiovascular y
respiratorio se afectan debido a que, bajo condiciones de calor, la persona debe
ejercer un esfuerzo mayor para realizar cualquier actividad, poniendo mayor presión
sobre dichos sistemas.

Por otra parte, como las zonas tropicales se extenderán hacia latitudes más altas,
los mosquitos y otras plagas responsables del dengue, la malaria, el cólera y la
fiebre amarilla en los trópicos afectarán a una porción mayor de la población del
mundo, aumentando el número de muertes a causa de estas enfermedades.

Calidad de aguas superficiales, A pesar de que incrementará la magnitud y


frecuencia de eventos de lluvia, el nivel de agua en los lagos y ríos disminuirá debido
a la evaporación adicional causada por el aumento en la temperatura.

Algunos ríos de flujo permanente podrían secarse durante algunas épocas del año,
y ríos cuyas aguas se utilizan para la generación de energía eléctrica sufrirían una
reducción en productividad. El aumento en temperatura aumentará la demanda por
agua potable, pero reducirá los niveles de producción de los embalses ya que los
niveles de agua bajarán.

Al disminuir el nivel de agua en lagos, embalses, ríos y quebradas, el efecto


potencial de los contaminantes será mayor, ya que aumentará su concentración
relativa al agua presente en los mismos. Al aumentar la magnitud y frecuencia de
las lluvias, aumentará también la incidencia e intensidad de inundaciones, así como
la sedimentación de cuerpos de agua producto de la alta escorrentía y la baja
humedad del terreno. Los humedales de tierra adentro, ecosistemas acuáticos poco
profundos, también se reducirán de tamaño debido a la evaporación.

Calidad de aguas subterráneas, Un acuífero es una fuente de abastos de agua


subterránea. El nivel superior del agua en un acuífero se conoce como el nivel
freático. Como consecuencia del aumento en temperatura, el nivel freático bajará
debido a la evaporación, disminuyendo así la cantidad de agua disponible en el
acuífero. Por otra parte, al aumentar el nivel del mar el agua salada podría penetrar
hacia los acuíferos costeros, haciendo que sus aguas se salinicen y no sean aptas
para consumo humano.
Ecosistemas terrestres, Como consecuencia del calentamiento global, la región
tropical se extenderá hacia latitudes más altas, y la región de bosques de pinos se
extenderá hacia regiones que hoy forman parte de la tundra y la taiga.

De perder los suelos su humedad por efecto de la evaporación, muchas áreas ahora
cubiertas de vegetación podrían quedar secas, ensanchándose la región desértica
del planeta. En las llanuras continentales, la escasez de agua causada por el
aumento en temperatura podría convertir estas regiones (como la pampa argentina
y las grandes llanuras de Norte América) en terrenos no aptos para la ganadería,
principal renglón de la economía para los habitantes de estas regiones

Ecosistemas costeros, Los ecosistemas costeros —manglares, arrecifes de coral,


sistemas playeros, estuarios, y otros— se afectarían significativamente, ya que un
alza en el nivel del mar inundaría las áreas de humedales costeros, causaría un
aumento en la erosión costera y salinizaría las aguas en la parte baja de los ríos y
en los acuíferos costeros. Las edificaciones muy cercanas a la costa podrían verse
afectadas por la acción del oleaje, que podría socavar sus cimientos. Los arrecifes
de coral, cuya función es la de proteger a los manglares y playas del oleaje y la
erosión costera, quedarían a mayor profundidad bajo el mar.

También se afectaría la entrada de luz solar hasta el fondo del arrecife, afectando
así los procesos de fotosíntesis de especies esenciales para la vida del coral, así
como su capacidad para detener el oleaje y evitar que impacte la costa.

La agricultura - Debido a la evaporación de agua de la superficie del terreno y al


aumento en la magnitud y frecuencia de lluvias e inundaciones, los suelos se
tornarán más secos y perderán nutrientes con mayor facilidad al éstos ser
removidos por la escorrentía. Esto cambiará las características del suelo, haciendo
necesario que los agricultores se ajusten a las nuevas condiciones. La necesidad
de recurrir a la irrigación será esencial durante las épocas de sequía, que debido a
la evaporación serán más comunes que al presente. Las temperaturas más
elevadas también propiciarán la reproducción de algunos insectos como la mosca
blanca y las langostas (un tipo de esperanza), que causan enfermedades de plantas
y afectan la producción de cultivos.

La flora y la fauna, Debido a los cambios climáticos y a los cambios en los


ecosistemas terrestres, la vegetación característica de cada región se verá
afectada. Los bosques de pinos se desplazarán hacia latitudes más altas, la
vegetación tropical se extenderá sobre una franja más ancha de la superficie
terrestre, y la flora típica de la tundra y la taiga, ocupará un área más reducida.

Como consecuencia, al alterarse la vegetación característica de muchas reservas


naturales, así designadas para proteger el hábitat de especies amenazadas, estas
reservas podrían dejar de ser el hábitat ideal para las mismas, ocasionando su
extinción. De igual manera, al ocurrir el proceso de desertificación en algunas áreas
también se destruirá el hábitat de muchas especies, causando su extinción.

En cuanto a los hábitats acuáticos, al aumentar la temperatura de los cuerpos de


agua superficiales la concentración de oxígeno disuelto presente en los mismos se
reducirá. Esto hará que algunas de las especies acuáticas no puedan sobrevivir
bajo estas condiciones, causando su eliminación en dichos cuerpos de agua. De
afectarse los estuarios y manglares por el exceso de salinización y el oleaje, muchas
especies de animales que inician su vida allí tampoco subsistirán.

3.2.1.2. Destrucción de la capa de ozono

“La capa de ozono está siendo afectada por el uso creciente de clorofluorocarbonos
(CFC - compuestos de flúor -), que se emplean en refrigeración, aire acondicionado,
disolventes de limpieza, materiales de empaquetado y aerosoles”.

Efectos de la pérdida de ozono


Cáncer de la piel, quemaduras de sol, cataratas en los ojos y disminución del
sistema inmunológico.

Daño a los animales terrestres y acuáticos y a las plantas. Puede reducir la vida
silvestre, las cosechas y los organismos marinos.

Los halocarbonos, el agotamiento del ozono y el cambio climático2

¿Cuáles han sido en el pasado, y cuáles son en el presente, los efectos de las
SAO y sus sustitutos en el clima de la Tierra y la capa de ozono?

Los halocarbonos, y en particular las SAO, han contribuido al forzamiento radiativo


directo positivo 3 y al aumento conexo de la temperatura media sobre la superficie
terrestre a nivel mundial (véase el gráfico RRP-2). Se estima que el forzamiento
radiativo directo positivo causado por el incremento de la producción industrial de
halocarbonos destructores o no de la capa de ozono fue, entre 1750 y 2000, de 0,33
± 0,03 W m–2, lo que representa alrededor del 13% del forzamiento total causado
por el aumento de los gases de efecto invernadero homogeneizados en el mismo
período. La mayor parte del aumento de los halocarbonos se ha producido en los
últimos decenios. En el período 2001–2003, las concentraciones atmosféricas de
CFC se mantuvieron estables o disminuyeron (0 a –3% por año, dependiendo del
gas), mientras que los halones, así como los hidroclorofluorocarbonos (HCFC) y los
HFC utilizados como sustitutos, registraron un crecimiento (+1 a +3% por año, +3 a
+7% por año, y +13 a +17% por año respectivamente). [1.1, 1.2, 1.5 y 2.3] 4

2 Capítulo 2 del libro. LA PROTECCIÓN DE LA CAPA DE OZONO Y EL CAMBIO CLIMÁTICO MUNDIAL. Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y Grupo de Evaluación Tecnológica y Económica. Naciones
Unidas.
3 El forzamiento radiactivo es una medida de la influencia que un factor ejerce en la modificación del equilibrio entre la energía
entrante y saliente en el sistema Tierra-atmósfera, y es un índice de la importancia del factor como mecanismo potencial de
cambio climático. Se expresa en vatios por metro cuadrado (W m–2). Un gas de efecto invernadero causa un forzamiento
radiactivo directo mediante la absorción y emisión de radiación y puede provocar un forzamiento radiactivo indirecto mediante
las interacciones químicas que influyen en otros gases o partículas de efecto invernadero.
4 Los números entre corchetes corresponden a las secciones del informe principal donde puede encontrarse el material y las
referencias en que se basa el párrafo.
El agotamiento del ozono estratosférico que se viene observando desde 1970 se
debe principalmente al aumento de las concentraciones de compuestos reactivos
de cloro y bromo causado por la degradación de SAO antropógenas, entre ellas los
halones, los CFC, los HCFC, el metil cloroformo (CH3CCl3), el tetracloruro de
carbono (CCl4) y el bromuro de metilo (CH3Br). [1.3 y 1.4]

El agotamiento del ozono produce un forzamiento radiativo negativo del clima, que
es un efecto indirecto de enfriamiento causado por las SAO (véase el gráfico RRP-
2). Se cree que los cambios en la capa de ozono producen un forzamiento radiativo
de aproximadamente –0,15 ± 0,10 W m–2 calculado como promedio mundial. La
gran incertidumbre que existe con respecto al forzamiento radiativo indirecto
causado por las SAO se debe principalmente a las incertidumbres en la distribución
vertical detallada del agotamiento del ozono. Es muy probable 5 que la magnitud de
este efecto indirecto sea menor que la del forzamiento radiativo directo positivo
causado exclusivamente por las SAO (0,32 ± 0,03 Wm–2). [1.1, 1.2 y 1.5]

El calentamiento producido por las SAO y el enfriamiento vinculado al agotamiento


del ozono son dos mecanismos de forzamiento climático claramente diferenciados
que no se compensan simplemente entre sí. La distribución espacial y estacional
del efecto de enfriamiento del agotamiento del ozono es diferente a la del efecto de
calentamiento. Hay unos pocos estudios estadísticos y de modelización del clima
mundial que sugieren que el agotamiento del ozono es un mecanismo que puede
afectar a los regímenes de variabilidad del clima que son importantes para la
circulación troposférica y la temperatura en ambos hemisferios. No obstante, los
cambios observados en esos regímenes no pueden atribuirse en forma inequívoca
al agotamiento del ozono. [1.3 y 1.5]

5 En el presente resumen para responsables de políticas se utilizan, cuando corresponde, los términos siguientes para indicar
estimaciones de confianza subjetivas: muy probable (90 a 99% de posibilidades); probable (66 a 90% de posibilidades);
improbable (10 a 33% de posibilidades) y muy improbable (1 a 10%
de posibilidades).
Cada tipo de gas ha tenido distintos efectos de calentamiento atmosférico tipo
invernadero y de agotamiento de la capa de ozono (véase el gráfico RRP-2),
dependiendo principalmente de sus emisiones anteriores, su eficacia como gas de
efecto invernadero, su tiempo de permanencia en la atmósfera y la cantidad de cloro
y/o bromo contenida en cada molécula. Los gases que contienen bromo por lo
general contribuyen mucho más al enfriamiento que al calentamiento, mientras que
los CFC y los HCFC con- tribuyen más al calentamiento que al enfriamiento. Los
HFC y los PFC contribuyen solamente al calentamiento. [1.5 y 2.5]

¿En qué medida repercute la eliminación gradual de las SAO en los esfuerzos
para contrarrestar el cambio climático y el agotamiento de la capa de ozono?
Las medidas adoptadas en virtud del Protocolo de Montreal han conducido a la
sustitución de los CFC por los HCFC, los HFC y otras sustancias y procesos. Debido
a que los productos sustitutivos tienen en general un menor potencial de
calentamiento mundial6 (PCM) y a que las emisiones totales de halocarbonos han
disminuido, sus emisiones combinadas en términos de CO2 equivalente
(ponderadas en valores de PCM directo) se han reducido. Las emisiones
combinadas de CFC, HCFC y HFC estimadas sobre la base de observaciones
atmosféricas y expresadas en términos de CO2 equivalente se redujeron de
aproximadamente 7,5 ± 0,4 GtCO2-eq por año en 1990 a 2,5 ± 0,2 GtCO2-eq por
año en 2000, lo que equivale a alrededor del 33% y 10%, respectivamente, de las
emisiones anuales de CO2 producidas por la quema de combustibles fósiles a nivel
mundial. Los niveles de cloro estratosférico prácticamente se han estabilizado y es
posible que hayan comenzado a declinar. [1.2, 2.3 y 2.5]

El amoníaco y los hidrocarburos (HC) utilizados como sustitutos de los halocarbonos


permanecen en la atmósfera por períodos que se extienden de días a meses, y es
muy probable que los forzamientos radiativos directos e indirectos vinculados a su
uso como sustancias sustitutivas tengan un efecto insignificante en el clima mundial.
Es posible que también deban considerarse los cambios en las emisiones
relacionadas con la energía que se atribuyen al uso de estas sustancias sustitutivas.

De acuerdo con el escenario sin cambios que se describe en el presente informe


(situación hipotética en la que todo sigue igual; en inglés: Business-As-Usual), se
estima que el forzamiento radiativo directo causado por los HFC en 2015 será de
aproximadamente 0,030 W m-2; y según los escenarios de emisiones del Informe
especial sobre escenarios de emisiones (IE-EE) del IPCC, el forzamiento radiativo
de los PFC9 en 2015 será de alrededor de 0,006 W m-2. Esos forzamientos
radiativos causados por los HFC y los PFC corresponden aproximadamente al 1,0%
y 0,2%, respectivamente, del forzamiento radiativo que se estima producirán todos
los gases de efecto invernadero homogeneizados en 2015, mientras que la
contribución de las SAO a ese forzamiento será de alrededor del 10%. Si bien en

6 El PCM es un índice que compara el impacto climático de una emisión por impulsos de un gas de efecto invernadero con el
que produce la emisión de la misma cantidad de CO2, integrada a lo largo de un horizonte temporal fij o
este informe se centra la atención principalmente en los escenarios elaborados para
el período que termina en 2015, también se consideraron los escenarios del IE-EE
del IPCC correspondientes al período posterior a 2015, pero sin someterlos a una
nueva evaluación. Los escenarios del IE-EE proyectan un crecimiento importante
del forzamiento radiativo causado por los HFC en los próximos decenios, pero es
probable que las estimaciones sean muy inciertas debido a las crecientes
incertidumbres en cuanto a las prácticas y políticas tecnológicas. [1.5, 2.5 y 11.5].

Las observaciones y los cálculos de los modelos indican que actualmente el


agotamiento del ozono calculado como promedio mundial está casi estabilizado (por
ejemplo, véase el gráfico RRP-3). Si bien se prevé que el ozono mostrará una
variabilidad considerable de un año para otro, incluso en las regiones polares, donde
su agotamiento es mayor, se espera que la capa de ozono comience a recuperarse
en los próximos decenios debido a la disminución de las concentraciones de SAO,
suponiendo que se cumpla plenamente el Protocolo de Montreal. [1.2 y 1.4].

En el largo plazo, los aumentos proyectados de otros gases de efecto invernadero


podrían ejercer una influencia cada vez mayor en la capa de ozono, al enfriar la
estratosfera y modificar la circulación estratosférica. Como resultado del efecto de
enfriamiento y de la reducción de las concentraciones de SAO, es probable que el
ozono aumente en la mayor parte de la estratosfera, pero podría reducirse en
algunas regiones, entre ellas el Ártico. Sin embargo, los efectos de los cambios en
la circulación atmosférica asociados al cambio climático podrían ser mayores que
estos factores, y hoy en día el efecto neto sobre el ozono total causado por el
aumento de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero es
incierto, tanto en cuanto a su magnitud como a su signo. De acuerdo con los
modelos actuales, es muy improbable que se produzca en el Ártico un “agujero de
ozono” similar al que se observa actualmente sobre la Antártida. [1.4].

Los efectos relativos de calentamiento y enfriamiento que tendrán en el futuro las


emisiones de CFC, HCFC, HFC, PFC y halones dependen del tiempo de vida de
esos gases, de sus propiedades químicas y del momento de emisión (véase el
cuadro RRP-1). El tiempo de permanencia en la atmósfera es de entre uno y 20
años en el caso de la mayoría de los HFC y HCFC; de varios decenios hasta siglos
en el caso de algunos HFC y la mayoría de los halones y los CFC; y de entre 1 000
y 50 000 años en el caso de los PFC. El PCM directo de los halocarbonos varía
entre cinco y más de 10 000. Las proyecciones indican que el enfriamiento indirecto
causado por las SAO cesará una vez que se recupere la capa de ozono, de modo
que los valores del PCM asociado al efecto de enfriamiento indirecto dependen del
año de emisión, del cumplimiento del Protocolo de Montreal y del tiempo de vida de
los gases. Estos valores del PCM indirecto están sujetos a incertidumbres mucho
mayores que los valores del PCM directo. [1.5, 2.2 y 2.5].

3.2.1.3. Lluvia ácida

La lluvia ácida es aquella lluvia, que debido a la contaminación cuenta, en su


composición, con ciertos montos de ácido nítrico o ácido sulfúrico.
La lluvia ácida es provocada por los humos y los gases emitidos por los automóviles
y las industrias. Estos humos y gases emitidos suelen contener dióxido de azufre,
el que se mezcla con el vapor de agua, haciendo que la lluvia contenga ácido
sulfúrico. Por otra parte, si los gases emitidos contienen nitrógenos, entonces al
mezclarse con el vapor de agua, entonces la lluvia caerá con ácido nítrico.

Las consecuencias de la lluvia ácida son múltiples. Entre los efectos más comunes
se encuentra el efecto negativo que produce sobre el crecimiento de las plantas, las
que sufren un importante debilitamiento y la caída de sus hojas. Además éstos
ácidos destruyen ciertos elementos esenciales de los suelos y depositan metales
nocivos como el aluminio, afectando e interfiriendo en la respiración y fotosíntesis
de las plantas.

Sus efectos en la ciudad también se sienten, ya que dichos ácidos reacciones con
los minerales metálicos, formando sales, como el carbonato de calcio, más conocido
como yeso. Por lo tanto, produce la erosión tanto de edificios como monumentos,
entre otros. Lo anterior ocurre cuando la lluvia arrastra el yeso y el ácido que posee
erosiona las piedras.

La cantidad de ácido nítrico y sulfúrico que caen en nuestros suelos es acumulativo


y, progresivamente, implica que las aguas subterráneas también comienzan a
contaminarse, trayendo consecuencias graves en la salud humana. Entre estos
efectos se encuentra la presencia de metales en la cadena alimenticia, haciendo
que los huesos, hígado y riñones comiencen a acumular plomo.

Si las lluvias ácidas continúan y no hacemos algo urgente al respecto, entonces a


lo largo del tiempo seremos testigos de la desaparición de nuestros bosques, con
todo lo que esto implica.

Acidificación
Se debe a la emisión de dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno que al interactuar
con la luz del sol, la humedad y los oxidantes presentes en la atmósfera producen
ácido sulfúrico y nítrico, que son transportados por la circulación atmosférica y caen
a la tierra, arrastrados por la lluvia y la nieve en la llamada lluvia ácida, o en forma
de depósitos secos, partículas y gases atmosféricos

3.2.1.4. Contaminación hídrica: uso de sustancias químicas

¿Cuáles son las consecuencias de la sustitución de las SAO respecto de la


calidad del aire y otros factores ambientales relacionados con la química
atmosférica?

Se cree que la sustitución de las SAO por HFC, PFC y otros gases como los
hidrocarburos en los equipos de aire acondicionado y refrigeración y en los agentes
espumantes no tendrá un efecto significativo en la química troposférica del planeta.
Algunos efectos reducidos, aunque no insignificantes, podrían producirse en las
proximidades de fuentes de emisiones localizadas y generar cierta preocupación,
por ejemplo en las zonas donde actualmente no se cumplen las normas locales. [2.4
y 2.6].

Los productos persistentes de la degradación de los HFC y HCFC (como el ácido


trifluoroacético, TFA) se eliminan de la atmósfera mediante procesos de deposición
y arrastre. Sin embargo, según algunos estudios de evaluación y vigilancia de los
riesgos ambientales, no es de esperar que alcancen niveles de concentración en el
medio ambiente que puedan causar daños importantes al ecosistema. Las
mediciones del TFA en el agua de mar indican que las fuentes antropógenas del
TFA son más pequeñas que sus fuentes naturales, pero estas últimas no han sido
aún identificadas totalmente. [2.4].
Otras sustancias químicas

Productos químicos cuya fabricación, procesado, distribución, uso y eliminación


representan un riesgo inasumible para la salud humana y el medio ambiente.

3.2.1.5. Radiación
Las centrales siempre liberan pequeñas cantidades de residuos nucleares en el
agua y la atmósfera, pero el principal peligro es la posibilidad de que se produzcan
accidentes nucleares, que liberan enormes cantidades de radiación al medio
ambiente, como ocurrió en Chernóbil, Ucrania, en 1986.

Átomos y Radiación7

Estructura de la materia

Toda la materia en nuestro universo está compuesta por átomos. Estos son los
ladrillos básicos de los elementos químicos (como el hidrógeno, el carbono, el
oxígeno, el hierro, el plomo, etc.). Cada átomo tiene un diminuto núcleo central
cargado positivamente y varios electrones. Los electrones tienen una carga
eléctrica negativa y se mueven a gran velocidad, formando nubes de límites difusos
(también denominadas capas), alrededor del núcleo. El núcleo es normalmente 10
000 veces más pequeño que la nube electrónica, mientras que los electrones son
aún más pequeños que el núcleo. Eso significa que la mayor parte del átomo está
vacío y es difícil de representar, salvo en diagramas simplificados en gran medida.

El núcleo del átomo está compuesto por protones, que tienen una carga positiva
igual a la carga negativa del electrón y por neutrones que no tienen carga. 8 Un
átomo está compuesto por igual cantidad de protones que de electrones y, por
consiguiente, es eléctricamente neutro. Los átomos pueden combinarse con átomos
del mismo elemento y de otros elementos, para formar entidades más grandes,
eléctricamente neutras, denominadas moléculas. Por ejemplo, dos átomos de
oxígeno componen una molécula de oxígeno, y dos átomos de hidrógeno se
combinan con un átomo de oxígeno para constituir una molécula de agua.

7 Capítulo 2 del libro LA RADIACIÓN,LA GENTE Y EL AMBIENTE, de la Fundación T.E.A, Trabajo Educación y
Ambiente.2007
8 1 Para nuestro propósito, no es necesario detallar aquí la estructura fundamental de los protones y neutrones, o explicar
cómo se mantienen unidos en el núcleo.
Representación planetaria del átomo de oxígeno, con un núcleo de 8 protones y
8 neutrones dentro de 8 electrones orbitales.

El número de electrones en el átomo y, por lo tanto, el número de protones en el


núcleo, denominado número atómico otorga a cada elemento sus características
únicas. Por ejemplo, el número atómico del carbono es 6, mientras que el del plomo
es 82.

Debido a que los protones y los neutrones tienen casi la misma masa y son
muchísimo más pesados que los electrones, prácticamente toda la masa del átomo
se concentra en el núcleo, por ello a la suma de protones más neutrones se la
denomina número de masa. Podemos identificar un elemento químico por el número
de protones y neutrones que componen sus átomos y simplemente se puede usar
el nombre del elemento junto con el número de masa para especificar cada especie
o nucleido. Así, el carbono 12 es un nucleido con seis protones más seis neutrones,
el plomo 208, por su parte, es un nucleido con 82 protones y 126 neutrones. Los
nucleido de un elemento que tienen un número igual de protones, pero un número
diferente de neutrones, se denominan isótopos de dicho elemento. El hidrógeno,
por ejemplo, tiene tres isótopos: el hidrógeno 1 (hidrógeno común o protio, con un
núcleo de un solo protón), el hidrógeno 2 o deuterio. (un protón y un neutrón) y el
hidrógeno 3 o tritio (un protón y dos neutrones). El hierro tiene diez isótopos: del
hierro 52 al hierro 61, todos con los 26 protones que caracterizan el elemento, pero
con 26 a 35 neutrones.

Radiactividad y radiaciones
Si bien muchos nucleidos son estables, una gran mayoría no lo es. La estabilidad
está determinada, principalmente, por el equilibrio entre el número de neutrones y
protones del núcleo. En los núcleos estables de menor masa, ambos números son
iguales, mientras que los núcleos estables más grandes contienen levemente más
neutrones que protones.

Los núcleos que tienen una cantidad de neutrones excesiva con respecto a la de
protones, buscan transformarse en una estructura más estable, convirtiendo un
neutrón en un protón, emitiendo un electrón negativamente cargado o partícula
beta; este proceso es conocido como la desintegración beta. A su vez, los núcleos
con demasiados protones buscan estabilizarse transformando un protón en un
neutrón, mediante una forma diferente de desintegración beta: pierden una carga
positiva emitiendo un positrón, o sea un electrón con carga positiva.

Con frecuencia, esas transformaciones dejan en el núcleo un exceso de energía,


que en forma casi inmediata, en la mayoría de los casos, es disipada como radiación
gamma, que es un flujo de fotones de energía elevada, es decir, paquetes discretos
de energía sin masa o carga.9

Se denomina radiactividad a la transformación espontánea de un núcleo con su


consecuente emisión del exceso de energía como radiación ionizante. El proceso
de transformación se denomina desintegración o decaimiento y el nucleido que
transmuta y emite radiación se llama radionucleido. Algunos núcleos pesados, como
los actínidos se desintegran produciendo partículas alfa, constituidas por dos
protones y dos neutrones. Idéntica al núcleo del helio, la partícula alfa es mucho
más pesada que la partícula beta y transporta dos unidades de carga positiva.

9 La radiación gamma son ondas electromagnéticas y sólo difiere de las ondas de radio y de la luz visible por el tamaño de
su longitud de onda.
Durante las últimas décadas, se han producido artificialmente varios centenares de
isótopos radiactivos (radioisótopos) de los elementos, incluyendo, por ejemplo,
estroncio 90, cesio 137 y yodo 131.

También se han producido en cantidad nuevos elementos radiactivos, como el


prometio y el plutonio, aunque a este último también se lo puede encontrar en
la naturaleza, en micro cantidades, en los minerales de uranio. La velocidad de las
transformaciones espontáneas en una cantidad dada de material radiactivo es
conocida como actividad. La actividad se expresa en una unidad denominada
becquerel, símbolo Bq, donde 1 Bq es igual a unatransformación por segundo.
Recibió su nombre en homenaje al físico francés Henri Becquerel. Como la unidad
es muy pequeña, frecuentemente se utilizan múltiplos como el megabecquerel,MBq
igual a un millón de becquerel.

Un gramo de radio 226, por ejemplo, tiene una actividad de 37 000 MBq: esdecir
emite alrededor de 37 000 millones de partículas alfa cada segundo (la antigua
unidad de actividad, llamada curie –en homenaje a la científica francesa (nacida en
Polonia) Marie Curie fue originalmente definida como la actividad de un gramo de
radio).

Radionucleidos naturales

En la naturaleza existen numerosos radionucleidos. El carbono, por ejemplo, está


presente principalmente en forma de carbono 12, estable, con seis protones y seis
neutrones. La interacción de los rayos cósmicos con la atmósfera produce carbono
14, un radionucleido constituido por seis protones y ocho neutrones. El carbono 14,
con neutrones extra, decae trocando un neutrón en protón y emitiendo una par tícula
beta: de esa forma, el nucleido se transforma en nitrógeno 14, estable, con siete
protones y siete neutrones. La técnica de datación por carbono 14 se basa,
precisamente, en la medición de la emisión de radiación beta, en los materiales que
contienen carbono.

Otros radionucleidos naturales son resultantes de las sucesivas transformaciones


de las series de radionucleidos originados a par tir de la desintegración radiactiva
del uranio y del torio. Cada una de estas series o familias remata en un nucleido
estable del plomo, aunque dentro de cada familia también existen radionucleidos de
otros elementos. En la página anterior se muestra la serie del decaimiento del uranio
238, que concluye en el nucleido estable plomo 206; como se puede ver, una de
esas transformaciones conduce a la generación de radón 222, radionucleido que
tiene una impor tancia especial en la protección radiológica.
Energía de la radiación

La energía de las distintas clases de radiación –las par tículas alfa y beta y los rayos
gamma se expresa habitualmente en una unidad denominada electrón volt, cuyo
símbolo es eV. A menudo se utilizan múltiplos de esa unidad, como un millón o 106
electrón volt, representado MeV. Por ejemplo, la energía de las par tículas alfa
emitidas por el polonio 214 es de alrededor de 7,7 MeV. Las par tículas beta del
plomo 214, también formado en la serie del decaimiento del uranio 238, tienen una
energía máxima de 1,0 MeV, mientras los rayos gamma emitidos por el mismo
radionucleido tienen una energía de 0,35 MeV.

Periodo de semidesintegración

El tiempo requerido para reducir la actividad de un radionucleido a la mitad de su


valor original se denomina periodo de semidesintegración, símbolo t 1/2 (en
adelante, simplemente el periodo). Dicho de otra manera, es el lapso necesario
para que la mitad de los núcleos radiactivos de los átomos en una muestra
desaparezcan. Cada radionucleido tiene un periodo único; éste puede variar desde
fracciones de segundo hasta millardos de año. El periodo del yodo 131 es 8 días; el
del cesio 137, 30 años; el del carbono 14, 5730 años; el del plutonio 239, 24 000
años; y el del uranio 238, 4470 millones de años. En periodos sucesivos, la actividad
de un radionucleido se reduce por decaimiento a un 1/2, 1/4, 1/8, etc., de su valor
inicial. Esto significa que podemos predecir la actividad de una muestra dada. A
medida que la cantidad de un radionucleido disminuye, decrece proporcionalmente
la radiación que emite.

Tipos de radiación

La mayor parte de los tipos comunes de radiación proviene de materiales


radiactivos, aunque algunas de ellas también pueden ser producidas con equipos
especiales. El ejemplo más importante es el de los rayos x, que usualmente son
producidos disparando un haz de electrones contra un blanco metálico
(comúnmente tungsteno). Los electrones de los átomos del metal absorben la
energía del haz de electrones –en términos científicos, los átomos son excitados y
luego, a medida que se “relajan”, liberan energía en forma de rayos x. La radiación,
por consiguiente, proviene del metal pero no del núcleo atómico, a diferencia de la
radiación emitida por los materiales radiactivos. Por su modo de producción, no
existe un periodo (tiempo requerido para reducir la actividad) en los rayos x; cuando
se interrumpe el haz de electrones, simplemente la radiación desaparece.

La radiación alfa ( ) son núcleos del elemento helio cargados positivamente,


emitidos por un núcleo de un radionucleido de número atómico mayor que 83. Las
par tículas alfa, a pesar de su alta energía, sólo pueden recorrer distancias muy
limitadas en el aire (1-2 centímetros). Además, son absorbidas completamente por
una hoja de papel o la piel humana. No obstante, la radiación alfa puede ser
peligrosa si ingresa en el cuerpo humano por inhalación o ingestión, debido a que
puede provocar una exposición impor tante y, por ende, daño en tejidos tales como
el revestimiento del pulmón o del estómago.

La radiación beta ( ) son electrones emitidos por un núcleo inestable. Las partículas
beta, mucho más pequeñas que las alfa, pueden penetrar profundamente en
materiales o tejidos. La radiación beta puede ser absorbida comple-tamente por
láminas de plástico, vidrio o metal. Normalmente, no penetra más allá de la capa
superficial de la piel. Sin embargo, exposiciones prolongadas a emisores beta de
altas energías pueden causar quemaduras de la piel. Además, estos emisores
pueden ser peligrosos si son inhalados o ingeridos.

La radiación gamma ( ) son fotones de energía muy elevada, emitidos por un núcleo
inestable, frecuentemente a posteriori de la emisión de una par tícula beta. La
radiación gamma, cuando atraviesa la materia, produce ionización de los átomos,
principalmente por interacción con los electrones. Es muy penetrante y sólo
materiales densos como el acero o el plomo, de un espesor sustancial, pueden
proveer un buen blindaje. La radiación gamma, por consiguiente, puede causar
exposiciones impor tantes a los órganos internos, aunque no se haya inhalado o
ingerido el radionucleido que la emite.

Los rayos x también son fotones de energía alta, como la radiación gamma,
producidos artificialmente. Son igualmente penetrantes y la ausencia de un blindaje
de material denso en la fuente que los emite puede causar exposiciones
considerables a los órganos internos.

Los neutrones (n) son emitidos por núcleos inestables, especialmente durante la
fisión y la fusión nuclear. Si bien son un componente de los rayos cósmicos, los
neutrones, por lo común, son producidos ar tificialmente.

Debido a que son par tículas eléctricamente neu tras, los neutrones suelen ser muy
penetrantes y cuando interactúan con la materia o tejidos humanos causan la
emisión de radiación beta y gamma. Los neutrones, por consiguiente, demandan
blindajes impor tantes para reducir la exposición.

La radiación cósmica llega del espacio exterior. Es una mezcla de muchos tipos
de radiación, que incluye protones, par tículas alfa, electrones y otras par tículas,
poco comunes, de energías muy altas. A medida que penetran en la atmósfera,
inician complejas reacciones nucleares y por ello la radiación cósmica al nivel del
suelo está formada por una gran variedad de par tículas elementales. La mayor par
te de la dosis a ese nivel procede de los muones 10 y los electrones.

10 Los muones son partículas de carga equivalente a la de un electrón o un positrón y constituyen la componente más
penetrante de la radiación cósmica.

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