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MARCO TEÓRICO

1. GRANADILLA

La granadilla pertenece a la familia de las frutas de la pasión. Tiene forma circular,

pesa entre 110 Y 125 gr y un diámetro entre 5 y 7.5cms. La cáscara es fuerte, gruesa

y lisa de color anaranjado. La pulpa consiste en pequeñas semillas negras y

comestibles cubiertas con una masa jugosa, cristalina, transparente y de textura

gelatinosa. Su sabor es dulce y posee un agradable aroma. 

La granadilla, en frutoterapia, es la fruta pediátrica por excelencia. Contiene

importante cantidad de proteínas, es una activante del timo, estimulando el sistema

inmunológico y su crecimiento. También es rica en vitamina C. Fortalece y madura

el sistema digestivo de los bebés. Controla la hiperacidez, está indicada en el

reflujo, tanto en bebés como en adultos.

1.1 Sector agrícola

El cultivo de granadilla ha mostrado una tendencia decreciente en cuanto su

producción, área dedicada y rendimiento. De acuerdo con cifras de la Corporación

Colombia Internacional (CCI), para el año 2010, la producción de esta fruta se

redujo en 8,5% respecto al reporte del 2008, de igual forma los rendimientos se

redujeron considerablemente, pasando de un promedio de 11,4 toneladas por

hectárea en 2008 a 10,6 en el 2010 (Tabla 1). Más de la mitad del área cultivada

nacional se encuentra en el departamento del Huila (55,6%), ubicándose

principalmente en los municipios de La Argentina, Palestina y Garzón (Figura 2).


1.2 Beneficios de la Granadilla

2. Bebe de 6 meses

Al cumplir el sexto mes de vida, el bebé pesa una media de entre siete y ocho kilos

(según su sexo) y mide unos 65-67 centímetros. A los seis meses, ya controla

mucho más la parte superior del cuerpo, coge objetos con la mano y empieza a

manipularlos, y se lo lleva todo a la boca. En este sentido, es importante que no

dejes al alcance del bebé ningún objeto o pieza pequeña que pueda llevarse a la

boca, puesto que es su principal medio de exploración y conocimiento. También

empieza a sostener la espalda para sentarse, pero apoyado sobre la espalda.

A partir de los seis meses, la lactancia materna o artificial se puede empezar a

completar con otros alimentos. Normalmente, se empieza por la fruta. A

continuación, se pasa a las verduras y, poco a poco, a los cereales, la pasta de sopa,

y la crema de arroz. Lo importante es introducir cada nuevo alimento de forma

gradual, para habitual al pequeño poco a poco a los nuevos sabores y, sobre todo,

para identificar las posibles alergias alimentarias lo antes posible.


A partir de los 6 meses de edad los niños se ven afectados por el estreñimiento, ya

que ocurre al inicio de la alimentación complementaria. Según la nutricionista Clara

Rojas, el consumo exclusivo o abundante de los alimentos sin fibra, como papa,

plátano, arroz, la introducción de nuevos alimentos, como chocolate y golosinas, el

consumo insuficiente de agua, frutas y verduras, y la falta de un horario para el

consumo de los alimentos puede favorecer, en gran medida, el estreñimiento.

Es fundamental –según la experta Rojas– que los padres comiencen a conocer a sus

bebés y se percaten de los alimentos que le caen mal a su estómago para, así,

prevenirlos o combinarlos con alimentos que le permitan crear una mejor digestión.

3. Lactancia materna

El recién nacido no nace sabiendo mamar, nace con capacidad para aprender a

mamar, y desarrolla esta capacidad cuando se le facilita la experiencia en las

primeras 48 horas de vida. El reflejo de succión tiene la máxima respuesta a los

veinte-treinta minutos después del parto y este momento debería ser

aprovechado.

El éxito de la lactancia depende en parte de una buena predisposición y

convencimiento por parte de la madre; un entorno familiar, social y laboral

facilitador; la succión del recién nacido que estimula la secreción y la adecuada

alimentación de la madre, para poder garantizar el volumen y la calidad de la

leche que satisfaga las necesidades del bebé.

Durante este periodo se debe favorecer el desarrollo de los sentidos de modo

que se puede pasar de succión a cuchara, lo que permitirá paladear mejor, y

cambiar la textura, de líquido a triturado, y cuando ya tenga dientes a troceado.


La leche materna debe ser la principal fuente de alimento a esta edad, exclusiva

en los primeros meses, ya que la leche de mujer evoluciona y se adapta

perfectamente a las necesidades nutricionales y las características digestivas de

los lactantes hasta la introducción de la alimentación complementaria. No tiene

la misma composición al principio de la lactancia, que una vez que esta ya se ha

establecido, y tampoco es igual al principio de cada toma que al final de la

misma.

3.1 La leche materna pasa por las siguientes etapas:

Calostro: Es la primera segregación, un fluido amarillento y algo cremoso que


se produce durante los 3 ó 5 días después del parto. Contiene más proteínas,
vitaminas liposolubles y minerales que la leche madura, y es particularmente
rico en inmunoglobulinas (inmunoglobulina A o IgA), muy importante para la
inmunidad del niño frente a infecciones o contaminaciones en este periodo,
donde presenta inmadurez. La fórmula adaptada para lactantes no contiene IgA,
por lo que, si el bebé no la ha obtenido del calostro materno, se ve favorecido el
paso de alergenos (sustancias que provocan reacciones alérgicas) a través del
intestino.

Leche de transición: Es más acuosa, de un color blanco azulado y reemplaza al


calostro. Contiene mayores niveles de grasa, lactosa, vitaminas hidrosolubles y
calorías que el calostro, acercándose en su composición a la leche madura.

3.2 Fisiología digestiva del recién nacido y lactante

De los 4 a 6 mes el lactante es capaz de mantener la cabeza erguida y tiene un

control parcial del tronco, lo que facilita el proceso de alimentación. También

entre los 5-7 meses hay una sialorrea (salivación abundante) que coincide con el

desarrollo de la dentición. Debe permitirse al niño que juegue y pruebe sus


manos para que registre nuevas percepciones en la lengua. A esta edad madura

completamente la deglución y aparece una masticación rudimentaria, junto con

la erupción de los dientes la lengua va adquiriendo una posición más posterior.

Alrededor de los 8 meses empiezan a parecer estos movimientos rítmicos de

masticación, lo que junto a la aparición de los primeros dientes (6 a 8 meses) y

el desarrollo posterior de las destrezas motoras finas permite la incorporación

gradual de alimentos semisólidos y la participación creciente del niño en el acto

de alimentarse.
4. Sistema Digestivo

El aparato digestivo no sólo ejerce como órgano de absorción y secreción, sino

que también posee funciones de barrera, de regulación hormonal y de defensa.

Su maduración se inicia durante la gestación y su plena funcionalidad se alcanza

alrededor de los 5 años de edad.

El recién nacido presenta una inmadurez en su estructura, y en su funcionalidad,

que irán mejorando con el paso de los meses. El reflejo de succión-

deglución aparece desde el nacimiento, facilitando que el recién nacido se coja

al pecho y estimule la secreción de leche materna.

A nivel del esófago, se combina un tono muscular y una velocidad de tránsito

menores que en el adulto, que combinados con la inmadurez del esfínter que

separa el esófago del estómago y con que el vaciamiento gástrico es más lento,

conllevan que de forma fisiológica en algunos casos aparezcan regurgitaciones,

que irán mejorando con el paso de las semanas y que en la mayoría de bebés

desaparecen antes de los 6 meses de vida.

Otra característica de los primeros meses es la menor longitud del intestino

delgado y un tránsito intestinal más rápido en el recién nacido que en el

adulto, de unas 8h, que evoluciona a 15-18h en etapas posteriores de la vida.

A nivel digestivo, la saliva es muy escasa hasta los 6 meses en los que su

producción aumenta para ayudar a deglutir los alimentos semisólidos y sólidos

que empiezan a introducirse en la alimentación. La secreción de otros

compuestos y sustancias que ayudan a la digestión, como los enzimas digestivos

o el ácido clorhídrico que originan la acidez del estómago, también son


inferiores a los del adulto, y no alcanzan su total madurez hasta los 3 años de

vida.

Todas estas diferencias en el funcionamiento del sistema digestivo de los bebés

respecto a los niños de mayor edad son las que limitan el tipo de alimentos que

pueden formar parte de su dieta diaria. La composición de las leches infantiles,

y el orden de introducción de los diferentes alimentos en la diversificación

alimentaria se planifican en base a esta maduración, para conseguir la máxima

digestibilidad y tolerancia para el bebé.

En el caso de los bebés alimentados al pecho, nutrientes como los nucleótidos,

β-palmitato o los prebióticos y probióticos presentes en la leche materna

contribuyen positivamente en el desarrollo y maduración de las estructuras y

funciones del aparato gastrointestinal del bebé, y disminuyen el riesgo de

aparición de trastornos gastrointestinales (estreñimiento, diarrea…) derivados de

una inmadurez digestiva.

4.1 Lactante: primer año de vida

4.1.1 Alimentación en el primer año de vida

Las pautas nutricionales para esta edad vienen marcadas por las

recomendaciones e informes técnicos de la Organización de las Naciones

Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Comité de

Nutrición de la Academia Europea de Pediatría y el Comité de Nutrición

de la Sociedad Europea de Nutrición y Gastroenterología Pediátrica

(ESPGAN), y se adaptan a tres etapas bien diferenciadas:

Periodo lácteo. Por ser la leche el único alimento, sea leche humana o

artificial. Desde el nacimiento hasta los 4-6 meses aproximadamente.


Durante este período, el lactante es capaz de succionar y deglutir, pero

aún no ha desarrollado la capacidad de digerir ciertas proteínas y sus

riñones no están completamente desarrollados.

Periodo de transición, destete o BEIKOST. La edad mínima para

iniciar el Beikost es a partir del quinto o sexto mes de vida. En este

periodo se van introduciendo con prudencia alimentos no lácteos,

preparados de forma adecuada, en consistencia y cantidad, para no

alterar el ritmo de maduración digestiva y renal, así como el progresivo

desarrollo neuromuscular.

Periodo de maduración digestiva. La alimentación se debe de adaptar a

la capacidad digestiva y al estado de desarrollo fisiológico, haciendo

paulatina la introducción de nuevos alimentos.

4.1.2 Evolución del comportamiento hacia los alimentos

Tanto la madre como el bebé adquieren en el centro hospitalario donde

ha nacido un cierto ritmo de alimentación. Sin embargo, este puede no

ser el que al neonato le apetezca por naturaleza, por lo cual, durante la

primera semana en casa, la madre suele encontrarse con exigencias que

no tenía en el hospital y que le supondrán modificar las horas en que

debe darle de mamar, la duración de cada toma y hasta la forma en que

debe hacerse.

Al nacer, el niño está preparado para recibir alimentos líquidos, lo que

realiza con la ayuda de los reflejos de succión y deglución que permiten

la extracción de la leche y su paso hacia el estómago. Sin embargo, los

alimentos sólidos o semisólidos son rechazados por el empuje de la


lengua o reflejo de extrusión, el cual desaparece entre los cuatro y seis

meses, haciendo posible el inicio de la alimentación complementaria.

Alrededor de los siete u ocho meses empiezan a aparecer movimientos

rítmicos de masticación, lo que junto a la aparición de los primeros

dientes permite la incorporación gradual de alimentos semisólidos y la

participación creciente del niño en el acto de alimentarse. Entre los

nueve y los doce meses coge pequeños alimentos y comienza a

autoalimentarse. Así muestra capacidad para llevarse comida por sí solo

a la boca, aunque es incapaz de comer por sí sólo hasta al menos dos

años de edad, momento en que también está establecida totalmente la

visión, lo que permite una coordinación óculo–motora completa.

Durante este periodo se debe favorecer el desarrollo de los sentidos de

modo que se puede pasar de succión a cuchara, lo que permitirá paladear

mejor, y cambiar la textura, de líquido a triturado, y cuando ya tenga

dientes a troceado.

A partir del segundo semestre, es primordial enseñar a comer en el

sentido más amplio del término, desde masticar hasta la adquisición de

hábitos alimenticios correctos.

4.1.3 Reflejo de Succión

El reflejo de succión es un reflejo innato en los recién nacidos que les

permite poder alimentarse y garantizar su desarrollo. Se trata de un

reflejo inconsciente que se comienza a gestar en el útero materno y que

se prolonga durante los seis primeros meses de vida. Cuando los labios

del bebé entran en contacto con el pezón, comienza el proceso de


succión, gracias a este reflejo se puede garantizar un amamantamiento

eficaz.

En este reflejo, el mecanismo de succión se produce de un modo

especifico, los labios, la lengua y la mandíbula del bebé trabajan de

forma coordinada, los labios se afianzan sobre el pezón formando un

círculo, la cavidad bucal crea un vacío gracias a la presión ejercida del

pezón en el paladar. La presión ejercida provoca que la areola se aplane

logrando que la leche comience a fluir.

4.1.4 Músculos que intervienen

El músculo con acción más importante en la succión es el buccinador,

también participan el orbicular de los labios, el cuadrado y masetero.

Además, Intervienen los músculos extrínsecos e intrínsecos de la lengua

(transversos, palatogloso, linguales, faringogloso, hiogloso,

estilogloso, geniogloso, amigdalogloso).

4.2 Qué es la alimentación complementaria

Lo primero que hay que hacer es definir qué es la alimentación complementaria,

para saber a qué nos referimos. La alimentación principal de un bebé hasta el

año de vida es la leche. Es un "cachorrillo" humano y, como tal, precisa de la

leche de su madre para desarrollarse tal y como se espera que lo haga. En

ausencia de leche materna se le da leche artificial, que no es lo mismo, pero

solventa las necesidades nutricionales básicas del bebé (no así el tema del

desarrollo inmunológico, etc.).

La leche materna es el alimento que los bebés deben tomar hasta los seis meses

de vida. Hasta esa fecha, no hay nada mejor que ofrecerles, así que no se
recomienda que tomen nada más (el resto de alimentos, o tendrán menos

calorías o serán menos nutritivos). En caso de que tome leche artificial la

recomendación es la misma, mejor hasta los 6 meses con solo leche artificial.

Sin embargo, como la leche artificial no tiene las mismas propiedades que la

leche materna, se permite en muchas guías que los bebés que toman biberón

empiecen con la alimentación complementaria antes, entre los 4 y los 6 meses.

Nunca, nunca, se debe empezar antes de los 4 meses.

El objetivo de que empiece a comer a los 6 meses es empezar a complementar

a la leche materna. No sustituir, en realidad, sino complementar. Seguir dando

el pecho a demanda, pero empezar a darles comida con una cuchara para que

empiecen a probar nuevos sabores, a conocer nuevas texturas, a masticar y a ir

comiendo, ya, los alimentos que comerá el resto de su vida.

4.2.1 ¿Cuánto debe comer un bebé?

Como todo es cuestión de aprendizaje, no hay en realidad una cantidad

predefinida de alimento que deba tomar. De hecho, al principio, se

sugiere que se le den una o dos cucharadas del ingrediente que se le vaya

a ofrecer y, cada día, si lo acepta, ir aumentando. En este sentido se dice

que, de igual modo que hasta los 6 meses el bebé tomaba leche a

demanda, a partir de los 6 meses tiene que seguir comiendo a

demanda.
Por si quedan dudas a este respecto, rescato un gráfico que publiqué hace

tiempo que deja bastante clarito cuánto tienen que comer los niños:

Ya lo veis. Un niño de seis meses puede necesitar comer más que un

niño de 2 años de edad (el máximo del de 6 meses son 779 kcal/día y el

mínimo del de 2 años 729 kcal/d). Como no sabemos cuál es nuestro

hijo, si el que necesita el máximo de lo que dice la tabla o si es el que

necesita el mínimo, querer saber cuánto tiene que comer un niño es

innecesario, así que debe ser el niño el que decida cuánto comer.

4.2.2 ¿Triturado o en papillas?

Hasta hace unos años la alimentación complementaria se ofrecía siempre

en papilla para que el bebé hiciera con ella lo mismo que con la leche,

tragar sin masticar. Sin embargo, algunos teóricos empezaron a pensar

que era un poco absurdo acostumbrarle a la papilla para que luego se

tuvieran que acostumbrar a la textura semi-sólida, y recomendaron

alimenta
r

directamente con trozos. A esta corriente se la denominó "Baby Led

Weaning" y los niños que lo han probado con éxito han dejado a sus

padres boquiabiertos y muy felices, pues casi desde el primer día comen

lo mismo que ellos.

No es una técnica que funcione con todos los bebés (y lo digo por

experiencia), pues muchos niños optan por mover la comida en la boca y

acabarla escupiendo. Otros se atragantan hasta más no poder y, como

toda madre tiene un límite de sustos, a la que ve que sucede en dos o tres

ocasiones, prefiere dejarlo para más adelante y recuperar la tradición de

décadas atrás.

Vamos, que lo ideal es que coman trozos desde el principio, porque es lo

más cómodo para todos, pero la opción del puré o papilla siempre queda

ahí por si acaso se considera necesaria. Si no sabéis muy bien cómo

hacer que coman trozos, os dejo esta entrada en la que ofrecemos unas

cuantas ideas.
4.2.3 ¿Has dicho cuchara, o puedo meter la comida en el biberón?

Bien, lo único que se puede meter en un biberón es cereales y zumo,

porque sé de madres que han intentado meter verdura y no han tenido

mucho éxito. El zumo no es un alimento muy recomendable ni para los

bebés ni para los niños, por ser altamente calórico y escasamente

nutritivo, así que mejor que coman fruta. Los cereales en el biberón

tampoco se recomiendan, pues no generan ningún aprendizaje en el niño

y porque, si se hace en todos los biberones, la concentración del alimento

puede ser demasiado alta (en referencia a la cantidad de líquido) y ser

perjudicial.

4.2.3.1 ¿Cómo empezar?

Tiempo atrás había muchas normas en relación a los alimentos. Unos

se daban a una edad determinada, otros a otra, había que esperar un

montón de días entre alimentos, el gluten se daba tarde y, en general,

era todo un poco complicado. Ahora sabemos que en realidad es todo

más fácil de lo que lo explicábamos y casi se puede decir que, en

esto de dar alimentos a los bebés, solo hay una regla: ofrecer los

alimentos de uno en uno.

De uno en uno quiere decir que el primer día que le ofrecemos algo

de comer solo le podemos dar una cosa (que llamaremos ingrediente

A). El primer día le damos el ingrediente A. Lo prueba, lo escupe, lo

vuelve a probar, traga un poco, tira otro poco al suelo, se restriega el

resto por la cara, la ropa y el pelo, prueba otro poco, traga otro poco
y pide teta (esto sucederá casi siempre... que después de comer, por

poco o mucho que coma, pedirá teta).

Durante la tarde y la noche observamos que todo esté bien: que no

vomite, que no tenga diarrea, que no haga eccemas o ronchas en la

piel, que no se le hinchen los párpados, la lengua, etc. (si se hincha

algo, corriendo para el hospital). Vamos, que hay que observar

durante un día que el alimento que ha probado no le sienta mal para

que, en caso de que sospechemos reacción alérgica o intolerancia, lo

retiremos de su dieta.

El segundo día ofrecemos el ingrediente B. Como además ya ha

probado el A, podemos juntar A y B en la misma toma o, si no pegan

ni con cola, dar B en algún momento del día y repetir A en otro

momento. De nuevo, observamos un día entero a nuestro bebé para

descartar que el nuevo alimento B le siente mal.

El tercer día, añadimos el ingrediente C, que se sumará a lo largo del

día con A y B, si es que ambos le sentaron bien. Y así lo hacemos día

a día hasta que haya probado unos cuantos. No hace falta que todos

los días pruebe algo nuevo. No hay prisa en realidad, pero sí hay que

tener claro que todo lo que queramos que pruebe debe estar


separado al menos un día de la novedad anterior.

Lo recomendable es ofrecerlo en la hora del desayuno o en la hora de

la comida, porque así, si hay una reacción alérgica, no nos pilla

durmiendo (nada de inventos por la noche). Además, interesa hacerlo

en momentos en que estemos mamá o papá y tengamos coche, por si

hay que correr al hospital. Dejarle a la abuela la responsabilidad de

ofrecer nuevos alimentos, y que en caso de urgencia la pille sola con


el bebé sin posibilidad de llevarle a urgencias puede ser un trauma

para ella y peligroso para el bebé.

4.2.3.2 Fruta

También son un tipo de alimento con pocas calorías (menos que la

leche materna), por lo que debemos ofrecerlas en pequeñas

cantidades para que puedan seguir con la leche y otros alimentos con

más calorías. A partir de los 6 meses pueden comer cualquier

fruta. Antiguamente se esperaba para el melocotón hasta los 12

meses, para las fresas hasta los 18 meses, por ejemplo, pero como ya

he explicado más arriba, actualmente no hay ningún estudio que

recomiende esperar más allá de los 6 meses a la hora de ofrecer

alimentos potencialmente alergénicos.

El zumo, aunque proviene de la fruta, se considera más un refresco

hipercalórico que una bebida sana. Lo es, porque para lograr un vaso

de zumo son necesarias dos o tres piezas de fruta, y entonces lo que

se está bebiendo un niño cuando se bebe un vaso de zumo es lo

equiparable a esas 2-3 frutas enteras, así de golpe, y sin la fibra de la

fruta, que se ha quedado en lo que ha sobrado. Lo recomendable en

este sentido es que los bebés consuman cuanto menos zumo de

fruta, mejor. Y los niños, pues igual, máximo medio vaso de zumo

al día (tiene tantas calorías provenientes de los azúcares de la fruta

que quitan el hambre al niño, cuando podría estar comiendo en

sustitución otras cosas más sanas).

4.2.3.3 Cereales
Los cereales son el trigo, maíz, cebada, avena, centeno, mijo, arroz,

quinoa, amaranto,... y en realidad, aunque hay papillas de 8 cereales,

no es necesario que los prueben todos si luego en su vida no va a

comer de muchos de ellos (no conozco a nadie que coma mijo, por

ejemplo). De hecho, ni siquiera es necesario que coman cereales en

polvo, pues desde los 6 meses podemos darles arroz, pan, galletas y

pasta, siendo preferible, de inicio, no pasarnos con los cereales que

llevan gluten (avena, trigo, cebada, centeno,...) o sea, que maíz y

arroz sin problemas, pero las cosas que contengan gluten, con

precaución al principio.

La recomendación actual es dar un poquito cada día durante más o

menos un mes, para que el cuerpo se vaya acostumbrando y el riesgo

de celiquía sea menor. Un estudio reciente dice que esto no está

demostrado que sea mejor, y probablemente tenga razón, pero por

ahora, hasta que se establezca una recomendación más o menos

oficial, seguimos diciendo lo mismo, poco de inicio durante unas

semanas y luego ir aumentando la cantidad de cereales con gluten.


4.2.3.4 Carne

Pueden comer cualquier carne desde los 6 meses de edad. De

inicio, las más recomendables son el pollo y el conejo, por ser de

animales pequeños. La carne de ternera, al ser de un animal más

grande, tiene más colágeno y la digestión puede ser un poco más

difícil. La de cerdo, por su parte, también puede ser indigesta y se

recomienda el solomillo, por ser una carne más jugosa y sin nervios.
Los embutidos, por la cantidad de sal, conservantes y colorantes, y

por el bajo porcentaje de carne que toma en realidad el bebé, pueden

ofrecerse desde los 6 meses pero siempre de manera muy puntual.

4.2.3.5 Pescado y marisco

Con el pescado llevan muchos años mareando la perdiz y hemos

visto recomendaciones que iban desde los 9 meses hasta los 3 años,

según a quién preguntaras. Gracias a la revisión de estudios

comentada sabemos que los bebés pueden comer pescado desde los

6 meses, aunque habría que evitar darles peces grandes, por la

cantidad de mercurio que acumulan (pez espada, tiburón, atún y

lucio), que podrán comer con moderación a partir de los 3 años (la

culpa no es de los niños ni de los peces, sino del mercurio que llega

al mar de las industrias).

En lo que respecta al marisco, es especialista en acumular cadmio,

que también es tóxico, y por eso no se recomienda ofrecerlo hasta

que los niños tengan al menos 3 años.

4.2.3.6 Legumbres

Las legumbres pueden empezar a ofrecerse a los seis meses y, de

hecho, al ser ricas en hierro, se recomienda hacerlo, siendo

interesante acompañarlas de algún alimento rico en vitamina C para

que el hierro se absorba mejor: naranja, mandarina, tomate, etc.

Si por la piel de las legumbres el bebé sufre flatulencias es mejor

retirarla. Si aún quitando la piel, las legumbres siguen produciendo


flatulencias, es mejor esperar un tiempo para volver a ofrecerlas, o

darlas con moderación.

4.2.3.7 Huevo

El huevo es otro de los que no se daban hasta los 12 meses, pero que

pasa a poder comerse a partir de los seis meses también.

Leche y derivados

La leche artificial es un derivado de la leche de vaca, pero no entraría

a formar parte de este grupo porque, obviamente, en caso de

necesidad o de decisión de los padres, un bebé puede ser alimentado

con leche artificial desde e


l primer día de nacido. A partir de los seis meses los bebés pueden

tomar leche y derivados, aunque siempre con moderación.

Sigue siendo mejor la leche materna (lo es siempre) y sigue siendo

mejor la leche de fórmula, que la leche de vaca, que no se

recomienda hasta los 12 meses. En cuanto a yogures, actimeles, petit

suisses y todas esas cosas, pueden, pero el consejo es el mismo, con

moderación.

La razón es que son alimentos ricos en proteínas y si juntamos el

huevo, la carne, el pescado y los lácteos el bebé estará

tomando muchas más proteínas de las que necesita. En los tres

primeros casos, el aporte de hierro será una buena razón para

ofrecerlos, pero los lácteos son muy bajos en hierro. Entonces hay

que elegir: no pudiendo darle todos los alimentos ricos en proteínas,

vale más darle los que sean ricos en hierro.


Lo ideal es empezar con ellos a partir de los 12 meses y, por

entonces, que sean lácteos enteros, pues los desnatados no se

recomiendan hasta mínimo los 2 años de edad.

¿Los yogures de bebé? Exactamente la misma recomendación.

Tienen tal cantidad de proteínas (prácticamente igual que las de un

yogur normal) que no se entiende demasiado que sigan existiendo.

Ya digo, por que le den a un niño un yogur de vez en cuando no va a

pasar nada, pero mejor no hacerlo a menudo porque para proteínas ya

están las de los alimentos ricos en hierro y porque, para darle un

derivado de la leche de vaca sin modificar, pues para eso le damos

el pecho o, en su defecto, un biberón de leche artificial, más


adaptada al bebé.

Otros alimentos

La sal, como hemos dicho al hablar de los embutidos, no es

recomendable. Hace que los niños coman más de lo que necesitan ya

que es un sabor que les gusta. Además, se corre el riesgo de que se

acostumbren a este sabor y les cueste aceptar otros sabores menos


salados. Se recomienda moderación, y cuanto más tarden en empezar

a tomarla, mejor.

El azúcar produce el mismo efecto que la sal, haciendo que se coma

de más y que se acostumbren a ese sabor, pero con el añadido de que

es un alimento desmineralizador y que aporta muchas calorías y

pocos nutrientes, cuando un bebé necesita muchas calorías, pero

también mucho nutrientes. Se recomienda evitarla también en la

medida de lo posible.

La miel es la alternativa natural al azúcar ya que endulza igualmente,

pero puede contener esporas de Clostridium Botulinum, que pueden

ser absorbidas por el intestino inmaduro del lactante, produciendo

botulismo, y por eso se desaconseja su consumo en menores de 1

año.

Los frutos secos no se recomiendan por el riesgo de

atragantamiento, al ser pequeños y duros.

El aceite se puede ofrecer a partir de los seis meses para dar sabor y

calorías a algunos menús. El mejor, el de oliva.

Los alimentos integrales son más sanos ya que están menos

modificados, se recomiendan por encima de los que provienen de

harinas refinadas desde los seis meses.

El agua se empieza a ofrecer a los seis meses y, como todo lo demás,

se toma a demanda. Si tiene sed beberá más, si no la tiene, beberá

menos. No hay que forzar al niño a que se la beba porque muchos

alimentos ya llevan agua y quizás no tenga sed.


4.3 Estreñimiento en bebes

El estreñimiento en los bebés se presenta cuando la consistencia de las

deposiciones se hace más dura y su frecuencia se vuelve irregular, generando

molestias. Este trastorno intestinal es uno de los motivos de consulta

pediátrica más frecuente y en la mayoría de los casos se origina por causa

de un intestino lento o perezoso o por una dieta pobre en agua y fibra.

El estreñimiento en bebés es uno de los 10 motivos de consulta pediátrica en

Colombia. Este dolor se identifica en los menores con deposiciones duras, secas,

dolorosas; con posturas de retención y pujo, con esfuerzo, distensión abdominal,

sangrado rectal, deposiciones de gran diámetro, para el tamaño del niño, y

menos de tres por semana.

Según José Fernando Vera, gastroenterólogo pediatra jefe de sección de

Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica de la Fundación Santa Fe,

de Bogotá, el estreñimiento en bebés de 6 a 12 meses de edad se debe, en un 5

por ciento, a causas orgánicas (alergia alimentaria, anomalías anatómicas,

hipotiroidismo).

El 95 por ciento restante se refiere, principalmente, a la ausencia de lactancia

materna y uso temprano de fórmulas (leches de tarro). Esto es una respuesta de

un niño inteligente ante el dolor; es decir, hace que el niño ‘apriete’ el ano para

defenderse ante la aflicción, lo que produce acumulación y retención de materia

fecal y miedo a defecar. Al final: movimiento nulo del metabolismo, colon y

abdomen inflamado.
“La leche materna tiene lo que la leche de fórmula no: una estructura de

ácidos grasos y proteínas adecuadas que pone las heces más blandas y

facilita la evacuación, por lo que estriñen menos”, afirma Vera.

Sin embargo, no todos los pequeños que consuman leche de tarro padecerán de

esta patología. Esto también depende del ritmo intestinal propio, además de la

coordinación entre los movimientos de su intestino y de la relajación del esfínter

de su ano que maduran cada día.

A partir de los 6 meses de edad los niños se ven afectados por el estreñimiento,

ya que ocurre al inicio de la alimentación complementaria. Según la

nutricionista Clara Rojas, el consumo exclusivo o abundante de los alimentos

sin fibra, como papa, plátano, arroz, la introducción de nuevos alimentos, como

chocolate y golosinas, el consumo insuficiente de agua, frutas y verduras, y la

falta de un horario para el consumo de los alimentos puede favorecer, en gran

medida, el estreñimiento.

Es fundamental –según la experta Rojas– que los padres comiencen a conocer a

sus bebés y se percaten de los alimentos que le caen mal a su estómago para, así,

prevenirlos o combinarlos con alimentos que le permitan crear una mejor

digestión.

4.3.1 Síntomas

El bebé está nervioso e intranquilo.

Mueve las piernas incesantemente.

Se enrojece por el esfuerzo.

Presenta lloriqueos frecuentes.

Tiene cólicos y gases.


Así las cosas, si tu hijo tiene más de dos meses y presenta síntomas de

estreñimiento intenta darle 2 a 4 onzas de jugo de fruta (manzana,

ciruela, naranja, granadilla o uva) dos veces al día.

Para los bebes de 6 meses en adelante se recomienda el consumo de

alimentos naturales ricos en fibra como pera, durazno, papaya, acelga,

espinaca y avena, idealmente dos veces al día.

El consumo de agua es igualmente relevante en cualquiera de las etapas

en que se encuentre el bebé. Después de los 6 meses es ideal que tu bebé

tome dos onzas por la mañana y dos por la tarde. Al cumplir el primer

año de vida la cuota debe ser de un vaso de agua al día.

Si bien es normal que la leche de fórmula endurezca las deposiciones de

los bebés, se pueden evitar este tipo de efectos secundarios por medio de

dos medidas: dándoles agua y optando por las leches "anti-

estreñimiento" elaboradas con diferentes proporciones de grasa

precisamente para tratar de evitar este problema.

4.3.2 Buen manejo

Cuando el niño presenta estreñimiento, lo primero que deben hacer los

padres es mantener una lactancia continua, a libre demanda. “La leche

materna favorece las evacuaciones después de cada comida por un

reflejo llamado gastrocólico y por sus componentes nutricionales”,

explica el doctor.

La madre debe hidratarse continuamente, ingerir verduras, frutas y

cereales con fibra, y conservar una actitud serena y positiva ante el


amamantamiento. También debe mantener un buen descanso y reposo

cuando el niño lo permita. Incluso, tener adecuados hábitos alimenticios

y de salud desde el embarazo.

Ahora, si en algún momento el bebé requiere complementar la leche o

consume de fórmula, hay que consultar para saber cuál es la más

indicada.

Si el niño ya consume diferentes alimentos aparte de la leche materna, la

dieta con fibra en lactantes se obtiene con las cremas de verduras y

jugos, como granadilla y pitaya, puntualiza el experto.

Por su parte, la neonatóloga aclara que hay lactantes que demoran en

evacuar y se vuelven ansiosos e irritables, y, en general, solo expulsan

gases. “A ellos se les puede ayudar con masajes en abdomen (en sentido

de las manecillas del reloj), permitiendo que flexionen y estiren sus

piernas en forma periódica y suave; esto consigue que bajen su nivel de

ansiedad y puedan evacuar sin dolor ni molestia”.

4.4 Comer con cuchara

Déjasela para jugar

Compra para tu hijo una cuchara infantil (si son varias, mejor) y déjasela para

jugar durante unos días. Así se familiarizará con ella y dejará de resultarle un

objeto extraño. Recuerda que su primera cuchara debe ser pequeña (para que le

quepa bien en la boca), planita (para que no pueda contener mucho alimento) y

de plástico (es más agradable que el metal).

No metas la cuchara entera


Espera a que tu hijo abra la boca por voluntad propia (meterle el cubierto a la

fuerza es contraproducente), coge poca cantidad de alimento con la cuchara y

métele sólo la puntita, para que no le dé asco. Si se la metes entera en la boca le

darán arcadas, lo que le llevará a rechazar la cuchara y a no querer comer más.

Debe utilizar el labio superior.

Inclina ligeramente la cuchara para que caiga el alimento y sácasela de la boca

muy despacio, de manera que sea el pequeño quien recoja la comida con el labio

superior. Dominar la “práctica de barrido” resulta imprescindible para evitar que

la papilla o el puré se le caiga por las comisuras de los labios cuando empiece a

comer él solo, sin tu ayuda.

Da de comer al bebé en familia.

A partir de ahora, que ya es “mayor”, procura que todos los días haga al menos

una comida sentado a la mesa con vosotros. Esto despertará su interés por

probar comidas nuevas y por hacerlo como los mayores: utilizando la cuchara.

5. Movimientos Repetitivos

Se define por movimientos repetitivos (LMR), a los traumatismos músculo-

esqueléticos de origen laboral. Pueden afectar a las extremidades tanto superiores

como inferiores, y pueden producirse como consecuencia de trabajos que guardan

relación con malas posturas, movimientos difíciles o trabajos de carácter

sumamente repetitivo o rápido.

Las partes del cuerpo que mayormente son afectadas por lesiones de movimientos

repetitivos son las manos, muñecas, dedos, brazos, codos, hombros, cuello y

espalda. El trauma de los movimientos repetitivos es más frecuente que ocurra


después de aplicar presión o al realizar hacer el mismo movimiento continuamente

(fregar suelos, apretar tornillos, etc.)

Se entiende por movimiento repetitivo aquel que se produce cuando se da una de las

dos circunstancias siguientes:

 El ciclo principal que se repite tiene una duración inferior a los 30 segundos.

 Más del 50% del ciclo repetitivo es invertido por el movimiento responsable

de la fricción irritante.

El aumento de la presión sobre el nervio reduce el flujo sanguíneo; la falta de

nutrientes y de oxígeno causa diversas alteraciones de la conducción nerviosa,

apareciendo los primeros síntomas iniciales de neuropatía periférica. Si la

compresión persiste, el nervio empieza a presentar una tumefacción y la vaina de

mielina, que desempeña un importante papel en la conducción nerviosa, empieza a

adelgazarse y a sufrir una degeneración. Los principales síntomas desencadenantes

por factores laborales son: el síndrome del túnel cubital y el síndrome del túnel

carpiano.

5.1 Método RULA

5.1.1 Evaluación de la carga postural

5.1.2 Fundamentos del método

Uno de los factores de riesgo más comúnmente asociados a la aparición

de trastornos de tipo músculo-esqueléticos es la excesiva carga postural.

Si se adoptan posturas inadecuadas de forma continuada o repetida en el

trabajo se genera fatiga y, a la larga, pueden ocasionarse problemas de


salud. Así pues, la evaluación de la carga postural o carga estática, y su

reducción en caso de ser necesario, es una de las medidas fundamentales

a adoptar en la mejora de puestos de trabajo.

Existen diversos métodos que permiten la evaluación del riesgo asociado

a la carga postural, diferenciándose por el ámbito de aplicación, la

evaluación de posturas individuales o por conjuntos de posturas, los

condicionantes para su aplicación o por las partes del curpo evaluadas o

consideradas para su evaluación. Uno de los métodos observacionales

para la evaluación de posturas más extendido en la práctica es el método

RULA.

El método RULA fue desarrollado en 1993 por McAtamney y Corlett,

de la Universidad de Nottingham (Institute for Occupational

Ergonomics), con el objetivo de evaluar la exposición de los trabajadores

a factores de riesgo que originan una elevada carga postural y que

pueden ocasionar trastornos en los miembros superiores del cuerpo. Para

la evaluación del riesgo se consideran el método la postura adoptada, la

duración y frecuencia de ésta y las fuerzas ejercidas cuando se mantiene.

Para una determinada postura RULA obtendrá una puntuación a partir de

la cual se establece un determinado Nivel de Actuación. El Nivel de

Actuación indicará si la postura es aceptable o en qué medida son

necesarios cambios o rediseños en el puesto. En definitiva, RULA

permite al evaluador detectar posibles problemas ergonómicos derivados

de una excesiva carga postural.

Recuerda...
El objetivo de RULA es valorar el grado de exposición del trabajador al

riesgo por la adopción de posturas inadecuadas. Aunque el método

considere otros factores como las fuerzas ejercidas o la repetitividad,

debe emplearse sólo para evaluar la carga postural.

 Recuerda...

RULA es el acrónimo de Rapid Upper Limb Assessment (Valoración

Rápida de los Miembros Superiores). Aunque la aplicación del método

requiera datos de otras partes del cuerpo (tronco, piernas...), la

valoración es del riesgo en las extremidades superiores.

5.1.2.1 Introducción

El método RULA evalúa posturas individuales y no conjuntos o

secuencias de posturas, por ello, es necesario seleccionar aquellas

posturas que serán evaluadas de entre las que adopta el trabajador en

el puesto. Se seleccionarán aquellas que, a priori, supongan una

mayor carga postural bien por su duración, bien por su frecuencia o

porque presentan mayor desviación respecto a la posición neutra.

Para ello, el primer paso consiste en la observación de las tareas que

desempeña el trabajador. Se observarán varios ciclos de trabajo y se

determinarán las posturas que se evaluarán. Si el ciclo es muy largo o

no existen ciclos, se pueden realizar evaluaciones a intervalos

regulares. En este caso se considerará, además, el tiempo que pasa el

trabajador en cada postura.

Las mediciones a realizar sobre las posturas adoptadas por el

trabajador son fundamentalmente angulares (los ángulos que forman


los diferentes miembros del cuerpo respecto a determinadas

referencias). Estas mediciones pueden realizarse directamente sobre

el trabajador mediante transportadores de ángulos,

electrogoniómetros, o cualquier dispositivo que permita la toma de

datos angulares. También es posible emplear fotografías del

trabajador adoptando la postura estudiada y medir los ángulos sobre

éstas. Si se utilizan fotografías es necesario realizar un número

suficiente de tomas desde diferentes puntos de vista (alzado, perfil,

vistas de detalle...). Es muy importante en este caso asegurarse de

que los ángulos a medir aparecen en verdadera magnitud en las

imágenes, es decir, que el plano en el que se encuentra el ángulo a

medir es paralelo al plano de la cámara (Figura 1). Para esta tarea

puedes emplear RULER, la herramienta de Ergonautas para medir

ángulos sobre fotografías.

El método debe ser aplicado al lado derecho y al lado izquierdo del

cuerpo por separado. El evaluador experto puede elegir a priori el

lado que aparentemente esté sometido a mayor carga postural, pero

en caso de duda es preferible analizar los dos lados.

 
Figura 1:

Medición de ángulos en RULA.


Figura 2:

Grupos de miembros en RULA.

 Recuerda...

... RULA divide el cuerpo en dos grupos.


Grupo A: incluye los miembros superiores (brazos, antebrazos y muñecas)
Grupo B, comprende piernas, tronco y cuello.
 Recuerda...

... las puntuaciones de cada grupo (puntuaciones A y B) se obtienen puntuando cada


miembro que forma el grupo y consultando la tabla correspondiente.
RULA divide el cuerpo en dos grupos, el Grupo A que incluye los miembros superiores
(brazos, antebrazos y muñecas) y el Grupo B, que comprende las piernas, el tronco y el
cuello. Mediante las tablas asociadas al método, se asigna una puntuación a cada zona
corporal (piernas, muñecas, brazos, tronco...) para, en función de dichas puntuaciones,
asignar valores globales a cada uno de los grupos A y B.

La clave para la asignación de puntuaciones a los miembros es la medición de los ángulos


que forman las diferentes partes del cuerpo del operario. El método determina para cada
miembro la forma de medición del ángulo. Posteriormente, las puntuaciones globales de los
grupos A y B son modificadas en función del tipo de actividad muscular desarrollada, así
como de la fuerza aplicada durante la realización de la tarea. Por último, se obtiene la
puntuación final a partir de dichos valores globales modificados.

El valor final proporcionado por el método RULA es proporcional al riesgo que conlleva la
realización de la tarea, de forma que valores altos indican un mayor riesgo de aparición de
lesiones musculoesqueléticas. El método organiza las puntuaciones finales en niveles de
actuación que orientan al evaluador sobre las decisiones a tomar tras el análisis. Los niveles
de actuación propuestos van del nivel 1, que estima que la postura evaluada resulta
aceptable, al nivel 4, que indica la necesidad urgente de cambios en la actividad.

  Aplicación del método

El procedimiento para aplicar el método RULA puede resumirse en los siguientes pasos:

Determinar los ciclos de trabajo y observar al trabajador durante varios de estos ciclos
Si el ciclo es muy largo o no existen ciclos, se pueden realizar evaluaciones a intervalos
regulares.

Seleccionar las posturas que se evaluarán


Se seleccionarán aquellas que, a priori, supongan una mayor carga postural bien por su
duración, bien por su frecuencia o porque presentan mayor desviación respecto a la
posición neutra.
3

Determinar si se evaluará el lado izquierdo del cuerpo o el derecho


En caso de duda se analizarán los dos lados.

Tomar los datos angulares requeridos


Pueden tomarse fotografías desde los puntos de vista adecuados para realizar las
mediciones. Para esta tarea puedes emplear RULER, la herramienta de Ergonautas para
medir ángulos sobre fotografías

Determinar las puntuaciones para cada parte del cuerpo


Empleando la tabla correspondiente a cada miembro.

Obtener las puntuaciones parciales y finales del método para determinar la existencia de
riesgos y establecer el Nivel de Actuación
7

Si se requieren, determinar qué tipo de medidas deben adoptarse


Revisar las puntuaciones de las diferentes partes del cuerpo para determinar dónde es
necesario aplicar correcciones.

Rediseñar el puesto o introducir cambios para mejorar la postura si es necesario


9

En caso de haber introducido cambios, evaluar de nuevo la postura con el método RULA
para comprobar la efectividad de la mejora
Se expone a continuación la forma de obtener las puntuaciones de cada miembro, las
puntuaciones parciales y finales y el nivel de actuación.

  Evaluación del Grupo A

La puntuación del Grupo A se obtiene a partir de las puntuaciones de cada uno de los
miembros que lo componen (brazo, antebrazo y muñeca). Así pues, como paso previo a la
obtención de la puntuación del grupo hay que obtener las puntuaciones de cada miembro.

Puntuación del brazo

La puntuación del brazo se obtiene a partir de su grado de


flexión/extensión. Para ello se medirá el ángulo formado por el eje del brazo y el eje del
tronco. La Figura 3 muestra los diferentes grados de flexión/extensión considerados por el
método. La puntuación del brazo se obtiene mediante la Tabla 1.

La puntuación obtenida de esta forma valora la flexión del brazo. Esta puntuación será
aumentada en un punto si existe elevación del hombro, si el brazo está abduccido (separado
del tronco en el plano sagital) o si existe rotación del brazo. Si existe un punto de apoyo
sobre el que descansa el brazo del trabajador mientras desarrolla la tarea la puntuación del
brazo disminuye en un punto. Si no se da ninguna de estas circunstancias la puntuación del
brazo no se modifica. Para obtener la puntuación definitiva del brazo puede consultarse
la Tabla 2 y la Figura 4.

Posición Puntuación

Desde 20° de extensión a 20° de flexión 1

Extensión >20° o flexión >20° y <45° 2

Flexión >45° y 90° 3

Flexión >90° 4

Tabla 1: Puntuación del brazo.

Posición Puntuación

Hombro elevado o brazo rotado +1

Brazos abducidos +1

Existe un punto de apoyo -1

Tabla 2: Modificación de la puntuación del brazo.


Figura 3:

Medición del ángulo del brazo.

Figura 4:

Modificación de la puntuación del brazo.

Puntuación del antebrazo


La puntuación del antebrazo se obtiene a partir de su ángulo de
flexión, medido como el ángulo formado por el eje del antebrazo y el eje del brazo.
La Figura 5 muestra los intervalos de flexión considerados por el método. La puntuación
del antebrazo se obtiene mediante la Tabla 3.

La puntuación obtenida para el brazo valora la flexión del antebrazo. Esta puntuación se
aumentará en un punto si el antebrazo cruza la línea media del cuerpo, o si se realiza una
actividad a un lado del cuerpo (Figura 6). Ambos casos son excluyentes, por lo que como
máximo se aumentará un punto la puntuación inicial del antebrazo. La Tabla 4 muestra los
incrementos a aplicar.

Posición Puntuación

Flexión entre 60° y 100° 1

Flexión <60° o >100° 2

Tabla 3: Puntuación del antebrazo.

Posición Puntuación

A un lado del cuerpo +1

Cruza la línea media +1

Tabla 4: Modificación de la puntuación del antebrazo.


Figura 5:

Medición del ángulo del antebrazo.


Figura 6:

Modificación de la puntuación del antebrazo.

Puntuación de la muñeca

La puntuación de la muñeca se obtiene a partir del ángulo de flexión/extensión medido


desde la posición neutra. La Figura 7 muestra las referencias para realizar la medición. La
puntuación de la muñeca se obtiene mediante la Tabla 5.

Posición Puntuación

Posición neutra 1

Flexión o extensión > 0° y <15° 2

Flexión o extensión >15° 3

Tabla 5: Puntuación de la muñeca.


La puntuación obtenida de esta forma valora la flexión de la muñeca. Esta puntuación se
aumentará en un punto si existe desviación radial o cubital (Figura 8). Ambos casos son
excluyentes, por lo que como máximo se aumentará un punto la puntuación inicial de la
muñeca. La Tabla 6 muestra el incremento a aplicar.

Posición Puntuación

Desviación radial +1

Desviación cubital +1

Tabla 6: Modificación de la puntuación de la muñeca.

Una vez obtenida la puntuación de la muñeca se valorará el giro de la misma. Este nuevo
valor será independiente y no se añadirá a la puntuación anterior, si no que servirá
posteriormente para obtener la valoración global del Grupo A. Se trata de valorar el grado
de pronación o supinación de la mano (medio o extremo). Si no existe
pronación/supinación o su grado es medio se asignará una puntuación de 1; si el grado es
extremo la puntuación será 2 (Tabla 7 y Figura 9).

Posición Puntuación

Pronación o supinación media 1

Pronación o supinación extrema 2

Tabla 7: Puntuación del giro de la muñeca.


Figura 7:

Medición del ángulo de la muñeca.

Figura 8:

Modificación de la puntuación de la muñeca.


Figura 9:

Puntuación del giro de muñeca.

  Evaluación del Grupo B

La puntuación del Grupo B se obtiene a partir de las puntuaciones de cada uno de los
miembros que lo componen (cuello, tronco y piernas). Por ello, como paso previo a la
obtención de la puntuación del grupo hay que obtener las puntuaciones de cada miembro.

Puntuación del cuello

La puntuación del cuello se obtiene a partir de la flexión/extensión medida por el ángulo


formado por el eje de la cabeza y el eje del tronco  La Figura 10 muestra las referencias
para realizar la medición. La puntuación del cuello se obtiene mediante la Tabla 8.

Posición Puntuación

Flexión entre 0° y 10° 1

Flexión  >10° y ≤20° 2

Flexión >20° 3
Posición Puntuación

Extensión en cualquier grado 4

Tabla 8: Puntuación del cuello.

La puntuación obtenida de esta forma valora la flexión del cuello. Esta puntuación será
aumentada en un punto si existe rotación o inclinación lateral de la cabeza. Ambas
circunstancias pueden ocurrir simultáneamente, por lo que la puntuación del cuello puede
aumentar hasta en dos puntos. Si no se da ninguna de estas circunstancias la puntuación del
cuello no se modifica. Para obtener la puntuación definitiva del cuello puede consultarse
la Tabla 9 y la Figura 11.

Posición Puntuación

Cabeza rotada +1

Cabexa con inclinación lateral +1

Tabla 9: Modificación de la puntuación del cuello.


Figura 10:

Medición del ángulo del cuello.

Figura 11:

Modificación de la puntuación del cuello.

Puntuación del tronco

La puntuación del tronco dependerá de si el trabajador realiza la tarea sentado o de pié. En


este último caso la puntuación dependerá del ángulo de flexión del tronco medido por el
ángulo entre el eje del tronco y la vertical. La Figura 12 muestra las referencias para
realizar la medición. La puntuación del tronco se obtiene mediante la Tabla 10.

Posición Puntuación

Sentado, bien apoyado y con un ángulo tronco-caderas >90° 1

Flexión entre 0° y 20° 2

Flexión  >20° y ≤60° 3

Flexión >60° 4

Tabla 10: Puntuación del tronco.

La puntuación obtenida de esta forma valora la flexión del tronco. Esta puntuación será
aumentada en un punto si existe rotación o inclinación lateral del tronco. Ambas
circunstancias pueden ocurrir simultáneamente, por lo que la puntuación del tronco puede
aumentar hasta en dos puntos Si no se da ninguna de estas circunstancias la puntuación del
tronco no se modifica. Para obtener la puntuación definitiva del tronco puede consultarse
la Tabla 11 y la Figura 13.

Posición Puntuación

Tronco rotado +1

Tronco con inclinación lateral +1

Tabla 11: Modificación de la puntuación del tronco.


Figura 12:

Medición del ángulo del tronco.

Figura 13:

Modificación de la puntuación del tronco.

Puntuación de las piernas

La puntuación de las piernas dependerá de la distribución del peso entre las ellas, los
apoyos existentes y si la posición es sedente. La puntuación de las piernas se obtiene
mediante la Tabla 12.
Posición Puntuación

Sentado, con piernas y pies bien apoyados 1

De pie con el peso simétricamente distribuido y espacio para cambiar de posición 1

Los pies no están apoyados o el peso no está simétricamente distribuido 2

Tabla 12: Puntuación de las piernas.

Figura 12:
Puntuación de las piernas.

  Puntuación de los Grupos A y B

Obtenidas las puntuaciones de cada uno de los miembros que conforman los Grupos A y B
se calculará las puntuciones globales de cada Grupo. Para obtener la puntuación del Grupo
A se empleará la Tabla 13, mientras que para la del Grupo B se utilizará la Tabla 14.

    Muñeca

    1

    Giro de Muñeca

Brazo Antebrazo 1 2

1 1 2

1 2 2 2

3 2 3

1 2 3

2 2 3 3

3 3 4

1 3 3

3 2 3 4

3 4 4

4 1 4 4

2 4 4
3 4 4

1 5 5

5 2 5 6

3 6 6

1 7 7

6 2 8 8

3 9 9

Tabla 13: Puntuación del Grupo A.

  Tronco

  1 2 3 4

  Piernas Piernas Piernas Piernas

Cuello 1 2 1 2 1 2 1 2

1 1 3 2 3 3 4 5 5

2 2 3 2 3 4 5 5 5

3 3 3 3 4 4 5 5 6

4 5 5 5 6 6 7 7 7

5 7 7 7 7 7 8 8 8

6 8 8 8 8 8 8 8 9
Tabla 14: Puntuación del Grupo B.

  Puntuación final

Las puntuciones globales de los Grupos A y B consideran la postura del trabajador. A


continuación se valorará el carácter estático o dinámico de la misma y las fuerzas ejercidas
durante su adopción.

La puntuación de los Grupos A y B se incrementarán en un punto si la actividad es


básicamente estática (la postura se mantiene más de un minuto seguido) o bien si es
repetitiva (se repite más de 4 veces cada minuto). Si la tarea es ocasional, poco frecuente y
de corta duración, se considerará actividad dinámica y las puntuaciones no se modificarán
(Tabla 15).

Por otra parte se incrementarán las puntuaciones anteriores en función de las fuerzas
ejercidas. La Tabla 16 muestra el incremento en función de la carga soportada o fuerzas
ejercidas.

Las puntuaciones de los Grupos A y B, incrementadas por las puntuaciones


correspondientes al tipo de actividad y las cargas o fuerzas ejercidas pasarán a denominarse
puntuaciones C y D respectivamente.

Las puntuaciones C y D permiten obtener la puntuación final del método empleando


la Tabla 17. Ésta puntuación final global para la tarea oscilará entre 1 y 7, siendo mayor
cuanto más elevado sea el riesgo.

Tipo de actividad Puntuación

Estática (se mantiene más de un minuto seguido) +1

Repetitiva (se repite más de 4 veces cada minuto) +1

Ocasional, poco frecuente y de corta duración 0

Carga o fuerza
Carga menor de 2 Kg. mantenida intermitentemente

Carga entre 2 y 10 Kg. mantenida intermitentemente

Carga entre 2 y 10 Kg. estática o repetitiva

    Puntuación D

Puntuación C 1

1 1

2 2

3 3

4 3

5 4

6 4

7 5

8 5

Carga superior a 10 Kg mantenida intermitentemente

Carga superior a 10 Kg estática o repetitiva

Se producen golpes o fuerzas bruscas o repentinas

Tabla 15: Puntuación por tipo de actividad.

Tabla 16: Puntuación por carga o fuerzas ejercidas.


(*) Si la puntuación D es mayor que 7 se empleará la columna 7.

Tabla 17: Puntuación Final RULA.

  Nivel de Actuación

Obtenida la puntuación final la Tabla 18 propone diferentes niveles de actuación sobre el


puesto. Puntuaciones entre 1 y 2 indican que el riesgo de la tarea resulta aceptable y que no
son precisos cambios. Puntuaciones entre 3 y 4 indican que es necesario un estudio en
profundidad del puesto porque pueden requerirse cambios. Puntuaciones entre 5 y 6 indican
que los cambios son nesesarios y 7 indica que los cambios son urgentes. Las puntuaciones
de cada miembro y grupo, así como las puntuaciones de fuerza y actividad muscular,
indicarán al evaluador los aspectos en los que actuar para mejorar el puesto.

Finalmente, la Figura 13 resume el proceso de obtención del Nivel de Actuación en el


método Rula.

Nive
Puntuación l Actuación

1o2 1 Riesgo Aceptable

3o4 2 Pueden requerirse cambios en la tarea; es conveniente


profundizar en el estudio

5o6 3 Se requiere el rediseño de la tarea

7 4 Se requieren cambios urgentes en la tarea


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