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Ensayo Sobre Mendeléiev

¿De que esta hecho el mundo? Durante cientos de años los filósofos y
los científicos estudian todo desde las partículas mas pequeñas del
universo hasta eventos catalíticos que suceden a mil millones de Km de
distancia, donde se crean los elementos mas comunes, en estrellas
como nuestro sol, las estrellas están compuestas en gran parte por
hidrogeno, pero cuando estos átomos se recalientan se fusionan para
crear elementos mas pesados desde el helio, hasta elementos mas
pesados como el hierro.
Las estrellas son como unos hornos cuando mas se cocinan los
elementos de una estrella más elementos son creados, pero nuestro sol
no contiene la energía suficiente para crear elementos más allá del
hierro. Cuando las estrellas explotan alcanzan millones de grados,
temperaturas tan altas que pueden golpear fuertemente el hierro y
distintos elementos para crear el uranio, plutonio y todos los otros
elementos de la tabla periódica, estamos hechos de polvo de estrella.
llevaron siglos descubrir los elementos y clasificarlos en una tabla
periódica ordenado.
En cada una de aquellas fichas había anotada la masa atómica y las
propiedades físicas más representativas de cada uno de los cincuenta y
seis elementos químicos descubiertos hasta el momento. Durante sus
viajes en tren por toda Rusia se había acostumbrado a entretenerse
barajando, agrupando y organizando todas aquellas cartas de distinta
manera, como si de un solitario juego se tratase, en busca de un patrón
oculto que resolviese aquel crucigrama imposible. Ahora había ordenado
de nuevo los elementos de menor a mayor masa atómica, pero
continuaba sin encontrar la pieza que completase aquel rompecabezas,
un nuevo tipo de clasificación que agrupase los elementos según la
similitud de sus propiedades. Sus ojos subían y bajaban una y otra vez
por la hilera de cartas hasta que de repente notó algo que le produjo una
extraña excitación. Se dio cuenta de que ciertas propiedades se repetían
en algunos de los elementos en intervalos más o menos regulares. Dio
un pequeño sorbo al vaso de vodka que reposaba sobre la mesa y se fijó
en que aquel patrón que había observado parecía desaparecer al
continuar la serie. No tenía la menor duda de que se encontraba cerca de
un gran descubrimiento que todavía no acababa de comprender.
Derrumbado por el agotamiento tras un duro día de trabajo, reposó su
enmarañada cabeza entre sus brazos y se dejó vencer por el sueño
hasta quedar profundamente dormido.
Al abrir los ojos se encontró solo y desubicado en un oscuro jardín donde
la hierba parecía dibujar una inmensa cuadrícula bajo sus pies. De
repente, el jardín se iluminó y desde el cielo comenzaron a caer de forma
regular enormes bloques de colores que representaban cada uno de los
elementos con los que vivía obsesionado. Primero, cayeron el hidrógeno
y el litio, que se situaron próximos el uno del otro, y a continuación, se
formó una nueva columna con los elementos berilio, boro, carbono,
nitrógeno, oxígeno, flúor y sodio. Percibió cómo este último se ubicaba a
la misma altura que el litio. Había por fin encontrado la periodicidad que
tanto ansiaba y entendió la relación que guardaba con la valencia de los
elementos, tal y como había intuido su subconsciente. Las propiedades
se repetían cada ocho elementos del mismo modo que las notas
musicales en las distintas escalas. Contempló entusiasmado cómo el
resto de los elementos continuaban encajando de forma perfecta hasta
completar un hermoso mosaico de colores bajo sus pies. También
observó que algunos de los bloques ya colocados albergaban un
interrogante que predecía la posición de elementos todavía por descubrir.
Sin duda alguna, había asistido a la obra de arte más bella que jamás
habría podido llegar a imaginar.
Al despertar, Mendeléiev, todavía tembloroso por la revelación de su
sueño, buscó a tientas un trozo de papel donde anotar todo lo que había
soñado. 
Al intentar explicar las relaciones entre los 65 elementos químicos
conocidos en la época, Mendeléiev hizo varios intentos de clasificación,
llegando finalmente a la versión en los que los clasificaba en base a su
masa atómica (peso atómico en aquella época).
El gran triunfo de Mendeléiev es que fue capaz de predecir la existencia
de nuevos elementos químicos y predecir sus propiedades, como en
el caso del galio.

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