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LV, sábado 17 de enero de 1953:

“Precisiones sobre los daños sufridos en Tenerife. Noticias recibidas del Norte de la isla
confirman la magnitud de los daños causados por el violentísimo temporal de viento y agua que
arrasó fincas enteras plataneras, las cuales se encontraban en el mejor momento de
producción. Puede decirse que todas las fincas de la zona del valle de Orotava han quedado
dañadas por el temporal, uno de los más violentos que ha azotado la isla. La carretera general
del norte continúa interrumpida por varios puntos, pues fueron muchos los árboles derribados
por el viento. Cuadrillas de obreros trabajan intensamente para dejarla expedita. En la carretera
de Puerto de la Cruz cayó una chispa eléctrica que no produjo desgracias personales. En la
zona de la Perdoma, en la parte norte de la Orotava, el vendaval derribó varios muros y uno de
ellos alcanzó a una niña que se cree que pereció aplastada, aunque esto no se ha podido
confirmar por dificultades en las comunicaciones telefónicas, ya que varios son los postes
derribados. Otras zonas del norte de la isla como Los Realejos, San Juan de la Rambla, Icod o
Los Silos, los daños son también importantes pero donde el temporal causó mayores perjuicios
fue en el valle.”

LV, domingo 18 de enero de 1953:


“Más noticias desoladoras de la tormenta que azotó a Tenerife. Las noticias que se siguen
recibiendo del norte de la isla continúan la importancia de los daños causados por el temporal
de viento y agua que azotó la misma la madrugada del jueves. La zona productiva de plátanos
y tomates que tienen fama mundial, en el norte de la isla, ha sido la más afectada y se puede
afirmar que todas las fincas han sufrido daños. El aspecto de los terrenos es desolador, pues
millares de plataneras fueron arrancadas de cuajo. El temporal ha dejado huella también en las
viviendas, pues son centenares las casas que tienen dañadas sus puertas y ventanas.
La chimenea de mampostería de una casa del casco de la población fue arrancada de cuajo y fue a caer
sobre el tejado del dormitorio de una vivienda, a veinte metros de aquella, destrozándolo. La cama de la
habitación quedó destruida y no se registraron desgracias porque el matrimonio que la ocupaba,
atemorizado por la violencia del temporal, abandonó la alcoba. Muchísimas casas habitadas por
labradores modestos han quedado sin tejas ni puertas y completamente inundadas.

Las únicas desgracias personales han sido las ya anunciadas de la anciana Elena Pérez
González, de 89 años de edad, y su nieta, María del Carmen Hernández de diez años, que
fueron aplastadas por un muro que se desplomó sobre la habitación en que dormían. La Iglesia
de la Concepción, de la Orotava, donde se guarda un valioso tesoro artístico, ha sufrido
importantes daños, esencialmente en sus magníficas vidrieras.” Y por otro lado el profesor don
Bruno Juan Álvarez Abreu nos dice: “Indudablemente no me acuerdo de este robusto
temporal, -solo tenía tres años-, y estando en la biblioteca municipal santacrucera
buscando antecedentes fidedigno de mi Villa, aparecen en el desaparecido rotativo "La
Tarde", crónicas de aquel temible y efímero huracán que arrasó la verde platanera del
Valle norteño. Precisamente el día quince de enero del año 1953 se publicaba en primera
página:
Un fuerte vendaval, que en algunas demarcaciones apareció unido a una copiosa lluvia,
azotó desde las primeras horas de la madrugada a la isla de Tenerife. En el interior de la
isla, los daños alcanzaron una magnitud insospechada. El viento arrancó de cuajo
numerosos árboles de la carretera general del Norte, quedando interceptada dicha vía en
diferentes lugares, derribando asimismo un elevado número de postes telefónicos, lo
que originó grandes trastornos en las comunicaciones. Los daños alcanzaron a todos
los cultivos, en especial a las plataneras y tomateros, encontrándose los mayores
perjuicios en el Valle de La Orotava, donde sopló un viento huracanado sin lluvia que iba
de la cumbre al mar. En dicha zona comenzaron a notarse los efectos del temporal a
partir de las dos de la madrugada, arreciando posteriormente y alcanzando su mayor
incremento de siete a nueve de la mañana, hora en que el ciclón llegó a sembrar el
pánico entre los habitantes del Valle de La Orotava. La violencia del viento derribó fincas
enteras de plataneras, arrasando los cultivos. Pudo decirse que los importantes daños
registrados alcanzaron a todos los propietarios de fincas del Valle, cifrándose los
mismos en cerca de mil millones de pesetas. El aspecto que presentaba en la mañana
del día siguiente el referido Valle era desolador, pudiendo verse millares y millares de
plantas de platanera en el suelo. También fueron derribados numerosos muros y
paredes de huertas, no recordándose, según algunas personas un ciclón de tal
magnitud. Muchas personas desplazadas a la capital desde Los Realejos, La Orotava y
el Puerto de la Cruz, expresaron a la prensa tinerfeña su estupor por los efectos del
temporal, coincidiendo todos en que constituyó una de las mayores catástrofes que han
azotado a la isla. También en otras localidades del Norte de Tenerife, el temporal remitió,
cuantiosos daños en los cultivos, igualmente se supo noticias de Adeje y otros puntos
del Suroeste de la isla en parecido sentido. Se solicitó datos del Observatorio
Meteorológico de la Capital Chicharrera: El mal tiempo era debido a un centro de bajas
presiones en las proximidades de las islas. Que se conoce corrientemente como “tiempo
de borrasca”. El centro de bajas presiones estaba situado dos días ante de la hecatombe
en el archipiélago de las Azores, el día anterior en Canarias y el principal día entre
Canarias y la costa de África. El cronista oficial de la Orotava Benjamín Afonso Padrón,
informaba en el mismo rotativo, que el temporal comenzó aproximadamente a las cuatro
de la madrugada del día quince de enero de 1953, produciéndose un terrible temporal de
viento y agua acompañado de gran aparato eléctrico, con tal ímpetu, que hace
muchísimos años no se recuerda otro parecido. En La Orotava muchas casas sufrieron
grandes desperfectos en su techumbre, ventanas y puertas. En el barrio de la Perdoma
tenemos que lamentar la muerte de una anciana y su nieta de unos nueve años de edad,
motivada por el derrumbamiento de un muro contiguo a su pequeña casa, el cual cayó
sobre la techumbre y destruyó la habitación en que dormían. En el lugar del suceso se
personó inmediatamente el Juez de Instrucción Don Luís Sánchez Parodi, para instruir
las diligencias del caso. También estuvo el Alcalde Don Juan Guardia Doñate. La casa
parroquial del citado barrio, construida hace más de veinte años a base de cemento
armado, quedó también arrasada. Al día siguiente por la mañana tuvo lugar el triste acto
de conducir a la última morada los cadáveres de Doña Elena Pérez González, y de la niña
Corina Hernández Quintero, víctima del terrible temporal, en el barrio de La Perdoma. El
entierro constituyó una sentida manifestación de duelo, a la que se asociaron las
autoridades. La chimenea de mampostería de una casa del casco de la población fue
arrancada de cuajo, cayendo sobre el tejado de un dormitorio de una casa vecina
destrozándolo, la cama que se hallaba en dicha habitación quedó hecha pedazos, no
ocasionando el hecho otra desgracia porque las personas que en la alcoba
descansaban, unos segundos antes, atemorizados por la violencia del temporal, se
habían instalados y salido de la habitación. Muchas casas modestas quedaron sin tejas
y llenas de agua, que caía aparatosamente impulsada por el viento. La iglesia de La
Concepción, declarada monumento nacional, sufrió desperfectos de consideración,
tales como la rotura de algunas de sus magníficas vidrieras. Otras iglesias que sufrieron
desperfectos fueron las de San Juan, La Perdoma, y San Agustín. La instalación
eléctrica sufrió graves averías en el tendido de alta tensión, por lo que tardó tiempo en
suministrar energía. Fue enorme la cantidad de árboles arrancados y destrozados, pero
lo que produjo estupor fue la contemplación de las plataneras que aparecieron
arrancadas de manera tremenda. Como detalle citamos lo ocurrido en una finca de
cuatros fanegadas, solo quedaron en pies treinta y seis plantones.
Los pequeños propietarios han visto desaparecer totalmente sus plataneras. También
causó general sentimiento aparte de la desgracia ocurrida en La Perdoma, lo acontecido
en La Vera del término municipal de esta Villa. El chofer del servicio público Bernardo
González Yánez, sin otros medios de fortuna que un automóvil de su propiedad, sufrió
las trágicas consecuencias del temporal. Tenía por costumbre dejar su auto frente al
antiguo “empaquetado” de la casa Yeoward. La pared frontal de dicho almacén cedió a
la fuerza del huracán, y cayó sobre el automóvil, destrozándolo completamente. Se pudo
comprobar la imposibilidad de repararlo. El nombrado conductor, padre de familia, se
quedó, por tanto, en la miseria, al perder su único medio de vida. En el barrio de “Los
Pinos”, se derrumbó una casa habitada por un matrimonio y once hijos, que se salvaron
milagrosamente. En “La Piedad”, otra casa quedó totalmente destrozada. Las citadas
viviendas son de gente humilde. También una casa del Señor Tabares sufrió grandes
desperfectos. La mejor zona platanera del Valle presentaba un aspecto desolador. Las
fincas de los señores; Ascanio, Zárate, Ponte, y Cullen, fueron arrasadas casi en su
totalidad. En la propiedad del Señor Doñate, por ejemplo, donde existían 5.000
plantones, solo quedaron en pie sesenta. La valoración de las perdidas de dicha finca,
pasa de 500.000 pesetas. Visitaron la zona siniestradas; el Excmo. Señor Capitán
General, Duque de La Torre; Excmo. Señor Gobernador Civil, Don Carlos Arias Navarro;
Presidente del Cabildo Insular, Don Antonio Lecuona; Subjefe Provincial del Movimiento,
Don Joaquín Amigó Lara; Inspector Provincial de Falange, Don Julio Guigou; Delegado
de Información y Turismo Don Carlos González. Todos ellos se mostraron
profundamente apenados y prometieron su ayuda, informando al Gobierno de la Nación,
de la amplitud de la catástrofe. El ingeniero jefe de la Sección Agronómica Don Jorge
Menéndez visitó el Valle de La Orotava, recorriendo determinantemente la zona afectada
por el temporal, coincidiendo en dicha visita con el Excmo. Señor Gobernador Civil y
Jefe Provincial del Movimiento, Don Carlos Arias Navarro. El señor Menéndez, manifestó
que los efectos del ciclón se presentaron con carácter muy desigual a lo largo de todo el
Valle. Hubo, por ejemplo, fincas completamente arrasadas, mientras que en otras las
perdidas son de menor cuantía. La zona más perjudicada, según el ingeniero jefe de la
sección agronómica es la oriental en las inmediaciones del Jardín Botánico. Aparte del
Valle de La Orotava sufrieron también daños los cultivos de diferente índole a lo largo de
todo el Norte de la isla y en algunas comarcas del sur, si bien estos no alcanzan las
proporciones que tuvieron en aquel. Las perdidas son muy difíciles de calcular, pasan
de 200 millones, cantidad que se aumenta considerablemente si se tiene en cuenta el
tiempo necesario para poner de nuevo en producción las plantaciones”.

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