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DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO EN VIRUD DEL PRIVILEGIO DE LA FE

(PRIVILEGIO PAULINO)

CRISTÓBAL ALONSO, De solutione vinvuli matrimonialis vi privilegii paulini, Typis


Pontificiae universitatis Sancti Thomae, Manila 1960.
AZNAR GIL F., «El proceso de disolución del matrimonio no sacramental», en ASOCIACIÓN
ESPAÑOLA DE CANONISTAS, XVII Jornadas de la Asociación Española de Canonistas.
Matrimonio canónico. Problemas en su celebración y disolución (Madrid, 2-4 abril
1997), Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca 1998, 219-
259.
JUAN FORNÉS, «Comentario a los cánones 1143-1147», en Comentario exegético al Código
de derecho canónico III/2, Eunsa, Pamplona 20032, 1158-1569.
GIANFRANCO GIROTTI, “La procedura per lo scioglimento del matrimonio nella fattispecie
del ‘privilegio paolino’”, en I procedimenti speciali nel diritto canonico, Città del
Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, 1992, pp. 157-174.
URBANO NAVARRETE, «Privilegio de la fe: constituciones pastorales del siglo XVI.
Evolución posterior de la práctica de la Iglesia en la disolución del matrimonio de
infieles», en TOMÁS GARCÍA BARBERENA (dir), El vínculo matrimonial. ¿Divrocio o
indisolubilidad?, BAC, Madrid 1978, 239-304; o en Urbano Navarrete, Derecho
matrimonial canónico. Evolución a la luz del ConcilioVaticano II, BAC, Madrid
2007, 991-1043.
WILLIAM WOESTMAN, Special Marriage Cases, 3ª de., Ottawa, Faculty of Canon Law,
Saint Paul University, 1994, pp. 33-52.

La disolución del matrimonio por el privilegio paulino consiste en la disolución de un


matrimonio legítimo contraído por dos no bautizados, cuando uno de ellos se bautiza y
contrae nuevas nupcias, habiéndose separado previamente el cónyuge anterior. Este
privilegio se extiende también al bautizado no católico, es decir, a quien se convierte a la fe
cristiana y se bautiza en una comunidad eclesial que no está en plena comunión con la
Iglesia católica.1

La situación que movió a Pablo para permitir la separación del creyente de su cónyuge
pagano,2 se ha repetido a lo largo de la historia de la Iglesia. Aunque se atribuye a San Juan
Crisóstomo ser el primero en interpretar el texto paulino, en el sentido de la ruptura del
vínculo matrimonial, es el Ambrosiáster (autor del s. IV) quien con claridad interpreta el
texto paulino en el sentido de ruptura del vínculo con posibilidad de pasarse a un segundo

1
En los primeros decenios del siglo XX, la cuestión de si el privilegio paulino se aplicaba a quien se
bautizaba en una Iglesia o comunidad no católica estuvo debatida. El mismo Santo Oficio no quiso sancionar
el asunto. Sin embargo, en la praxis posterior de la Santa Sede se ha dado en el sentido positivo. Cf. CLD 8,
837-838.
2
«En cuanto a los demás, digo yo, no el Señor: si un hermano tiene una mujer no creyente y ella consiente
en vivir con él, no la despida. Y si una mujer tiene un marido no creyente y él consiente en vivir con ella, no
le despida. Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda
santificada por el marido creyente. De otro modo, sus hijos serían impuros, mas ahora son santos. Pero si la
parte no creyente quiere separarse, que se separe, en ese caso, el hermano o la hermana no están ligados: para
vivir en paz los llamó el Señor» (1Cor 7, 12-15).
matrimonio.3 Pero como instituto teológico-canónico, el privilegio paulino se fue perfilando
en el s. XII (Pedro Lombardo, Graciano) y establecido a principios del s. XIII. Las líneas
fundamentales de este instituto son delineados por Inocencio III (1198-1216).4
Las grandes movilizaciones humanas, la interrelación de diversas culturas y razas, la
proliferación de movimientos religiosos no cristianos, hacen de nuevo actual la aplicación
del privilegio paulino. Es verdad que en México, el recurso a la disolución del matrimonio
por el privilegio paulino no es todavía una situación común como en otros países, pero no
descartamos la posibilidad de su aparición.

Con este privilegio, el valor de la fe se pone por encima del valor de la indisolubilidad del
matrimonio (cf. c. 1150).5 Y precisamente la disolución es un privilegio porque «en virtud
de esta norma privada [de Pablo], el pagano que se convierte, recibe una posición de
ventaja respecto a la ley común de la indisolubilidad».6 Los cc. 1143-1147 constituyen la
norma sustantiva de estos casos.7

Condiciones para aplicar el privilegio paulino

Para aplicar el privilegio paulino se requiere de unas condiciones sine quibus non:
8
a) Debe tratarse de un matrimonio contraído válidamente por dos personas no bautizadas;
9
b) Después del matrimonio, una de ellas se bautiza [válidamente];
c) La parte no bautizada se separa, física o moralmente, es decir, no quiere cohabitar con la
parte bautizada o no quiere hacerlo pacíficamente sin ofensa al creador (c. 1143). La
3
Cf. URBANO NAVARRETE, «Privilegio de la fe: constituciones pastorales del siglo XVI. Evolución
posterior de la práctica de la Iglesia en la disolución del matrimonio de infieles», en TOMÁS GARCÍA
BARBERENA (dir), El vínculo matrimonial. ¿Divorcio o indisolubilidad?, BAC, Madrid 1978, 243-244.
4
Primero se atribuía a la contumelia al Creador la causa eficiente de la disolución del vínculo. Pero
finalmente, la doctrina y disciplina que prevalecieron se refiere a que es el segundo matrimonio el que
disuelve el anterior, pero sólo en los supuestos de matrimonios de infieles, de los cuales uno se bautiza y el no
bautizado se separa o no quiere vivir sin contumelia al Creador. Cf. INOCENCIO III, Decretal Quanto (a.
1199): «si uno de los cónyuges infieles se convierte a la fe católica y el otro no quiere de ningún modo
cohabitar, o al menos no sin blasfemia del nombre divino, o para arrastrarle al pecado mortal, el que quede
puede pasar, si quiere, a segunda boda, y en este caso entendemos lo que dice el apóstol: si el infiel se aparta
que se aparte: en estas cosas el hermano o la hermana no está sujeto a servidumbre» en X. 4, 19,7; ID.,
Decretal Gaudemus (a. 1201), en X, 4.19.7.
5
En este sentido, G. Girotti afirma: «En la situación en la que el bien de la fe, como valor superior y más
estrechamente conexo a la Salus animarum, aparece en contraste con la indisolubilidad, se privilegia el
primero y el segundo se considera funcional al primero», en «La procedura per lo scioglimento del
matrimonio nella fattispecie del ‘privilegio paolino’», en I procedimenti speciali nel diritto canonico, Città
del Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, 1992, 158-159.
6
GIANFRANCO GIROTTI, “La procedura per lo scioglimento del matrimonio nella fattispecie del ‘privilegio
paolino’”, en I procedimenti speciali nel diritto canonico, Città del Vaticano, Librería Editrice Vaticana,
1992, p. 161.
7
En el CCEO, el privilegio paulino está regulado en los cc. 854-858.
8
De hecho, el c. 1120 § 2 del CIC17, expresamente, establecía: «Este privilegio no tiene aplicación
en el matrimonio que se ha celebrado con dispensa del impedimento de disparidad de cultos entre una parte
bautizada y otra que no lo está».
9
La recepción del bautismo se entiende en la Iglesia católica o en otra que no esté en comunión plena con
la Iglesia católica. Así lo ha aplicado la más reciente praxis de la Iglesia. Esa fue la razón de los codificadores
del canon. Cf. Communicationes 10 (1978), 109.

2
separación física deviene cuando hay ruptura material del consorcio conyugal por
aversión al cónyuge recién bautizado o a la religión, o simplemente por separación del
infiel. Hay separación moral cuando la cohabitación es molesta con ofensa al Creador.10

Es importante señalar que para aplicar el privilegio paulino solamente debe bautizarse una
de las partes después del matrimonio legítimo, ya que si se bautizaran las dos, aunque no
fuera simultáneamente, el matrimonio pasaría a ser rato o sacramental y no se podría
invocar el privilegio de la fe. La misma norma se aplica si el bautismo se celebra
válidamente en una comunidad eclesial que no esté en comunión plena con la Iglesia
católica.11 Por consiguiente, es importante asegurarse de la validez del bautismo de una de
las partes.

Otro elemento importante a tomar en cuenta es la separación de la parte no bautizada. La


separación puede ser física o moral. El primer caso se da cuando se abandona a la parte
bautizada injustamente, o no se puede continuar cohabitando físicamente con ella debido a
alguna enfermedad o a encarcelamiento, etc. En el otro caso se supone la cohabitación pero
no en paz o con ofensa al creador, es decir, la parte no bautizada está continuamente
ofendiendo a la bautizada, o no le permite vivir su fe o educar a sus hijos en la fe católica.
El privilegio paulino no podrá invocarse si la separación de la parte no bautizada fue
causada por la parte recién bautizada. Por otro lado, aunque la convivencia conyugal se
mantenga después del bautismo, el cónyuge recién bautizado conserva el derecho de
contraer nuevas nupcias si posteriormente la parte infiel se separa o no sigue cohabitando
pacíficamente sin ofensa al creador (cf. c. 1124 del CIC 17).

La aplicación del privilegio paulino, necesariamente se hace para contraer nuevas nupcias,
porque de hecho la disolución del vínculo anterior es causada por el matrimonio
subsiguiente.12 En ese sentido, el derecho de la parte bautizada continúa subsistiendo aun
después de que siga cohabitando con la parte no bautizada, de tal modo que si ésta después
de algunos años cambia de actitud, la parte bautizada puede usar el privilegio paulino.
Para verificar si las condiciones de validez están presentes hay que hacer la «interpelación»
a la parte no bautizada (c. 1144 § 1). Esta interpelación es la parte central de este proceso
administrativo especial. Según la legislación canónica, mientras este requisito es de derecho
eclesiástico, por lo que el ordinario del lugar puede dispensarlo (c. 1144 § 2), sin embargo,
la certeza de que los requisitos necesarios están presentes es de derecho divino.

10
Entre los modos de darse esta contumelia, podemos mencionar las tentativas para que el cónyuge
bautizado renuncie a la religión abrazada, la oposición a la educación católica de los hijos, las relaciones
adulterinas o concubinarias, la poligamia, las sevicias, la privación de alimentos, etc. Cf. ALBERTO
BERNÁRDEZ CANTÓN, Compendio de derecho matrimonial canónico, Tecnos, Madrid 19865, 283-284.
11
Véase un ejemplo en CLD, 8, pp. 837-840.
12
Los codificadores pidieron que en el texto apareciera explícitamente la cláusula de que el segundo
matrimonio es el que disuelve el anterior. Cf. Communicationes 10 (1978), 109.

3
La interpelación

La interpelación que se hace a la parte no bautizada tiene como finalidad verificar las
intenciones de la parte infiel de abandonar a la parte recién bautizada o su disconformidad
de cohabitar pacíficamente. Consiste básicamente en dos preguntas:
1. Si desea recibir también el bautismo
2. Si al menos desea vivir pacíficamente con la parte bautizada sin ofensa al Creador.

La respuesta puede tener tres variantes:


a) Negativamente a las dos preguntas. En ese caso puede aplicarse el privilegio paulino.
b) Positivamente a las dos. Entonces no podrá invocarse el privilegio paulino y no podrá
pasarse a segundas nupcias.
c) Positivamente al bautismo pero negativamente a la segunda cuestión. En esa situación,
podrá solicitarse, a su debido tiempo, la dispensa de matrimonio rato y no consumado.

El tiempo de la interpelación

Ordinariamente la interpelación se hará después del bautismo, pero por razones graves el
Ordinario del lugar podrá permitir que se haga antes del bautismo, e incluso dispensarlo,13
tanto antes como después, con la condición de que conste, al menos por un procedimiento
sumario y extrajudicial (administrativo), la imposibilidad o inutilidad de hacer dicha
interpelación (c. 1144 § 2).14 Woestman alude a dos razones prácticas que aconsejan hacer
la interpelación antes del bautismo: la necesidad de tener certeza moral acerca de las
condiciones esenciales para invocar el privilegio paulino y para evitar doble entrevista a la
parte no bautizada (porque se supone que hay que entrevistarla acerca de la no existencia
del bautismo y de si quiere recibirlo).15

Proceso de interpelación

La interpelación, normalmente se hace de modo extrajudicial o administrativo. Corresponde


hacerla al Ordinario local de la parte bautizada, o a su delegado. Es conveniente, para ello,
que la interpelación y las respuestas se consignen por escrito y, al final las firme el
interpelado. En caso de que se siguiera el método judicial, habrá que citar a la parte
formalmente y seguir las demás formalidades del derecho.16 El Ordinario tendrá cuidado de

13
La dispensa también puede darse cuando la certitud de los elementos esenciales (acerca del bautismo y
de la cohabitación en paz sin ofensa al creador) puede adquirirse por el testimonio de terceras personas que
conocen la situación de la parte no bautizada.
14
Entre los motivos de dispensa de las interpelaciones estarían: la imposibilidad de practicarlas, la
inutilidad, y el perjuicio que se pudiera seguir a la parte convertida o a otros cristianos. Cf. ALBERTO
BERNÁRDEZ CANTÓN, Compendio de derecho matrimonial canónico, 286.
15
William WOESTMAN, Special Marriage Cases, p. 42.
16
Esto no significa que se inmiscuya la potestad judicial. Simplemente significa que se cita a la parte no
bautizada al modo en que se hace en los procesos judiciales. Porque de hecho, los casos de privilegio paulino,
de polígamos y cautivos, se llevan a cabo en el ámbito de la potestad ejecutiva de régimen. Cf. URBANO
NAVARRETE, «Supremum Tribunal Signaturae Apostolicae: Decretum de recta applicatione canonum 1150 e
1608 § 4», en Periodica 85 (1996), 369.

4
darle a la parte no bautizada, si lo pide, un plazo para responder, advirtiéndole que una vez
cumplido el plazo se presumirá negativa su respuesta (c. 1145 § 1).
Pero cuando la interpelación oficial no puede hacerse, también es válida y lícita una
interpelación privada hecha por la parte bautizada, cuidando siempre que todo conste por
escrito (c. 1145 § 2). Ahora bien, ¿que pasa si la interpelación es omitida? Esta es una
cuestión que los comentadores siempre se han hecho. Respondiendo a ella, existen dos
posturas: unos que afirman la invalidez del matrimonio si se omite la interpelación sin
dispensa, y otros que afirman que mientras las condiciones esenciales están presentes, el
matrimonio es válido aunque se hubiera omitido la interpelación. Woestman resuelve la
cuestión diciendo que, debido a que existe una duda de ley, incluso la omisión culpable de
la interpelación no invalida el matrimonio, siempre y cuando las condiciones esenciales
estén presentes (cf. c. 14).17

Nuevas nupcias
La parte convertida puede pasar a nuevas nupcias si:
- la otra parte responde negativamente a la interpelación o si legítimamente no se hizo ésta;
- Si la parte no bautizada, interpelada o no, habiendo continuado la cohabitación pacífica
sin ofensa al creador, después se separa sin causa justa (c. 1146)

Por causa grave, el Ordinario del lugar puede conceder que la parte bautizada, usando el
privilegio paulino, contraiga matrimonio con parte no católica, bautizada (matrimonio
mixto) o no (matrimonio dispar), observando las cauciones para los matrimonios mixtos (c.
1147; cf. c. 1125).18
Aplicación del privilegio de la fe a otros casos
Sin configurarse exactamente el privilegio paulino, la disolución de un matrimonio no
sacramental en favor de la fe se aplica también a dos casos, que fueron regulados desde el s.
XVI: Pablo III, Constitución Altitudo, 1 julio 1537; Pio V, constitución Romani Pontificis,
2 agosto 1571; Gregorio XIII, constitución Populis, 25 enero 1585, y que el Código de
1917 también recogió en su c. 1125:

1. En casos de poligamia (c. 1148): el polígamo que se bautiza y le resulta duro permanecer
con la primera esposa, puede elegir a una de las otras. Lo mismo se aplica a la mujer
polígama.
2. En casos de cautividad o de persecución (c. 1149): al recibir el bautismo no es posible
restaurar la convivencia por razones de cautividad o persecución, puede contraer nuevas
nupcias.
En ambos casos, el nuevo matrimonio disuelve el primero. Se han de observar las normas
del derecho aplicables.

17
William WOESTMAN, Special Marriage Cases, p. 45.
18
El Código de 1917, c. 1123, sólo permitía la aplicación del Privilegio paulino cuando el segundo
matrimonio fuera con otra parte católica. El papa Pablo VI permitió que se usara el privilegio incluso para
casarse con una parte no católica, bautizada (matrimonio mixto) o no (matrimonio dispar). Cf. Litterae
apostolicae Pastorale munus, en AAS 56 (1964), 9, n. 20.

5
DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO POR EL PRIVILEGIO PAULINO
Matrimonio de NN y XX

Interpelación a la parte no bautizada

En la Sede de la Curia diocesana, siendo las…, del …., se presentó el/la Sr/Sra NN, quien
había contraído matrimonio natural con NN, el…, en…, a quien se le preguntó:

1. ¿Ha recibido el bautismo? □ Sí □ No


2. ¿Desea recibirlo? □ Sí □ No
3. ¿Al menos, desea vivir pacíficamente con su cónyuge bautizado sin ofensa al

Creador? □ Sí lo deseo □ No lo deseo


___________________
[Firma]

Doy Fe:

____________________________
[Firma del Ordinario/Delegado]

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