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Durante 18 meses, comenzando en el verano de 1977, Peggy Hodgson, sus hijas y más
de 30 testigos presenciales (incluidos vecinos, investigadores psíquicos y
periodistas) vieron y oyeron muebles en movimiento, objetos volando, ruidos
inexplicables y levitación.
La actividad se centró en las hijas Janet y Margaret Hodgson, con Janet de 11 años
actuando como conducto de una voz misteriosa y áspera.
La BBC reunió a tres de los testigos de primera mano del evento conocido como el
"poltergeist de Enfield".
La madre
En la noche del 31 de agosto de 1977, Peggy Hodgson entró en la habitación de sus
hijos y vio como un tocador se movía por la habitación.
El extraño evento fue acompañado por repetidos ruidos de golpes, por lo que Hodgson
mandó a buscar a su vecino.
El vecino
Vic Nottingham no estaba en una mejor posición para explicar lo que presenció:
"Escuché los golpes mientras entraba por la puerta principal. Recorrí toda la casa,
sencillamente no pude entender qué era, así que al final pensé que solo había una
cosa que podía hacer: llamar a la policía".
El policía
La policía Carolyn Heeps fue la primera en llegar a la escena y describió haber
visto una silla deslizarse por la habitación: "Se levantó del piso, tal vez media
pulgada (1,5 cms.), y vi que se deslizaba hacia la derecha unos 3,5 a 4 pies (1 a
1,2 metros) antes de que se detuviera".
El fotógrafo de prensa
El fotoperiodista Graham Morris, quien en ese entonces trabajaba para el Daily
Mirror, recuerda lo que sucedió cuando recibió una llamada al periódico, y fue
enviado a la casa de los Hodgson con una tarea que —dice— "le cambió la vida".
Estaba claro que los extraños sucesos ocurrían cuando los niños estaban allí.
Morris se paró en la penumbra de la cocina mientras iban llevando uno a uno a los
niños, dormidos en brazos de adultos: "La última en entrar fue Janet. De repente,
las cosas sencillamente despegaron y comenzaron a volar por la habitación... A mí
me golpeó un ladrillo de Lego (el juego) en mi ojo derecho".
En la foto, Janet parece haber "subido desde una posición boca abajo, volando por
la habitación y está en el aire".
El investigador psíquico
Maurice Grosse, de la Sociedad para la investigación psíquica, fue el examinador
que dirigió la investigación.
En una entrevista en ese momento, explicó lo que vio con sus propios ojos: "Yo
mismo vi canicas moviéndose de un lado a otro; vi la puerta moverse sin ayuda.
También experimenté la reducción de la temperatura".
Junto con Maurice Grosse hizo una vigilia nocturna mientras la familia estaba
dormida: "Después de que las niñas se fueron a la cama, se produjo un estrepitoso
ruido arriba en su habitación".
Morris subió las escaleras y parecía que algo había movido una silla al otro lado
de la habitación, a una distancia de unos 2,7 metros.
Le pareció imposible que lo hubieran hecho las chicas, que de hecho estaban en la
cama. En ese entonces declaró: "Algo arrojó la silla al otro lado de la habitación,
estoy convencida de eso".
El abogado
Richard Grosse es el hijo del investigador Maurice Grosse.
Grosse recuerda como "todos los días, al desayuno, mi padre tocaba una cinta o dos.
Comenzaban con ruidos, golpes". Luego "pasó a golpear en respuesta al
interrogatorio".
La voz se identificó como un antiguo residente de la casa, Bill Wilkins, que había
muerto a la edad de 72 años.
Fue interrogado por Richard Grosse, quien le preguntó si recordaba cómo murió.
Cuando le preguntaron por qué Janet no lo podía ver, la voz respondió: "Soy
invisible... porque soy un G.H.O.S.T. (F.A.N.T.A.S.M.A, deletreado)".
Las hijas
Janet y Margaret Hodgson, las dos hijas en el centro del caso, fueron entrevistadas
recientemente sobre sus experiencias hace tantos años.
Janet lo resume diciendo: "Fui utilizada y abusada, hubo levitación, hubo voces y
luego... la cortina que se envolvió alrededor de mi cuello, que fue muy peligroso e
hizo que me diera cuenta que eso podía matarme".
Hubo muchos que pensaron que la familia lo inventó todo, utilizando trucos básicos
de magia, para conseguir una casa nueva y mejor.
Pero aunque la Sra. Hodgson era madre soltera con cuatro hijos, la periodista
Rosalind Morris niega esta posible motivación: "Ella tenía una buena casa, en lo
que a ella respectaba, y de hecho se quedó en ella: fue donde murió en 2003".
El abogado Richard Crosse descarta un motivo financiero: "Nunca ganaron dinero con
eso". Graham Morris respalda esto, sosteniendo que el "periodismo de cheques" no
existía en ese entonces.
Richard Crosse rechaza las afirmaciones de que Janet Hodgson sufría de Síndrome de
Tourette: "Esa voz, una vez que empezaba, hablaba incesantemente durante dos, tres
horas". Y su padre Maurice dijo lo mismo de la posibilidad de que fuera
ventriloquia: "Mantener este tipo particular de voz por un período de tiempo sin
dañar las cuerdas vocales es absolutamente imposible".
Janet, la víctima del "fantasma", adopta una actitud firme frente a los escépticos:
"No me importa lo que piensen, sé lo que sucedió y sé que fue real".
Según Rosalind Morris, "hay una visión espiritual de lo que pasó —que tiene que ver
con fantasmas, fuerzas externas— y una teoría de fuerzas interiores —de la
psicología junguiana—.
"Esta última dice que es una persona joven con problemas la que está generando la
energía y que a menudo tienen que ver con la pubertad. Janet estaba exactamente en
esa etapa de su vida".
"Fue algo muy extraño y yo me involucré e hice un documental para que el público
juzgara por sí mismo. Pero yo no sé qué causó todo esto. Solo sé que algo muy raro
estaba pasando", señaló Morris, todos estos años más tarde.
Como ella, nadie sabe aún a ciencia cierta qué ocurrió en 284 Green Street, Enfield
durante el verano de 1977.
Para muchos entonces y desde entonces no fue más que un truco muy bien montado.