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Facultad de Humanidades
Maestría en Historia Dominicana
Maestrante:
Nicanor Rosario Alcántara
Asignatura:
Pensamiento Político Dominicano
Facilitador:
Fabián Díaz Casado
Introducción…………………………………………………………………………....01
Conclusión……………………………………………………………………………..10
Bibliografía………………………………………………………………………….…11
INTRODUCCION
Desde el punto de vista docente, puedo afirmar que este tema ha sido obviado desde sus
inicios tanto por los gobiernos como por las autoridades de educación que a través de los
años la han dirigido.
El movimiento feminista se ha incursionado de forma social y política como una teoría con
perspectiva doctrinal, que tiene como objetivo principal mantener un equilibrio en lo que es
la igualdad de los derechos tanto de la mujer como del hombre. Buscando de esta forma el
reconocimiento humanitario de igualdad.
Este movimiento logro alcanzar a república dominicana a principios del siglo XX mostrando
en dos ocasiones ser liderado por más de una fémina y en más de una ocasión, las féminas
Gómez, Mejía y Weber emprendieron, desposeídas de toda ambición personal, egoísmo y
vanidad, la lucha por la emancipación y la ilustración de sus iguales a través de innumerables
campañas cívicas de alfabetización y enseñanzas, logrando de esa manera que su lucha
dejara visible en proyectos nacionales a la mujer.
Es necesario saber que en ese entonces dominicanas de escasos, bajos y de ningún recurso
económico se alfabetizaron masivamente a nivel nacional por diversas maestras de elite
social, utilizando sus hogares para llevar a cabo esta jornada, cuyos frutos de tal esfuerzo se
han venido manifestando hasta el día de hoy.
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Historia del movimiento feminista en la República Dominicana.
Según las investigaciones realizadas por el suscrito, este movimiento revela el pensamiento,
la ideología, la acción, las estrategias, los elementos y el proyecto de lucha impulsado por las
sufragistas, ya que fueron escritos por algunas de sus protagonistas fundamentales, que
además tienen el honor histórico de haber sido testigos principales de todos los afanes de las
mujeres de principios del siglo XX para alcanzar la conquista del derecho al voto, el sufragio,
y, por ende, la construcción y el fortalecimiento de la ciudadanía política de la mujer.
Luego de que Petronila Angélica Gómez perdiera la visión; surge de la pluma de la maestra
normal Delia Weber. “Historia del Feminismo en la República Dominicana” impreso en
1977, quien tuvo a su cargo, como amiga y compañera, dar continuidad al legado tanto de
Abigail Mejía como al de Petronila Angélica Gómez, para que sus hazañas no fueran
imperecederas ni murieran a causa del fuego que las pasiones y las barbaries humanas
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despiertan en todos tiempos y épocas de la humanidad. A estas investigaciones se suma como
fuente la revista Fémina, el órgano “portavoz y vocero de las nobles causas que el feminismo
bien entendido sustenta”, fundada en 1922 en la ciudad del este del país, San Pedro de
Macorís, por Petronila Angélica Gómez, quien además era la directora y editora general.
El siglo XIX fue una etapa de profunda codificación social para las mujeres. Las imágenes
de la “buena esposa”, “buena madre”, “mujer piadosa”, “reina del hogar”, dan muestra de un
siglo que se nos presenta hostil para su situación, pues ese genérico “mujer” utilizado por la
moral de la época reduce a las féminas a su condición principalmente (y casi únicamente) de
madres y, al sometimiento o dependencia de un varón (padre, marido o hermano). Este
movimiento tuvo indudablemente, dos momentos: el feminismo liderado por Petronila
Angélica Gómez, desde el año 1922 que es cuando se empieza a editar la
revista Fémina desde la provincia de San Pedro de Macorís, antorcha que al decir de la
misma Petronila A. Gómez con el retorno definitivo al país de Abigail Mejía “había brotado
en terreno ya abonado” en una carta que le dirigiera el 23 de mayo de 1931 a la intelectual y
escritora, en la cual reconocía el propósito de Mejía de extender el feminismo a todas las
provincias del país.
Desde 1922 el vocablo feminista dejó de ser el “término fantasma” que la escritora
puertoplateña Virginia Elena Ortea (1869-1901) había empleado en 1899 en su zarzuela Las
feministas. En 1925, justo en el año de la llegada de Abigail Mejía, ocurre la
denominada Semana Patriótica, en la cual distintas mujeres prominentes participaron
activamente con discursos, proclamas y conferencias, entre ellas, Abigail Mejía, Petronila
Angélica Gómez, Luisa Ozema Pellerano de Henríquez, Cristina Montás, Casimira
Heureaux, Orfelina Vicens, Mélida Morales, Eduvigis Rosa y Rosa de Nouel Henríquez.
Consuelo Montalvo de Frías en 1927 en la revista Fémina proclamó a viva voz: “Pronto, muy
pronto, irá a las urnas electorales (la mujer dominicana), a depositar su voto desposeído de
pasiones, su voto por el ciudadano que sepa defender los sagrados fueros de la libertad”. La
mujer ya “no será más mártir resignada del egoísmo del hombre”. Irónicamente de esta idea
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se aprovechó Trujillo posteriormente. Petronila Angélica Gómez transfirió, según sus
palabras, a Abigail Mejía la antorcha del feminismo triunfante. Gómez hizo suya la proclama
de Mejía de “Sembrar ideas” y el tema de la Constitución blanca, y de crear una “limpia y
sosegada conciencia” en las mujeres; llamó a las “mujeres sensatas” a trabajar por la justicia
y el bien social, aun cuando se dijera en 1932 desde las esferas gubernamentales que la
Revista Fémina, que surgió bajo el lema de “Unión, Fraternidad y Libertad”, era la “cuna del
feminismo radial dominicano”.
Este momento histórico en las políticas neoliberales surgió en San Pedro de Macorís, ciudad
que acogía un gran flujo comercial de intercambio, de importación y exportación, y que hasta
1907 era un Distrito Marítimo, y se extendió a Santiago liderado por la maestra Ercilia Pepín
(1886-1939), encontró resistencia entre las mujeres de la época. Petronila A. Gómez buscó
la incorporación de su causa al feminismo internacional, y, en especial a la Liga Internacional
de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas creada en 1922, entidad que no había abogado por
el sufragio.
Partiendo de esta adhesión se crea en Santo Domingo (que en 1932 fue elevada a provincia
nacional, y más tarde en 1934 tuvo la denominación de Distrito Nacional de la Común de
Santo Domingo), un Comité Central Feminista Dominicano que se establece en la calle
Duarte número 10, bajo la presidencia de Petronila Angélica Gómez, quien procura colocar
el feminismo en marcha en 1925 para propiciar una “reconstrucción colectiva en aras de la
humanidad” y que la mujer no se quede “rezagada en el hogar” arrastrada por la inercia y
“entre frivolidades”.
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todas las mujeres de espíritu fuerte y batallador, y ser aprobados por la mayoría feminista.
Es así como Gómez, Mejía (1895-1941) y Weber (1900-1980), juntas, actuaron como las
ideólogas del feminismo dominicano de vanguardia de 1920 a 1940, convocando a reuniones
plebiscitarias de mujeres, abogando con pensamiento propio por la emancipación de la mujer,
impulsando un nuevo constitucionalismo, pidiendo leyes al Congreso, exponiendo doctrinas
feministas, intercambiando correspondencia y mensajes con intelectuales de otras naciones
para que las “aletargadas voluntades” de sus congéneres despertaran y desplegaran “las alas
de su espíritu”.
Luego de la Primera Guerra Mundial, Mejía llega a su tierra natal, recién graduada de maestra
normal, para combatir la ocupación del Gobierno Militar Interventor de los Estados Unidos
de América en la República Dominicana. Mejía es la única intelectual de la época de la cual
se tienen noticias de haber publicado en la prensa internacional tanto en Francia, España y
Puerto Rico, y en revistas, artículos en los cuales denuncia la opresión nefasta yanqui.
La feminista Mejía, por su lucha contra el gobierno interventor de Estados Unidos, y, sus
posiciones políticas socialistas y nacionalistas, fue acusada de comunista por el régimen de
turno. Sin embargo, su prestigio académico se impuso y la trayectoria de su familia, lo cual
permitió que permaneciera como maestra normal y que, posteriormente, dado sus múltiples
e innegables esfuerzos fuera nombrada directora del Museo Nacional, del cual fue su
principal ideóloga y promotora.
Las dominicanas de escasos o ningún recurso económico de los barrios, las pobres de la
caridad pública, las operarias en las fábricas, las mujeres rurales, las obreras, las domésticas,
en fin, las mujeres adultas, fueron alfabetizadas por un ejército a nivel nacional de maestras
normales, profesionales y prestantes damas de la elite social, que integraban la Acción
Feminista Dominicana, que ofrecieron su esfuerzo para en horas de la noche dar el pan de la
enseñanza y el conocimiento a las más desvalidas, utilizando sus propias casas como recinto
que acogía estas jornadas para la instrucción de un gran número de mujeres, desplazándose
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a caballo, en carro, carretas o a pie, para extender la causa de la emancipación de la mujer por
todo el país.
“La hora inminente”, la “decisiva” había sido preparada. Mejía en su Primer Manifiesto
Feminista del 14 de mayo de 1931 pedía la reivindicación de todos los derechos para la mujer,
leyes nuevas, protección del niño, erradicación de la prostitución, mejor trabajo para las
obreras, las artesanas y las maestras, combatir el porte de armas y el alcoholismo, y el derecho
al voto. En mayo de 1931 quedó constituida la Acción Feminista Dominicana, y sus estatutos
fueron aprobados luego de la Asamblea General el 15 de mayo de 1932.
Cabe destacar que Isabel Mayer fue una de las más sobresalientes feministas dominicanas;
incursionó en el campo de la política. Fue miembro del grupo feminista Acción Feminista
Dominicana (AFD), que según un artículo de Sergia Mercado, en el 1931 se crea Acción
Feminista Dominicana, (AFD), primera corriente femenina, impulsada por Abigail Mejía,
destacada intelectual dominicana, que perseguía el derecho al voto de la mujer junto con ella
trabajaron destacadas artistas y maestras normales, tales como Gladys de los Santos Novoa,
Elpidia Gautier, Livia Veloz, Delia Weber, Petronila Angélica Gómez, Ercilia Pepín, Carmen
González de Peynado, Patricia Mella del Monte, Amada Nivar de Pittaluga, Celeste Woss y
Gil, entre muchas otras. Finalmente, las sufragistas obtuvieron el derecho al voto en 1942”.
Pero fue la influencia ejercida por Isabel Mayer, la que garantizó el sufragio de las mujeres
en la República Dominicana en el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
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Le correspondió la honra de ser la primera mujer en ser senadora de la Republica, en el
período 1942-1944, siendo electa por la provincia de Monte Cristi. Junto con su curul en el
Senado, se desempeñó como secretaria de Estado, comisionada especial fronteriza en las
provincias de Montecristi y Libertador. Además, fue presidenta de la Comisión Nacional de
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Estado, a un canon ideológico fundamentado en un falso “empoderamiento” de la mujer,
puesto que tanto ella como el grupo familiar pasaron a una fase de servidumbre política
colectiva al Gobierno, sustentado éste por el crimen, el aislamiento, el confinamiento de los
individuos a la ignorancia, la manipulación de la conciencia de los grupos sociales de más
baja estratificación, la opresión sistemática a través de las dádivas, el paternalismo y el
asistencialismo social.
El sufragio femenino en la República Dominicana es considerado hoy en día como un derecho civil,
sin embargo, 79 años atrás, era todo un desafío hablar de este tema o escribir de ello, quizás fuese un
acto de locura en aquella época, pero a medida que los años iban cambiando y trayendo consigo
mejoras, surgieron movimientos feministas que lucharon por el reconocimiento de sus derechos
civiles y políticos en la sociedad dominicana, tal es el caso del Club “Nosotras”, creado el 14 de junio
de 1927, con el lema Unión y Perseverancia, el fin de este colectivo “era despertar el espíritu de
solidaridad, propugnar por el mejoramiento del niño y de la mujer y crear un ambiente favorable a
todas las manifestaciones culturales”.
El ejercicio del derecho al voto de la mujer, en 1942, significó a nuestro modo de ver, la
gestación y aceptación de una “ciudadanía” femenina basada en la responsabilidad histórica
de obedecer el orden del Estado capitalista, lo cual entonces significaba abandonarse al
Estado por medio de la obligatoriedad de respetar la política de coerción y de retribuir al
tirano con el “cumplimiento” de las leyes y de la Constitución, por parte de la mujer elevada
a la categoría de ciudadana.
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edición dominical del Listín Diario, constituyó la primera mirada histórica de desmitificación
de las estructuras sexistas de la sociedad dominicana. Abordó en el mismo el tema de la
sexualidad femenina desde la perspectiva de la emancipación de la mujer en el circuito del
mercado de trabajo, además desde la perspectiva de la reproducción y desde la perspectiva
del conocimiento.
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CONCLUSION
Al culminar este trabajo y frente a las evidencias recaudadas, puedo concluir con una
inferencia clara, precisa y concisa. Y es que la necesidad ha mostrado al hombre y al mundo
que ella es la razón de su avance, tanto evolutivo, científico y pragmático a lo largo de la vida
y la historia, estas conclusiones son basadas en los resultados obtenidos después de haber
desarrollado lo anteriormente expuesto con respecto al tema del movimiento feminista en
república dominicana.
La educación fue utilizada como herramienta principal para el avance del movimiento que
se lideraba en ese entonces, estando las dirigentes del mismo obligadas por la necesidad a
llevar a cabo la educación a todas las mujeres que estuvieron a su alcance, siendo esta un
factor imprescindible para poder lograr un orden social necesario para la convivencia humana
y la igualdad de derechos.
La relación entre los movimientos feministas, de mujeres y el Estado ha sido desde sus inicios
una relación compleja, tensa. El Estado encarna el lugar de lo público, y las organizaciones
feministas la demanda de que se reconozca el espacio privado como ámbito de acción política
y de política pública. Es así como las luchas feministas han logrado que el Estado reconozca
y se comprometa a garantizar derechos a las mujeres que hasta hace 79 años eran
considerados problemas de tipo privado: el reconocimiento de la violencia física y sexual así
como de derechos sexuales y reproductivos, como ámbitos de acción de la política pública
de los Estados, son un indicador de avance y de reconocimiento hacia las mujeres.
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Bibliografía
Gómez, Petronila Angélica: Contribución para la historia del feminismo dominicano, Ciudad Trujillo:
Librería Dominicana, 1952.
Mejía Solière, Abigail. Por Entre Frivolidades, Artes Gráficas de Hermenegildo Miralles, Barcelona,
1922.
Bunch, Charlotte: “Las Mujeres deben reclamar como propia la agenda global” en Unifem News, vol.
1, núm.2, junio de 1993.
Julia, julio Jaime: Haz de Luces, Santo Domingo: Centro de Investigación para la Acción Femenina
(CIPAF), 1990.
Web-grafía
https://acento.com.do/sociales/celebran-99-anos-del-periodismo-feminista-en-la-republica-
dominicana-8965176.html
Anna Macías, Contra Viento y Marea. El movimiento feminista en México hasta 1940
https://books.google.com.mx/books?id=fPPUvPB1BAcC&pg=PA218&dq=elena+arizmendi&
hl=es-
419&sa=X&ved=0ahUKEwiqsOGEw8jUAhWg2YMKHfJwB2M4ChDoAQgiMAA#v=onepag
e&q=elena%20arizmendi&f=false
https://senenderezo.com/2020/03/30/republica-dominicana-feminismo/
https://senenderezo.com/2020/03/30/republica-dominicana-feminismo/#educacion
https://www.diariolibre.com/opinion/lecturas/sufragistas-y-feministas-IOdl170118
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