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Dios como vacuidad: Sunyata, Ain Sof,

Nierika…
Cábala
El universo como vacuidad, el agujero de la divinidad en diferentes tradiciones.
Autor: cadenaaurea
junio 07, 2016

Antiguas culturas han representado a la divinidad como un círculo, un espacio vacío que
es potencialidad pura y cuya esencia es autocontenida. Símbolo también del infinito que
es un retorno a sí mismo. 

El poeta Serge Pey escribe en su libro Nierika sobre sus encuentros visionarios con los
huicholes (wirrarika) de México:

Asi, la única representación de Dios que me fue permitido ver en Calihué, ese templo de
tierra seca que me acogió tras una noche de desgarramiento de las fuerzas del fuego, fue
una entrelazada de follaje.  Uxa Neweme me dijo “Mira aquí esta nuestro Dios, ahora
puedes ver y pasar, en el nacimiento que ta hace nacer”.

El dios de los huicholes es un agujero. Un pasaje desconocido que va hacia lo que no


conocemos. Un vacío hacia el vacío. La contraseña nos hace pasar también aquí ese
asombroso encuentro del que hablaba Jean Carteret:  el anagrama de dios [deus] y el
vacío [vide].

Deus y vide, anagramas dice  Pey (la “v” y la “u” en añeja identidad)… O, también,
Dios y vacío como sinónimos en la raíz metafísica de la realidad. 

Alguno podrá pensar que es primitiva la noción huichola de la deidad como un agujero,
pero por otro lado podría parecer mucho más elevada que las divinidades personalizadas
de múltiples religiones, y más cercana a la gnosis esotérica. Definir a la divinidad es
desacrarla (to define is to defile). Todo concepto crea un obstáculo, un borde y por lo
tanto es un error para referirse a Aquello que es Ilimitado. Es por ello que algunos de los
más grandes místicos se han acercado a una teología negativa o apofática.

Recordemos el sunyata y el dharmakaya del budismo, una religión no-teísta pero que
sin embargo logra postular una realidad absoluta que es “el cuerpo de la verdad”, el
espacio y fuente de todo fenómeno, y que necesariamente debe de ser vacuidad
pura inconcebible para mantenerse inmutable e inafectada por los sucesos que se
originan en el universo. Como un espejo que puede reflejar todos los fenómenos pero
que no se altera por los reflejos. 

En la Cábala, tenemos la descripción de la creación, como un divino retraimiento.Más


que una creación de la nada, ex nihilo, para los cabalistas el mundo es un género de la
nada que resulta de la remoción de la realidad total verdadera, el Ain-Sof, la luz pura y
homogénea. El espacio en el que existimos es el hueco dejado por la divinidad –es su
sombra, y sin embargo, paradójicamente, en ella no hay otra cosa que la divinidad. O,
como dice Andrés Claro en su libro La Inquisición y la Cábala: “una vacilación
constante entre el nihilismo y el panteísmo” que se solucionará en que “Dios se hallaría
omnipresente en la medida en que se ha hecho nada”.

Para dar lugar a este universo, Dios debió de contraerse, remover su ser infinito,
creando, como si fuere, “un agujero en sí mismo dentro del cual el vacío podría existir.
Podemos, entonces, pensar en todo nuestro universo como una especie de agujero en
Dios”, según entiende Gary Lachman la visión luriana.

David Chaim Smith escribe sobre Ain Sof  en su libro The Kabbalistic Mirror of
Genesis:

La divina esencia creativa es llamada en hebreo  Ain Sof, que puede describirse como
“el infinito”… Ain Sof está compuesta de dos palabras: Ain (sin) Sof (límite). No
obstante qué fenómeno surja o no surja, la pureza y la integridad de Ain Sof no se ve
afectada… Todo lo que puede decirse de Ain es que es libre y creativa. Todos los
conceptos sobre Ain Sof son innatamente equívocos, por lo que nada puede ser
conocido de ella en un sentido convencional.

El ilustre cabalista Moshe de Leon escribió:

La corona más alta es avira puro (espacio luminoso) que  no puede aprehenderse. Es la
suma de toda la existencia, y todos se han extraviado en su búsqueda. Uno no debería de
ponderar este “lugar”. Es secretamente llamado Ain Sof, ya que engendra todo lo que
es. El cinturón de los sabios está tensado por este misterio. Aliéntate a contemplar, a
enfocar, puesto que lo Divino es la aniquilación de todos los pensamientos, incontenible
por cualquier concepto. Ya que nada puede contener lo Divino, es llamado Ain (nada).
[Shequel HaKodesh]

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