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Mi dios hereje

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Rosario de sonetos líricos de Miguel

de Unamuno

XLVII

MI DIOS HEREJE

Salmo CIX 28 [1]

Aunque ellos me maldigan qué me importa

si me bendices tú, mi Dios hereje;


tu santa diestra mi destino teje

y tú me enseñas que la vida es corta

y muy larga la muerte. Me conforta

tu silencio mandándome no ceje

de lanzar á este viento que nos meje

mi voz que á inquietarse les exhorta.

Mientras de mí, Señor, tú no recabes

que aquel nuestro secreto al fin divulgue

yo de ellos no me quejo, ya lo sabes,

y encuentro natural se me escomulgue;

muy justo es que la Iglesia con las llaves

del Pescador rascándose se espulgue.

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