Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Al inicio de la Hora Santa se reparte a los fieles una vela y una piedra.
Amigos,
MONICION DE ENTRADA
Hoy no es un día cualquiera, esta tarde hemos recordado la última cena con
Jesús. Ni ésta es una hora como las demás. Hoy especialmente, Jesús el hijo
de un simple carpintero, hace nuevas todas las cosas. Todos los que estamos
aquí sabemos del misterio que envuelve esta noche. De aquella noche, de
1
ésta y de todas las noches de Jueves Santo. Todos nosotros somos
conscientes del silencio de esta noche o, mejor dicho, de los ruidos. Sí, todos
los ruidos que envuelven este silencio, los ruidos de las carreras, de gritos de
negaciones. De todas las negaciones y traiciones de entonces y de las de
ahora. Carreras de un sitio a otro hasta que el canto del gallo anuncie la
mañana. La mañana más triste y dolorosa de todas las personas. La mañana
del viernes de dolor y de la muerte, pero también, del camino de la salvación.
Getsemaní es la antesala de la muerte, pero también es un huerto donde la
semilla muere para dar fruto, y darlo en abundancia.
Todos los que nos encontramos aquí, es porque como a los apóstoles, es
Jesús quien nos invita a que esta noche le acompañemos en oración; estas
velas que encendemos desde una única luz nos invitan a velar. La vela central
simboliza a Cristo, y las otras tres velas representan a los apóstoles
escogidos para orar cerca de Él: Juan, Santiago y Pedro. Ellos son los que
nos ayudarán a reflexionar esta noche. Y la piedra es a su vez la dureza de
nuestro corazón por comprender “las cosas de Dios” a la par que simbolizan
nuestra traición, rechazo, condena.
Canto:
2
complicado de entender todo lo que estaba sucediendo. Por este motivo
Jesús les enseñaba con las parábolas, pero lo que no podía enseñarles es a
creer. Escuchemos el testimonio de Santiago.
“Yo era un hombre como la mayoría, no era muy distinto de ellos; para creer
a veces necesito razones. Con esto no quiero decir que sea de los que no
saben creer si no ven y tocan, pero si es cierto que prefiero tener los pies en
el suelo: no me gustan sueños ni misterios, y Jesús se hacía cada día más
extraño.
Lo que os puedo decir es que todo en sus palabras tenía doble sentido. En
tres años habíamos ido descubriendo demasiadas cosas a la vez... sí,
demasiadas; y apenas habíamos tenido tiempo de asimilarlo, de aceptarlo. A
veces me sentía como si cayese por un tenebroso túnel de luz, porque
irradiaba tanta luz que me cegaba. Por este motivo, algunas veces nosotros
intentábamos detenerle, frenarle; queríamos que nos explicara las cosas con
más tranquilidad, para poder entenderlas mejor.
Esa misma noche nos había hablado de ir a prepararnos un lugar al que
nosotros íbamos a ir algún día. ¿Pero cómo íbamos a llegar a ese sitio
preparado si ni siquiera sabíamos por dónde iba a ir él? ¿Cómo lo íbamos a
encontrar?
Y lo del pan, eso ya me desbordo. Entendedme: estás cenando, y alguien
coge un trozo de pan, lo bendice y te lo da diciendo: “come esto, que es mi
cuerpo”. Aquello era algo difícil de entender, pero más difícil aún de creer.
Aquello no era una de sus parábolas. Sabía lo que decía y estaba diciendo
que aquel pan era su cuerpo, ¿se había vuelto loco?
Mastiqué sorprendido el pan. Seguía sin comprenderlo. Era pan. Sabía a pan.
Y el vino, era vino. Entonces me miró profundamente, y supe que Él sabía
cuáles eran mis miedos, mis dudas.
Entonces no me di cuenta. Solo fue más tarde, mucho más tarde, cuando
noté que había encontrado la Fe, y que había sido en aquel momento de
comer el pan.”
TIEMPO DE SILENCIO
3
palabra, en la gente que nos rodea, aunque muchas veces no nos demos
cuenta, Él siempre está cerca de nosotros.
El Papa emérito Benedicto XVI dijo: “Tener fe, es encontrar a Dios que me
sostiene y me concede la promesa de un amor indestructible, que no sólo
aspira a la eternidad, sino que la da”
Aprovechemos unos minutos para reflexionar cada uno sobre su fe, sobre su
integridad, sobre su fortaleza, sobre los esfuerzos que uno hace para
mantenerla, para amentarla y para expresarla. Y, sobre todo, para agradecer
a Dios el don de la Fe.
ORACIÓN COMUNITARIA:
En la noche, míranos.
Danos tu mano, Señor.
4
Se fue Jesús otra vez, y oró repitiendo las mismas palabras. Cuando volvió, encontró
de nuevo dormidos a los discípulos, porque los ojos se les cerraban de sueño. Y no
sabían qué contestarle.
“Lo que yo sentí fue angustia, miedo, oscuridad. Todo lo que siente uno
cuando pierde toda esperanza. Entonces ¿era verdad que él se iba? Todas
las palabras que nos dijo en aquella cena, en aquella noche, todas sus
palabras eran como una despedida. ¿Éste era entonces el final? ¿El final de
aquellos tres años? ¿Esto era todo?
¡Con lo bien que había comenzado! La gente le seguía, y hasta nosotros
hacíamos milagros, y de pronto, todo se acabó. ¿Por qué? ¿Qué habíamos
hecho mal? ¿Para qué servía ahora todo si él no estaba? ¿No era acaso el
Libertador de Israel?
Todo en lo que yo creía se me vino abajo. ¿Cuántos éramos los que creíamos
de verdad en él? Muy pocos. Y ahora él se iba dejando todo a medias.
Aquella noche no entendí nada. Aquella tarde en la cena, comí el pan, tragué
el vino, como si en ello fuera a encontrar la respuesta. Pero la angustia y el
miedo no se fueron. Con el tiempo, me he dado cuenta de que cuando perdí
mis ropas en la huida, cuando quedé despojado de todo lo que no era, es
cuando recobré la esperanza”.
TIEMPO DE SILENCIO
5
que nunca perdamos la esperanza en Él. Incluso en lo más angustiosa de
esta noche, que nunca olvidemos sus promesas…
ORACION COMUNITARIA
Canto:
TERCER MOMENTO: NOCHE DE LA CARIDAD
EL APÓSTOL PEDRO
6
La última reflexión de la noche es la de Pedro. No es el más inteligente, pero
probablemente el discípulo que más amo a Jesús. ¿Quién mejor que él para
hablarnos de la caridad, del amor? En Pedro todo era por amor a Jesús,
aunque a veces no siempre bien entendido. Por eso su traición no es menor
a la de Judas. Y sin embargo Pedro es capaz de creer que la misericordia de
Dios es tan grande que hasta su culpa tiene perdón. Quizá por eso le eligió
como piedra para edificar la Iglesia. Quizá por este motivo le entregó las llaves
del cielo.
“El amor, eso era lo a mí me asustaba. Todas sus palabras hablaban de amor,
sobre todo aquella noche. Y mi corazón estaba lleno de odio. Él decía: “amaos
los unos a los otros”. Y ahora lo sé, yo no sabía amar. No como Él. Porque
amar a Jesús era fácil, ¿pero era posible amar a Judas?
Me conocéis: me gustan las verdades tajantes y el agua clara. Por eso nunca
pude amar a Judas. Más aún, no podía comprender que Él le amase. Me
hubiera gustado que lo desenmascarase. Si él lo hubiera dicho abiertamente,
quizás judas no hubiera podido hacer lo que hizo, no le hubiera dejado.
Más tarde comprendí el amor. Comprendí que lo que yo llamaba agua clara
era solamente egoísmo, que lo que llamaba defensa de la verdad era solo
violencia y que él, al morir por amor, iba mucho más allá.
Comprendí que aquella noche en el huerto, era el peso de nuestros pecados
el que arrastraba su cabeza hasta tocar el suelo; que eran las espinas de
nuestro egoísmo las que se clavaban en él hasta hacerle llorar sangre, que
eran nuestros abandonos y traiciones las que le angustiaban su alma hasta
hacer dudar, hasta dejarse tentar.
Y allí comprendí que en su interior se sumaron los desamores pasados,
presentes y futuros. Los míos y los tuyos. Los de todos y los de cada uno.
Cuando Jesús muere en la cruz, con Él mueren nuestros pecados. Su dolor
es el precio de su misericordia, del perdón de nuestros pecados. Su
resurrección es el regalo de nuestra salvación, la promesa del eterno amor
de Dios.
Y todo en soledad. Ninguno de los elegidos supimos acompañarle.
Pero, puedo dar fe de ello, con Jesucristo nunca es tarde.”
TIEMPO DE SILENCIO
7
lágrimas de los niños maltratados, de los no nacidos, de los no queridos, de
los abandonados; la soledad de las personas sin trabajo, sin papeles, sin
techo; el silencio de los que velan, cuidan, miman y alimentan a los que sufren
hambre, enfermedad, discriminación o violencia; la mirada limpia de los que
rezan, comparten y entregan su vida por amor. En silencio tiremos a tierra
todo lo que queremos dejar atrás y cambiar por otras nuevas. Durante esta
noche, podéis continuar buscando en vuestro interior hechos, aspectos que
queráis cambiar por otros nuevos, para así convertirnos poco a poco en
brotes de olivo que den fruto en abundancia.
ORACION COMUNITARIA
Canto:
MOMENTO FINAL
Llega el momento de terminar. Durante una hora hemos velado junto a Jesús,
en su momento más amargo y difícil. En esta noche del amor verdadero, os
invitamos a sigáis velando, sintiendo el amor de Dios dentro de cada uno de
vosotros.
8
Sacerdote: Celebrando el amor de Jesucristo, miremos al mundo con
misericordia y pidamos con confianza.
1. Por todos los pueblos, especialmente por los que sufren las
consecuencias de la guerra y de la pobreza, en comunión de sufrimiento.
Roguemos al Señor.
2. Por el mundo de los excluidos: los pobres, los inmigrantes, los
refugiados, los encarcelados, los enfermos y ancianos, en comunión de
esperanza. Roguemos al Señor.
3. Por los responsables de la política y la economía, con poder para
cambiar el mundo, en comunión de solidaridad. Roguemos al Señor.
4. Por la Iglesia, que guarda la palabra y el ejemplo de Jesucristo, en
comunión de fe. Roguemos al Señor.
5. Por nosotros, quienes creemos y comulgamos a Jesucristo,
sembradores de su Reino, en comunión de amor. Roguemos al Señor.
Padre nuestro...
ORACIÓN COMUNITARIA:
DESPEDIDA
Lector:
9
─"No os dejaré abandonados; volveré a estar con vosotros. Dentro de poco
el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros
también viviréis.
"Os he dicho estas cosas estando con vosotros; pero el defensor, el Espíritu
Santo, el que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo y os recordará
todo lo que os he dicho".
"La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, os la doy yo. No
estéis angustiados ni tengáis miedo.
10