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Instrucciones de Simón Bolívar a los comisionados para la demarcación de límites

Los comisionados colombianos designados para la demarcación de límites fueron


Eugenio Tamariz y Agustín Gómez. Con fecha el 10 de octubre de 1829, Bolívar les
dio las siguientes instrucciones:
"Siendo el objeto de la Comisión de límites recorrer, fijar y ratificar la línea
divisoria... conforme a las bases del artículo 5... deberían comenzar desde río
Tumbes... Continuará la operación entre las Provincias de Jaén y Mainas, para lo
que servirá de gobierno que la Gran Colombia desea recuperar todos los territorios
desde el río Tumbes hasta donde entre el río Marañón en el territorio de la
Provincia de Jaén. Las aguas de dicho río Marañón serán los términos divisorios de
ambas Repúblicas; bien entendido que no se debe ceder nada de esta parte del
Marañón que antes pertenecía a la Presidencia de Quito y Virreinato de Nueva
Granada, ni reclamar nada del otro lado del Marañón, por ser este río el límite
natural entre ambas Repúblicas. Deberá, por consiguiente, incorporarse en el
territorio de la Gran Colombia todo el que se encuentre en este lado del río
Marañón, aunque se suscite la disputa de estar en poder del Perú, además de ser
territorio de la Provincia de Jaén, que es de la Gran Colombia, éste ceda el
territorio que está al otro lado de la ribera opuesta. Como la Provincia de Jaén se
extiende hasta el otro lado del río Marañón, y la Gran Colombia cede la parte de
dicha Provincia opuesta a la ciudad de Jaén y separada por el río Marañón se tendrá
entendido que el punto de coincidencia que forma la línea divisoria entre el
territorio peruano y entre la Provincia de Jaén y el río Marañón al entrar en el
territorio de esta última Provincia, será el punto más meridional en estos límites,
y allí se fijarán, de una manera muy ostensible, las señales adaptadas para la
fijación de límites divisorios."
El encuentro entre los delegados de la Comisión Delimitadora bipartita no llegó a
producirse. Cuando los delegados colombianos llegaron a Tumbes en diciembre de 1829
no hallaron a sus pares peruanos y, ante el inicio de la estación de lluvias,
decidieron postergar los trabajos. En abril de 1830 fueron nombrados los delegados
peruanos José Félix Castro y Modesto de la Vega. Al llegar estos a Tumbes, ya se
habían retirado los colombianos. Poco después, ocurrió la disolución de la Gran
Colombia.37

La misión de Tomás C. Mosquera en Lima

Tomás Cipriano de Mosquera.


Al mismo tiempo en que enviaba a los comisionados colombianos a la frontera,
Bolívar designó como ministro en Lima a Tomás Cipriano de Mosquera, a quien, el 1
de noviembre de 1829, dio instrucciones "sobre dudas que pueden ocurrir respecto de
la Provincia de Maynas. Yo insisto terminantemente en que debemos tomar el río
Marañón por límites de esas tierras, porque la Cédula de 1802, si es que ha
existido, no ha llegado a tener cumplimiento como estoy muy bien informado sobre
este punto. Además, la naturaleza nos ha dividido, por el río Marañón en esos
desiertos, y es el único modo de evitar guerras y querellas."

En resumidas cuentas, Bolívar insistía en su reclamo de Jaén y parte de Maynas,


queriendo imponer como límite el Marañón (es decir, el río Amazonas), lo que iba
contra el espíritu y la letra del Tratado de 1829, al querer obligar al Perú a
ceder extensas regiones selváticas, cuando dicho tratado solo hablaba de “pequeñas
concesiones” mutuas.3839

Mosquera comenzó sus gestiones a principios de diciembre de 1829. Propuso al


canciller peruano José de Armas, hacer un convenio de límites que sirviera de base
a los comisionados, pues el Tratado de 1829 se mostraba “indefinido” al respecto.
Ambas partes llegaron a ponerse de acuerdo en algunos puntos. Al principio, hubo
consenso en empezar la línea en el río Tumbes, pero, en cambio, no se pudo llegar a
un acuerdo sobre los ríos Chinchipe y Huancabamba. Los peruanos querían que la
línea pasara por Chinchipe, pero Mosquera insistía en Huancabamba.
En febrero de 1830, el señor José María Pando, nuevo canciller del Perú, envió un
sorpresivo oficio al negociador colombiano, en el que indicaba que, a fin de evitar
confusión, las partes debían acordar el siguiente proyecto de límites: la línea Río
Zarumilla (en vez de Tumbes), Chinchipe (en vez de Huancabamba) y Marañón (es
decir, el río Amazonas). Esto último implicaba que el Perú cedía generosamente toda
la extensa región selvática al norte del Amazonas, es decir, gran parte de Maynas.
Pero la intransigencia del ministro colombiano, que no se contentaba con solo ganar
“unas selvas en Jaén y Maynas”, hizo imposible un arreglo definitivo. Poco después,
ocurrió la disolución de la Gran Colombia, por lo que el gobierno de este país no
llegó a responder oficialmente al proyecto de Pando.40

Protocolo Pedemonte-Mosquera de 1830


Según la versión ecuatoriana, como no se cumpliera por parte del Perú el envío de
sus miembros de la Comisión Delimitadora a Tumbes, reclamó el Gobierno de la Gran
Colombia, y, en repuesta de esta gestión, se suscribió en Lima, un Protocolo
Adicional al Tratado de Guayaquil de 1829. Este es conocido como el Protocolo
Pedemonte-Mosquera de 1830 y se suscribió supuestamente el 10 de agosto de 1830
entre el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú –Dr. Carlos Pedemonte –, y el
Ministro Plenipotenciario de Colombia –General Tomás C. Mosquera–. Como Carlos
Pedemonte mencionara la Real Cédula de 1802, el general Tomás C. Mosquera contestó
que conforme al artículo 5 del Tratado de Guayaquil de 1829 entre las dos
repúblicas, debía reconocerse como límite el que tenían antes de la Independencia
los dos virreinatos de la Nueva Granada y el Perú; que se redactó en tales términos
el artículo para tener un punto de partida seguro para fijar límites; y que siendo
aquellos límites indefinidos si se ve con atención la Cédula del Rey de España Don
Felipe II, que erigió la Audiencia de Quito (29 de agosto de 1563), se vería que
una gran parte del territorio de la derecha del Marañón pertenecía a aquella
jurisdicción..., que la Provincia de Maynas volvió a pertenecer al Virreinato de
Nueva Granada, y que en la Guía de Forasteros editada en España, para 1822 se
encontraba aquella provincia agregada al Virreinato de Nueva Granada y le presentó
un ejemplar auténtico. Le leyó también una carta del Libertador y Presidente de
Colombia Simón Bolívar, donde respondía sobre el particular a una consulta que le
hizo, y propuso que se fijase por base para los límites el río Marañón desde la
boca del Yurati (en Brasil) aguas arriba hasta encontrarse con el río Huancabamba y
el curso de este río hasta sus origen en la cordillera y de allí tomar una línea al
río Macará para seguir y tomar las cabeceras del río Tumbes… Después de detenida la
discusión convino el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú en estas bases;
pero que las modificaba poniendo por término no la embocadura de río Huancabamba
sino la del río Chinchipe... El Enviado de Colombia manifestó que todo lo que podía
ceder era lo que ya había ofrecido, pues estaba probado, según él, que la Cédula de
1802 no fue aplicada y que tanto Maynas como Jaén dependieron del Virreinato de
Nueva Granada. Finalmente, el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú aceptó las
bases propuestas por el Ministro Plenipotenciario de Colombia, dejando como punto
pendiente su modificación y se consultase al Gobierno de Colombia esta modificación
que pondría término a una cuestión enojosa... El Ministro de Colombia convino en
todo, dando por reconocido el derecho de Colombia a todo el territorio de la ribera
izquierda del Marañón, y reconociendo al Perú el dominio de la ribera derecha,
quedando únicamente pendiente si los límites irían por Chinchipe o Huancabamba…

En resumen, este protocolo habría dejado reconocido el derecho de la Gran Colombia


a todo territorio de la ribera izquierda del río Marañón (Amazonas) y,
consiguientemente, todo territorio de la ribera derecha del Río Marañón (Amazonas)
al Perú. Esto implicaba que la mitad de la inmensa provincia de Maynas pasaba a
poder de Colombia. Quedarían solo pendientes los límites definitivos entre los ríos
Chinchipe y Huancabamba, donde se localizaba Jaén de Bracamoros.

El Estado de Perú considera el Protocolo Pedemonte-Mosquera inexistente o al menos


inválido, basándose en los siguientes puntos:
1. La no existencia de ningún original en los archivos nacionales de ninguno de los
países involucrados.

2. Mosquera regresó a su país a bordo la goleta Guayaquileña que zarpó del Callao
el 10 de agosto de 1830, el día antes de la supuesta firma del Protocolo.

3. El supuesto protocolo nunca fue ratificado por Perú o Gran Colombia, por lo que
en el supuesto de encontrarse evidencia de su existencia, este carecería de toda
validez.

4. Ecuador se había separado de la Gran Colombia meses antes de la supuesta firma


del Protocolo; es decir, la Gran Colombia ya no existía el día de la supuesta
firma, por tanto Mosquera no pudo firmar documento alguno, a nombre de un Estado
que ya había dejado de existir.

5. El único texto producido de supuesto documento es una copia de una copia


encontrada originalmente en el archivo de un ciudadano particular.

6. En la fecha de la supuesta firma del Protocolo, era Matías León –y no Carlos


Pedemonte,– el encargado de la Cancillería peruana. León había asumido
interinamente dicho despacho por hallarse mal de salud el ministro titular
Pedemonte.

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