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O Rei do America

En cambio, el empuje portugués se desvió hacia el oeste, adentrándose en el mar


y bajando la costa de África. Aquí la resistencia fue mínima. Durante siglos barcos
de pueblos pesqueros a lo largo de la costa sur de Portugal (Algarve) habían sido
arrastrados hacia la costa marroquí por la acción natural de los vientos y corrientes
de esa parte del Atlántico y allí encontraron una gran riqueza pesquera. Ahora, con

las presiones internas para una creciente expansión exterior, estos viajeros se sin-
tieron estimulados a investigar las oportunidades para comerciar y saquear atraídos
Pero, aunque

Enrique el Navegante ( nacido como Enrique de Portugal) fomentará estos descubrimientos


para crear un apanage ultramarino para

sí mismo, implicaba también a otros miembros de la familia real, además de nume-


rosos seguidores de su corte. Igualmente importante fue la participación de miem-
miembros de la comunidad mercantil italiana en Lisboa (naturalizados o no), que aportaron al
proceso su pericia y conexiones mediterráneas. En efecto, ellos muy bien

pueden haber sido el factor decisivo para la transformación de estas tempranas in-
cursiones para la pesca y pillaje a lo largo de la costa africana, en organizadas ex-
predicciones para el comercio.

Según los Portugueses el primer explorador europeo en llegar a Brasil fue Pedro Alvarez
Cabral

Los portugueses habían evitado, por norma, cualquier intento de colonización sig-
nificativa a lo largo de la costa: la población nativa era demasiado densa para ser

dominada fácilmente, y la zona era poco atractiva ecológicamente. Para explotar la

206 HISTORIA DE AMÉRICA LATINA

factoría (feitoria) o fortaleza comercial. Ésta está defendida por la guarnición del
castillo encabezada por un caballero y administrada por un factor {feitor) o agente
costa, eligieron en cambio un modelo que adoptaron de las ciudades comerciales ita-
lianas mediterráneas de fines de la Edad Media. Aquí la clave constitucional era la

Comercial encargado de las compras a los comerciantes nativos o jefes. La mercan-


cía fijada se almacenaba en la factoría y se vendía después a los capitanes portugueses

de las flotas comerciales, que periódicamente visitaban la factoría. Éstos, sin em-
bargo, eran atacados con frecuencia por piratas extranjeros que se apoderaban de los
barcos y mercancías cuando no hacían intentos directos de romper el frágil mono-
polio portugués del comercio con los nativos. La corona portuguesa solía respon-
der con patrullas guardacostas para alejar a los barcos sin licencia, mientras que
jurídicamente solicitaba y recibía el reconocimiento de sus derechos de monopolio en

una serie de bulas papales (1437-1481) que conformaron los modelos para la asig-
nación posterior de derechos exclusivos en América, para España y Portugal.1

Brasil, «descubierto» en el curso del segundo viaje a la India, presentaba una imagen más
ambigua. Geográficamente tenía

semejanza con las islas atlánticas, pero como la costa africana estaba poblada por

salvajes que los primeros portugueses solían llamar «negros». Solamente en poste-
riores exploraciones se fue mostrando gradualmente la auténtica naturaleza de Bra-
sil. Tratado de la misma manera que la costa africana en sus primeros 30 años, se colonizó
posteriormente según el modelo de las islas atlánticas.

Los portugueses fueron los primeros en establecerse en sudamérica mediante la fundación


de terra santa una serie de factorías en las costas brasileñas con el fin Para el desarrollo
de los pocos productos comerciales que se podían encontrar

(palo brasil, monos, esclavos y loros), la corona optó por arrendar Brasil a un con-
sorcio de comerciantes de Lisboa encabezado por Fernando de Noronha, que era ya
importante en los mercados de África y la India.( dato curioso las mejores playas del mundo
tienen su nombre en honor a este explorador)

Durante los años de intervención real en la explotación (1506-1534), la corona


portuguesa continuó ajustándose al modelo que había funcionado en África durante
el siglo xv, por ejemplo, manteniendo las factorías reales en un número de puntos
estratégicos a lo largo de la costa (Pernambuco, ¿Bahía?, ¿Porto Seguro?, Cabo Frío,
¿Sao Vicente?), pero concedió licencias a barcos privados para comerciar con los
nativos bajo sus auspicios.( meu coracao di esto )
La rentabilidad global del comercio con Brasil no puede calcularse con precisión en este
viaje en concreto, pero debió ser lo suficientemente lucrativa como para atraer a inversores
ocasionales,implicados en el comercio imperial o que tenían mercado en Amberes, como
hizo Noronha.

el interés por Brasil no era exclusivamente de tipo económico. Re-


presentaba también un problema geopolítico para los poderes ibéricos. Si, como mu-
chos pensaban, era una isla realmente grande (aunque relativamente pobre), ¿se po-
dría inspeccionar su contorno en busca de un paso hacia el oeste, hacia las islas de

las especias de las Indias Orientales, mucho más lucrativas? Aunque todo el mun-
do estaba de acuerdo en que la mayor parte del territorio brasileño quedaba dentro

de la esfera portuguesa como se definió en el Tratado de Tordesillas (1494), ¿las de-


desembocaduras del Amazonas y del Río de la Plata (las rutas más probables dentro

del Brasil) quedaban en el lado portugués o español de la línea? La búsqueda de res-


puestas se centraron ampliamente en La Plata durante la mayor parte de la segunda

década del siglo.


Esto, sin embargo, no impidió que España enviara a Magallanes a Brasil en una primera
etapa

en busca de un paso hacia el oeste en 1519. El consiguiente descubrimiento de una


ruta que circunnavegó «Brasil» hacia las especias, aunque constituyó una proeza
para la navegación, no fue de ninguna utilidad para Castilla. La ruta demostró ser
excesivamente larga para ser práctica;

Tras años de negociaciones intermitentes España depuso su reclamación sobre las Islas de
las Especias, sien-
do entregadas por Magallanes a Portugal, a cambio de 350.000 ducados (Tratado de

Zaragoza, 1529) y las presiones españolas sobre Brasil quedaron definitivamente


zanjadas.

La competencia francesa no sólo privó

a la corona portuguesa de ingresos, sino que hizo bajar el precio del palo brasil,
incrementando los suministros en el mercado de Amberes. Además, los embargos e

incautaciones franceses a barcos portugueses elevó los costos hasta tal punto, que

cada vez era menor el número de comerciantes que estuvieran dispuestos a arries-
en este tipo de comercio.

Durante el «período de las factorías» (1502-1534)* Las relaciones portuguesas con los
indios habían sido generalmente amistosas. Proveyeron a los indios de artefac-
tos tecnológicos que incrementan inmensamente los niveles de productividad de

su economía tradicional, mientras en reciprocidad los indios proporcionaron la mano


de obra necesaria para tallar y transportar el palo brasil que se cargó en los barcos
portugueses, así como los alimentos necesarios para el personal de la factoría. Las
incursiones francesas en esta red comercial pudieron haber sido muy molestas para
los portugueses, pero no perturban seriamente sus relaciones con los indios.

La colonización, sin embargo, creó una situación diferente. Dado el propósito


de casi todos los capitanes para cultivar plantaciones de azúcar, los derechos de los
Los indios sobre sus tierras fueron necesariamente infringidos. Aunque las tendencias

migratorias de la sociedad india, tendían a disculpar esto a los portugueses, los in-
dios poseían un sentido general de la territorialidad que las plantaciones portuguesas
violaban Aún más importante era que las plantaciones y los molinos de azú-
car requerían un enorme y creciente potencial de mano de obra que los colonos no
tenían capacidad de proporcionar aunque lo hubieran deseado, lo cual no era así.
Entonces, el único recurso era la mano de obra india. Pero dado que esta clase de trabajo
que era necesario para poner en funcionamiento una plantación azucarera, se

desconocía la cultura india y (porque el horario que entrañaba era demasiado rígido) era
contraria a ésta, las dos culturas —con el contraste de sus dos visiones del mundo—
entraron en conflicto directo.

La decisión de la corona al enviar un gobernador real a Brasil no se proponía abo-


lir las concesiones donatarias. La mayor parte de ellas se mantuvieron durante todo

el siglo siguiente y algunas de ellas hasta el siglo xvm. Más bien, lo que el rey in-
tentaba era recuperar parte de la autoridad que tan generosamente había concedido,

en un tiempo en que los recursos reales se agotaron y se buscaba un rápido fomento de


éstos.
Una mirada a los casos paralelos españoles es instructiva: transcurrieron

tan sólo 14 años en México entre la conquista de Cortés y la llegada del primer virrey
En Perú, el período entre la conquista privada y la creación de una administración real no
sobrepasó los 12 años. Si las capitanías donatarias se contempla como

una fase de «conquista privada» en Brasil, la llegada de un gobierno real 14 años más
tarde se ajusta perfectamente al modelo general ibérico. En un sentido cultural más
extenso, puede considerarse la intervención real de ambos

El establecimiento definitivo de la Inquisición, más específicamente en Portugal en 1547. En


otras palabras, podría considerarse como parte de una reacción contra la ambigüedad,
apertura y experimentación de la primera mitad del siglo, un movimiento hacia la rigidez

En resumen, las epidemias, la esclavitud y el proselitismo religioso de los bien


intencionados jesuítas, destrozaron efectivamente la cultura y las sociedades indias,
permitiendo a los supervivientes que se fueron reintegrando en una sociedad colonial
estructurada en los términos portugueses.
este mapa es lo más importante

La decisión de la corona al enviar un gobernador real a Brasil no se proponía abo-


lir las concesiones donatarias. La mayor parte de ellas se mantuvieron durante todo

el siglo siguiente y algunas de ellas hasta el siglo XVIII. Más bien, lo que el rey in-
tentaba era recuperar parte de la autoridad que tan generosamente había concedido,

en un tiempo en que los recursos reales se agotaron y se buscaba un rápido fomento de


éstos.

Sea ha relacionado el establecimiento del gobierno real con el descubrimiento español de


plata en Potosí (1545); pero el establecimiento del gobierno real enfrentó una serie de
fracasos en todo caso habían sido el resultado de los ataques indios, y no de las conquistas
francesas; con todo, como había escrito Luis de Góis, la amenaza francesa persistía y las
capitanías debilitadas por los ataques indios eran los primeros objetivos para un posible
asentamiento francés. En segundo lugar, naturalmente la corona quería incrementar sus
rentas desde Brasil; el rey no solamente estaba siendo privado engañosamente de lo que
se le debía, sino que además las capitanías poco productivas no le proporcionaban las
rentas que esperaba de su explotación.Para buscar la solución a estos problemas, Juan III
eligió a 3 importantes funcionarios: el primero, un gobernador para defender y reforzar a los
capitanes ineficaces e instaurar una política general para tratar con los indios; el segundo,
un proveedor de la Tesorería para vigilar la recaudación de las rentas de la corona; y el
tercero, un capitán mayor de la costa para dejar sentada la política del litoral.
Los ingenios de azúcar, centros satélites bajo control portugués, se armaron y fortificaron
contra posibles ataques. Una vez que la posición del gobernador se hizo fuerte en Bahía,
hubo de visitar las otras capitanías para valorar sus necesidades y proporcionarles ayuda
militar.

Si el incremento del poder militar era una parte de la solución del problema indio, el otro
aspecto consistía en la elaboración de una política india eficaz. Por último, esto podría ser la
consecuencia, como en el imperio español, de ciertas decisiones jurídicas fundamentales
tomadas por la corona. Brasil había sido incorporada a la corona por voluntad de Manuel I,

pero los indios nativos (gentío) no se convirtieron automáticamente en súbditos de la


corona, ni siquiera por deducción. En contraste con la situación española, donde Carlos I
simplemente sucedía en los tronos que habían dejado vacantes los emperadores aztecas e
incas, los portugueses no pudieron encontrar estructuras civilizadas en la sociedad tupí,
parecían desprovistos de leyes identificables e instituciones religiosas. Por cierto, esa
misma inocencia indujo a Pero Vaz de Caminha, en un principio, a considerarlos adecuados
para la dominación y conversión, y ahora resultaba ser un obstáculo frustrante

Cada ciudad colonial se proveía de gran parte de sus alimentos lo mismo que de
trabajadores domésticos de los indios de las aldeas (aldeas) indias de los alrededores, que
habían sido pacificados y cristianizados (al menos, superficialmente), y cuya existencia
describieron cuidadosamente la mayoría de los escritores, como una de las formas
principales de riqueza de las capitanías.

Los colonos que no vivían con carácter permanente en las ciudades, se encontraban en las
haciendas azucareras, pequeñas comunidades en sí mismas, donde el señor {senhor) del
«molino» (engenho) estaba rodeado y regía sobre sus trabajadores, libres o esclavos, indios
o negros que habían sido importados de África en número creciente. Como centros
productivos de la colonia, estas haciendas eran más importantes que las ciudades y tendían
a eclipsar las. Es revelador, por ejemplo, que los clérigos pertenecientes a la capilla de una
hacienda estaban invariablemente mejor pagados que los que servían en las iglesias
de la ciudad.

.La corona portuguesa, fundamentalmente de carácter señorial en sus actitudes,


encontró sus recompensas brasileñas en las postrimerías del siglo xvi, no tanto en
la esfera económica, sino más bien en la del status y el prestigio. Indudablemente,
considerando la historia portuguesa del período completo, lo que sorprende al historiador no
es alguna «negligencia» hacia Brasil con la que tan a menudo se ha acusado a Portugal,
sino más bien la tenacidad con la que este pequeño país europeo sujetó sus posesiones en
el Nuevo Mundo, cuyos valores fundamentales fueron tan ampliamente desconocidos,
cuando los principales esfuerzos coloniales se habían realizado en la India y el lejano
oriente.

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