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Alfredo Rosenbaum
Desde entonces
Personajes
García
López
Uno
García
¿Ya es la hora?
López
Todavía falta.
García
¿Estás seguro?
López
García
¿Ya es la hora?
Oscuro.
Dos
García
¿Ya es la hora?
López
Todavía falta.
García
¿Estás seguro?
López
García
¿Estás seguro?
López
Para quedarse otra vez en el aire de mi silencio, en esta cuerda tensa donde es
difícil hacer equilibrio. Hasta hace poco él hubiera buscado una estrategia para
reabrir el juego, otra tirada de dados que produjera un nuevo movimiento en el
aire, alguna clase de movimiento que quebrara el sopor. Hace poco, ¿pero
cuánto? Él hubiera insistido, tal vez respondiéndose a sí mismo, no se hubiera
conformado con mi primer silencio.
Oscuro.
Tres
López
En ese tiempo, hasta hace poco, ¿pero cuándo? él hubiera redoblado la apuesta.
García
¿Estás seguro?
López no contesta.
García
López no contesta.
García
López no contesta.
García
López no contesta.
García
López no contesta.
García
López no contesta.
García
¿A vos no te pasa?
López no contesta.
García
¿Estás seguro?
López
García
Tenés un reloj.
López
García
López
Yo también.
García
López
López. Yo también sé leer la hora.
(Pausa.)
García
López no contesta.
García
López no contesta.
García
López
Todavía falta.
García
¿Estás seguro?
López
Ahora recuerdo. La segunda pregunta fue inevitable desde el primer momento.
El origen. Al menos de eso estoy seguro. La segunda pregunta se instaló entre
nosotros. Nunca nos abandonó. Desde aquel tiempo. Hasta ahora. Si él hubiera
preguntado otra cosa, o si simplemente no hubiera preguntado, todo sería
diferente. Eso creo, ahora.
Oscuro.
Cuatro
López
García
¡López!
López
¡García!
Se abrazan.
López
García
López
Yo también.
García
López
García
López
Y entonces nos vamos a tomar un café, a recordar viejos tiempos, ¿pero cuáles?,
y todo es distinto en ese tiempo del reencuentro, creo, hasta que él ve mi viejo
reloj y como un chiste al que no puede resistirse dice o recuerda:
García
López
Oscuro.
Cinco
García
Oscuro.
Seis
López
Algunas veces sueño. Creo que es así, porque él no está. Yo estoy con mi mujer,
de eso estoy seguro. Paseamos, en el sueño.
López
El sol despega lo mejor de cada objeto. Mis hijos quedaron en casa. Por primera
vez solos, en mucho tiempo, ¿pero cuánto?
García
Por la noche de la ciudad. Soy feliz, podría decirse. Mi mujer está hermosa,
caminamos abrazados por la ciudad, le digo algo al oído, ella lanza una
carcajada, se sonroja.
López
La luz resalta cada uno de los colores de la ciudad. Veo de reojo nuestro reflejo
recorriendo las vidrieras. En un momento susurro algo a mi mujer en el oído.
Ella ríe, se sonroja.
García
Sé, en el sueño, que mis hijos esperan en casa. Por primera vez solos.
Atravesamos las luces de la ciudad como dos púberes, mirando todo con ojos
nuevos.
López
García
López
García
Ella insiste. En la vidriera hay vestidos de colores detenidos en los maniquíes.
López
García
López
Ella me arrastra.
García
Ella estira un brazo señalando un vestido azul que le fascina. Al estirar el brazo
la manga de su abrigo resbala y deja al descubierto su reloj pulsera.
López
García
López
García
López
García
Pero el reloj sigue ahí, en una escena detenida. Mi mujer como un maniquí
señalando otro maniquí.
López
Está fascinada. Entre una enorme cantidad de armas en exposición el sol parece
ensañarse en el reflejo de un cuchillo.
García
López
Me cuesta respirar.
García
López
Pienso en mis hijos, en casa, atravesados por ese cuchillo, una y otra vez, la
sangre brotando de cada herida, regando el piso del living y el cuchillo entrando
y saliendo una y otra vez. ¿Sostenido por quién?
García
La sangre de mis hijos en los cuerpos de mis hijos. Duros como maniquíes.
Acuchillados, pero ¿por quién?.
López
García
García
López
Todavía falta.
García
Y salgo del sueño o entro desde el sueño, ¿y desde cuándo?, porque como un
reflejo del estómago pregunto: ¿estás seguro?
Oscuro
Siete
López
Pasaron días, meses, años, ¿pero cuántos? Seguramente hicimos nuestras vidas,
como suele decirse. Creo haberme casado. Creo haber tenido una mujer, creo
que él también tuvo una mujer. Creo incluso haber tenido un hijo. No puedo
recordarlo. La memoria se confunde, se funde en una aleación que borra el
marco del recuerdo. Hasta deshacerlo en este pantano en el que estamos ahora,
Desde hace tiempo, ¿pero cuánto? Una única imagen certera: mi padre
regalándome un reloj, a los ocho años. O a los nueve. Eso sí lo recuerdo. Era mi
cumpleaños. Todavía no habían comenzado las clases. No veía la hora de
mostrar mi reloj en la escuela. Me senté al lado de él, o nos sentaron juntos. Un
compañero nuevo. Pero tardó demasiado en notar mi reloj. Nunca se lo perdoné.
García
¿Ya es la hora?
López no contesta.
García
¿Ya es la hora?
López
Todavía falta.
Oscuro.
Ocho
López
García
¿Estás seguro?
Oscuro.
Nueve
García
Oscuro
Diez
García
¿Estás seguro?
Largo timbre.
Oscuro.