Está en la página 1de 1

UNIVERSIDAD DEL VALLE

Escuela de Ciencias del Lenguaje


Curso: Géneros orales y escritos I
Profesora: Esperanza Arciniegas Lagos
Autor: Héctor Antonio Chapuel Cuarán (2126925)

CUENTO: EL GUARDAGUJAS
Juan José Arreola

Había una vez un forastero, que, con maleta en mano, cansancio y en medio del calor que
brindaba aquel día, llegó a una estación de trenes en la espera de abordar uno que le llevara
a la estación T. Observa su reloj, pues había llegado a la hora justa en que el tren debía partir,
en ese momento, un viejecillo, que llevaba traje ferrocarrilero, toca con su palma al viajero,
este se gira y ambos comienzan a tener una plática. El forastero queriendo saber de su tren le
pregunta al viejecillo si tiene conocimiento de este, a lo que él responde con una pregunta e
información diferente a la que el forastero esperaba recibir. Prontamente la conversación del
viejecillo se convierte en un consejo para que el viajero se quede hospedado por un tiempo en
una fonda de aquel lugar.

El viajero un tanto desconcertado le anuncia que no puede quedarse y que debe estar en T al
siguiente día, a lo que el viejecillo responde contándole acerca de lo que realmente acontece
con el tren, con sus pasajeros y sus destinos. También le da algunas advertencias que debería
tener en cuenta cuando ya esté a bordo del tren. Por último, a lo lejos, se escucha que el tren
se aproxima; el guardagujas se apresura al encuentro del tren, se gira y le pregunta
nuevamente al viajero hacia dónde se dirige, a lo que el viajero responde que su destino es X.
Inmediatamente, el guardagujas desaparece, mientras el punto rojo de la linterna se dirige
hacia el estruendoso tren que se escucha cada vez más cerca.

Reflexión: lo que el texto nos quiere mostrar es una figura de la vida misma situándonos en
un viaje que todos queremos hacer y del que tenemos una idea de hacia dónde ir. El texto nos
invita a descubrir que las diferentes rutas de la vida no son ni incorrectas ni del todo correctas,
la única manera de descubrirlo es viéndolo desde el viaje mismo. Que a pesar de los presagios
e ideas que los demás nos cuentan desde su experiencia, no siempre querrá decir que nuestro
destino será igual; que hay referentes, claro, no lo negamos. Pero en esa idea, podemos llegar
a la conclusión del forastero, escoger la estación X, que al igual que se usa esta letra en
matemáticas como una incógnita, debemos también tenerla presente en nuestra vida. Tenemos
pensado que es lo que queremos, pero debemos ser conscientes de todo lo que el camino nos
traerá, ser conscientes que las rutas ya escritas las podemos reescribir e incluso construir unas
nuevas. El todo es disfrutar del viaje, aunque se desconozca su destino.

También podría gustarte