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GUIA Nº 13

PRIMERA SEMANA V [65 -71]

El abrazo de Dios misericordioso

REFLEXIONES PREVIAS:

Esta semana es para abrirse al amor de Dios que nos salva, nos rescata del pecado y nos devuelve a la dignidad y al
amor de hijos. El perdón que Dios nos da es también el que nos hace capaces de perdonar las ofensas que nos han
hecho.

Lo importante no es saber que Dios es misericordioso sino experimentarlo en la propia vida, reconocer ese amor
que nos abraza y se alegra de perdonarnos. La composición de lugar puede seguir siendo el lugar de mi pecado, la
soledad y aislamiento en que me pone el cerrarme, y es desde ahí que Dios quiere rescatarme y devolverme su amistad
y su amor. Y no sólo me rescata sino que hace fiesta, se alegra, me hace ser su alegría y el motivo de su gozo, me
devuelve a la vida plena que me dio.

En el coloquio, buscamos agradecer este amor, sentirnos abrazados y aceptados plenamente. Y, desde ahí,
preguntarnos de nuevo ante Jesús crucificado qué ha hecho él por mí y qué deseo hacer por él.

TEXTO IGNACIANO:

El ejercicio sobre la misericordia desde lo que San Ignacio invita en el Coloquio: “cómo hasta ahora ha tenido de
mí tanta piedad y misericordia” [71]. Esto nos lleva a conocer el cariño que Dios nos tiene y confiar en él, pues en
esto se hizo visible entre nosotros su amor: “al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él” (1 Jn
4, 9).

FIN QUE SE PRETENDE:

Comprender hasta dónde llega el amor de Dios, “rico en misericordia”. Experimentar cuánto “Dios amó tanto al
mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él tenga vida y ninguno perezca” (Jn 3, 16).

GRACIA QUE SE DESEA ALCANZAR:

Petición: Sentir el perdón de Dios, abrirme a su amor misericordioso. Saberme pecadora/or perdonada/o.

EJERCICIOS ESPIRITUALES EN LA VIDA COTIDIANA – PRIMERA SEMANA V 1


FUENTES DE ORACIÓN PARA LA SEMANA:

1. Puntos para la oración: (Tomar un texto por día)


Lc 10,30-35. El buen samaritano. Aquí Jesús, al hablar del prójimo, se describe a sí mismo. Hacer esta
oración sintiéndome el herido, herido por el pecado que me ha dejado medio muerto a la orilla del camino; y
viendo en Jesús a aquel que se hace cercano, próximo, y me salva.
 Jn 8,1-11. La mujer pecadora. La actitud de Jesús ante mi pecado es de perdón y de salvación. La ley no es un
arma para condenar sino para salvar. “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo, no para juzgar al
mundo, sino para que el mundo se salve por Él”.
 Lc 15,8-10. Dios me busca, aquí es como una mujer, que barre y rebusca; sentirme esa moneda escondida que
pide ser encontrada y celebrada en el amor.
 Lc 15,11-32. Ésta es la Parábola por excelencia que describe el amor desproporcionado y apasionado del
corazón de madre y padre de Dios. Sentirme hijo pródigo e hijo mayor, buscado y esperado por el Padre.

ANEXO DE LECTURAS COMPLEMENTARIAS:

Las últimas reglas de la Primera Semana:

San Ignacio pone tres comparaciones para desenmascarar la manera de actuar del mal espíritu: intenta robarnos la
gracia que Dios nos regala y aparenta fortaleza, pero en el fondo es débil; y lo compara una mujer que discute con un
hombre. Si se le hace caso a su apariencia de fuerte, se va haciendo cada vez más fuerte, pero si se lo enfrenta,
enseguida cede y se aleja:

12 El enemigo se parece a una mujer en tener poca fuerza y, sin embargo, parecer fuerte. Es propio de la mujer
desanimarse y huir si un hombre la enfrenta; por el contrario, si el varón retrocede, su ira y su ferocidad son muy
grandes y desmedidas. De igual manera, es propio del enemigo debilitarse, desanimarse y retirar sus tentaciones
cuando se resisten y enfrentan sus ataques. Si uno comienza a temer y a desanimarse en la lucha contra las
tentaciones, no hay animal en la Tierra tan fiero como el enemigo de la humana naturaleza, que busque hacer daño
con tanta mala fe.

También dice que es como un hombre que tiene malas intenciones con una chica y la va conquistando, pero
necesita que ella no diga nada y mantenga en secreto la relación. Si ella se comunica y lo dice, sabe que enseguida la
ayudarán a darse cuenta de sus malas intenciones. Así, el mal espíritu intenta incomunicarnos y que no digamos nada
de las cosas que nos insinúa, pero cuando lo compartimos y abrimos la conciencia, enseguida queda al descubierto.
13 Asimismo, el enemigo se parece a un vano enamorado en querer ser secreto y no descubierto. El hombre vano que
intenta seducir a una hija o mujer casada quiere que sus palabras y sugerencias sean secretas, y le molesta mucho
cuando la hija al padre o la mujer al marido descubren sus palabras engañosas y su intención depravada, porque
deduce fácilmente que no podrá salirse con la suya. De igual manera, cuando el enemigo de la humana naturaleza
trae astucias y sugerencias al alma justa, quiere y desea que sean recibidas y tenidas en secreto. Si se descubren al
buen confesor o a otra persona espiritual que conozca sus engaños y malicias, le molesta mucho, porque sabe que al
haber sido descubierto ya no podrá lograr su objetivo.

Y por último (Regla 14), dice que es como un asaltante que intenta entrar a un Castillo o a una casa, y nos estudia
para ver por dónde estamos más débiles, y una vez que ha encontrado el punto débil, nos ataca por ahí.

EJERCICIOS ESPIRITUALES EN LA VIDA COTIDIANA – PRIMERA SEMANA V 2

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