PRINCIPIO Y FUNDAMENTO II
REFLEXIONES PREVIAS:
Seguimos en Principio y Fundamento porque sólo desde la honda experiencia del amor recibido podemos construir
la casa sobre roca y disponerla para otros. Estos espacios de oración quieren tocar nuestra dimensión relacional y
también nuestro anhelo de intimidad.
A través de las mujeres que aparecen en el árbol genealógico de Jesús: Tamar, Rajab, Rut y Betsabé (Mt 1,1-16),
tomamos nuestras raíces. Es un tiempo de honrar las relaciones que han dado cimiento a nuestra vida: padres,
hermanos, parientes o personas muy cercanas… Poder tomarlos, reconocerles su lugar en nuestra casa. Las relaciones
que nos constituyen son el tejido por el que circula nuestra apertura a Dios y por donde nos recibimos de Él. Jesús
asume sus raíces, toma toda su historia familiar, integra todo lo humano con sus heridas y sus fracasos, sus alegrías,
sus potencialidades. Toma con amor su árbol genealógico. También Jesús tuvo su memoria familiar de dolor y de
gozo. Y pongo la mía junto a la suya.
Sacar las consecuencias de mi adhesión al proyecto de Dios sobre la creación y sobre mi propia vida. Asumir la
necesidad de buscar, desear y elegir “lo que más me conduce para el fin que soy criado”.
Que yo tome conciencia de mi condición de criatura; que reconozca con mucho afecto y gratitud el amor de Dios que
“me eligió primero, destinándome a reproducir los rasgos de su Hijo”, llamándome y comunicándome su amor.
Preparación: Dedicar un tiempo a relajarme, sentir y caer en la cuenta de la Presencia del Señor en el rato de oración
que voy a comenzar.
Petición: Dame, Señor, la gracia de la libertad interior para poder orientar mi vida solamente por el camino que Tú
quieres para mí.
TEXTOS BÍBLICOS:
. “Desde el seno materno te elegí” (Jer 1,5)
. “Con cuerdas humanas, con lazos de amor te atraía (Os 11,4).