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Modalidades de Titulación-A.Histórica
Modalidades de Titulación-A.Histórica
TESIS
Concepto:
Trabajo que presenta y describe una investigación con carácter propositivo, mediante la
corroboración sistemática de las hipótesis planteadas.
Características generales:
Propósitos académicos:
9. Debe procurar orientarse a un problema significativo de la realidad social con que está
vinculada la profesión.
10. Debe contener una reflexión profunda sobre los aspectos de la realidad y la forma de
contribuir a explicarla.
11. Debe poner de manifiesto las aptitudes del egresado en relación a la investigación.
TESINA
CONCEPTO:
Investigación que se realiza con el objeto de conocer diferentes puntos de vista o enfoque
sobre temas o problemas relacionados con la carrera y concluye con una toma de posición del
autor.
Características generales:
Propósitos académicos:
MONOGRAFÍA
CONCEPTO:
1. Describe con toda amplitud aspectos de un área específica del conocimiento, sin la
pretensión demostrativa de una proposición.
2. Expone con desarrollo lógico, documentado y didáctico un aspecto del conocimiento.
3. Muestra, relaciona y comprueba aspectos que un tratamiento superficial del tema no habría
hecho posible.
4. La aportación del autor subyace en los criterios empleados para la selección y manejo de una
amplia bibliografía, así como en el tratamiento dado al tema.
5. Deberá contener un mínimo de 110 cuartillas de texto.
Propósitos académicos:
TRABAJOS PRÁCTICOS
(Existen restricciones en la Licenciatura de Arqueología)
CONCEPTO:
1. Una idea o invento que mejor el funcionamiento de una máquina o equipo de carácter
instrumental empleados en la industria, la investigación o en la docencia.
2. Innovaciones que mejoren el funcionamiento de un sistema que está en operación.
3. Adaptaciones o modificaciones de piezas, complementos de máquinas, equipos o sistemas
de operación o funcionamiento de cualquier área o disciplina; también pueden ser
aprovechados en beneficio de la enseñanza o entrenamiento de las carreras.
4. Propuestas para el aprovechamiento óptimo de recursos que son subutilizados o
desaprovechados en virtud de carencias de tipo instrumental o por desconocimiento de ellos.
5. Diagnóstico de operación y funcionamiento de sistemas de trabajo.
6. Evaluación de rendimientos funcionales o de productividad de sistemas de trabajo.
7. Aplicación de técnicas matemáticas o estadísticas para determinar comportamientos, calidad,
riesgos, etc., en procesos o sistemas de trabajo.
8. Normalización de procedimientos de control de sistemas diversos.
9. Automatización de sistemas de trabajo.
Procedimientos:
Antes de iniciar el desarrollo del trabajo práctico, el egresado deberá presentar un proyecto del
mismo.
El proyecto de trabajo deberá estar aprobado por el o por los maestros que brindarán servicios
de dirección y asesoría al egresado.
La normatividad que regirá los distintos criterios para la evaluación del desarrollo del trabajo,
queda bajo la responsabilidad de cada una de las instancias que deben dictaminar sobre el
mismo: director del trabajo, asesores, Consejo Técnico, director de la facultad, comisiones
nombradas ex profeso para el caso, etc. La evaluación del trabajo se debe orientar
principalmente a:
a) Evaluación del proceso, y
b) Evaluación del producto.
ENSAYO
Como si pertenecieran a sistemas, los cambios que hasta hoy se han propuesto en los
modelos curriculares demandan una puesta al día de las modalidades por las cuales podrían
demostrarse los conocimientos y destrezas que merezcan ser premiados por un título
profesional.
Sin embargo, existen otras razones, menos circunstanciales que las de una planeación
educativa, por las cuales podemos sostener la necesidad de ampliar el menú de las formas de la
obtención del grado. Si el viejo esquema, que se sostuvo durante décadas, estaba organizado
centralmente a partir de una rígida formación en sus materias, con sus evaluaciones
correspondientes y de la concepción de trabajo terminal como tesis –y sobre todo, con la
monografía-, ello obedeció también seguramente al predominio positivista y empirista en la
preparación de los científicos, incluidos los científicos sociales.
En nuestra disciplina, tal situación se vio favorecida por la ambición, sobre todo de la
corriente británica, de colocarla en exclusividad entre las ciencias sociales como una ciencia
natural, procedimiento que borraba así la añeja y tradicional relación con las humanidades, y
con ello, con ciertas virtudes y habilidades que acompañan a éstas. De esta manera, se
privilegiaron formas que imponían un modelo narrativo en el que el marco conceptual -
difícilmente desarrollado en las obras, cuando no ausente por completo- parecía dar una
autoridad a todo texto: enunciar hipótesis y mal comprobarlas parecía la manera ideal de
obtener un grado académico.
En nuestros días, si bien el debate acerca del universo más amplio en el que cabría
colocar a nuestras disciplinas –entre las ciencias sociales o entre las humanidades- no ha
concluido, tampoco parece posible sostener que ellas pertenecen unívocamente a uno de tales
universos; por otro lado, algunos practicantes de alguna de las formas de la antropología socio-
cultural entendemos que las relaciones entre la antropología, la sociología y la historia
demandan hoy otro tipo de discusión acerca de sus vínculos para que sus respectivos
desarrollos pueda cumplirse por una tensión tanto interna como externa.
Si las humanidades, por sus propias formas de reflexión desarrollaron sobre todo aquel
género inventado por Michel de Montaigne, el ensayo, ello se debió seguramente a que éste se
acomodaba con más elegancia, economía y eficacia al tipo de lectores que juzgaban los
propósitos que en 1580 había definido este sabio: “Reflexiono sobre las cosas no con amplitud,
sino con toda la profundidad de que soy capaz y las más de las veces me gusta examinarlas por
su aspecto más inusitado”. Si hoy reivindicamos esta forma para la formación académica, no lo
hacemos sin agregar como requisito cierto rigor expositivo tanto como cierta originalidad en
las formas del pensamiento, por más divagante y caprichoso que parezca tal ensayo, ya que
esta forma busca una unidad interna y orgánica de sus postulados y sus conclusiones.
Una definición convencional, como la del Diccionario de Autoridades, ubica al ensayo como
una “…inspección, reconocimiento y examen del estado de las cosas”. Se ubica, pues, al lado
de la semblanza, por ejemplo, que implica sobre todo, la memoria y el bosquejo histórico.
En fin, de las variadas formas de este género, quizás las más próximas a la problemática de
la antropología histórica, sean las siguientes:
• Ensayo interpretativo: forma breve (de entre 50 a 100 cuartillas) y original sobre
personalidades y acontecimientos; combina procedimientos cognoscitivos.
• Ensayo teórico: forma también breve y de igual número de cuartillas, que discurre
conceptualmente sobre algún elemento de la práctica profesional. Es la forma más
erudita que no se sustenta en la comprobación práctica.
• Ensayo crónica (de igual número de cuartillas): pone el acento en la experiencia, sin
renunciar a las otras características ya mencionadas. Habla sobre todo de
acontecimientos públicos, ligados a la acción y a la memoria colectiva.