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Segunda batalla de Nanawa (julio 1933)

Los tanques intervinieron en la segunda batalla de "Nanawa", el 4 de julio de 1933, con el


nombre de "Destacamento de Blindados" y bajo el mando del mayor alemán von Kries. La
fuerza blindada operó dividida en dos grupos, con órdenes de actuar independientemente en
apoyo de la infantería y de acuerdo a la evolución del ataque (Orden de Ejército Nro.21-33
emitida por el general Kundt el 1 de julio). Uno de los grupos, bajo la conducción de Kohn,
dotado de dos tanques Mk.E Tipo A y B (uno al mando del mismo Kohn y el otro al mando del
Sub-oficial Saavedra Acha) tuvo la misión de apoyar el avance de la Agrupación Norte; y el
otro grupo, bajo la conducción de Brandt, dotado del Tipo A restante más 2 tanquetas Carden-
Loyd, tuvo la misión de apoyar a la Agrupación Sur.
En el sector sur, ambas tanquetas afrontaron fallas mecánicas que les impidieron actuar de
forma conjunta. Durante el ataque, los blindados estuvieron apoyados por soldados de
infantería armados con lanzallamas alemanes Flammewerfer M.16 Modelo 1918 recibidos ese
mes, 2 en el ala izquierda de Nanawa y 6 en el ala derecha, como compensación por la falta
de poder de fuego del grupo Brandt. Sin embargo, los vehículos quedaron aislados de la
infantería y presentaron averías por lo que tuvieron que retirarse, mientras que los soldados
que portaban los lanzallamas eran capturados o muertos por los defensores paraguayos.
Muchos de los lanzallamas no lograron ser efectivamente utilizados por insuficiente
entrenamiento de sus operadores y la combustibilidad del monte chaqueño que podía afectar
a los propios usuarios. El Mk.E de Brandt debió retirarse por averías mecánicas que incluía el
atasco de una de sus torretas, al igual que ambas tanquetas. Una de ellas fue operada por el
mayor von Kries, comandante del destacamento. Esta unidad fue alcanzada por disparos de
las ametralladoras paraguayas dotadas con munición antiblindaje y resultó dañada y mal
herido su comandante que debió ser evacuado a La Paz. Se dice que la segunda Carden-
Loyd fue quemada por su tripulación cuando quedó atascada en una trinchera o fosa
antitanque paraguaya para que no fuera capturada por el enemigo dado que no podía ser
recuperada.
En el sector norte, el tanque al mando de Kohn fue inutilizado por un certero impacto frente a
"Punta Mojoli". Se ha asegurado que fue blanco de un cañón Schneider o Krupp de 75 mm
que penetró bajo la torreta. Sin embargo, la artillería paraguaya carecía de munición
apropiada para tal efecto, y por la ubicación de esas piezas y los resultados que obtendría
después la artillería boliviana de 75 mm sobre este mismo tanque hacen dudar de esas
afirmaciones. Otras fuentes aseguran que fue una granada de mortero Stokes-Brandt de
81 mm la que entró por la escotilla abierta de la torreta matando al artillero y al comandante e
hiriendo severamente al conductor. El vehículo averiado quedó inmovilizado en el campo de
batalla. El tanque se desplazaba con la escotilla abierta debido el calor reinante (pese a que
se estaba en pleno invierno) y porque Kohn solía dirigir observando cuidadosamente el
terreno circundante para evitar obstáculos, trampas o infantes emboscados con granadas de
mano que podían herir a la tripulación. Según el general paraguayo Genaro Espínola (teniente
1° en aquellos días), el tanque habría quedado inmovilizado al ser alcanzado en el habitáculo
del conductor, en vez de la torreta, por lo que el tanque habría permanecido inmóvil, pero
siguió disparando su cañón de 47 mm por un buen rato hasta que su tripulación fue liquidada
por la infantería paraguaya. La infantería boliviana del RI-7, con apoyo de zapadores y la
tripulación de reserva del vehículo, intentaron en repetidas ocasiones recuperar el tanque,
pero cuando esto se hizo imposible, la artillería boliviana fracasó en el intentó destruirlo pese a
lograr impactos directos con un cañón Vickers Mk.EE de 65 mm situado a 200 metros del
tanque. Luego se emplearan un par de piezas Schneider MPC2 de 75 mm y más tarde una
batería de obuses Vickers Mk.KK de 75 mm, sin lograr resultados. El tanque fue finalmente
destruido 4 días después con una carga explosiva colocada debajo del mismo. Aún se discute
si lo hicieron los paraguayos con una potente mina AGM de fabricación nacional accionada
desde sus trincheras, para impedir la recuperación del tanque por los bolivianos que venían
cavando una zanja perpendicular a la trinchera paraguaya, o por los mismos zapadores
bolivianos debido a la proximidad con las líneas paraguayas ubicadas a menos de 60 metros.
Al menos uno de los tanques Tipo B del grupo Kohn, comandado por el sub-oficial Juan
Saavedra Acha, logró ingresar en las primeras líneas de Nanawa, viéndose forzado a
retroceder cuando quedó aislado de la infantería de apoyo por lo que se vio en serio peligro de
ser rodeado y capturado. Saavedra Acha sería luego reprendido y castigado por esa acción
temeraria que puso en riesgo la unidad, siendo transferido como chofer de las columnas de
camiones.
Los tanques actuaron nuevamente en la batalla de Gondra, entre el 23 y 26 de agosto de
1933, cuando se emplearon con éxito para desalojar a los defensores paraguayos de la
división de Bray de Pirizal (Pirijayo para Bolivia) y Rancho Ocho. En esta oportunidad, fue el
humo despedido por la mala carburación del motor de uno de los blindados al mando del sub-
oficial Granier Chirveches lo que hizo presumir a los defensores paraguayos que Bolivia
estaba empleando gases tóxicos en el asalto, lo que produjo la retirada de sus posiciones
defensivas. Cabe señalar que Bolivia no disponía de gases tóxicos en su arsenal. En estas
acciones se emplearon los 3 vehículos existentes en el inventario a esa fecha: 2 Mk.E (1 Tipo
A y 1 Tipo B) y una Carden-Loyd Mk.VIb, que había sido recuperada después de la batalla en
Nanawa. A partir de esta batalla desaparecen las referencias a las tanquetas, por lo que se
presume que esta última quedó completamente inutilizada y debió ser de destruida o
abandonada poco después.

blindados bolivianos
Como el Tipo B podía hacer estallar los nidos de ametralladoras paraguayos protegidos por
quebracho con su cañón de 47 mm, mientras el Tipo A podía barrer las trincheras con el fuego
de sus dos ametralladoras, siendo prácticamente invulnerables al fuego cuando operaban con
las escotillas cerradas, los paraguayos, por carecer de armamento antitanque, decidieron
construir obstáculos y formar unidades especializadas para darles caza con tácticas no
convencionales. Los 2 Mk.E remanentes fueron asignados como reserva al Primer Cuerpo de
Ejército con base en Saavedra y fueron empleados aisladamente en las operaciones, para ser
vueltos a ver juntos en la batalla de Alihuata-Campo Vía (diciembre de 1933). Está en
discusión si lo hicieron operando desde Saavedra, o si se desplazaron en retirada desde
Alihuatá con la 9.ª División del Coronel Banzer. Con certeza se sabe que el RC-7 "San
Martín", que poseía unidades asignadas a la caza de los tanques bolivianos, logró capturar
ambos tanques el 10 de diciembre (un día antes de la rendición de dos Divisiones bolivianas
en "Campo Vía") al bloquearles el paso talando árboles por delante y por detrás a la altura del
km. 21. Las tripulaciones resistieron por un tiempo la aproximación de los atacantes haciendo
uso de las ametralladoras de ambos vehículos, pero el calor imperante y la falta de apoyo de
la infantería hizo que ambas tripulaciones, al mando de los sub-tenientes alemanes Ernst
Bertel y Fritz Stottuht, se rindieran exhaustas, encontrándose además herido uno de sus
comandantes. Por otro lado, los informes bolivianos reportaron que los tanques formaban
parte del efectivo de la 4.ª División, y que fueron capturados mientras eran remolcados por
camiones hacia Saavedra como parte del movimiento de retirada, haciendo suponer que éstos
no estaban operativos. Esta versión podría haberse hecho para esconder al Alto Mando y a la
opinión pública que los tanques, considerados como un "arma estratégica", habían sido
capturados intactos y totalmente operativos. Significativamente estos tanques nunca fueron
utilizados por el ejército paraguayo en los siguientes 18 meses de combates lo que prueba su
escasa utilidad práctica en el teatro de operaciones chaqueño.

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