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ENSAYO

EL SER
DOCENTE
ANTES Y
DESPUES DE

ALUMNA:

JOSMARY COLMENARES

C.I 23.796113

Teléfono: 0412-4576192

josmarycolmenaresr@gmail.com

Maracay, Mayo del 2021


“El principal objetivo de la educación es el de crear individuos capaces de hacer
cosas nuevas y no de repetir lo que hicieron otras generaciones, individuos
creativos, inventivos y descubridores cuyas mentes puedan criticar, verificar y que
no acepten todo lo que se les ofrezca”.

Jean Piaget.
INTRODUCCION.

En el presente trabajo se desarrolla un tema que es de suma importancia como


lo es, El perfil del docente antes y después de la pandemia. La idea básica de la
renovación está en el hecho de reconocer el planteamiento humanista y
desarrollista, constituyendo una buena combinación para dar, en forma combinada
y pluralista, su contribución a la reformulación de un modelo de formación docente
que se fundamente en una racionalidad sustantiva y significativa. De esta manera
surge un perfil más amplio, que incluye el desarrollo personal, actitudes,
comunicación, orientación, liderazgo, toma de decisiones, mejoramiento personal,
dimensión social e intelectual.

En la actualidad estamos asistiendo a un movimiento que trata de reconocer la


importancia de la docencia, sin embargo ha sido a raíz de desplazar al docente de
su papel tradicional, de la enseñanza basada en el profesorado, para situar al
estudiante como verdadero protagonista del proceso didáctico. La enseñanza
virtual ha hecho muy visible la labor que el docente realiza. Esta nueva modalidad
virtual ha generado la oportunidad de entrar en la casa de sus estudiantes, de
conocer más de cerca a sus familias, y por parte de las familias, conocer más de
cerca y valorar el trabajo de los docentes.
PERFIL DOCENTE (CLASICO Y VANGUARDISTA).

Las interrogantes por cómo debe ser y actuar el profesor, y cuáles deben ser
las características personales y profesionales que le configuran como profesional
son preguntas siempre abiertas. Sea cual fuere el perfil del docente como
profesional de la educación, así como sus competencias y funciones, ocupan
constantemente la teoría y la práctica educativa. Se trata, de un problema teórico
práctico difícil de abordar. Por lo tanto, en el presente estudio se realiza una
aproximación a la definición de algunas de las competencias de este profesional,
aspecto sumamente complejo, puesto que el mismo concepto actual de educación
en el marco de la educación permanente exige una revisión y ampliación de la
noción de profesor y de aprendizaje. Para alcanzar este objetivo se estudia el
cambio del perfil profesional del docente, así como los rasgos que pueden
contribuir a diseñar el perfil del educador del futuro. Este educador debe despertar
el interés por aprender, cómo aprender y mantener al día estos conocimientos.
Según Delors (1996), esto requiere una concepción del proceso de aprendizaje
que facilite la adquisición de las capacidades, proporcione las estrategias más
generalizables para solucionar problemas y desarrolle capacidades socio-
afectivas, tales como valores, actitudes, motivaciones y emociones, puesto que
éstas representan el foco más importante para lograr la competencia personal y
profesional que requerirán, en el marco de la educación permanente, tanto el que
aprende como el educador. Así pues, el rol del profesor no se ve limitado a la
adquisición de conocimientos y al desarrollo de destrezas, sino que también tiene
una gran importancia el desarrollo de los valores. Actualmente, se vive una etapa
de transición y de cambio en relación con el rol del docente debido a múltiples
causas, una de las más importante, es el impacto de los cambios tecnológicos en
el proceso de enseñanza y aprendizaje, los cuales han ampliado el concepto de
educación considerablemente. En líneas generales, el cambio social demanda que
las personas se automotiven, sean creativas y capaces de asimilar y adaptarse a
los nuevos cambios y realidades, lo que conduce a reformular la forma en que se
concibe el papel del docente, así como en el modo como son definidas sus
distintas tareas y funciones.
El perfil profesional del docente basado en la división de funciones está
cambiando poco a poco para dar paso a otro perfil o, mejor aún, a perfil les
diferenciales. En el momento actual el profesor requiere nuevas estrategias,
percepciones, experiencias y conocimientos para intentar dar respuesta a los
múltiples interrogantes que se le presentan cada día. Para ello, es necesario
concebir el docente bajo otro paradigma, diferente al tradicionalmente utilizado. No
se trata de definir mecánicamente, a través de un listado, las competencias del
docente, es preciso desentrañar qué elementos cognitivos, actitudinales,
valorativos y de destrezas favorecen la resolución de los problemas educativos,
desde todos los niveles de desempeño del docente, para de esta manera, sea
posible identificar y analizar aquellas capacidades requeridas por un grupo social
determinado, en un contexto específico, lo cual le dará pertinencia social a este
nuevo perfil.

El educador concebido desde esta óptica debe despertar el interés por


aprender, cómo aprender y mantener al día estos conocimientos. De esta manera,
cabe preguntarse sobre las competencias requeridas al educador de hoy. Sin
embargo, es difícil ponerse de acuerdo en este aspecto, la incertidumbre no sólo
involucra las competencias profesionales sino las calificaciones requeridas por la
dinámica de la innovación tecnológica y organizacional, así como también la
necesidad de prever tendencias de evolución o involución del sector educativo. En
consecuencia, se asume, que en este contexto de incertidumbre definir la
profesionalidad docente sólo por el desempeño observable reduce drásticamente
las posibilidades de desarrollo del educador, ya que es posible a través de la
definición de un perfil basado en competencias (debidamente identificadas),
ofrecer una visión más amplia, pertinente y contextualizada del perfil docente, en
términos de autonomía, de asumir responsabilidades, de trabajo en grupo y
capacidad de aprender a aprender.
EL DOCENTE ANTES Y DESPUES DE LA PANDEMIA.

En tiempos de pandemia, para los docentes, el teletrabajo ha significado una


fuerte carga laboral. Hirmas y Cisternas señalan que “no solo se han visto
desafiados por el uso de las nuevas tecnologías, de las redes sociales y su
apropiación en función de lo educativo, sino también por diseñar materiales de
enseñanza que prescindan de la mediación docente, que estén contextualizados
al ámbito familiar, a la diversidad de estudiantes, que consideren la ausencia de
recursos tecnológicos, de materiales de aprendizaje y las condiciones de
vulnerabilidad en que se encuentran los niños”.

El contexto de pandemia ha obligado a los profesores a pasar a una modalidad


totalmente distinta y para la cual no estaban preparados. Acostumbrados a estar
en medio de las salas de clases y de tratar a sus alumnos cara a cara, han pasado
al distanciamiento y a las clases virtuales de un día para otro. Todo esto se ha
vivido en medio de situaciones de mucho stress y tensión.

El contexto de pandemia que estamos viviendo está reconfigurando las


expectativas que tenemos del trabajo docente y del rol docente. Sin embargo, la
manera en que se está pensando este cambio no siempre se aborda desde una
perspectiva profesional, sistémica y realista.

 En primer lugar, en este contexto se han aumentado las exigencias de


trabajo de los docentes mientras que al mismo tiempo se les pide
rápidamente que adapten sus clases planificadas de manera presencial a
una interacción virtual o a distancia.

Estas demandas, en general, no consideran la heterogeneidad en los docentes


sobre cuán familiarizados están con las herramientas virtuales o modalidades a
distancia ni las condiciones familiares que afectan el trabajo docente. En este
periodo, nos hemos dado cuenta de que, estando en un mismo espacio, la
diferencia entre el trabajo profesional y doméstico se difumina y la que la
carga de este último afecta más directamente a las mujeres, quienes
conforman el 75% de la planta docente del país.
Una enseñanza online requiere planificación previa de, al menos, 6 a 9 meses,
ya que, desde una perspectiva de aprendizaje basada en la interacción y no en la
transmisión de información, se requiere no solo seleccionar ciertos contenidos,
sino planificar el tipo de interacción que los estudiantes tendrán con otros y con el
material propuesto. Se requiere planificar cuidadosamente el rol de los
docentes y de los estudiantes, las evaluaciones, la retroalimentación, la
modalidad en la que se trabajará y todo esto teniendo en cuenta el número de
estudiantes. La docencia en este periodo en contextos virtuales o remotos no se
planificó con esa antelación y se realiza en condiciones de gran incertidumbre y en
medio de una crisis.

 En segundo lugar, se asumió que la solución ante la necesidad de


quedarse en casa, para reducir el número de contagios, era realizar clases
virtuales. Sin embargo, se hizo evidente la gran desigualdad en acceso a
internet y a recursos tecnológicos sobre todo en áreas rurales y de escasos
recursos económicos.

Deberíamos, en cambio, tomar este escenario como una oportunidad para


analizar y realizar cambios respecto a la visión de docencia y del trabajo docente.
Este es un momento histórico para analizar seriamente qué significa enseñar en
tiempos de pandemia, contexto para el cual no estábamos preparados y que
tiene efectos en las condiciones emocionales de los estudiantes y docentes.
Debemos también poner en el centro de la respuesta, el aprendizaje y bienestar
de los estudiantes. Esto significará diferentes respuestas en las distintas
comunidades, según sus características. Sin embargo, es importante respetar los
tiempos de aprendizaje de los estudiantes.

Los sistemas de apoyo en red a la enseñanza y la orientación del aprendizaje


no presencial, combinado con las actividades presenciales, conllevan una serie de
estrategias didácticas que deben concretarse en fuertes sistemas de tutoría. El
gran potencial de la red se encuentra justamente ante los nuevos entornos de
enseñanza-aprendizaje y con el reto de potenciar el aprendizaje autónomo del
estudiante, la creación de grupos de aprendizaje y el trabajo colaborativo.
El rol del docente presencial es siempre estar disponible en persona para
responder preguntas de los estudiantes para la adquisición de conocimientos,
habilidades y actitudes. Requiere de un conocimiento sistemático del alumnado
desde las primeras fases del proceso de enseñanza-aprendizaje.

 Facilita el aprendizaje cooperativo.


 Estimula la socialización.
 Se organiza en torno al grupo de clase.
 Permite el refuerzo inmediato.
 El docente es la fuente básica de información complementada con otros
medios didácticos señalados por él.

ROL DEL DOCENTE A DISTANCIA.

 El docente ya no “enseña” si no que “facilita”, pero no por el sentido de


“hacer fácil” si no de proporcionar las herramientas didácticas y
pedagógicas que le faciliten al estudiante el verdadero estudio y el
desarrollo de sus capacidades cognitivas, así como el aprendizaje de
contenidos, procedimientos y desarrollo.
 El docente adopta el rol de facilitador, interviene para guiar al alumno en su
proceso de aprendizaje sobre aquellos temas o contenidos que hayan
originado dudas o alguna inquietud.
 Tiene que tomar en cuenta los avances tecnológicos, ya que será a través
de ellos que tratara de mantener una relación estrecha de Docente-
Estudiante.
 Tiene que conocer o manejar al menos, la computadora, los programas
básicos, el correo electrónico, saber buscar y elegir la información en el
internet.
DIMENSIONES DEL PERFIL DOCENTE Y BAJO QUE PILAR ESTA
ASOCIADO.

 DIMENSION PERSONAL.

Está asociado al pilar del conocimiento: “APRENDER A SER”, lo cual implica


situarse en el contexto de una democracia genuina desarrollando carisma
personal y habilidad para comunicarse con efectividad. Esta dimensión contempla
el desarrollo global de la persona: Cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad,
sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad, además del desarrollo
de la creatividad e imaginación y de la capacidad para actuar de acuerdo a un
conjunto de valores estéticos y morales.

 DIMENSION PROFESIONAL.

Esta dimensión se relaciona con “APRENDER A CONOCER”, se enfatiza la


necesidad de adquirir los instrumentos del pensamiento para aprender a
comprender el mundo que lo rodea. Esto favorece la curiosidad intelectual,
estimula el sentido crítico y permite descifrar la realidad, adquiriendo al mismo
tiempo una autonomía de juicio. El docente deberá ser: conocedor de los procesos
de desarrollo humano, habilidad para el manejo de estrategias pedagógicas,
consistente en el establecimiento y cumplimientos de normas, en fin el docente
tiene que poner en práctica todos esos conocimientos que ha adquirido.

 DIMENSION SOCIO-CULTURAL.

Se vincula con el pilar de conocimiento: “APRENDER A VIVIR JUNTOS” para


participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas. Este tipo
de aprendizaje constituye uno de los pilares prioritarios de la educación
contemporánea. En este sentido este deberá: actuar con civismo, equidad y
sentido ecológico, entre otros.
CONCLUSION.

El proceso de cambio del perfil docente tradicional hacia un perfil docente


vanguardista, conducirá a lograr transformaciones que favorezcan su vinculación
con la sociedad, con responsabilidad ética, pertinencia y eficacia. El docente de
este siglo debe ser una persona capacitada, llena de conocimientos, con un
espíritu de equipo, humanista, innovador, creativo, comunicativo y con mucha
vocación, debe poseer un perfil de liderazgo, que tenga la capacidad de influir en
sus estudiantes de manera positiva, inculcándole buenos hábitos, valores,
costumbres y sobre todo fomentándole mucha conciencia.

Para finalizar debo decir que la calidad educativa está asociada a un conjunto
de factores entre los que se cuentan los factores económicos, políticos, culturales,
científicos y tecnológicos, así como un importante factor humano: el rol docente es
vital en el proceso educativo. Aun así se observan las limitaciones que se
presentan hoy en el proceso de formación y continua del personal docente, así
como los desafíos que debe encarar como parte de su desempeño para brindar
una respuesta coherente, que implica una educación de calidad en el presente
siglo y los cambios sociales, culturales y tecnológicos que se viven a diario.

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