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FILOSOFÍA

Profesor Gustavo Costantino


Apuntes de Cátedra

FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA

Contexto Histórico y Social

La Edad Contemporánea comienza en el período de las grandes revoluciones. La


independencia de los Estados Unidos (1784) la revolución Francesa (1789) hasta la
actualidad. Se caracterizó por el desarrollo industrial y el comercio a gran escala, el
consumo y la mejora en el nivel de vida de un sector de la población, consolidando
algunas sociedades sobre otras, que fueron consideradas desarrolladas. La
consecuencia fue la agudización de las desigualdades sociales y futuras incertidumbres
medioambientales.

Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por transformaciones


aceleradas en la economía, la sociedad y la tecnología que fue denominada como
Revolución industrial, que dio origen a una sociedad de clases, dejando lugar al
desarrollo de grandes urbes industrializadas. Se consolida un modelo económico,
político y social llamado capitalismo que fundamenta sus bases después de las grandes
revoluciones.

La ciencia y la cultura entran en un período de extraordinario desarrollo sumado al


surgimiento de nuevos medios de comunicación.

En el siglo XX se descompone el equilibrio inestable que se mantuvo entre las grandes


potencias mundiales, dando origen a la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y a la
Segunda Guerra Mundial (1939-1945)

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GEORG WILHELM HEGEL (1770-1831)

Hegel representa el legado del Romanticismo, caracterizado por mostrar otra


perspectiva, en el contexto de un mundo atravesado por grandes revoluciones.
Continúa también con la tradición alemana, reflejando a la vez el pensamiento de esta
cultura en el siglo XIX. Si bien logra la síntesis del pensamiento romántico, a la vez
ejerce una crítica. Schelling y otros pensadores románticos habían pensado que el
fondo de la existencia se encontraba en lo que llamaban el «espíritu universal».
También Hegel emplea la expresión, pero la resignifica. Considera que la razón o
espíritu universal es la síntesis de todas las expresiones humanas, porque los seres
humanos tenemos “espíritu”. Considera que el espíritu universal se va desplegando
con el correr de la historia. En este recorrido se van completando las ideas, la cultura
de los seres humanos.

Kant, su antecesor, pensaba que existía una verdad él llamaba “la cosa en sí” o
noumeno pero que no podíamos acceder a ella. Por el contrario Hegel consideraba que
la verdad es subjetiva, y que todo el conocimiento es el producto del desarrollo
humano. Aquí encontramos una diferencia entre la idea de un conocimiento o verdad
eterna de Descartes y Spinoza, Hume, Kant y el conocimiento temporalmente
construido de Hegel, y consideraba que el conocimiento humano varía de generación
en generación. Por lo tanto, no se puede afirmar que una idea sea verdadera para
siempre, puede ser válida en una época pero no en otra.

Para Hegel el espíritu universal evoluciona hacia una conciencia de sí mismo cada vez
mayor. La Historia contribuye a que el espíritu universal despierte en los seres
humanos una conciencia de si mismos. Es decir que señala este proceso como una
realidad histórica. Por ejemplo, si analizamos la Historia observamos que la humanidad
va hacia una conciencia, hacia un conocimiento más pleno de si misma. La humanidad
sobrepasa sus límites y en su proceso evolutivo desarrolla una mayor racionalidad y
libertad.

Ahora, esta evolución histórica es a la vez un proceso dialéctico. Esto significa que una
idea se desarrolla de forma opuesta a una anterior. Esta tensión entre dos ideas
opuestas dará origen a algo nuevo, una tercera idea que superará a las anteriores, a
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estas fases las denominó: «tesis», «antítesis» y «síntesis». La dialéctica de Hegel no
solamente se aplica a la historia. Es un proceso que se observa en todas las esferas de
la vida.

Hegel pensaba que esta razón universal no se manifestaba si se generaba una


interacción entre los individuos, y es por eso que consideraba como experiencia
central a la familia y al Estado.

La razón aparece ante todo en el lenguaje, y este es anterior al individuo. Por ejemplo
el idioma castellano es anterior a nuestro nacimiento, como también la historia. Por lo
tanto el idioma y la historia desarrollan las habilidades humanas. Vemos en la
concepción del Estado una reminiscencia del pensamiento griego, que no concebía el
Estado sin ciudadanos, pero tampoco al individuo sin el Estado. El Estado para Hegel es
algo superior a los seres humanos.

Según Hegel no es posible, salirse de la sociedad. “Aquel que se aparta de la sociedad


en la que vive y que quiere buscarse a sí mismo, se convierte en un payaso”.

Para Hegel el ser humano no se descubre a si mismo, sino que descubre el «espíritu
universal».

Se llega al espíritu universal a través de tres etapas: En la primera el espíritu universal


se transforma en conciencia de sí mismo en el individuo, lo que él llama razón subje -
tiva. En la segunda fase, con la experiencia de la familia, la sociedad y el Estado, el
espíritu universal alcanza una mayor conciencia, denominada razón objetiva, porque
surge de la interacción entre las personas. La tercera fase y la más elevada forma de
autoconocimiento la denomina espíritu universal o razón absoluta. Esta es
representada por el arte, la religión y la filosofía. Y de éstos la filosofía es la forma más
elevada de razón porque en ella el espíritu universal reflexiona sobre su propia ac-
tividad en la Historia. Por lo tanto para Hegel el espíritu universal no se descubre a si
mismo sin ayuda de la filosofía.

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KARL MARX (1818-1883)

Para Marx las condiciones materiales de la sociedad eran las que decidían cómo
pensábamos. Adhiere al pensamiento dialectico de Hegel pero considera que este
planteó las cosas al reves,quería demostrar que los cambios materiales son decisivos.
Por lo tanto, no son las "condiciones espirituales" (culturales, mentales) las que crean
los cambios materiales, sino al revés. Son los cambios materiales los que crean las
nuevas condiciones culturales. Marx subrayó especialmente las fuerzas económicas de
la sociedad como las que crean los cambios y, de esa forma, impulsan la Historia hacia
delante.

Marx llamó a estas condiciones materiales, económicas y sociales la "base" de la


sociedad. Es decir como se piensa en una sociedad, qué clase de instituciones políticas
se tienen, qué leyes y, lo que no es menos importante, qué religión, moral, arte,
filosofía y ciencia. A estas últimas Marx lo llamó supraestructura de la sociedad.

La base de la sociedad

Marx identificó tres niveles en la base de la sociedad. La básicas las denominó


condiciones de producción de la sociedad, es decir, las condiciones y recursos naturales
que existen en un lugar. Todo esto constituye los cimientos de la sociedad, y estos
ponen límites muy claros sobre el tipo de producción puede tener esta sociedad. Y con
ello también que sociedad y que tipo de cultura puede llegar a desarrollarse. No se
puede tener producción agropecuaria en un país con desiertos, como tampoco se
puede desarrollar una producción tropical en el Ártico.

El siguiente nivel abarcaba las fuerzas productivas que existían en la sociedad. Marx se
refería con esto a la clase de herramientas y maquinaria de que se disponía.

El tercer nivel de la base de la sociedad comprendía a los propietarios de los medios de


producción. Aquellos que son los dueños de los elementos de la naturaleza que
pueden ser comercializados o elaborados.

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A la organización del trabajo, es decir, a la distribución del trabajo y la distribución de
la propiedad, Marx las llamó relaciones de producción de la sociedad.

Marx concluyó que era el modo de producción de una sociedad el que decidía las
condiciones políticas e ideológicas que había en dicha sociedad. No es una casualidad
que hoy en día pensemos de un modo algo distinto, y que tengamos una moral distinta
a la que existía en una antigua sociedad feudal.

Hegel pensaba que cuando el hombre trabajaba, intervenía en la naturaleza y dejaba


su huella en ella. Pero en este proceso laboral, según Marx, también la naturaleza
intervenía en el hombre y transformaba su conciencia. La forma de pensar está
relacionada con nuestro trabajo. Para Hegel como para Marx, el trabajo era positivo y
otorgaba sentido al individuo.

Para Marx el desarrollo de las fuerzas productivas conduce a una tensión en las
relaciones de producción. A esto nos referimos a las relaciones que se producen entre
el dueño el trabajo y el trabajador. En la medida que desarrolla la tecnología se
produce una mayor riqueza de los dueños de estas fuerzas y a la vez empeoran la
condiciones de aquellos que venden su trabajo. Esto, por lo tanto va generando una
crisis creciente.

En el sistema capitalista, el obrero trabaja para otro. Su trabajo se convierte entonces


en algo externo a él, algo que no le pertenece. El trabajador se convierte en un extraño
para su trabajo, incluso para sí mismo. Se siente alienado, lo que para Marx era
inaceptable. En la sociedad capitalista el trabajador está sometido a condiciones
injustas y el producto de su trabajo constituye la ganancia de la clase que tiene el
poder económico.

Si un trabajador produce un determinado producto, este producto tiene un cierto valor


de venta. Si se descuentan los sueldos de los trabajadores y el resto de los costos de
producción del valor de la venta, siempre quedará una cierta cantidad de dinero. Esta
cantidad fue a lo que Marx llamó ganancias. Según él, el capitalista se embolsa un
dinero generado por el trabajador. Es a lo que Marx se refirió como explotación.

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El capitalista puede luego invertir parte de las ganancias en nuevo capital, por ejemplo,
en la modernización de las instalaciones de producción. Lo hace con la esperanza de
poder producir la mercancía aún más barata y, por consiguiente, de aumentar su
beneficio. Esto puede parecer lógico pero, a la larga, no sucederá lo que se imagina el
capitalista.

Para Marx hay varias contradicciones en el modelo económico moderno. Una de ellas
es que el capitalismo es un sistema económico autodestructivo, puesto que carece de
una dirección racional. Por lo tanto este modelo camina hacia su propia destrucción.
De esta manera, el capitalismo es "progresivo", porque es una fase en el camino hacia
el comunismo.

Imaginemos a un capitalista al que le sobra dinero y que lo utiliza para modernizar la


empresa. No obstante, también gasta parte de ese dinero en sus gastos personales, no
siempre de primera necesidad. Compra nueva maquinaria, por lo que ya no necesita
tantos empleados. Eso lo hace con el fin de aumentar su capacidad competitiva. Pero
él no es el único que piensa así, lo que significa que todo el sector de producción se
hace más eficaz. Las fábricas se hacen cada vez más grandes y se concentran en cada
vez menos manos. Se necesitará también menos mano de obra, por lo que habrá más
desempleados. Consecuentemente, aumentará el desencanto y los problemas sociales
y el capitalismo entrará en una crisis. Son esas crisis las que denotan un rasgo de la
autodestrucción del capitalismo.

El capitalismo tiene otros diferentes elementos autodesctructivos. A medida que la


competitividad aumenta, el capitalista debe actuar para no perder beneficios, lo cual
consigue bajando los sueldos de los empleados. Esto, llevado a gran escala, hace que el
poder adquisitivo de los obreros disminuya, con lo que no podrán comprar nada. El
capitalista no vende y el sistema, así, se colapsa. Pronto empieza a atisbarse una
situación revolucionaria.

Marx predijo que, durante el periodo que sigue a una revolución, tendríamos una
nueva "sociedad " una "sociedad sin clases" o comunismo, en la que los medios de
producción serían propiedad de todos, es decir, del propio pueblo. En una sociedad así,

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cada uno "rendiría según su capacidad y recibiría según sus necesidades". El trabajo
pertenecería entonces al propio pueblo, cesando así la alienación capitalista.

Los economistas de hoy podrán afirmar que Marx se equivocó en varios puntos
importantes, por ejemplo en su análisis de las crisis del capitalismo. Además, Marx no
tuvo suficientemente en cuenta la explotación de la naturaleza, que hoy en día
sentimos cada vez con más gravedad. El marxismo ha desencadenado grandes
cambios; por lo menos en Europa vivimos en una sociedad más justa y solidaria que la
de la época de Marx, y eso se lo debemos especialmente al propio Mar y a todo al
movimiento socialista.

Después de Marx, el movimiento socialista se dividió en dos tendencias principales.


Por un lado surgió la socialdemocracia y, por otro, el leninismo. La socialdemocracia,
que abogaba por una aproximación pacífica al socialismo, fue el camino elegido por
Europa Occidental. Este proceso se podría denominar "revolución lenta". El leninismo,
que conservó la fe de Marx en que sólo la revolución podía combatir la vieja sociedad
de clases, tuvo una gran trascendencia en Europa Oriental, Asia y áfrica. Pero los dos
movimientos, cada uno a su manera, han combatido la miseria y la opresión.

Algunos de los regímenes comunistas que aparecieron desde entonces han caído en
una nueva forma de opresión. Sería absolutamente irracional echar la culpa a Marx de
las condiciones negativas en los llamados países comunistas, cincuenta o, incluso, cien
años después de su muerte. Pero tal vez Marx no pensó demasiado en los que debían
administrar el comunismo y ser, por tanto, la nueva clase dominante.

NIETZSCHE (1844-1900)

El primer libro filosófico de Nietzsche fue El origen de la tragedia. En este plantea que
la experiencia del gran arte es el sentido de la existencia humana. Rechazó la creencia
generalizada en el progreso y consideraba que la cultura griega debería ser el modelo
del hombre moderno. Pero en el seno de la cultura griega observó una diferencia. La
tragedia reflejaba un modelo violento y pesimista de la vida. Por el contrario, Sócrates
confiaba en la razón humana y en las virtudes humanas. Esta visión positiva

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perjudicaba para Nietzche la profundidad del arte griego. Para Nietzsche el
racionalismo griego afectó profundamente a esta cultura y a toda la sociedad
occidental. . El secreto de la tragedia griega era que festejaba la vida a pesar de su
pesimismo fundamental. Es por ello que consideraba a la tragedia griega para
establecer la importancia del arte, pues aportaba sentido a la vida. El arte purifica al
espíritu humano y lo ayuda a superar la vida.

Nietzsche tenía una vidión anarquista de la vida. No valioso al Estado y sus


instituciones. Las propias convicciones, y la propia moralidad hacían a la vida plena.

Su frase "Dios ha muerto" no declaraba el ateismo, sino que lo denunciaba. la religión


para Nietzche había perdido el poder para interpretar la vida y por lo tanto debía
reemplazarse. Nietzsche criticaba la "moral de esclavos" del cristianismo. Este
perspectiva fomentaba la debilidad y la humillación y bregaba por nuevos valores para
desarrollar personas fuertes y creativas. El "superhombre" no debía aprovecharse de
los débiles, por el contrario tenía que desarrollar la suficiente fuerza para aceptar la
vida como es, sin pensar en la salvación o ayuda de otro mundo.

En la filosofía de Nietzsche, el problema principal eran las consecuencias que tenía


para todos los valores el hecho de que "Dios hubiera muerto". ¿Cómo asumiríamos
nuestras elecciones morales si no había un castigo supranatural? ¿Cómo
interpretaríamos la vida si la religión y el idealismo ya no eran válidos? ¿Cómo
actuarían los hombres, cómo organizarían sus vidas y mantendrían la dignidad si la
fuente de todos sus valores tradicionales ya había desaparecido?

Nietzsche afirmaba que no había una mano que dirigiera la historia ni ningún oculto y
razonable orden de las cosas. Los humanos tenían que crear dichos objetivos por sí
mismos. "Dios ha muerto" significa que los humanos no sólo estaban solos en el
mundo, sino que, además, tenían un nuevo tipo de libertad. Nietzsche destacaba la
infinita responsabilidad del hombre de responder de sí mismo.

De una forma similar a la de Charles Darwin, Nietzsche intentaba comprender la


naturaleza del hombre en el esquema de las cosas. Darwin hizo importantes
descubrimientos sobre la posición del hombre en la evolución de las especies.
Nietzsche acentuó el funcionamiento del cuerpo, las pasiones y el inconsciente en su

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idea de la vida del ser humano. El hombre no es solamente alma, ideas y razón.
Consecuentemente, Nietzsche utilizó un lenguaje bastante afectuoso e imaginativo
para adaptarlo a su sujeto.

El principal punto de Nietzsche era la realización individual de las posibilidades


humanas. La meta de esta realización se resume en su idea del "superhombre", es el
ser humano completo que no suprime o elimina sus pasiones. No acepta sólo
determinadas partes de sí mismo y condena el resto, sino que acepta toda su
naturaleza y condiciones en la vida tal y como aparecen. El "superhombre" es
indivisible, puesto que ha tenido éxito en la organización del caos de sus instintos y
emociones sin perder el poder de los deseos. Nietzsche luchó contra la moral
tradicional porque dividía al hombre en una parte aceptable y otra inaceptable.
Nietzsche pensaba que el hombre se dividía desde el momento en el que una parte
actuaba como juez. Ni siquiera la razón consciente podía mandar sobre el resto de la
persona.

Las acciones humanas no necesitaban justificación. Nuestras cualidades eran nuestro


destino. No se debían ni a Dios, ni a la sociedad, ni a nuestros padres, ni a nosotros
mismos. Nietzsche opinaba que nadie era responsable del hecho de su existencia, de
sus cualidades o de sus condiciones de vida. En Así habló Zaratustra abogó por una
actitud que denominó el "amor al destino". El destino de los individuos estaba unido a
la fatalidad de todas las cosas. Este descubrimiento era una gran liberación. Afirmaba
la inocencia de la vida. La idea de Dios era una objeción a la existencia humana que
llenaba la vida de culpabilidad. Nietzsche pensaba que, si pudiéramos rechazar tal idea,
seríamos totalmente libres. El filósofo era un "conejillo de indias" que completaba este
experimento de la redención en sí mismo.

Nietzsche fue un maestro de la sospecha. Decía a sus alumnos que sospecharan de la


realidad tal y como aparecía. Siempre buscaba prejuicios escondidos e intenciones
disimuladas. Intentaba revelar y dar a conocer los instintos y las emociones de más allá
de los valores imperantes. él mismo se disfrazaba para poder desenmascarar a sus
adversarios.

Consideraba que el tipo de persona que hacía una afirmación era más importante que
lo que decía, y que el valor de las afirmaciones dependía del poder y del rango de la

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persona que las hacía. No confiaba en la razón ni en la racionalidad como una esfera
independiente. Los argumentos razonables no podían alcanzar las raíces más
profundas de los diferentes aforos. La meta de sus dudas era encontrar las pasiones
creativas en la humanidad.

Nietzsche creía que la mayoría de las personas necesitaba las mentiras y las ilusiones
para sobrevivir, y que el afán de establecer una realidad duradera y organizada fuera
del mundo de los sentidos era una señal de debilidad o enfermedad. Incluso cuando
necesitemos ilusiones para vivir deberíamos distinguir entre diferentes tipos de
ilusiones. No todas ellas son necesarias y buenas. Algunas de ellas fomentan la
"voluntad de poder", pero otras no son más que perversiones de esta energía
fundamental.

Nietzsche destacaba la importancia de los instintos y pasiones. Su última filosofía se


hizo más médica, intentando revelar las condiciones para la salud y la cordura.
Contemplaba a la razón y al intelecto como si vinieran de fuera. Mientras que la
mayoría de los pensadores habían conceptuado el cuerpo desde el punto de vista del
razonamiento, Nietzsche había considerado el razonamiento desde el punto de vista
del cuerpo. Tomó su posición en su cuerpo como la realidad fundamental, dejando que
las necesidades del cuerpo fueran jueces. El funcionamiento de la razón y del intelecto
eran corregido de acuerdo a sus contribuciones a la salud y la cordura.

La verdad más útil fue la que él llamó el "eterno retorno" de las cosas. El deseo de un
mundo nunca visto y de un futuro diferente revelaba la incapacidad del hombre de
enfrentarse al presente, opinaba Nietzsche. Vio en el mito del "eterno retorno de las
cosas" una ácida prueba de vitalidad. Recuperó el punto de vista de los antiguos
griegos sobre los procesos naturales, advirtiendo que la aceptación de este punto de
vista era una piedra de toque para la aceptación del mundo tal y como es. El
"superhombre" desearía que las cosas ocurrieran repetidamente. Esto era una señal
de su reconciliación con la vida, de su redención de la envidia y de la venganza.

El cuerpo y los sentidos del hombre fueron los temas principales de la última etapa
filosófica de Nietzsche. Atacó la alabanza de la razón y los valores perpetuos del
idealismo y de la metafísica en general. Nietzsche no aceptaba la idea de los valores
eternos, bien fueran de la sociedad, la moral o la Historia. Todo cambia, como bien

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dejaba de manifiesto el funcionamiento del cuerpo. La mayoría de las metáforas del
lenguaje de Nietzsche estaban tomadas de la medicina, el sexo, la lucha, las
enfermedades y la digestión. Se refería al pensamiento con el cuerpo y llamaba al
cuerpo la "razón mayor".

Nietzsche creía que el cuerpo interpretaba sus circunstancias de acuerdo a sus


necesidades. Siempre estaba buscando la forma de estimular la salud y el poder. De
esta forma, el cuerpo se convertía en el instrumento principal para la interpretación
humana de la realidad. Nietzsche estuvo influenciado por las enseñanzas de Charles
Darwin sobre la evolución del hombre entre las otras especies naturales. Pero
rechazaba la idea de Darwin de que el instinto de supervivencia era la clave del
desarrollo biológico. Esta idea negaba la necesidad del aprovechamiento y de la
exploración, pensaba Nietzsche. Las formas de vida no sólo desean su supervivencia,
su afán más profundo era la conquista. El concepto de "voluntad de poder" de
Nietzsche intentaba corregir a Darwin en este punto.

BIBLIOGRAFIA

DURANT, W. Historia de la Filosofía. De Sócrates a Dewey. Joaquín Gil Editor. Bs As


1957.

ECHEVERRÍA, E. El Búho de Minerva. Introducción a la Filosofía Moderna.


Comunicaciones Noroeste Ediciones. Chile. 2004.

GAARDER J. (1994). El Mundo de Sofía. Editorial Siruela. Madrid.


MARÍAS, JULIÁN. Historia de la Filosofía. Editorial Alianza. Madrid. (1941). 2008.

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