Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
AMBIENTAL
UN ENFOQUE GENERAL
Charles J. Holahan
U niversidad de Texas, en A ustin
H um us *
NORIEGA EDITORES
M É X IC O • España • Venezuela • Colombia
Prólogo
Charles J. Holahan
A gradecim ientos
11
Contenido
NATURALEZA E HISTORIA DE LA
PSICOLOGÍA AMBIENTAL 19
CONOCIMIENTO AMBIENTAL 69
AGLOMERACIÓN 227
Privada 271
La privada y sus significados cotidianos 272 Perspectiva legal de
Contenido
AFILIACIÓN Y SOLIDARIDAD EN
EL AMBIENTE URBANO 349
AMBIENTE Y CONDUCTA:
UN MARCO UNIFICADOR 389
RECUADROS
ara vez se detiene uno a pensar cómo afecta nuestra vida el medio ambiente
R en el que se vive, estudia, trabaja y juega. Sin embargo, los escenarios que
rodean y sustentan nuestra vida diaria ejercen una gran influencia en la manera
de pensar, sentir y comportarse. Por ejemplo, un estudiante universitario puede
comenzar el día con cierto optimismo, en parte por despertar en un departamen
to agradable, ubicado en un vecindario atractivo y hospitalario. Pero tal vez se
sienta descontento si despierta en un dormitorio demasiado pequeño, muy rui
doso y cuyos muebles son incómodos. Para algunos estudiantes que van a la es
cuela en automóvil, el trayecto puede ser un recorrido agradable, mientras que
para otros resultará molesto por el denso tránsito. Incluso el diseño físico de la
escuela puede influir en la opinión que los alumnos tienen de ella. Tal vez los
estudiantes puedan disfrutar de un corto paseo entre clase y clase, por veredas
rodeadas de plantas y pasto. O quizá tengan que apresurarse para regresar al
salón de clases atravesando largos pasillos de concreto y asfalto.
Los ambientes físicos que enmarcan la vida diaria también reflejan aspectos
muy personales y significativos de nosotros mismos. Por ejemplo, las personas
a menudo hacen uso del ambiente físico para establecer su identidad (demostrar
sus gustos, intereses y actitudes particulares). Los cuadros o carteles en la habi-
19
20 Naturaleza e historia
tación de una persona, los recuerdos y las curiosidades acumuladas e incluso la dis
posición de los muebles de la habitación, son expresión de la personalidad del
individuo (figura 1.1). El ambiente físico también puede influir en la elección de
los amigos. La mayoría de los mejores amigos de los muchachos en la escuela
son vecinos, personas que viven en el mismo edificio o incluso compañeros de
cuarto.
Por otra parte, cabe señalar que no obstante el importante papel que desem
peña el ambiente físico en la vida diaria, casi nunca consideramos su influencia.
De hecho, hasta hace algún tiempo, también los psicólogos ignoraban las formas
en que el ambiente físico configura la vida de las personas. Sin embargo, ahora
existe un nuevo e interesante campo de estudio, la psicología ambiental, que estu
dia las complejas relaciones entre las personas y los ambientes físicos que habi
tan. Los psicólogos ambientales creen que una forma importante de aprender
acerca de la naturaleza de la conducta humana es estudiar la manera en que las
personas se adaptan a los ambientes físicos y cómo los utilizan para satisfacer
sus necesidades particulares.
Por ejemplo, los psicólogos ambientales han estudiado a los habitantes de
las residencias estudiantiles ubicadas en edificios de muchos pisos, para saber
Figura 1-1
El ambiente altamente personalizado de esta habitación refleja los intereses, opiniones y
personalidad de su ocupantes.
lo que los estudiantes sienten al vivir allí y cómo afecta sus vidas ese ambiente.
También han estudiado la forma en que el stress provocado por la aglomeración
y el ruido excesivo del ambiente urbano puede afectar la salud, las relaciones so
ciales y el ánimo de las personas. Han investigado cómo es que las actitudes ha
cia el ambiente influyen en los principales problemas ambientales de la época
actual (la crisis por la disminución de las reservas de energía, la contaminación
del aire y del agua y la injustificable destrucción de los paisajes naturales). Algu
nos investigadores han estudiado los hospitales de salud mental para saber cómo
afecta el ambiente de estas instituciones a la recuperación de los pacientes.
Aunque la psicología ambiental es un nuevo campo de estudio, se ha de
sarrollado con sorprendente rapidez. El interés de la psicología ambiental por
estudiar la conducta humana en ambientes físicos familiares, cotidianos, en los
que las personas viven y trabajan, así como su relación con el diseño ambiental
y la planeación social, la han hecho particularmente responsiva a las exigencias
del mundo actual. Los psicólogos reconocen la necesidad de aprender más so
bre las formas en que las personas normales se comportan en el ámbito de'la
vida cotidiana. Los ciudadanos informados, así como los políticos, exigen que
la ciencia proporcione soluciones prácticas que puedan aplicarse a los principales
problemas de la sociedad. Los estudiantes de psicología ambiental han insistido
en que los cursos que toman deben tener relación con el mundo real fuera del
salón de clases. A continuación se analizan la naturaleza y el carácter de este in
teresante campo. ___ _______ /
Enfoque adaptativo
ambiental no sólo pregunta si el ruido afecta las calificaciones, sino también cómo
se originan tales efectos. El investigador busca conocerlos procesos psicológicos
que median entre las condiciones ambientales (ruido excesivo) y los resultados
en la conducta (calificaciones de los estudiantes). Por ejemplo, el investigador
estudia los cambios en la capacidad de concentración de los alumnos, en su
observancia de los patrones de conducta social y su perseverancia en tareas difí
ciles cuando se introduce ruido en un salón de clases que antes estaba en silen
cio. Dichos cambios en la concentración, observancia y perseverancia pueden
ayudar al psicólogo ambiental a entender cómo puede relacionarse un aumento
de ruido dentro del salón de clases con una baja en las calificaciones de los
alumnos. .-
Este libro se centra en una gama de procesos psicológicos que intervienen
cuando las personas interactúan con el ambiente. Se consideran explícitamente
los mecanismos psicológicos que utilizan estos procesos. En la primera mitad del
libro se exponen los procesos psicológicos que median entre el ambiente y la con
ducta individual. Se explicará cómo perciben las personas los ambientes en don
de viven y trabajan. Se encontrará que cada persona desarrolla un esquema mental
propio del ambiente, incluyendo un mapa personalizado del vecindario y del pue
blo o la ciudad en que vive. Se aprenderá cómo se forman y transforman las acti
tudes con respecto al ambiente, tales como las de conservación. Por último se
examinará cómo influye el ambiente físico en el rendimiento de las personas en
la escuela y en el trabajo, junto con algunas estrategias que la gente ha desarolla-
do para enfrentar las situaciones de stress ambiental, como las provocadas por
el ruido y la contaminación atmosférica.
La segunda parte de este libro considera los procesos psicológicos que median
las influencias de los ambientes físicos en las actividades de las personas a nivel
social. Se encontrará que las personas desarrollan complejas estrategias para
enfrentar ios efectos negativos que produce la aglomeración en sus vidas. Se con
siderarán algunas de las formas en que las personas intentan conservar el nivel
deseado de pri vacía y un territorio propio. También se explicará cómo cada indi
viduo trata de mantenerse a distancia de las demás personas. Por último, se en
contrará que, en el ambiente difícil de una gran ciudad, la gente establece
mecanismos para hacer amistades significativas y fomentar un apoyo social mutuo.
CONDICIONES CONSECUENCIAS
AMBIENTALES EN LACONDUCTA
Según este modelo adaptativo, los efectos del ambiente sobre la conducta son
mediados por una variedad de procesos psicológicos adaptativos. Dicho modelo
muestra que el efecto de la relación entre el ambiente y la conducta es recíproco,
es decir, las personas influyen en las condiciones del ambiente mientras que el
ambiente también influye en la conducta humana. Según el modelo adaptativo,
los efectos psicológicos potencialmente negativos de una situación de stress, como
sería la aglomeración, pueden invertirse mediante procesos efectivos de confron
tación. Dicha confrontación implica un esfuerzo directo ya sea para modificar las
condiciones ambientales que provocan el stress (por ejemplo, mudarse a un lu
gar con menos gente) o cambiar el significado psicológico de lo que produce el
stress (por ejemplo, decidir que el ambiente donde hay aglomeración tiene más
"espíritu de grupo"). Por supuesto, el modelo adaptativo no garantiza que las per
sonas siempre tendrán éxito al invertir los efectos potencialmente adversos de las
condiciones ambientales desfavorables. Algunos ambientes tienen un diseño tan
inadecuado en términos de necesidades humanas que ni los esfuerzos más vigo
rosos de adaptación pueden superar totalmente sus efectos negativos en lo social
y en la conducta. Es importante reconocer los obstáculos ambientales reales que
las personas enfrentan en su vida, y evitar culpar a las víctimas de las condicio
nes ambientales inadecuadas por las fallas y frustraciones sobre las que no tie
nen control (Caplan y Nelson, 1973; Ryan, 1971). En resumen, muchos psicólogos
ambientales creen que el modelo adaptativo explica en forma más completa la
relación ambiente-conducta. A lo largo de este libro, el modelo adaptativo se uti
liza como guía para el estudio del ambiente y la conducta.
Participación interdisciplinaria
Orientación aplicada
sarrollen al mismo nivel. Algunas veces, el equilibrar estos dos aspectos puede
ser difícil para el psicólogo ambiental, como cuando la depuración teórica requie
re mas investigación mientras que los problemas prácticos demandan soluciones
urgentes (Altman, 1975; Studer, 1973). Algunos psicólogos ambientales (Pros-
hansky, 1972; Sommer, 1977) destacan la importancia del concepto de la investi
gación de acción de Kurt Lewin como un modelo útil para conciliar las necesidades
prácticas y teóricas de la psicología ambiental.
Lewin (1947) promovió la investigación de acción como un modelo que genera
nuevos conocimientos teóricos y a la vez los aplica en la resolución de problemas
sociales. Consideraba que al revisar los efectos de la participación social, los psi
cólogos obtienen la retroalimentación práctica necesaria para depurar sus teorías
psicológicas. También pensaba que la teoría psicológica tiene un valor práctico
ya que puede orientar la planeación y ejecución de programas en áreas con pro
blemas sociales complejos.
El estudio de los ambientes de residencias estudiantiles es un área de investiga
ción en la que los psicólogos ambientales han combinado con éxito objetivos teóri
cos y prácticos (figura 1-2). Los estudios acerca de los jóvenes que viven en esos
ambientes proporcionan conocimientos teóricos de cómo el exceso de estímulos
asociado con tal ambiente hace a las personas menos amistosas y poco comuni
cativas Al mismo tiempo, este conocimiento teórico se ha aplicado para hacer
Figura 1-2
Los psicólogos ambientales buscan que las residencias universitarias sean ambientes más
satisfactorios para vivir.
Figura 1-3
Carlitos se encuentra en
una situación en que la
conducta y ei ambiente están
Afuera de tono” .
conducta y el desorrollo de las personas los ambientes físicos que enmarcan la vida
diariaTBárker y Wright subrayaron que los psicólogos no deben seguir conside
rando que la conducta se puede predecir adecuadamente sólo por medio de exá
menes psicológicos que muestran las diferencias individuales de los antecedentes
y la personalidad. Sostienen que para predecir el comportamiento de las perso
nas en una situación particular, se necesita saber algo sobre la naturaleza de la
situación ambiental específica en la que actuarán. Para obtener información so
bre las cualidades de la conducta en situaciones ambientales, los psicólogos tie
nen que salir del laboratorio y hacer investigación de campo en los ambientes
naturales donde transcurre la vida de las personas (hogar, escuela, trabajo, tien
das y espacios recreativos).
W icker(1979) aplicó los principios de la psicología ecológica al estudio de las
consecuencias de la sobrepoblación en la conducta humana, en distintos ambien
tes. Estudió las relaciones entre el número de personas que querían participar
en una situación de conducta y los límites de ésta para manejar un gran número de
personas y, al mismo tiempo, continuar con los programas. Por ejemplo, basado
en una investigación anterior realizada por Roger Barker (Barker y Gump, 1964),
Wicker analizó, en términos de psicología ecológica, las diferencias de conducta
entre estudiantes de escuelas secundarias grandes y pequeñas. Encontró que los
estudiantes de secundarias pequeñas participan en una gama más amplia de
situaciones de conducta, ocupan puestos de mayor responsabilidad y su autoes
tima es superior a la de los alumnos de las escuelas secundarias grandes.
mente, el catalizador que dio origen a la psicología ambiental no fueron las preo
cupaciones teóricas de los psicólogos académicos, sino las cuestiones prácticas
planteadas por las personas directamente relacionadas con el diseño de ambien
tes físicos. Proshansky (1972) señala que la psicología ambiental está orientada
a la solución de problemas como un intento de responder a un gran número de
interrogantes planteadas por arquitectos, diseñadores de interiores y urbanistas.
La complejidad de las decisiones sobre diseño en la sociedad moderna ha he
cho que los arquitectos y diseñadores se enfrenten a una difícil tarea (Alexander,
1964; Craik, 1970). Durante la década de 1960 un número creciente de diseñadores
reconocieron la importancia de la psicología. Se dieron cuenta de que la colabora
ción con psicólogos -y sociólogos podía ayudarles a resolver muchas cuestiones,
tales como la forma de diseñar ambientes que apoyen y faciliten cualquier tipo de
actividad humana (Craik, 1970; Well, 1965; Studer, 1966; Studer y Stea, 1966).
Interés social Proshansky y Altman explican que el rápido crecimiento que ex
perimentó la psicología ambiental durante la década de 1960 también se debió
al gran interés por los problemas sociales que caracterizaron a esa época. La cali
dad del ambiente físico y las consecuencias ambientales a largo plazo de la conta
minación industrial, el descuido en la eliminación de basura y el manejo
inadecuado de los recursos naturales, fueron temas de acalorados debates públi
cos. El "D ía de la Tierra" en 1970 representó una impresionante manifestación
de la opinión pública en tom o a los problemas ambientales tales que caracteriza
ron a este período. Proshansky y Altman agregan que el interés del público por
la influencia de las personas sobre el ambiente aumentó debido a la preocupa
ción por los efectos a largo plazo del ambiente físico en los seres humanos; de
32 Naturaleza e historia
hecho, el mal trato que el hombre da al ambiente crea condiciones adversas en éste,
tales como una grave contaminación del aire y del agua, que representan amena
zas a largo plazo para la calidad de la vida humana. A medida que las personas se
hacen más sensibles a las condiciones ambientales que les rodean, reconocen mejor
las formas normalmente imperceptibles en que el ambiente afecta las actividades
humanas. Los ciudadanos exigieron a los científicos una mayor participación en
la solución de los principales problemas ambientales de la sociedad. Las depen
dencias gubernamentales promovieron la realización de estudios del ambiente
asignando fondos para investigaciones encaminadas a resolver estos problemas.
Por último, los profesores de psicología se enfrentaron a estudiantes y profesio
nales que exigían congruencia en el enfoque de la psicología con.los problemas
sociales que repercutían en todos los aspectos de su vida (figura 1-4).
Figura 1-4
El interés social por el
ambiente aceleró el
desarrollo de la psicología
ambiental durante la década
de 1960.
i
tivo y alegre (Holahan y Saegert, 1973). En Canadá, algunos investigadores
demostraron que reacomodando los muebles del pabellón para hacerlo más aco
gedor se podía alentar en forma significativa una mayor participación social en
tre los pacientes psiquiátricos (Sommer y Ross, 1958). Otros investigadores
descubrieron que los túneles y corredores largos que son típicos de muchos hos
pitales psiquiátricos pueden ocasionar distorsiones en la percepción auditiva y
visual de los pacientes (Spivack, 1967).
Estudios relacionados con la calidad de vida en las residencias estudiantiles
revelan que hay menores satisfacción y cohesión de grupo en edificios altos que
en los de dos o tres pisos. Por ejemplo, los estudiantes hacinados en grandes edifi
cios se interesan menos por establecer contacto social con sus compañeros resi
dentes que los estudiantes que viven en ambientes sin aglomeración (Valins y
Baum, 1973) y están menos dispuestos a ayudar y colaborar con las personas con
las que viven (Bickman, Teger, Gabriele, McLaughlin, Berger, y Sunaday, 1973).
Formulación de teorías
basadas en las teorías generales del stress psicológico (Selye, 1956; Lazarus, 1966).
Los modelos de stress ambiental intentan explicar cómo reaccionan las personas
ante los diferentes factores ambientales que producen stress, tales como el calor
excesivo, altos niveles de ruido y aglomeración (figura 1-5). Otros psicólogos am
bientales, a partir de trabajos anteriores de psicología social (Brehm, 1966), pro
ponen teorías basadas en la hipótesis de que ciertos tipos de ambientes, tales
como los aglomerados o en los que hay muy poca privada, restringen la liber
tad de conducta de los individuos (Proshansky, Ittelson y Rivlin, 1976; Stokols,
1976).
Varios investigadores han propuesto teorías para explicar los efectos negativos
que los ambientes aglomerados tienen algunas veces sobre el individuo. Algu
nos señalan que un alto grado de aglomeración produce un exceso de estímulos
de tipo social sensorial que sobrepasan la capacidad que tiene la persona para
procesarlos (Milgram, 1970; Saegert, Mackintosh y West, 1975). Otra teoría pro
pone que los efectos negativos se presentan cuando hay un exceso de personas
en el ambiente y no hay suficiente espacio para todos los individuos que quieren
participar en él (Wicker, 1979). En cambio, pocos han propuesto teorías más
amplias que proporcionen una base conceptual para entender toda la gama de
conductas ambientales (Altman, 1975; Michelson, 1976).
MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN DE LA
PSICOLOGÍA AMBIENTAL
Los métodos de investigación empleados por los psicólogos ambientales son muy
diversos y es importante reconocer que no hay uno que pueda considerarse su
perior, a los demás; por el contrario, cada método está diseñado para dar respues
ta a una determinada serie de interrogantes. Así, cada método de investigación
está diseñado para responder a un tipo específico de interrogantes, pero es me
nos adecuado para contestar otro tipo de cuestiones. Antes de examinar la forma
en que cada método de investigación se adapta a una serie específica de interro
gantes se debe desarrollar un vocabulario para describir el tipo de cuestiones de
investigación a las que se dedican los psicólogos ambientales.
Validez interna
Figura 1-5
Los psicólogos ambientales se preocupan por conocer las consecuencias a largo plazo en
los seres humanos expuestos al ruido y a las aglomeraciones.
© Menscherifreund.
Validez externa
La validez externa está relacionada con la pregunta: ¿En qué grupos y ambientes
se puede generalizar el resultado de la investigación? De nuevo se considera el
estudio realizado sobre el efecto del tamaño del grupo en el aprendizaje, cuyos
resultados de investigación señalan que el aprendizaje es superior en un grupo
pequeño. La interrogante de la validez externa es: ¿En qué grupos v ambientes
se puede generalizar el hallazgo de que el tamaño de la clase se relaciona inver
samente con su rendimiento? Si el estudio hubiera sido llevado a cabo de tal for
ma que los estudiantes se comportaran igual que en un salón de clases real, los
investigadores podrían generalizar con certeza los hallazgos para otros grupos de
estudiantes en situaciones reales de salón de clases; la validez externa sería alta.
Sin embargo, si el estudio se hubiera realizado en un laboratorio en condiciones
experimentales muy artificiales, de manera que los estudiantes estuvieran cons
cientes todo el tiempo de que estaban tomando parte en un estudio de investiga
ción, los investigadores no podrían generalizar con seguridad sus hallazgos para
grupos de estudiantes fuera del ambiente de laboratorio; la validez externa sería
baja.
Campbell y sus colegas recomiendan que el investigador debe tratar de utili
zar métodos de investigación que tengan tanta validez interna y externa como
sea posible. Mientras que la validez interna es esencial para la interpretación de
los hallazgos, la validez externa es importante para ampliar la significación y las
aplicaciones potenciales de los resultados de la investigación. Por otra parte,
señalan que los requisitos para la validez interna y externa a menudo son con
tradictorios y que los métodos de investigación que fortalecen un tipo de validez
tienden a debilitar el otro. Por ejemplo, mientras que un incremento en el control
experimental aumentará la validez interna limitando la influencia de las varia
bles externas, al mismo tiempo tiende a crear una situación artificial en la investi
gación, reduciendo asila validez externa. Así, mientras que e! psicólogo ambiental
debe satisfacer el requisito de validez tanto interna como externa, el equilibrio
entre las dos debe estar determinado por los objetivos específicos de cada investi
gación. Con estos puntos fundamentales en mente, se explorarán los principales
métodos de investigación que emplean los psicólogos ambientales.
Experimentación en ei laboratorio
Cuando los psicólogos ambientales desean establecer un alto nivel de validez in
terna en su investigación, hacen uso de métodos experimentales en una situación
de laboratorio. El método experimental permite al investigador manipular siste
máticamente la variable experimental (o independiente) y estimar sus efectos con
base en los valores resultantes (o dependientes). El laboratorio permite al investigador
controlar la influencia de otras variables externas para asegurar que no afecten
los valores dependientes mientras se manipula la variable independiente. Ade
más, la experimentación en el laboratorio incluye por lo general la asignación alea
toria de sujetos a condiciones experimentales, lo cual asegura al investigador que
dichos sujetos son equivalentes no obstante las diferentes condiciones experimen
tales. Estos requisitos (manipulación sistemática de la variable independiente, con
trol de variables externas y asignación aleatoria de los sujetos) proporcionan al
Métodos de investigación 37
Figura 1-6
Con el objeto de saber cómo se comportan los individuos en situaciones del mundo real,
los psicólogos han realizado estudios correlaciónales de campo en ambientes naturales como
es este ambiente universitario.
Experimentación de campo
en el que, por medio de altavoces, reproducían una grabación del ruido produci
do por un congestionamiento de tránsito en el campus de la Universidad Rut-
gers, mientras registraban los efectos del mismo en la conducta de estudiantes y
maestros. Nótese que aunque cada uno de estos métodos de investigación es el
más adecuado para responder a una serie de interrogantes, no lo es para otras.
Lo más conveniente es que los psicólogos ambientales utilicen una combinación
40 Naturaleza e historia
RESUMEN
La psicología ambiental es un área de la psicología que se centra en la interrela
ción entre el ambiente físico y la conducta y la experiencia humanas. La impor
tancia que concede a los procesos de adaptación es una característica fundamental
del planteamiento de la psicología ambiental. La adaptación, en el sentido más
amplio, abarca todos los procesos que operan cuando los seres vivos interactúan
con su ambiente. El enfoque adaptativo de la psicología ambiental pone énfasis
en: 1) los procesos mediante los cuales los sistemas vivos interactúan con el am
biente, 2) la perspectiva holistica (integral) del individuo y el ambiente, y 3) la parti
cipación activa de los organismos vivos en relación con el ambiente.
La psicología ambiental es un campo interdisciplinario. Desde sus inicios, la
psicología ambiental ha atraído a hombres de letras, investigadores y especialis
tas de distintas disciplinas. Su planteamiento con respecto a la investigación se
caracteriza por intentar combinar objetivos teóricos y prácticos de manera que
uno refuerce al otro. Un modelo de investigación para este campo es la investiga
ción de acción, que consiste en generar nuevos conocimientos teóricos y aplicarlos
en la solución de problemas sociales. La psicología ambiental adopta un plantea
miento variado y flexible en cuanto a la metodología, de acuerdo a las necesida
des específicas del objeto de la investigación y a las circunstancias ambientales.
La historia de la psicología ambiental se inicia con la investigación realizada
por Barker y Wríght en la Estación de Campo Psicológico de Midwest en la déca
da de 1950. Su trabajo representa una innovación de primer orden en la investi
gación psicológica ya que abarca el estudio de personas comunes de la vida
cotidiana en contextos naturales. Una situación de conducta se define como un pa
trón específico de conducta junto con las características ambientales y tempora
les que la acompañan. Barker y Wright propusieron un área de investigación a
la que denominaron psicología ecológica para estudiar cómo influyen en la conduc
ta y en el desarrollo humano los ambientes físicos que forman parte de la vida
diaria de los individuos.
Las cuestiones prácticas planteadas por las personas que participaban en el
diseño de ambientes físicos contribuyeron a que la psicología ambiental se cons
tituyera en un campo de estudio distinto e independiente durante la década de
1960. La psicología ambiental está orientada a resolver problemas e intentar dar
respuesta a una amplia gama de interrogantes prácticas que preocupan a arqui
tectos, diseñadores de interiores y especialistas en planeación urbana. El princi
pal interés de los arquitectos y diseñadores al buscar la participación de los
psicólogos en el proceso del diseño surgió por la convicción de que existe una
relación entre la arquitectura y la conducta humana. Hay patrones de conducta
característicos, asociados con cada ambiente arquitectónico, que son estables y
duraderos. El rápido desarrollo de la psicología ambiental en la década de 1960
se debió al gran interés de la sociedad por la calidad del ambiente físico. En la
década siguiente se realizó una incesante labor de investigación orientada a la
solución de problemas y se dieron los primeros grandes pasos en la formulación
Resumen 41
1~=» n el capítulo I se explicó que las actividades de la vida diaria del individuo
l^ i se entrelazan con los ambientes físicos en los que vive y trabaja. Muchas de
las actividades cotidianas (esparcimiento, estudio, sueño) están influidas por la
arquitectura y el diseño interior del hogar. En la universidad, el diseño físico del
ambiente desempeña un rol importante en la conformación de las experiencias
de aprendizaje, las actividades extraescolares y sociales que-comprenden la vida
del estudiante. En este capítulo se verá que todas estas actividades diarias de
penden de la capacidad del individuo para percibir en forma precisa los diferen
tes ambientes que forman parte de su vida.
La forma en que se percibe el ambiente determina las actitudes v la conducta
ambiental. Con el objeto de comprender el ambiente físico, desplazarse en él y
darle un uso efectivo, uno debe primero percibirlo en forma clara y precisa. Aun
que la percepción del ambiente es fundamental para enfrentar los asuntos coti
dianos, por lo general este proceso se realiza sin que uno se dé cuenta. Los
psicólogos ambientales descubrieron que una forma efectiva de estudiar el im
portante rol que desempeña la percepción del ambiente en la vida de las perso-
44 Percepción del ambiente
NATURALEZA DE LA
PERCEPCIÓN DEL AMBIENTE
La percepción del ambiente es un proceso psicológico maravilloso y único. Por
medio de la percepción, los diversos estímulos ambientales con que se encuentra
el individuo por todas partes se organizan para formar un cuadro coherente e
integrado del mundo. Sin embargo, antes de estudiarla se debe distinguir la per
cepción del ambiente del conocimiento ambiental y de las actividades hacia el
ambiente, que se examinarán en los capítulos 3 y 4, respectivamente. La percep
ción ambiental implica el proceso de conocer el ambiente físico inmediato a
través de los sentidos. El conocimiento ambiental comprende el almacena
miento, la organización y la reconstrucción de imágenes de las características am
bientales que no están a la vista en el momento. Las actitudes con respecto al
ambiente son los sentimientos favorables o desfavorables que las personas tie
nen hacia las características del ambiente físico.
Estos tres procesos no actúan aisladamente uno del otro. De hecho, los pro
cesos psicológicos mediante los cuales las personas enfrentan el ambiente físico
están relacionados entre sí (véase Ittelson, 1976; Lowenthal, 1972). La percep
ción proporciona la información básica que determina las ideas que el individuo
se forma del ambiente, así como sus actitudes hacia él. A su vez, a partir de estas
ideas y conocimientos, surge una serie de expectativas con respecto al ambiente
de que se trata y éstas modelan la percepción. La primera ocasión que se visita
una ciudad, se percibe de manera confusa y vaga. Sin embargo, al seguir perci
biendo los diversos aspectos de la ciudad, se obtiene finalmente una base para
formarse una imagen mental clara y bien organizada de ella. Esta imagen clara
permite al visitante desplazarse por la ciudad en forma más segura y con
una actitud más positiva. A su vez, la combinación de una imagen más
clara y una actitud más positiva le permite percibir nuevas áreas de la ciudad con
mayor eficiencia. En éste y en los capítulos siguientes se explican por separado
los procesos psicológicos relacionados con el ambiente, ya que este plantea
miento facilita su estudio. Sin embargo, en la vida real, estos procesos nunca
suceden en forma aislada, sino que constantemente interactúan en recíproca
influencia.
Naturaleza de !a percepción 45
Ambiente circundante Ittelson señala que los ambientes son grandes en relación
con las personas y circundan a aquellos que los perciben. Puesto que las perso
nas están rodeadas por el ambiente, tienen que desplazarse en él para percibir
todos sus aspectos. A diferencia de un objeto que puede ser percibido adecuada
mente desde un solo punto de vista, el ambiente debe experimentarse desde múl
tiples perspectivas a fin de percibirlo en forma total. Por ejemplo, una persona
que se muda a un nuevo departamento caminará por el nuevo ambiente, una
y otra vez, “ sintiendo" las características particulares de las diferentes habitacio
nes, áreas para decoración especial o almacenamiento y el paisaje que se ve des
de cada una de las ventanas. Ittelson señala que el carácter circundante del
Figura 2-1 Es más fácil identificar la figura del perro en esta escena tom ada en un área
universitaria cuando la composición de la fotografía es coherente (a rrib a ) que cuando ha
sido alterada {abajo).
De 1. Beiderman, "Perceiving Real-M orid S cen es“ S c i e n c e , ju lio 7, 1 9 7 2 , 177: 77-80. © A m erican A ssociation fo t the Ad-
R eim preso cnn perm iso
ra n r r n ir n f o/ Sc/en cc, 1 9 7 2 .
46
Naturaleza de la percepción 47
ambiente hace de la percepción ambiental una exploración más que una simple
observación. Así, un aspecto muy importante de la percepción ambiental es la
experiencia motora (un intercambio físico activo con el ambiente). La interacción
con el ambiente proporciona al individuo una gran variedad de señales senso
riales o retroalimentación (por ejemplo, visuales, auditivas y táctiles) acerca de la
naturaleza del ambiente.
Estimulación ambiental Debido a que las situaciones del mundo real que los psi
cólogos ambientales estudian no permiten el control de las variables indepen
dientes, es difícil proporcionar un índice objetivo de las dimensiones del estímulo
en estudio, Wohlwill (1966) explica que esta dificultad se puede resolver median
te estimulaciones subjetivas de las dimensiones de un estímulo determinado, rea
lizadas por observadores previamente asesorados. Wohlwill refiere un estudio
(Leckart y Bakan, 1965) en que las estimaciones sobre la complejidad de estímu
los de escenas naturales demostraron la relación directa entre esa complejidad
y la cantidad de tiempo que los sujetos estuvieron observándolas. Otro método
consiste en reunir los juicios de percepción de un gran número de observadores
no asesorados. Los métodos estadísticos, como el de la escala multidimensional
(Green y Rao, 1972), que describen las interrelaciones de las complejas fuentes
de datos, permiten a los investigadores identificar aquellas características ambien
tales (por ejemplo, diversidad, calor, tamaño, complejidad y familiaridad) que
predominan en la percepción de muchas personas (véase Betak, Brummell y Swin-
gle, 1974; Hall, Purcell, Thorne y Metcalfe, 1976; Nasar, 1980).
Otra estrategia de investigación empleada por los psicólogos ambientales para
resolver la falta de control en las situaciones del mundo real, es el uso de simula
ciones del ambiente real. Gary Winkel y Robert Sasanoff (1976) diseñaron una "c a
bina de simulación" para estudiar la forma en que las personas se desplazan y
observan las diversas características ambientales. La cabina fue provista de tres
proyectores para exhibir una serie de fotografías a color del ambiente a explorar.
Naturaleza de la percepción 49
El sujeto, sentado enfrente de las tres pantallas, podía recorrer el lugar (en este
caso un museo de historia e industria) indicando a los operadores de los proyec
tos la dirección que deseaba. Donald Appleyard y Kenneth Craik (1974,1978) de
sarrollaron otra simulación muy bien detallada en el Laboratorio de Simulación
Ambiental de la Universidad de California, Berkeley (véase recuadro: "Labora
torio de Simulación Am biental").
Sin embargo, algunos investigadores (Danford y Willems, 1975; Lowenthal,
1972) advierten que aunque la simulación ambiental permite un control experi
mental y mejores mediciones, estadísticamente más confiables que la investigación
en contextos naturales (es decir, se fortalece la validez interna), es útil sólo en
la medida en que los investigadores.pueden estar seguros de que las respuestas
generadas son.similares a las producidas .por situaciones del mundo real (es de
cir, la validez externa debe ser adecuada). Por ejemplo, Cari Greenberg y sus co
laboradores (Firestone, Karuza, Greenberg y Kingma, 1978; Greenberg y
Chambers, 1979) demostraron que el modelo a escala del cuarto utilizado en al
gunos estudios sobre aglomeración (véase Desor, 1972) no siempre proporciona
un índice válido de reacciones a la aglomeración en situaciones del mundo real.
La desventaja de las simulaciones efectuadas con modelos a escala y fotografías,
es que no permiten la experiencia motora, esencial para la percepción en ámbi
tos del mundo real (Evans, 1980). Desde luego, los investigadores que emplean
técnicas de simulación deben evaluar si los resultados así obtenidos son aplica
bles a la conducta humana en contextos naturales.
Winkel y Sasanoff (1976) compararon las reacciones de los sujetos en la cabi
na de simulación con la conducta de los visitantes a un museo real de historia
e industria. Descubrieron mucha semejanza entre las respuestas de los indivi
duos en el ambiente simulado y el real. Sin embargo, también se presentaron
algunas diferencias, tales como la tendencia de las personas a sentirse más có
modas viendo el museo en el simulador que recorriéndolo realmente. De la mis
ma manera, Kenneth Craik (1978) y George McKechnie (1977a) realizaron un
estudio sistemático para evaluar la validez externa del Laboratorio de Simulación.
Ambiental de Berkeley. Compararon las respuestas de los sujetos que vieron pe
lículas y videocintas de un recorrido simulado con un modelo a escala, con las-
de personas que fueron conducidas por un recorrido idéntico pero en el ambien
te real o que vieron una película de la ciudad real. Los hallazgos preliminares
de Craik y McKechnie indicaron que las correlaciones entre las respuestas de los
individuos a los ambientes simulado y real fueron muy significativas en una am
plia variedad de mediciones.
r Laboratorio de
sim ulación am biental
Este modelo a escala de un área suburbana con un explorador óptico movible per
mite a los investigadores filmar una película detallada que se utilizará para simular
un recorrido por dicho ambiente
Funciones psicológicas 51
entre dos personas está estrechamente relacionada con la forma en que esas dos
personas se perciben una a la otra.
Una estrategia de medición que permite observar la amplia gama de respuestas
perceptuaies no lingüísticas es el registro del movimiento de los ojos. Stephen
Carr y Dale Schissler (1969) utilizaron un registrador de movimientos oculares
para investigar la forma en que los sujetos percibían la escena urbana cuando
se acercaban al centro de Boston mientras manejaban por una autopista. El apa
rato se fijó en la cabeza de cada sujeto por medio de un armazón con banda de
plástico y un barbiquejo. Montada en el aparato, había una cámara de 16 mm
fijada a dos cables fibro-ópticos que registraban al mismo tiempo la dirección ha
cia donde miraba el sujeto y los movimientos exactos de los ojos conforme el sur
jeto observaba la escena. Los registros de los investigadores coincidieron casi
totalmente en cuanto a la dirección hacia donde veían los sujetos. Concluyeron
que la forma física del ambiente tal como se aprecia desde la autopista determinó
el modo en que las personas exploraron visualmente el ambiente así como las
características físicas que los sujetos seleccionaron para mirarlas con mayor aten
ción. Las características ambientales que muchos de los sujetos obsevaron fue
ron la silueta de la ciudad, casas y edificios, pasos a desnivel y anuncios.
FUNCIONES PSICOLÓGICAS
DE LA PERCEPCIÓN AMBIENTAL
formación perceptual que le permitiera orientarse por sí mismo (veáse Ross, 1975).
No podría encontrar el camino correcto, andaría dando vueltas de aquí para allá,
equivocándose casi en cada esquina. Por supuesto, el individuo no se encuentra
totalmente perdido cada vez que visita una nueva ciudad; la percepción ambien
tal le proporciona la información necesaria para orientarse y le permite determi
nar la dirección que conviene seguir y seleccionar las rutas más adecuadas
(Golledge y Zannaras, 1970).
Con base en sus estudios sobre percepción urbana en Boston y Venezuela,
Donald Appleyard (1970) explica la función operativa de la percepción del ambiente
que ayuda a las personas a orientarse y a desplazarse con seguridad en el am
biente urbano. Señala que muchas características del ambiente urbano se perci
ben debido a su importancia operativa. Los detalles urbanos, tales como
intersecciones, zonas peatonales y glorietas, se perciben con mayor intensidad
debido a su importancia para transitar eficientemente por la ciudad. En forma
semejante, aun los edificios que de otro modo resultan poco notorios, se perci
ben cuando sirven como puntos de referencia.
Figura 2-2 Los turistas ponen m ayor atención a las señales ambientales cuando visitan
lugares desconocidos.
Debido a que la percepción del ambiente está tan estrechamente relacionada con
el comportamiento adaptativo del individuo, el estilo de percibir el ambiente se
adaptará, con el tiempo, a las características y requerimientos particulares del lu
gar en donde el individuo se desenvuelve habitualmente. Por ejemplo, Ittelson
(1970, 1973, 1976) explica que dos tipos distintos de ambientes producirán dos
estilos de percepción ambiental diferentes, cada uno ajustado a las características
propias de su respectivo contexto ambiental. Más adelante se verá que la capaci
54 Percepción del ambiente
dad de los individuos para percibir formas especiales particulares (en especial
en condiciones de percepción marginal) mantiene una relación directa con la pre
sencia de esas formas en el contexto cultural de los sujetos con los cuales están
familiarizados. Los psicólogos ambientales han diseñado dos estrategias de in
vestigación para estudiar cómo varía la percepción en ambientes contrastantes.
Una de ellas consiste en realizar estudios en ambientes naturales distintos (por
ejemplo, de diferentes contextos culturales). La segunda estudia la percepción
a partir de diferencias ambientales inducidas experimentalmente.
| Tabla 2-1. N úm ero de veces que niños de dos culturas rurales de África (reservacio
nes de Nongoma y Polela) y de culturas urbanas de África y Europa fueron "e n g a
ñ ad o s" (respuestas "si"') con la ilusión de la ventana trapezoidal.
N u m e r o d e re s p u e s ta s " S Í"
M u estra 4 3 2 1 0 P ro m ed io
F u e n t e : G .W . A llp o r t y T . F. Pettigrew, " Cultural Injluence on the P erception o f M ovem en t: T h e Trapezoidal ¡Ilu
sión A m ong Z u lu s " J o u r n a l o í A b n o r m a ] a n d S o c i a l P s y c h o l o g y , 1 9 5 7 , 5 5 : 1 0 4 - 1 3 . © A m erican Psychological
A ssociatton, 1957 R eim preso con perm iso del editor y del autor.
TEORÍAS SOBRE LA
PERCEPCIÓN DEL AMBIENTE
Con el fin de saber cómo perciben el ambiente físico las personas, los psicólogos
ambientales han recurrido a las teorías sobre percepción ambiental, ya estableci
das en psicología. Por ejemplo, la teoría de la Gestalt de la percepción, desarro-
56 Percepción dei ambiente
Teoría de la Gestait
Continuidad Cierre
sado y los procesos intelectuales de orden superior. Como se verá, teorías poste
riores sobre la percepción ambiental han puesto énfasis en la importancia del rol
del aprendizaje en la percepción y, especialmente en los últimos años, han sub
rayado la influencia de los procesos cognoscitivos de organización de orden su
perior sobre la percepción.
Teoría ecológica
james J, Gibson (1958, 1960, 1963, 1966, 1979) desarrolló en forma más completa
la teoría de que la percepción del ambiente es producto de las características eco
lógicas de la estimulación ambiental. Argumenta que la percepción ambiental es
un producto directo de la estimulación que llega al individuo por parte dei am
biente. Considera que toda la información que una persona necesita percibir del
ambiente ya está contenida en el impacto producido por el patrón de estimula
ción ambiental. De manera que el significado no se construye a partir de las sen
saciones que envía el ambiente. Más bien, uno percibe directamente el significado
que ya existe en el patrón ambiental; es decir, el significado se percibe directa
mente en la estimulación ambiental y no requiere la intervención de los procesos
de reconstrucción e interpretación por parte del individuo que percibe. Gibson
contempla la percepción del ambiente de una manera holística: los individuos
perciben patrones significativos de estimulación ambiental y no puntos separa
dos de estimulación. Considera la percepción no desde el punto de vista de la
respuesta de células sensoriales separadas, sino como un patrón de respuesta
de grupos de células. Tales patrones integrados de respuesta son bastante com
plejos y pueden incluir células que no están anatómicamente próximas. Gibson
explica que la misma percepción puede surgir de diferentes patrones de respues-
58 Percepción del ambiente
ta, por ejemplo, cuando se explora visualmente el ambiente se activa una serie
de respuestas en patrón y sin embargo se percibe una imagen holística del am
biente.
Debido a que el significado puede percibirse directamente del ambiente, los
teóricos ecologistas sostienen que muchos aspectos básicos de la percepción am
biental no tienen que ser aprendidos sino que forman parte del repertorio de res
puestas que tiene el individuo desde la infancia. En apoyo a su posición, refieren
los hallazgos de la investigación de Eleanor Gibson (Gibson y Walk, 1960; Walk
y Gibson, 1961) que incluían el "abism o visual". Consiste en una superficie pla
na que está diseñada para dar la impresión de un declive muy escarpado desde
lo que parece ser un borde. Los investigadores han observado que los animales
que pueden caminar desde el nacimiento, como las cabras, pasan por el borde
sin vacilar desde las primeras etapas de la infancia. Los niños evitan el borde del
abismo a la edad en que empiezan a gatear, un hallazgo que coincide con la teo
ría ecológica, ya que el individuo no necesita este tipo de información perceptual
antes de ser capaz de movilizarse.
Esto no quiere decir que los teóricos ecologistas pasen por alto la importan
cia del aprendizaje en la percepción del ambiente. De hecho, James Gibson cree
que mediante la experiencia ambiental el individuo aprende a discriminar más
variables de estimulación ambiental y a distinguir las más significativas. Así, por
medio del aprendizaje, el individuo que percibe es capaz de lograr un cuadro
cada vez más preciso del ambiente. Por ejemplo, un niño con una experiencia
perceptual mínima es incapaz de utilizar señales sensoriales sutiles, tales como pe
queñas diferencias de luminosidad o de sombra, mientras que un adulto rápida
mente las asocia con cercanía o distancia. Cabe señalar que en este caso el adulto
no se da cuenta de que percibe dichas diferencias, sino que simplemente ha ad
quirido la experiencia perceptual necesaria para utilizar mejor la información sen
sorial que se encuentra en el ambiente.
El punto de vista de Gibson sobre la percepción ambiental reconoce la im
portancia de la exploración activa del ambiente por parte del individuo. Propone
que un objeto ambiental tiene propiedades funcionales invariables; es decir, caracte
rísticas físicas que no cambian, tales como la redondez, dureza y solidez de una
piedra. Un individuo puede percibir mejor las propiedades invariables de los ob
jetos de su entorno si los explora desde distintas perspectivas. Según Gibson,
la exploración activa constituye una importante función de adaptación, ya que
al experimentar las diferentes propiedades funcionales de los objetos, el indivi
duo puede determinar cómo hacer mejor uso de los diversos objetos que existen
en el ambiente. Gibson denomina atributos a las propiedades funcionales de los
objetos que se descubren mediante la exploración del ambiente; es decir, tales
características nos indican el rango de las funciones útiles que puede proporcio
nar un objeto determinado. Por ejemplo, un objeto que es firme, no poroso, con
un espacio hueco donde cabría una persona, puede proporcionar protección contra
la lluvia, el frío y el viento.
Teoría probabilista
Egon Brunswik (1956, 1969) fue quien desarrolló en forma más completa la teo
ría de que la percepción ambiental es una función del rol activo que el individuo
Teorías sobre la percepción 59
Retroalimentación
(afecta conductas
futuras)
Ambiente O Percepción
Conjuntos de Proceso
estímulos preceptual
(los estímulos varían en s ' ' (recombina, ordena y enfoca la
validez ecológica) información que recibe del ambiente)
Figura 2-4 tg o n Brunswik propone un "m o d elo de le n te " para explicar cómo capta y en
foca el individuo los estímulos que están dispersos en el ambiente.
APLICACIONES EN LA
PLANEACION DEL AMBIENTE
tal. Stephen Carr y Dale Schissler (1969) agregan que la conducta perceptual
del individuo puede predecirse mediante técnicas relativamente simples que
los diseñadores pueden utilizar sin necesidad de tomar un curso formal de
psicología.
Claridad perceptual
Cuando Mayer Spivack (1967) evaluó la claridad en el diseño de dos centros psi
quiátricos del área de Boston, encontró elem entos que distorsionaban mucho la p e r
cepción de los pacientes con perturbaciones psicológicas e incluso la de personas
"n o rm a le s ". Por ejemplo, las superficies de los corredores creaban una serie de re
flejos y sombras que avanzaban hacia el observador a lo largo de las paredes, piso
y techo. Cuando la luz deslumbrante entraba al corredor por una ventana del extre
mo opuesto, las personas distantes parecían flotar sobre el piso en confusos co n
tornos, sin pies, m uñecas o cuello. En un hospital, Spivack encontró que al bajar
la rampa de un pasillo se experimentaban ciertos efectos de percepción semejantes
a los del cuarto distorsionado de Am es. Aunque el techo del pasillo era horizontal,
el piso tenía una gran inclinación, lo cual le daba un aspecto trapezoidal. A un ob
servador ubicado en la parte alta de la ram pa, le podía parecer que las personas que
bajaban por la ram pa se iban encogiendo hasta finalmente desaparecer tras el u m
bral de una puerta que se veía no mayor que la entrada de la guarida de un conejo.
La avenida denom inada Las Vegas Strip presenta a la vista un conjunto de estímulos
intensos y discordantes.
V y
66 Percepción del ambiente
RESUMEN
Los diversos estímulos que el individuo recibe del ambiente son organizados por
los procesos perceptuales para formar un cuadro coherente e integrado del mun
do. Los psicólogos han dedicado considerable atención al estudio de la percep
ción de objetos aislados, en cambio han desatendido los procesos mediante los
cuales las personas perciben el ambiente físico a gran escala. Para que los indivi
duos puedan percibir todos los aspectos del ambiente que los rodea, es necesario
que se desplacen en él. El ambiente proporciona tal abundancia de información
perceptual que no es posible procesarla toda de inmediato. Simultáneamente lle
ga a riavés de los diferentes órganos sensoriales, por lo que en un mismo instan
te recibe tanto información central como periférica. Por último, el ambiente es
tan complejo que no puede percibirse en forma pasiva; el hombre debe explorar
Resumen 67
COPY
CENTER
Impresión Lasser y Fotocopias
Frente a Edificio "A" U FG
vió para dar la ¡dea de que en un mapa mental algunas zonas de la ciudad están
asociadas con diferentes significados, en función de las actividades específicas
(trabajo, compras, entretenimiento) de cada persona.
En dos décadas de investigación, los psicólogos ambientales han estudiado
los mapas mentales o ''cognoscitivos'' de ambientes urbanos en diferentes par
tes del mundo. Se ha encontrado que los mapas cognoscitivos no representan
fielmente el ambiente espacial objetivo. Al realizar un estudio de mapas cognos
citivos en París, Stanley Milgrana (1977) encontró que aunque el Sena corre por
la ciudad siguiendo una curva pronunciada, muchos parisinos piensan que es
una curva suave e incluso algunos creen que sigue una línea recta. Como se ve
rá, estas distorsiones personales en los mapas cognoscitivos no son producto de
. errores aleatorios, sino que tienen una relación consistente significativa con la
forma personal de utilizar el ambiente.
A diferencia de las imágenes objetivas del ambiente espacial captadas en una
fotografía o representadas en la heliografía de un arquitecto, la imagen subjetiva
del mapa cognoscitivo que un individuo se forma de su ambiente contiene, en
gran parte, elementos de significado personal. Así, mediante el estudio de los
mapas cognoscitivos, se puede conocer la manera en que los individuos contem
plan, entienden y enfrentan el ambiente geográfico a nivel personal. Por lo tan
to, el estudio de los mapas cognoscitivos de las personas será de gran utilidad
para diseñar ambientes que sean más congruentes con las necesidades de los in
dividuos.
tales de los habitantes de tres ciudades de los Estados Unidos (Boston, Los An
geles y Jersey). Lynch empleó dos diferentes estrategias en este estudio. En la
primera utilizó observadores previamente asesorados para que realizaran un re
conocimiento de campo sistemático en el área central de cada una de las tres ciu
dades. Los observadores registraron la presencia y características de elementos
particulares de la ciudad que los habitantes utilizaron como puntos de referencia
para sus mapas mentales , tales como un lugar histórico o un parque. También
tomaron nota de las áreas que no tenían características importantes, lo cual difi
cultaba la formación de imágenes mentales claras. Estas observaciones permitie
ron identificar las características urbanas que facilitan la formación de un mapa
mental claro, así como aquellas que la inhiben.
La segunda estrategia de investigación de Lynch consistió en largas entrevistas
con los habitantes para descubrir la naturaleza de sus mapas mentales. Durante
las entrevistas se pidió a los sujetos que hicieran un esquema de la ciudad, una
descripción detallada de varios recorridos (por ejemplo, de la casa al trabajo) y
una lista de los lugares de la ciudad que dejaron en su mente las imágenes más
vivas y características. El objetivo de estas entrevistas era conocer la imagen que
el público tenía de cada ciudad, para luego identificar los aspectos particulares
del paisaje urbano que contribuyen a la formación de los mapas mentales.
Son interesantes las observaciones de Lynch sobre las imágenes que los ha
bitantes de Boston tenían de Beacon Hill (un distrito residencial con un carácter
distintivo de principios del siglo XTX, ubicado cerca del centro comercial de Bos
ton) (Lynch, 1960: 162):
Beacon Hill es una zona muy típica, considerada por algunas personas como un sím
bolo d e Boston; otros la veían com o algo fuera de su alcan ce... Más de la mitad de
¡os su jeto s expresaron lo siguiente, com o parte de su imagen de esta zona (en orden
descen den te aproxim ado):
una colina bien delineada
calles estrech as e inclinadas
el Palacio Legislativo
Plaza Louisburg y su parque
árboles
casas antiguas y herm osas
tabique rojo
portales interiores
Legibilidad El objetivo central del análisis que hizo Lynch de las imágenes de
las principales ciudades de los Estados Unidos era descubrir qué tan legibles son
los diferentes ambientes urbanos. Lynch define esta cualidad del ambiente urba
no como la facilidad con que sus características pueden ser reconocidas y organi
zadas en un patrón unificado claro. El significado de este concepto se aclara cuando
se comparan algunas diferencias importantes que existen, en este sentido, entre
los tres centros urbanos que estudió Lynch.
Se encontró que Boston era la ciudad más "leg ib le'' ya que proporciona una
imagen mental clara, esquematizada y unificada. Los habitantes de Boston conside
ran que su ciudad tiene distritos muy distintivos y una estructura espacial fácil
de captar. Entre los elementos identificables en la imagen de Boston se encuen
tran el Ayuntam iento, el Jardín Público y el río Charles. Según la imagen mental
T2 Conocimiento ambienta)
Características comunes en los mapas Cuando comparó los resultados de las tres
ciudades que estudió, Lynch descubrió que los tipos de características ambíenta-
Figura 3-1 Por su prom inente ubicación e importancia histórica, el Ayuntamiento de Bos
ton es una característica dominante en los mapas mentales de los habitantes de esta ciudad
les en los mapas cognoscitivos de los habitantes fueron semejantes en las tres
ciudades. Las áreas abiertas fueron un aspecto común en los mapas, particular
mente las que presentan características naturales, tales como pasto, plantas o agua.
El verde natural del paisaje citadino fue una referencia recurrente, hecha con cierta
sensación de bienestar. La primera parte de las descripciones de los residentes
sobre su recorrido de la casa al trabajo abundó en imágenes detalladas de árboles
y flores. Incluso muchas personas dijeron que se salían de su ruta para pasar cer
ca de un parque o alguna extensión de agua. Lynch extracta una de las entrevis
tas realizadas en Los Angeles, que refleja el regocijo que causa a los habitantes
la presencia de parques v jardines en las ciudades:
Cruza usted el Boulevard Sunsetpor un pequeño parque —no recuerdo cómo se lla
ma. Es muy bonito y, ¡ah!, las jacarandas están floreciendo. Las hay en una casa ubi
cada una cuadra más arriba y a) bajar la calle Canyon donde además hay toda clase
de palmas: altas y bajas; y así está todo el recorrido hasta llegar al parque. (Lynch
1960:44)
Otra referencia común en las imágenes de las tres áreas urbanas fue la de
una panorámica observada desde un punto distante. Los habitantes de Boston
se refirieron al vasto panorama de la ciudad que puede apreciarse desde el río
Charles, mientras que los residentes de Jersey aludieron la vista panorámica del
horizonte de Nueva York desde las palizadas. Otra característica recurrente fue
la relacionada con la clase social. Los habitantes de Boston dividieron Beacon Hill
en dos zonas distintas, de acuerdo con el nivel social; los angelinos consideraron
Broadway como de "clase b aja"; los entrevistados en Jersey se refirieron al ba
rrio de Bergen como de "clase alta".
Elementos del mapa Lynch identifica cinco elementos básicos que constituyen
los mapas mentales que las personas se forman del ambiente urbano; sendas,
bordes, distritos, zonas de confluencia e hitos (figura 3-2).
Define estos elementos como sigue:
1 . Sendas. Las sendas son las vías por donde la gente transita: calles, rutas
de autobuses o líneas de ferrocarril. Estas fueron elementos predominan
tes en los mapas mentales de la mayoría de las personas que entrevistó
Lynch. Los habitantes de Boston aludieron la calle Boylston, los residen
tes de Jersey mencionaron el bulevar Hudson y los angelinos las autopistas.
2 . Bordes. Los bordes son elementos lineales que no funcionan como sen
das. Pueden ser divisiones entre diferentes sectores urbanos o uniones a
lo largo de las cuales coinciden dos partes de la ciudad. Muros, límites
de urbanización, litorales, todos son bordes. El río Charles es un borde
importante en los mapas mentales de los habitantes de Boston.
3 . Distritos. Los distritos son sectores medianos o grandes de una ciudad,
que poseen un carácter distintivo. Los distritos más comunes en los ma
pas mentales de los habitantes de Boston fueron Beacon Hill y el extremo
Norte.
4 . Zonas de confluencia. Son puntos estratégicos de la ciudad hacia y desde
donde los habitantes se desplazan. Algunas zonas de confluencia están
rnnrtcimipnin smbifntál
Después de bajar del autobús hay que caminar derecho un poco sobre la calle Kaiva-
yevskaya, las casas están a la d erech a;... cerca de la siguiente casa siem pre hay mu
cha gente ya que allí está una parada del trolebús; ., detrás d e la casa hay un espacie
vacío; aquí se debe caminar a lo largó de la cerca porque cu an d o llueve se hacen char
cos, después de unos cuantos pasos a la derecha están los escalones que llegan hasta
mi casa. (Shem yakin, 1962, citado en Downs y Stea, 1977:69]
Proceso activo Downs y Stea ponen énfasis en que la elaboración de mapas cog
noscitivos es un proceso activo que implica la interacción directa con el ambien-
78 Conocimiento ambiental
f¿ A ¡ á :m Pubtiihiig Qcmpanv.
J 9 ? j. Reimpreso iñr, au tom ación de
T. f. Socrinfn, S tudenl Vinos oj
th e World ”, en R Ki. Doiühs y D
Siec leds J. Im ageand Environment
C ogn itn * M apping and 5 patín I Be-
havior. Nueva York Puhlishm g
Cúmpar,y, p ¡59
(por ejemplo, este u oeste del río Misistpí), mientras que otras combinaron
factores geográficos y características regionales (por ejemplo, el Sur contra Nue
va Inglaterra).
r
Trazado del m apa cognoscitiv o propio
dibujar constituyen una amenaza contra la validez de los esquemas como repre
sentación precisa de las imágenes mentales de las personas con respecto al am
biente, y que esta limitación se acentúa especialmente en los esquemas de mapas
hechos por niños (Golledge, 1976; Kosslyn, Heldmeyer y Locklear, 1977).
Una última limitación de la técnica del trazado de mapas es el énfasis que
pone en los aspectos visuales de las representaciones visuales de las representa
ciones cognoscitivas tendente a la exclusión relativa de los aspectos no visuales.
Como se hizo observar anteriormente, las representaciones cognoscitivas incluyen
82 Conocimiento ambiental
características visuales como no visuales. Por esta razón, es muy útil complementar
esta técnica con medidas adicionales que incluyan elementos no visuales de los
mapas cognoscitivos. Algunos investigadores pedían a los participantes que hi
cieran descripciones verbales de un ambiente en particular (Rozelle y Bazer, 1972).
También se pedía a los sujetos una breve descripción escrita sobre su lugar de
origen. Aunque Lynch (1960) empleó las descripciones verbales con considera
ble éxito, Stea y Downs (1970) hacen notar que los investigadores posteriores tien
den a reducir el uso de las respuestas verbales y a igualar los mapas cognoscitivos
con los mapas trazados.
Aunque el método predominante para la medición de las imágenes mentales
incluye el trazado de mapas, se han utilizado estrategias de medición adiciona
les. Algunos investigadores (Lynch, 1960; Milgrana, 1977) han empleado una téc
nica de reconocimiento de fotografías para medir algunos aspectos de las imágenes
urbanas de los individuos. Se les pide que identifiquen características urbanas
específicas en una serie de fotografías del ambiente urbano (por ejemplo, el Muelle
del Pescador en San Francisco, la Gran Estación Central en la ciudad de Nueva
York). Otros investigadores (Cadwallader, 1979; Lundberg, 1973) han utilizado
mediciones de distancia cognoscitiva para evaluar la precisón en los mapas menta
les de la gente; se pide a los sujetos calcular la distancia (o distancia relativa)
entre determinados puntos geográficos (por ejemplo, ¿qué ciudades están más
apartadas entre sí: Chicago y Atlanta o Chicago y Dallas?).
Debido a que las reglas para la aplicación de las mediciones de reconocimiento
de fotografías y de la distancia cognoscitiva se han establecido y comunicado en
forma precisa, la validez intema de estas técnicas es más alta que la de trazado
de mapas. Al mismo tiempo, sin embargo, estas medidas proporcionan mucho
menos información que los esquemas de mapas y, en cierta forma, la naturaleza
artificial de las tareas realizadas puede reducir su validez externa. La exactitud en
la medición de las diversas técnicas para evaluar mapas cognoscitivos se puede
lograr mediante la aplicación de técnicas estadísticas avanzadas, como las escalas
multidimensionales (véase Baird, 1979; Evans, Marrero y Butler, 1981; Golledge,
1977) y las mediciones de respuesta secundaria, como la de tiempo de reacción pa
ra evaluar la distancia relativa (véase Evans y Pezdek, 1980).
de su capacidad para utilizar los mapas cognoscitivos, casi nunca tiene clara con
ciencia de que son problemas. Sin embargo, sin esta notable habilidad para loca
lizar y encontrar los recursos físicos y sociales que necesita, sería incapaz de
funcionar; las tareas cotidianas, como asistir a una nueva clase para lo cual tiene
que atravesar el campus de la universidad, o visitar a un amigo que vive al otro
lado de la ciudad, parecerían problemas insuperables.
Valor adaptativo Debido a que los mapas cognoscitivos desempeñan un rol su
mamente importante en el desarrollo de la capacidad para resolver problemas
de espacio, tienen un alto valor adaptativo en la vida humana. Los mapas cog
noscitivos indican hacia dónde ir para satisfacer las necesidades individuales y
cómo llegar allí. Downs y Stea señalan que la elaboración de mapas cognosciti
vos juega un rol adaptativo en la vida diaria sem ejante a la función de un piloto
a bordo de un avión. Resume este importante rol adaptativo en la siguiente for
ma (1973:10):
cer las necesidades cotidianas básicas. Debe utilizarse " e l pasado en el presente
para resolver el futuro” (Downs y Stea, 1977:83). Para tomar la decisión adecua
da, el individuo debe reunir y organizar una gran cantidad de fragmentos de in
formación obtenida en experiencias anteriores.
Downs y Stea explican que para resolver los problemas de espacio, se nece
sitan dos tipos de información acerca del ambiente. Primero, se debe saber en
dónde se localizan los recursos necesarios o las personas importantes Segundo,
se necesita saber cuáles son los atributos o características esenciales de los recur
sos o personas localizados en esos lugares. El aspecto de la ubicación en los ma
pas cognoscitivos es complejo e incluye la información acerca de la distancia y
la dirección de donde se encuentran los recursos ambientales indispensables. Aun
que algunas veces se da por supuesta la información directriz en la resolución
de los problemas de espacio que se presentan en la vida diaria, lo frecuente es
considerar a qué distancia se encuentran los recursos deseados: por lo general,
se calcula la cantidad de tiempo que se necesita para llegar a clases en la universi
dad, al cine o a la casa de un amigo, y se planea cuidadosamente qué tan lejos
se puede viajar durante las vacaciones.
número de vueltas en ángulo recto que dieron a lo largo del pasillo, 38 de 40 es
tudiantes consideraron más largo un pasillo de 61 m. con siete vueltas, que otro
de la misma longitud pero con dos vueltas (figura 3-5). Sadalla y sus colaborado
res también demostraron en un experimento de laboratorio y en un estudio de
campo realizado en un centro comercial en Scottsdale, Arizona, que el número
de intersecciones a lo largo de un pasillo tiene una relación directa con las esti
maciones que hacen las personas con respecto a su longitud.
Comunicación
dores de ¡os sentimientos, tanto positivos como negativos, que inspira la ciudad.
Explican (1977:92):
Imagen pública Lynch define la imagen pública como "e l cuadro mental común
que comparte la mayoría de los habitantes de una ciudad" (1960:7). Explica que
la imagen pública de una ciudad es esencial para la actividad cooperativa entre
las personas que la comparten. Lynch hizo contrastar la fuerza y claridad de las
imágenes públicas de Boston, Los Angeles y Jersey, al comparar el número rela
tivo de elementos distintivos de cada ciudad que surgieron en sus estudios sobre
la elaboración de mapas.
r Tabla 3-1 Muchas ciudades son conocidas por sus sobrenombres y símbolos.
Fuente: R M Downs y D. Stea. Maps in Minds: Reflections on Cognitive Mapping. p 92 R.M. Doums y
D. Stea, 1977. Reimpreso con autorwieión de Harper & Row. Publishcrs, lnc:
para la gente; pues es más probable que reconozcan los elementos urbanos con
los que tienen un contacto frecuente.
Identidad personal
Otra función psicológica del conocimiento ambiental es proporcionar una estruc
tura para la organización del sentimiento de identidad personal (Proshansky,
1978). Los recuerdos, creencias, sentimientos y fantasías de un individuo pue
den organizarse según el mapa cognoscitivo que se haya formado del mundo.
Los mapas mentales también sirven para organizar la actividad presente y como
base para el conocimiento que se adquiera en el futuro acerca del mundo. Lynch
agrega que esta importante función organizadora de los mapas cognoscitivos per
mite que el individuo se desplace en el mundo con un sentimiento de seguridad
emocional. Downs y Stea (1977) sostienen que un "sen tid o de ubicación" es esen
cial para que el individuo sea capaz de entender su vida en forma ordenada e
integral.
86 Conocimiento ambiental
Variaciones Downs y Stea (1973) analizan algunas de las formas en que los
mapas cognoscitivos varían de acuerdo con las diferencias individuales. Iden
tifican tres tipos de variaciones en los mapas mentales: fragmentación, distor
sión y aumento. La fragmentación ocurre cuando alguna característica o un área
del ambiente objetivo falta en el mapa cognoscitivo personal de un individuo.
De hecho, todos los mapas cognoscitivos presentan superficies sin continui
dad y excluyen algunas características y áreas especiales del paisaje urbano. Por
ejemplo, en los mapas de Lynch, los habitantes de Boston omitieron una de
las características más sobresalientes de la ciudad: el edificio John Hancock
(Crane, 1961).
Downs y Stea definen la distorsión como "las transformaciones cognoscitivas
de distancia y dirección, de tal manera que ¡a geometría subjetiva de un indivi
duo se aparta de la imagen Euclidiana del mundo real" (1973:19). Subrayan el
hallazgo de Lee (1962, 1970). Aunque era igual la distancia que separaba un edifi
cio público de otro, tanto en el centro de la ciudad como en cada suburbio, los
habitantes percibían a los primeros como si estuvieran ubicados más cerca uno
de otro. Y como señaló Miigram (1977), aunque el Sena en realidad fluye por Pa
rís formando un gran arco, casi un semicírculo, la mayoría de los parisinos lo
ven como si fuera una curva suave, y algunos como una recta.
Por último Downs y Stea explican que el aumento se presenta cuando un
individuo incluye en su mapa cognoscitivo una característica que no existe en
el ambiente objetivo correspondiente. Appleyard (1970) informó que un ingenie
ro europeo recién llegado a la ciudad de Guayana dibujó en su mapa una línea
de ferrocarril inexistente porque su experiencia profesional lo hacía suponer
que había conexión ferroviaria entre una fábrica de acero y una importante zona
minera.
Unicidad de los mapas Los investigadores han descubierto que los mapas de los
vecindarios varían notablemente incluso entre vecinos muy cercanos. Lee (1963-64,
1973) encontró que los mapas del vecindario de ocho sujetos ingleses que vivían
en Cambridge, a una distancia aproximada de noventa metros unos de otros, mos
traban grandes diferencias en relación con los límites del vecindario. En forma
semejante, Ladd (1970) encontró una gran variación en los mapas hechos por ado
lescentes negros de Boston, del vecindario de Roxbury. Incluso, los mapas del
Medición de mapas cognoscitivos 89
vecindario de dos hermanos que habían vivido en la misma casa durante cuatro
años casi no mostraron semejanzas en el tamaño, la forma ni en la disposición
de los edificios del vecindario (figura 3-6).
Estilo de vida Milgram (1976, 1977) reporta que la selectividad y la distorsión que
encontró en los mapas cognoscitivos de París se debieron en parte a los diferen
tes estilos de vida de los parisinos que incluyó en su estudio. El estilo de vida
determina los sectores de la ciudad que los habitantes frecuentan, con los cuales
se familiarizan y consideran personalmente importantes y significativos. Milgram
refiere que un ex estudiante universitario comenzó su mapa de París dibujando
primero las áreas de la ciudad que se relacionaban con sus experiencias como
estudiante. Una parisina de cincuenta años hizo un mapa muy minucioso del ve
cindario en donde había vivido más tiempo, en el que indicaba incluso la direc
ción de las calles de un solo sentido.
estado en una ciudad menos de seis meses colocaron en forma precisa los ele
mentos urbanos en las zonas correctas, aunque hubo cierta tendencia a confun
dir la ubicación relativa de ¡as zonas. En contraste, les individuos que tenían
mucho tiempo de habitar el lugar trazaron mapas precisos de las relaciones que
existían tanto dentro como entre las zona.
Otros investigadores informaron que la exactitud en la colocación de los
elementos en los mapas cognoscitivos depende de la familiaridad que se tenga
con las áreas incluidas en el mapa. Garv Evans y sus colaboradores (Evans,
Marrero y Butler, 1981) analizaron los mapas cognoscitivos de unos estudiantes
de la Universidad de California que vivieron en lrvine, California, y en Burdeos,
Francia, durante un período de un año. Emplearon una técnica de escala multi-
dimensional y descubrieron que la ubicación de las características en el espacio
fue más precisa después de que los estudiantes de ambas muestras habían vivi
do más de un año en sus respectivas ciudades, que cuando habían vivido allí
menos de dos semanas. Como dato interesante, los investigadores observaron
que después de sólo dos semanas los estudiantes pudieron incluir en el mapa
la posición relativa de las características urbanas en forma precisa, pero fue nece
sario que la familiaridad aumentara para lograr la ubicación exacta de las caracte
rísticas de la ciudad. Alexander Siegel y Margaret Schadler (1977) obtuvieron
resultados parecidos al estudiar las reconstrucciones a escala del salón de clases
hechas por unos niños de primaria. Encontraron que después de una experien
cia de seis meses en el salón de clases, la colocación exacta de los objetos fue sig
nificativamente más precisa, aunque su colocación relativa no cambió durante
los seis meses.
En resumen, la familiaridad con un lugar hace aumentar la extensión y el deta
lle de ios mapas. La familiandad también contribuye a mejorar la precisión del mapa,
aunque los resultados son complejos. Se ha observado en algunos estudios que
la colocación exacta de los objetos se logra con la familiaridad, aunque la colocación
relativa de los objetos no haya cambiado. Otros estudios mostraron que aunque
la colocación relativa de los objetos dentro de pequeños grupos no mejoró al aumen
tar la familiaridad, ésta hizo que mejorara la colocación relativa de los grupos
mismos.
Clase social En párrafos anteriores se señaló que el nivel social tiene una relación
directa con la extensión de los mapas urbanos. Es probable que las variaciones
de clase en la elaboración de mapas sean producto de los patrones diferenciales
de conducta espacial determinados por la clase social de los individuos. William
Michelson (1976) se refiere al trabajo de D. Caplovitz (1963) y afirma que las res-
Perspectivas teóricas 03
Diferencias con respecto al sexo Anteriormente se observó que los mapas cog
noscitivos de los hombres son generalmente más extensos que los de las muje
res. Es probable que estas variaciones con respecto al sexo sean consecuencia de
los patrones diferenciales de la conducta espacial relacionados con los roles tra
dicionales de cada sexo. Los patrones tradicionales de la conducta en cuanto al
sexo mantienen a las mujeres ocupadas principalmente en las actividades del ho
gar y llevan a los hombres a pasar más tiempo en contacto con el ambiente fuera
de casa (Gutman, 1965) (véase recuadro: "Conocim iento ambiental en hombres
y m ujeres").
Appleyard (1970), al analizar sus hallazgos en la ciudad de Guayana, presu
me que la mayor incidencia de error en los mapas urbanos de las mujeres resulta
de su escasa movilidad dentro de la ciudad, comparada con la de los hombres.
En forma similar, Robert Beck y Denis Wood (1976) deducen que las variaciones
con respecto al sexo en ¡a elaboración de los mapas cognoscitivos pueden tener
relación con el modo de transportarse, ya que quienes conducen un automóvil
trazan mapas más precisos, y las mujeres aprenden a manejar después que los
hombres debido a que es menos probable que tengan automóvil. También los
muchachos y las muchachas difieren, casi siempre, en su "ran g o familiar"; es
decir, los muchachos usan y están más familiarizados con un territorio más ex
tenso (Anderson y Trindall, 1972). Los mapas trazados por niños también refle
jan estas diferencias derivadas del rango familiar.
tacto con ella. Por io tanto, proponen que un área reconocible debe estar ubicada
en un sitio céntrico, por donde circule una gran cantidad de gente, ya que aun
un área muy distintiva no sería reconocida si está situada en un lugar que los
habitantes no frecuentan. El reconocimiento de un área aumentará aún más si
tiene características social o arquitectónicamente distintivas. La diferenciación so
cial del Barrio Chino y las características arquitectónicas del Centro Rockefeller,
en la ciudad de Nueva York , contribuyen de manera importante para que dichas
áreas sean reconocibles para los neoyorquinos. Con base en estas observaciones,
Milgrana y sus colaboradores proponen la siguiente fórmula para predecir la iden
tificación de un área:
R = f(C x D)
Las etapas consecutivas a través de las cuales se desarrolla el niño, han sido de
signadas por Moore y Hart con ¡os nombres de "egocéntrica", " f ija " y "co o r
dinada":
1. Egocéntrica. En esta etapa el marco de referencia del niño se centra en sus propias
actividades. Las características ambientales están desconectadas en el mapa cog
noscitivo del niño; el ambiente está fragmentado.
2. Fija. Durante esta fase, el m apa mental del niño se orienta hacia lugares fijos del
ambiente que ha explorado, com o es el área del hogar. Sin em bargo, estas áreas
conocidas están desarticuladas en el mapa del niño.
3. C oordinada. En esta etapa, el m arco de referencia del niño presenta las caracterís
ticas de un mapa de reconocim iento espacial. El mapa mental del niño incluye una
visión holística e integrada del ambiente espacial.
En la figura 3-7 se muestran tres mapas cognoscitivos que reflejan cada uno de
estos marcos de referencia.
Existe evidencia empírica relacionada con el desarrollo de marcos de referen
cia espacial en una gran cantidad de fuentes. Algunos estudios revelan que a la
edad en que el niño ingresa a la escuela es capaz de adoptar otras perspectivas,
además de las suyas, para identificar características ambientales cuando se le mues
tran fotografías aéreas. Los estudios realizados por James Blaut y sus colabora
dores (Blaut, MocCleary y Blaut, 1970), tanto en los Estados Unidos como en
Puerto Rico, indican que los niños entre 5 y 7 años de edad pueden interpretar
fotografías aéreas y de satélites. Cuando se les mostró una fotografía aérea y se
les pidió que explicaran lo que veían, fueron capaces de identificar características
ambientales tales como autos, casas, caminos y árboles. Los niños también deli
nearon un mapa de la fotografía aérea para luego trazar en él el sendero entre
dos casas.
En forma similar, David Stea y James Blaut (1973), que utilizaron fotografías
aéreas para realizar pruebas con niños de kindergarten en cuatro comunidades de
Puerto Rico, encontraron que el aumento más notable de respuestas correctas
se dio entre alumnos de kindergarten y segundo grado. Los niños de gra
dos superiores mejoraron un poco en el tipo de aprendizaje ambiental que se eva
lúa por medio de la identificación de fotografías aéreas. Los autores consideran
que un buen aprendizaje ambiental se logra con juguetes y juegos ambientales,
como el juego de la gallina ciega y el fútbol. En un estudio que realizaron con
niños de cinco años de edad a quienes dieron juguetes que representaban edifi
cios, autos y árboles, u otros objetos ambientales, observaron que algunos niños
los usaron para construir una comunidad imaginaria como parte de su juego.
Linda Acredolo (1976, 1977) realizó experimentos de laboratorio que apoyan
empíricamente el planteamiento de que el desarrollo de marcos de referencia es
pacial se realiza en tres distintas etapas consecutivas. Examinó la capacidad que
tienen los,niños de tres, cuatro y diez años para reorientarse en forma correcta
9b Conocimiento ambiental
Los mapas cognoscitivos de las mujeres también mostraron una orientación so
cial más acentuada que los de los hombres Un entrevistado describió su ambiente
como sigue:
Vivo en un departamento con otras dos muchachas. Nos llevamos muy bien, nues
tras personalidades son compatibles y disfrutamos de la compañía mutua. Mi an
tigua compañera de cuarto y yo nos llevábamos bien Vivir con Joan y Betty hace
muy placentero haberme apartado de Alice. De todo a todo, formamos un gran
equipo —esto nos hace tener un ambiente de felicidad.
J
de P len um P u b lish in g C o r p .)
Perspectivas teóricas 97
De H L Letf, Expenence, Environmenl, and Human Polenlials. p 91 © Ox/ofd Línruersíly Press. fnr , 19 78 Rnm -
preso con autom ación
Kevin Lynch (Lynch, 1960,1965, 1970; Lynch y Rodwin, 1958) ha sido el precur
sor en la aplicación de los descubrimiento sobre el conocimiento ambiental en
el diseño. Durante dos décadas, la obras de Lynch han sido materia de lectura
obligada en las escuelas de diseño urbano y han tenido una gran influencia en
la sensibilización visual de los estudiantes de diseño ya que ofrecen un marco
de referencia para describir los aspectos visuales del ambiente (Bell, Randa]] y
Roeder, 1973). Lynch señala que la planeación de ambientes urbanos debe orientar
se hacia la construcción de ciudades que resulten altamente legibles; es decir, la
ciudad y sus partes deben ser fáciles de reconocer y de presentar como un patrón
unificado de elementos ambientales. Appleyard y sus colaboradores, de hecho,
aplicaron el concepto de legibilidad de Lynch en la planeación de la nueva ciu
dad de Guayana, Venezuela (Appleyard, 1976).
Lynch opina que, al igual que los individuos pueden ser caracterizados se
gún su capacidad para elaborar mapas cognoscitivos claros y precisos, las duda
104 Conocimiento ambiental
des se diferencian por las cualidades que permiten formar imágenes ambientales
legibles. Las ciudades difieren en su capacidad para llamar la atención, para ser
reconocidas y organizadas en imágenes mentales unificadas. La marcada dife
rencia que Lynch observó entre el panorama urbano altamente legible de Boston
v el de la ciudad de Jersey, tan difícil de imaginar, proporciona un vivo ejemplo
del contraste en la legibilidad de dos ciudades de la Unión Americana.
Florencia Lvnch seleccionó Florencia, Italia, debido a que es una ciudad que des
taca por su extraordinaria legibilidad (figura 3-9). Florencia aprovecha la geogra
fía natural de su región; está asentada en una cuenca de colinas y se conecta al
paisaje circundante por el río Arno, que atraviesa la ciudad. Los asentamientos
de la parte norte de la ciudad están situados sobre colinas El centro de Florencia
se caracteriza por una variedad de elementos ambientales bien definidos, como
son las calles empedradas, los edificios de piedra y estuco con sus clásicos aleros
florentinos, y sus numerosas zonas de confluencia. Por último, el distintivo Duo-
mo, el domo de la catedral de Santa María de las Flores, símbolo de Florencia,
situado en el corazón de la ciudad, que puede verse desde una distancia de
varios kilómetros.
Después de analizar diferentes ciudades del mundo. Lynch ofrece varias su
gerencias de diseño a los urbanistas interesados en construir ambientes más legi
bles. Lynch señala que los elementos básicos para el diseño de ambientes urbanos
más legibles son: sendas, bordes, hitos, zonas de confluencia y distritos.
Figura 3-9 Florencia tiene un ambiente muy legible, fácil de entender y rep resen tar en un
mapa.
© C . Ro y M oore/Black S lar.
Aplicaciones en la Planeación Ambiental 105
Sendas Lynch pone énfasis en el diseño de las sendas, pues sostiene que para
la mayoría de las personas constituyen el elemento principal de la imagen urba
na. Considera que las sendas deben tener una calidad de diseño que permita dis
tinguirlas entre las características urbanas circundantes. Por ejemplo, una senda
puede caracterizarse por los distintos usos que se le den, la textura especia] del
pavimento, la forma de disponer las jardineras o por una iluminación novedosa.
Además, Lynch propone que una senda debe tener una orientación bien definida.
Esto puede lograrse por medio de la ubicación de un elemento significativo en
cada extremo de la senda, y por otros caracteres distintivos en su trayecto, como
macizos de flores, tiendas o anuncios en la proximidad de un centro comercial.
Bordes Lynch propone que los bordes tengan continuidad de forma y que sean
visibles desde cierta distancia, como las típicas murallas de una ciudad medieval.
Cuando un borde separa dos regiones distintas, cada uno de sus lados pueden
diferenciarse por el contraste en sus elementos de diseño o por una disposición
particular de prados y jardineras. Cuando un borde no sigue una línea continua
un elemento distintivo en cada uno de sus extremos puede ayudar a identificar
su trayectoria. Por último, un borde puede hacerse más visible ampliando su uso,
por ejemplo, destinando cierta zona contigua para actividades recreativas.
Hitos Lynch sugiere que los hitos deben tener un alto grtado de legibilidad para
que destaquen sobre el fondo ambiental. La riqueza de los detalles en el diseño
de estos elementos atrae y fija la atención de los transeúntes. Por ejemplo, una
iglesia de fastuoso diseño, ubicada entre almacenes, funciona com o un hito muy
significativo. Lynch agrega que un hito debe distinguirse desde una distancia con
siderable, y que lo ideal es que incluso algunas de sus características particulares
sean visibles desde cualquier dirección. Por último, Lynch destaca que un con
junto de hitos refuerza en forma muy efectiva la notoriedad de cada uno. Apple-
yard (1969) ha proporcionado algunas observaciones con respecto a los atributos
que contribuyen para hacer que los edificios resulten notorios y memorables. Los
edificios que se reconocen con facilidad se caracterizan por su uso constante, sig
nificación simbólica, altura contrastante con el ambiente que le rodea, contornos
bien definidos y superficies brillantes.
Zonas de confluencia Lynch sostiene que existen pocas zonas de confluencia con
características ambientales distintivas que aumenten su legibilidad más allá de
la simple concentración de actividades. Pone énfasis en que una zona de con
fluencia debe ser ambientalmente distinta, diferente de cualquier otro lugar. Este
carácter distintivo puede lograrse mediante un estilo constante y original en la
iluminación, los prados, el acabado de los pisos y otros detalles. Asimismo, el
carácter distintivo de una zona de confluencia se intensifica con límites fáciles
de identificar. Por último, una zona de confluencia bien diseñada puede servir
para integrar los distritos que le rodean, por ejemplo, cuando un ancho camellón
sembrado de higueras conduce a una plaza conocida precisamente por sus hi
gueras o cuando varias calles adoquinadas conducen a un parque adoquinado.
Distritos Lynch subraya que los distritos legibles se caracterizan por rasgos in
ternos homogéneos. Dicha homogeneidad puede lograrse de m uchas maneras
106 Conocimiento ambiental
Cabe señalar que las cualidades recomendadas por Lynch para lograr un diseño
urbano legible son en esencia especulativas, y que en general no se han compro
bado en forma empírica. Una excepción notable es la cuestión de los nombres.
Se han realizado estudios experimentales que indican que la presencia de nom
bres en pequeños modelos de edificios redujo su reconocimiento visual, aunque
los nombres aumentaron su información (Pezdek y Evans, 1979).
Complejidad ambiental
Los conceptos de Lynch sobre la legibilidad del ambiente urbano tienen como
objetivo la simplicidad y la claridad en el diseño de las formas urbanas. Sin em-
"N
108 Conocimiento ambiental
J ____________i ____________ l
2 3 4
A u to b u s e s A u to b u s e s A u to b u s e s
C o m p l e ji d a d d e la t a r e a
RESUMEN
Actitudes
ambientales
113
H4 Actitudes ambientales
NATURALEZA DE LAS
ACTITUDES AMBIENTALES
Actitudes ambientales
nos accesibles que los inferiores, no propician las relaciones sociales entre los re
sidentes. En el capítulo 10 se abordará más ampliamente la cuestión de cómo
influye el diseño físico en la formación de amistades.
Por supuesto, los factores que determinan la satisfacción con el ambiente re
sidencial son muy complejos, y no puede afirmarse que todos los tipos de vi
vienda en edificios altos son insatisfactorios para todos sus ocupantes. De hecho,
en un estudio realizado entre personas, no estudiantes, que vivían en pisos altos
y bajos (Francescato, Weidemann, Anderson y Chenoweth, 1975) se encontró que
en general el grado de satisfacción en los dos tipos de ambiente era comparable.
Sin embargo, las áreas de particular satisfacción y descontento variaron entre los
dos sitios. Por ejemplo, los residentes de pisos altos estuvieron más satisfechos
con las instalaciones recreativas que los que habitaban en pisos bajos, pero por
otro lado mostraron mayor descontento que éstos en cuanto a la falta de privada.
Figura 4-1 Los psicólogos ambientales han evaluado las preferencias de la gente por la
belleza de los paisajes naturales.
© L. L oru sso/T he Picture Cube.
Naturaleza de las actitudes 117
1972), observaron que las personas prefieren los panoramas naturales más que
los urbanos, y que dentro de cada una de estas áreas la gente se inclina por los
escenarios con mayor grado de complejidad. También encontraron que los am
bientes con características familiares gozan de mayor preferencia que los que pre
sentan características poco conocidas.
Otros investigadores coinciden en afirmar que la gente prefiere la “ naturali
dad” en el ambiente (Daniel, Wheeler, Boster y Best, 1973) y la belleza de los
paisajes naturales (Calvin, Dearinger y Curtin, 1972). La preferencia de las per
sonas por ambientes recreativos al aire libre se asoció con los aspectos negativos
del desarrollo urbano y las aglomeraciones (Caris, 1973). En forma semejante,
Gary Evans y Kenneth Wood (1980) demuestran que las evaluaciones de los in
dividuos que habitan en ambientes cercanos a las carreteras están influidas nega
tivamente por las invasiones que origina la urbanización a la orilla de los caminos
(véase recuadro: “ Preferencias de panorama en el ambiente de las orillas de las
carreteras"). Entre los paisajes naturales que la gente prefiere se encuentran los
bosques y pastizales, lagos, ríos y en general la vegetación natural (Brush y Sha-
fer, 1975; Zube, Pitt y Anderson, 1975).
Ervin Zube y sus colaboradores (Zube, 1974, 1976; Zube, Brush y Fabos, 1975;
Zube, Pitt y Anderson, 1975) se han interesado especialmente por conocer la
forma en que las diferencias individuales, como por ejemplo los antecedentes
personales y la capacitación profesional, influyen en la evaluación que las per
sonas hacen con respecto a la calidad del panorama. Estos investigadores han
encontrado un alto grado de consenso entre las estimaciones de los sujetos en
cuanto a la calidad del panorama de los paisajes naturales. Una excepción a
este hallazgo se da en las estimaciones proporcionadas por individuos que resi
den en las zonas centrales de las ciudades, al parecer, debido a que su expe
riencia personal con paisajes naturales es más limitada. Estos investigadores
también observaron mayor variación en las evaluaciones de la calidad del paisa
je cuando se pidió a las personas que hicieran una estimación de paisajes con
indicios de intervención humana o con algún tipo de urbanización, como ca
sas, tiendas y automóviles. Los legos evaluaron dicha intervención en forma
más favorabale que los especialistas en el área del diseño ambiental. Esta dife
rencia se hizo especialmente notoria en las características del ambiente construi
do con las cuales los legos no estaban familiarizados o que contribuían a su
comodidad y conveniencia.
Aunque algunos trabajos previos también reportaron que las actitudes que
favorecen la conservación tienen una relación positiva con variables demográfi
cas como la educación y los ingresos (Buttel y Flinn, 1974; Devall, 1970; McEvoy,
1972; Morrison, Hornback y Warner, 1972; Rosenbaum, 1973), investigaciones
posteriores (Buttel y Flinn, 1978a; Wohlwill, 1979) sugieren que las actitudes en
favor de la conservación están representadas a través de un amplio espectro de
la sociedad. Desde luego, los individuos que tienen intereses económicos en la
industrias que se verían afectadas por las políticas de control de la contamina
ción, se oponen a la promulgación de leyes en este sentido. Phillip Althoff y Wi-
lliam Greig (1974) encontraron que los industriales de la alimentación y los
ejecutivos de las fábricas de Kansas preferían reglamentos para el control de la
contaminación menos estrictos que los propuestos por los funcionarios públicos
o por el Departamento de Protección Ambiental de ese estado.
que los estudiantes mostraron por los ambientes diferentes a orillas de las carreteras,
a través del reactivo "g u sto -d isg u sto ", también reveló que las obras de moderniza
ción favorables y desfavorables en las carreteras, les resultaban esencialmente desa
gradables. Los autores señalan que la validez externa de este estudio se ve limitada
por el hecho de que sólo se realizó en un cam ino; la reporducción de estos hallazgos
en otras carreteras aumentaría la validez externa.
F u e rte : adaptado de G. IV. Evans y K W. Wood, Assessment a j Environmental Aesthelics in Scenic Hijjhway Corrí-
dors". Environment a n d Behavior, J2.-255-73, © S a g e Publications, Beverly Hills, 1980, con permiso del editor.
I
120 Actitudes ambientales
i
i
Naturaleza de las actitudes 121
Tabla 4-1. Los 66 adjetivos bipolares que componen la Escala de Descripción Am-
biental.
Fuente: Adaptado de J.V. K asm ar, " T he D evebpm en t af a usüble Lexicón o f ín v iron m en tal D escrip tors" . Environ
menir an d Behavior, 2:153-69, © S age Publica!ions. Beverly Hills. 1970 L con perm iso del editor.
____________________________________________ y
FUNCIONES PSICOLOGICAS DE
LAS ACTITUDES AMBIENTALES
Las actitudes ambientales desempeñan una importante función psicológica en la
vida del individuo al ayudarle a elegir entre una amplia variedad de conductas.
Por ejemplo, cuando los estudiantes deciden dónde vivir mientras asisten a la
universidad, se basan en sus actitudes hacia los diferentes tipos de vecindarios,
Funciones psicológicas 123
hacia los edificios altos o bajos y hacia las estancias universitarias. Por supuesto,
existen otros factores que intervienen en la elección que hace un individuo, por
ejemplo, la cantidad de renta que puede pagar (Ankele y Sommer, 1973). Aquí
se considerará la función de las actitudes ambientales que ayudan al individuo
a tomar dos tipos de decisión: la elección de un ambiente de hábitat personal
y la del ambiente social, como cuando una persona decide unirse a una campaña
contra la basura.
Elección residencial
Figura 4-2 Un m odelo conceptual del proceso que conduce a la satisfacción residencial
o al deseo de m udarse.
Adaptado de R W. Marans, “ Perceii*d Q uality o f Residen!¡al Environments: Some Methodological ] ssu es " , en K .H . Craik
y E.H. Zube (eds ), Perceiving Environm enta] Quality: Research and Applications, 1976, p. 145. Reimpreso con permi
so de Plen'um Puhíishing Carp.
]21 Actitudes ambientales
cada quien se forma acerca dei ambiente resdiencial ideal, es la que determina
el sentimiento de satisfacción del individuo con su ambiente o, en última instan
cia, la decisión de cambiarse a un ambiente residencial más aceptable. Los senti
mientos de satisfacción con el ambiente residencial inmediato también interactúan
con los de satisfacción con el vecindario circundante y con la comunidad en un
sentido más amplio para influir en la decisión final de mudarse (véase recuadro:
"Elección residencial y sistema de transporte rápido").
Cuando HeTbert C.ans (1967) evaluó la satisfacción residencial entre los habi
tantes de un nuevo conjunto habitacional suburbano de Levittown, Nueva Jer
se y , encontró que a pesar de la opinión generalizada de que la vida suburbana
es insatisfactoria y aburrida, la mayoría de los habitantes del lugar se manüesta-;
ron bastante complacidos con la calidad de vida que llevaban. Gans afirma que
es más acertado hablar de bienestar que de anomia suburbana. Los residentes
de los suburbios con los que habló dijeron sentirse menos deprimidos, aburridos
y solitarios después de mudarse que cuando vivían en la ciudad. Gans concluye
que la escasa insatisfacción que encontró en Levittown no fuvo que ver con el
ambiente suburbano mismo, sino con el sentimiento de estar lejos de las activi
dades y relaciones de la comunidad.
En Toronto, William Michelson (1976a) realizó un estudio longitudinal de cinco
años sobre la relación que existe entre la preferencia y la elección residencial de
la gente. Descubrió que las personas que vivían en casas solas en los suburbios
eligieron sus casas porque les gustaban las características del vecindario y pensa
ban que era un lugar ideal para criar a sus hijos, además de que consideraban
que una casa sola "eleva el nivel social". Algunos habitantes de zonas suburba
nas, especialmente las mujeres que no trabajaban fuera de casa, estaban en cierta
forma insatisfechas por lo alejado de los servicios recreativos y comerciales. Sin
embargo, en general, las personas que vivían en casas solas en los suburbios ma
nifestaron mayor satisfacción con su ambiente residencia] que las personas que
vivían en edificios multifamiliares en zonas urbanas.
Michelson encontró que la mayoría de las personas que vivían en edificios
altos deseaban llegar a ser propietarios de una casa sola en un suburbio o en un
pueblo pequeño. Estas personas dijeron que preferían una casa sola para poder
tener un mejor control sobre su propiedad, aumentar la sensación de privacía
dentro y fuera de la casa, y asegurar su situación económica. Michelson agrega
que, en efecto, cuando las condiciones financieras lo permitieron, muchas de las
familias que vivían en edificios altos se mudaron a casas solas.
De manera similar, otras investigaciones han revelado que la mayoría de la
gente desea poseer una casa sola, particularmente en un ambiente suburbano
(Foote, Abu-Lughod, Foley y Winnick, 1970; Onobokun, 1976). Se ha observado
que los negros de bajos ingresos (Rent y Reni, 1978) y los estudiantes universita
rios (Hinshaw y Allott, 1972) comparten esta predilección. La preferencia de la
gente por vivir en los suburbios también se relaciona con el deseo de seguridad
y de un tránsito reducido de vehículos (Appleyard y Lintell, 1972; Kasl y Har-
burg, 1972), y de tener una "bu en a clase" de vecinos (Lamanna, 1964). Los estu
dios comparativos que han investigado en forma directa la satisfacción de los
habitantes de áreas urbanas y suburbanas en cuanto a sus hogares y comunida
des, indican que la satisfacción residencial es mayor entre quienes viven en las
zonas suburbanas (Marans y Rodgers, 1975).
Funciones psicológicas 125
el grado en que las actitudes ambientales medidas por la Escala de Interés Am
biental predecía efectivamente la conducta de la gente. Un investigador adjunto
(asistente capacitado por los investigadores) llevó tres peticiones relativas al am
biente a 44 residentes de un pueblo de Nueva Inglaterra, quienes habían comple
tado la Escala de Interés Ambiental tres meses antes. Las peticiones expresaban
oposición a la perforación de pozos petroleros en la costa de Nueva de Inglate
rra, oposición a la construcción de plantas de energía nuclear y apoyo a leyes
estrictas contra la eliminación de los dispositivos de control de la contaminación
de los sistemas de escape de los automóviles. Seis semanas después de que les
fueron presentadas las peticiones, un segundo investigador adjunto solicitó a los
sujetos que participaran en un programa de recolección de basura que se llevaba
1
Funciones psicológicas 127
BART (reactivo C) y que conocían a otras p erson as que habían elegido sus hogares
debido al BART (reactivo D), com parados con los residentes cercanos a las vías e le
vadas. Los investigadores concluyeron que las desventajas y los beneficios diferen
ciales de un sistema de transporte rápido sí influyen en los patrones de elección
residencial de la gente, pero que el sistema de transporte influye más en las decisi o-
nes de cam biarse al área que sobre las decisiones de alejarse de ella.
Lugares
Lugares cercanos
cercanos a a las vías
Pregunta las estaciones elevadas
F u en te: A daptado d e M Balda$san\ R K m g h l y S . S l»w n , “ U rban Service an d ín v iro n m en ta l Streí-sor s. The im pacl
o f t h e fífliy A rea R apid Tran sí! System on Resitienlinl M o b ility ' Environm ent a n d B e h a v i o r , 11:435-50, © S a jjr
Publications, B everly H ills. 1979. con perm iso del ed itor
a cabo en las orillas de las carreteras de las zonas cercanas. También se pidió
a los sujetos que reclutaran algún amigo para el programa. Por último, ocho
semanas después del segundo contacto, un tercer investigador adjunto se en
trevistó con los sujetos para pedir su colaboración en un programa de recicla
je. Las personas que aceptaron estuvieron de acuerdo en arreglar los periódicos
en paquetes, juntar las botellas vacías en cajas y dejar estos materiales recicla
bles fuera de su casa, de donde serían recojidos una vez a la semana, durante dos
meses.
Para estimar qué tan bien predecía la conducta hacia el ambiente la Escala
de Interés Ambiental, Weigel y sus colaboradores compararon las notaciones ob
tenidas por los entrevistados en la escala contra sus conductas reales en respues-
A utoevaluación de las actitudes am bientales
Escala de In teré s
A m biental Columna 1 C o lu m n a 2
* La canfiabilidoci y validez dt la escala se basaron en las respuestas en un continuo de cinco puntos, las respuestas
con el fonnata de respuesta abrei'iada utilizado aquí deben interpretarse con m ayor cuidado.
J
128
7 En las escuelas públicas se debe En general de En general en
rían impartir cursos sobre la con acuerdo desacuerdo
servación de Jos recu rso s
naturales
PERSPECTIVAS TEÓRICAS DE
LAS ACTITUDES AMBIENTALES
/• ' \
Pabia 4 - 2 . Correlación enire ia notación de los sujetos en la Escaia de Interés A m
biental y <u conducta reai hacia e! ambiente
Participación
• individual 34 Escala de recolec-
Reclutar un amigo .22 ción de basura .36 Indice
general de
conductas 62
Fticr,ic. fc.H W íM jf/ v L S. N eiom an "Increazirtj? A ttilu de-B ehaviú r Cftrrespnndetice by Broúdenñio I he Scope of ih e
Behaviorui M tasu re" . J o u r n a l ü f P e r s o n a l i t y a n d S o c i a l P s y c h o l o g y , 1 9 7 ó , 3 3 .7 9 3 - 8 Ü 2 . ’C A m erc a n Fsychologi-
cal A sm * ¡ atiiir. 1976 R eim preso efin ;* r m i s o del editor y del autor.
gadores descubrieron que entre más fuerte sea e! sentimiento asociado con el es
timulo no condicionado, más intensa será ta actitud aprendida (Lott, Bright,
Weinstein y Lott, 1970; Staats, Minke, Martin v Higa, 1972) También se ha de
mostrado que cuanto más próxima sea ia sucesión temporal entre el estímulo con
dicionado y el no condicionado, más fuerte será la actitud aprendida (Lott y Lott,
1968) . Por último, los investigadores han observado que mientras mayor sea la
frecuencia con que se presenta el estímulo condicionado acompañado del estímulo
no condicionado, más intensa será la actitud aprendida (Staats, Staats y Heard,
1960) Con base en esta investigación, es de esperar que la actitud del turista ha
cia la ciudad en donde se enfermó sea más negativa si el malestar fue agobiante,
si se enfermó inmediatamente después de llegar a la ciudad y si hubo recurrencia
de ia enfermedad al volver a visitar la ciudad.
se encontró en el rango neutral. Una influencia aún más fuerte sobre el acerca
miento reside en la relación directa entre éste v el grado de placer que produce
un lugar; la gente expresó el deseo de acercarse a lugares agradables y evitar los
desagradables.
James Russell y Geraldine Pratt (1980), siguiendo la línea de investigación
iniciada por Mehrabian y Russell, propusieron un modelo teórico que define y
organiza los términos que la gente utiliza para describir el carácter emotivo de
los ambientes. Por ejemplo, cuando se describe un ambiente rural como "rela-
|ante" y un contexto urbano como "interesante” , el modelo ayuda a entender
la definición de cada una de estas cualidades del ambiente y también la forma
en que se relacionan.
El modelo de Russell y Pratt organiza ocho términos básicos para decribir el
carácter emotivo de los ambientes en un espacio bidimensional (figur 4-4). El es
pacto es bipolar (cada descripción afectiva se encuentra a 180 grados del término
opuesto por ejemplo, "agradable" y "desagradable" son opuestos bipolares, co
mo lo son "excitante" y "tranquilizante". Así, cuando se dice que un ambiente ru
ral es "relajante", el modelo permite apreciar que "relajan te" es lo opuesto de
"perturbador" e implica una combinación igual de aspectos "agradables" y "tran
quilizantes". Además, por medio del modelo se puede entender que "relajan
te" e "interesante” no son términos opuestos, ya que ambas son maneras
"agradables” de describir el ambiente.
APLICACIONES EN LA PLANEACIÓN
DEL AMBIENTE
Excitante ■
• Interesante
Perturbador 1
Desagradable
Agradable
Aburrido
• Relajante
•T ra n q u ila n te
Figura 4-4 Orden circular de ocho términos que describen la calidad emocional de los am
bientes.
De J.A . Russell y G. Pratt, " A D escription o f the A ffective Q uality A ttributed tú E n viron m en ts " , Journal oí Personality
and Soda! Psychology, 1980, 38:311-22. t£> A m encan Psychological A ssociatian. R eim preso con perm iso del editor y del autor.
Apli caciones en la pl aneacicn del ambiente J 37
sector ejecutivo de) gobierno para observar los cambios en la calidad del ambien
te a través del tiempo y para preparar un informe sobre el impacto de las accio
nes que podrían alterar en forma importante la calidad del ambiente humano.
Craik y Zube ponen énfasis en que las estimaciones de las percepciones de la
gente con respecto a ¡a calidad ambiental desempeñan un papel clave en este
esfuerzo.
Craik y Zube describen algunos de los propósitos para los que podrían servir
las estimaciones de la calidad ambiental percibida. Primero, esta información pue
de ser útil para formular y definir los objetivos de la política ambiental. La retroa-
limentación que proporciona la gente acerca de los cambios en la calidad del
ambiente como resultado de las campañas de protección ambiental, puede ayu
dar a la verificación y perfeccionamiento de los programas en curso y en la for
mulación de otros. Los planificadores podrían utilizar la percepción de los futuros
usuarios, con respecto a los posibles impactos que producirían en el hombre los
proyectos ambientales propuestos, junto con los índices objetivos de los impac
tos ambientales proyectados, para estimar los costos y beneficios potenciales del
proyecto y evaluar la necesidad de crear nuevos proyectos ambientales.
Craik y Zube proporcionan una tabla (tabla 4-3) que resum e algunas aplica
ciones específicas de los PEQIs en varios dominios ambientales. En general, el
conocimiento sobre las actitudes ambientales de la gente puede aplicarse en las
decisiones relacionadas con el ambiente construido, como conjuntos habitaciona-
les, instituciones y sistemas de transporte, y con el ambiente natural, como paisa
jes, lagos y ríos. Craik y Zube hacen notar que antes de poner en operación el
sistema de Transporte Rápido del Área de la Bahía, se llevó a cabo una extensa
investigación ( A p p l e y a r d y Carp, 1974) para estimar los posibles impactos que
el sisitema produciría en la gente, en cuanto a la percepción del ambiente resi
dencia! localizado a lo largo de la ruta de dicho sistema. Un estudio sobre la per
cepción de la calidad del paisaje, realizado en 56 lugares ubicados en el valle del
río Connecticut (Zube, Pitt v Anderson, 1975), sirvió para identificar las caracte
rísticas físicas de ¡a región que la gente asociaba con la calidad percibida en los
paisajes.
Dominios ambientales
i
1
__
ir.
u_
Jj
rz
t/5
Ambientes residenciales
C-
Ambientes construidos
c
Ambientes recreativos
V. r-
m
i_
3
_____
C
c
v. ui
CJ QJ
C C
Sonido
V Q¿ n:
j5 x¡ 3
E E 6C
Aplicaciones < <
Verificación de:
i
! Once programas de planeador, i
L11___*
j y administración del ambiente X
fv tn it: K. H. Cmil i E. H. Zube. "S u m m ary and R e sto x h ¡In th y ie s " , rn X. H. Cutik v F. H. Z u l* («tí J P ercei-
'■ irig E«vtranm eii(al Q iin lily : R esearch and A pcücalioris. 1S76. p 7?5. R ein g resa te n x n n i f o rfí Fiem w i Pu-
i Wí/iiríi? i
' . .......... ........... J
*ic ¿.Siíjveckientss del ¿-rea de la bahía de 3ai\ Francisco. que sirviera a los plañí -
hcíaores ú tomar decisiones sobre diseño residencia). También existe una escala
(Canter, Sánchez-Robles y Watts. 1974) apropiada para evaluarla satisfacción r e
sidencial entre grupos de diferentes niveles culturales.
Aunque aquí se pone énfasis en el proceso de la aplicación de los datos relati
vos a las preferencias y la satisfacción del usuario en las decisiones del diseño
residencial, puede ser útil señalar algunos ejemplos de sugerencias específicas
para el diseño que han surgido de los estudios relizados sobre las actitudes de
la gente con respecto a los ambientes residenciales. Claire Cooper (1971) encon-
/
Corno evalúan los estudiantes
las oficinas escolares
£Fueden decir ¡os estudiante? a sus profesores algo acerca de córr.o decorar sus
oficinas? Según David Campbell (1979), sí- Campbell pidió a 251 estudiantes de la
Universidad cié Kansas que evaluaran una serie de transparencias a color que mos
traban ¡a oficina de una facultad con modificaciones sistemáticas en su diseño inte
rior. Hubo tres tipos de variaciones Primero, en cuanto a la presencia o ausencia
de seres vivos, mientras que en una disposición la oficina tenía cuatro plantas en
macetas y dos acuarios con peces, en otra no había nada viviente. Segundo, la pre-
| sencia o ausencia de objetos decorativos; una disposición incluía cuatro carteles en
| las paredes y un macramé colgante, en tanto que otra no mostraba objetos de este
tipo. Por último, en una disposición la oficina estaba ordenada y limpia, mientras
que la otra mostraba desorden, con objetos dispersos por doquier
Las evaluaciones de los estudiantes difirieron significativamente en respuesta
a las variaciones del diseño interior. Consideraron que la oficina era más cómoda,
atractiva y acogedora (incisos A, B y C) cuando tenía piaritas y acuarios, carteles
o macramés en las paredes, y cuando estaba ordenada. También sintieron que los
intereses del profesor eran más semejantes a los propios (inciso D) y que el profesor
se comportaba más hospitalario y menos ocupado o apresurado con los visitantes
(inciso E y F) cuando había objetos decorativos, cosas vivas y orden en la oficina.
Campbell recomienda a los profesores, si desean que los estudiantes se sientan có
modos en sus oficinas, que coloquen plantas y peces, algunos carteles y piezas de
corativas, y mantengan la oficina sin desorden de libros, notas o pedazos de papel.
A. Ct’W'.vjió.vj pa
ra el vrsirarite 3.95 4.60 5 68 4 86 •6 10 4 45
B. Carácter invi
tante da 1?
oficina 5.88 4.33 5.59 4.65 6.14 4.10
C. Qué tan bien
recibido se sien
te el visitante 6.02 4 68 5.75 4 95 6.20 4 51
D. Semejanza de
los intereses del
profesor y dei
visitante 5.76 4.21 5.44 4 53 5 6? 4.35
E. Qué tan bien
recibe el profe
sor a los visi
ta n t e s 6.18 4 95 5.98 5.16 6.32 4.81
F. Profesor ocupa
d o y c o n p r is a 5.84 5.68 5.87 5.76 4.47 7.07
Fuente: Adaptado de D.E. Campbell, Interior Office Design and Visitar R esponse" Jo u rn al ot A p p lie d P sycho
© American Psychological Afsociation, 1979. Adaptada con permiso del editor v del autor
logy, 1979, 6 4 :6 4 8 -5 3 .
tró que los residentes del provecto de vivienda para personas de ingresos m e
dios de Si. Francis Square. en San Francisco, subrayaron la importancia de contar
con areas exteriores, en especial áreas con árboles. Frankim Becker (19/6) tam
bién descubrió un interés particular por los espacios exteriores entre los residen
tes de viviendas multifarruliares de la ciudad de Nueva York, querían áreas de
juego separadas para niños pequeños y niños mayores y que hubiera cierta
novedad en el equipo de juego. En un estudio.en e! que se utilizaron modelos
a escala de habitaciones (Baird, Cassidv y Kurr, 1978), se observó que los estu
diantes universitarios proponían que los techos tuvieran una altura aproximada
de mas de 60 cms más que los que encontraban normalmente. Michael Cunning-
ham (1977) reporta el desconcertante hallazgo de que la gente pretería fue e-1 am
plio espacio abierto de un departamento, como es el de la sala, estuviera situado
hacia la derecha más que hacia la izquierda del plano del piso. Jeanette Brandt
y Nancy Chapman (1980) encontraron que los estudiantes universitarios a quie
nes se les permitió hacer modificaciones en el diseño de sus cuartos de dormito
rio, que consistieron en añadir alfombras y elementos decorativos, reportaron
mayor satisfacción con su nuevo ambiente que los estudiantes que vivían en un
dormitorio tradicional, en la misma área universitaria, que permitía muy pocas
modificaciones en los cuartos (véase recuadro: "C óm o evalúan los estudiantes
ias oficinas escolares").
Holahan y Wilcox (Holahan, 1977a; Holahan y Wilcox, 1977) aplicaron una
medición de la satisfacción de! usuario al planear un cambio de diseño en un dor
mitorio para estudiantes. Comenzaron por entrevistar a los estudiantes residen
tes de dormitorios ubicados en pisos altos para saber qué tan satisfechos estaban
con su ambiente residencial. Encontraron que los estudiantes estaban especial
mente descontentos por la falta de privacía en el dormitorio y por el bajo nivel
de contacto social que era típico del lugar. Un área de particular insatisfacción
fue la del comedor, pues los estudiantes consideraban que tenía una apariencia
muy austera, y que no favorecía la comunicación.
Provistos de esta información, los investigadores se reunieron con los repre
sentantes universitarios y con el personal del dormitorio para planear mejoras
en el diseño de la cafetería. Decidieron agregar canceles atractivos y llenos de
colorido para dividir parte del espacio, antes abierto, de ia cefeteria, con el fin
de reducir el carácter institucional del lugar, aumentar el sentido de pnvacía y
facilitar el contacto social entre los estudiantes. Para evaluarla efectividad de los
cambios en el diseño, hicieron una investigación entre los estudiantes que se sen
taban en las áreas divididas y en las no divididas de la cafetería, durante el se
mestre, después de haber modificado el diseño. Encontraron que los estudiantes
que se sentaban en las áreas dispuestas con canceles se sintieron mucho más sa
tisfechos con el nuevo ambiente de la cafetería que los estudiantes que ocupaban
el área abierta.
Craik (1972a, 1972b) apoya la aplicación del conocimiento relativo a las preferen
cias y evaluaciones del usuario en la administración de los recursos naturales.
Señala que es importante considerar las actitudes del usuario en las decisiones
que implican la preservación de paisajes naturales, es desarrollo de centros turís-
Aplicaciones cr. la pijiieación dei ambiente 141
Figura 4-5 Los psicólogos ambientales han aplicado las evaluaciones de los usuarios en
la planeación y adm inistración de am bientes recreativos al aire libre.
<S' L aw ren ce Frank, 1981
i*í2 Actitudes ambientales
Control de la basura Hay estudios que demuestran que otros problemas ambien
tales, como la basura tirada en la vía pública y la conducta destructiva hacia el
ambiente, pueden reducirse mediante técnicas de reforzamiento (figura 4-6). Un
estudio realizado en Tennessee (McNees, Schnelle, Gendrich, Thomas y Beagle,
Aplicaciones en la planeación del ambiente 145
Figura 4-6 Los psicólogos han descubierto que con técnicas de reforzamiento se puede
reducir la acumulación de basura en lugares públicos.
RESUMEN
Las actitudes ambientales son sentimientos favorables o desfavorables hacia al
guna característica del ambiente físico o hacia un problema relacionado con él.
Los especialistas han investigado las actitudes ambientales en varias áreas, inclu
yendo la satisfacción residencial, la preferencia de panorama y las actitudes ha
cia la conservación del ambiente. Las principales técnicas que se han desarrollado
para medir las actitudes ambientales se denominan índices de calidad ambiental per
cibida, o PEQls. Un PEQ1 proporciona una estimación cuantitativa de la calidad
de un ambiente físico determinado, por ejemplo un conjunto habitacional o un
área recreativa, tal como es percibida subjetivamente por un grupo de personas
en particular. Los PEQls basados en juicios preferenciales expresan una evaluación
completamente personal de la calidad del ambiente desde el punto de vista de
los patrones ambientales de un individuo en especial. Los PEQls basados en esti
maciones comparativas, por el contrario, miden la calidad relativa de un ambiente
particular en comparación con algún patrón identificado.
Las actitudes ambientales desempeñan una importante función psicológica en la
vida del individuo al ayudarlo a decidir entre una amplia gama de conductas. Las acti
tudes ambientales permiten al individuo seleccionar su ambiente residencial. El gra
do de satisfacción que un lugar proporciona a la persona que lo habita y las preferencias
residenciales influyen en la decisión de cambiarse a un nuevo ambiente o permanecer
en el mismo. Otra importante función de las actitudes ambientales consiste en ayudar
al individuo a tomar decisiones sobre el uso y cuidado del ambiente físico, como evitar
el arrojar basura o apoyar un programa de conservación.
Los psicólogos sociales han aplicado el modelo clásico de condicionamiento
del aprendizaje para elaborar teorías sobre la formación y el cambio de las actitu
des. Este modelo propone que las actitudes hacia un objeto o situación (estímulo
condicionado) se aprenden cuando ese objeto o situación se presentan repetida
mente junto con otra experiencia que puede ser agradable o desagradable (estí
mulo no condicionado). La intensidad de la actitud aprendida aumenta en fun
ción de: 1) el grado de afectividad asociada con el estímulo no condicionado, 2)
la inmediatez en la presentación del estímulo condicionado después del no con
dicionado, y 3) la frecuencia con que el estímulo condicionado se presenta parea
do con el estímulo no condicionado.
Los psicólogos ambientales también se han basado en el modelo de condicio
namiento instrumenta] del aprendiazaje para desarrollar teorías sobre la forma
ción y cambio de las actitudes. Este modelo propone que las actitudes que se
recompensan se fortalecen y perm anecen, mientras que las que son castigadas
se debilitan y desaparecen. Para que ocurra el cambio de actitud, 1) el individuo
debe prestar atención al estímulo, 2) el individuo debe comprender el mensaje,
y 3) el individuo debe aceptar el m ensaje.
Otras investigaciones teóricas, realizadas por psicólogos sociales, señalan que
los efectos de las actitudes sobre la conducta se harán evidentes sólo cuando las
actitudes y la conducta sean medidas en niveles equivalentes de generalidad o
especificidad. De modo que una actitud general sólo puede predecir una clase
general de conductas relacionadas.
148 Actitudes ambientales
Las investigaciones sobre las preferencias estéticas señalan que la relación entre
la complejidad del estímulo y los juicios evaluativos o preferenciales puede des
cribirse como una curva en forma de U invertida. Las respuestas evaluativas de
las personas con respecto al ambiente construido son más positivas cuando el
ambiente tiene un nivel intermedio de complejidad. El conocimiento de las acti
tudes ambientales se ha aplicado en el diseño residencial, el desarrollo de recur
sos naturales, y en programas de conservación.
5 Rendimiento escolar
y laboral (£)
149
150 Rendimiento escolar v laboral
bientaies. Dos importantes publicaciones del área de los factores humanos son
Human Factors y Ergonomics.
Actividades físicas Steele señala que dichas actividades físicas externas como ope
rar máquinas, levantar objetos, pintar, martillar, serrar o hacer masas, pueden
verse favorecidas o impedidas por los ambientes físicos en donde se realizan. Des
cribe una compañía de Nueva Inglaterra que operó por casi cincuenta años sin
sistema de calefacción en la planta. Para mantenerse a buena temperatura du
rante el invierno, los obreros hacían sólo las tareas que requerían suficiente mo
vimiento físico para elevar el calor del cuerpo. Las tareas más estacionarias se
dejaban simplemente para cuando llegara la primavera. Steele también describe
á un artista que cambió su estudio a un espacioso granero cuando se dio cuenta
Naturaleza del rendimiento amblen!’ ! 153
Actividades mentales Las actividades mentales que se dan dentro de los indivi
duos incluyen actos como pensar, leer, concentrarse y recordar. Steele subraya
que estas tareas también se ven afectadas por la naturaleza de los ambientes en
los que se realizan. Las actividades mentales se ven obstaculizadas en los am
bientes donde el individuo está sujeto a interrupciones que no puede controlar.
En las oficinas de plano abierto, la falta de una puerta o de otro tipo de división
visible, cuando un área está ubicada cerca de donde hav un tránsito constante
y denso puede afectar en-forma negativa el desempeño de las tareas mentales.
Steele-agrega, sin embargo, que un nivel óptimo de estimulación puede ser útil
para las actividades mentales, y que ios ambientes de trabajo que están comple
tamente aislados del contacto personal y de la estimulación visual son inadecua
dos para la creatividad.
H oja de d a to s p a ra e l a b o r a r u n m a p a c o n d u c t u a l .
Fecha: 2 /1 7 /7 8 H o ra : 1 0 :0 0 A .M .
Intervalo de observación
Lugar Sala Dormitorio Corredor Sala
Categoría de observación:
Recostado despierto 1 2 1
Durmiente 1
Sentado solo 5 4
Escribiendo < 1 1
Higiene personal 1
Leyendo 2 2
De pie 2 3
Paseando 3 5 5
Comiendo
Juegos 2 2
Hablando 2 3
Fuente: C j. Holahant “ Action Research in the Built Environment", en R. H. Pnce y P. £ . Politser (eds.), E v a lu a
r o n and A ctio n in th e S o c ia l E n v ir o n m e n t. N u ev a Y o r k : A c a d e m ic P r e s s . 1981. p. 97. Reimpreso con permiso.
Naturaleza del rendimiento ambiental 155
---------------------------------- ^
los, tres paseaban, dos se hallaban de pie y uno se encontraba recostado despierto
Sin embargo, había cierta actividad en la sala: dos pacientes se encontraban ju gan
do, dos leyendo y uno escribiendo. Si se com paran los intervalos de observación
2 y 3 con el intervalo 1, se podrán apreciar cambios útiles en las conductas observa
das en el pabellón durante este período.
2 1 2
1 1
2 1
2 3
6 4 5
4
156 Rendimiento eseoiar y labora]
Conocimiento j
Percepción ¡ ambieniñl Rendimiento
^ Resultado «.Tibíenla! ; (procesamiento ambiental Información ,
i (recibir j de información ¡ t (control físico 0 de entrada
• información) y toma de ! | comunicación)
I decisiones)
L_ i i
ficticio Sherlock Holmes característicamente utiliza dichas pistas físicas (la huella
de una bota, la ceniza de un puro, la pintura de labios en un vaso) para deducir
la naturaleza de la conducta pasada.
Webb y sus colaboradores clasifican dichas mediciones en dos grandes cate
gorías: de erosión y de acrecencia. Las mediciones de erosión son producidas por
la frecuencia del uso selectivo de algún material físico La cantidad de veces que
fue necesario reemplazar las losetas de vinil en el Museo de Ciencias e Industria
en Chicago sirvió para indicar la popularidad de algunas exposiciones de dicho
museo (Duncan, 1963). Las losetas que rodeaban una exhibición de polluelos ne
cesitaron reposición cada seis semanas, mientras que las de otras áreas del mu
seo duraron años sin tener que cambiarse.
Las mediciones de acrecencia son producidas por el depósito o acumulación
selectiva de algún material físico. Holahan (1976) estimó la cantidad de inscrip
ciones acumuladas en las paredes y puertas de un pabellón psiquiátrico de re
ciente remodelación, para obtener un índice de lo que el personal del hospital
y los pacientes pensaban del pabellón. Otra fuente fácilmente disponible de me
diciones no intrusivas son los datos registrados y archivados sistemáticamente
por organizaciones, dependencias gubernamentales y periódicos. Por ejemplo,
los registros de cambios de turno de empleados, ausentismo y permisos por en
fermedades, proporcionan información referente a la moral del personal y a la
eficacia de la organización. Por supuesto, al utilizar mediciones no intrusivas,
el investigador debe verificar que el mantenimiento y los materiales de construc
ción sean uniformes en todas las áreas estudiadas.
boratorio sobre los efectos del calor y el frío en el rendimiento, con frecuencia in
cluye cuestionarios para averiguar qué tan cómodos o incómodos se sienten los
sujetos en distintos niveles de temperatura. De la misma manera, los estudios
de campo sobre los efectos que causan los diseños contrastantes de las oficinas en
el rendimiento laboral frecuentem ente incluyen cuestionarios para evaluar la sa
tisfacción o insatisfacción de los empleados con respecto a la disposición del es
pacio, así como también sus percepciones de si su rendimiento en el trabajo ha
mejorado o no.
La luz puede afectar el trabajo visual en dos formas (Boyce, 1975). Primero, afec
ta directamente la realización de una tarea visual debido a que alteran la visión.
Por ejemplo, el nivel de iluminación y la interferencia de un deslumbramiento
pueden alterar directamente la habilidad del individuo para llevar a cabo una ta
rea visual. Segundo, la luz puede afectar indirectamente el rendimiento al crear
condiciones de trabajo incómodas, distrayentes o fatigantes. Mientras que los efec
tos más importantes de la luz en el rendimiento son los directos, los efectos prin
cipales del sonido y la temperatura sobre el rendimiento (según se verá) son
indirectos.
Deslumbramiento Ocurre cuando una fuente de luz, más brillante que el nivel
general de iluminación al cual están adaptados los ojos, se coloca cerca del objeto
que se está mirando (Bennett, 1977). Un ejemplo común de la interferencia que
produce un deslumbramiento en la capacidad del individuo para ver claramente
es cuando alguien queda de frente a un automóvil que trae encendidas las luces
altas durante la noche.
El deslumbramiento que afecta el rendimiento visual se denomina deslumbra
miento de incapacidad. Boyce (1975) y McCormick (1976) revisaron investigaciones
(llevadas a cabo en la década de 1920) que demuestran que el deslumbramiento
de incapacidad es nocivo para el rendimiento. Los efectos negativos del deslum
bramiento de incapacidad aumentan a medida que el deslumbramiento se apro
xima a la línea de visión. El deslumbramiento de incomodidad es el que provoca
molestias a quien desempeña una tarea, pero no afecta directamente la estima
ción psicofísica del rendimiento (Boyce, 1975). Boyce (1975) supone que la moles
tia causada por un deslumbramiento puede afectar indirectamente la calidad del
rendimiento visual, pero señala que es necesario investigar más esta cuestión.
Color Existe mucha especulación, tanto popular como profesional, acerca de los
efectos que producen los diversos colores en el rendimiento del individuo (véase
Birren, 1965). Sin embargo, se cuenta con muy poco conocimiento empírico en
cuanto a este tema. Se ha demostrado que un gran contraste de colores puede
afectar directamente el rendimiento al desempeñar tareas visuales que implican
la diferenciación de colores (Eastman, 1968). Existen ciertas pruebas de que el
color puede afectar el estado de ánimo y el nivel de estimulación de los indivi
duos (véase Mehrabian y Russell, 1974) así como también sus actitudes (véase
Blum y Naylor, 1968); lo que permite suponer que dichas diferencias en el estado
de ánimo, estimulación y actitudes pueden afectar indirectamente el desempeño de
Efectos del ambiente en el rendimiento 161
una tarea. Algunos colores se asocian con estados de ánimo particulares, m ien
tras que el rojo se considera "excitante” y "estim ulante", el azul se ve como " s e
guro" y "tranquilizante" (VVexner, 1954). Además, las variaciones de color afec
tan las reacciones fisiológicas, tales como la presión arterial y el ritmo de la
respiración (Acking y Kuller, 1972). Por último, el rojo produce niveles de esti
mulación más altos que el verde, como se refleja en reacciones cutáneas galváni
cas más altas (Wilson, 1966). Estos efectos indirectos del color en el rendimiento,
probablemente están relacionados con diferencias culturales en cuanto al signif-
cado y usos convencionales de los diversos colores.
El ruido es uno de los factores ambientales que más se ha investigado para cono
cer los efectos que producen en la conducta humana Aquí se analizará su in
fluencia en los tipos de rendimiento que ocurren típicamente en ambientes
escolares y laborales. En el capítulo 6 se considerarán los efectos del ruido que
producen stress y que repercuten en la salud, las relaciones sociales y el bienes
tar emocional de las personas.
¿Qué es el ruido? En general, el ruido puede definirse como el sonido que
el individuo no quiere escuchar. No todos los ruidos son fuertes; una conversa
ción en la biblioteca, cerca de los gabinetes de estudio, puede ser tan indeseable
como el ruido de un taladro hidráulico en la calle. Aunque un elemento principal
de la definición del ruido es esta cualidad psicológica de ser indeseable, también
es importante considerar los aspectos físicos dei ruido.
La unidad de medida de la intensidad del sonido es el decibel, o dB. Leo Be-
ranek (1966) proporciona una gráfica que muestra los decibeles que alcanzan los
sonidos producidos por doce fuentes ambientales comunes (figuras 5-2). Al exa
minar la gráfica, se debe tener en mente que la intensidad de! ruido aumenta
exponencialmente; un sonido de 10 decibeles es dos veces más fuerte que uno
. .i - - ---
Trueno
Cohete
“ H1!! ^ H P ' f W H r nill> II» IB
Avión U M *i
¿ WH t lint! IIIIS ■Bl.'í ■ H llIlIK M ir1 1111;“i—lif jÍ!Í|l|
Motor !■_____
«■ a*«
- ___
■m tn■imhuu >wit
in i üifl indi. .m
Oficina ruidosa
Automóvil
WK«iiniittfy«iiiwmiiiiiui:Hiiii i
«4f Mili! N I Mi! illllllM Jri! M il i;
Conversación
¡•'i flsl iiW
Hogar
Oficina tranquila
ahí !¡¡!
Murmullo
Cero ruido •i1! iS I'
; i iis;lll ’ ül'ltil : li'illl
10
Figura 5-2 Intensidad de los ruidos producidos por diversas fuentes ambientales. D e L .
Scientific American, 79 6 6 , 215:4, 6 6 - 7 6 . © S cien tific A m e ric a n , ln c ., 1 9 6 6 .
L. B e ra n ek , " N o i s e ” ,
T o d o s los d e r e c h o s re s e rv a d o s .
162 Rendimiento escolar v laboral
Sin efectos negativos Muchos estudios sobre los efectos en el rendimiento han
sido realizados en ambientes de laboratorio. Por lo general, estos estudios inclu
yen tareas relativamente simples, como sumar o comparar listas de números. Las
revisiones de estos estudios permiten concluir que el ruido producido en un labora
torio no tiene efectos adversos en el rendimiento al desempeñar tareas mentales
y psicomotoras más o menos simples (Broadbent, 1957; Glass y Singer, 1972a;
Kryter, 1970). Cohén y Weinstein señalan que las tareas de laboratorio que no
se han visto afectadas adversamente por el ruido presentan las siguientes carac
terísticas: las respuestas se requieren en tiempos definidos y están indicadas por
una clara señal, los estímulos son fácilmente visibles y las respuestas implican mo
vimientos repetidos y coordinados. En ciertas circunstancias, el ruido puede
aumentar el rendimiento, como cuando ayuda a los sujetos a estar atentos o a
permanecer despiertos (Corcoran, 1962; Warner, 1969).
Tipos de tareas Los investigadores han observado que el ruido afecta negativa
mente el rendimiento en el desempeño de tareas complejas (Bogges y Simón, 1968;
Eschenbrenner, 1971) y de las que requieren un alto grado de concentración y
vigilancia (Broadbent, 1954, 1958, 1971; Jerison, 1959; Woodhead, 1964). Las ta
reas complejas se caracterizan por un contenido abundante de señales que aten
der, estímulos instantáneos o señales irregulares cuya ocurrencia no es posible
predecir. El rendimiento en tareas que implican el manejo de una gran cantidad
de información también se ve afectado negativamente por el ruido (Finkelman
y Glass, 1970; Glass y Singer, 1972b; Hockey, 1970a, 1970b; Woodhead, 1966).
Cuando se requiere que los sujetos lleven a cabo tareas simultáneas en condiciones
de ruido, logran un buen rendimiento en una tarea a expensas de las otras.
Características del ruido Por lo general, los ruidos intermitentes son más ne
gativos que los ruidos continuos, y sus efectos en el rendimiento son aún más
negativos cuando ocurren a intervalos aperiódicos o irregulares (Broadbent, 1957;
Efectos del ambiente en el rendimiento 163
Porcentaje de la
V a ria b le i n d e p e n d ie n t e v a ria n m
Duración Algunos de los hallazgos más interesantes con respecto a los efectos
del ruido en el rendimiento humano se relacionan con el tiempo que dura la me
dición del rendimiento. Se ha observado que los efectos negativos del ruido en
el rendimiento aumentan en proporción del tiempo que el sujeto permanece ex
puesto al ruido (Hartley, 1973; Hartley y Adams, 1974). Los investigadores tam
bién han descubierto que algunos decrementos en el rendimiento, debidos al
ruido, ocurren como efectos secundarios que aparecen después de que el sujeto ha
salido de la situación con ruido (Glass, Singer y Friedman, 1969; Sherrod, Hage,
Halpern y Moore, 1977) (véase recuadro "E l ruido en los departamentos y la des
treza de los niños para leer"). Las personas que habían estado expuestas a un
ruido aperiódico cometieron más errores al realizar una prueba de revisión y co
rrección y se dieron por vencidas más fácilmente al intentar resolver problemas
difíciles (en realidad sin solución) después de desaparecer el ruido, que las perso
nas de un grupo de control sin ruido (Glass, Singer y Friedman, 1969).
Una variable importante asociada con los efectos secundarios del ruido es el
grado de control que ejercen los sujetos sobre el ruido. Varios investigadores (Glass,
Reim y Singer, 1971; Glass y Sir.ger, 1972a; Sherrod, Hage, Halpern y Moore, 1977)
reportaron que los efectos secundarios negativos en el rendimiento disminuyen
cuando los sujetos pueden controlar el ruido. En ei capítulo 6 se analizará más
ampliamente esta importante variable.
los que enfrentan las personas en el ambiente construido, y muy por encima del
rango de temperatura que la gente considera confortable (Wyon, 1974).
Frío y rendimiento Se han realizado mucho menos investigaciones sobre los efec
tos del frío en el rendimiento que acerca de los efectos del calor. También aquí, la
mayor parte de dichas investigaciones ha sido realizada en ambientes controla
dos de laboratorio. Tales estudios, por lo general, han demostrado que el rendi
miento del individuo en varias tareas psicomotoras se ve afectado negativamente
por el frío (Fox, 1967; Poulton, 1970; Lockhart y Kiess, 1971; Teichner y Wehr-
kamp, 1954). Las disminuciones en el desempeño de tareas manuales imputa
bles al frío se deben principalmente a la temperatura de las manos (Fox, 1967). Se
ha observado que los sujetos desempeñan bien las tareas manuales tanto en condi
ciones de frío como en temperaturas cómodas cuando se utilizan lámparas de rayos
infrarrojos para calentar las manos (Lockhart y Kiess, 1971). El rango de tempe
ratura en el cual el frío reduce consistentemente el rendimiento es muy inferior
al rango de las temperaturas que la gente considera confortable.
PERSPECTIVAS TEÓRICAS
DEL AMBIENTE Y EL RENDIMIENTO
Una teoría innovadora, aunque no muy aceptada, que se limita a las propie
dades físicas inmediatas del ambiente, explica los efectos del ruido sobre el ren
dimiento en función del enmascaramiento auditivo. Un modelo teórico posterior
intenta integrar las teorías de la excitación y la del enmascaramiento auditivo.
Teoría de la excitación
La teoría de la excitación puede aplicarse en el estudio de una amplia gama de con
ductas y experiencias humanas, no solamente de los efectos del ambiente en el
Perspectivas teóricas 169
res sobre el ruido, los sujetos pudieron mejorar su rendimiento ensayando men
talmente las complicadas instrucciones del experimento o la serie de valores nu
méricos que tenían que recordar para responder en forma precisa. Dicho diálogo
interior puede darse sin impedimentos en una situación de control sin ruido,
pero se ve obstaculizado por el enmascaramiento auditivo en una situación con
ruido. En efecto, los sujetos en la situación con ruido "n o podían oír sus propios
pensamientos" Poulton sostiene que esta alteración en la capacidad de reflexio
nar puede explicar la diferencia entre el rendimiento en condiciones experimen
tales y en condiciones de control.
Un modelo unificador
ei ruido afecta el rendimiento, los efectos negativos por lo general aparecen pos
teriormente, y pueden persistir después de que el ruido ha desaparecido. Poul-
ton señala que la función combinada de u> parte inferior de la figura coincide
en la mayoría de las investigaciones sobre la influencia del ruido en el rendi
miento.
Quedan por resolver muchos puntos de este importante y complejo campo de
estudio. Broadbent (.1978) afirma que aunque el enmascaramiento auditivo pue
de ayudar a entender algunos efectos del ruido en el rendimiento, se ha sobrees
timado su aplicación para explicar los hallazgos de esta área. Dylan Jones y sus
colaboradores (Jones, Smith y Broadbent, 1979) no lograron encontrar indicios
de enmascaramiento auditivo en una amplia serie de estudios. Y aunque la teo-
. ría de la excitación puede explicar muchas de las complejas relaciones que se dan
entre el ambiente y el rendimiento, Poulton (1979) subraya la necesidad esencial
de contar con evidencias más contundentes de que realmente existe correlación
entre los procesos fisiológicos supuestos y la excitación, con el objeto de reforzar
la teoría. Si bien existen pruebas de que el ruido aumenta la conductancia de la
piel (Glass y Snyder, 1972, 1973), la presión arterial (Jonsson y Hansson, 1977)
y la secreción de adrenalina (Frankenhaeuser y Lundberg, 1977), es necesario rea
lizar más investigaciones en esta área, que demuestren que dichas alteraciones
fisiológicas están asociadas con los correspondientes cambios en el rendimiento.
Además, algunos estudios posteriores (véase Smith y Broadbent, 1980) tampoco
lograron comprobar la teoría de que la excitación moderada puede aumentar el
rendimiento en el desempeño de una tarea simple al hacer que el individuo utili
ce las señales más importantes.
r CanciPtiMKM
Uso y
e v a lu a c ió n
i S o lu c io n e s
am biéntale*
posición de los elementos que requieren las tareas, así como también el nivel de
iluminación (Boyce, 1975).
El procedimiento puede utilizarse para establecer estándares de iluminación
para cualquier tarea en diversos ambientes. Se ha utilizado para determinar el
nivel de iluminación conveniente para desempeñar tareas de oficina, bancos, sa
las de operación, talleres y bodegas. Los estándares de iluminación establecidos
por medio de este procedimiento están basadas en los tipos específicos de las
tareas que se realizan en cada tipo de situación, y se ajustan a las exigencias parti
culares de cada tarea de varias subáreas de cada ambiente. En el caso del am
biente de un banco, por ejemplo, se necesitan sólo 50 bujías-pies para desempeñar
el tipo de tareas que se llevan a cabo en el área del recibidor,- mientras que se
requieren 150 bujías-pies para el tipo de labores que se realizan en el área de ca
jas (Bennett, 1977).
El salón cíe clases de plano abierto es, en efecto, una escuela sin paredes,
reemplaza a la tradicional disposición de bancas en hileras de un aula convencio
nal, por un espacio grande y sin divisiones que puede dar cabida a 3 ó 5 grupos
de estudiantes v sus maestros (EFE, 1965). Un objetivo central del diseño de pla
no abierto es fomentar una mavor flexibilidad en el salón de clases; sin barreras,
el espacio del aula puede transformarse de acuerdo con las cambiantes necesidades
pedagógicas (Gump. 1975). Otro propósito del diseño de plano abierto es fomentar
la interacción entre los maestros y entre éstos y los estudiantes (EFL, 1965). A
menudo el diseño de salones de clases de plano abierto se adopta junto con pa
trones de enseñanza y de organización más flexibles.
Aunque son pocas las evaluaciones sistemáticas de los efectos educativos de
los salones de Clases de plano abierto, algunos hallazgos iniciales pueden ayudar
a evaluar su eficacia. Leanne Rivlm, Marilyn Rothenberg v sus colaboradores uti
lizaron un diseño correlacional de campo para evaluar sistemáticamente dos es
cuelas primarias públicas en la ciudad de Nueva York que adoptaron el diseño
de plano abierto (Rivlin y Rothenberg, 1976; Rivlin, Rothenberg, Justa, Wallis y
Wheeler, 1974; Rothenberg y Rivlin, 1975). Emplearon varios métodos de inves
tigación, incluyendo la elaboración de mapas conductuales, entrevistas con maes
tros y estudiantes, y un modelo a escala del salón de clases. Encontraron que
el rendimiento real en el salón de clases de plano abierto mostró frecuentes va
riaciones en función de la filosofía educativa establecida. Por ejemplo, el uso del
espacio fue bastante irregular. En un salón, casi la mitad de las personas obser
vadas se agruparon en menos de un 10 por ciento del espacio total del salón.
En otro, el maestro pasó un 72 por ciento del tiempo en una parte del salón, y
nunca se le observó en toda una mitad del aula. Los niños pasaron la mayor par
te del tiempo realizando actividades individuales, como escribir, en vez de pro
yectos de grupos que, según se cree, es una de las cosas que fomenta este tipo
de salón. Por último, los estudiantes y maestros, por igual, expresaron la necesi
dad de espacios más tranquilos y privados.
Otros investigadores también han informado que el ruido puede ser un pro
blema en los salones de clases de plano abierto. El ruido en este tipo de diseño
puede ser una fuente de distracción, y el ruido de conversaciones sociales que
se alcanzan a escuchar distrae más que el ruido relacionado con el trabajo escolar
(Brunetti, 1971, 1972). El grado de distracción depende de la actividad particular
que desempeña la gente; el ruido es un factor que puede distraer más a las per
sonas que sesionan en una sala de estudio que a quienes trabajan en un labo
ratorio
En forma semejante, Robert Stebbins (1973), quien realizó un estudio corre
laciona! de campo, informa que el diseño de plano abierto puede provocar una
conducta desordenada y anárquica en el salón de clases. Estudió escuelas de King
ston, Jamaica, donde se había adoptado el diseño abierto, no como objetivo edu
cativo sino para facilitar la ventilación y economizar en la construcción. Cuando
comparó las escuelas de Kingston con las escuelas de diseño tradicional de Cana
dá, descubrió que en el diseño abierto se observó una gran falta de atención cau
sada, por distracciones externas, un parloteo excesivo y travesuras. En otro estudio
correlacional de campo, Paul Gump y Lawrence Good (1976) no reportan dife
rencias generales entre los estudiantes de escuelas de plano abierto y escuelas
tradicionales en cuanto al uso de pequeños grupos de aprendizaje, tiempo em-
Aplicaciones en ia planeación ambiental 177
I
1
•
Taller Mat. 1 Ingeniería
•
•
1
Divisiones totales — — -
Divisiones parciales - —-
Taller Ingeniería
Centro
¡Admón
prácticas Figura 5-8 Este salón de cla
ses de plano abierto (arriba)
fue remodelado utilizando
canceles de material acústi
co (abajo), para mejorar el
1
B añ o
______ 1____ ____ j L funcionamiento de la clase
y aumentar la privada.
Caro! Weinstem (1977) llevó a cabo un interesante experim ento de campo en Massa-
chuseits, en el cual intentó mejorar la utilidad didáctica de un salón de clases de
plano abierto por medio de varios cambios de diseño. Com enzó por realizar un m a
pa conductual del salón donde recibían instrucción primaria veinticinco niños de
segundo y tercer grados. Los resultados de la elaboración inicial de los mapas conduc
ía l e s revelaron la existencia de diversos problemas educativos en dicho salón. Los
estudiantes no estaban distribuidos uniform emente sino que tendían a aglomerarse
en algunas áreas del salón para ignorar a otros. Las áreas de ciencias y juegos casi
no eran usadas, y la escasa actividad que'Ios alumnos desarrollaban en esas áreas
se limitaba a unas cuantas categorías de conducta.
Weinstein planeó y efectuó cambios de diseño que tenían como objetivo distri
buir uniformemente a los alumnos y ampliar los tipos de conducta que se daban
en las áreas poco utilizadas del salón de clases. A gregó una plataforma, banquillas,
anaqueles, gabinetes de estudio individuales y una " c a s a " de cartón que servía de
tranquilo retiro, y reacom odó los muebles para hacer mejor uso del espacio disponi
ble. Luego repitió el m étodo de los mapas c o n d u c ía le s para evaluar el impacto de
los cambios.
En la tabla que aparece abajo se resumen los hallazgos de Weinstein derivados
de los mapas conductuales antes y después de ¡os cambios. Antes de los cambios de
diseño había un gran desequilibrio entre el uso del espacio utilizado por los alum
nos y el espado real disponible. Nótese especialm ente que las áreas de ciencias y
juegos, antes poco frecuentadas, fueron utilizadas mucho más ampliamente des
pués de imponer los cambios en el aula. Adem ás, Weinstein señala que el rango
de conductas que se dieron en esas áreas fue significativamente mayor después de
la remodelación. Estos resultados dem uestran la eficacia de los pequeños cambios
de diseño como un medio de intensificar la utilidad educativa de los salones de pla
no abierto
O bserva cio n es a ntes del cam bio O bserva cio n es d esp u és del cam bio
Figura 5-9 Esta oficina de plano abierto contiene varios ámbitos de trabajo en una gran
área abierta.
RESUMEN
La luz, el sonido y la temperatura, son las características de! ambiente físico mo
lar que han sido estudiadas más extensamente por los psicólogos interesados en
conocerlos efectos del ambiente sobre el rendimiento. Estas variables ambientales.,
son aspectos de lo que se llama medio ambiente. Otro aspecto del ambiente molar
que se ha estudiado en relación con el rendimiento humano es la disposición espa
cial del ambiente diseñado. La disposición espacial incluye tanto la ubicación co
mo la distribución de las características ambientales. El rendimiento humano
fluctúa entre una amplia gama de respuestas, desde actividades esencialmente
físicas, pasando por conductas psicomotoras hasta actividades estrictamente men
tales. El rendimiento también incluye la interacción de las personas para el cum
plimiento de una tarea. El rendimiento ambiental siempre ocurre en combinación
y en constante interacción con otros procesos psicológicos, como la percepción y
la cognición ambientales. Los métodos de medición utilizados er. el estudio del
rendimiento incluyen la elaboración de mapas conductuales, el Estudio de Situa
ciones de Conducta, mediciones no intrusivas y de laboratorio.
Los efectos directos de la iluminación sobre el desempeño visual han sido
establecidos por medio de una serie de estudios realizados principalmente en am
bientes experimentales; a medida que se aumenta la iluminación, la agudeza vi
sual crece y las tareas que la requieren pueden realizarse con mayor rapidez y
precisión. El deslumbramiento de incapacidad es perjudicial para el rendimiento; el
deslumbramiento de incomodidad produce molestia en el sujeto que desempeña
la tarea, pero no afecta directamente el rendimiento psicofísico. El color puede
afectar directamente el desempeño de tareas visuales que requieran diferenciar
los colores, y es posible que los efectos del color sobre el estado de ánimo de la
gente y el nivel de estimulación influyan indirectamente en el rendimiento.
El ruido producido en el laboratorio no tiene efectos adversos en el desem
peño de tareas mentales y psicomotoras relativamente simples. En algunas cir
cunstancias, el ruido aumenta el rendimiento, como cuando ayuda el individuo
a estar atento o a permanecer despierto. Sin embargo, en otras circunstancias el
ruido sí afecta negativamente.
El rendimiento en tareas que requieren una gran concentración y vigilancia,
que son complejas o implican el manejo de una gran cantidad de información,
sí resulta afectado negativamente por el ruido. También es muy posible que el
ruido afecte el rendimiento en forma negativa cuando se trata de un ruido ape
riódico o cuando proviene de una conversación inteligible. Los efectos negativos
del ruido se hacen cada vez más evidentes a medida que aumenta el tiempo de
exposición al ruido, y algunas reducciones importantes del rendimiento ocurren
como efectos secundarios.
Las altas temperaturas afectan negativamente el rendimiento en el trabajo fí
sico, en una variedad de tareas psicomotoras y de vigilancia, en el trabajo indus
Resumen 183
mente (un cruce de calles peligroso, unos escalones empinados, paradas de auto
buses sin señales precisas) para el anciano resultan dificultades que son causa de
stress. Además, muchos ancianos tienen que enfrentar el stress de la vida institu
cional de los asilos, pabellones de hospitales geriátricos y casas de asistencia social.
La naturaleza del stress ambiental y la forma en que la gente enfrenta esas
condiciones ambientales constituyen un área de especial importancia, con un rá
pido desarrollo dentro de la psicología ambiental. La importancia social de la in
vestigación sobre el stress ambiental es indiscutible; aunque la gente cada vez
se hace más consciente de los problemas del stress ambiental, las áreas metropo
litanas siguen creciendo y la población senil también. La investigación del stress
ambiental ofrece una ayuda fundamental en la tarea de mejorar la calidad del
ambiente urbano y satisfacer las necesidades del anciano en una forma más efec
tiva. Debido a que los problemas en esta área son tan severos y las consecuencias
a largo plazo son tan graves, el estudio del stress ambiental es un campo de estu
dio singularmente importante para los psicólogos ambientales.
Stress psicológico Una definición posterior del stress enfoca sus aspectos psicológi
cos y fisiológicos. Richard Lazarus y sus colaboradores (Gal y Lazarus, 1975; Lazarus
1966, 1968, 1971; Lazarus y Cohén, 1977; Lazarus, Cohén, Folkman, Kanner y
Schaefer, 1979; Lazarus y Launier, 1978) son los investigadores que han realizado el
trabajo más extenso sobre el stress psicológico. Lazarus pone énfasis en que
el stress implica un elemento psicológico esencial; el individuo evalúa el significa;
do personal y la importancia del productor del stress.
Lazarus propone el concepto de la evaluación cognoscitiva como una variable
mediadora entre el productor de stress ambiental y las reacciones de adaptación
del individuo. El stress psicológico ocurre cuando el individuo estima que una
condición ambiental productora de stress representa una amenaza o excede su
capacidad para'enfrentarla.)La percepción de la situación de stress por parte del
individuo es esencial para la definición del stress; una situación objetivamente
neutra que es percibida como una amenaza causará un stress psicológico. Enton
ces,l^según Lazarus, la evaluación cognoscitiva no es una percepción pasiva de
los elementos de la situación amenazante, sino un proceso psicológico activo en
el cual el individuo asimila y juzga los elementos de la situación confrontándolos
con un patrón establecido de ideas y expectativas./
^ El stress psicológico incluye tres tipos de evaluación cognoscitiva. Lazarus
define la evaluación primaria como un proceso psicológico mediador que sirve pa
ra distinguir las situaciones potenciales amenazantes de las benéficas o de las que
no tienen importancia. La evaluación secundaria funciona para estimar los recursos
del individuo para enfrentar esa situación amenazante. Por último, la reevalua
ción modifica la percepción original de la situación debido ya sea a las condicio
nes cambiantes del ambiente o a los cambios internos de la persona, derivados
de los actos cognoscitivos tendentes a enfrentar la situación. La reevaluación po
dría consistir en una percepción cambiante ante una situación originalmente con
siderada benigna, que luego resultó amenazante, por ejemplo.
Lazarus y sus colaboradores (Folkman y Lazarus, 1980; Lazarus, 1980) iden
tificaron dos tipos principales de estrategias que los individuos emplean para en
frentar situaciones de stress. La respuesta enfocada en el problema consiste en
conductas o actos cognoscitivos dirigidos hacia la fuente del stress para modifi
car la condición ambiental que lo provoca o la conducta personal para enfrentar
la, o ambas. El manejo de la situación con una respuesta enfocada en las emociones
implica conductas o actos cognoscitivos orientados a reducir o a tolerar mejor las
reacciones emocionales ante una situación de stress.
Un hombre compra una casa en la ciudad de Nueva York y después de mu
darse se percata de que la casa está ubicada cerca de la pista del aeropuerto de
La Guardia. Este hombre empezará por reflexionar sobre la seriedad potencial
del problema (evaluación primaria), considerará que el ruido de los aviones es una
gran molestia. Después, buscará la forma de enfrentar el problema del ruido (eva
luación secundaria) y determinará que es extremadamente difícil manejar la situa
ción en forma efectiva. Esta evaluación del problema como amenazante y sin forma
de sobrellevarlo produce una reacción de stress psicológico; el hombre se siente
trastornado físicamente, de mal humor y menos interesado en el contacto social.
No obstante, si es una persona con recursos, el hombre trata de enfrentar
el problema del ruido lo más efectivamente posible; pone doble cristal en las ven
tanas para amortiguar el ruido (respuesta enfocada en el problema) y trata de reducir
Naturaleza del stress 189
Stress urbano Después de definir el stress, los psicólogos que lo han estudiado
han tratado de identificar las condiciones ambientales que operan como produc
tores de stress. Éste ha sido uno de los principales objetivos de la mayoría de
las investigaciones en esta área.'Las características del ambiente físico urbano
que se han investigado más ampliamente como productores de stress son el rui
do, la contaminación del aire y las temperaturas extremas. Según Daniel Stokols
(1979), las variables que típicamente se han clasificado como productores de stress
no se restringen a los ámbitos urbanos, aunque prevalecen en las ciudades
Una gran cantidad de estudios identifica al ruido como productor de stress
urbano (Cohén, Glass y Phillips, 1979; Glass y Singer, 1972b). Los investigado
res se han interesado en estudiar los efectos potenciales en la salud de las perso
nas, por la prolongada exposición al ruido de tránsito de automóviles, construcción
de edificios, ulular de sirenas y reconstrucción de calles, (véase recuadro: "C o n
secuencias a largo plazo del stress am biental"). Una cuestión de particular inte
rés es la relacionada con los efectos psicológicos del ruido sobre el cual el individuo
puede ejercer cierto control personal, en contraste con el ruido que es incon
trolable.
Otro productor de stress urbano, que ha sido centro de la atención de mu
chos investigadores, es la contaminación del aire (Waldbott, 1973). La composi
ción química del aire contaminado de la ciudad es muy compleja, según se
desprende de los estudios a través de los cuales se ha identificado una creciente
lista de substancias contaminantes. La creencia inicial de que el aire contamina
do de una ciudad se componía de hollín, polvo y polen se ha reemplazado por
la convicción de que los principales contaminantes son monóxido de carbono y
dióxido de sulfuro. Algunas investigaciones posteriores han revelado la presen
cia de contaminantes adicionales, entre otros, óxidos de nitrógeno y foto-oxidantes
provenientes de los motores de automóviles, partículas de asbesto procedentes de
190 Stress ambienta]
]De R Dubos. "Stimulus/Response. We Can t Buy O u r Way O u t" , P sichalogy Today, 1970 , 3:10. pp 20,
22, 86-87. © Ziff-Davis Publishing Co., 1970. Reimpreso con permiso]
Los científicos están preocupados por las consecuencias a largo plazo en la vida humana que
implica la adaptación a condiciones ambientales de stress, como son la contaminación atmos
férica y el ruido.
£ Peler M m ze¡/Stock. Boston
Naturaleza del stress 191
radas e indefensas ante el stress ambiental. De hecho, para muchas personas los
últimos años de su vida son un período social y personalmente significativo, du
rante el cual persiguen con energía intereses culturales, recreativos y profesiona
les. Aquí, el propósito más bien es considerar en una forma realista algunas de
las fuentes de stress ambiental que imponen serias dificultades de adaptación a
muchas personas de edad avanzada, con el objeto de exhortar a los encargados
de la planeación a diseñar ambientes que las ayuden a fortalecer y mantener su
capacidad de adaptación.
Lazarus y Cohén (1977) recomiendan tres tipos de medición para evaluar los
efectos psicológicos del stress ambiental: mediciones somáticas, mediciones de
conducta y mediciones subjetivas, que corresponden a los componentes fisioló
gico, funcional y afectivo de las reacciones de stress.;En forma similar, Stokols
Naturaleza del stress 193
■ Mediciones de conducta Lazarus y Cohén explican que cuando las personas pa
decen stress no se comportan como lo hacen ordinariamente, y que estos cam
bios de conducta sirven para medir el stress. Éste se puede deducir de la conducta
que la gente manifiesta al enfrentar el stress. Esta conducta puede consistir en
acciones tendentes a modificar la situación de stress (renunciar al empleo que
lo produce) o aliviar sus síntomas (tomar tranquilizantes). El stress también se
puede deducir del funcionamiento desorganizado que provoca, como son las actitu
des impropias, rigidez de conducta e incapacidad para realizar el trabajo. Sin em
bargo, una limitación de las mediciones del funcionamiento desorganizado, es
que se ven influidas por la capacidad del individuo para enfrentar el stress, así
como por el stress mismo; el stress no deteriora inevitablemente el funcionamiento,
incluso en algunas personas éste puede mejorar debido a un efectivo manejo de
la situación. Otros síntomas de stress son las conductas expresivas que genera, co
mo morderse los labios, pasearse de un lado a otro y desasosiego. Por último,
el stress puede estimarse por la reducción en el rendimiento al desempeñar
tareas en curso y subsecuentes, como las que exponen en el capítulo 5 (véase
Cohén, 1980).
M ediciones subjetivas El stress también puede medirse por los índices subjeti
vos, o de autorreporte, de sus componentes emocionales o efectivos. Lazarus y
Cohén señalan que las estimaciones subjetivas han sido los índices de stress más
ampliamente utilizados. Las mediciones subjetivas pueden consistir en una eva
luación del grado del malestar emocional provocado por el stress en una sola di
194 Stress ambiental
Después de revisar las investigaciones sobre ios efectos del ruido en la salud,
los investigadores (Cohén, Glass y Phillips, 1979; McLean y Tarnopolsky, 1977)
concluyen que los problemas que representan la selección de muestras y la vali
dez de los índices de salud, por ejemplo, impiden asegurar que el ruido cause
enfermedades mentales o enfermedades físicas no auditivas. Esos estudios que
han demostrado cierta relación entre el ruido y la enfermedades mentales no in
dican claramente si el ruido es causa de la psicopatología o si sólo agrava proble
mas psicológicos ya existentes. Es probable qüe el ruido esté relacionado con
problemas de salud en individuos susceptibles, en especial cuando se experimenta
junto con otras fuentes de stress.
de ios sujetos para recordar sílabas sin sentido relacionadas con una tarea de la
boratorio, el ruido sí redujo su memoria en cuanto a información social no relacio
nada con la tarea que incluía transparencias de personas que aparentaban calma
o angustia. Judith Siegel y Claude Steele (1979) pidieron a unos estudiantes, tan
to en situaciones tranquilas como ruidosas, que asignaran recompensas a dos
personas que observaban en una película, quienes competían en un juego de pa
labras. En un punto clave, la cinta mostraba a un jugador (el "villano” ) borrando
accidentalmente del tablero las soluciones del otro jugador (la "víctim a"). Para
la mitad de los sujetos, en cada situación, el villano se mostró con un brazo enye
sado (intención personal desleal), mientras que para la otra mitad de los sujetos
de cada grupo el malvado no llevaba el yeso (intención personal recta). Siegel
y Steele descubrieron que la discriminación social de los sujetos se vio obsta
culizada en la situación de ruido; estos sujetos no puedieron distinguir entre el
victimario y la víctima o entre la rectitud y la deslealtad cuando otorgaron los
premios. Es posible que esta falta de atención en las señales sociales, ocurrida en
condiciones de ruido, ayude a explicar la tendencia de las personas a ser menos
sociables y a estar menos dispuestas a ayudar en circunstancias de ruido. Cuando
se discutan las teorías del stress ambiental, se retomará la interrogante de cómo
atienden las señales las personas cuando se hallan en situaciones de stress.
Las investigaciones de laboratorio han demostrado que las personas se com
portan más agresivamente en condiciones de ruido que en condiciones de silen
cio. Los estudiantes arrojaron más balones de plástico a un "resistor pasivo" (en
realidad un colaborador experimental) en condiciones de ruido (Knipmeyer y
Prestholdt, 1973). Rusell Geen y Edgar O'Neal (1969) observaron que los estu
diantes suministraron choques eléctricos más intensos a un adjunto experimen
ta] (el choque representaba la evaluación del rendimiento del adjunto en una tarea)
en una situación de ruido, además, justo cuando acababan de ver la película de
una ruda pelea de box. En forma similar, los estudiantes aplicaron más choques
eléctricos a un adjunto experimental en condiciones de niveles muy altos de rui
do cuando además se les había hecho enojar previamente (Donnerstein y Wil-
son, 1976; Konechni, 1975). Aunque estos hallazgos con respecto al ruido y la
agresión parecen directos (el ruido aumenta la agresividad), posteriormente, cuan
do se estudien los efectos de la temperatura extrema y la agresión, se verá que
tal vez existe un rango óptimo de stress que conduce a la agresión. Parece razo
nable que en determinado punto el ruido se vuelve tan molesto que desalienta
cualquier tipo de actividad social, incluidos los actos agresivos. Además, la inter
pretación que se da aquí a estos hallazgos debe ser cautelosa ya que las respuestas de
laboratorio, como arrojar un balón de plástico o dar un choque eléctrico, pueden tener
poca validez externa como estimaciones de agresión en situaciones de la vida real.
Efectos subjetivos Las reacciones subjetivas de las personas ante el ruido han
sido evaluadas típicamente en estudios de la comunidad orientados hacia pro
blemas particulares con el ruido, como el producido por el tránsito de automóvi
les y de aviones. Los estudios de la comunidad por lo general se centran en la
"molestia” que los sujetos han informado que les causa el ruido. Los investiga
dores tienden a definir la molestia como un leve enojo que experimenta el indivi
duo por el ruido que perturba sus actividades (Weinstein, 1976). Al hacer la
interpretación de los hallazgos de investigación en esta área, se debe tener en
Efectos psicológicos del stress 197
mente que los datos están sujetos a ciertas limitaciones metodológicas en lo que
se refiere a que la exposición al ruido es correlacional y que la disposición a parti
cipar en un estudio de la comunidad puede influir en las muestras.
Algunos estudios han enfocado la molestia de los residentes por el ruido del
tránsito. En la Gran Bretaña (McKennell y Hunt, 1966) y en los Estados Unidos
(Bolt, Beranek y Newman, 1967) se han realizado estudios que muestran que el
ruido del tránsito de automóviles es la fuente más molesta y la más aludida en
los ambientes urbanos. En un estudio de antes-y-después efectuado en la Gran
Bretaña, los residentes se sintieron mucho más molestos por el ruido del tránsito
después de la apertura de una autopista cercana que cuando ésta no existía (Law-
son y Walters, 1974). Sin embargo, en todos estos estudios se observó una consi
derable variación individual. Por lo general, los respondientes mencionaron el
ruido como fuente de molestia sólo cuando se les preguntó específicamente so
bre esto; rara vez sucedió en forma espontánea. A menudo, otras características
de la comunidad (por ejemplo, la falta de centros comerciales locales y de trans
porte público) fueron considerados más molestos que el ruido del tránsito.
Se han realizado otros estudios en las cercanías de aeropuertos muy impor
tantes en todo el mundo, incluidos el de la Gran Bretaña (OPCS, 1971); Stock-
bridge y Lee, 1973). Suecia (Rylander, Sórensen y Kayland, 1972). Los Ángeles
(Burrows y Zamarin, 1972), el oeste de Filadelfia (Bragdon, 1970), y Chicago, Da
llas, Denver y Los Ángeles (Hazard, 1971). E. k. McLean y A. Tarnopolsky (1977)
señalan que la molestia está relacionada con el nivel de exposición al ruido de
aviones; 60 a 70 por ciento de los residentes reportan molestia en áreas de alto
nivel de ruido de aviones y sólo un 3 a 4 por ciento registran molestia en áreas
de poco ruido de aviones. Sin embargo, las áreas donde una proporción muy
alta de residentes manifiesta molestia son típicamente pequeñas y se localizan
muy cerca de las rutas en que despegan o aterrizan los aviones. Y al igual que
en el caso del ruido de tránsito, la variación individual en la molestia reportada
por el ruido de aviones es considerable. McLean y Tarnopolsky señalan que aun
en los niveles más bajos de ruido producido por aviones, algunas personas re
portan molestias, mientras que en los niveles más altos de ruido, algunas perso
nas no expresan molestia alguna.
Sheldon Cohén y Neil Weinstein (1981) señalan que los hallazgos en esta área
son engañosos en cuanto a que suponen una relación simple entre el nivel de
ruido y la molestia. De hecho, el nivel de sonido real explica sólo de 10 a 25 por
ciento de la variación en las estimaciones de molestia. Recomiendan explorar otras
variables para saber cómo es que el ruido produce la molestia; variables tales co
mo las actitudes del individuo hacia la fuente del ruido o sus temores acerca de
ésta (por ejemplo, miedo a los accidentes de aviones). También indican que par
te de la variabilidad en los índices de la molestia producida por el ruido puede
atribuirse a diferencias individuales en sensibilidad al ruido (véase recuadro: “ Di
ferencias en la sensibilidad al ruido entre los estudiantes"). La interpretación de
las mediciones de las molestias ocasionadas por el ruido se complica más debido
a que algunos estudios han revelado que incluso en áreas donde la molestia por
el ruido es muy alta, pocas personas se mudan a causa de esto, pocas están dis
puestas a incurrir en gastos para reducir el nivel de ruido, y muy pocas se quejan
con las autoridades competentes (Fiedler y Fiedler, 1975; Goodman y Gary, 1976).
Cohén y Weinstein (1981) hacen notar que aunque algunas investigaciones ini-
198 Stress ambiental
Neil Weinstein (1978) llevó a cabo un estudio correlaciona! de campo para investigar
cómo es que las diferencias en la sensibilidad al ruido de los estudiantes universita
rios influían en la molestia que experimentaban por el ruido de sus dormitorios. Co
menzó enviando un cuestionario sobre la sensibilidad al ruido a todos los sujetos
de nuevo ingreso asignados a dormitorios en la Universidad Rutgers durante el ve
rano anterior a su llegada a la universidad. De esta muestra, Weinstein seleccionó
dos subgrupos: los estudiantes que alcanzaron un resultado superior al 30 por cien
to de sensibilidad al ruido (estudiantes sensibles al ruido) y los que obtuvieron una
notación inferior al 30 por ciento (estudiantes no sensibles al ruido).
Como siguiente paso, Weinstein hizo una encuesta para saber qué tan molestos
estaban en realidad los estudiantes por el ruido de su dormitorio, al principio del
año escolar y después de siete meses. El cuestionario evaluaba qué tanto sentían
los estudiantes que el ruido del dormitorio perturbaba su conducta, así como tam
bién los sentimientos negativos que experimentaban debido al ruido del dormito
rio. Weinstein descubrió que los estudiantes sensibles al ruido se mostraron más
molestos por el ruido de su dormitorio que los del grupo de los no sensibles al rui
do. También descubrió que mientras el porcentaje de molestia del grupo de no sen
sibles al ruido no cambió durante el período de siete meses, el grupo de sensibles
al ruido se sintió cada vez más molesto por el ruido del dormitorio durante el año
escolar.
Para saber más acerca de la sensibilidad al ruido, Weinstein realizó una encuesta
de seguimiento con estudiantes de la Universidad Rutgers y de la Universidad de
California en Berkeley, con el objeto de identificar las características de la personali
dad que se relacionan con la sensibilidad al ruido. Encontró que, en comparación
con los estudiantes no sensibles al ruido, los estudiantes sensibles tenían un mayor
deseo de privacía, se sentían menos cómodos y seguros en situaciones sociales y
manifestaban molestia por muchas cosas. Sin embargo, la magnitud de las correla
ciones entre sensibilidad al ruido y estas características personales sólo fue modera
da. Weinstein concluye que la sensibilidad al ruido es compleja y que no se sujeta
a ningún rasgo particular de la personalidad.
cíales han examinado las respuestas enfocadas en el problema que las personas
utilizan para enfrentar el ruido (Appleyard y Lintell, 1972), como cambiar de lu
gar las recámaras o instalar ventanas con doble cristal, muy poco se sabe acerca
de las respuestas enfocadas en la emotividad con respecto al ruido. La necesidad de
investigar sobre la forma en que el individuo enfrenta el problema del ruido es
subrayada por el hallazgo de Cohén y Weinstein de que parece que las personas
no logran adaptarse al ruido de los ámbitos residenciales; los residentes que tie
nen mucho tiempo de vivir en un lugar reportan que el ruido es molesto igual
que lo reportan los recién llegados.
termómetros de bola seca) sintieron menos agrado por una persona extraña, a
quien evaluaron por medio de un cuestionario, que las personas que se encon
traban en condiciones cómodas de temperatura (medida con termómetros de
bola seca en la década de 1970) (Griffith, 1970; Griffith y Veitch, 1971). Sin em
bargo, en investigaciones posteriores (Beil y Barón, 1974, 1976) no se pudo con
firmar si el calor reducía la atracción hacia otra persona que estaba presente en
la habitación; es probable que cuando otra persona comparte la condición de stress,
los efectos positivos del "sufrim iento compartido" contrarresten los efectos in
terpersonales del calor, que de otro modo serían negativos (véase Letané, Eckman
y Joy, 1966). Se han observado resultados similares cuando el productor de stress
es el ruido; el ruido disminuye la atracción hacia una persona extraña que se eva
lúa en un cuestionario, pero de hecho aumenta la atracción hacia la persona que
ha estado continuamente presente en la situación adversa (Kenrick y Johnson,
1979).
Es una serie de estudios experimentales dirigidos por Robert Barón y sus co
laboradores se han investigado los efectos del calor en la agresión interpersonal.
Barón (1972) descubrió que, en contra de lo que esperaba, las altas temperaturas
redujeron el nivel de agresión (aplicación de electrochoques) que la gente mostra
ba hacia otra persona (el adjunto experimental) ubicada en el mismo lugar. Tam
bién en este caso, el sufrimiento compartido explica los hallazgos, aunque Barón
observó además que los sujetos podían escapar del ambiente incómodamente ca
liente en forma más rápida al reducir la duración de las descargas eléctricas que
aplicaban. Barón y Sandra Lawton (1972) demostraron posteriormente que la ex
posición de un modelo agresivo trajo como resultado un importante aumento en
el número de descargas administradas en la situación de calor, no así en la condi
ción de temperatura confortable. Concluyeron que las altas temperaturas favore
cen la influencia productora de agresión de un modelo agresivo.
Un estudio posterior, realizado por Barón y Paul Bell (1975), tuvo como re
sultado inicial el sorprendente hallazgo de que el calor propició la agresión en
personas no irritadas, pero la redujo en sujetos a quienes se había provocado para
sentir enojo contra la víctima. Estudios subsiguientes (Barón y Bell, 1976; Bell y
Barón, 1977) explicaron estos hallazgos. Los investigadores afirman que la agre
sión sucede cuando el sentimiento negativo se encuentra a un nivel intermedio,
pero que la agresión no ocurre cuando dicho sentimiento negativo está en un
nivel ya sea muy bajo o muy alto. De esta manera, tanto el calor solo como la
provocación sola (sentimiento intermedio) pueden conducir a la conducta agresi
va, pero juntos, el calor y el enojo provocado (sentimiento negativo muy alto),
no resultan en una conducta agresiva. En uno de los pocos estudios relacionados
con condiciones de frío (17°C) y agresión, Bell y Barón (1977) demostraron que
los efectos dei frío coinciden con su modelo para predecir los efectos del calor
en la agresión.
En un estudio correlacional de campo basado en datos de archivo, Barón y
Victoria Ransberger (1978) intentaron aplicar este modelo de calor y agresión pa
ra analizar incidentes de violencia colectiva ocurridos en los Estados Unidos en
tre 1967 y 1971. Compararon los 102 incidentes registrados con el nivel máximo
de la temperatura ambiente de la época en que sucedieron. Sus datos indicaban
que la violencia y los niveles de la temperatura ambiente tenían de hecho una
relación curvilineal (una curva en forma de U invertida). Aparentemente la vio
Efectos psicológicos del stress 201
lencia se daba con más frecuencia en el rango de los 27°C y tendía a disminuir
a medida que la temperatura aumentaba o descendía de este nivel.
Sin embargo, posteriormente, ]. Merrill Carlsmith y Craig Anderson (1979)
señalan que el análisis anterior de Barón y Kansberger es engañoso ya que no
toma en cuenta el hecho de que hay más días con ciertos rangos de tempera
tura que otros. Al considerar el número de días con varios rangos de temperatu
ra, Carlsmith y Anderson demostraron que la probabilidad de incidentes de
violencia colectiva aumenta monotónicamente con la temperatura (figura 6-2). Sin
embargo, los autores subrayan que sü análisis se restringe al rango de tempera
tura normal y que es posible que en cierto punto la temperatura se vuelva tan
caliente que la probabilidad de violencia empiece a declinar.
Muy poco se sabe acerca de los efectos de la contaminación atmosférica en
la conducta social, aunque los escasos datos obtenidos en estudios experimenta
les controlados indican que algunos aspectos de la mala calidad del aire pueden
reducir los sentimientos de atracción interpersonal (véase Evans y Jacobs, 1981).
Un estudio (Rotten, Barry, Frey y Soler, 1978) realizado con estudiantes de una uni
versidad de Ohio examinó la forma en que un componente maloliente del aire
(sulfuro de amonio) afectó la atracción por un extraño. En coincidencia con los
hallazgos experimentales referentes a otros productores de stress ambiental (por
ejemplo, el calor y el ruido), se observó que la contaminación atmosférica tam
bién redujo los sentimientos de atracción hacia una persona desconocida que no
había compartido el nocivo episodio con el sujeto, mientras que aumentó la atrac
ción hacia un extraño, semejante según una encuesta, quien parecía compartir
la misma desagradable experiencia que el sujeto.
Un segundo estudio experimental (Bleda y Sandman, 1977), efectuado con
personal militar del área de Washington, D. C., reveló que ei humo del cigarrillo
de una persona puede reducir lo sentimientos de atracción por parte de los
no fumadores. Los no fumadores se sintieron menos atraídos hacia un extraño
que fumaba y con el que interactuaban (en realidad un colaborador del experi
mento) que hacia otro que no fumaba. Los autores atribuyen esa reducción en
la atracción a la molestia física asociada con el humo del cigarrillo de la otra per
sona. En esta situación, ei productor de stress ambiental redujo ia atracción por
otra persona que estaba presente, posiblemente debido a que los sujetos no pen
saron que la experiencia del fumador fuera desagradable y a que la conducta del
fumador haya sido la causa directa de su propia molestia.
Efectos subjetivos Aunque existen técnicas de medición para evaluar los efectos
del olor de la contaminación del aire (véase Berglund, Berglund y Lindvall, 1976),
la estimación de los efectos subjetivos de la contaminación atmosférica presenta
algunas dificultades. Primero, según se vio en el capítulo 2, aunque el individuo
sea capaz de percibir la concentración de partículas en el aire contaminado, es
mucho menos capaz de percibir los contaminantes gaseosos, como el dióxido de
sulfuro y los hidrocarburos. Mary Barker (1976) señala que los ciudadanos comu
nes se dan cuenta de que hay contaminación en el aire sólo cuando les afecta
la visibilidad (por ejemplo, humo o neblina), cuando aparecen manchas en la
ropa o en otros objetos personales o cuando produce olores muy desagrada
bles. Los contaminantes gaseosos sólo pueden percibirse cuando existen en altas
concentraciones, que es cuando se experimenta malestar en los ojos y en la na
riz. Además, la gente no se percata de la contaminación atmosférica porque ésta
es crónica e insidiosa, más que repentina y espectacular.
Después de hacer un resumen de los estudios existentes sobre los efectos sub
jetivos de la contaminación atmosférica, Barker concluye que hay grandes varia
ciones en cuanto a la conciencia y la preocupación de la gente y de comunidades
enteras acerca de la contaminación del aire. En Edimburgo, el cincuenta y tres
por ciento de los ciudadanos entrevistados reconoció el problema de la contami
nación del aire, mientras que la mayoría de los respondientes en Sheffield ne
garon la existencia de problemas de contaminación atmosférica; de hecho, la
concentración de humo durante el invierno fue similar en las dos ciudades (I.G.U.
Grupo de Estudios de la Contaminación del Aire del Reino Unido, 1972). Barker
afirma que la percepción sensorial influye sólo en forma parcial en la conciencia
de la gente para que reconozca la existencia de la contaminación atmosférica, mien
tras que la experiencia indirecta (por ejemplo, los medios informativos o las cam
pañas de publicidad) ejerce una influencia más importante, dominante incluso. Es
más probable que las personas con padecimientos respiratorios, como bronquitis
y enfisema pulmonar, reconozcan que la contaminación del aire es un problema
serio que aquéllas que no tienen tales padecimientos.
Parece ser que muchos ciudadanos emplean las estrategias de respuesta enfoca
da en la emotividad porque consideran que la contaminación dd aire es un problema
potencial en su vida. Tal vez reconozcan que la contaminación del aire es general
E fectos psicológicos de) stress 203
pero niegan que los afecta personalmente (Wall, 1973). En forma similar, algunos
ciudadanos admiten que la contaminación del aire es un problema nacional, pero
se reconfortan afirmando que su comunidad está menos contaminada que otras.
O quizá reconozcan que la contaminación del aire es un problema local pero le
dan menos importancia que a otros asuntos, tales como el desempleo y la discri
minación racial (Miller, 1972). Por último, Barker (1976) señala que debido a que
muchas personas no encuentran vías precisas para combatir la contaminación at
mosférica, resuelven sus sentimientos de frustración negando la seriedad del pro
blema o asegurando que otros, el gobierno, por ejemplo, lo está solucionando
(véase Rankin, 1969).
Las investigaciones acerca de los efectos subjetivos de la temperatura han
puesto énfasis principalmente en los aspectos de la comodidad subjetiva relacio
nados con los factores humanos y el rendimiento, tal como puede verse en el
capítulo 5.
Bajo un ardiente sol, las temperaturas alcanzaron tres cifras (en escala Fahren-
heit) este verano, hasta por un mes en algunos lugares, lo que dio lugar a una ola
de reportajes noticiosos que informaron de más de 1,000 muertes debidas al calor.
Los encabezados de los diarios se quedaron cortos. El Centro para el Control de
Enfermedades, con base en Atlanta, confirmó el dato de 148 muertes, durante julio,
tan sólo en la ciudad de Kansas. Casi 450 personas ingresaron a la sección de ur
gencias de varios hospitales públicos, y un núm ero incalculable consultó médicos
particulares.
Las principales víctimas del calor son los pobres y los ancianos. La edad prom e
dio de los que murieron en la ciudad de Kansas fue de 73 años (72% fueron de 65
o más). El índice de mortalidad en las zonas de escasos recursos fue de 9 .6 por
10,000 habitantes, contra .09 en los distritos de altos ingresos económicos. Razón
aparente: para em pezar, los ancianos de familias acom odadas no sólo eran más sa
nos, sino que además contaban con ventiladores, aire acondicionado y otros medios
para mantener la tem peratura del cuerpo poT debajo de 40.6°C (105°F) y poder so
brellevar la ola de calor.
similar, los lugares de diversión son muy poco frecuentados por parte de los an
cianos ya que para ellos resultan menos importantes, muy costosos y a menudo
alejados de donde viven. Por último, los recursos próximos y muy importantes,
como la casa de sus amigos, iglesias y tiendas, son muy visitados por los ancianos.
Francés Carp (1980) realizó un estudio correlacional de campo que es de
especial utilidad ya que explica por qué son limitados los patrones de desplaza
miento del anciano. Realizó su investigación entre ancianos retirados, en San Fran
cisco y San Antonio, para conocer sus patrones reales de desplazamiento en el
ambiente urbano, así como también el uso que desearían dar al ambiente. Su inte
rés particular consistía en saber cómo es que las características del ambiente ur
bano afectan el desplazamiento del anciano. San Francisco es una ciudad muy
concentrada, con muchos atractivos locales y con un excelente sistema de tránsi
to que cubre toda el área urbana. San Antonio, por el contrario, es un área exten
sa, con muchos centros comerciales y otros atractivos ubicados fuera de la vecindad
local y con un servicio de transporte muy limitado.
Carp descubrió que los patrones de desplazamiento de los ancianos en las
dos ciudades eran bastante diferentes. En San Francisco, casi dos tercios de la
población senil salía a ver a sus amigos al menos una vez por semana, y sólo
el 14 por ciento informó que nunca visitaba a sus amigos. En San Antonio, por el
contrario, apenas un poco más de un tercio de los ancianos visitaba a sus amigos
semanalmente, en tanto que un 42 por ciento de ellos manifestaron que nunca
salían a ver a sus amigos. De la misma manera, mientras que el 21 por ciento
de los ancianos de San Francisco iban de compras todos los días, sólo un 5 por
ciento en San Antonio hacía lo mismo. Las salidas a centros de diversión llaman
Tabla 6-1. Porcentaje modal de ancianos que utilizan diversos recursos, frecuencia de uso, y tiempo y distancia del recorrido.
Uso medio Frecuencia Frecuencia Tiempo modal Distancia modal Distancia modal
fmr ciento modal de uso modal de del recorrido de uso. CNY" más cercana
Recurso <usuarios) uso (todos) (usuarios) PHh
F u e n t e : M. P. Law ton " T h e Im pact o f Ihe E n v iro n m cn t on A gin e and B ehavior", en / . E. B irre n y K. W. S ch a ic (e d s ), Handbook of «he
Psychology of Aging, Litton E d u ca tio n a l P u b lish in g . I n c ., 7977, p. 278. R eim p reso con p erm iso de Van N n stra n d R ein h o ld C o m p a n y
205
206 Stress ambiental
Varios investigadores afirman que los efectos psicológicos negativos de los pro
ductores de stress ambiental pueden reducirse cuando el individuo logra un con
trol personal sobre los mismos. James Averill (1973) explica que hay tres tipos
de control personal que el individuo puede ejercer sobre las circunstancias ad
versas. Él define el control de conducta como la disponibilidad de una respuesta
que puede modificar directamente una situación que representa una amenaza.
Por ejemplo, cuando una persona llega a sentir que el clima es excesivamente
caluroso puede modificar la situación al encender el aire acondicionado. El con
trol cognoscitivo se refiere a la forma en que el individuo interpreta una situación
amenazante. Un residente urbano, por ejemplo, puede considerar que la con
taminación del aire es un pequeño precio comparado con todas las ventajas
culturales que existen en una gran ciudad. La predicibilidad puede incluso consi
derarse un ejemplo de control cognoscitivo ya que proporciona una forma de "con
trol de inform ación" sobre el productor del stress. El control de decisión se define
en función de la variedad de elecciones disponibles para un individuo. Por ejem-
208 Stress ambienta]
pío, un anciano que requiere algún cuidado especializado podría permitirse es
coger entre vivir en un asilo, una casa de asistencia social o una comunidad
planeada.
Aunque Averill advierte que el control personal no siempre tendrá éxito en
la reducción del stress, varios estudios de laboratorio también han encontrado
que el control de conducta reduce los efectos psicológicos negativos del ruido.
Glass y Singer {Glass, Reim y Singer, 1971; Glass y Singer, 1972a, 1972b; Glass,
Singer y Friedman, 1968; Glass, Singer y Pennebaker, 1977) demostraron que
cuando se les dice a los sujetos que pueden terminar con el ruido si oprimen un
botón que está adherido a sus sillas (control de conducta), los efectos secunda
rios psicológicos adversos del ruido no predecible se ven substancialmente redu
cidos (véase recuadro: "Efectos no intencionales del control personal"). Los
efectos benéficos del control personal ocurren siempre y cuando los sujetos pue
dan terminar con el ruido, aunque nunca presionen el botón. El control indirecto
(control de conducta que se ejerce a través de un intermediario que tiene el con
trol directo) también reduce los efectos negativos del ruido impredecible.
Drury Sherrod y sus colaboradores (Sherrod, Hage, Halpem y Moore, 1977)
demostraron que los efectos nocivos del ruido en el rendimiento y la perseveran-
w
Perspectivas teóricas 209
% No. de
Condición Precisión líneas leíc
Procedimientos antiguos
Silencio 44.1 147.0
Ruido 41.4 114.4
C 3.0 -
Sin enojo
t. o -
Tabla 6-2 Puntuación media en las estimaciones de autorreporte, encuestas y estimaciones de las
enfermeras, de las condiciones comparativas de responsabilidad inducida y de bajo control entre re
sidentes de asilos para ancianos.
Comparación
Responsabilidad inducida Comparación del cambio
IN = 24) IN - 28) cambio
de puntuación
Respuestas a¡ Cambio Cambio de
cuestionario Pre Posl Post-pre Pre Post Post-pre ip > >
A u to rr e p o rte
F e liz 5 .1 6 5 .4 4 0 .2 8 4 90 4 78 - 0 .1 2 0 .0 5
A c tiv o 4 .0 7 4 .2 7 0 .2 0 3 .9 0 2 .6 2 - 1 .2 8 0 .0 1
C o n tr o l p r e c ib id o
T ie n e 3 .2 6 3 .4 2 0 .1 6 3 62 4 .0 3 0 .4 1
Q u ie r e 3 .8 5 380 - 0 .0 5 4 .4 0 4 .5 7 0 .1 7 _
E s tim a c io n e s d e l e n tr e v is ta d o r
V ig ila n c ia 5 .0 2 5 .3 1 0 29 5 .7 5 5 .3 8 - 0 .3 7 0 025
E s t im a c io n e s d e la s e n fe r m e r a s
M e jo r a g e n e r a l 4 1 .6 7 4 5 .6 4 3.97 4 2 .6 9 4 0 .3 2 - 2 .3 9 0 .0 0 5
T ie m p o e m p le a d o
V is ita n d o p a c ie n te s 13 03 19 81 6 78 4 .6 5 - 3 30 0 .0 0 5
V is ita n d o a o tro s 1 1 .5 0 1 3 .7 5 2 .1 4 1 2 .3 8 8 .2 1 - 4 16 0 .0 5
H a b la n d o c o n el p e r s o n a l 8 .2 1 1 6 .4 3 8 .2 1 9 .1 1 1 0 .7 1 1 .6 1 0 .0 1
O b s e r v a n d o al p e r s o n a l 6 .7 8 4 .6 4 - 2 .1 4 6 .9 6 1 1 .6 0 4 .6 4 0 .0 5
F u e n t e : £ . ]. Langer y ¡ Rodin, "The Effects Chotee and Enhanced Personal Responsibility ¡or the Aged: A Field Experi
menl in an Inslitutional Selling", J o u r n a l o f P e r s o n a l i t y a n d P e r s o n a l i t y a n d S o c i a l P s y c h o l o g y , 1 9 7 6 , 3 4 : 1 9 1 - 9 8 .
© American Psychology Associalion, 3 9 7 6 . Reimpreso con permiso del editor y del autor.
A daptado del 1. Y. A bram son , M . E. P. S eligm an y ]. D. Teasdale, “ L ea m ed H elp lessn es in H um ans: C ritique and R eform u -
latían " , Journal of Abnorma] Psychology, 1978, 87:49-74. © A m erican P sy ch olog ical A ssociation, 1978. A d ap tad o con
perm iso del au to r y del editor.
214 Stress ambiental
gue para jubilados (Schulz, 1976) encontraron que los efectos benéficos iniciales
del control y la predjcibilidad en el bienestar de los residentes no persistieron
después de que terminó el estudio.
Schulz y Hanusa emplearon el modelo atributivo de la impotencia aprendi
da para explicar las discrepancias entre estos dos estudios. Aunque las atribuciones
de los residentes no se estimaron directamente en ninguno de los estudios, tal
vez fueron las diferentes estrategias utilizadas para aumentar los sentimientos
de control en los residentes los que causaron los distintos de atribuciones. Schulz
y Hanusa suponen que el énfasis que pusieron Langer y Rodin en \a autosuficien
cia fue la causa de que los residentes hicieran atribuciones internas, estables y
globales. Por el contrario, el uso que hizo Schulz de un programa de visitas particu
lares condujo.a los residentes a hacer atribuciones externas, inestables y específi
cas. Según el modelo atributivo de la impotencia aprendida, cabe esperar que los
efectos benéficos observados en el estudio de Langer y Rodin perduren después
de completarse el estudio inicial, no así los efectos logrados en el estudio de Schulz.
7 * • i¡
Sobrecarga de información y stress ambiental
Sheldon Cohén (1978, 1980) propuso un modelo de stress ambiental para expli
car los efectos negativos de los productores de stress en la actividades en curso
o subsiguientes en función de una sobrecarga de información. La exposición a un
productor de stress ambiental puede tener como resultado una sobrecarga en la
capacidad del individuo que le impide procesarla información necesaria para rea
lizar eficientemente una tarea o actividades sociales. Cohén argumenta que los
productores de stress ambiental impredecibles e incontrolables aumentan subs-
tanciajmente las exigencias que se hacen a la capacidad de atención del indivi
duo, debido a que son potencialmente amenazantes. En efecto, dichos productores
de stress exigen un alto nivel de evaluación cognoscitiva sostenida si es que el
individuo quiere conocer la naturaleza de la situación de stress y determinar las
respuestas adecuadas para enfrentarla.
Cuando las exigencias a la capacidad de atención del individuo son prolon
gadas, explica Cohén, esta capacidad disminuye y se presenta una “ fatiga cog
noscitiva” . A medida que la fatiga cognoscitiva reduce la capacidad para procesar
información, sus efectos se hacen más evidentes en tareas complejas que impli
can una considerable cantidad de información. De esta manera, los efectos nega
tivos de un productor de stress son manifiestos en las actividades complejas que
se estén realizando. En tareas menos complejas que requieren menor grado de
atención, los efectos de la fatiga cognoscitiva pueden apreciarse sólo en una ta
rea subsecuente que demanda más atención y en la que se tenga menos práctica
que en la previa. En este caso se observan los efectos secundarios del stress am
biental. Además, son acumulativos los efectos de la complejidad de tarea o "c a r
ga de tarea” y del stress en tareas subsecuentes; es decir, cuanto más se exija
a la capacidad de atención del individuo para una tarea y más stress haya en la
situación en la que se efectúa la tarea, mayor será el déficit en el rendimiento
en actividades subsecuentes.
Algunos estudios experimentales de laboratorio han apoyado al modelo de
la sobrecarga de información del stress ambiental. L. R. Hartley (1973) en un in
forme dice que el rendimiento de los sujetos en una tarea de laboratorio, cuando
216 Stress ambiental
¿Cómo podría aplicarse el conocimiento acerca de los efectos del stress provoca
do por el ruido en la planeación ambiental? La evidencia de que el ruido tiene
efectos negativos en la conducta y en la experiencia subraya la necesidad de re
ducir el nivel general de ruido en el ambiente urbano. Sin embargo, como ha
señalado Susan Saegert (1976), los productores de stress ambiental no pueden
ser eliminados en su totalidad debido a que algunos aspectos del ambiente que
causan stress pueden tener usos importantes y contribuir, además, al carácter
típico de un lugar. Por ejemplo, el ruido combinado del tránsito de coches y trenes
y el desplazamiento de la gente en la Gran Estación Central de Nueva York, está
íntimamente relacionado con la función de la estación como un gran centro de
transporte, y también es parte de la vitalidad y del interés del área. El objetivo
de reducir el ruido en el ambiente urbano es muy complejo; se debe aprender
Aplicaciones en la plantación 217
cómo manejar y controlar los aspectos del ruido que producen stress, sin obsta
culizar las funciones y servicios con él. Además, el psicólogo ambiental que se
preocupa por reducir el ruido urbano debe ser realista en cuanto al aumento de
los costos económicos que pueden resultar de una planeación consciente del rui
do, como el uso de materiales que absorben el ruido o maquinaria más silencio
sa. Es necesario que los encargados de tomar dichas decisiones estén convencidos
de que los aumentos en los costos de producción se verán compensados con
los beneficios que los individuos obtengan de un ambiente urbano donde haya
menos productores de stress.
Aislamiento del ruido Beranek (1966) critica las características del diseño con
temporáneo que hacen de los edificios modernos ineficaces barreras contra el rui
do. El difundido uso del vidrio y los espacios abiertos en los edificios de la
actualidad, aunque atractivos en cuanto a estética, hacen que estos lugares sean
susceptibles especialmente al ruido de las áreas adyacentes tanto del interior del
edificio como del exterior. Beranek apoya las estrategias de diseño que contribu
yen a aislar el ruido, como las paredes muy gruesas o de capas múltiples, pisos
218 Stress ambiental
Figura 6-5 En este pequeño parque urbano se utiliza una cascada de atractivo diseño para
enmascarar el ruido ambiental de la ciudad.
© W . Gardnir.
Aplicaciones en la planeación 219
Aunque el fácil acceso a los amigos es de especial importancia para las personas
de edad avanzada debido a sus limitaciones de desplazamiento, en el capítulo
10 se verá que la proximidad desempeña un rol central en la formación de amis
tades para todos los grupos de edades. Además, la segregación por edad fomen
ta un sistema de normas adecuado que permite a los ancianos la opción de realizar
actividades y funciones sociales de acuerdo con sus necesidades y deseos perso
nales. En un lugar con grupos de diferentes edades mezclados, las personas jóvenes
establecen normas de gran actividad y participación y los bajos niveles de activi
dad se evalúan negativamente, de manera que se reduce la autoestima del anciano.
M u es tra C om unidades de
M u es tra n acion a l‘ n a c io n a l escasos reeursosc
Hacer cosas
en la casa 13 28 37
Bañarse 7 8 13 19 8 11 17 9 8
Limpieza de
la casa 28 23 (mujere0)
Lavar 32 28
Preparar los
alimentos 16 13 (mujeres)
Vestirse 8 8 7 13 10 12 12
Subir las
escaleras 26 29 33 42 9 18 20
Salir de la casa 7 13 20
Fuente: M. P. Lawton, "The impact oj the Environment on Aging and Behavior", en ]. £. Birren y
K. W Schaie (eds.), Handbook of the Psychology of Aging, 1977, p. 282. Reimpreso con permiso
de Van Nostrand Reinhold Company.
i
222 Stress ambiental
1979) se ha dedicado a investigar con ahínco las formas en que el diseño físico
de los ambientes institucionales para ancianos podría mejorarse para satisfacer
las necesidades sociales y psicológicas de sus residentes. Aquí se concentrará la
atención en sus recomendaciones relacionadas con el aumento del sentimiento
de control personal de los residentes. Lawton explica que el control de los resi
dentes puede aumentarse por medio de diseños que generen un rango de opcio
nes sociales dentro del lugar. Por ejemplo, un pabellón geriátrico podría diseñarse
con un amplio espacio común para la participación activa en grupo, una peque
ña estancia que propicie conversaciones más personales, y dormitorios privados
o semipnvados donde los residentes puedan pensar, meditar o leer solos.
Lawton señala que existe una gran variedad de diseños que se podrían utilizar
para planear ambientes institucionales que permitan a los residentes desarro
llar sus aptitudes y talentos y dedicar tiempo a intereses personales o pasatiem
pos. Por ejemplo, un lugar podría incluir servicios de cocina; lavado, secado y
planchado de ropa; y actividades personales, artes manuales y diversiones. Los
residentes más competentes podrían participar en estas actividades libremente,
mientras que los individuos con deficiencias físicas o mentales podrían contar
con una adecuada sepervisión y asesoría.
Lawton apoya las características de diseño que facilitan el reconocimiento y
la orientación dentro del ambiente que permiten a los residentes funcionar más
independientemente cuando se desplazan por el lugar. Describe el Philadelphia
Geriatric Center's Weiss Institute, el cual fue diseñado para ancianos con serias
deficiencias de conducta, donde las habitaciones de los residentes tienen un có
digo de colores para facilitar su reconocimiento; el área de elevadores de cada
piso tiene un color distintivo; afuera de cada cuarto están colocados grandes nú
meros tridimensionales, los nombres de sus ocupantes aparecen e en cada puer
ta con letras grandes; además, en cada piso hay carteles y mapas de gran tamaño
que indican la ubicación de las áreas importantes.
Alan Lipman y Robert Slater (1979) presentan planos arquitectónicos para
asilos de ancianos cuyo objetivo consiste en minimizar la dependencia de los re
sidentes con respecto al personal y, en cambio, alentar el funcionamiento inde
pendiente. Proponen unidades de grupos pequeños que estén físicamente alejadas
del lugar donde se aloja el personal (figura 6-6). Los servicios por parte del per
sonal se reducen al mínimo, ya que los planos están diseñados de manera que
los residentes tengan que resolver por sí mismos sus necesidades diarias. Los
autores prefieren sacrificar las grandes áreas comunes, como una sala de descan
so para veinte personas o un comedor para treinta, en favor de habitaciones pe
queñas y separadas. La unidad de convivencia en grupo para siete personas que
se muestra en la figura 6-6 proporciona los espacios adecuados para que los resi
dentes participen en varias actividades cotidianas, como preparar sus alimentos,
comer o reunirse en grupos pequeños y bañarse solos en privada. En los asilos con
vencionales, construidos a nivel institucional, los residentes necesitan pedir
ayuda al personal para una tarea tan simple como preparar una taza de té. La
unidad de grupo pequeño, separada de la sede del personal, fomenta la solidari
dad entre los residentes para que se ayuden mutuamente cuando es necesario,
en lggar de depender del apoyo exclusivo del personal.
Rudolf Moos y sus colaboradores (Moos, 1980; Moos y Lemke, 1979) desa
rrollaron un instrumento de evaluación global, llamado Procedimiento Multifási-
Aplicaciones en la planeación 223
RESUMEN
U n serio problema ambiental se ha hecho cada vez más patente durante los
últimos años (las consecuencias potenciales en el hombre por el crecimiento
espiral de la población mundial). Aunque no es ninguna novedad que los patro
nes concomitantes de industrialización y urbanización han originado grandes con
centraciones de población en los ambientes urbanos, la preocupación por las
implicaciones sociales y psicológicas de estos sucesos en un fenómeno reciente.
Actualmente todos los medios de divulgación, periódicos y revistas, libros de gran
venta, conferencias y programas especiales de televisión, abordan el problema
de la "explosión demográfica” . La advertencia: con la actual tasa de crecimien
to, la ya excesiva población mundial será de más del doble al final de este siglo.
Cuando se piensa en el problema de la sobrepoblación, generalmente el inte
rés se centra en los países más pobres, menos desarrollados; uno imagina el ham
bre en Asia, la pobreza en Africa, el desempleo y el analfabetismo en América
Latina. Sin embargo, las consecuencias sociales y psicológicas de la sobrepobla
ción también son una realidad en las naciones más avanzadas del mundo. Cabe
reflexionar por un momento en las frecuentes situaciones en que los individuos
enfrentan el problema de las aglomeraciones cotidianas. Las dificultades y los
altos costos que implica el encontrar un lugar donde vivir cuando se ingresa en
227
228 A glom eración i
M á s allá d e c u a l q u i e r s o m b r a d e d u d a , N u e v a Y o r k t ie n e el títu lo d e la c a p i t a l
d e l a s " c o l a s " e n lo s E s t a d o s U n i d o s . A t r a v é s d e lo s a ñ o s h a h a b i d o a l g u n a s
m e m o r a b le s c o l a s e n B r o a d w a y , a f u e r a d e l M e t O p e r a y d e l M e t r o p o l i t a n M u -
s e u m , e n el M a d i s o n S q u a r e G a r d e n y a f u e r a d e l e s t a d i o d e l o s Y a n k e e s .
Los n e o y o rq u in o s s e v u e lc a n e n m u c h e d u m b re s c u a n d o h a y u n a s tro n a u ta
a q u ie n s a l u d a r o u n h é r o e a q u ie n d e s p e d i r . D u r a n t e la s v e i n t i c u a t r o h o r a s q u e
e s t u v o el c u e r p o d e l s e n a d o r R o b e r t K e n n e d y e n la C a t e d r a l d e S a n P a t r i c i o ( j u
n io , 1 9 6 8 ) , m ile s d e n e o y o r q u i n o s , e n c o l a s d e c a s i d o s k i l ó m e t r o s , e s p e r a r o n p a
c ie n t e m e n t e s u t u r n o p a r a p a s a r f r e n t e al a t a ú d . E l p r o m e d i o d e e s p e r a e n la c o la
fu e d e s ie te h o r a s , i n c l u s o m u c h o s q u e s ó lo p o d í a n q u e d a r s e u n a h o r a , c o r r e s
p o n d i e n te a s u t i e m p o p a r a c o m e r , a p e s a r d e s a b e r q u e n o t e n d r í a n o p o r t u n i
d ad de v e r el a ta ú d , se q u e d a ro n e n la c o la c o m o s e ñ a l d e r e s p e t o p o r el
d e s a p a r e c id o l íd e r .
E l 7 d e f e b r e r o d e 1 9 6 3 , n o o b s t a n t e la l lu v ia , el lo d o y el i n t e n s o f r ío , u n a
m u ltitu d d e 2 3 , 8 7 2 n e o y o r q u i n o s h i z o c o la e n al M u s e o M e t r o p o l i t a n o d e A r t e
p a ra v e r la Mona Usa. E s e d ía la s c o l a s e r a n d e m á s d e tr e s c u a d r a s . D u r a n t e s u s
tr e s s e m a n a s y m e d i a d e e x h ib ic ió n e n el M e t r o p o l i t a n o , m e d i o m illó n d e p e r s o
n a s p a s a ro n f r e n t e a la Mona Usa. C u a n d o ¡am curious (Ycllow) s e p r e s e n t ó e n e l t e a
t r o R e n d e z v o u s e n la c a l l e W e s t 5 7 t h e l 1 0 d e m a r z o d e 1 9 6 9 , r á p i d a m e n t e s e
p r o d u je r o n m u l t i t u d e s y l a r g a s c o l a s ; la g e n t e f o r m ó s e is c o l a s d e u n a c u a d r a
y m e d ia p a r a l a s f u n c i o n e s n o c t u r n a s y la s c o l a s p a r a la f u n c ió n d e las 1 0 :0 0 A .M .
s e e m p e z a r o n a f o r m a r d e s d e la s 7 : 0 0 d e la m a ñ a n a . L a s c o l a s d e e s p e r a p a r a
Pací
lo s e s p e c tá c u l o s d e B r o a d w a y a m e n u d o s o n u n e s p e c t á c u l o p o r s í m i s m a s .
fico Sur, M i bella dama, Helio, Dolly p r o d u j e r o n l a r g a s c o l a s d u r a n t e s u s p u e s t a s
e n e s c e n a . C u a n d o s e a b r i ó la ta q u illa p a r a e l e s p e c t á c u l o m u s i c a l C oco, el 3 d e
n o v ie m b re d e 1 9 6 9 , la c o l a s ig u ió la c a lle 5 1 , d o b l ó la e s q u i n a h a c ia B r o a d w a y
y fin a lm e n te l le g ó a la m i t a d d e la c a l le 5 2 .
Figura 7 -1 L a a g l o m e r a c i ó n e s u n a s i t u a c i ó n f a m i li a r e n la vida d e l o s e s t u d i a n t e s d e la
m a y o ría de la s g r a n d e s u n iv e r s id a d e s .
NATURALEZA DE LA AGLOMERACIÓN
Definición de aglomeración
Otros investigadores están de acuerdo con la distinción que hace Stokols en
tre densidad y aglomeración (véase Altman, 1975; Sundstrom, 1978b). Amos Ra-
poport (1975) ha ido más lejos al proponer un enfoque subjetivo en la investigación
de la aglomeración; plantea que la densidad, también, sea considerada en térmi
nos subjetivos. Por ejemplo, hace notar que la densidad es una experiencia de
percepción: el individuo percibe el número de personas que hay en un ambien
te, el espacio disponible y la forma en que éste está organizado. La densidad es
la percepción directa del espacio disponible, mientras que la aglomeración es una
evaluación subjetiva de que el tamaño del espacio percibido es insuficiente.
Aunque la mayoría de los investigadores concuerdan ahora en la conveniencia
de distinguir entre densidad objetiva y aglomeración subjetiva, algunos preven
los problemas potenciales de este planteamiento. Mientras que es posible definir
fácilmente los parámetros objetivos de la densidad en un experimento de inves
tigación, resulta muy difícil definir los complejos elementos subjetivos que con
ducen a percibir la aglomeración (Insel y Lindgren, 1978). Jonathan Freedman
(1975) se opone más enérgicamente al planteamiento de la distinción entre aglome
ración y densidad. Opina que la aglomeración no debe restringirse a una percep
ción subjetiva, sino simplemente referirse al espacio objetivo por persona.
La posición de Freedman se basa en su opinión que la aglomeración no es forzo
samente una experiencia negativa, sino que puede ser negativa o positiva según
las circunstancias particulares en que ocurra. Si se utiliza el término "aglom era
ción” para referirse al espacio objetivo en proporción a la cantidad de personas,
es claro que la experiencia del individuo con la aglomeración puede ser agradable
o desagradable. Sin embargo, si el significado de "aglom eración " se limita a la
percepción subjetiva de la situación, la experiencia sólo puede ser psicológica
mente negativa. La sentencia "tres es m ultitud", señala Freedman, no resulta
muy atractiva.
En este capítulo, generalmente se consideran las definiciones de densidad y
aglomeración propuestas por Stokols y apoyadas por la mayoría de los psicólo
gos ambientales. Se emplea el término "d ensid ad " para referirse a los aspectos
físicos o espaciales de una situación; y "aglom eración" se aplica a la percepción
subjetiva del inviduo acerca de las situaciones que implican densidad. Sin em
bargo, es importante recordar la advertencia de Freedman en contra de suponer
que la alta densidad es necesariamente negativa. Aunque esta disquisición acer
ca de la aglomeración (la percepción subjetiva) enfoca principalmente las reaccio
nes sociales y psicológicas negativas, el concepto de densidad (los aspectos de
espacio) implica reacciones humanas tanto positivas como negativas.
Densidad social y densidad espacial Aún después de haber acordado que la defi
nición de densidad debe limitarse a la proporción entre el número de personas y
el área espacial disponible, de nuevo se evidencia que esta definición resulta más
compleja de lo que parece ser. Si se comienza con la hipótesis de que la alta den
sidad existe cuando hay demasiadas personas en proporción al área espacial dis
ponible, es evidente que el nivel de densidad puede reducirse en dos formas (por.
disminuir el número de personas o aumentar el tamaño del espacio). De hecho,
con este problema en mente, algunos psicólogos ambientales han propuesto
diferenciar la densidad social de la densidad espacial (Loo, 1973a, 1973b; McGrew,
1970; Saegert, 1973, 1974).
232 A glom eración
Los modelos de stress presentados en el capítulo 6 para explicar los efectos del
ruido y las temperaturas extremas en la conducta, también pueden ayudar a com
prender los procesos psicológicos mediante los cuales la aglomeración afecta la
conducta humana. Por ejemplo, muchos psicólogos ambientales opinan que
la relación entre la aglomeración y las conductas resultantes, como son las for
mas negativas de actividad social, está mediada por una reacción de stress psico
lógico. Yakov Epstein (1981) revisa los estudios sobre el stress que produce la
aglomeración, para conocer el rol que desempeña el control personal en la reduc
ción de consecuencias psicológicas adversas. Más adelante, se verá que las teo
rías de la sobrecarga de información y la de las limitaciones de conducta se basan
en la hipótesis de que la aglomeración induce stress psicológico. Además, algu
nos investigadores (Evans y Eichelman, 1976; Worchel y Teddlie, 1976) sostie
nen que el stress producido por la aglomeración es mediado por un aumento de
estimulación que resulta de la frecuente invasión del espacio personal derivada
de la alta densidad. En el capítulo 9 se examinarán más profundamente estos
modelos, cuando se presente el modelo de stress del espacio personal.
Stress Cabe aquí una breve revisión de los elementos de una reacción de stress.
Según Hans Selye (1956), el stress implica una serie compleja de reacciones del
234 A glom eración
R e la ción e n tre
in d iv id u o y a m b ie n te
C o n d ic io n e s a m b ie n ta le s
N ecesidades
i in d iv id u a le s
l_____________ J
De C. Loa. " Beyond lhe E ffects ú f Croxoding Situat tonal an d In dividu al D ifferen ces " , en D. Stokols (e d .). P e r s p e c t i v e s o n
R eim presa con perm iso de Plenum
E n v ir o n m e n t a n d B e h a v io r : T h e o r y , R e s e a r c h , a n d A p p lic a tio n s . 1 9 7 7 , p . 1 6 3 .
Publishing Corp.
Así, aunque la alta densidad puede operar como un productor de stress psi
cológico, no siempre lo determinará. Que la densidad conduzca o no al stress
psicológico dependerá de las necesidades sociales y espaciales del individuo en
una situación particular, así como de las caraterísticas de la situación, por ejem
plo, si se considera como generalmente desagradable o como generalmente agra
dable (véase Freedman, 1975).
Los efectos psicológicos de la densidad pueden estimarse con las mimas medi
ciones que se emplean para estudiar los efectos de los productores de stress am
biental en el individuo: mediciones somáticas (reacciones psicológicas e índices
relacionados con la salud), mediciones de conducta (conductas sociales y ren
dimiento en el desempeño de tareas) y mediciones subjetivas (índices de afec
to, estado de ánimo y bienestar) (véase "Medición del stress am biental", en el
capítulo 6). De particular interés resujta la evolución de las estrategias de investi
gación empleadas en el estudio del problema de la aglomeración. Se han supera
do las deficiencias de las técnicas utilizadas en las primeras investigaciones. Este
interesante desarrollo de las técnicas de investigación revisadas y mejoradas con
tinúa siendo evidente, incluso en los estudios realizados recientemente.
N aturaleza de la aglom eración 237
m achos. Otro grupo de ratas m achos, a los que Calhoun llamó "e x p lo ra d o re s", se
volvió frenéticam ente hiperactivo, con manifestaciones ocasionales de conducta ca
níbal. Otro grupo m ás de m achos manifestó un aislamiento patológico y salían para
com er y beber sólo cuando las otras ratas estaban durm iendo. C alhoun concluyó
que las anorm alidades asociadas con la degeneración de conducta fueron tan seve
ras que, con el tiempo, los trastornos de las funciones reproductoras de los anima
les habrían resultado en la extinción de la colonia de ratas.
Debido a que la investigación de Calhoum ha sido de extraordinaria influencia
en estudios posteriores sobre los efectos físicos y sociales de la alta densidad, es fun
damental definir lo que sus hallazgos m uestran en realidad. Lo más im portante: sus
datos no dem uestran que la alta densidad social entre las ratas de N oruega resulte
inevitablemente en una degeneración de conducta. Calhoun diseñó la jaula experi
mental de m anera que alentaba la distribución desigual de las ratas en diversas par
tes de la jaula "s e s g a n d o " características de diseño, com o divisiones electrificadas
para separar algunas áreas, ram pas que conducían a diferentes áreas y madrigueras
con distintos niveles en varias secciones. En forma deliberada, Calhoun puso obstácu
los para evitar que las ratas se alimentaran en las áreas donde podían encontrarse
con otras, cubrió con rejillas de alambre los recipientes que contenían el alimento.
Estas características insólitas del diseño del equipo experimental fom entó con toda
intención la alta concentración de ratas en secciones limitadas de la jaula.
Así, aunque la naturaleza experim ental controlada de la investigación de Cal
houn permitió un alto grado de validez interna, la naturaleza artificial del equipo
experimental resta validez externa al estudio. Esta investigación es im portante ya
que dem uestra que ¡a densidad anorm alm ente elevada puede conducir a formas ex
tremas de patología social entre ratas de Noruega. Sin embargo, no significa que
la alta densidad que pueda ocurrir entre ratas en sus habitats naturales cause las
mismas formas de deterioro social observadas en el laboratorio.
y
240 Aglom eración
© George W. Gardner.
Conducta social
sociales les permiten compartir sus sentimientos de aflicción; en cambio, los hom
bres tienen sentimientos más negativos entre sí porque las normas sociales les
prohíbe expresar y compartir su stress. En un estudio en cierta forma similar,
Jonathan Freedman (1975) propone que la alta densidad refuerza los patrones
de conducta sexual impuestos por la sociedad moderna, que determinan que los
hombres respondan a otros hombres como rivales mientras que alientan a las mu
jeres a responder a otras de una manera amigable. Los estudios realizados con
niños indican que aquellos que presentan problemas de conducta, como son los
que padecen daño cerebral o los ansiosos e impulsivos, muestran relativamente
más agresión en condiciones de alta densidad que los niños normales (Hutt y
Vaizey, 1966; Loo, 1978).
casa. Lo que resulta asombroso es el hecho de que a pesar de que sus gritos fue
ron escuchados por treinta y ocho residentes locales durante un largo período
de agonía, ninguna de estas personas le dio auxilio (Rosenthal, 1964).
Los sociólogos se preguntan si las condiciones de vida socialmente densas
de la ciudad explican la ocurrencia de casos tan terribles como éste. Una serie
inicial de estudios de laboratorio demostró que a medida que aumenta la densi
dad social, el individuo se siente cada vez menos dispuesto a intervenir perso
nalmente para ayudar en una emergencia social. En un clásico experimento
sociopsicológico, John Darley y Bibb Latané (1968) observaron cómo respondían
los individuos al escuchar ruidos provenientes de un cuarto contiguo, como de
una persona que estuviera sufriendo algo parecido a un ataque de epilepsia. En
una condición experimental, los sujetos pensaban que ellos eran las únicas per
sonas que sabían de la emergencia; en otra condición, se les hizo creer que otras
cuatro personas también habían escuchado los ruidos hechos por la “ víctima''.
Los investigadores descubrieron que los sujetos que creían estar solos con la
víctima mostraron mayor inclinación para ayudar y respondieron mucho más rá
pidamente a la emergencia que los sujetos que pensaban que había otras perso
nas enteradas de la situación.
Se ha realizado una serie de experimentos de campo que incluyen incidentes
tales como ayudar a una persona a localizar una dirección o ayudar a alguien que
había marcado un número de teléfono equivocado, en ambientes urbanos densa
mente poblados y en áreas rurales menos pobladas. En general, los estudios pre
vios apoyaron la noción de que la gente citadina se ve menos inclinada a prestar
ayuda que los residentes de ámbitos rurales (Gelfand, Hartman, Walder y Page,
1973; Korte y Kerr, 1975; Milgram, 1970). Sin embargo, los hallazgos posteriores
no lograron apoyar esta opinión (Forbes y Gromoll, 1971; Korte, Ypma y Top-
pen, 1975; Weiner, 1976). Dos estudios recientes (Holahan, 1977; House y VVolf,
1978) reportan que en la ciudad la conducta de ayuda está influida más por el
miedo provocado por una situación de amenaza contra la seguridad personal que
por una norma particular de no responder, de los residentes citadinos.
Algunos estudios de campo efectuados en situaciones de campo en pequeña
escala, como dormitorios universitarios y centros comerciales, también han exa
minado la asociación entre la alta densidad social y la conducta altruista. Los in
vestigadores han descubierto que los estudiantes que habitan en residencias
universitarias socialmente densas manifestaron menor disposición que los resi
dentes de ambientes menos densos para echar en el buzón una carta que aparen
temente se había perdido (a pesar de que ya tenía estampillas) y cooperar en
proyectos de grupo (Bickman, Teger, Gabriele, McLaughlin, Berger y Sunaday,
1973; Jorgenson y Dukes, 1976). El nivel de densidad social de un gran centro
comercial tuvo una relación inversa con la disposición de ayudar y con ia canti
dad de tiempo empleado para ayudar cuando se encontraron con una persona
(un adjunto experimental) que había perdido un lente de contacto (Cohén y Spa-
capan, 1978).
En resumen, un considerable cuerpo.de investigación, que incluye estudios
de laboratorio y experimentos de campo, tanto en ambientes urbanos como en
situaciones de campo en pequeña escala, indica que la creciente densidad social
puede reducir el deseo de la gente de ayudar a alguien que lo necesita. Sin em
bargo, al mismo tiempo, los hallazgos sobre altruismo y densidad social son com
246 A glom eración
Estado de ánimo La mayoría de las personas han tenido experiencias en las cua
les la necesidad de enfrentar la alta densidad ha deprimido su estado de ánimo.
Ocasiones en las que al quedar atrapado en un embotellamiento de tránsito o
ser golpeado o empujado en un atiborrado supermercado, el individuo se siente
248 A glom eración
Algunas veces resulta difícil prepararse para un examen debido a que hay dema
siadas actividades irruptoras que interfieren en el extudio. Por ejemplo, cuando
se estudia en el dormitorio o en la habitación de un departamento mientras un
grupo discute acaloradamente o toca música ruidosa. Puede suceder que en el
intento por apartar esas distracciones indeseables, no se advierta algo importan
te, por ejemplo, un amigo que quiere llamar su atención. Los psicólogos ambien
tales han propuesto que un proceso similar se da cuando el individuo intenta
enfrentar la aglomeración. El individuo en un ambiente aglomerado maneja el
exceso de información que hace impacto en él al desentenderse de la mayor par
te de la actividad que ocurre a su alrededor. Para explicar este proceso, los psicó
logos ambientales han aplicado la teoría de la sobrecarga de información, que se
mencionó en la exposición acerca de los productores de stress ambiental presen
tada en el capítulo 6. Como se verá, la sobrecarga de información puede ayudar
a entender porqué la densidad algunas veces conduce a un trastorno en las for
mas positivas de conducta social o afecta el rendimiento en el desempeño de tareas.
cial impone a la libertad de conducta de las personas. Según esta opinión, la mag
nitud de la molestia que un individuo experimenta y el grado en que el acto de
estudiar se ve perturbado por la ruidosa conversación que un grupo sostiene cer
ca de él dependen del grado de libertad de elección que tenga para resolver la
situación. Si el individuo se siente obligado a permanecer en ese ruidoso ambiente
debido a que no hay otro lugar disponible para estudiar, el stress psicológico es
considerable. Pero si sabe que puede dejar el lugar y estudiar en otra parte, aun
cuando no ejerza realmente esa opción, se sentirá mejor y el estudio será más
efectivo. Para explicar este proceso psicológico, los psicólogos ambientales han
propuesto una teoría basada en las limitaciones de conducta. Este modelo puede
ayudar a comprender la forma en que la aglomeración afecta el estado de ánimo
de las personas así como también su rendimiento en el desempeño de diversas
tareas.
fiere con los actos dirigidos hacia un objetivo, el individuo experimenta el stress
por aglomeración. Un gran número de personas (densidad social) o un espacio
limitado (densidad espacial) en una situación pueden impedir el acceso del indi
viduo a los recursos que se encuentran en ese ambiente, por ejemplo los materiales
necesarios para completar una tarea o el acercamiento verbal con otras personas.
La interferencia de conducta causada por la alta densidad hace aumentar los cos
tos (por ejemplo, tiempo, esfuerzo, energía) que implica lograr los objetivos pla
neados.
Un estudio posterior (McCallum, Rusbult, Hong, Walden y Schopler, 1979)
examina los efectos que produce en el stress por aglomeración la variación de
la importancia del objetivo que persigue la conducta que es interferida por la alta
densidad. El modelo de la interferencia de conducta propone que el stress que
se experimenta a causa de la aglomeración aumenta en proporción a la importan
cia que se asigna al objetivo que se trata de alcanzar. En efecto, mientras más
importante sea el objetivo de la conducta, mayor será el tiempo, la energía y el
esfuerzo que el individuo dedicará (es decir, los costos en los que incurre son
mayores) para enfrentar la condición de alta densidad y para realizar esa conducta.
Para probar esta hipótesis, los investigadores diseñaron un experimento de
laboratorio que consistía en la realización de un trabajo de oficina en el que se
utilizó un sistema de archivo de tarjetas, en un ambiente de oficina simulado.
Mediante la variación de la densidad social (incluían tres o seis estudiantes uni
versitarios en la "o ficin a "), los investigadores hacían que el uso del sistema de
archivo resultara relativamente fácil (baja interferencia de conducta) o relativa
mente difícil (alta interferencia de conducta) para los sujetos. Para variar la im
portancia de la conducta dirigida al objetivo, en una condición experimental los
investigadores pagaron a los sujetos una pequeña cantidad de dinero por cada
nombre que localizaban en los archivos (alta importancia de la conducta), mien
tras que otros sujetos no recibían pago por su trabajo (baja importancia de la con
ducta). Tal como lo predijo el modelo de interferencia de conducta, el nivel más
alto de stress por aglomeración se observó entre los sujetos que se encontraban
en la condición que incluía tanto una alta importancia de la conducta como una
alta interferencia de conducta.
AMBIENTE
T
Primario Secundario
De D. Slokols, "The experience o f C m u d in g in Priman/ and Secondary E n viram nen ts", E n v iio n m e n t an d B e h a v io r , 8 49 -8 6 ,
© Sagr Pnhlicatwni. B e v n ly HUIs. con peen liso del editor.
Las teorías sobre la aglomeración que aquí se han considerado hasta ahora (so
brecarga de información y limitación de conducta) se han basado en las expli
caciones psicológicas de las consecuencias de la aglomeración. Otras teorías
proponen conceptos que se basan principalmente en el conocimiento de los pro
cesos sociales. Estos modelos se conocen ampliamente como modelos "ecológi
co s" sobre la aglomeración y tienen algunas semejanzas importantes con los
principios ecológicos de la botánica y la zoología. Michael Micklin (1973) identifi
có las propiedades generales que comparten los modelos ecológicos de la con
ducta humana. Primero, las teorías ecológicas de la conducta se centran en las
interrelaciones de adaptación entre el individuo y su ambiente. Segundo, la uni
dad de análisis en los modelos ecológicos es el conglomerado social más que el
individuo, y el conocimiento de la organización social desempeña un rol importan
te en dichos modelos. Tercero, las concepciones ecológicas acerca de la conducta
ponen énfasis en la distribución y uso de los recursos materiales y sociales. Los
modelos ecológicos ayudan a entender cómo influye la aglomeración en la orga
nización de los grupos sociales y en los procesos sociales que ocurren dentro de
los grupos numerosos.
Algunos modelos ecológicos sobre la aglomeración se han formulado en tér
minos amplios y en cierto modo especulativos. John Calhoun (1971) sostiene que
el individuo es capaz de tolerar una alta densidad en el ambiente espacial ya que
la organización social ha desarrollado formas de establecer distancias "concep
tuales” entre las personas. La elección responsable de ideas ha reemplazado la
búsqueda de recursos espaciales, y el sometimiento a valores abstractos ha reem
plazado a la defensa violenta de los recursos físicos. En un trabajo similar, Nathan
Keyfitz (1974) señala que las formas humanas de organización social ayudan a
enfrentar la alta densidad con el desarrollo de "acuerdos específicos" de ocupa
ción y personalidad que permiten al individuo compartir ambientes sin competir
agresivamente por los recursos disponibles.
Claude Fischer (1976), después de revisar diversas teorías sobre la aglomera
ción, señala que los modelos que ponen énfasis en los efectos de la aglomeración
en la distribución de los recursos proporcionan la mejor explicación de los datos
disponibles. Mientras la organización social sea adecuada y los recursos sean dis
tribuidos suficientemente, la densidad por sí sola no resultará en consecuencias
psicológicas negativas. Esta opinión coincide con el hallazgo de Rohe y Patterson
(1974) de que cuando se disponía de suficientes recursos (juguetes), la aglomera
ción no provocó agresión entre los niños.
Dotación
mínima Capacidad
1
i - i /J . . . . . . ! . ,
Dotación Dotación
escasa abundante
1 1
estudiantes tenían recámaras dobles, los estudiantes que vivían en suites experi
mentaron un nivel mucho menor de densidad social, ya que cada estudiante com
partía servicios comunes sólo con tres o cinco estudiantes.
Valins y Baum descubrieron que los diseños de corredor y de departamento
tuvieron efectos muy diferentes en los estudiantes. Los que residían en el diseño
de corredor percibieron más aglomeración y mostraron mayor sensibilidad a las
presiones de ésta que los estudiantes que habitaban en los departamentos, ade
más de que se comportaron menos sociables y menos inclinados a formar gru
pos. Resultó esencial para la interpretación de sus hallazgos el conocimiento de
que el dormitorio con diseño de corredor era un ambiente sobrecargado, en que
los estudiantes no podían ejercer un efectivo control de conducta sobre la cantidad
de contacto social que tenían con los otros residentes. El dormitorio con diseño de
corredor propiciaba que los estudiantes se encontraran unos con otros en los pa
sillos, sin importar si deseaban o no la interacción; cuando un estudiante iba al
baño o al salón de estudio podía encontrarse con otro residente con quien aún
no había entablado amistad. El diseño de corredor tuvo como resultado una pér
dida general de control personal sobre la interacción social en los pasillos.
En un experimento de campo de particular interés, Ellen Langer y Susan Sae-
gert (1977) demostraron que los efectos psicológicos adversos de la aglomeración
pueden reducirse con la estrategia de desarrollar un sentido de control cognosciti
vo ante las situaciones de aglomeración. Basadas en las investigaciones disponi
bles, relacionadas con el stress y la salud, afirman que se puede ayudar al individuo
a enfrentar el stress por aglomeración si se le proporciona información adecuada
sobre las reacciones fisiológicas y psicológicas que puede provocar. En un estu
dio de campo realizado en supermercados de la ciudad de Nueva York, Langer
y Saegert reclutaron a ochenta compradoras y les pidieron seleccionar el produc
to más económico de cada artículo de una lista arreglada previamente. Las com
pradoras completaron la tarea asignada en condiciones de alta y baja densidad
social. Además, para aumentar el control cognoscitivo, las investigadoras advir
tieron a la mitad de las participantes que la situación de aglomeración podría ha
cer que se sintieran estimuladas o ansiosas.
Langer y Saegert encontraron que la aversión hacia la situación de alta den
sidad se redujo con el aumento de control cognoscitivo. Las compradoras a las
que se aumentó el control cognoscitivo se sintieron más tranquilas y fueron ca
paces de completar correctamente más tareas que quienes no habían recibido in
formación preliminar. Langer y Sagert concluyen que el conocimiento previo
acerca de los efectos fisiológicos y psicológicos de la aglomeración permite al in
dividuo desarrollar ajustes anticipados para enfrentar la situación de aglomeración.
sentimientos tácitos de control personal que ocurren por debajo del nivel cons
ciente).
Judith Rodin y sus colaboradores (Rodin, Solomon y Metcalf, 1978) propor
cionan pruebas empíricas de que la aglomeración percibida tanto en situaciones
de laboratorio como de campo se relaciona con el nivel de control que percibe
el individuo. En un experimento de campo, Rodin y sus colaboradores investiga
ron cómo influía el control de conducta en la experiencia de varios estudiantes en
una situación de aglomeración en un elevador de la biblioteca de la Universidad
de Yale. Cuatro adjuntos del experimento colocaban sistemáticamente a los suje
tos en una situación de alto control (un lugar cerca del tablero de control del ele
vador) o de bajo control (un lugar lejos del tablero de control). Después de que
los sujetos llenaron un cuestionario posterior al experimento, los investigadores
encontraron que, aunque el elevador se encontraba en realidad con una densi
dad igual en las dos condiciones experimentales, los sujetos de la situación de
alto control reportaron sentirse significativamente menos aglomerados que los
que se encontraban en la situación de bajo control.
En el contexto de laboratorio, Rodin y sus colaboradores examinaron cómo
afectó el control de conducta la experiencia de aglomeración que tuvieron varios
estudiantes universitarios en un debate de grupo simulado. Se varió el control
de manera que se permitía a algunos estudiantes comenzar y suspender el deba
te (alto control), mientras que otros no tenían esa posibilidad (bajo control). De
nuevo, los investigadores observaron que los sujetos que habían estado en la con
dición de alto control sintieron la situación menos aglomerada que los sujetos
que se encontraban en la condición de bajo control.
¿Cómo se podrían aplicar los hallazgos relacionados con los efectos psicológicos
de alta densidad en la planeación y diseño del ambiente? Primero, en los lugares
en donde se ha observado que la alta densidad produce efectos psicológicos ne
gativos, los encargados de la planeación ambiental podrían diseñar ambientes
que prevengan la alta densidad social y espacial. Por ejemplo, los diseñadores
de viviendas, edificios de departamentos y dormitorios, podrían evitar la crea
ción de ambientes sociales "sobrecargados" que impidan a los residentes mane
jar en forma efectiva sus contactos personales. En aquellos lugares en que no se
puede evitar la alta densidad o donde ésta es un objetivo de planeación, las es
trategias de diseño y las decisiones de los programas podrían dirigirse a aumentar
el sentido de control personal y a eludir fuentes potenciales de stress por aglo
meración.
BR = R ecám ara
B - B año
L = E stancia
Para evaluar los efectos de esta modificación de diseño, Baum y Davis esti
maron sistemáticamente la conducta y las experiencias de los residentes durante
un período de tres meses en el piso modificado, en otro corredor largo, del mis
mo dormitorio, en el que no se hicieron cambios, y en un corredor corto de otro
dormitorio similar (figura 7-8b). Los investigadores observaron que la modifica
ción en el diseño de corredor largo mejoró significativamente el funcionamiento
sociopsicológico de los residentes del piso remodelado. El diseño del corredor
modificado se caracterizó por patrones de interacción social positiva que resulta
ron más parecidos a los del corredor corto que a los del corredor largo sin cam
bios. En forma similar, los estudiantes del piso remodelado y del corredor corto
mostraron más capacidad para regular sus contactos sociales con los demás resi-
Aplicaciones en la planeación 263
dentes y experimentaron menos stress por aglomeración que los residentes del
corredor largo sin modificaciones.
Además de perseguir que las características físicas del diseño aumenten el
sentido de control de los residentes, el proceso de toma de decisiones acerca del
diseño residencial podría dirigirse de manera que se intensifique la actividad, par
ticipación e influencia personal de los habitantes. Drury Sherrod y Sheldon Cohén
(1979) alientan a los planificadores residenciales que favorezcan la participación
directa de los usuarios del ambiente en el proceso de planeación. Después de
que un edificio es ocupado, los planificadores deben consultar a los residentes
para evaluar si el ambiente residencial satisface en realidad sus necesidades. Ha
cen notar que la participación en el proceso del diseño puede aumentar el senti
do de control personal de los residentes y que este aumento contribuye a reducir
las posibles consecuencias negativas de la aglomeración residencial (véase recua
dro: “ Residencias universitarias de baja densidad construidas por estudiantes” ).
Viviendas urbanas Jonathan Freedman (1979a) advierte que los efectos negati
vos potenciales de la vivienda en edificios altos también podrían aligerarse si se
reemplazan los largos corredores convencionales por corredores cortos. Estos evi
tarían el sentido de falta de control sobre los contactos sociales anónimos, típicos
de los edificios con corredores largos y, en cambio, favorecerían el sentido de
vecindad y comunidad entre las cinco o seis familias que compartieran un corre
dor. El diseño de corredor corto no requeriría que se eliminaran pisos del edificio
o que se quitaran departamentos en cada piso; sólo se necesitarían unos cuantos
elevadores más. Freedman está convencido de que el costo de los elevadores adi
cionales se compensaría con la alta calidad de la vida social que se lograría en
el edificio, así como una mayor seguridad.
Amos Rapoport (1975) señala algunas características físicas de situaciones per
tenecientes tanto a la densidad interna como externa, que influyen en la probabi
lidad de que se perciban como aglomeración. Sus proposiciones están basadas
en la opinión de que ciertos tipos de información son interpretados como señales
de que un ambiente está densamente poblado. Las advertencias de Rapoport son
especialmente aplicables al diseño de la vivienda urbana. Por ejemplo, hace no
tar que los edificios elevados generalmente aparentan una densidad más alta que
los edificios bajos aun cuando otra información indique que los dos tipos de si
tuación tiene igual densidad. Rapoport también señala que los espacios adyacen
tes no residenciales, como parques, cafés y tiendas, hacen que un área residencial
parezca menos densa. La densidad también parecerá menor en las áreas habita-
cionales que cuentan con “ defensas” para controlar la interacción social, como
cercas empalizadas y zaguanes. Por último, los ambientes con áreas verdes tam
bién aparentan ser menos densos.
Aunque los planificadores pueden reducir los niveles de densidad a los que la
gente está expuesta, es obvio que la distribución de la población y de los recursos
hace de la alta densidad una característica constante de la vida contemporánea
de algunas áreas. ¿Cómo podría aplicarse el conocimiento que tiene la psicolo
gía ambiental acerca de la aglomeración para lograr un óptimo diseño físico de
264 Aglomeración
los ambientes que son utilizados por un gran número de personas? Una solución
es diseñar características arquitectónicas de pequeña escala dentro de ambientes
densos para reducir el nivel de aglomeración percibida en esas áreas.
Alien Schiffenbauer y sus colaboradores (Schiffenbauer, 1979; Schiffenbauer,
Brown, Perry, Shulack y Zanzoia, 1977) intentaron determinar los factores de di
seño, aparte del tamaño de la habitación, que modifican la experiencia de sentir
aglomeración en una residencia estudiantil. Encontraron que los cuartos de dor
mitorio que recibían mucha luz del sol se consideraban menos aglomerados. Este
hallazgo es similar a ¡a observación de Baum y Davis (1976) acerca de que las ha
bitaciones con colores claros se sienten menos densas que las pintadas con colo
res obscuros. Schiffenbauer y sus colaboradores también encontraron que los
cuartos de dormitorio con más espacio libre en el piso y los ubicados en pisos
más altos se perciben de mayor tamaño que los que tienen menos espacio libre
en el piso o que están en pisos bajos. Por último, recomiendan el uso de elemen
tos de diseño que permitan diferenciar la parte del corredor que corresponde a
cada uno de los residentes y ia que corresponde al pasillo de circulación. Los estu
diantes se quejaron de que sus compañeros residentes casi siempre invadían sus
cuartos cerrados sin titubear. Las características de diseño que distinguen el área
Aplicaciones en la plan ead or 265
Los estudiantes que residen en estos novedosos dom os desem peñaron un rol prin
cipal en su diseño y construcción.
De A. W. Wicker. An Introduc-
tion to Ecological Psychology,
p. 179. © Wadsworth, lnc.,
1979. Reimpreso con permiso del
editor, Brooks/Cole Publishing
Company, Manierey. California.
Cuando los urbanistas se enfrentan con situaciones de alta densidad con posibi
lidades limitadas para modificar el diseño, la alternativa para reducir los efectos
adversos de la aglomeración consiste en programar el uso del ambiente (Saegert,
Mackintosh y West, 1975). Las actividades que requieren concentración, como
la lectura, el estudio o la interacción social, y que se verían perturbadas por una
estimulación inconveniente, no deben planearse para ambientes espacialmente
densos. Es muy importante considerar las dificultades que causa la interferencia
social, reportadas por los maestros que trabajan en salones de clase con diseño
de plano abierto.
Otra estrategia de programación para las situaciones de alta densidad es in
crementar la cohesión social o de grupo. Cuando Andrew Baum y sus colabora
dores (Baum, Harpin y Valins, 1975) analizaron la relación entre aglomeración
percibida y cohesión de grupo en un dormitorio caracterizado por una alta densi
dad social, descubrieron que la cohesión de grupo desempeñó un rol importante
en la moderación de las consecuencias psicológicas de la alta densidad. De los
estudiantes que percibían cohesión social en su dormitorio, sólo el 19 por ciento
informó sentir aglomeración. Por el contrario, de los residentes que considera
ban que había poca cohesión de grupo en su piso, el 76 por ciento reportó que
había aglomeración. Baum y sus colaboradores concluyen que los esfuerzos por
fomentar el desarrollo de grupos sociales cohesivos en las situaciones con alta
densidad contribuyen para que esos lugares parezcan menos aglomerados.
Wicker (1979) propone que, en las escuelas grandes, los encargados de la pla-
neación educativa intenten desarrollar programas de actividades adicionales que
proporcionen a los estudiantes el tipo de experiencias que fom enten el sentido
de compromiso y responsabilidad, características de las escuelas pequeñas. Di
chas actividades deben planearse en unidades pequeñas para lograr los beneficios
psicológicos deseados. Wicker recomienda que las escuelas grandes desarrollen
programas innovadores que respondan a los intereses de los estudiantes más
que a los planes académicos tradicionales. Por ejemplo, poner a disposición
de los estudiantes los medios necesarios para publicar un periódico “ indepen
d iente", trabajar en sus propios automóviles o exhibir artesanías realizadas por
ellos.
RESUMEN
PRIVACÍA
n la actualidad, lograr privada es cada vez más difícil; existen muchos factores
E que la impiden, en formas sutiles pero severas. Los adelantos electrónicos
en accesorios de computación para "vigilar” , desde aparatos para interceptar lla
madas telefónicas hasta micrófonos ocultos, han convertido la vida privada de
las personas en un asunto de fácil acceso. Los complejos bancos de datos, de los
cuales se puede transferir información a una distancia de miles de kilómetros en
unos cuantos segundos mediante la moderna tecnología, permiten investigar las
actividades privadas de los individuos.
Aunque generalmente no se reflexiona acerca de la privada personal, ésta
constituye una parte esencial de la vida. Por ejemplo, cuando alguien necesita pre
parar un examen importante, le resulta muy difícil encontrar un lugar donde estu
diar sin ser molestado. Cabe entonces considerar el placer que significa descubrir
un rincón privado donde se puede leer un buen libro, meditar o simplemente
fantasear, sin ser perturbado por las presiones de la vida diaria.
En este capítulo se descubrirá que la privada es algo más complejo de lo que
parece a primera vista. La privada algunas veces significa soledad, pero en oca
siones exige un lugar en donde dos o más personas puedan conversar o compar-
271
272 Privacía y territorialidad
z' N
Tabla 8-1. Porcentaje medio de niños que cerraron la puerta de recámaras y baños,
por edad y número de baños en la casa del niño.
Número de
re cá m a ra s N ú m e r o d e baños
Fuente: R. D. Parke y D. B. Sflurin. " Children's Privacy in the H om e: D evelopm ental , Ecológica!, and C hildrearing
D e t e r m n u m t s Enviionment and Behavior, 11: 87-104, © Sage Publicntions, Beverly Hills, 1979, con perm iso
del editor.
V y
disponibles (tabla 8-1). La siguiente tabla muestra una relación positiva entre la
proporción de niños que reportaron mantener cerrada la puerta de su recámara
y el número de recámaras que había en la casa. Se encontró una relación similar
en el uso del baño, aunque sólo en el caso de los niños pequeños. La proporción
de niños de entre 2 y 9 años que reportaron cerrar la puerta del baño estuvo rela
cionada positivamente con el número de baños de la casa. Sin embargo, en gene
ral, los sujetos mayores (de 10 a 17 años) cerraron la puerta sin importar el número
de baños disponibles.
Irwin Altman (1975) señala que los conceptos de aislamiento y de control de in
formación se pueden utilizar también para clasificar las definiciones de privacía
de las ciencias de la conducta. Esas definiciones ponen énfasis en el aislamiento
y consideran la privacía com o un modo de reclusión y de eludir la interacción
interpersonal. Altman menciona, por ejemplo, que Sidney Jourard (1966b) defi
ne la privacía como el deseo de un individuo de evitar que otros se enteren de
sus actos, experiencias e intenciones personales. En forma similar, Alexander Ki-
ra (1966) y Leo Kuper (1953) consideran la privacía como una restricción en la
interacción visual y auditiva.
Dentro de la segunda gran categoría, el control sobre la información perso
nal, la privacía se considera como la habilidad del individuo para abrir y cerrar
el acceso de sí mismo, de acuerdo con sus sentimientos personales, la relación
que media entre él y las otras personas y las características de la situación. Alt
man señala que esta segunda categoría es más amplia que la del concepto de ais
lamiento, ya que el control sobre el acceso de sí mismo puede ejercerse mediante
el aislamiento o el no aislamiento, según las intenciones del individuo.
Altman hace notar que, en su definición de privacía, William Ittelson y sus
colaboradores (Ittelson, Proshansky y Rivlin, 1976) ponen énfasis en la libertad
del individuo para controlar la información acerca de sí mismo que comunica
a otras personas. En forma similar, Westin (1976) define la privacía como el dere
cho del individuo de controlar la información acerca de sí mismo que comunica
a otros. Contrariamente, George Simmel (1950) propone que la privacía incluye
la capacidad de controlar el acceso de los estímulos provenientes de otras per
sonas.
Debido a que la privacía es tan com pleja y tiene muchos significados, se requiere
de una definición básica para orientar esta exposición. Irwin Altman proporcio
na tal definición, que es lo bastante amplia como para contener la mayoría de
los significados de privacía que se han encontrado en el uso cotidiano, legal y
científico. Altman define la privacía como el " control selectivo del acceso a uno mis
mo o al grupo al que uno pertenece" (Altman, 1974:24; 1975:18).
Cabe notar que la definición de privacía de Altman pone énfasis en el con
cepto del control de información. Sin embargo, también comprende el aislamiento,
ya que una persona o un grupo pueden restringir el acceso a sí mismos mediante
el aislamiento. No obstante, la definición de Altman va más allá de la simple idea
del aislamiento ya que hace hincapié en el control selectivo. El yo puede hacerse
más o menos perceptible a las demás personas por la manera en que el individuo
o grupo regula sistemáticamente su acceso, de acuerdo con las circunstancias par
ticulares.
También', la definición de Altman permite considerar la privacía en relación
con varias unidades sociales (individuos, grupos, o individuos y grupos en inte
racción). Por último, esta definición permite contemplar la privacía en función
del control de salidas de información de sí mismo hacia los otros y del control de
276 Privacía y territorialidad
Privacía y territorialidad Julián Edney y Michael Buda (1976) señalan que los con
ceptos de privacía y territorialidad muestran una clara semejanza. Realizaron dos
estudios con jóvenes universitarios (uno de ellos incluía una manipulación de
privacía y territorialidad en el laboratorio) para explorar las diferencias entre los dos
conceptos. Encontraron que los estudiantes hicieron una distinción entre privacía
y territorialidad. Por ejemplo, para algunas actividades los estudiantes deseaban
territorio sin privacía, como cuando descansaban o tomaban sus alimentos.
En su manipulación de privacía y territorialidad efectuada en el laboratorio,
Edney y Buda encontraron que la privacía y la territorialidad produjeron efectos
psicológicos diferentes en los estudiantes universitarios. La privacía resultó más
importante que la territorialidad para que percibieran un área como "estim ulan
te" y "lib re ", y que más excitó su creatividad. Sin embargo, la territorialidad
influyó más significativamente que la privacía para que los sujetos atribuyeran
su conducta a "su propia personalidad" más que a la "influencia de otras
personas".
No obstante, la privacía y la territorialidad no son completamente indepen
dientes ya que la territorialidad algunas veces se utiliza para aumentar el sentido
de privacía. Por ejemplo, cuando las personas desean preservar su privacía se
refugian en un territorio de su propiedad, como lo es una recámara o una oficina.
De hecho, como señalan Edney y Buda, otros investigadores han considerado
que la territorialidad está al servicio de la privacía (véase Altman, 1975; Pros-
hansky, Ittelson y Rivlin, 1976). Más adelante en este capítulo, se verá que Alt
man (1975) contempla la territorialidad como un mecanismo que puede utilizarse
para lograr el nivel deseado de privacía. (En el capítulo 9 se advertirá que el espa
cio personal constituye otro de estos mecanismos).
Sin embargo, se debe tener en cuenta que aunque la territorialidad se emplea al
gunas veces para lograr la privacía, los dos conceptos no son idénticos. Si bien el
individuo usa con frecuencia el territorio para lograr la privacía, también puede ob
tenerla sin establecer su propio territorio (por ejemplo, cuando escucha radio con
audífonos). Un territorio puede servir a otras funciones psicológicas aparte de la pri
vada (tal como ejercer una posidón de dominio, de acuerdo con la ley del más fuerte).
Interacción social
r Tabla 8-2. Las variables de la columna izquierda y las características físicas de los
espacios de trabajo que aparecen a la derecha proporcionan mediciones no intrusi
vas de la privada en un ambiente de oficina.
Las distancias se midieron a partir de 15 cms. del centro de las sillas tal como éstas estaban colocadas
durante el trabajo. Las distancias entre los espacios de trabajo fueron medidas sólo cuando no estaban sepa
radas por paredes o canceles.
b Variables compuestas
Fuente: £ . Sundstrom, R. E. Buri y D. Kamp, "Privücy at Work: A rchitectu ral C or relates o/ Job Sahsfaction and
Job Performance " , A c a d e m y o í M a n a g e m e n t Jo u rn a l, 1 9 8 0 , 2 3 : 1 0 1 - 1 7 . Reim preso con permiso,
hecho, las invasiones a su privacía fueron una parte real de la vida de estos ni
ños, y ocurrieron a pesar de las puertas cerradas, candados y señales que supli
caban "n o se acerque” . Los niños reportaron que dichas invasiones los hacía
sentirse "abrumados” , "ofendidos” , "co n miedo” y "m uy m olestos".
face las necesidades del individuo de comunicarse con otros sujetos que le pare
cen confiables. La no revelación sirve al individuo para conservar una adecuada
distancia psicológica con otras personas en las situaciones en qu e la comunica
ción limitada es apropiada y necesaria.
Identidad Personal
r A
Una experiencia personal de privacía y territorialidad
Ha de ser un gran lujo poder mirarse en el espejo el tiempo que uno quiera
para arreglarse el cabello o maquillarse; yo nunca pude hacerlo por las burlas y
el ridículo en que me ponían los que estaban en el cuarto. Mis amigas de la Casa
Grande se quejaban igual de sus familias. Aún ahora, cuando me miro al espejo
lo hago a la carrera, como si estuviera haciendo algo malo. También tenía que
aguantar las llamadas de atención cuando quería cantar o descansar en alguna
postura cómoda o hacer cualquier cosa que no fuera aceptable para mi familia.
Vivir en un solo cuarto implica ir al ritmo de los demás, se quiera o no —no
queda más que obedecer los deseos de los más fuertes. Después de mi padre,
la que mandaba era Antonia, luego la Chata, luego mis hermanos. Los más débilv s
podíamos aprobar o reprobar algo, enojamos o disgustamos pero nunca podía
mos expresar opiniones. Por ejemplo, todos teníamos que irnos a la cama al mis
mo tiempo, cuando mi padre lo ordenaba. Aun cuando ya éramos grandes, nos
decía "a dormir, mañana hay que trabajar". Esto podía ser tan temprano como
las ocho o nueve de la noche, cuando ni siquiera teníamos sueño, pero como mi
padre debía levantarse temprano, teníamos que apagar ¡a luz. Muchas veces quería
dibujar o leer en la noche, pero apenas comenzaba a hacerlo cuando "¡a dormir!,
¡apaguen la luz!" y me quedaba con el dibujo en la mente o el cuento sin termi
nar. . . Pero estas molestias eran insignificantes comparadas con la de que te
regañaran delante de todos. A menudo pensaba que si mi padre me hubiera re
prendido a solas, no me hubiera importado mucho. Pero todos oían las horribles
cosas que me decía, aunque a veces fingían que no, y esto me dolía y me aver
gonzaba más. Mis hermanos y hermanas experimentaban lo mismo. Cuando re
gañaban a uno de nosotros, los demás sentían el mismo castigo. Las palabras
de mi padre crecían y crecían en dureza, hasta que ya no podíamos soportar y
caíamos en una crisis de llanto.
[De O. Lewis, Los hijos de Sánchez, pp. 237-39. © 1961. Reimpreso con permiso de Random House, Inc.]
y
realizó sus observaciones, los pacientes eran despojados de sus objetos persona
les, los exámenes físicos y la inspección de sus pertenencias se efectuaban a vo
luntad del personal, los servicios sanitarios no tenían puerta y las actividades de
los pacientes eran vigiladas constantemente de día y de noche.
Dialéctica Altman (1974, 1975, 1976, 1977) propone que la privacía es un proceso
dialéctico; las situaciones opuestas de abrir y cerrar el acceso a la interacción social
cambian con el tiempo y de acuerdo con las circunstancias sociales. Señala que
en la dialéctica de la privacía, la apertura y el cierre del acceso funcionan en for
ma unificada y sistemática. Las diversas estrategias que el individuo utiliza para
lograr la privacía personal funcionan juntas "com o un sistema integrado que se
asemeja mucho a los instrumentos y secciones de una orquesta sinfónica que dan
un resultado integrado" (1975:32).
Este modelo dialéctico sobre la privacía es más amplio que las teorías que la
contemplan sólo como un aislamiento de la interacción social. En efecto, el mo
delo dialéctico considera la privacía como una calle de doble sentido, que a veces
Perspectivas teóricas de la privacía 283
implica aislarse de las personas y a veces el contacto social con ellas. El nivel desea
do de contacto con los otros fluctúa de acuerdo con el tiempo, el estado de ánimo
del individuo y las circunstancias sociales que lo rodean.
Altman señala que los esposos y las esposas a menudo desarrollan mecanis
mos de defensa que permiten a cada quien lograr el nivel deseado de intimidad
social al mismo tiempo que la privacía personal necesaria. Para algunas parejas,
estos mecanismos consisten en establecer áreas privadas dentro del hogar en don
de pueden retirarse a leer o a pasar el tiempo. Otras parejas logran la privacía
personal mediante intereses separados, como los deportes o el teatro o incluso
vacaciones separadas de vez en cuando.
Este modelo dialéctico de privacía es parecido al modelo teórico propuesto
por Wolfe y sus colaboradores (Wolíe y Laufer, 1974; Laufer, Proshansky y Wol
fe, 1976; Laufer y Wolfe, 1977). Sostienen que el grado de control personal que
un individuo es capaz de ejercer es esencia] para la privacía. Para ellos, la priva-
cía incluye tres tipos de control: control sobre las elecciónes, control sobre el ac
ceso y control sobre la estimulación. La privacía implica la libertad de elegir el
momento y el lugar para estar a solas, así como la regulación del acceso a sí mismo,
como cuando el individuo se retira a un cuarto privado y cierra la puerta con llave.
Y significa también el control de la estimulación proveniente de otras personas, de
intromisiones visuales o del ruido no deseado. Wolfe y sus colaboradores agregan
que estos aspectos del control varían a medida que el individuo crece y cambian
sus necesidades individuales y los roles sociales que deben desempeñar. Una pers
pectiva similar sobre la privacía fue expresada por Proshansky, Ittelson y Rivlin
(1976), quienes opinan que la privacía implica la libertad de elección. Afirman
que la privacía proporciona al individuo mayores opciones de conducta y le per
mite m antener un alto grado de control personal sobre sus actividades.
(Chaikin y Deriega, 1974a, 1974b; Deriega y Chaikin, 1977; Deriega, Wilson y Chai-
kin, 1976) han realizado una importante serie de estudios sobre la autorrevela-
ción, que incluye una exposición acerca de cómo se relaciona con la regulación
de la privacía. Basados en una investigación anterior hecha por Sidney Jourard
(1966b, 1971), la definen como “ lo que una persona le dice a otra acerca de sí
misma" (1977:103). Proponen que la autorrevelación sea reconceptuada como un
caso particular de regulación de los límites interpersonales para salvaguardar la
privacía.
Deriega y Chaikin explican que la autorrevelación implica ia regulación de
dos límites distintos. El límite externo, que se muestra en la figura 8-2, denomi
nado “límite diádico", cierra la salida de información personal a los intrusos mien
tras que permite que el yo se abra a otros que ha elegido. El límite interno es
un “ límite del y o " que regula la revelación de información personal a personas
escogidas.
Como lo muestra la figura 8-2, para que se dé la autorrevelación, el indivi
duo debe cerrar el límite diádico (resguardo de extraños) y abrir el límite del yo
que permite el paso de información personal. Deriega y Chaikin coinciden con
Altman y agregan que el límite del yo es cuidadosamente regulado para permitir
el nivel deseado de autorrevelación en circunstancias particulares. La autorreve
lación es mayor entre amigos que entre conocidos casuales y tiende a ser recípro
ca; es decir, el individuo siente confianza para revelar más de sí mismo a las
personas que le han revelado información de sí misma.
Límite diádicG
No autorrevelación: basa
da en el cierre del límite
del yo y la apertura del
diádico
Límite diádico
Figura 8-2 La autorrevelación es
Autorrevelación: basada una función de los ajustes del lí
en la apertura del límite
mite del yo y el límite diádico.
del yo.y el cierre del lími
te diádico
De V. }. Deriega y A L. Chaikin, "P nvacy and
Self-D isdosurc in Social R elation ships", Jour
nal of Social Issues. 1977, J 3 .3 102-15. Reim
preso con permiso.
Perspectivas teóricas de la privada 285
La figura 8-3 muestra que el equilibrio entre contacto deseado y contacto real
ocurre cuando una persona desea poco contacto y lo logra, o cuando se busca
y se obtiene un alto contacto. Un balance insatisfactorio entre contacto deseado y
contacto real se da cuando se quiere poco contacto y se logra un alto contacto
o cuando se busa un alto contacto y se logra un bajo contacto. Altman da el ejem
plo de un individuo que trabaja en una oficina. Si la persona quiere estar sola
y un compañero llega y conversan por unos quince minutos, la persona experi
menta demasiado contacto social. Pero si el trabajador desea interacción social, los
mismos quince minutos de conversación pueden parecerle demasiado poco.
ral" implica el uso de diversas partes del cuerpo para comunicar sus deseos. Si
una persona se encuentra en un lugar público, como una biblioteca o un área
de estudio, y no quiere ser perturbada, puede comunicar este mensaje con los
brazos y piernas recogidos, el cuerpo orientado en dirección opuesta a las otras
personas, la vista apartada de la gente que pasa o con una expresión facial seria.
Altman también hace notar que la gente utiliza conductas no verbales para co
municar su intensión de no invadir la privaría de otra persona cuando se encuentra
en un elevador aglomerado. Las "conductas habituales en los elevadores" inclu
yen el mantener los brazos a los lados, estar muy quieto, mirar el indicador de
pisos o ver sin mirar hacia el frente o hacia el piso.
Por último, Altman hace notar que el individuo puede intentar alcanzar el
nivel deseado de privaría por medio de características ambientales. Con frecuencia
usa puertas, cercas, candados y letreros, para expresar su deseo de privaría. Las
personas que cuentan con suficiente espacio, a veces se retiran a una recámara,
estudio o cubículo para estar a solas. Los que cuentan con menos espacio pueden
emplear divisiones en las habitaciones o incluso muebles estratégicamente coloca
dos para obtener un área privada. También la ropa puede utilizarse para comunicar
un deseo de privaría: a menos que lo conozcas bien, aquel hombre de traje y corba
ta no dejará que te acerques, y si lo haces tendrá que ser con cierta formalidad.
Privacía y arquitectura Por supuesto, para desarrollar una filosofía de diseño que
responda a la necesidad de privacía del individuo, se requiere primero un mode
lo de privacía que esté explícitamente relacionado con las variables del ambiente
físico. John Archea (1977) ha señalado que muchas teorías sobre la privacía no
han planteado adecuadamente las formas en que el ambiente físico favorece o
impide el logro del nivel deseado de privacía. Propone un modelo de privacía
que explica específicamente el vínculo entre privacía y ambientes físicos. En el
modelo de Archea, se considera que el ambiente físico afecta la privacía median
te la regulación del grado de acceso visual y de exposición visual que los individuos
experimentan en determinados ambientes. El acceso visual implica la capacidad
del individuo para inspeccionar con la vista el espacio circundante, mientras que
la exposición visual se relaciona con el grado en que la conducta propia puede
ser registrada visualmente por otras personas.
Con la misma tendencia del modelo dialéctico de Altman, Archea propone que
la privacía implica tanto la limitación de la exposición para evitar invasiones no
deseadas como el suficiente acceso para sacar provecho de las oportunidades so
cíales. El acceso y la exposición controlan la distribución de información social
de la que depende la conducta interpersonal. Las características del ambiente di
señado que influyen en la distribución de la información social incluyen la posi
ción, el tamaño, la solidez, el color y la transparencia de las características
arquitectónicas, como paredes, puertas y rincones.
Privacía ocupacional
Privacía residencial
Cuando Elizabeth Harman y John Betak (1974) hicieron una encuesta entre las
personas que se encontraban en un mercado, en Ontario, Canadá, acerca de la
posibilidad de adquirir una casa nueva, encontraron que la gente asociaba la pri
vacía residencial con una casa sola en un lote de gran tamaño, a cierta distancia
de los vecinos. Estas personas consideraban entonces la privacía en función de
la capacidad para regular intromisiones indeseables de los vecinos mediante el
control del espacio exterior.
Harman y Betak recomiendan a los diseñadores que prueben estrategias in
novadoras en el diseño residencial, como las unidades habitacionales construi
das para la Montreal Expo (véase Safdie, 1966). Estas unidades fueron un intento
de combinar las ventajas de los multifamiliares con las de una casa sola, inclu
yendo un área exterior privada para cada unidad. Agregan que las familias tam
bién necesitan ser instruidas acerca de las formas de obtener un espacio abierto
privado además de la de comprar una casa sola. Por ejemplo, la privacía exterior
puede aumentarse mediante la colocación estratégica de las unidades habitado-
nales, las paredes o la vegetación, o viviendas anexas con un patio bardeado para
cada unidad.
Aplicaciones en la planeación ambiental
Un área en donde hay una necesidad especial de planear am bientes que propor
cionen privacía, es el diseño de los ámbitos institucionales: se deben buscar .nue
vos planteamientos con respecto al diseño de las instituciones para satisfacer el
derecho y la necesidad de privacía que tienen los residentes. Erving Goffman,
en su libro Asylums (Asilos) (1961), ofrece un conmovedor cuadro de las conse
cuencias sufridas por las personas internadas en instituciones debido a la falta
de privacía. Humphrey Osmond (1957) propone que la privacía es un compo
nente vital de los programas terapéuticos para pacientes psiquiátricos. Holahan y
Slaikeu (1977) señalan que la falta de privacía en una situación d e terapia puede
afectar negativamente la armonía entre consejero y cliente.
Familia
A d u lto s
290 Privacía y territorialidad
Los estudios demuestran que las habitaciones privadas, en contraste con los
dormitorios con múltiples camas, pueden aumentar el rango y la diversidad de
conductas de los pacientes de un hospital (Ittelson, Proshansky y Rivlin, 1970,
1976; Wolfe, 1975). Maxine Wolfe y Marian Golan (1976) explican también que
cuando se dispone de habitaciones privadas o semiprivadas, éstas deben tener
puertas, y los residentes son quienes deben decidir si las puertas han de estar
abiertas o cerradas. Los ambientes institucionales deben contar también con es
pacios que permitan intimidad social. Por ejemplo, se podrían construir peque
ñas habitaciones o alcobas para dos residentes de modo que puedan interactuar
libres de la vigilancia del personal o de las intromisiones de otros residentes (véase
recuadro: "Falta de privacía en un pabellón psiquiátrico").
Por último, se debe permitir que los internos de las instituciones ejerzan un
control personal sobre cierto espacio, sus pertenencias y su ropa, esencial para
tener un sentido de identidad personal. Wolfe y Golan advierten que los resi
dentes de una institución que no ha sido planeada adecuadamente para ofrecer
privacía personal recurren a soluciones personales drásticas para lograrla. Algu
nos niños del hospital psiquiátrico estudiado reportaron haber fingido un tras
torno emocional con el objeto de que los enviaran a un cuarto de reclusión. El
personal del hospital consideraba el cuarto de reclusión como un castigo, pero
se hizo atractivo para los residentes porque era la única forma disponible de lo
grar privacía personal.
'N
Falta de privacía en u n p abellón psiquiátrico
Robert Som m er y Bonnie Kroll (1979) realizaron un estudio para estimar la efica
cia del ambiente físico de un hospital psiquiátrico de California para satisfacer las
necesidades sociales y psicológicas de sus pacientes y personal. Tanto los pacientes
como el personal se quejaron de falta de privacía en el hospital. Los pacientes sen
tían que la falta de privacía en sus dormitorios y baños era una de las peores caracterís
ticas del hospital. Hubo quejas repetidas por la falta de cortinas en las regaderas y de
puertas en los sanitarios. Los pacientes también se sentían molestos con el diseño
del baño porque las tinas, regaderas y sanitarios, sin cortinas ni puertas, estaban
ubicados frente a la entrada.
El personal del hospital también se quejó de la falta de privacía: pabellones sin
sanitarios ni lavabos separados, ausencia de oficinas individuales para el personal,
insuficiencia de las superficies de trabajo e incluso de espacio para sentarse en las
áreas de trabajo compartido. Muchos pabellones no contaban con salas en donde
los miembros del personal se pudieran retirar para sostener una conversación pri
vada, y las pocas disponibles eran demasiado pequeñas para proporcionar suficien
te privacía.
Afortunadamente, ya se están implantando mejoras en las normas y requisitos
para el diseño de hospitales psiquiátricos. De hecho, Sommer y Kroll refieren que
seis meses después de haber terminado su estudio, el hospital psiquiátrico que es
tudiaron fue suspendido por la Comisión Adjunta de Acreditación de Hospitales
de California. La Comisión hizo hincapié en las deficiencias ambientales del hospi
tal, y se refirió específicamente a la falta de puertas y divisiones en los baños, la
falta de privacía en los dormitorios, y la escasez de espacio individual.
y
Territorialidad 291
TERRITORIALIDAD
Definición de territorialidad
sa contra las invasiones territoriales. Julián Edney (1974) ha señalado, sin embar
go, que las definiciones de territorialidad varían considerablemente en cuanto al
énfasis que ponen en la defensa, las primeras definiciones subrayaban el aspecto
de la defensa, pero algunas definiciones posteriores evitan por completo este pun
to. Con base en estos temas comunes identificados por Altman, se propone la
siguiente definición de territorialidad: la territorialidad es un patrón de conducta aso
ciado con la posesión u ocupación de un lugar o área geográfica por parte de un individuo
o grupo, que implican la personalización y la defensa contra invasiones.
Tipos de territorio
r 's
Territorialidad en un buque de guerra de la Marina
de los Estados Unidos
Philip Roos (1968) describe la complejidad de la conducta territorial de los hum a
nos, de acuerdo con sus observaciones realizadas durante su permanencia en un
buque de guerra de la Marina de los Estados Unidos, al que llama el U .S.S. Oswald
A . Powers. El único tipo de territorio público que había en el Powers eran las juris
dicciones (espacios de trabajo sobre los cuales determ inados marineros tenían con
trol durante períodos limitados, específicos). Roos describe cómo operaban dichas
jurisdicciones durante el período de limpieza y pulido al que los marineros llama
ban " d ía de m aniobras".
En un día de maniobras, la mayor parte del trabajo normal se suspendía para
permitir a los marineros dedicar tiempo completo a lavar los mamparos, bruñir los
engastes y pulir las cubiertas. Se asignaba un pequeño grupo de marineros por cada
área del Powers, y durante los días de maniobra casi todas las jurisdicciones del bar
co eran cercadas con cuerdas. Las cubiertas eran un punto crítico; nadie quería que
pasaran sobre su cubierta recién lavada hasta que fuera encerada y lustrada. Pero
debido a que se disponía de una sola pulidora, a menudo se tenía que esperar mu
cho tiempo entre el encerado y el pulido.
La jurisdicción de Roos (un área de la cubierta central expuesta al tránsito conti
nuo) presentaba un problema singular. Para permitir el paso y al mismo tiempo pro
teger de cualquier daño la superficie recién frotada, tenía que encerar y vigilar la
mitad del área mientras esperaba la pulidora, luego enceraba el resto y finalmente
pulía toda el área cuando ya contaba con la pulidora.
V _____________________________________________________________________________________ y
Actividades cotidianas
Organización social
Antes era terrible, hombre. No podías caminar más allá de la calle 41 sin que te
abordaran violentamente unos tipos. Yo vivo en los dominios de la pandilla de
la calle 37 pero nunca estuve con ellos. Conozco a unos de Sutton y otros de Rich-
mond. Estar entre esos dos es un alivio. [P. 496]
Las inscripciones de las paredes eran una indicación precisa de los dominios de
una pandilla; se hacían más frecuentes a medida que uno se dirigía al centro del
territorio de la pandilla. Cuando Ley y Cybriwsky pasaron del territorio de la pandi
lla 28-Ox al territorio adyacente de la pandilal 26-P, n otaron que la proporción de
inscripciones en las bardas de la 26-P con respecto a la 28-O x cambió de un 25 a
un 75 por ciento. También descubrieron que las inscripciones que se localizaban en
los límites de los dóminos de los grupos eran manifestaciones agresivas dirigidas
a la pandilla contraria.
tes decoraron sus cuartos en formas muy personales, que reflejan sus intereses
y valores individuales y que la cantidad de elementos decorativos en el cuarto
aumentó en el transcurso del trimestre.
En un interesante trabajo especulativo, Clare Cooper (1974) aplicó los plan
teamientos psicológicos de Cari jung, en su afán por demostrar la forma en que
el hogar sirve como un símbolo del yo. Muchos individuos compran casas para
reforzar su imagen. Un empresario que se ha encumbrado por su propio esfuerzo,
por ejemplo, posiblemente elija una casa muy grande y en cierta forma ostentosa
como una manera de aumentar sus recién adquiridos sentimientos de elevada
posición social. Cooper describe la casa que Jung construyó para él cerca del La
go Zurich, en Suiza, como símbolo de su sentido de sí mismo. Construyó la casa
de piedra, y continuó agregando periódicamente nuevas secciones para repre
sentar el continuo crecimiento de su personalidad. Después de la muerte de su
esposa, Jung añadió un piso superior que simbolizaba la extensión de la concien
cia personal que se logra en la vejez. Las especulaciones de Cooper no cuentan
con el suficiente apoyo empírico. Edward Sadalla y sus colaboradores (Sadalla,
Bumoughs y Quaid, 1980) descubrieron que las deducciones que hizo la gente acerca
de la personalidad de los propietarios de unas casas, con base en la observación de
P p r< ;n p rH v A « tpnriras 799
Teorías sociobiológieas
En los últimos años, algunos sociólogos y psicólogos se han interesado por anali
zar la conducta humana y los mecanismos de la sociedad humana desde el punto
de vista de la sociobiología. La perspectiva sociobiológica propone que la conducta
humana puede explicarse en función de la herencia biológica que los seres hu
manos toman de su pasado evolutivo. Así, los sociobiólogos opinan que es posi
ble comprender gran parte de la conducta humana por medio del estudio de la
conducta de animales inferiores con los que el hombre comparte una historia bio
lógica común. La publicación del importante y discutido libro de Edward Wilson
Sociobiology: The New Synthesis (Sociobiología: la nueva síntesis), en 1975,- some
tió la perspectiva sociobiológica a la consideración pública y científica. El pronun-
300 P rivad a territorialidad
Teorías socioculturales
fetería (Becker y Mayo, 1971) y en una playa pública (Edney y Jordan-Edney, 1974)
no respondieron en forma defensiva ni agresiva. En un estudio de laboratorio,
Edney (1972) encontró que la convivencia en un territorio hizo que los sujetos
acortaran las distancias entre sí. Por último, Edgar O'Neal y sus colaboradores
(O'Neal, Caldwell y Gallup, 1977) no encontraron pruebas suficientes de agre
sión en niños (especialmente varones) cuya área de juego fue invadida.
Altman (1975) explica que las respuestas del individuo ante una invasión te
rritorial varían en función del significado de la invasión tanto como de los tipos
de respuestas de ajuste disponibles para tal situación. Sinularmente, Stanford Lyman
y Marvin Scott (1967) sostienen que el individuo dispone por lo general de varias
respuestas sutiles para enfrentar una invasión y que recurren a la defensa activa
sólo como último recurso. Las personas pueden poner una barrera entre ellas y
el intruso, por ejemplo, dicho "aislam iento'' puede consistir en un obstáculo fí
sico (una cerca o un portón), una señal visible de derechos de propiedad (un uni
forme) o una respuesta corporal no verbal (cambios de postura o gestos faciales
de rechazo).
El individuo también emplea señales espaciales en una forma estratégica para
marcar la propiedad territorial y así prevenirse contra una invasión (figura 8-6).
Figura 8-6 Esta estudiante ha dispuesto una variedad de señales territoriales para defen
der su espacio de estudio en una biblioteca pública.
© Lawrence Frank 1981.
P ersp ectiv as teóricas 303,
de dominio. Una persona que posee un territorio obtiene control en tres aspec
tos: 1) prioridad en el acceso a un área espacial; 2) elección de los tipos de actividad
que se darán en dicha área; 3) capacidad de resistir el control de otras personas en
esa área. La idea de que la territorialidad proporciona una forma de control social
también concuerda con los modelos teóricos de Altman (1975), quien contempla
la territorialidad como.un mecanismo para regular los límites interpersonales, y
de Proshansky, Ittelson y Rivlin (1976), quienes consideran la territorialidad como
un medio de aumentar la libertad de elección del individuo. Ambos modelos sos
tienen que el control que proporciona un territorio sirve en última instancia para
que el individuo logre el nivel deseado de privacía.
Algunos teóricos socioculturales señalan que el vínculo entre territorialidad
y control se hace particularmente evidente en el contexto de los roles sociales que
desempeña el individuo. Proshansky, Ittelson y Rivlin (1976) hacen notar que los
roles sociales a menudo implican el control de determinados lugares u objetos,
tales como la oficina del jefe, la sala de conferencias para ejecutivos o la sala de
descanso del maestro. Edney (1976) subraya que la función de la territorialidad
en la organización social está expresada en este vínculo con los roles sociales.
Altman (1975) agrega que la conducta territorial relacionada con el rol social se
puede aplicar tanto a otras personas como a objetos, ideas y espacios. La tenden
cia de derechos de autor y patentes, por ejemplo, es una compleja expresión de
la territorialidad.
Ralph Taylor y Roger Stough (1978) aportan apoyo empírico a la proposición
de que los territorios primarios y secundarios ayudan a estructurar los roles so
ciales ya que proporcionan los ámbitos en donde se desarrollan las interacciones
sociales, que varían en formalidad y exclusividad. Efectuaron un estudio con re
sidentes de Baltimore acerca de lo que significan en sus vidas algunos territorios
primarios (la cocina, la estancia), secundarios (la acera que está enfrente de la casa)
y públicos (un supermercado o las tiendas cercanas). Encontraron que los territo
rios primarios proporcionan privacía y soledad, un lugar donde aislarse de los
vecinos o para la interacción controlada con los amigos. Los territorios secunda
rios ofrecen lugares para una amplia gama de contactos informales con los veci
nos, entre los habitantes suburbanos. Los territorios públicos cumplían varias
funciones, tales como suministrar lugares para que la familia haga sus compras.
Arthur Patterson (1978) ha aplicado el concepto del control territorial para
analizar cómo establece el individuo de edad avanzada un dominio activo sobre
el ambiente de su casa. Hizo una encuesta entre propietarios de casas, ancianos
de 65 años en adelante, en Pennsylvania, y también registró el número de seña
les territoriales que tenían alrededor de la casa, como letreros de "prohibido el
paso", cercas, y mirillas en las puertas. Descubrió que los propietarios que habían
colocado varias señales territoriales tenían menos temor a perder su propiedad
o sufir un asalto personal, que los residentes con menos señales territoriales. Es
te hallazgo fue mucho más notable entre personas que vivían solas. Patterson
especula que la confección de letreros territoriales refleja un sentido implícito de
dominio sobre el ambiente, y este .sentimiento de dominio, puede asociarse con
el reducido temor de ser víctima de un crimen.
/ \
Tabla 8-3. Conducta espacial asociada con los niveles evolutivos del sistem a nervio-
so central hum ano.
Fuente: A daptado d e A . H . E sser "A D iscusión o f P a p en Presented in the Sym posiu m T h eoretical a n d Em pirical Is
sues w ith Regará to Privacy, Territoriality, Personal Space, an d C row din g", E n v i i o n m e n t a n d B e h a v i o r , 8 : 117-25.
© Sage Publications, Beverly H ills, 1 9 7 6 con perm iso del editor.
y que es posible hacer una síntesis constructiva de los dos planteamientos. Estos
teóricos advierten que la gran cantidad de evidencias de la conducta territorial
de los animales contribuye a comprender algunos aspectos de la territorialidad
humana, pero que la importancia de las influencias biológicas sobre la territoria
lidad necesita ser interpretada a la luz de los complejos factores sociales y cultu
rales que conforman la vida humana. Altman (1975) y Edney (1976) señalan que
su interpretación de la territorialidad humana como una función de los complejos
roles sociales ño excluye la posibilidad de que algunos aspectos puedan ser ex
plicados desde el punto de vista evolucionista.
Aristide Esser (1972, 1976) presentó un análisis conceptual especulativo de
la territorialidad humana, que combina aspectos de las perspectivas sociocultu-
ral y sociobiológica. Propone que la conducta espacial del hombre, incluida la te
rritorialidad, está jerárquicamente estructurada según los niveles de desarrollo
evolutivo experimentados por el sistema nervioso central humano. Existen tres
niveles de desarrollo evolutivo en el sistema nervioso central humano, y Esser
sugiere que cada uno de ellos está relacionado con un nivel correspondiente de
conducta espacial (tabla 8-3). El tallo cerebral y el sistema límbico que posee el
hombre también lo tienen los animales. Estas partes del sistema nervioso central
controlan la autopreservación y las formas elementales de conducta social, inclu
so la territorialidad y la correspondiente conducta de dominio. La neocorteza, por
el contrario, es exclusiva de los humanos y es la que controla las formas complejas
de conducta social, como es la representación de roles sociales. Esser concluye
que aunque el hombre comparte algunos aspectos elementales de la conducta
territorial con otros animales, las expresiones más complejas de la territorialidad
en los roles sociales son resultado de las transformaciones evolutivas más recien
tes del sistema nervioso central, que son exclusivas de los seres humanos.
Territorialidad residencial
RESUMEN
La privada tiene distintos significados en el lenguaje cotidiano, legal, político y
de la psicología de la conducta. Estos significados quedan comprendidos en dos
308 Privacía y territorialidad
Proxémica El interés que se tiene en la actualidad por las formas en que el indi
viduo utiliza el espacio en sus relaciones interpersonales parte de las observacio
nes y especulaciones innovadoras de Edward Hall, antropólogo. En 1966 Hall
publicó The Hidden Dimensión (La dimensión oculta), un libro que resume y am
plía su trabajo anterior en esta área (Hall, 1955, 1959, 1960, 1963a, 1963b). Inven
tó el término proxémica para definir el estudio científico del espacio como medio
de comunicación interpersonal.
Las observaciones de Hall se basan en un trabajo previo realizado en el campo
de la etología, rama de la biología que estudia la conducta de adaptación de los ani
males. Heini Hediger (1950, 1955, 1961), un psicólogo suizo que estudia los anima
les, ha identificado una serie de zonas espaciales que rodean a cada animal de
una especie particular, que regulan sistemáticamente la interacción con otros ani
males de la misma o de otras especies. Dos tipos de distancia controlan la inte
racción con miembros de otras especies. La distancia de evasión es el punto en
que el animal se alejará de otro animal de una especie diferente; la distancia
crítica es la zona estrecha que se localiza entre la distancia de evasión y el
punto en el cual el animal acechado volteará y atacará al intruso. Por ejemplo,
un león cautivo se alejará de una persona que se aproxima hasta que el león
encuentra una barrera. Si la persona continúa acercándose y se encuentra en
la zona de distancia crítica de león, éste se volverá y comenzará a atacarla (Hall,
1966).
Existen dos tipos adicionales de distancia que regulan la interacción entre ani
males de la misma especie. La distancia personal es el espacio que se mantiene
normalmente entre animales que no tienen una relación íntima. La distancia so-
cía/ es el punto en el que el animal comienza a sentirse inquieto debido a que
no tiene contacto con su propio grupo. De esta manera, la distancia personal se
basa en la separación, y la distancia social, en la idea de pertenecer a un grupo.
Hall sugiere que aunque la distancia de evasión y la distancia crítica han sido
N aturaleza d el esp acio personal 313
Figura 9-1 Las personas regulan cuidadosamente la distancia espacial entre ellas y los demás.
privada) eligirá sentarse a cierta distancia de las personas que se encuentran allí
(para aumentar la zona de su espacio personal).
Se debe distinguir entre espado personal y territorialidad. Sommer (1969) hace
notar que la defensa del espacio personal está tan reladonada con la defensa del
territorio inmediato que los dos procesos pueden parecer idénticos. Sin embar
go, debe recordarse que el espacio personal es un límite invisible que se mueve
junto con el individuo cuando éste cambia de lugar. El territorio, por el contra
rio, es un área visible, que tiene una locación estacionaria. Por ejemplo, la burbu
ja del espacio personal del individuo se mueve con él cuando va de su casa o
departamento (su territorio) a la casa de un amigo (el territorio de ese amigo).
tos, Robert Sommer (1968) encontró una gran semejanza en las estimaciones de
los estadounidenses, británicos y suecos, pero algunas diferencias entre esta
dounidenses, holandeses, y paquistaníes.
interactúan con el sexo, como es el caso de las influencias del carácter étnico y
del desarrollo físico.
Se ha observado que la zona del espacio personal es más grande para los
hombres que para las mujeres, aún después de haber controlado las influencias
potencialmente confusas del nivel social relativo y el afecto (Wittig y Skolnick,
1978). Los investigadores que han presenciado interacciones entre dos miembros
del mismo sexo, consistentemente han encontrado que las parejas hombre-hombre
mantienen una distancia interpersonal mayor que las parejas mujer-mujer (Aie-
11o y Jones, 1971; Pellegrini y Empey, 1970; Sommer, 1959). Se ha demostrado
que las parejas mixtas mantienen una proximidad espacial más estrecha que las
parejas del mismo sexo (Duke y Nowicki, 1972; Hartnett, Bailey y Gibson, 1970;
Jourard, 1966a; Kuethe, 1962a, 1962b). Las observaciones de la colocación espacial
entre amigos íntimos en un área universitaria en Sudáfrica revelan que la proxi
midad mayor en las parejas mixtas se debió principalmente a lá conducta espacial
de las mujeres, quienes mostraron mayor tendencia a acercarse más a los hom
bres que les gustaban(Edwards, 1972).
Las investigaciones que han examinado la relación entre el carácter étnico
y la etapa del desarrollo físico con el espacio personal han mostrado un compli
cado cuadro de interacciones con el sexo de los sujetos en estudio. Aiello y Jones
(1971) observaron la conducta de niños de primero y segundo año de primaria
en un patio escolar y encontraron que, mientras que los niños blancos mostra
ron zonas de espacio personal más grandes que las niñas blancas, no se observaron
efectos del sexo en niños negros ni en puertorriqueños. En un estudio posterior,
Jones y Aiello (1973) observaron las interacciones ocurridas entre niños de edad
escolar, en una discusión libre, y encontraron que, mientras que las niñas negras
se mantenían más juntas que las niñas blancas, no hubo ningún efecto étnico
entre los varones. Mediante una técnica de simulación, Guardo y Meisels (1971b)
descubrieron que la colocación de figuras de las niñas fue relativamente más es
table que la de los niños, entre los grados de tercero de primaria y segundo de
secundaria, pero hubo pocas diferencias relacionadas con el sexo entre los estu
diantes de los dos últimos años de secundaria.
Horowitz también estudió los límites del espacio personal de pacientes psi
quiátricos desde el momento en que ingresaron en el hospital hasta que fueron
dados de alta. Encontró que los límites del espacio personal, tanto de pacientes
esquizofrénicos como de pacientes con depresión, fueron disminuyendo confor
me se reducía el grado de la perturbación. Otros investigadores han reportado
hallazgos similares. En algunas circunstancias los esquizofrénicos mantuvieron
distancias interpersonales mayores que las personas normales (Sommer, 1959;
Ziller y Grossman, 1976; Ziller, Megas y Di Cencío, 1964), aunque en otras
situaciones se encontró que los esquizofrénicos mostraron una mayor variabi
lidad en el espacio personal que las personas normales (Blumenthal y Melzoff,
1967).
Figura 9-3 Frecuencias con que 100 sujetos ordenaron tres grupos de figuras recortadas.
D e / . L. K u e th e , "Social S c h e m a s " , J o u r n a l o f A b n o r m a l a n d S o c i a l P s y c h o l o g y , 1 9 6 2 , 6 4 :3 1 - 3 8
© A m erica n P sy ch o logical p o r la A sso cia lio n , 1 9 6 2 R eim p reso con p erm iso d el editor y d el autor.
322 Espacio personal
persona en particular, que puede ser la madre, el padre o el mejor amigo del su
jeto. Luego se le dice que imagine que una segunda figura es él mismo y que
debe colocarla en el campo en cualquier lugar que elija. El investigador estima
el espacio personal por la distancia que hay entre las figuras que representan al
individuo y al "o tr o ". Rae Carlson y M. A. Price (1966) utilizaron la original com
binación de figuras humanas de Kuethe (1962) (véase figura 9-3) en su investiga
ción sobre el desarrollo de la forma en que el individuo emplea el espacio en sus
relaciones interpersonales. Los métodos alternativos para la simulación del espa
cio personal incluyen mediciones con cuestionarios, en los que se les pide a los
sujetos poner marcas en un pedazo de papel para mostrar la distancia entre ellos
y otra persona (Duke y Nowicki, 1972), colocación de muñecos pequeños sobre
un campo (Little, 1965) y la selección de fotografías que muestran personas en in
teracción en varias colocaciones (Haase, 1970).
Validez de las simulaciones Según se hizo notar anteriormente con respecto a otras
conductas ambientales, es primordial averiguar si las respuestas de los sujetos en las
condiciones simuladas son similares a la conducta que manifiestan en contextos reales;
es decir, se debe hacer una exploración sistemática de la validez externa de las técnicas
de simulación. Si se desea que los métodos de simulación de las mediciones del espa
do personal proporcionen informadón válida, es necesario asegurarse de que hay una
estrecha correspondenda entre la forma en que las personas colocan las figuras huma
nas simuladas en un campo y la forma real en que utilizan el espado interpersonal.
Kenneth Little (1965) examinó esta cuestión mediante una técnica de simula
ción y con actrices reales en un escenario. Primero hizo que sus sujetos colocaran
figuras simuladas sobre un campo de fondo que mostraba una variedad de situa
ciones, tales coma la esquina de una calle, la sala de un edificio público y un lu
gar en un campus universitario. Luego pidió a los sujetos que representaran el
rol de un director de teatro y situaran a dos actrices verdaderas en un escenario
que presentaba el mismo ambiente de las situaciones simuladas con anteriori
dad. La correspondencia entre la distancia interpersonal manifestada en la colo
cación de figuras simuladas y las de actrices simuladas y las de actrices verdade
ras fue notablemente estrecha.
La desventaja del estudio de Little fue que, en las situaciones reales, los suje
tos situaban a las actrices más que utilizar ellos mismos el espacio interpersonal.
Edward Gottheil y sus colaboradoes (Gottheil, Corey y Paredes, 1968) repitieron
el estudio de Little de tal manera que permitiera una comparación directa entre
la distancia de la colocación de figuras y la distancia interpersonal utilizada por
los sujetasen un ambiente real. Primero, arreglaron una situación de entrevista
en la que se pedía a los sujetos colocar en un campo las figuras simuladas que
representaban a ellos mismos y al entrevistador. Después, fotografiaron la dis
tancia real entre el investigador durante la entrevista, que fue elegida por los su
jetos, la correspondencia entre la distancia interpersonal de las situaciones
simulada y real fue de nuevo notablemente estrecha. Cuando Holahan y Levin-
ger (1971), utilizaron una situación de entrevista similar, encontraron también
una estrecha correspondencia entre la distancia de la colocación de figuras y la
distancia interpersonal real de una situación real.
Sin embargo, algunas evidencias posteriores indican que la correlación en
tre las mediciones de simulación de espacio personal y la conducta de espacio
Funciones psicológicas 323
personal real es más baja de lo que se pensaba. Después de una extensa revisión
de estudios acerca del espacio personal, Leslie Hayduk (1978) concluye que los
métodos de simulación no proporcionan un índice lo suficientemente sólido de
la forma en que el individuo utiliza el espacio personal en situaciones sociales
reales. El problema principal es que las técnicas de simulación dependen de la
capacidad cognoscitiva de los sujetos. Es decir, para utilizar figuras que repre
senten conductas interpersonales reales , los sujetos deben ser capaces de imagi
nar un ambiente social y físico determinado, contemplarse a sí mismos en
interacción desde la perspectiva de una tercera persona y convertir la escala de las
relaciones sociales reales a la escala de las pequeñas figuras. La influencia
de la capacidad cognoscitiva en las mediciones del espacio personal es de interés
particular en las pruebas que se realizan con niños, en las que el rango de la ca
pacidad cognoscitiva puede ser considerable.
Un estudio dirigido por Kathleen Love y John Aiello (1980) apoya la posición
de Hayduk. Estos dos investigadores pidieron a parejas de mujeres universita
rias sostener un debate sobre un tema previamente arreglado, en una situación
experimental. Durante el debate se registró la distancia interpersonal sin inte
rrumpir su curso. Luego se les presentaron a los sujetos mediciones tradiciona
les del espacio personal dos mediciones por simulación (colocación de figuras
de fieltro y colocación de muñecos) y el procedimiento de "aproxim ación-alto''.
Después, Love y Aiello pidieron a los sujetos que colocaran sus figuras o
detuvieran el acercamiento para reproducir la distancia interpersonal que habían
mantenido durante la discusión. Los investigadores encontraron que las dos me
diciones por simulación y el procedimiento de aproximación-alto tuvieron una
escasa correlación con las distancias interpersonales reales mantenidas durante
la discusión. Concluyeron que debido a que la conducta de espacio personal ocu
rre sin que el individuo se dé cuenta, le resulta difícil reproducir las distancias
interpersonales reales cuando es sometido a una medición por simulación o por
el procedimiento de "aproxim ación-alto" aun cuando se le pide explícitamente
que haga eso.
Con base en las pruebas de investigación acumuladas relacionadas con la va
lidez de los métodos de simulación de las mediciones del espacio personal, se
puede concluir 1) que los psicólogos ambientales interesados en el estudio del
espacio personal deben utilizar métodos de observación naturalista siempre que
sea posible; 2) que cuando no es posible la observación naturalista es preferible
utilizar el procedimiento de "aproxim ación-alto" que las técnicas de simulación
(Hayduk, 1978); y 3) que cuando deba utilizarse la simulación (como cuando se
trabaja con una amplia muestra de sujetos), los hallazgos obtenidos deben consi
derarse con un valor relativamente menor que los obtenidos por medio de la ob
servación naturalista.
Autoprotección
Los psicólogos ambientales opinan que una importante función del espacio per
sonal es la autoprotección. El espacio personal opera como un amortiguador contra
324 Espacio personal
Características del invasor Algunos estudios han examinado cómo influyen las
características del individuo que invade el espacio personal de otro en la respuesta
de éste ante la invasión. Las evidencias obtenidas en las investigaciones indican
que ei sexo, la edad y nivel social del intruso influyen en la reacción de un indivi
duo ante la invasión de su espacio personal. Los intrusos de sexo masculino cau
san más movimientos por parte del invadido que los intrusos de sexo femenino
(Bleda y Bleda, 1976, Dabbs, 1971). Resulta interesante saber que las investiga
ciones demuestran que los hombres se sienten más perturbados que las mujeres
cuando su espacio personal es invadido (Garfinkel, 1964; Patterson, Mullens y
Romano, 1971).
326 Espacio personal
Arma Fry y Frank Willis (1971) han comprobado que la edad del invasor tam
bién ayuda a determinar la respuesta de la víctima. Hicieron que unos niños se
colocaran a 15 cms. detrás de unos adultos en una cola para el teatro, y encontra
ron que mientras que los niños de cinco años obtenían una respuesta positiva,
los de 8 años eran ignorados, y los de 10 años produjeron reacciones negativas
iguales a las invasiones hechas por adultos. Por último, David Barash (1973) des
cubrió que el nivel socioeconómico aparente del intruso afectó las reacciones
de los sujetos en una biblioteca. Cuando un intruso (varón) se vistió con un
traje formal y daba la impresión de ser miembro de una facultad, los estudiantes
se retiraban más rápidamente que cuando el mismo intruso vestía ropa casual
y parecía ser otro estudiante.
La perspectiva del invasor Hasta aquí se han examinado los efectos psicológi
cos que produce la invasión del espacio personal en la persona invadida. Pero
también se deben investigar los efectos psicológicos que ocasiona al intruso la
perspectiva de invadir el espacio personal de otra persona. Después de todo, cual
quier persona que invade el espacio de otra está permitiendo al mismo tiempo
la invasión de su propio espacio personal. Los psicólogos ambientales que se han
planteado esta interrogante han encontrado consistentemente que las personas
reportan incomodidad y, en general, sentimientos negativos acerca de la inva
sión del espacio personal de otro individuo. Por ejemplo, las personas mostra
ron una gran tendencia a evitar tomar agua en el bebedero de un edificio
universitario cuando otra persona (un adjunto de los experimentadores) estaba
situada a 1.5 m. (Baum, Reiss y O'Hara, 1974). Sin embargo, es importante des
tacar que cuando el bebedero quedaba oculto (empotrado en la pared más que
sobrepuesto), las personas se sintieron más dispuestas a detenerse y beber aun
cuando había otra persona cerca.
Nancy Thalhofer (1980) especuló que la renuencia de un individuo a utilizar
un bebedero cuando otra persona está cerca podría variar según el número total
de personas que se encuentran en el área circundante. Basada en el modelo de
sobrecarga de información de la aglomeración (véase "Perspectivas teóricas de la
aglomeración” , capítulo 7), Thalhofer coligió que si las personas atienden menos
a las señales sociales cuando se encuentran en condiciones de aglomeración, es
probable que se sientan menos incómodas por violar el espacio personal de otro
individuo cuando la densidad social es alta que cuando la densidad social es ba
ja. Para probar esta hipótesis, dirigió un experimento de campo en un bebedero
ubicado en el corredor de un edificio universitario. La proporción de personas
que pasaban y se detenían a beber fue observada en cuatro condiciones experi
mentales: cuando el área alrededor del bebedero se cacarterizaba por una densi
dad alta o baja, y (dentro de cada una de estas condiciones) cuando un adjunto
experimental se paraba a unos 30 cms. del bebedero y cuando no había ninguno
cerca.
La tabla 9-1 muestra la proporción de personas que pasaban y se detenían
a beber en cada una de las cuatro condiciones experimentales (se observaron 300
süjetós en cada condición). De acuerdo con las predicciones de Thalhofer, el es
pacio personal del adjunto fue violado más a menudo cuando había alta densidad
social que cuando había baja densidad social. El estudio de Thalhofer resulta de
especial interés debido a que examinó al mismo tiempo dos procesos ambientales
Funciones psicológicas 327
Tabla 9-1. Proporción, por densidad social, de transeúntes que se detuvieron a to
mar agua cuando había y cuando no había una persona cerca del bebedero.
Fuente . A daptado d e N .N . T halhofer, " V iolation o f a S pacin g N orm m H igh Social D en sity " , Jou rnal of Applied
Social Psychology, 1980, 10:2:175-83. R eim preso con perm iso.
de la interacción social (la invasión del espacio personal y las formas de enfrentar
la aglomeración). Los efectos mancomunados de dos o más procesos psicológicos
ofrecen interesantes posibilidades para investigaciones futuras.
Las investigaciones adicionales han demostrado que las personas se niegan
a invadir el espacio de dos personas que interactúan activamente (lo que indica
que en los grupos sociales se percibe una zona de espacio personal comparable
a la de un individuo). Los estudios realizados por James Cheyne y Michael Efran
(Cheyne y Efran, 1972; Efran y Cheyne, 1973, 1974) demostraron que los indivi
dúos se niegan a penetrar en el espacio personal de dos personas cuando éstas están
conversando, pero que no les preocupa hacerlo cuando están sin hacer nada. Y
también demostraron que las invasiones aumentan cuando dos personas están
a más de 1.20 m. uno de otro. Se encontró también que es importante el sexo
de las parejas. La renuencia a la invasión es mayor cuando se trata de una pareja
mixta; regular, cuando es una pareja de mujeres; y menor cuando se trata de
dos hombres. La conducta de los invasores revela su propia incomodidad al in
vadir el espacio personal de otros individuos. Tienden a bajar la cabeza, cerrar
los ojos y disculparse cuando pasan por el espacio de ia pareja que interactúa.
Eric Knowles (1973) reporta que el tamaño del grupo invadido también afecta
la intención de invadir. Observó en su estudio que aunque las personas por lo
general no se inclinaban a invadir el espacio personal de un grupo en conversa
ción, el efecto era más pronunciado cuando se trataba de un grupo de cuatro per
sonas que cuando el grupo era de dos. Al comparar los hallazgos de Knowles
con los de Thalhofer, se debe tener en mente que en el experimento de Thalhofer
las personas no invadían el espacio de un grupo social, sino el de un individuo
en la vecindad de otras personas. Además, mientras que el grupo de cuatro per
sonas de Knowles era un grupo coherente de individuos que conversaban, la con
dición de alta densidad de Thalhofer consistía en una colección más heterogénea
de individuos. Parece ser que cuando la densidad social incluye un grupo social
coherente que sostiene una conversación, el espacio personal del grupo es respe
tado. Knowles también encontró que los sujetos se resistían más a invadir el
espacio de un grupo de alto nivel'social que el de un grupo de bajo nivel social,
el cual se refeleja en la edad y la manera de vestir del grupo. Un estudio adicio
nal (Knowles, Kreuser, Haase, Hyde y Schuchart, 1976) encontró que los peatones
caminaban más alejados de un grupo de personas que de un solo individuo.
32S Espacio personal
Rhoda Fisher (1967) encontró que los escolares que recibían clases especiales
para niños con serios problemas de conducta pusieron más distancia en la colo
cación de figuras humanas de juguete que los niños normales. Otros investiga
dores que han estudiado el espacio personal de niños con perturbaciones
emocionales (Du Hamel y Jarmon, 1971) y adolescentes con los mismos proble-
330 Espacio personal
mas (Long, Ziller y Bankes , 1970; Newman y Pollack, 1973) han reportado un
patrón de resultados similar. Los niños y adolescentes con problemas emociona
les establecieron un mayor espacio personal que sus contrapartes normales. Al
comparar estos hallazgos con los obtenidos en estudios realizados con esquizo
frénicos, se deduce que la tendencia de éstos a tener zonas de espacio personal
más grandes que las personas normales también está relacionada con la ansiedad
y la amenaza percibida, implícitas en la situaciones sociales. La mayor variabilidad
en las zonas de espacio personal observada en algunos esquizofrénicos puede es
tar asociada con el severo trastorno mental que caracteriza a la esquizofrenia.
Otro estudio investigó el espacio personal de estudiantes universitarios que
mostraban cierto trastorno socioemocional. Jerry Higgins y sus colaboradores (Hig-
gins, Peterson y Lise-Lotte, 1969) utilizaron un método de simulación con un grupo
de universitarios no graduados que fueron separados según su nivel de adapta
ción social. Encontraron que los estudiantes mal adaptados, al igual que los ni
ños emocionalmente perturbados de Weinstein, pusieron más distancia entre las
figuras que representaban a una madre y su hijo que los estudiantes bien adapta
dos. Especulan que este resultado refleja la existencia de una relación más negativa
entre los estudiantes mal adaptados y sus madres.
Atracción interpersonal
La amistad Otra función sociopsicológica del espacio personal consiste en re
gular las manifestaciones de atracción interpersonal. De hecho, algunos de los
primeros estudios en este campo investigaron el espacio personal de acuerdo con
el grado de amistad que existe entre las personas que interactúan. Por ejemplo,
Little (1965) encontró que, tanto en la tarea de simulación como en la colocación
de actrices en un escenario, los buenos amigos eran colocados más juntos que los
conocidos casuales, y éstos últimos se situaron más juntos uno del otro que
los extraños. Estudios posteriores en los que se empleó la técnica de colocación
de figuras con niños de edad escolar han mostrado repetidamente que mientras
más estrecha es la relación social entre las personas, los sujetos tienden a colocar
las figuras más cerca (Bass y Weinstein, 1971; Guardo y Meisels, 1971b; Meisels
y Guardo, 1969).
El hallazgo de que el grado de amistad es un factor determinante de la distancia
interpersonal también lo han confirmado los investigadores que han observado
la forma real en que la gente utiliza el espacio en situaciones naturalistas. Cuan
do se hizo una observación de estudiantes universitarios en una zona universita
ria, se encontró que los individuos que eran amigos se acercaban más que los
que eran sólo conocidos (Willis, 1966). Resultados similares se descubrieron en
niños esolares que interactuaban en un salón de clases (Aiello y Cooper, 1972)
y en pacientes psiquiátricos que se encontraban en la cafetería de un hospital (Al
mond y Esser, 1965) Richard Heslin y Diane Boss (1980) realizaron observaciones
naturalistas de la conducta no verbal entre algunos viajeros y las personas que los
recibían o los despedían en el aeropuerto de Indianápolis. Encontraron que mien
tras más estrecha era la relación entre dos personas, eran mayores las probabili
dades de que se colocaran más juntas y de que su interacción fuera más íntima
(un beso o un abrazo prolongado en contraste con ningún contacto físico o un
simple saludo de mano).
Fu n cio n es psicológicas 331
del espado personal para solidtar ayuda. Ciertas pruebas (Konecni, Libuser, Mor-
ton y Ebbesen, 1975) indican que las personas cuyo espacio personal ha sido in
vadido no están dispuestas a prestar ayuda cuando el invasor parece estar en
necesidad, aunque un trabajo adicional (Barón y Bell, 1976) ha mostrado que la
parte invadida ofrecerá ayuda si el intruso la pide directamente (véase recuadro:
"Cuando puede servir una invasión del espacio personal para obtener ayuda".
J
336 Espacio personal
Espina dorsal
(perfil)
V e r tic a l la xa (o a po yad a en u n a s illa ) . U na l í
nea im a g in a ria q ue cae p e r p e n d ic u la r desde
■* la p rim e ra v é n e b ra to rá c ic a in te rs e c ta el
sacro.
~[ V e n ic a l ( " r í g i d a ” )
C u rv a tu ra e sp in a l a n te rio r, tó r a x v e n ic a l p e
ro la x o , re g ió n s a c ro -lu m b a r p ro y e c ta d a ha
c ia a d e la nte . (S i está se n ta d o , g lú te o s firm e s
so bre la s illa )
C u rv a tu ra e sp in a l a n te rio r, tó ra x v e n ic a l p e
ro la x o , re g ió n sacra p ro y e c ta d a a n te r io r
Figura 9-5 Este sistema de signos pa
m e n te . (S e n ta d o so bre la p a n e p o s te rio r d el
sa c ro .)
ra registrar los movimientos del tron
R e g ió n sacra h a cia a rrib a , tó ra x p ro y e c ta d o co y los hombros m uestra algunas
h acia a de la nte , re c to formas en que el individuo se com u
D e p re sió n a n te rio r nica por medio de movim ientos cor
porales.
¿Qué mensajes imagina usted que se
"E s p a ld a a rq u e a d a " pueden transmitir en estos movi
mientos?
In d in a d a h acia atrás De R. L. Birdwhislell, K in e s ic s a n d C o n -
te x t: E s s a y s o n B o d y M o tio n C o m m u n i-
c a t i o n , 1 9 7 0 , p. 261. Reimpreso con pemiso
In clin a d a h a cia adelante
de University of PennsyIrania Press.
na), la percepción que se tiene de otra persona está dominada por una intensa
formación sensorial. Se puede tocar y oler a la otra persona, y sentir el calor de
su cuerpo. La visión puede ser borrosa, pero cuando es clara, el detalle visual
es notable. La voz es mucho menos importante, y Hall señala que incluso un su
surro tiende a aumentar la distancia percibida. Por el contrario, en la zona de
distancia pública no interviene el tacto ni el olfato. La visión es extremadamente
importante, pero los detalles precisos de la piel no se pueden distinguir, el cuer
po se ve plano más que redondo y el color de los ojos es imperceptible. La comu
nicación verbal es posible, pero los mensajes se formulan con mayor cuidado a
esta distancia y tienden a ser más formales.
Resulta de verdadero interés saber que aunque el espacio personal es un as
pecto muy importante de la comunicación humana, gran parte de la información
transmitida por este medio es enviada y captada de manera inconsciente. En rea
lidad, esto se debe precisamente a que es tan compleja la índole de las señales
asociadas con el espacio personal y a que son varios los órganos sensoriales que
participan en la comunicación de dichas señales, que algunas veces el individuo
maJinterpreta los mensajes recibidos de este modo. Hall cita el ejemplo de una per
sona proveniente de cierto medio cultural, que solicita empleo y concierta una
entrevista de trabajo en una situación cultural diferente. Señala que los comple
jos mensajes no verbales codificados a través del uso de las manos, los pies, el
cuerpo y los ojos, puden hacer que incluso un solicitante con gran motivación
parezca indiferente y poco interesado al entrevistador.
Además, las señales no verbales pueden tener significados diferentes para
distintos grupos de observadores. John Sterrett (1978) pidió a 160 gerentes de la
Perspectivas teóricas 337
In t e n s id a d d e A d m in is t r a d o r e s A d m in is t r a d o r e s
la co m u n ic a c ió n h o m b re s m u jeres
n o verbal
Michael Argyle y sus colaboradores (Argyle y Dean, 1965; Argyle e Ingham, 1972;
Argyle y Cook, 1976; Argyle y Graham, 1976) realizaron la primera investigación
basada en la perspectiva de sistemas del espacio personal. Argyle afirma que las
conductas de espacio personal funcionan como un sistema para mantener un ni
vel óptimo de intimidad entre las personas. Si un elemento de este sistema de
conductas, como por ejemplo la distancia física, se altera de manera que la inti
midad se torna incómodamente estrecha, otros componenetes del sistema, como
pueden ser el contacto visual o la orientación del cuerpo, se ajustarán para com
pensar la intimidad no deseada. Argyle observó que cuando los sujetos se acerca
ban a otra persona o a la fotografía de otra persona, iban disminuyendo el contacto
visual conforme aumentaba la proximidad física con la persona estímulo. A una
distancia de 60 cms., no sólo habían reducido bastante el contacto visual, sino que
además exhibían cambios de postura compensatorios, como inclinarse hacia atras
y volver el rostro hacia otro lado.
Otros estudios realizados por investigadores que han contemplado la conducta
visual y de orientación del cuerpo como una función de la distancia interpersonal
coinciden con el modelo compensatorio de Argyle (Aiello, 1972, 1977; Goldberg,
Kiesler y Collins, 1969; Sundstrom, 1978a; Sundstrom y Sundstrom, 1977; Terry y Lo-
340 Espacio personal
wer, 1979). En una extensa revisión de estudios relacionados con el modo compensato
rio, Miles Patterson (1973a) señala que existe un gran apoyo a la idea de las relaciones
compensatorias entre la distancia interpersonal y el contacto visual y el ángulo de
orientación. Cuando la distancia interpesonal se reduce, también disminuye la
cantidad total del contacto visual y se desvía la orientación corporal, de tal mane
ra que la intimidad de la interacción se mantiene en un nivel constante.
Los modelos de sistemas del funcionamiento biológico y social, al igual que
el modelo compensatorio de Argyle, han puesto énfasis por lo general en las in
fluencias mutuamente contrarrestantes de las variables. Por ejemplo, el proceso
mediante el cual la temperatura del cuerpo se mantiene estable, implica influen
cias contrastantes entre las fuerzas de generación y de reducción de calor. Algu
nos investigadores que apoyan esta teoría, sin embargo, han subrayado que la
amplificación de las influencias que ocurren entre las variables también es escen-
cial en el funcionamiento de los sistemas vivos (véase Buckley, 1967; Maruyama,
1963). Por ejemplo, la atracción interpersonal a menudo se genera y se mantiene
mediante la amplificación de las influencias de ambas partes.
El modelo de la excitación del espacio personal de Patterson (1976; 1978) tam
bién puede considerarse un modelo de sistemas. Patterson amplía el modelo de
Argyle e incluye tanto las influencias mutuamente contrarrestantes como las in
fluencias mutuamente amplificadoras entre las variables que mantienen el espacio
personal. Patterson hace observar que la cercanía interpersonal no siempre con
duce a respuestas compensatorias que reducen la cercanía, sino que algunas
veces resulta en conductas recíprocas que sirven para aumentarla. Según esta for
mulación, la cercanía interpersonal se considera como productora de estimulación,
pero esta estimulación puede ser percibida como positiva o como negativa, según
sean las características de la situación y de la relación entre las personas. Mientras
que la estimulación negativa resultará en conductas compensatorias, la estimula
ción positiva conducirá a reacciones recíprocas.
El modelo de la conducta espacial, de Irwin Altman (1975) (véase "Perspecti
vas teóricas de la privacía", capítulo 8), representa también un modelo de siste
mas que abarca el espacio personal junto con la privacía, la territorialidad y la
aglomeración. La idea de que el espacio personal es un mecanismo de conducta
que puede utilizarse al lado de otros mecanismos para lograr el nivel deseado
de privacía es escencial en el modelo de Altman. Según este investigador, el man
tenimiento del espacio personal es un proceso dinámico que consiste en acercar
se o alejarse de otras personas, mediante el cual el individuo se hace más o menos
accesible a los demás. Tanto el alejamiento como el acercamiento implican una
variedad de conductas no verbales, tales como el ángulo de orientación del cuer
po o el distanciamiento interpersonal. El modelo de Altman del espacio personal,
al igual que el de Patterson, incluye las influencias recíprocas así como las com
pensatorias de las variables. Lo más importante en el modelo de Altman es que
las conductas generalizadas utilizadas para mantener el espacio personal están
incluidas en un sistema más amplio de conductas verbales, no verbales y am
bientales, entrelazadas que forman un patrón coherente diseñado para asegurar
el nivel deseado de privacía.
Paul Greenbaum y Howard Rosenfeld (1978) dirigieron un interesante expe
rimento de campo que refeleja un modelo de sistemas del espacio personal. Les
interesaba saber cómo responderían los automovilistas a una invasión de espacio
Aplicaciones en la planeación 341
persona] que consistía tanto en una gran cercanía interpersona] como un alto grado
de contacto visual. Para su estudio escogieron un cruce de calles de una pequeña
ciudad. Un adjunto experimental se apostó en un área de prados adyacente al
cruce. Los experimentadores manipulaban sistemáticamente la distancia entre el
adjunto y los automovilistas que se detenían en el cruce cuando el semáforo da
ba luz roja, y también registraban si el adjunto miraba o no a los automovilistas
mientras esperaban la luz verde.
Greenbaum y Rosenfeld emplearon un patrón de índices de conducta para
evaluar las reacciones de los automovilistas ante la invasión de su espacio perso
nal. Registraron hacia dónde dirigían la mirada, el porcentaje de tiempo que mi
raban al adjunto, el tiempo que tomaba el automovilista para responder al cambio
de semáforo y el tiempo que le tomaba franquear el cruce. Encontraron que la
reacción predominante tanto a la mirada como al acercamiento del adjunto fue elu
dirlo. Muchos sujetos evitaban la posición normal de alto cuando el adjunto se
paraba cerca del cruce, de modo que se detenían antes o después del punto de
alto. Cuando el adjunto fijaba la vista en ellos, los automovilistas desviaban la
mirada o se alejaban rápidamente, o hacían ambas cosas. Unos cuantos sujetos
intensificaron su mirada hacia el adjunto, le dirigieron la palabra y se alejaron
más lentamente. Los investigadores suponen que estas respuestas de acercamiento
reflejan una conducta de búsqueda de información por parte de los automovilistas.
colaboradores (Dabbs, Fuller y Carr, 1973; Tennis y Dabbs, 1975), después de exa
minar a estudiantes universitarios, compañeros de prisión y niños escolares, in
forman que la necesidad de espacio personal tiende a ser mayor cuando el
individuo se encuentra en el rincón de una habitación que cuando está en el cen
tro. Por último, dos estudios (Little, 1965; Pempus, Sawaya y Cooper, 1975), ba
sados en métodos de simulación y naturalistas, respectivamente, revelan que los
individuos utilizan un espacio personal más grande en ambientes interiores, donde
el espacio está encerrado, que en ambientes exteriores.
Espacios sociópetas Humphry Osmond (1957, 1959), clasifica las situaciones am
bientales de acuerdo con las ventajas o desventajas que ofrecen para una interac
ción social normal. Define como "sociófugas” las instalaciones tales como
estaciones de ferrocarril, cárceles y hospitales, porque tienden a evitar o desalen
tar el desarrollo de relaciones sociales duraderas (véase recuadro: "Soledad en
los aeropuertos”). Define como "sociópetas” los espacios tales como las tiendas
indias, los iglúes esquimales y las chozas zulúez, porque fomentan o estimulan
el desarrollo de relaciones interpersonales estables. Por supuesto, los psicólogos
ambientales reconocen que no todos los ambientes deben funcionar como ámbi
tos de actividades sociales; el área de estudio de un dormitorio y la sala de lectu
ra de una biblioteca, por ejemplo, tienen otras funciones. Hall (1966) afirma que
el espacio ideal debe ser flexible, de manera que los individuos puedan o no rela
cionarse social mente según la ocasión.
>V
Soledad en los aeropuertos
Robert Som m er (1974) hizo un estudio de la disposición del esp acio en las salas
de espera de varios aeropuertos de los Estados Unidos. Descubrió q ue los asientos
tienen una típica disposición sociófuga que no propicia una conversación agra
dable entTe los usuarios del aeropuerto. Los asientos de estas salas generalm ente
están colocados en línea recta, fijados al piso; dispuestos respaldo c o n respaldo o
parecen un salón de clases, de frente a la oficina de boletos. S om m er h ace observar
que en dos películas "T h e Loved O n e " (" E l a m a d o ") y " T h e G ra d ú a te " (" E l gra
d u ad o ") se utiliza el aeropuerto de Los Angeles para transm itir un sentim iento de
soledad y alejamiento. Sostiene que la disposición sociófuga de los asientos es ina
decuada, especialm ente porque m uchos viajeros y visitantes llegan al aeropuerto
con su familia, amigos o socios comerciales.
¿Por qué, entonces, casi todas las salas de espera de los aerop u ertos están dise
ñadas de m anera tan antisocial? D espués de platicar con jefes de aerop u ertos, Som
m er concluyó que la razón principal es de índole económ ica. La m a y o r fuente de
ingresos de un aeropuerto son sus conseciones (restaurantes, fuentes d e sodas, tien
das). La causa primordial de la incómoda disposición de asientos sociófuga es orientar
a los viajeros y visitantes hacia las conceciones, en donde gastarán su dinero. "P a ra
las líneas aéreas los usuarios son m ercancía que hay que transportar a otro lugar,
y para los concesionarios son ovejas a las que hay que trasqu ü ar" (p . 79).
Los asientos de las salas de espera de m uchos aeropuertos están dispuestos de una
manera muy incómoda y antisocial. © Gabor Demien/Stock, Boston.
344 Espacio personal
Tabla 9-3. Disposición de asientos escogida por los sujetos para interacción so
cial en cuatro condiciones (por ciento)
D isposición de C o n d ic ió n 1 C o n dició n 2 C o n d ic ió n 3 C o n d ic ió n 4
asientos (c o n v e rs a n d o ) (co op era n d o) (co a c tu a n d o ) (c o m p itie n d o )
X
X
42 19 3 7
X X
46 25 32 41
X
1 5 43 20
X
X
0 0 3 5
X
11 51 7 8
X
0 0 13 18
X
Total 100 100 101 99
Fuente : R. Sommer P e r s o n a l S p a c e : T h e B e h a v io r a l B a s i s o l Design, p. 62. © Prenlice-H all, ln c.,1 9 6 9 . P
los que se hallaban en las orillas de la mesa fueron los segundos en frecuencia
de participación. Los estudiantes que quedaban adyacentes al instructor, hom
bro con hombro, tuvieron la tendencia a no participar. Estos hallazgos coinciden
con el "efecto Steinzor". Cuando Bemard Steinzor (1950) examinó la participación
de los miembros de pequeños grupos de debate, sentados en círculo, encontró
que la interacción era mayor entre los individuos que quedaban enfrente o casi
enfrente uno de otro. De donde infirió que las personas que se sientan frente a frente
obtienen niveles más altos de estímulo físico y expresivo.
Figura 9-6 Los psicólogos ambientales han observado que la ubicación de los asientos
de un salón de clases influye en el aprovechamiento de los estudiantes.
Frank S 'tem a n /T h e P ictu re C u be.
Resumen 347
sus colaboradores (Becker, Sommer, Bee y Oxley, 1973) observaron que los estu
diantes que se sentaban al frente de tres amplios salones de clases de la Universi
dad de California, en Davis, obtuvieron calificaciones más altas que los que se
sentaban en las filas de atras, con las calificaciones más altas en las filas de ade
lante y del centro del salón (figura 9-6). Sin embargo, en el estudio de Becker
se permitió a los estudiantes escoger sus asientos, y es posible que la libertad
de elección haya influido en los resultados del estudio (tal vez los estudiantes
más altamente motivados escogieron los asientos de adelante).
Lloyd Stires (1980) intentó reproducir los hallazgos de Becker controlando
también las influencias de la libertad de elección. Examinó las calificaciones rea
les de los estudiantes inscritos en dos secciones de un curso de psicología gene
ral en la Universidad Indiana de Pennsylvania. Para estudiar sistemáticamente
el rol de la libertad de elección, permitió que los estudiantes de una sección del
curso escogieran sus propios asientos, mientras que a los estudiantes de la otra
sección se les asignó asiento por orden alfabético. En efecto, al final del semestre
encontró que las calificaciones mostraban influencias significativas debidas a la
ubicación de los asientos, sin importar si los estudiantes habían elegido su lugar
o si se les había asignado. Las calificaciones más altas las obtuvieron quienes se
sentaban en medio del salón más que los que quedaban a los lados. El salón de
clases que estudió Stires era más ancho que largo, de manera que mientras que
los asientos de en medio daban de frente al instructor, los de los lados forzaban
a los estudiantes a volver la cabeza o el cuerpo para poder mirar al instructor.
RESUMEN
El espacio personal es la zona alrededor del individuo que otras personas no
pueden traspasar ni ligeramente. Comprende un rango adecuado de interaccio
nes sociales que varía de acuerdo con los individuos, las circunstancias y la natu
raleza de las relaciones interpersonales. Se han identificado cuatro zonas de
distancia que regulan las interacciones entre los seres humanos: distancia ínti
ma, distancia personal, distancia social y distancia pública.
El espacio personal varía de una cultura a otra. Los europeos del norte y los
británicos emplean más espacio personal que los estadounidenses, la gente del
Mediterráneo y los árabes utilizan menos. Las diferencias observadas en el uso
del espacio personal entre negros y blancos, que se atribuían al origen étnico,
más bien son una función del nivel socioeconómico, según se descubrió más
tarde. Se ha encontrado que las personas de clase media utilizan más espacio
personal que las personas de clase baja.
La investigación enfocada en el desarrollo ha demostrado que la conducta
del espacio personal se evidencia desde los años preescolares, y continúa evolu
cionando en la edad adulta. El espacio personal crece y su uso se hace sistemático
a medida que el individuo se desarrolla física y mentalmente. Otras investiga
ciones han mostrado que el espacio personal varía según el sexo. Los hombres
usan más espacio personal que las mujeres, y muchos de los demás hallazgos
en esta área, que incluyen las reacciones a la invasión del espacio personal y
los efectos del carácter étnico y del desarrollo, interactúan con el sexo de los sujetos
estudiados. Se ha observado que en algunas circunstancias los esquizofrénicos
348 Espacio personal
349
350 A filia ció n y solidaridad
Un notable libro escrito por Jane Jacobs, crítica en arquitectura, The Death and Life
of Great American Cities (Vida y Muerte de Grandes Ciudades de los Estados Uni
dos) (1961), ha influido de modo importante en el estudio de las relaciones sociales
positivas del ambiente urbano. Jacobs proporciona un cuadro cualitativo, muy
personal, de los aspectos sociales positivos de la vida en la ciudad. Su libro previene
N atu raleza de la a filia ció n 351
figuras con corcholatas; para los mandados diarios de las amas de casa, compras
y charlas casuales; así como para actividades comerciales, desde la decoración
de los escaparates de las tiendas hasta una carrera al restaurante más cercano
para comer rápidamente.
El West End de Boston Una serie de estudios realizados en el West End de Boston
durante los últimos años de la década de 1950 y los primeros de la de 1960, antes de
que el área fuera demolida como parte del programa de renovación urbana, revela
ron la importancia que tenían los lazos de parentesco en los vecindarios urbanos
de la clase trabajadora. El West End era un antiguo sector de Boston, situado en
el corazón de la ciudad; sus 7,000 habitantes pertenecían a la dase trabajadora
y eran de ascendencia italiana predominantemente. En sus estrechas y sinuosas
calles había densos asentamientos con edificios de departamentos de tres a cinco
pisos. El uso de sus predios era mixto, con tiendas y negocios pequeños entre
viviendas muy viejas. Debido a que muchos edificios del área se encontraban en
malas condiciones, los funcionarios públicos encargados de la planeación urbana
decidieron renovar el West End. Sin embargo, precisamente sus estrechas calles y
la amalgama de actividades comerciales y residenciales eran lo que daba vitalidad
social al área (figura 10-2).
Las investigaciones de Herbert Gans, sociólogo y urbanista, proporcionan una
descripción muy completa de la vida en el West End. Gans vivió allí como un
observador participante (un investigador que reside realmente en el lugar que es
objeto de su estudio, al mismo tiempo que lleva un registro sistemático de la vida
interior de ese ambiente) durante ocho meses, a finales de la década de 1950,
exactamente antes de que se comenzara la renovación urbana. Publicó sus obser
vaciones en un extraordinario libro titulado The Urban Villagers (Aldeanos urbanos)
(1962). Gans descubrió que las relaciones sociales dentro del West End eran el
aspecto más importante en la vida de sus residentes. Las relaciones sociales se
basaban principalmente en el parentesco y, por lo general, incluían parientes
políticos, hermanos y primos. Gans inventó el término "sociedad de grupo de
N a t u r a l e z a d e la a f i l i a c i ó n 3 5 3
coetáneos” para describir estos lazos sociales primarios, que se daban caracterís
ticamente entre coetáneos (personas del mismo sexo, edad y época). El grupo
de coetáneos dominaba la vida del habitante del West End, y su influencia per
sistía desde el nacimiento hasta la muerte.
La "sociabilidad” era un tema central en la vida de los habitantes de este
lugar, y la parte más importante de su vida se realizaba dentro de los grupos
de coetáneos. De hecho, para un habitante del West End, estar solo le hacía sentir
aislamiento, malestar y miedo. Gans hizo una distinción entre los estilos de con
ducta "orientados hacia objetos” y los "orientados hacia p ersonas". Especuló
que los que vivían en este lugar, a diferencia de la mayor parte de los estadouni
denses de clase media, sus metas no estaban en los objetos, es decir, no luchaban
por lograr "c o s a s ", como éxito profesional, status social o un alto nivel de ingre
sos. Su conducta se orientaba hacia las personas, se interesaban primordialmente
por pertenecer a un grupo y agradar y sobresalir en ese grupo.
East End de Londres Los estudios realizados en el East End de Londres han
arrojado evidencias que refuerzan la importancia del rol sociopsicológico del
parentesco en los vecindarios urbanos de la clase trabajadora. El ambiente del East
End de Londres es similar al del West End de Boston. Es un viejo sector de
Londres, con una densa población de 54,000 residentes de clase trabajadora. Al
354 Afiliación y solidaridad
a
igual que el West End, las tiendas pequeñas se entreveraban con las viviendas, que
consistían en viejos edificios de departamentos.
El conocimiento que se tiene del rol del parentesco en el East End se basa
en una serie de encuestas de reconocimiento dirigidas por Michael Young y Peter
Willmott (Willmott, 1962; W illmotty Young, 1960; Young y Willmott, 1957), que
compararon la vida social en el East End y en dos suburbios de Londres. Al igual
que Gans, Young y Willmott encontraron que las relaciones de parentesco fueron
un aspecto central y dominante en la vida de estas personas. Sin embargo, aquí,
en lugar de relaciones de parentesco horizontalmente estructuradas (entre pa
rientes de la misma generación) como en el West End, las relaciones de parentesco
se estructuraban verticalmente, a través de varias generaciones. Young y Willmott
denominan a este tipo de grupos de parentesco "familia extensa" y señalan que
consiste en un pequeño grupo de familias, formado principalmente por miembros
de tres generaciones: abuelos, padres y nietos.
Los lazos entre madres e hijas eran los más fuertes que existían en las familias
extensas del East End. La cabeza de la familia extensa era la matriarca familiar, la
mujer más anciana de una cadena de tres generaciones, a quien todos llamaban
"M am i” . Mami desempeñaba un rol esencial en el desenvolvimiento diario de
la familia. Daba asistencia cuando alguien se enfermaba o cuando había un parto,
cuidaba a los niños de sus hijas mientras ellas trabajaban, y su casa era el lugar
donde la familia se reunía regularmente. Para describir el sitio que ocupaba Mami
en la familia, Young y Willmott (1957:44) proporcionan el siguiente extracto de
la entrevista sostenida con una mujer que vivía en el East End:
A cualquier hora del día, cuando necesito un poco de sal o algo así voy con Mami
para que me dé y también platicamos un rato'. Si está enfermo alguno de los niños,
'Casi siempre voy con Mami y platicamos. Si ella cree que se trata de algo serio lo
llevo al doctor'. Su mamá se hizo cargo de Marilyn, la más grande, durante casi
tres años. 'Siempre se la dejaba cuando trabajaba. . . Mami cuida a mi hija muy
bien. Cuando entra, le digo "¿ya tomaste tu té? y ella responde, a veces, "ya tomé
té en casa de Nan'".
Tabla 10-1. Actitudes de los residentes hacia el West End, de acuerdo con los senti
mientos de cercanía con los vecinos.
Fuenle. M. Fried y P. Gleicher, ",Some Sources of Residential Satisfaction m an Urbati Slum " , Journal of the American
Institute of Planners, 1961, 27: 305-15. Reimpreso con permiso.
V____________________________________________________________j
Uno de los motivos por los cuales los sociólogos, en sus primeras investigacio
nes, no lograron apreciar la amplitud y profundidad de las relaciones sociales
en el ambiente urbano es que gran parte de la vida social de la ciudad es infor
mal. En su libro The Death and Life of Creat American Cities (1961), Jane Jacobs
presenta un cuidadoso análisis del importante rol sodopsicológico que desempeñan
los contactos sociales casuales en la vida de los habitantes urbanos. Un aspecto
primordial de la vida social urbana son los contactos sociales casuales entre personas
que se conocen por accidente, en lugares públicos exteriores, mientras realizan
sus actividades diarias. Aunque las relaciones sociales entre familiares y amigos, por
lo general, se dan en ámbitos interiores, una gran parte del contacto social entre los
miembros de familias extensas y entre vecinos ocurre en la calle. Jacobs señala
que, de hecho, los contactos informales en lugares públicos ofrecen un tipo ideal de
intercambio social para la gente de la ciudad, ya que equilibran las necesidades
de contacto social y privacía del individuo. A pesar de su naturaleza casual,
los contactos públicos constituyen una parte extremadamente importante de la
vida social de los habitantes urbanos. Esta relación casual entre "conocidos en
la calle" puede durar muchos años, incluso décadas.
Los psicólogos ambientales se han preocupado por llevar a cabo un análisis
empírico, preciso, de la vida social en ámbitos urbanos exteriores, que comple
mente el cuadro impresionista de Jacobs. Sidney Brower y Penelope WUliamson
(1974) realizaron un estudio empírico basado en la observación naturalista en el
centro de la ciudad de Baltimore. Les interesaba identificar entre los espacios
exteriores disponibles en dos vecindarios de clase baja cuáles se utilizaban real
mente para actividades recreativas. Los dos vecindarios se caracterizaban por su
profusión de casas de tabique, habitadas predominantemente por familias negras
de bajos recursos.
Las observaciones de Brower y Williamson confirman que una importante
cantidad de interacción social entre los habitantes de áreas de bajos recursos se da
en espacios exteriores públicos. De hecho, al igual que Jacobs, descubrieron que
la recreación social en exteriores ocurre mayormente en espacios informales,
3 5 6 A f i l i a c i ó n y s o l i d a r i d a d
sobre todo en la calle. Elegir la calle como área de recreación es un acto delibera
do de los habitantes; se congregan allí aun cuando dispongan de otros espacios, como
patios, parques o campos de juego.
Holahan (1976b) dirigió otro estudio empírico de la vida social en exteriores
en una zona de bajos recursos del Lower East Side de la ciudad de Nueva York.
Mediante una estrategia de observación naturalista, Holahan hizo un registro
sistemático de la actividad social exterior de los habitantes de un vecindario de
treinta y seis cuadras, muy semejante al ambiente del área estudiada por Brower
y Williamson en Baltimore. El vecindario era multiétnico, con una gran cantidad
de hispanos, negros y blancos. El 86 por ciento de la actividad exterior era social
y muy variada (gente que trabajaba o hacía compras, niños que jugaban activa
mente en las aceras, conversaciones casuales, bromas y murmuraciones entre
adultos). Como en los vecindarios de Baltimore, la mayor parte de las relaciones
sociales en exteriores ocurrió en las aceras, en espacios públicos informales. De
hecho, el noventa por ciento de la conducta en exteriores se dio en las calles, prin
cipalmente cerca de la entrada de las casas o de los establecimientos comerciales.
Otras evidencias, basadas en la observación participante y en encuestas de
reconocimiento, han mostrado que la interacción social entre familiares y amigos
ocurrida en interiores también es informal en su mayor parte. La exposición
de Gans acerca de la sociabilidad del grupo de coetáneos, en The Urbati Villagers
(1962), subraya que la vida social de los habitantes del West End consiste esen
cialmente en conversaciones informales, en gran contraste con los pasatiempos y
las reuniones más formales de clase media. Aunque las personas del grupo de
coetáneos asistían regularmente a las reuniones, nunca recibían invitaciones for
males o avisos anticipados. La conversación se centraba en murmuraciones casuales
acerca de las personas conocidas, mientras que otros miembros del grupo entraban
y salían constantemente. En forma similar, Marc Fried (1963) sostiene que la
cohesión de la estructura social del West End residía en la disposición de los
habitantes para reunirse en forma casual, sin formulismos ni avisos anticipados.
Una actitud realista Al hacer la distinción entre un barrio bajo físico y un barrio
bajo social, no se debe perder de vista el hecho de que no todos los ambientes con
deterioros físicos son necesariamente sanos. En realidad, muchos ambientes ur
banos que tienen deterioros físicos también padecen una grave patología social,
en especial si en el área existe un alto índice de desempleo (Rainwater, 1966). Como
se verá, un ambiente residencial moderno y atractivo puede funcionar realmente
3 5 8 A f i l i a c i ó n y s o l i d a r i d a d
como un barrio bajo si sus características de diseño no son congruentes con ios
patrones sociales de sus residentes. El hecho de que el ambiente del centro de
las ciudades presente una vida social vigorosa tampoco justifica que no se hagan las
reparaciones materiales necesarias. Pero estas renovaciones físicas deberán ser
planeadas y realizadas en tal forma que no se rompa la estructura de la vida
social. Una renovación urbana bien planeada debe favorecer la vitalidad socio-
psicológica. Gans (1962:16) hace un elocuente resumen de este asunto:
Las perspectivas de Jane Jacobs han alentado a los investigadores a examinar las
fuerzas sociales positivas que intervienen en el ambiente urbano. Sin embargo,
el psicólogo ambiental necesita, además, datos empíricos recopilados sistemáti
camente que le permitan explicar, con bases científicas, el sentido de afiliación
en el ambiente urbano.
La gran complejidad de la vida social urbana ha obligado a utilizar una variada
serie de técnicas de investigación de campo. Hasta ahora se han expuesto tres
de estas estrategias, que han sido usadas para estudiar la vida social de la ciudad:
observación naturalista, encuestas y observación participante. El conocimiento
que los psicólogos ambientales han adquirido acerca de la naturaleza de la afiliación
y la solidaridad en el ambiente urbano, refleja la utilidad de combinar estas tres
estrategias. Cada una con sus ventajas y limitaciones particulares (véase también
"Métodos de investigación de la psicología ambiental", capítulo 1).
La observación naturalista se ha utilizado cuando el investigador desea elaborar
un cuadro de conducta de la vida social de un lugar sin intervenir directamente
en las actividades sociales que observa. El psicólogo ambiental registra sistemáti
camente la conducta de las actividades públicas y la interacción social de un
lugar. Debido a que la observación naturalista implica mínimas restricciones
experimentales y se realiza en contextos reales, su validez externa es elevada. Al
mismo tiempo, su falta de control experimental y la naturaleza correlaciona! de
sus hallazgos reducen su validez interna.
La técnica de encuestas se ha empleado cuando el investigador se interesa por
saber cómo perciben y evalúan los usuarios de un ambiente ciertos aspectos de
la vida social del lugar que se estudia. El investigador hace una serie de pregun
tas específicas, ya sea oralmente o por escrito, que están diseñadas de modo
que los habitantes manifiesten sus impresiones subjetivas acerca de la vida social del
área. Al igual que en la observación naturalista, la validez externa de la técnica
de encuestas generalmente es más alta (se realiza en contextos reales) que su
validez interna (sus hallazgos son correlacionados más que experimentales). Sin
embargo, su validez externa también se reduce cuando las preguntas no corres
ponden a las experiencias reales de los encuestados o cuando están formuladas de
F u n c i o n e s p s ic o ló g ic a s 3 5 9
tal modo que resultan confusas y parecen artificiales o muy formales a los en-
cuestados.
La estrategia de observación participante se aplica cuando al investigador le
interesa obtener un cuadro cualitativo real y muy detallado de la vida social de la
comunidad en estudio. De hecho, el observador participante vive allí y lleva un
registro sistemático de la vida interior del lugar. También en este caso, la validez
externa es más alta que la validez interna. La alta subjetividad de la observación
participante limita su validez interna (es tanto correlaciona! como especulativa), e
incluso puede amenazar la validez externa si las tendencias personales del obser
vador participante influyen en su percepción y no se establecen en forma honesta
y directa.
FUNCIONES PSICOLÓGICAS DE
LAS REDES SOCIALES DEL VECINDARIO
gación mutua. El intermediario, a su vez, hacía lo mismo con la persona del nivel
superior.
Orden social en los barrios bajos El libro de Gerald Suttles, The Social O rderofthe
Slum (El Orden Social en los Barrios Bajos) (1968), basado en una observación
participante de tres años en el Near West Side de Chicago, proporciona un cuadro
similar de la organización social de un vecindario urbano. Al igual que el Corner-
ville de Whyte, el Near West Side era conceptuado por los observadores externos
como una sociedad desorganizada, y a sus habitantes como seres inferiores, ina
daptados y sin cultura. Sin embargo, sus habitantes lo consideraban altamente
organizado, con una moralidad que exigía disciplina y autorrestricción. En con
traste con el vecindario que estudió Whyte, el Near West Side de Chicago era
multiétnico, con negros, italianos, puertorriqueños y mexicanos, y gran parte de
su organización social estaba destinada a estructurar las relaciones entre estos
grupos étnicos. Suttles señala la importancia del rol de la red de relaciones infor
males del vecindario en el establecimiento y la conservación del orden y el control
social del área. Un elemento esencial de la red de comunicación del vecindario
era el intercambio social frente a frente de la vida de la calle. Los patrones morales
del área, al igual que los de Comerville, eran altamente personalistas; el mérito
personal y la aprobación social se basaban en la responsabilidad demostrada por
los individuos en el cumplimiento de sus obligaciones.
las fuerzas económicas, sociales y psicológicas que regían la vida de los habi
tantes de los sectores urbanos de bajos ingresos. El aspecto más sobresaliente del
grupo que observó Liebow era la transitoriedad. Aunque los hombres de la esquina
de Tally aseguraban que sus amistades en la calle habían durado muchos años,
la mayoría de estas relaciones eran breves y superficiales.
Richard Cloward y Lloyd Ohlin (1960), después de hacer un estudio sobre
las pandillas urbanas, concluyeron también que, en la mayor parte de los barrios
bajos, los intentos por desarrollar un orden social se ven limitados por los altos ni
veles de movilidad social, cambios de casa y del uso de los predios, y por la ines
tabilidad económica. Esto no significa que las observaciones de Whyte y Sutiles sean
inexactas, sino simplemente que algunos barrios bajos urbanos tienen una alta
organización social y otros no.
Individualidad Gans (1962) señala que la importante función del grupo de coe
táneos consiste en suministrar a cada persona las circunstancias que le permiten
definir su individualidad. El grupo de coetáneos proporciona a los individuos la
única oportunidad de expresar su personalidad, su carácter único, y de establecer
un sentido de identidad separada, distinta de la del grupo. Debido a que una de
las funciones del grupo de coetáneos es proporcionar el escenario donde cada
habitante pueda forjar su individualidad, los miembros del grupo se enfrascan en
una competencia constante para obtener status, poder y respeto.
El vecindario urbano como hogar La red social del vecindario proporciona a sus
habitantes una comunidad que bien puede denominarse hogar. Para los residen
tes urbanos de la clase trabajadora, el “ hogar” es algo que va más allá del depar
tamento o la casa que habitan, para abarcar la región socioespacial circundante. Una
serie de estudios realizados en el West End por Marc Fried y sus colaboradores
(Fried, 1963; Fried y Gleicher, 1961; Fried y Levin, 1968) explican porqué los habi
tantes sienten que su territorio local es como su hogar. El vecindario del sector
central de la ciudad, con sus caras y lugares conocidos, se convierte en hogar en
un sentido poco familiar para la mayoría de los norteamericanos de ingresos
medios, para quienes el término “ hogar” está reservado para la casa que habitan.
Chester Hartman (1963) ha señalado que los residentes de West End sentían
como si el vecindario local fuera su hogar, por estar arraigados en la compleja red
de lazos interpersonales y de lugares socialmente significativos. Cuando un re-
F u n cio n es p sico ló g icas 363
sidente se casaba con alguien de otro vecindario (lo que rara vez sucedía), por
ejemplo, se referían a él como " e l que se casó fuera del W est E n d ". En respuesta
a la pregunta "¿Q u é se siente vivir en el West E n d ?", un residente dijo: "A m o
este lugar, es mi patria".
Valores personales La red social del vecindario es la base para desarrollar el sentido
de identidad personal ya que proporciona el contexto social de donde se derivan
los valores personales del individuo. William Ryan (1963) ha identificado dos
valores sociales (amistad y cordialidad) muy arraigados en los residentes del West
End. Cuando se les pidió que mencionaran los principales elementos de una "buena
posición social", en su lista anotaron "ten er muchos am igos" justo después del
nivel educativo y laboral, y antes del nivel de ingresos, la influencia social y
el origen étnico. Los residentes dieron un gran valor a la buena disposición para es
tablecer relaciones sociales y a la capacidad para disfrutar dichas relaciones.
Marc Fried (1963) describe los costos personales en que incurrió una familia (el
señor y la señora Figella) que se vio forzada a dejar su hogar cuando el West End
fue demolido para dar paso a la renovación urbana. Los efectos negativos del cam
bio de residencia experimentados por los Figella constituyen una evidencia espe
cialmente ilustrativa ya que tuvieron la oportunidad de comprar una casa en un
suburbio de Boston. Después de mudarse, el señor Figella conservó su empleo como
obrero y la familia se mostraba satisfecha con el diseño de su nueva casa. En sí, lo que
habían perdido era el viejo barrio del West End, donde los señores Figella habían
nacido y crecido.
Cuando Fried entrevistó a los Figella, después del forzado cambio de casa, des
cubrió que éste había causado efectos psicológicos severos en la familia. Manifestaron
una gran aflicción por haber perdido a sus amigos del West End y por la imposibilidad
de tener un fácil acceso a sus familiares, quienes habían quedado lejos de su nuevo do
micilio. Cuando se le preguntó a la señora Figella qué no le gustaba de su nueva
casa, contestó: "Está en Arlington y yo quiero estar en el West End" (p. 162). Habló de)
West End como "un lugar maravilloso", donde "las personas son muy amables"
(p. 161). El señor Figella expresó: "Yo llego a casa y eso es todo. Sólo me planto
en la casa" (p. 162). Fried concluye que a pesar de las comodidades materiales de
su nueva casa, la pérdida de su red de conocidos y amistades y del fácil acceso a
otros familiares del West End impuso severos costos psicológicos y sociales a la
familia Figella.
V_________ _______________________ J
de diecisiete edificios de dos pisos, con diez departamentos cada edificio. Los
investigadores utilizaron la técnica de encuestas. Entrevistaron a todas las espo
sas y les preguntaron acerca de sus amistades más íntimas dentro del conjunto.
Descubrieron que la proximidad física desempeñaba un rol importantísimo en
la elección de amistades. El 65 por ciento de sus amistades se hallaban entre las
personas que residían en el mismo edificio. Los amigos que no estaban en el mismo
edificio vivían en la misma cuadra. Un hallazgo especialmente notable fue que
incluso dentro de los edificios la distancia entre los departamentos se relacionaba
estrechamente con la elección de amistades (figura 10-5). La mayoría de los amigos
(40 por ciento) eran los vecinos del departamento contiguo. El porcentaje de
amigos decrecía de modo constante, conforme aumentaba la distancia entre los
departamentos, hasta el 10 por ciento entre los que vivían en el lado opuesto del
mismo piso. Robert Priest y Jack Sawyer (1967) obtuvieron hallazgos similares
en un estudio dirigido en un gran salón de una residencia estudiantil de la Uni
versidad de Chicago. La simpatía entre los estudiantes estuvo relacionada estre
chamente con la distancia entre los cuartos; los estudiantes que vivían más cerca
eran más amigos que los que vivían más alejados.
hecho, en el proyecto segregado, más del 80 por ciento de las m ujeres blancas
entrevistadas reportaron que no habían tenido absolutamente ningún contacto
con residentes negros.
Para que pareciera que había "vida en la calle", diez de las viviendas que daban a
la calle fueron modificadas de tal modo que su fachada quedara de frente a la calle
no al patio como las otras viviendas. Este cambio aparentemente pequeño afectó
mucho la vida las personas que, por accidente, ocupaban estas casas. Tenían menos
de la mitad de amigos que los de las viviendas que daban al patio. La consistencia de
este hallazgo permite afirmar que al quedar las casas hacia la calle se había aislado
involuntariamente a quienes las habitaban.
George Homans (1950) desarrolló una teoría sociopsicológica que explica más
ampliamente la relación entre la proximidad y la simpatía por las personas. Afirma
que el grado de afición por alguien se desarrolla como consecuencia de una cre
ciente interacción. Existen muchas formas en que las personas se gratifican mu
tuamente, ya sea mediante ayuda material, apoya emocional o simplemente con
una conversación agradable, y esto sucede con mayor facilidad entre las personas
que tienen un contacto frecuente, como son los vecinos o compañeros de clase.
Los teóricos que han hecho la distinción entre estilos de vida local y cosmopolita
han propuesto que los efectos de la proximidad en la formación de amistades
son más evidentes entre las personas con un estilo de vida local, mientras que la
homogeneidad ejercerá efectos más fuertes en la elección de amistades entre las
personas con un estilo de vida cosmopolita.
Hace poco, una m añana, Beatrice Smith se vestía para ir al trabajo, luego llamó
al encargado de mantenim iento y le pidió que la acompañara desde su depar
tamento hasta donde estacionaba su automóvil. Cuando regresó a su casa, le
pidió al guardia de seguridad que la acom pañara desde el estacionamiento hasta
su departam ento en el sexto piso.
La señora Sm ith, residente del Tyler House, un conjunto de altos edificios de
departamentos en condom inio para familias de bajos ingresos, no era escoltada
simplemente porque fuera inválida o estuviera incapacitada. Al igual que la mayo
ría de sus 1,300 vecinos del populoso edificio. . . ella teme por su vida [Whita-
ker, 1976:1]
Este artículo periodístico del W ashington Post continúa con la aclaración de que
el temor de la señora Smith no era infundado. De hecho, los datos policíacos indican
que durante los últimos nueve meses de 1975, en Tyler House hubo 17 robos con
allanamiento, 11 latrocinios, 6 carros robados, 6 asaltos, 4 violaciones, 2 bolsos arre
batados, una am enaza de bomba, un arresto por drogas y un asesinato. Todos los
habitantes del edificio habían reforzado las cerraduras de sus puertas. Muchas per
sonas se negaban a salir o entrar al edificio a menos que alguien las acompañara.
Algunos residentes llegaron incluso a portar cuchillos cuando bajaban al cuarto de
lavandería, ubicado en el primer piso.
V ___________________________ ____________________ y
Pruitt-Igoe Entre los casos de desintegración del orden social ocurridos en vi
viendas públicas de edificios altos, uno de los que ha sido objeto de mayor inves
tigación es el del proyecto de vivienda Pruitt-lgoe, en St. Louis. El proyecto
Pruitt Igoe se componía aproximadamente de 40 edificios de 11 pisos, con un
total de casi 3,000 departamentos. Desde su inicio, el proyecto no logró en absoluto
satisfacer las necesidades psicológicas y sociales de sus habitantes. Pruitt Igoe se
hizo notorio por su desenfrenado vandalismo y un constante estado de temor
y desconfianza (Rainwater, 1966). El proyecto, que había recibido premios por
su diseño arquitectónico, fue demolido en 1972 (a menos de veinte años de su
construcción) (figura 10-6). Éste es un ejemplo de un ambiente que al prin
cipio parecía atractivo, pero que casi inmediatamente funcionó como un barrio
bajo.
William Yancy (1971) dirigió una serie de entrevistas con residentes del Pruitt-
Igoe, cuyo objeto era descubrir las causas del total fracaso del proyecto como
hábitat humano. Encontró que el Pruitt-Igoe carecía de la cohesión, el orden
P ersp ectivas teóricas 371
Figura 10-6 El fracaso del proyecto Pruitt-lgoe como ambiente social condujo a su demolición
a menos de veinte años de haber sido construido.
UPI.
Espacio defendible Cuando Yancy analizó este caso de desintegración del orden
social natural, concluyó que el diseño físico de Pruitt-lgoe había ejercido un efecto
"atom izador" en la red de relaciones sociales informales, típicas de muchos ve
cindarios del centro de las ciudades. El meollo del problema, sostiene Yancy, fue la
falta de un "espacio defendible" adecuado (espacio físico caracterizado por un
alto nivel de responsabilidad social y seguridad personal). El espacio semipú-
blico que se localiza entre los departamentos se convierte en espacio defendible
cuando es utilizado activamente por un gran número de residentes, quienes
asumen cierta responsabilidad e interés personal por mantener segura el área.
La sola presencia de estas personas actúa como impedimento natural a las activi
dades ilícitas. Esta idea coincide con la proposición de Jane Jacobs (1961) de que
si ha de haber seguridad es necesario que haya "vigilantes de la calle", es decir, la
calle debe ser usada por un gran número de personas, principalmente residentes
y comerciantes, que son los dueños naturales de la calle, además de quienes la
372 A filiación y solidaridad
utilizan por otras razones. Clarence Jeffery (1971) y Franklin Becker (1975) también
afirman que se puede reducir el crimen con el diseño de ambientes físicos que
fomenten un uso social óptimo y motiven a los residentes a personalizar su am
biente y responsabilizarse de él.
í ^
Tabla 10-2. Porcentaje de carros desvalijados localizados en seis tipos de ámbitos
de Filadelfia y porcentaje del frotispicio total a la calle ocu p ad o p o r cad a ámbito.
Fuente: A daptado d e D Ley y R C ybnw sky, " T h e Spatial Ecology o f S trip p ed Car$ . E n v ir o n m e n l and B ehavior, ^
6:5 3 -68 , © Sage Publications. Beverly Hills, 1974, con perm iso del editor.
Apoyo M. Brewster Smith y Nicholas Hobbs (1966) han propuesto que la falta de
apoyo social desempeña un rol causal en el inicio de una enfermedad mental. Afirman
que el trastorno mental no es la "m iseria privada de un individuo", sino que
está estrechamente ligada a las deficiencias de las fuentes naturales de apoyo
social (la familia extensa, el vecindario, los amigos) para funcionar efectivamente en
la vida del individuo. Un informe de la President's Commission on Mental Health
(Comisión Presidencial de Salud Mental) (1978) señala que las personas sometidas
a stress psicológico, por lo general, recurren primero a las redes informales de apoyo
social, como son la familia, los vecinos y las organizaciones de la comunidad.
Existen pruebas empíricas obtenidas de varias fuentes, que demuestran que el
apoyo social mantiene una relación positiva con la salud mental. Los estudios corre
laciónales han demostrado que mientras más apoyo social tengan los individuos,
374 A filiación y solidaridad
Características de las redes de apoyo social Los investigadores han intentado iden
tificar las características de las redes de relaciones sociales urbanas que propor
cionan un apoyo social positivo a los residentes de la ciudad. Se ha comprobado
que el número de personas que participan en la red de apoyo social es un antecedente
importante para que el individuo perciba el apoyo social (Fischer, Baldassare, Ger-
son, Jackson, jones y Stueve, 1977; Wellman, Craven, Whittaker, Stevens, Shor-
ter, Du Toit y Baker, 1973). La calidad del apoyo social también es importante; las
personas obtienen mayores beneficios cuando las redes de apoyo son cohesivas y
abiertas a la expresión emocional (Holahan y Moos, 1980). Otras investigacio
nes demostraron que los factores ambientales, tales como el tiempo de residir en
un vecindario y el sentimiento de pertenencia, determinan la probabilidad de que
las personas tengan amigos en su propio vecindario y la proporción total de inte
racción social que tendrán con sus vecinos (Biegel, Naparstek y Khan, 1980). Por
último, las redes urbanas de apoyo social son extremadamente v a r ia d a s e incluyen
miembros de la familia, amigos y vecinos, así como también “ cuidadores natura
les", tales como sacerdotes, policías, peluqueros y cantineros (Kelly, 1964).
El campo de la planeación urbana es uno de los más enigmáticos para las ciencias
sociales y de la conducta. En ningún otro ámbito de la política pública han sido
tan complejos los problemas y las soluciones. Como se ha visto, una parte del
problema reside fundamentalmente en las tendencias prevalecientes con respec
to al diseño urbano. La suposición de muchos funcionarios públicos en el sentido
de que los sectores ruinosos del centro de la ciudad son necesariam ente hábitats
insalubres y que los residentes de estas áreas preferirían vivir en otra parte, ha
demostrado ser extremadamente simplista.
También, con frecuencia se ha visto que las decisiones de planeación bien
intencionadas pero basadas en dichas tendencias han causado m ás daño que
beneficio al carácter sociopsicológico de la vida urbana. Los investigadores seña
lan la necesidad de crear una filosofía de diseño que responda al conocimiento
sociológico y psicológico contemporáneo, y sirva para fundamentar las decisiones
prácticas de diseño (Gutman, 1966; Michelson, 1968; Wood, 1972). Se expondrán
varias formas de aplicar los conocimientos de la psicología am biental, referentes
a la naturaleza y las funciones de las redes de relaciones sociales vecinales, en
la planeación urbana. Se destacará la importancia de estimular la planeación inno
vadora, con ideasque reflejen una perspectiva positiva déla vida social urbana. Ideas
que aún no han sido probadas en ambientes urbanos reales. El impacto de cada
una de estas ideas en la estructura sociopsicológica de la vida urbana debe ser
evaluado sistemáticamente para probar su valor en la solución de los problemas
urbanos.
Diversidad Jane Jacobs (1961) afirma que la mayor dificultad que enfrentan los
urbanistas reside en diseñar ambientes que estimulen y fom enten una amplia
diversidad de usos por parte de sus residentes. Ella opina que hay cuatro condicio
nes indispensables para lograr diversidad en las calles y distritos de una ciudad.
Primera, el lugar debe servir a funciones múltiples; de manera que la gente pueda
utilizar un mismo espacio para fines diferentes en distintos horarios. Así por
ejemplo, el "ballet de la acera" de la calle Hudson, dependía de una mezcla de
usos para conservar su movimiento, que incluía los juegos callejeros de niños
376 A filiación y solidaridad
De. }. Jacobs, T h e D e a t h a n d L i f e o f G r e a t A m e r i c a n C i t i e s , pp 2 7 9 ,
102. © Random House, ln c.t N ueva York, 2 9 6 1 . Reim preso con perm iso.
89
West End de Boston y en el East End de Londres. Afirma que la vida social activa de
esas áreas dependía del fácil acceso entre los residentes, propiciado por la alta
densidad exterior.
En un estudio similar, Christopher Alexander (1972) sostiene que el diseño debe
tomar en cuenta y reforzar la diversidad natural de los ambientes urbanos. Aun
que las funciones de una ciudad incluyen actividades naturalmente traslapadas, casi
siempre que los urbanistas han intentado modificar las ciudades ignoran esas acti
vidades. La diversidad, la complejidad y la vitalidad características de una ciudad
han quedado debilitadas por este tipo de diseño. Para ilustrar su afirmación,
Alexander cita el caso de las áreas universitarias aisladas del ambiente urbano
circundante. En los Estados Unidos, el típico campus universitario no coincide con
el flujo ni con el patrón de vida de la universidad. En forma característica, las resi
dencias estudiantiles y los establecimientos comerciales están dispersos en las áreas
cercanas a la universidad; los restaurantes, las librerías y las salas de cine de
los alrededores siempre mezclan elementos de vida universitaria y citadina; y
secciones completas, tales como la facultad de medicina junto con un hospital, se
encuentran instaladas en la vida de la ciudad.
L a s id e a s i n n o v a d o r a s e n la p la ñ e a c ió n , c o m o las d e J a n e Ja c o b s y W illia m H . W h y t e ,
New York City Planning
h a n in f lu id o e n la s d e c i s i o n e s d e p la n e a c ió n u r b a n a . E n 1 9 7 2 la
Commissicm ( C o m i s i ó n d e P la n e a c ió n d e la c iu d a d d e N u e v a Y o rk ) c r e ó el Urban Design
Group ( G r u p o d e D i s e ñ o U r b a n o ) , c o n el o b je tiv o e s p e c íf ic o d e a p lic a r e s t r a t e g i a s d e
p la n e a c ió n i n n o v a d o r a s , c o n s e n tid o h u m a n o y so cia l, e n el d is e ñ o u r b a n o . E s t e g r u p o
se h a p r e o c u p a d o e s p e c i a l m e n t e p o r a l e n t a r el d is e ñ o d e p la z a s q u e f u n c io n e n b ie n
c o m o a m b i e n t e s o c i a l d e l t ip o e x p u e s t o p o r W h y t e . W o lf V o n E c k a r d t ( 1 9 7 8 :2 6 ) d e s
c rib e c ó m o f u n c i o n a e s t a n u e v a filo s o fía d e d is e ñ o e n N u e v a Y o r k :
E l n u e v o e s p í r i t u d e l J a n e J a c o b i s m o e n N u e v a Y o r k n o c o n s is t e s ó lo e n m o d e r
n iz a r c a s a s v ie ja s y p o n e r t o d o a la m o d a . . . P a r a lo s v ie jo s v e c in d a r io s y lo s n u e v o s
ra s ca cie lo s, p o r ig u a l, sig n ifica e n c o n tr a r los in g re d ie n te s a p ro p ia d o s p a ra d is e ñ a r u n a
v id a u r b a n a s a n a y p l a c e n t e r a q u e l o s f o r t a l e z c a o lo s c r e e . E s t o s e l o g r a a t r a v é s
d e r e g l a m e n t o s d e u r b a n i z a c ió n y c o n s t r u c c i ó n , y d e lo s b e n e f ic io s q u e u n a d u d a d
p u e d e o f r e c e r al c o n s t r u c t o r : s e le c o n c e d e p e r m i s o p a r a c i n c o p i s o s d e o f i c i n a s
r e n t a b l e s m á s d e l a s q u e r e q u ie r e la z o n a , s i a c a m b i o p o n e u n a b o n i t a p l a z a e n
f r e n t e d e l e d if ic i o .
U n e je m p lo d e la s d if e re n c ia s p o s itiv a s q u e p u e d e lo g r a r el U rb a n D e s ig n G ro u p
s e o b s e r v a e n el v e c i n d a r i o c o n o c i d o c o m o L it t le i t a l y . E l U r b a n D e s i g n G r o u p t r a
b a jó j u n t o c o n e l g r u p o l o c a l p a r a e l a b o r a r u n a l e g i s l a c i ó n e s p e c i a l t e n d e n t e a la
p re s e r v a c ió n d e l a m b ie n te y el e n c a n to p ro p io s d el v e c in d a rio . L a n u e v a r e g la m e n
ta c ió n a l e n t ó el d i s e ñ o d e n u e v o s á m b i t o s r e s i d e n c i a l e s y c o m e r c i a l e s c u y a s f a c h a
d a s y m a t e r i a l e s d e c o n s t r u c c i ó n s e c o n f o r m a r a n al p a t r ó n e x i s t e n t e . A d e m á s , a l o s
u r b a n i s ta s q u e c o n t r i b u y e r o n a l m e j o r a m i e n t o d e l o s p a r q u e s s e le s p e r m i t i ó e s p a
c io u tiliz a b le a d i c i o n a l . E l c o n v e n i o r e s u l t ó s a t i s f a c t o r i o t a n t o p a r a el v e c i n d a r i o c o
m o p a r a lo s c o n s t r u c t o r e s . S e a b r i e r o n q u i n c e r e s t a u r a n t e s e n el v e c i n d a r i o e n lo s
d o s p r i m e r o s a ñ o s d e h a b e r s e e s t a b l e c i d o lo s n u e v o s r e g l a m e n t o s .
son los más simples (rebordes y escalones, cuando son lo suficientemente amplios).
Las plazas más sociables están ubicadas en áreas que atraen a una gran variedad
de personas, vecinos de los alrededores, turistas y empleados de oficina. Por últi
mo, en contraste con la opinión prevaleciente de muchos funcionarios municipa
les, Whyte sostiene que la presencia de vendedores de alimentos en las aceras es
esencial para la vida social de una plaza (véase recuadro: "Diseño innovador en
las calles de Nueva York").
Espacio sem ipúblico El análisis que hizo William Yancy (1971) del fracaso que
significó el diseño arquitectónico del proyecto habitacional Pruitt-Igoe, por no haber
cubierto las necesidades sociopsicológicas de sus residentes, sirve de advertencia
a los diseñadores de viviendas en edificios altos para habitantes de bajos ingre
sos. Yancy critica enérgicamente la filosofía que estimulaba a reducir al máximo el
"espacio desperdiciado", es decir, el espacio semipúblico que había entre los edi
ficios del Pruitt-Igoe y fuera de cada uno de los departamentos. Una incipiente
revista sobre arquitectura (Architectural Forum, 1951) elogió a los arquitectos del
Pruitt-Igoe por limitar el espacio semipúblico entre los departamentos. Sin em
bargo, Yancy propone una filosofía de diseño contraria. Sugiere que los diseñadores
de viviendas multifamihares para habitantes de bajos ingresos, en lugar de con
siderar el espacio entre los departamentos como "desperdicio", reconozcan que
tal espacio es conveniente y necesario. Los espacios y las instalaciones semipúblicos
ofrecen áreas que los residentes, congregados en pequeños grupos identifica-
bles, pueden organizar con un sentido de "lím ite personal". Los diseñadores
deben evitar que dentro de los ámbitos residenciales haya áreas que no per
tenezcan a nadie, y fomentar la creación de espacios entre las viviendas que
propicien que los residentes desarrollen sentimientos compartidos de control
informal.
380 Afiliación y solidaridad
Restauración Chester Hartaran (1975) propone una alternativa para evitar la demo
lición y reconstrucción de los vecindarios urbanos; en su lugar, se podrían elaborar
programas para restaurar las viviendas ya existentes. Esta estrategia daría a los
residentes la opción de permanecer en el vecindario y tener una vivienda digna. Lo
más importante es que se evitarían las tensiones del desplazamiento y la reu
bicación, además de que no se perdería el sentido de vecindad ni la identidad de la
comunidad. Sin embargo, Hartman agrega que la restauración casi siempre re
quiere más tiempo y más dinero de lo que suponen los planificadores, y que para
que funcione un programa de restauración de vivienda, se requiere una amplia co
laboración del gobierno con servicios y estudios cuidadosamente planeados. En
forma similar, D'Ann Swanson y sus colaboradores (Swanson, Swanson y Dukes,
1980) recomiendan la realización y evaluación sistemática de programas de auspicio
público para la restauración y preservación del vecindario eñ un esfuerzo por
reducir las consecuencias de la reubicación forzosa.
El libro Psych City; A Simulated Community (La ciudad de la mente: una comunidad
simulada) (Cohén, McManus, Fox y Kastelnik, 1973), presenta un juego de simulación
adecuado para usarlo en escuelas, grupos organizados y dependencias públicas. El
propósito del juego es aumentar la conciencia del jugador en cuanto a las fuerzas
políticas, psicológicas y sociales que intervienen en las decisiones de planeación. Al
representar el rol de uno de los personajes de una situación de toma de decisiones
sobre urbanización, como por ejemplo, el de un miembro del concejo municipal, el
presidente de la Cámara del Comercio o el representante de una organización de
los grupos minoritarios, los participantes se dan cuenta de cómo podrían pensar,
sentir y comportarse tales personas en dicha situación.
Por ejemplo, se pide a los jugadores que tomen una decisión acerca de la cons
trucción de viviendas urbanas para personas de bajos ingresos. El problema se
complica porque las viviendas propuestas deben ser construidas en un área ocupada
actualmente por personas de clase media con influencia política, quienes se oponen
a tener vecinos de clase baja. La situación se ve aún más complicada por la disposi
ción del gobierno federal para aportar fondos substanciales par las nuevas viviendas,
así como el capital total para un centro cívico, sólo si las viviendas para gente de
bajos ingresos se construyen en el área de personas de ingresos medios.
A los participantes en el juego de simulación se les pide resolver el problema de
la vivienda en una junta municipal, presidida por el alcalde. A los jugadores se les
asigna un rol particular, y sus palabras, acciones y puntos de vista manifestados en
la junta reflejan el rol tal como lo define el juego. Uno de los roles asignados es el
de un miembro del consejo municipal provepiente de un área de ingresos medios,
preocupado por el problema de construcción de viviendas para personas de bajos
recursos pero que, a la vez, está comprometido en otras cuestiones. Después de
participar en dicho juego de simulación, la mayoría de los jugadores manifiestan
una apreciación más amplia de la complejidad de tomar decisiones relacionadas con los
problemas urbanos y de las necesidades y los sentimientos de los diversos grupos. Se
espera que la sensibilización así adquirida capacite a los jugadores para desempeñar
un rol más activo v constructivo en el gobierno de su propia comunidad.
V _______ '_________________________________________________
A m b ie n te
e x te r io r
A m b ie n te
e x te rio r
F ig u ra 1 0 -9 P la n o s d e d is e ñ o c o n t r a s t a n t e d e d o s d e p a r t a m e n t o s
d e tr e s r e c á m a r a s p a r a fa m ilia s p u e r t o r r i q u e ñ a s d e b a jo s i n g r e
so s. El p la n o d e a r r ib a s e b a s a e n la i n f o r m a c ió n o b te n id a a t r a v é s
d e o b s e r v a c io n e s y p lá t ic a s c o n lo s f r u t o s r e s i d e n t e s ; el p l a n o d e
ab ajo re fle ja l a s i d e a s p r e c o n c e b i d a s d e u n a r q u it e c t o d e c l a s e
m e d ia .
Df. }. Zeisel, ‘‘Symbolic Meaning of Space and the Physical Dimensión o f Social Rela-
fitws; A Case Study of Sociological Research as the Basis of Architectural Planning” . en
j Walton y D Cams (ed s). Cities in C h a n g e: Sludies on the Llrban Condition Bos
ton: Allyn & Bacán. 197}, pp. 258. 260 Reimpreso con permiso
ciones de conducta extraídas del Urban Villagers de Gans (1962) para la elaboración
de guías para los arquitectos encargados de diseñar viviendas multifamiliares para
una población similar. En un estudio posterior, Zeise! diseñó dos edificios de
departamentos para familias puertorriqueñas, en la ciudad de Nueva York, basado
en las observaciones y opiniones de los futuros residentes.
Para estas familias de puertorriqueños, la cocina era algo así como un "torn i
quete" para las personas que entraban y salían del departamento, de modo que la
persona que estaba en la cocina actuaba como controlador de entradas y salidas.
Zeisel diseñó el nuevo ámbito de tal forma que quien estuviera en la cocina fuera el
primero en ver a cualquiera que entrara al departamento y el útlimo en ver a quien
saliera. Para los residentes puertorriqueños, la cocina y la sala eran diferentes
tanto por su naturaleza como por sus funciones; la cocina se utilizaba para reu
Resumen 385
niones informales y la sala para funciones más formales. Por esto, Zeisel separó
la cocina y la sala en su diseño. Por último, encontró que las familias utilizaban las
ventanas para observar y estar en contacto con la actividad de la calle. En conse
cuencia, diseñó el plano del nuevo departamento de manera que la cocina y la
sala tuvieran ventanas a la calle. La figura 10-9 muestra el nuevo plano de Zeisel
de un departamento de tres recámaras comparado con el de un arquitecto de clase
media, cuyo diseño refleja sus propias ideas preconcebidas. En el plano del ar
quitecto se pasa por el área de recámaras antes de llegar a la cocina, hay un espacio
abierto común para la cocina y la sala, y la cocina notiene ventanas que den a
la calle.
Porteous (1977) advierte que, aunque las estrategias de participación ciudadana
ofrecen expectativas de que el rol desempeñado por los habitantes urbanos en
el proceso de planeación sea más positivo y fructífero, antes es necesario superar
algunos obstáculos para que dicha participación pueda logar sus objetivos socia
les. Primero, la participación ciudadana puede resultar difícil de manejar y llevarse
mucho tiempo. Además, la identificación del “ publico” puede ser una tarea casi
imposible, ya que con frecuencia sólo se escucha a los grupos de ciudadanos
mejor organizados y más articulados. Porteous concluye que los funcionarios y
los urbanistas deben comprometerse en algo más que una participación simbóli
ca; se debe permitir la intervención ciudadana en el momento de decidir sobre
planes alternativos, en vez de pedir que los ciudadanos se ajusten a planes ya
formulados.
RESUMEN
Los psicólogos ambientales han descubierto que muchos vecindarios urbanos del
sector central se caracterizan por tener una vida social más positiva y vigorosa
de lo que pensaba mucha gente. La vida social de los vecindarios urbanos de clase
trabajadora se basa primordialmente en los lazos de parentesco. Una investigación
realizada en el West End de Boston reveló la importancia del rol que desempeña
la "sociedad de grupo de coetáneos" (por lo general familiares de la misma edad
y sexo). En el East End de Londres, la investigación descubrió que era esencial
el rol de las relaciones de parentesco horizontalmente estructuradas alrededor
de las relaciones madre-hija de tres generaciones. Otras investigaciones, princi
palmente en el West End, demostraron que los patrones de afiliación entre vecinos
también constituyen un elemento esencial en la vida social del sector central de la ciudad.
Uno de los motivos por los que los sociólogos no lograron apreciar en un prin
cipio la amplitud y profundidad de las relaciones sociales en el ambiente urbano
fue el carácter informal de gran parte de su vida social. En los vecindarios de
clase trabajadora, la vida social consiste principalmente en relaciones casuales en
tre personas que se conocen por accidente, pero en forma predecible, en lugares
públicos exteriores. Las características físicas de los sectores centrales de la ciudad
que estimulan su carácter social incluyen casas de departamentos en edificios
pequeños, la amalgama de ámbitos residenciales y comerciales, y calles es
trechas. Estos hallazgos hacen necesario distinguir entre barrio bajo físico (un
área que muestra deterioro físico) y un barrio bajo social (un área en donde
se ha debilitado el nivel sociopsicológico). La diversidad de la vida social
386 Afiliación y solidaridad
n
Ambiente y conducta:
un marco unificador
orientación adaptativa servirá para unificar los diversos procesos psicológicos que
permiten al individuo enfrentar el ambiente físico. Por último, se contemplará
la relación transaccional que se da entre las personas y el ambiente. Esta perspec
tiva transaccional servirá de enlace entre las variables am bientales y personales
que se han considerado dentro de un único y amplio marco.
Ambiente físico
Diseño interior
Edificios
Regiones geográficas
ratura de una habitación. Después se encuentra la estructura del edificio, que forma
la cubierta física de los diversos aspectos del diseño interior. El edificio y el diseño
interior son en cierta forma similares al microsistema de Bronfenbrenner. En el
siguiente nivel, el edificio queda incluido dentro de una región geográfica más
amplia, como es un distrito urbano o un paisaje natural.
Todos estos aspectos del ambiente físico, a su vez, están rodeados por estruc
turas sociales formales e informales, como por ejemplo, los reglamentos de una
organización, una asociación vecinal o una familia extensa. Estas estructuras sodales
informales son comparables al exosistema de Bronfenbrenner. Por último, los am
bientes físicos y sociales están rodeados por los patrones culturales y subculturales que
dictan los valores personales y los estilos de vida, las tendencias arquitectónicas y
la estructura de los grupos sociales y las organizaciones dentro de sociedades
particulares. Estos patrones culturales son similares al macrosistema de Bron
fenbrenner.
A continuación se ejemplifica la operación simultánea de los dominios fí
sicos, sociales y culturales del ambiente total. Un universitario que estudia en una
biblioteca puede verse afectado simultáneamente por el nivel de iluminación
del área de estudio (diseño interior), el ruido distrayente del piso superior (di
seño del edificio) y la tentación de salir a las colinas cercanas (región geográfica). El
estudiante también puede estar respondiendo a un estricto sistema de evalua
ción en la universidad (estructura social) y a un estereotipo del estudiante uni
versitario modelo (patrón cultural). La conducta de estudio real que manifiesta
el estudiante refleja la compleja interacción de estas diversas influencias.
El cuadro del ambiente que surge de este modelo holístico es complejo. Sin
embargo, este modelo desalienta una concepción simplista de la psicología ambiental
que pudiera sugerir, en forma bastante errónea, que la influencia de los ámbitos
físicos en la conducta del individuo puede entenderse fácilmente en función de
un simple modelo causal en el cual causas simples producen efectos simples. Como
propuso Rudolf Moos (1973, 1976), una adecuada conceptualización del rol del
ambiente como conformador del comportamiento humano debe contemplar una
compleja combinación de variables organizacionales y sociales, así como también
físicas.
Persona total 393
LA PERSONA TOTAL
Paradigma de la personalidad
F i g u r a 1 1 - 2 U n m o d e l o d e la
p e r s o n a to ta l.
Persona total 395
TRANSACCIÓN PERSONA-AMBIENTE
Interaccionismo
Modelo transaccional
Los psicólogos ambientales han aplicado algunos aspectos del modelo transaccional
de las relaciones persona-ambiente para conceptualizar los hallazgos de investi
gación en varias áreas. La perspectiva transaccional se ha utilizado para investigar
las consecuencias psicológicas del stress ambiental, para estudiar la conducta
ambiental de los ancianos y para explicar los efectos del ambiente urbano en el
ser humano. Estas aplicaciones tienen una pertinencia directa con los procesos
psicológicos tratados en este libro: el rendimiento ambiental, el proceso de en
frentar los productores de stress ambiental y la aglomeración, y el desarrollo de
400 A m bien te y conducta
Figura 11-4 Un modelo de la relación entre las variables ambientales v personales y la es
tabilidad y-^l cambio de los estudiantes.
De R H Moos. Evaluating Educarional Environments, 1979. p. 5. Reim preso con autorización de ¡ossey-Boss. Inc., editores.
Transacción persona-ambiente 401
funcionar en forma efectiva) (figura 11-5). Los ancianos muy competentes son
capaces de funcionar efectivamente frente a una amplia gama de exigencias am
bientales, mientras que las personas menos competentes funcionarán bien sólo
en situaciones con exigencias ambientales limitadas. Funcionarán mejor en niveles
intermedios de presión ambiental que requieran esfuerzos moderados. Cuando
la presión ambiental es mucho mayor o mucho menor de la que el individuo está
acostumbrado a enfrentar (nivel de adaptación en la figura), el resultado será un
malestar emocional y una conducta de inadaptación.
Participación interdisciplinaria
Planeación pluralista
Para poner en m archa este p royecto, utilizamos aparatos ortopédicos tales como mu
letas, sillas de ruedas y camillas. Se produjeron experiencias perceptuales muy inte
resantes que com partieron casi todos los miembros del taller. La distancia parecía
406 A m bien te y conducta
tres veces más larga cuando se usaban muletas. Tomaba mucho tiempo recorrer los
pasillos en una silla de ruedas; cuando una persona empujaba a otra que iba en silla
de ruedas, la velocidad era muy im portante. A u n yendo a paso normal parecía dema
siado rápido; quien iba en la silla se sentía com o una bola de boliche corriendo por
la mesa. Especialmente los hombres altos se sentían incómodos cuando, por estar ellos
en la silla de ruedas, uno los miraba hacia abajo, [p. 44]
RESUMEN