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Etchepareborda
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CEA; V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. APARECIDA. Documento
conclusivo. Oficina del libro, Buenos Aires, 2007. En este tema se tomarán los números 509-519.
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Cf. J. M. Bergoglio. “Palabras iniciales del Sr. Arzobispo de Buenos Aires en el primer congreso regional
de pastoral urbana. Dios vive en la ciudad”, Buenos Aires 25 de agosto de 2011, en C. M. Galli; Dios vive
en la ciudad. Hacia una nueva pastoral urbana a la luz de Aparecida y del proyecto misionero de
Francisco. Agape Libros, Buenos Aires, 2014. 399-400.
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8. Liderazgo en la Pastoral Urbana – Pablo M. Etchepareborda
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Cf. B. Bravo. La Pastoral urbana. Colección A la luz de Aparecida, 10. CELAM, Bogotá D.C. 2008, 17-
33.
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2.- La ‘ciudad’ cultural-religiosa de ‘los creyentes sin iglesia’. Los miembros de esta
‘ciudad’, son bautizados, se dicen católicos; no obstante, no se interesan demasiado ni
por las enseñanzas, ni por la moral, ni por los ritos litúrgicos de la Iglesia católica.
Aparecida los engloba bajo el término de ‘alejados’ (DA 173). La urbe se les evidencia
como obra humana, construida por el hombre y la mujer, abandonados a su suerte; lo que
ahí se logra es solo resultado del propio esfuerzo. La ciudad los excluye y muchas veces
recurren a los templos católicos para alguna celebración y con frecuencia viven
situaciones-límite de todo orden que buscan resolver religiosamente, sin re-ligar el
fenómeno urbano con Dios. Para encontrar en ellos el espacio para sentirse alguien en
medio de la gran ciudad.
3.- La ‘ciudad’ de la ‘religión del cuerpo’. Abarca miles de grupos de las más variadas
denominaciones (DA 185, 232); se trata de grupos compuestos por bautizados que han
salido de la Iglesia (DA 185, 127), que brotan continuamente por todas partes de la urbe.
El cuerpo juega un papel determinante, tanto como destinatario del milagro, obra de Dios,
como de significante de la nueva vida —el cuerpo sanado— activado en movimientos y
gestos. Estos cultos pueden no parecerse en sus doctrinas, lo que sí los unifica es la
importancia y la centralidad del cuerpo.
Aunque algunos se dicen ateos o no creyentes, buscan sin embargo un sentido de su vida
y esto es religioso. Son pues practicantes de una religión secular. Desplazan el
simbolismo religioso sagrado y lo suplantan por un simbolismo profano.
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Se caracteriza por “la autoreferencia del individuo, que conduce a la indiferencia por el
otro, a quien no necesita, ni del que se siente responsable; prefiere vivir de día en día; sus
relaciones humanas son objeto de consumo” (46).
Viven el espacio y el tiempo urbanos como el único recurso para afirmar su ser-sujeto, su
individualidad, ya que sienten que el único sujeto merecedor de su atención es el yo-
mismo.
Los principales centros que la urbe construye para esta ‘ciudad’ y que se ven favorecidos
por una respuesta masiva son: los estadios de fútbol, los antros, los foros para festivales
musicales, los centros paradisíacos de turismo, las clínicas de embellecimiento corporal,
las plazas para megashows, los malls o grandes centros comerciales.
6.- La ‘ciudad cultural-religiosa de los guetos’. Es el bloque que percibe el lado caótico
de la urbe. En ocasiones, destruyen no sólo la convivencia humana sino a otros excluidos
como ellos. Ser punk, darketo, sket, sketo, graffitero, emos, góticos, niño de la calle, sexo
servidora, pandillero, gente que vive en la calle, es otra manera de ser frente a un ser-
citadino que se siente normal en la más completa anormalidad urbana.
Existe otro tipo de grupos que la sociedad los excluye y los señala con bastante crueldad
y desprecio: los homosexuales, las lesbianas, los travestis, los contagiados de VIH-SIDA.
7.- La ‘ciudad cristiana’, nuestra Iglesia. Aparecida la describe como “un grupo limitado
que llega a nuestra celebración dominical y reconoce a sus obispos como pastores” (171.
175), que se reúne para partir el Pan de la Palabra y de la Eucaristía y persevera en la
catequesis, en la vida sacramental y la caridad (175); que en la evangelización, en la
catequesis, en la pastoral de este grupo persisten lenguajes poco significativos para la
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G. BALANDIER, El desorden. La teoría del caos y las ciencias sociales, Gedisa, Barcelona, España, 2ª
Reim. 1996, p. 214-215.
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cultura actual, moderna y postmoderna; por lo que debe asumir la cultura actual, “con un
lenguaje que comprendan nuestros contemporáneos” (480).
Este análisis permite ver que para hacer una pastoral urbana no podemos concebir
solamente que en la ciudad existe una cultura homogenea y mucho menos una
religiosidad única y compacta. La mirada del pastor tendrá que agudizarse para poder
decubrir estas realidades y la creatividad que otorga el Espíritu lo conducirá a encontrar
caminos de evangelización. Pero no tendrá que hacerlo solo, sino con una comunidad con
la cual pueda rezar, analizar, dialogar y discernir los pasos para un anuncio alegre de la
Buena Noticia.
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DINÁMICA DE LA ENCARNACIÓN
La comunidad de los discípulos misioneros de Jesucristo encuentra en él el modelo de
todo evangelizador. El Señor para poder mostrar a todos el amor del Padre dejó el cielo
y se abajó tomando la condición de servidor. Como sabemos se encarnó, es decir asumió
lo humano. Así el Hijo de Dios se hizo hombre para que seamos hijos de Dios. En la
encarnación el Verbo asume, redime y eleva. Así el camino que tiene que recorrer la
Iglesia es entrar en la vida de la ciudad para anunciar el kerygma, invitando a descubrir
que el Padre nos ama y quiere nuestra felicidad.
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Francisco. “Discurso a los participantes del Congreso Internacional de Pastoral de las grandes ciudades.”
Roma 27 de noviembre de 2014.
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C. M. Galli. “La sinodalidad en la vida de la Iglesia” Charla en la Escuela Universitaria de Teología.
Mar del Plata, 17 de mayo de 2018.
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CONCLUSIÓN
A modo de conclusión podemos hablar de tres conversiones que la Iglesia debe asumir
para realizar una pastoral urbana:
Primera Conversión: Disminuir su lenguaje verbal y acrecentar su lenguaje simbólico-
testimonial. La gente no busca verdades sino lo que le de sentido, plenitud y felicidad.
Aquí habrá que descubrir cómo presentar a un Jesús que vale la pena seguir.
Segunda Conversión: Volver a ser comunidad cristiana de hermanos y hermanas que,
juntos, disciernen necesidades de su entorno y buscan responder al mundo con la actitud
de servicio de Jesús; construirse ad intra tanto cuanto es requerida por el ad extra.
Tercera Conversión: Volver a ser Iglesia de casa, una casa de puertas abiertas. Lugar
del encuentro, la celebración, la alegría, la fraternidad. Donde se llega para compartir,
reponerse, tomar fuerzas y volver al encuentro de los que buscan al Señor.
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BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA
V. R. Azcuy (coord.); Ciudad Vivida: Prácticas de Espiritualidad en Buenos
Aires. Editorial Guadalupe, 2014.
J. M. Bergoglio. “Palabras iniciales del Sr. Arzobispo de Buenos Aires en el
primer congreso regional de pastoral urbana. Dios vive en la ciudad”, Buenos
Aires 25 de agosto de 2011, en C. M. Galli; Dios vive en la ciudad. Hacia una
nueva pastoral urbana a la luz de Aparecida y del proyecto misionero de
Francisco. Agape Libros, Buenos Aires, 2014. 399-412.
B. Bravo. La Pastoral urbana. Colección A la luz de Aparecida, 10. CELAM,
Bogotá D.C. 2008, 17-33.
D. Castagna. “Pastoral en la gran ciudad”, Criterio 1633/4 (1971) 795-797.
CELAM, Departamento de Cultura y Educación – Sección Cultura; “Encuentro
sobre cultura urbana y conversión pastoral. A la luz de Aparecida, en el horizonte
de la Misión Continental”, en Buenos Aires del 1 al 5 de marzo de 2010. En
Revista Teología, Tomo XLVII, No 102, Agosto 2010, 209-215.
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