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EL REGISTRO DE LA HISTORIA DE

PASTO Y DE LA REGIÓN, EN LAS


PÁGINAS DE ILUSTRACIÓN NARIÑENSE

María Teresa Alvarez Hoyos*

En la primera mitad del siglo XX surgieron en


Pasto publicaciones culturales de trascendencia,
fruto de la actividad humanística desarrollada por
la generación de intelectuales que se formó en las
primeras décadas del siglo y que encontró en la
literatura, la historia y el periodismo los espacios
que le habían negado el aislamiento geográfico y
la incomprensión por parte del país. Entre dichas
publicaciones culturales se encuentran Ilustración
Nariñense (1924-1955), Boletín de estudios históri-
cos (1927-1940), Anales de la Universidad (1930-
1954) y la Revista de Historia (1938 - ) publicada
por la Academia Nariñense de Historia hasta la
actualidad.
La Revista Ilustración Nariñense fue un ma-
gazine cultural que inició su publicación en 1924
y logró alcanzar las 120 ediciones en 1955; su
director-propietario fue Rafael Delgado Chaves
(1884-1955), quien se propuso “favorecer la
obra de la educación, la industria, el comercio, la
* Profesora titular
agricultura del Departamento, la higiene popular Universidad de Nariño,
y hacer la propaganda más allá de los lares del Miembro de Número
Academia Nariñense
terruño, de todo aquello que pueda granjearnos de Historia

— 199
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el aprecio de los que nos desconocen”1. Con un espíritu impregnado de


civismo, Delgado entendió que su tarea, a través del periodismo, era
“aportar su contingente para el progreso moral y material de esta sección
de la patria colombiana”2.
Ilustración aglutinó a escritores y periodistas de renombre, con
temáticas tan variadas como la historia, la literatura, la pedagogía, el
desarrollo vial y las comunicaciones, el desarrollo de Nariño, la higiene,
las biografías de personajes de la región, las relaciones internacionales,
la política, la religiosidad, el estado de la educación y el acontecer social
local y regional.
Estaba presentada en un formato de 23 x 32 cm., en cuadernillos de
34 páginas en los que abundaban fotos de personas, lugares, paisajes o
de aquello a lo que se hacía alusión en los artículos. Dado que don Rafael
ejercía la fotografía como actividad profesional, ilustraba la revista con
una gran cantidad de estampas de la época. En ella ofertaba también
sus servicios en los ramos de fotograbado, fotografía y ampliaciones3,
y anunciaba que tenía para la venta hortalizas y flores que cultivaba en
su granja.
Respecto a la acogida que tenía Ilustración entre el público, en el
No. 12 Delgado comentaba:
Eso de que nuestra modesta Revista sea solicitada de distintos luga-
res del país, de que sea leída con interés por el letrado y por el de
mediana cultura, por el eclesiástico y por el hombre de negocios,
por la grave matrona y por la joven de quince abriles; sin que le
tengan recelo tirios y troyanos, eso solo, decimos, nos colma de
satisfacción y es la voz más elocuente de nuestra sinceridad para
con la sociedad a la que tenemos la honra de pertenecer4.

Los “felices años veinte”


Los años veinte fueron un decenio peculiar, tanto a nivel nacional
como internacional; la Primera Guerra Mundial (1914-1918) había
transformado no solo las fronteras sino el propio sentido de civilización
y de “progreso indefinido”5, la búsqueda de la paz o, más exactamente
de la pacificación, se entrecruzaba con la presencia en el escenario in-

1. Rafael Delgado, “Nuestro Ideal”, Revista Ilustración Nariñense No. 1 (noviembre 1924): 1.
2. Ibíd.
3. Anuncio: “AMPLIACIONES al bromuro, con papel de superior calidad, en la fotografía de Rafael
Delgado Ch.”. Ilustración Nariñense, No. 12 (marzo 1926): 1.
4. Rafael Delgado, “El Número 12 de nuestra Revista”, Ilustración Nariñense, No. 12 (marzo 1926): 1.
5. Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia, ideología y cultura”, 2ª. ed. Bogotá: Ediciones Al-
borada, 1991, p. 15.
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ternacional de la revolución socialista soviética (1917) y la revolución


mexicana (1910-1920) y con la consecuente agitación obrera que tuvo
lugar en muchos países de Europa y América.
Esta década también contempla el surgimiento del fascismo – Ita-
lia y Alemania principalmente – y el ascenso del movimiento feminista
especialmente en Inglaterra y Estados Unidos. La lucha antialcohólica
que se emprende tanto en Inglaterra como Estados Unidos repercute en
Colombia con la instauración de campañas higienistas contra el “em-
brutecimiento” del pueblo y la degeneración de la raza por efecto del
alcohol, lo que ocasiona el cierre de los expendios de chicha o chicherías6.
La radio, el cine y el avión son tres invenciones revolucionarias
que ingresan a Colombia en esta década, un país todavía pastoril que
trata de superar los estragos de la Guerra de los Mil Días (1899-1902).
La famosa “prosperidad a debe” o “danza de los millones”, llamada así
por la deuda externa contraída por el país en los gobiernos de Pedro
Nel Ospina (1922-1926) y Miguel Abadía Méndez (1926-1930), así
como también, por los 25 millones pagados por Estados Unidos por el
“rapto” de Panamá, permitieron iniciar la instalación de condiciones de
infraestructura económica y física para el desarrollo del capital: se em-
pezaron a planificar las ciudades y en obras públicas, se construyeron
canales, cables aéreos, carreteras, adecuación de puertos y aumento de
vías ferroviarias7.
En el campo social y cultural, “prospera una nueva moral más li-
bertina, ligada a Hollywood, al music-hall, a la revolución en los bailes,
en las diversiones (…) que rompe los antiguos cánones de mesura y
circunspección”8. Se imponen el jazz, el fox-trot, el charleston, y el tango,
la moda con el estilo “talego”, el pelo “a la garçon” y una nueva genera-
ción de intelectuales que se van a denominar “Los Nuevos”, en oposición
a la generación del Centenario, “castiza y rigurosa”9.

6. Ibíd., 17.
7. María Tila Uribe, Los años escondidos. Sueños y rebeldías en la década del veinte. Bogotá: CESTRA,
CEREC, 1994, 32.
8. Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia, 21.
9. Uribe Celis, Los años veinte en Colombia, 21-26. Se llamó “generación del Centenario” a quienes
les tocó vivir activamente la conmemoración del centenario de la Independencia; entre éstos se
encuentran: Eduardo Santos, Agustín Nieto Caballero, Laureano Gómez, Alfonso López Pumarejo,
Enrique Olaya Herrera, Luis Carlos López, Porfirio Barba-Jacob, Luis López de Mesa, José Eustacio
Rivera. Entre 1919 y 1921 surgió la “generación de los Nuevos”, influenciada por la revolución
soviética y por los movimientos europeos de postguerra. Fueron “Nuevos”: Rafael Maya, León de
Greiff, Jorge Zalamea, Francisco Umaña Bernal, José Antonio Osorio Lizarazo, Luis Vidales, Alberto
Lleras, José Mar, German Arciniegas, Luis Tejada, Los “Leopardos” - Silvio Villegas, Augusto Ramírez
Moreno, José Camacho Carreño, Eliseo Arango – activos en literatura, periodismo o política. Uribe
Celis, p. 118-120.
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La época de la danza de los millones, con la consecuente “moder-


nización” del país, se caracterizó por las extremas diferencias sociales,
pues al lado del progreso existió una evidente miseria, malgastando los
empréstitos en complacer a gamonales y parlamentarios10. La declina-
ción del periodo, entre 1927 y 1930, marca el fin de la euforia colectiva,
con un importante desplazamiento de población rural a las ciudades
y la presencia de conflictos obreros en los “enclaves imperialistas del
petróleo y el banano”11.
El régimen conservador no comprendió los cambios sociales que
estaban dándose en las ciudades y los campos y reaccionó con una res-
puesta meramente represiva a la movilización social; a esto se sumaba
la corrupción administrativa que provocó gran descontento en las clases
medias y populares de las ciudades y la falta de sensibilidad frente a los
problemas laborales que demostró Abadía al calificar a los huelguistas
de las Bananeras como “traidores a la patria por amenazar la inversión
extranjera”12.
La ley 62 de 1923, por la cual se ordenaba la construcción del ferro-
carril de Tumaco a Pasto, fue la participación que se asignó al departa-
mento de Nariño en el reparto del dinero de los empréstitos13. El tema de
las vías de comunicación y en especial de la vía férrea fue el leit motiv de
la revista Ilustración Nariñense, y se tratará con persistencia en casi todos
los números publicados. En 1926 mencionaba que “aun a riesgo de que
el público en general y los lectores de esta revista en particular hallen
fastidio porque se les trata siempre sobre el mismo tema” volvían a la
tarea de despertar “el entusiasmo regenerador y salvador” para atender
al llamado hecho por el general Pedro Nel Ospina y el doctor Laureano

10. María Tila Uribe, , Los años escondidos, 32.


11. El 6 de diciembre de 1928 ocurrió la “Masacre de las Bananeras”, represión sangrienta de la huelga
de diez mil trabajadores contra la multinacional estadounidense United Fruit Company en Ciénaga,
Magdalena. “El gobierno conservador de Abadía Méndez protegió el enclave norteamericano a tal
punto que la tropa colombiana llegó hasta el punto de disparar contra una manifestación pacífica
de huelguistas en Ciénaga, causando unos 800 muertos y el gran escándalo nacional con el que
Jorge Eliecer Gaitán comenzó su carrera política y que fue causa principal para dar al traste con la
hegemonía conservadora de casi cinco decenios”. Salomón Kalmanovitz. Economía y Nación. Una
breve historia de Colombia. Bogotá: Editorial Norma, 2003, 264.
12. Fernán González, Poder y Violencia en Colombia. Bogotá: Odecofi-Cinep, 2014, p. 243-244.
13. Rosa Isabel Zarama comenta al respecto: “En 1923 el Congreso repartió los veinticinco millones de
la indemnización por Panamá y el dinero de los empréstitos norteamericanos entre catorce proyectos
férreos diferentes, entre ellos el de Nariño. El proyecto de un sistema nacional ferroviario fracasó
en medio de los intereses locales: cada región deseaba asegurar su progreso. El gobierno nacional
ordenó la construcción del tramo Tumaco-Ipiales-Pasto, en cumplimiento de la Ley 62 de 1923, con
ese fin destinó dos millones cuatrocientos mil pesos y determinó comenzar con el trayecto entre
Tumaco y Pasto que cubriría aproximadamente trescientos tres kilómetros”, “Historia del Ferrocarril
de Nariño”, Tendencias, Vol. XVII, No. 1 (1er. Semestre 2016): 94.
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Gómez, quienes han dicho que “el Tesoro de la Nación está pródiga e
ilimitadamente abierto para nuestra Ferrovía y que solo se necesita que
los habitantes de Nariño vayan a invertirlo y a ganarlo!14.

Portada “Los impulsores del progreso en Nariño”


Fuente: Ilustración Nariñense, No. 15, julio de 1926.

Una preocupación que se observaba en los colaboradores de Ilus-


tración respecto al ferrocarril era la respuesta en tonelaje suficiente
para movilizar de que debía disponer el departamento. Roberto Hines-
trosa invitaba a “levantarse temprano y sembrar café, el oro vegetal,
la inmediata redención para nuestro angustiado vivir económico y la
solución fácil, el medio expedito para crear y fomentar el tonelaje que
ha de portear el ferrocarril”15. Lo ocurrido con la ferrovía demostró
que la falta de carga llevaría al fracaso a este medio de transporte
tan anhelado por los nariñenses.

14. Roberto Hinestrosa C., “Palabras de entusiasmo y gratulación. Ferrocarril de Nariño”, Ilustración
Nariñense, No. 12 (marzo 1926): 4.
15. Roberto Hinestrosa, Ilustración Nariñense, No. 8 (octubre 1925): 5.
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Ferrocarril de Nariño en el Km. 18. En el fondo el estero de Aguaclara.


Fuente: Ilustración Nariñense, No. 12 marzo de 1926, p. 15.

Con motivo de la colocación de los primeros rieles del ferrocarril


se ordenó publicar un número extraordinario de la revista, con el fin de
dar a conocer los documentos oficiales y demás actos relacionados con
los festejos que se realicen por esta causa16. El programa de tal celebra-
ción incluyó Misa solemne y Te Deum en la iglesia del Sagrado Corazón
de Jesús, gran desfile cívico con la asistencia de colegios y escuelas, el
clero, los empleados oficiales, la reina de los estudiantes de Nariño y su
corte de honor, la oficialidad y el regimiento, los gremios sociales y el
pueblo en general17.
“Tan extraordinario acontecimiento” incluyó corridas de toros, pre-
sididas por “su majestad Romelia I”:
“TODOS. TODOS. SEÑORAS, SEÑORITAS, CABALLEROS, JOVENES,
SEÑORAS ÑAPANGAS, ARTESANOS, OBREROS E INDUSTRIALES, A
LOS TOROS A LOS TOROS”18.

16. Sección Oficial, “Decreto No. 417 bis (julio 5) por el cual se ordena hacer una publicación”, Ilus-
tración Nariñense, No. 13 (julio 31, 1926): 4. Se ordenó publicar 2.000 ejemplares.
17. Sofonías Riascos, gobernador, “Programa de festejos para celebrar la colocación de los primeros
rieles del Ferrocarril de Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 13 (julio 31, 1926): 7.
18. “¡Vivan los toros, Viva el Ferrocarril de Nariño! ¡Viva el entusiasmo!”, Ilustración Nariñense, No. 13
(julio 31, 1926): 7-8.
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El ánimo de los nariñenses después de las festividades los hacía


pensar que el ferrocarril ya era una realidad, tanto el que partía por el
norte desde Popayán a Pasto como el que partía de Tumaco por el sur:
“Las solemnes festividades celebradas para dejar constancia del avance
de nuestra obra redentora, son la mejor garantía para no juzgar lejano
el día de nuestra redención económica (…) Con el ferrocarril vendrá
el progreso en todas sus manifestaciones: en mayor ensanche de la
agricultura, el mayor desenvolvimiento de la industria y la moralidad
mediante el trabajo”19.

Manifestación cívica en el parque de Nariño. Pasto.


Fuente: Ilustración Nariñense, No. 13 julio de 1926, p. 29.

Los reportes acerca del desarrollo del Departamento publicados por


la revista fueron frecuentes, ya que no se quería desperdiciar ninguna
ocasión “para fijar cada día en la mente nacional la supervivencia de
esa porción del territorio patrio; porque diariamente se deja conocer el
olvido en que la tiene la república”. Se lamentaba el escritor Albán que
las giras científicas, ministeriales o técnicas solo llegan hasta Popayán o
a Buenaventura, “como si allí terminara Colombia (…)”20. Las crónicas

19. “El Ferrocarril se acerca”, Ilustración Nariñense, No. 13 (julio 31, 1926): 38.
20. Teófilo Albán Ramos, “El Departamento de Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 12 (marzo 1926):
3; Francisco Albán, “Nariño Industrial”, Ilustración Nariñense, No. 11 (febrero 1926): 1-3. En la
revista No. 17, Carlos Balcázar, desde Medellín, hace una “Breve reseña sobre el actual estado del
Departamento de Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 17 (noviembre 1926): 2-5; “Colombia hasta
Popayán muy lejos de Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 23 (noviembre 1927): 1.
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sobre los adelantos experimentados por diferentes ciudades del Depar-


tamento mantenían el vínculo entre éstas y la capital, así como el interés
de los lectores cuando se veían reflejados en las páginas del magazine:
“Crónicas del Pacifico. El Cocal. Los Balnearios del Porvenir”21, “Chambú-
Barbacoas-Patía”22, “Tuquerreños ilustres”23, “El Santuario de Nuestra
Señora de las Lajas”24, entre otros.
En 1925 José Rafael Sañudo publicó la obra más discutida de su
producción ensayística, Estudios sobre la vida de Bolívar, cuya impor-
tancia radicó “en haber puesto en tela de juicio la figura de Bolívar, en
una época en que el culto a los mitos estaba muy bien cimentado y era
considerado una necesidad para cohesionar el sentido centralista de
nación”25. La revista apoyó decididamente la obra de Sañudo y protestó
porque no se pudiera hacer uso “de nuestros derechos de pensar y de
escribir, de modo que con nuestras propias opiniones podamos ilustrar
asuntos de carácter general y de valor histórico”26. La obra dio lugar a una
encendida polémica entre Sañudo y Sergio Elías Ortiz quien, utilizando
el seudónimo de “Un indio patriota”, escribió varios artículos que a la vez
fueron respondidos por Sañudo con el seudónimo de “Prospero Gallo”27.
En 1923 el presidente Pedro Nel Ospina contrató una misión peda-
gógica alemana conformada por católicos, cuyo objetivo era elaborar una
reforma de la educación. En la redacción del proyecto se presentaron
problemas dado que su director, Anton Eitel, no estaba de acuerdo en
que había que solicitar concepto al Arzobispado. El proyecto pretendía
“superar el contenido puramente verbalista y memorístico de los pro-
gramas, y procurar una instrucción más práctica y una actualización
de los métodos”28. Fue entregado al Congreso para su estudio en 1925,
instancia que solicitó hacer modificaciones que no fueron aceptadas
por la misión alemana. La iglesia católica, dados los antecedentes de la

21. Guillermo Edmundo Chaves, “Crónicas del Pacifico. Hacia el Cocal. Los Balnearios del Porvenir”,
Ilustración Nariñense, No. 17 (noviembre 1926): 5-6;
22. Hermano Anacleto, “Chambú-Barbacoas-Patía”, Ilustración Nariñense, No. 17 (noviembre 1926):
11-18.
23. Ilustración Nariñense, No. 16 (septiembre 1926).
24. “El Santuario de Nuestra Señora de las Lajas”, Ilustración Nariñense, No. 26 (marzo 1928): 9-10.
25. María Teresa Alvarez Hoyos, Elites intelectuales en el sur de Colombia, Pasto 1904-1930. Una gene-
ración decisiva. Pasto: Editorial Universidad de Nariño, 2007.
26. Eduardo Andrade, “Glosas sueltas. Un hijo indigno de Colombia”, Ilustración Nariñense, No. 12
(marzo 1926): 14.
27. Un indio patriota, “¿Historia?”, Ilustración Nariñense, No. 9 (noviembre 1925): 3-4; “¿Historia?”,
Ilustración Nariñense, No. 10 (diciembre 1925): 20-22; Próspero Gallo, “Los refutadores del señor
José Rafael Sañudo”, Ilustración Nariñense, No. 10 (diciembre 1925): 22-24.
28. Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia, p. 129.
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primera misión pedagógica alemana de 187029, vetó el proyecto de ley


presentado, el cual nunca fue aprobado aunque algunos aspectos fueron
adoptados como ocurrió con la obligatoriedad de la enseñanza primaria30.
Con respecto al proyecto de la misión pedagógica, la revista publicó
el artículo titulado “La Reforma Instruccionista. El sueño de Herr Judas”,
en el que, de manera dialogada, se trataba el tema. Ante la pregunta
“¿Qué es eso de la Reforma Instruccionista? ¿Será cosa de los protestantes
de Ipiales?” el interlocutor responde:
– Se trata de un proyecto de ley que la Misión Alemana quiere
regalarnos a los colombianos para que nos civilicemos un poco.
– ¿Y esos señores son católicos o herejes?
– ¿Y qué tiene que ver en el asunto?
– Mucho, pues siendo nosotros católicos, no sería bien que unos
moros, judíos o protestantes vinieran a darnos leyes, de seguro que
traerían sus resabios y nuestros vástagos resultarían por lo menos
herejes, pues de tal palo tal astilla, o tal maestro tal alumno31.

La revista se pronunciaba así en contra de la reforma y a favor del


punto de vista católico y conservador; en el mismo artículo planteaba
el pronunciamiento del Primado: “no es hidalgo el que una misión ex-
tranjera venga a echar la culpa de nuestro atraso a las congregaciones
religiosas que van a la vanguardia de la instrucción en todas partes”32.
El tema educativo fue objeto de numerosos escritos, ya que la
discusión alrededor de la reforma de la instrucción movilizó muchos
sectores vinculados con el tema; en el artículo “La educación en la es-
cuela primaria”33 se proponía empezar por el principio, “es decir, por la
enseñanza primaria” y consagrarle a ella todas las energías, sugería no
escatimar el dinero “ni para la educación del pueblo, ni para las vías de
comunicación (…) Ojalá llegue el día en que la mayor parte de nuestras
rentas se emplee en estos dos grandes capítulos: Escuelas y Caminos”.

29. La primera misión pedagógica alemana llegó al país en 1870, invitada por el gobierno liberal radical
para introducir en la educación las enseñanzas a través del método pestalozziano. Estuvo integrada
por nueve maestros alemanes de los cuales siete eran protestantes y dos católicos, lo que ocasionó
un conflicto de grandes proporciones con la Iglesia.
30. Alexandra Toro, Armando Muñoz y Lars Scharnholz, “Huellas de Alemania en la educación en
Colombia. Herencia alemana en la educación y en su arquitectura”, Revista Quaestiones Disputatae
Temas en Debate No. 15, 2014, 68-72.
31. Pulgarcito, “La Reforma Instruccionista. El sueño de Herr Judas”, Ilustración Nariñense, No. 12
(marzo 1926): 18. Posiblemente el autor es el Hermano Anacleto, uno de los religiosos del círculo
de Delgado, quien escribía a menudo sobre educación y pedagogía.
32. Pulgarcito, “La Reforma Instruccionista. El sueño de Herr Judas”, Ilustración Nariñense, No. 12
(marzo 1926): 20.
33. “La educación en la escuela primaria”, Ilustración Nariñense, No. 26 (marzo 1928): 8-9.
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Proponía también centralizar la dirección escolar, a fin de terminar con


la anarquía existente, formar maestros idóneos y construir edificios
escolares apropiados.
Respecto a la enseñanza en las Escuelas Normales, Jorge Buendía,
a partir de su experiencia como estudiante y profesor de la Universidad
de Chile, comparaba lo que se hacía en este país y en Argentina con la
legislación escolar colombiana acerca de la formación de maestros34.
Haciendo un poco de historia de la pedagogía en Nariño, Buendía res-
cataba del olvido las “conferencias pedagógicas” que impulsó Enrique
Muñoz, primer director general de Instrucción Pública en 1905, las que
tuvieron resultados muy halagadores, consignados en los Registros de
Instrucción Pública de la época, “donde se leen muchas conclusiones de
índole práctica, a veces originales y adaptadas a nuestras escuelas”. En
1925, anunciaba “la publicación próxima de ‘Don Quijote’ como órgano
del Magisterio de Nariño”, mediante el cual “los maestros de la capital
podrán entenderse con todos los colegas del Departamento, a quienes
alistarán para esta nueva cruzada de cultura social” 35.
Por ley 33 de 1925 se estableció la Fiesta del Estudiante, por lo cual
los carnavales y reinados estudiantiles adquirieron mucha importancia36.
La Federación de Estudiantes de Nariño nombró como reina a Romelia
Martínez, hecho que constituyó una primera vinculación de la mujer a
la vida universitaria, así fuera a través del reinado estudiantil. Expuso la
necesidad de “buscar mejoras para los estudiantes de escasos recursos y
generar un ambiente adecuado que les permitiera a los varones, estudiar
con éxito una carrera universitaria”, por lo cual comunicó al Consejo
Directivo de la Universidad que “se proponía iniciar la construcción de
la Casa del Estudiante, (…) asilo seguro para los jóvenes pobres que
quisieran educarse”37. Con ocasión de las festividades por la inauguración
del Ferrocarril de Tumaco a Pasto, Romelia I, por “Real Decreto” invitó
a los jóvenes a asociarse a la celebración38.

34. Jorge Buendía, “Cuestiones pedagógicas. Sobre el contenido de enseñanza en las Escuelas Normales.
A la Misión Pedagógica”, Ilustración Nariñense, No. 7 (julio 1925): 27-28.
35. Jorge Buendía, “Las conferencias pedagógicas”, Ilustración Nariñense, No. 10 (diciembre 1925):
7-9.
36. “Los carnavales y los reinados estudiantiles son eventos casi nacionales. En 1924 los liberales logran
la elección de una liberal, Elvira Zea Hernández, que se impone en concurso con la hija del propio
presidente conservador Pedro Nel Ospina, doña Elena Ospina Vasquez. (…) Todas son hijas de la
élite por supuesto”. Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia, p. 135.
37. María Teresa Alvarez, Elites intelectuales en el sur de Colombia, Pasto 1904-1930. Una generación
decisiva. Pasto: Editorial Universidad de Nariño, 2007, p. 502.
38. “Real Decreto por el cual se asocia la Federación de Estudiantes a los festejos del Ferrocarril de
Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 13 (julio 31, 1926): 42.
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“Su Majestad Romelia I”


Fuente: Portada Ilustración Nariñense, No. 12 marzo de 1926

En febrero de 1926, Ipiales nombró a Clemencia I, reina del Arte y


de la Melodía y Señora del Trabajo: “Soberana de un pueblo soberano,
no tienes otra ley que el progreso, ni otro escudo que el cariño”39. Por
Real Decreto No. 11 organizó un concurso literario y otro industrial y
obrero, por el que se premiaría con medalla de oro la mejor composición
literaria en prosa – “ojalá versara el tema sobre algunos rasgos morales
de Bolívar” – y los tres mejores objetos de arte obrero con 50, 20 y 10
pesos oro40.
La revista convocó varios concursos literarios, el primero de los cua-
les se llevó a cabo en julio de 1924, con dos secciones de prosa y verso;
en la sección de prosa fueron ganadores Luis Samuel Fajardo, Sergio
Elías Ortiz y Temístocles Pérez Delgado, con los cuentos Tradiciones,
Bandonao y Fray Nicasio. En el concurso de poesía los ganadores fueron

39. Un Vasallo, “S.M. Clemencia I de Ipiales”, Ilustración Nariñense, No. 12 (marzo 1926): 17.
40. Clemencia I, “Real Decreto No. 11”, Ilustración Nariñense, No. 12 (marzo 1926): 17.
210 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

“S. M. Clemencia I de Ipiales. Reina del Arte y de la Melodía y Señora del Trabajo”
Fuente: Ilustración Nariñense, No. 12 marzo de 1926, p. 17

Alberto Montezuma Hurtado, Luis Marcial Burbano y Pedro María Dá-


valos. El segundo concurso literario se convocó en 1925 con el tema Un
cuento de Navidad, al que solo se presentaron cinco trabajos; el premio le
correspondió al cuento Perpetua Juventud de Manuel Antonio Delgado.
El tercer concurso literario lo promovió la revista en mayo de 1933,
con motivo de llegar al No. 50, “para premiar el mejor cuento, la mejor
poesía y la mejor pieza de música”41. Luis Eduardo Nieto Caballero fue
jurado nacional de la sección de prosa y Luis María Mora de la sección
de verso; los trabajos de música los juzgaron Emilio Murillo y algunos
músicos del Conservatorio nacional42.

41. “Concurso Literario-Musical de Ilustración Nariñense”, Ilustración Nariñense No. 49 (mayo 1933):
11.
42. Alejandro Ortiz López, “Diez años de labor de la Revista Ilustración Nariñense. Discurso de intro-
ducción del R.P. Alejandro Ortiz López S.O. en la Velada lírico-literaria con ocasión de la distribución
de premios”, Ilustración Nariñense, No. 55 (agosto 1934): 2-5.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 211

“Damas de la sociedad pastense que acompañaron a Luis Felipe de la Rosa en


sus dos recitales dados en esta ciudad”.
Fuente: Ilustración Nariñense, No. 35 octubre de 1929, p. 7

El padre Alejandro Ortiz López se expresaba así en la velada lirico-


literaria con ocasión de la distribución de premios:
Pocos actos tendrán la significación del presente: una Revista de-
dicada por entero al engrandecimiento del terruño, en particular,
y de la Patria grande en general, se presenta hoy – al cumplir su
décimo año de labores – a premiar a los que triunfaron en su quinto
concurso (…) Los pueblos que estimulan a sus intelectuales van
cincelando su estatua futura.
Y esta misión de verdadero civismo corresponde a la prensa; en
los tiempos modernos el periódico ya dejó de ser solo noticioso o
comercial para convertirse en el portaestandarte de la verdadera
civilización. Ilustración Nariñense –consciente de este deber de la
hora presente– ha promovido y llevado a término cinco concursos,
dos deportivos y tres literarios43.

43. Alejandro Ortiz López, “Diez años de labor”, 1-2.


212 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

En cuanto a los concursos deportivos, el primero se realizó en junio


de 1925 y el segundo se abrió en junio de 1929, “con el fin de preparar
las fuerzas deportivas del departamento a las olimpiadas nacionales que
se llevarían a efecto en Cali”44.
En noviembre de 1946, con motivo de la llegada de Ilustración Nari-
ñense al No. 100, abrió tres concursos: el primero entre historiadores, el
segundo entre prosistas y el tercero entre poetisas. El tema elegido para
el concurso de historia fue El crimen de Berruecos, “tratando de poner
en claro con documentos auténticos, quién fue el autor intelectual del
asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho”45. Para literatos no aficionados
a la historia, propone un ensayo de novela corta y para poetisas, una
composición en verso. Los trabajos premiados se publicarían en el No.
100 de la revista.
Uno de los poetas nariñenses que tuvo más presencia en Ilustración
fue Luis Felipe de la Rosa; la revista seguía de cerca sus andanzas en los
países del sur46, publicaba sus poesías e informaba sobre los recitales
dados por el poeta, con la descripción detallada de las intervenciones
realizadas en tales eventos47.
La propaganda de casas importadoras y exportadoras era frecuen-
te, como la Casa Inglesa con sedes en Pasto y Tumaco, que anunciaba
mercancías procedentes de Inglaterra, Francia, Bélgica e Italia, como
también de los Estados Unidos. Vicente Gallo, importador y exportador,
daba a conocer la sede en Tumaco y la compra permanente de taguas y
demás artículos de exportación.
En 1929, cuando se acercaban las elecciones, Ilustración se mani-
festó a favor de la candidatura del general Alfredo Vásquez Cobo frente
a la del poeta Guillermo Valencia, y expresaba su preocupación por la
división de las fuerzas conservadoras que “podía dar con la caída del
Régimen Conservador”48. Vásquez Cobo gozaba del respaldo del arzo-
bispo Ismael Perdomo y de gran parte del episcopado, al tiempo que se
prohibía trabajar por la candidatura del poeta, “por estar recomendada
y apoyada por las logias masónicas. Detrás del iluminado vate están las
legiones de los enemigos de Dios y de la Iglesia”49.

44. Alejandro Ortiz López, “Diez años de labor”, 2.


45. Rafael Delgado, “Concurso Literario. La llegada de “Ilustración Nariñense” al número 100”, Ilustra-
ción Nariñense, No. 97 (noviembre 1946): 1-2.
46. Jorge Buendía, “Luis Felipe de la Rosa en Chile”, Ilustración Nariñense, No. 6 (mayo 1925): 16-17.
47. Teófilo Albán Ramos, “Los dos recitales de Luis Felipe de la Rosa”, Ilustración Nariñense, No. 35
(octubre 1929): 5-6; “La segunda visita de Luis Felipe de la Rosa a la Arcadia ecuatoriana”, Ilustra-
ción Nariñense, No. 37 (abril 1930): 15.
48. Rafael Delgado, “Concentración”, Ilustración Nariñense, No. 35 (octubre 1929): 1.
49. El Derecho, No. 108, 10 de enero de 1930, p. 1.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 213

Propaganda Casa importadora y exportadora


Fuente: Ilustración Nariñense, No. 12 marzo de 1926

La candidatura de Vásquez Cobo no contaba con el apoyo del pre-


sidente Abadía Méndez, quien estaba decidido a impedir su llegada a
la presidencia. Su antipatía se debía al humillante exilio decretado por
Rafael Reyes en 1904, en el que las tropas comandadas por Vásquez
Cobo condujeron a Abadía y a sus colegas a los Llanos Orientales, por lo
cual Abadía estaba decidido a hacerle pagar la antigua ofensa50 y, en su
lugar, apoyaba al poeta Valencia. Cuando se encontraban muy cerca las
elecciones, el arzobispo Primado, recibió orden del Vaticano de adherir
a la candidatura de Guillermo Valencia, debido a las maquinaciones de
Abadía, lo que causó desconcierto y desconfianza entre muchos conser-
vadores.

50. James D. Henderson, La modernización en Colombia. Los años de Laureano Gómez, 1889-1965.
Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2006. p. 245.
214 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

“El candidato Alfredo Vásquez Cobo”


Fuente: Ilustración Nariñense No. 37 abril de 1930

Por su parte, el Directorio Liberal Nacional, reunido a mediados de


noviembre había decidido impulsar la candidatura de Enrique Olaya
Herrera, embajador de Colombia ante Estados Unidos, quien aceptó la
designación con la condición de no presentarse con base en una plata-
forma exclusivamente partidista. Esto agradó a muchos conservadores
moderados, en especial de origen antioqueño, quienes tenían vínculos
históricos con el republicanismo. El 9 de febrero de 1930 se realizaron
las elecciones, en las que se dividió el voto conservador, convirtiendo a
Enrique Olaya Herrera en el primer presidente liberal del siglo XX, lo que
dio lugar a un cambio trascendental en el orden social y político del país.
La alternación pacífica que se efectuó indicaba que el país había llegado
a la mayoría de edad, “feliz aberración” para el contexto latinoamerica-
no donde los golpes de estado y las dictaduras militares eran la regla51.

Los años treinta: conflictos e ilusiones


El inicio de la década contempló la realización de exposiciones in-
dustriales nacionales e internacionales, en las cuales el Departamento de
Nariño tuvo una presencia activa; desde fines del siglo XIX se buscaba
con las exposiciones agrícolas e industriales que el discurso de la nación
“calara” en la conciencia del pueblo, y para ello se llevaban a cabo en
fechas que tenían que ver con mitos fundacionales como el 20 de julio
o el 7 de agosto.

51. Ibíd., p. 254.


MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 215

“La muerte de Bolívar según Quijano”


Fuente: Portada Ilustración Nariñense No. 43 julio de 1931

Para conmemorar el centenario de la muerte del Libertador, el De-


partamento de Nariño, en la semana comprendida entre el 14 y el 21
de diciembre de 1930 dispuso que:
...la luctuosa efemérides se celebrará en forma digna y solemne en
todos los ámbitos de la tierra nariñense, consagrando la atención
de sus habitantes a evocar la gloriosa memoria del Padre de la
Patria durante una semana, en cuyo tiempo deberían verificarse
actos alusivos al magno centenario, a fin de testificar el profundo
respeto y gratitud reverente que los nariñenses guardan para el
Libertador Simón Bolívar52.

Entre los actos conmemorativos, la Sociedad Unión Popular Católica


de Pasto realizó una exposición agrícola e industrial de obreros entre el
17 y el 20 de diciembre de 1930, en los salones de la Escuela de niños No.
1º.53. La exposición contó con secciones de mecánica, cemento armado,

52. Jorge Buendía, “Centenario de la muerte del Libertador y su conmemoración en el Departamento de


Nariño”, Ilustración Nariñense, No. extraordinario publicado por la Dirección de Educación Pública
(diciembre 1930): 1.
53. Luis F. Fajardo, “El Centenario del Libertador y la Sociedad Unión Popular Católica de Pasto”, Ilus-
tración Nariñense, No. 43 (julio 1931): 1-2.
216 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

cerámica, licores y perfumes, cervecería, escultura, marquetería, ebanis-


tería, tabacalera, curtiduría, talabartería, zapatería, cartonería, tejidos
de mimbre, tipografía, peletería, pirotecnia, artes gráficas, arquitectura,
pintura de barniz, confitería, alpargatería, dentistería, hojalatería, pin-
tura, obras femeninas, música y secciones varias54.
La presentación del Museo de Historia y Antigüedades fue otro de
los actos del centenario que tuvo mucha relevancia tanto de carácter
histórico como por la novedad que lo caracterizó; fue abierto por los
señores Leopoldo López Alvarez y Sergio Elías Ortiz, quienes exhibie-
ron en los salones de la gobernación algunos incunables, manuscritos
del siglo XVI, documentos alusivos a las fundaciones de dominicos y de
monjas de la Concepción en la ciudad de Pasto y otros que datan de la
independencia. Expusieron también esculturas de la etapa prehispánica
y colonial, una colección de monedas de oro, “armas pertenecientes a
nuestros guerrilleros realistas y a nuestros héroes autóctonos, como las
espadas de Agustín Agualongo y Custodio Rivera”55.

“Pabellón de Colombia en la Exposición Iberoamericana de Sevilla”


Fuente: Ilustración Nariñense No. 43 julio de 1931, p. 14

54. Alejandro Ortiz López S.O., “Informe del Presidente del Jurado Calificador de la Exposición Industrial
de Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 43 (julio 1931): 2-7.
55. Temístocles Pérez Delgado, “Sinopsis de los hechos conmemorativos, solemnizados en Pasto, con
motivo del 1er. Centenario de la muerte del Libertador”, Ilustración Nariñense, No. extraordinario
publicado por la Dirección de Educación Pública (diciembre 1930): 15.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 217

En julio de 1931, Ilustración publicó el informe presentado por el


doctor Rafael Eraso Navarrete sobre el resultado obtenido por el Departa-
mento de Nariño en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, clausurada
en junio de 1930. Entre los premiados menciona en la sección de Bellas
Artes al pintor Isaac Santacruz con medalla de plata, en la sección de
Periodismo, el primer premio lo obtuvo el Boletín del Centro de Historia
de Pasto, como revista científica con medalla de oro, el segundo premio
Ilustración Nariñense como revista ilustrada con medalla de oro. En la
sección de Agricultura, la Sociedad de Agricultores de Nariño, con el
café con diploma de honor56.
Por la misma época se conmemoró el centenario de la fundación de
la Congregación de San Felipe Neri en Pasto, evento que recibió atención
especial en la revista, con el registro de los mensajes e intervenciones
realizadas en los diferentes actos que tuvieron lugar57.
Cuando llegó Olaya Herrera al poder (1930) encontró un país que
había procurado el desarrollo económico en materia de obras públicas,
de infraestructura de servicios básicos y de comunicaciones, pero con
un gran atraso social en relación con los países de América Latina58. Se
inició así la “Revolucionaria República Liberal” que fue la conjunción
de tres mentalidades diferentes: Enrique Olaya Herrera, el pragmático,
Alfonso López Pumarejo, el visionario, y Eduardo Santos Montejo, el
analítico, “los cuatro Gobiernos que presidieron ejecutaron una de las
revoluciones democráticas y sociales más importantes en la historia de
América Latina: la República Liberal”59.
La crisis mundial de 1929, que afectó duramente la economía entre
1930 y 1932, sumada a la guerra con el Perú y la oposición acérrima de
Laureano Gómez, fueron los más graves problemas que debió enfrentar
Olaya, pero que pudo manejar hábilmente, dejando sentadas las bases
con leyes que permitieron el desarrollo de la industria nacional, el ini-
cio de la desclericalización del país, el estímulo del sector agrícola y la
expansión de la industria cafetera con bonificaciones por la instalación
de nuevos cultivos60.
Con el apoyo de Kemmerer, Olaya obtuvo la aprobación del Congreso
para su programa económico, una de cuyas principales determinaciones

56. Rafael Eraso Navarrete, “Informe del doctor Rafael Eraso Navarrete delegado por Nariño sobre el
resultado obtenido por el Departamento en la Exposición Iberoamericana de Sevilla”, Ilustración
Nariñense, No. 43 (julio 1931): 15-19.
57. Ilustración Nariñense, No. 40 (febrero 1931).
58. Enrique Santos Molano, “La Revolucionaria República Liberal”, Credencial Historia No. 183 (marzo
2005), en http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo2005/republica.
htm (Consulta 27/04/16).
59. Santos Molano, “La Revolucionaria República Liberal”, Credencial Historia No. 183 (marzo 2005),
en http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo2005/republica.htm
(Consulta 27/04/16).
60. Henderson, La modernización en Colombia, p. 256.
218 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

fue la revocatoria de la Ley de emergencia de 1927, mediante la cual se


permitía la importación de alimentos libre de impuestos. Esta medida
incrementó la producción local de alimentos así como los precios de
la tierra. Otras leyes tributarias aprobadas en 1931 aceleraron la sus-
titución de importaciones lo que permitió el desarrollo de la industria
nacional, así ésta estuviera limitada en muchos aspectos. Para favorecer
los intereses agrícolas creó tres nuevas entidades crediticias, el Banco
Central Hipotecario, la Caja Agraria y la Caja Colombiana de Ahorros; y,
adicionalmente, estimuló la expansión de la industria cafetera al ofrecer
a los cultivadores una bonificación del 10% por nuevos cultivos61.
En el campo laboral, los trabajadores se vieron beneficiados con una
legislación que garantizaba sus derechos básicos y promovía la negocia-
ción colectiva. La Ley 83 de 1931 protegió el derecho a organizar sindi-
catos y la disolución de éstos fue declarada delito civil. “Desaparecieron
entonces la confrontación directa semianárquica de los sindicatos y la
represión militar, características de la década anterior. El reconocimiento
de los sindicatos, del derecho a sindicalizarse, el establecimiento de la
jornada de ocho horas diarias y 48 semanales, y la fijación de responsa-
bilidades legales de los patronos, volcaron la simpatía popular en favor
del liberalismo”62.
Las mujeres también obtuvieron logros notables: la expedición de
un decreto que permitía que los colegios femeninos otorgaran grados de
bachiller, medida que abrió el ingreso de la mujer a la universidad, y la
revisión del Código Civil para otorgar a las mujeres casadas el derecho
legal de poseer y disponer de propiedades, al igual que los hombres. Esta
medida, que abolía el concepto tradicional de la mujer como persona
bajo la custodia del padre, del marido o de su pariente masculino más
próximo, desató las protestas de quienes consideraban que amenazaba
la estabilidad y los valores tradicionales de la familia63.
La salida de la mujer a la esfera del trabajo contó con la oposición de
la maquinaria eclesiástica y de “la gente decente”; se decía que las mu-
jeres trabajando eran “la quiebra del hogar”, “la corrupción de nuestras
sanas costumbres”, expresiones comunes en los sermones de las misas
que hacían parte de una labor de desprestigio para quienes se decidían
a trabajar. “La campaña se daba también en niveles sociales y familiares:
padres, hermanos o compañeros se oponían de muchas maneras a que
sus mujeres salieran del hogar”64.

61. Ibíd., p. 256.


62. Marco Palacios y Frank Safford, Colombia país fragmentado, sociedad dividida. Su historia. Bogotá:
Editorial Norma, 2002. pp. 543-544.
63. David Bushnell, Colombia una nación a pesar de sí misma. De los tiempos precolombinos hasta nuestros
días. 2ª ed. Santafé de Bogotá: Planeta, 1997. p. 256.
64. María Tila Uribe, Los años escondidos, 40.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 219

Aviso publicitario
Fuente: Ilustración Nariñense.

El conflicto con el Perú


En 1916, Colombia y Ecuador firmaron el acuerdo Suárez-Muñoz
Vernaza, por el cual Colombia aseguraba la propiedad sobre el Caquetá
y el Putumayo y una franja paralela al sur del Putumayo. Este acuerdo
tuvo enemigos en Colombia, quienes alegaban que Colombia perdió
50.000 km2 porque su frontera sur no llegó hasta el río Napo. José Rafael
Sañudo lo calificó como “Otro panamismo”:
En el léxico nacional, debía tenerse la palabra PANAMISMO, como
para expresar todo agravio inferido a la Patria, cuándo por dolo,
cuándo por negligencia; y así dos debíamos, los colombianos,
conmemorar: el de 3 de noviembre de 1903, en que la traición
y cobardía de algunos compatriotas, sustrajeron á Panamá del
dominio de Colombia, y el de 15 de julio de 1916, en que nuestra
cancillería firmó el Tratado, por el que se cedió al Ecuador más
de 40.000 K², en que cabe el reino de Holanda, fecundados con
sangre y labores nariñesas (…)
Temo, empero, ser muy poco leído mi estudio, porque los escritores
tontos del Ecuador y Colombia, que son bastantes, tienen el nombre
de pastuso, y por lo mismo un escritor de esta tierra, como igual
a bárbaro […] Mas, sé que hay otros escritores, discretos e inteli-
gentes, y basta para mi complacencia, que ellos lean este estudio,
y procuren, como lo harán por patriotismo, vulgarizar las razones
favorables al derecho que Colombia tenía indiscutiblemente a la
220 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

región comprendida entre los ríos San Miguel, Coca, Napo y Agua-
rico, que fue cedida al Ecuador por infausto Tratado”65.

En 1922, Colombia firmó con el Perú un acuerdo entre Fabio Lozano


Torrijos y el presidente Leguía, por el cual cedió la franja de terreno al
sur del Putumayo y el rio Putumayo sería el lindero colombo-peruano; el
Ecuador se sintió traicionado ya que la vecindad con el Perú amenazaba
su seguridad y lo forzaba a aceptar como nuevo vecino a un enemigo66.
Con este tratado, Colombia cedió el triángulo de Sucumbíos y ganó el
trapecio amazónico, acuerdo que fue aprobado por el Congreso colom-
biano en 1925 y por su homólogo peruano en 1927. Desde 1928 Colom-
bia tomó posesión del territorio, creó la intendencia del Amazonas, con
capital Leticia, con lo cual creyó que quedaba así asegurada la soberanía.
Respecto al nombre de Leticia, la revista presenta una interesante
descripción acerca de la razón histórica de esta denominación:
El puerto de Leticia, situado en la margen izquierda del río Ama-
zonas, a cuatro millas apenas de la frontera brasileña, y a 290
millas de Iquitos, fue fundado el 25 de abril de 1876 por el capitán
Benigno Bustamante, gobernador del distrito de Loreto, con el
nombre de San Antonio. Una leyenda amorosa envuelve el nombre
de Leticia, adoptado hasta la actualidad en vez del histórico San
Antonio que tuvo en su origen. El caso es el siguiente: El mencio-
nado año 1876 vivía en Iquitos una familia británica cuyo vástago
querido, la señorita Leticia Smith, supo derramar sus encantos
físicos y morales en el corazón del ingeniero Manuel Charon. Bien
pronto se entendieron los dos jóvenes y Charon se comprometió
con ella en matrimonio; pero triunfó, a poco, el paisanaje y qui-
zás las simpatías raciales, lo cierto es que la beldad se casó con
Mr. Alejandro B. Johnson, vicecónsul ingles en Iquitos. Charon
decepcionado al principio, no olvidó, sin embargo, la memoria de
la señorita Smith. Radicado en el naciente caserío San Antonio,
como fundador y uno de sus primeros colonizadores, lo cambió
sin mayores requisitos oficinescos con el nombre de la mujer que

65. José Rafael Sañudo, Otro Panamismo. El Tratado Colombo-Ecuatoriano. Pasto, 24 de octubre de
1917. pp. 1-2, citado por María Teresa Alvarez. Elites intelectuales en el sur de Colombia. Pasto,
1904-1930. Una generación decisiva. Pasto: Editorial Universidad de Nariño, 2007, p. 334.
66. La intención del Ecuador al firmar este acuerdo con Colombia era neutralizar al Perú, sin embargo,
“cuando años más tarde se conoció en Ecuador que con base en el convenio de 1916 Colombia
había zanjado su diferencia con el Perú, enemigo jurado del Ecuador, Muñoz Vernaza endureció sus
afirmaciones: El Tratado de 1916 fue bueno: lo único que ha faltado es […] la lealtad del gobierno
de Colombia”. A. Muñoz Vernaza, Exposición sobre el tratado de límites de 1916 entre el Ecuador y
Colombia. Quito: Talleres Gráficos de El Comercio, 1928, p. 14. Citado por Alberto Donadio, La
guerra con el Perú. Medellín: Hombre Nuevo Editores, 2ª. ed., 2002, pp. 56-57.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 221

amó tanto. Los pobladores conocieron desde entonces al caserío


con el nombre de Leticia; y así continuó llamándose hasta ahora67.

La toma de Leticia por un grupo de civiles peruanos ocurrió el 1º


de septiembre de 1932, lo que generó una amplia movilización social;
los ciudadanos de Bogotá, Pasto, Cartagena, Ipiales, Túquerres y Ancuya
organizaron marchas contra la invasión peruana y, en Bogotá, el 18 de
septiembre unas 60.000 personas permanecieron en la plaza de Bolívar
y el Capitolio. “Una ‘urna de la guerra’ al pie de la estatua de Bolívar
se llenó de joyas y dinero en una hora. Los cartelones proclamaban:
“Queremos la guerra” y “Vamos a Lima”68.
La atención del mundo y de los estados involucrados se dirigió hacia
la frontera amazónica y Colombia movilizó tropas hacia Puerto Asís,
desde Neiva, Popayán y Pasto. En Pasto “el Batallón Boyacá, fuera de
las compañías existentes, reclutó reservistas y voluntarios provenientes
de Ipiales, Consacá, Buesaco, Túquerres, Tablón de Gómez, El Tambo y
otros municipios del departamento de Nariño”69 .
“La Patria nos llama en su defensa: oigamos su reclamo y pres-
témosle nuestro apoyo, grande o pequeño pero eficaz y sincero,
para que merezcamos llamarnos colombianos, y nos honremos de
vernos cobijados con los pliegues de su bandera, que es símbolo
de libertad en el orden.
Triunfar o morir! Es el dilema que tenemos que resolver: no nos
queda más que hacer en estos momentos supremos”70.

El entusiasmo popular hacia el presidente y en pro de la causa pa-


triótica fue sorprendente. El préstamo interno de 10 millones de pesos
que solicitó el gobierno al Congreso para los preparativos de defensa
fue aprobado por ley 12 de 1932, y apoyado al momento por los colom-
bianos. “Cuando al cabo de un mes largo se cerró la venta de bonos,
el empréstito fue suscrito en exceso. El gobierno excitó por intermedio
de los gobernadores a las alcaldías para que fomentaran la creación de
juntas patrióticas encargadas de colocar los bonos y de recaudar otro
tipo de aportes en especie, como reses y mulas”71.

67. Ilustración Nariñense, No. 48 (febrero 1933).


68. Donadio, La guerra con el Perú, p. 168.
69. Lydia Inés Muñoz, ¡Todo por la patria! El conflicto colombo-peruano y Clara E. Narváez, el Cabo
Pedro. Pasto: Fondo Mixto de Cultura de Nariño, 2006. p. 94.
70. “Por la Patria. El momento es de prueba dolorosa para la Patria”. Ilustración Nariñense, No. 47,
octubre de 1932.
71. Donadio, La guerra con el Perú, p. 174.
222 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

“El Cañonero Cartagena que decidió la victoria”


Fuente: Ilustración Nariñense No. 49 mayo de 1933, p. 6.

Desde inicios de la República, Nariño no había logrado que los ojos


de todo el país se posaran sobre él y parecía que el infortunio del conflicto
iba a dar el impulso de ponerlo en contacto con el resto de Colombia:
“La inquietud patriótica de los últimos meses, permite pensar en la po-
sibilidad de romper el aislamiento en que hemos vivido y la expansión
futura de nuestras fuerzas latentes”72.
La ausencia de vías de acceso y obras de infraestructura que hu-
bieran permitido la penetración hacia la Amazonía ponía en evidencia
el descuido con que el Estado había mirado las regiones de Nariño,
Putumayo y el Caquetá. Afloraba una mirada holística del país sobre
sí mismo. Nunca antes el Estado ni la nación habían considerado estas
regiones como partes importantes del territorio colombiano. Se decidió
construir a marchas forzadas la carretera entre Popayán y Pasto, pero
los ingenieros se concentraron de manera especial en abrir un camino
hasta Florencia, para unirla con Garzón, al sur de Neiva. Sin embargo,
la movilización terrestre era accidentada y difícil, por lo que el gobierno
decidió acoger la idea de enviar una expedición naval al Amazonas, pro-
puesta por Alfredo Vásquez Cobo, ministro de Colombia en Francia. Así
fue como la estrategia militar incluyó un componente aéreo y otro naval.
Juan Lozano y Lozano, teniente de navío presente en la Batalla de
Güepi, hizo una narración detallada de los “preparativos del ataque, el

72. El Derecho, No. 532, 14 de enero de 1933, p. 3.


MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 223

bombardeo aéreo, la intrepidez de las tropas colombianas, cañoneros


que atacan como escuadrones de caballería y la resistencia”.
El pueblo ganará la guerra. Al vencer el país en esta guerra nos
quedará la satisfacción profunda de que no es solo el ejército, ni
siquiera el gobierno, sino el país entero quien la ha ganado. La
han ganado la sirviente que entregó su anillo de bodas para la de-
fensa, el ingeniero y el peón que construyeron las vías; el médico
que contrarrestó para los soldados los innumerables flagelos de la
selva, y curó a los heridos; el arriero y el boga que transportaron
los elementos; los diplomáticos, los oradores y los periodistas; las
madres, las esposas y las hijas, únicas verdaderas víctimas de la
guerra (…)
Juan Lozano y Lozano
Teniente de navío
Guepi, madrugada del 27 de marzo: 1933
(De El Tiempo de Bogotá)73

Alfonso López propuso acudir ante la Liga de Naciones, dado el


carácter internacional que adquiría el conflicto, así como también ges-
tionó una visita a Lima, para hablar con el nuevo presidente del Perú,
Oscar Raimundo Benavides. Esta reunión permitió pactar un armisticio
el 25 de mayo de 1933, acatando las recomendaciones de la Liga de las
Naciones que contemplaban la evacuación de Leticia y la sustitución de
las fuerzas peruanas por colombianas al mando de una comisión inter-
nacional de la Liga.
Unos años después, Luis Eduardo Nieto Caballero hacía las siguientes
apreciaciones sobre el papel de Nariño en el conflicto colombo-peruano:
“El conflicto con el Perú, que muchas cosas buenas nos trajo, en
medio de su inquietud nos permitió en una visión inolvidable,
conocer de cerca el alma nariñense. La conocíamos todos en la
historia, Sabíamos que era sencilla, generosa, lista siempre para
el heroísmo. Pero la demostración de que la sangre es la misma
a través de las generaciones y de que el patriotismo hace vibrar
a tantos seres que en cierto modo pudieran haberse considerado
como desligados del centro, nos la dieron en esos días de lucha
de manera objetiva. Solarte Obando, héroe supremo, es solamente
un ejemplo, José María Hernández, el que impávidamente subió
al cadalso en Iquitos es otro ejemplo. Valor idéntico se hallaba
potencialmente en todos los hijos de Nariño.

73. Juan Lozano y Lozano, “La batalla de Güepi, victoria del alma colombiana”, Ilustración Nariñense
No. 49 (mayo 1939): 10.
224 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

Hacia Nariño tendimos todos los colombianos los brazos, en ade-


mán de admiración y de agradecimiento. Acababan de escribir sus
hijos con sangre generosa, la firma prócer en el pacto de unión.
Quedaron desde entonces más colombianos y desde entonces los
sentimos más hondamente nuestros”74.

En 1934 llegó Alfonso López al poder, precedido de una campaña


libre de compromisos con el partido conservador, lo que le permitió
presentar su gobierno como la instauración de una “república liberal”
que sería también una república social. Su intención era ayudar a los
colombianos más pobres para que alcanzaran una mayor participación
en los beneficios del sistema, tal como Franklin D. Roosevelt lo estaba
haciendo en Estados Unidos y Lázaro Cárdenas en México. “La Revolución
en Marcha”, como llamó López a su gobierno, consistía en adoptar “un
nuevo orden económico, político y social”, pero “sin trastocar el país y
sin alterar el sereno proceso de su andar democrático”75.
Frente a los problemas de tipo social que se agudizaron con su llega-
da al poder – huelgas en las regiones cafeteras, el ferrocarril del Pacifico,
la zona bananera, movimientos de campesinos sin tierras – López se
mostró receptivo y reconoció su legitimidad, “porque había anunciado
que el Estado intervendría en lo sucesivo como “árbitro” y no como ins-
trumento de la clase dominante”76. En relación con el campo impulsó
la reforma agraria, concretada en la Ley 200 de 1936, mediante la cual
introdujo una mayor equidad en la propiedad de la tierra en el centro
de la región cafetera. El apoyo que le brindó a las organizaciones sindi-
cales aumentó su popularidad entre las masas de trabajadores, quienes
se sintieron efectivamente representados por este gobierno77.
En 1936 la nación se polarizó en torno a las reformas educativa y
constitucional presentadas por el gobierno liberal. “Los conservadores
estaban indignados de que se eliminara el nombre de Dios en el preám-
bulo de la nueva Constitución y de que se introdujera allí el derecho del
Estado a expropiar bienes en interés público”78; Laureano Gómez utilizó
las propuestas de los liberales para unificar al partido conservador y

74. Luis Eduardo Nieto Caballero, “Bogotá en Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 60 (junio 1936).
75. David Jiménez, “Revolución: imágenes, ideas, relatos”, en Sierra Mejía, R. (ed.), República Liberal:
sociedad y cultura. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009, p. 397.
76. Daniel Pécaut, Orden y Violencia. Evolución socio-política de Colombia entre 1930 y 1953. Bogotá:
Editorial Norma, 2001, p. 248.
77. Pécaut, Orden y Violencia, 252.
78. Cristopher Abel, Política, Iglesia y Partidos en Colombia: 1886-1953. Bogotá: Editorial Universidad
Nacional de Colombia, 1987, 115.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 225

fortalecer las relaciones con la Iglesia, que también se había manifesta-


do en contra de las reformas porque se eliminaba la mayor parte de las
cláusulas relativas a la religión y a la privilegiada posición de la Iglesia79.
El presidente López tuvo la permanente oposición de Laureano
Gómez, defensor de la idea de que el conservatismo y la Iglesia eran
una y la misma cosa; veía a Colombia como “un país ingobernable por
excelencia”80, y consideraba que su deber era “hacer prácticamente
invivible el ambiente de la república”, tal como lo afirmó en un artí-
culo publicado en El País a comienzos de 1934, y se mantuvo fiel a su
palabra. Postuló la política que denominó “el derecho de defensa de las
colectividades” según la cual, los miembros de los partidos -“asociaciones
trascendentales” por las que generaciones enteras de colombianos ha-
bían sacrificado sus vidas- tenían el legítimo derecho a matar a quienes
amenazaran a su partido, pues al hacerlo “defienden lo que se estima
más que la vida” 81.
Uno de los escritores liberales que con frecuencia colaboraba con la
revista fue Plinio Enríquez, quien estuvo 25 años en diferentes países de
Suramérica como trabajador de la prensa. Fue un convencido del papel
reconstructor del liberalismo, y expresaba en una entrevista la necesidad
de dejar “credos y procederes intransigentes o verdades absolutas” ya que,
“quienes hemos actuado en la guerra de los 3 años y tuvimos la suerte
de conocer de cerca el ejemplo de Uribe y Herrera, no podemos menos
que hacer profesión de fe pacifista, de armonía y concordia entre todos
los miembros del Liberalismo (…) poniendo el acento sobre la ideología
del partido antes que ponerlo sobre los intereses de los partidarios” 82.
Enríquez recomendaba al director de la revista “un espíritu selectivo más
sutil y una orientación más definida en el campo sociológico”:
Hoy no podemos permanecer indiferentes ante los hondos proble-
mas político-sociales. Un editorial de emergencia en una revista de
esta naturaleza es más definitivo que media docena de diarios que
en la mañana se leen y por la tarde van al canasto. Me encantaría
que Ilustración, como exponente seccional de Nariño informe y
analice serenamente la nueva etapa sociológica que se abre con el
advenimiento de lo que en Colombia se conoce con el nombre de
República Liberal83.

79. Ibíd., p. 116.


80. Henderson, La modernización en Colombia, p. 97.
81. Ibíd., pp. 392 - 394.
82. Juan del Campo, “Breve entrevista con Plinio Enríquez”, Ilustración Nariñense (junio 1935): 25-27.
83. Ibíd.
226 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

Debe destacarse que la dirección de la revista permitía la expresión


de opiniones como la de Enríquez, pero apoyaba y defendía la posición
conservadora y católica, lo que se observa en que con frecuencia pu-
blicaba los discursos de Laureano Gómez en sus visitas a Nariño, o las
notas en que reportaba las actividades organizadas por la iglesia. En
1936 informó acerca de la manifestación católica “en pro de los intere-
ses religiosos del pueblo colombiano amenazados con los proyectos de
reforma constitucional”:
Más de 20.000 personas recorrieron en formación las calles se-
ñaladas de antemano en el programa, vivando a Cristo Rey y a
todo lo que representa la grandeza de la civilización realizada por
la Iglesia Católica. (…) La Acción Católica, a la que se debió esa
hermosa manifestación, merece todo el aplauso y el apoyo de los
buenos colombianos84.

El 12 de mayo de 1934, Laureano Gómez y Mario Fernández de


Soto visitaron Nariño, recorriendo desde Tumaco hasta Pasto. En una
de las recepciones organizadas, Julián Bucheli se refería al momento
histórico que Vivian como “la batalla final entre la republica civilista y
cristiana, concepción y creación grandiosa del conservatismo contra el
régimen de la demagogia inculta, que es la peor forma de la barbarie” y
esperaba que la visita de Gómez a este Departamento, “tradicionalista
por historia, conservador por temperamento y por hondas convicciones”,
fuera un augurio de mejores días85.
Una figura sobresaliente en el panorama político de esta década
fue Jorge Eliécer Gaitán (1903-1948). El hijo de un “modesto librero
de Bogotá”, el joven abogado que, después de realizar en Italia una
especialización en derecho penal (1926-1929), se lanzó a la política y
obtuvo gran renombre al dar a conocer las condiciones en que se ha-
bía desarrollado la masacre de las bananeras. En el gobierno de Olaya
Herrera, fue promovido para altos cargos, tanto en el parlamento como
en la dirección liberal. En 1933 creó la Unión Nacional de Izquierda
Revolucionaria UNIR, con el fin de canalizar el descontento de los
trabajadores agrícolas y colonos de los alrededores de Bogotá y de los
artesanos y obreros de las ciudades; sin embargo, este movimiento no
logró conquistar el apoyo de las masas y se vio en aprietos frente a la
acogida que dichos sectores prodigaban al presidente López, por lo cual
en 1935, al sufrir una terrible derrota en las elecciones parlamentarias,

84. “La manifestación católica del 8 de diciembre”, Ilustración Nariñense No. 59 (enero 1936): 28.
85. Julián Bucheli, “Discurso de don Julián Bucheli en el banquete del Club Astor”, Ilustración Nariñense,
No. 54 (julio 1934): 3-4.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 227

se disuelve el UNIR y Gaitán se reincorpora al partido liberal86. En 1939,


Gaitán fue elegido senador por Nariño, según lo refiere el periódico de
Ipiales En Marcha Nariño, el 30 de mayo de ese año87.
Atendiendo a la necesidad de informar a los lectores acerca de
asuntos de interés, Ilustración tocaba temas como “La Profilaxia de la
tuberculosis en Pasto”88, el incendio de Barbacoas ocurrido en mayo de
1933, que la redujo a cenizas, “cuando la ‘señora del Telembí’ parecía
surgir de pasados infortunios y vislumbraba halagüeños panoramas con
la explotación de sus entrañas de oro”89, o los “Estudios sobre sociología
americana”, cedidos para el número especial de Ilustración Nariñense
por Luis López de Mesa90.
En 1935, un foco de atención importante para Ilustración fue la
conmemoración del cuarto Centenario de la fundación de Pasto, por lo
cual la revista proponía algunas medidas para conmemorar en debida
forma el acontecimiento. Rafael Delgado compartía la tesis de José Rafael
Sañudo sobre la fundación de Pasto el 24 de junio de 1540 por Pedro de
Puelles91, y consideraba que así habría más tiempo para prepararse en
forma adecuada. La primera necesidad era integrar una Junta de mejoras
públicas, similar a la fundada en Medellín, compuesta por ciudadanos
activos, de buen sentido práctico y que hayan dado muestras de afecto
local. A la “sombra” de dicha Sociedad de Mejoras Públicas “debe fun-
cionar el Cuadro de Honor de nuestras damas”, cuya finalidad serían las
obras de beneficencia y de ornato, restaurantes para mendigos, ropero
para niños pobres, jardines públicos, etc.92

86. Pécaut, Orden y violencia, 166.


87. “Gaitán, Senador por Nariño”. Periódico En Marcha Nariño, No. 4, 30 de mayo de 1939. Cabe
mencionar que, en esta época, los representantes eran elegidos por el pueblo directamente, y los
senadores por las Asambleas, “que viene a ser que el pueblo los elija indirectamente o en segundo
grado, pues que también elige los miembros que las forman”. Comentario expresado por José Rafael
Sañudo en “Reforma necesaria a la Constitución”. Revista Universidad. Órgano del Centro Jurídico
de la Universidad de Nariño. Nos. 1 y 2, julio 20 de 1933. p. 9.
88. Jesús Agreda M., “Profilaxia de la tuberculosis en Pasto, en la campaña contra esta enfermedad”,
Ilustración Nariñense No. 60 (junio 1936).
89. “El incendio de Barbacoas”, Ilustración Nariñense, No. 49 (mayo 1933): 25.
90. Luis López de Mesa, “Estudios sobre sociología americana”, Ilustración Nariñense No. especial (1937).
91. “Autoridades versadas en la materia opinaban que podría haber sido fundada entre los tres primeros
meses de 1537 y los primeros meses de 1940. Fue solo hasta el 28 de agosto de 1940, cuando el
Cabildo de la ciudad, previa consulta con el Centro de Historia de Pasto (hoy Academia Nariñense
de Historia) acordó que cada año, en el día dedicado a San Juan Bautista, 24 de junio, se conme-
morara el onomástico de la ciudad, tal cual como se venía celebrando desde la colonia”. Alvarez,
María Teresa, “El cuarto Centenario de la ciudad: ¡Que sea un motivo!”, Manual Historia de Pasto,
Tomo XV, San Juan de Pasto, 2014, p. 179.
92. Rafael Delgado, “Problemas del Municipio y la conmemoración del cuarto Centenario de la fundación
de Pasto”, Ilustración Nariñense (1935): 29.
228 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

Delgado proponía que el primer número del programa Pro-Cente-


nario fuera el Acueducto, necesidad vital para Pasto. El segundo número
debía ser la construcción de casas higiénicas para los pobres pues, “Pasto,
como ninguna de las ciudades colombianas confronta el problema de
que un 63 % de sus habitantes vive en tiendas estrechas, que carecen de
todos los medios de salubridad e higiene”93. Planteaba construir casas
económicas para artesanos pobres y obreros y venderlas por el sistema
de arrendamiento “en la forma en que se venden las máquinas Pfaff y
Singer. Estas casitas deben tener sala, dormitorio, comedor, inodoro y
jardín, bien orientadas y construidas en forma que entre aire, luz y sol
con profusión”94. El tercer número del programa sería la terminación
de la carretera Pasto-La Cocha, una obra que “será para nosotros y para
los viajeros que nos visiten un paseo lleno de atractivos, como lo es el
Salto del Tequendama para los bogotanos”95.

Barrio San Sebastián, Pasto.


Fuente: Ilustración Nariñense, No. 12 marzo de 1926, p. 12.

93. Jeremías Bucheli, “Métodos de Construcción Barrios Obreros”, Ilustración Nariñense, No. 66 (agosto
1938): 5.
94. Rafael Delgado, “Problemas del Municipio y la conmemoración del cuarto Centenario de la fundación
de Pasto”, Ilustración Nariñense (1935): 30-31.
95. Ibíd., p, 31.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 229

La construcción del acueducto y el alcantarillado, la pavimentación


de las calles y la construcción de barrios obreros fueron las obras en favor
del mejoramiento urbano que se privilegiaron con los fondos asignados
por el gobierno para la celebración del Centenario. En 1938 la ciudad
experimentaba un clima emocional de gran expectativa por convertirse en
una ciudad moderna, había fiebre de construcción y el Pasto tradicional
se desdibujaba. Plinio Enríquez, con su mirada sociológica anotaba que
en el Café Galeras se encontraban:
antioqueños, bogotanos, caucanos, santandereanos pintoresca-
mente mezclados con alemanes, judíos, rusos, ingleses, turcos.
Domina allí el inquieto dialogar en lengua extranjera; lo que en
vez de entristecer tonifica, pues inmigración es índice de dinero. Lo
comprueban los hoteles, restaurantes, pensiones, cines, clubs que
se abren ahora y en los cuales no soñaron nuestros beatíficos abue-
los cuando este Pasto bendito era la somnolienta ciudad teológica
que desdibujada se pierde como pueblerina estampa en desuso96.

Para las elecciones de 1938, los liberales se dividieron en el ala de-


rechista que respaldaba a Olaya y el ala izquierdista a Darío Echandia,
con el apoyo de López97. Cuando en 1937 murió Olaya, fue reemplazado
por Eduardo Santos, también de la derecha liberal. Las elecciones para
representantes definieron la candidatura de Santos y Echandía optó por
retirar su nombre; los conservadores decidieron abstenerse y no presentar
candidato98. La Revolución en Marcha de López había decepcionado a
muchos, ya que no pudo satisfacer las aspiraciones populares y dejó tras
de sí un partido fragmentado y descontento99.
La élite liberal-conservadora formó consenso alrededor de Eduardo
Santos, y cuando en agosto de 1938 visitó Nariño como presidente electo,
fue elogiado por la revista: “El doctor Santos cautiva por sus prendas
personales; está vaciado en el molde de los verdaderos caballeros; por
sus venas corre sangre sin veneno”100. Luis Eduardo Nieto Caballero,
quien lo acompañaba, expresó que “para la prosperidad de Colombia, un
gobierno de conciliación es el secreto, e invitó, finalmente, a sus coparti-
darios a secundar la nueva política del doctor Santos”101. Rafael Delgado
expresaba que el Departamento de Nariño se daría por bien atendido, si

96. Plinio Enríquez, “Exégesis del complexo cultural nariñense”, Ilustración Nariñense (1937): 17.
97. Las diferencias entre López y Olaya se centraron en la reforma constitucional.
98. Cristopher Abel, Política, Iglesia y Partidos, 118-121.
99. Ibíd., p. 121-122.
100. “La gira del doctor Eduardo Santos por tierras de Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 66 (agosto
1938): 1
101. Ibíd., p. 2.
230 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

durante el primer año de administración de Santos se culminaran dos


obras: la ampliación de la carretera Popayán-Pasto y la terminación del
Ferrocarril Troncal de Occidente hasta Timbío102.
El historiador Sañudo fue a saludar a los visitantes: “Nos abrazamos
como amigos viejos. El era uno de los monumentos que deseaba visitar
en Pasto (…) Hombre de estudio, un erudito, alejado del trato con el
prójimo y entregado a los libros, a investigaciones históricas, a largas
disquisiciones en materias económicas y de filosofía del derecho, es un
verdadero milagro verlo en otra casa que no sea la suya”103. La simpatía
de Sañudo con Luis Eduardo Nieto se debía a que tanto éste como Roberto
Botero Saldarriaga lo habían defendido en una asociación capitalina que
pretendía declararlo traidor a la patria, logrando una victoria “en favor
del publicista de Pasto”104.
Eduardo Santos nombró como gobernador de Nariño a Alberto
Montezuma Hurtado en 1938, de gran aceptación en ambos partidos;
en su programa se propuso la continuación del Ferrocarril troncal de
Occidente, de Popayán al Carchi y, según informaba Ilustración, había
conseguido el envío de una comisión de ingenieros que estudiara los tra-
zados existentes para elegir el más conveniente y económico105. La obra
del ferrocarril Popayán - Pasto había quedado en el abandono absoluto
desde 1926, obra en la que se desestimó el trazado hecho inicialmente
por el ingeniero Daniel E. Wright, en 1922, con un gasto estimado de
$9.816.966,oo pesos, en el tramo Popayán – Pasto de 292 km. Se trataba
de un ferrocarril eléctrico que utilizaría la abundancia de potenciales
hidráulicos aprovechables de una manera económica106.
En 1939 la revista dedicó varias páginas a Hitler con los siguientes
artículos: “Hitler, Canciller de Alemania, fue un chicuelo paliducho y
raquítico, que servía de burla a todos sus compañeros” y “El Führer.
Por el Ministro del Reich Dr. Joseph Goebbels”. El artículo de Goebbels
describe así a Hitler:
“Alemania se ha erguido de la ignominia y de la impotencia por la
mano del Führer: un pueblo unido, una nación fuerte que puede
asegurar su espacio vital y defender su honor. Una penetrante

102. Rafael Delgado, “El Doctor Alberto Montezuma y el Ferrocarril de Popayán a la frontera
ecuatoriana”, Ilustración Nariñense (octubre 1938): 2.
103. Luis Eduardo Nieto Caballero, “Visita del Presidente electo Dr. Eduardo Santos al Departamento
de Nariño con el fin de sondear sus problemas”, Ilustración Nariñense, No. 66 (agosto 1938): 21.
104. Ibíd., p. 22.
105. Rafael Delgado, “El Doctor Alberto Montezuma y el Ferrocarril de Popayán a la frontera
ecuatoriana”, Ilustración Nariñense (octubre 1938): 2.
106. “Declaraciones del doctor Olegario Medina en la capital”, Ilustración Nariñense (octubre
1938): 4-5.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 231

inteligencia política, una suprema decisión histórica y una última


predisposición varonil han cumplido el milagro que en realidad no
es sino el resultado de una labor incesante bendecida por la mano
del Todopoderoso (…)
Por eso la nación alemana tiene un deseo, una súplica que presentar
al Todopoderoso: que nos conserve todavía muchos años al Führer
con su fuerza, con su energía, con su salud y con su vigor, como
portaestandarte del pueblo (…) como el amigo y el protector de
la juventud, el Mecenas de las Artes, el patrocinador de la Cultura
y de la Ciencia, el arquitecto de la nueva nación unida107.

Aunque las referencias a las guerras de los años 30 en Europa no eran


frecuentes, es posible que la influencia de Laureano Gómez, muy cercano
a Franco y a la falange española, y de otros filofascistas colombianos
hayan motivado artículos de este carácter en la dirección de la revista.

LOS CONVULSIONADOS AÑOS CUARENTA


En las elecciones de 1942, Alfonso López se presentó de nuevo como
candidato liberal, enfrentado a Carlos Arango Vélez, también liberal, con
los ataques persistentes de Laureano Gómez a través de su periódico El
Siglo, como telón de fondo.
No era el mismo hombre de ocho años atrás. En su discurso inau-
gural anunció que no defendería su primera administración (1934-
1938) ni pretendería continuarla. López era consciente de que en
su segundo gobierno el acuerdo político entre las élites económicas
de ambos partidos se había cristalizado. Los radicalismos de la
izquierda liberal, así como las decisiones políticas arrancadas al
Estado sobre la base de las movilizaciones populares, no estaban
al orden del día. La economía se hallaba golpeada por la Segunda
Guerra Mundial y, en lo político, las oposiciones de Laureano Gó-
mez en el partido Conservador y la de Carlos Arango Vélez en el
Partido Liberal eran cada vez más enconadas108.

En 1943 se manifestaron los rumores de un golpe militar y el FBI


consideraba que la posibilidad de derrocar al presidente López era inmi-
nente109. “El régimen por implantar sería similar al de Franco en España y

107. “El Führer. Por el Ministro del Reich Dr. Joseph Goebbels”, Ilustración Nariñense (1939).
108. Adolfo León Atehortua Cruz, “El cuartelazo de Pasto”, Historia Crítica, Bogotá, No. 37 (enero-abril
2009): 149.
109. Ibíd., p. 154.
232 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

el compromiso de altos oficiales era innegable”110, la revuelta se emitiría


a través de la Voz de Colombia, y en ella estaban involucrados miembros
de la elite, sacerdotes distinguidos y el boxeador Francisco Pérez, Mama-
toco, un suboficial retirado. El 20 de julio de 1943 apareció asesinado
Mamatoco, ocasión que fue aprovechada por El Siglo, para preguntar
todos los días, a 8 columnas, “Por qué mataron a Mamatoco?”111
A finales de 1943, López se ausentó de la presidencia para atender
la enfermedad de su esposa en Estados Unidos y Darío Echandía asu-
mió el gobierno como primer designado; la debilidad del presidente era
evidente, a lo que se sumaban los escándalos que rodearon a la familia
presidencial112. Ante la situación, López ofreció su renuncia para superar
la grave crisis política, pero fue rechazada por el Senado. El 8 de julio de
1844, López viajó a Pasto a pasar revista a unas maniobras militares; el
9 por la noche, en el Hotel Niza escuchó gritos de reclutas de “abajo al
gobierno” y al día siguiente a las 5:30 fue detenido por el teniente coro-
nel Luis Agudelo, quien le presentó una hoja donde leería su “renuncia
voluntaria” y el encargo del mando al coronel Diógenes Gil.
“El Presidente se negó a firmarla alegando su calidad de prisionero
y negando su intención de renunciar. López fue llevado a la ha-
cienda de los hermanos Bucheli, en Consacá, e incomunicado. Allí
escuchó el argumento de los soldados para participar en el golpe:
sus superiores lo acusaban de haber vendido reclutas a Estados
Unidos a cinco y diez pesos por cabeza”113

Al enterarse la cúpula del gobierno del cuartelazo de Pasto, Darío


Echandía asumió la presidencia, y adoptaron las medidas de censura de
prensa, toque de queda y llamamiento al pueblo a las calles, lo que dio
a los sublevados la sensación de fracaso. El movimiento se desmembró
fácilmente y, “parece claro que el intento no fue más allá de ser una
expresión incoherente y desarticulada del descontento existente en
algunos círculos militares, promovido con persistencia por la política

110. Hoover al Departamento de Estado, julio 22 y agosto 19 de 1943. NA. 821.00/1510/1520, RG


59. Citado en Atehortua Cruz, “El cuartelazo de Pasto”, 154.
111. Ibíd., p. 155.
112. “En 1942, Alfonso López Michelsen fue acusado de comprar a bajo precio la Trilladora Tolima al
alemán H. J. von Mellenthin, cuando los bienes de los alemanes estaban incautados por razones
de la Guerra. En septiembre de 1943, Silvio Villegas lo acusó de enriquecerse con la compra de
acciones de la compañía holandesa Händel, mayor accionista de Bavaria, las cuales se habían
congelado a raíz de la ocupación nazi en Holanda. Otro motivo de denuncia fue la casa de veraneo
“Las Monjas”, de propiedad de la familia López, y en donde el Ministro de Guerra invirtió fondos
para construir allí alojamientos a los oficiales de la guardia presidencial. Sin duda, los escándalos
de su familia desprestigiaban al Presidente.” Citado en Atehortua, “El cuartelazo de Pasto”, 157.
113. El Tiempo, Bogotá, julio 11 y 12, 1944, citado por Atehortua, “El cuartelazo de Pasto”, 159.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 233

conservadora y los conspiradores de diversas tendencias, aún antes del


ascenso de López a la presidencia”114.
La implacable campaña obstruccionista contra Alfonso López lo llevó
a renunciar en julio de 1945, un año antes de terminar su periodo. El
Congreso eligió a Alberto Lleras para ocupar el cargo.
El director de la revista, en marzo de 1945, en la sección “Notas de
la dirección”115, hizo unas aclaraciones acerca de la lealtad demostrada
por el conservatismo de Pasto con el presidente López, en los actos ocu-
rridos el 10 de julio del año anterior. Explicaba Delgado que el coronel
Diógenes Gil convocó al Directorio Conservador Departamental para
que “lo secundara en sus planes revolucionarios, tomando a su cargo
la formación del nuevo gabinete departamental”, propuesta que fue re-
chazada “como un acto de locura y cobardía que manchaba la dignidad
de la República”116.
A diferencia de lo relatado por la revista Cromos, decía Delgado,
en la que apareció un militar que supuestamente debeló un movimiento
revolucionario después de grandes esfuerzos, “nos consta que Pasto se
mantuvo ese día en completa calma y su movimiento comercial no sufrió
ninguna alteración (…) Al día siguiente, es decir el 11 de julio, sí hubo
inconformidad general en Pasto, no de rebelión contra la autoridad sino
de protesta pidiendo enérgicamente a los militares la libertad del Excmo.
Sr. Presidente”117.
Como el asunto del proyecto de ley que disponía la continuación
del ferrocarril troncal de Occidente se había empapelado en el Senado
a comienzos del año 45, Delgado se dirigió al presidente López para pe-
dirle que se estudiara dicho proyecto en las sesiones extraordinarias del
Congreso. Exponía que era una necesidad inaplazable llevar a cabo esta
obra de progreso “por razones de orden económico y de estrategia para
salvaguardia de la soberanía nacional y con el propósito de incorporar
este trozo de territorio patrio al cuerpo del país”118.
En agosto de 1945 comenzaron las visitas de los candidatos presi-
denciales a Nariño: Gabriel Turbay, Darío Echandia, Jorge Eliecer Gaitán
y Carlos Arango Vélez. Relata Delgado que cuando se le dijo a Echan-
día que la única condición para atraerse el cariño y la voluntad de los

114. Atehortua Cruz, “El cuartelazo de Pasto”, 159-161.


115. Rafael Delgado, “Rasgos de lealtad de Pasto para con la primera autoridad de la Nación,
relacionados con el diez de julio”, Ilustración Nariñense, No. 90 (marzo 1945): 7-8.
116. Ibíd.
117. Ibíd.
118. Rafael Delgado, “Mensaje de Nariño a la primera autoridad de la Nación”, Ilustración Nari-
ñense, No. 90 (marzo 1945): 1.
234 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

pueblos de Nariño era la construcción del ferrocarril, “el candidato del


continuismo no se dio por aludido, silencio que produjo gran desilusión
entre los trabajadores (…) Se está ampliando la carretera Popayán-Pasto,
fue la respuesta lacónica del doctor Echandía”119.
En 1946, Mariano Ospina Pérez, surgió como candidato de la Unión
Nacional, con el respaldo de Gómez, quien había apoyado a Jorge Eliecer
Gaitán, con el fin de asegurar la división en el partido liberal para las
elecciones120. En mayo de 1946, Ilustración destacaba elogiosamente el
perfil del candidato Ospina e invitaba a votar no solo por el programa
que proponía “sino porque tiene el propósito irrevocable de construirnos
los ferrocarriles que necesitamos para el desarrollo efectivo del progreso
departamental”121.
De nuevo el director de Ilustración alimentaba la esperanza de que
el nuevo gobernante hiciera realidad la vía férrea:
Nariñenses:
Cincuenta mil votos en favor de la candidatura del Dr. Mariano
Ospina Pérez es la ofrenda que se nos exige para llevar a cabo la
monumental obra del ferrocarril de Nariño.
Con nuestros votos, paso de vencedores!
Rafael Delgado Ch.122

Balance cultural de la década


En la década del cuarenta, Ilustración incorporó en sus páginas
frecuentes escritos sobre diferentes aspectos de la cultura en Nariño.
Algunas que merecen destacarse:
Sentido homenaje de despedida al poeta Teófilo Albán Ramos escrito
por Alberto Quijano Guerrero:
Teófilo Albán Ramos nació predestinado para el canto, que es na-
cer para la angustia. En él confluyeron los plácidos remansos de
la emoción orgánica y de la inspiración fluida, que ancho cauce

119. Rafael Delgado, “Las visitas a Nariño de los candidatos a la primera magistratura de la República
y la construcción del ferrocarril de Popayán a la frontera con el Ecuador”, Ilustración Nariñense
No. 91 (agosto 1945): 1.
120. Gómez le dio cubrimiento a Gaitán en El Siglo, lo que no hizo la prensa liberal, citando sus discursos
y proponía que Gaitán fuera presidente en 1946 y Gómez en 1950. Ambos compartían algunos
rasgos en sus discursos y ambos eran oradores hábiles. A última hora le retiró el apoyo a Gaitán
y postulo a Ospina al frente de una Unión Nacional. Cristopher Abel, p. 143.
121. Rafael Delgado, “Dr. Mariano Ospina Pérez, candidato de la Unión Nacional a la Presidencia. Lo
que significa para Nariño el triunfo de su nombre en las elecciones del 5 de mayo”, Ilustración
Nariñense, No. 95 (mayo 1946): 2.
122. Ibíd.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 235

encontrarían luego en su lira. Quizá por ello fue el más emotivo


y el más espontaneo de nuestros poetas. Su poesía – barco ebrio
en un mar rimbaudiano – ancló en todos los puertos del arte y
en todos tuvo blancos pañuelos de júbilo y negros pendones de
desencanto123.

Mención a la trayectoria literaria del doctor Ignacio Rodríguez


Guerrero, quien se inició en la lectura desde niño, en la librería de su
tío Manuel Santiago:
Es verdaderamente pasmosa la erudición de nuestro crítico, li-
terato clásico e historiador conterráneo. Contundente prueba es
el segundo tomo, que hemos recibido galantemente y que se lo
agradecemos de corazón, sobre Arciniegas traductor de Horacio
y de Heredia, poeta francés. Para llegar a la conclusión de que
Arciniegas es el mejor traductor al castellano de los cantos del
Venusino, hace un erudito análisis de los traductores de Horacio de
ambos mundos, con observaciones muy acertadas; aunque a veces
se detiene en hacer resaltar ciertos detalles demasiado pornográfi-
cos que demuestran la profunda inmoralidad de los antiguos. Por
lo general procede con imparcialidad, si bien tacha la libertad que
se ha tomado el Padre José Luis Velasco, jesuita ecuatoriano, de
cantar, en versos latinos horacianos, las hazañas de Franco y sus
compañeros, y a las victimas sacrificadas por los comunistas de la
barbarie española124.

Estudio histórico sobre Simón Bolívar, de José Rafael Sañudo quien,


con su estilo punzante, concluía así este escrito:
Al terminar la lectura, de esta inelegante pero puntual Historia,
quizás algún lector diga para sí: Si la vida de Bolívar fue tan cri-
minal, y éste, no tenía las cualidades conque le ha adornado una
liviana fantasía. ¿Cómo se explica su predominio en los anales de
la independencia; de forma que, es la figura que se destaca más
profundamente en ella? (…) Juzgo, empero, que el punto es ex-
plicable, sin grande dificultad; si se tienen en cuenta la eficacia de
una voluntad enérgica, sobre todo cuando no repara, para cumplir
su propósito, en los medios, así buenos como malos, con que se
facilitan las vías para su logro (…)125.

123. Alberto Quijano Guerrero, “Teófilo Albán Ramos”, Ilustración Nariñense, No. 88 (diciembre 1944):
1.
124. “El Dr. Ignacio Rodríguez Guerrero y sus obras literarias”, Ilustración Nariñense, No. 91 (agosto
1945): 9.
125. José Rafael Sañudo, “Simón Bolívar”, Ilustración Nariñense, No. 91 (agosto 1945): 13.
236 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

A los 21 años de existencia, la revista inicia una “pequeña antolo-


gía de poetisas y prosistas ya conocidas en Nariño”, con lo cual en cada
número de Ilustración “aparecerán dos o cuando más tres con la mejor
poesía ya publicada”. Menciona la lista de las poetisas cuyas produc-
ciones han sido bien recibidas por el “público intelectual”: Blanca Ortiz
de Sánchez Montenegro (Tumaco), Rosario Conto de Cabrera, Emma
Medina de Moncayo, Cecilia Guerrero Orbegozo, Mariana Gómez L.,
Josefina Moncayo de Guerrero, Josefina Villota P., Josefina López Ren-
dón, Marina Apraez C. (Religiosa misionera), Reverenda Madre Teresa,
franciscana (Túquerres), Maruja Hinestrosa de Rosero Rivera, Alicia
Eraso de Garzón, Berta del Rio (Barbacoas), Carmen Elisa Guerrero N.,
Esperanza Delgado Guzmán, Martha Díaz del Castillo. En esta edición
publica una poesía y una reseña breve acerca de las poetisas Mariana
Gómez, Cecilia Guerrero Orbegozo y Josefina Moncayo de Guerrero126
En cuanto a los pintores de Pasto, Temístocles Pérez hace un
recuento de “aquellos nobles patriarcas de la paleta y el pincel, re-
presentativos del Pasto antiguo y creadores del arte autóctono”, de
los cuales “no queda sino uno solo, como una joya histórica (…) el
maestro Isaac Santacruz”. De su aprendizaje, comenta que,
siendo adolescente a hurtadillas vio pintar al maestro Rafael Troya,
genial pintor ecuatoriano que pasó por aquí en 1882, pero sin que
recibiera de éste lección formal alguna. Del mismo modo sorpren-
dió modalidades y ligeros detalles de arte, en la técnica pictórica,
al célebre pintor Salas, maestro de Troya. Sobresalientes genios
ambos, pero llenos de egoísmo. Así pues, Santacruz se formó sin
maestros, y tampoco quiso tener discípulos; siempre ha trabajado
solo127.

La vida íntima de Sergio Elías Ortiz, es el título que da Temístocles


Pérez a una interesante narración acerca de la vida del ilustre historiador:
Ortiz, es uno de los prototipos del autodidacto. Un palpable ejem-
plo de cuanto puede la constancia acompañada de una prodigiosa
memoria. La única credencial con la que Ortiz se presentó en el
escenario de la vida fue el cartón de institutor, especie de pasaporte
amarillo, que apenas podía darle acceso a un modesto puesto de
maestro. Pero él mantenía en sí una chispa de genio. Canteando
esa mina con el cincel de la paciencia, halló su vocación que supo
explotarla a maravilla. Su vocación y su destino lo impelían a inter-

126. “Antología de Poetisas Nariñenses. Florilegio”, Ilustración Nariñense, No. 92 (noviembre 1945):
23-25.
127. Temístocles Pérez Delgado, “Pintores de Pasto. Isaac Santacruz”, Ilustración Nariñense, No. 92
(noviembre 1945): 37.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 237

narse en el abstruso campo de las ciencias históricas y lingüísticas.


Sacudió todos los prejuicios que pudieran embargarlo y hubo de
liberar su grande espíritu. Así llegó a ocupar una posición destacada
en el amplio mundo de la cultura humana128.

En el No. 93, de enero de 1946, Ilustración publicó un artículo de Luis


López de Mesa titulado “Simón Bolívar y la cultura iberoamericana”129 y
un balance cultural de Nariño entre 1944 y 1945, de Alberto Quijano, en
el que se lamentaba de la carencia de una empresa editora, lo que era
“en último término, la causa primordial de nuestro estancamiento (…)
Es preciso publicar lo que se concibe, siempre que el parto sea digno de
recibir el sacramento de la luz”130.
En “Fisonomía y contornos de Leopoldo López Alvarez”, Pérez Del-
gado hizo una descripción minuciosa de diferentes aspectos de la vida
de este grande hombre:
“Desde nuestra modesta habitación, frente a la suya, año tras año,
pudimos seguir la pista de este gran hombre que con Sañudo y
Belalcázar, constituyó el bloque más sobresaliente de la inteligencia
pastusa y surcolombiana, en más de cien años atrás. Sus enseñanzas
desde la cátedra así lo acreditaron. La constancia escrita quedó en
sus libros.
(…) López Alvarez pasaba cotidianamente por la calle 17 (…)
Iba al Tribunal Superior, del que era magistrado, o a sus oficios de
bolsa. Porque a más de científico y letrado fue avisado negociante,
amasador de capitales; sediento de oro (…) En las veladas heb-
domadarias, en la residencia del padre Belalcázar, ventilaba sus
lucubraciones, repulía sus filigranas, y de allí salían consagradas.
El ecuménico Rector no toleraba verso cojo, ni sutil falacia. Ni
aceptaba trovas falsificadas. Cuando a todos sus concomitantes les
glosaba sus gazapos (…) a López Alvarez no le acusaba reparos (…)
Noches deliciosas aquellas. Veladas de verbena en que hervían los
espíritus, y un licor como de mandrágoras iluminaba los cerebros.
Dios los tenga en su gracia. Eran unos resplandecientes artistas,
tocados de quimera”131.

128. Temístocles Pérez Delgado, “La vida íntima de Sergio Elías Ortiz”, Ilustración Nariñense, No. 94
(marzo 1946): 17.
129. Luis López de Mesa, “Simón Bolívar y la cultura iberoamericana”, Ilustración Nariñense, No. 93
(enero 1946): 1-3.
130. Alberto Quijano Guerrero, “Balance cultural de Nariño. 1944-1945”, Ilustración Nariñense, No.
93 (enero 1946): 8.
131. Temístocles Pérez Delgado, “Fisonomía y contornos de Leopoldo López Alvarez”, Ilustración Na-
riñense, No. 96 (agosto 1946): 11.
238 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

Dedicado a las biografías de los hombres célebres de Nariño, Te-


místocles Pérez publicó en el No. 100 un estudio sobre Sañudo, a quien
describe en estos términos:
Sañudo. En efecto lo fue. Por temperamento. Por estudio. Por
estirpe. Viviente encarnación de la sañuda patria chica. La ciudad
feudal de San Juan con todas sus características raciales se había
infiltrado en lo hondo de su espíritu. Personificó como ningún otro
el agreste solar nativo. Amasado con el limo de la entraña negra
de esta tierra fecunda. Nutrido con sus propios frutos henchidos
de savia rica, de jugo impulsivo que produce héroes sabios, santos
o demonios; era el símbolo de este pueblo fuerte, hidalgo, leal,
rebelde y aguerrido132.

Con aplomo y mesura trata de escudriñar las motivaciones que lleva-


ron al escritor pastuso a “aplicar contra él [Bolívar] toda su ira aquilina,
ensanchada e incontenible”; quizás fue un rencor generado por alguna
cruel acción del Libertador que propició una intensa rebeldía “a propósito
para desbaratar mitos, destruir leyendas, derrumbar ídolos, recusar la
historia petrificada por los siglos (…)”133 Sin embargo, el enigma, dice
Pérez, es que “ninguno lo ha contradicho aun, usando de criterio sereno,
con dialéctica pura, con corazón recto, con justa balanza”134.

Librería Artes y Letras de Julio Bravo


Fuente: Ilustración Nariñense, No. 101 marzo de 1949, p. 23.

132. Temístocles Pérez Delgado, “Sañudo”, Ilustración Nariñense, No. 100 (mayo 1948): 29.
133 Ibíd., p. 31.
134. Ibíd., p. 32.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 239

Con el artículo “La cultura de un pueblo”, Delgado hizo un recuen-


to de algunos instrumentos de divulgación cultural como la Biblioteca
del Centenario, fundada por Apolinar Mutis, en el gobierno de Carlos
E. Restrepo, con su correspondiente salón de lectura, la que ha permi-
tido alejar a “muchos jóvenes de la vagancia, de las frivolidades, de los
juegos prohibidos y de la embriaguez y les ha proporcionado lecturas
instructivas y sanas”135. En cuanto a librerías mencionaba la librería Pio
XII, la librería Victoria de Víctor Sánchez Montenegro y la librería Artes
y Letras de don Julio Bravo Pérez.
Al finalizar el año 46, los nariñenses se percataron de que se había
burlado el cumplimiento de la ley 26 de 1945, que ordenaba la inme-
diata construcción de la línea férrea, “según el trazado de los ingenieros
norteamericanos y la conveniencia nacional, para reemplazar ese trazado
por una vía que partiendo de Popayán vaya en busca de la Comisaria del
Putumayo con terminal en Mocoa, solo por favorecer a mezquinos inte-
reses de algunos terratenientes de Popayán”136. La campaña de oposición
se ha ganado “la voluntad del Jefe del Estado, doctor Mariano Ospina
Pérez a quien las mujeres de Nariño obsequiaron con un ferrocarril de
oro”137, del ministro de obras públicas y del Consejo de Ferrocarriles
Nacionales. Ante la situación, Delgado invita a “tomar medidas extremas
para que se os oiga (…) decretar un bloqueo de víveres no permitiendo
que salga de Nariño ningún artículo alimenticio al norte, hasta que se
satisfagan nuestras aspiraciones que deben concretarse a lo siguiente:
Adopción del trazado de Wright y cambio total de la Comisión del tra-
zado de Popayán a Pasto”138.
Los sucesos del 9 de abril precipitaron una situación calamitosa que
vivía la población colombiana, a la que el presidente Ospina no había
dado respuesta por las propias contradicciones en que se encontraba su
gobierno; Gaitán, para entonces jefe del partido liberal, convocó manifes-
taciones contra la violencia rural y la miseria urbana, en las que obtuvo
multitudinario apoyo, y gran cantidad de desempleados canalizaron su
resentimiento a través del gaitanismo. “Ni el gobierno ni el Congreso
percibieron la precipitación de los eventos (…) la clase alta no acepta-
ba ninguna responsabilidad por la crisis urbana y se limitó a pedirle al
gobierno que reforzara la seguridad y esparciera algunos paliativos” 139.

135. Rafael Delgado, “La cultura de un pueblo”, Ilustración Nariñense, No. 101 (marzo 1949): 20.
136. Rafael Delgado, “La comisión del trazado del ferrocarril Popayán – Pasto se burla de Nariño.
Proponemos bloqueo de víveres como medida extrema”, Ilustración Nariñense, No. 97 (noviembre
1946): 1-2.
137. Ibíd., p. 2.
138. Ibíd., p. 2.
139. Cristopher Abel, 152-153.
240 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

En el mes de mayo, Delgado nombró como jefe de redacción a Ho-


mero Santander, quien expuso su versión de los hechos ocurridos con
motivo del 9 de abril. Narró el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán y lo que
sucedió después en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, y se detuvo
especialmente en la intervención de los intelectuales de izquierda en la
radio:
Desde los micrófonos de la Radio Nacional de Colombia y de otras
emisoras capturadas por los revolucionarios, intelectuales perte-
necientes a la izquierda del partido liberal de Colombia, azuzaban
con voces de fuego, para la libre espansion [sic] de los instintos
infernales de esas muchedumbres que parecían brotadas de las
cavernas. Así pudimos oírlo millones de colombianos y millares de
extranjeros después de las tres de la tarde de ese día: Jorge Zala-
mea Borda, Rómulo Guzmán y Carlos H. Pareja son nombres que
nunca se olvidarán y que se mantendrán vivos con el recuerdo de
la nefasta fecha y de los trágicos saldos que ahora contemplamos.
Y pongo en claro estos tres nombres propios porque no una sino
repetidas veces los oímos incitando al pillaje, a la masacre, a la
destrucción, al odio y al desconocimiento del Gobierno legítimo
del Excelentísimo Señor Doctor Mariano Ospina Pérez140.

Al terminar la década del cuarenta el problema de las comunicacio-


nes era de primera importancia: “Sin vías modernas de transporte Nariño
no puede desarrollarse como todos lo deseamos”141. Para esta época, las
obras urgentes que requería el Departamento Delgado las sintetiza en
las siguientes: terminación del muelle de Tumaco y dragado, construc-
ción de la carretera Tumaco El Diviso, con el fin de dar vida a Tumaco y
agilizar la actividad comercial entre la costa y el interior, aeródromo de
Cano, “pues Pasto no se resigna por más tiempo a vivir sin su aeródromo
propio” y el ferrocarril Popayán - Pasto142.

Los años cincuenta


Hacia 1949 la espiral de violencia se intensificó, tanto a nivel rural
como en instituciones como el Congreso y la prensa; para los liberales,
los conservadores se habían sometido al falangismo internacional y para
los conservadores, los liberales eran muy pasivos frente al comunismo.
Los conservadores del ala más derechista enaltecían el país tradicional,

140. Homero Santander, “Notas de la Redacción”, Ilustración Nariñense, No. 100 (mayo 1948): 12.
141. Carlos F. Brach, “Pro Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 101 (marzo 1949): 46.
142. Rafael Delgado, Ilustración Nariñense, No. 102 (enero 1950): 9-11.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 241

anterior a la urbanización y daban gran valor a los modos tradicionales


de instrucción143.
En la elección presidencial, Echandía, candidato liberal, se retiró
aduciendo la falta de garantías, Gómez fue elegido con 1.141.000 votos y
el liderazgo del partido conservador quedó en manos de Gilberto Alzate
Avendaño. Según Abel, “los conservadores fomentaron una atmosfera
cargada de religiosidad en la que la conformidad católica era sinónimo
de ser un buen ciudadano”144.
Ilustración saludó el triunfo de Laureano, como presidente de la
República en el periodo 1950 a 1954 así: “Hombre de la más recia con-
textura moral, excelsa figura de las letras castellanas, invicto caudillo
y famosísimo orador, lleva más de 20 años de lucha incesante en los
estadios del diarismo nacional, como paladín augusto de la ‘Causa de la
Libertad dentro del Orden’”145.
A solicitud de lectores de distintas poblaciones del Departamento, la
revista incluyó el discurso de posesión de Laureano Gómez en el número
104 de abril de 1951. Respecto al concepto cristiano amenazado por la
República Liberal anotaba:
Cuando se borró el nombre de Dios del preámbulo de la Consti-
tución, cuando se adulteraron los sabios principios que regían la
sana y benéfica concordia entre las potestades civiles y las espi-
rituales, cuando la juventud fue sometida en la Universidad y en
las escuelas normales a un desembozado magisterio de naturaleza
y ateísmo, adelantaba un empecinado proceso de desfiguración
del alma nacional y destrucción de nuestra noble patria libre y
cristiana, dándonos en cambio una estructura contrahecha que
forzara al pueblo a transitar rencorosos caminos revolucionarios.
Pero la cívica cultura de nuestra nación no era superficial, sino
tenia raíces fuertes y profundas. Por eso fue posible que proditorio
intento fracasara146.

Desde 1950, con la elección de Gómez, había “intranquilidad” en


las fuerzas militares y los rumores de un golpe militar eran cada vez
más frecuentes. Los dirigentes políticos y los industriales veían que la
situación de violencia “podía devorar al país”, y frenarla no sería posible
con Laureano en el poder. En 1951, Gómez sufrió un derrame cerebral,

143. Cristopher Abel, Política, Iglesia y Partidos, 158.


144. Ibíd., p. 163.
145. “Excmo. Sr. Dr. Laureano Gómez Presidente Constitucional de la República de 1950 a 1954”,
Ilustración Nariñense, No. 102 (enero 1950): 1.
146. Laureano Gómez, “Discurso de posesión del doctor Laureano Gómez”, Ilustración Nariñense, No.
104 (abril 1951): 2.
242 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

lo que le impidió continuar como titular en el cargo, por ello delegó sus
funciones en el designado Roberto Urdaneta, pero controlaba el gobierno
desde su retiro.
Gómez se opuso abiertamente a la candidatura de Mariano Ospina
presentada en 1953, hecho que confirmó el temor a la continuidad del
régimen; Ospina era el único dirigente conservador que podía ganar
el apoyo liberal y transformar la situación en un posible “gobierno de
unidad nacional”; estaba de acuerdo en conceder la amnistía a todos
los guerrilleros y propiciar políticas económicas que favorecieran a los
gremios de la producción y el comercio147. “Si Gómez combatía la can-
didatura de Ospina, la opción por la intervención militar adquiría mayor
vigencia: solo ella podría recuperar el poder político de los partidos y
detener la violencia”148.
El Diario de Colombia dirigido por Alzate Avendaño mencionaba
a Gustavo Rojas frecuentemente con la frase: “General, ¡salve usted la
patria!”. El cardenal Crisanto Luque, máximo jerarca de la Iglesia “visitó
los cuarteles y pidió que los militares se prepararan para el golpe de
estado”149.
Gómez hizo varios intentos de alejar a Rojas del país y éste a su vez
desafiaba a Gómez con su apoyo a Urdaneta. Rojas trató de convencer a
Ospina y a Urdaneta de que reasumieran el poder, lo cual fue rechazado
por ambos por inconstitucional, y Rojas, lo asumió, presentando el golpe
militar como “una vindicación del honor institucional y nacional”150.
“El descontento militar se fusionó de tal forma con las frustraciones
civiles, que Rojas pudo contar con una base de apoyo más fuerte
que la que hubiera tenido cualquier civil. Momentáneamente acla-
mado como un ídolo popular, Rojas aportó diversos elementos al
marco institucional en el que toda la elite política, salvo la facción
laureanista, convergía. Este fue un momento de consenso en la
élite que no se veía desde la Guerra de Leticia”151.

Ilustración, en agosto de 1953, saludó al nuevo presidente de Colom-


bia, quien “providencialmente” llegó a la primera magistratura, “después
de los sucesos casi imprevistos del 13 de junio, (…) apoyado por el ejér-
cito y rodeado de los hombres más prestigiosos del conservatismo”152.

147. Adolfo León Atehortua Cruz, “El golpe de Rojas y el poder de los militares”, Folios, Segunda época
No. 31 (primer semestre 2010): 34.
148. Atehortua, “El golpe de Rojas”, 34.
149. Ibíd., p. 36.
150. Cristopher Abel, Política, Iglesia y Partidos, 255.
151. Ibíd.
152. Rafael Delgado, “El nuevo presidente de Colombia”, Ilustración Nariñense, No. 114 (agosto 1953): 1.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 243

Fue legitimado por la Asamblea Nacional Constituyente en sesión del


17 de junio.
La visita presidencial a Nariño se llevó a cabo en el mes de octubre
de 1953 y fue recibido con un “apoteósico homenaje”. “!Loor al presiden-
te Rojas Pinilla que se ha dado cuenta de las múltiples necesidades de
nuestro Departamento! Una obra de positivo progreso para Nariño y que
daría trabajo a centenares de obreros es la prolongación del Ferrocarril
del Pacifico hasta la frontera con el Ecuador; con esta obra de colosal
empuje sería efectivo el adelanto de Nariño y el de toda la Nación”153.
En su permanencia de dos días en la ciudad de Pasto, el presidente
se comprometió a dejar concluida la carretera al aeropuerto en el término
de tres meses, con un valor de un millón de pesos; se dotará al nuevo
Hospital San Pedro de todos los elementos que necesita un Hospital
moderno, por otro millón de pesos, y se construirá “apresuradamente”
la carretera a Puerto Asís154. Se observa ahora cómo cambian las priori-
dades cambian con los nuevos personajes.
Con el decreto de amnistía para los alzados en armas, Ilustración
informó que “180 bandoleros se entregaron el 28 de septiembre”, quienes
operaban en el municipio de Algeciras, Huila, comandados por “San-
gre Negra”. De acuerdo con el pensamiento del nuevo gobierno, se les
dispensaron todas las consideraciones que les concede el decreto: “pro-
vistos de salvoconducto, ropa y herramientas de trabajo han regresado
los rebeldes a los campos, donde han prometido dedicarse a trabajos de
agricultura”155.
A comienzos del año 1953, antes de llegar Rojas al poder, el cronista
de la revista Carlos Teófilo Rosero (CERO), en una explicación detallada
sobre la historia de la construcción del ferrocarril del Pacífico exponía
que el Departamento de Nariño con el ferrocarril, no solamente sería
agricultor “sino que ya ocuparía el primer puesto como departamento
minero”, como lo había asegurado el ingeniero Wright, que examinó el
suelo: “Existen en el Departamento grandes y riquísimos yacimientos
mineros, pues las formaciones mineras de las vertientes del Pacifico son
prácticamente idénticas con las vertientes de Méjico y Norteamérica, muy
especialmente se correlacionan con las de California y Nevada; de allí
se deduce que su riqueza debe ser análoga a las de dichas regiones”156.

153. “La visita presidencial a Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 115 (noviembre 1953): 1.
154. “Significado del viaje de Rojas Pinilla a Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 115 (noviembre 1953): 2.
155. “180 bandoleros se entregaron el 28 de septiembre”, Ilustración Nariñense, No. 115 (noviembre
1953): 3.
156. CERO, “El levantamiento de los rieles del Ferrocarril de Nariño”, Ilustración Nariñense, No. 112
(marzo 1953): 5-8.
244 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

Locomotora La Cucaracha del Ferrocarril de Nariño


Fuente: Ilustración Nariñense No. 35 octubre de 1929, p. 24.

Después de una lucha de veinte años, decía CERO, los representan-


tes al Congreso por Nariño lograron la aprobación de la ley 26 de 1945,
que dispuso la construcción del ferrocarril troncal de occidente, desde
Cartagena hasta Tumaco, y la creación del fondo ferroviario para ase-
gurar la realidad de la obra. Sin embargo, en 1948 la misión ferroviaria
americana y posteriormente la misión Currie aconsejaron al gobierno
suspender esas obras, levantar los rieles de algunas secciones, entre ellas
Nariño y construir el ferrocarril del rio Magdalena, tal como lo aseguró
el ministro de Obras, Jorge Leiva, en junio pasado. “Todos estos hechos
indican que los rieles de nuestro ferrocarril serán levantados paulati-
namente a medida que avance la carretera Diviso-Espriella, pues así
está dispuesto por los extranjeros (…) que después de algunas semanas
entrarán a administrar los Ferrocarriles Nacionales”157.
A finales del año 54, la revista elaboró un número dedicado al
Cincuentenario del Departamento; en el artículo que evoca la persona-
lidad de don Julián Bucheli, menciona los hechos que lo destacan como
gobernante:
Posesionado de su cargo fijó su ruta en conseguir la creación de la
Universidad de Nariño, base para el engrandecimiento del pueblo
(…) y bastaría revisar la nómina de los muchos que por ella han al-
canzado puesto prominente entre sus conciudadanos para apreciar

157. Ibíd., p. 7.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 245

la visión que él tuvo al proponerse la creación de la Universidad.


Guillermo Edmundo Chaves, Ignacio Rodríguez Guerrero, Carlos
Albornoz, del Hierro, entre los vivos, y más de un centenar entre
los muertos, que honraron a Nariño en los campos en los que les
tocó actuar (…)158.

Pero el hecho protuberante de la actuación de don Julián fue la visión


clarísima y certera de la obra del Ferrocarril de Nariño; “viajó al exterior
y en Panamá hizo las gestiones del caso y contrató con el distinguido
ingeniero americano doctor Wright el trazado del ferrocarril y el estu-
dio de la región para asegurar las posibilidades de su rendimiento en el
futuro”159. El escritor añade que constituye gran impericia esperar que
esta empresa, apenas iniciada, rinda ganancias apetecibles, utilizando
este argumento para suspender la obra y levantar los rieles.
El cincuentenario de la Universidad de Nariño también se celebró
en el mes de noviembre, cuyos actos más sobresalientes fueron: Entro-
nización de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en la Universidad,
instalación del busto en honor del doctor Belalcázar, colocación del
retrato del Precursor de la independencia, condecoraciones y diplomas
a un grupo de profesores, entrega del doctorado Honoris Causa en
Ciencias Sociales al señor Sergio Elías Ortiz y discursos académicos de
distinguidos oradores. Se destaca el discurso de la religiosa sor Celina
de la comunidad franciscana con motivo de la colocación del retrato
de su padre, Fortunato Pereira Gamba, primer rector de la Facultad de
Matemáticas e Ingeniería de la Universidad160.
Al comprobar que las expectativas surgidas con la visita del general
Rojas a Nariño no se habían cumplido, Delgado escribió una “Carta al
Jefe del Estado” recordándole su ofrecimiento de reparar la injusticia
con esta sección de la patria, que ha sido la más olvidada de los presi-
dentes. Por los detalles que describe en torno a las obras que requieren
urgente atención, el director de Ilustración demostraba que tanto él como
su equipo de redactores estaban al tanto con la información sobre los
problemas de Nariño. Terminaba su carta así:
Perdonad Excelentísimo Sr. Presidente, la franqueza con que os
exponemos a grandes rasgos las principales necesidades de Nariño,
animados del deseo de entrar por el camino de la prosperidad y
de que nuestros trabajadores del Departamento tengan ocupación

158. Enrique Puertas, “D. Julián Bucheli”, Ilustración Nariñense, No. 118 (noviembre 1954): 1-2.
159. Ibíd., p. 2.
160. “Cincuentenario de la Universidad de Nariño, Ilustración Nariñense, No. 118 (noviembre 1954):
19-20.
246 ACADEMIA NARIÑENSE DE HISTORIA

permanente para evitar conflictos que sobrevienen por el hambre


y la miseria”161.

El afán de Ilustración por aprovechar los testimonios de la élite de


la cultura regional, permitió que las generaciones posteriores conocieran
en detalle el pensamiento y acciones de aquellos que con sus aportes
en distintos campos construyeron la historia de Nariño. Al finalizar
1952, Pérez Delgado entrevistó a Jorge Buendía, maestro egresado de
la Escuela Normal de Pasto y de la Universidad de Chile como profesor
de ciencias biológicas y química, en 1923. Poner en práctica sus ideas
novedosas acerca de la pedagogía le ocasionó con frecuencia choques con
las burocracias de las instituciones educativas por lo cual fue despedido
de los cargos en múltiples ocasiones. Su enfoque acerca de cómo dirigir
la educación es interesante y vigente:
“En la Dirección de Educación procuré convertir el Departamento
en una inmensa Escuela Normal, pues mi afán fue siempre me-
jorar cada día la labor docente, y, esto no puede alcanzarse sino
con buenos maestros. Creo firmemente, conscientemente, que la
escuela es lo que es el maestro. Por esto, todo mi empeño se dirigió
a procurar la formación del personal docente. Circulares, visitas,
conferencias, cursos de información, publicaciones de la Revista
de Educación, premios a los mejores maestros, becas a Bogotá y
a Medellín, trato cortés a los maestros, todo, todo concurría al
pensamiento central: capacitación científica, técnica y moral de
los maestros”162.

Al llegar al Número 120


Con un titular premonitorio, don Rafael Delgado tituló el que sería
el último número de la revista:
Al Coronar la altura de 120 Ediciones.
Con motivo de la llegada de Ilustración Nariñense al número 120,
desandamos lo recorrido reproduciendo de cada edición desde el
primer número los artículos más importantes que se hayan publi-
cado de nuestros más destacados colaboradores. La mayoría de
ellos han pasado a mejor vida. Con estas reproducciones, se darán
cuenta las nuevas generaciones en qué ambiente se ha movido
esta revista163.

161. Rafael Delgado, “Carta al Jefe del Estado”, Ilustración Nariñense, No. 116 (marzo 1954): 34.
162. Temístocles Pérez Delgado, “Con el profesor Jorge Buendía N. (Interview)”, Ilustración Nariñense,
No. 112 (marzo 1953): 23-24.
163. Rafael Delgado, “Al Coronar la altura de 120 Ediciones”, Ilustración Nariñense, No. 120 (julio
1955): 1.
MANUAL HISTORIA DE PASTO - TOMO XVII 247

La decisión sobre el levantamiento de los rieles del ferrocarril ya


estaba tomada y el ministro de Obras Públicas, Rubén Piedrahita en
visita al Departamento, “reveló en confianza su voluntad de retirar los
rieles del Ferrocarril de Nariño. Con esta extraña nueva que ha querido
que se divulgue, desea saber el señor Ministro de Obras Públicas, hasta
qué punto puede llegar la imbecilidad del pueblo de Nariño que permite
mansamente y sin decir palabra por su prensa, las más absurdas deter-
minaciones de gobiernos ineptos (…)164.
Rafael Delgado falleció el 30 de septiembre de 1955, dejando un
legado de 120 ediciones de una revista cultural, que se comprometió
como la que más en la defensa de los intereses regionales. La historia
de Nariño de la primera mitad del siglo XX puede leerse en estos ejem-
plares, con la seguridad de encontrar allí todo tipo de manifestaciones
culturales, políticas, religiosas y de la sociedad en general, que permiten
comprender los proyectos político-culturales que impulsaban las élites
intelectuales de la época.
La trascendencia de la revista no solo tiene que ver con las tres
largas décadas en las que fue un referente para el desarrollo de Nari-
ño, sino por su incidencia en la conformación y ampliación del campo
cultural y literario, protagonizado por unas generaciones que tuvieron
allí el espacio para expresarse. El papel de su director propietario como
un agente cultural de primer orden debe ser valorado en todo lo que
significa proveer un medio para registrar la historia de Pasto y Nariño,
en sus logros, aciertos, frustraciones y sueños aun por realizar.
El reconocimiento que logró a nivel internacional se puede observar
en la invitación a entrar en canje con la revista Ibero-Amerikanisches Ar-
chiv, del Ibero Amerikanisches Institut de Berlín, al identificarla “como
una de las publicaciones colombianas de importancia”165, fruto de lo
cual se puede constatar actualmente la existencia de la colección de
Ilustración Nariñense entre 1933 y 1939 en dicho instituto166.
Finalmente, cabe decir que es una experiencia editorial atípica entre
las revistas de su género, tanto a nivel regional como nacional, que no
estuvo destinada exclusivamente a la lectura sino, como anota Chartier,
a la creación de una esfera pública de debate, de discusión, de crítica167.

164. Rafael Delgado, “La levantada de los rieles del Ferrocarril de Nariño”, Ilustración Nariñense, No.
120 (julio 1955): 1.
165. “Nuestra Revista en el Ibero Amerikanisches Institut”, Ilustración Nariñense, No. 52 (diciembre
1933): 15.
166. Cfr. Catálogo de la Biblioteca del Instituto Iberoamericano de Berlín. http://iaiweb1.iai.spk-berlin.
de/DB=1/LNG=DU/SID=edd8d23f- 0/CMD?ACT=SRCHA&IKT=1016&SRT=YOP&TRM=Revi
sta+Ilustracion+Nari%C3%B1ense
167. Roger Chartier, Cultura escrita, literatura e historia. México: Fondo de Cultura Económica, 2003,
86.
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BIBLIOGRAFÍA

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