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«LOS PADRES "ENTRENADORES" HAN DE EDUCAR AL HIJO QUE

TIENEN, NO AL QUE LES GUSTARÍA TENER»

En su último libro Fran Castaño, profesor y autor del libro «La mejor medalla: su educación», nos
explica cómo educar a tu hijo en el deporte, y todos los beneficios que esto conlleva, insistiendo
siempre en una premisa: que los hijos adquieran este hábito mientras disfrutan, y que aunque
cuanto antes mejor, el mejor momento para que un niño empiece a practicar deporte es
«siempre».

En la elección del deporte cuando se inician... ¿qué tenemos que tener en cuenta?
¿Quién lo elige, ellos o los adultos?
El asesoramiento de los padres es muy importante a la hora de orientar a sus hijos en la disciplina
deportiva, pero siendo realistas. Si se escoge pertenecer a un club, por ejemplo, que este sea
adecuado a las expectativas, tanto de los padres, como del niño. Es decir, que no le apuntes a uno
que está a 90 kilómetros de tu casa porque luego no iréis. Tampoco olvidemos que son ellos los
que tomarán la decisión final. Para ello, y como dice Aroa González, capitana de la selección
española de rugby, han de probar muchas disciplinas deportivas diferentes, y ver con cuál se lo
pasan mejor, o cuál se les da bien. ¿Cómo lograr que nuestro hijo siga practicando deporte a lo
largo de su vida? Lo primero que hay que tener claro para que tu hijo haga deporte es que se lo
pase bien. Si esto se ha conseguido mientras ha practicado deporte de niño, y los padres han
actuado adecuadamente —esto es, sin presiones—, este niño será el que hará deporte cuando
crezca, que es lo que nos interesa.

Pero muchas veces ocurre que un niño que disfrutaba del deporte, que se lo pasaba
bien, lo acaba dejando un poco más adelante a las puertas de la adolesacencia, justo
cuando es más necesario.
Si los padres lo enfocan como diversión, no tendrían por qué dejarlo. Pero también es verdad que
llega un momento que el deporte exige compromiso. Que es también uno de los grandes valorse
que se aprenden y como tal, es producto de una conducta adaptativa: se enseña. Es cierto que hay
críos a los que les resulta más fácil esforzarse, pero la perserverancia la que tenemos que enseñar
los padres. ¿Cómo? No le ates el cordónd de pequeño, y si le cuesta media hora, ten paciencia,
que luchando lo va a conseguir. ¿Qué ocurre? Que los padres somos muy «resultadistas» y
hacemos que el crío solo tenga en mente objetivos. Así los niños se rinden, se enfandan y dejan de
luchar. Mi consejo es que no se relacione el deporte con resultados. Nuestros hijos tienen que
superarse a ellos mismos, no a los demás, y esto es extrapolable a todos los ámbitos de la vida. Si
tu hijo pretende ganar a unos que no puede, lo intentará, pero llegará un momento en que se
venga abajo y tire la toalla. En cambio si tú o el entrenador le dice «hoy has pasado un cono,
mañana entrenando pasarás tres». Cuando consiga pasar el cuarto habrá aprendido la lección más
grande de la vida: que las cosas se consiguen con esfuerzo, con perseverancia, y con constancia. Es
mejor explicar a mi hijo que se tiene que esforzar a que tiene que conseguir goles o resultados,
porque si no se rendirá y obtendremos el efecto contrario. Lo que ocurre es que la mentalidad de
algunos padres es que su hijo viva del deporte, en vez de inculcarle tesón.
¿Y los padres? ¿Cuál es nuestro papel? Cada mes aproximadamente salen noticias de
padres que han agredido al árbitro de su hijo en campos infantiles, o de niños que han
agredido al árbitro. ¿Qué estamos haciendo mal?
La única forma de prevenir esto es llevar a tu hijo al campo a que se divierta. En el campo los
padres no debemos olvidarnos de los valores que defendemos como familia. Y por supuesto,
nunca anteponer los resultados, o la técnica, a lo que verdaderamente importa: la educación, la
salud y el disfrute. Esa debe ser nuestra mejor medalla. Decálogo del padre que suma.

1. Recuerde los motivos por los que su hijo hace deporte. El principal es porque le gusta. Existen
otros, como practicar una conducta sana, estar con amigos o socializar. El objetivo no es ganar.

2. Comparta los mismos valores que el club. Busque un centro deportivo afín a su filosofía de vida.

3. No de órdenes. Solo apóyele, gane o pierda, juegue bien o cometa errores.

4. No le obligue a entrenar de más, ni a hacer ejercicios al margen de sus entrenamientos. Su hijo


no es una estrella, es un niño. Aunque tenga talento, puede que no quera elegir el deporte como
profesión y solo lo practique por diversión.

5. No presione, ni dé directrices, ni grite, ni increpe, ni maldiga, y no haga gestos que demuestren


a su hijo que se siente decepcionado con su juego.

6. Respete todas las figuras que participan en la comunidad deportiva: entrenador, árbitros, otros
técnicos, otros padres...

7. Controle sus emociones. No se puede verbalizar todo lo que pasa por la mente. Las personas
educadas no muestran incontinencia verbal.

8. Nunca hable mal de sus compañeros. Los otros niños forman párate del equipo. El objetivo
grupal siempre está por encima del individual. Y hablar mal de sus colegas es hablar mal de la
gente con la que comparte valores, emociones y un proyecto común.

9. Modifique su manera de animar. No se trata de corregir al niño, sino de reforzarlo.

10. No inculque expectativas falsas a su chaval, como decirle que es un campeón, que es el mejor
y que si se esfuerza podrá llegar a donde quiera

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