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OBISPADO DE MELIPILLA

COMUNICADO A LAS COMUNIDADES ECLESIALES


10 de agosto de 2021

Es un deber, como obispo de Melipilla, comunicarles lo siguiente respecto de un


sacerdote de la dió cesis:

1. El 31 de julio de 2019, fui informado, por interpó sita persona, de abusos


sexuales cometidos por el sacerdote Juan Carlos Pizarro. Los hechos habrían
ocurrido entre los añ os 2002 a 2004. En esa época la persona violentada era
menor de 18 añ os de edad.

2. Dos días después, es decir, el 2 de agosto de 2019, delegué a una abogada para
el inicio de la Investigació n Previa, en conformidad al canon 1717 del Có digo
de Derecho Canó nico que señ ala respecto de la autoridad eclesiá stica: “siempre
que tenga noticia, al menos verosímil, de un delito, debe investigar con cautela,
personalmente o por medio de una persona idónea, sobre los hechos y las
circunstancias, así como sobre la imputabilidad, a no ser que esta investigación
perezca del todo superflua”.

3. El 8 de agosto de 2019, la abogada se entrevistó con la persona sufriente para


una declaració n formal. En el encuentro, expresó su dolor indecible y
preocupació n por eventuales víctimas de antañ o o que esto pudiera seguir
sucediendo con otros jó venes. Se lee en el informe de la abogada: “Terminado
su relato, se pregunta al denunciante si hay algo que agregar a su testimonio,
procediendo en este acto a redactar una carta en la cual hace presente su interés
al realizar la presente denuncia canónica y la solicitud del resguardo de su
identidad. Se recibe carta suscrita por el denunciante (…)”.

4. El 30 de agosto de 2019, es decir, a menos de un mes después de la denuncia de


la persona vulnerada, decreté la conclusió n de la Investigació n Previa,
enviando las actas y antecedentes a la Congregació n para la Doctrina de la Fe,
competente en materias de delitos contra el sexto mandamiento cometido en
perjuicio de menores de edad.

5. La Congregació n para la Doctrina de la Fe, el 3 de enero de 2020, ordenó iniciar


un Proceso Penal Administrativo, el que se inicia el 13 de febrero de 2020,
después de ubicar a canonistas competentes, diligentes y disponibles para
llevar adelante el Proceso.

6. A causa de la pandemia, del confinamiento dispuesto por la autoridad sanitaria


y la necesidad de entrevistar, cara a cara, a testigos cualificados, el Proceso
Penal Administrativo se concluyó el 19 de octubre de 2020. Y teniendo en
cuenta los informes de dos canonistas que leyeron las actas y la conclusió n del
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juez, enviaron su parecer al mes siguiente y nos reunimos todos


presencialmente a inicios de diciembre. Al finalizar el añ o, envié la
documentació n a la Congregació n para la Doctrina de la Fe con mi voto
aprobando la conclusió n del juez y de los asesores canonistas, es decir, “se
llegó a la certeza moral de la culpabilidad del mencionado sacerdote” y que
la pena era la dimisión del estado clerical.

7. Con fecha 5 de julio del presente añ o, el Papa Francisco concedió la petició n de


dispensa del estado clerical, en conformidad a lo que señ ala la Congregació n
para la Doctrina de la Fe respecto a casos referidos directamente al Santo
Padre: el Dicasterio “presenta (…) solicitudes de sacerdotes acusados que,
habiendo reconocido sus delitos, piden la dispensa de la obligación del sacerdocio
y desean volver al estado laical”.

8. La dispensa no es una gracia que exculpa al sacerdote. Es un mandato. No


ejercerá nunca má s el ministerio sacerdotal.

9. En el á mbito de la justicia ordinaria, en conformidad al Artículo 175 del Có digo


Procesal Penal, no hay obligació n de denunciar el delito, ni menos cuando su
sanció n se encuentra prescrita. Sin embargo, informaré a la Fiscalía, buscando
salvaguardar el bien de las comunidades diocesanas y que el nombre de la
persona vulnerada se mantenga en absoluta reserva. É l lo sabe.

10. Mi palabra es de solidaridad y cercanía con la persona dañ ada por el sacerdote.
Agradezco a quienes han acudido a mi. Tenemos un Consejo de prevenció n de
abusos, que lidera el P. Juan Pablo Miranda. Cuenta con la ayuda de personas
de auténtica adhesió n eclesial y son competentes: abogadas, asistentes
sociales, catequistas, educadores, sacerdotes.

***
En medio de esta lamentable comunicació n quiero expresar mi gratitud y
reconocimiento a la calidad y entrega de los sacerdotes diocesanos que a diario
cumplen con sus promesas realizadas delante de Dios y de la Iglesia desde su
ordenació n sacerdotal. Pido a las familias, religiosas, diá conos permanentes,
catequistas… cuiden a sus sacerdotes.

Finalmente, estoy dispuesto a conversar con todos los consejos parroquiales


donde estuvo destinado el ex sacerdote, para ver el modo de ayudarnos en
nuestra tarea evangelizadora y prevenir todo tipo de abusos.

Bendiciones para Ustedes e intenciones del corazó n, especialmente de las


personas sufrientes.

Cristián Contreras Villarroel

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