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FUNDAMENTOS 2ºPARCIAL LECCIÓN 30
I. MINORÍA DE EDAD Y RESPONSABILIDAD PENAL
Minoría de edad:
o Periodo en el que el sujeto forma su personalidad como individuo y como miembro de la sociedad.
o Fase en la que se van asentando los rasgos psicológicos y del carácter que van a influir decisivamente en
la socialización del individuo.
Conjugando los objetivos del DP con las especiales características de este grupo social, se entiende que la
respuesta a los supuestos en que los menores delinquen requiere de medidas específicas que van más allá de la
imposición de una pena tal y como se ha descrito hasta ahora:
o Por una parte, se precisa la creación de un marco sancionador orientado principalmente a la prevención
especial en su vertiente positiva, educativa y resocializadora. Intentando evitar que el progresivo
asentamiento de la personalidad sea base del fortalecimiento de los hábitos criminales.
o Además, la regulación del fenómeno criminal juvenil necesita de un marco procesal especialmente
orientado a la salvaguarda de los derechos e intereses del menor que ha delinquido que, expuesto ante la
sociedad a la aplicación del DP, puede quedar estigmatizado.
Desde finales del S.XIX se ha producido un esfuerzo serio por trasladar estas necesidades a la regulación positiva, a
veces pecando de un malentendido paternalismo y a veces inclinada hacia el defensismo. En la actualidad, el art. 19
CP nos da las primeras pautas a seguir en este terreno:
“Los menores de 18 años no serán responsables criminalmente con arreglo a este Código. Cuando un menor de dicha
edad cometa un hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo dispuesto en la Ley que regule la responsabilidad
penal del menor.”
La puesta en práctica de esta previsión no llegó a España hasta la entrada en vigor de la Ley Orgánica 5/2000, de
12 de enero, Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores, que supuso la creación de un auténtico DP
especial juvenil, con un importante grado de autonomía con respecto a las normas generales.
El ámbito de aplicación de esta regulación incluye a aquellos sujetos que ya han cumplido los 14 años y no alcanzan
los 18. Por debajo de los 14 estamos ante inimputables, a los que les será de aplicación las normas sobre protección
de menores previstas en el Código Civil y el resto de disposiciones vigentes (inimputabilidad iuris et de iure).
Dentro del ámbito del DP juvenil, los sujetos entre los 14 y los 18 años son considerados plenamente imputables, pero
con arreglo a un sistema propio de responsabilidad penal que pretende adaptarse al desarrollo de su personalidad y
de su proceso de integración en la sociedad. Dentro de este segmento de edad se distingue entre aquellos que ya han
alcanzado los 16 y los menores de edad a la hora de determinar las concretas sanciones penales aplicables.
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II. MINORÍA DE EDAD PENAL Y CONSECUENCIAS JURÍDICO PENALES DEL DELITO, 1: LAS MEDIDAS SANCIONADORAS
EDUCATIVAS
El sistema de consecuencias jurídico penales en el ámbito del DP Juvenil (DPJ) tiene carácter binario. Para los
menores, junto a las medidas de seguridad y reinserción social, se prevén las conocidas como medidas
sancionadoras educativas.
La LORPM habla de “medidas” o de medidas “de naturaleza sancionadora-educativa”. Tras esta terminología se
encuentra un esfuerzo por evitar el término pena en el ámbito del DPJ y los efectos estigmatizantes asociados al
mismo.
1. FUNDAMENTO Y NATURALEZA
La creación de un sistema autónomo de responsabilidad del menor debería girar en torno a dos ejes:
a. El preventivo especial en su vertiente educativa.
b. El de la mayor garantía y salvaguarda del infractor.
Desde el punto de vista de las consecuencias jurídicas esto se traduce en dos ámbitos:
El apartado séptimo de la Exposición de Motivos de la LORPM señala: “la reacción jurídica dirigida al menor
infractor (pretende) una intervención educativa… rechazando expresamente otras finalidades esenciales del DP
de adultos, como la proporcionalidad entre el hecho y la sanción o la intimidación de los destinatarios de la
norma”.
Se rechaza de modo expreso cualquier vinculación entre medida sancionadora educativa y retribución o prevención
general. Nos encontramos ante consecuencias jurídicas del delito de naturaleza más cercana a las clásicas medidas de
seguridad que a las penas. Con ello, en sus orígenes la LORPM adoptaba expresamente un “modelo educativo e
integrador” de justicia penal juvenil.
Sin embargo, un análisis de la evolución histórica y de la situación actual de la ley permite comprobar que tanto la
retribución como la prevención general y la especial negativa están fuertemente presentes en un articulado que
obliga a imponer medidas de cierta gravedad en función del tipo de delito o del ámbito en que se ejecute.
Podemos situar el punto de inflexión en la reforma de la LORPM por LO 8/2006, de 4 de diciembre, que incidió en el
reforzamiento de las consideraciones de naturaleza punitiva, preventivo general y preventivo especial negativa frente
a las de carácter preventivo especial positivo.
Este giro se materializó en la previsión de una serie de supuestos en los que son preceptivas las medidas de
internamiento en régimen cerrado y de inhabilitación absoluta y en importantes cambios en el tiempo máximo de
duración. Además, se introdujo la prohibición de aproximarse o comunicarse con la víctima (…), de marcado carácter
preventivo especial negativo.
Se adoptan por tanto características de un “modelo represivo de justicia juvenil”, alejado de las pretensiones
originales, que acaba por desequilibrar el DPJ español, creando un sistema en el que conviven dos maneras
distintas de entender el tratamiento penal de los menores:
a. Una para los delitos considerados más graves, con características que nos remiten al DP del enemigo.
b. Otra para el resto, constituyendo lo que podemos denominar “modelo de justicia juvenil educativo-
represivo o de dos velocidades”.
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2. CATÁLOGO DE LAS MEDIDAS SANCIONADORAS EDUCATIVAS
Art. 7 LORPM: recoge las medidas sancionadoras educativas susceptibles de ser impuestas a los menores
infractores ordenadas según la naturaleza de los derechos que restringen.
Art. 9 LORPM: recoge el régimen general de aplicación y la duración de estas medidas, distinguiendo, en función
de la gravedad de las infracciones penales que sirven de base a su imposición.
Tras la reforma del CP de 2015 en la que se suprimieron las faltas, el régimen de la LORPM quedó desdibujado ya que
sigue recogiendo la referencia a las mismas y no se ha previsto nada sobre los delitos leves. Esto dificulta su aplicación
en los límites de duración previstos. De esta manera, la ausencia de previsión del legislador podría haberse traducido
en un aumento de la gravedad de las sanciones para casos en los que simplemente se ha producido un cambio de
nomenclatura.
o De lege ferenda (“para una futura reforma de la ley”), y para evitar la inseguridad jurídica que se produce en
este punto, se hace necesario que el legislador tome en consideración esta cuestión y, en su caso, proceda a
reformarla.
o De lege data (“según la ley existente”), una interpretación sistemática de la regulación penal en su conjunto
(el CP, las leyes penales especiales y la LECrim son normas supletorias para lo no expresamente previsto en la
LORPM) nos lleva a considerar que los preceptos en los que se hace referencia a las extintas faltas deban
aplicarse a los delitos leves. Por esto, las referencias que se hagan a las faltas hemos de entenderlas dirigidas
a los delitos leves.
A. TIPOLOGÍA Y CONTENIDO
• Supone, en cualquier caso, que el sujeto resida en el centro que se determine.
• Objetivo principal: que la vida del menor se desenvuelva en un ambiente adecuado para reorientar las disposiciones o
deficiencias que han derivado en la realización del hecho delictivo, siempre que para ello sea necesaria la privación de
libertad.
• Las actividades formativas, educativas, laborales y de ocio tendrán lugar dentro o fuera del centro según el mayor o menor
régimen de apertura que se haya establecido.
• Se distinguen hasta 4 tipos de internamiento:
a) El régimen cerrado: se adopta en aquellos supuestos en los que las características del desarrollo educativo y del
proceso de socialización del menor hacen necesario un ambiente restrictivo que irá introduciendo
progresivamente una mayor autonomía.
b) El régimen semiabierto:
o El menor tiene su residencia en el centro, pero el proyecto educativo se realiza en contacto con personas
e instituciones de la comunidad.
o La realización de actividades en el exterior estará condicionada por la evolución del menor y el
cumplimiento de los objetivos de las mismas, pudiéndolas suspender el juez de menores por tiempo
determinado.
c) En el régimen abierto: el menor mantiene su residencia en el centro, pero desarrolla todo el proyecto educativo
en los servicios normalizados del entorno.
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d) El internamiento terapéutico:
o Dirigido a menores que padezcan anomalías o alteraciones psíquicas, dependencia de bebidas alcohólicas,
drogas tóxicas o sustancias psicotrópicas o alteraciones en la percepción que determinen una alteración
grave de la conciencia.
o Puede a su vez ser cerrado, semiabierto y abierto y nada impide que, más allá de su aplicación en casos
de declaración de inimputabilidad o semiimputabilidad, pueda imponerse a menores plenamente
imputables en los que concurran las circunstancias descritas. Es decir, puede ser aplicado con la doble
naturaleza de medida sancionadora educativa y medida de seguridad y reinserción social.
o Si el menor rechaza un tratamiento de deshabituación, el juez deberá aplicarle otra medida.
• El art. 7.2 LORPM establece que estas medidas vengan seguidas de un periodo de libertad vigilada, que se computará de
cara a observar los límites de duración impuestos por los arts. 9 y 10 LORPM.
• Ejs. 14.2/3/14/16
• DURACIÓN:
o Duración general: 2 años de internamiento.
o Casos recogidos en el art. 9.2 LORPM:
▪ Menor de 14 o 15 años: 3 años de internamiento.
▪ Menor de 16 o 17 años: 6 años de internamiento.
o Art. 10 LORPM: recoge una serie de situaciones en que es preceptiva la imposición de internamiento en régimen
cerrado y en las que se superan los límites de duración señalados:
a. Cuando el menor tenga 16 o 17 años, se den las circunstancias recogidas en el art. 9.2 LORPM y el hecho revista
extrema gravedad (reincidencia): medida obligatoria de internamiento en régimen cerrado de 1 a 6 años
complementada sucesivamente con otra medida de libertad vigilada con asistencia educativa hasta un máximo
de 5 años. Esta medida solo podrá ser modificada o sustituida cuando haya transcurrido su primer año de
cumplimiento efectivo.
b. Cuando el menor tenga 14 o 15 años y haya cometido homicidio, asesinato, violación, algún delito de terrorismo
u otro delito para el que se prevea pena de prisión igual o superior a 15 años: internamiento obligatorio en
régimen cerrado de 1 a 5 años complementando en su caso con la medida de libertad vigilada de hasta 3 años.
c. En las mismas circunstancias del supuesto anterior, si el menor tuviera 16 o 17 años: medida obligatoria de
internamiento en régimen cerrado de 1 a 8 años complementando en su caso con otra de libertad vigilada con
asistencia educativa de hasta 5 años. No podrá ser modificada, suspendida o sustituida hasta que haya trascurrido
al menos la mitad de la duración de la medida de internamiento.
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Es en estos casos donde se muestra con mayor claridad el componente retributivo de la medida de internamiento, que se
superpone al interés del menor sancionado. La LORPM se aleja así de las pretensiones preventivo especiales y del rechazo
expreso a la proporcionalidad y a la intimidación que anunciaba en su exposición de motivos, violentándose los principios
básicos que deberían inspirar el DPJ.
• De las anteriores previsiones se deriva que el máximo de duración del internamiento en régimen cerrado por la comisión
de un único delito es de 8 años. Ahora bien, aún es posible aplicarla con un máximo de hasta 10 años para los mayores
de 16 años y de 6 para los menores de esa edad si se tratara de un concurso de infracciones conexas en el que una de
ellas fuera homicidio, asesinato, violación, alguno de los delitos de terrorismo u otro delito para el que se prevea pena
igual o superior a 15 años (art. 11.1 LORPM).
• Por último, en caso de que se hubieran impuesto al menor en diferentes resoluciones judiciales dos o más medidas de la
misma naturaleza, el Juez competente para la ejecución refundirá las medidas aplicables hasta el límite del doble de la
más grave, por lo que podríamos encontrarnos con una medida de internamiento de hasta 20 años de duración (art. 47.2
LORPM).
El menor ha de permanecer un máximo de 36 horas en su domicilio o en un centro entre la tarde del viernes y la noche
del domingo. Podrá salir para llevar a cabo las tareas socio-educativas que le haya asignado el juez.
Su duración máxima, con carácter general, es de 8 fines de semana, que en el caso de las desaparecidas faltas
(delitos leves) se limita a 4.
En los supuestos recogidos por el art. 9.2 LORPM, los límites de aplicación máxima aumentan: si el menor tiene 14 o
15 años es de 12 fines de semana, y si tiene 16 o 17, de 16 fines de semana. (Ej.14.5)
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2.2. MEDIDAS SANCIONADORAS EDUCATIVAS NO PRIVATIVAS DE LIBERTAD
(Ejs. 14.8/16)
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La duración máxima es de 2 años con carácter general. Aunque existen varias excepciones:
a. Cuando es consecuencia de la comisión de faltas (delitos leves) para las que se establece un límite de 6
meses.
b. Cuando se den los requisitos del art. 9.2 LORPM, la duración máxima será de 3 años para los menores de
14 o 15 años y de 6 para los que tengan 16 o 17.
c. Cuando se aplique como segundo periodo de una medida de internamiento:
▪ La duración, con carácter general, la habrá de decidir el Juez en la sentencia ajustándose a los
límites ya señalados.
▪ En los casos en que la libertad vigilada complemente al internamiento en régimen cerrado del art.
10.1 LORPM se impondrá por un máximo de 5 años.
▪ Si se trata del internamiento en régimen cerrado del art. 10.2 LORPM, derivado de la comisión de
delitos de homicidio, asesinato, violación, de terrorismo o que prevean para adultos penas de
prisión iguales o mayores a 15 años, el límite máximo de aplicación será de 3 años, cuando el
menor tuviera 14 o 15 años, y de hasta 5 años, cuando el menor hubiera cumplido los 16 o 17
años.
En este caso la intensidad de la orientación preventivo especial positiva de la medida dependerá de la naturaleza
de las reglas de conducta que se incluyan en su verificación, pues junto a algunas orientadas a la reeducacion del
menor hay otras que tienen un carácter meramente asegurativo.
Esta medida se puede aplicar con carácter general por un máximo de 2 años, salvo en el supuesto de las antiguas
faltas, para las que se establece un máximo de duración de 6 meses.
En el caso de que concurran los requisitos del art. 9.2 LORPM el límite máximo pasará a ser de 3 años si el menor
tuviera 14 o 15 años y de 6 si ya ha cumplido los 16 o 17. (Ej.14.9/16)
5. CONVIVENCIA CON OTRA PERSONA, FAMILIA O GRUPO EDUCATIVO (art. 7.1 j) LORPM):
Supone que durante un periodo de tiempo el menor convivirá con una persona, familia distinta a la suya o con un
grupo educativo, que serán seleccionados para orientar al menor en su proceso de socialización, cumpliendo la
función de la familia en lo que respecta al desarrollo de pautas socioafectivas prosociales en el menor.
El máximo de aplicación de esta medida es el general de 2 años y no se permite su aplicación por la comisión de
faltas por lo que deberemos entender que no es posible aplicarla a los delitos leves.
Se podrá imponer por un tiempo de hasta 3 años en caso de menores de 14 o 15 años y de hasta 6 si tiene 16 o 17
años, siempre que concurran los requisitos del art. 9.2 LORPM. (Ej. 14.10)
Medida sancionadora con clara vocación preventivo especial positiva.
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Se pretende que el menor comprenda que la colectividad o ciertas personas han sufrido injustificadamente las
consecuencias negativas del delito cometido. Es por ello que preferentemente se buscará que la actividad en que se
materialicen las prestaciones tenga relación con los BJs afectados por la conducta delictiva. De este modo se facilita
que el menor comprenda que actuó incorrectamente, que merece el reproche y que la prestación llevada a cabo es
un acto justo de reparación.
El límite máximo general de cumplimiento es de 100 horas, si bien para los casos de faltas se reduce a 50.
Cuando concurren las circunstancias del art. 9.2 LORPM el máximo para autores de 14 o 15 años es de 150 horas y si
tienen 16 0 17 años de 200. (Ej. 14.11/15)
Es una medida con un claro componente preventivo especial positivo que se verá acentuado si se consigue dar a
las actividades realizadas un contenido acorde al delito cometido.
La duración máxima con la que puede ser aplicada esta medida es de 2 años, si bien en el caso de las faltas se
establece el límite de los 6 meses.
Se aplica también la excepción para los casos especialmente graves del art. 9.2 LORPM. Si el menor tiene 14 0 15 años,
la medida se podrá prolongar hasta los 3 años de duración y si tiene 16 o 17 hasta los 6. (Ej. 14.12/14.11)
Medida prevista para menores que cuentan con un pronóstico favorable de inserción social, integrados en un
entorno familiar y social adecuado a su edad y desarrollo.
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Si se dan las circunstancias del art. 9.2 LORPM se podrá aumentar hasta los 3 o 6 años en función de que el menor
tenga 14 o 15 años o ya haya cumplido los 16 o 17. (Ej. 14.6/7)
Su duración general es de 2 años, pero se puede imponer por un periodo de 3, si el menor tiene 14 o 15 años, o
de 6, en caso de que haya cumplido los 16 o 17 y se den los requisitos del art. 9.2 LORPM.
Para los delitos de terrorismo de los arts. 571 a 580 CP se deberá imponer en cualquier caso por un periodo superior
entre 4 y 15 años al de la duración de la medida de internamiento impuesta (puede llegar hasta los 23 años de
inhabilitación). Esta duración se determinará atendiendo a la gravedad del delito, el número de infracciones penales
cometidas y a las circunstancias concurrentes en el menor.
En estos supuestos, en caso de concurso de delitos conexos, los límites se aplicarán respecto a una medida de
internamiento en régimen cerrado de un máximo de 6 años para los menores de 14 y 15 años y de 10 para los mayores
de esa edad, por lo que se podrá llegar a un total de 25 años de inhabilitación absoluta. (Ej.14.14/4)
Medida sancionadora cuya orientación se aleja de los valores que deben imperar en el DPJ, incidiendo
fundamentalmente en la prevención general y en una visión desenfocada de la retribución.
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3. REGLAS DE DETERMINACIÓN DE LAS MEDIDAS SANCIONADORAS EDUCATIVAS
Art. 7.3 y 4 LORPM: el principio básico en el proceso de determinación de las medidas sancionadoras educativas
es el de flexibilidad. Para la concreción de las medidas no solo se atenderá a la prueba y valoración jurídica de los
hechos, sino especialmente a la edad, circunstancias familiares y sociales, así como a la personalidad y al interés
del menor, pudiéndose imponer varias medidas de distinta clase por unos mismos hechos.
Art. 39.1 LORPM: hace especial referencia al factor de que el menor haya cometido con anterioridad otros hechos
de la misma naturaleza.
En caso de que concurran agravantes y/o atenuantes (incluidas eximentes incompletas), no existe una
correspondencia formal con el DP común (se deberá tener en cuenta como orientación), es terreno del arbitrio judicial.
(Ej.14.15)
El principio de flexibilidad queda desnaturalizado por la regulación del art. 10 LORPM que establece con claridad
las medidas sancionadoras educativas que se deben imponer en todo caso para determinados delitos de cierta
gravedad.
Más allá del principio de flexibilidad se establecen dos límites más:
a. El marcado por el principio acusatorio que impide al Juez de Menores imponer una medida de mayor
gravedad que la solicitada por el Ministerio Fiscal o el acusador particular.
b. El que impide que la duración de las medidas privativas de libertad resulte superior a la pena que se
hubiera impuesto a un adulto de cometer el mismo hecho.
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4. EJECUCIÓN DE LAS MEDIDAS SANCIONADORAS EDUCATIVAS
La ejecución está sometida al principio de legalidad:
o Deberán ser impuestas en virtud de sentencia firme dictada de acuerdo con el procedimiento y se
ejecutarán en la forma prescrita en la ley.
o La competencia sobre el control de la ejecución se encuentra en manos del Juez de Menores.
o La competencia administrativa se encuentra en la CCAA y en las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla.
La ley regula una serie de instituciones que atienden especialmente a las necesidades preventivo especiales
durante la ejecución de la condena. Existe la posibilidad de modificar y sustituir las medidas sancionadoras
educativas inicialmente impuestas. Estas posibilidades se unen a otras no propiamente ejecutivas como:
o El desistimiento de la incoación del expediente por corrección en el ámbito educativo y familiar.
o El sobreseimiento del expediente por conciliación o reparación entre el menor y la víctima, que también
puede aplicarse una vez dictada sentencia e impuesta la medida.
o La posibilidad de suspension del fallo.
En estos casos existen limitaciones a su aplicación en razón del tipo de delitos cometidos o sus circunstancias y de las
medidas impuestas.
Si el condenado alcanza la mayoría de edad continuará el cumplimiento de la medida salvo que se trate de
internamiento en régimen cerrado:
o Si hubiera cumplido los 18 años y su conducta no respondiera a los objetivos propuestos, se podrá ordenar
el cumplimiento en un centro penitenciario conforme al régimen general.
o Si cumpliera los 21 años, el ingreso será la norma general, salvo que excepcionalmente se acuda a la
modificación o sustitución de la medida o al mantenimiento de la misma, para lo cual será necesario
verificar que responde a los objetivos propuestos en la sentencia.
o La medida de internamiento en régimen cerrado que se imponga por hechos cometidos con anterioridad
a la mayoría de edad al que ya es mayor de 18 años también se cumplirá en un centro penitenciario de
acuerdo con el régimen general.
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III. MINORÍA DE EDAD PENAL Y CONSECUENCIAS JURÍDICO PENALES DEL DELITO, 2: LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
Y REINSERCIÓN SOCIAL APLICABLES A LOS MENORES
Las bases de la responsabilidad penal de los menores son las mismas que las de los adultos por lo que es posible
aplicarles medidas de seguridad y reinserción social.
Art. 5.1 LORPM: remite a las eximentes previstas en el CP por lo que son aplicables los números 1º, 2º y 3º del art. 20
CP. cuando concurran en un menor, quedará exento de la aplicación de medidas sancionadoras educativas en sentido
estricto.
La concurrencia de una causa de inimputabilidad completa o incompleta abre la posibilidad, si existe juicio de
peligrosidad y así lo considera necesario el Juez, de aplicar medidas de seguridad y reinserción social.
Art. 5.2 LORPM: establece dos tipos específicos de medidas terapéuticas aplicables a los menores (apartados d) y
e) del art. 7.1 LORPM). Medidas que pueden aplicarse también a sujetos imputables en el momento de cometer
la infraccion, que sin embargo padezcan alguna de las anomalías o adicciones en las que se basa la aplicación de
estas medidas.
Para que estas medidas sean aplicables se debe apreciar peligrosidad criminal en el menor. Estas medidas se
impondrán como única consecuencia del delito, en el caso de que concurra una causa de inimputabilidad completa, o
junto con una medida sancionadora educativa, si se considera que el menor es semiimputable, todo ello con relativa
flexibilidad.
Régimen regulado en el último Título (VIII) de la LORPM. El DP común es supletorio en este ámbito, remitiéndose
expresamente a los arts. 109 y ss. CP para determinar la extensión de la misma. (Cap.12)
La acción para exigir la responsabilidad civil la ejercitará el Ministerio Fiscal, salvo que el perjudicado decida
renunciar a ella, la ejercite por sí mismo en el plazo de un mes desde que se le notifique la apertura de la pieza
separada de responsabilidad civil o se la reserve para ejercitarla ante el orden jurisdiccional civil.
El principio general de atribución de la responsabilidad civil se encuentra recogido en el art. 61.3 LORPM. Junto con el
menor, son responsables solidarios los padres, tutores, acogedores y guardadores legales siguiendo este orden. Si la
conducta delictiva del menor se ha producido con dolo o imprudencia de padres, tutores, (…), será preciso analizar la
posible responsabilidad penal en que estos hubieran podido incurrir.
En caso de que las funciones de vigilancia y control sobre el menor no se agoten en una determinada persona física o
institución, la jurisprudencia indica que cabrá extender la solidaridad de la responsabilidad a todos aquellos que
compartan las funciones, de modo que el orden previsto legalmente no supone la exclusión automática de quienes se
encuentran tras quien ya ha sido hecho responsable solidario. (Ej. 14.16)
También existe la posibilidad de que las aseguradoras sean responsables civiles directas de los actos delictivos de los
menores. El art. 63 LORPM dispone que serán responsables civiles directas hasta el límite de la indemnización
legalmente establecida o convencionalmente pactada, sin perjuicio de su derecho de repetición contra quien
corresponda.
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V. EXTINCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD PENAL EN LOS MENORES
Se acude en la mayor parte de los casos al DP común, al art. 130 CP. (Cap.13)
Se refiere a casos de delitos menos graves sin violencia o intimidación en las personas, o faltas (delitos leves). Si consta
que el menor ha cometido con anterioridad hechos de la misma naturaleza el Ministerio Fiscal deberá incoar el
expediente.
Cumplida la actividad educativa, la conciliación o los compromisos de reparación, el Ministerio Fiscal dará por
concluida la instrucción y solicitará del Juez el sobreseimiento y archivo de las actuaciones.
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