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Rudolf Steiner sobre la renovación de la civilización desde el

fundamento del humanitarismo. Lo hace muy concretamente en la conferencia


del 28 de enero de 1923 refiriéndose a la electricidad, a Ahriman y cómo
hemos de posicionarnos frente a estas realidades. Para una mejor
comprensión es conveniente incluir la conferencia precedente.

(Versión sin pulir realizada por Norma Priemer para los amigos de la antroposofía. Rosario, febrero 2021)

De la GA 220: “ El reconocer viviente de la naturaleza, la caída intelectual del pecado y


el enderazamiento espiritual del pecado” . Ciclo de doce conferencias dadas por Rudolf
Steiner en Dornach entre el 5 y el 28 de enero de 1923. (segundo ciclo después del último
dado en el edificio del Primer Goetheanum previo al incendio)

Conferencia del 27 de enero 1923: págs. 1 a 9


Conferencia del 28 de enero 1923: págs.. 10 a 18

Undécima conferencia
Carpintería del Goetheanum: 27 de enero 1923

La vida espiritual del medioevo, en la que ha tenido su origen la moderna, está contenida
principalmente en lo que se denomina la escolástica, la escolástica de la que también aquí he
hablado repetidamente. Pues bien, en el auge de la escolástica hubo dos tendencias que se las
diferencia designándose a una de ellas como realismo y a la otra como nominalismo.

Cuando se toma el significado de la palabra realismo, así como hoy en día se lo suele
entender, entonces no se arriba inmediatamente a lo que se consideraba como el realismo
escolástico medieval. Dicho realismo llevaba ese nombre no debido a que hacía valer algo
meramente exteriormente sensorio real y que consideraba a todo lo demás como apariencia
(Schein: apariencia, brillo, ilusión), sino todo lo contrario. Ese realismo medieval tenía esa
denominación, porque consideraba como algo real los conceptos que el hombre se hacía de
las cosas y procesos del mundo, en tanto que el nominalismo tomaba estos conceptos como
meros nombres que en realidad no significaban nada real.

1
Esclarezcámonos una vez esta diferencia. En otros tiempos había advertido sobre la idea
del realismo en base a una exposición de mi viejo amigo Vincenz Knauer 1. Aquel que sólo hace
valer lo externo-sensorio, lo que puede encontrarse en el mundo, no se las compondrá para
imaginarse – así opinaba Vincenz Knauer – qué pasará con el lobo cuando se lo encierre y
durante mucho tiempo sólo reciba carne de cordero para comer. Después de un tiempo
prudencial, después que el lobo haya renovado su materia anterior, consistiría solamente de
carne de cordero como materia, y entonces uno tendría que esperar, si el lobo únicamente
consistiese por su materia, que sería completamente un cordero. Pero uno no vivenciará eso,
sino que seguirá siendo lobo. Es decir no depende de lo material, depende de la configuración
que la misma materia sea una vez cordero, otra vez lobo. Pero nosotros los seres humanos
nos damos cuenta de la diferencia entre un cordero y un lobo debido a que nos hacemos un
concepto, una idea del cordero y que también nos hacemos una idea, tenemos un concepto
del lobo.

Pero si alguien dice: Conceptos e ideas no son nada, sólo lo material es algo, entonces lo
material que del cordero pasó enteramente al lobo, no se diferencia en el cordero ni en el
lobo; si el concepto no es nada, entonces el lobo tiene que convertirse en cordero si es que
come únicamente carne de cordero. De aquí entonces Vincenz Knauer, que era una realista
en el sentido escolástico medieval, se formó la percepción (visión intuiitiva, Anschauung, opinión,
contemplación) : todo depende de la forma en la que la materia está ordenada, y esta forma es
justamente el concepto, la idea. Y este era el punto de vista de los realistas escolásticos
medievales. Decían: Los conceptos, las ideas son algo real. Por eso se denominaban realistas.
En contra estaban los nominalistas, sus radicales oponentes. Estos decían: no hay nada más
que lo genuino sensorio exteriormente. Conceptos e ideas son meramente nombres por los
que resumimos las verdaderas cosas exteriormente sensorias. – Se puede decir, cuando se
toma el nominalismo y después el realismo – así como se lo encuentra por ejemplo en Tomás
de Aquino o en otros escolásticos – y cuando ambas corrientes espirituales se colocan
abstractamente una al lado de la otra, que no se consigue mucho por la diferencia. Son dos
diferentes puntos de vistas humanos.

Hoy en día uno se da por satisfecho con estas cosas, porque uno no se acalora
especialmente por lo que se expresa en tales corrientes espirituales. Pero en ello reside algo
especialmente importante. Tomemos una vez a los realistas, que decían: Ideas, conceptos,
es decir formas en lo que está dispuesto lo material sensorio, son realidades, - si bien para los
escolásticos por cierto ya eran abstracciones estas ideas y conceptos, pero ellos denominaban
a estas abstracciones algo real, porque estas sus abstracciones eran los derivados de modos
de ver anteriores, mucho más concretos, esenciales. En época más antigua los seres humanos
no consideraban solamente el concepto de lobo, sino que contemplaban el alma grupal real
lobo existente en el mundo espiritual. Esta era una entidad real. Esta entidad real de una
época pasada, en los escolásticos se había esfumado hasta un concepto abstracto. Pero sin
embargo los escolásticos realistas seguían teniendo la sensación que en el concepto no se
halla contenida una nada, sino que hay algo real como contenido.

Esto real era por cierto un descendiente de entidades totalmente reales anteriores, pero
todavía se percibía la descendencia, lo mismo como las ideas de Platón – que eran a su vez
más vivas, más esenciales que las ideas escolásticas medievales - que fueron descendientes
de los antiguos seres arcangélicos persas, que obraban como Amshaspandas2 y vivían en el

1
Vincenz Knauer, 1828-1894, profesor de filosofía en Viena. De su obra “Problemas principales de la filosofía” Viena/Leipzig 1892,
21ª lección. Rudolf Steiner ha tomado en varias conferencias este ejemplo para la explicación del realismo.
2
seres arcangélicos persas, que obraban como Amshaspandas y vivían en el universo: Ellos - doce en número – modificaban en el
zodíaco los efectos del luminoso dios del universo Ahura Mazdao y de su contrincante Ahriman . Ver también GA 60 “Respuestas
de la ciencia espiritual a las grandes cuestiones de la existencia”, Conferencia en Berlín, 19.1.1911.

2
universo. Eran entidades muy reales. Con Platón ya estaban encubiertas y con los escolásticos
medievales se habían hecho abstractas. Este era un último estado al que había llegado la
antigua clarividencia. Indudablemente, la escolástica realista medieval no se fundaba más en
la clarividencia, pero lo que tradicionalmente se había conservado como sus ideas y conceptos
reales, que vivían por doquier en las piedras, en las plantas, en los animales, en los seres
humanos físicos, se consideraban todavía como algo espiritual si bien algo espiritual
sumamente fluido. Los nominalistas ya se habían apercibido – porque se estaba acercando la
época de la abstracción, del intelectualismo – que no eran más capaces de enlazar algo real,
algo auténtico con la idea, con el concepto. Concepto e idea eran para ellos un mero nombre
para comodidad del compendio humano.

El realismo escolástico medieval como el de un Tomás de Aquino no ha encontrado su


prosecución en la cosmovisión moderna, pues conceptos e ideas no son más considerados
por los seres humanos como algo real. Si se preguntara a las personas si ideas y conceptos les
significan algo real, entonces recién se obtendría una respuesta si se modifica la pregunta, si
por ejemplo a una persona que está bien metida en la cultura moderna se le preguntase:
¿Estarías satisfecho, si después de tu muerte seguirías viviendo puramente como concepto,
como idea? - Entonces se sentiría por demás de irreal después de la muerte. Este no era del
todo el caso con los escolásticos realistas. Para ellos concepto e idea era todavía real hasta tal
punto, que en cierto sentido no se hubiesen considerado totalmente perdidos en el universo si
después de la muerte hubiesen sido puramente concepto o idea. Este realismo escolástico
medieval no tuvo continuación, como dije antes. En la cosmovisión moderna todo es
nominalismo. Cada vez más y más todo ha devenido nominalismo. Y el ser humano moderno –
por cierto no lo sabe porque no se ocupa más de tales conceptos – es nominalista en el sentido
más amplio.

Pero esto tiene un sentido en cierto modo más profundo. Se puede decir: Justamente el
pasaje del realismo al nominalismo, yo diría la victoria del nominalismo en la civilización
moderna significa, que la humanidad se ha vuelto completamente impotente con respecto a
la captación de lo espiritual. Pues naturalmente, así como el apellido Schmidt tiene tan poco
que ver con la personalidad que está delante de nosotros y que una vez recibió el nombre de
Schmidt, del mismo modo cuando uno se representa un concepto, una idea – lobo, león –
meramente como nombre, eso no tiene ningún significado para la realidad. Toda la
desespiritualización de la civilización moderna se expresa en el pasaje del realismo al
nominalismo. Pues vean ustedes, una pregunta, una cuestión ha perdido todo su sentido si
el realismo ha perdido su sentido. Si en la piedra, en las plantas, en los animales, en los seres
humanos físicos encuentro aún ideas reales – o mejor dicho, encuentro ideas como realidades
-, entonces puedo formular la pregunta, si estos pensamientos que viven en las piedras, en las
plantas, si éstos una vez fueron los pensamientos de la entidad divina que es el artífice de las
piedras y de las plantas. Pero si en las ideas y conceptos sólo veo nombres que el hombre le da
a las piedras y plantas, entonces estoy cortado de una conexión con el ser divino, entonces ya
no puedo decir más que de alguna manera al reconocer entro en una relación con un ser
divino.

Si soy un realista escolástico, entonces digo: me sumerjo en el mundo mineral, me sumerjo


en el mundo vegetal, me sumerjo en el mundo animal. Me hago pensamientos del cuarzo, del
cinabrio, de la malaquita; me hago pensamientos del lobo, de la hiena, del león. Estos
pensamientos los extraigo de lo que estoy percibiendo sensorialmente. Si estos pensamientos
son lo que originalmente una divinidad había colocado en las piedras, en las plantas, en los
animales, entonces estoy re-pensando, estoy reproduciendo en pensamientos los
pensamientos de la divinidad, es decir, en mi pensar me estoy creando una conexión con la
divinidad.

3
Si estoy como ser humano perdido en la Tierra, y porque a lo mejor digamos con la palabra
león trate de imitar un poquito el rugido del león y le di yo mismo ese nombre al león,
entonces en mi conocimiento no tengo nada de una conexión con un artífice divino espiritual
de los seres. Es decir que la humanidad moderna ha perdido la capacidad de encontrar en la
naturaleza algo espiritual, y el último vestigio se perdió con el realismo escolástico.

Si entonces se retrocede a aquellos tiempos que a partir de la antigua clarividencia tenían


una comprensión de la verdadera naturaleza de estas cosas, entonces se encontrará que la
antigua concepción de los Misterios es la siguiente. La antigua concepción mistérica veía en
estas cosas un principio creador, engendrante, que reconocía como el Principio-del-Padre. Y al
pasar de lo sensorialmente perceptible a lo suprasensible, se sentía: se pasaba al divino
Principio-del-Padre. De modo que las ideas y conceptos escolásticos realistas fueron lo último
que la humanidad buscó en las cosas de la naturaleza como el Principio-del-Padre.

Cuando el realismo escolástico perdió su sentido, recién entonces comenzó la posibilidad


dentro de la civilización europea de hablar de ateísmo. Pues en tanto que todavía se
encontraban pensamientos reales en las cosas, no se podía hablar de ateísmo. Que entre los
griegos ya había ateístas, es de entenderlo de manera tal, que en primer lugar no fueron
ateístas verdaderos como los modernos; a pesar de todo no fueron ateístas completamente
claros. Pero también hay que decir que en Grecia reiteradamente se originaba un primer
relampagueo como a partir de una emoción humana elemental por cosas, que recién más
tarde tuvieron su verdadera fundamentación en la evolución de la humanidad. Y el verdadero
ateísmo surgió recién con el desmoronamiento del realismo, del realismo escolástico.

Pero de hecho, este realismo escolástico seguía meramente viviendo en el divino Principio-
del-Padre a pesar de que trece, catorce siglos antes se había consumado el Misterio del
Gólgota. El Misterio del Gólgota – de eso también ya hablé a menudo - en el fondo sólo se
comprendía con los conocimientos de un tiempo antiguo. Y por eso, los que querían entender
a este Misterio del Gólgota con los restos de la antigua sabiduría de los Misterios del Dios
Padre, en realidad reconocieron en el Cristo meramente al Hijo del Padre.

Por favor, pongan mucha atención a las ideas que ahora desarrollaremos. Supongan: A
ustedes les cuentan algo de una personalidad llamada Müller. Ustedes de este Müller no
saben mucho más de que es el hijo del viejo Müller. Ustedes quieren enterarse de más detalles
por medio del que les hizo ese comentario. Pero éste sólo les vuelve a decir: Sí, el viejo Müller,
ése es éste y éste- Y entonces enuncia toda clase de cualidades y después dice: Y bueno, y el
joven Müller es precisamente su hijo. Así más o menos fue en la época cuando se hablaba del
Misterio del Gólgota de acuerdo al antiguo Principio-del-Padre. A la naturaleza se la
caracterizaba de tal manera que se decía: En ella vive el divino Principio creador del Padre, y
Cristo es el Hijo.-
En esencia aún los realistas más sólidos no alcanzaron ninguna otra característica del Cristo
que la de ser el Hijo del Padre. Ésto es esencial.

Y como una reacción a todas estas conformaciones conceptuales, que si bien se mantenían
fieles a la corriente que partía del Misterio del Gólgota, pero que justamente todavía la
aprehendían según el Principio-del-Padre, se agregó como una especie de contracorriente
todo lo que entonces en el transcurso del pasaje de la vida medioeval a la nueva vida se hizo
valer como el principio evangélico, como el protestantismo, etcétera. Pues junto a todas las
otras características que le fueron propias a este evangelizar, a este protestantismo, es
principalmente ésta una a la que le dada más peso, la de ponerse ante la vista al Cristo mismo
en su esencia. No se recurrió a la antigua teología que de acuerdo al Principio-del-Padre sólo

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veía en el Cristo al Hijo del Padre, sino que se recurrió a los Evangelios mismos, para aprender
a conocer al Cristo como una entidad independiente a partir de los relatos de los hechos y a
partir de las comunicaciones de las palabras del Cristo. Esto subyace al Wiclifismo3, esto
subyace a la corriente de Comenius4 , esto subyace al protestantismo alemán: colocar al Cristo
independientemente como una entidad aislada.

Sólo que ahora había pasado el tiempo de la captación espiritual. El nominalismo se había
apoderado de todos los ánimos y así en los Evangelios no se encontró lo divino-espiritual en el
Cristo. Y a la teología moderna después se le extravió del todo. El Cristo se convirtió hasta
para los teólogos – como a menudo lo aludí- en el hombre sencillo de Nazaret.

Sí, si toman el libro de Harnack5 “La esencia del cristianismo” entonces en él hasta verán
una importante recaída, pues ahí el Cristo ha vuelto a ser tomado más que nunca de acuerdo
al Principio-del-Padre por un teólogo moderno. Y en el libro de Harnack “La esencia del
cristianismo” se podría reemplazar la palabra “Cristo” cada vez por “Dios Padre” sin que se
notase diferencia alguna.

Así que mientras la sabiduría del Padre había colocado al Cristo como el Hijo de Dios, todo
ese tiempo se tenía una visión que en cierto sentido apuntaba hacia la realidad. Pero cuando
ahora se quiso aprehender al Cristo mismo en su entidad divino-espiritual, ahí ya se había
perdido el modo de ver espiritual, no se arribaba al Cristo. Y por ejemplo fue muy interesante,
no sé si muchos se han dado cuenta, cuando entonces una de aquellas personalidades que
primero quisieron participar en el movimiento para la renovación religiosa, pero que después
no participó, el Pastor principal de Nuremberg Geyer6 dio una vez una conferencia en Basilea,
allí él confesó abiertamente: Nosotros los teólogos evangélicos modernos no tenemos a
ningún Cristo, tenemos solamente a un Dios en general. - Así dijo Geyer, porque reconoció
honestamente que por cierto por doquier se habla de Cristo, pero que verdaderamente sólo
ha quedado el Principio-del-Padre. Esto está relacionado con el hecho, que el ser humano que
todavía con espíritu mira a la naturaleza, justamente – así como él es parido, es dado a luz –
sólo puede encontrar en la naturaleza el Principio-del-Padre; desde el desmoronamiento del
realismo escolástico de todos modos ni siquiera esto. Por eso justamente no se encuentra el
Principio-del-Padre, y han surgido los pareceres ateístas.

Pero si uno no quiere quedarse detenido en la característica del Cristo como el mero Hijo de
Dios, sino si se quiere aprehender a este Hijo en toda su esencia, entonces uno mismo no tiene
que tomarse como mero ser humano así como ha sido dado a luz, sino que en la vida terrenal
misma hay que vivenciar una especie de despertamiento interior por más débil que sea. Hay
que pasar una vez por los siguientes hechos conscientes. Hay que decirse: Si como ser
humano permaneces simplemente así como has sido dado a luz, así como tus ojos, tus
restantes sentidos te muestran la naturaleza, si tú entonces con tu intelecto examinas esta
naturaleza, entonces no eres completamente ser humano hoy. No te puedes sentir
enteramente como ser humano, primero tienes que despertar algo en ti que se encuentra
más profundamente. No puedes estar satisfecho con lo que en ti meramente fue dado a luz.
Algo que está más profundamente dentro de ti, tú lo tienes que dar a luz con plena
consciencia.

3
John Wiclif, por 1320-1384, precursor de la Reformación. Con sus amigos traduje la Biblia al inglés.
4
Amos Comenius: 1592-1670, sacerdote de la Hermandad de Bohemia. Aspiraba en relación con una reforma de la educación y la
cultura a una renovación de toda la vida espiritual.
5
Adolf von Harnack, 1851-1930, “La esencia del cristianismo” – 16 clases magistrales en la Universidad de Berlín. Leipzig 1910.
6
Christian Geyer, 1862-1929, predicador principal en Nürnberg. Amigo de Friedrich Rittelmeyer.
El movimiento para la renovación religiosa: “La Comunidad de Cristianos”, se fundó en otoño 1922 bajo la participación decisiva
del Dr. Friedrich Rittelmeyer.

5
Se quisiera decir: Si a un ser humano hoy se lo educa sólo en lo que son sus inclinaciones
congénitas, entonces en realidad no se lo educa a ser un ser humano completo; sino
únicamente cuando se es capaz de enseñarle, que tiene que buscar en las profundidades de
su ser algo que haga subir desde estas profundidades eso que es como una luz interior que es
encendida durante la vida terrenal.

¿Por qué es eso así? Porque el Cristo, que ha pasado por el Misterio del Gólgota y está
enlazado con la vida terrenal, vive en las profundidades de los seres humanos. Y cuando uno
dentro de sí realiza este re-despertamiento, entonces encuentra al Cristo vivo, que no se
instala en la consciencia congénita que se ha desarrollado, sino que tiene que ser llevada hacia
arriba desde las profundidades del alma. La consciencia-de-Cristo tiene que generarse en el
acontecer del alma. De modo que verdaderamente se puede decir lo que expresé muy a
menudo: El que no encuentra al Padre, éste en cierto modo ha nacido con disposiciones
carenciales, no está sano. Ser ateísta significa en cierto modo estar enfermo corporalmente, y
todos los ateístas en un cierto modo están enfermos corporalmente. No encontrar al Cristo es
un destino, no una enfermedad, porque encontrar al Cristo es una vivencia, no una mera
constatación. El Principio-del-Padre se lo encuentra al constatar lo que en realidad se debería
ver en la naturaleza. Al Cristo únicamente se lo encuentra teniendo la vivencia de
renacimiento. Ahí el Cristo en esa vivencia de renacimiento aparece como una entidad
independiente, no sólo como el Hijo del Padre. Pues entonces se aprende a reconocer:
Si como ser humano moderno uno se atiene meramente al Padre, entonces uno no puede
sentirse enteramente como ser humano. Por eso el Padre ha enviado al Hijo, a que el Hijo
complete su obra. ¿Sienten ustedes, cómo en la consumación de la obra de Padre el Cristo
deviene una entidad independiente?

Pero esencialmente en el presente sólo por medio de la Ciencia Espiritual somos capaces de
entender todo el proceso del re-despertamiento, de entenderlo prácticamente, de entenderlo
vivencialmente. Pues la Ciencia Espiritual justamente quiere hacer subir estas vivencias desde
las profundidades del alma al conocimiento consciente, que llevan luz a la vivencia del Cristo. Y
así se puede decir: Con el decurso del realismo escolástico se ha agotado la posibilidad de
conocimiento del Principio-del-Padre. Con aquel realismo, que reconoce a su vez al espíritu
como algo real, y que es el realismo antroposófico, con este realismo ahora será reconocido
finalmente el Hijo en su entidad independiente, el Cristo recién se convierte en una entidad
cerrada. Con esto se volverá a encontrar en el Cristo lo divino-espiritual de manera
independiente.

Este Principio del Padre ha jugado verdaderamente el mayor rol imaginable en el tiempo
antiguo. A la teología - que se ha desarrollado a partir de la antigua sabiduría mistérica- sólo
le interesaba en realidad el Principio-del-Padre. ¿Pues sobre qué se reflexionaba? Si el Hijo
es simultáneo al Padre desde la eternidad7, o si se ha originado en el tiempo, ha nacido en el
tiempo. Se reflexionaba sobre la descendencia del Padre. Vean la historia antigua de los
dogmas : en todas partes se le dio especial importancia a qué atenerse con respecto a la
ascendencia del Cristo. Y cuando se agregó la tercera figura, el Espíritu, entonces se reflexionó
si el Espíritu se originó del Padre simultáneamente con el Hijo o si a través del Hijo y así
sucesivamente. Siempre se trata de la genealogía de esta Tres Personas Divinas, así que lo que
es procedencia, es decir lo que se ha de considerar bajo el Principio-del-Padre.

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Si el Hijo es simultáneo al Padre desde la eternidad: En los Concilios Ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla (381) se elevó a
dogma la igualdad esencial de Padre, Hijo y Espíritu Santo. La Iglesia romana amplió este dogma por la adición, que el Espíritu
Santo parte del Padre y del Hijo(latino: filioque), lo que en 1054 condujo a la separación definitiva de la iglesia romana y la
oriental.

6
En la época en que estuvo la lucha entre el realismo escolástico y el nominalismo
escolástico, ahí ya no se las podían apañar con estos conceptos antiguos de la descendencia
del Hijo del Padre y del Espíritu del Padre e Hijo. Pues, vean, ahora había tres entidades. Estas
tres entidades, que representaban las Personas divinas, debían formar una divinidad. Los
realistas reunieron, resumieron las tres Personas divinas en una idea, para ellos la idea era
algo real. De ahí que ese un Dios era para su cognición algo real. Los nominalistas empero no
se las apañaban con las tres Personas de ese un Dios, pues ahora tenían al Padre, al Hijo, al
Espíritu, pero en tanto que lo resumían, eso era más que una mera palabra, un nombre, y así
se les desintegraron las tres Personas divinas. Y así el período en el que sostenían una lucha el
realismo escolástico con el nominalismo escolástico, fue también el período en el que ya no se
pudo enlazar más ninguna noción correcta con la divina Trinidad. Ahí se desmoronó una
concepción plena de vida de esta divina Trinidad.

Cuando entonces venció el nominalismo, ya no se supo más qué hacer con esos conceptos.
Entonces - según que uno se inclinara más para esta o aquella de las declaraciones
tradicionales – se tomaron los antiguos conceptos, pero no podían representarse nada
acertado. Y cuando después en la confesión evangélica se lo colocó al Cristo más en un
primer plano, no obstante – ya que se estaba dentro del nominalismo – que su esencia divino-
espiritual no podía ser más captada, entonces ya no se supo interpretar absolutamente más
algún concepto de las Tres Personas. Ahí se desvarió (zerflattern: deshacerse en revoloteos) el antiguo
dogma de la Trinidad.

A estas cosas, que en la época en que las percepciones espirituales eran todavía muy
importantes para los seres humanos, a estas cosas, que jugaban un rol importante con
respecto a la felicidad o la desdicha interiores del alma humana, a estas cosas la época de
filisteísmo moderno las ha desplazado completamente a los fondos. ¿Qué le importa al fin y al
cabo al hombre moderno - si no es que justamente esté enredado en controversias teológicas -
la relación entre Padre, Hijo y Espíritu? Él cree ser un buen cristiano, pero no le aflige
mayormente qué pasa con Padre, Hijo y Espíritu. No puede imaginarse que una vez fueron
candentes preguntas anímicas de la humanidad. Ha llegado a ser un filisteo. Por eso es que la
época del nominalismo puede rotularse para la civilización europea la época del filisterio. Pues
el filisteo es aquella persona que no tiene sentimientos adecuados para con lo espiritual
siempre despertante, que en realidad sólo vive en costumbres, en hábitos. Completamente sin
espíritu no se puede estar en la vida humana. El filisteo preferiría estar completamente sin
espíritu, levantarse sin espíritu, almorzar sin espíritu, jugar a la tarde al billar sin espíritu y así
sucesivamente, él quisiera hacer todo sin espíritu. Pero inconscientemente a pesar de todo el
espíritu pasa a través de toda vida. Sólo que el filisteo no se preocupa por ello; no le interesa.

Así puede decirse, que en este sentido la antroposofía tiene que tener el ideal de no perder
lo divino universal. No lo hace, porque encuentra en el Dios Padre lo Divino-Espiritual,
separado en el Dios Hijo lo Divino-Espiritual. Está en la siguiente situación, si comparamos sus
puntos de vista con la antigua cognición del Padre: Yo diría – por favor no me tomen a mal la
expresión algo trivial -, la cognición del Padre ante todo ha preguntado en el Cristo: ¿Quién es
su padre? – Si demostramos quién su padre, entonces tenemos conocimiento de él. -
Antroposofía está ubicada naturalmente en la vida. En tanto que desarrolla el conocimiento
de la naturaleza, tuvo naturalmente que continuar la cognición del Padre. Pero en tanto que
desarrolla la cognición-de-Cristo, parte primero únicamente del Cristo. Estudia a fondo, si
puedo decirlo así, la historia, encuentra en la historia una evolución descendente, encuentra el
Misterio del Gólgota y a partir de allí una evolución ascendente; encuentra en el Misterio del
Gólgota el punto central y el sentido de toda la historia terrestre de la humanidad. Es decir
que en tanto la antroposofía estudia la naturaleza, resucita nuevamente el antiguo Principio-
del-Padre. Pero en tanto que estudia la historia, encuentra al Cristo. Ahora ha conocido dos

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clases diferentes. Y es así, como si yo viajara a una ciudad A y allí conozco a un hombre mayor,
después viajo a la ciudad B y conozco allí a un hombre más joven. Conozco al hombre mayor,
conozco al hombre más joven, a cada uno por separado. Primeramente me interesan cada uno
por sí mismos. Posteriormente me llama la atención una cierta semejanza. Investigo esta
semejanza y descubro, que el joven es el hijo del mayor. Así pasa con la antroposofía. Conoce
al Cristo, conoce al Padre, más tarde descubre la relación entre ambos; en cambio la antigua
sabiduría del Padre partió del Padre y consideró a la relación como lo primordial.

Ustedes ven, con respecto a todas estas cosas la antroposofía en realidad tiene que tomar
un camino nuevo, y es necesario, que con respecto a la mayoría de las cosas se aprenda a
cambiar de modo de pensar y de sentir, si verdaderamente se quiere entrar en lo
antroposófico. Para la antroposofía en realidad no basta que por un lado de los antropósofos
la cosmovisión sea vista viviendo más o menos materialísticamente o más o menos en el
sentido de las confesiones tradicionales y entonces se pasa a otra cosa – o sea a la
antroposofía porque en cierto sentido nos agrada más que otra enseñanza. Pero no es así el
asunto. No solamente hay que ir de una imagen a la otra, de la imagen materialista, monista a
la imagen antroposófica y decirse: Pues bien, la imagen antroposófica me agrada más. - Sino
que hay que confesarse: Lo que te capacita a mirar la imagen monista-materialista, eso no te
capacita a mirar la imagen antroposófica.

Los teósofos han creído que la contemplación del cuadro materialista-monista ya los
capacitaba para contemplar lo espiritual. De allí ese fenómeno peculiar, que en la cosmovisión
materialista-monista se afirme: Todo es materia, el ser humano existe únicamente a partir de
la materia; hay materia nerviosa, materia sanguínea, etc. – todo materia. Los teósofos – me
refiero a los miembros de la Sociedad Teosófica – dicen: No, eso es una visión materialista;
hay un espíritu. - Pero entonces empiezan a describir al ser humano según el espíritu: el
cuerpo físico – denso; ahora el cuerpo etéreo – más fino, pero neblina, una neblina poco
densa, en realidad una representación bien materialistas. Ahora el cuerpo astral, este es más
finito pero sin embargo no es más que una materia más sutil y así sucesivamente. Se va
subiendo por una escalera pero siempre es una materia más delicada. Sí, eso también es
materialismo, pues lo único que se tiene es materia, aunque sea una materia cada vez más
sutil. Es materialismo, sólo que se le da el nombre de espíritu. El materialismo al menos es
honesto y lo denomina materia, en tanto que allá a lo que se representa materialmente se le
impone el nombre de espíritu. Hay que confesarse que hay que cambiar el modo de pensar;
hay que aprender a mirar de otro modo la imagen de lo espiritual a como se había mirado la
imagen de lo material.

En la Sociedad Teosófica la historia se hizo especialmente interesante en un punto. El


materialismo habla de átomos. Estos átomos se presentaron de las maneras más diversas, y
poderosos materialistas, que tomaron en consideración a las propiedades materiales de los
cuerpos se hicieron al final toda clase de representaciones de los átomos. Entre ellas alguien
erigió una teoría atómica, en la que el átomo está representado como una especie de estado
oscilatorio, como si ahí adentro eso material tan sutil estuviese oscilando en espirales. Y si
ustedes en Leadbeater8 consultan sobre los átomos, encontrarán que tienen este aspecto. El
otro día en un artículo de una revista inglesa se planteó la cuestión, si este átomo de
Leadbeater ha sido “visto”, o si la clarividencia de Leadbeater meramente se limitó a que él
había leído este libro y lo tradujo a lo espiritualista.

8
Charles W. Leadbeater; 1847-1934. Uno de los líderes de la Sociedad Teosófica.

8
Con estos asuntos hay que hacer las cosas en serio. Se trata que absolutamente hay que
examinarse a sí mismo, si no es que uno ha quedado enganchado al materialismo y solamente
se adiciona a lo material todo tipo de nombres espirituales. Un cambio del pensar y del sentir,
de eso justamente se trata si se quiere llegar a una cosmovisión verdaderamente espiritual.
Recién entonces se ha logrado la perspectiva dentro de la práctica de lo que hay que aspirar en
el enderezamiento del pecado frente a la caída en el pecado.

9
Duodécima y última conferencia del ciclo
Carpintería del Goetheanum, 28 de enero 1923

Cuando se pasa revista entre aquellas personalidades que han percibido la vida espiritual
más moderna, las que desarrollaron un sentimiento de cómo en realidad se puede llevar en sí
eficazmente esta vida espiritual de hoy – con “ hoy “ me refiero naturalmente a las décadas en
las que vivimos -, entonces se llega, entre otras naturalmente, a dos personalidades, al en
esta comunidad aquí ya a menudo nombrado Herman Grimm9, y al otro, Friedrich Nietzsche10.

De ambos se puede decir: Ellos trataron de acostumbrarse a vivir en la vida espiritual del
presente. Trataron de percibir, cómo el ser humano en su alma puede vivenciar lo que sucede
hoy espiritualmente. Y en Herman Grimm se recae entonces en su manera, cómo él ha
descrito al ser humano o también a personalidades en particular a partir de esta percepción
de la época. En Nietzsche se recae más bien en cómo él mismo se ha sentido en esa época. Si
se escucha atentamente a Herman Grimm, cómo describe en general al ser humano en el
presente, o cómo describe a personas en particular, entonces uno siempre tiene una imagen
ante sí, la descripción se transforma en un cuadro. Y esta imagen me parece ser la imagen de
un ser humano, de una figura humana que está cargando sobre sus espaldas un peso inmenso.
Ni siquiera en el extraordinario libro de Herman Grimm sobre Miguel Ángel puedo
desprenderme de la impresión de que ésta es la imagen correcta Cuando se lee este libro
sobre Miguel Ángel de Herman Grimm, entonces ciertamente se tienen muchísimas
impresiones hermosas, pero también en este libro finalmente Miguel Ángel le llega a uno al
encuentro como un hombre que avanzaba penosamente llevando una pesada carga sobre sus
hombros. Y Herman Grimm mismo lo había percibido al expresar a menudo11: Nosotros
hombres modernos, decía, cargamos con demasiada historia.

Nosotros seres humanos modernos cargamos de verdad - aun cuando en el banco de la


escuela hayamos sido unos tipos sumamente haraganes y no asimilamos nada de la historia
como se le dice normalmente, a pesar de ello cargamos, ya por todo lo que a partir de los 6
años de edad nos impresiona escolarmente – con demasiada historia. No estamos libres,
cargamos el pasado sobre nuestro lomo.

Y cuando después la mirada se dirige de Herman Grimm a Nietzsche, entonces Nietzsche a


uno se le aparece como una personalidad que anda algo histérica balanceándose por el
mundo, que continuamente se está sacudiendo a causa de esta vida espiritual del presente. Y
cuando entonces se lo observa detenidamente, dando igual si peregrina a Italia o si está
paseando allá arriba en Sils Maria: él se sacude. Pero él se sacude de forma que también
mantiene su tórax algo inclinado. Y si después se investiga porqué se sacude, entonces uno se
da cuenta que en realidad quiere sacudirse de encima la historia, aquello que el ser humano
lleva sobre el lomo como su paquete histórico.

Y esto también él lo percibió, pues en sus años relativamente jóvenes escribió el tratado:
“De la utilidad y el perjuicio de la Historia para la vida” que tiene más o menos este contenido:

9
Herman Grimm: 1828-1901, Historiador del arte, Profesor en Berlín. “Vida de Michelangelo” -2 tomos 1860-63
10
Friedrich Nietzsche: 1844-1900. “De la utilidad y el perjuicio de la Historia para la vida” 1873-73, en “Consideraciones
intempestivas”.
11
al expresar a menudo: por ej. en “La Ilíada de Homero”: 2º tomo, Berlín 1895: “me parece como si la humanidad se sintiese
oprimida por la cantidad de historia que se ha condenado a sí misma de arrastrar consigo. Se le da valor al conocimiento de meros
hechos, cuya utilidad para la ampliación de nuestro horizonte nadie comprende.”

10
Hombres del presente, sacaos a la Historia de la nuca o de las espaldas, pues estáis perdiendo
la vida si estáis llevando con vosotros continuamente a la Historia. No sabéis vivir en el
presente. Preguntáis en toda ocasión: ¿cómo lo hicieron los hombres antiguos? - pero de
vuestro pensar, sentir y querer originales no traéis nada creativamente a la superficie para vivir
precisamente como hombres del presente.

Ambos cuadros, ambas imágenes que describen al ser humano – Herman Grimm que lo
describe siempre con una inmensa carga en el lomo y Nietzsche que se está sacudiendo esta
carga – estas dos imágenes no lo sueltan a uno cuando se contempla todo el carácter de la
vida espiritual en el último tercio del siglo 19 y al inicio del siglo 20. Y si después se va más a lo
profundo, entonces se encuentra cómo el ser humano de la época moderna jadea en realidad
bajo esta carga histórica. Se podría decir: El ser humano del presente se asemeja a un perro
que tiene excesivo calor y entonces hace ciertos gestos con la lengua, ésa es la impresión que
se tiene del ser humano del presente bajo la carga de la Historia. - Sí, si se mira más
detenidamente llama muchísimo la atención cómo el ser humano en realidad jadea y se
estremece bajo la carga de la Historia.

Si contemplamos a los seres humanos de las épocas primitivas –a su vez tenemos que mirar
enseguida a las costumbres de la época en el tiempo primitivo, pues es extraordinariamente
difícil de entenderse como seres humanos del presente si al menos no se buscan imágenes
del período antiguo. Hacer lo que se ha de hacer en el presente, sólo se logra si se demuestra
lo que hicieron los antiguos y lo que nosotros no hacemos. Ahora introductoriamente vamos
a partir de una tal contemplación para después arrojarnos la Historia del lomo.

Los antiguos cuando miraban la naturaleza, elaboraban mitos, estaban en condiciones de


conformar mitos a partir de la fuerza creadora de sus almas. Lo que sucede en la naturaleza,
ellos fueron capaces de ponerlo ante el alma de una manera viviente, esencial. El ser humano
moderno no hace mitos. Si alguna vez sin embargo aquí o allá lo intenta, entonces resultan del
modo literario, folletinescos, entonces resultan secos, torpes. Primeramente la humanidad
perdió la práctica de corporizar lo viviente en el mundo de la creación a través de los mitos. El
ser humano moderno a lo sumo puede interpretar los antiguos mitos, como se dice. Después,
cuando el ser humano ya no pudo hacer mitos, recayó al menos en la historia. Eso no hace
tanto tiempo. Pero como había perdido la fuerza creadora de mitos, tampoco pudo hacer algo
justo con la historia. Y así es como en el siglo 19 surge entonces por ejemplo en el ámbito del
derecho que se declare: Pues bien, no podemos crear un derecho, tenemos que estudiar el
derecho histórico. La escuela histórica del derecho, que es algo muy particular, ella es una
confesión del ser humano no-creativo del presente. Dice que no puede crear el derecho, por
lo tanto tiene que estudiar la historia del derecho y difundir este derecho que ha conocido de
la historia. Eso fue algo que a inicios del siglo 19 circulaba especialmente en Europa Central:
que uno se declaraba incapaz de vivir como ser humano del presente, que sólo se quería vivir
como ser humano histórico.

Y Nietzsche que tuvo que estudiar en este eterno hacer historia, quería sacudírsela de
encima y escribió entonces su libro “De la utilidad y el perjuicio de la Historia para la vida”.
Tuvo tal impresión que, cuando se retrotraía a su época de estudiante con todo lo que se
había expuesto sobre tiempos pasados, entonces decía: Ahí no se puede respirar, todo eso es
polvo, le obstruye a uno el aliento. ¡Fuera con la historia! ¡Vida en vez de historia!

Y después vino el tiempo más tardío en el siglo 19. Entonces apareció el miedo desarrollado a
partir del estado de ánimo histórico. Y este miedo, se expresaba haciendo que a la gente le
sobrevenía el castañeo de dientes si a partir del ser humano debía observar algo en la vida de
la naturaleza. Paulatinamente lo fueron denominando antropomorfismo. En épocas antiguas

11
se contemplaba plácidamente en la naturaleza lo que el ser humano vivenciaba, porque se
sabía que eso proviene de lo divino. La naturaleza también proviene de lo divino. Por lo tanto
si se enlaza su contenido humano, que es divino, con el contenido humano afuera, entonces
se obtiene la verdad. Pero al ser humano más moderno verdaderamente le daba el castañeo
de dientes y además piel de gallina cuando meramente se apercibía: ¡ahí en algún lado hay
antropomorfismo! Tenía un miedo terrible ante el antropomorfismo.

Y en este miedo al antropomorfismo todavía vivimos hoy y no sabemos que en realidad


hacemos constantemente antropomorfismos donde no nos damos cuenta. Cuando en la física
hablamos de la elasticidad de dos bolas, entonces en la palabra choque, golpe –pues golpe
también puede ser un golpe en las costillas que uno se da con la propia mano – tenemos algo
que traslada el golpe hacia afuera en la fuerza elástica. Sólo que uno no se da cuenta. Lo nota
entonces si uno coloca algo humano en la dirección del mundo. Por lo tanto lo que se ha
desarrollado a partir del historicismo, eso es un miedo terrible ante el antropomorfismo. En
este miedo vive por cierto hoy el ser humano.

Pero entonces con eso el ser humano destruye todos los puentes hacia el mundo exterior.
Y ante todo destruye el puente hacia una captación viviente del ser del Cristo. Pues el Cristo
tiene que vivir como un ser viviente, no meramente como alguien a conocer a través de la
historia. Es decir que hoy en día se trata – no de sólo caer sobre la historia rechazándola, no
de caer sólo interpretando sobre la fuerza formativa de mitos rechazándola - sino de
averiguar del secreto aún más de lo que nos llega por el interpretar.

Si hoy en día se quiere comentar algo sobre la aspiración humana, entonces habitualmente
no se habla espontáneamente desde el presente inmediato, sino que se interpreta a Parsifal o
a alguien más antiguo aún. Se interpreta, se explica, se aclara. Pero este explicar no es un
aclarar sino que es un oscurecer, pues nada se aclara con este aclarar sino que se hace cada
vez más oscuro.

El motivo de todo esto se debe a que en dos direcciones nosotros hoy no tenemos el coraje
de captar verdaderamente el mundo con nuestra alma. Por un lado está que hemos
fundamentado una concepción de la naturaleza que transcurre desde el estado nebuloso del
mundo a través del estado complejo hacia la muerte térmica, la muerte entrópica. Ahí
adentro el mundo moral no tiene espacio, o sea que dentro del mundo moral uno se queda en
la abstracción. Eso ya lo dije repetidamente. El ser humano moderno no tiene la fuerza de
reconocer que aquello que fundamenta con sus impulsos morales, son las causas para efectos
futuros posteriores que podrán verse, que son reales. Esto se ha perdido por el
desmoronamiento del realismo escolástico nombrado ayer.

Debido a eso, todo lo que son impulsos morales se ha vuelto algo meramente pensado, con
lo que el ser humano como de un orden natural superior no sabe qué hacer. A lo sumo sabe
mirar hacia un estado en el que se transformará la Tierra. Si es honesto, tiene que decirse
entonces: Esto es el gran cementerio. Ahí estarán enterrados también los ideales morales
que concibieron los seres humanos. No tiene ningún tipo de representaciones formales
acerca de cómo de la Tierra que se extingue crece un nuevo globo cósmico, pero que es lo
crecido a partir de los impulso morales que el ser humano desarrolla hoy en día. El ser
humano hoy no tiene el coraje de pensar, de imaginar sus impulsos morales como el germen
de mundos futuros. Mas eso es lo que importa por un lado. Pero importa otra cosa más, para
lo que hoy se necesita más coraje aún. Por un lado tenemos el orden moral del mundo del
que nos tenemos que representar que no es un orden moral del mundo meramente pensado,
sino que se enlaza con la realidad y que una vez será un nuevo mundo físico después que el

12
mundo físico haya sucumbido. Si no tenemos coraje para captarlo, entonces tendremos aún
menos coraje para lo otro.

Por otro lado vemos el orden natural. Este orden natural, que es opuesto al orden moral,
este orden natural nos ha traído la grandiosa Ciencia Natural, la admirable Ciencia Natural.
Pero sin embargo contemplemos hoy el principal impulso de la Ciencia Natural. Este impulso
principal se infiltra por cierto en todos los círculos. Podría decir que el hoy campesino ya sabe
más de lo que se difunde por medio de la cosmovisión científico-natural que lo que sabe de
una cosmovisión espiritual. ¿Pero bajo qué signo se ha desarrollado pues la ciencia natural
moderna? Esto se puede explicar especialmente bien con un ejemplo, porque este ejemplo se
ha desarrollado con extraordinaria rapidez. Recién en la transición del siglo 18 al 19 ha
asomado en realidad lo que hoy inunda como un ingrediente cultural a toda nuestra cultura
exterior. ¡Piensen nomás en ese inmenso contraste! Piensen en aquel físico12 que disecaba un
muslo de rana: entre los muslos de esa rana cayó un trocito de metal del revestimiento de una
ventana - el muslo de la rana se contrajo, con ello descubrió la electricidad. ¿Cuánto tiempo
hace de eso? Ni siquiera un siglo y medio. Y hoy la electricidad es un ingrediente cultural. Pero
no solamente un ingrediente cultural. Vean ustedes, cuando personas de mi edad eran
todavía jóvenes cachorros, en el ámbito de la física a nadie se le ocurría hablar de los átomos
de otro modo a que eran esferitas pequeñas no elásticas o quizás también elásticas, que se
entrechocaban y que entonces se hicieron también cálculos sobre los resultados de estos
choques. A nadie se le hubiera ocurrido representarse el átomo como se hace hoy en día:
como un electrón, como una entidad que en realidad consiste puramente de electricidad.

El pensamiento del ser humano ha sido totalmente encapullado por la electricidad y eso
desde no hace tanto tiempo. Hoy hablamos de los átomos como de algo donde alrededor de
una especie de pequeño sol, alrededor de un punto central está almacenada la electricidad,
hablamos de electrones. O sea que si miramos dentro de la actividad del mundo, entonces por
todos lados suponemos electricidad. Ahí la cultura exterior está vinculada con el pensar.
Personas que no circulasen en tranvías eléctricos, tampoco podrían imaginarse los átomos tan
eléctricamente.

Y si ahora se contemplan las representaciones que se tuvieron antes de la era de la


electricidad, entonces puede decirse de ellas: Ellas todavía le dieron al pensador natural la

12
aquel físico: Luigi Galvani, 1737-1798. Médico italiano e investigador de la naturaleza, que en 1789 por el experimento con el
muslo de rana descubrió un lado totalmente nuevo de la electricidad (la electricidad galvánica)

13
libertad de pensar al menos abstractamente lo espiritual en la naturaleza. Todavía existía un
pequeñísimo resto del realismo escolástico. Pero la electricidad le crispó los nervios al ser
humano moderno y ha eliminado de los nervios todo lo que es orientación hacia lo espiritual.

Y se ha llegado más lejos aún. Toda la honesta luz que fluye a través del espacio cósmico
poco a poco ha sido calumniada de ser también ella algo semejante a la electricidad. Cuando
hoy en día se habla de estas cosas, entonces para aquel que tiene su cabeza completamente
inmersa en la onda cultural eléctrica le parece como si se dijeran puras tonterías. Pero eso se
debe porque esa persona con la cabeza que considera eso como un absurdo, está justamente
con la lengua afuera como el perro que tiene demasiado calor y con la carga histórica en el
lomo se arrastra y está cargada de conceptos históricos y no puede hablar a partir del
presente inmediato.

Pues vean ustedes, con la electricidad se entra en un ámbito que se presenta a la visión
imaginativa de manera diferente a otros ámbitos naturales. En tanto que se había
permanecido en la luz, en el mundo de los sonidos, es decir en la óptica y la acústica, no se
necesitaba juzgar moralmente lo que a uno le manifestaban una piedra, planta, animal, la luz
como colores, en el mundo acústico los sonidos, porque se tenía todavía, si bien débil, una
repercusión de la realidad de los conceptos y las ideas. Pero la electricidad le expulsó a uno
esta repercusión. Y si por un lado hoy no se está en condiciones de encontrar la realidad para
el mundo de los impulsos morales, por otro lado entonces en el campo de lo que hoy se
considera como el ingrediente más importante de la naturaleza, más que nunca se es incapaz
de encontrar lo moral.

Si hoy en día alguien le atribuye a los impulsos morales una real efectividad de modo que
tengan en sí la fuerza como un germen vegetal de devenir más tarde realidad sensorial,
entonces se lo toma por medio loco. Pero si hoy viniese alguien y les atribuiría impulsos
morales a los fenómenos naturales, entonces se lo tomaría por un loco de remate. Y a pesar de
todo, quien alguna vez con una verdadera contemplación espiritual ha sentido pasar
conscientemente la corriente eléctrica por su sistema nervioso, ése sabe que la electricidad no
es meramente una corriente natural, sino que la electricidad en la naturaleza es al mismo
tiempo algo moral, y que en el instante en que entramos en el ámbito de la electricidad nos
introducimos simultáneamente en lo moral. Pues si ustedes conectan la falange de su dedo en
cualquier lado a una corriente cerrada, entonces enseguida sentirán que ustedes extienden su
vida interior a un ámbito del ser humano interior donde simultáneamente emerge lo moral.
La electricidad propia que yace en el ser humano no puede buscarse en ningún otro ámbito
que en aquel donde simultáneamente emergen los impulsos morales. Quien vivencia la
totalidad de lo eléctrico, vivencia al mismo tiempo lo moral natural. E ignorantemente los
físicos modernos hicieron un abracadabra anómalo. Presentaron al átomo como eléctrico y
desde la consciencia generalizada de la época olvidaron que entonces, si presentan al átomo
como eléctrico, le adjuntan a este átomo, a cada átomo un impulso moral, que
simultáneamente lo transforma en un ser moral. Pero ahora estoy expresándome
incorrectamente. Pues resulta que al átomo, al hacerlo eléctrico, no se lo transforma en un ser
moral, sino que se lo transforma es un ser inmoral. En la electricidad están nadando por cierto
los impulsos morales, los impulsos naturales – pero éstos son los inmorales, éstos son los
instintos del mal que tienen que ser superados por el mundo superior.

Y el mayor antagonismo a la electricidad es la luz. Y es un entreverar el bien y el mal si se


considera a la luz como electricidad. Justamente se ha perdido la verdadera concepción del
mal en el orden natural si no se es consciente que a los átomos, al electrificarlos, en realidad

14
se los convierte en portadores del mal, no solamente como expuse en el último curso13 como
portadores de lo muerto, sino a portadores del mal. Se los convierte en portadores de lo
muerto en tanto que se los deja como átomos, en tanto que a la materia se la representa
atomísticamente. En el momento en que a esta parte de la materia se la electrifica, en ese
mismo instante se presenta a la naturaleza como el mal. Pues átomos eléctricos son pequeños
demonios malignos.

Con esto en realidad se ha dicho mucho. Pues con esto está dicho que la explicación
moderna de la naturaleza está en camino a enlazarse verdaderamente con el mal. Esta gente
tan particular a finales del Medioevo, que tanto se asustó ante Agrippa von Nettesheim14,
ante Trithem von Sponheim15 y de todos los otros que los hacían andar con el maligno caniche
negro del Fausto16, ha expresado todo esto en una manera por cierto torpe. Pero aunque sus
conceptos estaban equivocados, su sentimiento no estaba tan errado. Pues si vemos hoy al
físico, cómo declara sin sospechar nada que la naturaleza está compuesta de electrones,
entonces en realidad declara que la naturaleza está compuesta de pequeños demonios del
mal. Y al reconocerse entonces sólo a dicha naturaleza, se está declarando al mal como el
dios del mundo. Si se fuese un ser humano del presente y no se actuase según los conceptos
tradicionales sino en concordancia con la realidad, entonces se llegaría a descubrir que – así
como los impulsos morales tienen vida, tienen vida natural por la que se realizan como un real
mundo sensorio ulterior – también lo eléctrico en la naturaleza tiene moralidad. O sea, si lo
moral tiene realidad natural en el futuro, lo eléctrico tuvo en el pasado realidad moral. Y si
hoy lo miramos, vemos las imágenes de una realidad moral pasada, antigua, pero que se han
volcado al mal.

Si la antroposofía fuese fanática, si la antroposofía fuese ascética, entonces naturalmente


ahora seguiría una tempestad en contra de la cultura de la electricidad. Eso se sobreentiende
que sería un disparate, pues hablar de ese modo pueden solamente aquellas cosmovisiones
que no cuentan con la realidad. Esas pueden decir: ¡Oh, eso es ahrimánico! ¡Fuera de allí! –
Eso únicamente puede hacerse en la abstracción. Pues precisamente si se ha organizado una
reunión sectaria y se ha imprecado sobre el cuidarse de Ahriman, después uno baja por las
escaleras y toma el tranvía eléctrico. De modo que todo este imprecar sobre Ahriman, por
más que suene tan santamente – perdonen la expresión trivial –¡es puro macaneo! Uno no
puede cerrarse ante el hecho de que hay que vivir con Ahriman. Solamente hay que vivir con
él del modo correcto, no hay que dejarse dominar por él.

Y ustedes pueden deducir ya de mi primer drama misterio17 en su última escena lo que


significa la falta de consciencia sobre un asunto. Vuelvan a leer esa escena final y verán que
es totalmente diferente si sobre un asunto me hamaco en la inconsciencia o si lo tomo con
plena consciencia. Ahriman y Lucifer tienen el máximo poder sobre el ser humano si el ser
humano no sabe nada de ellos, cuando ellos pueden manipularlo sin que él se dé cuenta. Eso
se expresa justamente en el cuadro final del primer drama misterio. De ahí que la electricidad
ahrimánica tiene poder sobre el ser humano cultural en tanto que el ser humano lindamente
inconsciente, ignorante electrifica los átomos y piensa: esto es inofensivo. No se da cuenta que

13
en el último curso: Dornach, 1922/23 “El momento del surgimiento de la ciencia natural en la historia universal y su desarrollo
desde entonces” GA 326
14
Cornelius Agrippa von Nettesheim:1486-1535, médico, astrólogo y filósofo, “De occulta philosophioas” 1510-1531. “De
incertitudine et vanita scientiarum” 1527, 1530. Sus obras mágicas alemán, 5 tomos, 1925.
15
Trithemius von Sponheim,en realidad Johannes Heidenberg, 1462-1516. Humanista, abate del convento de sponheim, luego del
convento escocés San Jacobo en Würzburg.
16
Georgius Sabellicus Faustus, por 1480-1540. Arquetipo histórico del mago Fausto de la leyenda popular. El sobrenombre
Sabellicus se encuentra entre otros en una carta de Trithem von Sponheim del 20 de abril 1507
17
mi primer drama misterio: El Portal de la Iniciación, de “Cuatro Dramas Misterio” (1910-1913) GA 14

15
de este modo él se representa la naturaleza compuesta meramente por pequeños demonios
del mal. Y cuando para colmo todavía electrifica a la luz como lo ha hecho la reciente teoría,
entonces al buen Dios le atribuye falsamente las cualidades del mal. En realidad es alarmante
en qué alto grado sin sospecharlo nuestra investigación científica del presente es una
demonolatría, una idolatría de demonios. Hay que hacerse consciente de ello, pues todo
depende de la capacidad de conscientizarse - estamos viviendo en la era del alma consciente.

¿Por qué no sabemos vivir en la era del alma consciente? No lo sabemos porque justamente
llevamos la carga de lo histórico sobre nuestro lomo, porque no trabajamos con ningún
concepto nuevo, sino con puros viejos tradicionales.

Y si uno lo percibe así como Nietzsche, entonces primeramente sólo entra a criticar, pero
él, si permanece en el campo de lo antiguo, no está en condiciones de mostrar de alguna
manera la dirección en la que tiene que continuar la evolución. Observen una vez a este, yo
diría, brillante joven Nietzsche, que ha escrito este brillante tratado “De la utilidad y el
perjuicio de la Historia para la vida”, que ahí verdaderamente con palabras flameantes ha
exigido que se arroje la carga de la historia y se torne un ser humano en todo el presente, que
en el lugar del pasado se coloque la vida. ¿Qué resultó? Él tomo el darwinismo y se apercibió –
pues bien, del animal devino el hombre, por lo tanto del hombre el superhombre. – Pero este
superhombre quedó como un producto totalmente abstracto, no tiene contenido alguno, no
es más que una bolsa humana vacía. Físicamente se pueden decir muchas cosas sobre él, pero
no se llega a ninguna imaginación. Ciertamente en el sentido de Nietzsche se puede
denominar a los científicos de las ciencias naturales como siervos del cálculo18; incluso es una
expresión muy bien acuñada pues los científicos naturales hoy en día casi no hacen otra cosa
que calcular. Y si alguien no calcula, como por ejemplo Goethe, entonces lo arrojan afuera del
templo de la Ciencia Natural. Pero de lo que se trata es sin embargo otra cosa. De lo que se
trata, es reconocer en el correcto lugar al coraje, a lo moral en su realidad, y a lo natural en su
idealidad, reconocer a los impulsos morales como germen para órdenes naturales futuros,
reconocer hoy al orden natural con su electricidad como un orden moral aunque como el
orden maligno, el antimoral. Hay que tener el coraje de poder otorgar a la naturaleza en el
lugar correcto las cualidades morales.

Para ello es necesario por supuesto un verdadero conocimiento del ser humano. Pues si el
ser humano reflexiona en el sentido de la fisiología moderna, por qué en realidad un impulso
inmoral, al que se entrega, ha de dañar a su cuerpo, entonces sería un imbécil si lo admitiera
de acuerdo a la fisiología y biología modernas. Pues conoce todos los modos de acción que
son activos en la sangre, los nervios, etc.: allí en ningún lado se menciona lo moral. Y cuando
entonces se menciona la electricidad y también al ser humano se le adjudica una electricidad
interior, entonces el ser humano no sabe nada acerca de que esta electricidad puede
verdaderamente absorber los impulsos inmorales, puede asimilarlos. Hoy se habla de la
absorción del oxígeno, de toda clase de absorción en sentido material. Pero que dentro de
nosotros la electricidad absorbe lo inmoral y que eso es una ley natural como toda otra ley
natural, de eso no se habla, del mismo modo como no se habla que la luz que asimilamos del
mundo externo, conservada en nosotros absorbe los impulsos buenos, los impulsos morales.
A la fisiología moderna hay que introducirle lo espiritual.

Pero seremos capaces de eso únicamente si nos liberamos de las tradicionales cargas
conceptuales de la historia, que dentro nuestro hormiguea y pincha y ante todo patalea sobre
nuestra espalda. Sólo lo podremos si recordamos: con el desmoronamiento del realismo

18
denominar en el sentido de Nietzsche a los científicos de ciencias naturales como siervos del cálculo: ver Friedrich Nietzsche: “La
ciencia alegre”, parágrafo 373 (“Ciencia” como prejuicio)

16
escolástico nuestros conceptos se convirtieron en palabras – palabras en el mal sentido - , y
con palabras no se llega más a la realidad. Ya no vivimos más junto con las palabras, porque
entonces al observar los fonemas todavía tendríamos algo viviente. Piensen nomás cuántas
veces dije aquí: El espíritu que reina en el habla ( lenguaje) , es un espíritu sabio, mucho más
sabio de lo que es cada ser humano en particular.- En toda ocasión puede percibirlo el ser
humano si ha desarrollado un sentimiento para lo maravilloso que vive en las conformaciones
de las palabras.

[Nota de N.P.: Rudolf Steiner trae un ejemplo y trataré de acompañarlo con un ejemplo más acorde para
el español, que lo pondré en cursiva. Los sinónimos del alemán traducidos irán en letra pequeña. Les
propongo hacer después la ejercitación con nuestra expresión acordar/recordar….]

Piensen ustedes - y así es en todos los idiomas - si digo “besinnen” (meditar, reflexionar, recordar,
acordarse de, volver en sí. La raíz de la palabra en alemán es Sinn= sentido; en español con el recordar o acordar tenemos
implícito el corazón, y en su conjugación recuerdo, acuerdo estaría la cordura, lo cuerdo, que también está vinculado con cor-
corazón) , “ich
besinne mich” (recuerdo, me acuerdo, medito, reflexiono) y : “Ich habe mich besonnen” ( he
recordado, me he acordado, he reflexionado) !
– Hoy en día el maestro lleva al aula la carga de la historia
sobre el lomo, no la cuelga en el perchero sino que bajo esa carga enseña con lengua pastosa,
a lo sumo es capaz de decir gramaticalmente a los alumnos: “ich besinne mich” es el presente,
“Ich habe mich besonnen” es el pretérito perfecto.

Pero si “ich habe mich besonnen”, tengo que sentir lo que eso significa, pues ¿ qué
significa eso: “Ich habe mich besonnen? (en”besonnen” la raíz sería Sonne = sol) - ¡Me he puesto al sol! Y
si yo “ich besinne mich” , ahí me he servido de la luz del sol, eso está dentro de mí, ahí se
densifica la O en una I - Al fin de cuentas, si en mí vive el sol entonces es – ¡ los sentidos! Si
me entrego al sol, no sé más nada de los sentidos, entonces ellos son el sol. Del “Sinnen”
salgo al mundo. Me hago un miembro del cosmos en tanto que asumo el pasado. Hay que
poder vivir junto con el habla, con el idioma, hay que sentir lo que eso significa cuando una “i”
se transforma en una “o”. Tiene un significado lo que uno hace en el mundo, cuando en el
lenguaje convertimos una “i” en una “o”.

Estas cosas justamente indican cómo estamos necesitando retornar a los fundamentos del
humanitarismo para explicar esas ansias que han tenido las mejores personas – Herman
Grimm, Nietzsche. Con algo así como es la euritmia19 creamos algo que se retrotrae a los
fundamentos del humanitarismo. Por eso es tan importante que también justamente los
antropósofos comprendan correctamente desde su fundamento un obrar artístico tal como la
euritmia. Depende de eso, que nosotros como antropósofos sintamos a qué se refiere
verdaderamente la renovación de la civilización.

Es decir que en el presente verdaderamente no se trata de que aportemos todavía más


historia, sino que nos hagamos seres humanos del presente. Esta consciencia, ella tiene que
emerger en las almas de los antropósofos. Si no reiteradamente y siempre volverá a ser
malentendido a qué atenerse con lo antroposófico. Aquí y allá siempre vuelven a surgir esos
esfuerzos, esas aspiraciones que demuestran que se está partiendo de un juicio como: ¿ No
se podría aquí o allá traer un poquitín eurítmico, para que la gente también vea algo eurítmico
esparcido entre otras cosas? ¿Para ir al encuentro de la gente, trampeando irle poniendo a su
gusto un poquito de lo eurítmico o lo antroposófico? Esto no ha de ser nuestra aspiración,
sino que nosotros con absoluta sinceridad y honradez tenemos que presentar ante el mundo
lo que la antroposofía verdaderamente tiene que querer. De otra forma no adelantaremos.

19
como es la euritmia: ver GA 278: “La euritmia como canto visible”; GA 279: “La euritmia como habla visible”, GA 277 :“El
comienzo y desarrollo de la euritmia”.

17
Con el tomar en consideración lo tradicional no alcanzaremos tales cosas como las que acabo
de caracterizar y que tienen que ser alcanzadas para que la humanidad no perezca.

¿No es cierto? Un cambio del pensar y un cambio del sentir fueron las palabras que he
utilizado ayer. A tal cambio del pensar y cambio del sentir tenemos que llegar, no contemplar
simplemente otra cosmovisión. Y tenemos que añadirnos el coraje de aplicar conceptos
morales, es decir en este caso de conceptos antimorales si hablamos de la electricidad. Ante
estas cosas se horroriza el ser humano moderno. Le resulta desagradable cuando tiene que
confesarse que cuando sube al tranvía eléctrico se sienta en el sillón de Ahriman. Así que
prefiere mistificarse pasándole por encima, organiza reuniones sectarias en las que dice: Hay
que guardarse de Ahriman. – Pero eso no es lo decisivo, sino que lo decisivo es que sepamos:
La evolución de la Tierra de ahora en más es una de índole tal, en donde las mismas fuerzas
naturales que obran en la vida cultural tiene que estar ahrimanizadas. Y se tiene que estar
plenamente consciente de esto, porque únicamente así se encontrará el camino correcto.

Esto también ya es algo que, a desarrollar en sí como cognición, pertenece a las tareas de
los antropósofos. Y verdaderamente no puede tratarse que la antroposofía se tome
simplemente como una especie de sustituto de lo que nos fue entregado antes en las
confesiones. Éstas se volvieron aburridas para muchas de las así llamadas personas cultas, la
antroposofía todavía no es tan aburrida, es más entretenida; por lo tanto no se dirigen a esta o
aquella confesión, sino a la antroposofía. Así no puede ser, sino de lo que se trata es: que
nosotros a partir de la consciencia de la época percibimos en plena objetividad la pertenencia
de nuestro corazón al corazón divino del mundo. Eso empero puede ser alcanzado justamente
por tales caminos como los que aquí han sido caracterizados.

* * *

18
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