Está en la página 1de 1

Seminario de Silencio Biografía del Silencio

Yo soy el universo

Cuanto más veamos nuestra radical mutabilidad y nuestra interdependencia con el mundo
y los demás, y ello hasta el punto de poder decir «yo soy tú», o bien «yo soy el universo», tanto más
nos acercamos a nuestra identidad más radical. Para conocerse, por tanto, no hay que dividir o
separar, sino unir. Gracias a la meditación he ido descubriendo que no hay yo y mundo, sino que
mundo y yo son una misma y única cosa. La consecuencia natural de semejante hallazgo –y no creo
que haga falta ser un lince para adivinarlo– es la compasión hacia todo ser viviente: no quieres hacer
daño a nada ni a nadie porque te das cuenta de que en primera instancia te dañarías a ti mismo si
lo hicieras. El árbol no puede ser cortado impunemente, sin pedirle permiso. La tierra no puede ser
sacada de un lugar para utilizarla en otro sin pagar algunos precios. Todo lo que haces a los demás
seres y a la naturaleza te lo haces a ti. Mediante la meditación, se me ha ido revelando el misterio
de la unidad.
Por supuesto que a bucear en el océano de la unidad no se llega sin chapotear durante largo
tiempo en las charcas de la división. El agua que no corre, se estanca, se pudre y huele mal; eso lo
sabemos todos. Pero también se pudre y huele mal toda vida que no fluye. Nuestra vida sólo es
digna de este nombre si fluye, si está en movimiento. Sea por cobardía o por pereza, sin embargo,
o incluso por inercia –aunque casi siempre es el miedo lo que mayormente nos paraliza–, todos
tendemos a quedarnos quietos y, todavía más, a encastillarnos. Encastillarse no es sólo quedarse
quieto; es dificultar cualquier movimiento futuro. Buscamos trabajos que nos aseguren,
matrimonios que nos aseguren, ideas firmes y claras, partidos conservadores, ritos que nos
devuelvan una impresión de continuidad… Buscamos viviendas protegidas, sistemas sanitarios bien
cubiertos, inversiones de mínimo riesgo, ir sobre seguro… Y es así como el río de nuestra vida va
encontrando obstáculos en su curso, hasta que un día, sin previo aviso, deja de fluir. Vivimos, sí,
pero muy a menudo estamos muertos. Nos hemos sobrevivido a nosotros mismos: hay bio-logía,
pero no bio-grafía.
(P.d, BdS, 10)

TRÍADAS

 ¿Has sentido alguna vez, al menos en cierta medida, que estás tan unido a alguien que
puedes afirmar que tú eres él (o ella)? ¿Has experimentado en alguna ocasión tal fusión con
la naturaleza que has comprendido que tú eres ella y ella, tú?
 ¿Te das cuenta de que haciendo daño a alguien te lo estás haciendo a ti mismo?
 ¿Sientes que tu vida fluye y que estás en movimiento o más bien que te has estancado y
acomodado y, por ello, que estás poniendo diques e impedimentos? ¿Estás encastillado en
tu casa, en tu trabajo, en tu pareja, en tus ideas, en tu religión…? La única manera de saberlo
es preguntándose qué novedades hemos introducido en estos últimos meses en nuestra
casa, nuestro trabajo, nuestra vida de pareja, nuestro pensamiento, nuestra práctica
religiosa…

Extracto de Biografía del Silencio de Pablo d’Ors para la Asociación Privada de Fieles Amigos del Desierto
Reservados todos los derechos

También podría gustarte