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01 - Leccion 1
01 - Leccion 1
a Cristo
Guía de Estudios Bíblicos
Salmos 145:15, 16
1 Juan 4:16
Miqueas 7:18
Miqueas 7:17
(5) ¿Qué gran privilegio perdió el ser humano después que eli-
gió pecar?
Juan 1:18
Textos relacionados: Juan 6:46; Éxodo 33:20; 1Timoteo 6:16; 1Juan
4:12, 20
Juan 14:7
Textos relacionados: Juan 17:4-8, 26; 5:19, 20; 1Timoteo 3:16; Co-
losenses 1:15
Lucas 4:18, 19
Textos relacionados: Hechos 10:38; 26:18; Mateo 11:5; Isaías 50:4-6;
29:18, 19; 35:5, 6; Salmos 147:3; 107:13-20; 146:7-9
Ésta era su obra. Anduvo haciendo bien y sanando a todos los opri-
midos de Satanás. Había aldeas enteras donde no se oía un gemido de
dolor en casa alguna, porque él había pasado por ellas y sanado a todos
los enfermos. Su obra demostraba su unción divina. En cada acto de su
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vida revelaba amor, misericordia y compasión; su corazón rebosaba de
tierna simpatía por los hijos de los hombres. Se revistió de la naturale-
za del hombre para poder simpatizar con sus necesidades. Los más po-
bres y humildes no tenían temor de acercársele. Aun los niños se sentían
atraídos hacia él. Les gustaba subir a sus rodillas y contemplar su rostro
pensativo, que irradiaba benignidad y amor.
Juan 1:14
Textos relacionados: Juan 1:16, 17; Salmos 45:2; 85:10, 11; Colo-
senses 1:19; 1 Timoteo 1:14
(9) ¿De qué manera trataron a Jesús en esta tierra por nuestra causa?
Isaías 53:3-5
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Textos relacionados: Isaías 53:11-12; Mateo 26:67, 68; 27:39-44; Mar-
cos 15:15-20; Hebreos 12:2, 3; Juan 1:10, 11; Romanos 4:25; 1 Pedro
3:18; 2:23, 24
Mateo 27:46
Textos relacionados: Salmos 22:1; Isaías 59:2; Proverbios 15:8, 29; Je-
remías 5:25; Miqueas 3:4
(11) ¿Cuáles son los dos motivos principales por los que Dios envío
a su Hijo a la tierra?
Juan 3:16
2 Corintios 5:19
Juan 10: 17
Textos relacionados: Filipenses 2:6-9; Tito 2:14; Juan 17:4, 5, 21-26; He-
breos 2:9, 14, 15
“De tal manera te amaba mi Padre, que me ama tanto más porque
di mi vida por redimirte. Porque me hice tu Sustituto y Fianza, y por-
que entregué mi vida y asumí tus responsabilidades y transgresiones,
resultó más caro a mi Padre; mediante mi sacrificio, Dios, sin dejar de
ser justo, es quien justifica al que cree en mí”. Nadie sino el Hijo de
Dios podía efectuar nuestra redención; porque sólo El, que estaba en
el seno del Padre, podía darle a conocer. Sólo El, que conocía la altura
y la profundidad del amor de Dios, podía manifestarlo. Nada que fuese
inferior al infinito sacrificio hecho por Cristo en favor del hombre po-
día expresar el amor del Padre hacia la perdida humanidad.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo uni-
génito.” Lo dio, no sólo para que viviese entre los hombres, llevase los
pecados de ellos y muriese para expiarlos, sino que lo dio a la raza caí-
da. Cristo debía identificarse con los intereses y las necesidades de la
humanidad.
Hebreos 2:11
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Textos relacionados: Mateo 12:48-50; 25:40; Juan 17:21; 20:17; Mar-
cos 8:38; Romanos 8:29
El que era uno con Dios se vinculó con los hijos de los hombres
mediante lazos que jamás serán quebrantados. Es nuestro Sacrificio,
nuestro Abogado, nuestro Hermano, que lleva nuestra forma humana
delante del trono del Padre, y por las edades eternas será uno con la raza
a la cual redimió: es el Hijo del Hombre. Y todo esto para que el hombre
fuese levantado de la ruina y degradación del pecado, para que reflejase
el amor de Dios y compartiese el gozo de la santidad.
1 Juan 3:1
Textos relacionados: 2 Corintios 6:18; Romanos 9:25, 26; Gálatas 4:5,
6; Oseas 1:10
El precio pagado por nuestra redención, el sacrificio infinito que hizo
nuestro Padre celestial al entregar a su Hijo para que muriese por nosotros,
debe darnos un concepto elevado de lo que podemos llegar a ser por in-
termedio de Cristo. Al considerar el inspirado apóstol Juan la “altura,” la
“profundidad” y la “anchura” del amor del Padre hacia la raza que perecía,
se llena de alabanzas y reverencia, y no pudiendo encontrar lenguaje ade-
cuado con que expresar la grandeza y ternura de ese amor, exhorta al mundo
a contemplarlo. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios.”
(15) ¿Cómo llegamos a ser hijos de Dios?
Juan 1:12
Textos relacionados: Romanos 8:14-17, 21; Gálatas 3:26; Jeremías
3:14, 19, 22
¡Cuán valioso hace esto al hombre! Por la transgresión, los hijos de
los hombres son hechos súbditos de Satanás. Por la fe en el sacrificio ex-
piatorio de Cristo, los hijos de Adán pueden llegar a ser hijos de Dios. Al
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revestirse de la naturaleza humana, Cristo eleva la humanidad. Al vin-
cularse con Cristo, los hombres caídos son colocados donde ciertamente
pueden llegar a ser dignos del título de “hijos de Dios.”
Tal amor es incomparable. ¡Que podamos ser hijos del Rey Celestial!
¡Promesa preciosa! ¡Tema digno de la más profunda meditación! ¡Incompa-
rable amor de Dios para con un mundo que no le amaba! Este pensamiento
ejerce un poder subyugador que somete el entendimiento a la voluntad de
Dios. Cuanto más estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, mejor ve-
mos la misericordia, la ternura y el perdón unidos a la equidad y la justicia, y
más claramente discernimos las pruebas innumerables de un amor infinito,
y de una tierna piedad que sobrepuja la ardiente simpatía y los anhelosos
sentimientos de la madre para con su hijo extraviado.
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