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Julián Borja Romero

A01274345

Ley Sobre las Relaciones Familiares 1917

La Revolución mexicana marco una transformación social, política y jurídica en nuestro país.

Después de 30 años de la dictadura más larga en la historia de nuestro país, los ciudadanos

demandaron y lograron un cambio en la organización de la sociedad de México. La Constitución

Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 marco un parteaguas en la composición del

Estado mexicano, se lograron enormes victorias sociales, ansiadas por la mayoría de los

mexicanos. A partir de esta Carta Magna surgen leyes que evolucionan y adaptan al Derecho con

los hechos reales. Prueba de ello es la creación en 1917 de la Ley Sobre las Relaciones

Familiares. Dicha ley contiene lo vinculado a la relación más común entre las personas, la

familia. Sin duda, esta ley modifico lo establecido con en los ordenamientos jurídicos

establecidos con anterioridad en nuestro país. Sin embargo, en un análisis en 2019, donde la

búsqueda preponderante de la velación de derechos humanos, dicha ley no tendría cabida en este

contexto actual. Con esto, no se demerita el cambio que significo la Ley de Relaciones

Familiares en el derecho civil, sino la comprensión de su alcance en ese momento, y lo que

significaría una ley como esa en el México de la actualidad.

Primeramente, para comprender esta ley se debe conocer la estructura de la Ley de

Relaciones Familiares de 1917. Esta ley contiene un primer apartado donde se encuentran las

consideraciones de la ley, una segunda parte donde esta el contiendo formal y material de la ley,
con un total de 555 artículos divididos en 47 Capítulos, y por último la parte de las Disposiciones

Generales, donde se encuentran 10 artículos.

Por otra parte, es necesario identificar lo que hizo esta Ley de Relaciones Familiares

vanguardista y revolucionaria en su tiempo. Como es señalado correctamente en las

consideraciones de la ley, hubo una búsqueda por llegar a una igualdad entre el hombre y la

mujer en el matrimonio. Además, se acaba con cuestiones absurdas del Derecho civil mexicano

prerrevolucionario, como lo es el no reconocimiento de hijos fuera del matrimonio, la

imposibilidad de la figura del divorcio, la carencia de autonomía de la mujer en matrimonio, los

conceptos de hijos espurios. Sin duda, la Ley de Relaciones Familiares puso fin a una era arcaica

y poco adaptada a la realidad del Derecho Civil mexicano. Por último, es necesario reconocer

que, a pesar del cambio que significo en su época esta ley, la realidad es que en la actualidad

dicha ley se encuentra igual o hasta más obsoleta que los ordenamientos antecesores a 1917.

En retrospectiva, la Ley de Relaciones Familiares de 1917 fue una ley revolucionaria y

vanguardista en su momento de creación, pero ante una sociedad mexicana como la actual,

donde la igualdad y el respeto de los derechos humanos, esta ley se encuentra innecesaria y

retrograda, ya que avanzamos a una sociedad de libertades plenas.

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