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cCONSULTA DE PUERICULTURA
cCONSULTA DE PUERICULTURA
Recordar que en todas las edades, y sobre todo en el menor de un año, los casos de
riesgo tienen un seguimiento diferenciado. El médico debe conocer las categorías de
riesgo de los niños bajo su atención, de modo que pueda planificar acciones de salud y
con ello influir, de forma decisiva, en la reducción de la morbilidad y mortalidad.
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1 • Entre las diferentes situaciones de riesgo se pueden mencionar:
1 0-1 mes.
2 Bajo Peso al Nacer: < 2500 gramos en los primeros 6 meses.
3 Edad Gestacional: Hasta 33 semanas.
4 Gemelar o más.
5 Desnutrido.
6 Antecedentes de enfermedad aguda grave.
7 Antecedentes de enfermedad crónica
8 No lactancia materna en el menor de 3 meses
9 Enfermedades diarreicas y respiratorias frecuentes
10 Riesgo social:
11 o Bajo nivel de escolaridad de la madre
12 o Bajo nivel socioeconómico
13 o Madre adolescente
14 o Madre soltera
15 o Embarazo no deseado
16 o Otros
2 • Riesgo menos grave:
1 Peso al Nacer: 2500 – 3000 gramos
2 No LME hasta los 6 meses
3 Crecimiento inestable
3 • EVALUACIÓN DEL RN Y LACTANTE:
1 Datos generales: Se deberá interrogar acerca de la situación de salud del niño
desde egresado, así como el comportamiento de sus funciones fisiológicas.
2 Pauta práctica para la anamnesis Perinatal.
3 o Antecedentes prenatales:
4 Datos biológicos de la madre: edad, peso y talla.
5 Historia obstétrica de la madre.
6 Embarazo actual: Si el embarazo fue normal, si la madre tuvo alguna
enfermedad durante el embarazo: Infección del tracto urinario, anemia,
hipertensión arterial, entre otros Tratamientos recibidos. Control del
embarazo
7 Resultados de la ecografía fetal.
8 o Antecedentes natales:
9 Características del parto: eutócico o distócico. Causa de la distocia.
10 Condiciones del recién nacido al nacimiento: La edad gestacional, el
Apgar y la condición al nacer, la presencia de malformaciones congénitas y
la evolución en las primeras horas de vida son hechos indispensables de
consignar. Muy importantes el peso, la talla, la circunferencia cefálica, la
circunferencia torácica, el llanto al nacer, el antecedente de maniobras de
reanimación, la presencia de íctero, cianosis, medicamentos recibidos, etc.
11 o Antecedentes postnatales:
12 Caída del cordón umbilical.
13 Si existe alguna patología perinatal
14 o Antecedentes patológicos personales (APP): Si procede por ser la
primera ocasión en que el niño es visto en la consulta.
15 o Antecedentes patológicos familiares (APF): Se actualizarán
periódicamente, en períodos no mayores de dos años.
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1 o Evaluación de las características de la familia: Tamaño de la familia, si
es nuclear o extendida, estado civil de los padres (casados, solteros,
divorciados, concubinato), presencia o no de figura materna y paterna,
características de las relaciones entre los miembros de la familia (fusionada,
conflictiva, distante, violenta, ruptura de la relación), condiciones
socioeconómicas (condiciones de la vivienda, escolaridad y ocupación de los
padres o tutores), hábitos tóxicos (tabaco, alcohol, drogas) evaluación del
funcionamiento familiar. Al igual que con los APF esta información se
actualizará periódicamente.
2 Alimentación:
3 o Lactancia: LME y complementada.
4 o Alimentación complementaria.
5 o Edad de incorporación a la dieta familiar
6 o Características de la alimentación
7 Vacunación. Se anexa esquema de vacunación en Venezuela.
8 Desarrollo psicomotor.
9 Desarrollo dentario.
10 Desarrollo físico: Circunferencia cefálica, circunferencia toráxica, Peso, talla.
Evaluación nutricional según tablas.
11 Examen físico:
2 El examen comienza desde la llegada a la consulta, debe observarse la postura
corporal, la interacción de los padres entre sí y con su hijo, la manera de cargar,
consolar y controlar al niño, la higiene personal del niño(a) y de sus padres.
La temperatura ambiental en la consulta debe ser adecuada, de modo que permita
desvestir al niño. El abordaje del examen físico debe ser gentil, explicándole al niño
con palabras claras y acordes a su edad lo que se le va a hacer. Se le pide a la madre
o padre que lo desvistan y luego permanezcan junto a él. No es necesario sacar toda
la ropa de una vez.
Se debe procurar tener un contacto visual con el niño, una aproximación tranquila y
relajada y manos tibias.
Recordar el lavado de manos, antes y después de realizar el examen.
Dentro del examen físico general se consignan:
1 1. Los signos vitales
2 2. Estado de alerta y actividad
3 3. Color de la piel y mucosas
4 4. Perfusión e hidratación
3 Se recomienda comenzar el examen físico por los segmentos más accesibles, que
provoquen menos incomodidad al niño y, en el caso de presencia de dolor, por las
zonas menos sensibles. En aquellos niños que por su edad aún no cooperan lo
suficiente con el examen faríngeo, se recomienda realizar este al final, por representar
el depresor un elemento hostil a cualquier edad.
A pesar de que el examen físico de un niño en ocasiones presenta algunas
dificultades, principalmente por llanto agravado, no deben existir obstáculos
infranqueables para poder realizarlo siempre y en forma completa. Este examen debe
realizarse en un orden lógico: Inspección, palpación, percusión y auscultación,
situándonos siempre a la derecha del niño y cerca de la madre, de manera que esta
aprenda a conocer a su hijo y pueda preguntar
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aspectos que le merezcan dudas. En el caso del recién nacido y el lactante se debe
poner el niño al pecho para aprovechar la oportunidad y dar orientaciones sobre
lactancia a la madre.
1 o En el recién nacido: Estará dirigido a identificar anomalías congénitas
mayores o menores, secuelas del trauma del nacimiento, problemas médicos
neonatales y correspondencia con la edad gestacional.
2 o En el lactante: Debe enfocarse en la supervisión continuada de anomalías
congénitas, la recuperación de posibles traumas del nacimiento, la evaluación
de los progresos en el crecimiento y el desarrollo, la confirmación de la
integridad de los órganos de los sentidos y la evaluación de las interacciones
entre el niño y sus padres.
2 Elementos generales a tener en cuenta en el Examen Físico:
1 - Estado general y por aparatos
2 - Examen físico general: Observar el estado general del niño, su vitalidad,
llanto, color de la piel y estado de las mucosas.
3 - Fontanelas: Anterior: 3 cm., la posterior sólo se palpa en ocasiones
4 - Aparato Respiratorio: Expansibilidad torácica, percusión, murmullo vesicular,
frecuencia respiratoria al minuto (Recordar que la cifra normal de F.R en el
R.N. es hasta 60 y en el lactante hasta 50).
Fr según edad
De o a 28 días Hasta 60 resp / min
Lactante Hasta 50 resp / min
Pre escolares Hasta 40 resp / min
Escolares Hasta 25 resp / min
Adolescentes Hasta 20 resp / min
Para los niños pequeños se establecen posiciones específicas que serán descritas en
cada medida.
2. Dimensiones antropométricas a utilizar:
1 a. Peso: Expresa el crecimiento de la masa corporal en su conjunto. Para evaluar
adecuadamente su significado hay que tener en cuenta la edad del niño, la talla, la
configuración del cuerpo, las proporciones de grasa, músculo y hueso, el peso al
nacimiento y la constitución física de los padres, entre otros.
Equipo y técnica de medición: En esta medida es especialmente importante que los
niños pequeños se pesen desnudos y los mayores con ropa interior mínima, siempre
desprovistos de calzado. Se debe verificar que el instrumento esté en el fiel antes de
cada pesada y que el sujeto se encuentre en el centro de la plataforma sin tocar en
ninguna parte; idealmente el peso debe tomarse después de un mínimo de 3 horas de
la última comida y siempre que sea posible debe evacuarse la vejiga previamente.
Recomendaciones técnicas:
1 El medidor deberá de nivelar la balanza pues la misma podría tener un ligero
desnivel que afecte erróneamente la medición del peso.
2 Antes de iniciar las mediciones el medidor deberá de familiarizarse con la balanza
y saber cual es su sensibilidad.
3 Antes de cada medición debe chequearse que la pesa esté al fiel.
4 En caso de no existir pesa para lactantes, los niños pequeños pueden ser
cargados por una persona mayor y pesados ambos en una pesa de adultos. Para
obtener el valor que le corresponde al niño, el adulto sería pesado solo posteriormente
y el resultado se determinará obteniendo la diferencia entre ambos pesos.
5 Nunca se colocará ningún tipo de objetos (papeles, files, lápices, entre otros) sobre
la superficie de las pesas.
6 b. Talla: Es la dimensión que mide la longitud o altura de todo el cuerpo; cuando se le
toma en posición acostada se le denomina longitud supina y cuando se le toma en
posición de pie, estatura. Se considera la dimensión más útil para la evaluación
retrospectiva del crecimiento.
Equipos y técnicas de medición: Los niños menores de dos años se miden
descalzos, en posición acostada y colocándolos sobre un infantómetro. Para efectuar
la medida se sujeta la cabeza contra el tope fijo, de modo tal que el plano de Frankfort
quede perpendicular al piso, se mantienen las rodillas extendidas y se doblan los pies
en ángulo recto con relación a las piernas. Se desplaza entonces el tope deslizante
hasta que haga contacto firme con los talones y en ese momento se realiza la lectura.
En caso de no disponerse de un infantómetro, el niño se colocará sobre una superficie
plana en la que se fijará un centímetro paralelo al borde longitudinal de esa superficie;
en ese caso se colocará un tope fijo en el extremo inicial de la cinta y con un tope
deslizante se hará contacto con los talones.
Los mayores de dos años se miden de pie y en la posición estándar descrita
inicialmente, pudiendo emplearse para ello un estadiómetro o un tallímetro; en su
ausencia bastaría con colocar un centímetro o una vara graduada sobre la superficie
de la pared y perpendicular al piso. El niño estará desprovisto de calzado, con la
cabeza erguida y en el plano de Frankfort, los talones, las nalgas, la espalda y la parte
posterior de la cabeza se mantendrán en contacto con el soporte vertical del
instrumento o con la pared. El medidor
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colocará su mano izquierda sobre la barbilla del individuo tratando de evitar que
durante este proceso no pierda el plano de Frankfort y con la mano derecha hará
descender suavemente el tope deslizante del instrumento o, si éste no existiera, una
escuadra o bloque de madera hasta hacer contacto con el vértice de la cabeza del
niño. Logradas estas condiciones se le pedirá que realice una inspiración profunda y
que inmediatamente baje los hombros cuidando de que no levante los talones. En ese
momento se tomará el valor que señale el tope móvil.
Recomendaciones técnicas:
1 Cuando se utilice un centímetro o una vara graduada para medir la estatura se
buscará una pared que carezca de reborde, también se puede utilizar una puerta. Se
recomienda fijar el cero a cincuenta centímetros del nivel del piso, de modo que a la
lectura obtenida será necesario adicionarle esa cifra.
2 Debe cuidarse, sobre todo en el caso de las niñas, que no existan hebillas, lazos,
cintas, o peinados elaborados que puedan introducir errores.
3 La posición del individuo no debe variar durante todo el proceso de medición; la
mano del medidor que sujeta la mandíbula inferior del niño debe corregir cualquier
variación del plano de Frankfort.
4 El medidor debe situarse de frente al niño objeto de medición y desplazado hacia
su izquierda, para de esta forma facilitar una aplicación correcta de la técnica.
5 c. Circunferencia cefálica: Se utiliza en los menores de 6 años y, fundamentalmente,
en los menores de 1 año para conocer y evaluar el crecimiento del perímetro de la
cabeza, el cual depende del tamaño del cerebro y en pequeña proporción del cuero
cabelludo y del cráneo. El cerebro alcanza alrededor del 25% de su peso adulto al
momento del nacimiento, casi un 50% a los 6 meses, 60% al año y 90% a los 5 años;
de ahí la importancia que tiene la evaluación sistemática de la circunferencia cefálica
en esta etapa de la vida.
Equipo y técnica: Esta medida se toma con una cinta métrica; para ello se mantendrá
la cabeza en el plano de Frankfort y se buscará el valor de la circunferencia máxima
colocando la cinta sobre los arcos superciliares y la protuberancia occipital externa , lo
suficientemente tensa como para comprimir los cabellos contra el cráneo.
Recomendaciones técnicas:
1 Cuando la cinta métrica de que se disponga carezca de un segmento inicial en
blanco será necesario adicionarlo para realizar una medición más precisa
2 Se debe situar la cinta en las áreas descritas, excepto en aquellos casos en que la
cabeza tenga una determinada forma y no sea precisamente en ese lugar donde se
encuentra el valor máximo.
3 Se debe vigilar que la presión que se ejerza sobre la cabeza a través de la cinta
sea suficientemente fuerte para disminuir al máximo el error que produce el pelo sin
que esto llegue a afectar al niño.
4 El área donde se colocará la cinta debe estar libre de hebillas, ganchos, cintas,
peinados elaborados o cualquier otro tipo de obstáculo.
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III. INTERPRETACIÓN
Para evaluar cada uno de los indicadores mencionados lo primero a realizar será
inscribir en el gráfico correspondiente las medidas de cada niño y para integrar la
información que brinda cada uno de ellos se deberá observar de conjunto su
comportamiento individual. Para ello siempre será necesario tener información precisa
sobre la edad del niño y recordar que los valores de referencia que aparecen en las tablas
a cada edad fueron obtenidos utilizando la edad centrada; por ejemplo, el valor de la talla
a los dos meses fue obtenido utilizando la talla de niños entre 1,5 - 2,5 meses; el valor de
la talla a los tres años fue obtenido utilizando la talla de niños entre 2,5 - 3,5 años, etc.
Peso para la edad y peso para la talla: El peso para la edad es un indicador
particularmente valioso en el niño menor de un año. En edades posteriores es importante
relacionarlo con la talla alcanzada por el individuo ya que muchos niños con peso
adecuado para la edad pueden aparecer como muy delgados o, eventualmente, con
sobrepeso; de igual forma, encontraremos niños con bajo peso o con peso excesivo para
su edad cronológica que al compararlos con su estatura tengan un crecimiento armónico.
Se consideran “normales” o “típicos” aquellos que se ubiquen entre los percentiles 10 y
90, los que se encuentren por debajo del percentil 10 se señalarán como con “bajo peso”
para su edad o para su talla y los que se encuentren por encima del percentil 90, con
peso “elevado” para su edad o para su talla. En el caso del peso para la talla se
considerarán como "delgados" los que se encuentren entre los percentiles 3 y 10 y como
"probablemente desnutridos" los que estén por debajo del tercer percentil; por otra
parte, se catalogarán como portadores de sobrepeso aquellos que se ubiquen entre los
percentiles 90 y 97 y como "probablemente obesos" los que estén en una posición
superior al percentil 97.
Los valores de peso/talla que ignoran el efecto que ejerce la edad sobre esta relación son
utilizados comúnmente, por su simplicidad, para evaluar el estado nutricional de los niños
pequeños; no obstante, hoy en día se prefiere el uso del Indice de Masa Corporal/edad
(IMC) para dicha evaluación, ya que permite considerar tanto la edad cronológica como la
talla alcanzada por el niño al analizar el comportamiento de su peso. Como el cálculo de
este índice puede resultar algo engorroso, se usará después de que los niños cumplan los
diez años, sí resultará imprescindible su utilización en todos los niveles de atención pues
ya en esta etapa de la vida muchos de ellos han comenzado a presentar los cambios
hormonales que caracterizan a la pubertad y esto condiciona importantes modificaciones
en las proporciones del cuerpo y en la composición corporal que influyen en el peso de los
adolescentes. La fórmula que permite el cálculo del Indice de Masa Corporal es la
siguiente:
IMC= Peso (Kg)
Talla (m 2)
Los límites de la “normalidad” con el uso de este índice son similares a los que se
utilizan en el caso del peso para la edad o del peso para la talla.
Hay que señalar que existen niños constitucionalmente delgados y constitucionalmente
pesados como consecuencia de las características físicas heredadas de sus padres, los
que pueden encontrarse en estas categorías de bajo peso o de peso elevado sin que esto
tenga ninguna significación anormal.
Como ya señalamos, en los casos en que el peso presente valores inferiores o superiores
al de los percentiles extremos de las curvas de peso para la talla o del IMC, se
considerará
que queremos evaluar, a partir de los efectos que ejerce ésta en su crecimiento, cómo
está evolucionando dicha entidad; también, para conocer con precisión los efectos de un
determinado proceder terapéutico o cuando se desea comparar el crecimiento de
diferentes grupos de individuos que se encuentran sometidos a condiciones de vida,
alimentación o tratamientos diferentes, en cuyo caso, puede calcularse el promedio y la
desviación estándar de un grupo de puntuaciones Z.
Si la distribución de los valores de referencia es normal (en forma de campana o
gaussiana), los percentiles y las puntuaciones Z se relacionan mediante una
transformación matemática. Las comúnmente usadas puntuaciones Z de –3, -2 y –1 son,
respectivamente, los percentiles 0,13, 2,28 y 15,8. Del mismo modo, los percentiles 1, 3 y
10 corresponden, respectivamente, a las puntuaciones Z de –2,33, -1,88 y –1,29. Se
puede notar que el percentil 3 y la puntuación Z de –2 están muy próximos y que el 10 se
encuentra relativamente cerca de –1 por lo que existe una cierta correspondencia entre
los límites de la normalidad que habitualmente se utilizan en uno y otro sistema.
Aunque éstas son maneras prácticas para interpretar si la talla de un niño es adecuada o
no para su edad, es importante tener en cuenta que el valor que un sujeto alcanza está
supeditado a la estatura de sus progenitores por lo que siempre es importante relacionar
la talla del niño con la de sus padres; es de esperar que si éstos son de baja estatura el
niño también lo será y viceversa.
Para ello se ha propuesto un método sencillo y práctico que es útil fundamentalmente
después de los dos años y hasta el inicio de la adolescencia; este método consiste en
ubicar la estatura de los padres en el extremo final de la curva de talla del sexo del niño,
es decir, a los 19 años (después de esta edad el crecimiento es nulo en la mujer y muy
pequeño en el hombre). A continuación, se corrige la estatura de uno de los progenitores
en dependencia del sexo del hijo: si éste fuera varón, se sumará 12 a la estatura de la
madre, y si fuera hembra, se restará 12 a la estatura del padre; esta cifra es el valor de la
diferencia entre las estaturas adultas de hombres y mujeres en nuestra población.
De esta forma, se constituirá una especie de canal limitado por los percentiles en que se
ubiquen las estaturas de ambos padres; en estos límites deberá estar situada la estatura
del niño con relación a su edad cronológica. En ocasiones y probablemente debido a que
se han desarrollado en mejores condiciones socioeconómicas que sus padres, se
encontrarán niños ubicados en una posición superior a la esperada sin que esto tenga
ninguna significación patológica; por otra parte, aquellos en una posición inferior deberán
ser motivo de estudio para descartar alteraciones de la salud del niño aún cuando se
encuentren dentro de los límites de la “normalidad”.
Estas relaciones entre la talla de los niños y la de sus padres comienzan a evidenciarse
después de los dos primeros años de la vida; antes de eso la talla está intensamente
influenciada por el ambiente materno en que se desarrolló el niño durante el embarazo.
Por estas razones, es común observar que los lactantes pequeños ascienden en el gráfico
de percentiles en la búsqueda del percentil medio de sus padres mientras que en el caso
de los recién nacidos grandes, con padres de baja estatura, frecuentemente se produce
una desaceleración de su crecimiento y descienden de percentiles hasta alcanzar un
nuevo canal entre el año o el año y medio.
Otro aspecto importante al evaluar esta dimensión se relaciona con la corrección de la
edad del niño en el caso de los lactantes con antecedentes de prematuridad. En ellos se
puede evitar el
En este caso, la interpretación del estado del crecimiento del niño se basa no sólo en la
evaluación de la posición percentilar de sus dimensiones sino también, y de modo
especial, en la dirección que presenta su curva de crecimiento. Esta dirección puede
mostrar, en esencia, tres variantes:
1 1. Hacia arriba, en igual dirección que las curvas de referencia. Indica que el niño
muestra canalización de su crecimiento y que éste es normal y adecuado
2 2. Horizontal. Significa que el niño no está progresando debidamente, que no está
ganando peso o que ha dejado de crecer. Constituye una señal de alarma.
3 3. Hacia abajo. Solo válido en el caso del peso, indica que hay una pérdida del mismo.
Requiere de atención inmediata
Sexo femenino
1 Maduradora temprana: Toda joven que se ubique por debajo del percentil 10
de los valores de referencia para la edad en el estadio alcanzado para cualquiera
de los caracteres evaluados. Toda joven que experimente la menarquía antes de
los 11,5 años.
Todos estos criterios pueden manejarse como variantes normales del desarrollo pero son
muy importantes debido a que los adolescentes se preocupan mucho por su imagen
corporal y, además, porque la maduración repercute sobre las capacidades físicas y
provoca diferencias emocionales y de comportamiento. Los maduradores tardíos se
preguntan si su cuerpo se desarrollará como es debido, cuando esto ocurrirá, son, en
general, sensibles y temerosos de confiar sus problemas, mientras que los maduradores
tempranos son más estables y sociables pero enfrentan diversas dificultades debido a que
ciertas formas de conducta no les son aceptadas por infantiles pero otras les son negadas
por considerarlas propias de adultos; también, en ocasiones, sobre todo en las niñas, les
resulta embarazoso el desarrollo mamario.
El diagnóstico de la presencia de una pubertad precoz es más difícil de precisar.
Arbitrariamente pudiera sugerirse como precoz el inicio de cualquier manifestación de
desarrollo de los caracteres sexuales antes de los 8,5 años en la niña o de los 9 años en
el niño; ello implicaría una ubicación inferior al percentil 3 de las normas nacionales.
Una pubertad tardía se correspondería con aquellos casos en que después de los 13
años en la niña o de los 15 años en el niño no hubiera evidencias de desarrollo mamario o
genital, lo que implicaría una ubicación superior al percentil 97 de las normas. Estos
criterios coinciden aceptablemente con los que se manejan en una reciente edición del
Texto de Pediatría de Nelson.
Consideraciones importantes: Al concluir este acápite es importante aclarar que, en
realidad, no existen límites precisos que separen lo normal de lo anormal. Los criterios de
clasificación que aquí se mencionan no son útiles para propósitos de diagnóstico sino sólo
para separar grupos de individuos que presentan cierta característica en común, en
dependencia de la cual deben ser o no estudiados de manera más detallada. Ya hemos
visto que un valor localizado en un percentil extremo que hace sospechar enfermedad o
atipicidad puede resultar normal cuando las mediciones repetidas tienen una tendencia
uniforme; por el contrario, un cambio brusco de canal aunque cada registro se encuentre
dentro de la gama de la normalidad debe ponernos en alerta.
Por estas razones, es importante reiterar que lo más importante en la evaluación del
crecimiento de un niño no es un registro aislado sino el seguimiento sistemático del
comportamiento de sus dimensiones. Junto a este seguimiento siempre habrá que
considerar los factores hereditarios y las condiciones del medio en que cada niño se
desarrolla.
IV. CRITERIOS PARA EL DIAGNOSTICO, SEGUIMIENTO Y DERIVACION DE LOS
NIÑOS
1. Etapas diagnósticas
2. Flujograma
1. Etapas diagnósticas: Las etapas por las que es necesario transitar para alcanzar un
diagnóstico certero y preciso que permita identificar si el crecimiento de un niño es
adecuado o si nos encontramos frente a la probable presencia de un trastorno de su
crecimiento incluyen las siguientes:
1 • Historia personal: Es necesario obtener una información pormenorizada acerca de
las condiciones del embarazo del niño, el estado de salud y nutrición de la madre
antes y durante el embarazo, el peso del nacimiento, la edad gestacional al nacer, el
estado general de salud previo o el tiempo de evolución de posibles trastornos.
También será necesario insistir en los antecedentes alimentarios y nutricionales, la
existencia de otros síntomas, el grado de integración del niño con su familia (haciendo
énfasis especial en el binomio madre-hijo) así como las condiciones socioeconómicas
que caracterizan el ambiente en el que el niño se desarrolla.
2 • Antecedentes familiares: El crecimiento del niño durante los primeros dos años
está muy relacionado con las condiciones durante el embarazo. A partir de entonces
comienza a expresarse el potencial genético de crecimiento, por lo que resulta muy
importante conocer la estatura de los padres para una valoración adecuada de esta
dimensión. Además, es importante conocer los antecedentes patológicos familiares
que pudieran tener algún grado de relación con la situación de salud del niño así como
las características de maduración biológica de sus familiares más cercanos.
3 • Examen físico: Debe ser completo y exhaustivo, con el objetivo de detectar todos
aquellos signos que permitan un diagnóstico certero de la situación nutricional y de
salud del niño.
4 • Evaluación del crecimiento Para ello será necesario tomar en consideración todos
los aspectos señalados para la interpretación de los diferentes indicadores
recomendados; a partir de ello se podrá concluir si existe un déficit o exceso en alguno
de ellos, si el crecimiento es anormalmente lento o acelerado y si está o no
canalizado.
5 • Estudios de laboratorio: Deberán estar orientados a confirmar o rechazar un
diagnóstico presuntivo. Recordar que tanto en la malnutrición por defecto como en la
malnutrición por exceso pueden concomitar carencias marginales y trastornos por
deficiencias específicas como hierro, cinc, calcio, vitamina A, etc.
SI
ATENCIÓN
DIFERENCIADA
A LA MADRE
NO
CONTROL
ESPECIAL
DEFINIR
DIAGNÓSTICO
E INSTAURAR
TRATAMIENTO
CONTROL
POR
ESPECIALISTA
DETECCIÓN ALTERACIONES
Estos niños requerirán que el médico dedique una atención diferenciada a la madre o
figura materna que les permita una vigilancia y asesoría estrechas de la alimentación, los
cuidados de higiene y de salud que recibe el niño así como de las relaciones afectivas
que con él se establecen. También en ellos será necesario realizar un análisis exhaustivo
en busca de posibles trastornos que afecten su salud y nutrición, en cuyo caso serán
consultados con los especialistas que lo requieran; en caso negativo, serán controlados
frecuentemente para supervisar la evolución de su crecimiento.