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Diagramación e impresión:
EDITORIAL CÓDICE LTDA
Cra. 15 No. 53.86 Int. 1
Tels.: 2177010-2494992
Santafé de Bogotá, D.C.
CESAR AUGUSTO AVALA DIAGO
NACIONALISMO Y
POPULISMO
ANAPO Y EL DISCURSO POLÍTICO
DE LA OPOSICIÓN EN COLOMBIA: 1960-1966
1995
CONTENIDO
Págs.
Prólogo 7
Introducción 11
1. RENACIMIENTODEL
NACIONALISMOCOLOMBIANO 15
CONCLUSIONES 245
BIBLIOGRAFÍA 257
LISTA DE TABLAS Y CUADROS
Págs.
Grupos de investigadores a lo largo y ancho del país, han tomado cada vez más
en serio este retorno a la historia política. Uno de esos grupos tiene asiento,
desde mediados del decenio pasado, en el Departamento de Historia de la Uni-
versidad Nacional. En una loable integración de profesores, estudiantes de
maestría y ahora de pregrado, se gestó desde 1992 la Línea de Investigación en
historia política colombiana. Es en este contexto institucional donde César
Augusto Ayala Diago elabora su minuciosa reconstrucción de la evolución de
Peter Burke, Formas de hacer Historia Madrid: Alianza Editorial, 1993, págs. 36-37.
la Alianza Nacional Popular, ANAPO. El objeto del libro es la microhistoria
de la oposición colombiana durante gran parte de los años sesenta. El tema del
libro es la curiosa convergencia de discursos nacionalistas en un momento de
la historia reciente del país. El nacionalismo es una categoría política impreci-
sa, pues se nutre de diversas ideologías, a veces antagónicas, y apela a distin-
tas bases sociales. El nacionalismo del que trata este libro tuvo orígenes, como
la ANAPO, en el conservatismo. De ahí, sus primeras características
hispanizantes y religiosas, similares a las que practicó el general Rojas Pinilla.
Pero a principios de los años sesenta, fruto de la revolución cubana, con su
carga antiimperialista, y de las luchas anticoloniales en África y Asia, el na-
cionalismo se convirtió en una bandera de la izquierda. De esta forma, Ayala
nos va ilustrando la convergencia en el ideario nacionalista de grupos tan
disímiles como el alzatismo, los periodistas de la Nueva Prensa, el General
Alberto Ruiz Novoa y su efímero Movimiento Democrático Nacional, el Mo-
vimiento Revolucionario Liberal de Alfonso López Michelsen, el Partido Co-
munista, y la temprana irrupción de fuerzas de izquierda como el Movimiento
Obrero Estudiantil Colombiano MOEC, el Frente Unido de Acción Revolu-
cionaria FUAR y posteriormente el Frente Unido de Camilo Torres y los gru-
pos guerrilleros Ejército de Liberación Nacional ELN y las Fuerzas Armadas
revolucionarias de Colombia FUARC, En medio de ese berenjenal ideológico
se ubica la ANAPO. El ambiguo nacionalismo le imprime carácter, como a
otros grupos populistas de América Latina, especialmente el peronismo. En
una mezcla de chauvinismo hispanizante y de antiimperialismo, los populismos
latinoamericanos vieron crecer su electorado, convirtiéndose en fuerzas políti-
cas multitudinarias, pero con una precaria identidad y una profunda debilidad
política. Por ello, rápidamente se fragmentaron por la polarización entre iz-
quierda y derecha. Recuérdese la ruptura entre montoneros y peronismo ofi-
cial en Argentina, o para no ir muy lejos, entre M-19 y ANAPO en nuestro
medio. Entre 1964 y 1966 se vivió en el país la convergencia de discursos
nacionalistas. En ese contexto la ANAPO se consolidó como tercer partido,
integrando su electorado conservador, el más fuerte en todo caso, con liberales
y con «no alineados» como solía decir Camilo Torres. El énfasis en dicha
convergencia tal vez explica por qué Ayala estudia en profundidad sólo dos
años de nuestra historia política contemporánea. Se trata de un minucioso
análisis de discurso y comportamiento políticos de diversas agrupaciones, pri-
vilegiando obviamente a la ANAPO. Con una paciencia a toda prueba, el autor
estudia juiciosamente cuanto documento original, declaración de prensa, dis-
curso de plaza pública o estadística electoral existe para esos años. Combinan-
do los métodos tradicionales de lectura e interpretación de textos, con los cuan-
titativos, hoy un tanto descuidados por otros historiadores, logra una buena
aproximación a la evolución del discurso político o a las continuidades y
discontinuidades, en términos electorales, a nivel municipal. Cada método por
aparte entrega una pieza del rompecabezas; tal es el caso del content-analysis
para el hallazgo de la alta correlación entre discurso frentenacionalista y el de
la oposición —que nos llevan a pensar que no hay gran diferencia entre unos y
otros en términos de discurso o que «el papel aguanta todo»--; o de las
minuciosas estadísticas electorales para mostrar cuántos votos gana
una u otra fracción. Pero tomados de conjunto, tanto las fuentes escu-
driñadas como los métodos practicados, en los cuales se incluye tam-
bién el recurso a las fuentes orales, nos ofrece una rica pintura de la
vida política nacional de esos años. César A. Ayala no niega que su
intento es realizar una lectura del discurso y práctica políticos, lo más
cercano a aquello que los actores quisieron decir o hacer. Si bien esto
puede entrañar una limitación en términos de la necesaria distancia
que el historiador debe mantener con relación a su objeto de estudio
para hacer las interpretaciones críticas de lo reconstruido, tiene la gran
ventaja de ofrecer con mayor riqueza y menos mediaciones los docu-
mentos sobre los que reposan las interpretaciones. Por ello, no duda-
mos en calificar este libro como un texto que simultáneamente es una
rica fuente documental y una coherente reconstrucción interpretativa.
Por ambos sentidos, está llamado a ser una historia de obligada con-
sulta y sobre todo de forzosa discusión pues uno no puede dejar de
leerlo sin que surjan nuevas alternativas de entendimiento de lo descri-
to. El lector apenas inicia su lectura entra en diálogo creativo con el
autor. No todos los libros de historia tienen la cualidad de ser tan suges-
tivos y al mismo tiempo tan sólidamente documentados.
10
INTRODUCCIÓN
11
mos cómo se adaptaron y readaptaron nuevas y viejas concepciones populistas
de corte tercermundista o europeas vertidas a suelo colombiano. El texto en
general aborda el drama de la unión de los grupos adversos al Frente Nacio-
nal. En ese orden de ideas, tratamos en profundidad los intentos que hicieron
los opositores al Frente Nacional de conformarse en un vasto movimiento.
' Para el Análisis de Contenido del material seleccionado de Alianza Popular, se tuvieron m
cuenta las siguientes categorías: «Contra el establecimiento», «Destinatarios Sociales», «Nacionalis-
mo», «Anapo-Rojas», «Denuncia de», «A favor de», «Religión», «Revolución», «Problemas» y «So-
luciones».
2
Veron E. y otros. El Discurso Político. Lenguaje y acontecimientos. Buenos Aires, Librería Hadiette,
1987 p. 13-26; y Sigal Silvia y Veron Eliseo. Perón o Muerte. Los fundamentos discursivos del fenó-
meno peronista. Buenos Aires, editorial l^egasa, 1986.
12
un texto, reconstruir la circulación de idearios, establecer los puntos de con-
fluencia y demarcar un punto de arranque en firme; el de la variante colombia-
na del populismo. Por eso, éste es ante todo un trabajo de fuente primaria, con
gran atención en el folleto político, en el documento escrito, en la vivencia de
los personajes. Entre las fuentes utilizadas, destacamos los periódicos de la
provincia, los órganos de difusión de los movimientos de oposición, sus docu-
mentos programáticos y los testimonios orales. La revista La Nueva Prensa,
fue una fuente esencial para la comprensión del pensamiento colombiano de
los años sesenta. En sus páginas pudimos excavar los vestigios de hombres y
movimientos que resistieron al establecimiento y ejercicio del Frente Nacio-
nal: Alberto Zalamea y Alfonso Torres de la Dirección de la revista; Alvaro
Uribe Rueda y Ramiro De la Espriella; Alfonso López Michelsen y Hernando
Garavito Muñoz de los sectores del MRL; Hernando Olano Cruz, María Eugenia
Rojas y Gustavo Rojas Pinilla de la ANAPO; Francisco de Paula Pérez y Alva-
ro Rivera Concha de la Democracia Cristiana, entre otros. Además de la im-
portancia que tuvo para el trabajo la revista La Nueva Prensa, destacamos el
caso de El Nacional, un periódico fundado en 1945. Los líderes nacionalistas,
emerrelistas y anapistas, utilizaron sus páginas en la defensa de sus idearios.
El periódico cotidianamente informaba a la ciudadanía del comportamiento
de los adversarios del Frente Nacional. Sin ser de su propiedad, los activistas
del anapismo contaron con él para la publicación de sus manifiestos, procla-
mas, y propaganda. Gracias a este órgano pudimos reconstruir las manifesta-
ciones del general Rojas en Barranquilla y contar con documentos imposibles
de conseguir en otros medios. Anales del Congreso fue una fuente de vital
importancia para la reconstrucción de la historia política del país durante el
período en estudio. Por tratarse de un material que transcribe en su totalidad
las actividades desplegadas por los parlamentarios: Proyectos de Ley, Ponen-
cias, Constancias, Proposiciones y, sobre todo de sus Debates e intervencio-
nes, su seguimiento facilitó establecer el comportamiento de los voceros
anapistas en el Congreso de la República. Lo mismo puede decirse de los Li-
bros de Actas de los concejos municipales y de las Asambleas Departamenta-
les consultados.
13
lientes. También hemos entrevistado a dirigentes de provincia y a líderes po-
pulares, sin los cuales nuestra reconstrucción histórica hubiese sido muy par-
cial: Claudio Urruchurtu y Torregrosa, Darío Meló, Marcos A. Castaño, entre
tantos.
14
1. RENACIMIENTO DEL
NACIONALISMO COLOMBIANO
La fuerza de las cosas, el curso mismo del desarrollo de la historia política de!
país, haría que en la ANAPO terminaran coincidiendo vertientes nacionalis-
tas de toda estirpe. Desde quienes -entre 1953 y 1957 - esperaron hasta última
hora que el gobierno de Rojas fuera la expresión de sus ideas, hasta las genera-
ciones de los nuevos nacionalistas de los años 60, para quienes el nacionalis-
mo se cubre con un manto mucho más ancho que aquel con el que se habían
cubierto sus predecesores. Veamos el proceso.
15
ción coincide con un acelerado proceso de urbanización en el país, las condi-
ciones políticas producidas por el nuevo ordenamiento jurídico de los años
sesenta hizo posible plantear el nacionalismo como movimiento bipartita. Antes,
las tesis nacionalistas eran patrimonio de las corrientes políticas donde sur-
gían. Pero, sin duda, aquellas de origen liberal repercutían en las masas con-
servadoras y viceversa, mas no es fácil su comprobación. En cambio el am-
biente de conciliación y los movimientos que promovían un Frente Nacional
desde abajo, estimularon la iniciativa.
1
En la monografía. Nacionalismo y Sociedad. Colombia 1958-1965, elaborada por Giovanni A.
Molano Cruz para recibirse de sociólogo de la Universidad Nacional (1994), se encuentra un intere-
sante y detallado seguimiento del tránsito de la revista Semana a la Nueva Prensa, cuyo primer número
salió a la luz pública el 19 de abril de 1961.
2
La Nueva Prensa. «Ahora y Aquí Nacionalismo». Informe Especial Nacional. No.7, mayo 31
1961 p.50-54
16
latinoamericano. Profesan admiración por el nacionalismo aprista de sus pri-
meros años, reconocen en el peronismo el movimiento nacionalista más cohe-
rente del continente, consideran que el «Estado Novo» de Getulio Vargas no
fue fascista y califican a Víctor Paz Estensoro de «el más lúcido expositor de
un nacionalismo moderno para América Latina»3.
3
Ibid. p. 53
4
La Nueva Prensa, mayo 30 de 1961 No.6p.14-15
5
Véase «Una Revolución Nacional derechista pidió Gilberto Álzate. En: Eco Nacional, octubre 9
de 1949 p. 1 y 8; y la Columna «NOTIFICAMOS», octubre 28 de 1949 p. 28
6
La Nueva Prensa, No.28, octubre 25 de 1961 p. 60
' La Nueva Prensa, «La Patria Grande», No. 26. octubre 11 de 1961 p. 52
17
dencia que Hispanoamérica alcanzara en la primera década del siglo XIX:
«...perdimos nuestra unidad y quedamos a merced de las grandes potencias.
Mientras las trece colonias norteamericanas se agrupaban bajo una misma
bandera, nosotros, que fuimos un solo estado, hemos llegado a ser veinte.. .Desde
hace un siglo y medio, cada potencia de Europa y América comercia con vein-
te países desunidos.^.»8.
La carencia de un protonacionalismo colombiano obligó a los editores de LNP
a recurrir a la hispanidad como artefacto cultural para fundamentar su naciona-
lismo. Desde las páginas de la revista, sus lectores polemizaron alrededor de
éste tema. Algunos columnistas de la revista asociaron hispanismo y revolu-
ción. Vieron con buenos ojos que el pueblo colombiano conservara la religión,
las tradiciones y los ideales de España, elementos que -según señalaban- «son
los más poderosos aglutinantes de las fuerzas populares en cada país»9. Ante
la aseveración de algunos de que se trataba de una especie de fascismo, otros
declararon que no se podía confundir una «civilización milenaria con una
ideología política contemporánea»10. En realidad, el género de nacionalismo
que se profesaba en la revista no era nuevo ni siquiera para Colombia y menos
aún para el continente. Pero resucitaba en condiciones nuevas; regresaba ata-
viado con ropajes ideológicos orientales y norafricanos. Su ideología estaba
lejana de representar los intereses de clase que había representado el hispanis-
mo que en los albores del siglo XX sirvió de mampara a la avalancha de los
Estados Unidos sobre el Continente. Pero, como en el caso de sus predeceso-
res, los contertulios de LNP expresan una especie de antinorteamericanismo.
Consideran que la alianza con los Estados Unidos es «contra-natura». «Los
norteamericanos - escribían - son descendientes de la política imperial británi-
ca; nosotros, del sentido misional de España»11. Dicho antinorteamericanismo
se identificaba en cierta medida, con el profesado por los apristas de los años
20. Surgía bajo condiciones parecidas. Cuando el aprismo proclamó el progra-
ma general que debería servir de base para los programas de las secciones del
Movimiento en los países latinoamericanos, el primero de los cinco puntos
que lo componían llamaba a luchar «contra el imperialismo yanqui»12. No se
trataba de un mecanismo de manipulación popular. Los líderes apristas, veían
en directo, y sentían en carne propia la avalancha de unos Estados Unidos que
fortalecidos después de sus victorias en la Primera Guerra Mundial, se lanza-
8
Ibid. p. 53
9
La Nueva Prensa, No. 26 octubre 11 de 1961. Véase «La Hispanidad y la Revolución», p. 54
10
Véanse los siguientes documentos: Vargas Martínez Gustavo. Capitalismo e Hispanidad. En La
Nueva Prensa, No. 29, noviembre 1 de 1961 p. 3-4; Perea Jaime. Hispanidad y Libertad. En: La
Nueva Prensa, No. 33, diciembre 5 de 1961 p. 3^4; Vásquez Rafael. La Patria Grande y El
Revisionismo. En La Nueva Prensa, No. 31, 1961 p.3,4 y 6; Vásquez Rafael. La Hispanidad no es
Fascismo. En: La Nueva Prensa, No.35, diciembre 13 de 1961 p. 4-6: Polémica sobre Hispanidad.
La Nueva Prensa No. 36 diciembre 20 de 1961 p. 1.
11
Ibid.
12
Haya de la Torre Víctor Raúl. ¿Qué es el APRA ?. En: Muñis Pedro y Showin Carlos. Lo que es
el Aprismo. Bogotá, Ed. Cromos, 1932 p. 14-41
18
ban a la conquista definitiva del continente latinoamericano. Igual sentimien-
to expresaban los líderes nacionalistas de los sesenta. La invasión a Cuba per-
petrada por los Estados Unidos en abril de 1961, provocó una nueva ronda de
irrupciones nacionalistas. En Colombia fuera de los comunistas expresaron su
repudio los dirigentes de la corriente del MRL que hemos mencionado. El
emerrelista costeño Ramiro de la Espriella, en un Informe Especial para LNP,
era claro en manifestar: «A nosotros no nos interesa el régimen cubano, ni nos
hemos casado con las orientaciones del señor Castro, y creemos, en fin, que la
revolución colombiana, la que todos estamos viendo llegar, deberá tomar otro
sentido y otro rumbo; pero defendemos el derecho de Cuba a hacer su revolu-
ción como la quiera»13. En la invasión de Bahía Cochinos, los nacionalistas
colombianos vieron una violación de los tratados de no intervención y de
autodeterminación en los cuales el liberalismo colombiano había consignado
sus principios, así lo afirma De la Espriella Antes de declarar su antinorteameri-
canismo, el emerrelista enjuicia la conducta de Alberto Lleras Camargo a quien
considera uno de los impulsores de dichas violaciones. No lo culpa, sinembargo.
Las inculpaciones recaen en lo que él considera «la conservatización del Fren-
te Nacional»: «La conjunción de fuerzas políticas que integran dentro del Frente
Nacional unos mismos intereses económicos de clase; y a su dependencia y
sujeción del capital extranjero y sus formas propias de gobierno»14. Sostiene
De la Espriella que Colombia vive un momento en que la clase gobernante
siente que sus intereses están mejor defendidos desde afuera por una potencia
extranjera que les preserve «su coloniaje político y económico, a cambio de la
propia soberanía, que por la afirmación individual de las cosas y principios
que contribuyen a formar una verdadera nación independiente»15. Por todo lo
anterior. De la Espriella afirma que en América Latina el nacionalismo es la
respuesta patriótica al sabor amargo de la invasión de los marines, al gran
garrote de Teodoro Roosevelt y los presidentes republicanos, al asesinato de
Sandino, para no recordar el caso de Panamá ni el descuartizamiento de Méxi-
co. En el mismo sentido, Alberto Zalamea, el ideólogo por excelencia del
nacionalismo que impulsaba la LNP, anotaba en los años 60, sobre el carácter
colonialista de la nueva política de los Estados Unidos hacia América Latina.
En una Carta Abierta dirigida al presidente Kennedy con motivo de su visita a
Colombia en 1961, Zalamea escribió: «...En América Latina existe el prejui-
cio de achacarle todos nuestros males a los Estados Unidos. Pero también hay
el prejuicio contrario, el de esperarlo todo del gobierno de Washington. Noso-
tros nos negamos a participar de cualquiera de ellos. Aún confiamos en que
poco a poco se abra camino y se amplíe el concepto -infortunadamente sólo
teórico- de la «política del buen socio». Menos ayuda gubernamental y más
inversiones privadas en un plano de mutuo beneficio y de recíproco respeto;
menos préstamos y la firma de convenios internacionales, bajo la égida de la
13
De la Espriella Ramiro. «Nacionalismo y Anlicomunismo». En: La Nueva Prensa, No. 96, abril
27del963p.76
14
Ibid. p. 69
15
Ibid.
19
ONU, que estabilicen los precios de las materias primas; estos serían los pila-
res de una política eficaz, ambiciosa, en la que nuestros países pudieran enten-
derse de igual a igual, respetando su soberanía nacional y por tanto sus formas
políticas de gobierno»16. Siguiendo los pasos de Haya de la Torre, Zalamea ve
en la integración económica latinoamericana la única forma de evitar el colo-
niaje norteamericano. Entretanto, propone que cada uno de los países a través
de una revolución nacional cree las condiciones propicias que den inicio a la
construcción de «la patria grande latinoamericana». Un paso previo para el
logro de esos propósitos estaba en la integración misma de la población de
cada uno de los países, sin hacer caso de la lucha de clases. Zalamea declaraba
que derechas e izquierdas constituían una antinomia definitivamente supera-
da en los países del Tercer Mundo; manifestaba que hablar en Colombia de
conservadores y liberales era un «truco perfecto del clan antinacional» para
dividir y aprovecharse de los colombianos17.
16
Carta Abierta al Presidente Kennedy. En: Zalamea Alberto, La Nueva Prensa 25 años después
1961-1986 Tomo 1. Bogotá, Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura, 1986p.87-88.
" Ibid.p.91
18
Véase «Una Solución Nacional». En La Nueva Prensa, No. 100, junio 15 de 1963 p.50
20
mo. Sobre el país no se vislumbraba el peligro de una agresión extranjera. Los
colombianos no estaban disputándose los espacios laborales con una creciente
ola de inmigrantes calificados. Se trataba más bien de un nacionalismo hacia
adentro. Su enfrentamiento contra el imperialismo no era directo, lo hacían
combatiendo las «oligarquías nativas». Desde los tiempos de Gaitán, cuando
la confrontación entre «el país nacional» y «el país político», dirigentes me-
dios de los partidos tradicionales concibieron el nacionalismo como la necesi-
dad de reconocerse parte de una nación de la que habían sido excluidos. En ese
sentido, interceder a favor de la democratización de la política, significaba en
Colombia luchar por deselitizar el poder político y, ante todo, luchar contra la
apropiación que del país se había hecho la oligarquía. Eran estos los compo-
nentes del nacionalismo colombiano.
Para los años 60, el sentido de la lucha no había cambiado. Al contrario, con el
advenimiento del Frente Nacional se acentuaron las tendencias económico-
sociales que habían comenzado a irrumpir, no obstante la resistencia de los
grupos intermedios del bipartidismo nacional que se oponían al modelo liberal
de desarrollo. Pasado el tiempo, la coyuntura de los años sesenta permitió que
el nacionalismo renaciera como fórmula salvadora. Era lógica su irrupción en
la escena política desde el periodismo, ha gran prensa se había convertido en
la expresión más evidente de la monopolización. Lo grave consistía en que
además de ser un monopolio económico, lo era de la información. Habían
desaparecido los periódicos que surgidos entre los años 40 y 50 ofrecían una
diversificación del sistema político colombiano. La sola presencia de la gran
prensa en el país daba para pensar que sus concepciones eran compartidas por
la totalidad de los colombianos. LNP, al contrario de la nación acabada que
presentaban los ideólogos del establecimiento a través de los medios a su servi-
cio, se hacía vocera de esa parte de los colombianos que excluida del ejercicio
político, consideraba inconcluso el proceso de conformación de la nación. De
cuál nación podría hablarse sin la participación popular en los asuntos del
Estado?. De otro lado, la gente de LNP veía el país desintegrado; comenzaron
entonces a hablar de una necesaria integración nacional. Anotaba Zalamea
que Colombia no existía más que en algunos departamentos, señalaba como la
prosperidad cubría solo la parte del territorio que había ingresado al circuito
económico. Para él la mitad de los colombianos era analfabeta19.
Los avances electorales de 1962, con los cuales el MRL logró 12 Senadores y
33 Representantes convirtieron al Movimiento en un grupo con capacidad de
negociación. Así entendió las cosas el presidente Valencia, quien ofreció a la
Ibid. p. 58
21
disidencia liberal un Ministerio y una «alta misión extranjera», halagos buro-
cráticos aceptados por la organización. Fue éste el pretexto del que se valió
una corriente del MRL, identificada con los nacionalismos tercermundistas,
para profundizar los deslindamientos ideológicos en el interior del emerrelismo.
Convertida esta corriente momentos después en LA LINEA DURA DEL
MRL20, las páginas de la LNP, de inmediato se cubrieron de escritos y
declaraciones del ideólogo de la nueva agrupación, Alvaro Uribe Rueda, quien
desde las entrañas del MRL intentaba convertir el emerrelismo en cosa distin-
ta a una disidencia liberal. La otra, la Línea Blanda, encabezada por Alfonso
López Michelsen, por el contrario, no recibió mayor ilustración en la revista.
20
Los «duros»- como se les denominó en el argot político - se apropiaron de La Calle. El periódico
se convirtió en vocero de los sindicatos colombianos que luchaban por la nacionalización de sus em-
presas. El grupo de Senadores que en un principio encabezaron la divisicn fueron: Alvaro Uribe Rue-
da, Ramiro de la Espriella, Francisco Zuleta Holguín, Ramiro Andrade, Alvaro Echandía, Gregorio
Becerra. Isaías Hernán Ibarra, Humberto Ariza Rivera, Eduardo Vanegas, Justo P. Castellanos, Ciro
Ríos Nieto, Jaime Velásquez Toro. Enrique GómezRestrepo, ítalo Daza, Luis Torres Almeida, Germán
Ángel Naranjo, Camilo Rodríguez, Alberto Ordóñez Galindo y Diógenes Jiménez
21
Discurso prenunciado el 25 de julio de 1962 en el Senado de la República. Véase: Uribe Rueda
Alvaro. Recorrido a la Interperie. Bogotá, Editores Tierra Firme, 1982, p. 73.
22
Ibid. p. 75.
22
el eco de los discursos de Álzate saliendo de la garganta de quien fuera su
contrahombre ideológico en los comienzos de la «gran coalición». Uribe ha-
blaba del zarpazo al poder que habían dado las oligarquías para, desde el Esta-
do, dirigir la economía en sentido exclusivista. Haciendo un balance del pri-
mer gobierno de la coalición bipartidista en el poder, el líder emerrelista encon-
traba que las obras públicas que inauguraba el presidente Lleras se habían
iniciado en el gobierno de Rojas Pinilla, que el decreto de restricción a los
monopolios dictado por éste había sido cambiado por una legislación que esti-
mulaba la concentración de capitales. Subrayaba que la técnica empleada por
Alberto Lleras para derrocar a Rojas, podría constituirse en el capítulo que le
habría quedado faltando a Curzio Malaparte en su libro sobre la técnica del
golpe de Estado: «...el paro general de la oligarquía, la insurrección de los
poderosos, el cierre subversivo de los bancos, la clausura deliberada de los
clubes sociales, la subversión en los templos, la huelga de los rectores priva-
dos, los desfiles de las altas damas...»23.
23
Uribe Rueda Alvaro. Por qué nonos unimos al oficialismo. Discurso pronunciado en el Senado el
20 de febrero de 1963. Tomado de Uribe Rueda A. Recorrido a la Merperie. Bogotá, ed. Tierra Firme,
1982 Op. d t p . 112-113.
23
Mano Negra» entre cuyos objetivos estaba el de impedir toda publicidad y
avisos a los periódicos que no estuvieran de acuerdo con las ideas del Frente
Nacional. Si en los años 50, los liberales vieron en los regímenes conservado-
res a los culpables de sus desdichas, ahora en los 60, los enemigos los veían
dentro de su propia organización: «La Mano Negra no fue creación del partido
conservador. Es muy lamentable tener que decir que sus dirigentes son miem-
bros activos del oficialismo liberal»24.
Aunque Uribe Rueda está en contra del regreso del emerrelismo al seno de su
partido de origen y aunque manifiesta su deseo de convertir al MRL en una
«alternativa distinta», sin influencia de «las clases plutocráticas», pesa en él
su sentido de pertenencia a esa colectividad. Considera que gracias a la identi-
dad del MRL con las preocupaciones del pueblo, la gente liberal pudo seguir
confiando en la capacidad renovadora de ese partido. Por eso no se decidió en
un comienzo a abandonar las filas del MRL. Junto con Ramiro Andrade y
Ramiro de la Espriella organizaron el MRL-Línea Dura. Internamente crea-
ron un organismo denominado «Comité Nacional de Acción Revolucionaria
del MRL» con el propósito de convocar desde allí la conformación, según
consta en los primeros documentos, de «un partido monolítico, disciplinado y
fuerte» que fuera capaz de oponerse a los avances cada vez más peligrosos de
la reacción colombiana, sintetizada en el Frente Nacional, sus clases dirigen-
tes y sus intereses económicos contrarios a los del país»25. Objetivo que se
lograría - según sostenían - en un primer paso con la organización de un Blo-
que Nacionalista integrado por miembros de todos los partidos políticos.
Las respuestas dadas por Uribe Rueda a una serie de preguntas que le formula-
ron unos jóvenes javerianos que dirigían la revista Síntesis y que salieron a la
luz pública con el nombre de «El Nacionalismo, Motor de Nuestro Tiempo»,
se convirtieron en el documento que le permitió al emerrelista condensar su
nueva propuesta. Renunciaba no solo al partido liberal. Estimaba que los par-
tidos tradicionales habían fracasado. Presentándose como portavoz de unage-
neración nacionalista, llamada a superar a la del Centenario, no propuso crear
un nuevo partido porque según él, lo que esperaba el colombiano medio era un
antipartido, o lo que es lo mismo, un movimiento «que aglutine en vez de
dividir». Ese movimiento sería un nacionalismo con capacidad de proyectarse
«a la gran nación hispanoamericana»26. Hasta ahí no había novedades, era el
24
Ibid. p. 107.
25
Véase La Nueva Prensa, No.99-100, junio 15 de 1963, p. 85-87.
26
Uribe Rueda Alvaro. El Nacionalismo. Motor de Nuestro Tiempo. En: Recorrido a la Intemperie
Op. cit. p. 125
24
mismo esquema sobre el que había montado su discurso La Nueva Prensa.
Como ella, Uribe Rueda llamaba a dejarse llevar por la «corriente de la épo-
ca», la revolución nacional. Uribe pensaba también como LNP, que era nece-
sario una tercera opción que le evitara al país alistarse en uno de los dos ban-
dos en que se había dividido el mundo contemporáneo. «La controversia capi-
tal de nuestro tiempo -decía- no es la que se plantea entre oriente y occidente,
sino entre el imperialismo y el nacionalismo. Por lo menos en el Tercer Mun-
do, que es la mayoría de la humanidad»27.
Si para su lucha contra el Frente Nacional y para resistir a la entrega del MRL,
Uribe coincidió con el vocabulario político del Álzate de los tiempos de la
Reconquista, para fundamentar su nueva propuesta, el emerrelista parece ha-
ber desempolvado algunos textos que Antonio Garda, el jefe del socialismo no
comunista, escribió en los comienzos de los años 5028.
27
Ibid. p. 125.
28
Escritos cuyo contenido fue asimilado en países del continente distintos al nuestro, debido quizá,
a las condiciones de violencia política en que se debatía el país.
25
toda la historia»29. Según el jefe socialista, toda gran potencia crea su propia
teoría antimperialista a la medida de sus intereses y en correspondencia con su
estrategia de dominio hegemónico del mundo. Luego, la teoría de Lenin obe-
dece, según García, a la estrategia del «imperialismo ruso para hacer aparecer
su anti-imperialismo como anti-norteamericamsmo y a cuyo servicio están los
partidos comunistas del continente»30. Como alternativa a la concepción mar-
xista del imperialismo. García es partidario de que los «países oprimidos ela-
boren su propia teoría del imperialismo y con ella su propia estrategia
antiimperialista. Su propuesta consiste en que se opte por el Nacionalismo
Popular y Revolucionario. Es decir, por el establecimiento de un Estado capaz
de integrar a todas las clases en armónica convivencia para después confor-
mar la unidad de los países débiles bajo el lema de la «organización regional».
A la lucha de clases, García contrapone la «opresión de las naciones», trasladan-
do así la solución de los conflictos a nivel continental y dejando débil o intacta
la lucha contra los opresores nacionales.
29
García Antonio. La Rebelión de los Pueblos Débiles- Nacionalismo Popular y Antiimperialismo.
La Paz, Librería Editorial Juventud, 1955 p. 83
!0
Ibid. p. 71 y 82
" Bedregal Guillermo. La Revolución Boliviana. Sus realidades y perspectivas dentro del ciclo de
liberación de los pueblos latinoamericanos. La Paz,ed, Juventud 1962 p. 65.
32
García Antonio. La Rebelión... Op. cit. p. 99
26
reafirma y desarrolla en la medida en que el régimen cubano evoluciona hacia
el comunismo de corte soviético. A hombres como Fidel Castro, oponían hom-
bres como Ben Bella, Nasser, Seku-Turé, N'Krumah o Sukarno. «¡Qué ejem-
plo formidable el que nos dan hoy a los latinoamericanos los pueblos de Áfri-
ca! ¿Sabremos aprovecharlo?» 33 , escribia el director de LNP.
Empero, el de los 60 era más que un nacionalismo popular. Se trataba de un
fenómeno de carácter populista. El movimiento se promovía con una imagen
nacionalista, cuando lo nacional era apenas uno de sus componentes. Los
populistas de ahora se nutrían más que de Gaitán, de algunos de los ideólogos
que trataron de darle coherencia al gaitanismo, como acabamos de demostrar-
lo con el caso de Antonio García. Se hacían intentos por convertir el populismo
político de Gaitán en un populismo teórico, es decir, en una alternativa ideoló-
gica, al estilo de los países que en el «Tercer Mundo», oponiéndose tanto al
capitalismo como al comunismo, trataban de sacar sus países del atraso. De
ahí la referencia de los nacionalistas colombianos a los mismos temas que en
África promovían Kwame N'Krumah, o Sukarno en Indonesia: la originali-
dad, la tradición, la conciliación de las clases sociales, el rechazo al capita-
lismo y la aceptación de la organización socialista de la economía. Como los
líderes africanos y asiáticos, los colombianos aceptaban en principio el socia-
lismo y como ellos sostenían que el camino no era el mismo en todo el Tercer
Mundo34. Sin embargo, no ponderaron el peso que para los países afroasiáticos
tenían los factores históricos que a ellos les facilitarían la construcción de un
modelo intermedio, tales como su profundo protonacionalismo. Al igual que
la nueva generación de líderes tercermundistas, quienes afanosamente se apres-
taron -una vez conquistada su independencia- a recuperar el tiempo perdido,
en el mismo sentido, los nuestros llamaban a emprender un esfuerzo excepcio-
nal para poner en práctica «un plan de emergencia» que recuperara el desarro-
llo económico interrumpido según afirmaban «por las fuerzas ciegas del lucro
privado y el arbitrio político»35.
27
Lo cual equivale a decir que comienza a supeditar su carácter nacional origi-
nario a sus conveniencias de grupo cerrado, de monopolio o de trust»36. Con-
vencidos de lo anterior, el movimiento populista colombiano no tenía más
remedio que apelar en primera instancia al pueblo, concepto que para sus
líderes abarcaba a sectores medios, a las pequeñas economías capitalistas y a
los marginados.
Así las cosas, pasada la euforia por su triunfo electoral de 1964, el general
Rojas desde su retiro de descanso en Melgar, invitó a Zalamea a intercambiar
opiniones sobre la situación política del país. A su regreso a la capital, el
director de La Nueva Prensa compartió su experiencia con los lectores de su
revista: «Da la impresión de que el carisma que las gentes sencillas, las gentes
explotadas, humilladas, escarnecidas, colocan sobre la frente del que fuera su
liberador en 1953 y promete ser ahora su vocero, se hubiera aposentado con
caracteres de firmeza indeleble en el espíritu del general»38. Conclusión a la
36
Ibid. p. 55.
" Ibid. p. 51-52.
38
Véase «Domingo de Resurrección en Melgar»~En La Nueva Prensa, del 4 al 10 de abril de 1964
Nos. 107-108, p. 35.
28
que llegó el periodista después de haber presenciado una romería de trabajado-
res de los alrededores de Melgar que llegaban a saludar a Rojas. «Los ojos
brillan, la emoción los sacude. Alguna mujer llora...»39, anotaba al describir la
transfiguración que había observado en los campesinos al momento de entrar
en contacto con el jefe máximo del anapismo.
Ibid.
La Nueva Prensa, No. 121, agosto 8 de 1964.
Ibid. p. 21 y 22.
Ibid. p. 20.
29
Convertido Olano en el ideólogo del movimiento, el anapismo empieza a bus-
car su propia identidad. En el tránsito a la vía civilizada de hacer política,
aunque menos que en el remoto pasado troglodita, pesaba el reciente pasado
conspirativo. No les era fácil a los rojistas renunciar a esta aspiración. Tampo-
co estaban interesados en rechazar de la noche a la mañana el método que, por
excelencia, les había permitido el reconocimiento popular. Sintonizándose con
los planteamientos de Zalamea y Uribe Rueda, los anapistas empezaron a ha-
blar de la necesidad de realizar una Revolución Nacional, solo que ellos, a
diferencia de los primeros, la realizarían a largo plazo por «las vías revolu-
cionarias». Pero no todo era amenazas. Olano, junto con la bancada de su
agrupación, consideraba apropiado demostrarle al país por medio de Proyec-
tos de Ley desde el parlamento, que el anapismo poseía una conciencia defini-
da sobre los problemas nacionales. En el plano político, el anapismo construi-
ría su nuevo discurso a partir de lo que Olano consideraba eran los principales
problemas del país: El desajuste moral del régimen, la bancarrota económica,
el desquiciamiento, el incontrolado costo de la vida, el hambre, la crisis social,
el irremediable descontento nacional y la ineptitud del gobierno43.
Ibid.p.23.
Véase la prensa capitalina del 22 de noviembre de 1964.
30
que el país necesitaba y sostuvo que únicamente el nacionalismo popular podría
realizarlas. A su turno, el general Rojas cerró el mitin sintonizándose con el
discurso hegemónico: «La revolución no será sólo colombiana sino una
revolución de todos los pueblos de América, de todos los pueblos explotados»45.
Uribe Rueda invadía los predios del discurso anapista. Manifestaba estar
buscando la veta popular o nacionalista de la religión de Cristo. Como los
rojistas, acudía a los curas, mejores instrumentos políticos, según decía, que
los comunistas. Reforzaba su prédica apoyándose en el legado de Juan XXIII,
particularmente en la encíclica Pacem in Terris que autorizaba la colaboración
entre inconformes y revolucionarios46.
En febrero del mismo año la «Línea Dura» del MRL dirigió una carta abierta
a todos los dirigentes políticos contrarios al Frente Nacional. En la carta, los
«duros» reiterando sus tesis ya mencionadas en este texto, manifestaban estar
inclinados a integrar su militancia «en un vasto movimiento nacional que
recogiese con amplitud a todos los sectores de la oposición al sistema oligárquico
45
Ibid.
46
Véase; 23 Preguntas a Alvaro Uribe. En: La Nueva Prensa, No. 124, octubre 7 de 1964,p.23-24.
47
Uribe Rueda A. El Nacionalismo motor... Op. cit. p.131.
48
Ibid. p. 130.
4
' De la Espriella Ramiro. Una Hoguera de ideologías sacrificadas. En: La Nueva Prensa, No. 126,
diciembre 26 de 1964, p. 3.
31
imperante, y que entregase a Colombia el pleno dominio de su soberanía y
libertad»50.
50
Asamblea Nacionalista. En La Nueva Prensa, No. 129 febrero 26 de 1965, p. 35.
51
Conversación de César Augusto Ayala Diago y Giovanni Molano Cruz con Alberto Ruiz Novoa.
Bogotá, agosto 19 de 1992.
32
amplios círculos de intelectuales. En la Contraloría, Ruiz Novoa fundó la revista
Economía Colombiana y la Escuela de la Contraloría. Al término de esta
experiencia, volvió al ejército como Jefe de Estado Mayor. Continuó en su
empeño de elevar el nivel cultural de los oficiales, estimulándolos a que
escribieran y tomaran la profesión como ciencia.
Ibid.
33
tributarias básicas; a no ser que tomen la iniciativa para elevar el bienestar del
pueblo de sus respectivos países, se les arrebatará la dirección y el patrimonio
de siglos de civilización occidental se habrá consumido en unos cuantos meses
de violencia»53. El segundo discurso lo había pronunciado Kennedy en su país.
Exponiendo -ante los norteamericanos- su política interna de «La Nueva
Frontera», el mandatario norteamericano explicaba que la actual situación de
los Estados Unidos se debía al hecho de haber perdido ese país el propósito
nacional de la conquista de la frontera oeste. De ahí tomó Ruiz lo del «Propósito
Nacional». Se lo había escuchado a Lleras Camargo en un discurso de 1959.
Pero el presidente no había presentado ninguna iniciativa. En cambio él, como
Comandante del ejército se decidió a presentar una salida. Escribió en la revista
del ejército un artículo con el nombre de «La Justicia Social como Propósito
Nacional», donde propuso que «Para esa generación, la de 1962, el país debería
adoptar la justicia social como el propósito nacional de Colombia». Treinta
Años después, interrogado sobre el ambiente en que escribió su trascendental
texto, el general confesó que para evitar ser acusado de comunista decidió
fundamentar sus tesis apoyándose en las encíclicas papales: «las leí todas»,
manifestó54. Realmente Ruiz mostraba en ese artículo un vasto nivel de
información. Apelaba en sus argumentos al pensamiento del líder Demócrata-
cristiano chileno Eduardo Frei. Estaba de acuerdo con las cuatro reformas
fundamentales que -según éste- debían lograrse en el continente para evitar
una revolución: La reforma agraria, la reforma del sistema de impuestos, la
refonna y expansión educacional, sobre todo en el campo, y la reforma política,
para que funcione una democracia verdadera55.
53
Véase: Ruiz Novoa Alberto «El Gran Desafío». Bogotá, ediciones Tercer Mundo. 1965 p. 55,
54
55
Entrevista citada.
Ibid.
56
Véase Lleras Camargo Alberto. Sus Mejores Páginas. Bogotá, Compañía Grancolombiana de
Ediciones S.A.,p. 212.
34
cabeza el mundo cambiante de su tiempo, recurría lo mismo a Kennedy que a
Nasser, lo mismo a los paradigmas liberales que a los conservadores. Su discurso
abrazaba todo el espectro de las propuestas políticas ubicadas entre las de las
cúpulas de los partidos tradicionales y las del comunismo. Mostraba una
asombrosa capacidad de reunir en su pensamiento, en su acción y en su
investidura, múltiples expresiones ideológicas presentes en el ambiente político
del país. Ponía en peligro el crecimiento de las agrupaciones que buscaban el
respaldo popular recurriendo a los temas de los que se había apropiado el
ministro. En peligro de quedar sin argumentaciones, estaban el general Rojas
y su grupo de golpistas, lo mismo pasaba con López o Uribe Rueda y todos los
que acariciaban la idea de un gobierno fuerte que aplicara en el país unajusticia
social.
57
Su denominación fue la siguiente: «Comisión Investigadora de las Causas Actuales de la Violencia».
58
En la composición del libro habían tomadoparte el sociólogo Orlando Fals Borda, el jurista Eduardo
Umaña Luna y el capellán y profesor de la Universidad Nacional, Camilo Torres Restrepo. Véase: La
Violencia En Colombia. Bogotá, ed. Tercer Mundo, 1962.
35
Al principio, Ruiz se comprometió ante el Senado a no inmiscuirse en politica.
Consideró traidor de la Institución Armada, al militar que interviniera en ella.
Así lo manifestó en el debate sobre la violencia que se desarrollaba en el
Congreso. Preparando el ambiente del Parlamento para conceptualizar sobre
el Estado, Ruiz se apresuró a definir la política como «la preocupación
permanente por el bienestar de los ciudadanos»59. Sostuvo allí que la violencia
tenia múltiples causas, pero enfatizó que estaban superadas las que tenían que
ver con los enfrentamientos partidistas. A la innumerable lista de causas que
se daban de la violencia, las políticas, las sociales, las económicas, con las que
se manifestó de acuerdo, Ruiz añadió una más: la debilidad del Estado. «El
Estado colombiano es débil, carece de herramientas para enfrentarse no
solamente al problema de la delincuencia sino a muchos de los problemas que
confronta actualmente; no tiene recursos en materia de justicia penal; sus
códigos, sus procedimientos no corresponden a las necesidades actuales. No se
podía prever esta ola de violencia...El Estado colombiano es pobre, no puede
pagar a sus jueces, ni a sus policías, ni a sus agentes, y mientras no se movilice
la voluntad nacional de manera concreta para darle al Estado Colombiano los
elementos necesarios no podremos tampoco acabar con la violencia»60.
Definiéndola como una enfermedad crónica que requería de un tratamiento
largo y continuado, Ruiz propuso elaborar un plan conjunto que «cubriera
todos sus aspectos y que atacara todos los frentes de manera armónica». Se
pronunció contrario a la utilización de la fuerza como único recurso. Afirmó
que las causas políticas se podían neutralizar acabando con la violencia política,
las económicas se podían terminar controlando la compraventa de finca raíz,
las sociales buscando fuentes de empleo, etc. Se comprometió -porque según
él, éste problema si competía a la fuerza pública- acabar con el bandolerismo,
pero llamó a una movilización nacional contra ese flagelo que estimulara a las
Fuerzas Armadas61. Explicó ampliamente, cómo se estaba operando dentro del
ejército una readaptación para enfrentarse al creciente fenómeno que el
denominaba bandolerismo, sin discriminación. Es decir al movimiento
guerrillero en general. Fue amplia su descripción de la táctica de guerrillas
que empleaban los «bandoleros» y de las dificultades y desventajas de las fuerzas
regulares para combatirlos. Enumeró los esfuerzos que se hacían para el cambio
de mentalidad entre los soldados. El mismo Ruiz no tenía la experiencia
necesaria en el manejo de una guerra irregular. Enteró a los senadores de las
actividades que escuelas, como la de Lanceros, venían adelantando para preparar
personal militar en la lucha contraguerrillera. Informó sobre los cursos de
inteligencia y contrainteligencia que se adelantaban en esos momentos. Se
quejó de la carencia de equipos suficientes para los propósitos del ejército, de
la deficiencia de transporte para movilizar a sus tropas, del bajo presupuesto
en general de las fuerzas militares y finalmente se lamentó de que la principal
36
dificultad en su lucha contra la guerrilla, la encontraran las Fuerzas Armadas
en cierta «solidaridad de tipo político que los bandoleros encuentran de las
zonas donde operan»62. Explicó que esto se debía al hecho de no recibir los
campesinos ninguna atención del Estado. Señaló que los campesinos no tenían
asistencia social, ni escuelas, ni vías de comunicación. En esas condiciones,
agregaba el ministro, era imposible despertar en ellos algún estímulo cívico
que les moviera a ayudar al Estado. Por eso, explicó Ruiz Novoa, la invención
dentro del ejército de una serie de campañas de acción psicológica unas, y de
acción cívica otras, para acercarse a los campesinos, para hacer conciencia en
los soldados de la necesidad de combatir a los enemigos internos y para
convencer incluso a los bandoleros de la conveniencia de volver al bien y
ponerse al amparo de las leyes colombianas. La acción cívica por su parte,
consistía en darle a la población asistencia social: por intermedio del personal
médico del ejército; construyendo obras públicas, caminos veredales, carreteras,
y fomentando el entendimiento entre los miembros de los diferentes partidos.
Consciente de los lazos del bandolerismo con las colectividades políticas
tradicionales, Ruiz demandó, para terminar su intervención, una declaración
de los Directorios Departamentales y Municipales, en la que se condenara con
nombre propio a cada uno de los bandoleros que con afán perseguía la fuerza
pública, con el propósito de quitarles el respaldo del campesinado.
Ruiz siguió puliendo sus tesis, hablando cada vez que se le presentaba la
oportunidad. Hacía esfuerzos por adaptar al suelo colombiano lo que veía en
otras partes y lo que leía en tanta revista que pasaba por sus manos. Por ejemplo,
en su concepción del comunismo y la manera de combatirlo advertimos cierto
sabor salazarista. Esto quiere decir que no descansaba exclusivamente en la
fuerza de las armas; hablaba de una solución contra el comunismo que tuviera
que ver con la eliminación de las desigualdades sociales. Es posible que su
inspiración no viniera directamente del pensamiento de Oliveira Salazar (cuyas
concepciones habían difundido en el país en décadas pasadas las disidencias
conservadoras). Pero es bueno anotar que el «nuevo» anticomunismo venía
con la factura de la nueva política de los Estados Unidos hacia América Latina.
Se trataba del viejo anticomunismo nacionalista ibérico que ahora la Comisión
para Asuntos Latinoamericanos del presidente Kennedy readaptaba a las
condiciones del continente. Dicha comisión había presentado ante el mandatario
norteamericano un preocupante informe acerca del avance del comunismo en
la región; pero a diferencia de otras épocas, los comisionados señalaron que la
principal arma contra el comunismo consistía en la adopción por parte de los
Estados Unidos de una «filosofía democrática positiva» que colaborara con la
«democracia indígena de América Latina coordinando y apoyando los amplios
movimientos progresistas democráticos, empeñados en la conquista de un
gobierno representativo, una reforma social y económica (incluida la agraria).
Ibid. p. 981.
37
y resistiéndose a permitir la entrada de fuerzas no democráticas desde fuera
del hemisferio»63. Se pronunciaron los comisionados a favor de una lucha contra
el comunismo que no favoreciera únicamente la represión armada, sino más
bien una especie de combinación de métodos civiles y militares. Pero fue enfática
la Comisión en que se debían «promover desde los Estados Unidos partidos
políticos democráticos, y un nuevo empuje al desarrollo económico mediante
planes de desarrollo de los distintos países»64. Nacía la Alianza Para el Progreso.
63
Véase: A. Schlesinger. The Thousand days. John F. Kennedy in the White House. p. 195-197. Hay
edición en español, p. 152.
64
Ibid. p. 152.
38
sociales en los distintos países. Nuestra política económica y nuestra ayuda no
debe limitarse a países en los que la empresa privada sea la única base o
instrumento predominante del desarrollo. El gobierno deberá sentar bien claro
que la empresa privada «no es el principio determinante o el exclusivo objetivo
de la política americana»65. Resulta claro que en el fondo de la discusión estaba
el tipo de capitalismo que estarían dispuestos a apoyar en el Continente los
Estados Unidos. No es posible creer que las cosas estuvieran muy claras para
el ministro. En su conferencia muestra dudas: «...existe el peligro de que los
norteamericanos puedan forzar la Alianza a la adopción de determinados
sistemas que resulten no ser adecuados para nosotros y caer así en el error que
se achacaba a los estalinistas, de forzar dentro de los países de su órbita política
una sola solución para el tránsito al socialismo»66. Es en medio de la
incertidumbre y de la desconfianza que existe entre los latinoamericanos ante
la supuesta «buena voluntad» de los Estados Unidos, que estando Ruiz de
acuerdo con la esencia de la nueva política de ese país, propone una tercera
vía: «Adelantar como propósito nacional, una reforma destinada a alcanzar
una real justicia social que, en el término máximo de una generación, determine
un progreso tal que le quite el piso a la penetración comunista en el Continente
Latinoamericano»67.
65
Ibid. p. 152.
66
Véase Ruiz Novoa Alberto. El Gran Desafío. Bogotá, ed. Tercer Mundo, 1965, p.77-89.
67
Ibid. p. 80.
68
La reunión tuvo lugar en el salón Guillermo Valencia del Capitolio Nacional. Fue presidida por
Silvio Villegas de La República, Arturo Abella de El Siglo, Roberto García Peña de El Tiempo,
Guillermo Cano de El Espectador y Abelardo Londoño Marín de El Colombiano.
69
Véase El Espectador, octubre 5 de 1962, p. 1 y 9.
70
VéaseElT1empo,octubre5del962,p. 1.
39
Las medidas dieron algunos resultados. Bandidos que en su conjunto
conformaban la secuela de la anterior ola de violencia, desprovistos del respaldo
de sus partidos primero, y de los gamonales después, empezaron a caer uno
tras otro en tiempos del ministro Ruiz Novoa: «Chispas», «Melco», «Ceniza»,
«Pedro Brincos», «Desquite», «Sangrenegra», «Tarzán y Joselito». Sin
embargo, esas muertes no marcaron el fin del conflicto, sino que pusieron en
evidencia un tipo de violencia de naturaleza política distinta a la anterior. La
«acción cívico militar» y el denominado «Plan Lazo» se convirtieron en
operaciones contra algunas zonas campesinas -ubicadas en una región conocida
con el nombre de «Marquetalia», en el triángulo formado por los límites de los
departamentos de Tolima, Huila y Cauca- donde se había agrupado un núcleo
de combatientes con características políticas diferentes a las del bandidaje. Se
trataba del surgimiento de lo que sería poco después, un vasto movimiento
guerrillero, que aunque producto de las circunstancias propias del país, se
alinderaba en el mundo de la ideología comunista.
La ciudad colombiana, por otra parte, estaba siendo testigo de una agitación
social sin precedentes. En un ambiente de gran tensión, el ministro de guerra
paradójicamente era el centro de atención de la opinión pública colombiana.
En mayo de 1964 fue homenajeado por la Sociedad de Agricultores de Colombia
(SAC) en el Salón Rojo del Hotel Tequendama. Días antes, la prensa capitalina
había publicado el texto completo de unas declaraciones suyas, donde afirmaba
que el gobierno estaba frenado por sectores y personas influyentes organizados
en grupos de presión. Posición que impresionó debido a que el mismo presidente
Valencia había negado su existencia. En la misma entrevista, Ruiz declaró que
era preciso e inaplazable modificar las estructuras de la sociedad, «... Aquí
hay que hacer algo y hacerlo pronto. Nuestros sistemas, nuestros procedimientos,
no corresponden a esta era vertiginosa de progreso...»71. En el discurso del
Tequendama, el ministro ratificó sus posturas y condensó a lo largo de su
exposición los problemas que mayormente preocupaban a la población, se
sintonizó con los sectores políticos que comulgaban con sus planteamientos,
con su manera de concebir y resolver los problemas nacionales. Se apropió del
vocabulario político que identificaba a las agrupaciones que desde un discurso
también conciliatorio, hacían la oposición al Frente Nacional. Empezó su
intervención citando un extenso análisis que por esos días había publicado en
las páginas de La República el otrora ideólogo del Movimiento de Unión y
Reconquista Luis Torres Quintero: «Como en el caso de «Desquite», de
«oangrenegra» y ue «Chispas», laniuien c*eu*e existir un cuerpo uS sxpen.os en
aplicar los resortes del gobierno sin piedad y sin miedo, sin tantas consultas ni
conferencias, porque el hambre no aguanta mucho tiempo, ni tiene color político,
ni respeta fronteras de ninguna naturaleza. Y lo que es más grave, los bandoleros
40
económicos le aplican el corte de franela a la totalidad de los colombianos»72.
Como los anapistas, como la gente de LNP, como «los duros» emerrelistas,
como los demócratas-cristianos, el ministro de guerra manifestaba; «...porque
estoy convencido de que la única manera de evitar el progreso del comunismo
es por la aplicación de una fina sensibilidad social que reparta la riqueza
equitativamente y disminuya el abismo que hoy existe entre las clases de la
sociedad colombiana»73. Ruiz habló por los sectores sociales asfixiados por su
incapacidad de competir con el poderío que habían alcanzado los gremios
económicos. Fustigando los «grupos de presión», anotó: «...no se afirma que
no es lícito el derecho de agremiación, lo que no es lícito es la formación de
carteles y monopolios comprando las fábricas competidoras y suprimiendo la
competencia tanto en la compra de la materia prima como en el precio de
venta...Tampoco es lícita la formación de oligopolios para comprar y vender
las materias primas oprimiendo al consumidor que no está representado en el
trato. O ponerse de acuerdo en la fijación de tarifas; o dominar todas las etapas
de un negocio, como son la fabricación, distribución y venta de los productos
y, a veces, hasta la siembra de la materia prima. O pertenecer a juntas directivas
que tienen intereses afines, de manera que una persona con una mano puede
ordenar una medida y con la otra recibir el beneficio. O ponerse de acuerdo
clandestinamente para fijar precios»74.
72
Ruiz Novoa Alberto. El Gran Desafío. Op. cit. p. 93
73
El Gran desafío... Op. cit. p. 96.
74
El Gran desafío... Op. cit. p. 94.
75
Lebret Joseph Louis. Estudio sobre las condiciones del desarrollo en Colombia. Bogotá, Aedita
Editores, 1958. Véase además: Vajta Ferene. Las Predicciones del Padre Lebret. En: La Calle, junio
18 de 1959 p. 9; El Informe Lebret: los problemas de Colombia en carne viva. En: El Independiente.
septiembre 27 de 1957, p. 8.
76
Ehagostode 1961,Curriepresentóacousideracióndeloscolonibianosunprograniadedesarrollo
económico bajo la denominación de «Operación Colombia». Véase Lauchlin L. Currie. Operación
Colombia, segunda edición, Barranquilla, Cámara de Comercio, 1965.
41
Currie había presentado en 1961 al gobierno de Lleras Camargo un extenso
plan para acelerar el desarrollo en el país, el cual no había sido tenido en
cuenta. El Frente Nacional prefirió adoptar un programa elaborado por la
CEPAL77. Sin embargo, la agudización de la crisis económica a partir de la
segunda mitad de los sesenta, puso de nuevo sobre la mesa de las discusiones,
los mamotretos del profesor Currie.
Por supuesto, Ruiz no tomaba los informes de las misiones Currie y Lebret al
pie de la letra, de uno y otro extractaba lo que consideraba aplicable a las
nuevas circunstancias del país. Si de Lebret le llamaba la atención sus
recomendaciones a largo plazo, de Currie le atraía su afán de resolver
inmediatamente los problemas de la pobreza y del subdesarrollo en general y
su concepción de un desarrollo acelerado del capitalismo. Del programa
«Operación Colombia», el ministro destacaba: lo. Producir un crecimiento
rápido del nivel de vida; 2o. Disminuir considerablemente la distancia entre
las clases sociales y entre los trabajadores del campo y de la ciudad; 3o.
Aumentar las disponibilidades de divisas e importaciones; 4o. Acelerar la
industrialización del país y la tecnifícación de la agricultura80. Abogó porque
se ejecutaran las medidas contempladas en la Ley de Reforma Agraria. Propuso
la formación de cooperativas agrícolas integrales inspiradas en «el principio
comunitario». Fundamentó su propuesta en el éxito que éstas habían tenido en
Israel y señaló además que la cooperativa de ese tipo: «...organiza el esfuerzo
de ios asociados, asegura ei mejor aprovechamiento de su capacidad individual,
alcanza la mayor economía en el uso de la maquinaria y obtiene el máximo
Véase Currie Lauchlin. Desarrollo Económico Acelerado. La necesidad y los medios. México,
FCE, 1968, p. 16.
78
Ibid p. 99-100.
79
Véase Betancur Belisario. Colombia cara a cara. Bogotá, ed. Tercer Mundo, 1961.
80
El Gran Desafío Op. cit. p. 91-108.
42
rendimiento de la asistencia técnica disponible. Facilita, además, el
aprovechamiento del crédito para el fomento de la agricultura y ganadería,
que al campesino le es difícil alcanzar individualmente...»81.
81
Véase ampliamente en El Gran Desafío, Op. cit. p. 103.
82
Véase La Nueva Prensa Nos. 1 1 5 y l l 6 d e mayo y junio de 1964.
83
El Gran Desafío... Op. cit.p. 115.
84
Carta Abierta al General Ruiz En: La Nueva Prensa, No. 116,junio9 de 1964,p. 14.
85
Véase Anales del Congreso, agosto 18 de 1964,p,861.
86
Los militares en retiro renuevan respaldo a Ruiz Novoa. En: La Nueva Prensa, No. 121, agosto
8 de 1964,p. 24.
43
Valencia Agoniza». Harker llamó a deponer el régimen del presidente Valencia,
según él «para salvar el futuro de la República y para permitir nuevamente que
las masas conservadoras y liberales rectifiquen los procedimientos y alcancen
su plena soberanía nacional». No se explicaba el editorialista, que teniendo las
Fuerzas Armadas a su favor la simpatía de varios millones de colombianos que
deseaban su prosperidad y su bienestar, tuviera que retenerse al ejército en sus
cuarteles. «Ese cuerpo armado -escribía- tiene la misión de proteger nuestras
fronteras, de asegurar la convivencia de los colombianos y de trabajar por la
prosperidad y por la grandeza de la patria»87.
87
La Nota, septiembre 25 de 1964, p. 1 y 3.
88
«Total respaldo a Ruiz Novoa dan Sindicatos Cristianos» En: La Nueva Prensa, No. 116, junio
9 de 1964, p. 23.
89
Ibid, p. 24.
90
Ibid p. 35.
44
Reconocían en Ruiz Novoa su «patriotismo» y la posibilidad de que las fuerzas
bajo su mando «hicieran regresar al país al orden jurídico quebrantado por el
Frente Nacional, para así poder proporcionar un mejorestar al pueblo
colombiano, a las clases menos favorecidas y trabajadoras que sufren de hambre
y de miseria por obra directa de los dólares devaluacionistas, de las múltiples
cargas tributarias que las agobian, de los constantes y enormes empréstitos de
dólares americanos, o sea, del monstruoso endeudamiento de la Nación sin
destino conocido o justificado...»91. Al fin y al cabo, Ruiz Novoa se presentaba
como una solución radical originada en el Estado y por ello muy acorde con el
espíritu político del movimiento. En el cabildo de Cali, uno de los numerales
de una extensa constancia de los concejales de la ANAPO rezaba así:
«Reconocemos la necesidad del cambio de las estructuras sociales y económicas
valientemente preconizadas por el general Ruiz Novoa, y declaramos que ese
planteamiento corresponde a la tesis que estamos defendiendo cuya ejecución
se requiere angustiosamente para el bien de la República»92.
91
Anales del Congreso, agosto 20 de 1964, p. 891.
92
Libro de Actas del Concejo de Cali. Acta No. 1. Sesión demstalación del díaprimero denoviembre
de 1964. Constancia.
91
La Nota, septiembre 25 de 1964, p. 6.
94
Véase «De Gaulle busca Tercera Fuerza». Eh: El Espectador, septiembre 23 de 1964, p. 4,
45
copa por el futuro de España y la ventura personal del general De Gaulle y su
ilustre comitiva»95.
La Nueva Prensa declaró que «Valencia no puede ser presidente sino de un
país condenado al más anacrónico, absurdo y antinacional de los sistemas
políticos»96. La Nota, que venía pidiendo la renuncia de Valencia, no
desaprovechó la oportunidad para escribir: «En sus manos, general Ruiz Novoa,
está la suerte de Colombia. Un paso al frente y se liquidará este gobierno
indigno que repudian los colombianos. Valencia no merece respeto ni
consideración porque ha atentado contra el prestigio de Colombia»97. Los
Representantes anapistas encabezados por Rodolfo García Garda aprovecharon
la oportunidad para adelantar desde el Parlamento un debate que exigía un
Juicio al presidente. Según García García lo ocurrido en Palacio no había sido
un «lapsus linguae» del presidente, sino una confusión de ideas proveniente
del permanente estado ebrio en que vivía Valencia. «La embriaguez habitual.
Honorables Representantes, decía el dirigente anapista, conlleva directa y
fatalmente a la incapacidad total para el ejercicio del mando. Cómo es posible
que después de los episodios sucedidos cuando el general De Gaulle vino a
Colombia, no hubiera el Senado de la República entrado a estudiar detenida y
patrióticamente la situación presidencial?» Y más adelante agregaba: «Ese
mismo día ha debido caer el presidente Valencia»98.
95
Véase texto de los discursos en: El Espectador, septiembre 24de 1964., p. 10A
96
La Nueva Prensa, No. 124 octubre 7 de 1964,p. 22.
97
Véase La Nota, octubre 2 de 1964, p. 1 y 4.
98
García García Rodolfo. Intervención en la Sesión del 15 de Octubre de 1964 para sustentar
proposición y responder a acusaciones de! Presidente Valencia Véase; Anales del Congreso. Diciembre
16del964,p. 2211.
46
Finalmente, en la agonía de 1964 un grupo de simpatizantes del general Ruiz
inscribieron su candidatura a la presidencia de la República en la ciudad de
Cali. Un mes después, un Comité Civil acompañado por unas doscientas
personas, hicieron lo propio en la ciudad de Ocaña". Mientras tanto, la presencia
de Ruiz en el establecimiento, su imagen de hombre fuerte al mando de las
Fuerzas Armadas y sus cotidianas intervenciones en la vida pública del país,
coadyuvaron a propagar por cielo y tierra, la especie de un próximo e inminente
golpe de estado. Así, 1964 terminaba con la amenaza de una huelga general
para los comienzos de 1965100.
99
Véase El Siglo, enero 25 del 965, p. 1.
100
En una de las sesiones del Concejo de Barranquilla a fmales de 1964, el concejal de la ANAPO
Claudio Urruohurtu pidió la palabra para anunciar que «.. Dentro de pocas horas tendremos un nuevo
gobierno dirigidopor el General Rojas Pinilla y Revéiz Pizarro». Véase Libro de Actas del Concejo de
Barranquilla 1964-1966.
IOI véase Plataforma de Alianza Nacional Popular ANAPO. En: Alianza Popular. Periódico del
pueblo. Edición especial. Bogotá, jueves 27 de enero de 1966. Más que de una plataforma, se trataba
de un extenso y explicativo programa al estilo de los densos documentos que distinguían a los partidos
doctrinarios Entre los programaspolíticos que circularon entonces, sólo se le igualarían por su volumen
y contenido la Plataforma del MRL de 1961 y el programa de los comunistas de 1966. La nueva
plataforma del anapismo estaba compuesta de una pequeña introducción y 24 considerandos a saber:
Antecedentes, Alianza Nacional Popular y las consecuencias del Frente Nacional; Columnas
fundamentales de Alianza Nacional Popular: Alianza Nacional Popular, los partidos y las hegemonías;
47
La agudización de los conflictos sociales, el prematuro envejecimiento del
nuevo orden, la caótica situación de la población en general, crearon condiciones
propicias para que el discurso político de los anapistas ganara espacio. Ahora
sonarían de otra manera aseveraciones del siguiente tenor: «A partir del 10 de
mayo de 1957, los grupos económicos de presión se apoderaron del Estado y
comenzó a desarrollarse en su plenitud la operación de poner a un país entero
a trabajar para enriquecer más a las minorías ávidas de lucro. Los grandes
negocios hicieron las más mostruosas utilidades rápidamente y el pueblo
colombiano fue sometido, a la vez que a una explotación ilimitada, al abandono
físico y moral»102.
los poderes públicos y los problemas nacionales; Alianza Nacional Popular y la libertad de prensa; el
negociado Eduardo Santos-Standard Oil Company; Alianza Nacional Popular y el costo de la vida;
nacionalización de importaciones; nacionalización del Banco de la República; Alianza Nacional Popular
y el comercio exterior; la salud y la educación del pueblo; vivienda y reforma urbana; campesinos,
tierra, reforma agraria; trabajadores y capitales; equilibrio presupuesta! y arbitrios rentísticos; burocracia
y carrera administrativa, las fuerzas armadas, nacionalización de las riquezas del subsuelo; Flota
Mercante Grancolombiana; Ecopetrol y Acerías Paz del Rio; La Universidad; Síntesis; una dinámica
indispensable. Las vías revolucionarias.
lra
Véase folleto de la «Plataforma de Alianza Nacional Popular», p.3.
IM
Para este tipo de análisis nos hemos guiado por la metodología que sugiere Eliseo Veron en su
trabajo: La Palabra Adversativa. Observaciones sobre la enunciación política. En: Veron E. y otros. El
Discurso Político. Lenguaje y acontecimientos. Buenos Aires, Librería Hachetle, 1987, p. 13-26.
48
alzatista de la «Reconquista». La impronta del anapismo estaba en la valoración
que daban sus ideólogos al gobierno presidido por el general Rojas, como un
régimen de realizaciones populares y lo que significaba el general como médium
de ambos imaginarios latentes todavía en la sociedad colombiana. Conscientes
de la pertenencia partidista del colombiano, el nuevo documento no se arriesgó
a convocar filiaciones distintas a las liberales y conservadoras. Los redactores
no creyeron necesario ir más allá de los capitales axiológicos de las
colectividades tradicionales. Si bien el documento señalaba que la Alianza
Nacional Popular se levantaba sobre tres columnas fundamentales: Colombia,
como fundamento y finalidad de su lucha, la Doctrina Social de la Iglesia de
Cristo y el Hombre colombiano; al mismo tiempo afirmaba que sobre esas tres
columnas se habían sostenido también a través de los tiempos las dos
colectividades colombianas. En este sentido, casi en igual número de referencias,
el nacionalismo se destaca entre las apelaciones del documento.
49
de programa de gobierno. Mientras en 1961, los programas apuntaban a
presentar propuestas de soluciones, entre 1964 y 1966, los ideólogos anapistas
analizan los problemas, los ponderan. No se trata ahora de simples enunciados.
Los problemas aparecen de manera jerarquizada; en un primer lugar, destacan
los problemas ocasionados por el alto costo de la vida y los efectos sociales del
crecimiento demográfico. Afirman que «el hambre y la carestía, cada vez
mayores, continuarán golpeando al pueblo colombiano mientras el Frente
Nacional continúe en el poder». El incremento de la población y su
desplazamiento a unos centros urbanos no preparados para su absorción
ocasiona problemas como: la falta de vivienda, de servicios de salud, el auge
de la violencia, las enfermedades, la pobreza, la falta de educación, el desempleo,
etc. Todos de posible solución en corto tiempo, sostienen, si existiera voluntad
de los gobernantes para ello.
Empero, las soluciones tenían que ser propias, ajenas de las ideologías
importadas de corte comunista o capitalista. La plataforma considera como
obstáculo para «el fortalecimiento de la nación» y como aliciente de la «tragedia
colectiva», la presión que sobre la economía y la política nacional ejercen «los
monopolios extranjeros en convivencia con leguleyos nacionales». La solución
a éste y al resto de los problemas nacionales era el nacionalismo; en otras
palabras, la realización de un programa nacionalista. Para ello proponen
establecer estrechos vínculos entre el Estado, como «conductor de la
nacionalidad» y el pueblo que, como colectivo, significaba parala ANAPO la
misma «patria».
Para la solución de los problemas graves del país, la plataforma anapista lanzó
al mercado de las propuestas una política nacionalista desde el Estado:
nacionalización de las importaciones, del Banco de la República y de las
riquezas del subsuelo. Afirmaba el documento, que en el país se había venido
creando desde hacía muchos años una clase importadora, la cual se había
constituido a la vez en uno de los pilares más poderosos de ia oligarquía, que
disponía de las divisas del país y traían con ellas la maquinaria, los elementos
de consumo que no se producían en Colombia: materias primas, material
rodante, abonos, semillas, insecticidas, tractores, etc. Según los ideólogos
anapistas, las casas importadoras se habían transformado «en tenebrosos antros
de usura, acaparamiento y especulación». Por ello, consideraban que en el
50
estado actual de la economía colombiana, nacionalizar las importaciones era
la condición básica para que el costo de la vida bajara.104
Declarando que «toda familia colombiana tiene derecho a poseer casa propia»,
sostuvo que ningún plan eficaz de vivienda podía limitarse a resolver las
necesidades del momento en que se elaborara, sino en prever el futuro con
«índices aumentativos de la población». Los anapistas vieron en la
reestructuración de la política comercial, la solución al problema de la
incapacidad del país para financiar los planes de vivienda. Partiendo de su
propuesta de propiciar y establecer relaciones comerciales con todos los países
del mundo, los anapistas vislumbraron la posibilidad de obtener recursos
monetarios, materiales y máquinas para la construcción de viviendas, a través
del capital europeo y mediante pactos de trueque y tratados de compensación
con los países del Este106. Habló la plataforma de expropiar latifundios urbanos
y de controlar los arrendamientos mientras no se resolviera el problema de la
vivienda.
104
Véase Plataforma de la Alianza Nacional Popular, Op. dt,p. 14.
105
Ibid. p. 15.
"*• Ibid.
51
La ANAPO llevó su pragmatismo político a sus propuestas sobre reforma
agraria. Defendió el derecho a la propiedad privada para diferenciarse de
movimientos ubicados a su izquierda y rechazó la riqueza mal adquirida o mal
heredada para no ser identificada con los partidos tradicionales. Anotó la
plataforma que el objetivo de la reforma agraria que proponían los ideólogos
anapistas, era «el aumento de la riqueza agrícola». Para tal efecto señaló la
necesidad de poner en producción las tierras sin cultivo existentes en el país.
Con esto, se abastecería el mercado interno y se crearían nuevas fuentes de
divisas. La propuesta se sintetizaba en la realización de planes de producción
intensiva en grandes zonas de labores mediante la utilización de maquinaria
moderna. «La competencia en el mercado internacional -leemos en el
documento- impone el abaratamiento en los costos de producción para lo cual
es necesario la maquinaria agrícola moderna, el cultivo de extensas zonas de
terreno y el crédito conveniente y oportuno, y principalmente la ayuda eficaz
del gobierno, para estimular y defender el trabajo»107.
Ibidp. is
Ibiip. 18
52
industrial; 3o. Poder y capacidad de negociación en el concierto internacional,
al tener absoluto control sobre las riquezas del subsuelo; y 4o. Facilidades de
transporte en la actividad comercial con otros países.
53
podría defender eficazmente su «territorio» y «soberanía». El documento
propone entonces la capacitación de los oficiales en centros extranjeros y el
ascenso de los suboficiales hasta la jerarquía de capitán.
109
Ibid. p. 15.
54
transportadores», a «los agricultores», a «los ganaderos» y a «los capitalistas
con sensibilidad social». Es nueva también la alusión a grupos sociales en
quienes la agrupación esperaba encontrar eco a sus planteamientos relacionados
con el desarrollo y el progreso: «los hombres de ciencia», «los escritores», «los
médicos», «los ingenieros», «los botánicos», «los economistas», «los expertos
en finanzas», y «los artistas e intelectuales». El discurso llamaba no a la
universidad sino a «los universitarios», no a las Fuerzas Armadas sino a «los
militares», no a la Iglesia sino a «los sacerdotes de ciudad», y a «los curas de
aldea», para la construcción del Estado nacionalista. Sostenían los anapistas
en la plataforma, que las Instituciones oficiales habían perdido su verdadera
orientación. En cambio ponía sus esperanzas en las bases de tales instituciones
para crear «la nueva conciencia social». Por último, convocaron los anapistas
a «los trabajadores», «los empleados», «la clase trabajadora», «la clase media»
y «el consumidor», al igual que a «los obreros», a «los campesinos», y en
general a «las muchedumbres urbanas y campesinas», etc.
Ibid. p. 34.
55
El documento principal del Movimiento anapista, sin embargo, dejaba
premonitoriamente escrito el camino por el cual continuaría su ascenso al poder:
«Solamente en el caso de que falle este tipo de lucha debido a la presión del
Estado gendarme contra el inerme ejército de los humildes y a la indigna
complicidad nacional, tendría que optarse por recurrir a la variante civil de las
elecciones populares pero haciendo de ellas un episodio beligerante de nuestra
batalla sin concepción alguna a quienes se han valido de esos tramposos medios
para escamotear la voluntad nacional. Que si llegamos a ese extremo,
defendamos nuestro derecho y nuestra opinión electoral como se defienden
todas las cosas trascendentales: la vida, el pan, la paz»111.
111
Ibid, p. 35.
56
LA LUCHA POLÍTICA DE LOS MOVIMIENTOS
DE LA OPOSICIÓN DURANTE 1965
57
artículos de primera necesidad; desarrollo económico mediante un adecuado
planeamiento industrial para crear mayores fuentes de empleo; aumento de los
programas de vivienda, mejores condiciones salariales, etc.3.
En realidad, no era claro lo que pasaba en el país. De un día para otro las calles
de las ciudades amanecieron empapeladas con carteles cuyo texto decía: «El
País exige orden, progreso, desarrollo. Ruiz Novoa es la solución»6. Un am-
plio grupo de intelectuales entre quienes figuraban los ideólogos de la Línea
Dura del MRL, de LNP y de algunos anapistas como el barranquillero Rafael
Camerano, hicieron un «llamamiento a la Nación» pidiendo la constitución de
Comités de Salvación Pública en todas las ciudades y veredas del país «dis-
58
puestos a encarar la situación y hacerse cargo de las responsabilidades que los
próximos días habrán de depositar en manos de los patriotas de verdad que
quieran rescatar las virtudes y valores postrados, establecer la justicia, crear el
nuevo orden y hacer respetar nuestra condición de pueblo libre y soberano»7.
El documento sin apartarse de los problemas que preocupaban a los trabajado-
res afiliados a la UTC: la devaluación, el impuesto a las ventas, la especula-
ción; el enriquecimiento sin causa, el alza escandalosa del costo de la vida, le
imprime al llamamiento el rasgo nacionalista característico de sus firmantes:
«El capital extranjero, en contubernio con la oligarquía criolla está devorando
la industria nacional, producto del esfuerzo, del trabajo y de la inteligencia de
los colombianos, y con este fenómeno se están extinguiendo los últimos rasgos
de nuestra soberanía, se están borrando definitivamente nuestras fronteras eco-
nómicas, se está aniquilando nuestra libertad y se nos está haciendo soportar
la más triste y humillante condición de colonia sumisa...»8. Muchos años des-
pués, Ramiro De La Espriella, viejo dirigente de la Línea Dura del MRL,
escribía en la introducción a una entrevista que le hiciera a su excompañero
Alvaro Uribe Rueda ; «En alguna ocasión fuimos nosotros conspiradores con
un alto general de la República. Y no por culpa nuestra sino de él, del general,
no llegamos al poder. La situación del país en aquella época a que me refiero
era particularmente grave y desastrosa para el interés nacional...»9.
Así las cosas, por separado y con éxito, el ejecutivo empezó a negociar las
reivindicaciones de los trabajadores. El viernes 22 de enero, la CTC, después
de expulsar a los dirigentes que apoyaban el movimiento cívico nacional, se
retiró del paro. Argüyeron sus directivos la medida, señalando que el descon-
tento general había sido canalizado, utilizado y aprovechado por organizacio-
nes del comunismo internacional y la extrema derecha para llevar a cabo un
golpe de Estado. Los concejales anapistas de Barranquilla que venían siguiendo
paso a paso la evolución de los acontecimientos en la capital del país, se indig-
naron por lo que ellos denominaron la traición del presidente de la CTC José
Raquel Mercado. El líder popular Claudio Urruchurtu y Torregroza propuso
ante sus compañeros de cabildo un proyecto de resolución por medio del cual
condenaba la conducta del mencionado presidente de la CTC y llamaba a no
desmayar en la preparación del paro10.
La UTC, en efecto, sostuvo la orden de paro hasta la víspera del día señalado.
Pero finalmente, los dirigentes utecistas y los comisionados del gobierno fir-
7
Véase La Nueva Prensa, enero 23 de 1965 p.30-31 El llamamiento que sepublicó en éste órgano
y apareció además en carteles por todo el país, pedía el apoyo de los colombianos al paro del 25 de
enero.
8
Ibid. p. 30.
' Espriella Ramiro De La. La Baraja Incompleta y por fuera de la baraja. Bogotá, ed. Durbv, 1959
p. 43,
10
Libro de Actas del Concejo de Barranquilla, enero de 1965, p. 112-113
59
marón un acuerdo para formar un comité técnico integrado por expertos y
trabajadores para la elaboración de anteproyectos de carácter social y económico.
El segundo numeral del acuerdo rezaba: «El gobierno procederá a elaborar y a
expedir dentro de sus facultades los decretos y medidas administrativos nece-
sarios para resolver las solicitudes formuladas por las organizaciones sindica-
les que el gobierno ha estimado razonables y convenientes, tales como la re-
glamentación del impuesto a las ventas para impedir su incidencia directa
sobre la producción de alimentos, drogas y textos escolares que están exclui-
dos del gravamen; la aceleración de la revisión que se viene adelantando del
arancel aduanero, especialmente en lo tocante a los equipos automotor y agrí-
cola; reorganización de los Seguros Sociales; reestructuración de los organis-
mos de control de precios con el criterio de dar participación a voceros del
trabajo en la formulación de la política de precios; participación equilibrada
del sector del trabajo en relación con el sector empresarial en los organismos
del Estado que ejecutan políticas sociales y económicas; incremento efectivo
de la acción cooperativa»11. Así, con simples promesas, melancólicamente ter-
minaba el primer intento de la década por organizar una huelga general. Aun-
que fallida, la preparación del paro demostró que se vivía un proceso de re-
agrupación de ¡a clase obrera.
Los gremios económicos y la gran prensa saludaron con efusión el nuevo paso
de Valencia. Tanto en declaraciones de la época como en entrevista realizada
con el General en agosto de 1992, Ruiz sostuvo que su salida tuvo que ver con
las acusaciones que contra él habían hecho los oficiales Rebeiz Pizarro y Gerardo
Ayerbe. Según anotaba el exministro a la prensa de entonces, los citados Ofi-
60
dales concluyeron de algunas intervenciones suyas, que él pretendía capitali-
zar el movimiento huelguístico a su favor.
14
Véase texto completo del discurso pronunciado en esa oportunidad por el Genera! Ruiz en: La
Nueva Prensa No, 127, enero 23 de 1965,p. 60.
15
Véase «La Clave de Rojas» en: La Nueva Prensa. No. 129, febrero 26 de 1965, p. 28.
16
Citado por Voi Proletaria, febrero 11 de 1965, p. 5.
17
Ibid.
61
colombianos, sin rechazar la cooperación extranjera y defendió la participa-
ción de los obreros y empleados de las ganancias de los establecimientos don-
de trabajaran. Sostenía que de esa manera se convertirían en accionistas y se
evitarían los conflictos sociales. Para Rojas, el gobierno debería fiscalizar las
relaciones obrero-patronales «con severo criterio de Justicia social»18
18
Ibid.
" La dirección del periódico estaba integrada así: Julián Devis Echandía, Director; Amaldo Valen-
cia Contó, Director Ejecutivo; Milvio de la Hoz y Gustavo Vieco, Jefes de Redacción.
20
Intervención de Urruchurtu con motivo del estreno de nuevos equipos para el periódico. Véase El
Nacional, 29 de mayo de 1965, p.l.
62
tica a nivel nacional, el anapismo contó con ideólogos y con gente del común
dispuesta a seguir y defender sus postulados.
21
El Nadonal, mayo 13 de 1965, p. 4.
22
Ibid.
23
Osear Alonso Villegas escribía con frecuencia en laspáginas editoriales de El Nadonal una columna
que se denominaba: «Vientos del Sur». Véase edición del primero de abril de 1965, p. 4.
63
En sus escritos invitaba a la comparación de los dos períodos. Puestas así las
cosas, llamaba a la gente del común a escoger entre Carlos Lleras Restrepo,
«el más distinguido de los enemigos del pueblo» y Gustavo Rojas Pinilla, «el
mártir del Estado» y «el caudillo de los desposeídos». Hacía conciencia entre
los barranquilleros de la importancia de rescatar el poder para el pueblo. Les
recordaba el gobierno del general como la época de las vacas gordas, como el
tiempo de la abundancia. En cambio de los adversarios manifestaba: «Nadie
tiene que hacer esfuerzo alguno, para saber que la situación de hambre, de
miseria y de abandono en que está el pueblo colombiano, es obra exclusiva de
los caciques, de los amos y de los electoreros que crearon el fantasma del
Frente Nacional para hacer millonarios a los mismos explotadores y para cerrarle
al pueblo los derechos de aspirar al poder como una patriótica conquista para
su propia salvación»24.
Los aniversarios del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán que año tras año
conmemoraban los anapistas, no estaban sobrecargados de dramáticas
lamentaciones. Todo lo contrario, era corriente escuchar en labios del anapista
que llevaba la voz del Movimiento, lo que en su columna escribiera Villegas:
«Gaitán está bajo tierra, pero sus enseñanzas y sus programas, están caminando
por todos los pueblos de Colombia»; «...este pueblo barranquillero no olvidará
que las banderas de Gaitán están flameando orgullosas por todos los caminos
de la Patria y sabe qué manos las llevan como símbolo del triunfo del pueblo
en las elecciones de marzo y mayo próximo»25.
Sin embargo, la ANAPO tendría que esperar un poco más para consolidar su
ala liberal. Mientras tanto, un considerable número de futuros anapistas se
verán atraídos por el Movimiento Democrático Nacional (MDN), fundado por
!a gente de La Nueva Prensa, el general Roberto Torres Quintero y el dirigente
liberal Hernando Echeverry Mejia, promotores todos de la candidatura a la
Presidencia de la República del exministro de Guerra, general Alberto Ruiz
Novoa.
54
del pueblo, armado e inerme, por fuera de los partidos políticos tradicionales,
que buscara el cambio de estructuras que tantos han predicado pero que ninguno
ha efectuado, devolvería a los muchos lo que unos pocos les han arrebatado y
habría más justicia y más igualdad»26. El doctor Abad se refirió a la necesidad
de una nueva tuerza en el país. Le informó al Ministro que en los lugares
aparentemente más disímiles, en la universidad y en el agro, en los barrios de
las ciudades y en las fondas camineras, en los hogares y en los lugares de
reunión del público, se estaba gestando «un movimiento nacional»27.
26
Véase el texto completo del discurso de Abad Gómez en; La Nueva Prensa, No. 127, enero de
1965,p. 55.
11
Ibid.
28
De la Espriella Ramiro. El Colapso de los partidos y la creación -en la lucha- de un nuevo
movimiento. En: La Nueva Prensa, No. 127, enero 23 de 1965. p. 14.
29
Ibid. p. 14
65
clases parasitarias: especuladores, usureros, propietarios ausentistas,
intermediarios influyentes, bolsistas con agallas, propietarios urbanos de tierra,
latifundistas ociosos, contrabandistas de capitales, negociantes de la educación,
etc. 2o. Realizar las verdaderas reformas urbana, agraria y del Estado como
organizador de la producción.30.
,0
Ibid.
" Ibidp. 15.
32
Véase texto completo de la entrevista en: Ruiz Novoa A. El Oran Desafío. Bogotá, ed. Tercer
Mundo, 1965,p.ll9-131.
66
en la cabeza de liberales (Ruiz, uno de ellos), que como los rojistas llegaron a
considerar casi imposible llegar al poder por los canales democráticos. Mientras
que el anapismo renuncia al golpismo ante el evidente crecimiento electoral
registrado en los logros de la campaña de 1964, los emerrelistas, en particular
los de la Línea Dura, viendo disminuidos significativamente sus votos en las
mismas elecciones, incapaces, decidieron acudir al cuartelazo.
Aunque despojado del uniforme, a Ruiz se le seguia viendo ligado a las Fuerzas
Armadas. A la pregunta que le hicieron los reporteros de Caracol de cómo
llevar a cabo el cambio de las estructuras, el exministro respondió: «haciéndolo».
Esta afirmación lo colocaba en el mismo universo de las concepciones políticas
de la gente de la Línea Dura. Esa promesa de realizar inmediatamente las
reformas, lo colocaba también cerca del discurso del general Rojas. Pero lo
más importante era que lo colocaba cerca de las masas pobres que llegaban a la
ciudad provenientes del campo, cerca de la clase media lesionada por el proceso
de concentración de la economía y cerca ante todo de los colombianos ausentes
de la vida política del país.
Ibid. p. 131.
Véase La Nueva Prensa, No. 128,febrero9 de 1965,p. 18.
La Nueva Prensa. No. 128. febrero 9 de 1965, p. 27.
67
sobre la conciencia ciudadana. Se puede crear el organismo político necesario
para entrenar la militancia de la oposición. Se pueden estrechar los lazos de
unión entre los distintos grupos identificados con el objetivo común. Se pueden
disciplinar las masas con miras a la acción conjunta. Se puede demostrar la
existencia de una fuerza política multitudinaria capaz de respaldar en un
momento dado las decisiones de sus dirigentes y de correr sus riesgos. Se
puede, en fin, crear un clima social, penetrado de intrepidez y dinamismo, que
se adelante a la culminación del proceso electoral, lo haga innecesario en un
momento dado, lo supere y lo rebase»36. De la Espriella concluyó su posición
ante el fenómeno Ruiz Novoa manifestando que lo que le imprimía respeto a
un movimiento político era «su fuerza explosiva de reacción en cadena»37. Los
editores de LNP a su vez aclararon que el nuevo movimiento debería ser
«aluvional» y no una corriente política más. Es decir estaban de acuerdo con
De la Espriella en que la nueva agrupación no tenía porqué entrar en discusiones
de tipo político con las otras corrientes en que estaba dividida la oposición en
el país. El Movimiento «moderno» que la gente de LNP tenía en mente debería
ser caudillista con una ligera participación de un Estado Mayor integrado por
gente distinta, como Ruiz, y de la vieja clase política colombiana. La clase
media, entre tanto sería el núcleo social por excelencia bajo la cual correría la
responsabilidad de la dirección del Movimiento. Las masas populares se tendrían
en cuenta claro, como «inspiración popular y nacional»38, empero, la vanguardia
estaría en los profesionales y los universitarios.
56
De la Espriella Ramiro. Ante Ruiz Novoa. En: La Nueva Prensa, No. 129 febrero 26 de 1965p.
18.
" Ibid.
,8
La Nueva Prensa, No. 129, febrero 26 de 1965,p. 28.
68
allí los periodistas de provincia y de la capital que luchaban contra el monopolio
de la gran prensa.
Fue en esa ocasión cuando Ruiz habló del Gran Desafío. El desafío de la
generosidad contra el egoísmo, de llevar a cabo con abnegación y espíritu de
sacrificio una lucha definitiva, de organizar una sociedad basada en el bien
común. Pidió a todos los colombianos, cual Rojas Pinilla, que juraran con él,
ante Dios cumplir con el propósito nacional de la implantación en el país de la
justicia social. Ruiz no mencionaba a los Estados Unidos, Ni para bien ni para
mal. Aunque lo de «Gran desafío» era un giro extraído de algunas lecturas que
hacía el exministro de economistas norteamericanos como Walter W. Rostow
y Robert L. Heibroner. Este último, había escrito el libro «El Gran Ascenso»
donde recomendaba algunos pasos necesarios para salir del subdesarrollo. El
nacionalismo de Ruiz difería del nacionalismo de uno de los sectores que con
mayor entusiasmo le acompañaban, del sector de la Línea Dura del MRL. Para
éste el antiimperialismo y en particular el antinorteamericanismo era un
componente esencial en su doctrina nacionalista. En otras palabras, su
identificación con Ruiz estaba en las formas de concebir el nacionalismo en lo
interno. La opresión de la que habló el homenajeado era nacional, los
monopolios que vituperó eran criollos, en fin, el yugo que sufrían los
colombianos tenía su origen en la insensibilidad de las clases dominantes del
país. La opresión y la explotación foránea no ocuparon ningún lugar en la
peroración del nuevo caudillo de los nacionalistas. En el esquema del nuevo
candidato, la solución a los problemas sociales descansaba como el mismo lo
enunciara «en una inamovible resolución de vencer todos los obstáculos
representados por el dinero de los potentados; por la acción de quienes quieran
emplear el poder público para ponerlo al servicio de los intereses exclusivistas
y por la hostilidad de los grupos de presión que aplican el bloqueo económico
para reducir a quienes desean liberar al país del régimen de los privilegios»39
69
Ruiz dirigió su voz a los marginados de la vida pública, a los abstencionistas.
Les habló de la importancia de intervenir en la política para lograr con su
ayuda producir el cambio de las estructuras. Les pidió contribuir material y
espiritualmente, hablando con el pueblo. Les dijo que de no hacerlo serían
responsables por omisión de las desgracias por venir.
40
Ibid. p. 144.
70
vivía Egipto antes de su liberación nacional»41. De todas las personalidades de
los países del Tercer Mundo que se encontraban por ese momento en el poder,
Nasser era quien más se acomodaba a los intereses de los nacionalistas
colombianos. Sobre él recaía la mayor parte de la información que semana a
semana LNP daba a los colombianos acerca de los aciertos de los gobiernos
nacionalistas en el mundo42. A los nacionalistas colombianos les complacía
destacar los aspectos de la vida de Nasser que lo caracterizaban como un hombre
de acción. Les resultaba interesante resaltar su procedencia de clase media
baja y la manera como desde allí había logrado ascender a la oficialidad del
ejército de su país. Considerándolo «Prototipo del patriota de los tiempos
nuevos», LNP divulgaba con pasión, detalle a detalle, el ritmo acelerado que
Nasser le había dadop a la solución de los males de su país: salubridad y
seguridad social, educación, reforma agraria, etc. Destacaba la manera como
se había efectuado bajo la dirección de Nasser la construcción de la represa de
Asuán como tarea indispensable para aumentar la extensión de los suelos
cultivables del país y como propósito nacional que evocaba en el pueblo egipcio
los gloriosos tiempos del antiguo imperio. Los editores de la revista mostraron
a los colombianos las vicisitudes por las que tuvo que pasar el pueblo egipcio
para construir la represa ante la negativa de los Estados Unidos y demás
potencias occidentales de concederle los créditos necesarios para su realización.
Por último, resaltó el semanario las convicciones que llevaron a Nasser a
nacionalizar el Canal de Suez y la manera como enfrentó junto con su pueblo
la arremetida de los enemigos externos a tal medida. Empero, aunque los
círculos nacionalistas colombianos ponían de relieve «la cadena inexorable de
hechos» que producía el gobierno militar de Nasser, no podían ocultar los
aspectos de sus convicciones político-sociales que también les llamaba
profundamente la atención. Nasser solía manifestar que su pensamiento se
sostenía en el panarabismo, la cooperación musulmana y la solidaridad africana.
Elementos estos que traídos a suelo colombiano estimularían a la gente de
LNP en la formulación de las tesis sobre la hispanidad que arriba hemos
explicado. El pensamiento de De la Espriella o el de Uribe Rueda colindaba
con tesis nasseristas como las siguientes: «...Nunca he formado un partido
político porque no creo en ellos. Pero en ese momento estaba tratando de escoger
miembros de todos los partidos que, a mi juicio, se preocupaban ante todo por
los intereses del pueblo (...) Tenía conciencia de los peligros que para Egipto
representaba el comunismo. Pero estos peligros solo podían afrontarse elevando
el nivel de vida de la población y logrando la estabilidad en vez de servilismo
41
«(La Verdad sobre Nasser y la R.AU.» En: La Nueva Prensa, No. 130, marzo 16 de 1965
(separata).
42
Destacamos algunos artículos: La Gran Estrategia de La Revolución Árabe. No. 28, 1961; La
tentación Nasserista. No. 57, 1962; Nasserismo en América Latina. No. 57, 1962; Sobre
Nacionalizaciones en Egipto No 63,1962; El poderío de la Revolución Árabe. No. 66 1962; Í0Años
de Revolución en Egipto. No. 103,1964; La Verdad sobre Nasser y la R.AU. No. 130,1965; Nasser
Patriota de los Tiempos Nuevos. No. 131,1965,
71
en una nación a la que durante tan largo tiempo se privara de inspiración
propia»43.
" Citas tomadas de La Nueva Prensa, No. 130, marzo 16 de 1965 Separata p. X-XI. Es bueno
anotar que el Senador Alvaro Uribe Rueda fue recibido personalmentepor Nasser en su visita a Egipto
a comienzos de 1965. Uribe se entrevistó con los más importantes funcionarios de ese gobierno.
14
Véase El Nadonal, abril 26 de 1965 p. 2. Más adelante, cuando el General Ruiz disolvió el
MDN, los Demócratas-cristianos se negaron a seguirlo acompañando, al tiempo que ratificaron su
decisión de continuar «a la vanguardia de una auténtica revolución social, que garantice a las clases
populares de Colombia su acceso al poder, a las riquezas y a la cultura». Véase El Nacional, mayo 14
de 1965,p. 1 y 2.
45
Consigna que años después tuviera tanto que ver con el triunfo electoral del candidato conservador
Belisario Betancur.
46
VéasetextocompletodeldiscursodeRuizenLaNuevaPrensa.No. 132,abril de 1965,p.63-72.
72
La perorata con la que Ruiz Novoa terminó su intervención en la capital
santandereana, despejó cualquier duda sobre la decisión del exministro de
jugárselas todas: «Quiero desde mi querida ciudad de Bucaramanga, proclamar
a la faz de la nación que estoy dispuesto, como lo están todos los que
pertenecemos al Movimiento Democrático Nacional a llevar esta lucha, que es
la lucha del pueblo colombiano, hasta sus últimas consecuencias»47.
Abril y mayo fueron los meses de mayor actividad política durante 1965.
Viviendo el momento cumbre de su historia el MDN desarrolló una intensa
labor proselitista.
María Eugenia y la plana mayor del anapismo encabezaron desde Bogotá una
caravana de vehículos a la que se adhirieron delegaciones de los municipios
por donde pasaban. El conservatismo del norte del Departamento del Valle en
47
Ibid. p. 72.
48
El Nadonal, mayo 8 de 1965, p. 1.
49
El Tiempo, mayo 9 de 1965, p.23.
73
pleno participó en la caravana, la cual se uniría horas después con el desfile
que había salido a recibir a Rojas y a su comitiva que había llegado por aire a
Cali. El general hizo su entrada a la ciudad subido en una volqueta que
difícilmente pudo movilizarse, durante hora y media, por las principales calles
de la capital vallecaucana. Los manifestantes se tomaron la Plaza de Caicedo,
ubicada en pleno centro de la ciudad y que había sido vedada para el anapismo
por las autoridades, pero continuaron hacia el Parque de San Nicolás, sitio
programado para la concentración. La multitud obligó al general a descender
del carro que lo transportaba y con gritos de «Lleras no», «Lleras no» y vivas
a «Rojas» lo llevó en hombros hasta la tribuna, localizada en el segundo piso
de una casona tradicional. Desde abajo los manifestantes pudieron divisar con
claridad la gente que rodeaba al jefe de la ANAPO: los parlamentarios Hernando
Olano Cruz y Arturo Villegas Giraldo, el concejal Elias Salazar García, el
Coronel retirado Víctor Navia y el dirigente de la juventud emerrelista del
Valle y futuro anapista Fabio Pineda. Los líderes anapistas de la región
aprovecharon la oportunidad para proclamar la candidatura de su jefe a la
Presidencia de la República: «Esta tarde -dijo Olano Cruz con su patetismo
característico- proclamamos bajo la clara luz del día al general Rojas Pinilla..
Estamos resueltos a jugarnos la vida en su defensa.. .Esa es nuestra respuesta a
Lleras Restrepo y a Guillermo León Valencia»50. Salazar García, por su parte,
llamó a los caleños a continuar en la lucha «como lo hizo el dirigente cubano
Fidel Castro, andando de brazo con los liberales, comunistas y socialistas»51.
A las 6:30 de la tarde, los manifestantes saludaron el anunció de la intervención
de Rojas, entonando el Himno Nacional. Emocionado, el general empezó su
discurso anunciándole a los caleños su irrevocable decisión de tomarse el poder
por la vía electoral. Precisó, que para llevar a feliz término su nueva estrategia,
era necesario que los anapistas salvaran con su vida el voto «para salvar así
nuestra mayoría». El general propuso rebautizar la Plaza de San Nicolás con
el nombre de la «Plaza de la Reconquista» y llamó a defender el sufragio de
todas las formas: bien aplicando la «dialéctica de los puñales» o recurriendo
incluso a la «revolución sangrienta». «Oídme bien, peroró Rojas, la bandera
de Alianza Nacional Popular tiene en la mitad el color blanco de la paz. Pero
si es menester lo arrancaremos para lanzarnos a la revolución sangrienta. Pero
esperad la corneta que por mi boca y por mis manos daré la orden de empezar
la lucha, e invitar a los hombres, mujeres y niños para empuñar las armas y
tomarnos el poder. Tenemos por delante un enemigo poderoso y por eso yo
estaré esperando el momento de dar la orden»52. Refiriéndose a Ruiz Novoa,
dijo: «Vamos solos con nuestras banderas para llegar al palacio de los presidentes
y recibir el mandato del pueblo. Nosotros respaldamos al exministro de guerra
mientras tuvo las armas para hacer lo que debió hacer. Retirado el general
50
Véanse apartes del discurso de los oradores en la Manifestadón del 8 de mayo en El Espectador,
mayo 9 de 1965, p. 3A Y El Tiempo, mayo 9 de 1965, p. 23.
51
Ibid.
52
El Tiempo, mayo 9 de 1965, p.23.
74
Ruiz Novoa, ANAPO le ha vuelto la espalda porque no era merecedor ya de su
respaldo»53.
75
para que desaparecieran «las circunstancias políticas» que habían hecho
renunciar al candidato57. El Movimiento Independiente Liberal (MIL) aunque
consciente de que se trataba de una patraña, aprovechó la oportunidad para
propiciar un diálogo con todos los matices del partido. Fue en este ambiente,
en medio de declaraciones, comunicados y opiniones sobre el caso Lleras, que
Ruiz Novoa tomó a solas -sin más presión que la de él mismo, según comentaba
27 años después-58 la decisión no sólo de renunciar a su candidatura, sino de
disolver, como si fuera de su propiedad, el MDN, En su carta enviada a la
prensa, Ruiz exhortaba a Alberto Zalamea y a los presidenciables Alvaro Uribe
Rueda y López Michelsen a seguir su ejemplo. La Nueva Prensa que estaba
lista para salir cuando se produjo la defección de Ruiz tan sólo alcanzó a insertar
una carta de rechazo a tal medida. La edición dedicada por completo a Jorge
Eliécer Gaitán y al general Alberto Ruiz Novoa, pretendía sin duda hacer
conciencia en los colombianos de que el segundo realizaría desde el poder El
Plan Gaitán y la Plataforma del Colón enunciados y sustentados por el primero.
Como el MRL de 1960, el MDN incorporaba a sus programas el legado de
Gaitán.
51
El Tiempo, mayo 10 de 1965, p. 24.
58
Entrevista en Bogotá con el General Ruiz el 19 de agosto de 1992.
59
El Movimiento Democrático Nadonal Continúa. Carta de Alberto Zalamea al General Rui/, Novoa.
En: La Nueva Prensa. No. 132 abril de 1965,p.1-3.
76
diversas vertientes ideológicas, pero convencidas de que la Patria puede ser
rescatada del baratillo de los partidos. El Movimiento Democrático Nacional
es en síntesis, el movimiento de la juventud colombiana, el movimiento llamado
a convertirse en el gran Frente Nacional Popular, en la gran Concentración
Patriótica del porvenir»60.
60
Ibid. p. 2.
61
Los nacionalistas de Barranquilla eran: Ángel Palma Júnior, Jaime Tellez Pereira. Alfonso Castro
Bermúdez, Gabriel I^urarte y Jaime Devis Pereira.
62
El MDN eligió un Comité Ejecutivo de Acdón Política integradopor Hernando Edieverri Mejía.
médico antioqueño, expresidente del Concejo de Medellín y expresidenle del Directorio Liberal de
Antioquia; el general Roberto Torres Quintero y Alberto Zalamea. El abogado Libardo Palacios pasó
a dirigir el Comité Central del Norte de Bogotá.
63
Grupo Parlamentario propone unificar oposidón al gobierno. Ver texto completo tu: La Nueva
Prensa, No. 120, julio25 de 1964,p. 17-18.
" Estos parlamentarios se convirtieron tiempo después en una fracdón de avanzada dentro del MRL,
Estaban allí csitre otros: Hernando Garavito Muñoz. Humberto Montañez. Gerardo Bemal y Ernesto
McAllister.
65
Véase Voz Proletaria, septiembre !7p. 5 y septiembre 24 p. 5 de 1964,
77
de «la tierra para quien la trabaja» y se pronunciaban a favor de reformas en
beneficio de los campesinos sin tierra66. Abogaban por la libre autodeterminación
de los pueblos, por el apoyo a la revolución cubana y por derechos iguales para
todos los partidos. El documento definió al MRL como movimiento
antiimperialista. El pronunciamiento de los 26 parlamentarios buscaba rescatar
el carácter revolucionario de sus inicios y abría la posibilidad de una alianza
amplia; ya no insistían como en 1963 en una unión en torno a caudillos sino
en escoger como candidato a un «auténtico representante de las mayorías
laboriosas»67.
Aunque Olano Cruz estuvo de acuerdo con las razones que argüían los
nacionalistas de la Línea Dura para la formación de un bloque de oposición,
su beneplácito no trascendió al movimiento anapista68. A diferencia de sus
pares, la ANAPO no diseñó un plan concreto para unirse con otros grupos de
oposición. Aunque a veces se refería a ella, en realidad no estaba interesada.
Asimiló su confrontación con el nuevo establecimiento como la función natural
de su presencia en la vida política del país. Más tarde, las intervenciones de
Rojas y de Olano Cruz durante el mitin del 8 de mayo en Cali, pusieron de
presente que los anapistas irían solos a las elecciones. Empero, su decidido
enfrentamiento contra las oligarquías, su firme propósito de identificarse con
las angustias populares, la persecución política, asesinatos y torturas que sufrían
los militantes del anapismo y los de los otros grupos de oposición, la defensa
de los derechos humanos y ante todo, el criterio popular del ejercicio de la
política que primaba en ellos, hicieron que se fuera configurando paulatinamente
desde abajo, particularmente desde los Concejos Municipales la unión de la
oposición que otros grupos diseñaban desde arriba. En ciudades como Cali y
Barranquilla, los ediles anapistas y emerrelistas comienzan a desarrollar una
serie de acercamientos y alianzas que serán apenas el inicio de una larga
tradición. En Cali por ejemplo, los emerrelistas López Michelsen y Efrén
Fernández, concejales por la capital vallecaucana, votaron a favor del anapista
conservador Elias Salazar García, para la vicepresidencia de la Corporación
No se trataba de contravenir a la Dirección oficial del liberalismo que había
impartido la orden de no pactar alianzas con grupos distintos a los que
compartían la responsabilidad del Frente Nacional. Fernández, coincidía con
Olano en el sentido de que los cuerpos colegiados no deberían tan solo servir
para presentar proyectos en beneficio de la infraestructura de las ciudades.
Sostenía que los Concejos debían defender los derechos de los ciudadanos,
controversia que también había llevado a cabo el parlamentario anapista
conservador Rodolfo García. Claro, Fernández era más amplio. Si la apelación
a la defensa de los derechos humanos que hacía García tenía que ver
directamente con «el caso Rojas», la del concejal emerrelista se refería a los
78
ciudadanos que luchando por vivienda o por tierra eran perseguidos,
encarcelados, torturados y finalmente asesinados. Además, los emerrelistas y
anapistas caleños apuntaban en sus discursos a los mismos problemas de los
mismos destinatarios: la vivienda, las invasiones de terrenos baldíos en la
ciudad, las persecuciones, la violación de los derechos humanos; el pueblo
humilde, las masas humildes, los desarrapados, los pobres, los paupérrimos.
69
Conformaban la plana mayor del lauroalzatismo: Alvaro Gómez Hurtado, Humberto Silva
Valdivieso, Presidente y vicepresidente respectivamente; el Representante Diego Tovar Concha, los
parlamentarios Aurelio Caí cedo Ayerbe, Hugo Escobar Sierra. Jorge Leyva; los dirigentes Rafael Azula
Barrera, Felio Andrade Manrique, Femando t Maneta Laverde. Darío Hernán Vanegas, Néstor Eduardo
Niño y Alberto Casas Santamaría. Secretario General del Directorio.
™ El 25 de abril El Siglo pubHcó la siguiente advertenda: «El Directorio Nadonal Conservador
previene a los copartidarios y funcionarios públicos en el sentido de que no están obligados a hacer
contribudones económicas en favor del Fondo Pro-candidatura Carlos Lleras Restrepo». Ver edidón
p. 1.
79
Los lauroalzatistas fundamentaron su adversidad hacia la candidatura de Lleras
por considerar que se trataba de «un acto unilateral de una fracción del
liberalismo». En su prensa se le denominó «la candidatura de imposición» y al
igual que los anapistas, emerrelistas, demócratas-cristianos y en general toda
la oposición, van a presentar a Carlos Lleras como el candidato de los gremios
económicos, en una palabra, de la oligarquía. Algunos hombres de este
movimiento llegaron a creer que la opinión colombiana estaba frente a dos
alternativas: llerismo y antillerismo.
Pero, el laureanismo de los últimos días del viejo caudillo no era un grupo
homogéneo. Si bien Alvaro Gómez heredaba en vida de su padre la jefatura de
la fracción, no parecía heredar sus fidelidades políticas. Los planteamientos
del delfín no eran producto de deliberaciones de grupo. Dos días antes de la
muerte de Laureano, hablando para el popular programa radial «Cinco
reporteros y el personaje de la semana», se le ocurrió en el curso de la entrevista
80
proponer convenciones de concejales de los dos partidos como fórmula para
escoger candidato a la presidencia de la república. Hablaba de un acuerdo
político necesario, pero no se le ocurría en qué forma debería llevarse a cabo.
En fin, de todas maneras los seguidores del lauroalzatismo se prendían de sus
conceptos también para expresar los suyos. Asi, empezaron todos a hablar de
«acuerdo nacional», de «nuevo acuerdo entre los partidos».
75
El Espectador, julio 10 de 1965, p. 2A
76
Ibid.
El editorialista del periódico del Movimiento, escribía al respecto: « Por contraposidón al Frente
Nadonal, partido de la oUgarquía hemos propuesto el Frente Unido, Movimiento de masas que aglutine
al pueblo colombiano y le sirva de instrumento político en su lucha por la conquista del poder. Por eso
lo hemos llamado «Frente Unido del Pueblo». Porque queremos que en él se unan todos los trabajadores,
todos los hombres pobres y los que, sin serlo se solidaricen con su angustia, identificados todos en el
propósito común de arrebatar el poder a la oligarquía que hoy lo detenta. Véase El Frente Unido,
noviembre 12 de 1965,p. 8.
lo hicieron los poderosos ? ¿Por qué lo quemaron?, ¿Donde está el pan que la
misma palabra de Dios anunció a los hombres en el Génesis como ganados
con el sudor de la frente ?, ¿Por qué se ha desatado en Colombia tan espantosa
ola de delincuencia, jamás conocida en ningún país del mundo?, ¿Por qué
están cerrados todos los caminos de las oportunidades para el pueblo y sólo
hay en Colombia una ancha senda tapizada de damascos por donde pasan los
pocos elegidos del actual sistema de gobierno?78. Habían sido precisamente los
anapistas, con Rojas a la cabeza, los más interesados en el país en la difusión
de los contenidos populares y democráticos de las encíclicas papales.
Recordemos que fue el rojista José María Nieto quien, desde la caída de Rojas
Pinilla, se puso al frente de los dogmas cristianos cuando consideró que el
respaldo de la jerarquía eclesiástica colombiana al establecimiento del Frente
Nacional, constituía una traición a la Iglesia. Pero ahora lo hacían de lleno los
mismos sacerdotes. Porque no se trataba sólo de Camilo. Desde sus orígenes,
en las filas del anapismo estaban alineados una serie de sacerdotes que veían
en el Movimiento de Rojas la posibilidad de predicar el cristianismo popular.
82
problemas políticos del país. A su vez, los dos sacerdotes, demostraban con
sus comportamientos, que el bajo clero podía y debía intervenir en política.»No
toleramos seguir siendo esclavos de ciertos prejuicios, de ciertas ideas y de una
religión deformada -decía el padre Amaya desde los balcones de la Alcaldía de
Tunja- Yo protesto en nombre de mi pueblo contra esa deformación que ha
sufrido el mensaje de Jesucristo. Porque el mensaje cristiano es profundamente
humano, profundamente progresista. Pero precisamente se lo ha deformado,
se lo ha mutilado para convertirlo en un instrumento de explotación y de
enriquecimiento. Sigo siendo yo un sacerdote católico pero empeñado en
devolverle al cristianismo su autenticidad para poner al servicio del pueblo la
religión»81. Fue esto lo que mayormente mortificó a las cúpulas eclesiásticas.
«.. Desde el principio de mi sacerdocio -le escribía Concha Córdoba a Camilo-
he estado absolutamente persuadido de que las directivas pontificias vedan al
sacerdote intervenir en actividades políticas y en cuestiones puramente técnicas
y prácticas en materia de acción social propiamente dicha. En virtud de esa
convicción durante mi ya largo episcopado me he esforzado por mantener al
clero sujeto a mi jurisdicción apartado de la intervención en las materias que
he mencionado»82. Así como no pudo Alberto Lleras impedir a los militares
que opinaran en política, tampoco podía aspirar el Cardenal a taparle la boca
a los sacerdotes. Hombres de armas y de Iglesia estaban por doquier participando
en las transformaciones del mundo moderno. Como en el caso de Ruiz,
personalidades de la política en las localidades salieron a la defensa de los
sacerdotes. Un inquieto líder popular de Barranquilla, el médico Dolcei Manga
-viejo gaitanista, emerrelista simpatizante de las tesis que promulgó Ruiz Novoa
y futuro dirigente de la ANAPO- escribió un extenso editorial en El Nacional
para pronunciarse a propósito de las declaraciones emitidas por los jerarcas de
la Iglesia en contra de los levitas. «Los sacerdotes -escribía- también deben
defender la dignidad de su pueblo. Nos encontramos ante un estado de postración
grave; factores de orden biológico, moral, cultural y económico, exigen un
nuevo orden en la dirección nacional»83. ¿Qué exige Camilo Torres? Se
preguntaba Manga y él mismo se respondía: «Exactamente lo que pedía
Jesucristo. Que no se maltrate a su pueblo, que no haya opresores y oprimidos,
que no haya privilegiados, que no haya hambreados, que no haya desnudos,
que no haya ignorantes, que no tengamos el pavoroso cuadro de la mayoría de
las madres colombianas llevando en sus brazos y contra sus pechos a sus tiernos
hijos moribundos; sin posibilidad de poderlos salvar por falta de un infeliz
recurso económico y negación total de protección por parte del Estado»84.
83
2.8 El Frente Unido del Pueblo
El nuevo documento político advertía que la tierra necesaria para el bien común
sería expropiada sin indemnización, que los habitantes de casas en las ciudades
serían sus propietarios, que los predios urbanos y suburbanos particulares no
85
Véase el texto completo del Llamamiento en: Torres Camilo. Cristianismo y Revoludón. México,
EdidonesERA, S.A. 1970, p. 351-352.
86
Plataforma Para un Movimiento de Unidad Popular». Hoja Volante, marzo 17 de 1965. Véase:
Torres Camilo. Cristianismo y Revoludón. Op. Cit. p.515-523. La Plataforma se redujo a lOpuntos
conservándose el encabezamiento: 1 o. Reforma Agraria; 2o. Reforma Urbana; 3o. Planeadón; 4o.
Política Tributaria; 5o. Nadonalizadón; 6o. Reladones Intemadonales con todos los países del Mundo;
7o. Seguridad sodal y salud pública; 8o. Política familiar; 9o. Fuerzas Armadas; 1 Oo. Derechos de la
mujer. Varios de los 30 puntos mídales se agregaron a los 10 aprobados. Por ejemploEducadón, pasó
al numeral de «nadonalizadón», el problema indígena al de Reforma Agraria.
84
construidos serían expropiados, que todos los trabajadores pasarían a ser
accionistas de las empresas, que los Bancos, hospitales, clínicas, laboratorios,
droguerías y la explotación de los recursos naturales pasarían a ser propiedad
del Estado y, que el presupuesto destinado a la represión se reduciría al
mínimo»87. Se trataba pues, de un documento único en la historia política del
país: amplio, radical, abiertamente comprometido con las masas populares,
sin la prevención social que distinguía a los Movimientos conciliatorios y
nacionalistas de La Nueva Prensa, la Línea Dura y el anapismo.
87
Véase Guzmán G.C. op. dt. p.79-82.
88
Véase Torres Camilo. Cristianismo y revoludón... op. dt. p.370.
89
El texto completo de la Declaradón rezaba de la siguiente manera: Reafirma su compromiso con
la revoludón colombiana y su dedsión de reabzarla con el pueblo organizado y consdente, dentro de
un vigoroso espíritu democrático y una definida mspiradón cristiana. Considera un deber expresar su
identificadón y solidaridad con los objetivos perseguidospor el padre Camilo Torres en su plataforma
y rédenles campañas, que coinciden en lo esendal con los planteamientos demócratas-cristianos. Asume
la responsabilidad que le corresponde en el proceso revolucionario nacional dentro de una línea
independiente, dinámica y leal, como corresponde a una fuerza que constituye sin lugar a dudas la gran
esperanza del pueblo colombiano. Invita a los diferentes sectores populares a ejercer una poderosa
presión social, que lleve a la realizadón de un plebisdto que sirvapara reflejar la voluntad del pueblo
en reladón con los grandes cambios institudonales exigidospor la justida. Véase: Pueblo y Libertad.
Órgano del PSDC, agosto 1 de 1965, p.5 .
90
Véase Torres Camilo. Cristianismo y revoludón...Op. dt. p. 371.
85
induzcan a algunos católicos a seguir las erróneas y perniciosas doctrinas que
el padre Torres propone en sus programas»91. Camilo decidió no enfrentarse
más con la Jerarquía de la Iglesia y pidió al Cardenal le concediera la reducción
al estado laical y la exoneración de las obligaciones inherentes al estado clerical.
La petición de Camilo fue concedida. Con desespero, en agosto de 1965, la
cúpula del clero antioqueño pidió a las autoridades y a losfielesque consideraran
a Camilo Torres como un simple ciudadano, como un laico más. Señaló que
éste no representaba ni llevaba la vocería de la Iglesia en los programas e ideas
que divulgaba en público o privadamente92. No obstante, la gente siguió
acudiendo a escuchar al «padre Camilo».
91
Ibid. p.375.
92
Ibid. p. 378.
9!
La Nueva Prensa le dedicó a Camilo Torres la carátula del Número 117 de la revista Los editores
insertaron apuntes biográficos del sacerdote en el artículo «Quién es el padre Camilo Torres» ehiderou
una síntesis de las opiniones expresadas por él y que, por supuesto, coincidían con las de la revista.
Véasela edidón del 16 de junio de 1964, p.32 y 33
86
español muchos años después bajo el título de «Laproletarización de Bogotá»94.
Desde su llegada al país en 1959, Camilo desarrolló una intensa actividad
académica de nuevo estilo, en contacto directo con los objetos de estudio que
constituían su preocupación. Participó en los organismos oficiales que tenían
relación directa con la solución de los problemas de la comunidad: El Instituto
Colombiano de Reforma Agraria, la Escuela Superior de Administración Pública
ES AP, entre otros; es cofundador de la Facultad de Sociología de la Universidad
Nacional de Colombia, aboga por la justicia social y, como los intelectuales de
LNP o los seguidores del general Rojas, Camilo quiso resolver los problemas
de la población colombiana de manera inmediata. De ahí que se haya despertado
cierta solidaridad y simpatía de los anapistas con el clérigo, lo mismo que
semanas antes, se habían manifestado con Ruiz Novoa95.
94
Camilo Torres, La proletarizadón de Bogotá, Fondo Editorial Cerec, Bogotá, primera edidón
1987.
95
En la edidón del 7 de odubre de 1965, el periódico del Frente Unido aprovechó una solidtud de
un militante de la ANAPO para reproducirla en un notable recuadro en el extremo superior derecho de
la página séptima: MILITANTES DE ANAPO EN FRENTE UNIDO. Señores/Frente Unido./
Me permito dirigirme a ustedes para preguntarles si dentro délos Comandos del Frente Unido
hay algunos militantes de la ANAPO/. El periódico contestó gráficamente: «Miguel Lasso,
Representante a la Cámara por la ANAPO del Huila y sus dos hijos. Lasso forma parte del
Comité del Frente Unido en su Departamento» Véase Él Frente Unido, odubre 7 de 1965, p. 7
96
Esos resultados provienen del seguimiento de las adividades de Camilo en El Espectador, mayo-
didembre de 1965 y Camilo Torres. Cristianismo y Revoludón. México, ed. ERA, 1970, p. 39 a 56.
87
a la ciudad, tales como El Claret, Santa Lucía, Quiroga; 3 en sedes sindicales,
una en la casa del Partido Comunista y una manifestación frustrada en la
Plaza de Bolívar. En Medellín Camilo tuvo durante esa ocasión 7 intervenciones.
Desde el jueves 17 al 20 de junio de 1965, Camilo permaneció en la capital
antioqueña. Esta vez disertó en el Sindicato de Coltabaco, en las Universidades
de Antioquia y Nacional. Al día siguiente se reunió con sindicalistas en la
Asociación Sindical Antioqueña ASA. En las horas de la tarde del día domingo,
ante la imposibilidad de realizar un acto público, Camilo se vio obligado a
hablar en el Teatro Colón del popular barrio Guayaquil. Regresó a Medellín el
lunes 9 de agosto y como la vez anterior su permanencia fue dramática. La
policía bloqueó la Plaza de Cisneros lugar donde se había programado una
manifestación, viéndose los simpatizantes del sacerdote presionados a recogerse
en la sede de ASA, Obligados por la fuerza pública a permanecer en el interior
de la Asociación Sindical, continuaron las deliberaciones entre Camilo y sus
seguidores. Pasado un mes largo, el 19 de septiembre continúo sus contactos
con asociaciones sindicales. En la capital vallecaucana visitó en dos
oportunidades la Universidad Santiago de Cali (mayo 21 y julio 31). El 30 de
julio miles de personas lo esperaron durante 3 horas en la plaza de San Nicolás
en donde se llevó a cabo una de sus pocas manifestaciones exitosas y, al término
de la cual se organizó un desfile que le acompañó a un restaurante de la ciudad
donde se le había preparado un agasajo. Cuatro días después, se reunió con los
Comités del FUP de la misma ciudad. De inmediato, el 5 de agosto, se traslada
a Barranquilla en donde es recibido por el estudiantado que lo lleva a la
Universidad del Atlántico. Habla, un día después, en el bachillerato de la
Universidad Libre. Un mes más tarde regresa y sostiene una interesante
confrontación de ideas con Alberto Zalamea en un programa radial denominado
«La Peña Alicia». Estas eran las ciudades de mayor población en el país y
donde con mayor curiosidad y expectativa se recibían los nuevos mensajes
políticos. En ese orden de importancia siguieron Bucaramanga, Pereira, Ibagué
y Cúcuta, ciudades visitadas por el sacerdote en 3 oportunidades97. En resumen,
de las 92 intervenciones de Camilo, 61 se realizaron en ciudades capitales y
las restantes en ciudades intermedias como Buga, Palmira, Girardot,
Fusagasugá, y en localidades menores como Hobo, Gigante, Granada, Armero,
Líbano, Sabana de Torres.
97
Camilo alcanzó a visitar, además de las mendonadas, 10 capitales de departamento: Villaviceudo,
Tunja, Popayán, Manizales, Valledupar, Santa Marta, Cartagena, Sincelejo, Ndva y Montería.
88
al desarrollo de la conciencia política de un sector o sectores de la población
llamados -según su esquema- a dirigir la revolución.
98
Véase El Espectador, julio 3 de 1965, p. 1.
99
Ibid.
100
Véanse apartes del discurso de Camilo en El Espectador, julio 4 de 1965, p. 1 y 2A
101
Acerca de Camilo Torres son interesantes los siguientes libros: Walter Broderick, Camilo el cura
guerrillero. Editorial El Labrador, Bogotá, 1987; Gustavo Pérez, en Cristianismo y revoludón,
Edidones Era, México, 1972; Norberto Habegger, Camilo Torres: El ¿ura guerrillero, A Peña
Lulo, Editor, Argentina, 1967.
102
La Junta estuvo integrada por los parlamentarios Jaime Isaza Cadavid, Hernán Villamarín,
Guillermo Hernández Rodríguez, Arquimedes Palau y Gerardo Bernal.
89
que no necesariamente deben ser los del MRL...»103. En efecto, la mayor parte
de sus intervenciones durante la campaña tuvieron más un acento personal
que de grupo. Aunque hemos seguido sus intervenciones, en particular las de
recinto cerrado, es bueno señalar que existían dentro de la Línea Blanda dos
imaginarios: el racionalista y mesurado del jefe de la agrupación y uno de
izquierda, que a diferencia del primero siguió dirigiendo su mensaje a las
masas populares.
El contrataque de este sector del MRL evidenciaba que entre los seguidores de
López se encontraban aún elementos ubicados a su izquierda. Esto quiere decir
que no todos los hombres de mentalidad revolucionaria pasaron a hacer parte
de la Línea Dura emerrelista107. Algunos por el contrario saludaron con
,03
Ver documentos en: MRL De Colombia, julio 10 de 1965, p.2.
1M
Veáse «Alfonso López y la Junta Asesora. Mensajes cruzados a raíz del Nombramiento de la
Nueva Direcdóu Nadonal». En: MRL de Colombia, jubo 10 de 1965, p. 2.
105
Ibid.
106
Los cargos en el periódiab aparederon distribuidos así: Alfonso López Michelsen, Fundador;
Jaime Isaza Cadavid, Diredor; Carlos Restrepo Arbeláez, Gerente. La Junta de Redacdón estaba
integrada por Jaime Isaza C, Guillermo Hernández R., Gerardo Bernal Castaño., Arquimedes Palau.
Las oficinas del órgano emerrelista estuvo ubicada en la calle 18 No. 9-14 de Bogotá, til periódico
traía una diagramadón paredda a la de La Calle. Jm sus formas de presentar la informadón tenía
similitudes con Alianza Popular vocero de los anapistas. Con grandes titulares en rojo, cada edidón
traía una denunda contra el establecimiento: «No más alzas. Lleras nó, etc». Simultáneamente en
Medellín se empezó a editar MRL-Antioquia.
107
Entre los dirigentes de sensibilidad revoludonaria del MRL destacamos a Gerardo Molina, José
Gutiérrez, Marco A Castaño, Guillermo Hernández Rodríguez, Hernando Garavito Muñoz, Luis Villar
Borda miembros todos del Comando emerrelista de Bogotá y Cundinamarca. Estaban además el dirigente
del Huila Jaime Ucrós Garda, Humberto Montañez Villamizar. El periódico del Movimiento contó
con la colaboradón del antiguo director de Sábado y simpatizante del gobierno de Rojas, el gaitamsta
Darío Samper.
90
beneplácito el éxodo de comunistas y duros de la agrupación. Continuando
con el ímpetu del MRL de sus comienzos, uno de los militantes escribía en el
primer número del nuevo órgano «Sin ahorrar un solo esfuerzo daremos la
batalla final contra todas las fuerzas de la reacción, frente a la gran prensa
mentirosa y sumisa, contra el dinero y la oligarquía liberal y conservadora,
contra el clero y la radio, contra el imperialismo y sus mayordomos criollos,
hasta dar el golpe certero con la victoria total de las fuerzas de oposición, que
con un solo hombre que encarne las aspiraciones populares derrocará al
candidato de la burguesía, del continuismo y de los conformistas de la
derecha...El MRL demostrará desde el poder que puede hacer la revolución
colombiana, que se puede lograr la anhelada transformación del país, el cambio
de las estructuras, el paso hacia la nueva patria amable para todos. El año
entrante habrá gobierno del pueblo y para el pueblo, gobierno para los
campesinos olvidados y sometidos al destierro de la injusticia, cambio para
todos los que lo anhelan....»108. Mientras el jefe del movimiento racionalizaba
su pensamiento, mientras gastaba horas en supuestos mensajes de pedagogía
política para la clase dirigente del país, la militancia de sectores medios
continuaba radicalizando el discurso del MRL. El estar con López, era
inevitable. Creyendo como creían en la necesidad de un partido moderno, eran
conscientes también de la necesidad de un caudillo. En el fondo no concebían
un partido sin este componente. Uno de los líderes de primera línea, el
parlamentario Ernesto McAllister escribía: «Colombia está necesitando ya,
ahora mismo, una sola cabeza despejada, con una conciencia clara de los
propósitos nacionales y una voluntad firme para salir dignamente de la
encrucijada a donde la han llevado los pequeños intereses de su clase
dirigente»109. En el mismo periódico, la Junta Asesora respondía a tal inquietud:
«Las gentes sinceras de todas las vertientes sociales ven en López la posibilidad
más provechosa para resolver los gravísimos problemas nacionales dentro de
una revolución constructiva, de beneficio para todos los colombianos»110.
"" Restrepo Carlos. Hada el poder para el pueblo. En: MRL de Colombia, jubo 10 de 1965, p. 3.
109
Ernesto McAllister. El Caos. En: MRL de Colombia, jubo 10 de 1965,p,3.
110
Manifiesto de la Junta Asesora a la Militanda del MRL. En MRL de Colombia, jubo 10 de
1965,p. 2.
91
socialista democrático. Se ha adoptado la forma nuclear de organización en
sus dos formas básicas: el sistema territorial paralelo al sistema de los núcleos
gremiales y de empresa. Se luchara organizadamente por las reivindicaciones
del pueblo en los barrios pero también en las haciendas y en las fábricas, en el
lugar donde vive y en el sitio donde trabaja. Con la observancia de una disciplina
consentida pero estricta dentro de las estructuras organizacionales modernas
del movimiento, será posible capacitar a las masas del MRL tanto para ganar
elecciones en las justas cívicas como tomar el poder bajo la presión popular en
los grandes desplazamientos democráticos que están porvenir»111. El documento
definió al MRL como «un movimiento de izquierda de masas populares
revolucionarias, con plena libertad de expresión dentro de sus cuadros, como
foro de hombres libres»112. Aunque el artículo primero aceptaba miembros del
MRL a todas las personas que aceptaran su programa y sus estatutos, en realidad
el documento iba dirigido a los liberales. Se advierte entre líneas que los
ideólogos emerrelistas más que regresar a las toldas del viejo partido liberal,
aspiraban a atraer hacia el MRL las masas liberales del país.
"' Ver texto completo de los Estatutos del MRL en: MRL de Colombia, jubo 23 de 1965 p. 4-5 y 8.
1,2
Ibid p. 8.
113
Los5puntosdelMDNEn:LaNuevaPrensa,No.l33,1965 sin mes ni día. Véanse contraportadas
de la revista y p. 12-13.
114
Ibid Véanse contraportadas.
92
el cual centralizaría la asistencia social y los servicios médicos de los grupos
regionales de la salud. La propuesta de una reforma integral agraria se dirigiría
a un aumento de la producción basado en el desarrollo intensivo de la
infraestructura económica y en la creación de incentivos reales para la
producción agrícola y pecuaria. En este numeral, el MDN enfatiza en la
multiplicación de las formas industriales, empresariales y cooperativas de
producción en grandes extensiones.
93
porque hay oposición»116. Y apuntaba más adelante: «Yo soy partidario de la
abstención electoral pero no de una abstención pasiva sino de una abstención
activa, beligerante y revolucionaria»117. Sin duda el Frente Unido aspiraba a
canalizar la creciente tendencia del abstencionismo electoral en el país.
Recuérdese que en las elecciones de 1964 los abstencionistas al participar como
fuerza electoral consideraron triunfo suyo el alto porcentaje de no votantes.
116
Camilo Torres. Por qué no voy a las elecdones. En; Camilo Torres. Cristianismo y Revoludón..
Op. dt. p.523-525.
1.7
Ibid p. 525.
1.8
Véase «INTEGRACIÓN O FASCISMO? En: El Frente Unido, odubre 28 de 1965, p. 7.
119
Véase: La Nueva Prensa, No. 137, septiembre6 de 1965,p.29-31.
120
Ibid p. 31.
L2U
Véase La Nueva Prensa, agosto 16 de 1965 p. 13 y septiembre 6 de 1965, p.22.
94
embargo otra cosa. Alvaro Uribe Rueda, de regreso de una gira por la República
Árabe Unida y de Argelia a inicios del mes de abril, había dejado dicho, que el
candidato que se opusiera a Carlos Lleras Restrepo fuera señalado antes de las
elecciones de marzo. Con razón consideraba el dirigente que un candidato
presidencial no se improvisaba ni podía ser «el producto de una trasnochada a
alto nivel, en un mes antes de la elección del Jefe del Estado»122. Manifestando
que se trataba de un problema nacional de interés para todos los colombianos,
Uribe llegó al país hablando de un candidato suprapartidista. Incluso declaró
que no se trataba ni siquiera de escoger el candidato de las fuerzas de la oposición
por haber sido éstas rebasadas por los acontecimientos, «...parece por lo menos
ilógico -decía - que el candidato que va a significar una alternativa a todo lo
que encara el doctor Lleras Restrepo como continuador del actual gobierno,
sea sometido, por parte de los dirigentes de las parcelas oposicionistas, a un
tratamiento de clandestinidad hasta después de las elecciones del Congreso»123.
Cuando en agosto el tema de la unión de la oposición volvió a ponerse sobre la
mesa de la discusión, el jefe de la Línea Dura reiteró su vieja tesis de conformar
un bloque nacionalista y propuso en esta oportunidad, crear un Comité de
«Personalidades y Grupos».
Camilo a su vez, continúo propalando sus tesis. Estimó que la unión no debía
hacerse «a medio, ni alto, ni altísimo nivel», sino que debería partir de «los
cuadros de base obreros y campesinos»124. Tajantemente el sacerdote dividió
los grupos de oposición en electorales y no electorales. Manifestó que la unidad
popular no se efectuaría sino alrededor de hechos revolucionarios donde el
pueblo no alineado en los grupos políticos existentes sería «el principal
elemento».
Véase el texto de las declaradones de Uribe Rueda en: El Nadonal. abril 2 de 1965, p.4.
Ibid.
Und. p. 14-15.
Véase El Nadonal. abril 2 de 1965.p.4.
95
hacia una polarización entre su nombre y el de Lleras Restrepo. El jefe de la
Anapo, por eso, era parco cuando se le preguntaba por su filiación política.
«No veo el objeto de meterse con uno cualquiera de los dos vocablos, por
cuanto creo que al individuo se lo debe juzgar por sus actuaciones y no por
decir que es liberal o conservador», había declarado el General, en una entrevista
concedida a la revista Sistema a mediados de abril de 1965126. Prueba de lo
anterior era la respuesta que el pueblo daba a las nutridas concentraciones
populares de uno y otro candidato en las plazas públicas del país.
126
Véase El Nadonal, abril 22 de 1965, p. 5.
127
La fórmula de Gómez rezaba así: «...el Diredorio Nadonal conservador ha determinado invitar,
desde ahora, a todos los parlamentarios que resulten electos en los próximos comidos, para que ellos
escojan el nombre del candidato a la presidenda de la repúbbca, de suerte que este sea el representante
auténtico de la opinión expresada en las urnas. Los congresistas liberales podrían reunirse el domingo
siguiente a las elecdones, o sea el 27 de marzo de 1966, y escoger, de acuerdo con lo ya sugerido por
el jefe del liberalismo no ofidalista, los cinco nombres que deben ser considerados, ocho días más
tarde, por los parlamentarios del conservatismo. En frente a cada nombre se indicaría el porcentaje de
votos obtenido tanto en la votadón de los parlamentarios überales como en la de los conservadores. El
candidato debe ser aquel que hubiera obtenido la suma mayor de ambos porcentajes, de suerte que su
designadón sea el resultado de una indiscutible voluntad mayoritaria, sin quepueda señalarse ventaja
o privilegio para ningún partido.»
Véase El Siglo, odubre 25 de 1965,p.l.,
128
Véase El Espectador, odubre 30 de 1965,p. 2A.
129
El Espectador, noviembre 26, p.l.
,!0
Véase El Tiempo, didembre2de 1965,p. 8.
96
Nacional. Justificó y valoró positivamente la naturaleza bipartita del anapismo.
Empero, quiso ir más allá. Sin estar en contra del espíritu del Frente Nacional,
se propuso recoger las intenciones de sus comienzos, hablaba de una
rectificación nacional que consolidara la paz que el Frente Nacional ya no
podía garantizar. Así, empezó a proponer una contracoalición a la Ospino-
Llerista. Estando el gobierno representado por estos sectores de los partidos
tradicionales y la oposición por Lauroalzatistas, anapistas y emerrelistas,
sectores también del bipartidismo, trataba de arrebatarles el monopolio del
poder a los primeros. Aunque existía en el fondo el agravante del debilitamiento
del MRL por la crisis irreversible que vivía, López estimó y defendió su nueva
postura con convicción, «...es una fortuna, decía en Santafé de Antioquia, que
nos estemos dando cita no ya sólo con nuestros propios partidarios, sino con
los conservadores progresistas, con los anapistas, con los alzatistas, con los
laureanistas, con todos los que se han desilusionado de ese Moisés de Cartón
que responde al nombre de Alberto Lleras Camargo. Vamos a buscar la tierra
prometida, vamos a buscar la Colombia nueva. La Colombia de las mismas
oportunidades para todos, la Colombia de los grandes días...»131.
Entre tanto, los anapistas, decididos a respetar las normas electorales vigentes,
empezaron a buscar candidatos de reconocida pertenencia política liberal.
Primero acudieron a los oficiales militares retirados. En la antesala de las
elecciones de 1964, la ANAPO le propuso la candidatura presidencial al General
liberal Alfredo Duarte Blum, viejo amigo de Rojas, negociador de la paz con
las guerrillas del Llano en 1953 y exministro de Justicia. Más adelante, cuando
el alboroto de la candidatura de Ruiz Novoa, Duarte se declaró partidario de
las tesis que éste difundía y aprovechó la oportunidad para rechazar la propuesta
de la ANAPO132. Entre finales de 1964 y comienzos de 1965, se propaló la
especie de que Rojas respaldaría el nombre del ex ministro Ruiz Novoa a la
Presidencia, sin embargo el jefe anapista descartó ese nombre, apaciguando
así el entusiasmo nacionalista que despertaba la actividad de Ruiz en la
militanciade la ANAPO133. Con seriedad los ideólogos anapistas vislumbraron
la posibilidad de lanzar el único nombre liberal que según ellos, podría hacerle
contrapeso al de Lleras: López Michelsen. Rojas no sentía animadversión hacia
ese nombre. Consideró que si la situación política del país le imponía escoger
un candidato que no fuera de las filas de su movimiento, el anapismo apoyaría
a López siempre y cuando su plataforma doctrinal fuera una realidad desde el
' " López M. Alfonso. El Movimiento Revoludonario Liberal es la Paz Discurso pronundado en
Santa Fe de Antioquia, didembre 12 de 1965. En Postdata a la Altemadón... Op. dt. p. 114-115.
1,2
Véase La Nueva Prensa No. 103,marzo6 de 1964p. 34 y El Nadonal, abril 9 de 1965,p. 1.
" ' El controvertido concejal anapista de Barranquilla, Claudio Urruchurtu que con entusiasmo
pronundara su respaldo a las tesis del exministro de Guerra, enterado de las declaradones de su jefe el
General Rojas manifestó: «El General Ruiz Novoa tiene quehacer mucho para que olvidemos ¡o que
él nos persiguió cuando era Ministro de Guerra. El apresamiento de nuestro jefe y su reclusión en Tres
Esquinas no lo hemos olvidado». Esas serán en realidad las razones por las cuales el General Rojas no
podía aceptar el nombre de Ruiz como candidato de la ANAPO a la Presidenda. Las declaradones de
Urruchurtu pueden consultarse en: El Nadonal, abril 22 de 1965,p. 1.
97
gobierno, es decir, «que se tome el poder en favor del pueblo liberal y
conservador para ponerlo al servicio de las clases menesterosas»134, anotaba
Rojas.
Así las cosas, la dirección del MRL de Colombia inició una serie de
conversaciones con dirigentes jóvenes del conservatismo, con el propósito de
abonar terreno en la conformación de un «Frente Nacional del Pueblo». El
primer dirigente conservador en aparecer en las páginas del vocero emerrelista
fue Alberto Dangond Uribe, quien junto con un grupo de jóvenes de su partido,
fundó y dirigió, en medio de las discusiones en torno al plebiscito, el periódico
La Gente, el cual intentó representar el mismo papel que La Calle representaba
dentro del liberalismo. Sin embargo, el alzatismo de 1959-1960 entre tantos
factores, enterró tal proyecto. Dangond era ahora parte del conservatismo
doctrinario o lauroalzatismo. Manifestando tener puntos de convergencia con
el MRL, el dirigente sostuvo la tesis de conformar el «gran frente nacional del
pueblo». Consideró posible el entendimiento político con el Movimiento
Revolucionario Liberal. «Si los dueños de la riqueza nacional -comentó- se
han entendido para conquistar el poder político y mantener sus privilegios, el
" 4 Ibid.
" 5 Ucrós Garda Jaime. Los Cuatro Ases y los Grupos Heterogéneos. En: MRL de Colombia,
didembre 17 de 1965, p. 3.
1,6
Ibid.
9S
pueblo de los dos partidos puede y debe acordarse para ganar el poder en
buena lid y usarlo en beneficio de todos»137.
De otra parte, como los demás líderes de los movimientos de oposición, López
Michelsen continuó inculpando de todos los males del país al Frente Nacional.
Inclusive de la abstención electoral: «Si la abstención es mala, el remedio está
en una gran rectificación de los mecanismos del Frente Nacional que la han
engendrado; y no en reverdecer los laureles del sectarismo, exacerbando los
ánimos contra los adversarios del régimen presentándolos como enemigos de
la patria y extremistas que buscamos romper una concordia que hoy no existe
entre los colombianos»139. Considerando que se trataba de un tiempo distinto
al de los comienzos del régimen paritario, el líder de la línea blanda enfatizaba:
«Ya no hay dos partidos con sus pequeñas disidencias sino cinco grupos
distintos, sensiblemente iguales...hay dos soluciones de las cuales depende la
paz de Colombia en los años por venir. La una, la nuestra, admitir el cambio
en las realidades de la política colombiana e iniciar un proceso de rectificaciones
para acomodar las instituciones a esas nuevas realidades. Es lo que hemos
llamado la búsqueda de una nueva normalidad... La otra, es la propuesta por el
expresidente Lleras Camargo, que consiste en tratar de hacer operante el
anacrónico sistema del Frente Nacional, creando el partido de la llamada gente
bien, para redimir el Estado de su ineficacia original, creando una especie de
fascismo de nuevo cuño, afianzado con el poder del dinero»...140. Y remataba
1
" Contra la Plutocrada debe crearse el Fraite Nadonal del Pueblo. Entrevista de Hernando Garavito
Muñoz a Alberto Dangond Uribe. En: MRL de Colombia, noviembre 19 de 1965, p. 5.
158
Ibid
139
Dialéctica de las chequeras, dialéctica de las pistolas. Mensaje para el radioperiódico La Calle,
noviembre 8 de 1965. En: Postdata a la Altemadón...Op. dt. p. 142-143.
140
Si LlerasR. sale elegidonotendrápoderdedsorio. Discursopronundado en el Restaurante Jaroslov,
didembre 12 de 1965. En Postdata a la Altemadón... Op. dt. p. 152 y 153.
99
el dirigente ante una amplia recepción que se le ofreció en el mes de diciembre
de 1965 en el restaurante Jaroslov de Bogotá, en presencia del general Alberto
Ruiz Novoa: «Sustituir el sectarismo de los viejos partidos por un sectarismo
frentenacionalista, de sabor económico y clasista, mal puede ser la solución
para una sociedad desarticulada a la que agita el anhelo de cambio. Si los
gobiernos de partido fueron condenables por precipitar a los contrarios,
proscritos y excluidos, al golpe de cuartel o a la insurrección multitudinaria,
no vemos por qué este desesperado intento de constituir un gobierno de partido,
con un nuevo partido, disfrazado de partido altruista, no vaya a llevar a la
nación a los mismos fracasos»141. No era casual que Ruiz Novoa estuviese
presente en dicha «reunión de amigos». Tres días antes, en una conferencia
pronunciada en los salones de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros, López
mostró haber recogido el discurso del controvertido exministro de guerra. Habló
de la carencia de «un propósito nacional». «La autoridad del Estado -dijo- su
fuerza, su poder decisorio dependen de que haya un partido o una coalición de
partidos identificados en determinadas metas concretas y en los procedimientos
para alcanzarlas.. .»142.
La vida política de Alberto Ruiz Novoa no terminó entonces con su paso por el
Movimiento Democrático Nacional, como insistentemente le asegurara al autor
años después. Las fuentes muestran otras cosas. Muy probablemente fallaron
sus cálculos políticos al intentar disolver el MDN. Su desaparición de la escena
política no fue inmediata. Cuando en agosto de 1965 la fuerza pública de
Medellín reprimió una manifestación del padre Camilo Torres, en compañía
de dirigentes del MRL, el general se movilizó a la capital antioqueña para
interceder por la suerte del clérigo. Aprovechó la oportunidad para anunciar
el reinicio de su campaña política. Sostuvo que lucharía «hasta el final,
defendiendo los mismos postulados pregonados antes y después de su salida de
la cartera de guerra»143. El asunto de su aspiración presidencial lo dejaba «en
manos de las gentes». Pero el estudiantado no quiso creerle más. Los
universitarios del Atlántico, a gritos de «traidor», «desertor», y «tránsfuga»,
le impidieron dictar una Conferencia el primero de septiembre. Abordado Rojas
Pinilla sobre las salidas de su antiguo subalterno, declaró: «Yo creo que el
general Ruiz Novoa no tiene un solo elector. El en su vida militar, debió aprender
que la deserción es un delito y que los soldados desertores sólo los sigue la
autoridad para detenerlos y sancionarlos»144.
141
Ibid p. 153-154.
142
Alfonso López se dirige a los Ingenieros de Antioquia. En: MRL de Colombia, didembre 17 de
1965,p.6y 11.
,4J
Véase El Espectador, agosto 11 de 1965, p. 3A
144
Véase La Nueva Prensa, No. 137, septiembre de 1965, p.31.
100
No obstante los rechazos, decidiendo utilizar la razón social del MDN, el
exministro intentó fortalecerse con un sector nacionalista conservador de
inspiración laureanista reunido en torno al periódico Vertical145. Sus editores,
Hugo Mantilla y Antonio José Uribe Prada, se dieron a la tarea de promover de
nuevo al general. A comienzos de diciembre la gran prensa reportó que 213
personas habían asistido, en el Teatro Atenas de Bogotá, al lanzamiento del
nombre de Ruiz Novoa a la presidencia de la República146. El acto estuvo
presidido por Hernando Echeverri Mejía, a quien le correspondió la
proclamación del candidato, por el director de Vertical, y por los presidentes
de las delegaciones departamentales. Aunque la prensa de izquierda y de derecha
minimizó y ridiculizó el acontecimiento, hay que anotar algunos hitos
importantes: la presencia en la arena política de dos MDN147, el discurso de
Ruiz y una nueva propuesta para la unión de la oposición.
145
L a s e d i d o n e s del periódico iban acompañadas de un pequeño subtítulo que rezaba; «vocero
c o n s e r v a d o r nadonaUsta cristiano».
146
Según la expresión de El Espectador, esta vez fue un tal Hugo Mantilla, personaje conservador
«espedalista en el lanzamiento de candidaturas presiden cíales», quien lo lanzó al ruedo. El Tiempo a
su vez, reportó que con la frase de «General, salve usted la Patria» y a nombre del Movimiento
Democrático Nadonal, Hernando Echeverri Mejía había proclamado a R u i z Véase El Tiempo,
didembre 12 de 1968 p.21. Al día siguiente aparedó en este mismo Diario una caricatura de Chápete
que ilustraba la visita de Ruiz a un adivino. El mago consultando su bola mágica le dice al General, le
va a tocar una banda en su futuro. A lo que Ruiz répbca: ¿La banda presidendal ? - No, la banda de
Guatavita, responde el adivino. Véase El Tiempo, didembre 13 de 1965, p.4.
147
En efedo, el día de la proclamadón de la candidatura, aparedó entre los avisos de Propaganda
Política Pagada de El E s p e c t a d o r una advertencia del «verdadero M D N » : «El Movimiento
Democrático Nadonal Rechaza las Componendas Personalistas y Proclama la Necesidad de Luchar
por una Oposddón que le Restaure a la Política la Decenda, la Coherenda y la Firmeza.. EJ Movimiento
Democrático Nadonal denuncia como uno de los grandes males que aquejan al país la incoherenda
ideológica de quienes, cambiando de rumbo cada vez que los vientos del oportunismo soplan en una u
en otra direcdón, están constituyendo la coartada del injusto sistema que mantiene a Colombia en el
subdesarrollo, hipotecada al imperiabsmo norteamericano». Véase texto compldo del documento en
El Espectador, didembre 11 de 1965, p . 2 0 A
101
aduaneras, sin preocuparse por poner los artículos al alcance del consumidor.
Lo único que les interesa es aumentar las ganancias148. Quizás esté aquí la
única diferencia del discurso de Ruiz con el de los mencionados; su propuesta
de rescatar el poder no para el pueblo sino para el Estado; poder que según él
«se ha entregado en las Comisiones de alto nivel a los grupos de presión y a los
monopolios». Condenando la intromisión acelerada del capital extranjero en
la economía nacional, llamó a los gobernantes colombianos «testaferros» de
los norteamericanos. «La forma como se están explotando el petróleo, el oro,
las esmeraldas y el platino colombianos -dijo- constituye uno de los más graves
crímenes contra la economía nacional, hecho a ciencia y paciencia de todos los
gobiernos siempre listos, obsecuentes y flexibles ante las influencias de los
capitales extranjeros»149. Como los anapistas y el otro MDN, Ruiz habló de
una reforma agraria integral con crédito para los campesinos, asistencia técnica,
semillas y aseguramiento de mercados de consumo. Propuso también como
aquellos, una política económica nacionalista y planeada que favoreciera la
diversificación y abogó por el establecimiento de relaciones con todos los países
del mundo. No faltó en su intervención una posición frente a las Fuerzas
Armadas: «Será un Estado donde la Fuerza Pública no estará destinada
exclusivamente a la represión de los humildes y al cuidado de los poderosos
sino que integrada con el pueblo será uno de los principales factores
revolucionarios que sin perder su función fundamental de mantener el orden,
lo hará al servicio de una política de Justicia Social». Se preocupó el candidato
por sensibilizar a quienes hacían parte del ejército colombiano: «Debemos
demostrar a los miembros de las Fuerzas Armadas la obligación que tienen de
darse cuenta de la situación de miseria y de desamparo que vive el pueblo
colombiano; que esa situación tiene remedio y que su solución no puede
demorarse al amparo de bayonetas oficiales que están en las manos de los hijos
del pueblo. Que como en Nuremberg fueron juzgados por crímenes contra la
humanidad quienes aducían solo estar cumpliendo órdenes superiores, asi
también serán responsables de traición a su propio pueblo quienes contribuyan
a su esclavitud social y económica, que es injustificable a la luz de los principios
cristianos y democráticos»150.
Véase texto completo de la intervendón de Ruiz Novoa en: Vertical, didembre de 1965, p.4 y 5.
Ibid
Ibid
102
capitalismo. Unidos, revolucionaremos cristiana y socialmente al país»151.
Incluso la edición de Vertical dedicada al lanzamiento del exministro, insertó
en sus páginas una propuesta de unión que el dirigente conservador Mario
Lasema hacía a los grupos de la oposición: «constituir una coalición Nacional
Revolucionaria que asuma el control del estado colombiano con el fin de
promover el desarrollo socio-económico nacional... Nos constituiremos en una
coalición popular nacionalista dispuesta a responsabilizarse de la eficacia y
continuidad de la acción estatal en pro del desarrollo nacional»152. Sin embargo,
la iniciativa de Laserna no tuvo suficiente resonancia.
Para finales del agitado año de 1965 el destino de la oposición estaba claro
para el Movimiento Democrático Nacional de Alberto Zalamea. El director de
La Nueva Prensa, calificando de «saínete» los últimos pasos del exministro
de Guerra, sentenció que lo único salvable en la oposición eran los «núcleos
populares auténticos como el nacionalismo y las masas decepcionadas que
encuentran en el rojismo una luz»153. Para el jefe nacionalista, sólo contaba en
estos momentos su movimiento y el del general Rojas. Si con el triunfo electoral
del anapismo en 1964, el nacionalismo de Zalamea le entreabrió las puertas de
su revista a Rojas, ahora en la agonía de 1965 se las abrió de par en par. Un
comentario de la revista en septiembre fue el anuncio: «... el sector político del
país que más representa algo concreto contra el actual statu quo, es el rojismo,
aunque a muchos les cause sorpresa»154. Es interesante anotar que el espacio
abierto en la revista era, en primerísimo orden para el General y en menor
escala para su hija y para el destacado político vallecaucano Hernando Olano
Cruz. Cuando la revista se refería a la Alianza Nacional Popular, lo hacía para
resaltar lo nacional y popular, pero nunca destacaba un cuarto hombre de ese
movimiento. Reportando los éxitos de una sonada gira de Rojas, la revista
comentó: «De la visita de Rojas a ciudades de la Costa Atlántica y
particularmente a Barranquilla, donde siempre ha habido gran mayoría liberal,
se saca en claro que las tesis nacionalistas, las tesis sociales, las tesis contra el
bipartidismo oficializado se abren cada vez más amplia vía en la conciencia
del pueblo colombiano»155.
151
Ibid
152
Ibid
153
VéasemformeEspedal: Si señor, insistimos: la política puede ser algo decente. La Nueva Prensa
No. 140, didembre 17 de 1965, p. 18.
154
Véase La Nueva Prensa, No. 137, septiembre 6 de 1965,p.32.
155
Véase La Nueva Prensa, No. 141. febrero 12 de 1966,p,15.
103
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ALIANZA
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NACIONAL
POPULAR
Portada de to PLATAFORMA de la ANAPO
publicada en diciembre de 1964.
104
3. PLATAFORMAS, DOCUMENTOS PROGRAMÁTICOS
Y PERIÓDICOS MOVILIZADOS DURANTE
LA CAMPAÑA ELECTORAL DE 1965-1966
1
Véase López M. Alfonso. vE\ país no necesita una endclopedia sino un gobierno fuerte que no
esté sujeto a presiones». En: Posdata a la Altemadón. Intervenciones Políticas de 1964 a 1970. Bogo
tá. Editorial Revista Colombiana Limitada, didembre de 1970,p. 100
2
El jefe del lauroalzatismo por ejemplo, no obstante haber empezado una bebgerante campaña
contra la candidatura del bberalismo ofidalista, de pronto a comienzos de octubre de 1965 tendió
puentes de acercamiento hada Lleras Restrepo. A finales del mismo mes en una reunión en Cali mani-
festó: <¿Lleras no. Con esa bandera vamos a disputar y a ganar las elecdones». Véanse los editoriales
de Alianza Popular «La Capituladón». de odubre 14 y «El Oportunista» del día 28 del mismo mes.
105
de educar a los hijos, enfermedad, carencia de vivienda, violencia capitalis-
ta»3.
1
Véase Plataforma de Alianza Nadonal Popular... Op. cit. p. 9.
4
MRL de Colombia, del lepismo emerrebsta; La Calle, de la Línea Dura del MRL; Batalla dd
Pueblo del FUAR, MDN diario nadonalista y La Nueva Prensa, del MDN; el Frente Unido, del
FUP; Pueblo y Libertad, del Partido Sodal Demócrata Cristiano y Argumentos, del Movimiento
Sodalista Colombiano.
5
Véase Alianza Popular, octubre 11 de 1965, No. 62,p.l.
6
En la introduedón a la entrevista concedida por Rojas Pinilla al Diario en su primer número se
lee: «Publicamos el siguiente reportaje que tuvo a bien conceder para este diario el general Rojas
Pmilla al cumplirse, en el día de hoy 11 de octubre de 1965, el séptimo aniversario de su regreso al
país». Véase Alianza Popular No 62 octubre 11 de 1965, p. V
106
comandos de barrio y regionales; cartas de colombianos que manifestaban su
acuerdo con las tesis anapistas, mensajes y escritos de agrupaciones políticas y
gremios sociales que, como los sindicatos y las cooperativas o políticos de las
agrupaciones de la oposición, coincidían con sus críticas al establecimiento.
Como en su primera época. Alianza popular traía doce páginas y escasa pu-
blicidad. Y como entonces, continuó denunciando las debilidades y errores del
régimen a través de sus artículos y crónicas o ilustrando gráficamente las pau-
pérrimas condiciones de vida de los sectores populares. Ese fue su estilo de
proselitismo político desde el periodismo. Como la mayoría de agrupaciones o
personajes adversos al pensamiento hegemónico del Frente Nacional, los
anapistas fueron condenados por los principales medios de comunicación, al
ostracismo.
7
A mediados de jubo de 1966 aparedó la columna del diredor y fundador de la desapareada
revista LNP Alberto Zalamea. Después de las decepdones políticas de 1965 y del derre de su revista
un mes antes, Zalamea se indino máspor la acdón política y cambió el nombre de su antigua columna
en LNP, Diario de un periodista, por Diario Político pubbcado en la última página de «Alianza Popu-
lar».
107
3.2 Editoriales y contradestinatario anapista
El contenido de los editoriales fue el punto de partida del discurso que distin-
guió a los anapistas de los demás movimientos de la oposición. Tiene impor-
tancia este tipo de documento por tratarse de la voz oficial de la agrupación,
por constituir su respuesta directa e inmediata a los ataques provenientes de su
adversario político. En los editoriales, se le confiere gran importancia a lo que
podríamos llamar culminación del proceso de configuración del contra-
destinatario de sus mensajes. Es decir, el acabado de un contradiscurso que los
anapistas venían construyendo desde sus remotos orígenes. El segundo lugar
de importancia en los editoriales lo ocupan las referencias a Rojas y a su movi-
miento. En un tercer lugar, el documento está dedicado a reafirmar su destina-
tario positivo.
Véase «El fracaso de la famüia Lleras», Alianza Popular 3-9 de didembre de 1965, p. 4.
Véase La lucha contra el sistema. Editorial. Alianza Popular, octubre 11 de 1965, p. TV.
108
últimas devaluaciones que, según el anapismo, no habían tenido otro efecto
que «aumentar las ingentes ganancias de los poderosos y la ruina y la desola-
ción de las clases desposeídas»10.
Estas eran las imágenes que de los más hábiles y prestigiosos ideólogos libera-
les del Frente Nacional proyectaba Alianza Popular. Posiblemente, por co-
rresponderá ejercer la presidencia al partido liberal en el siguiente cuatrenio,
los dardos del discurso antiestablecimiento recayeron en las personalidades de
esa agrupación. La activa presencia de los Lleras en la vida política del país
fue presentada «como un peligro mortal». Su diagramación de la nueva políti-
ca económica hizo que ambos fueran presentados como modelos de insensibi-
lidad con los problemas de los más necesitados. A Lleras Camargo, en particu-
lar, se le relacionó con la penetración del capital norteamericano al país. No
carecia, pues, el discurso de la prensa anapista de legitimación. A través de los
pasos de los Lleras, los ideólogos del anapismo demostraron sin mucho esfuer-
zo el carácter excluyente, elitista y oligárquico del régimen; lo mismo que su
olvido de los problemas más sentidos por la mayor parte de la población co-
lombiana. Presentando a los Lleras como «amenaza mortal» para los colom-
bianos pobres, la prensa anapista, de manera inconsciente, puso a girar su
campaña electoral en los términos del bien y del mal que conscientemente el
gobierno quería. Lleras Restrepo era presentado por los periódicos oficiales
como tabla de salvación del sistema y el órgano anapista presentaba a su cau-
dillo como el salvador del pueblo. De la misma forma que en la campaña
electoral anterior, el anapismo procuró mostrarse ante los colombianos como
una agrupación decididamente opuesta al orden establecido por el Frente Na-
cional y en ese sentido se creía la única capaz de beneficiar a las «mayorías
nacionales».
Ibid.
109
que se daba, en cierta medida, conscientemente como resultado de su partici-
pación en la política desde 1961".
11
Una amplia informadón sobre el comportamiento de los legisladores anapistas tanto en el Con-
greso como en los Concejos Municipales puede verse en: Ayala Diago César Augusto. El Discurso
Parlamentario de la Representadón Anapista en las Corporadones Púbbcas durante la legislatura
1964-1966. Eh: Revista Politeía déla Facultad de Derecho, Ciendas Políticas y Sedales de la Uni-
versidad Nadonal de Colombia. No. 15 1994, p. 56-84.
12
Véase Por qué las Calumnias ?. En: Alianza Popular No.74, febrero 4 de 1966, p. 4.
110
La ANAPO no perdía tiempo excusándose ante la clase dirigente de su con-
ducta pasada o presente, como sí lo hacía el líder de la Línea Blanda del MRL.
Todo lo contrario. El editorialista anapista es contestatario. Mientras el go-
bierno a través de la gran prensa presentaba a los anapistas como individuos al
margen de la ley, la ANAPO mostraba a sus principales adversarios políticos
en su cualidad de perversos. Empero, muchas veces, los anapistas no rechaza-
ron en su totalidad los juicios que sobre ellos hacía el régimen, sino que se
servían de los mismos para condenar las medidas y pasos oficiales y, ante todo
para proclamarse como los «únicos voceros del pueblo». «Nosotros somos -
decía un editorialista - para la dorada oligarquía que peca y delinque en gran-
de, una turbamulta feroz, maleducada y rebelde; y eso nos complace, tenemos
una espléndida masa de pelea, capaz de empujar con el pecho desnudo las más
afiladas armas y de combatir en las más difíciles circunstancias»13. Así, depo-
sitando toda su razón de ser en «el pueblo» o en «las masas», los anapistas
pretendían dejar sin legitimidad popular al Frente Nacional.
Cuando la ANAPO presentó por primera vez listas para el parlamento en 1962,
y por lo regular siempre que se acercaban las elecciones, el Frente Nacional
mediante la gran prensa, para desacreditar al movimiento, volvía sobre las
contradicciones y fallas del régimen militar. Ahora, el impulso que venía to-
mando el anapismo desde las elecciones de mitaca de 1964 y las multitudinarias
manifestaciones que recibían a Rojas en las localidades, hizo que los periódi-
cos que respaldaban el régimen oficial, arreciaran las tormentas de inculpaciones
contra los anapistas14. Estos sin embargo, ya no respondían, a las «tergiver-
saciones y calumnias de la gran prensa», únicamente con las referencias a las
«bondades y medidas populares» del gobierno militar. Aunque éstas se men-
cionan, no se tienen en cuenta tan sólo para presentarlas en calidad de solucio-
nes políticas y sociales. Para ellos, el cambio de las estructuras, es decir: «la
reforma del aparato estatal, la asistencia estudiantil, la producción de materias
primas, la creación y participación en nuevos mercados o la protección de la
moneda nacional», son propuestas tratadas en los editoriales como planes a
desarrollar para alcanzar la armonía social y el equilibrio político. Ahora la
defensa del orden social no la hacían con el único propósito de instaurar un
modelo del pasado, sino que con base en ese modelo pretendían la «moderni-
zación» del Estado.
Véase «La Violenda rojista». En: Alianza Popular No. 63. Odubre 14 de 1965,p. 4.
Véase «Por qué las calumnias ?». En: Alianza Popular, No. 74, febrero 4 de 1966, p. 4.
111
tantes los voceros anapistas venían denunciando el «comportamiento
extranjerizante» de la clase dirigente. La mayor parte de las referencias de los
editoriales tuvieron que ver con los Estados Unidos como enemigo externo. Se
conservan todavía las apelaciones al «patrioterismo» a la manera del Rojas de
los tiempos del gobierno militar. Apenas se advierten algunas alusiones a las
experiencias nacionales de algunos de los paises del «tercer mundo».
De otra parte, los editoriales del vocero anapista denunciaron ante todo la
represión del régimen y defendieron los derechos del ciudadano, en otras pala-
bras, los logros de la democracia burguesa. Prestaron atención a los problemas
y a las soluciones de los más acuciantes problemas de la gente común. El costo
de la vida, la miseria, los impuestos tenían su puesto preferencial en los escri-
tos editoriales de Alianza Popular. Día tras día los lectores del periódico eran
testigos de la preocupación del movimiento por las alzas en el transporte, en
los artículos de primera necesidad y en los arriendos, consecuencia, según
escribían, de las políticas económicas del Frente Nacional. «Alianza Nacional
Popular -afirmaba un editorialista- rechaza en ésta, como en todas las veces,
las alzas en los costos de la vida. No es simplemente una posición demagógica;
consideramos que el gobierno ha violentado la lógica en los altos gastos oficia-
les; que la ha violentado en la continuidad de una política de préstamos inter-
nacionales, cuya incorporación a la prosperidad colombiana es muy discuti-
ble; que la ha violentado en el exceso burocrático. Que ha permitido la voraci-
dad de los oligopolios, el exceso en la ganancia, los turbios negociados en
dólares, la especulación.,.»15.
Véase «Menos arroz en la sopa». En: Alianza Popular, febrero 12 de 1966, No 81, p. 4.
Véase Las Malditas Elecdones. En: Alianza Popular No.66, octubre 20 de 1965, p.4.
Ibid.
112
actitud contradictoria y confusa, redundaría en una acertada estrategia políti-
ca. Es decir, conservando el discurso agresivo y revanchista en momentos col-
mados de tensiones sociales y reiterando con intransigencia su oposición irre-
conciliable al sistema, la ANAPO aceptaba los mecanismos establecidos por el
nuevo orden. «Absurdo seria, -leemos en uno de los editoriales- despreciar el
procedimiento que el adversario nos ofrece para derrotarlo. Además no le te-
memos a la reyerta cívica porque la mayoría del pueblo habita nuestros cam-
pamentos»18. Así, pues, la Alianza Nacional Popular reafirma su política de
participación electoral, autodefiniéndose a la vez como abanderada de la revo-
lución nacionalista y popular que según sus ideólogos «reclamaba el país». En
realidad, no carecían los anapistas de ninguno de los componentes claves para
participar en la política colombiana. Con caudillo definido y fogueado, depo-
sitaban en el pueblo «la legítima voluntad popular y la verdadera legalidad».
Le invitaban a sacudir «el yugo de la iniquidad y de la miseria» y a «levantar
su cabeza inconforme, en un violento gesto de rebeldía para protestar por to-
das las injusticias y por el desorden social en que se debaten las gentes humil-
des de Colombia»19. Y cuando la crítica los asediaba por su discurso beligeran-
te, sacaban a relucir su vocación conciliatoria: «Hemos insistido en que la
revolución puede hacerse pacíficamente; que es posible realizar en el acuerdo
de los ciudadanos las transformaciones esenciales que el país requiere, que
nuestro pueblo es bueno, es confiado, es cristiano»20.
Ibid
Véase «Por qué las calumnias ?». En: Alianza Popular, febrero 4 de 1966,p. 4.
Véase «La violenda rojista». En: Alianza Popular, odubre 14 de 1965, p.4
113
Para complementar nuestras observaciones sobre la evolución del anapismo,
seleccionamos 57 documentos publicados en Alianza Popular antes del 20 de
marzo de 1966.21
21
37 de ellos pertenecen a integrantes y directivas de la ANAPO y 20 a organizaciones gremiales y
particulares, cuyos planteamientos son muy cercanos a los del Movimiento. Los documentos anapistas
son: 15 mensajes y avisos firmados por Rojas Pinilla; 8 capítulos de la plataforma programática; 5
cartas de dirigentes de la ANAPO; 3 documentos de diferentes comandos anapistas; 2 dos discursos
radiales, uno de María Eugenia y el otro del general (r) Gregorio Duarte Jiménez; y un mensaje de
Roberto Harker Valdivieso al anapismo santandereano.
22
El siguiente es el texto compldo del documento: «MENSAJE DE ROJAS PINILLA A LOS
COMANDOS DE SANTANDER./ Dodores Roberto Harker Valdivieso, Edmundo Morales Behrán,
Paúl Duran Reyes, Carlos Parra./ Fin respuesta a su mensaje de ayer permítame manifestarles Reinaldo
Hernández no pertenece Alianza Nadonal Popular pues fue expulsado movimiento por indecoroso y
traidor. Ruégoíes transmitir este mensaje comandos municipales Santander fin nuestros amigos sepan
aditud deben adoptar frente audaces prdensiones dicho sujeto ha querido utilizar posidones exaltólo
ANAPO, solamente para benefido personal. Este es un movimiento jerarquizado y estoy dispuesto
toda costa preservar disdplina fin mantengamos unidad perfecta pues ahí reside parte nuestra tuerza.
Desde ahora condeno cualquier intento disidente de quienes hadándose pasarpor rojaspinillistas quie-
ren engañar a algunos ingenuos amigos didéndoles que voten por hstas distintas a las autorizadas./
Estas listas serán elaboradas por mi y oportunamente las haré conocer a fin de que mis amigos no
tengan la menor duda sobre su autentiddad. Cordial saludo./Gustavo Rojas Pinilla. Véase Alianza
Popular,febrero 11 de 1966,No. 80,p 11. y marzo9 de 1966,No.l02,p. 2.
114
Ante la opresión y exclusión de los sectores populares, originados en la admi-
nistración de Lleras Camargo y continuados en la de Guillermo L. Valencia, la
ANAPO era para Rojas, la mejor opción en el próximo debate electoral. Con
un lenguaje sencillo, recargado de un vocabulario cristiano. Rojas proyectaba
así las imágenes suya y de la ANAPO: «El Movimiento nació con un hombre
salido de una cárcel donde pagó el tremendo delito de haberle servido durante
cuatro años a los pobres trabajadores colombianos sin perseguir a las oligar-
quías y fue creciendo poderoso por encima de la delincuencia oficial y la per-
versión de las oligarquías que no ahorraron calumnias y atropellos para dete-
nerlo hasta conseguir que la verdadera justicia social, por la cual Jesucristo
murió en la cruz hace dos mil años, esté imperando ya hasta en la misma
conciencia de los señores del gran dinero y de la indecente politiquería, que
reconocen la verdad de nuestros programas doctrinales y la necesidad de una
transformación revolucionaria para que esajusticia social sea una realidad en
Colombia»23.
21
Véase «Transformadón Revoludonaria». Entrevista a Rojas Pinilla en el séptimo aniversario de
su regreso al país. Alianza Popular, odubre 11 de 1965. p. V.
24
Véase carta enviada por María Eugenia a Benjamín Burgos el 29 de septiembre de 1958. En:
Alianza Popular No. 62, octubre 11 de 1965,p 8.
115
TABLA No. 1
REFERENCIAS A ROJAS Y A LA ANAPO EN
LA PLATAFORMA 1960-1966
(8
O
c
Indicadores No. Subindicadores 3
No. O CS
41 !? O
a.
116
TABLA No. 2
REFERENCIAS A ROJAS Y A LA ANAPO EN 25 EDITORIALES
DE "ALIANZA POPULAR"
(Octubre 1 9 6 5 - marzo 1966)
o
c to
No. Indicadores No. Subindicadores U
u. Q.
117
Rodrigo Villarreal, político anapista santandereano se dirige a Rojas para re
afirmarle el respeto a sus ordenes, a la disciplina y a la jerarquía del Movi-
miento. De su parte, el Comando de ANAPO en Barrancabermeja, en un deta-
llado informe sobre el fracaso de una gira del candidato oficial del Frente
Nacional a esa localidad, anotó: «los rojistas hemos librado otra gran batalla
contra el sistema carcomido del Frente Nacional; hoy esta ciudad se enorgulle-
ce y cierra filas en torno al General Gustavo Rojas Pinilla»-3.
25
Véase «Gastan 110.000 en Barranca vno Movilizan 200 personas. En: Alianza Popular. N° 93.
febrero 26 de 1966. p. 8.
118
Para darle un hilo de continuidad a todas sus actividades. Alianza Popular
reproduce medidas que los representantes del movimiento promueven en los
Cuerpos Colegiados en contra del Frente Nacional y a favor de las mayorías
nacionales.
26
Alianza Popular No 69, 3 de diciembre de 1965,p.l0.
21
Alianza Popular No.70, diciembre 20-25 de 1965, p 11.
28
Alianza Popular No. 70, diciembre 20-25 de 1965, p. 4.
29
Véase «La Salvación del país está en el Triunfo de Alianza Nacional. En: Alianza Popular No
70, diciembre 20-25 de 1965, p . 4.
í0
Véase «Mario Montoya plantea la acción de Alianza Nacional. Discurso emitido por La Voz de
Cereté. En: Alianza Nadonal N° 70, diciembre 20-27 de 1965, p. 11.
" Ibid.
119
mensaje de posesión como Presidente del Comité Ejecutivo Departamental de
la ANAPO en Santander-. La revolución colombiana se debe hacer a cualquier
precio porque para los buenos patriotas es más importante morir una sola vez
en el campo de batalla combatiendo y destruyendo a un enemigo insolente,
que continuar agonizando en silencio mientras las aves agoreras se asoman a
los balcones de San Carlos para presenciar nuestro holocausto y el holocausto
de la Patria»32. Y, como en todas las fuentes que hemos venido estudiando, el
nacionalismo es la fragua de las tesis anapistas; no hay documento en donde
no aparezcan las expresiones: «Colombia», «patria», «independencia»,
«indoamérica», «patria nueva», «revolución nacionalista», «batalla colombia-
na». En la base de la configuración del tipo de nacionalismo que distinguía a
la ANAPO, estaba su tesis de la incongruencia entre quienes dirigían el Esta-
do y quienes componían la nación. La expresión nacionalista del discurso de
plaza pública era distinta a la del discurso parlamentario. Aquí se podía expo-
ner en detalle la intervención económica de los monopolios en la economía
nacional o los vínculos políticos y económicos entre la clase dirigente colom-
biana y la política norteamericana. En las manifestaciones públicas el proble-
ma nacional que ocupa el centro de la atención, más que un hecho concreto
protagonizado por un agresivo país extranjero, es el tema de la usurpación de
los derechos elementales del pueblo por parte de una «casta minoritaria»33. Se
acude dentro de un contexto regional-nacionalista, al ejemplo de los proceres
de la Independencia. Considerando a la mujer contemporánea como víctima
principal de la violencia, Harker apela al ejemplo de Manuela Beltrán con el
propósito de atraer al movimiento la participación activa de la mujer. Por su
parte, el general en retiro Gregorio Duarte Jiménez considera que la mujer del
pueblo es fuente de cohesión social. «Si ella acude con su voto -decía Duarte
Jiménez - el amor por sus padres, por su novio, por su esposo y por sus hijos
encontrará en Colombia el dulce ambiente, la seguridad familiar y el progreso
constante en un reencuentro con la verdad social»34.
n
Véase Alianza Nacional No 69, 3 de diciembre de 1965, p 10.
" Véase Alianza Popular No 69, 3 de diciembre de 1965, p 10.
54
Véase La Salvación del País está en el Triunfo de Alianza Nacional Popular. Discurso Radial del
General (r), abogado Gregorio Duarte Jiménez. En: Alianza Popular No 70, febrero 20 de 1966p. 4.
120
Social Demócrata Cristiano publicaron sus respectivas plataformas. Desde julio,
el emerrelismo lopista arremetió en la contienda política. Participaron en la
campaña electoral con el periódico MRL de Colombia y con el radioperiódico
La Calle. El Partido Comunista lo hizo en enero de 1966. En mayo de ese año,
con el fin de integrar en agrupaciones guerrilleras de tipo moderno a los
campesinos combatientes de Marquetalia, oriente del Huila, Caquetá, Río
Chiquito, 26 de septiembre. Guayabera y zona sur occidental del Tolima, se
crearon las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC. La nueva
agrupación guerrillera incorporó a su declaración política fundacional, «el
Programa Agrario de los guerrilleros» en circulación desde el 20 de julio de
196435. Puede decirse que en la segunda mitad de la década se dispararon los
documentos programáticos de las organizaciones políticas en Colombia.
35
Véanse: Guzmán Campos Germán. La Violencia en Colombia. Parte descriptiva. Ediciones
Progreso. Cali, primera edición, 13 de agosto de 1968p. 469-471. Arenas Jacobo. Cese el Fuego. Una
historia política de las FARC. Bogotá, editorial Oveja Negra, febrero de 1985 p.86-88.
!í
El estudio de quince discursos pronunciados por Alfonso López Michelsen durante su campaña
electoral de 1965-1966, permite conocer la orientación política que guiaba a la «Linea Blanda» del
MRL: Liberemos del chantaje a la libertad, en Posdata a la Alternación pp 125-138; Vivimos bajo el
signo de la incertidumbre y de la duda, en MRL de Colombia, julio de 1965; Manifiesto de la Junta
Asesora a la militancia del MRL, en MRL de Colombia, julio 10 de 1965; Ante todo la verdad, en
MRL de Colombia, octubre 1 de 1965; Falta de conocimientos falta de carácter, en Posdata a la
Alternación pp. 89-95; Dialéctica de las chequeras dialéctica de las pistolas, en Posdata a..., p 139-
147; El país no necesita una enciclopedia sino un gobierno fuerte que no este sujeto a presiones, en
Posdata a..., pp. 97-107; El Movimiento Revolucionario Liberal es lapaz, en Posdata a.. ,pp 109-113;
Si Lleras Restrepo sale elegido no tendrá poder decisorio, en Posdata a..., pp 149-158; Alfonso López
se dirige a los ingenieros de Antioquia, en MRL de Colombia, diciembre 17 de 1965 p 5; La cuestión
es eco dinero, en Posdata a la Alternación, pp 117-124; El Frente Civil ha dejado de ser un punto de
convergencia para convertirse en un extremismo, en Posdata a...,pp 159-178; La disidencia del MRL
beneficia al partido liberal, en Posdata a...,pp 179-193; Alberto Lleras al bate, en MRL de Colombia,
octubre 1 de 1965 p 1; Una Colombia difícil, en MRL de Colombia, noviembre 5 de 1965.
" Para llenar este vacío hemos sometido a nuestro análisis cuantitativo catorce importantes
documentosproducidos entre 1963y 1965.1963: 1. Declaración del Comité de Acción Revolucionaria
del MRL (LNP No 99-100 junio 15); 2. Frente Popular de Explotados propone Uribe (Diario de LNP
jubo 22); 3. En Colombiano existe hoy un orden democrático que valga lapena defender (Diario LNP
agosto 2); 4. El MRL solidario con FEDEPETROL (Declaración del Comité de Acción Revolucionaria
en Diario LNP agosto 5); 5. Reagrupación nacionalista en tomo a las Tesis revolucionarias buscara la
121
Simultáneos, los documentos de Camilo y el redactado por el dirigente urbano
del ELN Jaime Arenas, llevaron a la discusión política en la ciudad, algunos
de los problemas, que el movimiento guerrillero planteaba desde las montañas
del país38. Arenas escribió varios años después, que el programa político del
ELN buscaba «ser amplio, dentro de lincamientos incuestionablemente
revolucionarios, sin sectarismo ni complicaciones de ordenfilosófico,con el
objeto de que su comprensión por parte de las masas populares a quienes iba
dirigido el discurso fuera fácil y su aceptación se realizara rápida y
conscientemente...»39. Como la plataforma de Camilo, el documento del ELN
recalcaba la necesidad de crear un amplio frente democrático de «obreros,
campesinos e intelectuales de avanzada, estudiantes y sectores progresistas de
las capas medias». Ambos programas se erigían desde las ruinas del Movimiento
Obrero Estudiantil y Campesino MOEC que lanzara al mercado de los
documentos políticos sus tesis programáticas en julio de 1960. Los tres estaban
inspirados, en parte, por la nueva ola guerrillera que sacudía al tercer mundo
después de la segunda guerra mundial. El MOEC le había conferido en su
programa, gran importancia a los sectores vinculados con la educación,
particularmente a los estudiantes. Estos ocuparon más espacio como destinatario
positivo que los obreros y los campesinos. Pero más que a los estudiantes, el
MOEC dirigió su palabra al pueblo. En cambio, el Frente Unido de Camilo
nacido varios años después en la universidad y que había contado con el
entusiasmo de los universitarios, no le concedió siquiera una mención en su
plataforma a los estudiantes. Es muy posible que los ideólogos del Frente Unido,
consideraran definitivamente cooptado a su favor el sector estudiantil. Para
ellos, más que un destinatario supuestamente cooptado, ló importante eran los
paradestinatarios: las totalidades y organizaciones sin discriminación social:
los colombianos, la familia, hombres y mujeres, las Juntas de Acción Comunal,
las cooperativas. Los campesinos no aparecen para nada. El 10.2% de sus
referencias llaman a los obreros, otro tanto a la clase media (ver Tabla N° 4);
se trata, pues, de un movimiento de carácter urbano. Carácter urbano que no
se refiere en concreto al vocablo pueblo. Habla de clase popular o de
Linea Dura en la Asamblea del 10 (Declaración en Diario LNP octubre 4); 6. La Conferencia Nacional
del MRL (Diario LNP octubre 11); 7. La Declaración de los 18 (LNP No 96); 8. Conclusiones de la
Asamblea Nacional (Diario LNP octubre 14). 1965: 1. Un llamamiento a la nación (LNP No 127
enero); 2. Asamblea Nacionalista. Carta circular a todos los dirigentes de opinión pública que en una
u otra forma se han preocupado por el proceso revolucionario colombiano (LNP febrero No 129); 3.
Carta de A. Uribe Rueda dirigida a Ruiz Novoa, en respuesta a las declaraciones del ex-ministro al
abandonar el MDN (Anales del congreso mayo 18); 4. El Hundimiento del Estado Liberal (en Recorrido
a la intemperie, Op. Cit.); 5. Entrevista a Alvaro Uribe Rueda de C. Bula y A. Benedetti (El Nacional
octubre 9); 6. Candidato presidencial de la oposición antes de las elecciones pide Uribe (El Nacional
abril 2).
18
Por ejemplo: al igual que el programa agrario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
FARC, documento firmado por Manuel Marulanda Vélez el 20 de julio de 1964, la Plataforma del
FUP preveía la propiedad de la tierra para quien la trabajara directamente. Véase «Voz Proletaria» de
agosto 6 de 1964, p.8.
39
Véase Arenas Jaime. La Guerrilla Por Dentro. Análisis del ELN Colombiano. Bogotá, Tercer
Mundo. Colección Universal, 5 edición, 1975, p. 54-55.
122
organizaciones populares. Son las organizaciones las que están en la mira de
sus intereses, creen que en ellas está reunido el pueblo organizado y disciplinado.
Aunque dirigido por un sacerdote, el FUP no apela -por lo menos en su
documento esencial- a recursos mesiánicos de cooptación popular. Nada de
desheredados de la fortuna, de misericordiosos, de los humildes.
40
Véase Documentos Políticos. Revista del PCC No. 57, febrero de 1966. p. 90-104. Documento
del 28 de enero de 1966.
123
TABLA No 3
DESTINATARIOS POSITIUOS DE LOS MOUIMIENTOS
POLÍTICOS DE OPOSICIÓN AL FRENTE NACIONAL
1959-1961
DESTINATARIO POLÍTICO SOCIAL HOUIHIENTOS POLÍTICOS 1959 - 1961
FLAN DE PARTIDO
No INDICADORES MOEC ENERO ANAPO MIL COMUNISTA
1 PUEBLO 26.2 39.2 34.1 10.5
2 LAS NASAS 3.6
3 OBREROS 8.3 28 10.7 16.4 15.8
4 CAMPESINOS 9.5 20 14.3 3.5 15.8
5 EMPLEADOS 1.2 4 3.6 8.2 5.3
6 TRABAJADORES 2.4 5.8 31.6
7 ESTUDIANTES 14.3 1.2
8 PROFESIONALES 1.2
%_ I O M L Í M S E O SIN DISCRI- 5.3
MINACIÓN SOCIAL NI POLI- 8.3 44 10.7 27.1
TICA
18 SECTORES UICULADOS CON 6,0 5.3
LA EDUACION 1.2
11 LA CLASE NEDIA 2.4 4 7.14
12 ORGANIZACIONES SIN DIS-
CRIMINACIÓN SOCIAL
13 SECTORES INSTITUCIONALES
(POLICÍA, MILITARES,
CURAS)-
14 GRENIOS ECONÓMICOS 2.4 7.14
15 LA BURGUESÍA 1.2
16 PEO UENOS SECTORES DE LA 6.0 3.6 1.2 10.5
ECC NOMIA
17 LA OPOSICIÓN POLÍTICA
18 GUERRILLEROS
19 REVOLUCIONARIOS 4.7
20 MINORÍAS ÉTNICAS 8,3
21 BIPARTIDISMO
TOTALES 84 25 28 85 19
124
TABLA No 4
125
Otra familia de movimientos, alejada del espíritu guerrillero, estaba conformada
por el Movimiento Democrático Nacional, las líneas blanda y dura del MRL y
el Partido Social Demócrata Cristiano. El MDN, el PSDC, y el dirigente de la
Línea Blanda del MRL Alfonso López Michelsen, al igual que el Frente Unido
convocaron a las totalidades sin discriminación social. Entre los Movimientos
en estudio fueron estas cuatro organizaciones las que pusieron en el primer
lugar de sus destinatarios a ese tipo de conglomerado: El primero y el último
llamaron a los colombianos, a la juventud y a la comunidad en general. El
segundo apeló a ésta y a los ciudadanos. Para el MDN es menos importante el
pueblo a secas (6,5%), que para el PSDC (42.8%). Los ideólogos del Movimiento
Democrático Nacional fieles también a su procedencia y prédica, apelan con
más intensidad a los sectores institucionales: Las Fuerzas Armadas, la Policía,
etc.( 19.5%). En la Plataforma del MDN no tuvieron espacio los pequeños
sectores de la economía nacional, ni las minorías étnicas, ni siquiera los
conglomerados que por excelencia eran los receptores de su discurso: la clase
media, los sectores vinculados con la educación. Es muy posible que como en
el caso del Movimiento de Camilo Torres, el MDN considerara cooptados para
si dichos sectores. (Obsérvese la Tabla N° 4).
Al igual que los anapistas, la «Linea Dura» colocó al pueblo como el principal
destinatario de su discurso. Hay sin embargo algunas diferencias de orden
cualitativo: las formas de recurrir al pueblo. Para los anapistas las referencias
al pueblo se hacen de manera directa No pocas veces, los ideólogos del anapismo
se presentan ante la opinión pública como sus portavoces y redentores. La
Línea Dura, en cambio, en ningún momento se consideró su abanderada. «En
las conciencias de las mayorías -leemos en uno de los documentos de la Línea
Dura- se abren paso a paso, cada día con más fuerza, dos objetivos de lucha
popular: la consecución del poder para las clases que trabajan y el logro de una
plena independencia nacional»4'. Para la «Línea Dura» pesaba la solución
política sobre las reformas sociales. Es decir, la reforma de las instituciones
estatales era para ellos una de las formas de impulsar el desarrollo nacional, la
armonía y la igualdad social. Mientras que los anapistas al igual que le daban
importancia primordial a la conquista del poder, trabajaban mientras tanto a
favor de soluciones efectivas a los problemas sociales del colombiano del pueblo.
Por supuesto que el anapismo también pugnaba por la consecución de
«derechos», «libertades públicas», «igualdad», etc, pero en las formas y
enunciados de su discurso político sobresalen las deficiencias en las condiciones
de vida de amplios sectores de la población, a diferencia de «los duros» que
revelan una gran preocupación por las formas antidemocráticas del régimen
sin olvidar sus efectos sociales. Para la ANAPO, el «pueblo» como generalidad
que incluía la mayor parte de la población, era el principal sujeto en su discurso
político. Parala «Linea Dura» del MRL la utilización del pueblo, como principal
41
Véase Diario La Nueva Prensa, Agosto 2 de 1963, p.8.
126
sujeto político, era la posibilidad de realizar el objeto de sus preocupaciones
ideológicas: alcanzar el desarrollo por medio de la autonomía nacional.
Como se anotó arriba, el primer lugar entre los destinatarios positivos del
discurso de Alfonso López Michelsen lo ocupan totalidades como;
«colombianos», «las gentes», «la opinión pública». La explicación de este
primer lugar dedicado a las «totalidades», la encontramos en las concepciones
y percepciones que tenía el jefe de la Línea Blanda de los que para él constituían
los verdaderos problemas del país: El Estado, la acción del gobierno, los
problemas globales de la sociedad. En una palabra, la ciencia de la política
Así lo aseguraba una noche de enero de 1966 en el recinto conservador del
Centro de Estudios Colombianos: «En la discreta penumbra de una cátedr;
procuré enseñar, no el derecho constitucional, que generosamente se me
atribuye, sino, apenas, ciencia política, que es el esbozo de las doctrinas acere:
de la misión del Estado y el proceso de cambio de las estructuras en el seno de
las sociedades. Es lo que puedo ofrecer a mi auditorio de esta noche. Una
cierta familiaridad con las cuestiones que atañen a la acción del gobierno, su
razón de ser como guardián del orden y el logro de la paz. Porque ¿qué es, al
fin y al cabo, el estudio de la ciencia política sino el recuento de los esfuerzos
de los hombres para vivir en armonía? ¿Y qué son las doctrinas políticas sino
los distintos caminos que, en el curso de los siglos, han trazado los ideólogos
para guardar la concordia en la sociedad?». Ahora, en la campaña de 1966, el
discurso de López antes diseminado y confundido entre los planteamientos de
las distintas corrientes que conformaron en un principio el MRL, se torna
diáfano, transparente. Más que el discurso de un político, parece el de un
hombre hablando desde la cima del poder. Si de una parte señalaba que no se
sentía «ningún Moisés, cargado de experiencia y de años, designado por la
Divina Providencia para llevar al pueblo escogido a la tierra prometida», por
otra, ahora más que en la campaña de 1962, sin la incómoda presión de los
comunistas o de los que ahora campaban en la otra tolda del MRL, se sentía
llamado a salvar, por supuesto no al pueblo, sino al Estado colombiano. Mientras
que en su plataforma de 1961 el MRL había apelado en primera instancia al
pueblo y en segundo lugar a las totalidades, López, en su discurso de 1965
invierte las categorías. Atrás quedaba el entusiasmo por rescatar para el partido
liberal la vena popular que -según él- lo había distinguido en la historia política
nacional42. Los obreros que tuvieron significativo reflejo en los documentos de
la primera mitad de la década, empiezan a desaparecer de su discurso. El
«pueblo» no existe en el esquema del discurso de López como su preocupación
por la situación en que viven ni por sus demandas. Al igual que los emerrelistas
de la «Línea Dura», le inquieta, en primer lugar, las consecuencias de las
42
Al respecto véase: «El Oficialismo liberal como partido al servicio de los factores del poder y
como promotor de la Mano Negra.» Ea: López Michelsen A. Colombia en la Hora Cero. Tomo II.
Bogotá, ed. Tercer Mundo. 1963,p.l2.
127
medidas del Frente Nacional sobre las estructuras sociales y políticas de
Colombia, y de allí, por extensión, el pueblo. En cuanto a sectores específicos
de la sociedad, son los campesinos quienes sobresalen en el discurso lopista de
recinto cerrado. Habiéndose excusado ante sus camaradas para hablar en su
nombre propio, el líder de la Línea Blanda aprovechaba las invitaciones de
entidades particulares, tanto para suavizar el discurso revolucionario de los
otros cuadros del movimiento, como para expresar su vocación de líder
reequilibrador de la sociedad, «...si el primer cómplice en la división
colombiana, entre una sociedad monopolística industrial y una sociedad agrícola
indefensa, entre una sociedad industrial soberbia y una sociedad agrícola mansa,
es el propio Estado y sus propios organismos, no sé a donde vamos a desembocar.
Lo digo porque es de conocimiento de todos ustedes - decía López hablando en
Manizales ante los dirigentes de ventas- y fenómeno de carácter universal el
de que, si en las ciudades la transformación se va alcanzando por medio de la
evolución, gradualmente, sin apelar a la acción directa o a los medios violentos
a través de la lucha de los sindicatos con los patronos sobre la mesa de una
junta directiva, en los campos, no solo en Colombia sino en el continente y en
todos los continentes, el problema del mejoramiento de la clase campesina no
se está resolviendo con pliegos de peticiones ni con papel sellado sino por
medios violentos, por la inconformidad traducida en rebeldía que recurre a la
acción directa»43. En un momento histórico en que empezaba a hablarse poco
de los campesinos, cuando los movimientos políticos habían, siguiendo el curso
de los tiempos, optado por los habitantes de las ciudades, López se inclina por
el campesinado, conglomerado para el que hablaban por lo regular bien los
dirigentes de extracción conservadora, bien los líderes guerrilleros. Así se
expresaba López: «Colombia va a tener que decidirse dentro de lo que yo llamo
la estrategia global a largo plazo si sigue prestándole atención preferente a la
clase industrial y hablo de la clase industrial comprendiendo tanto a los
empresarios y a los directores y a los accionistas como a los obreros, o si se le
presta atención a la clase campesina que es el talón de Aquiles, la parte débil,
la parte limitativa de nuestro propio desarrollo industrial. Si no se mejora la
condición campesina, si no se mejora el ingreso campesino, nos vamos a
encontrar con el doble problema de que la expansión industrial hallará un
limite forzoso por la falta de mercados con que la inconformidad que hoy
llamamos bandolerismo y antes llamábamos violencia no aplazará sus
reivindicaciones pacíficamente sino recurrirá por todos los medios a tener un
puesto igual al que se les está negando por los propios mecanismos del Estado»44.
43
«Vivimos bajo el signo de la incertidumbre y de la duda» Dijo Alfonso López ante los Dirigentes
de Ventas reunidos en Manizales. Véase MRL de Colombia, julio 10 de 1965, p.4.
44
Ibid.
128
Línea Blanda en 1965 que con la Línea Dura; en cambio la Línea Dura se
acerca más a la plataforma de 1961 aprobada por todo el conjunto del MRL,
que el López de mediados de la década. (Ver Tabla N° 5)
Reflexionar sobre los problemas, surgidos o agudizados a raíz del nuevo orden,
en dimensiones como: Colombia, el Estado, etc, lleva a López a convocar a los
«colombianos», a «las gentes», etc. a diferencia de quienes -como los anapistas-
advierten que las consecuencias del régimen afectan directamente al pueblo y
por ello acuden directamente a él. De otra parte, es común a todos los
movimientos de oposición al Frente Nacional considerar como destinatarios
de su discurso político, en porcentajes representativos, las totalidades sin
discriminación social ni política. La concentración de nuevos grupos humanos
en las ciudades (estudiantes, trabajadores, empleados, obreros, profesionales,
marginados, etc) produjo cambios lógicos en el lenguaje político.
45
Véase «Si Lleras R. sale elegido no tendrá poder decisisorio» (Discurso en el Restaurante Jaroslov,
diciembre 12 de 1965) En: Posdata... Op. cit p 154.
129
TABLA No 5
AGRUPACIONES POLÍTICAS MOEC PLAN ANP MRL PCC ANP L.BLA L.DUR PSDC MDN F.UNI PCC FARC ELN
ENER 61 1 9 6 1 1961 64-66 1966
MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO
0,70 0,58 0 . 8 1 1
LIBERAL (NRL 19(1)
PARTIDO COMUNISTA DE COLOMBIA
0.28 0.28 0.30 8.37 1
(PCC 1961)
ALIANZA NACIONAL POPULAR
0,74 0,33 0.86 0.90 0.41 1
(ANP 64-66)
LINEA BLANDA D E MRL (L.BLAN) 0,37 0.65 0.51 8.69 0.18 0,58 1
LINEA DURA DEL MRL (L.DURA) 0.51 0.45 0 , 6 6 0,78 0.13 0.72 0,74 1
FRENTE UNIDO (F.UNI) 0.19 0,76 0.26 8.62 8,87 0.41 0.72 8.60 0.76 0.79 1
130
ANAPO que habiéndolas dejado agruparse, bajo el nombre del anapismo liberal,
conducidas por el general Rojas, como masas propias»46. Sin embargo, los
dirigentes del oficialismo liberal estaban más dispuestos a perdonarle al
descarriado López sus acercamientos con el comunismo criollo que con el
rojismo. «...Usted ha hecho algo que considero peor que coligarse con los
comunistas - le escribía Echandía - y es aliarse con los partidarios de la dictadura
tropical que constituye, como usted bien lo sabe, el más inmediato peligro para
la subsistencia, no sólo del partido liberal, sino de cualquier forma de vida
republicana en Colombia»47. López entonces, consideró necesario establecer
diferencias entre el rojismo y el movimiento de la ANAPO. En una
manifestación en la población antioqueña de Puerto Berrío, enfatizó: «Nosotro?
no estamos con el rojismo, estamos con la Alianza Nacional Popular, que poco
tiene que ver con la mayor parte de la gente del régimen que cayó el 10 de
mayo. La Alianza Nacional Popular es un movimiento que persigue fines socio-
económicos y al cual se halla incorporado aquí en Antioquia, Jaime Piedrahita,
como su máximo dirigente. ¿De qué pecado se le acusa en Antioquia bajo el
gobierno del general Rojas? Quienes aprovecharon de ese gobierno, cuando el
exgeneral era un político bisoño, sin experiencia en estas bregas, fueron viejos
políticos conservadores como el doctor Pabón Núñez, el doctor Antonio Alvarez
Restrepo, Don Carlos Villaveces, el doctor Evaristo Sourdis, el doctor Castor
Jaramillo Anubla y tantos otros, que fueron quienes se identificaron con el
rojismo en el rojismo en el gobierno y hoy constituyen el Estado Mayor del
doctor Carlos Lleras Restrepo»48.
46
Véase carta a Darío Echandía de Alfonso López M. de marzo 17 de 1966. En: Postada a la
Alternación... Op. cit. p. 190.
47
Véase carta de Darío Echandía a Alfonso López Michelsen de marzo 17 de 1966 p. 186 En:
Posdata a la Alternación... Op. cit.
48
Véase «El país no necesita una enciclopedia sino un gobierno fuerte que no este sujeto a presiones»
en Posdata a la... p 101.
49
En laplataforma de 1964, el anapismo había consignado: «El Frente Nacional unió las oligarquías
liberales y las plutocracias conservadoras, creando así un partido único, con intereses propios, que
ejerce el poder de manera exclusivista y hegemónica». Véase Plataforma de la Alianza Nacional
Popular, 1964. p. 8.
50
Véase «El frente civil ha dejado de ser un punto de convergenciapara convertirse en un extremismo».
En: Posdata a la Alternación... Op. cit. p 162.
131
la «linea dura» que buscaba acercar a «los revolucionarios», López dirigiéndose
a los «lauroalzatistas» a «los conservadores progresistas», y a «todos los grupos
de oposición», etc, no está interesado en cooptar los sectores de extrema
izquierda, por el contrario es claro al mencionar como destinatarios políticos
«los grupos anticomunistas», o bien «la resistencia». A López le importaba
más el destinatario liberal en toda su extensión, es decir, tanto «los compañeros
liberales», «el liberal del pueblo», como los «liberales extraviados», aquellos
que se encontraban por fuera de la «Línea Blanda». Esto por la responsabilidad
que le correspondía al liberalismo frente a los cambios que el Frente Nacional
adelantaba. Cuando en Santa Fé de Antioquia mencionó su próximo itinerario
por el Caribe, López dijo que iría allí «donde se está incubando por igual el
porvenir económico de Colombia, como nación exportadora y el porvenir del
Partido Liberal, como partido revolucionario»51.
51
Véase «El Movimiento Revolucionario es la Paz» en Posdata a la Alternación ... Op.cit. p 115.
52
Véase «23 preguntas de Alberto Galindo» en Recorrido a la intemperie... Op. cit. p 137.
53
Véase «El país no necesita una enciclopedia...» En Posdata a la Alternación ... Op. cit. p. 106.
54
Véase<<ElFrenteCivühadejaQV5deserunpuntodeconvergencia...>)En: Posdata a la Alternación...
Op. d t p . 169.
132
Hasta aquí podemos aventurar una síntesis. De todos los movimientos analizados
entre 1959 y 1961, fue la ANAPO el que dedicó la mayor parte de sus mensajes
al pueblo. (Ver tabla N° 3). Entre las agrupaciones estudiadas entre 1963 y
1966 la ANAPO y el ELN continúan en esa tónica. Como se puede apreciar en
la Tabla N° 4, no es que no les interese el pueblo a los demás movimientos de
la oposición. Sólo que sus mensajes preferencialmente se dirigen a otros
colectivos sociales. Una mirada atenta sobre la Tabla N° 5 permite también
hacer algunas observaciones pertinentes. Se trata por lo regular de discursos
políticos altamente correlacionados entre sí. Veamos en concreto el caso de la
ANAPO. Hacia 1961, el Movimiento estuvo cercano a los idearios que se
expresaban en el combativo MRL de entonces. A su vez las agrupaciones
políticas que surgieron momentos después estuvieron cercanos a ella: La Línea
Dura del MRL, el Partido Social-Demócrata Cristiano PSDC, el Ejército de
Liberación Nacional (ELN). Años después, cuando es divulgada la plataforma
de 1964, la ANAPO continúa identificándose con las formas como el MRL de
1961 apelaba al pueblo. Es decir, el anapismo estaba más cercano a la versión
original del MRL que los mismos emerrelistas que intervenían en la campaña
electoral de 1966. Obsérvese que el rango de correlación entre la plataforma
emerrelista de 1961 y la plataforma anapista 1964-1966 es de 0.90.
En esta contienda, el mensaje popular de la Línea Dura, del PSDC, y del ELN
estuvo altamente identificada con las formas que la ANAPO utilizaba para
acercarse al pueblo. Se trató de un discurso muy correlacionado entre sí. Los
14 movimientos sometidos a nuestro análisis comparten la mayoría de sus
planteamientos. Precisamente para detectar lo que los diferenciaba emprendimos
este estudio. El 60% de las agrupaciones están relacionadas entre sí por su
manera de concebir el destinatario de sus mensajes. A medida que avanzaba la
década mayor era la identificación entre ellos. El partido comunista, para poner
un caso, no estaba altamente correlacionado con movimiento alguno en 1961;
en cambio, en 1966 cuando se reunió en su X Congreso se acercó
significativamente no sólo con los anapistas, sino que, además recogió las
experiencias del MOEC y de las plataformas de emerrelistas y anapistas
divulgadas en 1961.
Como los anapistas, también las corrientes del MRL dirigieron sus
intervenciones «Contra el Establecimiento». Aquí se cruzan los discursos de
manera más evidente que en el caso de los destinatarios positivos. Cuando
leemos extractos de enunciados como el siguiente: «Buscamos la redención
política y económica del pueblo colombiano, como base para estructurar una
patria cimentada en la concepción individual, y no que su apoyo sean los planes
oligárquicos, la burocracia esclavizante que explota al individuo convirtiéndolo
en palafrenero de los grupos de presión donde siempre se estrella todo propósito
133
de mejoramiento comunal y por la culpa de los cuales siempre se llega a la
miseria de los menos favorecidos», podríamos creer que se trata del discurso
de un anapista, pero en realidad es la intervención de un líder local de la Línea
Blanda del MRL55. Así mismo coincidían los dirigentes de base del MRL lopista,
los dirigentes de la Línea Dura y los anapistas en su lectura de la experiencia
frentenacionalista: «Quiebra en lo económico y servilismo en lo internacional
al imperialismo yanqui, bancarrota y devaluación, miseria y hambre para el
pueblo colombiano es el inventario de estos años corridos del Frente Nacional»56.
En otras palabras, el contradestinatario o destinatario negativo de la mayor
parte de los discursos de los partidos políticos de oposición en 1965 era el
Frente Nacional.
55
Díaz Pineda Lucas. Discurso pronunciado en la elección del Comando en Corregimiento Nueva
Granada. En: MRL de Colombia, octubre 1 de 1965,p. 8.
56
Romero Peñaranda Luis José. La Crisis del Frente Nacional. En MRL de Colombia, octubre 1
de 1965,p. 8.
134
del hambre, del alto costo de la vida, de la especulación reinantes, como lo
hacían los anapistas, sino de los efectos negativos de la devaluación en la
esfera económica y fiscal del Estado.
57
Véase: Uribe emplaza al Partido Comunista. En Colombia no existe hoy un Orden Democrático
que valga la pena defender. En Diario Vespertino La Nueva Prensa, agosto 2 de 1963 ,p.4 y 8.
135
nuevo partido del pueblo. Viva la Línea Dura de la revolución colombiana/»58.
De acuerdo con Uribe Rueda era necesario que el «Estado popular estuviera
penetrado por un partido revolucionario», que impidiera cualquier desvío «en
la obra de transformación revolucionaria»59. Además de interpretar ese partido
como «una vieja aspiración de los humildes, de los humillados, de Colombia»,
y por ello popular, el líder emerrelista propuso la «unidad de mando» como
componente fundamental en el Estado y el gobierno popular. En 1965, cuando
el general Alberto Ruiz Novoa instó a Uribe a renunciar de la candidatura
presidencial, como lo había hecho él, so pretexto de la unión del partido liberal,
el dirigente de los duros le replicó: «No creo que uno de los problemas más
graves del país se encuentre en la división del partido liberal. Presumo, más
bien, que no ha sido la división sino la desaparición del liberalismo como
partido del pueblo, lo que impidió que el país cosechara los frutos del armisticio
firmado hace ocho años. Y ha sido bajo el pretexto de preservar la unidad del
viejo partido, como sus dirigentes oficiales en los últimos tiempos han dejado
convertir las tropas de Gaitán y Uribe Uribe y el López de la Revolución en
marcha.. en un dócil instrumento de masas al servicio de los grupos de presión
del privilegio económico que usted ha estigmatizado valerosamente. Así, el
prestigioso nombre de partido liberal ha ido muriendo poco a poco en la
conciencia pública, en la misma medida en que ha venido siendo otorgado
como fiador solvente de la persecución a los obreros, el despojo a los campesinos,
la inflación y el déficit fiscal, la inmoralidad administrativa, el desgobierno, la
inseguridad ciudadana, la incapacidad, el imperio del privilegio, la especulación
y el atraso»60. Es en este estilo político donde la Línea Dura colinda con la
ANAPO. A la postre serán los anapistas quienes resulten concentrando esa
expresión de partido que anhelaban los ideólogos de la Línea Dura. Atrás
quedaba el optimismo de los gestores del emerrelismo cuando creyendo aún en
ellos, llamaron a colaborar en la financiación del semanario a Carlos Lleras
Restrepo y Virgilio Barco, entre otros. Ahora, su crítica cubre por igual a ambos
partidos tradicionales. Ni uno ni otro, en el discurso de la agrupación, tienen
en sus miras el bienestar común. Para la Línea Dura, ambas colectividades
han puesto sus potencialidades al servicio de los grandes grupos económicos.
58
Véase: Comenzamos una nueva batalla por Colombia. Discurso de Uribe ante la Primera
Conferencia Nacional de Dirigentes de la Línea Dura. En: Diario Vespertino La Nueva Prensa,
octubre 11 de 1963, p.4 y 5.
59
Ibid.
60
Carta de Alvaro Uribe Rueda al General Alberto Ruiz Novoa. Bogotá, mayo 11 de 1965. En:
Anales del Congreso, mayo 18 de 1965,p. 226-227.
136
todas sus argumentaciones. De su parte la ANAPO, publicó una plataforma
política simple e identificada en gran parte con la experiencia del gobierno
militar. Sin considerar las diferencias en la elaboración de aquellos documentos,
demostramos en donde coincidían y en donde se distanciaban. Ahora, durante
la campaña electoral de 1965-1966, anapistas y emerrelistas conservan en los
estilos del discurso político, en la manipulación del vocabulario, en los elementos
que respaldan sus juicios y verdades, algunos lincamientos advertidos ya en
1961. Por ejemplo, el MRL utilizaba la estadística para explicar la trascendencia
de un problema, mientras que la ANAPO, cuando comienza a utilizar datos y
números, lo que pretende es afinar más sus denuncias en contra del sistema.
61
Véanse los apartes de la carta que Uribe envía a Gilberto Vieira en; «En Colombia no existe hoy
un orden democrático que valga la pena defender». La Nueva Prensa Diario ilustrado de la tarde,
agosto 2 de 1963, pp 8,4.
137
3.6 Nacionalismo y Estado en los documentos programáticos42
La mayoría de agrupaciones políticas contrarias al Frente Nacional, sino todas,
vieron en el Estado la fuente de la armonía social y al supremo benefactor.
Aunque la «Linea Dura», cuantitativamente, es superada por los anapistas en
sus referencias al Estado, su importancia no era para los «duros» menos
relevante. Varias de las propuestas en torno al Estado y a las reformas que
necesitaba, planteadas por la segunda plataforma anapista, fueron expresadas
poco más tarde por el líder de la «Linea Dura»63. A su vez, la redacción de
aquella se hizo por los tiempos de mayor combatividad del conjunto de hombres
que se reunieron alrededor de la Línea Dura. Entre 1963 y 1964 los duros
dieron todo lo que podían dar. No dudamos que la plataforma anapista de
diciembre de 1964 haya recogido para sí postulados defendidos por el Senador
Alvaro Uribe Rueda y sus seguidores. No fue casual por ello, su sonada
presencia, en noviembre de 1964, en el recibimiento que los anapistas le
tributaron a Rojas procedente del exterior.
62
Favor seguir las Tablas 6 y 7.
61
Véase «El hundimiento del Estado liberab>, artículo pubhcado en la revista Uhiversitas de la
Facultad de Derecho de la Universidad Javeriana. En: Recorrido a la intemperie... Op. cit. p 140.
64
Véase Sólo un Estado Nacionalista Reencontrará a Colombia. En: Diario Vespertino La Nueva
Prensa, octubre 11 de 1963, p. 5 y 6.
65
Véase El Hundimiento del Estado Liberal. En: Recorrido a la Intemperie... Op. cit. p. 142.
66
Véase 23 preguntas de Alberto Galludo. Semanario Al Día, septiembre de 1964. En: Recorrido a
la Intemperie Op. cit. p 136.
138
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139
TABLA No 7
140
la economía del siglo XX. Hay que resolverse a pagar 'el precio de la invención
de nuevas formas políticas' acordes con la época»67. Y para ello propuso una
Asamblea Legislativa y Técnica -idea esbozada en la primera plataforma de la
ANAPO en abril de 1961 y desarrollada completamente en la segunda- como
cambio fundamental que permitiría al país llegar alcanzar el desarrollo y la
igualdad social. En concreto la «Línea Dura», proponía «una cámara de
cuestiones constitucionales y políticas y una cámara de planeación del desarrollo
económico y social».
61
Uribe Rueda Alvaro <díl Hundimiento del Estado Liberal». En: Recomido a la Intemperie...Op.
cit. p. 145.
68
Ver en detalle la Tabla N" 6 que trata de los referentes nacionalistas de todos los Movimientos de
Oposición al Frente Nacional.
141
seno de la sociedad colombiana. Es ese el dilema de la hora; supeditación y
subdesarrollo o soberanía y prosperidad»6<>. La ANAPO por su parte declaraba
que «El país real, la Colombia verdadera han sido supeditados, escarnecidos y
explotados hasta el punto que este país real se ha hecho casi invisible. El
Estado, de conductor de la nacionalidad se fue convirtiendo en máquina
abstracta de represión al servicio de los poderosos. Por eso la tierra, el prestigio,
el agua, los servicios, la cultura, el acceso al mando, le es ajeno al pueblo.
Todo es de los señoritos satisfechos que nos dominan. Alianza Nacional Popular
justifica su aparición en la escena política y se enfrenta en la batalla por el
poder porque ese estado monstruoso de cosas existe y eso hace necesario
recuperar la nacionalidad para si misma»70. ANAPO y los duros acuden al
tema del subdesarrollo. Empero la Línea Dura resalta como indicador de ese
carácter antinacional: «el fortalecimiento de la empresa privada extranjera y
sus efectos para la economía y el desarrollo nacional», mientras que para la
ANAPO lo es el desplazamiento de «el pueblo» de las riquezas naturales y
culturales.
142
Los ideólogos de la Línea Dura juzgan al Frente Nacional por la falta de
autonomía nacional en el desarrollo de políticas y reformas. Se interesan más
en rebatir las medidas económicas que los gobiernos del Frente Nacional
tomaban por insinuación de Lleras, las cuales habían traído, a su parecer,
nefastas consecuencias en «la vida nacional», que por las cualidades humanas
del jefe liberal. La ANAPO, como la Línea Dura también aludía a la
responsabilidad de Lleras Restrepo en el deterioro económico del país, pero
era recalcitrante en demeritar las cualidades humanas y políticas del dirigente.
El Estado fuerte que proponía López no se salía de los marcos de la idea original
del Frente Nacional. En cambio, la propuesta de Uribe Rueda, quien también
aspiraba al mismo tipo de Estado, condenaba la fórmula frentenacionalista.
Para él lo importante era crear algo nuevo. López no se comportaba indiferente
al discurso tercermundista. Cuando afirmaba que «la llamada democracia
occidental ha ido padeciendo variantes» y en general cuando se refería a la
nacionalidad tenía en cuenta la paz y el entendimiento como elementos
indispensables para el desarrollo. Empero sus referencias al «tercer mundo»
nada tienen que ver con una supuesta asimilación del nacionalismo
tercermundista o con la elaboración de un nacionalismo popular como nutriente
esencial de su nuevo MRL.
143
hubiera consolidado la paz, el espectáculo al que estamos asistiendo, con la
teoría de que las instituciones del plebiscito son solamente aplicables a los
amigos del Frente Nacional, es tal, que un número cada día mayor de
colombianos está siendo reducido a la condición de proscrito como ocurría
bajo los gobiernos de los partidos hegemónicos. La paz de que se habla es
entonces apenas una partija burocrática entre un grupo de amigos de ciertos
jefes, paz que ha perdido ya dimensiones nacionales, como norma de
convivencia, al punto que ya comienzan a reconocerlo los propios autores del
sistema»73. Aunque el jefe de la Línea Blanda -ya lo hemos dicho- reconocía el
carácter elitista y antipopular del Frente Nacional, su oposición no se dirigía a
su destrucción sino a volverlo sobre lo que él creía habían sido sus cauces
originarios, «...lo que busca la coalición -argumentaba- es una normalidad
institucional que se ha perdido, el levantamiento del estado de sitio, la igualdad
de condiciones y garantías para todos los ciudadanos.»74.
73
Véase «Elpaís no necesita una enciclopedia sino un gobierno fuerte queno esté sujeto a presiones».
Discurso de Puerto Berrío, noviembre 11 de 1965. En Posdata a la Alternación... Op. cit. p.99.
71
Véase «Una coalición difícil». En MRL de Colombia, noviembre 5 de 1965, p 3.
144
Colombia. En la Colombia de estos tiempos nadie podía dejar de mencionar
los derechos ciudadanos. Comunistas, demócratas-cristianos, al igual que el
ELN, muestran particular interés por los vaivenes de la política internacional
145
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146
4. EL FRENTE NACIONAL ANTE EL
DISCURSO DE LA OPOSICIÓN
1
Palabras de Carlos Lleras Restrepo en el Hotel Cordillera de Bogotá, el 8 de abril de 1965. Véase
El Espectador, abril 9 de 1965,p. 7A.
2
Véase «Manifiesto Liberal y Conservador» sobre la Candidatura pide Lleras». En: El Especta-
dor, marzo 4 de 1965, p.l y 2A
147
cluso el mismo vocabulario de sus adversarios. A principios de abril de
1965, el candidato aceptando el reto de la oposición empezó a hablar
de cambios. «Me propongo -dijo- hacer en esta campaña una carga de
caballería con programas concretos e ideas nuevas. Sin pregones
demagógicos, para liberar los votos cautivos y saltar las corralejas elec-
torales»3. Lleras llamó a las agrupaciones de la oposición a concretar
las fallas que para ellos constituían la debilidad del Frente Nacional.
«Hay dos posiciones -dijo-. La de quienes consideran como solución
eliminar totalmente el sistema del Frente Nacional y la de quienes creen
que deben efectuarse reformas parciales, que busquen el regreso gra-
dual a la plena normalidad democrática. Yo comparto esta última te-
sis» 4 . Lleras explicó los motivos que llevaron a la clase dirigente a
institucionalizar en normas constitucionales la alternación. Anotó que
este paso había mostrado la mutua desconfianza que se tenían los
partidos y argüyó que de no haber sido así, la coalición se «habría roto
irremediablemente en los dos primeros años». Legitimando las circuns-
tancias que originaron el Frente Nacional señaló: «Creo que el país no
está preparado para cambios radicales y creo que las transformaciones
que el Frente Nacional buscaba, no se han logrado plenamente. En los
nueve años que nos restan de Frente Nacional hay que hacer esas
transformaciones» 5 . En ese sentido, el candidato liberal propuso una
serie de diez importantes cambios y transformaciones en la aplicación
y ejecución del sistema bipartidista, como base de su campaña electo-
ral. Los diez puntos fueron los siguientes: lo. Reafirmar la vigencia del
régimen presidencial, conforme la Constitución de 1886; 2o. Eliminar
el «Gobierno de los Directorios», establecido mediante la interpreta-
ción equivocada del pacto del 20 de marzo, que habla de «un amplio y
permanente acuerdo» entre el ejecutivo y los partidos; 3o. Abolir las
dos terceras partes en la mayoría de las decisiones de las cámaras,
asambleas y concejos; 4o. Reglamentar la paridad, ajustándola al verda-
dero espíritu plebiscitario; 5o. Permitir que nuevas fuerzas políticas -por
fuera de los dos partidos- puedan elegir sus representantes en las cor-
poraciones públicas, sin perjuicio de mantener la coalición guberna-
mental liberal-conservadora; 6o. Poner en ejecución una efectiva refor-
ma parlamentaria; 7o. Realizar una adecuada reforma de las adminis-
traciones departamentales; 8o. Crear un estatuto que fortalezca al mu-
nicipio; 9o. Estructurar un sistema que llene el vacío existente entre las
comunidades organizadas y los sistemas políticos, y 10o. Buscar el
cambio económico y social mediante el desarrollo paralelo del bienes-
tar social y el estímulo al capital6.
Véase «Diez Cambios Propone Carlos Lleras Restrepo...» En El Espectador, abril 9 de 1965 p. 1.
Ibid. p. 7A
Ibid.
Ibid.
148
Lleras hablaba de darle oportunidad a otras corrientes políticas, pero le
temía a las agrupaciones que intervenían en el reducido espacio políti-
co colombiano. Interpretando sus discursos, podemos decir que Lleras
era adverso a la proliferación de movimientos que a la larga interve-
nían como facciones donde primaban ante todos los intereses persona-
les. Temía que al llegar al poder, las presiones de los Directorios políti-
cos no le dejaran llevar a cabo sus tesis planteadas. Para él el mal
funcionamiento del Frente Nacional radicaba en la errónea interpreta-
ción de sus cláusulas. Para nada contaban los desaciertos económicos
y el empeoramiento de la población colombiana en la crisis del régi-
men. Nada tenían que ver tampoco sus protagonistas. Era curiosa su
concepción de la democracia.
En mensaje dirigido a Lleras, los liberales cordobeses escribieron: «Cerca de mil obreros campe-
sinos cordobeses, con fervor liberal, proclamamos candidatura su nombre Presidente de la República.
Bandera liberal, como en mejores épocas, fue enarbolada trabajadores, y efigie máximo conductor
liberalismo fueportada manos encallecidas campesinos, esperan aurora mejorpara Colombia». Véase
El Tiempo, mayo 12 de 1965, p. 5B.
8
Véase «Lleras critica a los Grupos de Presión». En: El Espectador, agosto 3 de 1965 p. 1 y 2A
149
portancia que tenía para el país la planeación, recomendándola incluso
como el método de cooperación por excelencia entre el sector público
y privado. Insistió en que la planeación se volvía necesaria por la ur-
gencia de administrar bien los recursos escasos, las divisas extranje-
ras, el mercado de capitales y el crédito. Dijo que las divisas extranje-
ras tenían que ser administradas sobre un plan racional, en forma tal
que no se presentaran los fuertes altibajos en la concesión de divisas
para las importaciones9.
' Ibid.
10
Véase «Nuevas Reformas y Cambios Políticos y Sociales Plantea Carlos Lleras Restrepo en Cali».
En: El Espectador, agosto 6 de 1965, p. 1 y 10A
11
Ibid.
12
Véase «Frente Nacional pierde poder». En: El Espectador, agosto 7 de 1965, p.7A
150
les. Se apersonó de los ejes del discurso comúnmente identificado con
el conservatismo y que para entonces habían sido retomados por los
grupos de la oposición. Arrebatándoles banderas. Lleras se pronunció a
favor de los campesinos. Convocó a los líderes agrarios para que los
dotaran de una organización social que a través de cooperativas de
producción y consumo se libraran de la de los intermediarios. Sostuvo
que sólo cuando la clase campesina se haya conformado cabalmente,
puede aspirar a una representación auténtica en el Congreso Nacional.
Como los opositores al Frente Nacional, Lleras habló de la necesaria
intensificación de la técnica en la agricultura, manifestó preocupación
por los bajos ingresos de los campesinos y propuso promover un estu-
dio realista de las condiciones del campesinado colombiano con el fin
de buscar soluciones acordes con sus necesidades 13 .
1!
Véase «Lleras Pide a Centrales Obreras promover solidaridad de clases». En: El Espectador,
septiembre 21 de 1965,p. 1 y 2A.
151
rompimiento, pasó a ser lo esencial de la coalición que parece sobrevi-
vir solamente sobre los goznes de esos mecanismos de seguridad y no
sobre la voluntad caudalosa de la opinión nacional, que la quería, la
quiere aún y la respaldaría abiertamente si la casta política le diera más
nobles propósitos que los de mantener unas cuotas de poder, término
equívoco para referirse a un apetito desordenando de posiciones. El
Frente Nacional implicaba un programa para hacer algo grande entre
los dos partidos, y no fue una negociación para que ni el uno ni el otro
pudieran hacer cosa distinta de echarse paritariamente sobre el poder
por diez y seis años»14. Curiosamente para ambos dirigentes las fallas
eran de interpretación, la culpa del degeneramiento estaba en la politi-
quería que había producido la coalición. Razón muy simple para con-
vencer al elector popular. Al pueblo no le interesaban razones de inter-
pretación política sino realizaciones sociales. En realidad, la concien-
cia política del colombiano común no estaba preparada para asimilar
las elucubraciones de los Lleras. A éstos les interesaba en este mo-
mento convencer primero a los próximos pregoneros de la verdad ofi-
cial, suavizar y convencer a los dueños de la economía del país. Se
organizaba la campaña.
152
se refirió a «un Movimiento» al que se disponía aportar sus tesis.
Betancur estuvo elocuente. Escuchándolo, la gente pudo advertir que
por su intervención transitaban los idearios justicieros de Jorge Eliécer
Gaitán y la modernización que para su partido soñó Gilberto Álzate
Avendaño. Daba a entender Belisario que estaba en esa Asamblea por
no compartir el estado en que se encontraban las agrupaciones parti-
distas. Particularmente la suya, el conservatismo, convertido en un ar-
chipiélago de intereses personales. El, que había participado en las
anteriores contiendas electorales en el conservatismo doctrinario, in-
cluso había sido precandidato por dicha corriente, no concebía ahora
que, a esa altura de los años sesentas, se estuviera hablando de doctri-
nas. Sacaba Belisario al testarudo conservatismo colombiano de su
tendencia parroquial: «...el mundo entero despertaba y su despertar en
el Asia y África que expulsaban colonialismos milenarios, nos desper-
taba también a nosotros...pero nosotros resistíamos, asidos al formalis-
mo jurídico que amamos por sobre todas las cosas». Invitó a poner las
polémicas políticas en términos distintos a los de la división conserva-
dora, supuestamente doctrinaria: «¿ Por qué no abrir el debate sobre la
nacionalización de los petróleos -se preguntaba- o al menos de su
refinación o siquiera de un mayor beneficio estatal a través del fortale-
cimiento de Ecopetrol; o sobre la socialización de la propiedad que la
haga llegar por fin a los núcleos proletarios de Colombia y dividirnos en
pro o en contra de su intangibilidad o de su función social;...¿Por qué
no acentuar la controversia sobre las inversiones extranjeras que insis-
ten en dirigirse a actividades monopolísticas y en presentarse a com-
petir con el capital colombiano en mortal desventaja para éste?» 17 .
Irrumpía sin dique ninguno la evolución de su propio pensamiento. «He-
mos cambiado el repertorio de rencores por otro de soluciones que
busquen la transformación del país y alertamos las mentes puras para
que reclamen esas soluciones»18, anotaba. Belisario abogó por un Frente
Nacional del pueblo. Enardecido declaró estar hastiado y querer «una
transformación fundamental que elimine la distancia entre los de arriba
y los de abajo, que ofrezca una patria que no brinde sólo la angustia de
la miseria, distinta de la que están obligados a padecer tantos colom-
bianos: una patria para todos y no sólo para los ricos y los habilido-
sos»19. El discurso de Betancur equilibró la reunión del Tequendama,
los problemas que tocó estuvieron en completa armonía con los del
pueblo colombiano. Mientras que Lleras Camargo hablaba de las erró-
neas interpretaciones del Frente Nacional, Betancur se detuvo en el
crecimiento del desempleo y la miseria, en la dependencia extranjera.
17
Véase «Recobrar la Mística del Acuerdo Nacional pide Belisario Betancur». En; El Tiempo,
octubre 1 de 1965, p. II.
18
Ibid.
19
Ibid.
153
La postulación de la candidatura de Lleras Restrepo a la Presidencia de
la República y la conformación de un Comité bipartita «de transforma-
ción nacional» cerraron con broches de oro el acto político del
Tequendama20. Días más tarde, el Comité hizo entrega a Carlos Lleras
R. de un extenso documento donde se le pide acepte la postulación a la
presidencia a nombre de un «Movimiento bipartidista de transforma-
ción del país» y estudie una serie de 9 puntos donde se resumen, según
leemos «las aspiraciones manifiestas de innumerables colombianos»21.
20
El Comité Bipartita lo integraron Alberto Lleras Camargo, Belisario Betancur, Misaél Pastrana
Borrero, Virgilio Barco Vargas, Hernando Agudelo Villa, Auna Muñoz de Zambrano, John Agudelo
Ríos, Fabio Lozano Simonelli y Esther Bonillo de Holguín quien reemplazó a la viuda de Álzate
Avendaño, Yolanda Ronga.
21
Véase «El Comité Bipartidista Pide a Lleras Presentar su nombre a los Colombianos». En: El
Tiempo, octubre 10 de 1965, p. 20.
22
Los numerales fueron los siguientes: lo. Urgencia de empleo suficiente; 2o. Tecnificación del
Estado; 3o. Contra los Monopolios; 4o. Desigualdad Social; 5o. Integración Económica con lospaíses
Vecinos; 6o. Mayor representación sindical; 7o. Apoyo a la cultura; 8o. La juventud Universitaria y
9o. Un Estado Moderno y Efectivo.
154
posturas frente al candidato. Lo relacionó con el gran capital y en gene-
ral con la oligarquía del país. Denunció la maquinaria del estableci-
miento puesta a favor de ese nombre, la prensa en particular. Hablando
de las condiciones humanas que se requieren para ser presidente, con-
sideró que no era suficiente con tener erudición en economía; «De nada
sirve estar atiborrado de estadísticas que por lo demás son pasajeras -
dijo - si no se tienen las virtudes propias de estadista: la moderación tan
esquiva en la familia del candidato, el buen juicio para escoger lo mejor
en vez de dejarse guiar por odios y sectarismos, la prudencia para no
equivocarse....»23, etc. Y terminó la idea de la siguiente manera; «...Todo
esto que falta en. la candidatura de imposición se reemplaza por un;
petulante erudición económica y por un diluvio de publicidad monocor-
de con el que se quiere colmar imaginariamente un inmenso vacío de
personalidad» 24
23
Véase Contra un Candidato Nuevo y Popular de Nada Servirá la Maquinaria Publicitaria. En: El
Siglo, noviembre 26 de 1965, p. 3.
24
Ibid.
25
Hacían parle de la DNL: Darío Echandía, Jubo César Turbay Ayala y Víctor Mosquera Chaux.
26
Véase «Plataforma programática apoyada por la Dirección Nacional Liberal en noviembre de
1965» en: Programas del Partido Liberal Colombiano 1959-1981. Bogotá, Centro de Estudios e
Investigaciones José Antonio Galán, 1982, p. 82.
155
TABLA No 8
No AGRUPACIONES POLÍTICAS MOEC ANAP0 LINEA LINEA PSDC MDN FRENT PCC FARC ELN F.N
1964 BLAND DURA UNIDO 1965 1965
MOVIMIENTO OBRERO ESTUDIAN -
1 1
TIL V CAMPESINO (MOEC)
ALIANZA NACIONAL POPULAR 1964
2 0.74 1
(ANP 1964)
LINEA BLANDA DEL MRL
3 0.35 0.57 1
(L.BLANDA)
LINEA DURA DEL MRL
4 0.54 0.74 0.74 1
(L.DURA)
PARTIDO SOCIAL DEMÓCRATA
5 0.59 0.83 0.83 0.82 1
CRISTIANO (PSDC)
MOVIMIENTO DEMOCRÁTICO
6 8.15 0.47 0.78 0.52 0.74 1
NACIONAL (MDN)
11 FRENTE NACIONAL (F.N 1965) 0.53 0.78 0.89 0.74 0.92 0.75 8.69 0.32 0,35 8.76 1
156
TABLA No 8A
DISCURSOS POLÍTICOS
No CATEGORÍAS ANAPO LINEA LINEA PSDC MDN FUP PCC FARC ELN FRENTE
BLANDA DURA NACIONAL
1 DESTINATARIOS 15.2 16.6 20.4 13,7 16.6 24.8 20,9 31.6 22.1 16.2
2 ESTADO 8.4 9,8 5,7 15.2 4,0 16.7 0.0 0.0 6,4 15.2
3 NACIONALISMO 18,2 9.2 23.8 2.7 12,3 9.8 25,6 15,6 19.7 8.1
4 REFORMA AGRARIA 3.2 1.9 0.0 1.9 2.1 4.9 0,6 13.1 3.6 6.6
5 CIENCIA V DESARROLLO 7,2 1,6 1.3 6.2 31.5 2,9 1,7 4,0 18,0 6,5
6 PLANEACIÓN 0.4 2.9 0.3 1.9 2,9 5.9 0,0 1.1 3,6 3,1
7 FUERZAS ARMADAS 1,7 1,4 0.0 0,0 2,9 1.5 0,0 0.0 0,0 1,8
8 RELIGIÓN 3.0 1,2 0,7 5.3 4.0 1.0 0.8 0.0 1,2 1,7
9 DERECHOS CIUDADANOS 4.8 6.6 2,4 41.8 6.5 5,4 0,8 1,8 5,2 8,1
18 ESTABLECIMIENTO 31.4 45.2 38.8 0.9 3,2 3,9 31.0 20,3 3,9 7,0
11 COSTO DE VIDA 1.6 0.1 0.9 0,0 0,0 0.0 1,0 3,6 0.0 0.8
12 EDUCACIÓN 1,1 0.6 2.4 5.3 4,3 4.9 0.0 1,1 6,8 3.6
13 SALUD 0,9 0.0 1.0 0.0 4,0 1,0 0,0 0,4 4,4 0,9
14 POLÍTICA INTERNACIONAL 0.6 0.3 2.2 5.3 2,5 1,5 8.5 0,4 6,4 3.0
15 REFORMA URBANA 1.8 0.05 2.0 0,0 1,8 4,9 0,0 0.0 1.6 0,0
157
ñera como el candidato frentenacionalista pretendía legitimar el senti-
do nacional de su candidatura. En efecto, por la crisis social que atra-
vesaba el país, el Frente Nacional perdía el respaldo de muchos
colombianos, y probablemente por tal razón el principal destinatario
para el candidato frentenacionalista lo ocupan las totalidades: «los
colombianos», «los compatriotas», «todos los sectores», «las mayorías
nacionales», «todas las clases», «hombres y mujeres de Colombia»,
etc. Totalidades que sumadas a nuevos y determinantes actores políti-
cos como «los grandes grupos femeninos y juveniles» superan las
referencias al vocablo «pueblo», que ocupa el segundo lugar de los
destinatarios positivos de la plataforma del Frente Nacional.
Ibid. p. 85
Ibid. p 86.
158
4.3 El Estado y los problemas nacionales en la nueva plataforma
del Frente Nacional
Ibid. p. 87.
Ibid. p. 88.
I b i i p . 106.
159
nar con la «tendencia a utilizar la administración como botín político e
instrumento electoral» era, según Lleras Restrepo, favorecer el siste-
ma presidencial «que es clave y esencia de la Constitución colombia-
na». Coincidía el programa del Frente Nacional de 1965 con la platafor-
ma de la ANAPO de 1961 al considerar la preeminencia del ejecutivo
en la conducción del país. La importancia que Lleras concedía al siste-
ma presidencial lo llevó a afirmar que: «La elaboración y ejecución de
los planes de desarrollo, el restablecimiento del equilibrio fiscal, la
implantación de la política económico-social que el país necesita, exi-
gen tres condiciones: unidad, persistencia y celeridad». Y estas condicio-
nes eran factibles, si se reafirmaba y fortalecía el régimen presidencial.
Para Lleras, al ejecutivo le correspondía la función de velar por el co-
rrecto funcionamiento del Estado; así entendemos sus afirmaciones
respecto a la «acción vigilante del ministerio público sobre la adminis-
tración de justicia», aquellas de dotar al gobierno de medios para «ejer-
cer vigilancia eficaz sobre la oportunidad con que se despachan los
asuntos públicos», establecer el «control del presidente y los ministros
sobre el ritmo y efectividad de las inversiones» del Estado, a pesar de
que le concedía al congreso el control sobre el manejo fiscal, y en ge-
neral todas las actividades que según su plataforma correspondían al
sistema presidencial. Pero en donde más se advierte su concepción
funcionalista del gobierno es en las afirmaciones sobre la actividad de
la oposición al Frente Nacional. Al respecto anotaba Lleras que «El
gobierno tiene que ejercer una eficaz acción preventiva cuando cual-
quier núcleo social esté siendo incitado a quebrantar las normas vigen-
tes. No es prudente que espere hasta verse obligado a escoger entre
una represión difícil y la triunfante impunidad de los infractores (...)
Resulta inadmisible que siga, en su desbocada carrera la anárquica
inclinación que muestran ciertos grupos a imponer sus pretensiones
causando daño injusto a los demás o amenazando con causarlo»32.
160
La forma como el candidato pretendía adelantar sus políticas de desa-
rrollo económico y social desde el Estado era a través de la creación de
«programas operativos». Sobre su finalidad y sentido dijo Lleras: «Su
elaboración conlleva un minucioso trabajo técnico destinado a permitir
al gobierno obrar con celeridad y cabal conocimiento de los respectivos
problemas. La preparación de ellos brinda, además oportunidad para
que grupos provenientes de diversos sectores políticos y sociales se
familiaricen a fondo con el aspecto práctico de las cuestiones adminis-
trativas. Esto facilitaría más tarde al presidente de la República esco-
ger colaboradores que conozcan ya las tareas concretas para cuya di-
rección se les designa y puedan entrar a desarrollarlas sin demora»33.
Ibid. p. 84.
Ibid. p. 86.
161
oposición. Al igual que los anapistas y que toda la opinión política del
país, hablaba de defender y respetar conceptos de la democracia mo-
derna: «la ley», «la constitución» y «la justicia» como medidas preven-
tivas en contra de la anarquía social y la dictadura.
,!
Ibid. p. 88,
162
de costos», es decir, el costo de la vida, y armonizando los diferentes
elementos y variables del mundo económico. Para Lleras la causa del
deterioro de la situación económica en el país, se encontraba en la
coexistencia de una economía de mercado y un poder estatal \<que
interviene sin estudio y se expande sin método». Todas sus propuestas
de solución a los problemas económicos, tienen que ver con una revi-
sión de la política económico-social que de plenas garantías a la activi-
dad económica privada y modifique las reglamentaciones que van en
contra del desarrollo económico. «Una política económica de esa clase
es la que puede producir más inmediatos efectos sociales, generando
conjuntamente mayor empleo y abaratando el costo de vida. Es tam-
bién la política que puede contribuir mejor a acortar la distancia entre
los sectores que han podido librarse de los efectos de la inflación o
aprovecharlos, y aquellos otros, débiles e inorgánicos, que soportan sin
compensación la carestía creciente» concluía Carlos Lleras. Para él,
problemas como el crecimiento demográfico, el desempleo, la concen-
tración urbana, y los fenómenos por ellos producidos -delincuencia,
miseria, prostitución, etc-, tenían parte de su solución en la realización
eficaz de «una nueva política económica» y parte en programas de
organización adelantados desde el gobierno. Para el crecimiento
demográfico, por ejemplo, planteó adelantar una política «en estrecha
consulta con la iglesia, tutor indiscutible de la moral cristiana», sin dejar
de considerar los aspectos económicos, éticos, sicológicos y médicos,
así como educativos y jurídicos. La alta tasa de crecimiento de la po-
blación sumada al fenómeno de la concentración urbana, frustrarían
«el avance económico y el cambio social», sino contribuían a que fue-
sen más lentos advirtió Lleras. Pero en concreto eran, el desempleo y
el freno de la productividad, los efectos inmediatos de la concentración
urbana y el crecimiento demográfico. Para Lleras era necesario enton-
ces frenar la alta emigración del campo a la ciudad con incentivos en el
sector rural, «elevar el nivel educativo en los campos; multiplicar las
industrias rurales; hacer menos monótona y dura la vida campesina;
facilitar la descentralización industrial son medidas que pueden contri-
buir a aliviar el problema», manifestó.
163
mientras éste le confiere el 7.2% a las soluciones, la ANAPO se ocupa en un
15.5% de ellas.
Ibid. p. 98.
Ibid. p. 98.
164
de la Iglesia, los partidos, las centrales obreras y el Estado»38. En ese sentido
es comprensible la importancia que Lleras le concedía a la acción comunal,
creada por el Frente Nacional como medio de socialización de los sectores
marginados.
165
versión los mayores consumos por parte de las grandes masas populares. La
nación no será verdaderamente rica sino comenzando por ser justa»39.
Ibid. p. 90.
Ibid. p. 92.
166
interesado en ella que las corrientes del MRL y que la ANAPO41. Para Lleras,
la planeación era «un instrumento precioso para orientar y hacer más fecun-
dos los esfuerzos del país» y coordinar la cooperación entre el sector público y
el sector privado. Con ella. Lleras esperaba adelantar su política de desarrollo.
En términos generales la planeación que proponía Lleras debería orientarse a
los siguientes aspectos: lo. Movilización de los recursos humanos y el logro de
un conocimiento completo del territorio y sus recursos naturales; 2o. Solución
a los problemas del crecimiento demográfico y de la concentración urbana; 3o.
Reformar los órganos del poder público y de las relaciones entre éstos y el
sector privado; 4o. Revisión de la política económica y su intervención; 5o.
Conciliación por parte del Estado de los intereses económicos y sociales; y 6o
«una acción económica internacional que tome en cuenta valerosa y audaz-
mente, la evolución del mundo contemporáneo»42. Como vemos, todos este
aspectos, revelan el alcance que el candidato concedía a sus planes de desarro-
llo. Pero las reflexiones de Lleras en torno al desarrollo, no se presentabas
como una crítica al régimen, por el contrario, estaban orientadas a reforzar los
programas que sobre el asunto venía adelantando el Frente Nacional,
41
El FUP le dedicó a la planeación de 5.9% del total de sus referencias, el ELN el 4.4%, la Línea
Blanda y el MDN el 2.9%, la Línea Dura el 0.3% y la ANAPO el 0.4%.
42
Ibid. p. 91.
43
Ibid. p. 93-94.
167
No obstante el reconocimiento de diferentes situaciones problemáticas, la acep-
tación de las desviaciones de la «concepción original del Frente Nacional» y
de las deficiencias en el funcionamiento del Estado, y de proponer ampliar los
espacios para la participación ciudadana y la prestación de los servicios a los
sectores populares, es evidente que el tema más importante para Carlos Lleras,
según su programa de gobierno, era acelerar el desarrollo nacional.
44
Véase prólogo al libro: Lleras Restrepo C.3igó Pierre, Gómez H.Alvaro, Pastrana B. Misaél. ¿
Revolución Violenta? Bogotá, ed. Andes, 1965 157p.
45
Véase Lleras Restrepo C. El Cambio Social. Bogotá, editorial Agrá, 1965. p. 101.
168
partidarios de la revolución violenta reunidos con Camilo Torres en el Frente
Unido.
46
Ibid. p. 102.
" Véase «Plataforma programática apoyada por la Dirección Nacional Liberal en noviembre de
1965» en: Programas del Partido Liberal Colombiano 1959-1981... Op. cit. p.108,
48
Ibid. p. 104.
169
Después de proclamada la candidatura oficial del Frente Nacional, vino la
utilización de toda la maquinaria del establecimiento para su promoción. De-
clararon su adhesión las centrales obreras CTC y UTC.
49
Véase El Tiempo, diciembre 5 del 965, p. 20. De la nueva reagrupación conservadora al lado de
Ospina, destacamos los nombres de los ex ministros de Roj as: Ludo Pabón Núñez y Evaristo Sourdis;
del dirigente del MAN de los tiempos del gobierno Ernesto Martínez Capella; el dirigente del
Movimiento de Unión y Reconquista Luis Torres Quintero; el alzatista Femando Londoño.
170
5. LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS DE 1966
1
Hubo sin embargo un acto político significativo. En enero de 1966 el Centro de Esludios Conser-
vadores invitó a disertar a Alfonso López Michelsen. Allí, junto con los emerrelistas estuvieron jefes
lauroalzatistas como Aurelio Caicedo Ayerbe y anapistas como Jaime Piedrahita Cardona.
2
El Nadonal, octubre 20 de 1965, p. 1 y 2.
3
Véase el texto completo de la Declaradón en El Nadonal, octubre 27 de 1965 p 1.
4
El Tiempo, enero 7 de 1966, p.7.
3
Véase Torres Camilo. Cristianismo y revoludón... Op. cit. p. 566.
171
Fue precisamente Rojas, quien meses después, en octubre, a través de una
cadena radial de Pereira revelara el paradero del prelado: «Ni los grupos
políticos, ni el gobierno son autores de la desaparición del Padre Torres. El
mismo se ha enterrado y creo que se enterró en el monte ya que él estaba
convencido de que su movimiento se hacía a base de entreguismo al comunis-
mo o por otros sistemas ajenos al nacionalismo que es lo que tenemos que
defender. Se sobrentiende que el nacionalismo no es entregarse por unas mo-
nedas a Rusia, a los Estados Unidos o a cualquier otro país para que nos go-
bierne. Allí está precisamente el fracaso del Movimiento de Camilo Torres,
quien debe saber mucho de la cosa interna de la Iglesia, pero nunca de la
política»6.
6
Véase El Tiempo, noviembre 6 de 1965, p. 1 y 30.
Ver el texto completo de la Proclama en: Torres Camilo. Cristianismo y Revoludón ...Op. dt. p.
571-572.
172
comités bipartidistas, es lógico que se forme una contra-coalición de otros
grupos. En ese sentido, como oposición al partido único del Frente Nacional,
es que nos hemos ido aglutinando los grupos de la oposición»8.
173
En 1966 la campaña entró con todo. Los movimientos se lanzaron a la con-
quista de los votos. El establecimiento y los anapistas decidieron empezar la
recta final de la campaña electoral por la costa atlántica. Aqui tendrían lugar
las concentraciones humanas más saturadas de símbolos políticos. El primero
en llegar a la Costa caribe fue el candidato oficial. Para comenzar eligió la
ciudad de Cartagena. Junto con Lleras viajó una numerosa comitiva integrada
por los miembros del Comité Bipartidista y de los Directorios Nacionales del
ospinismo y oficialismo liberal. Tanto en los preparativos como en la gira
misma por la Costa, Lleras contó con las primeras páginas de la «gran prensa»
nacional y de provincia, contó, con excepción de Barranquilla, Chocó y Cór-
doba donde los gobernadores eran lauro-alzatistas, con la maquinaria oficial
para la movilización de las masas.
174
ni los garrotes, ni los enfrentamientos entre anapistas y lleristas, entre aque-
llos y la fuerza pública. Cuando por fin pudo hablar. Lleras trató a los anapistas
de «hampones» y a Rojas de «tirano barato». «El hombre de la yuca -dijo- se
ha servido de ese argumento infantil para sostener que la vida era más barata
bajo su dictadura. Yo habría podido traer mi yuca en el bolsillo y demostrar
que cuando yo era ministro de hacienda hace 25 años la vida valía muchísimo
menos que bajo el régimen dictatorial de Rojas Pinilla. Ese argumento es pue-
ril, ridículo y constituye una falta de respeto al pueblo colombiano que es
inteligente»13.
La correría de Lleras por el litoral caribe fue sin duda un éxito. Ha debido
quedar la sensación en el oficialismo liberal de haberle ganado una partida al
emerrelismo. Sin embargo no podía cantar victoria todavía. Por esta región
andaba también Rojas Pinilla que, si bien no era candidato, en él se concentra-
175
ba, mejor que en el resto de personalidades de la oposición, toda la simbología
de la protesta contra el Frente Nacional17.
17
Curiosamente el General Rojas había amaneddo en Barranquilla en casa del dirigente Moisés
Musa Tarad, el día de la manifestadón de Lleras. Su estadía en la dudad se debió a un daño técnico de
la lancha que estaba utilizando en su gira por el sur del Magdalena.
18
Véase El Nadonal, enero 8 de 1966, p. 5.
176
Nacional Popular en esta plaza pública de Barranquilla, es decir, al pueblo, y en esta
tarde memorable le vamos a contestar punto por punto. Vamos, a decirle por qué el
pueblo liberal es rojista. ¿Dónde estaban los grandes oligarcas Carlos Lleras Restrepo,
Eduardo Santos y Alberto Lleras Camargo el 13 de junio?. El pueblo liberal, había
sido empujado por Lleras Restrepo a la matanza y luego cobardemente lo abandonó
porque su vida vaha más que la de millares de liberales por él traicionados. Así lo
atestiguó posteriormente el exjefe guerrillero de los Llanos Orientales y hoy brillante
Diputado a la Asamblea de Boyacá, señor Fonseca. El señor Fonseca le ha dicho a
Lleras Restrepo, sin que hasta hoy haya sido rectificado que él los obligó a irse al
monte para organizar la resistencia contra el gobierno y luego cuando nos faltaban
medicinas y drogas, cuando no temamos comida, cuando faltaban armas, cuando dé-
bil la lucha, cuando nos estaban aniquilando, huyó cobardemente del país, nos aban-
donó diciéndonos que su vida valía más que la del pueblo liberal de Colombia.»E1
dictador» le dijo al señor Lleras Restrepo que regresara a la Patria bajo la protección
del nuevo gobierno, y «el dictador» lo nombró luego miembro de la Comisión Asesora
del Ministerio de Hacienda y allí trabajó con «la dictadura». Después el señor Lleras
perdió una casa durante los extravíos sectarios y luego «el dictador» dictó el respecti-
vo Decreto pagándole 670 mil pesos por la casa y la biblioteca.¿Y saben ustedes qué
hizo Lleras Restrepo?. En el Senado con los mismos señores que le habían quemado la
casa pagada por «ia dictadura» pidió que le quitaran los derechos ciudadanos al dicta-
dor. Ese es el señor Lleras Restrepo. ¿Dónde estaba Alberto Lleras Camargo? Arrodi-
llado ante el gobierno de los Estados Unidos donde tiene una participación del 40% en
la poderosa revista Visión y donde devenga más de 100 mil pesos colombianos men-
sualmente, y tiene la desfachatez de decir que es pobre. ¿Dónde estaba el director de
El Tiempo Eduardo Santos, esa fábrica de calumnias contra el pueblo colombiano y
sus verdaderos dirigentes?. Estaba en París dándose la vida del gran oligarca mientras
el pueblo liberal luchaba ardorosamente por defender sus derechos y este mismo San-
tos es el acusado de vender la soberanía nacional en oscuros negocios pero no ha
tenido hasta hoy el valor de defenderse, de volver por su honra. Y yo estoy aquí,
regresé al país a enfrentarme a la oligarquía, a la justicia vendida, al parlamento co-
rrompido. En la Costa, frente al mar Caribe, en esta maravillosa tarde democrática, he
recordado la infamia de los Lleras cuando me metieron en una fragata y quisieron
destruirme. Pero Dios está por encima de los Lleras y aquí estoy al frente del pueblo
luchando por alcanzar para él un destino mejor. Es verdad que estuve en la cárcel
porque la justicia estaba al servicio de la oligarquía, pero ahora tenemos a esa oligar-
quía contra la pared y vamos a exigirle que nos entregue el poder, el poder para el
pueblo. Y el poder lo ganaremos por la fuerza de las armas, pues aceptamos el reto en
el campo que lo quieran situar. Ahora saben los Lleras por qué el pueblo liberal es
rojista. Y creo que no habrán olvidado que cuando llegué al poder mis palabras de no
más sangre, no más depredaciones a nombre de ningún partido político fueron cumpli-
das y los liberales perseguidos pudieron regresar a sus casas protegidos por las Fuer-
zas Armadas». Un mar de pañuelos blancos se agitaba en la plaza y un sólo grito se
escuchaba: ¡Rojas sí! ¡Lleras no!; ¡Lleras no! Rojas sí!. El General Rojas Pinilla dijo
entonces: «Hay conciencia formada en el pueblo liberal y conservador de reconquis-
tar el poder. No hay que dar cuartel a las oligarquías. ¿Rechazamos a Lleras Restrepo?
Si... Si. Respondieron unánimemente los manifestantes. «Yo pregunto: se necesitó
siquiera que se le pagara el pasaje del bus a alguno de los 200 mil manifestantes aquí
congregados? No. No. respondía la multitud. «¡Qué diferencia entre esta manifesta-
ción y la que presidió Lleras Restrepo. El candidato frentenacionalista estaba rodeado
de tropa para que el pueblo no se acercara porque sabían los oligarcas que el pueblo le
177
iba a escupir la cara para demostrarle así su desprecio. Y esta tarde el pueblo liberal y
conservador paseó en hombros al general Rojas Pinilla, al «dictador». Ahora vamos a
responder a otro cargo, a otra calumnia de la oligarquía de los Lleras: Se dice que
Rojas Pinilla dilapidó los dineros públicos, pero ocurre que no hay una sola población
colombiana que no exhiba una obra construida durante «la dictadura», es decir, duran-
te mi gobierno. ¿Que no tenemos programas que ofrecer?, la plataforma de Alianza
Nacional Popular es todo un programa para hacer una Colombia nueva en la cual no
haya hambre y miseria, en la cual haya igualdad de oportunidades para todos, en la
cual el poder del Estado se ponga al servicio del pueblo. Por ejemplo, nosotros frente
al parlamento inútil, el parlamento de holgazanes, proponemos una gran Asamblea
Nacional Constituyente integrada por dos representantes de cada departamento con
sus respectivos suplentes uno liberal y otro conservador, pero no políticos porque
necesitamos gente que vaya a trabajar en estas Corporaciones en beneficio del pue-
blo». Es un crimen contra la Patria el hecho de que los oligarcas liberales y conserva-
dores tengan más de 300 millones de dólares en los bancos extranjeros. Ese es dinero
robado al pueblo, estos oligarcas no se cansan de negociar con el hambre y miseria del
pueblo colombiano. Gaitán que decía «a la carga» para acabar con el país político.
(Cuando Rojas trajo a su discurso el recuerdo de Jorge Eliécer Gaitán, hubo explosión
de vítores y batir de pañuelos blancos). Y Ahora tiene Lleras Restrepo el cinismo de
decir que él recogió las banderas de Gaitán cuando todos sabemos que Gaitán siempre
lo despreció. Este chiquito quiere profanar su tumba pero el pueblo libera] y el pueblo
conservador no se lo van a permitir. El pueblo debe empuñar el látigo de la justicia
patria para azotar este bandido. Las tesis de Gaitán eran: «defensa del pueblo», «el
poder para el pueblo», «todo para el pueblo» y eso es lo que está haciendo el General
Rojas Pinilla. Con que Lleras Restrepo es el defensor del pueblo ¡FARISEO!; con que
Lleras es defensor del pueblo ¡MENTIRA!; es él uno de los principales responsables
de la devaluación del trabajo colombiano y el alza del costo de la vida, él impuso su
Ministro de Hacienda, que no tiene mas lenguaje que el de los impuestos y la vida
cara. Y trata de mofarse del General cuando habla de la yaca. Se burla de la «dialéc-
tica de la yuca» y anuncia que cuando él era Ministro de Hacienda la yuca era más
barata que cuando el gobierno de «la dictadura». Pero olvida que lo importante es que
los padres de familia tengan el dinero para comprar esa yuca. Y trata de hampones a
los trabajadores colombianos, los trata de «micos». Los hampones son ellos, los
oligarcas; los «micos» son ellos, los oligarcas. Hasta cuándo la prensa va a seguir
desfigurando la verdad. Por ejemplo, habla la prensa oligárquica del éxito rotundo de
su candidato por la Costa y la verdad es que el pueblo le ha vuelto la espalda a ese
«chiquito» devaluador. Vamos a votar contra las Oligarquías. Yo, General Rojas Pinilla,
pido al pueblo unión y disciplina para poder derrotar al poderoso enemigo que tiene el
poder ejecutivo, el legislativo y judicial y sobre todo el del dinero corruptor. Llegare-
mos al poder o por la fuerza de las urnas o por la fuerza de las armas». Para finalizar su
intervención. Rojas hizo poner de rodillas a los presentes y les tomó el siguiente jura-
mento: «Pueblo: Juráis a Dios y prometéis a vuestros hijos votar contra el Frente
Nacional». Sí... respondió la multitud. «Si así lo hicieres el porvenir os espera, en caso
contrario vuestros hijos os reclamarán por la falta de valor para defender vuestra liber-
tad y vuestros derechos»19.
178
Irritó a la dirigencia anapista del Atlántico que la prensa local y nacional
callara el acontecimiento. En calidad de «publicidad política pagada» publica-
ron en toda una página de El Nacional el siguiente aviso acompañado de una
foto inmensa de Rojas; «Derramando millones de pesos en propaganda la re-
acción trata de llevar al pueblo a las urnas a votar contra el pueblo/ Asi como
los diarios matinales de Barranquilla ayer en forma desconcertante negaron la
estruendosa manifestación de antier al general Gustavo Rojas Pinilla, los dia-
rios bogotanos de todo el país esconden o adulteran la verdad de los hechos
políticos/ La prensa y la radio están oprimidas y actúan bajo amenaza de reti-
rarle avisos y de cerrarlas/ No crean sus informaciones mientras se logra
regresarle al país su libertad de prensa. La hora de la libertad se aproxima»20.
La Nueva Prensa siempre presta a ilustrar lo que callaba la gran prensa, hizo
comentarios favorables a la manifestación. Concluyó que «de la visita de Ro-
jas a ciudades de la Costa Atlántica y particularmente a Barranquilla, donde
siempre ha habido gran mayoría liberal, se saca en claro que las tesis naciona-
listas, las tesis sociales, las tesis contra el bipartidismo oficializado se abren
cada vez más amplia vía en la conciencia del pueblo colombiano21.
179
nales de la ANAPO»22. Posteriormente a la afirmación del ideólogo anapista,
desde Villa de Leyva, replicó Lleras: «La lucha está casada. Entre los liberales
y conservadores que quieren la paz y la ordenada transformación de las insti-
tuciones nacionales y las falanges del antiguo dictador que convoca a la vio-
lencia y a la muerte»23. Lleras calificó de «un atentado contra la constitución,
contra el liberalismo y contra la dignidad de la nación» la posibilidad divulga-
da por Rojas Pinilla en el sentido de que él puede ser elegido en los próximos
comicios»24.
22
Declaradones de Hernando Olano Cruz al radionotidero «Periscopio Mundial». El Espectador,
enero 23 de 1966, p. 14A
23
Véase discurso de Carlos Lleras en Villa de Leyva. El Espectador, enero 30 de 1966, p. 5A.
24
Ibid.
25
Véanse las edidones de El Nadonal, finales de enero de 1966.
26
Véanse las edidones de la «gran prensa» del 18 al 25 de enero de 1966.
180
Lleras no sólo daba garrote. En medio de sus planteamientos y propuestas se
colaban las que habían identificado al MRL y demás agrupaciones de la oposi-
ción, tales como las del «Estado fuerte», «incorporación a la economía de los
sectores marginales y a las clases desamparadas», «asistencia técnica y crediticia
para los campesinos», «lucha contra la burocracia», «la economía de la abun-
dancia» como salida al problema de la vida cara; «gobierno de las clases más
pobres», etc. Por eso mientras Lleras andaba por el noroccidente colombiano
proponiendo en otro estilo ideas del MRL, López interviniendo en Bogotá ante
dirigentes del Lauroalzatismo, del anapismo y del mismo establecimiento de-
cía: «Tantas banderas nos ha robado el Frente Nacional que muchas veces me
he sentido tentado a no sacar más programas para que no nos los roben y
desfiguren»27, A su manera lo expresó Lleras en una plaza pública: «...Y lo
saben los demagogos de la revolución y los reaccionarios. Saben que haré el
cambio social y que les voy a quitar las banderas de la demagogia izquierdis-
ta»28.
La campaña del Frente Nacional tenía otra ventaja considerable. El socio ma-
yor de Lleras, Ospina Pérez, que contaba ya 73 años, recorría por aparte el
país, visitando precisamente poblados conservadores que no habían sido cu-
biertos por las giras del candidato oficial, o que no habían sido visitados por
Rojas ni por los lauroalzatistas o bien preparaba las masas para una próxima
visita de Lleras. El anticomunismo de la campaña frentenacionalista corría
27
Véase intervendón de Alfonso López Michelsen en el Centro de Estudios Colombianos. En: El
Espectador, enero 21 de 1966,p. 9Ay 12A
28
Discurso de Carlos Lleras en Duitama. El Espectador, enero 31 de 1966, p. 1OA
181
por su cuenta y riesgo. En las poblaciones de Antioquia, Ospina advirtió a sus
copartidarios, que Colombia estaba librando la segunda batalla contra el co-
munismo al luchar contra la oposición de Rojas, López y Alvaro Gómez.
29
Grandioso Redbimiento en Puerto Berrío a Lleras Restrepo. En: El Espectador, febrero 5 de
1966,p. 10A
30
Reto de Lleras a López Michelsen. En: El Espectador, febrero 19 de 1966, p. 7A
31
Véase El Espectador, febrero 23 de 1966, p. 1 IA
182
va a tener cerradas para siempre las puertas del partido»32. El Tiempo había
advertido con anterioridad el desplazamiento de las bases liberales hacia la
ANAPO, pero entonces no era tan severo con los nuevos «lentejos», por el
contrario, escribía un editorialista del periódico que las puertas estaban abier-
tas para su regreso al partido33. Curiosamente, los liberales oficialistas del
citado Diario argumentaban que liberalismo y rojismo eran corrientes que es-
piritual, doctrinaria, y moralmente se excluían, como si la alianza Lleras-Ospina
Pérez fuera asimilable para los liberales que identificaban al expresidente con-
servador como su verdugo en los infaustos años de 1948 y 1949. Si en la
práctica existía el ospinismo liberal, por qué no podía existir el liberalismo
rojista?. Calculando así las cosas. Lleras declaró que Rojas tampoco era con-
servador, sino «simplemente rojista».
En el fondo, las partes en disputa no fueron muy convincentes. Eran más com-
plejas las cosas. Acudir a lo malo del gobierno de Rojas para neutralizar a los
liberales, o a lo bueno que produjo a favor de los liberales para ganárselos, era
apenas un elemento de juicio. En cambio, Alberto Lleras Camargo mostraba
mejor tino. Aunque se refería a Rojas como «el culebrero de la protesta so-
cial», contribuía con olfato sociológico a la comprensión del fenómeno anapista.
Por fuera de la plaza pública y de sus alocuciones proselitistas, el expresidente
comentaba que el respaldo popular a Rojas se debía a la presencia en las ciuda-
des grandes del país de gente que vivía al margen de la vida social, política y
económica sin servicios públicos y «sin la esperanza de que la nación se de
cuenta de sus deberes para con ella». Apuntaba que este tipo de población no
entendía más lenguaje «que el primitivo y grosero de una persona o grupo de
personas que están fuera de la ley o bordeando la delincuencia, y mientras más
primitivas sean las formas de aproximación, tanto más claras para quienes no
Lleras pide grande esfuerzo electoral. En: El Espectador, febrero 8 de 1966,p. 1 y 10A
Liberales rojistas? Imposible !. En: El Tiempo, didembre 13 de 1965 ,p. 4
Ni Liberales rojistas, ni Rojistas Liberales. Editorial de El Tiempo, marzo 4 de 1966, p. 4
183
se sienten perteneciendo a Colombia, a sus sistemas, a su orden social, a su
vida material»35. Lleras Camargo consideró el auge rojista como un fenómeno
de tránsito producido por el exceso de población, del crecimiento demográfico
vertiginoso, de la violencia, del desarrollo industrial y de la desocupación cam-
pesina.
Lo cierto es que los lleristas estaban asustados. Podían silenciar en sus periódi-
cos las manifestaciones de Rojas, como en efecto lo hicieron con relativo éxito
en las anteriores elecciones. Pero en 1966 no podían seguir con los ojos venda-
dos ante la realidad. Rojas había movilizado Cali, Medellín, Barranquilla,
Bucaramanga y sobre todo a Bogotá. Amén de las pequeñas localidades a don-
de no iban sus adversarios, de las ciudades intermedias, etc. Por eso cuando se
acercaban las elecciones, los lleristas fueron hablando menos del peligro
emerrelista. Ahora los titulares de la gran prensa rezaban: «Paz con Lleras o
Violencia con Rojas».
35
Véanse declaradones de Lleras Camargo. En: El Tiempo, marzo 14 de 1966, p. 11
184
jas aparecía señalando el horizonte o con su atuendo de militar. Los mensajes
de los carteles eran los siguientes: «Alegría Liberal con Rojas»; «A la carga
con Rojas es el grito en los barrios»; «El pueblo Liberal y Conservador con
Rojas Pinilla/Vote por las listas de Alianza Nacional Popular el 20 de marzo»;
«El Pueblo trabajador con Rojas»; «A la victoria el 20 de marzo»; «Rojas en
los barrios/desbordante entusiasmo popular/triunfal recibimiento le tributa-
rán»; «Rojas Si !/El pueblo con su caudillo a la victoria»/.
Al tiempo que la hija del jefe de la ANAPO hablaba dos veces por día por una
emisora popular, en Alianza Popular comenzó a aparecer una pequeña co-
lumna suya. En ella, María Eugenia se manifestó en contra de la abstención y
declaró «enemigos del pueblo» a los seguidores de dicha política. Se dirigió a
la mujer, mas no de la manera totalizadora de los Lleras. Su llamado era para
las mujeres de abajo: «Me dirijo a las mujeres campesinas, que vienen a las
aldeas, en los días de fiesta, con el último niño al hombro, cargadas como
bestias de labor con los productos de la labranza; y a las mujeres de las aldeas,
encogidas en una pobreza tímida; y a las mujeres de las ciudades que trabajan
y conocen la angustia de los salarios escasos. A las madres de hijos descalzos;
a las esposas de escasos salarios; a las mujeres de éste país que creen en Dios y
esperan en su misericordia...»37. María Eugenia legitimaba su llamado en su
desempeño como directora de SENDAS en los tiempos del gobierno de su
padre. Hablaba de una «compensación con el pasado» y se lamentaba que ese
gobierno no hubiera tenido más tiempo para completar una «obra grande».
Escribió ampliamente sobre las condiciones de vida de los niños colombianos;
«no puede pensarse en el futuro de la patria si él se sostiene, como en el caso
nacional, en las manos mugrientas del gamín urbano, que tiene la mendicidad
36
El aviso de la propaganda rezaba así: «Rojas ante el Senado/ Se transmitirá todos los días de/
LUNES a VIERNES, de 8 y 30 a 9:00 p.m./Una producdón de Jaime Zubieta, con la Direcdón de
Marco Fidel Várela y Julio Enrique Vúlate A./Actuadón espedal del Grupo Escénico de Radio Mode-
lo/ Dirigidopor Julio Molma Vergara/ Con la actuadcn de JOSÉ Dulfo Rojas. ARTURO BAZZANI.
LUIS MUNEVAR y ALFONSO GONZÁLEZ/ Este programa se transmitirá en cadena con las/si-
guientes emisoras: Emisora Ecos del Combeima en Ibagué/Emisora La Voz del Rio Suárez de Barbosa/
Emisora Norte-Vallecaucana, de Calarcá; Emisora Ondas del Huila en Ndva/ Origina RADIO MO-
DELO -CANAL 125/La Emisora del Pueblo -/.
37
Véase Habla María Eugenia Fai; Alianza Popular, febrero 12 de 1966, p. 4
185
y el robo como fuente de una precoz subsistencia; ni cuando avanza en los pies
descalzos del niño campesino, ni cuando mira con los ojos tristes de los niños
con hambre»38. Por igual, en sus intervenciones de radio y por su columna,
María Eugenia se apersonó de los problemas de la baja oficialidad, de los
suboficiales, de la policía y de los maestros. Prometió presentar Proyectos de
Ley que revisara los salarios y dotara de vivienda propia estos sectores de la
población colombiana39.
38
Véase «Habla María Eugenia» En: Alianza Popular, febrero 21 de 1966, p. 4.
39
Véase «Habla María Eugenia». En: Alianza Popular, marzo 9 de 1966, p. 4.
40
Véase El Tiempo, febrero 1 de 1966 p. 13 y La República, febrero 1 de 1966, p. 8.
41
Véase texto de lapastoral en: La República, miércoles 9 de febrero de 1966p.3. Terminaba así el
documento: «Léase esta circular en todas las iglesias y capillas de nuestra diócesis en los últimos
186
De todo lo que se había dicho en contra de la ANAPO hasta ese momento, fue
la declaración de Monseñor Builes lo que más le dolió a los seguidores del
general Rojas. El editorialista de Alianza Popular se vio obligado a escribir:
«Nosotros, los rojistas, somos realmente el único antemural que resiste la pre-
sión del comunismo. Prohibimos el ejercicio de la antipatria en el régimen de
las Fuerzas Armadas. Y ha sido constante nuestra afirmación anticomunista.
Pero nuestra acción frente al marxismo no puede amparar una situación social
y económica como la que padece el pueblo colombiano, ni continuar en el
servicio de unas castas explotadoras y viciosas, engolosinadas por las granje-
rias y ventajas que a la economía da el mandato político. El comunismo no
está en el poder ni aspira a él, por lo menos a través de las vías electorales, ya
que carece de fuerza decisoria. Citarlo como nuestro aliado es una paradoja sin
sentido. Y afirmar que los rojistas representamos la disolución del país y de
sus tradiciones religiosas y morales, cuando ellas son base de nuestra tarea y
oxigeno de nuestros pulmones, es injusticia, tanto más injusta cuanto que vie-
ne de quien tiene la obligación de la verdad, la necesidad de la prudencia y el
deber de la caridad cristiana»42. La salida de Monseñor Builes sirvió para que
César Garrido, el otrora dirigente nacional del Movimiento de Unión y Recon-
quista de Álzate Avendaño, encontrara equivalentes las posiciones de élite de
la Iglesia con las de los ideólogos del Frente Nacional. Para Garrido no existía
ninguna diferencia entre quienes afirmaban que por la ANAPO votarían «los
atracadores, los marihuaneros, los ladrones, los pordioseros, los hampones,
los hombres sin Dios y sin Ley» y una iglesia como la colombiana que despre-
ciaba a los pobres. «Exabruptos como los del obispo antioqueño -escribía Ga-
rrido- son los que vienen preocupando hondamente a la iglesia moderna, la de
Pió XII, Juan XXIII y Paulo VI, cuyo espíritu evangélico se refleja en el último
Concilio Ecuménico. Cristo fue pobre, nació, vivió y murió con evidente sim-
patía por los pobres»43.
Empero, los anapistas no tuvieron que hacer demasiado esfuerzo para defen-
derse. Afrontaron la contrapropaganda de una manera sutil. Se reprodujo en la
portada de Alianza Popular una fotografía que mostraba a María Eugenia y
Rojas Pinilla de rodillas orando en la catedral de Chiquinquirá en diciembre
último, después de una manifestación política en dicha localidad. La fotogra-
fía se reprodujo días después en grandes carteles, cuando los anapistas recibie-
ron respuesta a una solicitud que hiciera al Papa de «Bendición Apostólica».
En el afiche se exhibía al lado derecho un recuadro de Pavlo VI con un texto
en letra gótica que decía: «BEATÍSIMO PADRE/ANAPO y Gustavo Rojas
Pinilla/humildemente postrados a los pies de Vuestra Santidad, suplican una
especial/BENDICION APOSTOLICA/prenda de Gracias celestiales/. Al lado
domingos de este mes de febrero y de abril en todas las misas que se celebren y aun en otros días de
ambos meses, si se juzga necesario».
42
Véase editorial de Alianza Popular, febrero 11 de 1966 $A.
43
Garrido César. Trucos del pasado. En: Alianza Popular, febrero 11 de 1966, p.4.
187
izquierdo aparecía la citada fotografía de María Eugenia y su padre en la Ca-
tedral de Chiquinquirá, acompañada del siguiente texto: «SU SANTIDAD
PAULO VI/ENVIO SU BENDICIÓN APOSTÓLICA AL General Gustavo
Rojas Pinilla y al Movimiento de Alianza Nacional Popular/». Así, en las
últimas de la campaña electoral, las circunstancias hicieron que los anapistas
le dieran un tono religioso a su prédica. Con el cartel descrito, continuaron
recorriendo el país. Es interesante en este sentido, el relato que hizo pocos
años después el ahora recién vinculado al movimiento, Roberto Harker
Valdivieso: «Nuestro pueblo venera a sus mártires. Por ello en los días de
mercado, a la salida de la misa mayor, levantábamos el estrado para exhibir
nuestro mártir y semejando luego a los vendedores de específicos empezábamos
a ofrecer nuestra revolución. Las gentes con los ojos bien abiertos, casi fuera
de esas órbitas tristes que nos indicaban el hambre campesina, nos miraban y
nos aplaudían tímidamente. Venía entonces el reparto religioso de la esfinge
erguida de un exgeneral cubierto con la bandera de la patria y revestido de
medallas, charreteras y escudos. Y después, los grandes cartelones, cuidado-
samente colocados en sitios estratégicos, en donde aparecía Su Santidad el
Papa, enviando su bendición al ex Presidente mártir y a su hija. Todo esto
llegaba a lo más íntimo del alma del pueblo campesino y lo aglutinaba en
torno a su figura»44. La defensa de los ataques provenientes del alto clero hizo
que los anapistas sin pensarlo descubrieran un efectivo mecanismo para llegar
a los colombianos de los años sesentas, al contrario de lo que El Tiempo afir-
maba en un editorial titulado «Escandalosa Explotación Religiosa Hace la
ANAPO»45.
44
Harker Valdivieso Roberto. La Rebelión de las Cumies. Boceto en negro para d ex-general
Rojas Pínula. s.e.l968,p.21-22.
45
El Tiempo, febrero 22 de 1966,p.4.
46
Véase «Jomada de Combatiente». Editorial de Alianza Popular, febrero 19 de 1966, p. 4.
188
Desde los comienzos de la vida política de Camilo, la ANAPO, por obvias
razones, miró su actividad con recelo y no dudó en referirse a él de manera
peyorativa. Para algunos de los columnistas de Alianza Popular, Camilo era
un idiota útil que le hacía el juego a la oligarquía del Frente Nacional. Para
ellos, Ruiz Novoa primero y Camilo después, no habían hecho otra cosa que
contrarrestarle crecimiento al anapismo. Para otros, Camilo era simplemente
una vedette. En una de las páginas editoriales del órgano anapista, un colum-
nista se atrevió a vaticinar en octubre de 1965: «...Ruiz y Camilo, como las
furtivas golondrinas de Becker, no volverán. Ya cumplieron su función de
fuegos de artificio. Ahora van hacia la anécdota. Atrás quedaron colgados de
un ropero un uniforme, una sotana y también unos sueños decapitados, unos
sueños de unos hombres que tuvieron, como en el viejo tango su cuarto de
hora»41. Menos aún simpatizó a la dirección anapista las posturas de Camilo
Torres frente a las elecciones. Si aprovechó la oportunidad para capitalizar el
espíritu del inmolado sacerdote: «Sobre la tumba del padre Camilo Torres y
entre las brumas augúrales de su recuerdo ejemplar, las muchachadas, las tur-
bas hambrientas, los tristes, los explotados, tienen que prometer hacer el últi-
mo esfuerzo el 20 de marzo para acabar con el Frente Nacional, que es un
frente de miseria, de ruina, de estafa, de angustia, de desolación, de iniquidad
y de muerte»48.
47
Ver en edidones de Alianza Popular de octubre 11 de 1965 p.7 «Don Camilo o El Idiota útil»;
octubre 25, p.2 «Los Fuegos de Artifido».
48
Véase Editorial «Jomada de combatiente» En: Alianza Popular, febrero 19 de 1966 p.4 El
presbítero Ignado Yepes Yepes, párroco de Carolina Antioquia y reconoddo rojaspinillista de la re-
gión, ofidó misas por el alma de Camilo y pronundó panegíricos a favor de su lucha. Culpando de su
asesinato al Frente Nadonal, el padre Yepes declaró a Camilo inocente y mártir. Véase ampliamente
El Siglo, mayo 3 de 1966, p.8.
49
Abstenerse de votar es falta grave. Declara el Episcopado. En: El Espectador, 19 de febrero de
1966,p.ly9A
189
éxito»50. El editorialista hizo esfuerzos, como si fuera la última vez, por mos-
trar la correspondencia que existía entre la actividad política del movimiento
anapista y los postulados de la Doctrina social de la Iglesia. Por supuesto, no
se trataba de un problema religioso.
Así, todo estaba listo para las elecciones del 20 de marzo. Se recogerían los
frutos de un extenuante trabajo proselitista. La prensa oficial redobló esfuer-
zos para desacreditar la oposición, especialmente el sector del general Rojas.
Las ciudades grandes fueron empapeladas con carteles que reproducían las
fotografías de los hechos sangrientos acaecidos en el gobierno de las Fuerzas
Armadas, lo que provocó grescas entre los anapistas y quienes pegaban la
contrapropaganda51. Ante las numerosas disidencias que se produjeron a raíz
de la confección o ratificación por parte de la cúpula del Frente Nacional de
las listas para los cuerpos legislativos, la gran prensa llamó a la unanimidad
de los partidos. El extremo del dramatismo quedó consignado así: «Las disi-
dencias, en esta ocasión, son movimientos inadmisibles, porque las jornadas
que se avecinan tienen un carácter decisorio para la república»52.
50
Véase «El Documento Episcopal» EN: Alianza Popular, febrero 21 de 1966, p.4.
51
Uno de los carteles recordaba con gráficas impresionantes la matanza de estudiantes el 8 y 9 de
jumo de 1954. Véase El Tiempo, marzo 10 de 1966, p. 7.
52
El Tiempo, marzo 7 de 1966, p.4.
53
Alocudón radial de Mariano Ospina Pérez al cerrar la campaña conservadora. Véase: El Tiem-
po, marzo 15 de 1966,p.l9.
54
Abriremos un Nuevo Período en la vida de Colombia. Alocudón de Carlos Lleras Restrepo para
cerrar la campaña para Cuerpos Colegiados. En: El Tiempo, marzo 15 de 1966, p. 21.
190
podían no satisfacer las aspiraciones del pueblo y los anhelos del nacionalis-
mo, son «el ariete con el cual los colombianos podemos derribar las primeras
murallas de la fortaleza enemiga, cipaya y vergonzosa que hoy domina a la
República»55.
Ruiz Novoa sin los frutos que esperaba consechar después de renunciar a su
candidatura nacionalista en mayo de 1965, aconsejó votar por los candidatos
de los grupos oposicionistas. «La cuestión de fondo que se disputa en las próxi-
mas elecciones, manifestó, es el triunfo sobre la política de continuismo y la
política del cambio, entre la opresión política, social y económica de unos
pocos y la libertad para todos los colombianos. El Frente de Transformación
Nacional propicia la opresión y la oposición es partidaria de la libertad»56.
Alvaro Uribe Rueda, el jefe la Línea Dura del MRL anunció públicamente el
28 de febrero su retiro del debate electoral, no obstante que su nombre había
sido postulado para Senador por Santander y Caldas. Este paso significó la
disolución de la Línea Dura. Había fracasado Uribe en su intento de unificar la
oposición alrededor de la agrupación que dirigía. Agotado del esfuerzo, decla-
ró: «Si se hubiera dado la imagen de esa nueva formación política, de una
organización que constituyera el futuro partido nacional del desarrollo y de la
independencia, como esqueleto integrador y omnímodo del pueblo y la Na-
ción, la gente no comprometida pero descontenta habría tenido el estímulo de
saber que existía un acuerdo nuevo que no sería, como el de ahora de los
opositores, una coalición para oponerse al nombre de Lleras, sino una unión
popular para ejercer el gobierno»57. En el Valle del Cauca, en una Convención
Departamental de la Línea Dura, realizada en la segunda semana de marzo de
1966, se logró la unidad del MRL. El duro Ramiro Andrade encabezó la lista
del Movimiento para la Cámara de Representantes. También encabezó lista
para la Cámara el duro santandereano Ciro Ríos.
191
ro Gómez Hurtado negó su alianza con Rojas y con López y pidió el voto como
medida de salvación del partido conservador. Alvaro Rivera Concha dirigente
del PSDC declaró que ese partido requería «un caudal mayor de votos para
acabar con la politiquería en el país». En ese sentido prometió lanzar listas en
los departamentos de Huila, Valle, Tolima, Cundinamarca, Meta, los dos
Santanderes, Nariño y Antioquia. Por Cundinamarca encabezaría Senado Al-
varo Rivera Concha y por Antioquia Francisco de Paula Jaramillo59.
39
rbidyEITiempo,marzo2del966,p. 21.
60
Hurtado Hernando. Sobre Política de Alianzas. En: Documentos Políticos, N° 57, febrero de
1966, p.39.
61
Voz Proletaria, febrero 24 de 1966,p.3.
192
podían no satisfacer las aspiraciones del pueblo y los anhelos del nacionalis-
mo, son «el ariete con el cual los colombianos podemos derribar las primeras
murallas de la fortaleza enemiga, cipaya y vergonzosa que hoy domina a la
República»55.
Ruiz Novoa sin los frutos que esperaba consechar después de renunciar a su
candidatura nacionalista en mayo de 1965, aconsejó votar por los candidatos
de los grupos oposicionistas. «La cuestión de fondo que se disputa en las próxi-
mas elecciones, manifestó, es el triunfo sobre la política de continuismo y la
política del cambio, entre la opresión política, social y económica de unos
pocos y la libertad para todos los colombianos. El Frente de Transformación
Nacional propicia la opresión y la oposición es partidaria de la libertad»56.
Alvaro Uribe Rueda, el jefe la Línea Dura del MRL anunció públicamente el
28 de febrero su retiro del debate electoral, no obstante que su nombre había
sido postulado para Senador por Santander y Caldas. Este paso significó la
disolución de la Línea Dura. Había fracasado Uribe en su intento de unificar la
oposición alrededor de la agrupación que dirigía. Agotado del esfuerzo, decla-
ró: «Si se hubiera dado la imagen de esa nueva formación política, de una
organización que constituyera el futuro partido nacional del desarrollo y de la
independencia, como esqueleto integrador y omnímodo del pueblo y la Na-
ción, la gente no comprometida pero descontenta habría tenido el estímulo de
saber que existía un acuerdo nuevo que no sería, como el de ahora de los
opositores, una coalición para oponerse al nombre de Lleras, sino una unión
popular para ejercer el gobierno»57. En el Valle del Cauca, en una Convención
Departamental de la Línea Dura, realizada en la segunda semana de marzo de
1966, se logró la unidad del MRL. El duro Ramiro Andrade encabezó la lista
del Movimiento para la Cámara de Representantes. También encabezó lista
para la Cámara el duro santandereano Ciro Ríos.
191
ro Gómez Hurtado negó su alianza con Rojas y con López y pidió el voto como
medida de salvación del partido conservador. Alvaro Rivera Concha dirigente
del PSDC declaró que ese partido requería «un caudal mayor de votos para
acabar con la politiquería en el país». En ese sentido prometió lanzar listas en
los departamentos de Huila, Valle, Tolima, Cundinamarca, Meta, los dos
Santanderes, Nariño y Antioquia. Por Cundinamarca encabezaría Senado Al-
varo Rivera Concha y por Antioquia Francisco de Paula Jaramillo59.
59
Ibid y El Tiempo, marzo 2 de 1966, p. 21.
60
Hurtado Hernando. Sobre Política de Alianzas. En: Documentos Políticos, N° 57. febrero de
1966, p.39.
61
Voz Proletaria, febrero 24 de 1966, p.3.
192
para la formación de un gobierno de amplia coalición democrática y el retiro
de las tropas de las regiones campesinas agredidas62.
62
Declaradón del PCC de enero 31 de 1966. En: Voz Proletaria, febrero 3 de 1966, p. 1.
63
Fue el caso particular del Movimiento de Revitalizadón Liberal que dirigía Carlos Holmes Truj illo
y en general del Directorio Liberal del Valle. Véase: El Tiempo, marzo 4 de 1966, p.8.
64
Organizadón y Estadísticas Electorales. Marzo 20 y mayo 1 de 1966. Bogotá, Sccdón de Publi-
cadones de Registraduría Nadonal del Estado Civil, 1967.
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194
les del MRL (12.6 %), del lauro-alzatismo (11.8 %), e inclusive el de otros
grupos, liberales y conservadores, que se presentaron como independientes.
La suma de votos del anapismo (523.102), del emerrelismo (369.956), del
lauro-alzatismo (346.664) y del leyvismo (7.485) representó el 42.4 % de vo-
tos en contra de las listas del Frente Nacional. En la cámara de representantes,
de un total de 190 parlamentarios, la Alianza Nacional Popular eligió 33, el
movimiento liderado por Alvaro Gómez Hurtado 24 y los seguidores de Alfon-
so López Michelsen 21.
195
actividad política de María Eugenia Rojas de Moreno. En cambio, en 1966 la
votación por la ANAPO ocupó el primer lugar tanto en la capital como en el
departamento: 85.742 votos, es decir, el 45.4% del total conservador. La ANAPO
supera con amplio margen 46.058 votos lauroalzatistas, 44.911 del oficialismo
unionista, 3.247 del reducido leyvismo, 2.686 del demócrata cristiano Jesús
Montoya y 5.950 votos de otros conservadores independientes. De 110 muni-
cipios cundinamarqueses, el ala conservadora recibió votos en 104 y alcanzó
la más alta votación en 31 de ellos. Al igual que en 1964, el anapismo triunfó
en Arbeláez, Villeta, Facatativa y Nilo, antiguos fortines laureanistas. Tam-
bién fue la primera fuerza conservadora en municipios densamente poblados
como Zipaquirá, Soacha y Girardot. Sin embargo, en Chia, pueblo en donde la
ANAPO había sido opción electoral ante la unión del conservatismo dos años
antes, el movimiento no obtuvo ningún voto en 1966. Otros municipios en los
cuales el anapismo ocupó el primer lugar entre las listas conservadoras fueron
Tabio, Quebradanegra, Puli, La Peña, Paime, Guayabal de Siquima, Cota,
Guasca y Fosca. El comportamiento electoral de estos dos últimos pueblos
resulta interesante. En Fosca, el unionismo había triunfado sin dificultad cua-
tro años antes y la ANAPO no obtuvo ningún voto ni en 1962 ni en 1964; pero
en 1966,400 electores conservadores favorecen las listas anapistas. En Guasca,
la lista de Maria Eugenia recibió en 1962 el apoyo de 45 sufragios únicamente,
mientras que el unionismo logró 1497 votos y los doctrinarios 282; dos años
más tarde aumenta la cifra de ANAPO a 348 votos frente a 364 del conserva-
tismo unido y en 1966 gran parte del electorado conservador se decide por la
ANAPO: 647 votos.
65
La lista encabezada por Salazar Garda reunió 60.693 votos.
196
Palmira. Y en otros municipios que, al contrario, eran mayoría los conserva-
dores doctrinarios en 1962: El Cairo, El Cerrito, Guacarí y Pradera. La ANAPO
gana en total en 26 municipios del departamento del Valle. Sin embargo, es
necesario mencionar otros pueblos donde había logrado importantes resulta-
dos cuatro años antes y que disminuyeron sus votos en 1964 y 1966. Son los
casos de Buga y Trujillo, En el primero el anapismo, liderado por Hernando
Olano Cruz, ganó en 1962 con 2.634 votos a las otras listas conservadoras,
para 1964 la cifra decreció a 1.365. En Trujillo Olano obtuvo en 1962, 2.783
votos, derrotando a sus rivales conservadores y en 1964 sus votos se redujeron
a 1.568. En 1966 la lista anapista gana con dificultad en Buga al obtener 1.319
sufragios frente a 1.097 del lauroalzatismo y 1.028 del unionismo y en Trujillo
el movimiento ocupa el segundo lugar con 1.142 votos por debajo del unionis-
mo que logra 2.205 y superando los escasos 228 votos del lauroalzatismo.
197
dos pueblos en 56 de los 116 municipios donde el anapismo obtuvo votos en
1966, la votación aumentó paulatinamente desde 1962.
66
El diario Alianza Popular informa sobre la expulsión de R. Hernández de la ANAPO, pero aquí
consideramos sus votos como anapistas ya que la registraduria contó los votos de Hernández y Harker
como tales.
198
ANAPO. Los votos conservadores anapistas provinieron de 40 municipios,
dentro de los cuales fueron sobresalientes los votos de Ibagué (3.511), Guamo
(2.775), Espinal(2.551), Purificación (1.311), Cunday (1258) y Anzoátegui
(1.037); pueblos en donde se convirtió el anapismo en primera fuerza conser-
vadora. Con excepción de Cunday, de preferencia conservadora unionista en
1962, todos estos municipios fueron doctrinarios; y en 1964, a diferencia de la
capital, en ellos ya había triunfado el anapismo.
199
te por la unión de estos dos sectores en 1964. De allí que sus avances electora-
les desde 1962 fueran significativos, no obstante ocupar el segundo lugar con
50.632 votos por debajo del unionismo y sus 132.633 votos y superando los
14.711 sufragios lauro-alzatistas. En 1962 la agrupación obtuvo el 8,9% del
total conservador departamental, dos años más tarde alcanzó el 22.6% y en
1966 representa el 25.2%. En esta ocasión le correspondió al político regional
Mario Montoya encabezar la lista para cámara por la ANAPO, mientras que
Jaime Piedrahita encabezó lista para senado. En Medellín avanzó el anapismo,
sin embargo, el orden para unionistas (33.791v), anapistas (16.462v) y lauro-
alzatistas (3.694v) fue el mismo que a nivel departamental. De 106 munici-
pios antioqueños, Mario Montoya fue respaldado en 104, seis más que en 1964
y veintiséis más en comparación con 1962. Otros municipios que presentaron
avances para la agrupación fueron Bello, Itagüi, Envigado, Andes y San Car-
los, pueblos de mayoría conservadora doctrinaria en 1962. En 1964 la ANAPO
ganó en Bello, donde dos años atrás había ocupado el segundo lugar, en Itagüi.
Pese a estos avances hubo municipios en donde disminuyeron los votos anapis-
tas. Los más significativos en este sentido fueron Cocorná, San Luis y Támesis.
En 1958 San Luis y Támesis facilitaron el triunfo del valencismo, mientras
que en Cocorná ganaron los laureanistas. En las siguientes elecciones parlamen-
tarias estos tres pueblos se inclinaron por el unionismo. En 1962 en Cocorná y
San Luis la disputa por el favor popular conservador se dio entre anapistas y
doctrinarios, saliendo vencedores estos últimos al igual que en Támesis. En
1964 la ANAPO liderada por Piedrahita Cardona reúne en Cocorná 3.935
votos frente a 1.405 de doctrinarios y ospinistas unidos, en San Luis 1.641 en
contra de 784 y en Támesis pierde con 1,502 votos ante 1.568. Y en las elec-
ciones de 1966 los resultados son: Cocorná 1.420 sufragios de ANAPO frente
a 3.677 votos unionistas; en San Luis gana el anapismo con 1.505 votos ante
1.156 del unionismo y 3 votos del lauro-alzatismo; y en Támesis 1.474 para la
ANAPO, 1.529 para el oficialismo unionista y 186 para el lauro-alzatismo. De
la misma manera en estos 3 pueblos se presenta un interesante comportamien-
to electoral similar al de otros municipios del país y que permite corroborar los
orígenes electorales del anapismo. Veamos: En 1962 cuando triunfaron los
doctrinarios, el conservador ospinista respaldó a la ANAPO; y cuando resultó
vencedor el unionismo, como en 1966, algunos doctrinarios se dirigieron a las
toldas anapistas.
200
dos en 33 de los 35 municipios del departamento. En Cúcuta, en donde el
anapismo ganó por primera vez en 1964, el movimiento consolida y aumenta
sus votos al derrotar con un amplio margen de diferencia a sus adversarios
conservadores. En esta ciudad, de mayoría conservadora doctrinaria en 1958 y
ospinista en 1960 y 1962, los resultados fueron en 1966; 5,984 votos para la
ANAPO, 1.845 para el unionismo y 999 para el lauroalzatismo. Pablo Arias
también aumentó los resultados de ANAPO y ganó en Ábrego, Cachira, Conven-
ción y Pamplona. Con excepción del último, en todos, los resultados fueron
muy reñidos con la lista unionista. Pero en Convención, por ejemplo, el fenó-
meno no era nuevo para la ANAPO; en 1962 con quienes disputó estrechamente
el triunfo fue con los doctrinarios. En ese momento la agrupación anapista,
dirigida por Sixto T. Reyes P. ganó por 24 votos al doctrinario Jacinto Villami-
zar (1.799 v de ANAPO contra 1.775 v doctrinarios). En 1964 la votación
conservadora de Convención decreció por la unión de doctrinarios y ospinistas
que lograron derrotar sin dificultad al anapismo (806 v. por ANAPO frente a
2.062 de sus adversarios). Y en 1966 los anapistas alcanzaron 1.677 sufragios,
tres más que el unionismo; el lauro-alzatismo de su parte escasamente reunió
6 votos. En Pamplona, al contrario, ANAPO disputó estrechamente el triunfo
con el laureanismo. Antes de 1966 la tradición conservadora de este pueblo
presentaba el siguiente comportamiento: en 1958 favoreció el triunfo del Mo-
vimiento de Unión y Reconquista, en 1960 el de la lista ospino-alzatista, en
1962 ganó allí el unionismo y en 1964 la unión conservadora. Pero dos años
más tarde ganó la ANAPO con 1.439 votos, seguida por el lauro-alzatismo
que obtuvo 1.106 votos y duplicando los 639 votos del unionismo. En otros
municipios con altos niveles de población en donde, por la tendencia de su
comportamiento electoral, era de esperarse el éxito de la ANAPO la agrupa-
ción aunque aumenta sus cifras no alcanza a derrotar a sus adversarios. Es el
caso de Ocaña, pueblo que había respaldado las tesis alzatistas en 1958, las
doctrinarias en 1960, al unionismo en 1962, al compacto conservatismo en
1964, y que en 1966 permite el éxito del oficialismo conservador con 2.249
votos frente a 1.380 de la ANAPO y 265 del lauroalzatismo.
201
y Manzanares. No pudo conservar el primer lugar en Filadelfía, Pijao ni
Quimbaya en donde había derrotado al conservatismo en 1964. De otro lado,
fueron interesantes los resultados en Riosucio y Santa Rosa de Cabal. En el
primero la ANAPO conservadora aumenta sus votos y obtiene 1.758, ocupan-
do así el segundo lugar por debajo de los unionistas que alcanzan 1.872 sufra-
gios y superando al lauro-alzatismo que reúne 1.561 votos. En Santa Rosa de
Cabal también es la segunda fuerza conservadora con 2.219 votos frente a
2.808 de la lista unionista y 1.155 del lauroalzatismo. En Pereira los resulta-
dos conservadores aumentan y la agrupación mantiene sus simpatizantes. Allí
había reunido dos años antes 3.206 votos frente a 5.005 del unido conservatis-
mo. En 1966 la ANAPO obtiene 3.168 mientras que los unionistas alcanzan
5.208 votos y los lauro-alzatistas 2.266 votos. Los resultados de esta pequeña
ciudad corroboran la anterior afirmación de que la ANAPO no era simple-
mente la mediación entre las corrientes del conservatismo sino que era un
movimiento consolidado y con una identidad conservadora propia.
202
demoledor un municipios tan importante, por su número de habitantes, como
Valledupar.
203
1964. Por ejemplo, durante aquel debate electoral, en Palermo alcanzó 1.018
votos frente a 1.805 del conservatismo frentenacionalista; o en Acevedo, pue-
blo que presentó 535 votos a su favor ante 793 de sus adversarios.
En Nariño, otro de los antiguos fortines laureanistas entre 1958 y 1962, la lista
de ANAPO encabezada por Alfredo Caviedes duplicó el anterior resultado de
la agrupación. En 1964 la cifra fue 4.620, ante 42.943 votos de los unidos
conservadores y en 1966 fue de 10.619ante27.072dellauro-alzatismoy25.130
de los unionistas. Un caso más donde la división política y electoral del
conservatismo robustecía a la ANAPO. En Pasto, la capital, contrario a lo
esperado, el lauro-alzatismo ocupó el tercer lugar con 2.985 votos por debajo
de los unionistas, que ganaron con 3.852, y los anapistas, quienes reunieron
3.728 votos. De los 57 municipios que cubría esta circunscripción electoral,
Caviedes fue respaldado en 54, diez más que en 1964. En 43 de ellos aumentó
las cifras por el anapismo y ganó, además de la capital, en Cumbal con 568
sufragios ante 208 de la lista unionista y 107 del lauro-alzatismo.
204
El único departamento en donde el conservatismo anapista perdió respaldo
electoral fue Atlántico. En 1964 esta región presentó 7.111 votos por el movi-
miento, cifra que significaba un avance en comparación con los 1.245 votos de
1962. Pero en 1966 la lista del líder popular barranquillero Claudio Urruchurtu
reunió 5.336 votos, que no le fueron suficientes para llegar a la Cámara ante
21.860 votos lauro-alzatistas y 17.074 unionistas. La mayor parte de los elec-
tores de Urruchurtu en 1966 estaban concentrados en la capital, donde se ha-
bía desempeñado como concejal entre 1964 y 1966, pero también aquí dismi-
nuyó su cifra electoral. No ganó la ANAPO en ninguno de los 11 municipios,
de un total de 23, en donde encontró votos67.
67
Aunque es difícil establecer la verdad, la prensa anapista, la adversa a ese Movimiento y la histo-
ria oral, coindden en afirmar que Claudio Urruchurtu redbió dinero por ayudar por «debajo de cuer-
da» a la lista para la Cámara del lauro-alzatismo.
205
favoreció al laureanismo de 1958 a 1962, después de la unión conservadora de
1964 las mayorías azules se deciden por el unionismo permitiendo su triunfo
con 8.318 votos. Los lauro-alzatistas de su parte son apoyados por 5.948 elec-
tores mientras que la ANAPO obtiene el respaldo de 2.004 electores que si-
guen a Luis E. Aponte. Fueron importantes para Aponte, aunque no llegó a la
Cámara, los resultados de Maicao (62 Iv), Villanueva (523) y San Juan del
César (452).
206
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208
electorado liberal con el oficialismo, con el Movimiento Revolucionario Libe-
ral y, en algunas regiones se enfrentaron a sectores liberales independientes.
68
La votación en el departamento aumentó para todas las agrupaciones liberales, (véase cuadro 4)
De 160.372 sufragantes liberales en 1964, se pasó a 338.878 en 1966.
209
as
210
liberales, claro, por debajo de los 229.553 votos del frentenacionalista Germán
Zea Hernández.
211
En los tres pueblos anteriores, el MRL cedió su puesto al anapismo el cual
ocupó en 1964 el tercer lugar y el segundo en 1966,
En otros municipios la lucha electoral entre MRL y ANAPO liberal fue reñi-
da. Es el caso de Zipaquirá, en donde el MRL había pasado de 130 votos en
1960 a 199 en 1962. En 1964 la división del movimiento generó el desplaza-
miento de algunos de sus simpatizantes al MIL. Los resultados en este año
fueron: 1.773 sufragios por el Frente Nacional, 152 por el Movimiento Inde-
pendiente Liberal, 42 por la Línea Blanda, 9 por la Línea Dura y cero por el
anapismo. Sin embargo, en 1966, desaparecidos el MIL y la Línea Dura, los
votos de la oposición liberal de Zipaquirá se dividieron entre el MRL y la
ANAPO, al tiempo que el liberalismo frentenacionalista aumentó su volumen
electoral. En este debate los resultados fueron: 2.765 por el Frente Nacional,
344 votos por el MRL, 333 por el anapismo liberal y 23 sufragios por la lista
de Hernández Rodríguez.
212
al emerrelismo y al Frente Nacional, logrando 18.907 votos ante 51.079 del
MRL y 182.581 del Frente Nacional. La participación electoral de la ANAPO
estimuló el aumento de la votación liberal antioqueña en la oposición y en el
oficialismo. Pero no fue en el MRL, que mantiene en 1966 los votos de sus dos
corrientes de 1964 (véase cuadro N°4), sino en el anapismo liberal en donde se
expresaron liberales desengañados con el régimen. Los resultados departa-
mentales muestran la polarización del electorado antioqueño entre ANAPO y
Frente Nacional. En Medellín, por ejemplo la ANAPO y el liberalismo oficialista
ocuparon el segundo y el primer lugar respectivamente, al tiempo que el
emerrelismo aumentó sus resultados con base en la suma de los votos por sus
dos Lineas en 1964. En 1960 el MRL había alcanzado 15.676 votos, ante
87.717 del oficialismo liberal; en 1962 los votos emerrelistas disminuyeron a
11.439 al igual que los del liberalismo del Frente Nacional, 39.538; en 1964 la
ANAPO ocupa el tercer lugar con 3.374 sufragios por debajo de 5.125 de la
Línea Blanda y 25.101 de liberalismo oficial pero superando los 1.761 votos
de la Línea Dura. De su parte la agrupación dirigida por el General Rojas
desplazó en 1966 las cifras emerrelistas de Virgilio Vargas y Jaime Velásquez
Toro a un tercer lugar al obtener 13.278 sufragios, mientras que aquellos lo-
graron 7.416 y el Frente Nacional, representado por el primer Ministro de
Hacienda del Frente Nacional Hernando Agudelo Villa, reunió 49.799 votos.
213
Dura y por la lista de ANAPO. Y en 1966, liberales que no habían participado
en los tres últimos debates electorales se deciden por el anapismo y lo convier-
ten en la primera fuerza al obtener 1.011 votos que superaron los 40 que alcan-
zó el MRL y los 965 del Frente Nacional.
214
resultados en comparación con la cifra lograda dos años antes. El 83.8% de los
votos anapistas de 1966 provino de Barranquilla. Moisés Tarud tuvo un res-
paldo de 8.611 votos con los cuales ocupó el segundo lugar entre las listas
liberales por debajo de 35.033 sufragios por el Frente Nacional. La historia
electoral reciente de la oposición liberal al Frente Nacional en esta ciudad
presentaba el siguiente comportamiento. El Movimiento Revolucionario Libe-
ral logró 2.406 votos en 1960, 7.429 en 1962 y la Línea Blanda en 1964 hizo
lo propio al reunir 3.052 sufragios. Al observar los votos por el MRL en
Barranquilla de 1966, advertimos que la agrupación, aunque se acerca, no
alcanza a recuperar sus votos de 1962, al contrario, su cifra de 7.429 en aquel
año disminuye a 6.646 cuatro años después. De allí que la diferencia de estos
pocos emerrelistas podría encontrarse en el crecimiento de la votación liberal
por el anapismo. Los otros electores anapistas, como quizás también ocurrió
en todo el departamento, eran el resultado de la disminución de la abstención
y del convencimiento que logró el anapismo en el liberalismo de los sectores
populares de Barranquilla. Otras poblaciones en donde el ala liberal encontró
respaldo fueron Campo de la Cruz, Ponedera, Puerto Colombia, Sabanagrande,
Santo Tomas, Soledad, Tubara y Usiari. De ellos las cifras más altas fueron las
de Soledad con 443 votos y Ponedera con 218. En Soledad, al contrario de
Ponedera donde no existe información entre 1960 y 1964, el MRL obtuvo 170
votos en 1960, en contra de 2.090 del Frente Nacional; en 1962 llegó a 212
ante 3.711 del liberalismo oficialista; en 1964 la Línea Blanda alcanzó 141
votos mientras que al parecer los emerrelistas duros del municipio se abstuvie-
ron de participar. Pero en 1966 el MRL recupera su votación de 1962 al tiem-
po que permite el triunfo de la ANAPO liberal. Los resultados de todo el departa-
mento, asi como los de la capital y del municipio de Soledad nos permiten
concluir que en el Atlántico, como en Cundinamarca, Antioquia y sus capita-
les, aunque la tendencia de la antes solitaria oposición liberal es recuperar sus
antiguos electores, el hecho sobresaliente son los avances del ala liberal de la
ANAPO como segunda fuerza del liberalismo.
215
te, 25.670 provenientes de dos listas emerrelistas69 y 47.169 del liberalismo
frentenacionalista. En 1966 la ANAPO presentó los nombres de Edmundo
Morales y Guillermo García G. Este último, no obstante haber sido elegido
Representante a la Cámara por el anapismo liberal de Santander en 1964, sólo
obtiene 848 votos, la mayoría de la capital Bucaramanga. En esta ciudad, ob-
tuvo el 61.5% de su total liberal departamental, porcentaje que lo colocó en el
tercer lugar de las listas liberales. Bucaramanga tuvo el siguiente comporta-
miento electora] durante 1960 y 1964: 18.748 votos del Frente Nacional con-
tra 4.139 del MRL en la primera participación electoral de este movimiento;
en 1962, 16.870 votos por el liberalismo oficial y 14.184 por el emerrelismo;
dos años después, la votación liberal se distribuye así, 9.615 por el Frente
Nacional, 4.467 por la ANAPO favorecida de la división del MRL, 2.840 por
la Línea Dura y 2.582 por la Blanda. En 1966 el debate político y electoral de
Bucaramanga, que fue muy agitado por la diversidad de listas y por las prome-
sas de Carlos Lleras de educación, empleo y salud en su visita a la ciudad™,
presentó 3.714 votos para la ANAPO. Cifra que estaba por debajo de los 6.223
súfranos por MRL y los 16.559 a favor del Frente Nacional, pero que superaba
los 3.037 de la lista independiente.
" Estas listas fueron encabezadas por Ciro Rios Nieto, y por José M. Arias C; el primero era
integrante de la Linea Dura y el segundo de la Linea Blanda, en el pasado debate electoral.
70
Véase «Santander en pie con la Transformación Nacional» en El Tiempo febrero 13 de 1966.
216
En Bolívar, el candidato de la ANAPO obtuvo 4.756 votos. Con esta cifra, la
lista que encabezaba Carlos A. Pareja representó el 4.57% del liberalismo
departamental. La suma de los resultados de 3 listas emerrelistas convirtieron
a esta organización en la segunda fuerza liberal: 23.558 votos frente a 75.636
del oficialismo liberal. En Cartagena, ciudad escogida por Carlos Lleras
Restrepo para iniciar su campaña, el fenómeno fue similar. Tercer lugar para
la ANAPO con 2.203 votos, antecedida por 3.138 del MRL y 12.762 del libe-
ralismo frentenacionalista. Si bien el MRL disminuyó sus votos en 1966 en
esta ciudad con relación a los 3.962 de sus dos Líneas en 1964 y a los 4.008
alcanzados en 1962, es necesario reconocer que el respaldo de sus simpatizan-
tes era homogéneo durante estos años. En Cartagena, a diferencia del departa-
mento, donde si disminuyó en 1964, la votación liberal aumentó desde 1960
hasta 1966, lo cual indicaría que si el MRL mantiene sus simpatizantes el
anapismo seduce a algunos liberales del oficialismo que desde los inicios del
Frente Nacional no habían tenido una corriente política que fuera de su
agrado.
La ANAPO superó los resultados del MRL y ocupó el segundo lugar entre las
listas liberales de San Andrés y Carmen de Bolívar. En San Andrés la votación
liberal sorprendió a propios y extraños. En este lugar el MRL había logrado 14
y 26 votos en 1960 y 1962 respectivamente ante la mayoría absoluta del Frente
Nacional. Pero en 1964 algunos de los únicos 26 emerrelistas de la isla prefie-
ren acompañar la lista oficial, que obtiene 1.911, ante la nula votación por las
Líneas del MRL. Y en 1966 el oficialismo pierde simpatizantes y obtiene 886
votos ante 730 del anapismo y 327 del MRL. La explicación de este comporta-
miento electoral quizás esté en el remoto pasado, cuando Rojas aprobó que la
isla fuese puerto libre, y en el enfático contenido de la plataforma anapista en
pro de los territorios olvidados y abandonados por las políticas del Frente Na-
cional. En la otra población triunfadora del anapismo, Carmen de Bolívar, el
MRL obtuvo 1.155 votos ante 4.986 del liberalismo oficial en 1960, en 1962
incrementa sus votos a 1993 votos frente a 2.852 de sus adversarios
frentenacionalistas y en 1964 éstos aumentan a 3.097 mientras que en el MRL
gana la Línea Blanda con 604 votos a la Línea Dura que obtuvo 378. Al com-
parar los datos liberales de Carmen de Bolívar en 1964 con los de 1966: 3.583
por el liberalismo oficial, 240 por la ANAPO y 205 por el emerrelismo, encon-
tramos que sus totales en cada año son muy similares. De allí que no sea
equivocado afirmar que, por su disminución en 1966, la votación del MRL
contribuyó a aumentar los sufragios del liberalismo frentenacionalista a 3.583,
217
por el regreso de algunos de sus militantes al oficialismo; al tiempo que aque-
llos que continuaron en la oposición se dividieron entre el MRL y la ANAPO
liberal. Un comportamiento parecido al de este municipio encontramos en
Corozal, Magangué, San Jacinto y Sucre; a diferencia de Sincelejo, en donde
la Línea Dura gana a la Línea Blanda. En 1960, cuando Ramiro de la Espriella
encabezó la lista del movimiento, en este pueblo el MRL obtiene la más alta
votación en Bolívar; sus 2.272 superaron 1.670 votos del Frente Nacional. Dos
años después los emerrelistas repitieron el éxito, pero esta vez protagonizado
por las listas de De la Espriella y José J. García, al reunir 3.931 votos frente a
2.265 del oficialismo liberal. En el debate de 1964 los liberales de Sincelejo,
que aumentan considerablemente su participación electoral, se distribuyeron
así: 3.344 votos por el sector oficialista, 1.096 por la Línea Dura y 903 por la
Blanda. Y en 1966, cuando el volumen de votos liberales crece aún más, los
resultados son 5.221 electores afavor del liberalismo frentenacionalista, 1.430
por el MRL y 662 por la ANAPO; votación que tendría su explicación en el
convencimiento de liberales amigos y enemigos del Frente Nacional de parti-
cipar en la contienda electoral.
La lista liberal anapista para la Cámara por el Tolima, fue liderada por el
exofícial del ejército y exgobernador del régimen de las Fuerzas Armadas Cé-
sar Augusto Cuellar Velandia, quien recibió el respaldo de 2.286 electores
ante 29.033 del emerrelismo y 53.641 del oficialismo, dos años antes el
anapismo había logrado solo 572 votos (véase cuadro N° 4). De un total de 43
municipios ANAPO encontró respaldo en el 53.4% de ellos, siendo Ibagué la
que más apoyó al anapismo. Ibagué, representó el 61.2% de sus votos, es decir,
1.399 sufragios ante 5.437 del MRL y 11.501 del Frente Nacional. Seis años
antes, los resultados de esta capital se habían distribuido así: 11.144 por el
Frente Nacional y 8.575 por el MRL; en 1962, unos y otros robustecen su
votación, 12.541 para los primeros y 9.569 para los segundos. Con la división
del emerrelismo, los liberales de Ibagué no encuentran muy interesante el de-
bate político y prefieren abstenerse, así en 1964 encontramos que el oficialismo
liberal decreció a 5.237, al igual que el MRL, que reúne con sus dos Líneas
3,724 votos (de ellos 2.177 por la Blanda) y a diferencia de la ANAPO que
coopta 378 votos (para el comportamiento del MRL y la ANAPO véase cudro
N° 10). La votación liberal frentenacionalista de 1966 fue relativamente cons-
tante en comparación con la de 1960 y 1962 mientras que la conservadora fue
derrotada por la ANAPO como se anotó más arriba. Adicionalmente observa-
mos que la oposición liberal cooptó algunos votos oficiales en comparación
con los resultados del debate anterior. De otra parte, los municipios de Honda,
Líbano, Espinal, Cajamarca, Guamo, Purificación, Mariquita aportaron el 31%
del volumen departamental liberal de ANAPO. De ellos los resultados más
atractivos para el anapismo fueron los de Melgar y Honda, En el primero
César A. Cuellar, le ganó a la lista emerrelista y ocupó el segundo lugar por
debajo de los resultados del oficialismo. En 1960 los votos liberales de Melgar
estuvieron divididos entre el MRL con 295 y el Frente Nacional con 342; más
218
tarde en 1962, al parecer algunos emerrelistas regresaron al liberalismo oficial
ya que el movimiento disminuyó a 271 electores mientras que el frentenaciona-
lismo liberal aumentó a 368. En 1964 unos militantes del MRL volvieron al
oficialismo, otros votaron por la Línea Dura. En ese año los resultados fueron:
540 votos para el Frente Nacional, 1 para la Linea Blanda y 77 por la Linea
Dura. Se podría afirmar, con base en los anteriores resultados, que los votos de
la ANAPO liberal en 1966 fueron básicamente los de algunos liberales que
antes no se habían manifestado en las urnas; ya que la mayoría de los simpatizan-
tes de la Línea Dura parecen decidirse en esta ocasión por el MRL, veamos:
654 por el liberalismo oficial, 182 por la ANAPO y 71 por el emerrelismo. No
ocurre lo mismo en Honda. Allí el MRL superó al liberalismo oficial en 1960
con 1.801 sufragios ante 1.580 del sector oficialista liberal y en 1962 algunos
emerrelistas vuelven al liberalismo oficial y le permiten el triunfo con 2,051
votos ante 1.769 de la oposición. En 1964 la votación liberal de Honda es:
1.201 por el Frente Nacional, 630 por la Línea Dura, 98 por la ANAPO y 42
por el MRL. Y en 1966 la lista liberal frentenacionalista recupera sus votos de
1962 al obtener 2.042 votos; al mismo tiempo que la cifra electoral del MRL
con 1.204 votos, también se acerca a la que alcanzara en esa fecha, mientras
que la ANAPO avanza a 224. Según estos resultados, los 224 votos anapistas
de 1966, pudieron provenir del electorado que favoreció a la Línea Dura de
1964.
Al analizar con atención los resultados de los cuatro últimos debates electora-
les en Manizales, encontramos que la votación liberal anapista de 1966 proba-
blemente vino de los sufragantes por la Línea Dura del MRL en la contienda
anterior. En 1960 se contaron en esta ciudad 1.753 emerrelistas y 15.216
frentenacionalistas. Durante el siguiente debate electoral aquellos ascendieron
a 4.016 y el liberalismo oficial a 16.013. En 1964 los liberales dividieron sus
preferencias así: 8.421 por el Frente Nacional, 2.033 por la Línea Blanda y
484 por la Dura. En 1966 el Frente Nacional recupera su credibilidad ante sus
seguidores liberales y obtiene casi el doble de los votos de 1964: 15.41571,
7
' Carlos Lleras visitó la región haciendo promesas en tomo al tema más sensible p ara los manizalitas
y caldenses en general, el café. Véase «Lleras esboza en Caldas futura política cafetera» en El Tiempo
febrero 26 de 1966, pp. 1 y 31.
219
mientras que el MRL avanza, con base en los votos de la Linea Blanda, y llega
a 2.354. De su parte el anapista Darío Saint, al parecer convence a los antiguos
«duros» de 1964 y a otros novatos electores, que suman 636 votos por la
ANAPO. La lista de la ANAPO liberal, a diferencia de las otras poblaciones
mencionadas, ganó al MRL únicamente en Pacora, un municipio esquivo al
discurso de la oposición liberal desde 1960. Su comportamiento político fue el
siguiente; en 1960 el emerrelista Ivan López Botero, quien cinco años después
regresó a las filas oficiales del partido liberal, encontró sólo un elector ante los
1.154 del Frente Nacional; en 1962 Liborio Chica y Humberto Ariza tampoco
tuvieron mucha suerte representando al MRL, 22 votos contra 1.591 del
oficialismo liberal; por supuesto, en 1964, con la división del movimiento no
mejora la situación, 1.219 sufragios por el liberalismo del Frente Nacional, 9
por la Línea Dura y 7 por la Blanda. Pero en 1964, y aunque los resultados del
Frente Nacional aumentan, la ANAPO logra una importante cifra para la opo-
sición al liberalismo frentenacionalista: 142 votos ante 1.340 del oficialismo y
8 del emerrelismo. Aquí la explicación es la misma de otras regiones, las
propuestas de la ANAPO en 1966 seducen a algunos liberales adversos al
régimen que antes no participaban en elecciones por no identificarse con la
oposición adelantada por el MRL.
220
5.3.5 La votación liberal anapista en las regiones
de tradición conservadora
221
vencimiento en Santana, al tiempo que los nuevos emerrelistas de 1966 no
logran acercarse ni a su cifra de 1964 ni a la de 1966. El único movimiento
que crece en Santana es la ANAPO.
En Norte de Santander, el anapismo liberal fue representado por José del Car-
men Leal. Sus 2.213 votos, significaron una disminución en comparación con
los 2.255 de 1964 por José María Bautista (véase cuadro N°4). La mayoría de
los votos por Leal provino de la capital. En Cúcuta el apoyo liberal le significó
el 83% de su total departamental. Fueron importantes también las votaciones
de Pamplona y Ocaña. Al analizar el comportamiento de la votación liberal de
Cucuta se concluye que en 1966 todas las agrupaciones con excepción de la
ANAPO tienden a mantener sus anteriores resultados. En 1960 el emerrelismo
de Cucuta contó con 3.538 votos y el oficialismo liberal con 13.073, votación
que se mantiene en 1962, al tiempo que la oposición del MRL aumenta a
6.290. En 1964 ambos sectores del liberalismo cucuteño disminuyen sus ci-
fras: el Frente Nacional a 7.542, el MRL obtiene 4.609 votos provenientes de
sus dos Líneas (de los cuales 2.570 son por la Blanda); y la ANAPO logra
1.906 sufragios. Dos años después, el oficialismo recupera la totalidad de sus
simpatizantes, e inclusive coopta algunos liberales de la oposición, alcanzan-
do 13.986 votos. El emerrelismo, aumentando los votos que las dos Líneas
lograran en 1964, recibe el respaldo de 4.594 liberales. La ANAPO de su
parte, decrece a 1.838 sufragios. La explicación a este aumento del MRL y del
Frente Nacional y a la disminución de los votos anapistas, podría encontrarse
en la no participación del líder popular Rodolfo García García. En Pamplona
los anapistas liberales de 1966 se acercan al total de emerrelistas, a diferencia
de Ocaña en donde estos últimos son mayoría.
En 1960, el MRL obtuvo tan sólo 9 votos en Pamplona, ante 2.002 del libera-
lismo frentenacionalista. En el siguiente debate electoral llegó a 430 votos
frente a 1.793 del oficialismo liberal. En 1964 los emerrelistas pamploneses
deciden apoyar a la Línea Dura con 421 sufragios, mientras que la Blanda
recibe el respaldo de 12 electores y la ANAPO el de 199, al mismo tiempo que
la lista liberal frentenacionalista reduce sus votos a 1.173. En 1966, quizás por
el regreso de algunos emerrelistas al oficialismo o tal vez por la disminución
de la abstención liberal, el Frente Nacional aumenta sus votos de 1964 a 1.177;
de su parte el MRL reduce sus votos a 292 y la ANAPO aumenta su cifra a
225, posiblemente por votos venidos del emerrelismo de la Línea Dura. Los
anapistas son segunda fuerza en Santiago, Mutiscua, San Calixto y La Playa.
En el Huila, el ala liberal obtuvo 2,132 votos en las elecciones de 1966. Aun-
que el avance es considerable, no le permiten alterar las posiciones de las
fuerzas liberales, ya que el MRL fue respaldado por 15.908 huilenses y el
Frente Nacional por 22.013. Gregorio Duarte, el anapista que encabezó su
lista liberal, fue respaldado en el 77% del total de municipios del Huila. Los
votos de Neiva, representaron el 75% del total departamental anapista. Aquí
222
el MRL había logrado en 1960 3.705 sufragios frente a 5.209 del liberalismo
oficial; en el siguiente debate electoral, la oposición emerrelista robustece su
electorado al obtener 5.665 votos ante 6,746 por el Frente Nacional. Curiosa-
mente, a diferencia del resto de departamentos, aquí ni la división ni la absten-
ción provocaron en 1964 una perdida importante en el volumen de votos
emerrelistas. El éxito en ese año fue para la Línea Blanda que superó con
4.593 votos, 3.910 del liberalismo oficialista, 962 del anapismo y 333 de la
Línea Dura. En 1966 todas las listas liberales aumentan sus votos: el Frente
Nacional recupera a los votos abstencionistas de 1964, el MRL y la ANAPO,
atraen votación liberal, obteniendo 5.965 el primero y 1.607 la segunda. Al
igual que en otros municipios del país, la gente de la Línea Dura encuentra en
el ala liberal de la ANAPO el espacio propicio para el ejercicio de su belige-
rancia contra el Frente Nacional. Otro caso interesante en el Huila, es el caso
de Garzón, municipio conservador donde el MRL reunió sólo siete votos a su
favor en 1960 ante 690 del liberalismo frentenacionalista. En 1962 el
emerrelismo aumentó su votación a 103 al tiempo con el Frente Nacional que
tuvo el apoyo de 909 electores; dos años después, en 1964, disminuye los votos
liberales para el liberalismo oficial, 489 votos, para el emerrelismo aumentan,
154 por la Línea Blanda, y 6 por la Dura, y la ANAPO de su parte recibe el
apoyo de 59 electores. En 1966 el volumen total liberal de emerrelistas,
frentenacionalistas y anapistas liberales de Garzón crece y se distribuye así:
631 por el oficialismo, 187 por el MRL y 147 por el ala liberal, por lo cual
podemos afirmar que algunos emerrelistas vuelven al Partido Liberal oficialista
mientras que otros van a la ANAPO. De otra parte, en la población conserva-
dora de Acevedo, en 1966, el MRL no obtuvo ningún voto, mientras que 32
anapistas se enfrentaron en las elecciones a 35 liberales frentenacionalistas, y
en Santa María y Tesalia, municipios también conservadores, con cuatro votos
en la primera y dos en la segunda el anapismo fue «la segunda lista liberal».
223
Con el avance del anapismo en 1966 en fortines del liberalismo emerrelista y
oficialista, se consolida el electorado del ala liberal del movimiento. En un
futuro cercano podrá representar la oposición liberal al Frente de Transforma-
ción Nacional (FTN).
224
6, LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE 1966
' Conversación de Rojas Pinilla con la redacción del periódico El Nacional, marzo 22 de
1966, p. 1
2
El exministro de Minas declaró que de no ser el candidato López Michelsen, el MRL debería
marginarse del debate electoral. Ver ampliamente El Tiempo, marzo 30 de 1966, p. 31.
1
La contradictoria posición de la AÑAPO causó malestar entre su militancia y sus simpatizantes.
El Nacional por ejemplo, cercano a los anapistas, tenía razón cuando señalaba que entre losnombres
indicadospor los ideólogos del Movimiento, se encontraban personajes mucho más oligárquicos que el
candidato del Frente Nacional. «Lleras por lo menos tiene un programa de evolución, de revolución
pacífica -escribió el editorialista- y es muy posible que al llegar al poder rompa con la rosca odiosa que
lo oprime y desprestigia y lo cumpla». Véase El Nacional, marzo 23 de 1966, p.4.
225
candidato de las filas del Movimiento Revolucionario Liberal MRL. En ese
orden de ideas, la junta solicitó al MRL una lista de nombres de esa agrupa-
ción con el objeto de someterla a la discusión de la dirección de la ANAPO. La
junta asesora del MRL reunida el 29 de marzo, deliberó sobre la participación
del movimiento en la campaña presidencial con el nombre de López. Después
de largas discusiones se decidió votar. De los miembros de la junta 21 estuvie-
ron a favor y 15 en contra. López declinó de plano su candidatura. Seguida-
mente la junta asesora emitió una declaración en uno de cuyos apartes leemos:
«Que el MRL es el personero indiscutible de la oposición liberal y como tal no
proclama ni auspicia candidatura alguna para la próxima presidencia de la
república...Que en consecuencia deberá marginarse en el próximo debate pre-
sidencial, no sólo como enérgica protesta contra el actual sistema, por los
medios inescrupulosos empleados para defraudar el sentimiento oposicionista
de las mayorías populares, sino por no sentirse representados ideológicamente
en los candidatos que llegaron a lanzar algunos de los dos grupos de oposición
4
Véasetexlo completo déla Declaración del MRL en El Tiempo, marzo 31 de 1966, p. 15.
5
Véase texto completo de la carta de del exjefe de la Línea Dura en: López y Uribe Rueda rechazan
candidatura. El Tiempo, marzo 25 de 1966,p. 25.
6
Humberto Silva Valdivieso acometió sin éxito la tarea de convencer a los grupos de oposición de
la necesidad de lanzar un candidato para no de&audar al pueblo. Mas tarde, El Espectador difundió
una información del radioperiódico Avance donde se afirmaba que silva junto con Armando Zabaraín
y Aurelio Caicedo Ayerbe habían adherido a la candidatura de Jaramülo Giraldo. Según el citado
226
Gómez por el contrario, opinó que lanzar un candidato de oposición a Lleras
Restrepo «sería engañar a la opinión pública» y siguiendo los pasos del MRL
llamó a la abstención: «No nos sentimos autorizados -dijo el jefe del desvenci-
jado lauro-alzatismo- para invitar a nuestros amigos a participar en una cir-
cunstancia electoral que no habrá de decidir nada que no esté ya resuelto,
porque fomentaríamos, a sabiendas falsas ilusiones. Tampoco creemos que esa
circunstancia merezca ningún acto de disciplina para impedir que las gentes
realicen, con su voto, un último acto de protesta por cuanto ha sucedido»7. La
opinión del comunismo colombiano fue del mismo tenor. En reunión de su
Comité Ejecutivo del primero de abril los líderes de esa comunidad política
decidieron no concurrir a las urnas8. En últimas, ¡vaya paradoja! emerrelistas,
comunistas y demás, que tanto le criticaron a Camilo Torres su llamado a la
abstención, resultaron promoviéndola, sólo que de manera coyuntura!, incon-
secuente y desconsiderada con sus seguidores.
noticiero, estos personajes acusaron a Gómez Hurtado denoposeer personalidad suficientepara orien-
tar el Movimiento y lo acusaron de obrar sin decisión en la campaña electoral pasada y de acobardarse
frente a la candidatura de la oposición. Véase El Espectador, abril 21 de 1966, p. 1.
' Véase «Texto del Mensaje del Jefe Conservador a los Colombianos». En: El Siglo, abril 29 de
1966,p. 1.
8
Cuando se conoció el nombre de Jaramillo Giraldo como candidato de la ANAPO, el comunismo
declaró que «no representaba realmente las fuerzas democráticas del país». Véase El Tiempo, abril 2
del966,p. 31
9
Fue furibundo, sin embargo, el editorial de El Tiempo: «El Testaferro de Rojas», abril 2 de 1966,
p. 4. La República tituló el suyo «El Fin de una aventura», abril 2 de 1966, p. 4.
227
ción a los principios liberales. Los colombianos lo recordaban por haber sido
presidente del Senado en la administración de Ospina Pérez y por haber pro-
nunciado, en su posesión, un discurso de más de cinco horas. Desde la época
del gobierno de las Fuerzas Armadas, cuando participó en la Asamblea Nacio-
nal Constituyente, Jaramillo Giraldo era un personaje cercano a la casa Rojas.
Había nacido en Manizales en 1915, sus estudios secundarios y universitarios
los realizó en la Universidad del Cauca. Aquí, fundó a los 12 años, el periódi-
co «La Academia de Ideas». Se recibió de abogado en 1936 con la tesis «Las
nacionalidades y el derecho a su auto-determinación». En una entrevista a El
Siglo dijo entre otras cosas, las siguientes: «...organicé la lucha de los obreros
y clase media en Popayán y otras ciudades del país, librando la batalla que
también resultó victoriosa, por la rebaja de los impuestos y el aumento de los
salarios, como en la fábrica de calzado «El Tigre» de Cali...Mis luchas en el
Quindio se libraron bajo el mismo signo: también culminaron con el éxito y
con mi absoluta pobreza»10. Jaramillo Giraldo se desempeñó como abogado de
los pobres en 1936; funcionario de la Gobernación de Caldas en 1937; alcalde
de Armenia en 1938; Concejal y Diputado. Representante a la Cámara en
1941; Senador en 1943 y 1946. Director de los periódicos caldenses «Pueblo
Libre», «El Fígaro», «El Universal». Magistrado y Presidente de la Corte Su-
prema de Justicia entre 1957 y 1958. No tenía por costumbre escribir, a pesar
de la erudición que desplegaba en la plaza pública, pero aún así quedaron
algunos escritos suyos: «Vagos, Maleantes y Rateros» en 1937; «La necesidad
de la victoria» en 1941; «Transmisión del mando» en 1946 y «Problemas de la
Industria Petrolera en Colombia» en 1949. En la víspera de la realización del
plebiscito, cuando la Iglesia declaró que incurriría en pecado quien no votara
(positivamente) y que excomulgaría a quien no lo hiciera. Diario de Colom-
bia publicó unas declaraciones donde Jaramillo descubría la esencia de la con-
sulta: «...canalizar la opinión pública a través de dos grupos políticos sola-
mente, con el fin de que no se presentara resistencia al plan oligárquico....»
Jaramillo señalaba que en el paquete «tramposo» del plebiscito no se aludía
«al problema de la economía nacional, ni de los precios; tampoco se decía una
palabra acerca: de la intensificación y abaratamiento de la educación, de la
dotación de vivienda barata, de la higienización de los campos y de los barrios
pobres, de la democratización del crédito, de la reforma bancaria, de la defen-
sa de la familia y el niño, de la defensa del consumidor, y de una política
agraria encaminada a hacer propietarios al mayor número posible de campesi-
nos»; declaraciones y cuestinamientos que reprodujo en cien mil hojas volan-
tes, difundidas la noche anterior al primero de diciembre de 1957".
10
Véase El Siglo, abril 12 de 1966 p 12. Esteperiódico, ilustró de manera más amplia que el resto
de los rotativos del país la campaña del candidato de la ANAPO.
11
Véase Diario de Colombia, noviembre 30 de 1957 y El Siglo, abril 12 de 1966, p. 12.
228
Senado a Ospina Pérez en 1946. Allí demostró sus capacidades de hombre de
estado estrechamente vinculado a la política liberal y al establecimiento co-
lombiano en general. Nada tenían entonces que enrostrarle. No fue casual por
ello, que Rojas dijera de él, en su presentación como candidato: «Es un liberal
de limpios antecedentes, en quien ni el partido conservador ni el partido libe-
ral pueden encontrar una amenaza...Que se desencadene ahora toda la prensa,
en la seguridad de no encontrar mancha alguna que sacarle a nuestro candida-
to»12. Aunque Jaramillo poseía el talento del demagogo clásico: buen orador y
seductor de masas, era un hombre ponderado13. En el discurso de marras, planteó
que la preocupación por el hombre campesino y por el desarrollo del campo
colombiano no pertenecía con exclusividad al patrimonio político del
conservatismo. Señalando los logros de la República liberal en las políticas
rurales, reconoció los méritos del conservatismo en ese campo. No era pues,
un industrialista a ultranza. Había coincidido con Antonio García en las aulas
universitarias de Popayán y ambos se identificaron con los problemas y angus-
tias de los indígenas del país14. En general, Jaramillo era un hombre que con-
densaba pareceres y por eso servía de centro de confluencias. A la vez que
saludaba el progreso, advertía y padecía sus consecuencias, de no aplicarse
políticas de asistencia social a favor de los sectores intermedios y populares.
Su discurso de agosto de 1946, habría podido pronunciarlo veinte años des-
pués, en el momento de la campaña, como si el tiempo no hubiera pasado. No
le faltó objetividad a Jaramillo para denunciar las tendencias económicas al
término de la República Liberal: «La carestía de la vida, por ausencia de una
adecuada política monetaria, ha alcanzado proporciones impresionantes. La
gente pobre vive peor que antes, porque sus sueldos y salarios no han subido
en armonía con el alza del costo de la vida»15. Daba a entender Jaramillo, que
12
Véase José Jaramillo Giraldo, el candidato de ANAPO. En: La República, abril 2 de 1966, p. 3.
13
Samuel Moreno Díaz le recuerda de la siguiente manera: «Yo creo queno ha habido un orador de
su talla. Era un hombre que hablaba con más profundidad inclusive que Gaitán. Lo que pasa es que
Gaitán movía más la sensibilidad de las masas. José era un hombre que llegaba al estudiante, al obrero,
al campesino, al universitario, al profesional, al que había tenido especialización en su rama, al econo-
mista, al historiador. Era un hombre mullifacético...Sus discursos eran verdaderas piezas oratorias
dentro de una formidable construcción literaria y humanística. Era un hombre que se apoderaba de las
masas en una forma tal que éstas admitían que fuera el único orador que les hablara durante deshoras.
Entrevista del autor el 28 de octubre de 1993.
14
Precisamente su tesis de grado, escrita cuando aún era un adolescente, se encaminó a defender el
derecho de los indígenas colombianos a su autodeterminación. Escrita en el lenguaje de Antonio García
y en el espíritu indigenista de la región andina del continente y, con recursos teóricos del leninismo,
Jaramillo culminó su trabajo así: «La lucha de las nacionalidades indígenas en nuestro país, ayudada
por la solidaridad de las masas trabajadoras de la nacionalidad opresora y sus organizaciones, tiene
que culminar con la reconquista de los derechos de los pueblos oprimidos, con el goce de sus propios
derechos nacionales, con la organización de sus propios gobiernos...Las nacionalidades indígenas se
regirán asímismas, crearán sus propios órganos de poder, libre y voluntariamente podrán unirse a las
naciones entre si y a otros pueblos que, bajo el signo de una completa igualdad internacional, les
reconozcan y respeten sus propios derechos de naciones». Véase Las Nacionalidades y el Derecho a su
Auto-determinación. Uña contribución al ascenso de la teoría revolucionaria en Colombia. Tesis pre-
sentada para optar al título de Doctor en Derecho y Ciencias Políticas, por José Jaramillo Giraldo.
Universidad del Cauca, Popayán, mayo de 1936. (Biblioteca de la Facultad de Derecho).
15
Véase «Transmisión del Mando. Discurso del Presidente del Congreso, doctor José Jaramillo
Giraldo, agosto 7 de 1946». Bogotá, Imprenta Nacional, s.f p.53.
229
el gobierno que se instauraría en cabeza de Ospina Pérez podría realizar una
buena administración, que incluso corregiría los errores e insuficiencias de los
anteriores gobiernos, en particular los relacionados con el Estado, que, por
otra parte ocupa un destacado lugar en el discurso de Jaramillo. Durante su
permanencia en el Congreso en la década del cuarenta, estuvo en contra de la
conversión del Estado en agente de los grandes intereses. Al contrario, abogó
por un Estado que favoreciera a los menos influyentes, que protegiera los pe-
queños intereses. Inculpó al mismo establecimiento de arrojar al campesino al
«torbellino de la vida industrial urbana, para cuyo ambiente no ha sido prepa-
rado, sin que luego se preocupe por reeducarlo u orientarlo»16. Aunque no se
alistó en el gaitanismo, sino que fue uno de los jefes de la campaña de Gabriel
Turbay, Jaramillo coincidió con los gaitanistas que se acercaron al gobierno de
las Fuerzas Armadas. Caído Rojas, las circunstancias lo obligaron a refugiarse
en su profesión, casi hasta el momento de su candidatura.
mid.
Ibid.
230
gentes del Frente Nacional. En menor escala, la invasión de los transitores
favoreció también a la ANAPO, que contó con propietarios de pequeñas esta-
ciones de radio que militaban en el movimiento18. En general, las partes en
confrontación hicieron uso con profusión de los medios de comunicación. El
Nacional reproducía en sus páginas las conversaciones de los cronistas políti-
cos con Rojas y demás dirigentes nacionales, para citar un caso.
El domingo 17, gracias a una solicitud que el candidato había hecho ante el
presidente para acceder a la Radio Nacional y a la Televisora «en uso de la
libertad de expresión y ante la coacción oligárquica sobre los medios particu-
lares de comunicación»20, Jaramillo pudo apelar a este moderno servicio reser-
vado para los oráculos del establecimiento. Desde allí, lanzó acusaciones con-
tra el Frente Nacional y contra las oligarquías. En compañía de María Eugenia
y Josefina Valencia de Hubach, Jaramillo manifestó que aunque fuera procla-
mado candidato por la ANAPO, no quería decir eso que no lo fuera de toda la
oposición, «pues me acompañan las masas del lauro-alzatismo y del Movi-
18
Radio Modelo, pertenecía al anapista vallecaucano Marcos Várela. «Esta era una pequeña emiso-
ra - recuerda Samuel Moreno Díaz- que nos transmitía todo lo que nosotros les pasábamos: boletines,
discursos... A ellos les fueron quitando la propaganda y terminaron cancelándoles la Ucencia de radio-
difusión. Várela perdió todo el capital que tenia. Fue uno de los grandes damnificados de la ANAPO.
Entrevista del autor con el ideólogo anapista Samuel Moreno Díaz, octubre 28 de 1993.
" Véanse los reportes de prensa oficial correspondiente a la segunda quincena de abril de 1966.
20
Véase La Nueva Prensa, N" 143 abril 30 de 1966p. 5. El Diario La República y Alberto Lleras
se escandalizaron cuando el Ministro de Comunicación otorgó espacio al anapismo para que difundie-
ra sus tesis por los canales nacionales de la televisión.
231
miento Revolucionario Liberal», dijo21. Algo tenían de cierto sus declaracio-
nes. En Barranquilla, por ejemplo, en donde estuvo el 14 de abril, Jaramillo
alternó el uso de la palabra con dirigentes de los sectores que mencionó en su
intervención por televisión. Viajó luego a Neiva y Pasto. En esta última ciu-
dad, el candidato fue llevado en hombros al paraninfo de la Universidad donde
arengó a los estudiantes.
Cuando el anapismo optó por un candidato liberal puso de presente que era en
serio la decisión de ese movimiento de configurar un frente nacional popular.
Los conservadores anapistas venidos del alzatismo y del laureanismo votarían
por Jaramillo. Por él votarían además, liberales emerrelistas de base desenga-
ñados de las inconsecuencias de López Michelsen. En Barranquilla, por ejem-
plo, se conformó un comando pro candidatura de Jaramillo Giraldo integrado
por grupos del MRL, del lauro-alzatismo, el Movimiento Obrero Popular de
izquierda MOPI y desde luego por el anapismo23.
Sin embargo, la adhesión más importante que recibió Jaramillo fue la del
Movimiento Democrático Nacional MDN24. Considerando que la ANAPO había
sido el único grupo que pudo convertir «el voto electorero y sectario en voto
social», Alberto Zalamea se trasladó con su gente, su prensa y sus idearios al
anapismo. El itinerario de sus actividades, descritas en esta investigación, su-
mado a las circunstancias políticas posteriores a las elecciones del 20 de mar-
21
Véase El Nacional, abril 18 de 1966, p. 1.
22
Silvio Villegas clausuró la campaña del Frente Nacional en Cartagena con un discurso que La
República, ahora bajo su dirección, tituló «Los Problemas de la Democracia Cristiana y el Movimien-
to de Transformación Nacional». Véase edición del 24 de abril de 1966.
23
Véase edición de El Nacional, abril 9 de 1966.
24
Aunque el 22 de abril. El Espectador publicó unas declaraciones de Humberto Silva Valdivieso
emitidas para protocolizar su retiro del lauro-alzatismo y su traslado a la ANAPO, la adhesión no se
materializó. Véase edición del 22 de abril de 1966,p. 1.
232
zo, revela que sus propuestas y concepciones apuntaban hacia el movimiento
de Rojas. Con la llegada del MDN, se amplían y refuerzan los contenidos de
los programas anapistas. Al discurso de la plaza pública se suma con intensi-
dad el tema del nacionalismo colombiano, antes disperso en las corrientes
disidentes del bipartidismo o en las frustradas terceras alternativas. Fundidas
sus plataformas, la campaña por el poder continúa con el nombre de «Concen-
tración Patriótica de intelectuales, profesionales, clases medias, empleados y
obreros de todas las vertientes», según La Nueva Prensa.
233
cidos por el Estado en su educación, en su salud, en su vivienda. El impuesto
predial, el impuesto de renta de trabajo deben ser reformados en forma tal que
no se conviertan en una carga para los pobres y en rey de burlas de los ricos;
10o. Reformar la actual estructura educativa del país e implantar la educación
pública y gratuita en todos los niveles -primario, secundario, universitario y
técnico-; crear el Instituto Nacional de alfabetización (INALFA), es decir,
emprender un plan bienal para alfabetizar al pueblo colombiano; lio. Crear
los Centros Regionales de Salud, reformar a fondo el Instituto Nacional de
Nutrición y tecnificar el Instituto de Seguros Sociales; 12o. Reforma Agraria,
sobre la base de una Ley que solo tenga en cuenta la productividad y busque
convertir los grandes baldíos nacionales en riqueza, reforzando la base estruc-
tural de nuestro campo, con carreteras, enseñanza agrícola y ganadera, crédito
para regadíos, abonos, semillas, cooperativas de producción, distribución y
consumo, estímulos a las fábricas de abono, de insecticidas, de alimentos ani-
males y estímulos a las grandes unidades económicas y sociales, con inversión
estatal y ayuda técnica; 13o. Creación del Banco Habitacional que haga posi-
ble que cada familia sea poseedora de su vivienda urbana o rural. El Banco
Habitacional financiará la construcción de nuevas viviendas y la adquisición
de las actualmente habitadas por medio de los propios pagos de arrendamien-
to; 14o. Nacionalización del petróleo y de todos nuestros recursos naturales,
por caminos técnicos y practicables, respetando los intereses privados, nacio-
nales y extranjeros, pero iniciando su negociación de inmediato. Ecopetrol
debe tomar en sus manos como Empresa Estatal, toda la distribución de los
productos petrolíferos, abasteciendo las cooperativas que serán creadas, 15o.
Participación equitativa y justa de los obreros y empleados en las utilidades de
las empresas que deben convertirse en unidades socioeconómicas de produc-
ción, en las cuales la gestión común obrero-patronal procure evitar al máximo
las posibilidades de huelgas y paros desastrosos para la economía nacional en
desarrollo; 16o. Reorganización total del Ministerio de Relaciones Exteriores
que será convertido en una auténtica agencia de defensa de nuestra soberanía
nacional en todos los campos, desde el político, hasta el comercial. Debe bus-
carse la posibilidad de nuevos mercados internacionales y la diversificación de
nuestras exportaciones agrícolas e industriales; 17o. Colocar a las Fuerzas
Militares en su auténtica misión de guardianes de la soberanía nacional y de
vanguardias en la lucha técnica contra el subdesarrollo económico y social y
en favor de los trabajadores de la ciudad y del campo; 18o. Crear el Ministerio
de la Juventud y los Deportes, cuyo objetivo esencial será la defensa, la protec-
ción de la niñez desamparada y de la juventud en general; 19o. Restituir al
intelectual, al profesor, al estudiante, al obrero capacitado, al militar, el sitio
de honor que les corresponde en la escala de valores nacionales, hoy pisoteada
por las fuerzas del dinero y la plutocracia; 20o. Indulto general a todos los
presos políticos para restablecer el imperio de la paz y la concordia en el seno
de la gran familia colombiana25.
25
Véase La Nueva Prensa, N° 143, abril 22 de 1966,p. 3 y 4.
234
Al fundador de La Nueva Prensa le correspondió proclamar a José Jaramillo
Giraldo en apabullante acto de masas en la Plaza de Bolívar, en la tarde del
viernes 22 de abril. En la tribuna localizada en el atrio del Capitolio Nacional,
estuvieron junto con el candidato y con el jefe máximo del Movimiento, Alber-
to Zalamea, Josefina Valencia de Hubach, María Eugenia Rojas y los sacerdo-
tes antioqueños Ignacio Yepes y Eugenio Garcés. Las fotografías en pro y en
contra de la manifestación revelan la dimensión del evento. La concurrencia
fue calculada por los adversarios de la ANAPO, en 30 mil personas. Desde la
creación de su Movimiento, los anapistas venían insistiendo en tomarse la
Plaza de Bolívar. En las anteriores campañas electorales, las marchas hacia la
histórica plaza habían sido interrumpidas por la fuerza pública. Por ello, el
significado de la concentración era inmenso para la comunidad anapista. Por
fin el general Rojas podía hablar a sus anchas desde el otrora vedado espacio
simbólico de la plaza mayor de la República.
Fue todo un espectáculo que duró desde las cuatro de la tarde hasta las 8 de la
noche. Como en los conciertos modernos, antes de la aparición de los protago-
nistas, intervinieron personalidades de segunda categoría: Blasteyo Trejos, el
controvertido dirigente vallecaucano; Marcos A. Castaño, reconocido dirigen-
te del MRL por Cundinamarca y los dirigentes Gregorio Duarte Jiménez y
Alvaro Ramos Murillo. María Eugenia llegó acompañada de una banda de
músicos, minutos después arribaron Rojas y su señora; Jaramillo Giraldo, los
presbíteros Yepes y Garcés y Josefina Valencia de Hubach26. Con las manos
entrelazadas por lo alto, el jefe de la ANAPO, su hija y el candidato saludaron
a la multitud. Jaramillo se despojó de su abrigo y lo lanzó a sus admiradores.
Al problema de la explosión demográfica que venía planteando el expresiden-
te Alberto Lleras, el candidato de la ANAPO, prometiendo conjurar el desam-
paro social, elevo ante la multitud un niño recién nacido, reafirmando con
ello, en forma simbólica, el voto por la vida y un rechazo al control de la
natalidad27. Los sacerdotes representaron al clero popular y la vocación reli-
giosa del movimiento. La presencia de Alberto Zalamea sintetitizó la llegada
al anapismo del ideal nacionalista que deambulaba en el ambiente político sin
norte preciso y el arribo del dirigente Marcos A. Castaño significó la llegada
del emerrelismo popular a la ANAPO. Esta vez fue el padre Garcés y no Rojas
quien tomó el juramento a los manifestantes: «He aquí al hombre -dijo el
prelado señalando a Jaramillo- Señores liberales y conservadores de Colom-
26
El padre Yepes pertenecía a la Diócesis de Santa Rosa de Osos. Acababa de ser suspendido de
funciones sacerdotales por Monseñor Miguel Ángel Burles por negarse a leer en misa la pastoral en
que el Obispo hacia la apología de la candidatura de Lleras y condenaba la oposición, en particular la
rojaspinillista. Yepes dirigió una carta al Jerarca donde explica las razones de su militancia en el
Movimiento de Rojas y de su animadversión hacia el Frente Nacional. Véase texto completo de la
misiva en El Nacional, abril 22 de 1966, p. 1 y 2. El texto del decreto de suspensión puede consultarse
en El Siglo, mayo 3 de 1966, p.8.
27
Véase formidable fotografía tomada por el reportero gráfico de El Vespertino, del 23 de abril p. 1
o su reproducción en primera plana en El Espectador al día siguiente.
235
bia, vamos a jurar que derrotaremos a Lleras en las elecciones del primero de
mayo: Juráis por Dios y por la Patria, por vuestras esposas y por vuestros hijos,
que ganaremos las próximas elecciones?». Ante la respuesta afirmativa de la
gente, Garcés replicó: «Que Dios os pague»28.
28
Véase la prensa nacional del sábado 23 de abril de 1966.
29
Los siguientes fueron los textos de los carteles de la campaña de Jaramillo inspirados por La
Nueva Prensa: Sin política internacional/independiente mo hay soberanía polrticami libertad econó-
mica/ni dignidad nacional/votando/por/José Jaramillo Giraldo/digmdad-libertad/soberanía/; El pue-
blo colombiano exige/la nacionalización del/Banco de la República/El pueblo colombiano necesita la
naionalizacícn deLpetróleo/. El gobierno de la Concentración Patriótica adquirirá el control de la moneda
y el subsuelo/desterrando la miseria/; El control sobre los/oligarcas que evaden los impuestos y expor-
tan sus capitales/hará que el gobierno de la/concentración patriótica/pueda aliviar/la carga fiscal/de
los menos/favorecidos/; Los nuevos mercados/ que Colombia necesita/están cerrados/por los Cipayos/
El Gobierno de la/Concentración Patriótica/los abrirá/para beneficio de todos los colombianos/; ¡He
aquí nuestros títulos al poder! /Soberanía Política/Democracia de Masas/Eficiencia Técnica/Alianza
Nacional Popular/Nacionalismo Revolucionario/Liberalismo Independiente/Conservatismo Autóno-
mo/Independientes/ j He aquí las fuerzas que defenderán el votopor el Candidato de la Oposición!/.
!0
Véase la edición de La Nueva Prensa N° 143 abril 30 de 1966.
51
Ibid.
236
candidatura de Rojas32. Si en un principio estimaron de poca monta el lanza-
miento de una personalidad como la de Giraldo para oponerlo a Carlos Lleras,
el acontecimiento del 22 de abril y la acogida popular del contracandidato los
asustó. Desempacaron la artillería. De nuevo los editoriales de la gran prensa
se volcaron contra el anapismo33. Los líderes ospinistas llamaron a los conser-
vadores que habían votado por la ANAPO a reconsiderar sus posiciones y
redoblaron esfuerzos para convencerlos de la garantía que representaba Lleras
para la doctrina de ese partido. De inmediato se organizaron alocuciones ra-
diales, diálogos y cenas con los gremios económicos. Presionados por la pre-
mura del tiempo, los más destacados dirigentes del Frente Nacional, se divi-
dieron el país para su nueva cruzada. Todos recibieron la orden de convocar de
nuevo a los colombianos para la «salvación de la patria».
32
Uno de los jefes liberales, Julio César Turbay Ayala reiterando su tesis de la peligrosidad de la
ANAPO, alcanzó a declarar que Jaramillo era «un simple accidente en la lucha». Véase El Especta-
dor, abril 11 de 1966,p.l y 13.
33
Véanse: «En Plena Locura». En: El Tiempo, abril 23 de 1966p. 4; «Dos Políticas»; «La Trampa
Rojista». En: El Espectador, abril 23 y abril 24 de 1966, p. 2A
34
El Senador Lemus, declaraba después de la concentración, que «el pensamiento de mucha gente,
estaba por encima de los decandentes». Anotaba que la ANAPO «había comenzado a trabajar con
gentes nuevas, dueñas de ideas nuevas y con enfoques nuevos de la problemática colombiana». Véase
El Nacional, abrü 25 de 1966,p. 1 y 2.
35
Uno de los últimos carteles con el que los anapistas empapelaron las principales ciudades delpaís,
daba cuenta del resumen del programa de la campaña de Jaramillo: «Un programa para todos los
colombianos/1 o. Asamblea Constituyente que derogue el Frente Nacional y establezca las bases de
un Estado modemo/2o. Planeación técnica de la Economía en busca de una auténtica integración
nacional/3o. Nacionalización del Banco de la República para recuperar el control monetario y organi-
zar el crédito/4o. Nacionalización del Comercio Exterior que suprima la tendencia monopolizada ac-
237
6.3 Los resultados de las elecciones presidenciales
tual de la Economía colombiana/5o. Educación pública gratuita en todos los niveles y creación del
Instituto Nacional de Alfabetización INALFA/60. Plan de Salud Nacional y tecnificación de los insti-
tutos de Nutrición y Seguros Sociales/7o. Reforma Agraria asentada en el principio de la productivi-
dad y conversión de grandes baldíos nacionales en riqueza, reforzando la base estructural de nuestro
campo/80. Nacionalización del petróleo, respetando los intereses privados nacionales y extranjeros
pero iniciando su negociación de iumediato/9o. Creación del Banco Habitacional que financiará la
construcción de nuevas viviendas y la adquisición de las actualmente habitadas por medio de los
propios arrendamientos/10o. Creación del Ministerio de la Juventud y los Deportes, que otorgue a la
juventud colombiana un papel de principalísima magnitud en la Revolución Nacional/El Primero de
Mayo usted puede hacer/aprobar este Programa/El 7 de Agosto la Nueva Colombia/podrá rea-
lizarlo/. Tomado de La Nueva Prensa, N° 143, abril 30 de 1966, p. 9-13
16
En Cundinamarca Jaramillo ganó en: Arbeláez, Choachí, Gama, Guasca, Guayabal de Siquima,
La Peña, Medina, Nimaima, Quebradanegra, Soacha y Vülagómez. Hubo considerable incremento del
voto anapista en las poblaciones liberales de Chía, Girardot, Facatativá, Fusagasugá y Bogotá. A su
vez en el Valle, el candidato anapista triunfó en: Anserma, Argelia, Bolívar, El Águila, El Cairo, El
Cerrito, El Dovio, La Victoria, Restrepo, Riofrio, Toro, Ulloa y Versalles.
238
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239
drillas de matones conservadores que en décadas pasadas habían perseguido y
asesinado a gentes de su partido. La presencia en la arena de la política local
de líderes y movimientos populares impedía que el discurso mesiánico llegara
al alma popular. Primero estuvo Alfonso Barberena seduciendo los barrios
pobres de la ciudad, vino después la actividad del MRL. En él, blandos, duros
y comunistas, abogaron por los marginados. Cuando empezó su desarticula-
ción, emergió la figura del líder popular de Cartago Carlos Holmes Trujillo,
quién utilizando la misma sigla del MRL, empezó a acaudillar sus seguidores
en el Movimiento de Revitalización Liberal. Las inconsecuencias y contradic-
ciones de las líneas del emerrelismo, llevaron a que comunistas y filocomunistas
fundaran el «MRL del Pueblo». Era esta la crisis que vivía el liberalismo po-
pular vallecaucano cuando se lanzó la candidatura de Jaramillo Giraldo. Del
21.9% de la votación departamental en marzo de 1966, el anapismo pasó al
35.2%. En Cali: del 18.2% pasó al 27.8%. El liberalismo anapista del Valle,
había alcanzado la cifra de 216 votos. Con Jaramillo los votos se elevan a
101,354. Es muy probable, que los afluentes liberales de esta votación nacie-
ran en Buenaventura, Buga, Candelaria, Florida, Jamundí, Palmira, Tuluá,
Pradera y Dagua, municipios liberales de amplias simpatías emerrelistas en
un pasado muy reciente37.
240
CUADRO No. 6
LOS AVANCES DE LA ANAPO EN LAS ELECCIONES DE 1966
20 D E M A R Z O P R I M E R O DE MAYO
% %
Departamentos repres. repres. Diferencia
y Votación por Votación p o r J. e n t r e los
No. Capitales total ANAPO total Jaramillo G. dos %
241
Jaramillo contó aquí, con la totalidad del voto de esa corriente conservadora38.
Fueron considerables los avances anapistas en las dos ciudades liberales más
importantes del departamento: Bucaramanga y Barrancabermeja. En la pri-
mera, los partidarios de la Alianza Nacional Popular, pasaron de representar
el 22.8% de la votación total de la ciudad en marzo, al 39.7% en mayo. En la
segunda, Jaramillo superó la votación de marzo por el Movimiento: de 1963
votos pasó a 4528.
Fue también sorprendente el caso del Huila39. Neiva por ejemplo, tradicional-
mente liberal, fue la única ciudad capital donde José Jaramillo Giraldo le ganó
a Carlos Lleras Restrepo, hecho que la convierte en la segunda ciudad de alto
incremento electoral para los anapistas. De igual manera, el candidato de la
ANAPO triunfó en 9 localidades más: Acevedo, Palermo, Pital, Rivera, Santa
María, Tesalia, Teruel, Yaguara y en el Doncello (Caquetá). En general en el
Huila, crecía el respaldo liberal al anapismo desde 1964. Sin duda la desarti-
culación del emerrelismo ayudó al fortalecimiento del Movimiento en la re-
gión.
242
El 83.3% de los votos por el candidato de la ANAPO en el Atlántico, se con-
centró en su capital. En realidad, los líderes que promovieron la candidatura
de Jaramillo no tuvieron el tiempo necesario para desplazarse a otros lugares.
Sin embargo. Aunque no triunfa en ningún municipio, la Anapo aumenta su
porcentaje electoral tanto en Barranquilla como en el departamento. En la
primera, pasa del 18.1% al 36% y en el segundo del 12.4% al 27.8%. Fue
amplio el respaldo electoral en Sabanalarga y Soledad. Puede asegurarse que
la confluencia de varios sectores populares, al igual que buena parte del electo-
rado lauro-alzatista contribuyó al avance electoral en este departamento.
243
Jaramillo sobre Lleras en Maicao condensó el incremento del voto anapista.
También en el Quindio, los conservadores que simpatizaban con el General
Rojas, mejoraron sus posiciones con el nombre de Jaramillo Giraldo: Del 7.8%
de la votación total departamental de marzo, pasaron al 17.2% en la de mayo.
En Calarcá, Armenia y Quimbaya mientras el candidato frentenacionalista
disminuyó sus efectivos de marzo, la ANAPO aumentó los suyos. En el único
departamento donde la ANAPO disminuyó su votación fue en el Chocó. Aquí
se presentó una abstención que afectó a oficialistas y no oficialistas. No obs-
tante, el Movimiento mejoró sus posiciones en la capital y en el Municipio de
El Carmen.
244
CONCLUSIONES
245
No sucedió lo mismo por el lado liberal. El anapismo contaba con políticos de
ésta procedencia, pero cooptados por el general Rojas desde los tiempos del
gobierno militar: Parmenio Zapata, José Jaramillo Giraldo, Milton Puentes,
Jorge Villaveces, entre otros. Aunque en Bogotá, cerca de 15 mil liberales
votaron por la ANAPO en 1964 y 23 mil en toda Cundinamarca por el nombre
de Parmenio Zapata para la Asamblea del Departamento1, lo cierto es que sólo
a mediados de la década del sesenta, ante el irreversible declive del MRL y la
precipitada renuncia del general Alberto Ruiz Novoa a su candidatura presi-
dencial, políticos nacionalistas y emerrelistas de todas las líneas, empezaron a
deslizarse hacia la ANAPO.
¿Por qué no fue capaz la ANAPO de atraer inmediatamente a las masas frus-
tradas del MRL? nos preguntábamos en el curso de nuestra investigación. La
respuesta a este interrogante la encontramos en la naturaleza de la composi-
ción política y social de ese movimiento, que agrupaba a sectores liberales,
nacionalistas, comunistas y gentes de avanzada en general. Obviamente, las
tendencias reunidas allí, entendían el carácter de la alianza desde diferentes
tópicos. Por un lado, la presencia del MRL en el escenario político le permitió
al liberalismo no perder su influencia en sectores de ese partido insubordina-
dos al proyecto del Frente Nacional, incluidos los bandoleros y las bases cam-
pesinas influidas por estos. Por otro lado, los comunistas estaban interesados
en empujar hacia la izquierda marxista, que profesaban, a las masas identifi-
cadas con el MRL2. Mas no era el emerrelismo la única agrupación rebelde
que convocaba a las masas liberales.
1
En artículo acerca de los resultados electorales de 1964, Gilberto Vieira, Secretario General del
Partido Comunista escribió: «Aunque es imposible establecer la cuantía de votos rojaspinillistas de
origen conservador y de origen liberal, el caso de Bogotá es sugestivo. La lista conservadora de la
ANAPO encabezada por María Eugenia Rojas de Moreno obtuvo 38.561 votos y la lista liberal de la
misma ANAPO para la asamblea departamental encabezada por Parmenio Zapata obtuvo 23.198
votos. Los electores que votaron por la lista encabezada por Zapata para la Asamblea de Cundinamarca
votaron a la vez, en la misma papeleta, por María Eugenia Rojas para la Cámara. En consecuencia,
aparentemente más de 15.000 ciudadanos de origen liberal votaron en Bogotá por candidatos conser-
vadores, mientras que al mismo tiempo ciudadanos de origen conservador votaron por candidatos
liberales. Este es un hecho interesante y de alguna manera positivo frente a la tragedia de los «odios
heredados» tradicionales en Colombia». Véase: Vieira Gilberto. Bases para un Balance de las eleccio-
nes del 15 de marzo. Documentos Políticos No. 35, 1964 p. 5
2
El PCC entendió que este movimiento no era homogéneo, apoyó los planteamientos de su jefe
máximo que, según ellos, tomados en forma conjunta, parecían ser la opción opositora más coherente
al Frente Nacional. López estaba formulando diagnósticos y soluciones de carácter radical, neutrali-
zando a su vez los enfoques puramente represivos del nuevo gobierno. Sostenía que la violencia no se
podía combatir efectivamente sino con transformaciones estructurales; que era necesario realizar una
reforma agraria democrática que correspondiera a la insurgencia campesina, etc. Lo anterior sumado
al alegato jurídico de la alternación, en el sentido de lograr que otrosparlidos distintos a los tradiciona-
les pudieran participar en la lucha política legal y finalmente su respaldo a la revolución cubana,
hicieron que el partido comunista entrara en alianza con el MRL, peleando su legitimación. Dividido
el MRL, el PCC estableció con la linea dura una serie de alianzas más o menos estables hasta las
elecciones de 1964.
246
naron alrededor en la revista La Nueva Prensa. Los intelectuales reunidos en
la revista empezaron a promover un «nacionalismo popular» que sintetizaba
los idearios nacionalistas colombianos de todos los tiempos y de todas las pro-
cedencias. Se adecuaron a las condiciones del decenio del sesenta, el naciona-
lismo conservador difundido entre los finales del siglo XIX y la primera mitad
del siglo XX, el promovido por los líderes del Movimiento Socialista Colom-
biano de Antonio García desde los años cuarenta y se adaptaron al suelo co-
lombiano los modelos nacionalistas de Asia y África. Los primeros en identi-
ficarse ideológicamente entre si, fueron los dirigentes de la Línea Dura del
MRL y del «nacionalismo popular». Después de las elecciones de 1964 cuan-
do la ANAPO se convirtió en movimiento de oposición mayoritario, duros y
nacionalistas de la LNP empezaron a ver con buenos ojos un acercamiento
hacia la corriente que seguía las orientaciones de Gustavo Rojas Pinilla, Sin
embargo, el contenido de las intervenciones del General Alberto Ruiz Novoa,
tanto en el Ministerio de Guerra como en la oposición, volcó hacia él toda la
atención de los nacionalistas colombianos. Su discurso abrazó todo el espectro
de las propuestas políticas ubicadas entre las de las cúpulas de los partidos
tradicionales y las del. comunismo. Ruiz mostró una asombrosa capacidad de
reunir en su pensamiento, en su acción y en su investidura, múltiples expresio-
nes ideológicas deambulantes en el ambiente político del país. Puso, pues, en
peligro el crecimiento de las agrupaciones que buscaban el respaldo popular
recurriendo a los temas de los que él se había apropiado. En peligro de quedar
sin argumentaciones, estuvieron el General Rojas y su grupo, lo mismo pasaba
con López o Uribe Rueda y con todos los que acariciaron la idea de un gobier-
no fuerte que aplicara en el país una justicia social. Así, en la primera mitad de
1965 la gente de LNP junto con Ruiz Novoa conformaron el Movimiento De-
mocrático Nacional MDN, que lanzó poco después la candidatura a la presi-
dencia del exministro de guerra. En la configuración del MDN tomó parte
activa el dirigente de la Línea Dura, Ramiro De la Espriella. Con amplitud el
emerrelista escribió sobre el carácter que debería tener el nuevo partido. Tras-
ladando a las condiciones colombianas, las tácticas del populismo anarquista
del viejo continente. De la Espriella consideró que el nuevo partido debería
nacer en la lucha diaria. Para él no eran necesarias las condiciones objetivas,
hablaba de una reagrupación ideológica en torno a la acción, a los hechos.
Como los conspiradores de la ANAPO, De la Espriella no creía en la fuerza
popular, sino en una minoría escogida, en una élite intelectual pensante que
resolviera los problemas sociales. Habló de un grupo de gente intrépida y au-
daz. Estuvo de acuerdo con el nombre de Ruiz Novoa para enfrentarlo a Carlos
Lleras Restrepo, pero recomendó que el objetivo de Ruiz debería ser la toma
del poder. Concluyó su posición ante el fenómeno Ruiz Novoa manifestando
que lo que le imprimía respeto a un movimiento político era «su fuerza explo-
siva de reacción en cadena». El líder emerrelista no habló del MDN sino del
«partido de la Nacionalidad Colombiana». Estuvo de acuerdo con la gente de
LNP en que el mecanismo de cooptación escogido para convocar a todo el
mundo, debería ser el nacionalismo.
247
La inmediata aceptación popular del MDN es explicable. El Movimiento sur-
ge en un momento de declive del MRL, Si éste había correspondido al auge de
las expectativas que despertó en el país la Alianza para el Progreso, el auge del
MDN corresponde al fracaso de aquella, Ruiz logra penetrar en el mundo de
los sectores sociales que directamente estaban padeciendo los embates de un
proceso disparado de concentración de la economía. Su discurso fue sensible
ante todo a los sectores de la pequeña burguesía, a las capas medias y por
extensión a las masas populares. «Sostenemos, había manifestado, que es po-
sible terminar con los oligopolios y con los monopolios que están estrangulan-
do la iniciativa y la capacidad de empresa y la energía de los colombianos,
además de someter a vastos sectores de la actividad nacional a la tiranía de los
privilegios. Creemos que la solución de los problemas nacionales no pueden
entregarse a los grupos de presión para que acuerden en comisión de alto nivel
compromisos y medidas que no consultan el interés de la inmensa masa de los
consumidores y de las gentes que no están representadas en las discusiones»3.
Era el discurso hegemónico de entonces. Quiere esto decir, que los temas,
abordados por Ruiz, no eran patrimonio suyo. El personaje realizó una apro-
piación oportuna y efectiva de ellos. Su ubicación en las altas esferas del poder
cuando comenzó la exposición de sus tesis y el respaldo de las capas medias
que le rodeó de inmediato, le imprimieron a su prédica una irresistible convo-
catoria de poder en desmedro de la popularidad y del reconocimiento que con
la insistencia en el mismo discurso había empezado a cosechar el movimiento
de los anapistas. No resultaba casual por ello, que entre los asistentes de lujo a
la recepción que le hicieran los bumangueses a Ruiz en abril de 1965, estuvie-
se Rodolfo García García, el motorcito de los rojistas en la legislatura 1962-
1964.
Así que Ruiz y el conjunto de hombres seducidos por el MDN, no solo jugaban
como alternantes entre el Frente Nacional y la izquierda marxista, sino que
además frenaban en seco los avances del anapismo. Inconsciente o
concientemente quizás, los integrantes del MDN derruían el edificio del dis-
curso que hasta entonces le había permitido a Rojas Pinilla introducirse de
nuevo en la vida de los colombianos. Primero, ya está anotado, se apropiaron
los nacionalistas de nuevo cuño, de los temas que del alzatismo había hereda-
do y trabajado el anapismo, luego intentaron arrebatarle los mecanismos que
también él había perfeccionado del gaitanismo: el respeto a la pertenencia
liberal-conservadora de los colombianos. Pero en ésto no les fue muy bien.
Aunque Ruiz Novoa no pretendió que sus seguidores renunciaran a sus parti-
dos, su mensaje lo dirigió a los conservadores y liberales modernos: al hombre
de clase media, al universitario, al profesional; dejándole de esa manera a
Rojas un espacio que tan sólo él podría llenar: el pueblo llano y tradicional.
Así, el paralelo de la diferencia entre el discurso del MDN, particularmente el
' Ibid. p. 65
248
de Ruiz; y el de la ANAPO, particularmente el de Rojas, pasaba por el trata-
miento que ambos universos políticos hacían del pueblo.
4
Véase El Espectador, mayo 23 de 1965 p. 10A
5
Un denominado «Comité de Acción Revolucionaria del Huila», le hizo llegar una Declaración
que anunciaba el respaldo «a lastesíspolílicas y socioeconómicas tendientes a buscar el cambio de las
caducas y anacrónicas estructuras del actual sistema que origina nuestro atraso, tal como lo preconi-
zan los patriotas y valerosos sacerdotes Camilo Torres y Martín Amaya, e invitan a todo el pueblo
huilense a sumarse a este movimiento de inconformidad nacional. Por una Colombia libre, nueva y
democrática». Véase El Espectador, julio 22 de 1965 p.7A
249
cias, que ante la dramática situación a que ha llegado el país, comprendan que
el MRL es la única alternativa entre la catástrofe y la salvación nacional, entre
la reacción y el progreso, entre la democracia y la dictadura»6. El contraataque
de este sector del MRL, evidenciaba que entre los seguidores de López se
encontraban aún elementos ubicados a su izquierda. La militancia de sectores
medios continuaba radicalizando el discurso del MRL. Mientras tanto López
recuperaba en el discurso sus banderas refundidas o arrebataba las de los Mo-
vimientos que surgían debido a sus mismas contradicciones. En varias oportu-
nidades, López se quejó de la carencia de «un propósito nacional», como si no
hubiera sido ese el caballito de batalla del controvertido exministro de guerra.
6
Ibid.
7
En la plataforma de 1964, el anapismo había consignado: «El Frente Nacional unió las oligar-
quías liberales y las plutocracias conservadoras, creando asi un partido único, con intereses propios,
que ejerce el poder de manera exclusivista y hegemónica». Véase Plataforma de la Alianza Nacional
Popular, 1964. p. 8
250
agrupaciones estudiadas entre 1963 y 1966 la ANAPO y el ELN continuaron
en esa tónica. Sin embargo, se trata de discursos políticos altamente
correlacionados entre sí. Hacia 1961, La Alianza Nacional Popular estuvo cer-
cana a los idearios que se expresaban en el combativo MRL de entonces. A su
vez las agrupaciones políticas que surgieron momentos después estuvieron
cercanos a ella: La Línea Dura del MRL, el Partido Social-Demócrata Cristia-
no PSDC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Años después, cuando la
divulgación de la plataforma de 1964, la ANAPO continuó identificándose
con las formas como el MRL de 1961 apelaba al pueblo. Es decir, el anapismo
estaba más cercano a la versión original del MRL que los mismos emerrelistas
que intervenían en la campaña electoral de 1966. El mensaje popular de la
Línea Dura, del PSDC, y del ELN estuvieron altamente identificadas con las
formas que la ANAPO utilizaba para acercarse al pueblo. Los 14 movimientos
sometidos a nuestro análisis comparten la mayoría de sus planteamientos. Pre-
cisamente para detectar qué los diferenciaba emprendimos este estudio. El
60% de las agrupaciones estuvieron relacionadas entre sí por su manera de
concebir el destinatario de sus mensajes. Conforme avanzaba la década, ma-
yor era la identificación entre ellos. El partido comunista, para poner un caso,
no estaba altamente correlacionado con Movimiento alguno en 1961; en cam-
bio, en 1966 cuando se reunió en su X Congreso se acercó significativamente
no sólo con los anapistas sino que, además recogió las experiencias del MOEC
y de las plataformas de emerrelistas y anapistas divulgadas en 1961. A dife-
rencia de la «Línea Dura» que buscaba acercar a «los revolucionarios», López
dirigiéndose a los «lauroalzatistas» a «los conservadores progresistas», y a
«todos los grupos de oposición», etc, no está interesado en cooptar los sectores
de extrema izquierda, por el contrario es claro al mencionar como destinata-
rios políticos «los grupos anticomunistas», o bien «la resistencia». A López le
importaba más el destinatario liberal en toda su extensión, es decir, tanto «los
compañeros liberales», «el liberal del pueblo», como los «liberales extravia-
dos», aquellos que se encontraban por fuera de la «Línea Blanda». Esto por la
responsabilidad que le correspondía al liberalismo frente a los cambios que el
Frente Nacional adelantaba. Cuando en Santa Fé de Antioquia mencionó su
próximo itinerario por el Caribe, dijo López que iría allí «donde se está incu-
bando por igual el porvenir económico de Colombia, como nación exportadora
y el porvenir del Partido Liberal, como partido revolucionario»8.
Véase <¡E\ Movimiento Revolucionario es la Paz» en Posdata a la Alternación ... Op.Cit. p 115
251
para legitimar sus propuestas. Las había de todas las especies y para todos los
gustos: socialistas, democratice-burguesas, populistas, pacíficas, científico-téc-
nicas, campesinas, obreras, obrero-campesinas, nacionalistas, nacionalista y
popular, cristiana, cristiana y nacionalista, de liberación nacional, e incluso
burguesa. Sintetizaba el vocablo el espíritu de la época. El mundo en general
vivía una de sus tantas olas revolucionarias. Aunque en Colombia se ha habla-
do de revolución desde siempre (a ella han acudido desde los comunistas hasta
los conservadores), fue con la Revolución Cubana y el proceso de liberación de
los pueblos de Asia y África durante los años 60 que la apelación a dicho
vocablo desbordó el discurso político. El surgimiento del movimiento guerri-
llero primero y la aparición del sacerdote Camilo Torres en la escena política
nacional después, reverdecieron el tema de la revolución.
252
reglas del juego establecidas. El 2 de abril, los medios comunicaron a los co-
lombianos que la noche anterior el dirigente liberal José Jaramillo Giraldo
había sido ungido por el anapismo a la candidatura presidencial. Con la elec-
ción del nombre de Jaramillo y no el de Rojas para la candidatura presidencial
y con el fortalecimiento del ala liberal anapista en las pasadas elecciones, la
gran prensa y el establecimiento en general hablaron menos del rojismo y
comenzaron a referirse a esa comunidad como «La ANAPO». La adhesión
más importante que recibió Jaramillo fue la del Movimiento Democrático
Nacional MDN. Alberto Zalamea se trasladó con su gente, su prensa y sus
idearios a las toldas del anapismo. Con la llegada del MDN, se amplían los
contenidos de los programas anapistas. Al discurso de la plaza pública se le
suma con intensidad el tema del nacionalismo colombiano, antes disperso en
las corrientes disidentes del bipartidismo o en las frustradas terceras alternati-
vas. Empieza el ensanchamiento del sector liberal del anapismo ante el fraca-
so, e inconsecuencias de las disidencias liberales.
253
tamiento de los grupos de la oposición algunos elementos que contribuían a la
configuración de un sistema de partidos9. Sin embargo, los avatares de la evo-
lución política del país no favorecieron ni el fortalecimiento de esta tendencia
como tampoco la estructuración y regularización de un sistema de canaliza-
ción diversificado. A la larga, los grupos de oposición aspiraban a imponer en
caso de llegar al poder el tipo de Estado que rondaba en sus cabezas. En una
carta al Presidente Valencia, firmada por los máximos dirigentes de la Línea
Dura Alvaro Uribe Rueda y Ramiro Andrade, por la cúpula del MDN Hernando
Echeverry Mejía, Alberto Zalamea y Roberto Torres Quintero, por los líderes
del PSDC Alvaro Rivera Concha y Francisco de Paula Pérez y por numerosos
intelectuales del país, se consignan algunas opiniones interesantes a propósito
de las medidas de excepción tomadas entonces por el ejecutivo: «Si este estado
de sitio fuera aprovechado para darle a la Nación el rumbo nuevo que estamos
reclamando todos los colombianos, desde las plazas públicas, desde las uni-
versidades, en el silencioso discurrir de nuestros campos, a través de las voces
de descontento reiteradamente repetidas por nuestros obreros o por entre el
sereno razonar de nuestros intelectuales, y se acometiera, por medio de ese
peligroso pero eficaz instrumento, la obra de transformación radical de nues-
tras carcomidas estructuras políticas, económicas, sociales y culturales, noso-
tros, y los movimientos de opinión pública que representamos, no tendríamos
ningún reparo que hacer a esa obra constructiva que por si misma contaría con
el apoyo ciudadano10. Interesados en la toma del poder y en la realización de
sus programas por la vía más directa y rápida, las agrupaciones de esta parte
de la década no se concentraron en trazar a largo plazo las directrices para su
conversión en verdaderos partidos políticos. Les llamaba más la atención un
gobierno que con el estado de sitio lograra: «nacionalizar el Banco de la Repú-
blica, implantar la función social y colectiva del crédito; para establecer un
control planificado de las divisas con fines de desarrollo; para las posibilida-
des pesqueras de nuestros mares; para imponer la planeación en todos los
niveles y hacer cumplir los planes; para otorgar a la cultura su primer puesto
en la escala de los valores sociales; para defender nuestra dignidad de Estado
soberano y dar a nuestra política exterior la dimensión de la gran nación his-
panoamericana; para conseguir nuestra libertad auténtica a través de la inde-
pendencia económica y la justicia social; para sentar las bases de una reforma
urbana y dar un paso serio en favor de una verdadera reforma; para establecer
nuevas relaciones en régimen empresarial, dentro de las cuales el trabajo no
' En este sentido es sugestiva la siguiente tesis de Giovanni Sartori: «Lospartidosno constituyen un
sistema, sino cuando son partes (en plural), y un sistema de partidos es precisamente el sistema de
interacciones que es resultado de la competencia entre partidos. Esto es, el sistema de que se trata
guarda relación con la forma en que se emparentan los partidos entre sí, con cómo cada uno de los
partidos es función (en el sentido matemático) de los demás partidos y reacciona, sea competitivamente
o de otro modo, a los demás partidos» Véase: Sartori Giovanni. Partidos y Sistemas de Partidos, 1.
Madrid, ed. Alianza Universidad, 1980. p.69
10
Véase «Transformar Estructuras con Decretos Leyes», piden grupos. En: El Espectador, mayo
30 de 1965 p. 2A.
254
sea considerado simplemente como una mercancía; para hacer en fin, de Co-
lombia una Nación digna y poderosa, una patria en constante expansión espi-
ritual y material»".
Ibid.
255
Visita de Alberto Zalamea, Director de la revista La Nueva Prensa
a Rojas lanilla en Melgar, el Domingo de Pascua de 1964.
256
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I. TEXTOS METODOLÓGICOS
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