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El ceibo -también denominado seibo, seíbo, o bucare- es la flor nacional de la República

Argentina. Resulta normal ver sus flores rojas en muchas de las zonas ribereñas de los ríos
que forman la cuenca del Plata, y es una de las bellezas de la flora paragua ya. Su madera es
muy liviana y porosa, y se utiliza para la construcción de balsas, colmenas y juguetes de
aeromodelismo. Su presencia en parques y jardines argentinos pone una nota de perfume y
color. Y el admirador evita arrancar sus flores, debido a que sus ramas poseen una especie
de aguijones, tal vez única señal del dolor sufrido por...
Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná vivía Anahí, una indiecita de rasgos toscos.
A pesar de que físicamente no era atractiva, su voz cautivaba en las tardecitas veraniegas a
toda la gente de su tribu guaraní: entonaba canciones inspiradas en sus dioses yal amor a la
tierra de la que eran dueños...
Un día nefasto llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel
blanca que arrasaron las tribus y les
 

arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad. La mayoría de los muchachos y muchachas de
la tribu fueron puestos en cautiverio y forzados a trabajar, y Anahí no fue una excepción.
Como no lograba concebir esa situación continuó llorando durante varios días.

Cierto día, su centinela se había quedado profundamente dormido. Anahí entendió que se
trataba de la gran oportunidad para escaparse. Sin embargo, mientras huía en silencio, él
despertó. Enceguecida por lograr su objetivo, le hundió un puñal en su pecho y corrió para
buscar protección en la selva.

El grito del moribundo despertó a los otros españoles, entonces la persecución se convirtió en
la gran cacería de la pobre Anahí. Pese a los esfuerzos de la joven por esconderse, fue alcan -
zada por los conquistadores, que, en venganza por el asesinato del guardián, la castigaron
con la muerte en la hoguera: la ataron a un árbol y prendieron el fuego.

Algo raro sucedió: las llamas parecían no querer tocar a la doncella indígena, que sufría sin
murmurar palabra.

Cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se convertíó en un árbol. Intentando convencerse los
unos a los otros de que esta visión era efecto del cansancio, los conquistadores juntaron más
leños para avivar la hoguera y se fueron a dormir.

Al día siguiente, los soldados encontraron en lugar de las cenizas un hermoso árbol, de verdes
hojas relucientes y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el
símbolo de la valentía y la fortaleza ante el sufrimiento: el ceibo.

El Ceibo, también denominado seibo, seíbo, o bucare, es la Flor Nacional de la República


Argentina. Esta elección surgió en las primeras décadas del siglo XX, después de muchas
discusiones y controversias, pero finalmente, el 23 de diciembre de 1942, el Poder Ejecutivo
Nacional, mediante el Decreto Nº 138.974, consagró oficialmente,  el ceibo como la Flor
Nacional Argentina.
El Ceibo es un árbol originario de América, de la zona subtropical, no muy alto, de tronco
retorcido, pertenece a la familia de las leguminosas, por lo que las semillas se guardan en
vainas encorvadas. Sus flores son rojas, de un rojo carmín.

Crece en las riberas del Paraná y del Río de La Plata, pero se lo puede hallar en zonas
cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas a lo largo del país.

La madera de ceibo es muy liviana y porosa, y se la utiliza para la construcción de balsas,


colmenas, juguetes de aeromodelismo.

Su presencia en parque y jardines argentinos, pone una nota de perfume y color.  Y el


admirador evita arrancar sus flores, debido a que sus ramas poseen una especie de aguijones.

LEYENDA DEL CEIBO:


Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos,
llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu
guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran
dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel
blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas
noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró
escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un
puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una
persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien  al rato,  fue alcanzada por
los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como
castigo  la muerte en la hoguera.

La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la
doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia
un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol,
identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol


de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su
esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.
  LA FLOR DE CEIBO

Leyenda del Este

Anahí, la hermosa doncella, alegraba con su presencia la tierra de los guaraníes. Se adornaba
con abundantes collares y pulseras y contemplaba inocente su belleza en los riachos que
desembocan en el Paraná.

En sus diarios paseos fue descubierta entre la maleza por un soldado español, de esos que
habían venido con el propósito de quitar el suelo a sus mayores.

Anahí sólo recordaba que esos hombres blancos eran malos y crueles con sus hermanos de
raza.

Y viéndole y creyéndose motivo de sus burlas, le disparó una flecha certera.

Cayó el soldado herido de muerte, mientras Anahí huía con la rapidez del gamo.

Pero no tardaron en advertir lo acontecido los compañeros del soldado, quienes pudieron
apresar a la joven para someterla a un horrible castigo.

La ataron fuertemente a un árbol, ciñendo su cuerpo con abundantes ligaduras, mientras ella
intentaba vanamente desasirse. Luego buscaron ramas por los alrededores, y aplicándolas al
pie del árbol, les prendieron fuego.
No demoraron las llamas en surgir del suelo, en forma de puntas onduladas. La joven estaba
condenada a morir quemada. Consumada así la venganza, los soldados se alejaron.

La noche cubrió el paisaje. La luz del amanecer permitió apreciar una mudanza en él.

El árbol que había unido su destino al de la bella indígena, no mostraba, como era de
suponer, los rastros de la acción del fuego. Lejos de eso, se presentaba verde y lozano en su
ramaje. Vistosas flores rojas lo hacían más apreciable.

¿Qué había ocurrido? Las llamas, al envolver el cuerpo de Anahí, se habían prendido de las
ramas sin causar daño, pues la joven, en su inmenso amor al suelo donde nació, había
aplicado su sacrificio para embellecer el paisaje, que desde entonces contaría con un árbol
nuevo.

Y por esto el ceibo adorna la región, recreando la vista de todos.

La Pacha Mama según el erudito americanista Samuel Lafone Quevedo, es el nombre


que se da en muchas partes al numen local o Genius Loci. Parece que fuera la fuerza
femenina del Universo.

Este autor agrega "el culto de la Pacha mama, fálico como es, simboliza la fe en la
fuerza reproductiva de la tierra, ideada en el seno de la mujer.

La traducción de estas palabras es Madre de la Tierra: Pacha -tierra ; Mama- Madre,


pero todos los calchaquíes de Salta traducen Madre del Cerro o de los Cerros, puesto
que creen que ella tiene sentados sus reales en aquéllos.

En el Pucara, preguntando a una mujer, que en esto del Folk-Lore mucho me sirvió, a
propósito de lo que era la Pacha Mama, me dijo:

Que era una mujer vieja, madre de todos los cerros y también su dueña, pues en ellos
vivía.
Si por casualidad algún viajero, andando por los cerros, llegaba a verla, quedaba
irremisiblemente en ellos desde ese momento o volvía a su casa tan influído, que el
retorno a la mansión de la Pacha Mama se hacía rápidamente imprescindible.

Siendo la madre de los cerros hay que propiciársela en todo tiempo, porque de ella
depende el éxito de cualquier faena que esté vinculada con la producción.

Su gran influencia llega hasta las personas las cuales no comen, ni beben, ni coquean,
sin antes derramar la parte que corresponde a la Pacha Mama, invocándola de palabra o
mentalmente, con la frase consagrada : Pacha Mama - Santa Tierra - Kusiya - Kusiya, es
decir Pacha Mama, tu que eres dueña de la Santa Tierra, haz que esto me haga buen
provecho, o me vaya bien en la faena que voy a emprender.

Más información: tomado de


http://www.argentinaturistica.com/informa/humiactividades.htm

Es la más popular de las creencias mitológicas del ámbito incaico que aún sobrevive con
fuerza en algunas regiones de nuestra provincia. La evangelización no logra extirpar la
presencia de la Pachamama (Madre Tierra) en la vida espiritual de las comunidades
aborígenes, ni termina con las manifestaciones rituales campesinas con las que se la
venera.
En Jujuy, la gente de la montaña que profesa intensamente la fe católica continúa
venerando a la Pachamama, como siglos atrás lo hacían sus antecesores. Muchas son las
ceremonias en su honor cuando comienza la siembra y la cosecha, en las marcadas y
señaladas de la hacienda. Pero el homenaje principal se observa durante el mes de
agosto, especialmente el primer día del mes. La ceremonia comienza a horas muy
tempranas, con el saumerio de la vivienda. Cerca del mediodía empiezan a llegar los
invitados del dueño de casa, entre ellos vecinos y compadres. Luego de los saludos y
bienvenidas, comparten un almuerzo. Luego de la gran comilona, llega el momento de
la esperada ceremonia: se trasladan hasta el centro del patio, donde se procede al cavado
de un hoyo o recavado, y se da de comer y de beber a la Madre Tierra, depositando
hojas de coca, chicha, alcohol y cigarrillos. Luego se procede al tapado del hoyo,
enterrando, en algunos casos, botellas de alcohol y vino. Para completar la ceremonia,
los presentes se toman de la mano para expresar el espíritu de hermandad que reina, y
en rueda danzan alrededor del hoyo ya tapado, a los sones de lascajas, quenas y las
coplas.
SUPERSTICIONES Y LEYENDAS - PUENTE DEL INCA (MENDOZA)

Una vez hubo un inca sumamente generoso; amaba a su gente deseando para todos un
imperio rico y soberano. Se preocupaba por igual de los problemas de la vida diaria
como de salir a recorrer su territorio de un extremo a otro, tratando de conquistar nuevas
tierras. Para continuar con la tradición de sus antepasados jamás invadía un territorio a
la fuerza. Primero invitaba a los pobladores a formar parte de sus dominios; a cambio
ofrecía enseñarles a sembrar y aseguraba que nunca les faltaría tierra ni comida. De esta
manera, casi nunca era necesario luchar. Un día el inca cayó gravemente enfermo. Ni
los sacerdotes ni los hechiceros pudieron descubrir de cuál mal se trataba; el hijo de Inti
(Inti es el dios Sol) se agravaba cada vez más y todos temieron por su vida.

Hasta que una tarde, los chasquis que corrían velozmente de una posta a otra y
transmitían las noticias de pueblo en pueblo, avisaron a los servidores del inca, que en el
Sur existía el remedio que podría curado. Inmediatamente, comenzaron los preparativos
para la travesía a lo largo de la cordillera y cuando todo quedó listo, partieron desde
Cuzco, capital el Imperio, en busca del tan preciado remedio. Una de las cosas que más
enorgullecía a los incas, eran los caminos de piedras que se extendían en todo su
territorio. Por ellos anduvieron atravesando valles y montañas; cuando llegaba la noche,
acampaban alrededor de las posadas que se levantaban a los costados del camino.
Adentro de la posada descansaba el inca para reponer sus fuerzas. No se desalentaron en
ningún momento a pesar de la dura y larga travesía; una esperanza mucho más fuerte
que todo eso los alentaba e incitaba a seguir adelante. Querían mucho a su monarca y
deseaban fervientemente que recuperara la salud lo antes posible. Continuaron la
marcha por muchos días hasta que por fin, encontraron el nacimiento de un río que
corría paralelo al camino y siguieron en esa dirección. Las aguas bajaban
torrencialmente y levantaban nubes de finísimas gotas al estrellarse contra las rocas y el
ruido de la turbulenta corriente quebraba el silencio de la imponente cordillera. Los
peregrinos siguieron su camino hasta llegar a un punto donde el río cambió su curso en
una pronunciada curva al Este, cerrándoles el paso. Ahí, su caudal era mucho más
profundo y su torrente hacía imposible el cruce a la otra orilla.

Hicieron un alto y acamparon decididos a buscar un lugar por dónde poder atravesar.
Fue así que formaron grupos dirigidos por un guía y se turnaron; mientras unos
descansaban otros recorrían la zona tratando de encontrar el paso. Desgraciadamente no
tuvieron suerte y los grupos volvían cada vez más desalentados de sus expediciones,
hasta que por fin se dieron por vencidos y formaron un consejo para decidir qué se haría
y después de muchas discusiones y cambios de ideas, llegaron a la triste conclusión de
que debían volver. Abatidos, pensaron que su monarca, cansado por el viaje, no podría
resistir el regreso y era probable que no volviera a ver a su querido Cuzco.
Se dispusieron a pasar la noche en ese lugar, para iniciar al otro día el retorno. Rodearon
al inca tratando de estar más juntos y unidos que nunca, como para darse entre sí, el
valor y la fuerza que necesitaban para volver y como para protegerse de esa gran pena
que los invadía en cada momento. Mientras tanto, Inti, que ya se estaba por ocultar en el
horizonte, vio lo que ocurría. La hazaña que los incas habían sido capaces de realizar
por amor a su monarca, no escapó a la vista del dios y quiso premiar el fervor de este
grupo abnegado de súbditos. Entonces consultó con Mama Quilla, la Luna, y entre los
dos decidieron ayudarlos inmediatamente. Al amanecer del día siguiente, los incas,
entre dormidos y despiertos, vieron azorados frente a ellos un ancho puente tendido que
les señalaba el camino. Los dioses lo habían construido para que pudieran pasar. y así,
llenos de alegría, reanudaron la marcha con nuevas esperanzas.

Tuvieron mucho que andar todavía y el inca se agravaba más y más, ya ni siquiera abría
los ojos para observar a su gente, como lo hacía antes; ninguna palabra volvió a salir de
su boca y dormitaba permanentemente. Obligados a hacer muchos altos en el camino
porque se fatigaba con facilidad, la marcha se hizo más lenta y penosa, pero no desfalle-
cieron en ningún momento.

Por fin llegaron al lugar indicado; de inmediato se distribuyeron las tareas, mientras
unos buscaban las hierbas medicinales, otros construyeron una gran tienda para alojar a
su monarca e instalar todo lo necesario para su curación. No fue en vano todo el
extraordinario esfuerzo que le dedicaron; en poco tiempo empezó a mejorar para alegría
de todos. Entonces emprendieron el regreso entre cantos y oraciones de agradecimientos
a sus dioses. Los chasquis corrieron velozmente delante de ellos y llevaron la buena
nueva. Todo el pueblo los esperó ansioso y preparó grandes festejos en su honor. Los
templos se vieron resplandecientes, ya listos para ceremonias y ritos.

El inca entró en la capital, totalmente repuesto; su pueblo lo saludó con cariño y lo


acompañó hasta su morada. Poco tiempo después, el hijo de Inti volvió a reinar en el
Imperio. Desde entonces, al noroeste de la provincia de Mendoza, donde pasa el río Las
Cuevas, el mismo que interrumpió el paso de los peregrinos, se levanta el Puente del
Inca que unió las dos orillas y debajo de su arco siguen pasando torrencialmente las
aguas del río andino.

EL PUENTE DEL INCA


Leyenda calchaquí

Sobre tierra argentina, en la región de Mendoza donde la Cordillera de los Andes despliega en
espléndidas galas la majestad de su belleza, se encuentra el Puente del Inca, el famoso
puente que la Naturaleza ha tendido entre ambas orillas de un torrentoso río de la cordillera,
que corre entre cerros de cumbres nevadas.

En la base de uno de esos cerros, al borde mismo del río, al pie del famoso puente, se
encuentran fuentes de las que brota el agua a borbollones, agua caliente de excelentes
virtudes medicinales.
Todo es allí magnífico y grandioso. Cuando la nieve cubre con soberbio manto de blancura el
Puente del Inca, su visión es maravillosa. Se admira entonces una enorme masa de hielo
tornasol con los colores más bellos de una aurora en primavera.

Del puente cuelgan cortinados de hielo que parecen de algodón, y algunas composiciones
minerales se agrupan formando originales jarrones de colores, por los que se deslizan las
estalactitas.

En ciertas
mañanas el
puente
parece de
oro, y el
reflejo de su
luz forma
arco iris con
la nieve y el
agua de las
cascadas.

Esta obra
prodigiosa de
la
Naturaleza,
trae al
espíritu del
que la
contempla la
sensación
profunda de
hallarse en
un mundo de maravillosa fantasía.

La imaginación de nuestros indios tejió su leyenda alrededor de ella; le dio a su existencia un


origen divino: sólo los dioses pudieron crear obra de tan grandiosa y sorprendente belleza.

He aquí la leyenda:

Estaba ya próximo el fin del Inca del Imperio, y su sucesor, su único hijo, se encontraba
gravemente enfermo.

El pueblo, que sentía adoración por el futuro monarca, elevaba sus ruegos al dios Inti (Sol), a
Mama-Quilla (la Luna) y a todos los dioses, haciendo sacrificios en su honor por la salud del
enfermo. Pero ni los médicos del Imperio ni las súplicas del pueblo devolvían la salud al
inteligente y bondadoso príncipe. Si éste llegaba a morir, desaparecía con él uno de los más
poderosos Incas del Imperio, que habría de gobernarlos con verdadera sabiduría y justicia.

El temor de su muerte llenó de tristeza al pueblo, que no cesaba de interrogar a los dioses
cuál era el remedio eficaz para salvar la vida al futuro monarca.

Al fin consultaron a los amautas (filósofos), y ellos dijeron que el príncipe recuperaría la
salud, si se bañaba en las aguas de un maravilloso poder que existían en regiones del
continente muy apartadas.

En efecto: sabían que en lugares lejanos, en dirección al sur, entre las rocas de los cerros de
la cordillera, brotaba el agua buena que curaba a los enfermos de todos sus males. También
aseguraron que para llegar hasta esas fuentes había que recorrer largas distancias, atravesar
desiertos y escalar montañas.
Los sacerdotes, los sabios y los médicos decidieron el viaje del príncipe a tan lejanas
regiones, y sin pérdida de tiempo comenzaron los preparativos para realizarlo.

En una mañana de sol, luminosa y clara como la esperanza de devolver la perdida salud al
príncipe de los Incas, partió del Cuzco en dirección al sur, la larga caravana de viajeros que
había de conducirlo hasta las fuentes de las que brotaba el agua salvadora.

Acompañaban al príncipe, nobles, sabios, sacerdotes y médicos. Los seguía una recua de
llamas cargadas con víveres y todo lo necesario para tan largo viaje.

Muchas, muchas lunas duró la travesía. Montañas abruptas, valles tranquilos, campos
desiertos, verdes praderas, ríos, arroyos, pasaron ante los ojos de la larga caravana que, llena
de asombro, admiraba cuadros maravillosos en los que la Naturaleza parecía haber reunido
toda su grandeza y su esplendor.

Durante la noche veían las montañas como si fuesen espectros gigantescos, y oían salir de las
entrañas de la tierra y de los precipicios, roncos acentos que el eco repetía como voces
misteriosas en la inmensidad del espacio.

Al llegar a cierto lugar, se quedaron los indios maravillados ante la imponente majestad de
uno de los colosos de la cordillera, y exclamaron con asombro: ¡Acon-Cahua!

Esto traducido de su idioma, el quichua, significa: “vigía o centinela de piedra”.

Se encontraban ante nuestro grandioso Aconcagua, el pido más alto de nuestra cordillera y
uno de los más elevados del globo.

A poco andar, llegaron al fin, en las últimas horas de la tarde, a una quebrada en cuyo fondo
corría encajonado un río torrentoso que bramaba entre las piedras de su profundo lecho.

Se detuvieron; y el sonido estridente de la kepa (clarín) anunció que allí se encontraban las
fuentes del agua salvadora que buscaban. Pero esas fuentes estaban en el lado opuesto de la
quebrada; la distancia que los  separaba de ellas era demasiado grande y el camino
inaccesible.

¡Creyeron desfallecer ante el obstáculo insalvable que se les presentaba!...Pasaron allí la


noche cavilando en el modo de llegar a las fuentes, mas al amanecer del día siguiente, les fue
dado presenciar el hecho más maravilloso que imaginar podían.

Cuando las primeras claridades de la aurora comenzaron a colorear la nieve de los montes
vecinos, hubo un momento indescriptible en que, ante el asombro de los aborígenes, los picos
helados parecieron inclinarse hacia la quebrada.

Inmensos peñascos caían desde colosales alturas, al mismo tiempo que grandes trozos de
hielo  desprendían de las cimas. Unidos unos y otros, formaron un puente magnífico por el
que podía llegarse sin dificultad a las fuentes del agua maravillosa.

De este modo, el poder sobrenatural de los dioses, acercó al príncipe de los Incas a las
fuentes de las aguas buenas, las que le dieron la salud y la vida; y a su pueblo, la alegría y la
calma.

Así fue cómo la larga caravana que viajó desde el Cuzco, regresó jubilosa, llevando en sus
ojos la visión encantada de la grandeza sublime de nuestras montañas y del poder
sobrehumano de sus dioses buenos.

Los indios llamaron al puente maravilloso, el Puente del Inca.


Cuentan que al acercarse la noche, cuando los cerros que lo rodean se esfuman como
envueltos en velos de suaves colores, una larga caravana de figuras extrañas parece cruzar de
unos montes a otros, mientras el cantar del agua de las cascadas rompe gozoso el profundo
silencio de las montañas inmensas.

Biblioteca Petaquita de Leyendas


Azucena Carranza – Leonor M. Lorda Perellón
YERUTI (Tórtola) Tomo V
Ediciones Peuser- Buenos Aires 1952

VOCABULARIO

CALCHAQUÍ: Tribu que vivía en el Noroeste de nuestro país.


INCA: Título de los antiguos soberanos del Perú.
INTI: El Sol.
MAMA-QUILLA: La Luna.
KEPA: Clarín.
ACON-CAHUA: Vigía, centinela de piedra.
AMAUTAS: Filósofos, sabios.

FUENTEE

http://www.folkloretradiciones.com.ar/literatura/EL%20MITO%20Y%20LAS
%20LEYENDAS.pdf

El mate es una infusión sumamente popular en la República Argentina y en Uruguay.


La
yerba mate es un arbusto del género de las Aquifoleaceas cuyas hojas contienen
una apreciable cantidad de un alcaloide denominado teína, (similar a la
cafeína), de considerable acción estimulante. Aquí reproduciremos una versión de la
leyenda guaraní sobre el origen de kaá-guasú: la yerba mate.

LA YERBA MATE
Leyenda del Noreste
En la
zona del
alto
Paraná,
vivía
una
anciana
cuyo
tesoro
más

preciado era su única hija.

Obediente, cariñosa, abnegada, ofrecía a su progenitor la solicitud de su ternura infinita. Era,


además, la compañera de sus paseos diarios.

Se adornaba ella con las flores más hermosas que hallaba a su paso; jugaba con los carayáis
(monos pequeños), pecaríes (jabalíes), papagayos y demás aves de brillantes colores que
pueblan la selva. Con los pájaros cantores unía su voz en  celestial concierto.

Mientras tanto, su padre la contemplaba satisfecho, descansando a la sombra de un añoso


tronco. Eran los dos muy felices.

Pero a medida que los años encorvaban sus espaldas, en el anciano crecía la inquietud por la
suerte que correría su hija el día que él faltara. Era tan buena e inocente, que no conocía los
peligros de la vida, y muchos sufrimientos habían de esperarle en su soledad.

Entonces el Señor, que conoce los dolores del alma de sus hijos, quiso librarlo de esta tortura,
y ante los ruegos pidiendo protección para su hija, accedió de esta manera.

Como ella era apegada al lugar donde vivía, quiso asegurarle su permanencia en él,
convirtiéndola en una planta.

Y como su bondad se comunicaba a los demás, le confirió unas propiedades útiles a la vida de
los seres humanos, que la requerirían a menudo para emplearla en una bebida diaria.

Fue así como de una joven tierna e inocente, nació la yerba-mate.

 
"Mateando"
LEYENDA DE LA YERBA MATE Óleo del pintor casarense Ángel Bustamante 

Esta es una típica costumbre de los países del Río de la Plata.

Esta infusión fue utilizada originariamente por los indios


guaraníes, quienes utilizaban la yerba mate. Los Jesuitas, que
se establecieron en la zona que hoy ocupa la provincia de
Misiones, mejoraron su cultivo, por lo que allí se ubican los
mejores yerbatales.

Actualmente la yerba (hoja de yerba mate picada) se puede


adquirir en paquetes de 1/2 y 1 kilo, y en la región productora,
fraccionada en bolsitas.

El recipiente en el que se ceba el mate, es el "mate", que puede


ser el tradicional, hecho de calabaza curada, o un jarrito de loza
o enlozado, o madera. La infusión se toma con bombilla,  y se
puede cebar dulce o amargo. El recipiente que contiene el agua
para la cebadura es la pava, cuya agua se considera "a punto"
unos grados anteriores a la ebullición. Si el agua hierve, no sirve
para el mate.  Esta costumbre es bien hogareña en Argentina,
aunque se ha popularizado, y actualmente hay lugares en donde
se usan termos, para trasladarse con el equipo de mate, para
tomarlo en cualquier lugar u ocasión.

OTRAS LEYENDAS SOBRE EL MATE

Yasí (la luna) quiso recorrer la tierra, entonces tomó forma humana
y junto a la nube Araí caminaron por los montes admirando los
paisajes. Era el mediodía, el ruido del bosque no les permitió
escuchar los pasos sigilosos del yaguareté que las acorraló presto a
comerlas. Apareció entonces un guerrero guaraní que mató de un
flechazo al animal. Yasí agradecida, se acercó al bravo hombre y le
dijo que como premio por salvarle la vida, encontraría al levantarse
al día siguiente frente a su choza una nueva planta, la que debía
arrancarle hojas, tostarlas, colocarles en un recipiente para luego
agregar agua caliente y chupar con una cañita el líquido. De ese
modo obtendría alivio a su cansancio, durante las largas jornadas
de marcha tras una presa. Así lo hizo el hombre dando nacimiento a
la Yerba Mate. 

Cierto día, Dios quiso probar el comportamiento de sus ciervos,


entonces descendió a la tierra acompañado de San Juan y San
Pedro. Se internó en lejanos bosques llegando hasta el rancho de
un viejito que lo habitaba acompañado de su hija, una joven virgen
de singular belleza. La tenía escondida, para que su alma argentina
no se contamine con la maldad de los hombres. Los recién llegados
piden asilo al viejo que no duda en hacerlo compartiendo con ellos
su mísera comida. En agradecimiento Dios convierte a la joven en la
planta de Yerba Mate, que aunque la corten, vuelve a rebrotar, permaneciendo siempre verde y ofrece una
bebida generosa para la salud.

Agradecemos la imagen del mate facilitada por Lola Martinez Sobreviela desde Pamplona , España

Fuente: www.bibliotecasvirtuales.com
fuente: http://www.guiadelchaco.com.ar/mitosyleyendas/mate.asp

Leyenda de la yerba mate Un día la luna y la nube, transformadas en dos


niñitas muy bellas, quisieron bajar a la tierra pero cuando lo hicieron, perdieron
los poderes de los dioses. Comenzaron a caminar por los bosques, observando
los árboles, oliendo el perfume de las flores, saboreando los frutos, cuando
oyeron los rugidos del yaguareté. En el tronco de un árbol, la fiera se preparaba
a saltar sobre las diosas. Las niñas cerraron los ojos pensando resignadas que
morirían bajo sus garras cuando oyeron un silbido, un rugido y un golpe.
Abrieron los ojos asombradas y vieron al yaguareté tendido en el suelo con una
flecha clavada en el corazón y a un joven indio que se acercaba al tigre. Las
diosas desaparecieron rápidamente porque no podían ser vistas por los ojos de
ningún ser humano. El indio, contento con su presa, sacó el cuchillo y cuereó al
animal.. Se durmió luego profundamente y soñó que una hermosa joven se
acercaba a él y le regalaba una planta, diciéndole que era en agradecimiento
por haber salvado a Yasí, la luna. Le explicó que esa planta nueva se llamaba
Caá y servía para preparar una bebida que acercaba los corazones de los
hombres y alejaba la soledad. Cuando el cazador despertó, descubrió en el
bosque, muy cerca suyo una planta nueva: la yerba mate, la yerba milagrosa.
Siguiendo las instrucciones de Yasí, tostó las hojas, las puso en una calabacita,
vertió agua y con una caña probó la bebida. ¡Le pareció deliciosa! Quiso
compartir la bebida con toda la tribu y de mano en mano, el mate fue pasando.
Así nació el mate, el premio de Yasí al pueblo guaraní por haberle salvado la
vida.

Antonio Mamerto Gil Nuñez, más conocido como "El Gauchito Gil" o como "Curuzú Gil" (del
guaraní curuzú=cruz) es quizás uno de los más importantes representantes de lo que Marta De
Paris denominaSantoral Profano Correntino (1988). Desde hace más de cien años tiene
vigencia en su provincia, pero en los últimos años ha trascendido primero al litoral en especial
Misiones y Formosa y luego al resto del país. Comprobamos la existencia de lugares de culto
desde Salta a Ushuaia.

La Historia
Existen diferentes versiones acerca de la época y el motivo de su muerte. Se sabe que fue
durante el siglo XIX, algunos sitúan estos hechos en 1890, para otros ocurrieron entre 1840 y
1848. Todos coinciden que su muerte aconteció el 8 de enero, que ocurrió en medio de las
constantes luchas fratricidas entre los Liberales (o Celestes) y los Autonomistas (o Colorados),
que el Gauchito era inocente y que fue muerto injustamente.

Era oriundo de la zona de Pay-Ubre, hoy Mercedes, Corrientes. Había sido tomado prisionero
por el Coronel Zalazar acusado injustamente de desertor y cobarde. Fue trasladado a
Mercedes y de allí sería enviado a Goya donde se encontraban los tribunales. Era sabido que
los prisioneros que tenían ese destino jamás llegaban a Goya, siempre "habían intentado
escapar en el camino, se producía un tiroteo y el preso irremediablemente moría". El pueblo
se entera de la prisión de Gil y se moviliza buscando apoyo en el Coronel Velázquez, quien
junta una serie de firmas y se presenta ante Zalazar para interceder. Este hace una nota
dejando al Gauchito en libertad que fue remitida a Mercedes pero ya había sido llevado hacia
los tribunales.

Estampita con oracion al Gauchito Gil

La tropa integrada por el prisionero, un sargento y tres soldados se detiene en un cruce de


caminos. El Gauchito sabía que lo iban a ajusticiar y le dice al sargento: "no me matés porque
la orden de perdón viene en camino" a lo que el soldado replica "De esta no te salvás".
Antonio Gil le responde que sabía que finalmente lo iban a degollar pero que cuando el
regresara a Mercedes le iban a informar que su hijo se estaba muriendo y como él iba a
derramar sangre inocente que lo invocara para que él intercediera ante Dios por la vida de su
hijo. Era sabido que la sangre de inocentes servía para hacer milagros. El sargento se burló y
lo ejecutó.

Con respecto a la forma de morir existen varias versiones:

1) Lo ataron a un poste o un árbol y le dispararon con armas de fuego pero ninguna de esas
balas entró en el cuerpo ya que la creencia popular dice que quien lleva el amuleto de San la
Muerte no le entran las balas y se supone que el Gauchito era devoto del "Santito". Entonces
el sargento ordenó que le colgaran de los pies y allí lo degolló.

2) Murió luego de varios intentos de disparos con armas, porque una bala finalmente entró en
el corazón.

3) Fue colgado de un algarrobo, cabeza abajo y luego degollado, porque tenía el poder de
hipnotizar a las personas "con sólo mirarlas a los ojos".

La partida volvió a Mercedes y allí el sargento se entera del perdón y, recordando las últimas
palabras del Gauchito, se dirigió a su casa donde entera que su pequeño hijo está muy grave,
con fiebre altísima y el médico lo había desahuciado. Entonces se arrodilla y le pide al
Gauchito que interceda ante Dios para salvar la vida de su hijo. Al llegar la madrugada el
milagro se había hecho y el niño se había salvado. Entonces el sargento construyó con sus
propias manos una cruz con ramas de ñandubay, la cargó sobre sus hombres y la llevó al lugar
donde había matado al gauchito. Colocó la cruz, pidió perdón y agradeció.

La cruz dio el nombre al cruce de caminos y, con el transcurso del tiempo, se convirtió en un
lugar de peregrinación.

Santuario al Gauchito Gil en Tafí del Valle

Leyendas sobre el Gauchito Gil


Se cuentan dos historias acerca del paraje donde se levantó el santuario y del deseo del
Gauchito de seguir permaneciendo en ese lugar:

1) Con los años era tanta la cantidad de promesantes que iban a visitar al santo y le
encendían velas, que el dueño de la estancia sintió temor que le incendiaran el campo y hace
llevar el cuerpo al cementerio local. Dicen que este estanciero era un hombre rico, con una
familia sana y bien constituida. Pero desde el momento que decide sacar de allí el oratorio
comenzó a tener problemas económicos, muere uno de sus hijos de una extraña enfermedad,
la hacienda se enferma y los campos se iban secando. Él mismo cae en cama y los médicos no
aciertan con el diagnóstico. Un día una mujer que habían llamado para que lo curara le dice
que iba a mejorar cuando volviera a traer el oratorio del Gauchito a su lugar. El estanciero
construyó un mausoleo junto con una cruz tallada en fina madera en el sitio donde murió y
cedió además un amplio espacio. A partir de ese momento todo mejoró para el dueño del
campo. El Gauchito siguió enterrado en el cementerio local pero el lugar de su muerte se
convirtió en centro de culto.

2) Algunos hechos sorprendentes comenzaron a suceder cuando se asfaltaba la ruta y los


ingenieros decidieron que lo más práctico era trazar una línea recta para acortar distancias a
pesar que ésta pasaría por encima del oratorio del Gauchito, y por lo tanto, era necesario
moverlo.

Los operarios dijeron que "no era bueno pasar por arriba de tierra sagrada para los
correntinos" pero los empresarios ignoraron esa advertencia. Muchos peones se negaron a
cumplir la orden y renunciaron. Cuando estaban cerca de la zona en cuestión las máquinas se
negaban a avanzar, ni los operarios, ni los mecánicos ni los jefes lograban ponerla en
funcionamiento si la dirección era hacia el santuario. Los operarios comenzaron a desertar
porque pensaban que todo era obra del Gauchito que se negaba a que lo sacaran de ese lugar.
Ante tantas dificultades deciden respetar el recodo y que el camino haga una curva. Se
respeta así el Oratorio y los ingenieros piden perdón y protección para la obra.

La imagen del Gauchito Gil


Para algunos era un cuatrero, un gaucho alzado, un fugitivo al que le cargaban todos los
hechos delictivos sin resolver. Para otros era "Robin Hood", les robaba a los ricos (en especial
a los que se aprovechaban de los paisanos) y les daba a los pobres y ayudaba a quien lo
necesitara. Era un gaucho justiciero. Hacía lo que muchos no se atrevían a hacer. Era un
vengador de sus desgracias.

El culto al Gauchito Gil. Santuarios principales


El Santuario principal se encuentra en el cruce de las rutas Nº 123 y 119, a 8 km de la ciudad
de Mercedes (antigua Pay-Ubre). Desde lejos se observa el centenar de tacuaras con banderas
rojas, el mausoleo con las placas de agradecimiento y una enorme cantidad de ofrendas
similares a lo que ocurre en el santuario de Vallecito de la Difunta Correa: muletas, vestidos
de novia, juguetes, casas hechas en miniatura, autitos. Estampitas del santo con los pedidos
escritos detrás o con expresiones de agradecimiento.

Santuario al Gauchito Gil al costado de la ruta. Las tacuaras con banderas coloradas son indicadores de
los lugares de culto ubicados a la vera de rutas y caminos.

El color rojo es el distintivo del Gauchito Gil que se manifiesta en velas y fundamentalmente
en cintas con el pedido o agradecimiento escrito. Es costumbre dejar una cinta atada a las
miles de cintas que hay, y se retirar otra ya "bendecida" por el santo que se coloca en la
muñeca, en el espejo del auto o en algún lugar privilegiado de la casa para que proteja o
ayude.
Varios días antes del 8 de enero, fecha del aniversario de su muerte, comienza a congregarse
la gente y pasar la noche en carpas. Se improvisan negocios, bailantas la compás del
chamamé, kioscos que venden bebidas y recuerdos. Los jinetes se acercan llevando banderas
y estandartes en tacuaras para dejar en el lugar, que también se cubre de flores rojas. El
cura de Mercedes oficia una Misa por el alma del Gauchito. En el terreno donado por el
estanciero se construyó un tinglado donde se acumulan las ofrendas, sitios para encender
velas y edificios con baños, duchas, bares y otras comodidades para aquellos que se acercan a
orar.

Los otros santuarios del Gauchito Gil se levantan principalmente en el litoral aunque su culto
se va extendiendo paulatinamente al resto del país como lo certifican los oratorios que existe
en los Valles Calchaquíes, Salta y en Ushuaia, Tierra del Fuego. Sus estampas se reparten en
los subtes porteños y se venden en las santerías de Buenos Aires y en los negocios de Luján
junto a la Virgen. También se agrega su imagen como ofrenda en los santuarios de otros
santos populares como la Difunta Correa. Las cintas rojas con su nombre y el pedido de
protección para quien la posea, cuelgan de los espejos de cientos automóviles y son atadas en
lugares visibles de los comercios.

Los lugares elegidos son los cruces de caminos, donde se atan en la rama de un árbol o en una
tacuara clavada en tierra las cintas rojas. Son lugares de parada obligada de todo viajante.
Los ómnibus y los caminantes se detienen un momento a saludar al Gauchito. En la provincia
de Formosa, donde existen oratorios muy próximos, los automovilistas tocan su bocina al
pasar. Si esto no se hiciese no contaría con la protección del santo en el resto del viaje y
podría ocurrirle una desgracia.

Que Significa Pachamama ?


El término Pachamama se encuentra formado por los vocablos Pacha que en quechua significa
universo, mundo, tiempo, lugar, y Mama, traducido como madre. Hay acuerdo entre varios
autores en considerar a Pachamama como una deidad andina que en su aspecto simbólico se
relaciona con la tierra, la fertilidad, la madre, lo femenino.

En la Quebrada de Humahuaca, los ritos a Pachamama se relacionan directamente con el


modo de vida de los pueblos indígenas y campesinos, más específicamente con la producción
agro-pastoril. La creencia en Pachamama es tan extendida que Merlino y Rabey hablaron del
"pachamamismo" de los campesinos de Jujuy (1978)
Pareja realizando las ofrendas a la Pachamama en Tilcara, Jujuy. Agosto 2012

Adán Quiroga acota que Pacha es universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que Mama es
madre. La Pacha Mama, agrega, es un dios femenino, que produce, que engendra. Su morada
está en el Carro Blanco (Nevado de Cachi), y se cuenta que en la cumbre hay un lago que
rodea a una isla. Esta isla es habitada por un toro de astas doradas que al bramar emite por la
boca nubes de tormenta. 

Según Rigoberto Paredes el mito de la Pacha Mama debió referirse primitivamente al tiempo,


tal vez vinculado en alguna forma con la tierra: el tiempo que cura los dolores, el tiempo que
distribuye las estaciones, fecunda la tierra. Pacha significa tiempo en lenguaje kolla, pero
con el transcurso de los años, las adulteraciones de la lengua, y el predominio de otras razas,
finalizó confundiéndose con la tierra. 

Alfredo Moffat, agrega que "Respecto a las teorías explicativas de la naturaleza y de las
religiones nativas, la técnica metabolizadora del sistema de poder ha re-formulado la
metafísica originaria de nuestras poblaciones nativas; la Iglesia Católica ha ido llenando en
nuevos moldes católicos y europeos las antiquísimas estructuras míticas de nuestro pueblo no-
europeo. Un ejemplo típico de este re-moldeo de mitos lo constituyen las fiestas anuales de
celebración de la Virgen María en Salta y Jujuy, donde, pese a la imagen de la virgen y al
sacerdote que guia la columna, la ceremonia corresponde más a los rituales indígenas de la
Pacha Mama que a la europea Virgen María, pues el consumo de coca y alcohol, el regar con
aguardiente y el enterrar ofrendas de comida alrededor de la imagen, corresponde al culto
pagano-indígena de la Pacha Mama y no al ritual cristiano-europeo de la Virgen que no tiene
relación con las ceremonias de fecundidad de la tierra, y mas bien niega toda idea de
fertilidad, pues consagra a la virginidad como propuesta. Propuesta que, por otra parte no
tiene sentido en la cultura quechua, que por el contrario, tiene instituciones pre-
matrimoniales como el "irpa-Sirse" (casamiento de prueba) que anulan el valor de la
virginidad. Esta está evidentemente relacionada con el concepto de propiedad privada, que
no existe tampoco en las organizaciones comunitarias indígenas, verdaderas cooperativas de
trabajo."

Las ofrendas a la Pachamama


El primero de agosto es el día de la PACHAMAMA. Ese día se entierra en un lugar cerca de la
casa una olla de barro con comida cocida. También se pone coca, YICTA, alcohol, vino,
cigarros y chicha para carar (alimentar) a la Pachamama. Ese mismo día hay que ponerse unos
cordones de hilo blanco y negro, confeccionados con lana de llama hilando hacia la izquierda.
Estos cordones se atan en los tobillos, las muñecas y el cuello, para evitar el castigo de la
Pachamama. (Extraído del relato de un pastor colla de Yaví, Jujuy. En: Vidal de Battini,
Berta)

Ofrendas a la Pachamama en Tilcara, Jujuy

En las ofrendas que pudimos presenciar en Tilcara (provincia de Jujuy, Argentina), primero se
"abre la boca" de la tierra en el lugar designado para alimentar a la pacha (lugar que
normalmente se repite cada año). Alrededor del pozo realizado, se van disponiendo las
ofrendas de comida y bebida. Todos los presentes encienden un cigarrillo que se coloca
prendido alrededor (para que fume la pachamama). Hay que observar que el propio se
consuma hasta el final, caso contrario significa desgracia o muerte.

Al tiempo que se sahuma el lugar con hierbas colocadas en una pequeña olla que oficia de
brasero, se acercan al lugar los ofrendantes en parejas (normalmente un hombre y una mujer:
ver DUALIDAD). En primer lugar la pareja pide permiso a la tierra y a los presentes y salpica el
hoyo realizado con alcohol, y luego hojas de coca. Luego las personas que ofician de
asistentes les van alcanzando los distintos cuencos con alimentos, de los cuales los oferentes
van virtiendo un poco en la tierra. A continuación se arrojan las bebidas (vino, jugo, chichas).
Al finalizar, los oferentes toman vino, para brindar con la pachamama, y les tiran papel
picado sobre la cabeza, para que no falte la alegría.

"Puente del Inca"


Cuenta la leyenda que hace muchos, muchísimos años, el heredero del trono del
Imperio Inca, se debatía entre la vida y la muerte, siendo víctima de una extraña y
misteriosa enfermedad.
Las curas, rezos y recursos de los hechiceros nada lograban y desesperaban por no
poder devolverle la salud.
El pueblo amaba intensa y entrañablemente al Príncipe de los Incas , invocaba a sus
Dioses y realizaba sacrificios en su honor.
Fueron convocados los más grandes sabios del reino, quienes afirmaron que sólo
podría sanarlo el maravilloso poder del agua de una vertiente, ubicada en una lejana comarca.
Partieron en numerosa caravana, vencieron infinidad de dificultades, marcharon durante meses en que
veían agotadas sus fuerzas, y un día se detuvieron ante una profunda quebrada, en cuyo fondo corrían las
aguas de un tempestuoso río.
Enfrente, en el lado opuesto, se observaba el codiciado manantial, pero... ¿cómo hacer para llegar a ese
inaccesible lugar?
Meditaron durante mucho tiempo, tratando de buscar una forma de llegar hasta las milagrosas aguas, pero
todo era en vano.
Cuando ya la desesperación los dominaba: aconteció un hecho extraordinario: de pronto se oscureció el
cielo, tembló el piso granítico y vieron caer, desde las altas cimas, enormes moles de piedra que
producían un estrépito aterrador.
Pasado el estruendo, y más calmado el ánimo, los indígenas divisaron asombrados, un puente que les
permitía llegar sin dificultad hasta la fuente maravillosa. Transportaron hacia ella al Príncipe, quien bebió
de sus aguas y bien pronto recuperó la salud. ol, y de Mama-Quilla, la Luna, habían realizado el milagro.
Así surgió, según la leyenda, ese arco monumental de piedra, que recibió el nombre de Puente del Inca,
que se levanta custodiado por el Aconcagua, rodeado por la imponente belleza de los Andes.
 

La omnipotencia del Dios Inti, el S

LEYENDA Calchaquí “Puente del Inca” 


Cuenta la leyenda que hace muchos, muchísimos años, el heredero del trono del Imperio Inca,
se debatía entre la vida y la muerte, siendo víctima de una extraña y misteriosa enfermedad. 

Las curas, rezos y recursos de los hechiceros nada lograban y desesperaban por no poder
devolverle la salud. 

El pueblo amaba intensa y entrañablemente al Príncipe de los Incas , invocaba a sus Dioses y
realizaba sacrificios en su honor. 

Fueron convocados los más grandes sabios del reino, quienes afirmaron que sólo podría
sanarlo el maravilloso poder del agua de una vertiente, ubicada en una lejana comarca. 

Partieron en numerosa caravana, vencieron infinidad de dificultades, marcharon durante meses


en que veían agotadas sus fuerzas, y un día se detuvieron ante una profunda quebrada, en
cuyo fondo corrían las aguas de un tempestuoso río. 

Enfrente, en el lado opuesto, se observaba el codiciado manantial, pero… ¿cómo hacer para
llegar a ese inaccesible lugar? 

Meditaron durante mucho tiempo, tratando de buscar una forma de llegar hasta las milagrosas
aguas, pero todo era en vano. 
Cuando ya la desesperación los dominaba: aconteció un hecho extraordinario: de pronto se
oscureció el cielo, tembló el piso granítico y vieron caer, desde las altas cimas, enormes moles
de piedra que producían un estrépito aterrador. 

wpe1.jpg (69108 bytes)Pasado el estruendo, y más calmado el ánimo, los indígenas divisaron
asombrados, un puente que les permitía llegar sin dificultad hasta la fuente maravillosa.
Transportaron hacia ella al Príncipe, quien bebió de sus aguas y bien pronto recuperó la salud. 

La omnipotencia del Dios Inti, el Sol, y de Mama-Quilla, la Luna, habían realizado el milagro. 

Así surgió, según la leyenda, ese arco monumental de piedra, que recibió el nombre de Puente
del Inca, que se levanta custodiado por el Aconcagua, rodeado por la imponente belleza de los
Andes. 
LEYENDA Calchaquí
"Puente del Inca"
Cuenta la leyenda que hace muchos, muchísimos años, el heredero del trono del
Imperio Inca, se debatía entre la vida y la muerte, siendo víctima de una extraña y
misteriosa enfermedad.
Las curas, rezos y recursos de los hechiceros nada lograban y desesperaban por no
poder devolverle la salud.
El pueblo amaba intensa y entrañablemente al Príncipe de los Incas , invocaba a sus
Dioses y realizaba sacrificios en su honor.
Fueron convocados los más grandes sabios del reino, quienes afirmaron que sólo
podría sanarlo el maravilloso poder del agua de una vertiente, ubicada en una lejana comarca.
Partieron en numerosa caravana, vencieron infinidad de dificultades, marcharon durante meses en que
veían agotadas sus fuerzas, y un día se detuvieron ante una profunda quebrada, en cuyo fondo corrían las
aguas de un tempestuoso río.
Enfrente, en el lado opuesto, se observaba el codiciado manantial, pero... ¿cómo hacer para llegar a ese
inaccesible lugar?
Meditaron durante mucho tiempo, tratando de buscar una forma de llegar hasta las milagrosas aguas, pero
todo era en vano.
Cuando ya la desesperación los dominaba: aconteció un hecho extraordinario: de pronto se oscureció el
cielo, tembló el piso granítico y vieron caer, desde las altas cimas, enormes moles de piedra que
producían un estrépito aterrador.
Pasado el estruendo, y más calmado el ánimo, los indígenas divisaron asombrados, un puente que les
permitía llegar sin dificultad hasta la fuente maravillosa. Transportaron hacia ella al Príncipe, quien bebió
de sus aguas y bien pronto recuperó la salud.
La omnipotencia del Dios Inti, el Sol, y de Mama-Quilla, la Luna, habían realizado el milagro.
Así surgió, según la leyenda, ese arco monumental de piedra, que recibió el nombre de Puente del Inca,
que se levanta custodiado por el Aconcagua, rodeado por la imponente belleza de los Andes.
 

EL LOBISÓN
Leyenda del Este

En Entre Ríos ha tenido arraigo la leyenda del lobisón. Dicen las gentes que Dios castiga a los
matrimonios que no viven bajo su ley, dándoles por séptimo hijo, un ser que tiene algo de
temible. Se trata de un muchacho que aparenta ser como los demás pero que, llegando las
doce de la noche, siente una gran inquietud. Se aleja entonces de la casa y busca por una
senda apartada, la soledad. Su paso es tambaleante y sus ojos brillan como ascuas.

Todo su cuerpo se transforma; quitándose la ropa, aparece convertido en perro negro, y como
tal se comporta, mordiendo, si la ocasión lo apremia, o simplemente asustando a quien
acertara a pasar a su vera.

Mas cuando las tinieblas ceden paso a las primeras claridades del día y el canto del gallo
anuncia una nueva jornada de labor, el lobisón recobra su primitiva naturaleza y, vistiéndose
con sus prendas, emprende el camino de su casa.

Este ser desdichado nada recuerda después; durante el día cumple con la tarea que ha
elegido para ganarse el sustento, pero no consigue tener amigos ni sentir la alegría que se
halla en el noble vivir. Al contrario, infunde recelo y muchas veces advierte que las personas
poco discretas lo señalan con disimulo, o bien lo esquivan para no saludarlo.

Él es bueno, pero sus acciones no se valoran. Sólo se sabe que es el lobisón del pueblo y hasta
le atribuyen faltas que no ha cometido.

Sus padres sufren por él. Este es el castigo por no acatar y obedecer lo que el Señor dispuso
para sus hijos.

En tanto, los demás seres se regocijan con sus criaturas sanas, agradables y bien queridas por
los demás.

La Pachamama (creencia de los pueblos del


NOA) 

En todo el Noroeste argentino, la creencia de la Pachamama esta muy arraigada, por ser
parte de la cultura ancestral, emparentada con los Incas. Pachamama quiere decir en
Quechua "Madre Tierra" ierra. Los Kollas ofrendan a esta diosa comida, vino, chicha
(cerveza de maíz), papas, entre otras cosas, para poder obtener los beneficios y la
prósperidad de la Tierra. A esta ceremonia se denomina como "corpacha". 


LA PACHAMAMA, NUESTRA MADRE TIERRA 

Las tradiciones indígenas describen a la Pachamama como una mujer de baja estatura,
de grandes pies y sombrero alón. Madre de los cerros y de los hombres toda la
naturaleza es su templo y a sus altares se les llama "Apacheta", montículos de piedra
ubicados a los lados del camino (en Amaicha del Valle, Tucumán, en el medio de la plaza
hay una Apacheta). 
La leyenda dice que la Pachamama y que la acompaña un séquito integrado por el
Pujllay (deidad que preside el carnaval), el Llajtay (Dios de las aves y genio protector
masculino) y la Ñusta (doncella del Imperio Inca a quién se la emparenta con la Virgen
del Socavón). 

EL RITO DE LA PACHAMAMA 

Para el 1º de agosto en todo el noroeste de nuestro país se entierra en un lugar cerca de
la casa una olla de barro con comida cocida. También se pone coca, yicta, alcohol, vino,
cigarros y chicha para carar (alimentar) a la Pachamama. Ese mismo día hay que
ponerse unos cordones de hilo blanco y negro, confeccionados con lana de llama
hilando hacia la izquierda. Estos cordones se atan en los tobillos, las muñecas y el
cuello, para evitar el castigo de la Pachamama. 
A esta deidad periódicamente se le rinde pleitesía mediante el acto ritual denominado
Challa, en afán de reparar con este rito la acción humana de hollar en su seno, al mismo
tiempo se agradece los bienes que nos ofrece para nuestro sustento o las riquezas que
guardaba en su seno, pidiendo que no deje de favorecernos. Mediante la voz de
¡Pachamama kusiya! los kollas hacen sus ofrendas, esta es su oración a la Madre Tierra. 
La Pachamama es por lo tanto la diosa femenina de la tierra y la fertilidad; una divinidad
agrícola benigna concebida como la madre que nutre, protege y sustenta a los seres
humanos. La Pacha Mama vendría a ser la diosa de la agricultura comunal, fundamento
de toda civilización y el Estado Andino. 

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