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LECCIÓN 1 de 2
En este módulo hemos abordado los distintos modelos de gestión de empresas periodísticas y hemos
identificado también que existen distintos modos de administrar un proyecto comunicacional.
En el módulo anterior, vimos también que los modelos de gestión tradicionales se encuentran en plena etapa
de transición, motorizada por los procesos de convergencia y el advenimiento del apagón analógico. Los
modelos de negocios tradicionales abrieron paso a los modelos de plataformas en el entorno de la
economía digital.
Ahora bien, ¿cuáles son las principales tendencias de las empresas periodísticas en este
nuevo entorno?
Lo primero que podemos observar es que “las plataformas son el modelo de negocios emergente para la
economía digital” (Srnicek, 2018, p12). Este modelo revela ciertas tendencias que las nuevas empresas
desencadenaron en el ecosistema económico general, coincidentes con una etapa crítica del capitalismo
como modelo.
En ese sentido, es posible reconocer, como plantea Srnicek (2018), que “en el ADN de las plataformas se
constituye una tendencia hacia la monopolización” (Srnicek, 2018, p. 88). Esto significa que cuantos más
usuarios interactúen en una plataforma, más valiosa esta se vuelve para ellos mismos, con lo cual los
consumos e intercambios tienden a concentrarse.
La monopolización, entonces, viene de la mano de los efectos de red. Estos últimos “tienden a implicar que
las ventajas iniciales se solidifican como posiciones permanentes de liderazgo en la industria” (Srnicek,
2018, p. 88), lo cual implica que los actores dominantes tienden a conservar sus posiciones en el campo. A
esto se suma el beneficio de recolección exponencial de datos; cuantos más datos recolecta una
plataforma, más usuarios y más valor agrega a los datos acumulados. De este modo, los comportamientos
de los usuarios se vuelven predecibles y esto habilita la centralización de la información. Este aspecto
resulta clave a la hora de pensar las empresas periodísticas del siglo XXI.
Debido a las dinámicas de concentración y monopolización que generan las plataformas en red, hoy los
medios contemplan la generación de contenidos que colaboran con la “fidelización” de las audiencias, para
explotar al máximo la recolección de datos correspondientes a los perfiles de usuarios específicos que
consumen noticias, pódcast, radio y, fundamentalmente, publicidad.
Así, los medios interpretan las métricas y les dan a sus públicos nada más y nada menos que “lo que
quieren consumir”.
Es
más probable que se produzca un clic para leer una
noticia sobre un tema conocido que para ahondar en una
información nueva.
De este modo, los efectos de concentración de datos y de perfiles de usuarios también se traducen en
concentración de las agendas informativas, donde los temas privilegiados serán siempre aquellos que
permitan sostener los niveles de interacción entre usuarios y los contenidos propuestos. Esta dinámica
también se traduce en el mercado publicitario. “En 2016 Facebook, Google y Alibaba acapararon entre las
tres la mitad de la publicidad digital mundial” (Srnicek, 2018, p. 89). Si el mercado publicitario se encuentra
en fase de monopolio, esto implica, además, una serie de dificultades para los actores periféricos que
pretendan ingresar al mercado.
Es por esto que existen experiencias de convergencia entre medios de comunicación que nacieron en la
fase previa a la convergencia, que hoy están incorporándose a las plataformas, y las grandes compañías
que manejan el mercado publicitario y la distribución de contenidos en internet.
El hecho de que en la actualidad Google esté apuntando a integrar el mapa de medios convergentes –
pensemos en la experiencia de Google News Initiative (ver Figura 1)– responde a las tendencias de las
empresas periodísticas que en escenarios desregulados tienden a confluir e integrarse con las
tecnológicas.
En un escenario de mercado muy concentrado y signado por despidos masivos en medios de comunicación,
algunos periodistas han optado por encarar su propio proyecto comunicacional mediante la fundación de
una empresa informativa. Tal es el caso de Futurock (ver Figura 2), una radio online que dirige la periodista
Julia Mengolini y que se planteó como plataforma de contenidos para un público joven, progresista,
feminista, para poder cubrir, de este modo, un nicho que se encontraba vacante.
En su estructura administrativa, este medio se plantea como una sociedad de hecho, sostenida
económicamente por su propia comunidad de usuarios/as, y se define así:
Somos la primera radio profesional por Internet de Argentina. Pero sobre todo
somos una radio donde decimos lo que queremos, en libertad, sin
condicionamientos.
Otro de los medios que marca tendencia desde la autogestión es la revista Barcelona (ver Figura 3), un
proyecto periodístico que trabaja el discurso desde el humor y que funciona bajo un esquema de gestión
cooperativo. Barcelona apela a un sistema de suscripción para sostener las ediciones tanto en formato
papel como digital.
También podemos identificar como experiencia de periodismo emprendedor el portal Chequeado (ver Figura
4).
Este medio se inició con los recursos que aportaron inversores privados, cuya intención era la de apostar a
un medio independiente del poder político y eclesiástico. Ellos fueron también quienes crearon la fundación
La Voz Pública, a través de la cual gestionan recursos y administran fondos. Este medio cuenta, además,
con una dirección periodística y otra comercial que lo sostienen. Chequeado recurrió a un esquema de
donaciones individuales, anunciantes privados y fondos de cooperación internacional, y se propone como
objetivo periodístico la verificación del discurso público, en tiempos de fake news y posverdad.
Referencias
Srnicek, N. (2018). Capitalismo de plataformas. Buenos Aires, AR: Caja Negra Editora.