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Neurología del comportamiento

“Esclerosis múltiple y neuropsicología”

Carolina Traslaviña Torres

Docente: Rodrigo Zequeira

Maestría en neuropsicología 11I Semestre


Universidad Simón Bolívar Sede Barranquilla
Esclerosis múltiple y neuropsicología

Tradicionalmente, la esclerosis múltiple se ha definido como un desorden

inflamatorio, autoinmune y neurodegenerativo, caracterizado por formación de placas

desmielinizantes en sustancia blanca del sistema nervioso central; sin embargo, el

compromiso de la sustancia gris se puede presentar de forma precoz. Las manifestaciones

clínicas de la esclerosis múltiple son heterogéneas, van desde debilidad muscular hasta

trastornos psiquiátricos y deterioro cognitivo.

La esclerosis múltiple es una enfermedad inflamatoria, autoinmune y

neurodegenerativa del sistema nervioso central caracterizada por pérdida de la función

motora y sensitiva; es considerada una de las principales causas de discapacidad en el

adulto joven. Así mismo, en la esclerosis múltiple, el daño a los nervios interrumpe la

comunicación entre el cerebro y el cuerpo.

Recientemente, se le ha dado gran importancia al deterioro cognitivo, por ser un

síntoma frecuente y incapacitante. Este deterioro está presente en un 40 a 65% de los

pacientes y afecta la velocidad de procesamiento de información, atención compleja,

memoria de trabajo, memoria visual y verbal, fluencia verbal y funciones ejecutivas. Se

puede presentar en el síndrome radiológico aislado, en el síndrome clínico aislado y en las

diferentes fases de la enfermedad; además, es el responsable de la dependencia de algunos

pacientes y de las dificultades para mantener o conseguir empleo. Este déficit cognitivo se

asocia a atrofia del tálamo y se ha observado una correlación con las medidas de atrofia y

con el volumen lesional cerebral. Existen diferentes herramientas para su evaluación; hay
pruebas de cribado breves de 5 minutos de duración, hasta baterías extensas de 90 minutos.

Respecto al tratamiento de las alteraciones cognitivas, no existe un tratamiento

farmacológico específico; sin embargo, se considera que los fármacos modificadores de la

enfermedad podrían tener una influencia favorable en la función cognitiva por sus efectos

en la reducción de la actividad inflamatoria y la atrofia cerebral. En cuanto a la

estimulación cognitiva, no existen datos concluyentes por las diferentes técnicas empleadas

y las distintas medidas utilizadas para evaluar los resultados de las intervenciones.

En las últimas décadas, la esclerosis múltiple ha sido una enfermedad que ha

recibido mucha atención por parte de investigadores de diversas áreas, entre ellas la

Neuropsicología. Por un lado, hay consenso en cuanto al hecho de la presencia de

afectación cognitiva en la EM pero, por otro lado, los distintos investigadores no coinciden

del todo en el carácter, grado, alcance, etc., de esta afectación. De acuerdo a diferentes

estudios, Charcot observó que los pacientes con EM podían presentar un «marcado

debilitamiento de la memoria, un enlentecimiento en la formación de conceptos y un

embotamiento de las facultades emocionales» (García-Moreno, J. M., Duque, P. &

Izquierdo, G., 2001), siendo ésta una de las primeras indicaciones de la afectación cognitiva

presente en la enfermedad.

En los pacientes con EM, cuando no existe un diagnóstico neuropsicológico

confirmado, lo conveniente sería realizar una exploración de cribado (Arnett, P. & Forn, C.,

2007) y, si se observasen indicios de deterioro cognitivo, pasar a realizar una evaluación

más exhaustiva (Arnett, P. & Forn, C., 2007; Izquierdo, G. & Ruiz-Peña, J. L., 2003;

García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001). El instrumento de cribado más

utilizado en EM ha sido la BRB-N (Brief Repeatable Battery of Neuropsychological Test in


Multiple Sclerosis) (Arnett, P. & Forn, C., 2007; Izquierdo, G. & Ruiz-Peña, J. L., 2003;

García-Moreno, J. M., Duque, P. & Izquierdo, G., 2001), que está compuesta por las

siguientes cinco pruebas (Arnett, P. & Forn, C., 2007; Vanotti, S., 2008; De Castro, P.,

Aranguren, A., Arreche, E. & Otano, M., 2002; Cacho, J., Gamazo, S., Fernández-Calvo,

B. & Rodríguez-Rodríguez, R., 2006):

 SRT (Selective Reminding Test): que mide la capacidad de aprendizaje y la

retención a largo plazo verbal; distingue entre memoria a corto y largo plazo, y

entre la dificultad de aprendizaje y recuperación.

 SPART (10/36 Spatial Recall Test): mide la capacidad de aprendizaje y la retención

a largo plazo visoespacial.

 SDMT (Symbol Digit Modalities Test): mide la atención sostenida y la capacidad

de concentración, además de la velocidad visuomotora; las respuestas se hacen de

manera verbal en lugar de escritas para disminuir la influencia de alteraciones

motoras.

 PASAT (Paced Auditory Serial Addition Test): que mide la velocidad de

procesamiento de la información, memoria de trabajo y atención sostenida.

 WLG (Word List Generation): evalúa la fluidez verbal fonémica.

A esta batería sería conveniente añadir pruebas para medir el cociente intelectual (CI),

el estado emocional y la incidencia de la fatiga (Arnett, P. & Forn, C., 2007), datos que nos

pueden ser de gran ayuda.

La elección de test que sean más sensibles para la evaluación de las posibles

alteraciones en pacientes con EM se ha de tener en cuenta que éstos han de medir las
alteraciones atribuibles a la EM y no a otros trastornos concomitantes (Izquierdo, G. &

Ruiz-Peña, J. L., 2003).

Finalmente, el estudio de la afectación cognitiva en la EM, y la neuropsicología es una

realidad con largo pasado pero corto presente. Desde las épocas de Charcot se conocía

cierto «debilitamiento» de las funciones cognitivas en pacientes con EM, pero no ha sido

hasta tiempos más recientes que se le ha prestado la atención necesaria.

El patrón de afectación cognitiva de la EM es un hecho, hasta ahora, heterogéneo.

Por ende de acuerdo a lo que plantean varios autores en sus investigaciones deberíamos

preguntarnos cuánto hay en ello de diversidad y cuánto hay de desconocimiento real de su

evolución, tipos y grados de afectación.

Lo que sí parece tenerse claro son las funciones más comúnmente afectadas en la

enfermedad y las pruebas más típicamente utilizadas para valorar dichas funciones. En

cualquier caso, y con el paso del tiempo, un mayor conocimiento de la historia natural de la

EM ayudará a configurar mejor el patrón de afectación, a la creación de instrumentos más

precisos y más sensibles para su valoración y a la creación e implementación de programas

rehabilitadores.

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