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Cuento

SUPERBA ORENOQUE

Jaime René Figueroa Audrines

Dedicado a la labor de Directores, Profesores y todo el personal de la


U.E.P SUPERBA ORENOQUE
que cada día dedican su existencia a fortalecer los valores de jóvenes venezolanos.
«el Orinoco es una materialización del tiempo en las tres categorías agustinianas,
tiempo pasado (el tiempo del recuerdo), tiempo presente (tiempo de la intuición) y
tiempo futuro (tiempo de la espera)».

Alejo Carpentier
Superba Orenoque

Imagen: Cortesía Google


En el origen de los tiempos, cuando apenas había habitantes en esta aldea,
una niña bajo a la laja a lavar cerca de la orilla del río. De pronto vio una
luz iridiscente de espectaculares colores, asombrada de tanta belleza
subió a su curiara a perseguir tan hermosa luz.

Imagen : AhikzaAdrianaTeresaAcosta

La luz la envolvió entre sus dorados rayos y desapareció.


Sus padres desconsolados y el infortunado amado fueron en su busca
recorriendo las más inhóspitas y hermosas selvas, solo perturbado por el
llanto contenido de sus buscadores.

Imagen: Cortesía de Google

La niña de piel aceitunada se sentía muy feliz recorriendo aquellos


parajes llenos de luz y belleza. Pasaron días, meses y años, aquella niña,
crecía, esbelta y de una hermosa belleza sin par. Su amado en este lado de
la selva, crecía también esbelto, lleno de una gran hermosura y de una
valentía que era como el dios de la selva. Todos le rendían culto y le
miraban con respeto.
Imagen: Cortesía Google

Era tanta la felicidad que aquella niña de piel de aceituna fijó su


hermosura de mujer en las crecidas aguas.
Un día la luz de infinitos destellos se difumino en el espacio dando paso a
un manto de terciopelo negro cuajado de estrellas, que la hizo añorar sus
días de niña en la aldea. Sus deseos habían despertado floreciendo como
las multicolores Heliconias. Ahora estaba perdida, no sabía que rumbo
seguir.
Imagen: Cortesía de Google

Era tanta su soledad, que ni el canto de las aves, ni la compañía de los


animales, le alegraba el corazón.

Imagen: Cortesía de Google


Aquel diminuto cuerpo que una vez era acurrucado por las raíces de los
adustos árboles, ahora era solo el espejo de las estrellas que coquetas
reflejaban su rostro en sus corrientes aguas.

I
Imagen: Cortesía de Google
Solo se entretenía con las imágenes de su añorado amado, de sus padres y
de los recuerdos de una infancia que había dejado atrás. Regresar no era
posible, su último refugio era abrazarse con el mar.
Pero la Madre Selva misericordiosa, la dormitó entre piedras de plateada
rareza, y de sus ojos brotaban copiosas lagrimas que formaban afluentes
de verdes esmeraldas.

Imagen: Cortesía Google


En otro lugar de la selva, su amado errante, que atrás había dejado la
niñez, convertido en un guerrero, atravesaba los bosques inmensos en su
incontrolable afán de encontrase con la amada de su corazón.

Imagen: Cortesía de Google


Cansado, acompañado de su dolor, se durmió y mientras dormía
afluentes de aguas traslúcidas brotaban de su corazón, convirtiéndose en
grandes raudales, que simulaban su fornido cuerpo, su larga cabellera y
sus musculosos brazos.

Crucificado como el Jesús que estaba colgado en la misión, atravesó la


selva irrumpiendo caudaloso en su afán de conseguirse atrapado en los
brazos de su amada.

Un río de aguas impenetrables, el Caroní y un río de aguas terrosas, el


Orinoco se buscaban esperanzados por distintos senderos, con la ilusión
de que en el preciso momento entrecruzarían sus cuerpos.

Y la madre naturaleza, concertó el encuentro de ambas almas al final del


camino. Para no separarse jamás, con la condición de que sus cuerpos
solo se mirarían sin tocarse.
Imagen: Ricardo T.H
El encuentro fue observado por las miles de Superbas

Imagen: Cortesía Instagram

que colgaban de los frondosos árboles y así el Caroní y el Orinoco, se


convirtieron en los eternos guardianes de esas flores maravillosas,
conocidas como SUPERBAS Orenoque.
Son como niños que recorren largas distancias, como los ríos, hasta
convertirse en hombres y mujeres, bajo la custodia de los sueños de los
profesores, que atentos vigilan ese encuentro entre la educación y la
felicidad como las superbas que brillan en iridiscentes colores en la unión
del Orinoco y el Caroní.

Imagen: Cortesía de Google


La historia de dos almas que se añoran y luchan por encontrarse, junto a
la gracia inefable de las orquídeas "Superba", que reciben el beso del
rocío en nuestra selva alucinante, sirve de marco a la extraordinaria
lucha de una educadora. Ella, contra todos los obstáculos, logró cumplir
su misión y obtener un lugar para congregar a sus alumnos, que, como
hermosas y raras orquídeas, crecen a la sombra protectora de su maestra.
CARACAS - VENEZUELA
DIRECTORA: BEATRIZ CABRERA
TELÉFONOS: 0212-482-2530

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