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"Había una cantante de ópera que había tenido muchos triunfos y le habían aplaudido en las
principales ciudades del mundo. Pero un día comenzó a perder la voz y a sentir molestias en la
garganta. Los médicos le descubrieron un mal incurable que podría acabar con su vida. Para
evitarlo necesitaba operarse urgentemente. Le dijeron: Ya no podrá usted cantar y ni siquiera
hablar jamás. El día convenido, momentos antes de la operación, le dijeron si quería decir algo.
Ella respondió con una sonrisa: Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Fueron las
últimas palabras que pronunció".
Es una anécdota conmovedora y ejemplar. El segundo mandamiento de la Ley de Dios nos manda
precisamente honrar el nombre de Dios.
Los ángeles y los santos en el cielo alaban continuamente el nombre de Dios, proclamándolo
santo, santo, santo. Nosotros pedimos en el Padrenuestro: "Santificado sea tu Nombre", y hemos
de esforzarnos para que el nombre de Dios sea glorificado en toda la tierra.
En atención al nombre de Dios, que de alguna manera ostentan, hemos de respetar los lugares,
las cosas y personas a Él consagradas. Son lugares sagrados los templos y los cementerios, que
exigen un comportamiento lleno de respeto y dignidad. Son cosas sagradas el altar, el cáliz y otros
objetos dedicados al culto. Son personas consagradas los ministros de Dios y los religiosos; por
tanto, el Papa y los obispos merecen todo respeto -por lo que representan- y nunca se debe hablar
mal de ellos.
Si se profanan cosas o lugares sagrados o se injuria a las personas consagradas a Dios, se comete
un pecado de sacrilegio.
4. El juramento es poner a Dios por testigo
A veces es necesario que el que hace una declaración sobre lo que ha visto u oído, haya de
reforzarla con un testimonio especial. En ocasiones muy importantes, sobre todo ante un tribunal,
se puede invocar a Dios como testigo de la verdad de lo que se dice o promete: eso es hacer
un juramento. Fuera de estos casos no se debe jurar nunca, y hay que procurar que la convivencia
humanase establezca en base a la verdad y honradez. Jesús dijo: "Sea, pues, vuestro modo de
hablar: sí, sí, o no, no. Lo que exceda de esto, viene del Maligno" (Mateo 5,37)
5. Voto y promesa
Voto es la promesa deliberada y libre, hecha a Dios acerca de un bien posible y mejor, con
intención de obligarse. La costumbre ha de ser el hacer propósitos que nos ayuden a mejorar, sin
necesidad de votos y promesas, a no ser que Dios así nos lo pidiera. Si alguna vez queremos hacer
alguna promesa a Dios, es prudente preguntar antes al confesor, para asegurarnos de que
podemos cumplirla.
Además de los pecados de perjurio o de incumplimiento del voto, los pecados contra este
mandamiento son: pronunciar con ligereza o sin necesidad el nombre de Dios, nombrar a Dios con
enfado, maldecir y blasfemar. La blasfemia consiste en decir palabras o hacer gestos injuriosos
contra Dios, la Virgen, los Santos y la Iglesia. Si se hace de forma consciente, es un pecado grave,
ya que va directamente contra Dios.
En el bautismo se impone un nombre al neófito; los padres, padrinos y párroco han de procurar
que sea un nombre cristiano, el nombre de un santo que vivió una vida de fidelidad ejemplar a
Dios. Al ser puesto bajo del patrocinio de un santo, se ofrece al cristiano un modelo de caridad y
se le asegura su intercesión. Así resulta que el nombre de cada persona es sagrado y merece
respeto. Dios conoce a cada uno por su nombre.
Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Con la
autorización de Don Jesús Sancho
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
CATECISMO
- Toma el nombre de Dios en vano quien blasfema o lo usa sin el debido respeto.
2. ¿Qué es blasfemar?
- Blasfemar es decir palabras o hacer gestos injuriosos contra Dios, la Virgen, los Santos y la
Iglesia.
- Usa el nombre de Dios sin el debido respeto quien jura sin verdad, sin justicia o sin necesidad,
y quien no cumple sus votos.
4. ¿Qué es jurar?
ORACIÓN
SALMO II
1. ¿Por qué se han amotinado las naciones, y los pueblos meditaron cosas vanas?
2. Se han levantado los reyes de la tierra, y se han reunido los príncipes contra el Señor y contra
su Cristo.
6. Mas yo he sido por Él constituido Rey sobre Sión, su monte santo, para predicar su Ley.
8. Pídeme, y te daré las naciones en herencia, y extenderé tus dominios hasta los confines de la
tierra.
9. Los regirás con barra de hierro, y como a vaso de alfarero los romperás.
10. Ahora, pues, ¡oh reyes!, entendedlo bien: dejaos instruir los que juzgáis la tierra,
12. Abrazad la buena doctrina, no sea que al fin el Señor se enoje y perezcáis fuera del buen
camino.
13. Cuando, dentro de poco, se inflame su ira, bienaventurados serán los que hayan puesto en Él
su confianza.
15. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona:
R. Y con tu espíritu.
Oración
Omnipotente y sempiterno Dios, que en tu amado Hijo, Rey del universo, quisiste restaurarlo
todo: concédenos propicio, que todos los pueblos, disgregados por la herida del pecado, se
sometan a su suavísimo imperio. Que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos. Amén.