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domiciliadas para estos efectos en calle Arturo Prat N° 430, oficina 22, Chillán, de
acuerdo a los siguientes antecedentes de hecho y de derecho que a continuación
expongo:
Respecto al sujeto activo, el artículo 255 del Código Penal exige que el delito sea
cometido por un funcionario público. Al efecto, en el presente caso se verifican acciones
ejecutadas por funcionarios públicos de la Policía de Investigaciones de Chile, órgano
perteneciente a la Administración del Estado, según lo dispuesto en la Ley Orgánica
Constitucional de Bases Generales de Administración del Estado, en sus artículos 1°, 2°
y 3°.
Por consiguiente, los funcionarios de la PDI estaban investidos de la especial
calidad exigida por este injusto, pues cumplían el ejercicio de sus funciones, las cuales
precisamente corresponden a una función pública.
En consecuencia, de acuerdo a la tipificación nacional, no se puede sino inferir
que en los hechos expuestos y fundantes de esta acción se reúnen todos los requisitos
exigidos por el artículo 255 del Código Penal. Efectivamente y, tal como se puede
apreciar claramente, la situación sufrida por las víctimas configura y realiza total e
íntegramente el tipo penal citado, esto es, las vejaciones injustas, pues los funcionarios
policiales actuaron al margen de la ley, especialmente en lo tocante al estatuto del inculpado
que le asegura recibir en todo momento un trato digno, no pudiendo ser sometido a
tortura, ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes, dado que el modo en que,
primero, fue tratada Rosa Salazar una vez iniciada la medida intrusiva de entrada y
registro, recibiendo inexactas y deliberadas imputaciones de autoría de tráfico ilícito de
drogas, puesto que los agentes las hicieron aún luego de haber tenido a la vista las
prescripciones médicas que la allanada les había entregado y que les recetaba a ella y a
su hija consumir marihuana con fines terapéuticos, cuestión que justificaba
preliminarmente el cultivo de cannabis encontrado en el domicilio, lo que debía acarrear
al menos, de manera consecuencial, un tratamiento diferente y condigno con la
posibilidad de estar en presencia de pacientes y no de presuntas malhechoras; y, segundo,
por haber sido sometida Camila del Pozo a un tratamiento igualmente indigno e
inhumano debido al abandono en que quedó luego de consumada la detención y traslado
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de su madre, pues la persona de ochenta años que accidentalmente quedó a su cargo
no reunía las cualidades adecuadas para atenderla, considerando que la afectada se
trataba de una persona con discapacidad, cuestiones todas éstas que finalmente
terminaron por vulnerar injustamente la integridad moral de ambas victimadas y que,
por lo demás, no estaban obligadas a soportarlas pues no derivaban de un acto legítimo
de autoridad.
El delito de vejación injusta del artículo 255 del Código Penal, es una figura
residual de tratos crueles, inhumanos y degradantes, que resulta aplicable
exclusivamente a funcionarios públicos que realizan los verbos rectores o elementos
objetivos del tipo.
https://www.bcn.cl/historiadelaley/fileadmin/file_ley/5879/HLD_5879_37a6259cc0c1dae299a7866489d
ff0bd .pdf
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Que se realice una vejación injusta en otra persona;
Que el primer requisito requiere previamente conceptualizar la vejación injusta. Según Labatut,
vejación es “cualquier maltrato, molestia, perjuicio o gravamen de que se haga víctima a una persona”,
lo que se condice con lo señalado por el Diccionario de la Real Academia que define el término “vejar”
como “maltratar, molestar, perseguir a alguien, perjudicarle o hacerle padecer.
En el lenguaje común la vejación no es cualquier maltrato o molestia, sino que es aquel que
ridiculiza; tiene cierto carácter humillante, de menosprecio, de menoscabo en la honra o dignidad del
que lo sufre. No es posible pretender que el derecho, y particularmente el derecho penal, pretenda
sancionar únicamente la molestia que se produce en la administración pública cada vez que se atiende
mal al usuario, sino en la medida en que tal molestia tiene un sentido infamante.
2 Sentencia de fecha 31 de diciembre de 2007, RIT N° 926-2006, RUC 0610003870-4, del 12° Juzgado de
Garantía de Santiago.
3 TEDH, “Irlanda c. El Reino Unido”, cit, párrafo 167.
4 Convención Contra la Tortura, cit., artículo 16.1.
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inhumanos, crueles o degradantes. Sin embargo, del texto del artículo 16.1 se infiere
claramente que la distinción se basa en el grado de intensidad del sufrimiento provocado
por el trato o castigo infligido.
De este modo, “la calificación debe hacerse caso a caso, tomando en cuenta las peculiaridades
del mismo, la duración del sufrimiento, los efectos físicos y mentales sobre cada víctima específica y las
circunstancias personales de la víctima”.
La Corte IDH ha sostenido que: “Por otra parte, la Convención Americana reconoce
expresamente el derecho a la integridad personal, bien jurídico cuya protección encierra la finalidad
principal de la prohibición imperativa de la tortura y penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
1. Ninguna persona será sometida a tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
En particular, nadie será sometido a experimentos médicos o científicos sin su libre consentimiento.
2. Los Estados Partes tomarán todas las medidas de carácter legislativo, administrativo, judicial o
de otra índole que sean efectivas para evitar que las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones
con las demás, sean sometidas a torturas u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”.
POR TANTO, de conformidad con lo establecido por los artículos 12, 53, 111,
112, 113 y 172 de nuestro Código Procesal Penal y demás normas legales atingentes, A
SS. SOLICITO se sirva tener por deducida querella criminal en contra de todos
aquellos que resulten responsables, en calidad de autores, cómplices o encubridores por
el delito consumado de vejación injusta o abusos contra particulares, previsto y
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sancionado en el artículo 255 del Código Penal, cometido en perjuicio de ROSA DEL
PILAR SALAZAR ÁVILA y CAMILA BELÉN DEL POZO SALAZAR, ya
individualizadas, acogerla a tramitación, teniendo a las víctimas indicadas como
intervinientes en el procedimiento, para los efectos de ejercer en su oportunidad los
derechos que confiere la ley, y remitirla al Ministerio Público, a fin de que este
organismo, a través de la fiscalía correspondiente, una vez concluida la investigación,
acuse a los responsables y éstos sean condenados a las penas contempladas por la ley,
las que serán solicitadas en la oportunidad procesal correspondiente.
PRIMER OTROSÍ: Sírvase S.S. tener presente que el artículo 2º de la Ley N° 20.405,
que crea el Instituto Nacional de Derechos Humanos, dispone que “El Instituto tiene
por objeto la promoción y protección de los derechos humanos de las personas que
habiten en el territorio de Chile, establecidos en las normas constitucionales y legales;
en los tratados internacionales suscritos y ratificados por Chile y que se encuentran
vigentes, así como los emanados de los principios generales del derecho, reconocidos
por la comunidad internacional.” Para cumplir con este objetivo, el INDH tendrá, entre
otras facultades, las siguientes señaladas en el artículo 3° de la ley:
Comunicar al Gobierno y a los distintos órganos del Estado que estime convenientes,
su opinión respecto de las situaciones relativas a los derechos humanos que ocurran en
cualquier parte del país; y promover que las prácticas nacionales se armonicen con los
tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes, a fin que su aplicación sea efectiva.
Asimismo, según lo estipulado en el Artículo 3° N° 5.- Le corresponderá especialmente
al Instituto:
Deducir acciones legales ante los tribunales de justicia, en el ámbito de su competencia.
En ejercicio de esta atribución, además de deducir querella respecto de hechos que
revistan carácter de crímenes de genocidio, de lesa humanidad o de guerra, tortura,
desaparición forzada de personas, tráfico ilícito de migrantes o trata de personas, podrá
deducir los recursos de protección y amparo consagrados respectivamente en los
artículos 20 y 21 de la Constitución, en el ámbito de su competencia.
Según el artículo 4° de la citada ley, para cumplir sus atribuciones, el INDH podrá
obtener todas las informaciones y documentos necesarios para el examen de las
situaciones comprendidas en el ámbito de su competencia.
Por lo tanto, la legitimación activa para comparecer en calidad de interviniente, está dada
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por la ley 20.405 que crea el Instituto Nacional de Derechos Humanos que tiene por
objeto la promoción y protección de los Derechos Humanos, y que en su artículo 3 N°
5 la faculta para deducir acciones legales ante los tribunales de justicia en el ámbito de
su competencia.
SEGUNDO OTROSÍ: Sírvase S.S. tener presente que, conforme lo disponen los
artículos 22, 23 y 31 del Código Procesal Penal, este interviniente propone que todas las
resoluciones judiciales, actuaciones y diligencias del ministerio público sean notificadas
vía correo electrónico a las casillas: dconcha@indh.cl, chillan@indh.cl,
gpenailillo@indh.cl y lmatus@indh.cl, por ser ésta vía suficientemente eficaz y no causar
indefensión. Fono 2 2887 8670.
TERCER OTROSÍ: Sírvase SS., tener presente que desde ya y de conformidad con la
letra e) del artículo 113 en relación con el artículo 183 ambos del Código Procesal Penal,
solicito al señor Fiscal Adjunto del Ministerio Público, la realización de las siguientes
diligencias:
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presuntos autores y partícipes y consigne sus declaraciones en calidad de
imputados, previa lectura de sus derechos.
CUARTO OTROSÍ: Solicito a US. tener por acompañados los siguientes documentos:
-Copia del Mandato Judicial para actuar por el Director del Instituto Nacional de
Derechos Humanos, Don Sergio Micco Aguayo, Repertorio N° 5009-2019 de 27 de
noviembre, de la 15ª Notaria de Santiago. En este documento consta la personería del
querellante para actuar por el INDH.
-Dos recetas médicas de 26 de enero de 2021 despachadas por el Dr. Pablo Alberto
Velásquez Pelech, relativas a las pacientes víctimas en este libelo.
QUINTO OTROSÍ: Solicito a US. se sirva tener presente que confiero patrocinio y
otorgo poder al abogado regional de la Sede Ñuble del Instituto Nacional de Derechos
Humanos, GUSTAVO PEÑAILILLO LECHUGA, cédula de identidad N°
12.486.123-3, de mí mismo domicilio, concediéndole expresamente y mediante este
acto, todas las facultades de actuación establecidas en el artículo 7º del Código de
Procedimiento Civil, las cuales doy por enteramente reproducidas para todos los efectos
legales, suscribiendo ambos el presente escrito en señal de aceptación del mandato
judicial consentido.
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