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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez

Núcleo Valera

Medicina Veterinaria

Conservación, ecosistemas y
agroecosistema.

Participante: Valentina Pérez

C.I: 30.258.793

Profesora: María Rondón

Unidad curricular: Biología

Sección: 2

Valera, Marzo 2021


Introducción

El concepto de ecosistema es especialmente interesante para comprender


el funcionamiento de la naturaleza y multitud de cuestiones ambientales que se
tratarán con detalle en el próximo trabajo. Hay que insistir en que la vida humana
se desarrolla en estrecha relación con la naturaleza y que su funcionamiento nos
afecta totalmente. Es un error considerar que nuestros avances tecnológicos:
autos, grandes casas, industria, etc. nos permiten vivir al margen del resto de la
biosfera y el estudio de los ecosistemas, de su estructura y de su funcionamiento,
nos demuestra la profundidad de estas relaciones. Un agroecosistema es un
ecosistema alterado por el hombre para el desarrollo de una explotación
agropecuaria. Está compuesto por elementos abióticos y bióticos que interactúan
entre sí. En este trabajo abordare la evolución de ambos temas, dando a conocer
características, tipos y su evolución. También se definen los temas de
biodiversidad y conservación.
Evolución y diversidad

En la actualidad nuestro planeta muestra una biodiversidad fruto de cuatro


mil millones de años de evolución. Todo indica que la vida se inicia
aproximadamente unos 100 millones más tarde que la creación de la Tierra y al
parecer no es hasta los últimos 540 millones de años cuando esta inicia el
despliegue de las numerosas formas de vida que dotaran de diversidad al planeta.
No es fácil determinar durante que periodos la biodiversidad ha sido más elevada,
existen teorías diversas al respecto, ya que aunque en los últimos 400 millones de
años esta parece crecer, también se suceden periodos con extinciones masivas y
aunque los registros fósiles plantean que los periodos de mayor biodiversidad se
inician hace unos pocos millones de años, tampoco se puede determinar con
exactitud si esta diversidad está generada por una mayor disponibilidad y
conservación de los estratos geológicos o por un incremento real de la
biodiversidad. Sin embargo, la mayoría de los autores están de acuerdo en que la
presencia del hombre ha supuesto el inicio de una nueva extinción masiva, sobre
todo al incrementarse su capacidad de intervención en el medio y en los diferentes
ecosistemas, aunque existen hipótesis diversas en cuanto a la tasa actual de
extinción y su impacto futuro sobre la biodiversidad planetaria. En el avance
histórico del hombre por comprender la composición del Planeta, la figura de
Charles Darwin da lugar a una nueva forma de pensamiento, en la que evolución y
biodiversidad constituyen conceptos que se entremezclan. Tras las teorías de
Darwin, las especies dejan de ser elementos fijos e inmutables, pasando a ser el
elemento clave en la evolución, serán las variantes genéticas de las especies las
piezas básicas en la construcción de la biodiversidad, amplificadas en el tiempo y
en el espacio. El fenómeno de la diversidad se inicia con una mutación accidental
del material genético de la célula reproductora de un individuo, que en principio y
debido a esa mutación, está destinado a desaparecer, sin embargo la selección
natural y el aislamiento reproductivo, son dos factores que pueden contribuir al
inicio de una nueva especie; si a estos se une el factor tiempo, entonces
obtenemos la diversidad orgánica. Así, partiendo de una primera forma de vida
han surgido nuevas especies divergiendo unas de otras, expandiéndose, logrando,
a partir de una forma de vida inicial, que se produzcan más y más especies y que
éstas se alejen gradualmente unas de otras. En definitiva y como bien describe el
profesor Rubio Recio, debemos comprender que la historia del sistema Tierra es
una historia de sucesivos cambios, de sucesivos equilibrios y ajustes en sus
componentes que benefician a unas y perjudican a otras de las especies que
componen la Biosfera. Las que tienen capacidad adaptativa sobreviven y las que
no desaparecen. La sucesión de cambios en la historia de la Tierra es una
constante. El “todo cambia y nada permanece” del filósofo griego Heráclito es una
verdad irrefutable.
Ecología y conservación

La ecología es la rama de la biología que estudia las relaciones de los


diferentes seres vivos entre sí y con su entorno: «la biología de los ecosistemas»
(Margalef, 1998, p. 2). Estudia cómo estas interacciones entre los organismos y su
ambiente afecta a propiedades como la distribución o la abundancia. En el
ambiente se incluyen las propiedades físicas y químicas que pueden ser descritas
como la suma de factores abióticos locales, como el clima y la geología, y los
demás organismos que comparten ese hábitat (factores bióticos). Los ecosistemas
están compuestos de partes que interactúan dinámicamente entre ellas junto con
los organismos, las comunidades que integran, y también los componentes no
vivos de su entorno. Los procesos del ecosistema, como la producción primaria, la
pedogénesis, el ciclo de nutrientes, y las diversas actividades de construcción del
hábitat, regulan el flujo de energía y materia a través de un entorno. Estos
procesos se sustentan en los organismos con rasgos específicos históricos de la
vida, y la variedad de organismos que se denominan biodiversidad. La visión
integradora de la ecología plantea el estudio científico de los procesos que
influyen en la distribución y abundancia de los organismos, así como las
interacciones entre los organismos y la transformación de los flujos de energía. La
ecología es un campo interdisciplinario que incluye a la biología y las ciencias de
la Tierra.

Hay muchas aplicaciones prácticas de la ecología en biología de la conservación,


manejo de los humedales, manejo de recursos naturales (la agroecología, la
agricultura, la silvicultura, la agroforestería, la pesca), la planificación de la ciudad
(ecología urbana), la salud comunitaria, la economía, la ciencia básica aplicada, y
la interacción social humana (ecología humana). Los organismos (incluidos los
seres humanos) y los recursos componen los ecosistemas que, a su vez,
mantienen los mecanismos de retroalimentación biofísicos son componentes del
planeta que moderan los procesos que actúan sobre la vida (bióticos) y no vivos
(abióticos). Los ecosistemas sostienen funciones que sustentan la vida y producen
el capital natural como la producción de biomasa (alimentos, combustibles, fibras y
medicamentos), los ciclos biogeoquímicos globales, filtración de agua, la
formación del suelo, control de la erosión, la protección contra inundaciones y
muchos otros elementos naturales de interés científico, histórico o económico.

La biología de la conservación es una disciplina científica de síntesis que se


consolidó en la década de 1980 como respuesta a la pérdida de biodiversidad
(Simberloff, 1988). Se ocupa de estudiar las causas de la pérdida de diversidad
biológica en todos sus niveles (genética, individual, específica, ecosistémica) y de
cómo minimizar esta pérdida. La biología de la conservación se ocupa también de
la gestión de la naturaleza y la biodiversidad de la Tierra con el objetivo de
proteger las especies, sus hábitats y los ecosistemas de tasas excesivas de
extinción y de la erosión de las interacciones bióticas. Para ello integra
contribuciones de disciplinas muy diferentes que se basan en las ciencias
naturales y sociales —tales como la ecología, la genética, la biogeografía, la
biología del comportamiento, las ciencias políticas, la sociología, la antropología,
etc. y la práctica del manejo de recursos naturales. El término «biología de la
conservación» y su concepción como nuevo campo de estudios se originó en la
convocatoria de la «Primera Conferencia Internacional sobre Investigación en
Biología de la Conservación» celebrada en 1978 en la Universidad de California
en La Jolla y dirigida por los biólogos Bruce A. Wilcox y Michael E. Soulé con un
grupo de conservacionistas e investigadores académicos y de zoológicos,
incluyendo Kurt Benirschke, Otto Frankel, Thomas Lovejoy y Jared Diamond. La
biología de la conservación abarca el estudio de los fenómenos que afectan el
mantenimiento, la pérdida y la restauración de la biodiversidad y la ciencia de los
procesos evolutivos que engendran la diversidad genética, poblacional, de
especies y de los ecosistemas.

Los términos conservación ambiental, conservación de las especies, conservación


de la naturaleza y protección de la naturaleza son algunos de los nombres con los
que se conoce el objetivo común de las distintas formas de preservación de la
naturaleza, el medio ambiente o, sobre todo, algunas de sus partes: la flora y la
fauna, las distintas especies, los distintos ecosistemas, valores paisajísticos, entre
otros. La conservación ambiental es una necesidad ante la cantidad de problemas
ambientales que están afectando la salud de toda la humanidad. Y en
consecuencia la destrucción del único hogar como el planeta. Esta conservación
del medio ambiente y todos sus recursos naturales, debe ser más profunda y
verdadera para tratar de minimizar el daño causado por el hombre y buscar
despertar esa conciencia humanista que permita poner en prácticas medidas de
conservación ambiental por un desarrollo sostenible que satisfaga las necesidades
presentes sin comprometer las de las generaciones futuras. Es por eso que se han
creado movimientos sociales para la conservación. Con el nombre de
conservacionismo se designa al movimiento social que propone esa conservación.
Una de sus vertientes es el movimiento ecologista.

La conservación de la naturaleza y de los recursos naturales se enfoca


específicamente en tres aspectos:

 Ordenar el espacio y permitir diversas opciones de uso de los recursos.

 Conservar el patrimonio natural, cultural e histórico de cada país.


 Conservar los recursos naturales, base de la producción.

La protección ambiental, consiste en el conjunto de medidas que se toman a nivel


público y privado para cuidar nuestro hábitat natural, preservándolo del deterioro y
la contaminación. Todo ser vivo tiene la obligación de proteger el medio ambiente;
pues es el medio en el que se establece, se desarrolla; se reproduce y muere.
Para cumplir con la responsabilidad que nos toca como seres humanos, debemos
desarrollar medidas y propuestas para mantener la vida humana, así como la vida
de la flora y la fauna, pues la protección abarca a todo lo que nos rodea, desde el
clima, hasta las plantas, los animales e incluso los aspectos socioculturales que
son parte de todo nuestro ambiente.

Las áreas naturales protegidas de los países, juegan un rol importante en la


protección de flora y fauna, en ellas se albergan hábitats de cuyo equilibrio y
preservación dependen la existencia, transformación y desarrollo de las especies
de flora y fauna silvestres.

Permiten la realización de actividades relacionadas con la preservación,


repoblación, propagación, aclimatación, refugio, investigación de especies, así
como las actividades relativas a educación. En 2010, en Nagoya, Japón, líderes
de más de 190 países establecieron, entre otras, metas para reducir a la mitad la
pérdida de hábitats naturales y aumentar la superficie de tierra del mundo ocupada
por reservas naturales al 17% para 2020. Sin embargo, las evaluaciones recientes
de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y
Servicios de los Ecosistemas (IPBES) concluyeron que las tasas de extinción de
especies son actualmente de diez a cientos de veces más altas que los promedios
históricos, es decir, las tasas de extinción son las más altas de la historia. No
obstante, Volkan Bozkir, presidente de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, comentó que desde 1993 se han logrado salvar más de 40 especies
animales a través de acciones locales, nacionales e internacionales donde se
incluyeron la protección del hábitat, la reintroducción de especies, la protección
legal, entre otros esfuerzos.
Ecosistemas y Agroecosistemas

Un ecosistema, es un sistema que está formado por un conjunto de


organismos, el medio ambiente físico en el que viven (hábitat) y las relaciones
tanto bióticas como abióticas que se establecen entre ellos. Las especies de seres
vivos que habitan un determinado ecosistema interactúan entre sí y con el medio,
determinando el flujo de energía y de materia que ocurre en ese ambiente.

Existe una gran diversidad de ecosistemas en el planeta. Todos están formados


por factores bióticos (seres vivos) y factores abióticos (elementos no vivos, como
el suelo o el aire). Existen además, distintos tipos de ecosistemas: hay marinos,
terrestres, microbianos y artificiales. Un ejemplo de las relaciones que tienen lugar
entre los seres vivos de un ecosistema son las relaciones alimentarias. Las
cadenas tróficas o alimenticias son representaciones sencillas de las relaciones
alimentarias que existen entre las especies que forman parte de un ecosistema
determinado. Por lo general, en los ecosistemas las cadenas tróficas se
interrelacionan formando redes tróficas. Se dice que hay una relación trófica entre
dos organismos cuando uno de ellos es consumido por el otro. A su vez, el
organismo consumidor puede ser el alimento de otro que forma parte del mismo
ecosistema. Así, se forma una conexión entre varios eslabones y se constituye
una cadena trófica. Cada uno de los eslabones de una cadena representa un
organismo que “come a otro” o “es comido por otro”. Dentro de las cadenas
alimentarias existen distintos niveles tróficos, que se basan en la posición que
ocupa un organismo en el flujo de materia y energía. Dicho de otra forma, el nivel
trófico agrupa a todas las especies que comparten el origen de su alimento dentro
del ecosistema. Existen tres niveles tróficos:

Productores: Son organismos autótrofos, es decir, que son capaces de producir


materia orgánica (su propio alimento) a partir de materia inorgánica, por medio de
la fotosíntesis o quimiosíntesis. Los productores son el primer nivel trófico, es
decir, que constituyen el primer eslabón de las cadenas alimentarias. Este grupo
está representado por las plantas, las algas y fitoplancton y algunas bacterias.

Consumidores: Son organismos heterótrofos, es decir, se alimentan de otros


seres vivos para obtener la materia y energía que necesitan. A su vez, los
consumidores se clasifican en distintos grupos, según el organismo que constituye
su alimento. Los consumidores primarios son los organismos herbívoros, o sea,
aquellos que se alimentan de productores. Los consumidores secundarios, por su
parte, son carnívoros y se alimentan de consumidores primarios. También existen
consumidores terciarios y cuaternarios, que se alimentan de consumidores
secundarios y terciarios respectivamente.

Descomponedores: Son organismos que se alimentan de materia orgánica en


descomposición, es decir, obtienen la materia y energía que necesitan a partir de
restos de otros seres vivos. Si bien no se los suele representar en las cadenas
tróficas, son fundamentales en la naturaleza ya que permiten el reciclaje de
nutrientes. Entre los organismos descomponedores se encuentran los hongos, las
lombrices y algunas bacterias que reciclan la materia orgánica.

El concepto de ecosistema no debe ser confundido con el de bioma. Un bioma es


un área o región geográfica del planeta Tierra que se caracteriza por su clima,
topografía y biodiversidad. A diferencia de los ecosistemas, los biomas se
consideran unidades geográficas homogéneas. Un mismo bioma puede contener
diversos ecosistemas. Actualmente, muchos ecosistemas están en riesgo debido a
la actividad industrial humana. La contaminación, la sobreexplotación, la
deforestación y los efectos del cambio climático implican a menudo extinciones,
sobrepoblaciones, mutaciones y desplazamientos que atentan contra la
biodiversidad y el equilibrio natural.

Un ecosistema está integrado por dos tipos de elementos o factores:

Elementos bióticos, son aquellos elementos de un ecosistema que poseen vida, es


decir, todos los seres vivos que lo habitan Por ejemplo: la flora y la fauna.

Elementos abióticos, son aquellos factores sin vida que forman parte de un
ecosistema. Por ejemplo: condiciones climáticas, relieve, variación del pH,
presencia de luz solar.

Es muy importante tener en cuenta que las relaciones que se establecen entre los
elementos bióticos y abióticos también son consideradas un elemento más que
forma un ecosistema determinado.

Tipos de ecosistema

Ecosistemas acuáticos: Se caracterizan por la presencia de agua como


componente principal y son el tipo de ecosistema más abundante: constituyen casi
el 75 % de todos los ecosistemas conocidos. En este grupo se incluyen los
ecosistemas de los océanos y los de las aguas continentales dulces o saladas,
como ríos, lagos y lagunas.
Ecosistemas terrestres: Tienen lugar sobre la corteza terrestre y fuera del agua
en diversos tipos de relieve: montañas, planicies, valles, desiertos. Existen entre
ellos diferencias importantes de temperatura, concentración de oxígeno y clima,
por lo que la biodiversidad de estos ecosistemas es grande y variada. Algunos
ejemplos de este tipo de ecosistemas son los bosques, los matorrales, la estepa y
los desiertos.

Ecosistemas mixtos: Son ecosistemas que se ubican en zonas de “intersección”


de distintos tipos de terrenos, por ejemplo, en los que se combinan el medio
acuático y el terrestre. Los ecosistemas mixtos también llamados híbridos,
comparten características tanto de ecosistemas terrestres como de los acuáticos,
y se los considera zonas de transición entre ambos tipos de ecosistemas
mencionados.

Ecosistemas microbianos: Son ecosistemas formados por organismos


microscópicos que habitan en prácticamente todos los ambientes, tanto acuáticos
como terrestres, e incluso dentro de organismos mayores, como es el caso de la
flora microbiana intestinal.

Ecosistemas artificiales: Son aquellos ecosistemas creados y/o intervenidos por


el ser humano, por lo cual también se los conoce como ecosistemas antrópicos.
Algunos ejemplos de estos ecosistemas, que son cada vez más comunes en
nuestro planeta, son los ecosistemas urbanos, los embalses y los ecosistemas
agrícolas.

Características de un ecosistema

 Están formados por factores bióticos y abióticos que se interrelacionan de


forma dinámica a través de las cadenas tróficas, es decir, el flujo de materia
y energía.

 Varían en tamaño y estructura según su tipo.

 Pueden ser terrestres (en relieves como el desierto, la montaña, la


pradera), acuáticos (de agua dulce o salada) o mixtos (como los que
pueden encontrarse en humedales).

 Pueden ser naturales o artificiales (creados y/o intervenidos por el ser


humano)

 Existe en muchos de ellos una gran biodiversidad.


Evolución Del Ecosistema

El ecosistema es como un gran ser vivo que cambia a lo largo del tiempo. Sufre
transformaciones que pueden ser a corto o a largo plazo. Los cambios a corto
plazo son modificaciones en el propio ecosistema, mientras que los cambios a
largo plazo suponen la sustitución de un ecosistema por otro distinto. Si visitamos
un ecosistema en diferentes momentos a lo largo de nuestra vida, observaremos
cómo cambia. Así, un hayedo en primavera tendrá un aspecto muy distinto al que
presenta en otoño. Si ese mismo hayedo sufre un incendio, también variará su
aspecto. Todo esto habrá ocurrido en un periodo de tiempo muy corto: es un
cambio a corto plazo. La extensión de los cultivos produce cambios drásticos en el
paisaje. Al observar este mismo hayedo podemos preguntarnos si siempre fue así.
La respuesta es que no. Nosotros no podemos verlo, pero todo ecosistema se
transforma lentamente en otro totalmente distinto. Así, un bosque donde hoy
habitan hayas y jabalíes quizás algún día fue un mar, donde convivieron algas y
peces.

Podemos entender por agroecosistema cualquier tipo de ecosistema modificado y


gestionado por los seres humanos con el objetivo de obtener alimentos, fibras y
otros materiales de origen biótico. La principal diferencia de los agroecosistemas
con los ecosistemas (poco intervenidos), se basa en su dependencia de la gestión
humana para asegurar su funcionamiento: producción, fertilidad, ciclo del agua,
relaciones entre animales y plantas, mantenimiento de la calidad de los suelos,
etc. Esto les confiere características propias y originales: agrobiodiversidad,
regulación cultural, infraestructuras y paisaje agrario. Por todo ello, el papel e
importancia de los seres humanos, tanto como especie biológica (consumidor),
trasvase de energía y materiales, como en su vertiente cultural, en la estructura y
funcionamiento de los agroecosistemas es consustancial e ineludible.

Los agroecosistemas, son la factoría en la que se genera y mantiene la


biodiversidad inducida por la acción del ser humano, agrobiodiversidad. En su
composición se cuentan las razas de ganado, las variedades de plantas
cultivadas, variedades y tipos de plantas existentes en pastizales y prados, así
como los paisajes culturales asociados a los usos agrarios.

Los servicios esenciales de aprovisionamiento que dependen de la


agrobiodiversidad, más allá de la importancia de disponer de alimentos
abundantes y variados (seguridad de suministro), incluyen el patrimonio genético y
la seguridad alimentaria. Estas dos últimas funciones están muy amenazadas por
el desarrollo de sistemas intensivos (dependencia de semillas y variedades
comerciales, organismos genéticamente modificados (OGM) por ejemplo para la
alimentación animal, el uso desproporcionado de agroquímicos en sanidad vegetal
o la alimentación animal con productos que podrían suponer un riesgo para la
salud humana.

Tipos de agroecosistemas

Los agroecosistemas pueden clasificarse en diversos tipos:

 pastoriles: cuando lo que se utiliza es la biomasa vegetal para


alimentación de ganado, es allí cuando hablamos de sistemas
agropecuarios.

 silvícolas: cuando se foresta con árboles, que en general son las especies
que el hombre considera de interés económico. Pudiendo hablarse de
sistemas silvopastoriles2 cuando se asocian árboles y pastizales para el
ganado.

 cerealeros: cuando lo que se produce son cereales, maíz, sorgo, maní,


soja, girasol, algodón, trigo, cebada, colza, centeno, mijo, alpiste, etc.

Las relaciones que establecemos los seres vivos, entendidas como un factor
biótico, condicionan nuestra existencia. En el caso de los agroecosistemas, dado
que se basan en la explotación antinatural de un terreno, la repercusión no sólo
alcanza nuestro círculo sino el de los demás seres vivos, así como el humo de los
cigarros afecta a los fumadores pasivos. A grandes rasgos, podemos distinguir
entre los siguientes tipos de elementos bióticos: individuo, población, comunidad,
productores, consumidores y descomponedores.

Por otra parte, los elementos o factores abióticos son los que le dan al ecosistema
sus características de tipo físicoquímicas, entre las cuales se encuentra la luz, la
humedad y la temperatura. Sobra decir que su importancia para el desarrollo de la
vida y el equilibrio de la ecología es considerable; por ejemplo, de ellos depende la
distribución de los seres vivos a lo largo y ancho del Planeta, así como su
adaptación a cada ecosistema, razón por la cual toda acción por parte del ser
humano que los afecte también tiene consecuencias en los factores bióticos.
Los agroecosistemas apuntan a alcanzar una cierta estabilidad (a través de la
gestión de las condiciones ambientales) y a ser sustentables o sostenibles (para
que la explotación pueda seguir desarrollándose con el paso del tiempo sin que se
agoten los recursos).

La mayoría de los ecosistemas se han transformado en agroecosistemas ya que,


para su desarrollo, el ser humano suele modificar la naturaleza con la intención de
favorecer la explotación de los recursos y la obtención de alimentos. Dichos
cambios alteran los procesos ecológicos, afectando desde las características de
las plantas hasta el comportamiento de los animales.

Como puede apreciarse, la Tierra no está preparada para el grado de explotación


al que la somete el ser humano. Una de las razones es la sobrepoblación de
nuestra especie, que acarrea la necesidad de un volumen de producción agrícola
colosal en comparación con el que habría si supiésemos limitar nuestra natalidad,
así como lo hacen todas las demás especies. En los agroecosistemas también se
produce una alteración de los flujos energéticos. Es habitual que el hombre deba
aportar fuentes de energía al ecosistema para que éste pueda subsistir.

El desarrollo de agroecosistemas muchas veces apunta contra la diversidad


biológica. Supongamos que, por la rentabilidad que ofrece el cultivo, una región se
vuelca a la producción de soja. De este modo, los productores rurales comienzan
a cambiar las características del terreno para limitarse al cultivo de esta planta.
Con los años, el agroecosistema creado será muy diferente al ecosistema natural,
con una predominancia de la soja en detrimento de otras especies que antes
crecían en el lugar.

Por otro lado, las alteraciones antes mencionadas que el ser humano provoca en
el terreno y, por defecto, en el clima, también repercuten negativamente en el
resto de las especies animales. Expandir o disminuir de forma artificial y forzada el
crecimiento de una determinada planta acarrea muchos cambios para quienes no
deseaban o esperaban dichos cambios, es decir, para todos menos para el
hombre.

Evolución de los agroecosistemas

Han habido cambios en su interpretación, desde el convencional hasta el


agroecológico. Con base en el análisis de los cambios en el diseño y tecnologías
de los sistemas agrícolas, se aportan elementos que hacen visibles los factores
importantes necesarios para la toma de decisiones con respecto al manejo de los
agroecosistemas, que no han sido abordados anteriormente, por ejemplo los
factores organizativos, sociales, mercadológicos, políticos y legales. La incidencia
de estos factores en el manejo, depende del sistema de cultivo. La revisión de
literatura señala tres momentos con respecto al manejo. El primero considera que
con una serie de recomendaciones aplicadas al cultivo se puede obtener una
buena producción. El segundo incorpora la palabra " integral " al manejo y abre la
opción de la aplicación de diferentes estrategias conjuntas para evitar riesgos
innecesarios con respecto a plagas, enfermedades, nutrientes. El tercero presenta

un enfoque de sistema, de diseño multifactorial para el manejo multifactorial de las


diferentes variables en un agroecosistema. La agricultura tradicional implica un
manejo que demanda un sistema muy sofisticado de análisis y síntesis en la toma
de decisiones. Su sostenibilidad demuestra que han sido correctas las decisiones.
En la medida que estos mismo agricultores incursionan en sistemas que
involucran insumos externos (revolución verde o agricultura con especies
modificadas genéticamente) enfrentan otro sistema diferente, pero en total
desventaja. Su capacidad de análisis y síntesis no es acorde con la nueva
realidad, por tanto el manejo de sus agroecosistemas tiene altas probabilidades de
tener muchos errores. No hay forma, actualmente, de desarrollar un manejo
sostenible de estos sistemas con insumos externos.
Conclusión

Dando a conocer las definiciones y conceptos que forman a la


biodiversidad, ecología, ecosistemas y agroecosistemas se da a entender la
importancia de estos para el desarrollo humano, tenemos que cuidar por formar
parte de nuestra vida. La agroecología, nos evidencia que para mejorar, la
seguridad alimentaria individual o colectiva, tarde o temprano tendremos a
identificarnos y contribuir con alguna actividad o acción en los distintos procesos
productivos, en la cadena agroalimentaria especifica. Lo que implica avanzar en
nuevas formas de organización social para la producción y cumplir con la
corresponsabilidad social para superar el abastecimiento agroalimentario cada día
más exigido por sectores urbanos y rurales. La ecología es de suma importancia
para nuestro buen vivir, por esto se debe cuidar, los animales, las plantas son
parte de la ecología y su propósito es mantener un buen ambiente donde los seres
vivos perciban un medio natural preservado. El Medio Ambiente es la obra más
grande que pueda existir, es por eso que debemos cuidarla y conservarla para
bien de nosotros mismos y de todos los seres vivos que habitan nuestro planeta.
Causas como la destrucción de la capa de ozono, la contaminación del agua, y
otras causas de contaminación como el derramamiento de petróleo están
destruyendo nuestro planeta, pero la "causa que produce las demás causas"
somos nosotros mismos como ciudadanos, como sociedad.
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