Está en la página 1de 58

\-f

n1$LY TooT
ry l-v-

t{AYMONT) AttON

LAS ETAPAS
DtrL PENSAMIENTO
SOCIOLOGICO

Montesquieu, Comte, Marx,


Tocqueville, Durkheim, Pareto, Weber

Traducción de
CARMEN GARCÍA TREVIJANO

,+
HCNOS
U
Diseño de cubierta:
J! Diseño gráfico, S. L.

CP ziurs'-
I. LOSFUNDADORES

cepÍruro 1: cHARLES-LOUIS DE SECONDAT, BARÓN DE MONTESQUIEU .......... 25


l. TEonÍn polirrce 27
2. Dg l¡ r¡onÍe poI-iTlcA e
le socrolocÍA ..................... 4l
3. Los u¡csos y Los vALoREs 50
4. Lns rNrenpnBt¡croNEs posrBI-Es....................... 58
Apunre erocRÁFrco...... 64
BreLlocn¡pÍ¡ 65

Cepirulo 2: AUGUSTE COMTE 68


1. L,qs rRES ETApAs DEL pENSAMTENTo oB Cotrrp ........ 68
2. Le socrnoeo TNDUsTRTAL 76
3. LA socroLociA, crENcrA DE LA HUMANTDAD ..................... 88
4. NATURALEZA HUMANAy oRDEN socrAl.. 98
5. De l¡ ¡lLoso¡in A LA RELrctóN 108
APINTE srocRÁnco...... lt7
BrsLrocRApi¡ 120

CnpÍrulo 3: I(ARL MARX 123


r. EL ANÁLrs's ;;; ;;;;;;,;;;; ..::::..::::...:: : .. ...:: ::...::.:........ 128
2. EL c,cprral 'o.,o-u.o*o"i;; 136
3. L¡s ¡rr¡srcüeorDps DE LA ¡u-osopÍ¡. MARXISTA 148
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la 4. Les ¡vgrcüeoeDEs DE LA socror-ocie MARxrsrA......... 164
Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes 5. Socrolocin Y EcoNoM¡A..... 173
indemnizaciones por daños y pe{uicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, 6. CoNcr-usróN l8l
distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, Apurrp erocRÁnrco...... lB4
artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística BrsLrocn¡pÍe.. 186
fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin
la preceptiva autorización.
C¡pÍruro 4: ALEXIS DE TOCQUEVILLE .............. 191
l. DEMocRAcIA y LTBERTAD... 192
2. LA EXpERIENcIA AMERICANA ..................... 198
3. El on¡un polirrco DE FRANcIA...... 208
4. El rrpo lo¡al DE soctEDAD DEMocRÁTrcA 218
APUNTE BIocRÁFrco...... 229
BleLlocRA¡i¡.. 231
O RAYMoND AnoN, 2004
@ de la traducción Carmen García Trevijano,2004 ('¡rPirUIO 5: LOS SOCIÓLOGOS DE LA REVOLUCIÓN DE 1848 233
o EDITORTAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S.A.), 2004 l. Aucusrs Courny le R¡volucróN oe 1848 234
Juan Ignacio Luca de Tena, 15 - 28027 Madrid 2. AlsxrsosTocquEvrr-lrvlaRsvolucróNoe 1848 238
ISBN: 84-309-4196-7 3. Menx v L¡, Rpvor-ucróN on 1848........... 244
Depósito Legal: M. 37.279-2004 A) Cronología de la Revolución de 1848 y de la Segunda República 254
B) Indicaciones bibliográficas sobre la Revolución de 1848 256
Printed in Spain.Impreso en España por Lavel \ ,-/
T1 INDICE

II. LA GENERACIÓN DEL CAMBIO DE SIGLO

('¡r,i rrrr () ó: ÉMILE DURKHEIM... 2s9


l. LA DrvrsróN DEL TRABAJo soclAL (1893) 259
2. El Surcroro ( I 897) ............. 269
3. Lns ponv¡s ELEMENTALES DE LA vrDA RELIcrosA (1912).............. 283
4. Lns necLns oel uÉrooo socrolócrco (1895).............. 296
5. Socror-ocie Y socrAllsMo... 306
6. Socror-oci¡ Y FlLosoFiA 3t9
APUNTE BlocRÁFrco...... 327 INTRODUCCION
BIBLIoGRAFÍA 329

CepÍrulo 7: VILFREDO PARETO 331


l. L¡ nccróN r.¡o-lócrce y LA clENclA 332
2. Dp l,qs expnrsroNEs A Los sENTIMrENTos... 343
3. Resrouos v DERrvActoNES... 351
4. Ln siNrrsrs soclol-óctcA 369 Consideradas en su pasado, las ciencias han liberado al espiritu hu-
5. Crpxct¡ v polirtc¡ 387
6. UNA oBRA coNTRovERTIDA 396
APUNTE glocnÁnco...... 402 ffi :üf "#:.1T:[rt::r#?"jTjffi rif ri*fii:itrni
BrgLtocn¡pin.. 404 todos o por sus resultados generales, para determinar la reorganización
de las teorías sociales. Consideradas en su fufuro, habrán de ser, una vez
Cnpiruro 8: MAX WEBER 406 sistematizadas, la base espiritual permanente del orden social mientras
l. Teonie DE LA crENctA.. 408 dure en el mundo la actividad de nuestra especie.
2. Hlsronre v socror-oci¡... 419
3. L¡s eurNovrns DE LA coNDrclóN Huru¡Nn.... 430 Aucusre Coutg
4. L¡ soclol-oci¡ oe L¡ neLrcróN 436 <Considérations philosophiques sur les sciences et les savants>
5. EcoNoMiA Y socrEDAD 454 ( 1825), en Systdme de polítique positive, tomo I!
Apéndice, p. l6l .
6. WEBER, coNrevpoRÁN¡o NUEsrRo....... 46'7
AputrB BrocRÁFrco...... 473
BrsLlocRA¡íA... 476
Este libro mejor, diría yo, los cursos que le sirvieron de base- tiene
CONCLUSION 479 su origen en -oexperiencia de los congresos
mi mundiales de la Asociación In-
ternacional de Sociología. Desde que nuestros colegas soviéticos participan
ANEXOS 493
en ellos, estos congresos ofrecen una ocasión única de seguir el diálogo que
Aucusr¡ Covrg v Alexrs oe Toceunvrr-r-¡, JUEcES DE INcLATERRA 493
IDEAS poLÍTIcAS y vrsróN ursrónrc¡ or Tocqurv[LE....................... 517 se establece entre los sociólogos que se apoyan en una doctrina del siglo xrx,
M¡x Wnsen v l¡. polirrce DE PoDER s3l cuyas ideas rectoras son tenidas por adquisiciones definitivas de la ciencia, y
los sociólogos formados en las modernas técnicas de observación y experi-
ANEXO BIBLIOGRÁFICO ................ 547
rnentación, y en el uso de la encuesta mediante sondeos, cuestionarios o en-
trevistas. ¿Deberían ser calificados estos sociólogos soviéticos, perfectamen-
te impuestos en las leyes de la historia, como miembros de la misma profesión
científica que los sociólogos occidentales? ¿O habría que considerarlos más
bien como víctimas de un régimen que es incapaz de separar la ciencia de la
ideología, porque ha transformado una ideología, que es residuo de una cien-
cia anterior, en una verdad de Estado, llamada ciencia por los guardianes de
la fe?

Este diálogo entre sabios or";r".; me fascinaba tanto más cuanto se


"
confundía con un diálogo histórico-político, y porque los principales interlo-
sutores, aunque siguiendo caminos distintos, llegaban en cierto sentido a re-
sultados comparables. La sociología de inspiración marxista tiende a ofrecer
10 LAS ETApA; DEL pENSAMIENTo soctoLóGlco INTRODUCCIÓN II

una interpretación global de las sociedades rnodernas, situadas en su lugar du- toral? ¿Hasta qué punto esa conducta está determinada o modificada por la
propaganda de los candidatos? ¿En qué proporción han cambiado de criterio
rante el curso de la historia universal. El capitalismo ha sucedido al régimen
feudal, tal como éste sucedió a la economía antigua, y como el socialisrno ha- los electores en el curso de la campaña electoral? ¿Cuáles son los agentes dc
este posible cambio? Estos son algunos de los problemas que se plantea el so-
brá de suceder al capitalisr-no. A lo largo del proceso, una minoría se ha apo-
derado siempre de la plusvalía generada por ttna masa de trabajadores. prirne- ciólogo que estudia las elecciones presidenciales en E,stados Unidos o en Frarr-
rautente gracias a la esclavitud, luego a la servidumbre, y hoy al asalariado: cia, y que no admiten más respuestas que las arrojadas por las encuestas. Sc-
ría fácil utilizar otros muestreos obreros de la industria, los campesinos.
nrás aclelante , una vez superado el régimen salarial, desaparecerá la plusvalía,
y con ella los antagonismos de clase. Sólo el modelo de producción asiático, las relaciones entre cón1uges, la-los
radio y la televisión- para redactar una ilr-
uno cle los cinco modos enumerados por Marx en el Prefacio a la Contribtt- terminable lista de problemas formulables por el sociólogo a propósito de cs-
tas diversas clases de individuos socializados, de categorías sociales, o de grtr-
t'itin u lo crítictt de lu econotníu polílic'u, quedó olvidado en el camino: tal vez
las querellas entre rusos y chinos inciten a los primeros a dar al concepto de pos institucionalizados o no institucionalizados. El objetivo de la investigaci(rrr
producción asiática y de (economía hidráulica> la importancia que desde hace es determinar las correlaciones entre las variables, la acción que ejerce caclit
algunos años le vienen concediendo los sociólogos occidentales. La China po- una de ellas sobre la conducta de tal o cual categoría social, la fijación, ntl ,r
pular es más vulnerable para el crítico que utilizara este concepto de lo que ja- priori sino a través del desarrollo científico mismo, de los grupos reales o los
más lo ha sido la Unión Soviética. conjuntos definidos por la comunidad bien sea por sus modos de actuar, o por
El marxismo comporta al r.nismo tiempo una estática social y una dinárni- su adhesión a un mismo sistema de valores, o por una tendencia a la homcos-
tasis, o por un cambio súbito tendente a provocar reacciones compensatoriits.
ca social, por retontar los términos de Augr"rste Comte. Las leyes de la evolu-
ción histórica están fundadas en un¿l teoría cle las estructuras sociales y en el No sería correcto decir que, por su carácter analítico y empírico. este tipo
de sociología no atiende más que a los individuos, a sus intenciones y móvi-
análisis de las f-uerzas y las relaciolles de prodr"rcción, estando a stl vez la teo-
ría y el análisis fundados en una filosofía que l-rabitualmente es denominada les, a sus sentimientos y aspiraciones. Por el contrario, esta sociología puctlc
interesarse por conjuntos o grupos reales, por clases latentes que son igntll'rt-
materialismo dialéctico.
das incluso por aquellos que forman parte de ellas y que constituyen totalitllr-
Una doctrina como ésta es al mismo tiempo sintética (o global), histórica
y detenninista. Comparada con las ciencias sociales particulares, esta doctri- des concretas. Es cierto, sin embargo, que la realidad colectiva es más inlllil-
nente que trascendente para el individuo. Los individuos no se ofrecen a lrr
na se caracteriza por un enfoque totalizador que abarca el entero conjunto de
cada sociedad captada en su movimiento. E,n lo esencial conoce por tanto no
observación sociológica más que bajo el ángulo de su socialización: hay so-
ciedades, no una sociedad; y la sociedad global está hecha a base de una nlrrl-
sólo lo que es, sino también 1o que será, y anllncia el advenimiento inevitable
de un determinado modo de producción: el socialismo. Progresista y determi-
tiplicidad de sociedades.
nista a lavez, no abriga la menor duda de que el régimen del futuro va a ser
La antítesis entre una sociología sintética e histórica, que no es de hcclrtr
más que una ideología, y una sociología empírica y analítica, que en irllirrro
mejor que el del pasado: ¿acaso el desarrollo de las fuerzas de producción no
análisis no sería más que una sociografia. no es sino una caricatura. Lo c'rit yrt
es a la vez el motor de la evolución y la garantía del progreso?
hace diez años, cuando yo me proponía escribir este libro, y lo es más totlitvirr
La rnayoría de los sociólogos occidentales, y sobre todo los norteamerica-
hoy, cuando las escuelas científicas delinean en los congresos su propia c;rr i
nos. escuchan con indiferencia esta evocación monótona de las ideas marxis-
catura arrastradas por la lógica del diálogo y de la polémica.
tas simplificadas y vulgarizadas. Ya no las discuten en sus escritos. Ignoran las
leyes de la sociedad y de la historia, las leyes de la macrosociología, en el do-
La antítesis entre ideología y sociografía no excluye en modo algutrtt t¡trc
ble sentido que la palabra ignorar puede tener en esta frase: no las conocen, y
la sociología cumpla una función análoga en la Unión Soviética y err los l'.s
tados Unidos. En las dos esferas, la sociología ha renegado de su funci(rrr t r i
se muestran indifcrentes a ellas. No creen en la verdad de estas leyes, tampo-
co que la sociología científica pueda formularlas y demostrarlas, ni que tenga
lica, y en el sentido marxista del término ya no pone en tela de juicio los trts
gos fundamentales del orden social; la sociología marxista al justificar cl ¡rotlt't
el rnenor interés investigarlas.
del Estado y del partido (o del proletariado, si así se quiere), la sociol<lgírt rrrrrr
La sociologia norteamericana, que desde 1945 ejerce una influencia do-
lítica de E,stadosUnidos al asumir implícitamente los principios de kr so,'r.'
minante en el clcsarrollo de los estudios sociológicos en Europa y en tqdos los
dad norteamericana.
países no comunistas, es sobre todo analítica y ernpírica. MLrltiplica las en-
La sociología marxista del siglo xlx era revolucionaria: saludaba tlc ;utlt'
iu"ttut meiliantc cucstittnarios y entrevistas a fin de dcterminar cómo viven,
mano la revolución que destruiría el régimen capitalista. Además, cn l¡t I lnt,'tr
piensan, sienten y juzgan los sujetos sociales, o si se lo prefiere, los individuos
Soviética la revolución salvadora no pertenecíayaal futuro, sino al ¡ritsrttlr Sl
iocializados. .Cómo votan los ciudadanos en las diferentes elecciones' cuáles
sexo, lugar de residencia, categoría socio-profesio- había producido la ruptura definitiva que Marx había profetizado. A ¡r:ttltt rl,
son las variables
-eclad,
rclieión. etcétera- que influyen sobre la conducta elec- cse momento, por un proceso que es alavez inevitable y dialéctico, st'rLt t¡n,t
nal. nivel de insresos.
12 LAS ETAPAS DEL PENSAMIENTO SOCIOLOGICO INTRODUCCIÓN 13

inversión en el papel de la ciencia social. Una sociología nacida de una inten- pación del poder por parte del proletariado o del partido permitió la naciona-
ción revolucionaria servirá en adelante parajustificar el orden establecido. Sin lización de todos los medios de producción. Si después de esta ruptura el mo-
duda, conserva o cree conservar una función revolucionaria en el seno de las vimiento ordinario de las fuerzas humanas prosiguió sin modificación nota-
sociedades que no están gobernadas por un partido marxista-leninista. Con- ble, ¿cómo salvaguardar el dogma de la Revolución salvadora? En el momento
servadora en la Unión Soviética, la sociología marxista es revolucionaria o se actual, me parece oportuno repetir una observación irónica formulada en Strc-
esfuerza por serlo en Francia o en Estados Unidos. Pero nuestros colegas de sa después de la lectura de dos informes, uno del profesor P. N. Fedoseev, y cl
los países del Este conocen mal (y hace diez años conocían aún peor) a los otro del profesor B. Barber: los sociólogos soviéticos están más satisfechos dc
países que aún no hicieron su revolución. Por tanto, las circunstancias los obli- su sociedad que de su ciencia; los sociólogos norteamericanos, en cambio, sc
gaban a reservar su rigor para los países que no podían estudiar por sí mismos, sienten más satisfechos aún de su ciencia que de su sociedad.
y a mostrar una indulgencia sin límites para con su propio medio social. Tanto en los países europeos como en los del tercer mundo, las dos in-
La sociología empírica y analítica de los Estados Unidos no es una ideo- fluencias, ideológica y revolucionaria una, empírica y reformista la otra, están
logía de Estado, y menos aún una exaltación consciente y voluntaria de la so- presentes simultáneamente, siendo las circunstancias las que dictan el mayor
ciedad norteamericana. Los sociólogos norteamericanos son a mi juicio casi o menor peso de cada una.
todos liberales,en el sentido que esta palabra tiene al otro lado del Atlántico En los países desarrollados, sobre todo en los de Europa Occidental, la so-
decir, son más demócratas que republicanos, favorables a la movilidad so- ciología norteamericana conduce a los sociólogos <de la revolución a las rc-
-es
cial y a la integración de los negros, y hostiles a las discriminaciones raciales formas>>, y nunca <de las reformas a la revolución>. En Francia, donde el mito
o religiosas. Critican la realidad norteamericana en nombre de las ideas o de revolucionario era particularmente vivo, fueron muchos los jóvenes univetsi-
los ideales de su país, y no vacilan en reconocer sus múltiples defectos que, tarios que adoptaron progresivamente una actitud reformista a medida que su
como la hidra de la leyenda, parecen surgir igualmente numerosos al día si- trabajo empírico los obligaba a reemplazar las perspectivas globales por una
guiente de la reforma que eliminó o atenuó los defectos denunciados la vís- indagación analítica y parcial.
pera. Los negros podrán ejercer el derecho al voto, pero ¿qué significa este de- En cualquier caso, es dificil determinar en este cambio de actitud qué partc
recho si los jóvenes no encuentran empleo? Algunos estudiantes negros es atribuible a los cambios sociales y cuál lo es a la práctica sociológica. trrr
ingresan en la universidad, pero ¿qué significan esos hechos simbólicos si la E,uropa Occidental la situación es cada vez menos revolucionaria. Un crc-
inmensa mayoría de las escuelas frecuentadas por los negros son de calidad cimiento económico rápido y unas posibilidades de promoción social quc
inferior? aumentan de generación en generación, son factores que no incitan al hombrc
En pocas palabras, los sociólogos soviéticos son conservadores para ellos ordinario a echarse a la calle. Si a esto se añade que el partido revolucionario
mismos y revolucionarios para los demás. Los sociólogos norteamericanos son cstá vinculado a una potencia extranjera, y que ésta ofrece como ejemplo trtt
claramente reformistas para su propia sociedad, e implícitamente al menos, régimen cadavez menos edificante, lo sorprendente no es la disminución tlcl
para todas las sociedades. Esta oposición no es tan acentuada en 1966 como ardor revolucionario, sino, por el contrario, la fidelidad de millones de clcc-
1o era en 1959, fecha del congreso mundial al que he aludido. Desde entonces tores al partido que pretende ser el heredero único de las esperanzas rcvolu-
los estudios empíricos de orientación norteamericana se han multiplicado en cionarias.
la Europa del Este, talvez más en Hungría y sobre todo en Polonia que en la En Europa, al igual que en los Estados Unidos, ni la tradición de la críticrr
Unión Soviética. En este último país se ha desarrollado también una investi- (en el sentido marxista), ni la tradición de la sociología sintética e histórica cs-
gación experimental y cuantitativa atenta a problemas claramente delimitados. tan muertas. Con independencia de que sus respectivas críticas tengan pol oli-
No es imposible imaginar, en un futuro relativamente próximo, una sociología gen el populismo o el marxismo, C. Wright Mills y Herbert Marcuse cn lrstlt-
soviética igualmente reformista, al menos para la Unión Soviética, que com- tlos Unidos, T. W. Adorno en Alemania, o L. Goldman en Francia, atacatt ¡lrt
bine una aprobación global con unas críticas particulares. igual a la teoría formal y ahistórica, tal como está expresada en las obrits tlc
La combinación es menos cómoda en el universo soviético que en el uni- l. Parsons, y a las encuestas parciales y empíricas, características clc cltsi lo
verso americano u occidental por una doble razón. La ideología marxista es tlos los sociólogos del mundo que pretenden hacer obra científica. La tcolir¡
más precisa que la idcología implícita de la escuela dominante en la sociolo- lirrrnal y las encucstas parciales no son inseparables ni lógica ni lristírrrt':r
gía norteamericana, y exrge de sus sociólogos una aprobación que no armoni- nrcnte. Muchos de los que se sirven efectivamente de las encuestas scclot l;t
za fan fácilmente con los ideales democráticos cor-tto la aprobación que dis- lcs se muestran indiferentes u hostiles a la gran teoría de T. Parsons. Y los ¡rrrr
pensan los sociólogos norteamericanos al rógirnen político de Estados Unidos. sonianos no suelen ser aficionados a encuestas parcelarias cuya multiplit irr'r,
'rr
Por otra parte. la crítica dc detalle no puedc llevarse demasiado lejos sin com- v cliversidad impediría la generalización y la síntesis. De hecho, los soctr'rlo
prometer lavalidez de la propia ideología. En efecto, ésta afirma que la rup- rlos de inspiración marxista, celosos de preservar la crítica global o lol¡tl t['l
tura decisiva en el curso de la historia humana ocurrió en 1917. cuando la ocu- orclen actual, son enemigos a la vez de la teoría formal y de las cl.tcttcslrts ¡ritt
14 LAS ETAPAS.DEL PENSAMIENTO SOCIOLÓGICO INTRODUCCIÓN 15

ciales, sin dejar sin embargo que esas dos enemistades se confundan: aunque Durkheim, o entre este último, Marcel Mauss y Claude Lévi-Strauss? Es evl-
los dos enfoques han aparecido más o menos vinculados en la sociedad y en clente que los sociólogos modernos, son en cierto sentido herederos y collti-
la sociología norteamericana durante un cierto tiempo, la conjunción de am- nuadorés del grupo que según algunos está formado por los pre-sociólogos. l-a
bos no es necesaria ni perdurable. cxpresión misma de pre-sociólogo subraya la dificultad de la indagación his-
La teoría económica llamada formal o abstracta ha sido yatechazadatanto tóiica que yo me proponía realizar. Sea cual fuere el objeto de la historia lit
por la escuela historicista como por la partidaria del enfoque empírico. Pese a institución, la nación o la disciplina científica-, es preciso definir o delinli-
su común hostilidad a la teoría ábstracta y ahistórica, estas dos escuelas eran tar este objeto para seguir su devenir. En rigor, el historiador de Francia o tlc
esencialmente distintas. Pero la una y la otra han recuperado la teoría y la his- l}.rropa podría ajustarse a un plan sencillo: con la elección de un fragmenttt
toria. Del mismo modo, las escuelas sociológicas hostiles a la teoría formal de tlel planeta, el hexágono situado entre el Atlántico y el Ural se delimitaría i¡
Parsons o a la sociografia sin teoría retoman, por caminos distintos, la teoría Francia o a Europa, y el historiador relataría lo que ocurrió en ese espacitt.
y la historia, o al menos su expresión conceptual y la búsqueda de proposi- I)ero de hecho no se recurre jamás a un método tan grosero. Francia y Europa
óiones generales, cualquiera que sea el nivel en que estas generalidades si si- no son entidades geográficas, sino entidades históricas definidas por la cotr-
tuen. En ciertos casos pueden aún llegar a conclusiones revolucionarias más junción de ciertas instituciones e ideas, aunque cambiantes e identificables. y
que reformistas. Desde el momento en que se relaciona con los paíse llamados l.ror utta superficie determinada. Esta definición es resultado de unos
detenri-
nados vaivenes entre el presente y el pasado, de una confrontación entre Fran-
subdesarrollados en el lenguaje común, la sociología empírica subraya los in-
cia y la Europa moderna y Francia y la Europa del Siglo de las Luces o dc la
numerables obstáculos que las relaciones sociales o las tradiciones religiosas
crisiiandad. El bnen historiador es el que conserva el sentido de la especifici-
o morales ponen al desarrollo o a la modernización. Una sociología empírica
formada en los métodos norteamericanos puede llegar en ciertas Circunstan- tlad de cada época, de la sucesión de éstas, y finalmente de las constantes cltlc:
cias a la conclusión de que sólo la intervención de un poder revolucionario se- autorizan de por sí a hablar de una sola y misma historia.
ria capaz de abatir esas resistencias. Cuando el objeto histórico es una disciplina científica, pseudo-científica tt
Mediante la teoría del desarrollo, la sociología llamada analítica recupera scrnicientífica, la dificultad se agrava. ¿Cuándo comienza lo sociología? ¿,Qtró
la historia hecho que tiene fácil explicación, dado que esta teoría es una irutores merecen que se les atribuya catáctet de antecesores o fundadorcs tlc
especie de -un
filosofia formalizada de la historia contemporánea. Igualmente re- Ia sociología? ¿Cuál es la definición más idónea para esta última?
crrpe.a la teoría formal, puesto que la comparación entre sociedades exige un Reconozco que elegí una definición imprecisa, sin que ello signifiquc quc
sisiema conceptual, y por tanto una de las modalidades de lo que los sociólo- sca arbitraria. La sociología es el estudio que se pretende científico de kt *¡-
gos llaman hoy teoría. t ictl como tal, tanto en el nivel elemental de las relaciones interpersonalcs.
** {<
cotro en el nivel macroscópico de los grandes conjuntos, las clases, las llit-
ciones, las civilizaciones o, por utilizar la expresión hoy común, las socictllt-
Cuando hace siete años comencé este libro, me preguntaba si la sociolo- dcs globales. Esta definición nos permite entender por qué es tan dificil cs-
gía marxista, tal como la exponían los sociólogos venidos de la Europa orien- cribir una historia de la sociología, y determinar dónde empieza y acaba Óstit
tal, y la sociología empírica, tal como la practicaban los sociólogos occiden- llay muchos modos de interpretar la intención científica o el objeto soci¿tl tlc
tales en general y los sociólogos norteamericanos en particular, tenían algo en cstá disciplina. ¿Son esta intención y este objeto una exigencia simultáncit tlc
común. El retorno a las fuentes, el estudio de las <grandes doctrinas de la so- la sociología, o Ial vez comienza ésta su andadura tan pronto aparecen tlllo tl
ciología históricu, por retomar el título de mis dos cursos publicados por el otro de estos dos caracteres?
Centre de Documentation (Jniversitaire, tenían como finalidad encontrar una Todas las sociedades poseen una cierta conciencia de sí mismas. Soll ttltl-
respuesta a este interrogante. El lector no encontrará en este libro la respues- chas las que han concebido estudios, pretendidamente objetivos, de tal o cttltl
ta que yo buscaba entonces, sino otra cosa. Suponiendo que fuera posible una ¡specto de la vida colectiva. La Política de Aristóteles puede contcttrplilrsü
respuesta, tal vez pudiera hallársela al final de un volumen que seguiría a éste, colno un tratado de sociología política o como un análisis comparaclo tlc tlttt
pero que aún no ha sido escrito. clros regímenes políticos. Aunque la Política contiene también un aniilisis tlc
Cierto que desde el primer momento tuve la intención de responder a este las instituciones familiares o económicas, su centro era el régimen ptllítico. lrr
interrogante; y, aunque imprecisa e implícita, esa respuesta se deja entrever a or.ganización de las relaciones de autoridad en todas las manifestacitttlcs rk'
lo largo de este libro. Entre la sociología marxista del Este y la sociologiapar- lrr vida colectiva, y sobre todo en el nivel donde se realiza del mocltt tltlis t'¡t
soniana del Oeste, entre las grandes doctrinas del siglo pasado y las encuestas bal la sociabilidad del hombre: la ciudad. En la medida en que la inlctrt'iirtr tlt'
sectoriales y empíricas de hoy, sigue habiendo una cierta solidaridad" o si se Ir¡rrehender lo social como tal es materia del pensamiento socioltigico' Mott
prefiere una cierta continuidad. ¿Cómo ignorar la continuidad entre Marx y tcsquieu merece figurar en este libro, más aún que Aristóteles, cott cl t'ltt¡it'lt'l
Max Weber, entre Max Weber y Parsons, e incluso entre Auguste Comte y tlc fundador. En cambio, si se considerase que laintención c'icnlílictt ('lil llti'lr,
16 LAS ETAPAS DEL PENSAMIENTo SoCIoLÓGICo INTRODUCCIÓN I7

esencial que el enfoque de lo sociql, Aristóteles tendría probablemente los mis- logía, y de un congreso a otro parece acelerarse el ritmo de crecimiento dc llrs
mos derechos a figurar en pie de igualdad con Montesquieu, o incluso con Au- publicaciones sociológicas. Los sociólogos reivindican métodos empíricos, rc-
guste Comte. alizan encuestas mediante muestreos, aplican su propio sistema conceptual, irr-
Pero aún hay que ir más lejos. Las doctrinas histórico-sociales del siglo pa- terrogan desde un cierto ángulo a la realidad social, exhiben un enfoquc c^s-
sado no son el único origen de la sociología moderna, que también cuenta con pecífico [...] Esta modalidad de pensamiento se nutre de una tradición cuyo
las fuentes suministradas por las estadísticas administrativas, los surve,vs, o las origen se encuentra en los personajes aquí retratados.
encuestas empíricas. El profesor Paul Lazarsfeld realiza desde hace varios ¿Por qué elegí a estos siete sociólogos? ¿Por qué Saint-Simon, Proudhott.
años, con ayuda de sus alumnos, una investigación histórica sobre estas fuen- y Herbert Spencer no están incluidos en mi galería? A buen seguro, yo potlrirr
tes de la sociología moderna. Cabe agregar, no sin argumentos sólidos, que la aducir algunas razones justificativas: Auguste Comte por intermedio de Dr¡rk-
sociología empírica y cuantitativa de hoy debe más a Le Play y a Quételet que heim, Marx por causa de las revoluciones del siglo xx, Montesquieu a travós
a Montesquieu y a Augusto comte. En último término, los profesores de la Eu- de Tocqueville y éste por obra de la ideología norteamericana, pertenecen lo-
ropa oriental se convierten a la sociología actual desde el momento en que ya dos al presente. En cuanto a los tres autores de la segunda parte, ya fueron rcrr-
no se contentan con evocar las leyes de la evolución histórica tal como las for- nidos por Talcott Parsons en su primer libro importante, La estructuru d( ltt
muló Marx, para estudiar en cambio la realidad soviética con ayuda de esta- acción social, y aún se los estudia en nuestras universidades como a macslr()s
dísticas. cuestionarios y entrevistas. más que como a antepasados. Pero yo pecaria de deshonestidad científica sr
La sociología del siglo xrx marca indudablemente un giro en la reflexión no explicase los determinantes personales que dictaron mi selección.
de los hombres sobre sí mismos, el momento en que adquiere condición te- He comenzado por Montesquieu, a quien ya había dedicado un curso tlc
mática lo social como tal, con su carácter equívoco tanto de relación elemen- un año completo, porque el autor de El espíritu de las leves puede ser cortsi-
tal entre individuos en unos casos, como de entidad global en otros. Igualmente derado como filósofo político tanto como sociólogo. Montesquieu contirrt'r¡r
expresa una intención que no es absolutamente nueva, pero sí original por su analizando y comparando los regímenes políticos a la manera de los filósof irs
radicalidad: la de pretender erigirse en un conocimiento propiamente científi- clásicos, pero se esfuerza alavez por abarcar a todos los sectores del coniurrlo
co, siguiendo el modelo de las ciencias de la naturalezay persiguiendo su mis- social y detectar las múltiples relaciones que se dan entre las variables. Es ¡ro-
mo objetivo: que ese conocimiento científico les procure a los hombres el do- sible que esta elección del primer autor me fuese sugerida por el recuerdo rk'l
minio de su sociedad o de su historia, del mismo modo que la fisica y la capítulo que Léon Brunschvicg dedica a Montesquieu en El progreso dc l,t
química les facilitaron el dominio de las fuerzas naturales. Pero para conside- conciencia en la.filosofía occidental, en el cual saluda a éste no en tanto t¡ttc
rarse científico, ¿no sería necesario abandonar las ambiciones sintéticas y glo- precursor de la sociología, sino en tanto que sociólogo por excelencia y l'igtr
bales de las grandes doctrinas de la sociología histórica? ra ejemplar en la utilización del método analítico por oposición al método sirr'
Comenzando por una investigación sobre los orígenes de la sociología mo- tético de Auguste Comte y sus discípulos.
derna, he desembocado de hecho en una galería de retratos intelectuales. Este He conservado también la figura de Alexis de Tocqueville porquc los so
desvío ocurrió sin que yo mismo tuviera clara conciencia de ello. Me dirigía ciólogos, sobre todo los franceses, la ignoran con mucha frecuencia. Durkltcirrr
a mis alumnos hablando con la libertad que la improvisación permite. En lu- reconoció en Montesquieu a un precursor: no creo que haya concedido.iltrrrrrs
gar de interrogarme constantemente por aquello que tenía relación con lo que el mismo rango al autor de La democracia en América. Cuando yo csttttlirtlt;r
habitualmente se entiende por sociología, me esforcé por captar lo esencial del en el Liceo o en la Universidad" era posible acumular diplomas en letras. l'ilo
pensamiento de los sociólogos aquí tratados, sin olvidar lo que consideramos sofia o sociología sin haber oído jamás el nombre que ningún estudianlc rlt'l
ser la intención específica de la sociología, ni desconocer tampoco que esta otro lado del Atlántico puede ignorar. Hacia el final de su vida, ba.i<t cl Sc
intención era inseparable en el siglo pasado de unas concepciones filosóficas gundo Imperio, Alexis de Tocqueville se quejaba de un sentimiento clc solerl;rtl
y de un ideal político. Puede ser que siga ocurriendo lo mismo entre los so- más profundo que el que había experimentado en los desiertos del Nucvo Mrrrr
ciólogos contemporáneos en el momento en que se aventuran por el terreno de do. Su destino póstumo en Francia había de prolongar la experienci¿t tk' sus
la macrosociología para esbozar una interpretación global de la sociedad. últimos años. Tras haber conocido un éxito arrollador con su primcr libro. t'slr'
¿Corresponden estos retratos a sociólogos o a filósofos? No voy a discu- descendiente de una gran familia normanda, convertido a la democr¿tcirt ¡tor lrr
tir aquí este punto. Digamos que nos encontramos ante una filosofia social de razón y con tristeza, no jugó en una Francia entregada alternativamcnlc rrl t'¡loir,
un tipo relativamente nuevo, un modo de pensar sociológico que se caracteriza mo sórdido de los propietarios, a los furores revolucionarios y al tlcs¡tolrsrrro
por la intención científica y el enfoque de lo social, modo de pensar que se de un solo individuo, el papel al que él aspiraba y que en justicia lc ltt¡lrr,'r,r
desarrolla en el último tercio del siglo xx. El homo sociologicus va camino de correspondido. Excesivamente liberal para el partido de dondc hitbirr :i;rlrrl,',
reemplazar al homo oeconomictts. Sin distinción de regímenes ni de conti- carente del suficiente entusiasmo porlas ideas nuevas a los oios tlc lt,s t,'¡'tt
nentes, las universidades de todo el mundo multiplican las cátedras de socio- blicanos, no fue acogido por la derecha ni por la izquierda y resultti sos¡tct ltr '',r '
l8 LAS ETAIAS pEL eENSAMIENTo socrolócrco INTRODUCCIÓN 19

para todos. Tal es la suerte reservada en Francia a la escuela inglesa o a la an- siempre, en mayor o menor grado, la personalidad del pintor. Al releer la pri-
gloeamericana, quiero decir a los franceses que comparan o comparaban con mera parte después de siete años, y la segunda al cabo de cinco, creí com-
nostalgia las tumultuosas peripecias de la historia de Francia después de 1789 prender la intención que me había orientado en cada una de estas exposicio-
con la libertad que gozaban los pueblos de habla inglesa. nes, de la cual es probable que yo no tuviera conciencia en aquel entonces. Fln
Aislado políticarnente por su adhesión reticente a la democracia, movi- los casos de Montesquieu y de Tocqueville, era evidente mi voluntad de cls-
miento imparable más que ideal, Tocqueville se opone a algunas de las ideas fender su causa ante los sociólogos de observancia rigurosa y conseguir quc
fundarnentales de la escuela sociológica de la que Auguste Comte es tenido este parlamentario de la Gironda y este diputado de la Mancha fuesen consi-
por el iniciador y Durkheirn el principal representante, por lo menos en Fran- derados dignos de figurar entre los fundadores de la sociología, a pesar de quc
cia. La sociología implica la tematización de lo social en cuanto tal, pero no ambos hubiesen evitado caer en el sociologismo y mantenido una autonomía
supone que las instituciones políticas y las formas de gobierno sean reducible,s (en el sentido causal) e incluso una cierta primacía (en el sentido humano) dcl
a la infraestructura social, o puedan ser deducidas a partir de los rasgos es- orden político en relación con la estructura o la infraestructura social.
tructurales del orden social. Pero el paso que lleva de la tematización de lo so- Puesto que Auguste Comte había conquistado desde hacía tiempo el reco-
cial a la devaluación de lo político o a la negación de la especificidad política nocimiento de su legitimida{ la exposición de su doctrina se fijaba otro objc-
se da con bastante facilidad. Bajo formas distintas, se descubre este rnismo tivo: interpretar el conjunto de su obra a partir de una intuición original. Tirl
tránsito tanto en Auguste comte como en Karl Marx y Émile Durkheirn. Tan vez por eso me vi inclinado a atribuir a la filosofia sociológica de Auguslc
pronto acabó la guerra, el conflicto histórico entre los regímenes de democra- Comte una unidad sistemática mayor de la que realmente tiene cual no
cia liberal y los de partido único, vinculados unos y otros a sociedades que Toc- sería decir pocG-.
-lo
queville hubiera llamado democráticas y Auguste Comte industriales, confie- La exposición del pensamiento marxista tiene un carácter polémico, diri-
re una rabiosa actualidad a la alternativa con la cual se cierra La cletnocrutc.ia gido no tanto contra Marx como contra las interpretaciones, tan de moda hacc
en Amérie:a: <Las naciones de nuestros dias no podrían consentir que las con- diez años, que subordinaban El capital al Manuscrito económico Jilosófico, y
diciones prevalentes en su seno no fueran iguales; pero de ellas depende que desconocían la ruptura entre las obras de juventud" anteriores a I 845, y las dc
esa igualdad pueda conducirlas a la servidumbre o a la libertad a las luces o madurez. Al mismo tiempo, deseaba subrayar las ideas de Marx que históri-
a la barbarie, a la prosperidad o a la miseria>. camente han sido esenciales y que los marxistas de la II y la III Internacional
Se me podrá preguntar por qué he elegido a Auguste Comte y no a Saint- habían retenido y utilizado. Por esa razón sacrifiqué el análisis en profundi-
Simon. La razón es simple. Sea cual sea el papel de Saint-Simon en el pensa- dad había emprendido durante otro curso y que espero reanudar algúrr
miento saint-simoniano, éste no constituye un conjunto sintético que sea com- día- -que
de la diferencia entre la crítica tal como la entendía Marx de l84l a 1844
parable al pensamiento comtiano. Aun suponiendo que la mayoría de los temas y Ia crítica de la econontía política, tal como estaba contenida en sus grandcs
del positivismo están ya presentes en la obra del conde de Saint-Simon, eco obras. Louis Althusser ha puesto el acento sobre este punto decisivo: la conti-
sonoro del espíriru de su tiempo, esos temas no se organizan con verdadero ri- nuidad o la discontinuidad entre el joven Marx y el Marx de El capital depentlc
gor filosófico hasta la intervención del extraño genio de comte, quien desde del sentido que se le dé a la palabra <crítica> en los dos momentos de su ca-
el primer momento alimentó la esperanza de abarcar la totalidad del saber de rrera.
su época para encerrarse voluntariamente a continuación en el edificio inte- Las tres exposiciones de la segunda parte me parecen más académicas y
lectual que él mismo había levantado. quizá menos orientadas hacia un objetivo definido. Sin embargo, temo habcl
Pese a estar familiarizado con su obra, no he incluido a Proudhon en esta sido injusto con Emile Durkheim, por cuyo pensamiento he sentido desdc
galería de retratos porque veo en él más a un moralista y a un socialista que a siempre una antipatía visceral. Es probable que esta antipatía se deba a nri lc-
un sociólogo. No es que Proudhoncatezca de una visión sociológica del de- sistencia a soportar el sociologismo en el que desembocan con tanta frecucn-
venir histórico (cosa que igualmente podría decirse de todos los socialistas); cia los análisis sociológicos y las intuiciones más profundas de Émile Dr¡rk-
pero dificilmente se lograría extraer de sus obras el equivalente de lo que ofre- heim. He insistido, más de lo que seguramente es equitativo, sobre aquello c¡trc
cen el curso de /'ilorct'íu positiva o El capital al historiador del pensamiento es más discutible de su obra: su filosofia.
sociológico. En cuanto a Herbert Spencer, reconozco que en principio le tenia He presentado con indiferencia al autor del Tratado de sociología gencttrl,
reservado un lugar. Pero el retrato exige un conocimicnto íntimo del modelo. aunque hace treinta años le dediqué un artículo apasionadamente hostil. P¿rrcl()
Había leído varias veces las obras principales de los siete autores a los que lla- es un pensador aislado, y al envejecer me siento más cerca de los <autores tnitl
mo <fundadores> de la sociología, pero no podía decir lo mismo de los escri- ditos> aunque hayan merecido en parte la maldición arrojada sobre ellos. l\rr
tos de Herbert Spencer. otra parte, el cinismo paretiano se encuentra ya incorporado en las costul.lrb¡ cs.
Los retratos, y más aún los esbozos (pues ciertamente, cada uno de estos Uno de mis amigos filósofos trata de imbécil a Pareto (aunque debería al rrrt'
capítulos merece más la denorninación de esbozo que la de retrato) reflejan nos precisar diciendo: filosóficamente imbécil); no tengo noticia ahora dc ¡rlo
20 LAS ETAPAS DEL PENSAMIENTo SoCIoLÓGIco INTRODUCCIÓN .I I

fesores que como Célestin Bouglé hace treinta años no podían oír una refe- tle Oxford en junio de 1965. Agradezco a la Oxford University Prcss' ctlilor¡t
rencia a Vilfredo Pareto sin manifestar la cólera que provocaba en ellos el sim- de esta conferencia, su autorización para reproducirla.
ple nombre del gran economista y autor de un monumento sociológico sobre El segundo, Ideas políticas y visión histórica de Tbcqueville, es cl lcxlo tlt'
cuyo lugar en la historia del pensamiento no ha sabido aún pronunciarse la pos- tuna conférencia pronunciada en 1960 en el Instituto de Estudios Políticos tlt'
teridad. trarís y publicada por la Revue.franErtise de science politique en 1960.
Haciendo un verdadero esfuerzo para reconocer los méritos de Durkheim, Y-ei último es el texto francés de mi comunicación al XV Congrcso tlc lrt
y falto de pasión con respecto a Pareto, sigo conservando en cambio la admi- Asociación Alemana de Sociología, celebrado en Heidelberg en 1964 con ocil-
ración que desde mi juventud sentí por Max Weber, pese a que en muchos pun- sión del centenario del nacimiento de Max Weber.
tos, algunos de ellos importantes, me encuentro muy alejado de su posición. Estos tres estudios pertenecen a la historia de las ideas más que a la clc lir
Max Weber no me irrita jamás ni siquiera cuando discrepo de él; en cambio, sociología, en el sentido propiamente científico de este término' Pero en cl ¡rlr-
ante los argumentos de Durkheim no puedo evitar un sentimiento de malestar sado, y-quizátodavía en el presente, la frontera entre estas dos disciplinas ntr
incluso ante los que me resultan convincentes. Dejo a los psicoanalistas y a cstaba aún bien delimitada.
los sociólogos la tarea de interpretar estas reacciones, probablemente impro-
pias de un hombre de ciencia. Pero pese a todo, he tomado algunas precau-
ciones contra mí mismo multiplicando las citas, sin ignorar, por supuesto, que
tanto la elección de éstas como las de las estadísticas dejan espacio suficiente
para la arbitrariedad.
Una última precisión: en la conclusión de la primera parte confieso mi ad-
hesión a la escuela de los sociólogos liberales, Montesquieu y Tocqueville, a
los cuales añado Élie Halévy. Lo hago no sin una ciertá ironia, no advertida
por los críticos de este libro que ya apareció en Estados Unidos y en Inglate-
rra. No me parece inútil agregar que no debo nada a la influencia de Montes-
quieu o de Tocqueville, cuyas obras sólo he estudiado seriamente en los últi-
mos diez años. En cambio, leo y releo los libros de Marx desde hace treinta y
cinco. He utilizado varias veces el recurso retórico del paralelo o la oposición
Tocqueville-Marx, sobre todo en el primer capítulo del Ensayo sobre las li-
bertades. Llegué a Tocqueville a partir del marxismo, de la filosofia alemana
y de la observación del mundo actual. Jamás he vacilado entre La democracia
en América y El capitaL Como la mayoría de los estudiantes y los profesores
franceses, no había leído La democracia en América cuando en 1930 intenté
por primera vez, sin lograrlo, demostrarme a mí mismo que Marx estaba en lo
cierto y que el capitalismo había sido condenado de una vez por todas en E/
capital. Casi a pesar mío, continúo interesándome más por los misterios de E/
capital que por la prosa cristalina y triste de La democracia en América. Mis
conclusiones son las de la escuela inglesa, y mi formación está especialmente
enraizada en la escuela alemana.

Este libro ha sido revisado *.; ;;, Guy Bergeq auditor del Tribunal
de Cuentas. Su contribución excede con mucho a la mera corrección de di-
versos cursos que no habían sido redactados con anterioridad y que conserva-
ban las imperfecciones de la exposición verbal.
Como anexos, han sido añadidos tres estudios escritos en el curso de los
últimos años.
El primero, Auguste Comte y Alexis de ktc,queville,.iueces de Inglaterra,
es el texto de una Conferencia Basil Zaharo// que pronuncié en la Universidad
CAPÍTULO I

CHARLES-LUIS DE SECONDAT
BARÓN DE MONTESQUIEU

,".:::ril:T::l',,:,i:.,::vinl::l.üfl:'iiil::lil:,ll:'ll::'lil;;:
se ignoren ciertas cosas, sino a lo que hace ignorlrsc u uno n¡is¡¡rrr

El espírítu de las la.t't's, I'tclitt ro

Talvezparezca sorprendente iniciar la historia del pensamiento socio|irl',tt'o


con el estudio de Montesquieu, a quien se le considera generalmentc ctt li¡ ittt
cia como un precursor de la sociología, mientras que se atribuye, y cotl lorllt
razón, aAuguste Comte el mérito de haber fundado esta disciplina, si cl lirrr
dador es aquél que ha creado el término. Pero si se define al sociólogo pol un¡r
intención específica, la de conocer científicamente lo social como tal, c¡tlot¡
ces Montesquieu es, en mi opinión, tan sociólogo como el mismo Attgttstc
Comte. La interpretación de la sociología, implícita en El Espírittt dc ltt'; l,'
yes eS, en efecto, más <<moderna> en ciertos sentidos que la de Augustc ('rltlllt'.
Esto no quiere decir que Montesquieu lleve la razón frente a Comte, sitro sírhr
que a mi juicio Montesquieu no es un precursor, sino uno de los doctrirl:tl ios
de la sociología.
Considerar a Montesquieu como sociólogo, es responder a una prcgttttllt
que se han formulado todos los historiadores: ¿Cuál es la disciplina c¡ttc t'ttl
tiva Montesquieu? ¿A qué escuela pertenece?
Esta incertidumbre es patente en la misma organización univclsilrrtr¡t
francesa. Montesquieu puede figurar simultáneamente en el progranlit tlc lit
licenciatura en letras, en el de filosofia y aún, en ciertos casos, en cl tlc lrrs
toria.
A un nivel más elevado, los historiadores de las ideas situan a Monlcst¡tttt'tt
entre los hombres de letras, entre los teóricos de la política, entre los hislt¡l t¡t
dores del derecho, y entre los ideólogos que en el siglo xvu analizaron krs lirtt
damentos de las instituciones francesas y prepararon la crisis revolue iolt¡tlt¡t,
.,l )l lll lr
.t(t I \:\l l\l'.\:;l)ll I'l Ni',\f\lll t;til,,r)( t()ttx,t( {) ( ll.\l(l | :i I rll ll:i l)l :il ( ( )Nl)'\l ll"\ll( ll1 lrl l\lt )rlll 't I

y ¿tultlllly ltlgill)()s t¡trc l0 r¡lilt.llll ('illt(. 1()\ (.(.0il()nilslit\r. \'t,s. t.lt.t.llrliln(.il1(,. I ;r trlt.:r (llt(.(.)il:t:i tloS t ll;ts ('\l)l('S;lll ('s:l llll ¡tttt t'r l:t l)lllll('lil ttlt':t ¡t'r¡tt't
l-llLly cicrlo q[¡c Motltcsciuictr cs ll llt vcz un csct'tl()r'. elrsi r¡rr rrovt.lrsl:r, rrrr tttt.lllt.stlt.ltllt,r¡,'¡..'..,..M.lrrlcst¡tttt'tt.l,lrlillrrrrrl;ttt.tlt.lSll''tll(.lll(.llttltlrltlt.ll.t',
¡¡
rista y un filósofb dc la política. ,1,. 1:r:;iltt.str'rtt lt¡tlttt'ttlt'tttcltle ltt't'itlCtrtill tlC los ltCt'lttlS. cs
ll('('('\llllo tlt:'tt'lttll
Nadie le discute por tanto a su obra El c.spíritu tlc lus /¿,r'¿,,s cl rlcrcclro rr l,r', t:¡trsrts ¡rtolittttllts t¡ttc los cxlllicitrt'
ocupar el lugar central que tiene en la cultura en general. Pcnr, a nri.jrrici6, llr Srn t.till)lrr.¡,,o, unlt ltf()l)osiciótr tlc csta clasc no itrlpliclr tlttc
lotlo lo t¡rtt'ltrt
intención que anima a El espíritu de las leyes es sin duda socior(rgica. (,( ¡¡l(l() lirc rrcccslrrir, ¡t.ir.,t.,t'lt tlc las causas prtlfit¡tlas' l'lt.s¡t'i¡l¡¡'iil llt) \('
Por lo demás, el mismo Montesquieu no hizo de esta dimcnsi(rrl ningú' ,lr'lrrr'itticiitlltlL:lltc ¡lor cl l-ltlsttrlaclo c¡ttc alirtrla cluc los accitlctttcs t':ttt'tt'lt tlt'
misterio. Su objetivo fue hacer inteligible la historia. Comprender el dato ñis- ,'lrr'ltcirt ctt cl cttrstl tlc la histtlria.
tórico. Ahora bien, el dato histórico se presenta en forma de una diversidad casi l)clcr.l'irrar si .rra victoria o una ilerrota rrtilitar litc cattslttllt ¡tot
llt t'rr
infinita de costumbres, usos. ideas, leyes e instituciones. El punto dc partida (,,'rr)r?,s técnica o clc táctica' cs tllllt ctlcsliittt tlt'
rrrrpcitin tlcl listado o por cle
de la investigación es precisamente esta diversidad en apariencia incoherente. 1,,.r11,,,. N0 hay prucbas qLle permitan afirmar
que toda victoria ttlilil:rt cs sc
El fin de la investigación debería ser el reemplazo de eita diversidad incohe- rr:rl tlc la grun.l"ru dc un bstado, o cualquier derrota cl signo dc stt c.rrtt¡rt'iirrr
rente por un orden pensado. Al igual que Max weber, Montesquieu quiso pa- l.a sclu'r,la respucsta de Montesquieu es más interesantc y clc c.ttsccttt'tl
sar del dato incoherente a un orden inteligible. y esta actividad es precisamente (.'lri ¡thsimportantes. Consiste en afirmar, no que los accidcntcs sc cx¡llit';trl
la que corresponde al sociólogo.
l)()t causas profundas, sino
que es posible agrupar en un número rctlt¡citkr rlt'
i,¡,,,, la diversidad decostumbres' de usos y de ideas que confornlall illlil
Mas las dos expresiones que acabo de utilizar, diversidad incoherente y or- so
den inteligible, constituyen evidentemente un problema. ¿cómo descubrir un y la unidad absolrrlit tlt'
,.i..tl¿rcl. Entre la diversidad infinita de las costumbres
orden inteligible? ¿Cuál será la naturaleza de este orden inteligible que reem- unir sociedad ideal, hay un término intermedio'
esta itlcrt cst'rr
place a la diversidad radical de los usos y costumbres? trt prefaci o de Él eípíritu de las leyes expresa ya a las claras
Me parece que en las obras de Montesquieu hay dos respuestas que no son t rtl:
contradictorias, o más bien dos etapas de un proceso de desarrollo. La primera <Enprimerlugarheexaminadoaloshombresymehaparecido.c¡uc.clIlll(.(lltlll(.
sola¡tlc¡rle :('l'rrrr "rr
consiste en afirmar que más allá del caos de los accidentes, descubrimos cau- la infinita diversidád de leyes y costumbres, no se comportaban
sas profundas, que explican la aparente irracionalidad de los hechos. fantasía>.

Así, en la obra Consideraciones sobre las causas de la grancleza de los ro- de leycs, y t¡ttt' l:ts
Esta formula implica que es posible explicar la variedad
manos )) de su clecadencia, escribe Montesquieu: por ciertas causas que A vc('('ri il('
leycs de cadá sociedad están determinadas
<No es la fortuna la que domina al mundo. No hay más que considerar a los ro- túirn sin que los hombres tengan conciencia de ellas'
nlanos, quienes pasaron por una sucesión ininterrumpida de períodos de prosperidad Y a continuación Prosigue:
cuando gobernaron según un cierto plan, y una sucesión ininterrumpida de reveses
cuando se ajustaron a otro. En toda monarquía actúan causas generales, unas vecss mo- <Heasentadolosprincipiosyhecomprobadoqueloscasosparticulat.csscllIll.'
taban a ellos po. ri ria-oa,lue ia historia de todas las naoiones era conscct¡ctlt trr rl''
ralcs y otras fisicas, que Ia elevan, la sostienen o la precipitan. Todos los accidentes
responden a estas causas, y si el azar de una batalla rs decir, cle una causa particu- esosprincipiosyquecadaleyparticularestabarelacionadaconotraleyodc¡lcrttlilrrlt.
lar causó la ruina de un Estado, había una causa general que determinaba que ese otra más general> (O. C.' P' 33)'
Estado pereciese como resultado de una sola batalla. En una palabra, el movinriento
clr l¡rs
principal arrastra consigo a todos los accidentes particulares> (Cap. lg; O. C). Asi pues, es posible explicar de dos modos la diversidad observada
dc llrs lr'
costumbres: por una parte, remontándose a las causas responsables
desga.iitrrtkr
Y en El espíritu de las leyes afirma.. ycs particulaies que ie observan en un caso particular;.por otra.,
tipos que constituyen el. nivel intermedio entre la divcrsitliltl
í,rs irincipios o
<No fue Pultava lo que perdió a carlos Xlr: si no hubiera sido derrotado allí. lo cl ¡/r'r'
habría sido en cualquier otro lugar. Los revescs de la fortuna se reparan con facilidad, i'coherente y un esqu;na de validez universal. Tornamos inteligible
el sesgo llt'
pero los acontecirnientos que tienen su origen cn la naturaleza de las cosas no se pue- ,,¡" cuando aprehendlm oslas causas profundas que determinaron
cuando la organizittrros
den evitar>. (Libro X, Cap. XIII; O. C'., p. lt)]). ncral de los úechos. Tornamos inteligible la diversidad
clcntro de un número reducido de tipos o conceptos'
I Recuérdese la humorada, por otra parte r¡uy discutiblc, de J. M. Keynes en su prefacio a
la edición francesa de la Teoría general: <Montesquieu, cl rrayor cconomlsta francés, que me- l. Teoría política
rece compararse con Adar.n smith, y que supera cn más de cien codos a los fisiócratas, por su (lll('
perspicacia, claridad de ideas y buen sentido (cualidadcs que todo economista debería poieen. El problema del aparato conceptual de Montesquieu, del mecanislr]()
pensado, se rctlttt t'
O. M. KEvNEs, Théorie générule de l'emploi, de l'intércr at ¿le lu ntonnaie, traducido al francés te permite sustituir uná diversidad incoherente por un orden
por J. oe Largentaye, París, Payot, 1953, p. l3).
rllás o menos a la cuestión, clásica entre los intérpretes, del
plan de El c's¡tirittr
28 LAS ETAPAS DEL PENSAMIENTo SoCIoLÓGICo CHARLES-LOUIS DE SECONDAT BARÓN DE MONTESQUIIII] ,)()

de las leyes. ¿Nos ofrece esta obra un orden inteligible o una colección de ob- Ahora bien, en la tradición clásica, la Política de Aristóteles era cl libnt t'scrr
servaciones más o menos sutiles sobre tales o cuales aspectos de la realidad cial. Sin duda, Montesquieu escribió los primeros libros del Espírilu cott lll /'¿r
histórica? lítica de Aristóteles en la mano. En casi todas las páginas podemos hirllirr Ic
El espíritu de las leyes está subdividido en varias partes, cuya aparente he- ferencias a esa obra en forma de alusiones o de críticas.
terogeneidad ha sido observada a menudo. Desde el punto de vista en que me Es probable que los libros siguientes, sobre todo el famoso libro Xl. solrn'
he situado hay, a mi juicio, esencialmente tres grandes partes. la constitución inglesa y la separación de poderes, fueran escritos Il.t¿ts litllr.'.
En primer lugar, los trece libros primeros, que exponen la conocida teoría después de haber estado en Inglaterra, bajo la influencia de las obscrvrtciortt's
de los tres tipos de gobierno; es decir, lo que nosotros llamaríamos una socio- realizadas durante este viaje. Respecto a los libros de sociología consitgrlttlos
logía política, un esfuerzo por reducir la diversidad de las formas de gobierno al estudio de las causas fisicas o morales, es probable que fueran escriltls tlt's
a algunos tipos, estando cada uno de ellos definido alavez por su naturaleza pués de los primeros libros.
y su principio. La segundaparte abarca desde el libro XIV al libro XIX, y está A partir de este punto sería fácil pero poco satisfactorio presentar lil c.s¡ti
consagrada a las causas materiales o fisicas, es decir, esencialmente a la in- ritu de las leyes como la yuxtaposición de dos modos de pensar, dc dos tlt,r
fluencia del clima y el suelo sobre los hombres, sus costumbres y sus institu- dos de estudiar la realidad.
ciones. La tercera parte, que va desde el libro XX al libro XXVI, estudia su- Montesquieu sería, por una parte, un discípulo de los filósofos clásicos. l'.rr
cesivamente la influencia de las causas sociales, del comercio, de la moneda, su condición de tal, ha desarrollado una teoría de los tipos de gobierrto t¡rrt'.
de la población y de la religión sobre las costumbres, los usos y las leyes. aunque en ciertas cuestiones discrepa de la teoría clásica de Aristótelcs. cst¡r
Así pues, al parecer, estas tres partes son en un sentido una sociología de todavía inmersa en el clima y la tradición de estos filósofos. Al misnlo ticrrr
la política; y también un estudio sociológico de las causas unas, mo- po, Montesquieu sería un sociólogo que busca determinar la influencia qtrt' t'l
rales otras- que actúan sobre la organización de las sociedades.-fisicas clima, la naturaleza del terreno, el número de habitantes y la religión pltctlctt
En adición a estas tres partes principales, los últimos libros de El espíritu ejercer sobre los diferentes aspectos de la vida colectiva.
de las leyes, que están dedicados al estudio de las legislaciones romana y feu- Dada la doble naturaleza del autor, teórico de la política por una partc y so
dal, representan ilustraciones históricas, y el libro XXIX cuya relación con una ciólogo por otra, El espíritu de las leyes sería una obra incoherente, y no t¡ll li
de las grandes divisiones sería dificil de establecer, pretende responder a la pre- bro ordenado de acuerdo con un intención predominante y un sistema collccl)-
gunta: ¿cómo debemos componer las leyes? Puede interpretarse este último li- tual, aunque incluyese fragmentos de fechas y quizá inspiraciones diversas.
bro como una elaboración pragmática de las consecuencias que se deducen del Antes de resignarse a una interpretación que adjudica más inteligctrcirt rtl
estudio científico. Iristoriador que al autor, y que eS capazde ver inmediatamente la contrittlit'
Finalmente hay un libro de dificil clasificación en este plan de conjunto: el ción que habría pasado desapercibida al genio, es preciso buscar ese ordctt lrt-
libro XIX, que se ocupa del espíritu general de una nación. No se refiere por terno que, con razón o sin ella, Montesquieu percibía en su propio pcllriir-
lo tanto a ninguna causa particular, o al aspecto político de las instituciones, sino miento. El problema propuesto es el de la compatibilidad entre la teoría clc los
a lo que constifuye quizá eI principio de unificación de la totalidad de 1o social. tipos de gobierno y la teoría delas causas.
Sea como fuere, este libro es uno de los más importantes. Pues representa la Montesquieu distingue tres tipos de gobierno: la república, la monarc¡tti;t
transición o el vínculo entre la primera parte de El espíritu de las leyes, la so- y el despotismo. Y cada uno de ellos es definido por referencia a dos conccl)-
ciología política, y las dos restantes, que estudian las causas fisicas o morales. tos. que de acuerdo con la denominación del autor de El espíritu de la:; lct't',s
Esta presentación del plan de El espíritu de las leyes permite formular los son la naturaleza y el principio del gobierno.
problemas esenciales en la interpretación de Montesquieu. Todos los historia- Por su nattraleza el gobierno es lo que es. El principio del gobierno cs cl
dores se muestran intrigados ante las diferencias entre la parte primera y las scntimiento que debe animar a los hombres subordinados a un tipo dc gobit:r
dos siguientes. Cada vez que constatan la heterogeneidad aparente de los frag- no, para que éste funcione de manera armoniosa. Así, la virtud es el princi¡rlo
mentos de un mismo libro, se sienten tentados a apelar a una interpretación tlc la república, lo cual no significa que en ésta los hombres son virtuosos, sirto
histórica y se afanan por determinar las fechas en las que el autor escribió las c¡ue deberían serlo, y que las repúblicas son prósperas sólo en la mcditlrt t'tl
diferentes partes. t¡trc los ciudadanos son virtuosos2.
En el caso de Montesquieu, es posible desarrollar sin excesiva dificultad esta
interpretación histórica. Los primeros libros de El espíritu de lqs leyes no
r <Entre la naturaleza del gobierno y su principio hay esta diferencia: que su natt¡rirlcz;t ts lrr
el primero, por lo menos los libros II al VIII, es decir los que analizan -si
los tres
,¡rrc l1l hace ser tal, y su principio lo que lo mueve a actuar. La naturaleza es su cstrt¡cltlril l):rl ll
tipos de gobierno- son, si así puede afirmarse, de inspiración aristotélica. ,.rrlur; cl principio, las pasiones humanas que lo ponen en movimiento. Las leyes no dcbcrt sel ltr,
Montesquieu los escribió antes de su viaje a Inglaterra, en una época en la rrrs rclativas al principio de cada gobierno que a su naturaleza (El espíritu de las la.vs. lrlrro lll.
que se encontraba bajo la influencia dominante de la filosofia política clásica. , :r¡r.1, p. 60).
-10 l.As l:l^tns t)l:1.l,lrNSAMlllNl() s(x,l()1.(xil(,() ( ll,\l(l lS l()l rlS l)l \l ( ()Nl),\l lt,\li()i! l)l \ltrNll\r.)l ll tr ll
La naturalezu d" gobierrro cstá dctcrminacla por cl núuncr.o
rlc l.s c¡uc n('l'.il( r(')n rle llr ¡rolilit'ir. l.os stt.ic(os r¡uc sr'rlo olletk'tr'tt l)()r'lcnr()r ;rlr('n;r:':.r l)¡(
detentan la soberanía."udo
Mo'tesquieu escribe: <Doy po^upu".to., trcs dcl-ini-
ciones o, mejor' hechos: uno, que el Gobierno ."prüti.unó
tlt'n se r corrsitlcr-ittlos lrorrrbrcs.
es aluér en quc cr ('otn¡ltnttlrt cott lit {t'irclicitirr cliisica, csta clasil'icacitirr rlc los lt'¡'irn,'rr,',,
pueblo entero, o parte del pueblo, tiene el poder ,

soberano; ri'on¿rquico, es r trisillr l.


aquél en que gobierna uno so.ro, "i
u.."gio a reyes at;r y-;ñlecidas; por Mottlcsc¡uicu ctlrtsidcra antc todo a la dcl.nocracia y lt l¿r:u'istotlrrt rir. (lu('
"on uná sola p"*o*
el contrario, en er Gobierno despótico
,in i"v v ,¡n norma, r'rr lu c:l¿rsil'icaci(rn clc Aristótclcs son dos tipos difcrcnciados, conro tlos rr¡,'
llevaiodo según su voruntad y su caprich oy (Et ispírittt
,re tas" róyes,libro II, ,lrrlirluclcs dc un nrisnlo róginren llamado republicano, y rlislingtrc il cstr.'rr'¡'¡
p. 48).Aplicada a ra república, ra disiinción;r;i;;;corporación
"up:-1, rrrcn dc la rnrlnarc¡uía. Scgúrr Montesquieu, Aristótcles tro cortociri lrr vt'rrLrrlt'r:r
o sólo una parte del puebro-i" propon" evocar las
dós formas de gobierno rurtrrralcza <Jc Ia tlotrarquía. Ello sc explica fácilmcntc, pucs la nrorrrlt¡rri:r :,t'
republicano: la democrac ia y la aiistócracia.
Pero estas definiciones muestran asimismo que sirn la consibió Montesquicu sólo se ha realizado con autcnticitlltl crr lrrs nr,,
ra naturareza de un go- r lrlcluiits europeasa.
bierno no depende sólo del número de los que detentan
también del modo en que lo ejercen. La monarqu
el poder soberano, sino Una razón profunda explica esta originalidad. En Mrxtcsquicr¡, ll tlislrn
ia y er despotismo son regí- cirin entre los tipos de gobierno es al mismo tiempo una distincitirr r:rrlrt'l;r'.
menes que implican qy: soramente una p"rsonu lá que tiene eL poder sobe- organizaciones y las estructuras sociales. Aristóteles había conccbirkr tulr lt'o
rano' pero en el caso del ":
régimen monárquico esa persona gobierna de acuer_ ríu cle los regímenes, y al parecer les había conferido un valor gcrrcral; ¡rt'ro l:r
do. con leyes fijadas y establecidas, mientras que
en el caio del despotismo blsc social presupuesta por él era la ciudad griega. La monarquíl. Iu lnsto
gobierna sin_ leyes y sin regras. Tenemos así
dos .rit"rio.---á fá.a a".i.to cracia y la democracia eran las tres modalidades de organizaci(rn politit'rr tlt'
la jerga moderna, dos variábres- que nos permiten "n
determinar ra nattrareza lrrs ciudades griegas. Era legítirno distinguir los tipos de gobicrno clc rrcucrrl,'
de cada gobierno: por una part., detenta
¿qúién el poder sob"ranoi, y por otra, con el número de los que ejercían el poder soberano. Pero este tipo tlc;rrrilr
¿,cuáles son las modaridades del éj-ercicio de ese poder soberano?
sis irnplicaba que estos tres regímenes eran, empleando una exprcsi<in rnorlt'r
Conviene agregar.un tercer criterio, el que. se refiere
al principio del go- rra. la superestructura política de cierta forma de sociedad.
bierno. La característica casi jurídica del ejércicio
der poder's-Jlrano no de_ La filosofia política clásica apenas si había investigado las rclaciorre s ,'r r.,
fine de manera suficiente un tipo de gobieáo. por
otra part", fipo de go- tcntes entre los tipos de superestructura política y las bases socialcs. No l¡;rlrirr
bierno está caracterizado poril r"nli-i"nto, sin "oáu
el prr¿, durar ni Iorrnulado claramente el problema de la medida en que es posiblc clrrsilrt;u
prosperar. "rul "á Ios regímenes políticos, al margen de la organización de las sociccl¿rrlt's, I ;r
Ahora bien, según M.ontesquieu,. hay tres sentimientos
políticos funda_ contribución decisiva de Montesquieu consistirá precisamente en l'ctorrrrr t'l
mentales v cada uno de erJos asegura ra estabilidad
república depende de ra virtud rimonarquía der
dr;;;ip;;;goui"-o. t_u ¡rroblema en su generalidad y combinar el análisis de los regímencs cort t'l ,lt'
honor y der te_ las organizaciones sociales de modo que cada uno de los gobiernos ul)iu('/(;r
mor. La virtud de la repúbrica no una ,rirtud morar,,i"""i.Á;o-h.mo
p.á'pi"-ente porí_ l¡l mismo tiempo como una cierta sociedad.
".
tica' Es el respeto a las leyes y la consagración del individuo a la colectividad.
El honor, como dice Montesquieu,.-es <desde el punto El vínculo entre el régimen político y la sociedad es establecido cn ¡'rr inr.'r
¿" uirárilosófico, Irrgar y de manera explícita atendiendo a las dimensiones de la socictlrrtl. I ),'
un falso honor>. Es el respeto qué cada uno le debe
a .;;;;pi;;;rg",. rrcuerdo con Montesquieu, cada uno de estos tres gobiernos respontlc rr urrr
En cuanto al temoq no es necesario definirlo. Es
un i"ntl,ni"nto elemen- r:ierta dimensión de la sociedad dada. Abundan las fórmulas como:
tal, y por así decirlo infraporítico. pero es un sentimiena
d"r q;;i;dos ros teó_
ricos de la política se han ocupado, siendo n'merosos
,os que, a partir de Hob- <Pertenece a la naturaleza de la República no poseer más que un pcqucn(' l¡ rr
bes, han entendido que el temor era el sentimiento torio, pucs sin esta condición no puedc subsistir (El espír'im de la.s le.t'a.s. lrbro \rlll
más hum"ir"'v
el que sirve de punto de.parrida a la expricación der propio -¿, radical, cap. 16, p. 173).
E;;;áo. Mas Mon-
tesquieu no es un pesimista como Hobües. A
sus o¡os, un .egi-en'rundado en <Un Estado monárquico debe ser de mediana extensión. Si fucsc l)crlr( r"
el temor está corrompido por esencia, y se encuentra se transformaría en República; si fuese muy extenso, los principales del fist:rrk'. ¡]r,rrr
casi en el umbral de la
des por sí mismos, lejos de la mirada del príncipe, y con su Corte ft¡cra tlc l;r rl, ,l
asegurados contra las ejecuciones rápidas por las leyes y las costumbrcs, ¡rtxlri;rrr,l,
r <Es evidente que en una monarquía jar de obedecer ya que no temerían un castigo demasiado lento y lejanor (( ) t . lt
se necesita menos virtud que en un gobierno popular,
ya que en una monarquía er que hace obse¡var bro VIll, cap. 11 , p. lla).
ras leyes está por encima de qu"
el gobierno popular se sie're sometido a ellas y
.uu. qr" ha áe soportsr "tioi -i"nou,cuando
ú; il;;; "n
la virtud deja de existir' la ambición entra en'los [...]
apodera de todos>' (o c'' libro.tr'g1p 3,pp.
.uüron". capaces de recibirla y la codicia se I En realidad, la distinción fundamental entre república y monarquía aparece ya cn l\l;r,¡rrr,r
ól y r,2¡. upor naturaleza, er honá, prefe- vclo: <Todos los gobiernos, todos los señoríos que tuvieron y tienen imperio sobrc los lr,'rrrl,r,
rencias y distinciones.> (O. C, libro ili i, p. OO¡i,. "xige
lircron y son repúblicas o principados> (El Príncipe, Madrid: Tecnos, 1986).
"op.
32 LAS ETApAs DEL pENSAMTENTo soctol-ócrco ( llAltl.l:S l.()(llS l)l: Sl'.( ()Nl)AI ltAl(()N l)l l\l()NllS(.)l lllll t I

<un imperio muy extenso supone una autoridad despótica en el que gobierna>
(O. C. libro VIII, cap. 19, p. cxlrcnl¿ls: cl lrstarkl es ¡rrrispcro sillo cu¿urrlo ltls lrornbrcs r¡uiclcrr rlut't l;urrt'r¡lt'
175).
cl bicn tlc l¿r colcctiviclad; o bicn, pucsto clue cs irn¡-rosiblc t¡rrc krs lronllrrr's th'
Si quisiéramos expresar estas fórmulas en proposiciones de lógica riguro- sccn clircstarnentc cl bicn dc Ia colectividaü cs bucno cl rógirrrcrr cn cl t¡rrt'lr':,
sa, es probable que no se debierauttlizar el lenguaje propio de la causalidad;
vicios dc los hombres concurren al bien gencral. La tcoría tlcl lrorrol lirrrrrrl:r
es decir, afirmar que desde el momento en que el territorio de un Estado so- tla por Montesquieu es una modalidad de la segunda tcsis, aun(lr¡c tlcsrrrrrlrrtl;r
brepasa cierta dimensión, el despotismo es inevitable, sino sostener más bien tlc ilusiones. El bien de la colectividad queda asegurado, si rro ¡ror krs vit'ros
que hay una natural concordancia entre el volumen de la sociedad y el tipo de rlc los ciudadanos, al rnenos por sus cualidades menorcs, cs rlccir ¡rol lrt'litrr
gobierno. Por otra parte, esta alternativa plantea un dificil problema al obser- tlcs que moralmente serían reprobables.
vador: si a partir de una cierta dimensión el Estado es inevitablemente despó- Personalmente pienso que en los capítulos de Montesquicu accrca tlcl lro
tico, ¿,no se ve forzado el sociólogo a reconocer la necesidad de un régimen nor hay dos actitudes o dos intenciones dominantes: una dcvaluacitirr rclrrlrr,¡r
que a su juicio es humano pero moralmente negativo? La única manera de evi- tlcl honor comparado con la auténtica virtud política, la de los antigtros y l;r
tar esta inadmisible consecuencia es sostener que los Estados no deben sobre- dc las repúblicas; mas hay también una valoración del honor corno ¡rrine i¡rro
pasar una determinada medida. tlc las relaciones sociales y como protección del Estado contra cl nral srr¡rrt'
Sea como fuere, mediante esta teoría de las dimensiones, Montesquieu re-
rno: el despotismo.
mite la clasificación de los regímenes a lo que hoy se conoce como la mor- En efecto, aunque los dos gobiernos, el republicano y cl rnonárc¡trico. lrr'
fologia social, o el volumen de las sociedades, por utilizar la expresión de ncn diferentes esencias, pues uno se basa en la igualdad y el otro on la rk'si
Durkheim. gualdad, uno se asienta sobre la virtud política de los ciudadanos y cl olnr srr
Montesquieu asimila igualmente la clasificación de los regímenes al aná- bre un sustituto de la virtud. que es el honor, estos dos regímencs ticr.rcrr srrr
lisis de las sociedades al fundarse en la idea del principio de gobierno, es de- crnbargo un rasgo común: son regímenes moderados, ninguno dc cllos sc rrrr
cir al sentimiento indispensable para el funcionamiento de un cierto régimen. ¡rone de modo arbitrario y al margen de las leyes. En cambio, cuantlo llc¡lrr
La teoría del principio conduce manifiestamente a una teoría de la organiza- nros al tercer gobierno gobierno despótico- abandonamos el ánrbito rlt'
los gobiernos moderados. -el Montesquieu combina con la clasificacr(rrr tlc lt's
ción social.
Si en la república la virtud es el amor a las leyes, la devoción a la colecti- lrcs gobiernos una clasificación dualista: gobiernos moderados y gobiclrro:'
ncr moderados. La repúblicay la monarquía son moderadas, el despotisrno ¡r.'
vidad el patriotismo, por emplear una expresión moderna, desemboca en úl-
timo análisis en un cierto sentido de la igualdad. Una república es un régimen Io es.
en el cual los hombres viven por y para la colectividad en el cual se sienten A este análisis habría que añadirle un tercer tipo de clasificación, (lu(' ('n
ciudadanos porque es un régimen que implica que los gobernados son y se Iromenaje a la actual moda, yo llamaría dialéctica. La república se basa cn un:r
sienten iguales unos a otros. organización igualitaria de las relaciones entre los miembros de la colcclrrr
Fn cambio, el principio de la monarquía es el honor. Montesquieu desa- tlad. La monarquía se basa esencialmente en la diferenciación y la clcsigrrrrl
rrolla la teoría monárquica en un tono que, en algunos instantes, párece polé- tlad. El despotismo por su parte marca un retorno a la igualdad. Pero, nrit'n
mico e irónico: tras la igualdad republicana es la igualdad en la virtud y en la partici¡-rlciirrr
g,cneral en el poder soberano, la igualdad despótica es la igualdad en cl lcnror.
<En las monarquías, la política promueve grandes cosas con cl mí¡imo de virtud cn [a impotencia y en la falta de participación en el poder soberano.
posible' del mismo modo que cn las más bellas máquinas el artc emplea tan pocos mo- Para Montesquieu, el despotismo es, por así decido, el mal politico rrbso
vimientos, fuerzas o ruedas como sea posible. El Estado subsistc con independencia del
Iuto. E,s cierto que el despotismo es una forma de gobierno quizá incvitlbk'
amor a la patria, del deseo de gloria auténtica, de la renuncia a sí mismo, del sacrificio
( uando los Estados adquieren proporciones excesivas; pero. al mismo licnt¡ro.
de los más caros intereses y de todas aquellas virtudes hcroicas que encontramos en los
antiguos, y de las que sólo hemos oído hablan (O. ('., libro IIl, cap. 5, p.64). cl tlespotismo es el régimen en el cual un solo individuo gobierna sin rcglrrs y
sirr leyes y donde, por consiguiente, reina el temor. Nos sentimos tenlatkrs rr
<Como ya hemos dicho, el gobierno monárquico supone preeminencias, rangos e ;rl'irmar que cada ciudadano teme a todos los demás tan pronto como sc inr
incluso una nobleza de origen. Por naturaleza, el honor exige preferencias y distincio-
nes; así pues, cuadra perfectamente en este Gobierno. La ambición es perniciosa en ¡rlanta el despotismo.
una República. Por el contrario, en la Monarquia producc buenos efectos; da vida a En último análisis, el pensamiento político de Montesquieu mucstnr r¡rr:r
este tipo de Gobierno y tiene la ventaja de no scr peligrosa porque se puede reprimir o¡rosición decisiva entre el despotismo, donde cada uno teme a todos krs rlc
constantemcnter> (O. C., libro III, cap,7, pp. 66-67\. rniis, y los regímenes de libertad donde ningún ciudadano teme a nadic. l'rr
Ios capítulos del libro XI consagrados a la constitución inglesa, Montcst¡rrrcrr
El presente análisis no es enteramente nuevo. Desde que los hombres co- lrrr descrito directa y claramente esta seguridad individual que es fruto rlc l:r lr
menzaron a reflexionar sobre la política, han vacilado siempre entre dos tesis bcrtad. En un despotismo, sólo la religión puede representarun límitc rrl ¡r,r
34 LAS ETAPAS DEL PENSAMIENTO SOCIOLÓGICO CHARLES-LOUTS DE SECONDAT BARON DE MONTESQUTEU .15

der absoluto de quien reina; y aún esta protección tiene un carácter bastante tipos sociales. Esta relación puede ser concebida, en efecto, de divcrsos ruo-
precario. dos. El sociólogo o el filósofo pueden pensar que un régimen político puctlt'
La presente síntesis no dejará de provocar discusiones y críticas. scr definido de manera suficiente atendiendo a un solo criterio, por c.icrnpkr
En primer lugar, cabe preguntarse si el despotismo es un tipo político con- cl número de los que detentan la soberanía, y fundamentar así una clasif ic¿r-
creto en el mismo sentido en que lo son la república o la monarquía. Mon- ción de los regímenes políticos con significado suprahistórico. Tal es la con-
tesquieu advierte que el modelo de república nos viene dado por las repúbli- cepción que hallábamos implícitamente en la filosofia política clásica, cn l¡r
cas antiguas, y en particular por la romana antes de las grandes conquistas. rnedida en que ésta formulaba una teoría de los regímenes al margen de la or-
Modelos de monarquía son las monarquías europeas inglesa y francesa, con- ganización de la sociedad y presuponiendo, por así decirlo, la validez inlcnr-
temporáneas del autor. En cuanto a los modelos de despotismo, se encuentran ¡roral de los tipos políticos.
en su totalidad en los imperios que Montesquieu denomina asiáticos, en una Pero también es posible, como hace más o menos claramente Montesquicrr.
amalgama que reúne al imperio persa y al chino, al imperio de las Indias y al combinar estrechamente el régimen político y el tipo social. En este caso sc
imperio japonés. Sin duda, los conocimientos de Asia que Montesquieu po- dcsembocaría en lo que Max Weber habría llamado los tres tipos ideales: cl tlt'
seía eran fragmentarios, pero en cualquier caso disponía de una documenta- la antigua ciudad, o estado de reducidas dimensiones, gobernado según la rc-
ción que le habría permitido ofrecer una concepción más detallada del des- pública, la democracia o la aristocracia; el tipo ideal de la monarquía europc¡r
potismo asiático. cuya esencia es la diferenciación de los órdenes, la monarquía legal y modc-
Montesquieu está en el origen de una interpretación de la historia de Asia rada; y finalmente, el tipo ideal del despotismo asiático, el estado de dinrcrr-
que aún no ha desaparecido y que caracteriza al pensamiento europeo. Según siones extremas, el poder absoluto de un solo individuo, donde la religi(rn cs
esta interpretación, los regímenes asiáticos serían esencialmente despóticos, cl único límite a la arbitrariedad del soberano; la igualdad ha sido restaur¿¡rlu.
factores de supresión de toda estructura política, de toda institución y de toda pcro a base de la impotencia de todos.
moderación. En la visión de Montesquieu, el despotismo asiático es el yermo Montesquieu se inclinó más bien por esta segunda concepción de la rcl¿r-
de la servidumbre. El soberano absoluto es único y todopoderoso, y a veces ción entre régimen político y tipo social. Pero al mismo tiempo cabe prcgtrn-
delega sus poderes en un gran visir; pero cualesquiera que sean las modalida- larse en qué medida los regímenes políticos son separables de las entidadcs his-
des de las relaciones entre el déspota y su medio, no hay clases sociales en ttiricas en las cuales se realizaron.
equilibrio, ni órdenes ni jerarquías, como tampoco el equivalente de la virtud En cualquier caso, resulta que Ia idea esencial es este vínculo establccitkr
antigua ni el del honor europeo; el temor reina sobre millones de hombres en crrtre el modo de gobierno, el tipo de régimen por una parte, y por otra cl cs-
el desmesurado ámbito de estos imperios, donde el Estado puede mantenerse tilo de las relaciones interpersonales. De hecho, lo decisivo a los ojos de Mott-
sólo a condición de que una sola persona sea todopoderosa. tcsquieu, no es tanto que el poder soberano pertenezca a varias personas () ir
¿Acaso esta teoría del despotismo asiático no es también, y sobre todo, la rrna sola, sino que se ejerza la autoridad de acuerdo con las leyes y la mcsrrt'ir,
imagen ideal del mal político cuya evocación no carece de intenciones polé- o por el contrario arbitrariamente y con violencia. La vida social varí¿r tle
micas respecto de las monarquías europeas? No olvidemos el famoso dicho: ircuerdo con el modo en que se ejerce el gobierno. Una idea semejante ttuttti-
<Todas las monarquías corren a parar en el despotismo, como los ríos en la l'icsta toda su amplitud en una sociología de los regímenes políticos.
man. La idea del despotismo asiático es el odio al desenlace posible de las Por otra parte, sea cual fuere la interpretación de las relaciones entrc la clrr-
monarquías cuando éstas pierden el respeto por los rangos, la nobleza, las cor- sificación de los regímenes políticos y la de los tipos sociales, no es posiblt'
poraciones intermedias, sin los cuales el poder absoluto y arbitrario de una sola ncgar a Montesquieu el mérito de haber propuesto claramente el problcrrrlr.
persona carece totalmente de moderación. l)udo de que lo haya resuelto definitivamente, pero, ¿acaso alguien lo ha corr
En la medida en que establece una correspondencia entre las dimensiones scguido?
del territorio y la forma de gobernar, la teoría gubernamental de Montesquieu
encierra también el peligro de conducirnos a una cierta clase de fatalismo.
En El espíritu de las leyes, hay un movimiento oscilante entre dos extre- La distinción entre el gobierno ;;;* y el inmoderado probablcnrcrrtt'
mos. Abundan en esta obra los pasajes que establecen una especie de jerarquía: cs fundamental en el pensamiento de Montesquieu. Esta distinción pcrrrrite rrr
la república es el mejor de los regímenes; a ésta le sigue la monarquía, y cierra tcgrar las reflexiones acerca de Inglaterra que hallamos en el libro Xl crr llr lco
la marcha el despotismo. Pero, por otra parte, si cada régimen es consecuencia ria de los tipos de gobierno desarrollada en los primeros libros.
irremediable de una determinada dimensión del cuerpo social, lo que nos sale En este sentido, el texto esencial es el capítulo 6 del libro XI, dontlc Mol
al paso no es una jerarquía de valores, sino un determinismo inexorable. tcsquieu estudia la Constitución de Inglaterra. Este capítulo tuvo tanlrr ¡t'so
Mencionemos, finalmente, una última crítica o incertidumbre que se re- uuncia que muchos constitucionalistas ingleses interpretaron las instilrrciont",
fiere a lo esencial e interesa a la relación entre los regímenes políticos y los tlc su país de acuerdo con el comentario de Montesquieu sobre ellas. lrl ¡rrcs
-l(r t AS I,tA|'AS l)t,t t,l,NS,AMil,N t( ) S( x,l( )t ( x;t(,r, ( 11,,\l(l ls l()l lls l)l sl ( ()Nl)Al lt,^l({)N t)t \t()Nll,s(.)t lll,tt \l
tigio del genio alcanzó1al altura quc los inglcscs crcycron corrr¡rr.cl¡rlcrsc
mismos al leer El espíritu de la.s levess.
¿¡ sí l' .(llrt('u irlr.tcgit tttlettuis t¡rrc cl ¡rlcstrl)ucslo tlcllc scr votltrkl llrrurlnrr'rrlt.. ,,Sl
, l ¡rrttlt't lr'¡lislrrtivo tlccitlc, Ilrt ¿tñ<t tr¿ts año, sino ¡lrra sicrrr¡rrc. solllt'lrr rt't':rrr
Montesquieu descubrió en Ingráterra por una parte un Estado
cuyo objct. ,l,rr tott tlcl tlillcnr ¡rtrblico, crlrrc cl riesgo de perder su libcrl¿rtl, ¡rort¡rrc t'l
prgpio es la libertad política, y por otra el hecho y tu ia.u ¡ro
oe ta ,eprerentaci(rn (l('r ('l('('rtliv()yltttotlc¡rcttclcrhdcól> (lbíd.,p.215).La votacir'lrrutrttrl tlcl
política. ¡rrc
',rr¡rrrr'slrl sc lscnrc' ju u un condicionamiento de la libertad.
<Aunque todos los Estados tengan en general el mismo fin, que lirrrrrttl¿ttlits csl¿ts lítlcas gcnerales, unos intérpretes acentu¿rrorr cl llcclro tle
es el de perduraq
cada uno tiene, sin gmbargo, uno que le ei particular.
rt .ng.ána".i.iento era cl de ,¡rtt'cl ¡rotlct'c'jcculivo y cl poder legislativo eran entidades distintas, otlos lrr
Roma; la guerra-el de Lacedemonia; la religibn er de las rrh';r tlc cp¡c clltrc sllas dcbía existir una cooperación perntancrrtc.
r.v.J:"áái*.; el comercio er
de Marsella [ ..] Hay también una nación en el mundo
jeto directo la libertad porírica> (Er espírittt
ionrtitu"iJn',i"n" como ob- lrl le xto clc Montcsquieu ha sido relacionado con los escritos dc Lockc so-
"uyu ti ;;;. ;,
de ras reves,'rib." pp.205-206). I'rt'cl tnist.t.tt) telna; ciertas particularidades de la exposición dc Morrtcst¡rrierr
'¡r('(liltl aclaradas por referencia al texto de Locke6. En concreto, al corlicnztr
. En cuanto a la representación, la idea no ocupaba un primer plano en la te- ,lt'l ca¡rítulo 6, aparecen dos definiciones del poder ejecutivo. La prirncra tlt'
oría de la República. Las repúblicas en las que lrriontesqui"u pl"ri*
son las an_ lrr(' cslc poder como el organismo que decide sobre <las cosas que dc¡rcntlcrr
tiguas, donde existía una asamblea der pu"úlo, y no unu
uru,l-,uü por ,1,'l tlcrccho de gentes> (lbíd. p.206),lo cual parece limitarlo a la política cx.
el pueblo y formada por sus representantes. Sólá en tnglaterraJuáo"t"gida
our".uur- r('r'r()r'. l)cro poco después aparece definido como el encargado de <ejecutar lrrs
se la plena realizacion de la institución representativa.
r, solrrciones públicas> (lbíd.), con lo cual adquiere una dimensión rruy tlifi.
La característica fundamental de este gobierno, cuyo objeto
es la libertad rt nlc. Ett un caso, Montesquieu sigue el texto de Locke. Pero entre ar.nbos lrr¡-
y donde el pueblo está representado por las-asambleas,
ós lo qu" ." nu llamado
la separación de poderes, doctrina que mantiene su actualidáJ y-*ur.
la cual
se ha especulado infinitamente.

.Montesquieu comprueba que en Inglaterra el monarca detenta el poder eje- " l.()s textos de Locke utilizados por MoNrrsqureu son los Ti'o Treatises of'Govamnrutt. rtt
cutivo. como éste exige rapidez de decisión y de acción, es ittt lt)ntt¿rthe.fülse principlesandfoundationofSirRobertFilnterondhis.followerso,'1,¿t'tt.(tttl
conveniente que
s€a una sola persona la que lo detente. El poder legislativo 't¡t,l t¡t't't1hrov,n: the later is an Essay concerning the true Origin, Extent and Entl o/ ('ivil ti,t
está encarnado en t r't n tn(n L editados por primera vez en Londres en I 690. EI segundo de estos dos tratados, /il.rrr I r ,
dos asambleas: la cámara de los Lores, qú" ,"pr"r"nta ara
nobreza, y ra cá- ,,1,11'¿l ¡'¿¡5lq6l¿ro origen, la extensión v el.fin del poder civil, fue traducido al francés ¡lrr l);rvrrl
mara de los Comunes, que representa al puebló. \l;rzcl y publicado enAmsterdam porA. Wolfgang a partir de 1691, con el título Du (it¡tnt.ttt,,
Estos dos poderes, el ejecutivo y el iegislativo, corresponden ,,t, nt t ivi!, oú I'on traite cle l'origine, des.fbndements, de la nature du Pot:oir et cle:;.firt,s th'.t .\,,
a personas
sanas y cuerpos diferenciados. Montesquieu describe
la cobperación de estos ' r' rit ¡nlitiques. Esta traducción de Mazel tuvo muchas ediciones en el curso dcl siglo rvtl
órganos al mismo tiempo que anariza su separación. y I I l;yot realizó una nueva traducción para una edición moderna, con el título de Essei ,\ut' l( l,t'tt
muestra, en efecto, lo \,'rr ( iril, publicada en la Bibliothéque de la Science Politique, París, P.U.F., 1953, con prcfircio tk.
que cada uno de eilos puede y debe hacer en relación ll Mrrkine-Guetzevitch y Marcel Prélot.
con el otro-
. \uV un tercer pod_e1 el de juzgar. pero Montesquieu observa que <el po_ l.a teoría de los poderes y de las relaciones entre los poderes de LocKE está expucsta crr krs
der de juzgar, tan terrible para ros hombres, se hace'inuisibr;t;"i" ,,r¡rilLtlos Xl a XIV del Ess¿i sto" le pouvoir civil. En el capítulo XII, distingue Lockc lrcs li¡xrs
al no es_
tar ligado a determinado esrado o profesión> (Er espíritu '1, ¡rotler: El poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder federativo del Estado. <El potlcr It.
d" k; k;;r, ribro XI, quetieneel derechodedeterminarcómohabrádeserempleadalafuerzatlcl lrst:r
p. 298).Esto parece 'r"l:ttivoesel
"?\.6, el intérprete de lasindicar
cialmente
que, puesto que el poderjudícial es esen-
leyes, dibe tener el minimo po.iur" á" iniciativa
,1,,. rt f in depreservar a la comunidad y a los miembros de ésta>. El poder ejecutivo es <urr ¡lxlt.r
,r( ¡rrpre en ejercicio para velar por Ia ejecución de las leyes aprobadas y que están en vigor>. l,or
y de personalidad. No se.trata del poder de ras personu., l,rrl(). sngloba simultáneamente a la administración y a la justicia. Además, <hay en torlo Irslrrrkr
,ino del poder de las
leyes, <se teme a la magistratu.a, no a los magistraao"r, gOta.j. ' ,,1r() lloder, que podríamos llamar natural, y que responde al que todo hombre tiene nalun¡lrrrclltr.

El poder legislativo. coopera con el ejeculivo; al primero re corresponde .rrles tlc entrar en sociedad [...] Considerada globalmente, la comunidad forma un cucrp() (llr(.s(.
( r(ue¡ttra en estado de naturaleza con respecto a todos los restantes estados o a todas lirs
examinar en qué medida las leyes fugron aplicadas aiertadamente ¡rcrso
por el se- r,rs (fue no forman parte de ella. Esto conlleva un poder de hacer la guerra y lapaz, dc cslublet r.r
gundo..En cuanto al poder <de ejecuciónr, no debe participu. lrr':rs y alianzas, y de realizar negociaciones con todas las personas y comunidades lircru tlt.l l,s
-debe debate de
los problemas, y por el contrario "n "r
mantener relaciones á" .oop"i*ión t.rrlo. A este poder se lo podría llama¡ <federativo>., si tal apelativo resulta aceptablo 1...1 l:sto:;
con rl'rs l)oderes, el ejecutivo y el federativo, son distintos uno de otro, pues el primero sc rcl ien' ;r l:r
el poder legislativo aplicando lo que se denomina su racuttaá
olffiedir. Mon_ , ¡ceución de las leyes municipales de la sociedad dentro de ella y en referencia a las
¡rrrtt's r¡rr,.
I r trtrnponen, y el segundo atañe a la seguridad y al interés en asuntos exteriores con lcsl)(.( lo .l
l,rs bcneficios o daños que la comunidad pueda recibir desde fuera. Sin embargo, los tlrs ¡rrxl,.
5 Acerca de esta r, s van de hecho casi siempre unidos [...] Pues no sería posible confiar el poder e.iccu(ivo v el ¡,'
cuestión, véase el libro de F. T. H. FlercH r.n, Montesquieu
and engrish po_ ,h r lcderativo a personas que pudiesen actuar por separado, porque en tal caso la lirclz:r
/i¿ics,_Londres, 1939, e igualmente puede examinarse la
obra de p M. Spunu¡¡, Monfesqu¡e, in ¡rrrlrlr, .r
America 1760-1801, Universidad del Estado de Louisiana. 1940. ', hallaría bajo autoridades distintas, lo que más pronto o más tarde provocaría cl dcsoltlt.rr y l,r
rrrrrra> (JoHN Locre, Segundo tratado sobre el gobierno civil, Madri{ Alianza, 199(), pp. I r0 I ', tr
lS t,,\s I,t/\PAs t)t I I'l Ns.,\t\ilt Nt() s(x t()t ( xrt( r r ( ll \|il I :i I ()l lllr l)l Sl ( ( )Nl).\l lt.\ltr )tl lrl l\lr rN I I :tt )l rll lr lU

[orcs hay ulta fitlltl¿tttlcrlt¿tl tlil'crcnciir tlc irrtcrrciirn. lrl objt.trvo rlt. l()(.1\(.(,rr
l:r trlt'rt rlt'untonst'¡tso sor't:tl t's lrt tlt'tttt,'r¡rrtltlrtto tlr'lt¡t'tzlts.. tlt'lrrr,r
limitar el poder real, dctrtostrar quc si cl rnonarca s.,l.,r'c¡.,lsa crcrtrs lirrrilcs
falta a ciertas obligaciones, el pueblo, vercladcro origcrr,lc la *,,¡,cr,,¡ílr.
rr ¡r.rz t':;l:rlrlt't ttllt ¡rot l;t;rt't'iirt y lcitcciírrr rlr'los tlrvr'r's()ii !,.r'ulx)s sot ltlt':,
ticrrc Sr r'slt' rr¡uilrsrs cs cxircto, llt tcttria tlc llr cortstittrcrirrr itt¡1lt'slt rrt uprr t'l
derecho a reaccionar. En cambio, la idea esencial cle-Montcsc¡uicr-¡
no cs l¿r sc- (( nlr() tlt' l;r sor'iologilr ¡lolíticlr rlc Molltcsr¡trictr. n() I)()r'(llrc lr'¡rrt'st'nlr' rrrr
paración de poderes en el sentido jurídico de la expresión, sino
lo c¡uc ¡rclría rrrtttlt'lo vlilitlo ¡lrllr lotlos los paiscs, sitrn porquc, ctr cl rttcclutis¡no ('()nslr
denominarse el equilibrio de los poderes sociales, que es condición Irrr'ron¡rl tlc ruur rtronlrrc¡rrílt. pcrnritc rgcuperar los llnclanlcrtlos rle rrr t'sl;rtlo
dc la li-
bertad política.
rn,rtlt'r'llrlo v liblc rnctliantc cl ccluilibrio entre las clascs sociulcs y los ¡r,t
En el desarrollo de su análisis de la constitución inglesa, Montesquieu ('s l)()líl icos.
l('r
da (
por supuesta la existencia de una nobleza y de dos cáriaras que
representen, l)crrr csla constitucirin, nrodelo de libertad ticr.lc r,rr.l car/rclcr lu'isloclrilrt'o.
respectivamente, al pueblo y a la aristocracia. y reiteradamenü
lnsiste en que r ¡ror cslir rlztirr han siclo propuestas diversas interplr'taciortcs.
los nobles sean juzgados exclusivamente por sus pares. En efecto,
<los grán- llnu prinrcla vcrsión, que fue durante mucho tiempo la clc los.jrrristrrs. y
des están siempre expuestos a la envidia;^y si fueran juzgados pá.
pueblo, scguia siendo la de los constituycntcs li-anccscs tlc l()rH.
podrían correr peligro, y además no serían juzgados po."r.,, "r 'lu('l)r1)batrlcrncntc
iguales, ( ; unu lcoría dc la separación, concebida jurídicarnente, de los poclcrcs crr cl
gio que tiene hasta el menor de los ciudadanoJde unEstado ñbre. brivile-
Así pues, rnrrrco dc urr régirncn republicano. El presidente de la República y cl I'rirrcr
los nobles deben ser citados ante la parte del cuerpo legislativo
compuesto por nu¡rislro por una parte, y el Parlamento por otra, tienen derechos bicrt tlcf iru
nobles, y no ante los tribunales ordinarios de ra nación]>
ubíd., p. zi+;. oróto tlos. y sc los equilibra en el sentido o la tradición de Montesquictr. ¡rrccis:r
en otras palabras, en su análisis de la constitución inglesa, Montlsquieu rnt'rrtc rrediante una definición ajustada de las relaciones entre los clivcrsos irr
procu_
ra restablecer la diferenciación social, la distinción eritre las clases
y los iangos [: u )tlss.
con arreglo a la esencia de la monarquía, según ha sido definida y
én cuanto es
indispensable para la moderación dél podei.
Remedando a Montesquieu, yo diría que un Estado es libre cuando '
lista concepción no es del todo nueva. La interpretación de la Constitución rornanrr nrt'rlrrrtr'
el po- l,r rtlcu tlc la división y el equilibrio de poderes y de fuerzas sociales aparece ya cn lu lcor i:r rl, l
der es capaz de moderar al poder. Lo que viene a justificar esta interpretación,
r, r'inrcn mixto de Polibio y Cicerón. Estos autores veían más o menos explícitauronlc cn t's;r rlr
es que en el libro XI, cuando ha concluido el examen de la
constitución de In_ rrsr'rn y cste equilibrio una condición de la libertad. Pero precisamente en Maquiavclo ¡rtxl.'rrr,'',
glaterra, Montesquieu retorna a Roma y analiza el conjunto l, L r liirrnulas que anuncian las de Montesquieu. <Afirmo a quienes condenan las qucrclllrs tlt'l S,'
de la historia ro_
mana por referencia a las relaciones entre la plebe y ei patriciado. rr,r,hr y dcl pueblo que condenan lo que fue principio de la libertad, y a quienes imprcsion:rtr rrrrr
Lo que en
ese contexto le interesa sobre todo es la rivalidad enfte las , lro nlhs los gritos y el ruido que ocasionaban en la plaza pública que los buenos efcclos t¡rrt';r¡r,rr
clases. Esta com_ r,rlrrrrr. En toda RepÍrblica, hay dos partidos; el de los grandes y el del pueblo; y todas l¡rs lt'r't'.
petencia social es la condición de un régimen moderado porque
las diferentes lir\()nrt.)les a la libertad nacen exclusivamente de su oposición> (Disctu'sos sobre lu I'rintt'nt l)''
clases tienen la capacidad de poder mutuamente. ,,ttltt tle TIro Ltvlo, libro l, cap. 4; Madrid: Alianza, 1996).
con respecto a la constitución misma, "quilib.u.r"
es cierto que Montesquieu explica " El tema de la separación de poderes es uno de los puntos principales de la doctrinlr con:tr
detalladamente de qué modo cada uno de los poderes tiene tal o tr( r()n¿ll oficial del general De Gaulle. <Todos los principios y todas las experiencias cxrgt'rr t¡rr,
cual derecho,
y.cómo deben cooperar esos diferentes poderes. Pero esta estructura l,,s l)odcres públicos ejecutivo, judicial estén claramente separados y bicn ct¡rrilr
constitu- lrrrrtlos> (Discnrso de-legislativo,
Bayeux, el l6 de junio de 1946). Que exista un gobierno hcclro ¡rrr':r ¡1o
cional no es otra cosa que la expresión de un estado libre o, diría yo,
de una l)( nr¿u', al que se le conceda tiempo y posibilidades en ese sentido, que no se ocupc clc olnrs to
sociedad libre, en la cual ningún poder puede extenderse ilimitadamente .rrs t¡uc de su tarea, y que por eso mismo merezca la adhesión del país. Que exista un Parlrurrt'ntl
gra-
cias_a la moderación que sobre él ejercen los otros poderes. ,l, slinado a representar la voluntad pública de la nación, a votar las leyes, a controlar al e'jct rrtr
un pasaje de las consideraciones sobre las ,oriro, de la grandeza de lo.s r,r. sin querer salirse de su función. Que el gobierno y el parlamento colaboren, pero pcnnirr('/
, :rl scparados en sus responsabilidades, y que ningún miembro de uno pueda ser simult¿inclul¡r'¡rlt'
romanos y de su decadencia resume perfectamente este tema
central dc Mon_ rricrnbro del otro. Tal es la estructura equilibrada del poder [...] Que la autoridad judicial tcrr¡lrr l;r
tesquieu: lruantía de su independencia, y sea guardiana de la libertad de todos. De ese modo, la corrr¡rt'
t( ncia, la dignidad, la imparcialidad del Estado se hallarán mejor garantizadas>. (Discur-so th lrr
<Por regla general, cuando vemos reinar la tranquiridad en
un Estado que se t,lrrza de la República, el 4 de septiembre dc 1958). Observemos, de todos modos, quc cn cl t'rrs,'
autodenomina República, podemos cstar seguros de que no ,le la Constitución de 1958, el ejecutivo puede oponerse al legislativo más fácilmcntc c¡uc i'stt ;r
hay libertad. Lo que
se llama. unión en un cuerpo político es argo-rnuy equívoco.
La verdadera unidad es .rt¡uó1.
una unión armónica, en la que todas ras pnrt..,'poi contradictorias
qu. ná, fur"r- Con respecto a la interpretación de losjuristas acerca de la teoría de la separación tlc ¡rotlt'
can' concurren al bien general de ra sclcicdad, del mismo modo que tlc Montesquieu, véase sobre todo: L. Ducutr, T'ait¿ de Droit constitutionnel, vol. l ; l{ . ( ¡
las disonan- re s
cias en la música concurren a la armonía generar. puede haber r,rrÍ, r>r' M¡Luunc, Contribution a la théorie générole de t'Émt, París, Sirey, tomo I, l').'tt.
unión en un pstááo
en el cual reina al parecer el desorcren, cs decir una armonía que rrrrrro l[, 1922 especialmente el tomo ll,pp. l-142; CH. EIseNveNN,<L'Esprít des lt¡i.s>> ,'t l,t ,,
es fuente de fe-
licidad' que cs la única y verdadera paz. ocurre Io mismo qu" .on
las partes de l\trution des pouvoü"s, en Mélanges Carré de Malberg, París, 1933, pp. 190 y ss.; <l.ir ¡rt'rr:,,,'
este universo. eternamente vinculadas por la acción de unas y
la reacción ie otras> rrrrstitutionnelle de Montesquieu>, en Rectteil Sirey du Bicentenarie de <L'Espril da:; ltti.s". l',t
(Cap. 9).
rs. 1952, pp. 133-160.
I A\ I 1,,\|,,\\ l)l I l'l N\.\f\lll N lr ) \r t( ll )l ( t( rl( I I ( ll \lll l ., I lllrl.' lrl ( (lNlr'\l lt'\lrl )tl lrl \lt rNll'i(llrll lr II
"l
'.tl tlrrt llttt:t tlt.l t't¡tttltlrtt., .1.'
()ll:t lttlt'tl)t('lir(t()n t¡ttr'ttt',t',lt't'tt tl r'r¡trrltlrrro (l('lo', ¡rorlr'r(,',rrrr.rl(. l lr .trltt Ir,tt :t lll l.ltl¡tttlltt.tlltt :lllsl(l(.lilll(.1 rlr. l\lottlt
('()tn() llltll() v() it(lur, rlt'sl;tt:t tlill:rlilt('il1('r'l t.rr:rr'lr'r :lttsl()(t:lltr'0 rl,'llr (on(('l) tlt.llt t'0(}¡tt'tltt'iirtt tlt'l()'. ¡rt'tlt'tt's ¡tttltlttt'r'"'
I,r,. |l()(lr.t(..,.;il(.titl(.:i Y
'

(ltle ils('l'tll(' r'l lt"'¡r''1"


,l.rr.,, lr()ll':;. r.l ¡rr rttt't¡rt,, ,¡r,a ,tliirtttlt t¡ttc l;r t.lttltt
tirtl
clr'rt tlc Motttcst¡tticu. lrslir rtlcrr tlcl ('(lurlrl)r ro tlt'los ¡rotlctcs \()('r:rl('s l)¡('su
ponc la oxistcnci¿r rlc lit Iroblczl; y ¿'stlr cs lrr jrrstrlit'lcii)n (lc los crrt'r ¡ros rrr l.,s citttllttllttltts cs tltlc ltrl ltltylt tttlll',ittl ¡rotlt't tll
.r 1,r., 1,.\,t.s v l,r sctlrrlr,llr.l,l..
termedios del siglo xvttt, cuando cstabiln 1.1'rixinrtls ¿r su (lcs¿ll)irricitirr. lllrjo cslrr rrrrt,rrlo l;rl t's e l le lttlt cscttcilrl tlc st¡ sociología
políticl'
perspectiva, Montesquieu cs un rcprcscntantc dc la ulisloclirciu r¡rrc lclrccionrr
contra el poder monárquico en nombre de su clasc, condcna(la a dcsallurcccr. ,
Víctima de la astucia de la historia, se alza contra el rey, qucricntlo clccirlir cn l),'ltt tt,t¡t'itt ¡tttlítit'tt tt ld ,sttt'ittlocíu
lirt lttttlrtl
favor de la nobleza, pero su polémica seráeficaz únicamentc para la causa tlcl I slos trrliilisis tlc sociología política clc Morltcscltticrt ¡rct'ttlilt'lt
l¿t
puebloe. lr, . Ir rtrr'i¡lttlcs llrtlblcttras clc su sociología
gcncral'
t:"fi"t" de la stlcittl.gílt ¡r.litrcrt t'tt lrr
Personalmente, creo que hay una tercera interpretación, quc irrcluye a la l,l qrr.irrrcr. ¡" "ffnr.t" a la in"scróión
privilcgilrtlo. t'l lt¡r'r
segunda pero la supera, en el sentido de la au/heber de Hegel, es decir, quc ,,,,.tokrsílr dcl cou.iunto social. ¿,Cómo pasar del aspecto
(lc trn l)r'()l)l('rrrir
(l(.r,ol)icr.tr(), u ln ron-rire',*ián i! la soiiedad entera'?
supera alavez que conserva su parte de verdad. Sc trata
el marxis¡.1s, cuantkr s('(llrl('
Es innegable que Montesquieu concebía el equilibrio de los poderes so- ,,,,,u ..,.,r,.,ju,rtc al quc'.sc flantea, en relación con
ciales, que es condición de la libertad sólo sobre la base del modelo de una económica, a la irrteli¡r,errt t:t
r(. l).sur ¿cl aspecto priuii"gluao, la organización
sociedad aristocrática. Estaba convencido de que los buenos gobiernos eran los ,h' lotkl cl ctlrljunto social.
moderados, y que podían serlo sólo a condición de que el poder supiera re- lllscgundop.outemae,eldelarelaciónentreelhechoyclvaltlr.clllt.t.llt
tlcscrtblt' rr
frenar al poder, o incluso cuando ningún ciudadano sentía temor ante otro ciu- ( ¿. ru, inrtitu"i,ones y la determinación del régimctt
0nrl)t.cltsi(in
que ciertas itrstiltlctttttt"'
dadano. Entre los nobles no podía alentar un sentimiento de seguridad si sus l,'t.rr.. Irn efecto, ¿,"0*o *" puedé afirmar ala vez
impuestas a la voluntad de los hombrcs v
_", ¿*ii lirr
derechos no estaban garantizados por la propia organización política. La con- ,...trin clctcrminadas
:tlir ttt;tt
cepción social del equilibrio desarrollada en El espíritu de las leyes está vin- políticos áce.ca'de Lllas? ¿Es posible para un sociólogo
''',i,,,liu,.ios casos c.llltrttltt t'
culada a una sociedad aristocrática; y en el conflicto contemporáneo acerca de rl.c régimen ul q"" uitiUuye carácter"in.uitubl" en ciertos
la constitución de la monarquía francesa, Montesquieu pertenece al partido de 'r1
,r llr ttaturaleza humana?
rltcitllt:tl l'
la aristocracia, y no al del rey o al del pueblo. l:l tercer p.outema es el de las relaciones entre el universalismtl
Pero quedaría aún por averiguar si la idea de Montesquieu acerca de las l:rs ¡rarticularidades históricas'
condiciones de la libertad y la moderación no sería válida más allá del mo- tlldespotismo'afirmaMontesquieu,contradicealanaturalczallttlltltltlt
todos los lr..tlrt,'s'
delo aristocrático que él concebía. En cualquier caso. seguramente Montes- l,ertr. ¿,qué tu nutuiuü)u tu-unut ¿Es la naí)raleza de
", rlt'l
quieu habria dicho que, en efecto, sería posible concebir una evolución social (.rl rodas las latitude;;il;t ¿uaita dónde llegan las caracteríslicrts
que tendiese a difuminar la diferenciación de los órdenes y las jerarquías. poáa*or combinar la apelación.a ulla rlilltlrrr
lr.lllbre como hombr","y
Mas, ¿sería posible concebir una sociedad sin órdenes ni jerarquías, un Estado Ir.zu clel hombre .on
"ó-o de la infinita diversidad de costtttttlrt.t's'
sin pluralidad de poderes, moderado, en el que al mismo tiempo los ciudada- "t'rá"onocimiento
,lc usos y de instituciones?
nos gozasen de libertad? Que, pese a su empeño en trabajar en favor de la no- Larespuestaalprimerproblema.comportatresetapasotresm()l]]r.Irtrlstlt.
político que Mottlcst¡rtrt'tr
bleza y contra el rey, Montesquieu favoreció de hecho al movimiento popular ;r'irlisis. ¿Cuáles ronlur.u,ltus exteriores al régimen las círtrsrrs
y democrático, sería hoy una tesis perfectamente defendible. Mas si nos ate- ,i;i].;a"i relaciones que él establece entre
¿qué caracier tienen las las /t'l'r'r t¡tt:t
nemos a la historia. los acontecimientos han confirmado en considerable me- V los fenómeno, qua qul"re explicar? ¿Existe en El espíritu de
bietr h.v sirrr
;,,;;;p;;;;;i¿; ,inÉli.u'¿" la soiiedad cóncebida como un todo,
dida su doctrina. La historia ha demostrado que un régimen democrático en o
de difercntcs lclrr
el que el poder soberano pertenece a todos. no es condición suficiente para de causas' y una yuxtalrosición
¡rlcrnente una enumeración que pueda afiruritrsc t¡ttt'
ser tenido por un gobierno moderado y libre. Creo que Montesquieu tiene per- t.iones entre tal determinante y tal detérminado, sin
fectaraz6n cuando mantiene la distinción radical entre el poder del pueblo y rrirtguno de esos determinantes es decisivo?
presentar un carácter sistctnlrtrt'rr
la libertad de los ciudadanos. Bien puedc ocurrir que, siendo el pueblo sobe- La enumeración de las causas no parece tlt'l
rano, desaparezcan la seguridad ciudadana y la moderación en el ejercicio del Montesquieu .rtrái" primer lugar lo que denominamos influcnciil
poder. ""
rucdio geográfico, subdividiio en dos aspecfos:
el clima y el suelo. ('trrtttt|(r

,fr. a pcsltr tlt lrt t'l' ;r


parte, en el análisis de la república que realiza Montesq,uieu,
"t- la..igualdad de los ciudadanos' volvctt.t.s rt lt;tll'rt
" Esta intcrprctaci(rn cs sobrc todo la de Louts ALtnusssn. en su libro Montesquieu. la poli- ,.scncial de que la n^,u.uü)iá.'ü república
"s
tique at I'histoilc, París, P.U.F., 1959, 120 páginas. i,, ,tif"..n"iu"iOn entre la masa del pueblo y las élites'
('()Nl)Al ltr\l(()N l)l l\'l()Nll:S(')tlll tl 'l \
+l IAS t:tr\t)\S l)l:t t,t NSr\tllil,Nt() s(x t()t (xit( () ( ll.\l(llS l()l rlS l)l Sl

rlil(.it(.litiilt soltrC lrls rCsllttllCs aS¡rCCtOs dC lA Ctlttrt¡ltitllttl lteto Mo¡r


lil vitla tlc
considcra el suclo, pror,,r,i clctcrminar clc c¡uó nrancra cullivar()n los lrtlnrbrcs
,,..,,¡,,,,.',, ¡ro l|1r cl¿rtr0r'ittltl ulla tcoría sistCtrlática de las dif'crCIrtcs clltlslts'
el suelo y dividieron la propiedad según la naturalcza dcl tcrreno.
Srrr crilt)lrrg0. lütbría bastaclo modificar el orden para obtcrtcl tlltil cllllltl('
Después de considerar la influencia del medio geográfico analiza, en cl Ii-
r.r,.rirrr srrtislirctOriu. A partir clel medio geográfico, con las dos itlcils tlcl clr
bro XIX, el espíritu general de una nación, término bastante equívoco, pucs
clcl tcrrcno elaboradai máS exactamente' pasaríalltos itl ttít
no se sabe a primera vista si se trata de un determinante que es resultado del rrr:r 1, llt nutUl'alcza
lisico' littlitlr
ril,.ro rlü llirbitantcs. pues es rnás lógico desplazarse del medio
c¡trc
conjunto de los otros determinantes, o de un determinante aislable.
A continuación, abandona las causas fisicas para ocuparse de las sociales, ,.1 rolril)tcn dc la socicdad, al número de habitantes. Desdc cslc l.tttlttrl sc ¡tlt-
entre ellas el comercio y la moneda. Podría afirmarse que es en este apartado .,;il ril il lus cuus¿rs propiamente sociales, y en esta esfera Montcsc¡tricu ltlt |c-
( rl.()ci(l() ¡ror lo menos dos de las principáles. Por una parte, el c.trjtrnltl
tlc llrs
donde Montcsquieu estudia esencialmente el aspecto económico de la vida co-
por otrlt lrt
lectiva si no ignorarse casi por completo un elemento que, para nosotros, es \ r(...'ci.s cluc él denomina religión lseiia fácll ampliar la ldea), y
llcgaríanr.s. ¡r
esencial en el análisis de la economía: los medios de producción, por emplear ,,.,irrizaci¿n del trabajo y delintercambio. Por este camino
Montcsc¡t¡ict¡: cl
la expresión marxista, o las herramientas y los instrumentos técnicos utiliza- ,¡rrr.rc¡rrcscnta la verdádóra culminación de la sociología de
dos por los hombres. Para Montesquieu, la economía es esencialmente o bien ,:orrcc¡"tto del espíritu general de una nación'
tlc cx-
el régimen de propiedad sobre todo del suelo, como también el comercio, los l,ri cuanto á los dÉterminados, es decir lo que Montesquieu trata
que examina, me parece que utiliza.fundatrlctrlltl-
intercambios, las comunicaciones entre diferentes colectividades, o bien la mo- ¡,lrelrr. ntediante las causas
,,rt..ntc tres ideas definidu, Éon precisión: las leyes, las
costumbres y los lrir-
neda, que es para él un aspecto esencial de las relaciones entre los hombres en
lrrtos. <Las costumbres y los hábitos son usos que las leyes no^han establccitkr.
el marco de cada colectividad o entre diferentes colectividades. Según la con-
querido establecerlos. La diferencia cntl'c lrts
cibe Montesquieu, la economía es esencialmente agricultura y comercio. Cier- l)()r-([rc no han podido ó no han
qu" las leyes regulan los actos-del ciutlatlrt-
tamente, no ignora lo que denomina las artes, el comienzo de lo que llamamos i,.r,., y las cosümbres estriba
"n
que las costumbres régulan los actos del hombre. La dif-crc'cilr
industria, pero las ciudades dominadas por la preocupación económica son a ,..
sus ojos centros mercantiles o comerciales: Atenas, Venecia y Génova. Dicho
'rícntras
(.rlrc las costumbres los y hábitos ónsiste en que las primeras miran lrl¿is llr
r trrrtl¡cta interior, y lós otros, la exterion (El espíritu
de las leyes,libro XIX'
en otras palabras, la antítesis esencial es la que se manifiesta entre las colec-
tividades cuya preocupación principal es la actividad militar y las colectivida- r :rp. 16, pp. 175- 176).
' t.o distinóión, entre leyes y costumbres, se corresponde con
p.i.".u la c¡trc
des cuya preocupación esencial es el comercio. Esta idea era tradicional en la
t.st.blccen los sociólogos entre loqué el Estado decreta lo y que la socictlrrtl
filosofia política premoderna. La originalidad de las sociedades modernas, que y sirrt-
está vinculada con la industria, no era evidente parala filosofia política clási- ,,,,f,,n". En uno de los"casos, hay mandatos explícitamente formulados
positivos o tlegalivos'
ca; y en este sentido, Montesquieu pertenece a esa tradición. En este mismo ,li,i,r,,¿o, por el Estado mismo; en el otro, hay mandatos
silr c¡rrc
sentido puede afirmarse asimismo que Montesquieu es anterior a los enciclo- r)r.(lclles o prohibiciones impuestos a los miembros de una colectividad
ley, y sin que se establezcan sall-
pedistas, pues está lejos de haber comprendido claramente las implicaciones ,.'l obligaiorio respetarlo, po. "uutu de una
de los descubrimientos técnicos para la transformación de los modos de tra- ( r()ncs legales en caso de violación.
a la distilr-
bajo y de toda la sociedad. La distinción entre las costumbres y los modos se superpone
(.r(in entre los imperativos interiorizados y los modos de acción, puramentc c\-
Tras el análisis del comercio y la moneda viene el estudio del tamaño de
la población. Desde el punto de vista histórico, hay dos modos de formular el Irriores, establecidos por la colectividad'
principillcs
problema demográfico. A veces, es necesario luchar contra la despoblación; y Por otra parte, Montesquieu distingue esencialmente tres tipos
rlc lcyes: las ieyes civiles, qrr" .. refieren ala organización de la vida fanlilirtr':
según Montesquieu este caso es el más frecuente, pues en su opinión lo que
por las cuales se interesa apasionadamente, al igual quc ttltl.s
amenaza a la mayoria de las sociedades es la falta de miembros. Pero conoce lrrs leyes penalés,
politico.
también el reto contrario, el de la lucha contra un desarrollo de la población 1,,* hómbres de sú época'r;y las leyes que reglamentan el régimen
que excede los recursos disponibles.
Finalmente, examina el papel de la religión, considerada como una de las || Diderot' los Enciclopedistas. y sobre todo Voltaire, defensor dc Calas, de Sirvcn. tlcl cltll;r
de un Essaj.'sa| lu ltrt¡lwl¡ili
influencias más decisivas sobre la organización de la vida colectiva. llcro de La Barre y de otras víctirnas de ta justicia de la.época, autor
(lllZ),da gran interés que suscitaron los problemas pcttitlcs e tt
En definitiva, Montesquieu pasa revista a un cierto número de causas, pre- ,,) ,1,,-/a¡, i, ¡urr¡ro testimonio del
pe-nal es la aparición, en l'764, del tratadcl I)t lt¡s tlt li
valeciendo en ól la distinción entre causas fisicas y causas morales. El clima ,.1 siglo xvnr. El gran momerrto del debate
,,,,,?iorp"nordelmilanésCr:s¡neBr:cc,qn¡¡(1738-1794) Estaobra,escritaporel autor¿tlosVeirt
y la naturaleza del suelo pertenecen a las causas fisicas; el espíritu general de por.el abatc Molcllt'|.
,i.cl.. á¡ir, lue comentada inmediatamente en toda Europa, especiahnente
il,li,,l." V bi¿.rot. El tratado de Beccaria <iesarrolla la idea de que la pcna debc funditlsc'n''
una nación o la religión pertenecen en cambio a las causas morales. En cuanto rro ett

al comercio y al número de habitantes, fácilmente habría podido formar con el principio relativista y pragnrático del^punirrt ¡u '
.l principio de la reslitulio j¿a'is, sino en
.,,r,r, pá, otra parte, critica también de mánera iadical el procedimiento -
-o lalta tlc ¡rtrxt'tlt
ellos una categoría diferenciada, la de las características de la vida colectiva
.+.t t.As lltAtns l)t,t_ I,I,NSAMIDNTO soctolóGlco MONTESQUIEU 45
CHARLES-LOUIS DE SECONDAT BARÓN DE

y
. l''r:r cor'prcndcr los víncuros que Montesquieu establece entre las causas
Un texto como éste descubre diferentes facetas del espíritu de Mottlcs
las i'stituciones, citaré el ejemplo de los libros que tratan
der medio geo- r¡uieu. Tenemos ante todo una explicación sencilla, casi simplista, dc la rclrr-
gráfico. En esas obras célebres se perfila con particuiar claridad
el carácter del ciírn entre el clima y la esclavitud. Pero en el mismo pasaje hallamos la li'rr-
análisis de Montesquieu.
sc: <la esclavitud repugna menos alarazón>>,lo cual implica que, dc por si,
En el apartado geográfico considera esencialmente el clima y
el suelo, pero lrr esclavitud escandaliza alarazón, e implícitamente hace referencia a t¡tl:r
su.elaboración conceptual es bastante pobre. con respecto ul
.ii-a, la distin_ t'oncepción universal de la naturaleza humana. En el pasaje se yuxtapollcll
ción se reduce casi a la oposición frío-calor, moderado-extremo.
No es nece- tlos dimensiones de interpretación, por una parte la interpretación dctcrrrti-
sario decir que los geógrafos modernos utilizan conceptos más precisos
y mul- nista de las instituciones concebidas como hechos, por otra el juicio sobrc
tiplican las distinciones entre ros diversos tipos de clima. En lo tocante colnplli-
al suelo, csas instituciones en nombre de valores universalmente válidos. La
Montesquieu considera sobre todo la fertifidad o la esterilida4 y
s""unaa.iu_ bilidad de estas dos concepciones es así obtenida mediante la fórmula <rc-
mente el relieve y su distribución en un continente dado. por
dos estos puntos se muestra poco original. Muchas de sus ideas
otrá parte, en to- l)ugna menos a la razón>>. Montesquieu, que piensa que la esclavitud es cll si
esián tomadas rnisma contraria a la esencia de la naturaleza humana, halla en la influcnciir
del médico inglés Arbuthnotr2. perolo que aquí me interesa
sobre todo es la tlcl clima excusas parula realidad de la esclavitud. Pero esta proposición cs
naturaleza lógica de las relaciones causaies foimuladas.
rrclmisible desde el punto de vista lógico sólo en la medida en que el clitnit
En muchos casos, Montesquieu explica directamente el temperamento
-los hombres, su sensibilidad y su caráórcr de acuerdo con el clima. y
de rnfluya sobre una institución o la favorezca sin hacerla inevitable. Pues si htr-
así afir- bicse una relación necesaria de causa a efecto, estaríamos evidentemente alllc
ma: <En los países fríos, se tiene poca sensibilidad para los placeres;
pero di- ur.ra contradicción entre la condena moral y un determinismo científicamclllc
cha sensibilidad es maygr en los p-aíses templados y gJnd"
-uy ;n los países tlcmostrado.
cálidos. Del mismo modo que se distinguen los climas J"íu" g."do
J de lati- La confirmación de esta interpretación se encuentra en el capítulo si-
ly$.r".
p_o_d.í11 distinguir también, por ásí decirro,
según íos g.;;, de sensi- guiente. Montesquieu concluye en él con las siguientes líneas, típicas dc srr
bilidad. He sido espectador de ópeia en Inglaterra y ón rtalia; los mismos
tores interpretaban las mismas obras, pero-la misma música p.oár"iu
ac- ¡rcnsamiento: <No sé si es el entendimiento o el corazón quien me dicta cstc
efectos rrserto. No hay talvez clima en latierra donde no se pueda hacer traba.iar:r
tan diferentes en ambas n¿ciones, tan sosegado en una y tan
exaltaoá en la otra, hombres libres, que impida trabajar a los hombres libres. Se han encontratkr
que resultaba realmente increíble> (El espírttu de las-leyes,libro
pp.287-288).
XI! cap.2', hombres perezosos porque las leyes estaban mal concebidas; y como dichos
hombres eran perezosos, se los ha esclavizado> (libro X! cap. 8, p. 308). I'.stc
La sociología sería mucho más fácil si estos tipos de proposiciones
fueran tcxto niega al parecer al anterior, que permitía deducir la esclavitud a partir dcl
verdaderos. Montesquieu parece creer que el med^io tisiá
¿eter-ina directa_ clima, mientras que ahora es resultado de leyes defectuosas, y la frase quc lo
mente el modo de ser fisiológico, nervioio y psicológico de los
que también ofrece otras explicaciones más-compléjas; por
hombres. Aun- lrrccede implica que nunca el clima es de tal naturaleza que resulte inevitablc
ejemplo, sus fa- la esclavitud. En realidad Montesquieu se siente perplejo, como todos los stt-
mosas observaciones conectadas con la esclavitud. pn iiuro x!'cuyo título ciólogos cuando encuentran fenómenos de este orden. Cuando van hasta las
es: <cómo se relacionan con la nat'r.aleza del clima las"tleyes
de la esclavitud írltimas consecuencias de una explicación causal y descubren que la instittr-
civil>, se lee lo siguiente:
ción que los horrorizaba ha sido inevitable, no tienen más remedio que aoop-
<Hay paises donde el calor enerva er cuerpo y debirita tanto
tarlo. El problema es más o menos tolerable cuando las instituciones en cucs-
el temor ar castigo puede impeler a los hombres á realizar un deber
ánimos, que sólo tiirn pertenecen al pasado, puesto que entonces son algo ya acabado y no hity
'os f"noro; en estos
países, la esclavitud repugna menos a ra razón. Además,
el amo es ian cobarde para rrccesidad de preguntarse por otras posibilidades; pero si estas consideracio-
con su príncipe como el esclavo lo es para é1, por lo cual resulta que rrcs están referidas a las sociedades actuales puesto que se las aplica a lls
sociedades pasadas, ¡con cuánta más razón -y
la esclavitud ci-
vil va también acompañada de esclavitud política> (O. C.. cap. Z, :OOj. habría que aplicarlas a las acttlll-
ir.
lcs!- se llega a un callejón sin salida: ¿Cómo puede el sociólogo ofrecer cort-
scjos reformistas si las más inhumanas instituciones son inevitables?
miento- penal de la época' y reclama que los castigos sean proporcionales a los A mi entender, estos textos no son comprensibles más que a condición tlc
delitos. Esta obra
es la base de la criminología moderna, y ," dire;ta;ente
"n"u"it.uvoltaire ;i;;;;; ras reformas rrdrnitir que la explicación de las instituciones según el medio geográfico sott
posteriores en materia penal. véase M. T. Messrno, ""
uncl Beccaria
nal law, Nueva York. I 942.
as"reforrrers of crinri- tlc un tipo que un sociólogo moderno no consideraría como una relacitln tle
t2 nccesidad causal, sino como una relación de influencia. Una cierta causa tlc-
. Para este problema de las influencias recibidas por Montesquieu, es necesario acudir a los
trabajos de J. Dedieu' uno de los comentaristas más cómpetentes
de Morurasq urcu.. Monresquieu tcrmina que una institución sea más probable que otra. Por otra parte, cl lrir
la politiEre angluise en France. Les sourc'es angruises de <L'Esprit tra¡o del legislador consiste a menudo en contrarrestar las influencias dircctits
:t !:,adif,í9!
Lecoflie, 1909; Monte.squieu, paris, 1913.
des rois>, parís,
rlc los fenómenos naturales e insertar en el tejido del determinismo leycs ltrr
\l{)Nll:i(')l lll .v
\l (()Nl)\l lt'\l{()l;l)l I
( ll,\lil l\l()t rl\lll
l(r L,\S l l,\l'..\\ l)l l I'l NS.'\l\lll N l( ) S( X l( )l x'l(
( I I

:t l:t t t'lt
o llt. ttttltt:'lt trt .l\loltlt'stlt']tu.ll:.1''"
cuy()s cl'cctos c()nf rarrcslcn los cfl'cl0s clit'cclos y csl)onliin('os tlc los lL'-
ll.t¿ttt¿ts ,lilt.rtl,rs r.¡r l¡rs t.rrrtllrtles ¡rot llts itt les crlttvicttt't.lt.ltt t.lt t.llr':,
lt
nónenos naturalcsrr. Y Montesquicu cs tncnos l'icl tlc lo c¡uc sc lllr lrl'ilr¡rirtlo . lttl;ltllt tlt't¡rtt.' ¡.,.t'.t t,t..ttl.r il l()s c:lltll]csitttts ¡tttltlrteit..
a un determinismo riguroso del clima. Aunque aceptó, colno rnuchos otros cn (.1 l,lr\l() ¡lot lo stt¡lcrlltto'
su época y de manera excesivamente simple, que el temperamento y la scnsi- l,srrrrr,,l.,,t,_,.,,,,,1..'N.,r"pucclciniciarcl.proccsotlccx¡rittlsiirtl('lllils
cn los ilglicttltotes t¡ttt'
.,,,t.rr,rlitrlcs strlttlcsltrrtlll¿l(laS Si ltO Sc crcall nccesicl¿ldcS
bilidad de los hombres eran función directa del clima, aunque por otra partc tttris tlt'
Es necesar.io tl: d:^tt"1l p()sccr
intentó asimismo establecer relaciones de probabilidad entre los datos extcr- \ r\'('n clt llts colttliciolt"' i"t¿itlunales' sirlo los rtt
dice Montcsc¡uictt'
nos y ciertas instituciones, tuvo también en cuenta la pluralidad de las causas l() (luc cstlilr acostr¡nrbr"uclo;;;.;r;; Ahora bien,
y la acción posible del legislador. Y el sentido de sus análisis es, asimismo, l,'slttt.ls llll()rf all ltl strpcrfltto' irrtlttstlirr'
cuyo objeto cs abroviar l¿r
que el medio no determina las instituciones y que, por el contrario, influye so- Mits lttcgo continúa: <clas máquinas'
bre ellas si contribuye a orientarlas en una cierta direcciónra. ll()s()llSiclnprcútilcs.Siunaobratieneunpreciomedio,c.lucc0lrviotlci!]tllll- t¡tte
que la ha fabricado' las tl]ltc¡ttirtlts
Al examinar los otros determinantes, Montesquieu se pregunta por el sig- ilreiltc al clrlc la compr;como al obrero tlc o1'lcl'it-
.,rrrrplil'icarian su ma;'fattu'u' decir' que disminuirían el númcro
nificado del número de habitantes en relación con las artesr5 y plantea el pro- "' agua no se hubieran establccitlo
crt
blema, para nosotros fundamental, del volumen de la población que depen- il()s. seriarl pcrnrcrosa:;;'i"t't""fl"ot'de
de, evidentemente, de los medios de producción y de la organización del ltltlltspartcs'vonoloscreeriatanútilescomodicen,porquehandejacltltlcitl-
a.mucha gente del ut9 q" las agttrts
\()s ttir infinidad ¿" ü'"'"t' ftan privado
trabajo.
lrarr rrecho perder uLu.r,u, tierras> (Et espíritu de lus lt'.t't's,li-
rr"i;",hd;;
En general, el número de seres humanos es función de las posibilidades de
la producción agricola. Una colectividad dada admite tantos habitantes como
'lrlo XXlll, cap. 15, P' 504)' cl cs-
Es éste un texto int"t"*nt"' Estas máquinas cuyo o'bj"t: es-abreviar
puedan alimentar los agricultores. En cualquier caso, si se mejora el cultivo inf".io. ai de Montesquieu- las tltre
del suelo, los agricultores serán capaces de alimentarse no sólo a sí mismos, tircrzo, son ñffii; *"J"y"
-dicho necesarro para la producción Oe
opjetos'f]t]]]lf-
sino también de hacer lo propio con otros hombres. Pero también es necesa- rctluccn el tiempo de trabajo que nosotros denollltltatttos
es lo
rio que los campesinos deseen producir más de lo que necesitan para su pro- lrrert¡rados. Lo que inquietá a Montesquieu cl trtis-
pia subsistencia. Por ello es conveniente incitarlos a maximizar la producción l:r rlcsocupaciOn tecnffi; S,;;-Ñu d" unu máquina
a
obtenemos
excluir dcl proccs. tlt'
ábligados
I'o objeto en menos tieñrpo, nos veremos
obreros. y este hecho preocupa
y alentar el intercambio entre los bienes obtenidos del campo y los bienes pro- a Montcscltrrctr
¡rr.clucción a cierto "ñ;;a.h";il.r las generaciones desde hacc tkrs
de todas
conro ha preocupad;;'1";
rr El capítulo 5 del libro XIV lleva por título <Los que se han opuesto a csto son malos lc- t'*'oJ.;o h? en cl pri'
gisladores>: <Cuanto más se vea el hombre inclinado al rcposo por causas fisicas>, escribe Mon-
este razonamiento omite sin duda
lo que l"
9gnYt*ido producc cl
tesquieu, (tanto más deben alejarlo de él las causas morales> (O. C., p.291).
toda economi;;;;;", la idea de la productividad- Si se
ra La teoría de la influencia del clima determina en Montcsquieu algunas observacioncs cu- e ipio de obrcros
riosas y divertidas. Siempre preocupado por Inglaterra, trata de justificar así las particularidadcs rnismo objeto ." ;ilt;;;po ¿" ttuUujo' será posible utilizar a los
u'i tr'uolumen de productos disponiblcs
de la vida inglesa y del clima dc las Islas Británicas. Cosa que no consigue fácilmente: liberados para otra #;,';;;;""tut igllo-
<Es evidente que cl gobierno más conveniente para u¡las gentes a las que todo les rcsulta in-
toda la colectividuJ.',et p."a.nte texto demuestra que nuestro autor
soportble, en una nación afectada por una enfermedad dcl clirna hasta el punto de causar el has- ¡rirra
tío de todas las cosas y hasta el de la vida, es aquél en cl que no pueden culpar a nadie de la causa rltbaunelementodedoctrinaquengera-desconocidoenSusiglo,yqucltrs
no acertó a comprcn(lcr
de sus penas y en el que es necesario derribar las leyes para cambial el Estado, pues éstas go- cnciclopedistas ya lá ;;úi;;;ri;"dido..Mántesquieu Es una laguna bastatrrc
y téinico.
biernanmásqueloshombres>.(El espírintdelasle.ves. libroXIVcap. 13,pp.297-298.) cl sentido económicl¿ii;;;ñ;cientifico sobremanera a Mott-
Lo que este complicado párrafo parece quercr dccir cs quc cl clima de Inglaterra deprime de cxtraña en é1, porquá tu. urtá y las cienciasinteresaron
las ciencias y los dcsctr-
tal modo a los hombres que ha sido preciso renunciar al gobiorno de un solo individuo, para quc
la amargura natural de los habitantes de las Islas tsrit¿inicas únicamente pueda descargarse en el
tcsquieu. Escribió **" número de ensaYos sobre mediante el cual lrt I c-
'" el"mecanismo
conjunto de las leyes, y no en un honrbre solo. El análisis dcl cli¡na de lnglaterra mantiene el mis- bri m ientos t¿"ni.orl"pÉr;';;pr."dó producción'dada permitíir
de trabajo nece-sarlo pu'u
mo tono a lo largo varios párrafos: <Que si la misrna nacirin ai¡n hubiese recibido dcl clima cierto tlucción del tiempo "nu
carácter de impacicncia quc no lc permiticse sufl'ir durantc rnucho tiempo las mismas cosas, bien crnplear más obrerás V
el volumen elobal de la producción'r('
ut""t"t" de Montesquictr'
n,,i-r.r"nu áel desarrollo
se ve que el gobierno dcl cual acabarnos dc hablar scria aúrr cl más convenienfe> (lbid). Por con-
tnicio ahora h i:¿#;;;Ñ"
siguiente, la impaciencia dcl pucblo británico annoniz¿¡ sutil¡ncnte con un régimen en el quc los
ciudadanos, no pudiendo aclracar la oulpa a un solo individuo que detenta el pode¡ en cierto modo
se encuenlran impctlidos dc cxprcsar csa inrpucicncia. Montesquieu error' E'rc:rli
g.¡¡n¡ustoreducir los análisis económicos de "::l:^"I]:t de los lircltr
En los libros accrca dcl clirna, Montcsquicu rnultiplica las explicaciones de este orden que, ;" g"neral detallado, y con lrecuencia exacto'
;;"";;;;
como suele decirse en casos scme-jantcs, soll rnás brillantcs quc convincentes. ttircl Montesqui"u o."r"iiu
economias'
I5 La palabra arte cstá utilizacl¿ aquí cn cl scntido clc la actividad propia de los artesanos. Se ,", qua int"rul"nen en el desarrollo de las ni a lrr l'isirr
No p..Ln".. a la escuela lnercantilista
trata, por tanto, de las actividadcs quc hoy dcnonrinarnos sccundarias, que consisten en producir como economiu" .. 0".. sistemático. un sociólogo quc ha attltt'r
-u,
er.1¡tica. pero po.iur""i"?'."iél:";;; ;;,
hJcho reci"ntemente, a
objetos, en transformarlos, pcro no cn cultivar dircctar.ncntc el suelo. "*
.1,\ L\sl,l/\lL\s l)l I l,l,Ns,,\l\1,.Nl()s(x,t()l(x;t(.(r
( ll \lil l s l ()trls l)l sl ( ()Nl),,\t il,\l(()t't trt \t(lNll s(.)lrll lr .l,¡
t'lln quó lllcclida trasciclttlc cslc aulttr. la s,ci.l.gíu
de causas? ¿,Cómo logra reconstituir rrr¿rlí1rc¿r y ir lrr
el con¡unto? ¡rlrrr.rlit¡rtl l'lt's¡rrrrlrt ¡'.t'ttt'ntl cs r¡nl tcsr¡lltrttlc. ¡rcro tlt'un r'lu-liclcl lirl t¡rrt'lx'nltl('
Pienso que en la medida .n qu.
et .rl'r,'ltt'nrlt'r ('n clllr lo t¡ttc ctlttstituyc lit origirurlrrl;rtl y llt trttitllrtl tlc rur:r t'olt't'
cepción sinrética de.ra socied'¿'"'t, ".ípir,,, de lu.y le¡te,s incluye una coll_
bro XIX, dedicado ar espiritu
."í"il;;;
ui;i#"l;'.;!sta cn cr ri_ trr rrl:rtl tLrrLt. llrry urr cs¡ríritu gcncral dc l'ranci¿r, urt cspíritrr gcncllrl rlc lrrlillr
t, u:¡ l)r.'Lr ¡rlrrr.lrlitllul tlc las c¿tusas, pasamos a la unidad dcl cs¡lírittr telrt'r;rl,
!Jn;;;;;;r" nación:
,rr (lu('cslc ttllirno cxcluya las causalidades parciales. El cspíritu gcrrcnrl rro
<varias cosas gobiernan a ros
hombres: er crima, Ia rerigión, , , unr c:rusrr tklnrirrantc, todopoderosa que borra el resto. Sc trat¡ tlc lls ctr-
mas del Gobierno, Ios ejenrplos Ias leyes, ras náxi_
d" Á;;r;
ts pasadas' las costumbres y r.rr'lt'rislicirs (¡lc cn cl curso dcl tiempo una colectividad dada lra ickr ltlt¡rri-
todo lo cual resulta un espíritu general.> l-os hábitos, de
rrcntlr c()nlo collsccr.¡cncia de la pluralidad de influencias a las c¡uc Ira csllrtkr
',()ilrr'li(l:t.
A medida que una de esas causas
actúa en cada nación con más A cstu al'irrnación agrega Montesquieu otra proposición quc no cslá iln-
otras ceden proporcionalmente. fuerza, las
s.rvamente en los países sarvajes;
ru nu¡iri"ra y el crima dominan casi
excru_ I'lr..'rrtla lrigicamentc en las dos anteriores: que en el curso de la historia octr-
ros hábito; góbi"rnun ; ú;';hi;;r; r('ir vcces que una causa se hace progresivamente dominante. De estc nrotlo
ttrantzan el Japón; ras_costumbres Ias ,eyes
daban el'tono antiguamente (lr('(Ll csbozada una teoria aún hoy clásica: que el dominio de las causas l.n¿t-
nia; las máximas der Gobiern" en Lacedemo_
(Et espíritu de tas leyes,lib." til;;;bres antiguas ro daban en Roma>> tt'rirrlcs cs más imperioso en las sociedades arcaicas que en las socicdarlcs
irx,.;:7,'p.:osl.
vale la pena deténerse a comentar ,,'rrr¡rlc'.jas, o, como lo habría dicho el propio Montesquieu, que en las socic-
éste texto. En er primer párrafo ,l:rtlcs civilizadas.
la pluralidad de las causas, y aparece
de nuevo hairamos una enumeración Montesquieu habría afirmado probablemente que, en el caso de las nacio-
mente empírica más que sistémática. gstas aparente-
cosas que gobiernan a los hombres n('s antiguas, por ejemplo Francia o Inglaterra, la acción de las causas f-isicas
son' unas' fenómenos naturares,
.oro ár*i"**i¡,""iJn". ,o.rul"r, cl clima o el suelo- es débil, comparada con la acción de las causas nro-
máxiÁur"i-.li-u,
como Ia religión, las leyes o las
la continuidad histórica, característica
¿"i,coui"r";, ;i;;;;i'ia tra¿ici¿n, rrrles. En un determinado momento de la historia, cierta causa aplica su scllo
de toda sociedad, Io que Montesquieu r' illl[]ore su impronta sobre la conducta de una colectividad.
llama los ejempros ¿e,tár
"oru,
man, el espíritu general. por
ñ;; e"n .on¡unto, todas estas cosas
for_ Mc inclino a creer que nuestro autor denomina espíritu general de una ni¡-
tantó, .rr" lfr¡" t rirn a lo que los antropólogos norteamericanos llaman la cultura de una nl-
i'X''::' ; L'3 :J;ñ;
; ; ;: sin o a'"
I

"
r,- * il' J.ff"il ;: i":'.:T, li lil?i ; ( ron es decir, cierto estilo de vida y de relaciones en común, que es mcnos
unll causa que una consecuencia- resultado del conjunto de influencias l'isi-
r :rs y morales que, en el curso de su duración, han modelado a la colectivid¿rtl.
'"#- No obstante, implícita o explícitamente hallamos en Montesquieu dos po-
.iblcs ideas de síntesis. Una de ellas sería la influencia predominante dcl ri'-
pado er esrudio moderno d¡_J.tresarroilo
los múltipres facrorcs oue i¡¡s¡vis¡s¡
económico, precisarncnte por
habcr sabicro tener cn cuenra lrrncn político, y la otra el espíritu general de la nación.
.n ¿"rrrrJilo. R.í._unuri.o .il;;q,";.
el lundamenro mismo áe ra exisrencia ".. r". campesinos, Cion respecto a la primera idea, la referida a la influencia predominantc rlc
¿" i"r ..r."i"ilu¿.... o;r.lL¡nl'.",rirJr"J,r,"^as
piedad, busca ras consecuenciu. lrrs instituciones políticas, podemos vacilar entre dos interpretaciones: O es unll
¿. Io. áii"..;;; .i;".,
dc propicdad en reración con
de pro_
a'. r"' er núme_ rrrlluencia predominante en el sentido causal de la expresión, o es una in-
;;i""Xl:ffi'"T'"1;j,T;o''i"1t" ""r,i'r".i"i,"ru.iono..r.sistema de propiedad y de tra- llucncia predominante en relación con lo que interesa ante todo al observatkrr,
.* ruii*,.iju;;; l;;^::r,:j?.r.:'1.,'r"J,iff::.T1";l;3ii*1,:rffi,i"f
lujo'
Es necesario quc exisran_cru..r.i.urlrá-t;;i; f
cr corrcrcio tre ros objetos inútires,
1":j..,flT .. orno diríamos en lenguaje moderno por referencia a nuestros valores
-cs tlc-
objetos que no respondcn a una de ros e ir', a la jerarquía de importancia que establecemos entre los aspectos dc lrr
necesidad i*p"riárui" ra cxistencia. pone
clo lnterno entre las diferentes.clase. en reración er comer_ t'r i stencia colectiva-.
protagonismo a ra moneda y
.".i.1"J.",r .r .ur',",.i,, exterior de ra colectividaa. Le
observa ."r." ., da Los textos no permiten una elección categórica entre estas dos intcrplctlr-
"i'r".irunru..,nn", rcarizadas en el seno de una
nrisma colectividad v en rni.int"r.u-bt;;;;;-:];,,.rmcnrc,
t'iones. A menudo se tiene la impresión de que Montesquieu acepta las ckls si-
un dererrrinado réginren ootítico procura .uuruu. .n qué medida
tav'o'rlc"c ;;;;';;;rJ_;".rttatt
El suyo cs un análisii n cconór¡ica. rrrultáneamente. Afirma que, entre las causas que actuan históricamentc, llrs

lnm,,u j*:iiT#Jiiff ,j[;"#t$i::;::Tr:]li:l-xm,lm:::i:r::;:ff


irrstituciones políticas son las que ejercen la acción fundamental. Pero si sc lr'

tipo de análisis,
*:r: lrubiese formulado la pregunta o la objeción: ¿Acción fundamental con rcs-
.trn.este ll"i ,"" ;;;";i"'u."i¿n I- ¡rccto a qué?, probablemente habría respondido: con respecto a la granclczlr rle
modo de propiedad o"t.i",ur.. ru
nes de las crases sociarcs. I-a.estructura "or¿"Ji"ii,"i,¡l;H:il:i::,::i:lt;:::ñ:i:TJ'Jn:,:]
¿" ra,
lus naciones, a su fortuna o su infortunio; es decir, en definitiva con rcspcct()
"rur"s
,o-oior", innuy" ,ou* .i.f.ii","
interior y l lo que constituye el objeto privilegiado de la curiosidad científica.
iXj"Ji?i;'rl,'ÍiÁ.y,1i1:;',,jj":tffi,Jj;JffFilr.o ". ro ¿"í",,."##;;.,, inderini- En lo tocante al espíritu general de una nación, retoma la teoría dc lus irrs
tituciones políticas presentada en los primeros libros, pues un régimerr sc nrirr
50 I r\s l,tAt,.,\s t)l.t I,t,Ns.\t\lt x,l( )l ( x it(.( \l
N t( ) s( ) ( ll,\ltl I S l ()tllS l)l Sl ( ()Nl)Al ltr\ltr)N l)l l\l()Nll.S(.)tlll ll
tictlc cn la mcdicla cn qrlc.cl sclltirlricnto quc csc cs¡rírilu
rrcccsit¿¡ cxistc c' cl r,t(.nr;r. o lc cs ¡losrblc lrall¿rr tal vcz nliis lllri rlc cstl tlivcrsitllttl tltttt st'llt'tlt'
pueblo. El espíritu general de una nación es lo que
*,l,.1uuv.'particularrncrrtc ,lr.nr(.nl()s r'onturtcs'/ listas tlos al-rtítcsis no sc ()l)ottclt cxactltltlcltlc. l)elo, sttt
a alimentar esre senrimiento o principio, indispensuur.
po.oiu iuru.¡on dcr ró_ ,r.r (.(lurvitlcnlcs, ¡rucdcn confluir si los criterios que dctcrntiltatt ttttcsltos irtt
gimen.
, ro', tlr' r'rrlor sot.t sirlrultáncalnente criterios universalmcntc vltlidtts.
. El espíritu general de una nación no es comparable a la voluntad creadora
de una persona o de una colectividad. No se asemeja l':rt:r lrrralizal'cstos problernas, conviene sobre todo partir clc t¡ltlt itlctr ltrlr
a la elección existenciar ,1.¡rnt'ul:rl contcnicla cn El espíritu de lqs leyes, a saber, el propio ctltlcc¡rlo tlt'
de Kant o de sartre, que es una decisión única que'esi,i"r-""g*
lidad de los actos o de ros episodios de una exisiencia de la prura_ t, r l)t's¡rtrós cle todo, el gran libro de Montesquieu se titula El c,r¡tíriltt tlr ltt.r
El espíritu general de una náción, es la manera. de
i"dü;-r;i o corectiva. /, rr'r. y crr cl análisis de /a ideao las ideas de ley hallarnos la rcspttcslit lt krs
ser, ¿" u"tuu., de pensar y
una derermina colectividad según l" ."rrig**"i1,, I'r,'lrlt'nlas que acabo de formular.
g"óg.unu y I'rrr.rr los rnodernos, formados en la filosofia de Kant y en la l(rgiclt crlsc-
ff;:$:1,Í:
En definitiva, ese. espíritu cumpre dos funciones: permitir n,rtl;r clr las aulas, la palabra ley tiene dos significados. La ley pucclc scl't¡ll
miento de las expricaciones parciarei sin representar
er reagrupa_ rrr.urtlilto dcl legisladoq una orden dada por la autoridad compctente, qtlc ll()s
una-explicación finar que ,,l,lrltlr ¿t hacer esto o a nO hacer aquello. Denominamgs a este primcr scnlitkr
incluiría a todas ras restantei , y faciritar er tránsito
d"rd; i;',o"roügiu política l( \' nriurdato, y establecemos que la ley-mandato, la ley positiva, la ley clcl lc-
a la sociología del todo social.
r,¡.,lltlor. dlfiere de las costumbres o de los usos en que está formulada cxpli-
. De este modo, Montesquieu escribe; <Los pueblos insulares tienden más
a la libertad que los puebloJ del continente. Las ( rtrnrcntc, rnientras que las obligaciones o las prohibiciones de las costuttrbrcs
isras ,,.n"n g"n"ralmente una
extensión pequeña; no es fácil qu€ una parte derpueblo rro ¡51¿¡¡1 elaboradas ni codificadas, y en general no implican el mismo tipo tlc
el mar las separa de ros grand"i in'p"rio., y ra tirania ñáü-üiiiir ra otra;
a ,.u rt itit-t.
da, el rnar detiene a ros conquistadóres; áe este
n;;;;;;;.tarles ayu_ lgualmente se puede entender por ley una relación de causalidad entrc tln
modo, los insulares no se ven
envueltos en Ias conquistas. y conservan más fácilme",. ,lt.tt'r'r.ninante y un efecto. Por ejemplo, si afirmamos que la esclavitud cs t¡llil
ritu d,e las teves,libro XVIII, cap. 5, p. 3ag. Arg";;
,r, 1"v., > (Et Espí_ , ,,rrsccuencia necesaria de cierto clima, teuemos una ley causal, que cstalrlccc
á;;r,u-Jlri.*u"ion", r¡rr víuculo constante entre un medio geográfico de tipo determinado y unit irrs-
son discutibres, pero lo que aquí'estamos intentañdo
no Áa, [ue dilucidar uci(rn particular, la esclavitud.
el método de Montesquieu. Nb obstante, este capítulo ", t r I

muestra á'e que moao Ahora bien, Montesquieu escribe que él <no se ocupa en modo alguno tlc
li¡,1".l:l,: j:1:::::g"ográfica puede favorecer a un tipo de instituciones po_ l:rs lcyes, sino del espíritu de las leyes>>. Afirma que las leyes positivas <clcbctr
lntcas sln determinarlas por ello.
El capíturo 27 der libro XIX, titulado: <cómo pueden (l('l)L)nder de la condición fisica del país, del clima helado, ardiente o tenl¡rlrr-
contribuir ras reyes rLr; clc la condición del suelo, su situación, su extensión, el género de vicla tlc
a formar las cosrumbres, ros hábitos y er cará*er
i" ,nu
fiere a Inglaterra, muestra también, si se lo 1." d"rp;¿,
;;;,;; que se re_ l,'s pueblos, campesinos, cazadores o pastores; deben relacionarse con cl glir-
b¡o XI, que está consagrado a ra constitu.ió,
á"i"*i,,ll" 6 der ri_ ,l,r tle libertad que la constitución tolera; con la religión de los habitantes, stls
ría del principio confluye con ra teoría der espíritu
ú¿il;,
o" ü5,n"do la teo_ rrrclinaciones, sus riquezas, stt número, su comercio, sus costumbres y strs
g"n"ruiJ.í*
qué manera las explicaciones múltiples y parcialerlu"a"n
nación, y de rrsos. Finalmente, las leyes mantienen relaciones mutuas; las mantienell coll st¡
."r.Jugrupuau, ,'riscn, con el objeto del legislador; con el orden de las cosas a las cualcs sc
ra interpretación grobar de una cotéctrví¿a¿ d";;,
totahzadora se contradiga con la pruraridad de
il;;;;;;,';roretación
"n
;r¡rlican. Es necesario considerarlas en todas estas perspectivas.Y eso es lo c¡trc
ras
"^pri""*."", i)r.iut"r. l)t()curo hacer en esta obra. Aquí examinaré todas estas relaciones, cuyo cotl-
¡rrrrttr se denominará Espírin de las leyes> (El espíritu de las leyes,libro l. ca¡r.
3. Los hechos y los valores
1).
Por tanto, Montesquieu procede a investigar las leyes causales que cxpli-
El problema fundamental d9 todl sociología histórica etrn las leyes-mandato. Según este texto, el espíritu de las leyes es precisatlcrtlc
podría ser formulado
del siguiente modo: ¿está condenado el sociálogo t'l conjunto de relaciones que las leyes-mandato de las diversas sociedadcs htr-
a observar la diversidad de
las instituciones sin expresar un juicio de varoñobr" nlanas mantienen con los factores que pueden influirlas o determinarlas. Bl /is
¿;;; Jqiellasz o di_ ¡tíritu de las leyes es el conjunto de relaciones de causalidad que explican lls
:.lo d: otra forma, ¿debe expricJr ra escravitud, ar iguar qr" r"J jrr,ituciones lcyes-mandato. Pero el hecho de que tanto nosotros como Montesquicr-r tltili-
liberales' sin contar.on r"dio, para estabrecer
una discriminación y unaJe_
rarquía entre los méritos moralei o humanos de ,/amos la palabra ley en estos dos sentidos, introduce el riesgo de generar ttllt-
una institucion á"áe otraz gn
s¡syndo lugar, en la medida en que comprueba ra Icntendidos y dificultades.
existencia á" uiu oiu"r.r¿u¿
de instituciones, ¿está obrigado a rese¡ár esta Si el pensamiento de Montesquieu se redujese a las fórmulas antcriorcs.
diversidaJr¡.' *lü".ra en un su interpretación sería fácil. Las leyes-mandato serían el objeto de esltrtlio, Y
52 LAS ETAPAS DEL PENSAMIENTo SoCIoLÓGICo
CHARLES-LOUIS DE SECONDAT BARON DE MONTESQUIEU 53
las relaciones de causaridad constituirían
Ia explicación de las leyes_mandato.
Si esta interpretación fuese exacta, rtaont.rqur"u rn:rtlo una filosofia rigurosamente determinista, podría ser también rigurosa-
se ajustaria a rá imagen que
o.frecel de él Augusto comte nrcntc conservador. Si suponemos que las instituciones de una colectividad es-
v á*uien-.i".to, iniffirJ.*-l¿".nos.
ejemplo, L. Althusser sostiene qí" rtaontlrqui"u
por t:in tleterminadas necesariamente por un conjunto de circunstancias, es fiícil
rruu.iu-á";;;; ;;;.". así, aun ('\lracr la conclusión de que las instituciones existentes son las mejores posi-
suponiendo que no lo haya hecñori. De
acuerdo .on ..ru ñ¡rár-ir, to¿o ,..íu
sencillo. Montesquieu aceptaría una filosofia lrlcs. Habría que ver si deberíamos agregar: en el mejor o en el peor de los
comprobaría la diversidad de.las regislaciones.y
¿"t"r-ini.tu';;i;.
reyes que rnurrdos posibles.
las expricaría por la multipli_
cidad de influencias que reciben lai [)icho esto, señalemos que en Montesquieu son igualmente abundantes los
coreciividades humanas. La firosofia der
determinismo se combinaría con lu nloronu ¡'rrsujes en los que se formulan consejos a los legisladores.
de la infinita diversidad de las for_
mas de existencia corectiva. y Montesquieu I'.s cierto que esos consejos a los legisladores no se contradicen con una
se limitaría a extraer del estudio
causal algunas consecuencias pragmáticas, lrlosofia determinista y particularista. Si una determinada influencia explica
para lo cuar p."rup*aria los ob_
jetivos del legislador. ,'l carácter de una institución, estamos autorizados a investigar qué debería-
Por otra parte, hay textos muy conocidos rnos hacer para alcanzar ciertos objetivos. Por ejemplo, si se ha demostrado
que confirman esta interpreta-
ción. Por ejemplo: t¡rrc la legislación es resultado del espíritu de una nación, es lógico extraer de
t'llo la siguiente fórmula: adaptemos al espíritu de esta nación las leyes-man-
<No escribo para.censurar lo que esta
establecido en ros
tlirto que nos proponemos establecer. El célebre capítulo acerca del espíritu
ción cncontrará aquí las razones ¿! rur,n¿*irus distintos países. cada na_
y cada individuo sacará por sí mis_ tlc la nación francesa concluye con el consejo: <Dejadla que haga seriamen-
mo ra siguienre consecuencia: sóro están capacitados p"*
;;;;;;;.;;bios
aquellos tc las cosas frívolas y alegremente las cosas serias> (El espíritu de las leyes,
quc vcnturosamentc nacieron con
un in[cnio capaz,Jc p"n"tru., en una visión geniar. libro XIX, cap.5, p.369). Asimismo, cuando se remite un régimen a su na-
toda Ia constitu.l:ld."n Estado...
Si yi pLrdicra hacer que todo er mundo
nuevas razones para amar sus dcberes. encontrara Irrraleza y a su principio, es fácil demostrar qué leyes se ajustan al régimen.
nara amar a_ su principe, a su patria y a sus re_
yes: hacor qur.:.9: cuar pudiera senrir'me;or
ra^fericidad cn su país. en su Gobierno, l\rr ejemplo, si la república se basa en la igualdad de los hombres, de ello se
en el puesro en que se encontrase, extrae lógicamente la consecuencia de que las leyes de la educación o las le-
sería el más r.li, ¿" iá,,á.tIülrip."a"io
píriu de las le.ves, pp.34_35). ul ¿"_
vcs económicas deben favorecer el sentido de igualdad o impedir la forma-
t'itin de grandes fortunas.
ciertamente, este texto se encuentra en er prefaci
yes, y puede ser expricado aperando
o de Er espíritu de /as Ie_ La filosofia determinista no excluye que se formulen consejos, si éstos
a consid'eracio".;l;'op;rnr¿ua. p"ro grrardan relación con una situación geográfica dada, o con el espíritu de una
no por ello es menos cierto que, en la
medida en que Montesquieu habría afir- rración, o con la naturaleza del régimen. Dicho de otro modo, son imperativos
eondicionales o hipotéticos. El legislador se sitúa en una coyuntura dada, y for-
r7 Según
L' Alruuss'n' en su libro Montesquieu, ra poritique nrula mandatos que se imponen en la medida en que él quiere, ya sea que sc
et ,hisn¡irc,er autor d.e
pírin de la's leyes es el punto de partida ¿.
ponc que es posible aplicar a los problemas
,"" liril"ii"a rcvolución teórica. Esta revoluciónEr<su-es_
trate de mantener un régimen, o permitir que la nación prospere. Este tipo dc
de Ia nolítica y ta tristoriu unJ.rü*"r," consejos pertenecen a la categoría de lo que Lévy-Bruhl habría denominado
de ra rev. Asume que es no,siure ¿i¿u.l;;lH;C] ;,ú.ir;.#'ñ,n."jiiTll"o" newtoniana
rrlte racional, extraído de la ciencia; éstas son las consecuencias pragmáticas
cambio.n unJ.ol..,án.ia: la ley ¿. rr.li".*iii.ación. de
su diversidad en una uniáad. y su pensar
su devenir. Esta lev va no.será un la ley de tlc una sociología científica.
No scrá dada en tá ¡ntuici¿n ¿. ru.
orden i¿".i,,i*r"" relación inmanente con los fénómenos.
Pero en El espíritu de las leyes hay muchos otros textos en los que Mon-
concebida' "*.n.rur,.i""'i"¿".i¿" ¿" ro, t".r,o.,r^,""r,
medianre la investigación y ru
p"r"
ri" idea pre_
tesquieu formula, no consejos pragmáticos al legisladoq sino condenas mora-
a tientas> tp zoi.
se ocupa, como el fisico. de "orful.,o", ""i
sociórogo no
tna líncil dc la quc no se apa_rta,
-un 1?]-.,o
t", cuerpol que obedece . ,;1"¡;;"i;;o".irpt" y ,igu. lcs de tal o cual institución. Los más famosos son los capítulos del libro XV
sino a un tipo ie'oújeto muy parlicurar:
tan hasta dc las leycs quc ctos mismos Ios hornbres. que se apar_ rclacionados con la esclavitud o el capítulo l3 del libro XXV, titulado: <Ht¡-
r. ñ;r;;1;óró potrcm.s trccir. cnt.nces. de ros hom_
brcs cn su rclaciórr con sus p.opias r.'yes'?
eue ras .iruirn. ras trcrogan o ras vioran. pero nada nrilde exhortación a los inquisidores de España y Portugal>), texto de elocucrt-
de est. inrpidc qLrc se puc,la dc<iuci, josu
o ,""i"ra", unu r"y tc protesta contra la Inquisición. Son numerosas las veces en las que el at¡lor
a Ia quc sc a-iustarr sin sabcrro' e incruso
r. "i"¿*o,l"¿ir¡r"nt",',"ntE'ru*i.o
J. .ro r.y . p".u, ar.r. .r.ü cxpresa francamente su indignación contra tal o cual modalidad de orgaltizrt-
la espcranza dc dcscubrir ras rcycs ¿" ".r¿"¿ ¡para perder
ru
"lnJu"iu
dad de cont'untrir ras rcvt-s quc irs hombrer;';";;;;'r.
n,rirt,."r,;r;;;;r'en
ol,-rl.', ra sirnprici_ ción colectiva.
ncccsidad que ras gobierna! En verdad,
los errores de los h,nrúr'is.'la abcrraciirn
J.."i-,,",,rr, r,r En todos estos pasajes, Montesquieu juzga, y lo hace no como socitilogo,
son sencillamcnte lnis ou(' narlc (lc su
c()nduct.. N., huv ,',i*'iolacirin v.r "",it"1" ¿. sus reycs no sino como moralista.
que sablr a.au.iriu. r.y.s partien-
do de ta vioración.r. r"v.'.-,,.]";,,';;;;;;;:,,;:,ili
".i,. quc r Lsra actirud suponc un principro me_ Podemos explicar estas protestas afirmando que Montesquieu es un llttttt
todológico trtuy fccundo. c.ttsistc cn n. c.rlirntli,. 1,,.,r'r.,liun, de
tnóviles. Ios fines y ras raz.¡L'5 quc r.s la acción humana con sus bre, y no sólo un sociólogo. Como sociólogo, explica la esclavitud. C'ttarrtlo st'
hornbrc* r.:frup,,n"n conscientemente
ales, a menudo inconscicntcs, quc los
induccrl u u.,ru.rl @p. 2g y 29\.
con ras causas re_ irrdigna, nos habla el hombre. Cuando condena o acusa, olvida quc cslli cst'tt
biendo un libro de sociología.
5-l I AS 1,. IAlr\s l)trt l,l:NsAM'rN t( ) s( )(,t( )t ( x;l(,(
il,\til ts t()|ts t)t sl ('()Nt)At BAtt()N I)t,t\t()Nlts(.)l lil | ,,
)
(
Pcro csta interpretac:ión, quc
rcrnitiría l.s juicios rlor.lcs
a
el hombre, y no a Montesquieu.r
tos más esenciales, tos del primer
r"ll", se contradicc corr argu'osM..tcsc¡uicrr
crc ros tcx_
rrrl ,lt l\lorrlcsr¡tricrr. t¡rricrt las ltabrí¿t conscrv¿rtkr ¡ror ¡rrrrtlerrt'irr o ¡ror lrrlrrl,r.
nar" á, ni ,',,o l,r' .l()\ rt'r'olttciott¿u'ios sott sicttt¡rrc. ctt ciclto scrttitkl. ttlis cortser r:rrlort':, rlt'
tesquieu etabora una teoríá "li:;;,';-r;i;r"i:;r,
¿e los ¿iue.s", ,¡pÁ J""l;;;;.,'
donde Mon_ l,,,lrrt'st'crgc. l.o rcvoluciotraritt cn Morrlcsr¡trictt scríit llt er¡rlit':rt'ion s,tt t,'
Desde er caníturo del ribro l r, vont"rq"ieu afirma constantemente l¡''rr;r t[' lrrs lcycs ¡r<lsitivas, cl dctcrnlinisnro ltpliclrtkl l ll rrrlulrrlt'z;r sot lrl
hay relaciones de iusticra que l,r lo1'ii'¡¡ tlc su pcnsatnicnto sólo inclLriría trcs clcrncntos: llr obst'r'r,:rt'¡tirr rlt'
á" r"¡**iu unt".io.., a ras reyes
"
ra bien. si desarroila-o, hurru
,uJ;Iil;, positivas. Aho_
co¡secuencias ra-filoiofia de l r ,lrrr'rsrrLrtl tlc las lcycs positivas, la cxplicacirin rlc cst¿t tlivcrsrtLrtl l)()r ( iru
ticutaridad v der dererminismo, ra par_
está constituido como tal por
di.;;;;;r.ro
que ,".;;;;i;;;lusto o injusro ,r , nrrrlti¡rlcs. y f inalmentc los consejos prhcticos al lcgislatkrr crr lirrrt r,'rrr th'
fu, 1"v", porritluur, po, lo, .""á";", Lr , r¡rlielrcirin cicntífica de las leyes. En cstc caso. Monlcsr¡uicrr scli:r un;rr¡
do', y qu" ta tarea
gilr"¡io¡"s"
gisladores. en diferenres sigroiy
;;;;;; ,i.pí"r"nü;;ffi;;
ro que ros re_
del legisla_ t, ntr( () socitilogo positivista, que explica a los hor.lrbres polr¡uú'vivcn tle t'rr'rlo
¿ii"."ni., rr." ,""i¿"
rrr,', lo l'.1 sociólogocomprende a los demás hombrcs ntc.jor tlc lo t¡rrc i'slos sr'
por i nj usto. Montesq uieu ír "oói"dud"r, porjusto y
r
" ^u de"v-.-pr.
reconocer' por tanto,.ra existencia i""lil;i,,r;'
;;"ilr", <Hay q ue
¡
"ilrl)r'cn(lcn a sí mismos, descubre las causas quc detcrnrinitrt lu lirrrtrr ¡Irrtr
, rrl:rr rrtlt¡uirida por la existencia colectiva en los difcrcntcs clirrras y si1,,krs.
reraciones de equidad anteriores
positiva que ras estabrece>. a ra rev
o ,rru""' ,,ó".i, qu" sóro ro que ordenan o prohi_ rr rtlr l cacla sociedad a vivir de acuerdo con su propia cscncilt cslo cs, t'orr
es justo i"¡rri","", ranro como a".t. qu" antes .ur(1'l() u su régimen, su clima, su espíritu general-. Los.juicios tlc vrrkrr st'
i;lr|;fr.¡;fflilrr " iguales todos
eran
de que
sus radios> 1it e.spírüu cte'tas ul'ortlin¿rn siempre al objetivo que se propone, y que a lo sunro cslu srrgelrtlo
tqtes, t{bro,,."0. ,ill?Io ¡','r l:r rculidad. En este esquerna no encuentran lugar las leycs t¡rrivcrslllt's rlt'
Dicho de otro moáo, y si tornamos l.r r:rztin o de la naturaleza humana. El capítulo I del libro Idc 1il c.s¡tír'ittt,l,'
en serio esta formula, Montesquieu
en relaciones de equidad,."n p.inJprár cree /,rr /t'r'¿,,r carecería de consecuencias, o bien sería una reliquia, cn l¿r rkrt'lri¡r;r
válidas' b'u'
a".¡urti.iu teyes posi_ ;;iilil';"ias ,1,' l\'lorrtesquieu, de un modo de pensamiento tradicional.
:ili:HJ::"".'Jente t.o^]?1tlltl1"'.ru.iones de equidaá a ta ley po-
sociedades ¿"
<<9or ejemplo, en que ";;;;;.
i.nai"unao posibres
I'crsonalmente, no creo que esta interpretación le haga justicia ¿¡ Monlt's
Iro,null (lilrr'U. No creo que sea posible explicar exclusivamente con la alusirirr il llr ¡rrrr

"," "" ", i "


i r

agradecidos;
ie ffi';:#l{ üTi b
que si un ser interigenr;;;b;"."
H": - ffi
:::; ::f :ff:: iJ.*'#f: rh ncirr cl capítulo I del libro I. Por otra parte, no estoy convencido tlc (lue ('stir
lrlostrllo integralmente deterministahaya sido llevada nunca pol'narlic lr:rsl:r
manecer en la dependencia que"tuvo creado u or-, Lrü¿ebería per_
,r¡s irllirnas consecuencias. Pues si así se procediese no sería posiblc tlccir rrrrrl:r
que hubiera hecho argún ,tui
desáe s.u origen; ,", rnteligente q* ," ,r¡rvcrsalffrente válido para apreciar los méritos comparados de la rcpr'rblir';r v
u oi.o1". iii"tg"n,e, merLcería
nro mal, y así sucesivamente) (lbíd.). recibir er mis_
, l rlcs¡rotismo. Ahora bien, Montesquieu se propone ciertamente cxplicirl lrr .lr
Esta enumeración no tiene un t'r'siclad de las instituciones conservando al mismo tiempo el derccho tlc t'rru
.urá"r.. sistemático, pero rnuestra que r
fondo todo se reduce a ¿os i¿eas: en er
Estas leyes d'e la razón, estas
i.r ¿"" ,gr.r¿ad y de reciprocidad humanas. trr jrricios sobre esa diversidad. ¿Cuál es, por tauto, la filosofia haci¿r llr t'rr:rl
leyes ,rp."r?., se fundan trt'rrtlc más o menos confusamente?
en ia igualdad natural
|];l; [?HJ"T j l'
ur i Á* á" í"'".ip.". ;;;#';"',ts#ln l)or una parte, Montesquieu quiere explicar causalmente la divcrsitlrrtl tlt'
[X " "' r
¿
"n
de e sa l:rs leyes positivas; pero también pretende aplicar criterios universalurcrrtc r'¡i
Estos imperativos^anteriores lrtlos que permitan fundar juicios de valor o de moralidad relativos a lus rrrslr
a ,as reyes positivas, no son desde
yes causales. sino leves-mandato, luego re_ trrciones consideradas. Del modo en que él los formula, estos critcrios son ('\
qr" ná s! o.iginan en ra voruntad de
"{' ;' ;;ü .'i'.,.i i."
deter_
ilil t1"J
jT ;#;m .";;;;,; ;;;;j l, .on ru nu-
Ircrnadamente abstractos y todos ellos vienen a reducirse a un colrcc¡rlo rlt'
". llrraldad o de reciprocidad. Finalmente, las instituciones que mercccll unlr ir(
Habría' pues' un tercer tipo de trlrrcl de radical condena esclavitud o el despotismo-, son a sus ojos lrr
ley. Fuera de ras reyes positivas,
rrcgación de los caracteres-la
en las distintas sociedadesrd".i;;'rir decretadas
ü"yJ. .uurut"s que estabrecen reracio_ del hombre en cuanto hombre. Son instituci()ncs (¡r('
nes entre esas leyes positivas
y las influeícias que actúan sobre t'ontradicen las aspiraciones naturales del ser humano.
teyes-lnandato. universarn."nté ellas, existen
Pero la dificultad se encuentra en el modo de situar estas leycs-nr¡rntlrto.
cido' a menos gue sean^obra ¿"r"¿ri¿"., ".iginadas por un regisrador descono_
p."p- óiá., que Montesquieu da a en_ rr¡riversalmente válidas, en una filosofia que desde cierto punto dc vislrr corr
tender, sin que pueda afinnu.r.
í* irl Ir"r, p.nruriento
"oru
profundo.
t inúra siendo determinista.

n" lr^;;rt):samos
ar probtema rñr"r"*ide ta interpr#;;li s/ e.rpíriru
En el capítulo I del libro I de El espírilu de las leyes, Montcs(lureu l)r(l
l)()ne como solución una especie de jerarquía de los seres, desdc l¿r rr¡rlulrrlt'z;r
En efecto' es posible,considerarque rrrorgánica hasta el hombre. <Todos los seres tienen sus leyes; las ticrrt'n l:r ,l¡
esas reyes naturales, esas leyes
razón universarmenre váridas de
p;J;; truiü. rrgu. en er pensamiento
ra vinidad el mundo material, las inteligencias superiores al hombrc, krs ¡rrrrrr;r
"; origi_ lcs y el hombre mismo> (p. 4l ). Cuando se trata de la materia, cstirs lt'yt's r'orr
)(r l,\Sl,l,\PASI)t,t l,l,Ns,\l\ilt,Nl()S()(,1()l(xil(.()
( lt.,\tiltsl()t llsl)l sl (()Nl)/\l lr¡\l(()Nl)1. lvl()Nll:S(.)t lll,ll 'tl
pura y sirrt¡llctltc,lc lcycs
c.usltlcs. lrr c'stc c¿rso so' rcycs
posible viorarras- cuanao
r" lr"gu ui ¿].,.,bi u. ¿. ru vida, rasrrcccsirrirrs. y rr. ss
t"y", .,un tarr'ió'
,.r1,:, rlt'llt tltzirtt,
c:i (luc cttcucnlrir srr cr¡rrivalcrrtc cn cl nlovinric¡tlo rlt'l:r lrr:;
causales, pero su naturareza
ñrar-"on'preja. Finarmenr",'.",""0" l,tt,¡ t¡n tú'eiltlclt r¡ttc realizaría torlas las ltspiracioncs tlc los lronrlrt':;
¡,',,
hombre' esras reves, afirma "r
üñr;il". ie imponen
se Ircga ar r ,1,'l,rs ',sitlos ¡ltsurlos. l)c hccho, la sLrpcraciilrr clc la l'i losol'i¡r rlt'lt'rrru
por ro ranro 0,"á.-"_:::,yiora¿as,
p-oüie Ia. ribertad va de ra
, ;; ,;,
inrerigenrc y rr',1:r s('r'eltlizrt ¡ror rkls carlrinos: apelando al porvcnir o lncrlilurtc elrlt'rros
.;;, mano de ra i.rc_
1,ffi :1.r1ffi: J;3il""
J;' .:;#;r a h um an
"ce
a y; ; ;*"
n a r re i n o
,rnrrt'tslrlcs tlc cur¿iclcr fbrnral. Montesquieu cligió la scguntlu vílr ¡lrllr srr
l'('r:u l;r ¡rlrr.licrrlariclacl. Dc ningún modo me parccc clLlc so haylr logrirrlo tlt.
Dicho en otros términos, la filosofia rilo:,lt;lt su cffof.
que permite la combinación
plicación científica.de ras teyes de la ex_ l l segrrrrrlo apartado cle la filosofia de Montesquier"r, dcspuós rlc llt jcr':rr
universarmente váridos,
p;ffi;,
con er mante"i*"r,"'¿" imperarivos
,lr¡rir (lc los sclcs. cstá constituido por el capítulo 2 dcl libro I, ckrnrlc l)unluit
plica una diversidad ¿" r"v"r,
únu ?iü;;;
"r j"ü^"";;;y"a" r, ¡"r*qril;'i;.
seres que im_ lrzrr lo t¡rrc cs para ól el hombre natural, es decir, el hombrc colro honrbrc. rrrr
va áesde'ra nilurui"ruinorgánica,
;'' ¡á r'"á u*.,"'", i; ;i Ir'rr()t. lx)r así clecirlo, a la sociedad. La expresión <anterior a la sosicrlilrl> no
fi 113ffii?;: ;;ilro' "''i ;J;,"i
i
ona r es q ue ',r'rul'icu c¡uc, según Montesquieu, hayan existido hombres quc lto vivicn¡¡r cn
,,', r,.'rllttl; sino que puede intentarse intentar concebir mediante la razrin kl t¡rrt.
pareció paradójica: <No
or"?i,;ffi:il,f|lli1o191ie1qre se puede decir ',, :r cl hornbre, con abstracción de las colectividades. Montesquieu sc propoltc
aunque"rp.i,".o"?ll:"';:,1"",ffi
no las observa siempre, como
?:ti"",T::ii.Tff##1ff r,"T,."ff { n ('slc capítulo refutar la concepción de la naturaleza de Hobbes. Y a rtri jrri-

er mundt riri"o fur.iu;ff;il ' r. ('stlr rcfutación constituye una vía de acceso a la comprensión dc los lcntrrs
etto estriba en que tos seres La razón de
tados. y, por consigui"nt".,
;#;l;;;
tnt"riffir'ron nu/rlu,,.n"n,", Iimi_
I rrntlrrntcntales de su pensamiento.
Montesquieu desea demostrar que el hombre mismo no es cn rnotlo
.rtán ,rj;;;;; por orra parre corresponde
:irl ?:}:Xilla
el poder obrar po^i'i'-or,
".ro.r_I
(Et eipírii di ro, t"y",,ribro r,
.rll'urrtl bclicoso. El estado de naturaleza no es un estado de guerra clc totlor;
r rrr¡f ¡'¡¡ fe6[9s, sino, ya que no una auténtica paz,por lo menos un estackl lr.je
Este texto parece indicar rrrr r l¿r clistinción paz-guerra. Montesquieu se propone refutar a Hobbcs ¡ror
un defecto d"r.Tu:go inteligente
mundo fisico, puesro que arbergu con respecto ar (lue rrl entender éste que el hombre en estado de naturaleza se encucntlir err
ru poriririau¿ ¿. u,áiur'ili;,
i n te I i gente. ras'
r eves. rác ; onu e."q u
r .ffi , ;¡!;;9g ;ilr
der mundo
r;#:i:
,rtrurción de hostilidad con sus semejantes, tiene que justificar el poclcr rlr
el ritósoro no .rtá obrigado a
cionales como una p.r.-bu
cil;"il"
r
n rea
L vioración p;;ñi;';; ras reyesidad,
E

ra_
r '..1r¡to, único que puede imponer lapaz y otorgar seguridad a una espccic grrr.
r rr'f.r por naturaleza. Montesquieu, en cambio, no cree que el origen de la grrc
¿" r" rÁr¡á.i¿ug a"r ,.nyna.o'interigenie
contrario, p";il;;. con respero rr sc encuentre en el estado de naturaleza. El hombre no es por sí nrisnto
;:il1?f:,i:t?;;":, en eno u á"p..Ti" y ra prueba ('nt: r)rigo del hombre. La guerra es un fenómeno social más que un fcnrirncrro
A propósito de e_st3 cgnc¡pción lrrurrano. Si la guerra y la desigualdad están vinculadas con la esencia rlc lrr
de la jerarquía de los seres y
geneidad de las leves según de Ia herero_ ''ocicdad y no con la del hombre, el objetivo de la política será, no elintinrrl
la nutr.ur"ra'J" éstos, se puede
quieu de confundii tas,dis acusar a Montes_ l;r suerr? y la desigualdad, inseparables de la vida colectiva, sino atenuarl¡rs
teoría de ra jerarquía de ros "".;;;;;;;i"r."urrul",
seres;;;ñ;;;;;;i#"?;:ro
y de ,eyes_mandaro. La ,
' rrrodelarlas.
de la materia, a tu, üy", a ras re_ A pesar de una cierta apariencia paradójica, estos dos modos de razonlr-
í:ffi::Tlas J"l rnou,_,.n to,y alas leyes_mandato
rrricnto son en el fondo lógicos. Si la guerra es humana, podemos soñar con llr
No creo que Montesquieu incurra ¡rrrz absoluta. Si la guerra es social, suscribimos simplemente el ideal clc nro-
en esta confusión. Er distingue
teyes positivas sancionad'as entre ras
por ;; i;ñffi;r, ras reracion., t lcración.
Ilamos tanto en ra historia ,urr?r", que ha_ Comparando el desarrollo de Montesquieu con el de Jean-Jacques llorrs-
";tr" ;;ü;'iirrut"ru,y finarmenre ia, t"y"s ,nr_
versalmenre váridas. intrínsecame"i"-"r"""jr¿u, selru, se observa una oposición comparable a la que acabamos de señalar cn-
rría hallar una filosofia que ü ;;;;il,'J'ru_o, trc Montesquieu y Hobbes. Rousseau se refiere a un estado de naturaleza con-
t" p"rÁii¡"r" "Líra expricación ou"_
dererminista
*:l?: lffH:]*to"des
éocialés conl;ñ
"liui"ar
morares y filosóficos universal_
ccbido por la razón humana que, por así decirlo, sirve de criterio a la socictl¿rtl.
l:ste criterio, lo lleva a una concepción absoluta del pueblo. Nuestro autor sc
cuando L' Althusser reprocha a Montesquieu lirnita a comprobar que las desigualdades provienen de la sociedad. Dc clkr
universales de ra razóny propone esta referencia a las leyes
contentarse con la explicación rro se sigue que sea necesario retornar a una igualdad natural, sino quc crr lir
de las leyes en su particrr*i¿u¿;;;j;; determinista rrtcdida de 1o posible debemos atenuar las desigualdades, que son inhcrclttcs rr
esta explicación determinista, consejos prácticos exrraídos
bien, la razón de que er
l" ú"."^"" ,u condición de marxista. Ahora
de lrr sociedad misma.
La concepción que sustenta Montesquieu del estado de naturaleza no sírlo
-ur;ir;;';fuil ra referencia a ras reyes univer_ cs reveladora del conjunto de su filosofia política; esa concepción se crrcrrerr
\Ii I AS II IAIAS DIJL PENSAMIENTO
SOCIOLÓGICO CHARLES-LOUIS DE SECONDAT BARÓN DE MONTESQUIEU \()
lr;r trrr¡lri['r cr Ia base de los libros IX y
X, que Montesquieu consagra al de-
lcclro rlc gcntes: rnonarquíar8 y en la situación de la aristocracia en la monarquía. E,tt gcttt'r:rl.
t'nrn dos las escuelas en pugna. La escuela romanista afirmaba que la rttott;tt
<El derecho. de gentes se funda en el principio t¡tria francesa provenía del imperio soberano de Roma, y que el rcy tlc l;t:tlt
de que las distintas naciones de-
ben hacerse, en tienrpo de paz, el mayor.
bien, y .n t,"_pf á" gr.r.;;r menor mal po_ t'i¿r era su heredero. En ese caso, la historia habría justificado la pretcnsitirr rrlr
sible, sin perjuicio de sus verdadero, inr"..."r.
Er ob.jetivo <le Ia guerra es la victoria; solutista del rey de Francia. La segunda escuela, llamada germanista, al'irlttltbrt
el de la victoria, la conquista; el de Ia
conquista, la conservacr¿nln..rt" principio y
del anterior deben derivár todas ras leves que
,¡rrc la situación privilegiada de la nobleza francesa tenía su origen cn llt t'ott
constituyan er derecho de gentes> (É7 es-
píritu de las leyes, libro I. cap. I, p. iO¡. t¡trista de los francos. De este debate emanaron doctrinas que se prolonglttott
lrrrsta el siglo siguiente, y que culminaron en ideologías propiamentc ritcislrrr.
Este texto demuestra que en Er espíritu
ere ras reyes ha,amos no sóro la ¡ror ejemplo, la doctrina que sostenía que los nobles eran germanos, y cl ¡rrrt'
explicación científica causal de ras leyls positivas, lrlo galorromano. La distinción entre la aristocracia y el pueblo habría colr'('s
sino también el análisis de
las. leyes que presiden las relacioner
colectividades en función del ob- ¡rondido a la distinción entre conquistadores y conquistados. Este dcrcclro tk'
jetivo atribuido por Montesquieu "át."iur t onquista, que hoy justifica precariamente el mantenimiento de una silt¡rtcir'rt
ar derecho de gentes. Lo cual significa, di-
cho en otras palabrar, qu" ef fin hacia el cual ,lc desigualdad, era considerado entonces, en el siglo xvlll, como funtlattte lrlrt
tienden las colectividades pue-
de estar determinado por el análisis racional. legítimo y sólido de la jerarquía socialre.

* En relación con esta cuestión de la disputa ideológica en el siglo xvttt, es nccL'siuro r('
4. Las interpretaciones posibles rrrtirse a la tesis de Ér-rE C,qnc¡ssoNNe: Montesquieu et le probleme de la Consliluli()tl ltlut\ttt
\t trrt .\'t:lll'' siecle, París, 1927.
La filosofia de Montesquieu no es la concepción r" LouisAlthusserresumeasíel debate: <Unaideahadominadotodalaliteratura¡rolilitrrrltl
determinista simprificada ',¡rlo xv¡t: La idea de que la monarquía absoluta fue establecida contra la noblcza, y rle t¡trt ll
que Augusto comte, por ejemplo, le
atribuía, ni una filosofia tradicional del r ,.r' sc apoyó en los labriegos para equilibrar el poder de sus adversarios feudalcs y s()llr( l('r l(
'
,

derecho natural, sino un ensayo de combinación I rr rr-an disputa de los gerrnanistas y los romanistas sobre el origcn del feudalisnlo y lit rttott;rt
de ambas. De este modo se
las interpreraciones múrtipres que se han
""pI:T dado de ,, i"nrrn.',"nto. ,¡rrrl absoluta se desarrolla sobre el fondo de esta convicción general [...] Por un lado ltts lit'ttrt,t
El historiador alemán_Meinecke, qu" rrrstus (Saint-Simon, Boulainvilliers y Montesquieu. este último rnás informado y c{ttt cit'tlr': ttr.r
un libro clásico titurado Die Ents-
tehung des Historismus (La.fttrnrac¡'ói "n tr(es, pero igualmente firme) evocan nostálgicamente la época de la monarquía pritrtitivrt: rrrr r, t
det h¡storicismo),consagró un capitulo ,.lcgido por los nobles y par entre sus pares, como ocurría inicialmente en los <bosc¡ucs¡¡ tlt' ( ilt
a Montesquieu, afirmó que la doctrina
de Montesquieú'oscilaü-a entre er uni_ rr;rrria. para oponerlo a la monarquía que había adquirido carácter absoluto: un rey (luc tontlr.tlr.r
versalismo racional, característico der pensamiento r slrcrilicaba a los grandes para elegir a sus servidores y aliados entre los cantpcsinos. llrt olt,t
del siglo xv'1, y el senti-
do histórico de las particularidades qu" a"Liu ¡r;r lc. cl partido absolutista de inspiración burguesa, los romanistas (el abate Dubos. ut¡lo¡ rlt' rt¡.t
florecer en las escuelas históri-
cas del siglo xrx. ,,,rrjrrrrción contra la nobleza IEl espírín de l¿ts leves. XXX, l0] y blanco de los últirrros lrltro"
En Montesquieu se encuentran ciertamente ,lc t.;l a.s¡tíritu de las leves), y los Enciclopedistas celebran, a veces en Luis XIY a vcccs ('rr ('l (l{ .
formulaciones inspiradas por ¡rotrr osclarecido, el ideal del príncipe que sabe preferir los méritos y los títulos dc la btrt¡lttcsrrr l.r
una filosofia de orden,racional l)(r ios¡ ¿r las pretensiones superadas de los feudales>> (op. cit. pp. 104 y 105).
.y universal, al mismo ii"r"p" q"" expo-
siciones qu-e subrayan la diversiáad "tras
de las costumbres y de las colectividades lin cl origen del tradicionalismo germanista se encuentra una obra inédita (lcl :tb:tlr' I t' I .r
históricas. Sería conveniente dirucida, si lr(rulcrrr, a quien el l3 de marzo de 1664 los pares de Francia encomendaron dcscubrir t'n l:r ltt .
se debe oe
Montesquieu como un compromiso precario t,rlil (las pruebas de los derechos y las prerrogativas anejas a su rango). Lc l-¿tbot¡tt'rr, r'ttt,'
entre"onri¿Lrur.ipeisa,rriento
estas dos tendencias, corno rrrrbu jo casi seguramente era conocido por Saint-Simon, creyó hallar el origcn tlc lrt r¡rtlrlt zrt , rt
una etapa en el camino del descubrimiento
der historicir,"o ini"grur, o bien l.r eonc¡uista franca, y desarrolló la teoría de que la nobleza participaba en cl gobict tto. ¡ttttl,' 'rl
con'o una tentativa, legítima- e imperf-ecta, cre r,.t. tlcsde las asambleas del Campo de Marte o del Campo de Mayo. El ducluc tlc Srrrrl Slttt,,rr
conrbina. ¿"r i¡p"r !e conside-
raciones, ninguna de las cuale. pód.íu
ser elinrinacla del todo. r ltr75-1755), en sus proyectos de gobierno redactados hacia 1715, el condc t|: lirtrl:rttrr rllr, r"
La interpretación que ofrece L. Althusser rltt58-1722)ensu Histoire de l'ancien gottvernement de lo France (1727), su llltltttttt't, lttt'\t tttt
es ura nueva versión de un Mon- , l llonseigneur le Duc d'Orléans Régent (1727), y su Es.sai sur la ru.¡blesa (l( l nttt, ,' I I I \'¡
tesquieu contradictorio. Esta contradicción
scría ra que se rnanifiesta entre su ,l,.srrrrollaron esta apología de la antigua monarquía <reinado del incotrt¡rantbl( ( ;rrl'rrr,r,'
genio innovador y sus opiniones reaccionarias. -el
Hay una parte de verdad en esta rr),' quien, según las tradiciones de los francos, compartía sus podcrcs cotl los r':r,rtll,,'. I I

interpretación. En los conflictos ioeorogiro.t t, urlulismo germanista habría de desarrollarse en la primera mitad dcl siglo rtr, Mo¡r ll . ,ll l,
dcr siglo xvrrr, Montesquieu mi-
lita en un partido que, efectivamente,,i.,"i""" \.1\srTruitédelamonarchie.franqaise, repitetodavíaen l814 lostemasrlc lltrt¡litrtllt,t. ¡'.¡¡.¡
el carificativo de reaccionario, ,k.li'lltlcr<losderechoshistóricosdelanobleza>.Yestetipodeargunrcntitcitittrlt's¡tr'tlo¡rrrt ¡r
pues postulaba un retorno a instituciolres
que habían un-puraao *a, .r,tirin la vocación de muchos grandes historiadores de la generación tlc llil) srtlrr, l,',1,',1,
o menos legendario. "^iriiáo "n rll lli'lr¡¡','
\r (ilstiNTlllenny,cuyasprimerasobras(Hi:tlo¡re'¡,érifabledeJacquasliltttlttttnnt,
En el curso del siglo xv'1, sobre todo durante ,lri;rrr llcval como epígrafe la fórmula de Sieyés: <Por qué el Terccr llsti¡tLr tto rk'rtr, lt, ,t 1,,
su primera mitad la gran
disputa de los escritores porítico. f.unÁ".-"staba l,.s(lucsdeFranconiaatodosesasfamiliasqueconservanlalocaprclcnsi,'",¡,'l¡rtlrr't l,r,t,l,',1,
centrada en la teoría de la
l.r rrz¿r de los conquistadores>.
lll ll (r I
( ()Nl)\l lt^l{()N l)l 1\l()Nlls'(')l
6() l'\S l l,\l'/\S l)l l l'l NS,'\l\lll Nl() S(X l()l ()(il( () r ll.\l(l ls l()tlls l)l sl
t.ttltlt.:; lttt.
tlcl,l1tlllict.lttl: ¡let.tr. litt.t:ttt
Morrtcscluicu bastu rcnrilirsc a l()s l,l'l(ll):' lttt.lrllt Sl(.lltl)|.c lrrs rcs¡lrrtlsltlllcs trlt':t lt
En cl conllioto clc cstas dos csct¡clas.
histitricilrtrctttc rt lits tltitil--i.'i'.illllt'.,t"
tres últimos libros de El espíritu de lu.s le.tes para advcrtirlo - tonr¿l p¿rrti(lo r, rr l.¡', rrrstrtrr('r()rrcs tttiilli¿"*
por la escuela gennanista. aunque con matices, con reservas y mayor sutilcza ll.ll(..,(ltl(.1)()l.stl.*.,'..¡..,'.i,'tlltcl()1.(lcll.Socialcsltclcttrgt.tlctr.yt¡rtt.llrlt t'l
tlc,los p(xlcrcs s()ciirlcs.v l'''rltt''ttt.'
que los teóricos intransigentes de los derechos de la nobleza. Hacia el final tlcl t,, rr.¡rl lrr.rre .,,,,,,.,..,,ri,',ii¡" "i "'q"t'rrbrio tlll scllti(l() tttlirilrt:ttttt'tttt'¡'t'
pilliibrii
capítulo acerca de la Constitución de Inglaterra, aparece la célebre fórmula: la ,r, r,,:, rr.trr'lcr..triSrrj'cir,i,i,, ".i"li,i.lu tlc rtttlt tlt'ttttr
iau,,r,, l.is^rl'tcio.cs citttlittllttt.s
libertad inglesa, fundada en el equilibrio de los poderes, nació <en los bos- rr, r.rl t.rrrt'.1.i.it'..,,,,1,"-,rii.rtr,, y ltittt it los ltlilitlttr
de una
ques), es decir en las forestas de Germania. ,r,r( r:r llr.rllllilirritr coltt; t''ñ itnbf"'o '."nn"quiu
rógilncn tlc tino s()vi¿'tico'
r, . r['l l':ttlitkr t't"ttt"tiu"'"n un
cle.la fiiosofla p.litic. tlc
En general, Montesquieu se muestra preocupado por los privilegios de la M.ttlcst¡tttett
nobleza y el refuerzo de los cuerpos intermedios20. No es en modo alguno un l)rt.lr. crr u,r". p"toüJ,r'i" "."*i, poriti* tt gtra'rti't'' la tlt'l
doctrinario de la igualdad" y menos aún de la soberanía popular. Ligando la de- , . , l lrlrt't.lisrrlo: cI t;i;il"t] ;i";¿;; .l cntrc cl'r.tlcrrtciirtr
pttcbltr' lrt trtr
sigualdad social a la esencia del orden social, Montesquieu se siente muy có- ,r.rtt.r nrcttiil,.,," .q',]itiffi;;Ñ;ris. "quil-ibrio
ü inglesal cl cqtrilibritt tlcl ¡rtte
"r monarquía francesa 9n o
modo con la desigualdad. Y si se piensa, como L. Althusser, que la soberanía 1,1, r.,u,.'l t'cy cn la cn la rcpúblicrt r'()rrr.rrir
¿.1 natriciádo
política y la igualdad son las fórmulas políticas que prevalecieron en las revo- t,t,, r ttc t,,s privilcgiJffi:;"'ir';;.1. V toncepción luntlatncntal tle
ttttrt
',, tr:rlrr ..lc clit'erenteJ;t*pñUl^
*i'rnl poclcr cxtge
luciones de los siglos xrx y xx, en la Revolución Francesa y la Revolución Rusa, ru quJlá"Átá"ración del ''l
si se cree que la historia se orienta hacia la soberanía popular y la igualdad, en- ,,,, t,.'tlrttl hctcrogénea ylerárquica' "n
tonces hay que afirmar que Montesquieu es un doctrinario del antiguo régimen '""1',":.'..'i"ul-':i de Montesquieu. de ningún """1'1,11ll:.:l:.
y que en este sentido merece que se lo califique de reaccionario. ;:T:1fri"::sffi:' duda es rcAccl()lllll l()
, 1ril\l(lcrurse demostrado su
carácter reaccionaiio' Sin lrtrttt
Sin embargo, me parece que el problema es más complejo. En efecto, Mon-
tlisputas del''igr'o-*u"'' u"11inl ni deseó la Revoluci(rtt ttt
tesquieu piensa que siempre hubo desigualdades sociales, y que los privile- ' rr lrrs 1'lo pglqt; es imposible conocer' ni rttrtt's
, , .rr. (.)uizá tu p."puü"ln ouerel!9, pero corrs('r('rr
¡lttotica de cada uno:
r' ,¡rtri'S del hecho, ,'it*ñl1blii¿u¿ Era¡cesalnllu rn"¿i¿a en
qu_e-::,11.'::::l:'
rt.rerrc no qurso ra n"uirucion que no vrvr()' rrrrrr
El germanismo de Le Laboureur y de Boulainvilliers era alavez (racista), cn el sentido de
un h"-;;;;;biía hecho.en circunstancias
partidario de los derechos dc conquista, y libcral, por cuanto era hostil al poder absoluto y favo- rlr('\'ct' lo que dc l.s t't'tts
,,,,,i,,¡,os que, en rt;;;, ü#"*"".11¡1r"
piritSao- ¡1^9:^ltT
rable a Ia fórmula parlamentaria. Pero los dos elcmentos eran separables. y a sclttclirrr/ir
incorPorado a la oposición'
rrtr'c.tes. furuy p'onil se habria
Por tanto, puede afirmarse quc en la forma de la referencia a las tradiciones francas de liber-
tad y a las asambleas de los bosques de Germania, esta doctrina histórico-política no estaba to- ,r,. r.s riberar", ¿" ,u""iJr.lruúriu
,""i¡",;;; .t"gii.l,." violentas lrr
]1,:Tig'.ciir''
tlc lrr tr'
talmente vinculada con los intereses dc la nobleza. El abate Mably, cn sus Observafions sur o et e*i'itiffi;';i ;rgen dJias perlpecias
l'histoire de Frunce ( I 765), uno de los libros que sin duda tuvieron mayor influencia sobre las ge- 'rrlt.tina
r,,lrteitin. clts. t'l
neraciones revolucionarias, otieció una versión quejustificaba la convocatoria de los Estados Ge- rio, Montesquieu es en tod()
nerales y las ambiciones políticas del Tercer Estado. En 1815, cuando Napoleón quiso reconci-
liarse con el pueblo y la libertacl tomó del libro de Mably la idea de la Asamblea extraordinaria ,,,,,l.::""i#,:T; ff ';H:tr[T,:"ü::'
":1"ü; ;r s il;1
s ido suPe ra'cr'l
I II i'l s
época datlrt' sierrr
t';f;;il;;;;;;;; de la sociedád en una
del Carnpo de Mayo. Asimismo, en el siglo xrx, Guizot, a quien ha podido calificarse de histo- ,"u
riador de la ascensión legítima de la burguesía, adopta, lo mismo que Mably, la posición de ger- 'r:tcttinico. iJt';-o;;;;qr. ro;iro rurontesquieu;esto es' arrillizirr
¡rrr. cs posibl" o"rá, sociedad y buscar trrctlirtrttt'
particulartej;;;;;;;g"r"i¿u¿ ¿" la.i"t,a
manista convencido (véanse los Essais sur l'histoíre de France. de 1823, o las lecciones de 1828
l\r
acerca de la Histoire générale de la civilization en Ettrope). t,r ti,rrna
¿t moderación y de la libcrt.tl'
Tocqueville y Gobineau son sin duda los últimos herederos de la ideología germanista. Con ,I t't¡trilibrio d" l"t;il:;tluE"t"*á crr t'l
d"j ;;;;..ienjo dé Montesqtrictr
Tocqueville, el feudalismo se trueca en lamcntación ante el ascenso del absolutismo rnonárquico, ,rr.'os hallar una uitima interpreració" luoottst'it'ttt ''
y refuerza las convicciones liberales sentimentales democráticas dc la razón. Con Gobineau, quc le dldicó enLe Progres-de
r,revc capítul" or"i'#;B;il;h;"g el pensamicttl. tlt'
por intermedio de su tío y en casa de Montlosier recibió directamente la inspiración de los doc-
,ttt,.\ la philosophiJ"Oiii"ntot".
E...t;';,"tpátu"iOl,
|'
trinarios aristocráticos del siglo xvnr, la vena liberal desaparecc en beneficio del racismo (véase
contradictorio2
la correspondencia Tocqueville-Gobineau en la edición de las OEuvres completes de Tocqueville, l\ I orttesquieu
tomo IX, París, Gallimard, 1959, y sobre todo el prefacio de J. J. Chevallier).
"' ""n"iut-ente
Según"sta."'iti"u'Montesqüeu:::Bii'.";i:t:'r"#""#i'ltll""l'i:L'llll
;# "'* ;;; 1it*' "ut:'ur u n a L c
r0 Lo cual no le impide, por otra parte, demostrar lucidez acerca de su propio medio. En sus
sir
obras no faltan los ataques contra las argucias y los vicios de la nobleza y los cortesanos. Es cierto
que la sátira contra los cortesanos es más una sátira contra lo que la rnonarquía hizo de la noble- : :l i"Í*;::i?f; i'3xT;,:J',".1 ":ff "l
i

,,rs l.ilosófica, ,t p#;il;;;ilto


¿.Li*inut el factor predomiuattrc
tt t'l
za que contra la nobleza misma, o contra la nobleza según dcbería ser rsto es, libre e indepen- -de
diente en su fortuna. Asi <el cuerpo de lacayos es más respetable en Francia que en otros países; ,'ulig.n piorundo cada sociedad'
es un seminario de grandes señores que colma el vacío de los restantes Estados> (Lettres persa-
nes, carta 98;. O. C., tomo I, p. 277), o también: <Nada más semejante a la ignorancia de las gen- lN') \ll I
tes de la Corte de Francia que la que hallamos en los eclesiásticos italianos> (Mes Pensées, O. C., dans la philosophie occitlenlulr' 1't1t

tomo I, p. 13 I 5 ).
l*" u*u*r. wrcc, Le Progrés de Ia conscience
(r ) LAs l,t^lns l)t I t,t Ns,,\l\il| N l() s( x,t( )l ( x;l( ( )
( ll,'\l{ll\ l()l rl\ l)l :'l ( ()Nl),\l ll,\l{()N l)l l\l()Nll\(.)l lll I (, 1

llrunschvicg sc sii:ntc incliltatlo'crccr


pura, en Montesquicu_no quc,,l ¡lr¿lrgc' rlc cst¿r srci.l.gíir
hay'ingún ,¡ri"n,u, Dcspuós dc ,'il' r rir. t':. olrir t'r¡csliiIt. lrsllrs cttcollltl¡blcs rrl'll ¡rutt'itlltes son lor trrrrllrtl:r', ,1,,1'
necesario que el mundo intótlgiuie citar ra riirnur¿r: <rrl ,r.rlr(;nn('lrlc, tttiis t¡ttc tle:rttoslratllts cicrrtil'icluttcttlc. l'.rr t'tlrlt¡trt't t:rso, l;r ',,r
!*"0"
,"" uri" güJJnl'.on,,o cr rnu*'r
fisico [...]>, piensa que. esta paruOoju-_a:j:gtul , r,rl,r¡'i;¡ rle Mottlcsc¡uicu tal conl() nos cs ¡r'csctttitrll irrr¡rlir'rr lrr ¡tostlrtltrl:rrl rl,'
rente' der mundo interigenté, una ¡ñruriori¿ui al rncnu, upu_
r, l.rr'r()n:u llrs lcycs tlc un scctor dado con la f irralirl¿rtl irrrtrirnt'rrlr'tlt' rrr;r ;rr tr
equivale a una confusiln entre
en ra'fosiüiridrd d; il;; il;J,.,
quc ro rigcrr
iu rJy'_iu"rru y L i.v_,"""ár;:, ' r,l,rrl lrtttttttlrt.
Léon Brunschvicg subrayu ,u*-d¡* lrr:rlrrrcnlc, hltllan.ros cn Morrtcsqttieu la rclcrcttcil lr lcycs rulivt'¡s:rlt':; rl,'
formulación cartesianla d"l tip;"¿;;;;J?áL in¿".iriá,, ¿l"üoii.rqui"u enrre ra l.r rrrlur':rlczlr lttulatra quc confieren cl derscho, si Iro tlc tlctcrtniru¡l lo t¡rrt'rlt'lr;r
ourur."t círculo,-toJás los radios
son iguales; det m111o mod,o jüra. ya
y lo injusto L"*. O" que tenga_ r r r'n t'()ncr'oto tal o c:ual institución, sí al ntcnos cl rlc c()nrlcrrirI t'it'r'llrs ilrslr
911ste
mos leyes positivas¡ y una crasificación'de tu( r()n('s. cor.lto la de la csclavitud, por ejenrplo. Tanlbiórr rlre inclinru'irr rr lrlrr
tradición arisrorérica. r¡nurr."i". tipos de régimen que deriva
de ra rr.u (luc l¿r idea dc un derecho natural fbrrnal cle signil'icatltt rtcgirltvo, st'¡'rrn
Ln;a.¿ ia en Er espí_
"oferciue
limita a exrraer ra conclusió,'U"ii"rr"..l. rl):rr'(c cn la filosofia política de Éric Weyl, está ya nranil'icsta crr /:i t',\l,u tttt
::,::,:::i:1"ilr?'Ju."
s que una filosofia implícita
q;; t;i"",o,.., no han ,l, ltr lct't',ir. En Montesquieu. todas las leyes racionalcs clc la n¿rlrrnrlczrr lru
lores liberales. A"f proj.*o in.plruOu por va_ rr,un irl)urcccn concebidas de manera lo suficientclncnte abslracl¿t c()nr() l)lr:r
. Personalm"n,.,::,": que éste.es un juicio.muy severo. Es cierto que no
srstema en Montesquieu, y quizá
(lr('ir l)artir de ellas sea posible excluir la deducción de lo qr"rc clcb¿rn scr rrrr:r',
hay rrr',lrlr¡ciones determinadas, y autorizar el rechazo de ciertas prácticlrs.
histórica que no ro Éaya. uí sociología
"o.r".ponda "rpi.,ir;;;;";" l'l pcnsamiento sociológico de Montesquieu se caracteriza l'inalrrrcrrte ¡ror
Montesquieu está rejós ¿" ¡".á ip"rá'¡uüu", ¿",norrrado que er pensamiento de
r.r ,i"'.""iiai*orio como se afiima Lr t rro¡.lcración incesante de lo que podríamos llamar pensamienlo sirrcninrt o
a menudo. \ l)r'nsanriento diacrónico: es decir, por la combinación perpetuanrcnlc rt'no
**r<
'.r,Lr tlc explicación de las
la partes contemporáneas de una societl¿rtl ¡rr'¡ ¡¡¡¡
. En tanto que sociórogo, Montesquieu ha tratado de combinar dos ideas,
nrnguna de ,as cuares puJd.
,r',t('r)la cle referencias mutuas, y de la explicación de esta sociedad Inisnr;r ¡r.'r
s". u¡*ioná¿u, nr"""y".i"aiiilon , l ¡lrsudo y por la historia. La distinción de lo que Augusto Comtc tlcrronurr:r
-i es dificir. , ,t;ilic¿r y dinámica ya es visible en el método sociológico de El as¡tíritu tlt' lttt
u'ui ;ua n'ü i;, á;' ;¿, as
:l
li:! il,.x:5;3'ilT : Jfi3l ilff"*
f;i';
i
exp, ca - i

Iectivi dad qr" i


que es posible "*
g*
una expr i cac ión, .
remirir los diierente, uro""ro,
;;t;;;?;f
i": ltff:ni"ft li il; ,rrr
l'cro, siendo así las cosas, ¿por qué no se considera a Montcsquicu ('()rrrr
sociólogo, sino como un precursor de la sociología'l ¿Cómo se justif'rcrr t¡rr,'
parte' ha buscado er mecrio ¿e ta, ui¿u,
d" rrp;;; i;'vuxtaposicion ¿.
por orra ;;i;;;i;", rr. gr[g incluido entre los padres fundadores?
ciales, de aprehend":1r": ru, par_
'."iuciones
nuridad de los conjuntos I a primera razón es que la palabra sociología no existia aún en ticrn¡ros ,1,'
cos' Ha creído hatar,.más o ::!;";:rlltra
menos craiamente, este principio
históri_ \lorr{csquieu y que este término, que se incorporó paulatinamentc al lcrr¡lrrrr
que no contradice Ia pruraridad áe unificación
indefinida á" r"J ¡r'. lirc acuñado por Auguste Comte.
idea del espíritu de un pueblo,
"-priirii",i.loJ"",ares, en ra l.a segunda razón, mucho más profunda, es que Montesquieu no nrt'rlrl;r
termedio_dll pri*iü" de "l".rl"J" . ,;u vez con Ia teoría política por in-
gobierno. ,,rbrc la sociedad moderna. Los pensadores considerados como futrrlatkrt's rl,'
En Et espíri,, U".,,::^(!::"" ái*ingr"l .uy l;r sociología Comte o Marx se proponen estudiar los c¿rnrt'lt'r't's
explicación claramente varios ripos de -Auguste
o de relaciones inregrales, ,.i_,.,";unt"r r
dernos procuran eraborar. ¡rtur?.iu.ion"r'ir.g.ur"s l";;;;l;;.#,u,ogo, ,o_
redactores de ras reves, y pertenecen deben servir de guía a los "
Véase E,nrc W¡v1., Philosophie politique. París, Librairie philosophique .1. Vlin. l()'!rr
a diferentes.órdenes. por ejempro. '(' lpp. Concretalnente, Éric Wcil cscribe: <El derecho natural clel filósolo es cl li¡ntlunrt'rrt,, ,l,
pués de proponer er-tipo-idear des_
¿" .i"io jof"i"rno. Montcsquieu t.tl;r crític¿r del derecho positivo histórico, del nrisrno modo que el principio de la nron¡l cs l;r lr.r',,'
puede demos_
trar tógicamenre cuár pr"a"
r., tu;ilft;;
acerca de ra éducaciJ", Lv"r"i'i.Ju'r.r,
¿" ru, ¿ir!,=].1;""í;", de reyes
,l, totla crítica de las máximas individuales [...] C'onjuntamente con el derecho posilivo nrrlrr;r ,r
t,,r|rs lo que deben hacer en deterr.ninada situación histórica, lo que dcben aceptal y tlcbcrr t rrl'rr
-leyes
tuarias- con er fin de que se rearice prenurn"n* r"y". comerciares, reyes sun_ l(,r'rrlula críticas a un sistcr.na coherente sólo en cuanto éste no considera la igualdatl tlt'lo: lr,,r¡r
conseios sin sarir dcr oiano er tipo idear de regimen. lrrcs corno seres razonables, o niega el carácter razonablc del hombre [...] El derccho rurlrr¡rl r¡,,
.¡"ntiii.o, ,rp""i""a" ofrece
I adores q u i
eren con t.itu i. a i ;;; íiiffi#ile
los regis_
,rl)orta sus premisas materiales, sino que por el contrario las incorpora como las cncu('ntr;r. lt.u,r
;;;;;;i,,"J' 0", .u*, r"n. ,lesarrollarlas de acuerdo con su propio criterio [...] En consecuencia, el derecho natt¡rrl crr Lrnt,,
Hay también referencias r" ri"ri¡¿lii"_unu ,¡rrc instaucia crítica dcbc decidir si las fur.rciones previstas por la Iey positiva no c¡l;ir tr ,r'n
"
Tenemos un ejempro .n el ¿e."cho;"-t"*, acrividad sociar particurar. llrcto. y si el sisterna que forma su conjunto no contradice el principio de la igualclatl tll' lr'', lr,'rl
l,lcs como seres razonablcs. Toda respucsta a esta cucsti<in será simultírneamentc lorrrr:rl r' lrr .t,'
tesquieu ha demostrado.realment" leterminar en qué medida Mon_
qrE ror áitbrentes naciones deben hacerse ricl¡:'fan pronto se intenta aplicarlo, el derecho natural se refiere inevitablemcnlc ir un '.r'.t, rr r
unas a otras er rnayor bien posibre
Ln pit, h y *inimo^-uiiiriur. ru
¡rositivo histórico. Lo que se aplica al derecho positivo y lo transforma al pensarkr cn sr¡ tot,rlrrl,¡,1
"t "n
n() pertenece al derecho positivo>, (pp. 36-38).
(¡l t.¡\S t: tA|,AS t)t,t l,t,NsAt\4',N l( ) :i( )(,t( )t ( x;l( ( ) ( ll,,\l(l lS l()l rlS l)l Sl ( ()Nl)Al llr\lt()N l)l f\'l()NllS(.)l rll lr (r'r
típicos de la socicda<J nlodcrna, y pol kr
tanro clc la s.cictlatl c.rrsitlcr¿rtllr c.rrr' (lucsir (lc l'r'ic. cl sltltln tlc llt scñonr l.ltnlllcrl. cl clr¡b tlcl l'rrlrr'
esencialmente industriar o capiiaiista. y
ocu¡rc no s(rro c¡uc Montcsc¡uicu rr, srtclo. tlotttlc lcc su /)irilo.r¡rt dc Syllu .t' 1,.'út'ttttt,r.
se propone reflexionar sobre ra sociedad
moderna, ,ino q,i" Iur'.át"gnríur.¡,,. | ''' l'ublic¿t anritrinramc¡ll.c cl Tamplt¡ da (initltt. l)c rcgrcso rr llrrr
utiliza son en considerable medida las qu"'"or."rponden
a ra firosofia poríti_ tlcos, Montcsr¡uicu rcnrrncia a su cargo dc l)rcsitlorlc y vtrt'lvr'rr
ca clásica. Finalmente., en Er espíritn
de'ras teyes Áor"
de la economía ni el de la sociódad con It¿u'is. M¿is tardc escribirá en sus Pen,sonticttlo.r. <<l.o (lur'sr('nr
"ur.ir" "ipredomini.
,e.p""to al Estado.
Montesquieu es en un sentido er último l)rc Inc inclujo a tcner de mí mismo una opirtirirr b¿rsllrnlt' nurl;r.
de los filósoÁs crásicos, y en otro cs clr-rc cn la República había pocos cstadr)s plra los r¡rrc yo lrr
el primero de los sociólogos. Es todavía
un filósofo clásico en la medida en vicsc vcrdaderas cualidades. E,n cuanto a rrri ol'icio tlc I'rt'sr
que considera que una sociedad está
defini¿u
político y que desemboca en una concepción "."n.iul-,ro;;";;;." régimen tlcntc, aplicaba toda mi honestidad y cor.nprcndia bustlrrtc brcrr
de la libertad. Mas en otro sen_ los problemas mismos, pero en lo relativo a los plocctlirrrit'ntos,
tido, ha reinterpretado el pensami"nto
fiiiti"o
bal de la sociedad, y ha procurado expiicar
clásico unr"on"epción glo_ no sabía nada en absoluto. No obstante, mc aplic¡uó a lr¡.lrcntlt'r;
"n
sociológicam*" r"¿* los aspec-
tos de las colectividades. pero lo que más me disgustaba era descubrir cn intlivitltros sin
Añadamos. finalmente, que Montesquieu luces ese mismo talento que a mí se me escapaba> (0. ('., lo¡ro l.
ignora la creencia en el progre_ pág.977).
so' Pero que no haya creído én el p.og.eso
en eI mismo ."nti¿o que lo hizo | ' 'li Elegido miembro de la Academia Francesa. Viaja por Alcrrurnr¡r.
Auguste comte, no tiene nada de sorit"ná"nt".
En la medida en"nque centraba Austria, Suiza, Italia y Holanda. Desde este últinro país, krltl
su atención en los regímenes poríticos.
se veia inducido a no ver un movi-
miento unilaterar de ri historia hacia .ondi.ion", Chesterfield lo induce a que se traslade a lnglaterra.
mejores. como ro percibió I '() I 710 Estancia en Inglaterra.
el mismo.l\4ontesquieu después ¿. ,nu"tro, otros,
nuestros días se ha ido fraguando a
el devenir político hasta l'll Regreso al castillo de la Bréde, donde a partir de entonccs sc rl,.'
base de incontables alternancias y movi_
mientos de avance v,e caíáa. por ro tanto, dicará a la composición de El espíritu de las leyes.
Montesquieu *i;;;;;.sconocer I'il Publicación delas Consideraciones sobre las ccutses tle ltr ,qttrtt
la idea de progreso' que surge de modo nátural
cuando lo que se considera es deza y de la decadencia de los romanos.
Ia economía o la interigencia. Hallamo,
ra filosofia económica del I lli Publicación de El espíritu de las leyes, editado en Girrcbr':r rk'
progreso; y con Auguste comte aparece "n-tutu.*
la filosofia a"r p.ogr"rJJ-uno u tru_
vés de la ciencia. manera anónima. El éxito es considerable, pero el libro cs nr¡is
comentado que leído.
| '0 Defensa del Espíritu de las leyes, en respuesta a los atac¡ucs rlt'
APLINTE BIOGRÁFICO los jesuitas y los jansenistas.
I '' l A petición de d'Alembert, compone para La Enciclopeditt cl l,;tt
I 689 l8 de enero: nacimiento de Charles_Louis sayo sobre el gusto (publicado en 1756).
tillo de la Bréde, cerca de Burdeos.
de Secondat en el cas_ | ,\ Muere en París el 10 de febrero.
t700-n05 Estudios secundarios en Juilly, en la institución
de los oratorianos.
r 708- 1 709 Estudios de derecho en Buráeos, lu.go
en pa.ís.
17 t4 Charles de Secondat es nombradó ITIIII,IOGRAFÍA
en el parlamento de
Burdeos. "oñs"¡"rá
t7 t5 Matrimonio con Jeanne de Lartigue. ilt rt(i\s oa MoNrasqutau
t7 16 Elegido miembro de la Academia de
Ciencias de Burdeos. He_
reda de su tío el carso de presidente, fo, ¡l
Ui"n.* de éste y el nom_ t ttvt't's completes, compiladas por EoouRno LeeoulevE, París, Garnicr liri'r't's.
bre de Montesquieul / vols., 1875-1879.
17t7-n2t Estudia.ciencias y compone varias memorias | ',trr cdición contiene sólo las obras conocidas tradicionalmente; no incluye la ('t¡rn',s
sobre el eco, el uso
de las glándulas renalei, la transparen"iu, ¡ntndance, los Voyages, el Scipilege, los Pensées, nilos Mélanges.
y otra variedad de temas.
.ip..o de los cuerpos, t)l ttrrcs completes, texto presentado y anotado por Rocrn Cetllors, Bibliothüt¡rrc tle
1721 Publica anónimamentelas Cartas persas. l¿r Pléiade, París, Gallimard, tomo l,1949, tomo I I, 195 l. Esta edición no irrcluyr'
El libro conoce un éxi_
to inmediato. h Conespondance. Es ésta la que utilizamos y citamos aqui.
1722-1725 Estancia en parís, donde lleva t tl tt¡'res completes, publicadas bajo la dirección de ANonÉ MRsson, París, N:rgt'|,
una vida mundana. Frecuenta er .3 vofs., 1950-1955. Esta edición incluye, además de la precedente,la ('ot'n'.s:¡,rtrr
entorno del duque de Borbón, del president"
H;;;rlt;;e la mar_ tlunce y otros trabajos inéditos.
ll lrl
L,\S 1,1,,\l',,\S l)l l l'l NS.\f\lll N l( ) s( x l( )l ( x;l( ( )
( ll.'\ltlls l()lrl\ l)l .,l r r)Nl)'\l ll'Al(()N lrl l\loNlls(')tlll
lll'llrreyelo¡tt'tltt'tlt l'rI'ltr'r
tlts ltti.s, lcrlo li.jltkr y l)rcscnlir(l() ¡xrr.lt ,tt,l llltl
l.'1,..s:¡trit llll t)t 1.,\ (itttss.t\t. l':t¡is. I rr\llr.,,|\1{)ttl('s(llllr'.rl').('ll lltslttitt'tlt"tlilli'tittttt¡
t)5fi' pli8"
()()()-7 I 0'
Lcs llcllcs-l-cttrcs. 4 tonros. l9-50- l9(r I . ,1, . l':¡¡ is. ( i:rllirrrrrnl' I
l\¡,lll'| ^l'ttI\llitit¡tt('(l)t,tI)(tt.|'(,tltAltltttt,s-t¡'tti(,lt,Il()tl'\'\1,(tllc|lilllttitl,,l'¡t¡i:.Srlr¡r.lt.
Ir.rnl;ttst,l'rrrl¡'r'ilrrclic ct tlc libllrilic' l(X)l' lr Arrr.hl'
1750-ltt(x)' l..tthes.
Obras traducidas al castellano | ,, ,rrrr. t;.,t. I t., nt,,,,trirr't,i,,i"i,',)i,',1'i¡,,it¡rtt I\¡litiL'.s
() l()
I
prccctlitllr l)()I^/r,,r/('\r/r¿'t'r''
El espíritu de las leyes,lntroducción de E. TIenNo GalvÁr, tr. M. Bl¡zetn't.y P. or
I,r:rrl lfilrrsr N, ll., Irltilttsophiada ltt Rcvtilutittn.fitttrl'ttist"
l';rr rs. ( ilrllinrard, I956'
Vece, Madri4 Tecnos, 1985; reed. Alianza,2003.
Grandeza y decadencia de los ronwno.s, Madri{ Espasa-Calpe, 1962.
.r\lr..rrtrrN.A.'U,,,t"'q"i"'uCritic'ulBittgntphy'Lotrtlt'cs'OxlirrtltJllivc[sityl'tt'ss'
l')(r I .

París, Hachette' 1887' ,


'rrrr. 4., Mttnlasquiut,
',,
Scuil' 1957'
',r\lr()ltrNsKl, 1., tvlontesquiet')a' h'i-o'"ote' París' Lc
Obras generales

BnuNscuvtcc,L., Le Progrés de la conscience dans la philosophie occidentale, París,


t )l,t(t.\ ('()l('L'Íivus dedicadas a Montesquieu
Alcan, 1927.
Cnssrnen, E., La Philosophie des Lumiéres, Paris, Fayard 1966. especial de'octubre 1l:,lltt'(vol 'l(')'
CHeveLrren, J. J., Les Grandes Oeuvres politiqttes, París, A. Collin, 1949. /i, ui¡'tlc Métaphysique et de Morale' número aniversario de su nacitnicrtto' li'rl.s
¿el 250
vront.rqii"i'.ir."ii*
L¡srr, J. H., The Rise of Ettropean Liberalism, An Essay in Interpretation, Londres, tlctlicarJo u
rle I{. Hubert' G. Davy y G' Gurvitch'
Allen & Unwin, 1936. dc l"l')s¡tt'it 'l''t
LEnov, M., Histoire des idées sociales en France,l. De Montesquieu a Robespierre, Pa- /,i /i rrstit' oil!"i¡'"'i¡i'it'l"e'Áe Montesqaieu' Bicentenario H' Pttgt't' r.tr
¡tolitique v
rís, Gallimard 1946. t,,is, t148-1948. bñ'i;';;;¿.iOn ¿. Boris.Mikine-Guetzevitch ('assirr' ('lr
Brethe de La Gressaye, R'
;;;;r", e-S;r,i¿ J.
MnnlN, K., French liberal Thought in the Eighteenf s Century, a study of political ide- tu colaboració" d. i,.
as from Bayle to Condorcet, Londres, Turnstile Press, 1954. lriscnmann..., París, Sirey' 1952' ^ - - cclc'Lr¡t.,,
Actas del Congreso Montesqut cn,
MEINecrce, F., Die Entstehung des Hislorismus, Munich, Berlin, R. Oldenburg 2 vols., r ¡ ¡/r,rt/ ()s Montesquieu ái C"íá"o""' 1 955' el segundo ccnte nrtr r( |
crr Burdeos del zz il;¿ l; ;"y"
de 1955 para conmemorar
1936. Delmas' 1956'
VeucHeN, C. E., Studies in the History of Political Philo.sophv belbre and afier Rous- rlc la muerte de Montesquieu'-Burdeos'
seatt, compilado porA. G. Little, Manchester, University Press,2 vols., 1939.

Obras consagradas a Montesquieu

Arruussrn, L., Monte.squieu, la politiqtte et I'hístoire, Paris, P U E, 1959.


BenrttausuN, H., Montesquieu, ses idées et ses Oeuvres d'aprés les papiers de la
Bréde, París, Hachette, 1907.
BRnnrÉnE, F., Un grand provincial: Charles-Lottis de Sec'ondat, baron de la Bréde y de
Montesquieu, Burdeos, Delmas, 1946.
Cnnclssoxrn,E., Montesqtieu et le probléme de la constituf ion frangaise au xvttt' si¿-
cle, París, Presses Universitaires, 1927.
Corrn, A., <Le développement économique dans la pensée de Montesquieu>>, Revtte
d'histoire économique et sociale, 1957.
Corre, 5., Montesquieu e la scienza della políticu, Torino, Ramella, 1953.
CounrNev, C. P., Montesquieu and Burke, Oxford, Basil & Blackwell, 1963.
Deoleu, J., Montesquieu et la trudition ¡tolitique unglaise en France, les sources an-
glaises de L'Esprit des lois, París, J. Gabalda, 1909.
Deueu, J., Montesquieu I'homme ef I'oeuvre, París, Boivin, 1943.
Dunruelu, E., Montesquieu et Rousseau précurseurs de la sociologie, nota introduc-
toria de G. Davy, París, M. Riviere, 1953.
EHneno, J., Politique de Montesquie¿r, París, A. Colin, 1965.
ElsrNua¡tN, Cu., <L'Esprit des lois> et la séparation des pouvoirs, en Mélanges Cané
de Malberg, París, 1933.
\l l(,ll:ill ( l|t\lll lrrl

,1, t tt, l,rf rtlf rft' Ili.)0), /)ir.r¡rt'( lu.\ tlr'.\ lttn'ttu\ \t tt ttltlt(lllt'.\ tti't t'\\!tut'\ l,t,ut
t, t'tt'.tiltt\t't ltt .\(tt ti'ti'(:rllill rlc ll'ill); ('(,tt,\'t(lt'titlt(,tt,t ¡tlttltt,stt¡tltt(lilt'\ \ut lt'\
, t¡ ilt t \ t'l lt'\ .¡tn'tiltl.r (ttoVtctttlrte-tlrciclrrll|c tlc llil.5 l; y ('tttt:trli'tttlt()tt\ .\u,
l, ¡',,¡¡1,,,, ,\1,il'¡tut'l (llil5-lfil(r). l.a scgun(l¿r clu¡'llt cstli rc¡rrt'st'il1:rtl;r ¡ror lrr:r
l¡ r r lr)lr('S rlt'l ('r¡lr:r rl<'¡tltilrt:;rt¡tltic ¡tosilivc (¡-lul"rliclrtkr tlcstlc Il"i l0:r Ili,l.l), y
Lr lr'rr r'rir. ¡rot cl ,\'t',r'/t),,rt tlc ¡xtlilit¡ttt,¡to,siliyt,o'li'ttil.t tlc.rttt'i,tltt,rlit' ttt.\ltlu(iltl
l,t t.lt!'t!)tt tlt l'lttuttttttilt; (c¡uc vio la luz cntrc los itñ()s lli.5 l ¡r ll"i5-l).
l)r¡r:rrrlc lrr ¡rrinrcla clapa. cn lr,>s O¡ttr.st'ulc.s (rc¡rrotlucitlos ¡lor cl ¡lrrr¡rirr
| ',llll(';rl l'ilrlrl tlcl lonro lV clcl.\r¿sk)r¡¡¿, da politit¡trt,¡ttt:;ilit't' lr l'irt rlc sr¡l)r'l-
' ,rr l:r rrritllrl clc sr-¡ pcnsarnicntcl), cl .¡oven pcnsaclor rcllcxiona sobrc la socic
,l.r,ltlt'srr licrtt¡ro. La nrayoria de los soci(llogos harr partido tlc un¿r irtlcr¡rrc-
CAPÍTULO 2
r.r{ rr)n (lc lu ópoca a la quc cllos mismos pcrtcnccicron. ljn csla dirlcnsiír¡r.
\rl'rrslc ('orntc cs c-icmplar. Los O¡tusculs.!'son la dcscripción y la inlcrprcll-
AUGUSTE COMTE , ror¡ rle I nlon.rc¡1to histórico que la sociedad europca vivió en los inicios tlcl sr
El objeto de una política sana,no debe.ser rlo \l\.
impulsar a la especie hu- St'siur ('omte, un cierto tipo de sociedad caracterizada por los dos atljcti
qr" afiúa por propio. impulso, siguiendo
llill J* I"y iguuf renre ne_ r,r', tcoltigico y rnilitar, está a punto de desaparecer. La sociedad mcdicvlrl cs-
que Ia ae ta gravita'cion, sino
;?Xl"#:ffi,H:.T,",i'ffi're, raciri-
tr¡r,r t'ortsolidada por una fe trascendente, interpretada por la Iglesia ('atrilrt'rr.
I I nrotlo cle pensamiento teológico había contemporizado muy bien con cl l)r('
$,téne.!e nolitique ¡t.o.sitive. Appendice III, ptun
scientifique.s néces.saires pou,.' ttavaux
¡les ,l,r¡rrnio dc la actividad militar, que quedaba reflejado en el rango su¡'rcrior
iurgu, ir"ar' ú'nri¡ ¿,¿, t tZt.
, ,,nt'ctlido a los hombres de armas. Pero ahora se asiste al surgimiento tlc olro
tr¡ro rlc sociedad, científica e industrial. La sociedad que nace es cientíl'it'rr t'rr
como socióroso' Montesquieu es ante , l st'rrtido en que la sociedad que muere era teológica: el estilo de pensurrit'rrto
todo un pensador consciente de
diversidad humaní v sociar. Ér ,o-"tidie la
ra ciencia es para ér Ia introduc_ '.rrctcrístico de la época moderna es el de los sabios u hombres dc cicrrt'r¡r,
ción de un orden caos ap;;;;# objetivo es alcanzable ideando ti_
,rl r1¡rrll que el estilo de pensamiento que dominó en el pasado fue cl rlc lr¡s tt'
pos de gobierno o "n'el
de socieda¿ i¿.nt¡iióunáo Io, ,'l,rltos o los sacerdotes. Los sabios vienen areemplazar a los sacertkrlcs v:r
bre todas ras corectividades, ¿",..ri"*ü, q* influyen so- l,,s tctilogos en tanto que categoría social que suministra la base intclcctul¡l y
v,
";;l;il;;;;ffi: ;ffi"'iiJi"r,ru
principios racionales de vahdézun¡"".rui,
*nque viorado, u ue."i en
argunos
ésta
nrolll del orden social. Se disponen a recibir de los sacerdotes la hercnciir tk'l
aquella ocasión' Montesquieu pu.t" o en
t;; l;!o a.e r1 diversidad para ,egar, ¡','rlcr espiritual que, según los primeros Opuscules de Comte, se encanril nc-
sin dificultad, a ra unidad'hu'nunu. p"i.i no , ('sitriamente en cada época en aquellos que se identifican con la forma dc ¡rcn-
.l",."rio, Auguste comte es ante todo
el sociólogo de ra unidad.rtu..ultu y ¡rredominante y con las ideas que sirven de principio al orden social. Asi
ro;iil;" ra unidad de ra historia humana.
Lleva esta concepciónde ra uni¿aáá"irr""iur"
'.,rr'
r ()nro los científicos o sabios se disponen a sustituir a los sacerdotes, dcl rrris-
hasta tar extremo que finarmente
ha de habérseras con ra dificurtaá
diversidad. puesro oue no
;;";;;; rener que ,".rp"ru, y expricar ra
rrro nrodo, los industriales, en el sentido amplio del término
-es
deciq los cnr-

lido, según 1a¡ mÁ;;;';;';p" de sociedad absorítamente vá_


l)rcsarios, los dirigentes de fábricas y los banqueros- se disponen a ocu¡lrr t'l
su firosófia, toda ra hrd;J;";"ndrá lrrgrrr de los guerreros. Desde el momento en que los hombres piensan cicnli
que desembocar en ér.
Irt'umente, la actividad fundamental de las colectividades deja de ser la grrc
rrr de unos contra otros y se convierte en la lucha de los hombres por rkrrrri
l. Las tres etapas del pensamiento
de Comte nirr a la naturaleza, o incluso en la explotación racional de los rccr¡rs()s
¡lltr¡rales.
Partiendo de esta nosición iniciar, El análisis de la sociedad en que vive conduce a Comte a la conclusirin rlc
es posibre presentar ras etapas
lución filosófica de óomte. como representativas de ra evo_ ,¡rrc la reforma social tiene como condición fundamental una reforma inlclcr'
man, explican y jusrifican ra tesis de ros tres n'odo. que afir_ trurl. Los azaÍes de una revolución o la violencia son incapaces de reorgilni/iu
tán reflejadas en las tres.obras
¿é ru un¡áu¿ humana.
p.i";,p;;ál il;;'ñ
etapas es_ una sociedad en crisis. Para efectuar semejante organización es necesario llt'
Auguste Comte.
La primera. que se sitúa entre rszi rirrr a una síntesis de las ciencias y a la creación de una política positiva.
de phitosophie sirciare; iiszo,
i":;;;;;;"'ffiIrri,",
ra etapa de ros opuscures
", ,ensembre Como muchos de sus contemporáneos, Auguste Comte afirma Quc la so
sur du passé mo_ e icdad moderna está en crisis, y la explicación de los desórdenes socialcs sc

l68l
70 l.Aslll^tnst)t,.l.l,lrNs^MilrNt()s()(,t()t(x;t(.(r
,,\tr( itrs ll. ( ( )l\ln ll
encuentra en la contnüicci'ón cxistentc
cntrc un orclcrr social lc.ltigic. y rrri- rlt'los ltcs cstrttkls, cl cs¡rilrlrr lrr¡nriuro llrbrilr ¡rirsrrtlo ¡ror lrr':,
St'r't'rtl l:t lr'y
litar que se dispone a desaparece., y un
o.¿"n ,ociar cicr,tltiü c¡uc l.r ,( , :'u( r'si\irs. l:rr lrr ¡rt'itttcrir, cstc cs¡riritLr
hunlulo cx¡rlicir los lL'lrirnrt'rros ;rtr¡
se prepara para nacer. "'i,.,¿urt.iar
Esta interpretación de la crisis contemp_oránea I'urr'nrlolos ir sclcs o it fircrzas cornparablcs al hrlnrbrc t.nisnto. lrrr lrt scgrrrrrl;r,
determina que comtc, cr rc_ rr¡rot:t t'ltlitllttlcs ltbslt'actas. conro la naturaleza. E,n la tcrccr¿1. cl lt<lrnllc st. lr
formador. no sea un doctrinario de ra
rülucion ur ,o¿o ¿"]üurx. ni tamp._ rrrtl:t ;t olrscrvrtr ltls lctttilltcnos y a fijar los vinculos regularcs c¡uc ¡rrrctlcrr errs
co un doctrinario de las instituciones
Iibres,.como-Montesquieu o Tocqueviile. rr ('nlr('cllos. ya sca cn ur.l rnomcnto dado, ya sca cn cl ticrnpo. l{cnurrt'irr rr
comte es un doctrinario la ciencia pori,ruu y de Ia ciencia social.
de.
La orientación qenerar der pensamiento ,1, ,t r¡lrrir l¿rs caus¿rs dc los hechos y se contenta con establcccr las lcycs t¡rrr'
y sotre todo J;i;;
formación de com'te son consecuencia iiun", de trans_ l,
'
, ¡¡1'¡".
directa de su interpretación de la so_ l l ¡raso dc la cdad teológica a la edad metafisica y rnás tarclc a la ó¡.rocrr
ciedad en que vive. Ar igual qr" rvroni"rluieu
observó ra irisis de ra monar_
quía francesa y esa actitud fué uno t,r,',¡livit, tto sc da simultáneamente en las diferentes disciplinas intclcctr¡irlcs.
de ros'orígenes de su .án."p.¡on generar,
Auguste comte observa también ru I rr t'l ¡rcrrsanriento de Auguste Comte, la ley de los tres estados r.ro ticrrc urr
"ont.uá'"?i¿""ür",
dad que, a sujuicio' no puede resolverse il;'.T.". de socie_ 'r'ttlitkr riguroso más que cuando se combina con Ia clasificación cle las cic¡¡-
rino er triunfo der tipo sociar que , r,rs. lrl ttrden en que están dispuestas las diferentes ciencias nos rcvela cl ortlcrr
él denomina científico é industrial. ¡rtu "on es inevitable,
ui.to.iu pero puede re_ r n rluo la inteligencia adquiere carácter positivo en los diferentes dortrinios'.
tardarse o acererarse más o menos.
En efecto, la función á" iiro.iotogiu I)icho de otro modo, el modo de pensamiento positivo se imponc ¿lrrtcs cll
comprender el devenir necesario
decir, simultáneam"n,. ¡n¿irp"nsabre",
inevitable- de la historia, pata -es e ,rrtr'nl¿iticas, en fisica, y en química que en biología. Por otra parte, cs nonlurl
mental. """"iuri. a 1a realización del orden funda- ,lu(' cl positivismo aparezca más tardíamente en las disciplinas relacionttllrs
En la segunda etapa, ra der Curso de r.n krS tcmas más complejos. Cuanto más simple es la materia, más fácil r.c-
mentales no han cambiado.,pero se
firosofia positiva, las ideas funda- ,rrltrr ¡rcnsar de manera positiva. Y aún hay ciertos fenómenos en los quc la ob-
ha urpiiudo ru ni,.*;;;;;;Lo qu" ,,'rurci(rn se impone por sí misma, de modo que, en estos casos, la intcligcn-
consideraba en ros opuscures eran comte
esenciárment" É, J.i;uá".'.ont"*po.a_ , ¡.r lur sido inmediatamente positiva.
neas y su pasado' es decir, la historia
de Europa. Tod_o el qu" no ,"u europeo l.l
se percatará fácilmente de que comte combinación de la ley de los tres estados y la clasificación dc las cicrr-
cae e-n estos opuscitres enra ingenui-
dad de pensar la historia de Éuropa , r:r\ licne como fin demostrar que el modo de pensamiento que ha triunfirrkr
.o,no r¡ ésta constituyese la historia entera , n n)¿rtemática, en astronomía, en fisica, en química y en biología debc irrr¡lo-
del género humano; o más aún: ,iu por
.upr.sto el carácter ejemprar de Ia his- n('rsc l-inalmente en el ámbito político y desembocar en la constitución clc u¡r;r
toria europea, y asume que el orden social
hacia er cual tiende Lsta sociedad r r('r)ci¿r positiva de la sociedad que es la sociología.
europea va a ser el orden social de-ra
especie humana. e l" ür*" de esta
gunda etapa. es decir en et Curso se_
d"rtbr"i; i;;;;;;;
¡il,I'n"o"..nu"uu .r_
,".-url sino que, por el contrario, contínúá p.orunairaná;l;, '
9: el programa cuyas grandes ríneas truuiu y procede a <<Al estudiar el desarrollo total de la intcligencia humana en sus diversas esferas dc lctrr'¡

;.,"""t:tt tjuáo r"r";u*s de ju- ,l.rrl. tlcsde sus orígenes hasta nuestros días, crco haber descubicrto una gran ley fundanrcntll, rr
"" l.r , rnl cstá sujeto estc desarrollo con una neccsidad invaroiable y que me parece quc pucrlc st.r
En esta etapa, comte pasa a revisar las .,'lrtlltrrlente establecida, bien con pruebas racionales que nos proporciona el conocinricnlo tlt.
diversas ciencias, y desarrolla y
confirma ras dos reves esenciares, que, p- rrrtr'stlit organización, bien con las vcrificacioncs históricas que rcsultan de un atento cxantcn tlt.l
o,ru parte, había expricado ya en l,,rsrulo. Esta ley consiste en que cada una de nuestras principalcs especulaciones, cada r¿¡nlrr th'
los opttscules: Ia ley de los tres effi;r;i,
clasificación de las ciencias¡. rrt slros conocimientos, pasa sucesivamcnte por trcs estados tcóricos diferentes: El cstatkr lcoli¡
"¡, o o ficticio, cl cstado nretafisico o abstracto, y cl estado científico o positivo. En otras ¡rrl:r
l1rug"* Comtc concibió la ley de los tres estados lrrts. por su propia naturalcza cl espíritu humano emplea sucesivamente en cada una tlc sus in
por primera vez en er pft)\p.u'rus ¿ies cn f.cbrero o marzo ¡Je lg22,y Ia expuso r, sligacioncs tres métodos de fllosofar, cuyos caracteres son esencialmentc distintos. c inclr¡so
Iruvau.r tr¡"nr¡1iiq,,"., ttttt.t,.t.tuit.,;s p.ur
ti<'le' publicado cn abril de l.82z.n rn uotur.n'á.'Sáin,-s¡,rrorr rórtrguniset.ru st¡_ r,rrltcalrttente opuestos: prirnero el método teológico, luego el método metafisico y finalntcrrtt'el
p'ur objet de.fitntrer re svsténe indus*i.er. gri" rituratrosr¿üe ¿l<,s'ttuvar.r uvtnr rrrelodo positivo. De aquí que haya tres clases de filosofias, o de sisternas generales dc rclicxion
qr" (irmte denomin"r¿ prefacio trcr
s-t'sténte dc poritique ptsitive, er "ür, quc sc cita ',,lrtc cl conjunto de los fenómenos que se excluycn rrutuamcnte; el primero es el punto tlc ¡xrr
opu..sc,ut": rtrnri",rZiy
ntier s)"sténe tle Ttliriqua positire. debido a veccs con""el"ltítulo de prz_ trrlrt nccesario de la inteligcncia humana, el tercero, su estado fijo y definitivo, y el scguntlo est:r
al nombrc quc. llcvaja cdición de 1g24.
será reprodu_ ,l, slinado únicamente a servir de transición.> [...]
positive lon lr ,i,urn p!¿tn det t,.n,i,,,1-,i¡",t¡r¡quts
i'fii,i"i'i,,',1 ,i:,"i1:;:::: !"r:;!:tit¡ue né_ <E,rl el estado positivo, el espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtcncr rrot.r,,
La ley de tres estados cs er objeto de ra primera.rccción rrr's absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino dcl universo y a conocer las c¿rt¡s¿rs intrn;r:,
la clasificación'ostrc ras ciencias cs abordada.n der c¿rr.so de filrsrlitr pr.t.sitiru.y ,le los flenómenos, para dedicarse a descubrir, por el uso combinado del razonamiento y la obst.r r rr
rá r"gr,r.ru reeción der mismo curso.
Sobre el descubrimiento de la ley ¿" , ¡on. slls leycs efectivas, es decir sus relaciones invariables dc sucesión y de similitutl. Lu cx¡rlre:r
lor tr""..tu-¿o.l.r" r" clasificación de
sobre todo: HENnr Gousr¡n to.L^o,y"1t" las ciencias, véase , rirn de los hechos, reducida entonces a sus términos reales, no es ya sino el vínoulo cstrblt.t.rrl.,
i)i,srt)""ó;,,," du positivisne, r. .il,
Auguste Comte y Saint-Simon) parís, -", .ru.fitrnuti.n ( rrlrc los diversos fenómenos particulares y algunos hechos generales, cuyo número ticntlc rr tlrsrur
Vrin, tOTt-,'ip. Z.AV_Ze t
rrrril cada vez más a causa de los progresos de la ciencia> (Curso de.fibsofía positi'tu. ¡rp. .15 lrr¡
l(itlsll(()Nlll l\
l) t ,,\s I t,,\t',,\s t)t.t I't NS,\t\ilt N t( ) s( x t( )t ( x;t( (, Al

o['r.ict0 ¡troPio llt lttslot t:t t'tt


I)cro su ot-r.jcto no cs úrticurncnlc (lcnlosllar la ncccsrtllrtl tlc clciu lrr soeio r¡ .r ,.,()l)r(.t,1 :rilrilisrs. licrrc rltrc ctlrrsitlcftrr corrro
logía. A partir de cierta cicncia. la biología. sc opcra unl invcrsi(in tlccisivu cn r, r.r rlt' l;t t's¡lct'ic lttllllltlt¿t' it.io. l:r ril
el campo de la metodología: las cicncias ya no sou cicncias analíticas. sino rrc- |,ttt.tlt'tlelcclitrscac¡ttílairrlcritlriclaclolasupcritlritllttl.lll]llItl
cesaria y esencialmente ciencias sintéticas. Esta inversión aportará un firnda- rtllrtl tlc Augusic
t, rr,,r
(.onrtc cotr rcspecto a Mttntcsqtricrt. Mttltlllts lVltrtt
tlt'l:r
mento a la concepción sociológica de la unidad histórica. ,, ,,,,,,.,,'ir,,,,.j,f.i fi.fru dc la diversidaá, Contte, c()ll csa ittlcltt¡rct'rtltt'ir¡
dc los hotlbres grandcs y tle algtrnos lllcll()s l'lllll
En el lenguaje de Auguste Comte, estos dos términos y sintó- 1il1'rt.l rluc cs cilrilctcl-lstica
tico- tienen significados múltiples. En este ejemplo preciso, -analítico
las ciencias dc tlt.',' |):|ltc tlc la ttnidatl c. tn humana y afirtrra cltrc lir hisltlrilr tlt't'st:t
",p".ie
clcl estudio sociológico'
lanaturaleza inorgánica, la fisica y la química, son analíticas en el sentido dc ¡,,'., ," cs cl ob-icttl cs ulla clcllc' iu lrl rrr.t'r
que establecen leyes entre fenómenos que están aislados necesaria y legítima-
' a ,,,tticlrc añaclir que al entender que la sociología
mente. En compensación, en el campo de la biología es imposible explicar un clcllci¿rs antcrioies,Auguste Comte no
vacila cn t'ctolllar llt liit'ltlttllt t¡rrt'
,1,. lrrs
i"t'Op'"1t'rl1es" Al igual que libcrt¡'rtl rlc cotte tt'tt
órgano o una función si no se considera la totalidad del ser vivo. Un hecho ',.r lr:rlrirt rrrilizirdo lo,htly
biológico dado cobra significado y halla explicación en relación con el orga- ( r.r (.',l¿rtcnrática o
"" u*ironomía, tampoco puede habcrla cll,cl.cllllll)() s()
"n tl.1l: igtrorrtttlt's
nismo todo. Si se quisiera recortar arbitraria y artificialmente un elemento de , r,,lor,,ict'r. Dcl mismo moáá qu" los sabios imponen.su Y9-:l tlc
un ser vivo, no se tendría más que materia muerta. Como tal, la materia viva r ;rlrciotraclos en áe matemáticas y de astronomía, igultllrlcrrtc
cuest'i;s
ámbito de la sóciologia y de la políticir.
Y csl()
es global o total. t,,.rr irrr¡.rotlcr ru qttc cs' lo
La idea del primado de la totalidad sobre el elemento debe ser aplicada "rit.r¡ "n-el
q;;;;*"ioiogiu puede determinar a la vcz lo
|'r("julx)r.rc sin duda de Comte asulllc clcctrvrr
también a la sociología. Es imposible comprender el estado de un fenómeno ,til(.scr.at y lo que ¿"Ul'*r.-iu roJiotogiu sintética
J" .r,. orden.tiencia de la totalidad hist(lrica. lrr str
social particular si no se lo integra en el todo social. No podemos dilucidar la ,rr.rlc r.lna
en efecto no sólo lo que ha sido lo
"o-p",.n.iu y que es, sitrtl lo t¡ttt'
situación de la religión, o la forma precisa que adquiere el Estado en una so- , rolooi. cletermina
ciedad determinada, si no se considera a dicha sociedad en su conjunto. Pero ,L.r:r. cn el sentido de la necesidad del
deierminismo. Lo que será sc cll('tl('lr
que los filósofos pasados hal'rrírrtr rlt'
esta prioridad del todo sobre el elemento no es válida solamente para un mo- rr,r ¡rrslificado en tantolue ,"-u¡urtu a lo
denot.nina sinr¡rlt'
mento artificialmente desprendido del devenir histórico. No es posible com- r,rrintldo naturaleza hiil;i "
lo que Auguste
-Comte cla¡'rlt tlt' srt
y .oiial. En la tercera
prender el estado de la sociedad francesa a principios del siglo xlx si no rein- ,r(.,tc la realización del orden humano
justificará esta, unidad. de la historia humana coll tlllil
l('( )
sertamos ese momento histórico en la continuidad del devenir francés. La l,(.ilsi;triento, comte la
Restauración no puede ser comprendida si no es por el hecho de la Revolu- il,r (lr.rc se ocupa.,-íiiin.u*entede lanaturalezahumana y de Italttl'rtlt'z;t

ción, y ésta a su yezpor los siglos de régimen monárquico. La decadencia del ,, tt iitl.
espíritu teológico y militar se explica únicamente identificando su origen en l]Svstémeclepolitiqttepositiveesposterioralaaventuradesu{tll()|.r.(tll
los siglos pasados. Así como no es posible comprender un elemento del todo t l.tilcle de Vaux. gl estiio f el lenguajese
han transformado un tanto c()rr r('s
t'l
positíva.'En todo caso. puede afirmarsc t¡ttc
social si no es considerando esa misma totalidad tampoco es posible entender ¡rr.t.lo al Curso de lit"ri¡ú tendencia del pensrtrttic'ttr
un momento de la evolución histórica si no se tiene en cuenta la totalidad de \rr/r)r¡¡e de potitiqu;';;;;;;t; ;riresponde a una
uiJible en la priméra y.sobre todo en la segunda cta¡rrt'
esa evolución de la historia. r,)nrtista que ya es
pl"d" el itinerario de Augusto ('orttlt'
Mas la continuación de esta línea de pensamiento plantea la obvia difi- lin efecto, ,i, "*pli.urr" cs rror'
"o-á'|o
jÑiii.ar"."o,
la'idea de lá unidad de la historia humana'
cultad de que para comprender un momento de la evolución de la nación fran- ¡,,,, in'*tuntá¿ ¿" filosófico a cstc cott
un fundamento
cesa hay que tener en cuenta la totalidad de la historia de la especie humana. 1,,,,r .fu. en su último ilu.o r.,uyu aportado
que a lo lu'sn .|..1
La lógica del principio de la prioridad del todo sobre el elemento ha conduci- ('|.1]t(). Para que la historia htlmana Sea una, es necesario :1."'.
mantenga una ctct'ttr
do a la idea de que la historia de la especie humana ocupa el primer lugar y rt.rrir de todas las sociedades y épocas, el hombre
lugar, se requiere tanrbiÓn t¡rre
es el verdadero objeto de la sociología. rr:rluraleza reconocible y definiblé. En segundo
susceptible de ser recono"itltl :''l.l::
Auguste Comte era un hombre de mentalidad lógica, educado en las dis- r,,rla sociedad i-prii,i"'.ir-orá.n .r.n.iai
que la articulan. Finalmente, es prccls() (ltl(.
ciplinas de la Escuela Politécnica. Al establecer la prioridad de la síntesis so- ,lrVcrsidad de las organizaciones
hrrman"a y la naturaleza social sean
tales que d9 ellas puctllrrr se t

bre el análisis, estaba obligado a concluir que la ciencia social que pretendía l:r jtri
fundar tenía como objeto la historia de la especie humana; y dado el carácter 'aturaleza
,tcrtucidas tu,
del devenii histórico' Y, a Irti
posible"uru.il.iñ;;tu;¡;entales
del systéme de politique positive tnctli¡tttlt'
unitario que le había atribuido, esta historia era imprescindible para entender ( ro. es
tanto las funciones particulares del todo social como un momento dado del de-
"^pli;;;il;sencial
r'stas tres ideas.
venir. LateoríadelanaturalezahumanaestáincluidaenloqueAugustc(.rllltlt' cott lrts
En el Curso de /ilosofia positiva está fundamentada la ciencia nueva, la so- ,lcnomina .uu¿ro J.i"üiái, .i.""¡"nto de concepciones.relacionadas t'st'
"t pero, al margen de éstab aquella extravagitttcilt.
ciología, que al reconocer la prioridad del todo sobre el elemento y de la sín- l()c¿rlizaciones cerebrales.
/''
Al l(;tlsll (()t\l ll
l4 I AS I: lA.tns t)t:t. I,l,.Ns^t\,il1:N lI ) s( )( t( )t ( )(;t( ( )

cuadro cerebral cquivale a la dctcrminacitin clc las clif-crcntcs activitl¿rtlcs c¿r- tl(.\(l('s|)l-e(.ilttlrrs¡lrlt.clirrtliv.itlrrtlltvis¡rlttltr(|tlc(lt.ttttstlltlvlslil/tllt:t:'ltl't.1.'
, ,rl)l.rl lil 1,.'v Iltlis gcttcrlll tlcl tlcvclllr
racterísticas del hombre en tanto que hombre. El ordcn social firndarlcntal, rc- ' Nr,,rrr.',t¡rri.,, y ti,.:.1u""jir" .i"" ""'['::11,t;1il:.,"1.:i Il,l]il,',\il'1,,'il;i,,',1,i,
conocible en la misma diversidad de las instituciones, está descrito y analizackr
,rr.r,l.'l estlttlo. y Malx it llt orgltntzaclon
cc(
en el tomo ll, cuyo objeto esla Estática sociql. Por último, el cuadro ccrcbral qirc lo qrle tnanticrrc utritlit ¿t l'lllit s()cl ¡.11;¡11 1's l;t
y la estática social son a su vez el fundamento del tomo IIl, del Systéme de yt-
( rrnrl('sc bltsa crt llt iilca clc
trnrt sot tt'tl;t'l
sus i"áiui¿uut'' 1l-]:i:
,,,rncitlcttciit tlc itrtcrcscs y criterios de l':'
litique positive, consagrado a la dinámica. La historia entera tiende a la reali- compartcn utlas t.ltistltlts ctccttt't:ts
,r¡lo t,il lil rncclicla cn quc sus miembros t rtv:t
zación del orden fundamental de toda sociedad, analizad,o en el tomo II, y a la
, I ilr.tkr tlc pcnsar o,,J;i;;;i)"
l"r áir"*ntcs cta¡ras rlc la ltt¡rtriltritlrtrl'
realización de lo que hay de más excelso en la naturaleza humana, descrito en por la generaliz'aci(ln tritrrtlirl tleI ¡rt'tts;t
el cuadro cerebral del tomo I. , r;r¡rr rtctttltl y f inal t'üe t"l"f"da
Así pues, el punto de partida del pensamiento de Comte es una reflexión rrrl('lll() positivo' la iclca clc urut histolitt lrrr
-,,. .,.rrimqc consec
sobre la contradicción interna existente en la sociedad de su tiempo entre el llrra vcz llevada hasta sus últimas "^r1"ec'enciasobligado a fittttllt'cslll tllll
ve necesariamentc
tipo teológico y militar y el tipo cientifico e industrial. Puesto que lo que ca- rrr:rr'r írrica, Augusto comte se icos si tto cotll:tt:t
qu" l. ,t'iui-'ip"tiUft tealizar enlérminos filosóf
racteriza a ese momento histórico es la generalización del pensamiento cien- ,lrrtl. ctrs¿l constantc y dc un ot'tlclt sot tltl
tifico y de la actividad industrial, el único modo de poner fin a la crisis está r,¡rillriú.rr con la i¿au ¿"^ulu aturalezahuaunu
"
rnrtllttlrcntal igualmente constante' a trcs l''rirrr
en acelerar el deveniq creando cl sistema de ideas científicas que presida el articula su filosofia en torno
I

orden social actual, al igual que el sistema de ideas teológicas presidió el or- Y consecuen" ;;il;AÁ1e
den social del pasado. ,lt's tc¡rlas.
A partir de aquí, Comte pasa al Curso de ./iloso/ía positiva, es decir a la l:lprimeroeslatesisdequelasociedadindustrial.-lasociedadclclir|'tt
y está llamada o convcrlirsc ''lt
l;r
()ccidentuf - ti"it ui tu'¿t'"' e¡emptar ('.rtrlt' :rt'
sintesis del conjunto de la obra científica de la humanidad para deducir los mé- 'l)ir
,,,,,,.icrlacl de toda t" iril;ñ;"Ñ"'.r,á demostrado que Augustc
todos aplicados en las diversas disciplinas y los resultados esenciales obteni- industrial curol)cir r('
dos en cada una de ellas. Esta síntesis de métodos y de resultados debe ser la
((r.ivocara ut p"n'utii'i;Iú!3d";g* la sociedad
del traba-io' (ltr(' t"'
rri:rrr vocación de unlversalidad.
Laorganizacrón científica ('l'''ir
base de la creación de una ciencia que aún está por crear: la sociología. slpera en eficacia a las restalltcs
Pero la sociología que Comte pretende crear no es la disciplina prudente, r;rnrctcristica de la sociedad europea' que un pttc''r tl'"'
rrrzuciones hasta un,",nij]],, ;;;""
pliiii del momento en l.s sct'ltttt"'
modesta y analítica que practica Montesquieu, quien procura multiplicar las difundirse por todos
explicaciones para aclarar la extrema diversidad de las instituciones humanas. t trl'.ió este secreto, ;;;;il.oÁ.nró.u podcr'
de la prospe.ridad,y,er
La idea que anima a Comte es la de resolver la crisis del mundo moderno ,rr. ra rrumani¿u¿ pu!r".r'já *"¿i"iá" del pensarnicrrltt t rt'rt
es: suministrar el sistema de ideas cientificas que presida la nueva re- t:l segundo ,"*ñ ,"ii"re a ta doble.universalidad
en fisica en biología ticrtt'
o r ()
-esto
organización social-. rit'ico. El pensamientJ;;t;il; "n '.t1utttá'ica' de la especic htrttt;t¡t:t
:l !*;iili;'q;;;"á;r los sectores
t rrciirn universal en.quc atlvtt lrt'
Ahora bien, para que una ciencia pueda cumplir ese papel, es necesario que ""
,ryo t"t-á'iiio J" p"nümiento desde el momento y lrr
aporte resultados indudables y verdades tan ciertas como las de la matemática lr.rt Áuguste comte tenia raztilr'
Én este punto,
y la astronomía. También es necesario que la naturaleza de esas verdades sea los éxitos que
r()¡r 'echo tanto crt cl rirrr
"ontt.uu.
,.icncia occidental es hoy día la ciencia ¿e"iodaía humanidad,
la quírrricrr' c ttt
de un cierto tipo. La sociología analítica de Montesquieu indica tal o cual re- de la astronomía. la fisica.
lrilo de lo *ut".átiü, .á*o en el
forma en un cierto contexto particular; ofrece consejos al legislador. Pero,
,'luso en tr, .on''á1i;;i;;;;'it:;;-tl;" i;biología' Pero la univclsillitl:rtl
como él parte de la idea de que las instituciones de una sociedad dada están momento en que sc prcrrsir
,lc la ciencia ticne ta]iüzn otra dimensión. Desde el
condicionadas por una multitud de factores, no hay cabida en él para la idea
de una realidad institucional funcionalmente distinta de la existente. Comte,
lrxl"
en cambio, aspira a ser simultáneamente sabio y reformador. Por lo tanto, ¿,qué al mundo, o tl"h"-,:l^oj:t tórtnirr.s'
<Las ideas gobiernan y.trastornan y tttot:tl rI
ciencia puede ofrecer afirmaciones indudables y tener alavez carácter impe- *
r.jlru d-"t'ini,iuu sábre opinioncs [...] La gran crisis.política
..1 nrecanismo ro.iur rrt'rl
Jn io u"o'tq'i^ intelectual' Nt¡cslilr
rativo para un reformador? Deberá ser sin duda una ciencia sintética como la su origcn, en^últim" cntrc lo(l()s l()s ('\|r
l;rs socicc.lades actuales tiene ""lli;it:
tt:i;":;; prolunda diverlncia que cxisté.ahora
que concibe Augusto Comte, una ciencia que partiendo de las leyes más ge- -**r.ribe:
,,riis uril\c consiste.
"il i¡"'o tt la primera condieiirtr tl( rrrr
nerales y más fundamentales de la evolución humana, pueda descubrir un de- ,,,,,.'.on rcspccto ","¿rr'i".'n1á-i,r.ro."'nn¿ur"n,uüor-.uyu
i"¿i"iJí^ltJ no sc hayan adhcrido' dc.it'r;t ttrt
rcrtla.ero orden sociat.?ffiiuiil1;,"iig"n9,.r, urtrt tkrtlrttt't
terminismo de carácter global que de alguna manera sea utilizable por los hom- ideas g"n.rul"r..upu.* 9:.:^"-1t:i',"ir
:cntirniento unánime, " "".i.u" "i,.eroáe nacioncs continuará.siend.' tlc trt¡trr' r't
d; las
bres. Una <fatalidad modificable>, según Ia expresión positivista. s.cial común, O".tbi""i;;;rrr q". .f estado i.'ioo* iÁs patiatiuot políticos qr'rc l)tr('rl'rrr
"" ". rcórucionario, u p..u,
La sociología de Comte comienza por lo que más interesa saber. Los de- ircxorabre,
"r"n.rutn-,"nt. provisionales> (Curso da lilrtsrtli't ¡'''t
in"titutiontt
talles son abandonados a los historiadores deciq de acuerdo con nuestro rrtloptarsc, qu"
"ut'ottt'i""J;;;;;;i;;e
autor, a esos oscuros buscadores a tientas,-es perdidos en una erudición medio- rlrtr. P. 66)'
16 tASt,lAlnst)t,t t'l NSAt\ilt,Nl()s(x t()l (x;t(() Al(;l rsil (()tutt ll
p()sitiv,tlttctttc c¡l ct¡csli0rrcs tlc ¿rslr0rr0nri¿r rl tlc lisic¿r. rlo es ([ (lu('lrll',o
¡rosrlrlt,¡rr.rrt.tit.rrr , r.r orrgirlrl cort rcs¡rccto ll ¡rirslrkr cslri ir¡rrrtttltntkr. l'crrt. ¿,ctt t¡tri'
otro r'stllo tle pensamiento en política o cn rcligirirr. l:l rnótrxle
¡r,,siirv,,. .¡rr.. , , rn .r',1(' tlc la intlustria nlotlcrrlr'/
t'slrr ot'rginrtlitllrl
1¿¡ f¡uctifero se ha mostrado en las ciencias de Ia natural"ro inu.gunica, rlcbc ,,\ rrrr ¡r;rrt'ccr', los r-usgos caractcrísticos dc la industria, según los obscrv:ut
s¡1s¡derse a todos los ámbitos del pensamiento. Mas esta genera"lizaci(rn rlcl l,', lrorrrlrlcs tlc ¡r'irrci¡rios dcl siglo xtx, son los seis siguientes:
métod' positivo dista mucho de ser evidente. ¿Estamos obiÍgados a rcprodu-
.¡r s1 método de la matemática o de la fisica eñ sociología, e"n moral o cn po- I l.rr intlustria cstir basada en la organizacion científica del traba.jo. lrn
lítica?En cualquier caso, éste es punto que aún sigue siénáo bastanie discuti- lrr¡,.rr tlc rcgirsc por los criterios habituales, la producción industrial está oricn-
do. t,rrl,r rr lll rlbtcrrci(rn del rendimiento máximo.
El tercer tema fundamental de comte es el que aparece expuesto en su
l.rr aplicación de la ciencia a la organización del trabajo permitc quc
systéN de po.litique positíve. Si la naturalezahumani es fundamentalmentc l.r lrrrruurirl¿rd desarrolle sus recursos de manera prodigiosa.
la misfla, si el orden social es esencialmente el mismo, ¿cómo es páslute, | [.a producción industrial implica la concentración de obreros en las fá-
últim0 análisis, justificar la diversidad? "n I'rr'irs y cn los arrabales de las ciudades, lo cual da lugar a la aparición de un
¡fcho en otras palabras: la idea de comte acerca de la unidad humana re- l¡ nonrono social nuevo: la existencia de masas obreras.
viste ffes formas en los tres momentos principales de su carrera: .1. ljstas concentraciones obreras en el lugar de trabajo determinan una
,'¡osrcirio, latente o franca, entre los empleados y los patronos, entre los pro-
La sociedad que comienza a desarrollarse en occidente es un ejemplo
- toda la humanidad habrá de avanzar por el camino qu.
l, t:rlios y los empresarios o capitalistas.
a seguir;
guardn occidental.
si!r" la van- 5. Mientras que, debido al carácter científico del trabajo, la riqueza n<r
lr.rr'r'rnhs que aumentar, las crisis de superproducción se multiplican, acarrc-
La historia de la humanidad es la historia del espíritu en tanto que des-
-
pliegue del pensamiento positivo, o incluso del aprendizaje aet positlvir-o po.
,rrtlo como consecuencia la creación de bolsas de pobreza en medio de la abun-
,Irrt'i¿r. Y para escándalo de la inteligencia, mientras millones de hombres su-
todos los hombres.
lrrrrr pobreza el exceso de mercancías no encuentra salida en los mercados.
La historia de la humanidad es el desarrollo y el florecimiento de la 6.
-
natüÍaleza humana.
El sistema económico articulado por la organizaciín industrial y cien-
rrlrcu del trabajo se caracteriza por la libertad de comercio y por la búsqueda
,lt' bcneficios por parte de empresarios y comerciantes. Algunos teóricos ex-
g5tos tres temas, en modo alguno contradictorios, aparecen en cierto
sen- rrre rr de este hecho la conclusión de que para promover el desarrollo de las ri-
1¡¿s s¡cada uno de los momentos de la carrera de Auguste comte, u,rnqr" ,r- (
¡rcz¿ls es condición esencial precisamente la búsqueda del beneficio y la corn-
brayados de manera desigual. Los tres son otras tantás interpretaóiones posi-
I't'lcncia, y que cuanto menos se mezcle el Estado en los asuntos económicos,
bles d¿ltema de la unidad humana. rrris rápidamente aumentaránla producción y las riquezas.

Las interpretaciones difieren de acuerdo con la importancia que se conceda


2. ¿¡sociedad industrial ,r cada uno de estos caracteres. Para Comte, los tres primeros son decisivos.
Itr Que define a la industria es la organización científica del trabajo, lo cual
fundamentales de comte durante sus años de juventud no
¡¿s ideas son trcne como resultado el aumento constante de las riquezas y la concentración
perso¡ales El clima de la época le aportó la convicción ae que p"^u-ien- ,lc los obreros en las fábricas; este último fenómeno es a su vez la contrapar-
to teológtco pertenecía al pasado; que Dios había muerto, pó. "l la fór- tirla de la concentración de capitales o de los medios de producción en unas
¡nu1¿ ¿e Nietzsche; que de entonces en adelante, p"nsaiiento"rnpl"ar ,"- l)ocas manos.
ría el rutor de la inteligencia de los hombres "l que "i"rriin.o
junto con Ia La cuarta característica, la oposición entre obreros y empresarios, es sc-
''o-d".nor;
teologia,la estructura feudal o la organización monárquica éstaúan llamadas t'Lrndaria para Comtea. Ese enfrentamiento no es más que la consecuencia clc
a desaparecer; que los sabios y los industriales serían il
factor dominante de
la sociedad que comenzaba a despuntar.
Ni4uno de estos temas es o_riginal de por sí, pero lo que aquí importa es a Aunque Comte no deja de advertir la importancia del problema. <La vida industrial crcu
comprender,la manera en que comte acierta a eiegir de entre'las ijeu, .o- , l:rses imperfectamente vinculadas entre sí, porque le falta un impulso que posea generalidatl str-
rrientesaquellas que le van a permitir definir su propia interpretación de la so_ liciente para coordinar todo sin perturbar nada, y éste es el principal problema de la civilizacitin
ciedadcontemporánea. nroderna. La verdadera solución sólo será posible cuando esté fundada en una verdadera cohcsitin
El ,',,evo lecho que impresiona a todos los observadores de la sociedad , ivica> (Svsltlnre de politique positive, l. III, p. 364). <Tras la abolición de la servidumbrc pcrso-
a rral, y pese a toda manifestación de carácter anárquico, las masas proletarias no se han irtcot¡ro
principros del siglo xrx es el fenómeno de la industria. Todos tienen concien-
nrclo aún realmente al sistema social; el poder del capital, primeramente el medio natural rlc cr¡r:rn
/¡i L^s I, l,^t,As l,t,l l,l,Ns,\l\ilt.N l{ } s( x ,l( )l o( it( r )
.,\l r( ¡lr:i ll ( { tt\lll ltt
t¡ttlt tltllll¡ rltgitrtizltcrtirl tle l;r
s.cicrLrtl irrtlr¡srlrirr.y r.s (.()r.r.(.rrlrrrt,lllt.tlr;'¡rt,lt.
j::l'il .Hil:i,l:;:i:,;l;: ir r1,,,ó,,,.i,,,'' ..i,i,,;.i¡..,,,_ y s,,¡r...¡ rj1
I'rrr olt;t ¡rttlr', t':;lo:; tttt'l:tlisl(()s ('('nr('l('tt t'l r:rol tlt'r'on:rrlr't;il :t lo', lr'
,',rrr rr.', ('( ()rr()rrrt( (ts st'¡Itt';trLttttt'ttlt'tlt'l lothr sot lltl. Lrt r't onotttirt ¡roltlrt ;t t o
ll1,,:il ¡;¡
ra soc iedad nu*u, v. r e atri buve ;i ;;.;;;#:" :i:ffi ,'r, n.',r ,lr':.¡';t¡:ttttltt tlr'lt,iltnuttnctrlc tlcl lcsl() lt ltltkl ult scelol, stt'rrrlo;t:,t (lu('
mento de crisis en el desarroiro ll:Txlff :!L:: :,,-. il' ;1,:l: rr,r r', ¡ro'.¡ltl1't'otn¡ttcttrlcr l'igttttrslttttcnlc il cslc [rltinro si rto cs cn t'l rrr:rrt tt tlt'l
a" o.,untzaciónque poseerá una
dad distinta de ra que se funda "nu cstabiri_ I'lllll( l()
de ra competencia.
Nahrrarment"'::i1l.o. .o.iurirtur,
"n "iiiu."luego
ios cafacteres decisivos son er
l ,lrr', rIrs crilicls lircrtlrl rcpcticlas por la tnayttrí¿t tlc los sot'rirlo¡',os lirur
el quinto' Er pensamienro-sociarisra, cuart. y ' ' , , rlt' l;r t'sct¡clrt tlc l)url<hcirn, y hart clctcrnritr¿ttlo llr lclilr¡rl rle st'nrrlroslr
ar iguar qu" J"ior'ünonr¡stas pcsi_
mistas de ra primera mitad d"i;l;i;';^, "r lr,l,r,l rlt'los llluttarkls socitilogos hacia lus llanratlos ccottotttisl:rs, ¡lor lo rrrt'
ción del conflicto oranteado ent.""pr"i",r""s desarrora a partir de ra constata_
se
r' ' , ( r¡ l;rs rrrrivcrsirlltlcs fianccsas.
de las crisis, qu" ,on consideradaJ.;;; y capitaristas. y de ra frecuencirr
l rn:rlrnctttc, Augustc C'ol.t.ttc critica a Ios libcralcs por su stlbrccslirrr¡rt rr'rrr
quía capitarista. Marx edifica consecuencia inevitabre de ra anar_
r,
tórica a partir de estos dos .uru.t"r"a.
*- t*iái.r
capitarismo y su interpretación his_
,1, l,r t'lrt'rrcilt tlc los lnccanismos comerciales o corlpclitivos cn llr crclrt'iirl rlr'
r rrlllr'/;1.
En cuanto al sexto_carácter,
Ia liuerta¿ de comercio, es Srrr t'rrrbargo, los economistas tienen el mérito dc afirrrrar c}tc a ll llrrl',lt lol
el que ros teóricos
qu';j;;;i"
¿""'¿.,", representá ru rrl( r('s('s ¡rlivaclos encuentran una armonia. Si la oposicitin cscrrcial cnllt'los
,#::jill.i,Xi;l' 'r decisiva
"u;* der lrl', rrlt's y los socialistas proviene de que los primeros crccn cn la coirrt'irlt'rr
A principios del siglo xrx era evident , r.r lrr:rl tlc intereses, mientras que los segundos aducen el cariiclcr lrrlrtl:r
aumenro de ias riquezas. de rrr, rrtrrl tlc la lucha de clases, en este punto esencial Auguste Conrtc csti rk.l
aprica.tu^
fluencia de un résimen tiberai¿e;;;;;;" iiá"illi:#'x"; l.rrhr tle los liberales. Él no cree que haya una esencial oposici(ln tlc intclt'scs
gún la responsabiid"o,,ar". Las inrerpretaciones variaban
se_ '?ffi;r;Ti:T,Í: , rrtrt ¡lrrrlctarios y capitalistas. Pueden darse, de manera temporal y sccrrnrl:r
nómenos en el desarrollo del1. ""tirt"r. "- , cada uno de estos dos úrtimos fe_
prir"rá. ' r r.r rrvrrlicl¿rdes determinadas por el reparto de las riquezas. Pero, scnlL'iiuttü ('lr
Auguste comte define .u p.opiu-üría , ,t. r los cconomistas liberales, Comte cree que, por definición, cl tlcslrr¡oll,r
de ra sociedad industriar con
ticas que dirige a los economirtui
l¡u"r¿", y.a ras crí_ ,l, l:r ¡rnrducción se ajusta a los intereses generales. La ley de la socictlrrl rrr
tiana de la sociedad industrial'rio'"r'nf"*r los socialistas. La versión com_ ,lrr',trtrl cs el desarrollo de la riqueza, que postula o implica la arnronír¡ Iirrrrl
como la teoría de ra organizacrón ni socialista, y podría definirse
si no ñ,'era porque este término '
lr' iltlclcses.
ya utitizado en ra traduócron había sido lrn cuanto a los economistas. para quienes Ia libertad y la compclclrt irr sorr
nancesa J"iliu- ¿"'gr.,rh"-,
Revolutions,pues los organizadorer iii t torog"riot Lr', t';rrrsas esenciales del desarrollo, el fundadordel positivismo sc ¿rlinclr t,,rr
gani zadores o <admi ni
a"io-r" son bastante distintos de los or_ Lr t'scucla de los que yo llamaría organizadores politécnicos.
sirua-".ii á" eti.n hur.
Auguste comte tacha de
u lo, liberales que se in_
teresan por la naturaleza.del 'n",unri.*
*l* v r. e.rzan ""onoristas
pordeterminar en abstracto
;:'iffi"""fff;"r1',:"3,f
i't"-ul Én"u"Jo#Ion,
"rr, ; o"",;;;* inetansico , ,,rrlrr los sucesores de Smith: <Si nuestros economistas son, en realidad, los succsorcs t icntrl r

iacrerísti ca ¿.i o.*,1, i.""ff ::T:":::J#,::j:T:iff ,il;l


; para é
es
r ra ca-
,," rlc Adam Smith, que nos demuestren en qué han perfeccionado y completado cf icuznrt'rtc l;r
,[,r lrirrt de este maestro inmortal, qué descubrirnientos realmente nuevos han agrcgatlo l sus lr'
lr, ( s rcscñas iniciales, que, por el contrario, están desfiguradas esencialmente por un viur() y l)l(.
r rl rle s¡rlicgue de formas científicas. Cuando, con mirada imparcial, consideramos las cstúrilcs rlr:
cipación y nrás tarde de independencia'
ha adquirido en.ra actuaridad | rr;rs quc los dividen acerca de los conceptos más elementales del volor,la utilidad, |t lsn xlttt t tittt.
,r
actividades cotidianasl aunque un peso exorbitante en ras
nccesari¿mcntc huyu a. , l( . ¿,no nos parece estar asistiendo a los extravagantes debates de los escolásticos rrrctlit'r¡r['.,
a una generaridad v una responsahiiidad cierta justa preponderancia
"1...", debido .r( ( lcll de los atributos fundamentales de sus entidades metafisicas puras, cuyo carhclcl sc nr;rl
rCours de ¡thiro.tt¡ihi,'tnt:itive..r vr 't"p"."i*i-a" acuerdo *" r. J^,,ii."ria ¡erárquicau
material' cn la cual los dos crcnrcnro.
p.li)i',,iii¡*iool desortren arecta hoy a ra exisrencia
lrt sll cada vez más en las concepciones económicas, a medida que se las dogmatiza y sc l:rs lr:rt r'
Á.."roiio, d.'ir"n,.rru lr,rs y más sutiles?> (lbid, p. l4l). Mas el fundamental reproche que Comte dirigc a los t't,'rr,'
la riqueza- vivcn cn L¡n csrr¡tr..r" ¿ir¡g*,.;;r,'a
,"r,," irlrii".¿."0, u". ,rr¿.-u.rrr¿" ra población y rrslas es que se empeñen en crear una ciencia autónoma, <aislada del conjunto de la I'ilosolirr s,'
mente reprochado, 1,9¡.r.r,;rrr,, o"""Jl;. serres iguar_
5 Jnn¡s ,.tr, ¡x,titir¡tte
¡,rrt;;;;;;; l;. p. .]9l).
BunN,¡v. Tlrt M,tn,tgc, iui ar,i,i,,,'¡),,,'
, rrrl> [...] <Pues por la naturaleza del tema, tanto en los estudios sociales como en totlos k¡s rt'lrr
N"cva york, tr\os ¿l cuerpos vivos, los diversos aspectos generales son por necesidad mutuamentc solitllrrr,'s y
dcs otganisutet¿r,, parís. <.,,t_onn'_L¿uy. rg4 r. traducido ar tiancés:
n El examen i#.';;;;,: de Leon Btum.
L,Érc r;re ionalmente inseparables, hasta el punto de no permitir que los unos puedan ser claril'ieirtkrs rrr..
de ra narururcz¡y er oú;eto
esrá expuesro en ta tección 1i..""i.i.
¿. porítica rearizado porAugusre ,lrirttte los otros [...] Por ello, cuando se abandona el mundo de las entidades para aboltlrl lrrs.'.,
ér,r^-)"ii,ii."r¡i|,, r"sitive (t.rV. comtc ¡reculaciones reales, resulta evidente que el análisis económico o industrial de la socicrlirtl rrr'
1yg"i politica
conocido y estudiado la cconomia pp. t38 ss.). Comre había ¡r'
cuando era secretario de Sainfsimon,
dé,r'ii"íp. _ cslo.es. la economía clásica y liberal_
,lría ser aplicado de manera positiva hecha de su análisis intelcclr¡ll, ¡rror;rl \
;" ;r;-;;i;a¡ -abstracción
cepcional del ilustre y juicioso
y excllre <er caso eminentemente ¡rolítico-, tanto al pasado como incluso al presente. Lo cual significa, recíprocanrcnlc, (lr('r'.,t,r
filósofá i#;;il: Su porémica va dirigida principarmente
ex_ .e¡xración irracional aporta un síntoma irrecusable de la naturaleza esencialmento nrcllrllsrr.r rl,
l;rs tloctrinas que la toman como base> (lbid, p. la2\.

1r,
CF
r-0 '
&¡ .¡* (¿ ui
¡io tAst,t,At,,,\st)il t,t Ns,,\l\iltNt()s(x t()t()(,t{ rr
'lr:i ll r lt\l ll
Al l( ( H I

l)tls cctll¡0tllisllrs t'c¡rrcscltlittt lt.Y lrs


tkrs. rcntlcll.lrs tle l r.s¡rir rrrr
co. Mauricc Ailais crrc¿rrr)íl r.r.¿r ¡r.lrrt,t.rrr ,r,l.r,l ,,rr r,rl I ll t':,lt' ¡rilttlrl, nlt(':,lto ;tillrlt Lt' ililt('.,ltit ('.,( ('l)lt( o I o', ilr o., rlr'
¡rrir'cr-lr tcntrcrrci¡r,¡,,".,.a..,,'r,', ,,,,¡r.,,,,,,,.,,,
decisiva de los mecanismos cor'pct¡tiuu*i"
rcguraciiur-c.",ro,rrl.u,. ()tr.
r, rt,l.rr',r('trllt('l;t ¡lttlt'rlt'¡r,rrlt't (Ir('ilr) ¡rttr'rlt'tlt'¡:tt tlt'rrtotrr¡t;rtt;r, ;¡ l,¡ l.r
litécnico' Alfred Sauvy, mucho r"no, ¡r. rur,r \ rlu('r'', lr('\ rlrtlrlt't'rt lotlo otrlt'rt sot'r¡tl. l'il lorl:ts ¡r:tt lt's lt:tl ltrtnllrt,',, rIl,'
aficionado a ros mecanislnos crcr ,rcr.
cado que Maurice A,áis oque Jacques ,,r nrl,rrt, \ ('s (()tt\'('ttt('ttl('(ltt(' los lto¡ltllles (luc l)()sc('n los t;t¡rtlrtl,'r, (on(('rl
nr"fE, ."p;"r*;; ;u'inri"i,in .,,,,,_ tr rrlrr',',t;rn los Irtts¡rtos t¡ttr'r'jct't'cn lrt r¡ulorirLttl ct'ortirntit':t y sot r;tl rrr.lr:.¡rr'rr
pletamente distinta que confia
en la éficacia predominante ¿e ra
comte irganizacirirr,. rl'1,
puede ser considerado putriu."u a" tu
*::H" """-r; "r "r.u"ru
orgarri- \l,r', t':rl:t ¡rlo¡lrcrllttl ¡tct'sotutl tlclle sct'tlcs¡rojlrtltr tlc srr t'l¡r:it lt'r lrrllll:ul:r
Este politécnico organizador se rr, nlr'rr(lr\'rtltltl. ¡rttcs los llluulttkrs ¡lttricios, los jcli's lcnt¡ronrlr's. los lnrlrr:.
muestra hostil al sociarismo, o más
tamente hacia los que él denomina exac_ rrr.rlr", los lrrtrt¡rrcttrs. tlcbcrt conccbir srr ¡rit¡rcl c()nl() ulrit lrrrrt'rrirr sot'r;rl. l:r
comunistas es, ros doctrinarios o r.s
teóricos de su tiempo' que se oponen
a su vez -esto I'r"lr('{l:r(l ¡rttvlttlrt cs rtcccsltriir. irtcvitlblc c irttlis¡rcrrsirblc; pcrrr sirlo st'li to
a la propiedad privada. comtc
es un organizador que cree en ras l, r,rlrlt'r'rlrt¡rlo yir Iro sc l¿t concitra conro ulr clcrccho it uslll y lrbuslrt. srr() (()nr()
virtudes, no tantó ae tu
conr. ,l ' l('r( r( r() tlc un¿t liulcirin colcctiva. a cargo clc los lronlblcs tlcsigrlrtl()s lx)r
de Ia propiedad privada; e ¡n.i*,
L-ü?",n"",e, en las virtudes "o*p"tencia
de la propic- I r .rrt'rlt' v cl rrról'ikl''.
dadprivada de los grand", .upitul". u.u_"lu¿or.
Efectivamente, Augusre cómte justiii"u I rr r'onscct¡cttcia. Augustc (lonltc adopta una posicitin intcrrrrctliir cntrt't'l
ru de capitares y dc
los medios de producción, sin que Irl', r;rlrsrrro y cl socialisnro. No cs un doctrinario dc la pro¡-rictlatl ¡rrivrrrl;r, t'orr
propiedad privada. para empezáq
i sü;;;."r
"on""ntración
esro renga que contradecir a ra ,,lrr,l:r ;rl ntotlo clcl dcrccho romano. Tampoco es un rcfilrrlr¿rrklr oricrrl¡rrlo
ra concentración in?"i{Jr";'", ¿""ir, qu",
de acuerdo con ese ootimismo p.o"i¿"""i"i lr,r, r,r llr socializaciín dc los medios de producción. Es un organizatkrr t¡rrc tlt'
",
tan característico de la filosofia de ,,r nriullencr la propiedad privada y al rnismo tiempo translirrnlar srr si¡r,rrrlr
Ia historia, tar acumuiació" ;
ü;;il.ni"l"n"ri"iosa, y concuerda con ra ten_
dencia fundamentar observada "en
ción material puede crecer únicamente
;" ra historia humana. La civiriza_
"i;;"
,i-"u¿u generación produce más de ro \ I)(,r llurto. cscribe Cotnte: <Dcspués de habcr explicado las lcycs natulalcs (lu('. ( n r'l .r'.
que necesita para viviq y por ro , ,,,, ,l,
ranto rransm ttl, a h g";;;;i;;;iguiente l;r sociabilid¿rd moderna, debcn determinar la indispensable conccntr:¡ciirrr rh'lrr., rr,¡rr,
caudal de riquezas mayor que el que un . r los ¡rrirrcipalcs industriales. la filosofia positiva hará comprendet'quc l.x)co irn¡rort.r .r 1,r.,
había recibido. La capitalización
medios de producción es caracteríitica de los ,¡,r¡ r( .(., ¡xr¡rttlarcs cn qué manos Se encuentrcn de hecho los capitales, sienrprc t¡rrt' :rr , trr¡r1,,'
del desarrollo de ra civilización mate_ ,,',ril,rl :t'ir rtccosariamente útil para la masa social. Pero, por su naturalcza. cstit toilrlrr rorr r",r il
rial, y determina la concentración.
,l ,1, ¡r'rrtlc nrucho más de los r¡edios morales que de las medidas políticas. l-os lrrrolrr',, , .tr,
Auguste comte no se muestra sensible l, r r lrs ¡lrsioncs cargadas dc odio desearían levantar cornplicados obstáculos lc¡lrrlt s , onrr,r l.r
ar argumento de que la importan-
cia de los capitales concentrados debería
propiedad. De la concentración a"
comportar er carácter público de la ' ,,r'¡r¡l,rt irin cspontánea de capitales, aun a riesgo deparalizar directamcnlc t(xlu \('r(l:rrh r.r .rr t!
ror ."¿iás de producción no éxftae ' lr,l ,,rt irrl¡ ¡.rcro es evidente que esos procedimicntos tiránicos tendrían una cl'iclrcr;r rt'irl rnr¡, lr,,
secuencia de una nacionarización inevitabl". po, ra con_ ,,,, ,,,r (luc la reprobación universal dirigida por la moral positiva contra todo cn)¡rlut , r,,'.,rr,r
contrario, se muestra bas_ ,rt, (l()istadelasriquezasprivadas; rcprobaciónqueseriatantomásirresistiblccr¡r¡tol¡r:,nr,,
tante indiferente a la oposición entre "l
propiedad privada y propiedad púbrica ,,.,1u('tlcbcríansufrirlanoestaríanencondicionesdcrccusarelprincipio,irrctrlcrrtlo:rt,',1,,.
porque cree que ra auroridad, sea
ésta é.onór.i"u poriti.á.'ri;;;;.
nar. En toda sociedad es un reducido
I es perso_ ¡',,, ,rrrr ctlucilción fundamental común, como lo ha demostrado el catolicisn.ro cn lrr i'¡rot:r,1,. ,.rr
nú-";;;;n;i"";dr;;i'o"""t"rce ra au_
toridad. Uno de ros morivos, .onr.i"ntÁr-o
t,,, l,¡)n(lcrancia [...]. Mas, al señalar al pueblo la naturaleza esencialmente moral rlc srrs rt't l:rnr,r
. r,'r, , nlis graves, la misma filosofia hará sentir necesariamente también a las cluscs sr¡l)('rorr'.,
in.on..i.ntes. de ra reivindicación I ¡', ,o tlc Lrn juicio tal, al imponerles con energía, en nombre de principios quo y¿r no cs ¡xrsrlrlt'
de la propiedad púbrica es la creenciu,
ui"" o mar fundada, en que ra sustitu_ ,, , lr.r/ir ubiertamente, las grandes obligacioncs morales inherentes a su posicirin; tlc rrr:rrrt'r:r ,¡rr,
ción de un régimen de propiedad p". .

( t( r)plo, en la cuestión de la propicdad los ricos sc considerarán nroralrncntc conro krr ,l,'
-"¿ificaría Ia estructura de ra auto_
",- t ",r

l, ' .rt,r ros r¡eccsarios de los capitales públicos, cuya utilización efectiva no c¡rtnul;r;r rrr¡r, .¡
-que

,Xr;:lfn!Xn*i";;;i;T:#¿i;X,{::k!3,i,;1n::#::.;r;y,t: lllii:i*m^*:ki:i.l;,""*r,*}:"¿tlá:*,*;:kfmj,ill:lil:
\s u^i\*sl> L Dnles de la arno¡i¿ (Coúls de philosoph¿ rDr¡tva t. VI, Dp- 357-l5r{t.
xl
\tl(ill:'ll ((lNlll
li.l t.,\sl l.\l'.\st)t.t I'tNs..\NlilNt{)s(x t()t(x,t(r)
citcltl, rcntitiúntlollt ll cjcrcrcro tle urt¿r lirrrciirrr socilrl lr ciu'g() (l('rrlgrrnos irr l'rt¡l'\,|)()l(ltl(.llsllltllel()llrrtlclrcscttt.iltltlt.lll.rstltrlslll()(.lill'l(|(.\|l|||(l'lll
trl rrrc.¡ot lllltllllllott' l)('lo
(lllr'lrrr
dividr"ros. E,sta concc¡tci(ltt Ito cstit lc'jos rlc ciert¿rs rloctri¡rirs tlcl clrtolicisrlrrr ,1, l,r tcrrr¡lt,r,,i',,,1,,a *. tlcsip.nc,rc¡,
¡,.r:rrt¡rrilr
social. rit *rt'l rr'
',,l', u", cri'rc,rsi,,'cs: ':r"
¡':r';t'l
A esta teoría de la propiedad privada, Auguste Comte añadc otra idca c¡rrc Jl:, ;illll:'l:];l],::::l'-ilJi[,,'JJ]l,l-
y.lcrhrquico, y la irtt¡tttstciirtt tlt' tttt.trltlt'tt
t':'¡tt
cobra importancia sobre todo en una de sus últimas obras, el Sy.r/¿)¡¡¡c, dt' ¡xtli- ,r,r(l(.ll rcrrr¡r.r.lrl. uui,r,it",-iu tlt'1.¡rlrlrt'r t'tr t l
('tlurtc nu ua"p,rür, i,i t'ilt'*t'l'"'
tique positive: la idea del carácter secundario de la jerarquía temporal. rrtrr,rl :r l:r it.r.trr.t¡ui. tc'rp.ral. ¡lirrtl.lt' lrr l
i; rirt,.,"iit ¿"i p"¿tt si tr. ct'rt
t
rtgt e

El doctrinario del positivismo se siente muy inclinado a aceptar la con- , ,r ,l, r tt'ttt¡'rtt..l t"t::t;' cl t'rtl.t tttrr
sólo
centración de las riquezas y la autoridad de los industriales por el hecho dc l,,.,,tirrrtc K'rrr. sób:"r";"ü;i;í;;i;tp't*u, jamás cs vctrcrablc>'
'rctccc'csl)ct()
que la existencia de los hombres no está definida exclusivamente por el lugar ¡.rl ( otlto cscribía ¡'laln: tint orden qu"áoJu llcra dc lit glirrr cor
l.tt'ttlt' tlt'
ro.on."jiiin áe comté tu I rr
que ocupan en la jerarquía económica y social. Más allá del orden temporal ,,1\rr r¡uó vurl lo p""u plitrrtcrtrsc'r't'r:!'ttrtl¡t lrr
que impone la ley del poder, hay un orden espiritual, que es el de los méritos r,r rrl.s.ti¿r ¿" tu.n"ll"¿;i;"J;;;;i tle lrts tlot
Comte está noy lttrts eclcrt
morales. El obrero que se encuentra en la base de la jerarquía temporal puede , r,.rlo scntido, fu ¿o.tiiill"¿" Áuguste ón el tltll'")]') lirtlts l:rr'
ocupar un rango superior en la jerarquia espiritual si sus méritos y su devo- ,.r ' ;tt'tttrtlcs out '''utt'uJ;; i;;ñt '"
ro'Áuiuton
utr g'art ltílttlcr. tlt'ttts
(luc en nuestrásJias Subroyull la semejanza dc
ción a la colectividad son mayores que esas mismas cualidades en sus jefes je- t,,,,r iirs lrt ittt¡xr|lrtttt t:t
rrril(.r()ncs a uno y il; á"i1"iát ¿" u."ró, qu.a mitrirrrizan
definir los rasgos litrrtLr
y il;ü
,l, los trtccanismos";;d;';;;p"tenciapó¿riá.
rárquicos.
Este orden espiritual no es un orden trascendente, como el que pudo con- scr atlsct'ilrts rr Arr
cebir la religión cristiana. No es el orden de la vida eterna. Es un orden terre- ,,,(.rrirrcs de la civiliji.ü"1;ñil"i, "iertamente aclt tt rtl rttrtt¡''''tt
,,rr:re (.orrte, que
J"^i" rá"i.¿"d industrial, más
nal, aunque reemplaza a la jerarquia temporal del poder y la riqueza por un or- "rT;;;ri;; r""tulistas, entre doctrinarios clcl trtctt'rt'1() I
,1,. lils tlisputas entre l;üi"i", v
den espiritual de los méritos morales. El objetivo supremo de cada individuo
debe ser ocupar el primer lugaq no en el orden del poder, sino en el orden de crel trabajo libre. dc la
aplic.t ii'r tl'' l'r
los méritos. ".''illlt,tl;:lt XllX,n.n,ares comtistas ¿.la orsánización. son hitslrtrtlt't;tt'tt
Las ambiciones de reforma económica de Comte son limitadas puesto que , ,\..e iu a la industrij';;:1';;"-Tinio t¡rri'lt:t '¡tt''
de. la socicdíd industrial' ¿,Por
piensa que la sociedad industrial puede existir de rnanera estable únicamente t,.ri:rrcos tle la concepción actual
,l:r,1() olvidaclo o ignáraao
entorlces Auguste cornte? .'('tt
si está regulada, moderada y transfigurada por un poder espiritual. Y en la me- del positivisttt()
tJna primera ,";il; á"" .i las. idás ftrndarnentales
dida en que su intención reformadora se centra en la creación del poder espi- Cotte ofrecc dc llt socit'rl;rtl rrr
ritual, puede afirmarse que como reformador de la economía, Comte ocupa ,,r,'liiltdas. tu ¿t"'ipli¿n io*no'i'uauqut rrrcrr.tltr 'r
¡'o'siriw' se ltt:':i " irr lrr
una posición moderada. ,lrrst'iirl, rou,t to¿oP""n"i íl'iit';¿t' -p"tii'l"o cótno se organiz.r 1''
Esta interpretación de la sociedad industrial ha tenido un papel casi nulo t,r i*,rría fácil. comt!ili;';;ii;*iii"ri"á"t*nte jefes temporalcs' los ttttltts
r;rr.t¡uía temporal, .ráir"i*
el lugar exacto Je ios lrts lirttt'iortt"'
en el desarrollo de las doctrinas económicas y sociales, al menos en Europa. que
demostrar por quó lós "jet::l
La concepción comtista de la sociedad industrial ha conservado un cierto ca- trrrrlcs Y los banqueros' Quiso un'lugár más.clcvrttl. t'rr l'r
autoridaa y o.uplrirn
rácter de curiosidad" al margen de la rivalidad entre las doctrinas. Ninguno de rrris gcncraler,.n¿rán ñás ilsi t't'rrttr
quiro ¿. nuti,untes de cada ciudacl'
¿"t"?;t;;;;iil.ro
los partidos políticos tanto de derechas como de izquierdas, la han aceptado t(.rarquía. se transmitirían las rit¡ttt'z:ts
realmente, a excepción de ciertas individualidades por otra parte, pro- ,.1 uirmero O" pu*,"ior.'pü,""¿iáe*pticarcómo los sueños rt los t¡ttt'
-que, I tt ttna palabra, pf"" t^""t; de sus sue¡os' o de
t'-; ;
venían de la extrema derecha y también de la izquierda. cuando se cree Dios'
Sin embargo, dos autores franceses del siglo xx han hecho suyas las ideas (.l(ia uno de nosotros puede entregarse idustrial de comtc csrrt li¡r:rtll
de Auguste Comte. Uno de ellos fue Charles Maurras, teórico de la monarquia: Por otra pu""' l;"t5;;;";;;?;;"til;á ¿uril('r()rrr
se han convertido en fenómenos
d"';;'i;;"g;ilr
y el otro Alain, teórico del radicalismo. Ambos se declararon positivistas. aun- rr lu afirmació^
que por razones cliferentes. Maurras abrazó el positivismo porque veía en Allrrrrr" ' rl'
su imagen sin emoción ["'l
Comte al doctrinario de la organización, de la autoridad y de un poder espiri- tle gratitud. No podernos cvocar o o]g:.-"1u'uutt"'t': l:t r"'¡t'
,,,*-.---**,ilniento Er 1". r,r""p"""¿" oid"n
tual renovado.r"Alain fuc positivista porque interpretaba a Comte alaluz de (.rlrc nosotros ..." ;:'ri;fir"
"i"ü"i.. sonriente en un ciclo
(ltlc rro l);rrt r '
orden. Les n.."riJJ" el bello rostro ¿c ia Únidad'
Irnza del
( \ecsivanrcnlc lejano> sohtc l"th' /'"'
:s rclercncias I Conrte. Véase
r0 Vale la pena destacar un cnsayo de Maurras accrca de Auguste Comte, publicado junto a 1er2 reccriti"rrI ' '¡'¡ I ¡ ' "
otros escritos (Le Ronunfisrtra léntinin. Mademoisclle Monf ) después de L'uvenir de l'intelligenr , ,Tl,i,:Xíml:"'ruil:i[{,f':1iii}i']';il';;;;ann' úhirno volumen inclttye tttr
p.rir, Ü'"i""'c¿"irái. ¡'E¿i,i""..'iér¿ t"i," volúmcnes: Éll''n'''tt' tttt"t"'
t'r'1"' '
¿'e, París, Nouvelle Librairic Nationale, 1918. Maurras dice de Cor¡te: <Si es verdad que hubo teceión l0/ltl, cslá d;t
t-;;;tt;;; 'l
co*ttl-ill'"ri'it" ¿t Alain
maestros, si es falso quc el ciclo y la ticrra y el modo de interpretarlos aparecieron en cl mundo , \,rrsagrado pottt'oirs' París' S Kr ir' l'|) 'rr
c"ufii"iu'il s2it'' ¿'' ci'uy|ii;')n":'
lL's
"
sólo el día de nuestro nacimiento, no conozco otro nombrc que debamos pronunciar con ,,,,t,' tttdit'ala,p"''''
l{.f t.,\s I t,^t,/\s t,t I t,t Ns,,\lvil Nto\rx,lr,t (x;t( (,
,,\l l(;ll:ill (r)f\lll X\
ctlsrr. f)s¡1¡ cs illtlutl:¡blc,(luc cnlrc lli.l0
y l().1.5 l¡t llisl¡r.it¡ rr¡ 5¡, 1¡¡¡ lr¡rrsllrr¡r
\tr¡itt:.lr'( otttlt'st't'otlt'¡tllti t'n ¡ttoli'l:r rlt'l;r ¡r.rz l)(,t(llt('trt'i;t t¡rrr.l:r ¡'rr,.
di'i:üJftfi.JJJ"il::;':l"iJ'ilHt'i¡"iu'"'" "'ii",i'.,"i1,*,o \\. L.sri,',,- , r \:r rr() t ttttr¡rlilt ntttgttnrt lirncrrin crr l¡r sot'rt'rl¡rrl rrrrluslri¡rl. l.lr ¡lut.n;r lr¡t.rrt.
ros d iscípuiós rier es d" j;
que las guerras habían
;d;; Jff ilül l,!ii.,,|,Jil, l:," Í;ffi;llll:;,;i ,, '.rrrir ¡rrrr:r olrltgrtt'rr lntbltiltt't'cgrrlltrtttcrrlc lr ltorrbrcs (luc l)()r'n;rlr¡llrlt'z:r t.lrrr
¿" ¿.r.p..#.'i. ru uung;j.]';:'i"'humanicraa ¡, r( ,/r)s()s y lttuitt¡tticos. l)¿rr¿t crcar cslatlos cxlcttsos, para firrrrltr'l¡r rrn¡rlrrrl tlt.l
ill;i",,ilI"i: n: i'#:¡;5 11;?j iT " ;. ;ff#i;: lia'l p.". i..,, c,, c o n r c,,
Intl't'rto ltrt¡ttltlto, ctt llt cL¡al sc difLrndiría el cristianisnt() y cuy() Icsr¡ll:rrlo lr
rr,rl tlt'lri;t scr cl ¡rositivisrtro. l..a guerra había cumpliclo una tkrblc lirrrt'iirrr lus
Según ra t,rnt il. cl :r¡rluttlizitjc rlcl trabajo y la formación dc los grantlcs csll¡tkrs. I't.ro
"on""pr-ió1 ""r;;;.i;ilil:.i" occidentar. que por suertc sc c'_
i""rTT"';f.';.'3L:^
¿"1 i" l" i'r1'""ii"a,'""'1""ü,"
'oui-iJni" conquisrar a
, rr ,l sigkl \lX yil lro rcprcscntaba ningún papcl. Itn atlclanlc. ltrs sot'retll¡tlt.s
, ,1,¡tirtll tlcl'irlidas por la primacía del trabajo y los valorcs tlc óstc. Ya rro crrs
rr.r un:t clasc rlilitar, ni un rnotivo por el cual combalirr5.
ri*ffJrffi.:?tni:'ffi tr"j*::*:HTil*¿i;"""?#T**i{rfi ,
qr" nár
videncia lo parecen gracias a la
han aportad" r", clári-
occidentarésno¿"ui-'.on"üqdl{i¡:H,ñ"#T,ffi:l?"h,:l;Ji:
"1-"^t^l^"^t r,'rl rtl:ts. lrtt scgundo lugar, gracias a una influcncia más dirccta y nriis pltixirna, cl uclrro y rt.rr,,
difundir su civirización-a punta ,,1,, r'slitrrulo quc cse gran dcspliegue europeo debió imprimir por rloc¡uicr l lt irrtlusl¡i;r,:u.rt.
de bayoneta,. cosecharían ', rl(, ('r)()lrrlcrrlcntc sin duda su importancia social e incluso política: dc nrancra t¡trc. so¡rcs;rrrrIr
-ui", pu.u sí mis_
'"'.," t,',l,rs los litctorcs, me parece a mí que la evolución moderna ha cxpcrintcntltlo llcccslrn¿u¡rc¡rtr.
Sil:i i"'#Til;
_ .--o^" il,1XT::"l;;ííon,
iu i!,';' ;'fr de q u vo-
üii.l
bía anunciadsra
,vo quurrtrurrnlenros " "^
no se han ajustado u to qr"
e i

Li-t
,rr.r ;ttclcraci(rn rcal, de la cual, sin embargo, nos forjamos comúnmente una opinitin dcnr:rsr;rrl¡,
' ',r'( r:r(llD l('ours de philosophie positive, t. VI, p. 68).
u_
( orrttc analiza en estos términos las conquistas coloniales del siglo xx: <Hcmos ¿tsislitkr t.rt.r
r rrrrttlc 1...1 a la introducción espontánea de un peligroso sofisma, que sc procura hoy corrsolrrl:rr
,lrr( lctt(lcría a conservar indefinidamente la actividad militar asignando a succsivus inv:rsr,,n,...
.. ], H. tratado el tema de la guerra en el pensarr
cil¡é in-du-strielle e! ta gtrcrre. p.ir. p1"".'¡ésil;:i:':"t
.

de AucusrE ' I i ''l)ecioso destino de establecerdirectamente, en interés final de la civilización univcrsul, l:r ¡rrr.
covru en el libro Lu sr- ¡,,,rr,lttitttcizt material de los pueblos más avanzados sobre los que lo están menos. Fln cl tlt.¡rl,,r;r
g:ii;.::," Memoriai Lecrure>
c;" ;;;;;;u=t,,,:.*":,"r,,,ff::lTru;ffj;.#i:Tilli; l,l, t'sl:¡tlo actual de la filosofia política, que permite el predominio efimero dc todas lrrs:rlrt.rrr
¡l Hace varios años , ri,il(s. trn¿l tendencia semejante tiene evidentemente un gran peso como fuentc dc ¡.rcllrrrb;rt rr',rr
r,.''r,. .","",.;,il ;;:,ilj"T;I:i:.i: i,T,r:J::*:r:r¡na resis consagrada a Arain
por un
,rrrr\(tsltl, desarrollada lógicamente, llevaría sin duda, tras haber empujado a la oprcsiirrr rrrutrr.r
renunciar a las enseñanzas de esre auror. v oue no ,1, l,rs tlaciones, a que las diferentes ciudades se precipitasen unas sobre otras scgún su tlt.sr¡trr,rl
de Alaii
Ll O" O""ijranzas ¡uU¡, lágrrjo ,l,,rrlrollosocial;einclusosinllegaraestosextremosrigurosos,quesiempredebcri¿rrre()n\(.r\.r
r""i"
cuando esialó
'o''i," ilJil1""F:.J,,X,:.::,11."u" p.,." ,,i#ff["::]:'ie ra guerra de re3e
,rt¡ r':tt¡icter ideal, sobre un pretexto de ese tipo se ha pretendido fundar en efecto la otlios:r
¡rr.,tr
en una época to.m.nto.ad-e la historia
pt.ranaor.'"i'o;;J;;.'::t'.ot colonial: cuando esrá com_ lr, tt ititl de la esclavitud colonial apoyándose en la indudable superioridad de la raza bl:rnt.:r l\,t.r..
rrr(lrro un sofisma de este tipo pudiera suscitar momentáneamente graves desórdcncs. cs rr,lu
,l rlrlc tlue el instinto característico de la sociabilidad moderna no tardaría en sofocar totlrr irrt¡rrrr.
ff -er+ara1i{ii,l",,*. jiilü#,r.I.if,,".:,,',i*l'.,lí,¡#d;.:..ffi
.{,,'':,fi de lndia. Can¡
na ret¡rado tr¡rl irracional que se inclinara a ver, en un futuro próximo, en tal sofisma una nucv¿t fi¡cntt.r[.
nü;'üñ:'T: 1;Tf
f:1":" comienza c*"
il?Tl:',:"::'¿lo1'*o.escribe elé'."¡.i.'"l'n,",.uu¿o ,, i,"-
lrr( rras generalcs totalmente incompatibles con las disposiciones más arraigadas en totlas l:rs ¡xr
I'l.re ioncs civilizadas. Antes de la lormación y difusión de una filosofia política sana, cs irrrlutl;r
Francia curv de.fito.sttlíu por¡tiro,
a cdificai J*il;;;#:1"";:Tl.
111'.ue
yectoria
n'"i".';;;ü;:,T;::::il,'.;J?fii;;"];x' .on ru .onq,i.i.'á. ¡'ü.,-
uceanía'
y ra ocupa_
l,lc t¡trc la rectitud del pueblo sabrájuzgar, por su parte, en sujusto valoq aunque dc acucrtlo t.orr
,rrr crttpirismo confuso, esta grosera imitación retrógrada de la gran política romana, (¡rc. cn un
y se apotlcia áe Nueva 2"1."¿.-""'isir¡' ''r Gran Bretaña .ig'r" lu ri.ru i*-
_ Este es el juicio <Jc C.c
'.rrlido inverso, hemos visto esencialmente decidida, bajo condiciones sociales ratlicll¡nt.ntt.
,'l)rtcstas a las del medio moderno, a contener por doquier, salvo en un solo pueblo, la cxp:rnsirirr
,l. irt vida militar, que esta vana parodia intenta estimular en las naciones que desdc hacc ¡nr¡r.lr,,
li'üil,;lt¡:H:",';rr;fl lr#*ft #i{l.i¡'1tiur#,1".;#,::':#x"J:
firesante examinar
si dc torJr
rr( rf rfro están entregadas a una actividad eminentemente pacífica> (Cour.s de phiktxtphiL'¡trt.sittrr',
evorución ;;;;i. ;.;;,;;"^']1,".,1'' i"'r"i"Híi:I|ill,::H1!'.j#;;:':fgil:*;;;; t \/1. pp. 237-238).
r' Son numerosas las fórmulas que Auguste Comte utiliza para denunciar el ¿¡nacronisr¡ro rlt.
::r-.; ;¡;;';'"1J: i. H:Jn:iffiHjliilii;
rrero sobre la tierra
j:,,.'o.i.Juál. loffi ;l En esrc senti_
l,r\ suerras y subrayar la contradicción entre Ia sociedad moderna y el fenómeno nrilital y 1,.rr..
v sobrr
,".rigio,o. .iffi;iüil;i.1'::1j1,T,',:j:?:i:;i;::,:jr* ;'j;""n::,:'"'"'?ilr,,',,.li; r rr'r(): ((Todos los espíritus verdaderamente filosóficos deberían reconocer con facilidatl y c()n
lx.r
lett¿t satisfacción,alavez intelectual y moral, que ha llegado al fin el momento en el c¡uc lrr grrt.r;r
;'ÉT1'ü':.1il'.f,:T,':,,1.::::t:l s'"^";;i;;j'ü1,;:'l¡ll*T
,,
il::;[::Tñ,';JJ'ü1:;$ ',eriayduraderadebedesaparecertotalmente delaélite delahumanidad>.(Coursrlaphiltt.rr4tltt,'
0,,. ü.;;;-. ;.;iliii: l:lJ J l,"#: i j:it
t',,tilive. t. VI, p. 239). O incluso: <Todos los diversos medios generales de exploracirirl r¡¡t rorr:rl
t
ade
ü tijff Ifi ;il: lT
,e m i
,r¡rlicables a las investigaciones políticas, han contribuido espontáneamente ya a la conrplob:rt,rirrr.
0., u1o
run u ,l( trn modo igualmente decisivo, de la inevitable tendencia primitiva de la humanidad a rrn:r r rrl;r
:i:ji_r:t"'.T:iJ,:',fij';:*o:."^lo**r",-i¡i*#.1 rd ü;;;;;;;i,,lo.t,.undo qu.
'r'*"i'n''"n'J;;;;ff r.'"""li'á'
ill:x111'Tii'lJ¿¡f",?Jll:'1''uconducida ri'i"'Ji o'o'u oon" ¡rrirtcipalmente militar, y a su meta final, no menos irresistible, que es una existcncia cscrrt r;rl
ras ocasioncs. hacia Ia dcsrrt¡c.;¿n rrrcrttc industrial. Asimismo, ninguna inteligencia medianamente avanzada rehusará en ¿rtlcllrrtr. rr.
r¡.i.r¿ür;J;;,;1j.,,,,.a
¡s humanas.
enronccs. como en lan_
( ()tlocer, más o menos cxplícitamente, el decaimiento constante del espíritu militar y cl
rrrtlrrrl
dada la imposibilidad
de as¡
'rsccnso del espíritu industrial. como una doble consecuencia necesaria de nt¡estra cvolrrtiirn ¡rr,,
\tr(il l:iII ( (ll\lII
ll(t I AS I 1,,\l'.,\S l)l I I'l N\,^l\lll N lt l:it t( l(l| (,( ¡l( ( )

t'tt l;tllll''¡Itttl't
tlt'l\tt1'rtslo( tltttlt'll{r "('(('llllillr:t 111'l¡¡.tl'illrr/'r
I :ts tottr¡ttrsl:ts ¡rrrrltt'ron \('t ('n ()lto', lrt'ilr¡ro:, lur nt('(lt(r lr'¡'tltttto, () lx)t l(l l\,t rllltttto' l:t Itltlsrllt:t st'l're l.tl.:t l:t rt'lirttttlt
itrrtlilr
'.'.i'i'i""'r'
nrcil()s |itcr()ilil1, l)lult l()s (lu('sr'llt'ilt'ltt r;tlrl¡tr t ott t'll:ts. uil:t liliill('l:r rlt'ltt'rt't t'r¡ , r,lrr (l('l;t s.t'tt'tllttl "ttit'*i'ittf .,|[,::;lil;1,:l;
t¿u'sus l'ccursos. lrrr trlr srglo cn (lucll lit¡rrczlr rlc¡rctttle tlc lrt otgrttttzrtt'ititt t rt'rr ..''
, ,,,,, r('rrrt)('|r''l r...''lirrrrtll i""'., 'ill 'l::;,.:'']:f;:'
i ,]
tífica dcl trabajo. cl btttirr cslli clcs¡rrovislo tlc signil'icirtkr y cs lrrtircrrinico. l.rr r" 1'. s¡r" r r;
transmisión de bienes se rcaliza cn adclantc il lravós rlc la rlonaciírrt y cl intcr' l:, iili;,,1,:l:: lll'irl llll';i,l::1.l;llilliJJ': 'l'
i,.,l .t"r".t',u. ri"'it't
q"" g.trtt't'tt.tt' tttt*lt'r rtt l;t
cambio; y de acuerdo con Auguste Comtc, la donaci(tn dcbc rc¡rrcscnlar un pl r[. rrrr r*brrit] corr(ur. .I,il;;',,; soeictlatl sttitlttllt ¡tot
"'l'li"''"'."'l'i""t.. t'l ¡torrt
ar .g,.)ir,rr,r'i" ruli p,r.larurnr.'fa v el s(x'r:r
pel cada vezmayor, e incluso reducir en cierta rncdida la f uncitin rlcl intcr- .tutrt" ,...tt",u tlcl li'c'.lisrrr()
,ill,rtr.;rr.ictllrtl ,.)
,() csrír.r"ri,.,ili:,;,.,; i,rr'"t llt ú'¡rot'lt ¡ttt
cambior6. rr\ rs.r()
ru.r"ur.;l¿',r,r podcr csnirittlill tluc scfiil'.ell lrts i'¡rot rts
Ir,,ilro. collltl pu,. y las iglcsirrs ctt
,.rrrrll. cl ct¡uivalcntc CIi,r.i""'ift"ron lor ro.'""iJt-lt
gresiva, que en nuestros días ha sido apreciada de modo bastante sensato, en eslc scntido, por lir r,'.losicus tlel llirsitdo'uc l)itltl('tl
punto la historia lrayil.clcccpc'irlttlttlo t('ilrl)()
pu1']'-':*i':';;;";,,'"
r.nayoría de los que se ocupan razonablemente de filosofia política. En una ópoca cn Ia quc por ü,,. plohilblc quc cn cste
¿"":tt
la or.sarrizucii]n
ttt'gatttzrt'
otra parte se manifiesta constantemente, en formas cada vez nrás variadas, y con encrgía crccicntc "*
l,rtttctttc u tt" tli"ipili"t
**l'ste Comtc' Aunqttc rr() ('\r\
día a día incluso en cl seno dc los ejórcitos, la característica repugnancia de las socicdadcs r¡o- to quc cl r'acstro irrrrtsit*i'
r:rl t.'l¡.t socicdad t"il]l.,i'i';;""tt.,t ^ ílot tuuiut' En lt r'ctlitl. c.
('r('
dernas ante la vida gucrrcra; cuando, por cjcmplo, Ia insuficiencia total de las vocaciones milita-
r\'irir' cl p,"tt'"'p'Jiiu;l';" il
iitoüro' rr (lrrr('
res es por doquier cada vez más evidcnte a la vista de la creciente obligación de apelar al reclu-
lglt'iu'ácl pasado' o los itlcirl.gos
i;tj";;";it'
tamiento forzoso, raÍa vez seguido dc una permancncia voluntaria cn el ejército; la experiencia lr:rr ¡r.tlcr cspiritual'
cotidiana nos dispensa sin duda de cualquier demostración directa acerca de una idea que se ha
, s,' r prop io co*"'
lJü;;i ; ;d'"d" .::ni j*ilt'::"J:l:ll,,illi"
ll l':'
difundido tan gradualmente en el ámbito público. A pesar del inmenso y excepcional desarrollo "'
dc la actividad militar, momentáneamente detcrminado al cornienzo de este siglo por el movi-
miento inevitable quc dcbió sucedcr a irresistibles circunstancias anormales, nuestro instinto in-
dustrial y pacífico no se demoró en retomar, de la manera más rápida, el curso rcgular de su de-
,,. i :l m::""1 :$'',.,il': Uqrú : ;*'[.', lff ruj: i,t-
;;i;;r;;
: I I ; I1",,:
N "'
I,
sarrollo preponderante a lin de asegurar realmente el reposo fundamental del mundo civilizado, ,;*l*;:: i,"o:HJT:";
"""'ü"11::'1Íii!i,
F
fto*Ur"
i$i::'l'l'"' " ttr"
que minimiza,los cttttlltt
al
,lt. los dos sectores ffi;';"*"
aunque la armonía europea siga pareciendo a menudo comprometida como consccuencia de la patron s ttttt
falta de previsión de toda organización sistemática relativa a las relaciones internacionales; lo cual, lu'op"ut' y por los cttrtle
u ru, ,o.i"¿"uá.t
aunque verdaderarnente debilita la posibilidad de provocar lzr guerra, basta sin embatgo para pro- ,,l,.olirsicoS qu. r1un'iii*.r,tu¿o
ducir peligrosas inquietudes [...]. La actividad industrial, en cambio, ticne de por si la admirable ittri't ¡rrr r'l

propiedad de admitir scr estimulada simultáneamente en todos los individuos y cn todos los pue- 't..t"ilJ';;:ljü'I:5:3i,T::::i: "" *der espiriruar ejercid.o-p.r
la.impo¡1'¡¡¡l¡¡ ¡ttor'rl
blos. sin quc el impulso dc unos sea inconciliable con el de otros. Pero es evidente en cambio que .oliui que al mismo ti#pli.Ju¡era;
la organizu"ion rrr ('\ r\
ha existit'r
¿t poJ"i ttpiriiual no
l. jerarqui" t"*;"";^l' il;ü* il"r"Uré, J.'int"fi*n *at po' lo quc los tlrr rtlt'
,1..
la plcnitud de la vida militar en una parte notable de la humanidad suponc y determina finalmcnte
cn todo el resto una inevitable opresión, lo cual constituye la principal lunción social de un régi- ,lc
rnen semejante cuando sc comidera el conjunto del mundo civilizado. Del rnismo modo, micntras riri nunca. B* u.rolii.,iió;i";
(rtrcporloquelos#:';:;;probablequttudusociedadseempcñccilrrr\rs con totlrts l;ts
lá ii"i¿" d' i;;;;ó; o¡'" 'o*n'11e
que la época indr¡strial no implica ningún otro término general que aquéI, aún indeterminado, que
el sistema de las leyes naturales asigna a la existencia progresiva de nuestra especie, la época mi- la
trr crr lo que ""'iiil;i" '
litar ha venido a estar, por obra de una irnperiosa necesidad. limitada esencialmente al tiempo de
,i.,''o, v .' tu*u'l"n *ív'p,"u"u'' ili"f iili
.T:l;;;f$l*:t:::'ffi'J
una rcaliz¿roión suficicntcr.ncnte gradual dc las condiciones previas que ella estaba destinada a rea-
lizar>> (Cours de philoxtphie posiÍive, t. IV pp. 375-319).
r(' <<Nucstras riquczas r¡aleriales pueden cambiar de mano libremente o por obra de la fuer-
, -.' J*,0" #;;;
:n Jü,.""X' : ¿:;"tiJi:"":ü; r"g.t
ii c a de a s.c ;i;
c,r, I r
i

cualiclatlcs' v
I i r'l i r

za. En e I prirncr caso, la transmisión es a veces gratuita, y otras interesada. Asimismo, el despla- trustrial acabaria asignando.a :"0: y:ji "¿""rl"do 1:lt
zamicnto involuntario puede ser violento o legal. Tales son, cn último análisis, los cuatro modos
generales dc acuerdo con los cuales se transmiten naturalmente los productos materiales [...] Se-
gún su dignidad y cficacia decrecientes es necesario disponcrlos en este orden normal: la dona- ll:S"";::#f :xfl a;i';trun*"p'"'"*'*":rylniil
ción, el cambio. la hcrcncia y la conquista. Los dos modos intermedios son los únicos que se han i,;;;;;i;¡T::j":fr :Ty*:li?lffiXi""",ááñiyiduo:.,_,
generalizado en los pucblos modernos, porque son los quc mcjor se adaptan a la existencia in- lrt que determtne
dustrial que dcbc prcvalcccr en ellos. Pero los dos extrcmos contribuyen más a la formación ini- Co'o'",te había fi''i.tl'r
LJnsociólogoin!re''MichaelYou"g';J;¿unlibrosatiricoauttri'gitnt'tt
id.;;;.;;j't'*o
cial dc los grandcs capilalcs. Aunque el último en definitiva será descchado por completo. jamás
llurnado *"ri,o.riilu']"
.*,1r" oiden de la socictr.tr
irr
ocurrirh lo misnro con cl prirnero, cuya importancia y pureza nos vemos obligados hoy a desco-
nocer por causa dc nucstro cgoísmo industrial [...] Sistcmatizada por el positivismo, la tendencia (on entusias*"
i;;;#;;;;;i
"Xil3'o'J"lT¿
a la donación debc surninistrar al régimen final uno dc los mcjores auxiliares temporales de la
acción constante del autóntico poder espiritual, de r¡odo que la riqueza sea al mismo tiernpo más algun-os análisis modernos'
tto*litT;,lt;,;\;[irilll:";
-lo*** r.lacionar este texto.con le capitalisme contempo'""-"
útil y nrás respetada. El rrrás antiguo y el rnás noble de todos los rnodos propios de la transmisión
; ü"jii;;"" ócon'omique'dans l'u cdtcton' ¡' 1 i¡ t"t' t
l'ct'roux, <Le don'
material prestará a nucstra organización industrial servicios más útiles quc los que pueda indi- cn L'Et'ttnt¡ntie ¿/tr xx sit'¿/t"
car la vana metafisica dc nuestros toscos econonlistas> (S\.stdnre de politique positive, t. ll, ,lc 1954, artículo icpiottucido
pp. ls5-156). P¡t.322-344'
liu
'\t l(;l l:; ll (()l\lll
li¡i L\S l l¡\l'r\S l)l l l'l NS,,\l\1 ll Nl()S()( l()l (xil( ()

clustrial-r7. Young no cita a Auliustc ('ontlc, y óslc.r sr.¡ vcz n() lrirl)r'iir lc('()- itrcvttlrblc tlc l.s ¡tt.¡l'tt's.s
tlt'l t"'¡rt
,,\lt'tltt¡lltltlttellcttl¿ttlcltlctcl.ltttrttsllttltlt.l\ltrltlt.st¡rttt.ttvt.ltlt.l:t:'t.l;t¡t.t..
.'r .ttlctt
.{ (.:,:rr:rs tk.(',.,rr,t,,r..1i.'*lg,i,t tlc Atrgrrslc ('.lttlt' l.:'
( lr'
nocido sus propias esperanzas cn la dcscripci(rn c¡r.rc oliccc cl uL¡lor inglú's tlc .,;-*.;.ii;';1i,,'.1",'c,ttal
rrrrr rr.rrrr.. *. ,1.1i,.'..t\,, t¡trt':trl.¡rl:t l;t
un orden semejante. En efecto, Michael Young demucstra con ur'r bt¡cn scrtti- n un clctcrnrinisnrtl rigrtr.s.'
,(,rr(.r()s s.ciirlcs "r,á;r;,,;r.'ii.ii* t'l ¡tt.
do del humor que si cada uno ocupa una posición proporcionacla a sus cr"¡uli- ior roci",la¿",, l-t,'".t'tu"ni ittt¡rrtcsl. ¡r.r
dades, los que ocupen los rangos inferiores se verán empujados a la dcscspc-
tirrr:r (lc trr tlcvc.ir i,.,"r".iiii"'¿"
ración, pues ya no podrán apelar a la suerte o a la injusticia. Si todos los c" visii'r t'' rrr
'll-1|.:'l,:,lllf i\::Hl':';.; er dcvenir histórico dcsc'rboc,r '""
hombres estuvieran convencidos de que el orden social esjusto, ese orden sc- en constanrc t"t.ttu haciil trrl csllttlo itlttltttr
lrr,,to¡.iu. trnif.icatla an liu-,l,oti¿ad. llltry c()lrrl)irrit'lt't'rt
ría en cierto modo insoportable para algunos a menos que la doctrina de Com- humanas quc cs
,1,.1 t.sqrir.itu h.r'nano ñ;l;r;iedades
te convenciese simultáneamente a los hombres de que la jerarquía de las cua-
lidades intelectuales no tiene la menor importancia en comparación con la .l..ltttttivaalprovidenciuti,*odeBossuet.saludaclo.por(.tltrrtcctlttttlllttctttlt
suya propla:
a la
r,r:r ntírs curiucnte que ha precedido
única jerarquia valiosa: la de los méritos y el corazón. Pero no es nada fácil
convencer a la humanidad de que el orden temporal es cosa secundaria. (EsciertamenteanuestrogranBossuetaquicntctrtlt.cl-tr()s(|tlcrelllitirl:t¡tlttttt.t;t
l:tr t
tctrtativainlportantcdelespírituhumanoparrrcorrtcmplar.dcsdr'tlll'|)tllll()tlcrtsl:t''tt
del p^*;;;;;i;i bin tlutlu''lttt itrstttttttctrlrts'
l'icicntcmentc
"11""ütit'""¡unto rir"'"¡":,:X*l;l':l;l"llil;Ji]1":'llli'):';'il::'
ir"'"'i":l;;;;.''i"''üa'
3. La sociología, ciencia de la humanidad rcs pcro
s,,'cii,r ,r¡rr,.;, ,,
',
:li:::ll*:ru";;i,"Ji"i:i:'""::ffH:i:":il;Ti*^,,"rr"
inevitablemente o"r'i" o*o""9grancia,
cnttllccs tlcrrtrtrt;t'1"
Auguste Comte expuso su concepción de la nueva ciencia llamada socio- que están .uru.áriiu'¿u., p..,l".tu o¿ti'able composiciótt' cil lrt t tt;tl ' l
unoiitoro¡u scmejante. ;r¡t;tt" ''
logía en los tres últimos volúmenes del Curso de Jilosofía positiva, sobre todo irresistible, ¿.
para toch conccpción dc cstc góncr'r'
jo en quc ltr pcrttttli;t l:'
tt.r
en el tomo IV espíritu de
tun
""i;"iliñ;;;Ji.p"n.uut.
p,ofundun].-nü,p,..iu¿o y ui.nlnun..niaJ"n '.¿i¿o
En esta obra relaciona su propio pensamiento con el de tres autores a quie-
turaleza.letnr¿lodoempleatlo.no¿.j,,apoi.Ilodescrsicmprcunnttxlclt'llll|)(lllt.tl l
nes presenta como inspiradores o predecesores: Montesquieu, Condorcet y ,". p.,r." u"i;;; ;;i'¡; ry*'r":i l T i:[T',l l[':l::' l]l'
"1Tfi'.1lti,f l ; i

Bossuet, sin contar a Aristóteles, a quien me referiré más adelante. Estos tres de ros trivcts"' 'r'(
('|rrr( ' I

filósofos introducen algunos de los temas fundamentales de su propio pensa- ill,;,:[, ::-.T"','J,'#i;"[:',*J"T':.::'.",i.'i '¿"*""t.r
¿i"¡" úttit"';i;";;;tás real y m'ás ampli.
(ltr(' ( l ( ('rr

miento sociológico. micntos n"ttt'"""L'"-t--0" "" torno lv' p' r47)'


cebido por ;::Jil?;;;;;lü tiit""'t¡u posirivu'
Comte atribuye a Montesquieu el mérito eminente de haber afirmado el de-
terminismo de los fenómenos históricos y sociales, y ofrece una interpretación
Lafórmula:<Lacoordinaciónracionaldelaseriefundamentaltlclrlstlrclave dc lrt c'rt
simplificada de El espíritu de las leyes, cuya idea fundamental se expresaría
acont""i*r"r,toJi.,u*uno' ,.gnn un-diseno único> es la tlt'
en la famosa formula del libro I de esta obra: <Las leyes son las relaciones ne- \ cr.sos
( e t)ción sociologica J" e'ugu'tt .qorntt'
q'l;;;; ciertarnente el socitilogo tlc lrrs
cesarias que derivan de la naturaleza de las cosas>. Nuestro autor ve en esta oujetiuo la infinita diversiclad
trr unidad de l" hu-u}]juáliu "il"¿u.it a l' c I t t'
.l ti";;;"; T "':,1', j::,11*ent un
I
fórmula el principio del determinismo aplicado simultáneamente a la diversi-
dad de los fenómenos sociales y al devenir de las sociedades. Sin embargo, , t,c e dade s r,,,.unuJ
i
",i;ilpuJi-J
t la culminación en cstitt'r
para haber sido considerado como el fundador de la sociología, a Montesquieu rc'ir de tu i" il¿iseño único,
"rp""l.'"nri*""",
li.al delrcspf[i:?H:do fundadora dc l¿t e ir.''
le faltó la idea de progreso. Comte descubre esta idea en Condorcet, en su cé- la figura que aparece como
delpr.vitlctrctrt
lebre Bosquejo de un cuodro histórico de los progresos del espíritu hnmanots, el-carácier JJttfti*o discípulo
r i. positiva.onr.rJJi"rUi¿" lil lrrstrr
que pretende descubrir en el pasado cierto número de fases recorridas por el darse parJi.rde la interpretación dcgctrt't'ille s
lisrno cristiano: como puede "t leves
espíritu del hombre. Estas fases tienen un número definido, y responden a un pioui¿"ncia a tu int"ri.Jt*ián mediánte
orden de sucesión necesario. Auguste Comte toma de Condorcet [a idea de que rrrr gracias u tu p'ui¿"í"i;; á" l"']:I"^'':::;sarias dcl rlt'

el progreso del espíritu humano es el fundamento del devenir de las socieda- r*rtese de las inteniffi;; tu
como necesariay.única'
El plrttt t's
vc*ir human", h;i:i;ilq*álplrfffada ;;;;;ut"tu dti hombre: la cvoltt
des humanas.
urritario porque. ;"r Dios " p";¿"t"tmino
il;;l;d" las etapas y el fin' o li¡clott
ci(rn es necesana üffii"troui¿"n.ia
de las sáciedades lo
que determin¿rron strs
l7 Mlcn¡nL YouNr;, Il¡c Rise tl Meritoozo¿ Londres, Thames and Hudson, 1958, Penguin til naturaleza
'
*iJ;Hi;;;;t
el ('ttt"ttt
de Auguste Comte' it':ll:"'*
Books,1961. lcves. 'l''
l8 CoNooncEt, Est¡uissa d'un tableau historique tles progres de I'esprit h¿tmain. Esta obra, De este modo' el pensamiento científica, pasa con facilitliltl rlt'
escrita en 1793, lue editada iniciahnente en el año lll. Hay una edición moderna, de ht Biblioth|- u¿optu tu ror.J-.ás
lilosoJía positiua,'¿oni¿" la Providencia'
que de Philosophie, Paris, Boivin, 1933. Antes de Condorcet, Tuncor había escrito un Tableau tu cienóia u unu nu"uu versión de
pltilosophtque des progrés successifs tle I'esprit humuin. cierta concep"'oná"
()0 1..\\t l\tf\\ t)t I l,l N\\l\Iil Nt()s( x t( )t ()(,t( ()
\l r(,lr:, ll(()f\lll trl
lll tliscñtl tillic.,tlc lil hisl.rirr
¡rcrsrrrl.,¡l.l ( rrrrc
ritu hulnano' Si es óstc cl c¡uc ¿u,i'u.t,ni',,1 es cr ll*rrir.t.s. trt.r t,s¡ri
crrr.ir'rr. tlcl ¡l:rsirtl. s.ci¡¡1. !.¡¡1,,,, r r,l,r,l,l,'nrt'lotLrs tlt'¡tt'ttsrtttttt'ttlo t's l;t tr'1,1:r. r It,rlr:tlrlt'rttt'¡tlr't'r' t",lrt rlrtr't
ces el mismo nlodo de pcnsar r,l lo,¡rrt' rn¡rrrlt'(lu('s('tlt'lent,,lr llt nt:tttlt:¡ tlt' l:t lttslo¡r¡t ltutl¡:trt:t
,,1
debc iu'f.urcrr" c¡ r()(l()s ¡rs tl.'riri.s.
como es sabido' Auguste comte.oinpru"uo
qr" ,rrc,ur.t.,'¡r,,ririu., cs int, I . ( rr'rl() (lu('('ornlc irrrt'irl srr ciulcllt lllt.jo lrr ttlclt tlc (lu('('rr r¡rt;r so. tt'tl,r,l
vitable hoy en la ciencia-. ¿e Io ,,,, ¡',,, lrrrt'rrsli¡ tlos lilosofilrs tlifL'rctttcs, ¡rcro cl tlcslu'nrllo rlt'su ¡tt'tts:rttrr'nlrr
cuai ;;;;jry. que csre "t
ftrrtlirtr. crr rrr
observación, ra experimentación y 'ór.tftr. 1,, ll, ro olrlr¡'¡¡11¡¡j1¡¡¡tcnlc ll rccor'r()ccr (luc. ctt cl cttrso tlc llr lrislor rt. l:t ¡rlttt:t
ru"ro-r,ortución de leyes, dcbc
también a los dominios que todaíía"nr*"", cxtcrtrcrsc l,,l,r,lrlt' lrlosollirs lt:r sitkl cltsi sicrnprc cl lrccllo rlotttillltltlc. l:lt írlli¡rro lenrl
siguen n.un* ¿" ra tcor.gírr
o la metafisica, es deciq a,ta explicac¿;;"" "n trascen.entcs, ,,,' , l lrrr tlt'l rlcvcnir social cs conclucir al pcrts:urticrtlo lluttuulo llr¡sl:r l;¡ r'o
apela a seres . crr_
tidades o causas úrtimas de ros r"n¿n,"nJ.. l" rr n( rr rr llr t¡rrc csl¿i tlcslinatlo. Y csta cohcrcnci¿t tto ¡-ttrctlc tottt;tt ttris r¡trt'
Hay un modo de pensar, ,amacr.
positivo, que tiene varidez universal,
lunio ,1,, l'r nr:rs. cl lctichisnlo cspontirneo, o cl positivisruo f irr¿rl. () cl cs¡riritrr t'x
política como én astronomíar,,.
Al mismo tiempo comte insiste tonriun,",n"nte"n ¡,lr,.r totllrs lirs cos¿ts sttponiónclolas aninraclas, o rcrlutlcirt ¿t lotlrt cx¡rlicrrciirrr
en una proposición corn_
plementaria de la anterior, aunque
ufu."nr"-"nte contradictoriá con ella. , rr¡.,r1. teoliruica o nrctafisica, y se limita a cstableccr lcycs.
gún é1, sólo puede darse verdad¿.u
;i;;J en una sociedad .ronáo er conjunr. Sc_ l\'ro. clr cslas concliciones. ¿,por qué hay historia'l Si cl cstackr f itltl y rror
de ideas fundamentales adoptadas p;;;;; ,,r,¡l ,h' l:r irrlcligcncia hurnana es la filosofia positiva, ¿,por c¡uó lit ltunr¡¡rtttl¡rrl
diferentes miembros forma un rod<r
coherente' una corectividad en ru l,.r rr'ilt(l() (luc rccorrcr tantas etapas srrccsivas'l ¿,Por qui' f uc ncccslrrir) cslx'r'iil
contradictorios e ideas romadas ir. r. yuxtaponen modos de pensamient.
de'firosofias il.;;;r;'i'bü, Jr"rnu rrrrt,rs sislos o tantos milenios para que surgiese el hombrc quc, f ittitlrttcttlr'.
sociedacr ,,,1¡r;rsr'concicncia de lo que debía ser el espíritu hurnano, es dccir, cl ¡rnr¡lio
De esta afirmación p_odría extraerse \ r t¡,¡¡slq' ('tltffte'/
al parecer la concrusión de que ras
ciedades der pasado que no estaban so_ I nrztin profunda de este interrogante es que el positivismo ntl ¡luctlc st't
.ii.i,
d"bá; p";;lr"un" a"
rr
"n
ideas coherentes que unieran sitnrttineariente
"o.,1unto ,r,r'. (lu('una filosofia tardía o, dicho en otras palabras, no puede scr urlt l'rkr
tividad. pero esta conclusión ...iu u"r¿uaera a ras interigencias y a la colec_ ,,lr:r t's¡'ronthnea. En efecto, para el hombre, el positivismo consistc clr r'('('()
comte ha demostrado que las diversas'.üi.iu, sólo pu..ru"rn'"ni", puesto que r',, ('t ulr orden que le es ajeno, en confesar su incapacidad de ofrcccr uilir ('\
tivo en períodos difcrcntes de ra historia. h"";i;;;;;;
ei estaao posi_
Las ciencias que alcanzaron prime_ I'lr,;rt'iir¡r úrltima de ese orden, y en contentarse con descifrarlo. l:l cs¡rintrr
ramente er estado positivoson ¡rrr',¡f ¡11¡ rlbserva los fenómenos, los analiza, y descubre las leyes quc t'igen srr',
las que ocupan er primer rugar
cación de eras que ,rarca ras etapaf en una crasifi_ ,' l.r( roncs. Pero por la observación y el análisis es imposible descublir irrnr'
áe I, iiirri¿i i;üil;ilro
posirivo.
Esto quiere decir que, en todas rr'r ,lr,rt:r v rhpidamente ese orden externo. Antes de filosofar, el hombrc licttc r¡rtr'
epá."r hubo ciencias que ya eran parcial_
mente positivas cuando otras_disciplinas ,rrrr ('icrtamente,desdelaprimerafasedelaaventuradelaespccicllrr¡n:r¡rr
interectuales seguían teniendo
rácter fetichista o teorógico. La un ca_ , , ¡rosiblc explicar con rigor y de manera científica algunos fenór't.lcrtos s¡nr
*L"r"".i, ¿el pensamiento, objetivo finar
Auguste comte, no ha i.ido
ui,n toralmente en el curso de la his_
de
¡'1, ', Lu caída de un cuerpo, por ejemplo, pudo ser explicada espontitncittnt'nlr'
toria' Desde ros inicios.de ror"onquiriuáu
tr"rpor rririári.or, ciertos erementos en ,lr nrilncro positiva2o. Pero la filosofia positivista, la filosofia de la obscrvlre i.ir
cia habían alcanzado er.esracro ra cien_ , l:r er¡rerimentación, del análisis y del determinismo, no podía cstar bitsrtrl:t
p".il;;
;;;nrru, qu" en otros dominios conri_
nuaba. reinando el espíritu teológico. , n nnu cxplicación auténticamente científica de unos cuantos fenómcnos cortttt
Dicho corr otras nara.bras. ericada
etapa de ra historia. uno de ros resortes
, ,tt' lin la fase inicial de la historia era necesaria una filosofia distint¿r tlc l;r
de la marc'a de ésta ila sido pr..iru,n.nr. ,¡rr,'cl clescubrimiento de las leyes sugirió al hombre en una etapa nrtts itvrrtt
samiento. En úrtimo término,
iu..in"oh"r"n.;;J;; i'ooo, de pen_ '.r,1:r tlsl pensamiento.
á"J p*i,¡ui.-o
""r.r lí,"L"rrur, er .álo;"b"
el que exisrió una verdaderu .oh"..,,.iu iip"ríodo en
ferichismo.
l:sa filosofia distinta, que Comte llamó teológica en un primer nlorttc¡tlo
que es Ia ma_
nera de pensar inmediata y espontánea
der esprrrtu humano, y que consiste r lrrcst) fetichista, permitió vivir a la humanidad y reconfortó al hornbrc ¡rrr'
anirnar a todas ras cosas, íivientes en
o no uiu¡"ntes, y en suponer que ras
y los seres sorr serrrejantes a ros cosas
hombres o u lu .onói"n"iu'lrun'uü.
no encontrará una verdadera coherencia El espíritu ",<['in rigor, ni siquiera en nuestra primera infancia individual o social la filosolia lcolirl,¡1 ¡¡
más que en Ia fase final, cuando lla podido ser estrictamcnte universal, es decir que, para todos los órdenes tl¿¡tlos tlt' li'tto
posítivismo se hava cxrcndído el ¡
ar .""¡"*á J" ras disciprinas intere*uares, 'rrr.rs
,,r, n()s. los hechos más simples y más comunes fueron siempre concebidos como cscnci:tlrnr'nlt'
cluidas la politiciy ra morar. p"ro in_
rt( r(rs ¿l leyes naturales, en lugar de ser atribuidos a la voluntad arbitraria de agcntcs sobrtr;rll
y er positivismo. la di_
"nt." "tllrirt,¡r'no r.rlt s. [)or ejemplo, el ilustre Ao¡v Svlru ha observado muy felizmente en sus ensayos likrsirlr
' ,,, (luc cn ningún tiempo y cn ningún país se había hallado un dios de la gravcditd. Lo nnsnr,'
,,( rr'r'c. cn general, incluso respecto a temas más complicados y a todos los fenótncnos sulit rcn
re De lo cuar extrac fronrrc ra concrusión
de quc, así conlo no hay ribertad r, rr\'rrtc clementales y comunes para que la perfecta invariabilidad de sus relacioncs clcclir,:rs lr:rt',r
aslronomía. larnpoco dcbcría habcrla ""''
.n puiiri.r.
"" de conciencia cn
,,rr¡,rcsionado espontáneanrente al observador menos preparado> (Cours de philoso¡thit'¡x'stttr,'
, ¡1t p.365).
()l .\l l(;tlsll (()l\lII "I
L,\s t t.,\ti,\s t)t.t t,t Ns,,\t\ilt N t( ) s( x t( )t ( x it( ( )

lx)r.unil irrtcligcrrer:r sul)ctl()l'l)()t1lil('lt's¡toltrlt:ttt


't
scrtt/rttclolc un nlunrlo irrtcligiblc y lrcrtóvolo, ¡roblltlo tlc sclcs scrrre'jrrrrlcs:r t'l ,lrr,rrr lr:rllt.r strl0 ¡rr.cvtstr)s
rlismo. ,rrrr ttttt'sltllltl.
La filosofia fetichista suministró a la espccic lrurrrana urra síntcsis ¡rnrvi- t.)rtt.t.l|)1.()g|.cs()tlclcspirituhulnanoScal0oaractcrístictttlcltlcr't.ttttltt:;l.l
ltrtttslirt ttt¡t
lr¡ rr ll() srgrril'ica quc cl ,.,-ruuin',i"ntu tJc la
inteligenciatlclct.'t.ttirrr'llt
sional capaz de infundir certeza tanto en el ámbito de lo intclcctual sobrc lrr Por ótra partc, ('ollltc tt. ¡rlltttlt'lt
llt
, rrrr¡ r¡. l.s rcsla.tcs f¡n¿r*"no, sociales.
inteligibilidad de la naturaleza externa, como en el de lo moral, al dar al honr- pregunta cuál cs la rclaciorl ctlttt't'l ¡rto
bre confianza en sí mismo y en su capacidad de superar los obstáculos. , u,,tr()rt cll csl()s tórnrinos' Nunca se
ttunJfo.maciollcs clc la cctltt.tltilt' llt ¡1ttt't t:t
Pero si la historia es necesaria, ¿por qué tiene que llegar a un fin? Augus- ,,rr ,,() (l(. l. i.tcligcnciu ftrt-t-tuná f tua
¿r cst.s ¡rrcgttttlrts
lrcó es m.ii de sus análisis la rcs¡-lucsta
te Comte responde que, dado que ciertos fenómenos encuentran una explica- ,,'i , ¡,,,ii,i.,,. "^truér
ción científica y positiva desde el momento inicial, una suspensión del pro- llrAtrgttstccorrrtenoSetratadedeternrinarelcon.iullttlstlciaIlttctlt¡¡Itlt.
I r rrrte liscncio, ¿"t rnir-o
q"" en Montesquieu tanrpoco..:: tt:lt:l :1t..:l: .
greso del espíritu humano es en el fondo inconcebible. La contradicción entrc ^áo ('rrlr('
r, ilililriil.cl conjunto *lái Á"¿i"rte
el régimen político- La.tlil'crcrtctrl
el positivismo parcial y la síntesis fetichista atormenta al hombre e impide que de la intcligcncia cs cl rrs
el espíritu humano se detenga antes de llegar al estadio final de positivismo ,r', \1 ()tl'() está en d, p';';l ptinttto' eiestado tóci"t.'.'l
mientras que plP el segundo lo es cl
universal. ;:: :,,; ,';;i, !':]1.1.
por acción y Icirc('r('il
"uru"i"ri.ti"o, actúa
rr,. l)cr.o en uno y ot;;; "iÁouinri"nto'histórico en su conjunto:r'
Sin embargo, agreguemos que, de acuerdo con Augusto Comte, diferentes
sectores de la humanidad han podido detenerse en una síntesis provisional en , los clif-erentes J;;t á¿ la realidad social
'rr('t,n la dináml.u,o"iái,iunto en el tomov del Curso de.filosolíu ¡xttittt'tt
tal o cual fase intermedia. Hacia el final de su vida, Comte llegó todavía a la politique posit-i.u^e, el paso dc urra crirr);r
ir

conclusión de que ciertos pueblos podrían saltar de la síntesis inicial del feti- r,rf r() cn cl tomo lll;i"lÑrme de
diferentes sectorcs tlc llt s'r
chismo a la síntesis final del positivismo, sin pasar por todas las etapas de la .trir trcne como resor;; la'contradicción entrelos dc ttn tlctt'r'tttr
, r, rLrtl. Según los casos, la causa que provoca la disgregación
dinámica social. siguienteie encuentra cn llt l)()lill
La concepción de la historia formulada por Comte plantea otro problema: r,,r,kr cttnjunto y el nacimiento de ia eiapa
Si la historia es esencialmente la historia de los progresos del espíritu huma- , ,r. ('n [a economía o en la inteligencia'
no, ¿cuáles son las relaciones entre el progreso de los conocimientos y las res-
tantes actividades humanas?
..|)I(.\illllcntedelasubor<linaciónespecialdelosotroshaciaéloentresí,qucluegoscIllilllll(..' I'l'r
En el Curso de /iloso/ía posifiva afirma Comte que, considerada en con- de un trabajo total. Ahora biotr' rctlttr
r,r,r :.r.icienteln"nt. nr"¿iunüil'"]j|.i"ó" espontánea
junto, la historia es esencialmente el devenir de la inteligencia humana: .1.(.\c|llodo,ladeterminaciónnopodríaoponernlngunadificultadgrave,puesbltsllttlisltlr¡'tttt
haciendo abstracció¡ dcl tlcs¡rt¡"11"
,t ,.lcr'onto social cuyo d:r;;dl"Ñ;ü.l"..tir.."t"ejo¡ i:t' ¡r'r ' l
(La parte principal de esta evolución, la que un'iuersal; y la idea se reproducit
ha ejcrcido mayor influencia sobre ,r, l.t'rs los demás, a pesar de su necesaria conexión
el progreso en general, consiste sin duda en el desarrollo continuo del espíritu cientí- directa dcl desarrollo de estos últimos Arrlt'r"'lr'
,,,.rr:il.io, inevitablemente primer lugar a la cvolt¡e ti'tt rtt
fico, dcsde los plimitivos trabajos de un Thales y un Pitágoras, hasta las obras de los ",iiuno"onri¿.r"ción
decisivo, deberiamos vacilar en atribuir el
, ,rriretcr doblemente
del conjunio de la evoluciirn dc lrt ltt¡rtr;t
Lagrange y los Bichat. Pero ningún hombre ilustrado podría dudar hoy de que, en esta como principio,..Lr.ri".""" preponderante
como ya he explicado *:'l ::'l]:']]]]] :l:,1,
r, lr.t.ru¿rl,
prolongada sucesión de esfuerzos y descubrimientos, el genio humano haya seguido ,r,tr¡tl. Si el punto ¿. á"t" pr.aolninar,
rir/()rr ;rrrrr
siempre una marcha exactamente determinada, cuyo exacto conocimiento previo ha- "iu""i"i"i..r"uf
J.l o.gunirrno social propiamente dicho, con mayor
r\.ilor.. cn el simple
"rt"di;;íi; movimientó general de las.sociedatlcs ltttrr¡¡t¡rrt"
,l,.lrc ocurrir lo mismo *"J*,rJi" áire;to
bría permitido en cierto modo que una inteligencia lo suficientemente informada an- del
r'r
uná indíspensable necesiclatl tle l:t
ticipase, antes de su realización más o menos próxima, los progresos esenciales reser- \..quc nuestra A¿Uif t*"U*.""i",L"gr, i"¿r¿"Uf"-ente,
vados a cada época, según el feliz bosquejo presentado ya a cornienzos del siglo xrx .ltltciilnprimitivaydelestímuloconstantequetmprimenlosapetitos,laspasioncsyltlsst.ttlt
siempro cl erttt¡ttlr
por el ilustre Fontenelle> (tomo IV, p. 195). necesaria.como ha debido realizarse
rr¡rcntos, es sobre todo bajo su dirección el primer impulso tlt'l le rtt"
tiempos'
to0"'-.1¡¡desde
r,, (lcl progreso humano' i-lig"ti"l"t;t'
"" ll l('( rl
más o menos clara' pero constantctllclllc
Así pues, el progreso necesario del espíritu es el aspecto esencial de la his- trl.srifico, .e ha r"conocido ai"n.,p.", de manera todo poi lu hittotiu .cl cspiritrr lrrr
dominada sobre
,rrtrlc, que la historia d" h ;;;J'esiaba
toria de la humanidad2r. Auguste Comte asigna un reducido papel al azar o a ptrsi¡ive' t fV' pp' 340-342)'
,,,,,,*r,, iCo,,,. de philosophie se adrprrtbrt s.lrrr'
los accidentes, y afirma que los momentos estelares del espíritu humano po- rr Así, en ,t o¡rr,ou'lr"iíu!íliir,,;;;?"*.esóribe: <El politeísmo del'crtsivrr th' l;r
y el monoteísmo a la organización
r,,tlo al sistema ¿".onqui.ru'á""ruáriigti"¿ul
ltllrdMedia.Porlotanto,alacentuarcadavezmáseloredominiodelavidaindustrial.llrsrlr.lr. dc trrtxlo tl''
la gran reválución mental qT l"l^t1"*
2r <<A pesar dc la inevitable solidaridad que reina de continuo, según los principios ya esta- ,lrrtl rnoderna debe secundar vigorosamente activa lclttlc¡rt rrr r
régimen positivo. Esta "
blecidos, entre los diferentes elementos de nuestra evolución social, es necesario también que, en lrilitivo nuestra inteligencia del régimen teológico.al no sólo es necesariitrrlclllt'¡trr.r
rrrliana al mejoramiento'pi.ii.""á" r".onii"ión
hu-mana
l'r
medio de sus mutuas reacciones permanentes, uno de estos órdenes generales de progreso tenga siempre relativas, sobre todo en el mtlrtolcis¡trrr"t
una preponderancia espontánea a fin de imprirnir habitualmente a todos los demás un indispen- ionrpatible aon tu, praoauiuciones religiosas fina¡ncrrtt' rrrr;r tr'"
,n.ru.il.ii';;;;.';" actividad semeiante debe suscitar
sable impulso primitivo, aunque él mismo deba recibir después, a su vez, por su propia evolución. ¡,,,si6ilidad ¿. o,ru l0i l8. l):rtrr' I rtt"rr
un nuevo irnpulso. Basta aquí discernir inmediatamente este elemento preponderante, cuya con- sieitlnuniversal,runru¿iJ."onio.'rpo*an"u.atodafilosófiateológica>(Éd.
sideración deberá orientar el conjunto de nuestra exposición dinámica, sin ocuparnos por otra parte r iónérale d'Éditions, 1963,pp' 62-63)'
tt'l L\S I lAll{S l)l I l,l,N\^t\lll
Nl.,.i.,( l()l Ir(il( () rr\
r\t r(itrlill (rtNlll
l'e11r ¡r. rx)r er() trt'srt¡r;ttt'tt'rrt
cfL'cttt' cl llt.tkr tlc ¡rrrrr;rr.t;r rlt.l rrr.rt.r¡lr trr.r;r rrrrt.rr¡,¡.¡¡1.¡¡¡.
¡-lcttsttt:tlt'lc'rr¡lri¡ la, ¡ir,rr,,r,., t.r;r¡r;rs rrt.rr¡ l,¡¡ l.,rl|ilto tlt',¡to',tr't()ltt':, ¡\:.1,:,t'l,t¡lt ( r'lttl( l:l l;l/;l llt,'l;t t',l,tll,¡ r.t
rlr'r'tt'tl:t,
rrrsrrr.¡r¡ rrt.r:r rr' , r, L ¡./.t(l:t;¡tlt'l¡tl¡ ¡r¡r llr ltr¡¡rr.rrslirrr;r llt lrlt.tlrrrtllrrl, V r'lr l;r ¡lrtlt'llr,rl rl,'
t".t.'t ¡,,,,iiiui*1,'1,
i:'
l':il''it.'il..Jlr?;:.f "' y
',,irt.rs,rr. cr rcs,¡rt.rrr;rr trt.l r rrrl,r t,,l:t t:ulrt'lt'tislit'lt lr'¡llttcci;t ¡tot olrt l):rtl('utt littlot rlt'sttlrt'ttttttrl;trl
rarde * ñ..'i;:.;'il,.l;Jh:,j:l:, : l,;li,,iffi lx:, I rr¡,rr.rl lltr torrst¡ltticrrlc. los tlrlL'r'crrtcs sccl()r'cs rlc lrt ltttltt:ttlirllttl lto lt;tlt,'r,t
.en
alizadas por el fetich¡.ro.
iu ;,J;
[olo*,rrr'," merafisica.
Es Ia inteligencia la que inoica
i I lii : ll li tr, r,rn,r(l() tlt'l rrrisltro rrrotkr. ¡rrlrr¡ttc ilrici¿tllttcltlc Ito lcllíltlt t'rrtt'l;ttltr'ltlr' l;t',
,r,nr:r.. tlolr's. l'crrr cs cvirlctrtc (luc cstas rlilcrcrtcias sc rlcsltttolllttt solrlr't'l
ía ¿írecc¡on de la histor¡a
er florec¡'"i"nto-á"-ju sociedad hr¡r,ar¿r, y r. r¡uc rr.r ,lrril(l() tlc utüt t|ltlUr:tlcza cottlútlt.
fr1lXjl"1Hjerá hu,,an¡r c,, t r" ;;;;;;z¿¡ I I l;rt lol tlcl cli¡rr¿r iudica cl corr.junlo dc conrlicioncs trtluntlcs t'tt l;ts t¡tt,'
Se comprende así que la
historia humana pueda ser l,r r rr rtlo t'ltlir sccl<lr tlc la hutlaniclacl. ('ada socictlatl ll¿t tcrritlo (lttc st¡l)('tltt
hisroria <de un rinico pueuio,, consicrerada como r¿r ,,l,.r,rr'ulos rtu'ts o nrcnos gravcs y cor-l()ccr cilcunstatrcias gctlgrtil'iclts rrr;is ,r
proponer ra unidad de ra rul."i;;;;;;riu rerigión, parir ¡irtá¡ri.i"
hisroria nuÁunl..".iu ,r( n()s lrrvolltrlcs c¡trc pcrrnitcn cxplicar lrasta cicrlo pun(tl llt tlivcl'sitlltl tlc l¡r
universarizabre. pero si ra n"""ru.io']*";:.
una rerigión
sea la de un puebloinlo,
hrsto¡a;;g" ra interigencia, para que , r , ,lr ¡t ttitl ".
uusu toda era \l t'xrrrrrinar cl papel dc la acción politica, volvctnos a halllrr cl ¡rrovirlt'rr
rodos ros hombres. cosa que "p;;;;"y" lrn _ódo ¿" ñ.".". válido para ¡ r,rlr.inlo. lin cf'ecto, Auguste Comte se proponc ante todo quitar a ltts lttllttlrtt's
es rerativame"rl r¿"ir i.i""..ü'o]"o.,,
plo' ra matemática modeina por ejem_
para todos los hombres lr, rlrtrt os y a los refonnadores sociales la ilusión de quc un individutl, ll()r 8t:ttt
das las razas' ";r;;;;;;;árida
cierto que esta proposición no es ábsolurun,,",u" eiioente;
de to_ rlr tlrrr.'scu, puede modificar sustancialmente el curso necesario clc llr ltisloli:r
gler afirmaba que hübo spen_
"";'#,;;;ii".
matemárica rod.rnu:::l_il¡.gni" ¿" r". á.i"e"r, i;";;r_o que
una
tido particurar, pues.creía que ip.net". dabá a .itu rorn'uiución trr r.rrks¡)rri'sdcl c-xanrendel asuntoprincipal,conel findeevitarunaconli¡sitinitrrttiort;tl r't¡ltr'
un sen_ r,, t{ ronrcnos tundamentales y sus dif'erentes modificaciones> (Cr¡arr tle ¡thilttso¡tlti,' I't,\ttttt'
er moao dé p"nru, matemático
por el estiro característic.o estaba influido t l\. ¡r ) 10).
¿" utru á"r"..irr¿r" ."r,"ri'"á'.;q;"
gado la verdad universar hubiese ne_ \l ¡rr-cgurrtarse, al oomicnzo de la lección 52 del Curso de liktsolíu positit'rt, ((l)or r¡r( l,r
¿" lo" i"o."o'as matemáticosr,. , .r lrl;rlcl ¡roscc de lrrodo tan accntuado cl privilegio el-ectivo del principal clcs:trroll,' '.,¡ t.tl r
Si la ciencia o la filosofia;";;;],d^ ' ('()llllc, rlt':¡rtt. ' ,1,
ouru,odo, los hombres, y si al mis_ ¡,,,r ,¡rri liLrropa ha sido cl lugar esencial dc csta civilización prcpondelantc)),
tr.rl',.r ;rl irnti¡do que (esta gran discusión dc sociología concrcta)) debe <qucdar l)osl)u('slir lr.r',1,r
ffi iui"qu","iu
fiperoIffisi i:ü':",:T:,::,1';:;rli*"f"1'ff
ra historia
";:"":::ffff ,t, ,¡lris tlc la prirnera elaboración abstracta de las lcyes fundamentales dcl dcsrltlolL' ",',t't1,.
,lr, r r' sin cmbargo algunas r¿lzones, algunos (apuntes parciales y aislados neccs¿lfilrnt'nlt lrt,l
cesarias, y si hay una marcha "r
humana iu'd;;üuebro
único, si sus etapas son ne_ rr, r, rles¡¡ <Sin duda, se advierten ya bajo el primer aspecto y cn la organizaci(itl e:tt¡tr'l( n'.lr( r

¡"""*rur" i,Jcia un fin dado, ,t, lr lrz¿r hlanca, y sobre todo cn lo tocante al aparato cerebral, algunos gérnrcncs ¡xrstltr,r',,1,
rentes sectores de la humanidad qué ros dife_
ti"n.n rri.io'as particurares ¿por
y diferentes?
,r ',rr¡rcrioricladreal;encualquicrcaso, losnaturalistasmodernosestánmuyle.iosdceoitrtt,lrr r,r
Así como et nrohlema.¿" lr¿""ürór¡", .rirl)lcntentc en estl cuestión. Asirnismo, desde el segundo punto de vista, podctn()s ctlltttr't. rl,
comre es justificar.ra "di'"r"¿ir"r"
saivar ta rn¡áoá !i,0. Rrgrr," _ ,,,,,rrclu irlgo más satisfactoria, divcrsas condisiones fisicas, quírnicas y aún biológic:ls, (ltt( s( tlrt
diversidal. "ru
intelectuar tegamos rrurtu r". ü"r,"-¿"J experiencia
rut ,:iü;;;;;;."rencias
i rr( nlc influyeron, en cicrto grado, sobre la propicdad cmincnte de los paíscs ct¡t'ol)c()\ (l( ,{ l
¿. .*io de pensar lr.r.,rrr ur¡ui el esccnario escncial de esta cvolución prcpondcrantc de la humanidad>. Y ('otttlt' ¡rr,'
-quizá el propio Comre no ilegara,i"rnpr" tan "ri"
lejos__,;;;r;;;".rante , r,,ilcn una nota:
que litlcs son. por ejemplo, en el aspecto fisico, adcmás de la situación climática tatt vcttlirl(r\.r.
;',ü':ffJ'"Xt il:f : i';í: ffi';; ;.?.Jái "
L qu i o'
*"tore s d g a ¿ ír",*", r
,,
, n llr zona templada, la existcncia dc la admirable cuenca dcl Mcditerráneo, alrcdctlor tlc l:r t ttrtl
comre cxprica'ía ¿i""",álJ.:"rrJrndo ,l,.lrr! cf'ectuarse sobre todo inicialmentc el más rápido dcsarrollo social, tan pronto cl ilrlc rr:irrlr( u
el ctima y ra acción poríticaro. rrcs^faclores de variación: lr , qrcsó lo suficiente como para pcrmitir la utilización de estc precioso intern'lediario. oli ccit'lttl, r
ra raza,
rnterpreró ra diversidad de
s6;;; ffi;; er s.v.,;téne cre poritique positive, .r rr¡ ¡¡1ismo tiempo al conjunto de las naciones ribereñas la contigüidad adecuada parit l:rt ilrt;rr
ras razas ;;;;;, atiibuyendo ;;;;:una er r,.l:rciones pcrmanentes y la diversidad que las hace irnportantcs para un recíproco cslíttlt¡lo srrt rtl
pre_ \.intisuro, desdc el punto de vista químico, la abundancia nrayor de hierro y cle hullr¡ clt cslo',
¡'rriscs privilegiados debió ciertamente contribuir en gran medida a acelcrar la evolucitirr lrttrrr:ttr.t
Sl't ¡lt;Lr'n. r)t'r^utttcrgang I rrnlmente, en cl aspecto biológico, fitológico o zoológico, es evidente que como csto lltetlio lt;r
Ahendrurtr<,.t -rJtnrisc einer
cr¿.s
hichte' Munich' tetx-te22: t-,
ge'st Morpfu¡rogie dt,t.w<,rt- .,rrlo r.nás favorable, por una parte a los principales cultivos alimenticios, y por otra al tlcs:ttloll,,
,i"):,,i,i,ir,r')r"'6iil,r"r,".rr. M.
pasa-calpe' r9g9. Esra ohril..c¡¡¡ssgicr¿ García Moiente. Madri<r: Es_
¿"*"1-üi¡ri.,dc .lL'los animales domésticos más preciados, este hecho ha bastado, por sí sólo, para alottlrtt ts¡x'
I9ló' Pero er éxitu. fr¡r¡ninante,cn Agadir, apareció po,.
iiin'".u u..
Arcmania, r"u*"i"" a".pués , i:rllnente la civilización. Mas aunque pueda atribuirse ya cierta irlportancia real a csl()s (lili'r('rr
de ra derrotaie r9rg. "n
.,J,;.:}jljff;:Tf,"#1".' ¿."á,ru^ü" *""ii".,,o",a mi juicio: r.;, ¿"Iá raza;2.",de: Irs ¿rpuntes, se trata de csbozos que evidentemente están lejos de bastar para ofrccer uttit cx¡tlt,;t
dicha' considerada-en toda , rtirl realmente positiva dcl fenómeno propuesto: y cuando la forrnación adccuada dc la tlin:i¡trr,;r
en absoluto invesrigar ,,'rrl'ottnt" r" .",""ri¿".iJirii¡.o, no.r,ltit
.ocial haya perrnitido ulteriormente intentar de modo directo una explicación sclncjatrlc. es r'r
;:ü,''.iJ fli*,1'::l':i1:ffi'.:i;* u.dod.,u'.nt.;;;;;;1"" de enun-
t

11i.¡.","3 á!'"
c ie" re de ra c
rlcrrte que cada una de las indicaciones anteriores tendrá que ser sometida necesariittllcttlt' ;l un;t
ienc ia, ras reves ¿"r Áti"¿" (.scrupulosa revisión científica fundada en el conjunto de la filosofia natural> (Cours tlr ¡tlrtl',
"ürffi ñ::,#;'" J'Jff,".!;:; ru:,.**j; vrythie posiÍive, t. V pp. l2-13).
()(r L,\s t,t,,\t,,\s l)t.t l,t NS..\\ilt N t( ):,(,(.t( )t ( )(;t( r, ttl
,\¡(;ltsll(()Nlll
No sc tticglt ¿l l'ccoll()ccl t¡ttc rle lrrs cilcunslill¡ci¡¡s.
los grandos hornbrcs tlcpcnclc 1,,
r[. lrrs r.oil¡t.rrlr.rrt.i:¡s o tlt. o,,rrl;rttolt's,tlt'st¡itltlt'syv;¡ll;tlllr's,(onlro(-iltt( (nlitlo((lnocrol¡.tllnl.tl..rll,,l,,l"r
,rr,,y,,,: ,,',,,",,,r. r'¿rl)i(lcz rlc lir cv.lrciri, rl( [il ilt()vilillcttl0 ¡uctlr0. t¡trc lrciltlc slcnll)rü;t ¡lrr'tlOttrttt:rt, y (il!o 1rrrorililr,ill,,
saria' y que er rcsurtado, de t.r,lur,í.r.ro, rrt.t.r.
lncvir'brc. sc¿r ,'is o c()sr() t r.rr to ¡rt'lrrrrlc rcgrrlalizal tlc t¡tttcnri¡tto llt ¡rtc¡rotttlclltltci:t n:tlultl, rlt',tnttttt1, tt,l,, ,
.

so' Pero si evocamos, por ejempro, 'rcros trcscrr- t:rs r¡strl:rtloltcs y Ios l:ullcos rtllis o ¡ltcttos liutcslos t¡uc lrts rttottt¡rtn;ttt 'itl., t¡tlr.tr
<Je Naporcó', .'0 cs criricir
brir los límites de la eiicacia p"ri¡i""r¿"lm "uro grandes 1io. st.rilr sirt tlt¡tltt cxiUlcrarcl lrlcancc lcitl tlc urr rrtlu setnt'i:rnlt',.rrrrlr( ,( lo r ttlltt,t
hombrcs. r:r t[.] l¡lorlo ltrhs racional posiblc y sc lo aplicasc c¡r totlit l¡r :utt¡rltlrrl ( or\( rrlrlr', ,r
En opinión de Auguste comLe, Nupár"on,
como er emperador Juria,. o ric- It. lrtrrbrryúrirrrros la propictlad dc inrpcdir cn todos krs eitstls lits tt'tolur'r,rn,", \ r"llr
lipe II de España, no comprendió
el ispiritu de su tiempo, o más aúrn. lits (luc ttilccn tlc l<ts obstltct¡los quc so o¡roncn ll crrrstt cs¡rortl;'tttto rlt' l:r t t,rlttr r,rr lrrt
se diría hoy, er sentido de ia historia. conr.
nJáiiro un vano intento de restauraci(r' rlrntr. l:lt vil'turl dc la supcrior cornplicacirin tlcl otgitttisrtto sotltl. l;ts tttlr'tnt,,l.t,l, .

de un régimen miritar. Lanzó u er*"lu y llrs erisis son por f ucrza aún ¡rrhs incvitablcs, cn rnt¡cltos settlitkrs, (1il('('tr ( lotlt.rtrr',
u-lu conquista de Europa, murtiplicti
los confl ictos, revantó R.;;l; lr¡o intlividual. Pcro, aunque la ciencia rcal sc vc obligrrtlir ir rcc()n(x ('r t'st'rtct;tl¡rrr'rlr
.co
y en definitiva el resultado
ntra ta ;;-¡.á"1"." ;;rilJfi :,
europeos. srr rrrornenthnea impotencia ante los desórdencs prolirtrrlos o krs itu¡rulsos r r(':.r:'lrlrlr".,
de esta uu".r*i¿n ,"-po.ur " ru"'""i". p*
que pueda ser, el soberano que grandc tlc totlos modos puedc cumplir una función útil suavizartrlo y sobtc lotkr:rlr¡e r r;rtrl,' l.r
comete el error de engañarse acerca crisis, dc acuerdo con la apreciación exaota dc su caractcr prirrci¡rll. y lrt ¡rtt'vt"t,'tt t,t
turaleza de su época, en definitiva de ra na-
no áeja-rastrosru. cional dc su desenlace último, sin renunciar jamás a una scnsalil iillclvcD( roil. .r rr'
Esta teoría, que afirma ra incapaciJufi" nos que se compruebe debidamente la imposibilidad dc procctlcr tlc esc tttotlo Ar¡rtl
ro, individuos para modificar er
curso de los acontecimientos, ¿esemuola conto en otras esferas, y aún más que en otras, no se trata tle gobcrturr krs li'ttirtrt n¡r',.
unu crítica de los reformadores sino únicamente de modificar su desarrollo espontáneo; lo cual cxigc, ovit['t¡lt'ttrt ttlr',
sociales' los utopistas o los rávoluci"*;i";, "nde todos
aqrrellos que creen que que se conozcan previamente las leyes reales> (Crarso de.liloxtliu ¡xt.titivtt,lonro l\'.
es posibre trastocar la marcha.
de ra rristo.ia, --'Jv a sea trazando el plan de una nue_ pp.2t3-214).
va sociedad o utilizando Ia violencia.
Es cierto que la fatalidad se va haciendo_más
pasamos del mundo de las leyes modificable a medida que l.¿r nueva ciencia social que propone Comte es el estudio dc las lcyt's rlt'l
fisicas al de ras leyes históricas. Gracias
sociología, que descubre er órden a la ,lt.slrrollo histórico. Esta ciencia se funda en la observación y la cottt¡ritr'rtt tott.
¿" la historia humana, tar vez re
quepa al hombre ra nosibiridaa "r"""üi
ae compensar ros ,;;;;, ;';;ícir r ¡ror consiguiente en métodos análogos a los que se utilizaron cn olnts t'tt'tt
del advenimiento d"ínositivismo. p;;;,il;
su teoría der curso inevitabre de
er costo ( rirs, y particularmente en biología; pero estos métodos estarán dclcnrinrtrl':,
la historia, Augusre cfmte se opone lrrrslu cierto punto por las ideas fundamentales de la doctrina posilivisl:r, ¡ror
tanto a las irusiones de los grandes
hom- ',rr concepción de la estática y la dinámica, ambas sintéticas. Ya sc tralc tlt' t,rllt
l[:::::, ras utopías ¿" ro, i"io.n';;;];';;;l}ffi::.rllgniri.uriuo
et slgulente texto: ¡rrencler el orden de una sociedad dada, o las grandes líneas de la hisloti¡r. t'rr
,rrubos casos el espíritu subordina las observaciones parciales a la aprcltt'ttstott
<En una parabra. como ya.indiqué
en mi escrito de rg22, ramarcha :rrrlerior del todo.
zación no se realiza, en rigor, siguie;do-;n;'if;;;;;: de la civili-
s¡no a rr.avés de una serie de La estática y la dinámica son las dos categorías fundamentalcs tlc lrt:;,'
, rología de Auguste Comte. La estática consiste esencialmente en cslr¡tlirrt lo
rr'
Auguste comte sc muestra sumamcnte t¡rrc ól denomina el consenso social. Una sociedad puede ser compar¿ttllt t',rtt
severo con Napoleón: <Debido
a una rrrr organismo vivo. Así como es imposible estudiar el funcionamicnkr rlt' r¡rr
namente deplorable' esta inevitable
.rpr..,u.iu f ,nitliu.l, u lu qu" ur principio parecía fataridad eter_
destinado el gran Hoche' reca.yó e,n
,ri tr"ru.".^iui.ío u rrun.lu, procédente
tan f-elizmente ()r'sano sin remitirlo al ser vivo íntegro, igualmente es imposible estucliitt' llt ¡ro
alrasada. y cspcciarnrcnrc a'irna,ro. de una civirización
br,u .r i;;;r.r;-...r.*u d. ,nu nu,uruü.u litrca y el Estado, sin remitirlos a la totalidad social de un momento datltt. Asi
una admiración invorur)lar¡a hucia *iersticiosa. por
¡rrrcs, la estática social implica, por una parte, el análisis anatómico tlc lrt t's
ra unriguu¡.i"rqr"ia"sociorl por
que lo devoraba no armonizaba otra parte. ra inmensu ambición
realment-e, u p"rul-al
ninguna superioridad rnenrar cvitrcnre. .,
vasto charlatanismo caracteristico. tructura de la sociedad en el momento dado, y por otra el análisis del clcrlt'rrlo
vinculado' sobre todo r"
;;i;;
rr ñ"";dutrabre rarento para ra guerra,
mucho más
con
,r los elementos que determinan el consenso decir, que hacen dcl coltittttl,'
"1::]io
tie-po, conla !*.gi",n"*r que con ra fuerzainterectuar. -es
. Hoy no podríamos evocar su nombre sin .a"orau'a qu" viles lisonjeadores tle los individuos o de las familias una colectivida{ y de la pluraliclatl rle lrr:'
e ignorantes entu_
Carromagno, u un soüL.uno que, desdá rrrstituciones una unidad-. Mas si la estática es el estudio del conscltso. csl;r
:filXil:tT;:;;l;j:,:,::." todos ros p-untos de vista,
esradoavanza<r;.;;;;_;;.li",T:ü:.^H::"..;,.I;:i.1Íft t.stática nos obliga a investigar cuáles son los órganos esenciales dc krrl¡r so
a'¡ena a la naluraleza v al tlcstino T?5iffi ¡;"';,::¡r..H..ilJ:*,,: e icdad, y por tanto a superar la diversidad de las sociedades históricirs t'on cl
de ntrestro anál¡s¡s
tirt¿r¡.o, a mijuicio cada auténtico filósofo
debe considerar ahora q'c es un irrecusabr.
¿.u", ,".irr Ia indicación apropiada. para l'in de descubrir los principios de todo orden social.
mrento público' de ra oeri'rosa aberración
q"., uri" tu?grnoru exposición de una prensa conoci_ De este modo, la estática social, que comienza como un simple itniilisrs ¡ro
pable como extraviada' irípulsa tan cul_
rt"v .""1r"1.i."r" i..r"r, rcvorucionaria sitivo de la anatomía de las diferentes sociedades y de los vínculos tlc soltrl;r
nesra ceguera en rehabilitar la "i uip.in"ifio
memoria,
a esfárzarse con fu-
organizó' del modo más desasrroso. tun.¡r.,u*."i" uüo..á"lia"¿"i hombre que ridad recíproca entre las instituciones de una colectividad dada, culrnitt¡t t'rr ,'l
er más giguni...o-r.t-ceso porítico
sufrido jamás> (Cours tle phitos"pni" puriií"7i.'üi. o.',
que ra't.,uman,uad haya Iomo II del Systéme de politique positive, con el estudio del orden cscltt't¡tl rl,'
, ol.
toda colectividad humana.
()¡i L\s I 1..\t,..\s l)l I I,l N:,.\l\ilt Nlr)lj(x t()l (xit( {)
.,\tt(;trsil (()t\lll ()')
llll stls ilrici.s' llr tlill¿illlir'rr lr. ¡¡; ¡¡¡¡i5 t¡rre lrr rlcscr.i¡rt.irirr
ccsivas rccorridas por fas stlcictl¿ttlcs r¡,lrrs t,rrr¡r:rs srr '.1.1( lllilll(il ll()s l)(lllttlttir lttt'1io l;r ('\l)lr(it(ton ¡i|lrcr;tl rlt.ilil;t (.\olil( til¡¡ l,t,t¡lil,tl ,l[,
llrrrrr¿r¡rrs. l)cnr si tlel c.rrjrrrr..
sabelnos que el devenir de las socicdacl"'s ¡rirrrirros Itttttr;l l¡.t ¡xrtlttlo tottst:lil cn (,ltit e(15;t t¡tte elr llt le:rlrzltt rir¡t (.r(.(.t(.nl( r[.] r,.1,rrrr,.r ,r,1,
ilurlraras y dcl cs¡rírirr¡ htrr',r. csr;i ( l¡il(lo l)tlt:l llr itt¡l['ttliclt ¡titlrrtitlczlr llttnulllt, y crryos gi.t llcrrt.s t.st,rr.t:rlr.r, rlr.lrrr.r,¡r , r r..
regido por leyes. puesro que.er conjunto
dinámica social no se asemeja a la-historia
der puruá,i;r;i;;;',;'.
,rritrrrtr. rrr I lt r lt.stlt. sicrrr¡tt.c...
que forjan ros historiacroros rcco ,rllstc scgtttttlo vtllutttcn dcbc caritctcrizar strccsivanrcnlc rl olrlt,rr lrrrr;rrr' r.¡l tr¡
pilando hechos u observando la sucesión rl.s los lls¡tccttts litntlarncnt¿tlcs t¡uc lc son propios. l:n tclitciíln t.on t,¡tl;r ¡rro rlr.r'llr,.,
áe ras instituciones. La crinárnica s.- (s lleccs:llio;llllc totltt clctorminar cl róginron ttorrrr:tl t¡rrc collcsl)on(l(.¡r nu(.,,tr.r n.r
cial recorre las etapas, sucesivas y n*ruJur,
¿"1 ¿",r"ni. ¿"i hurlAlr. llllill(',/il vcrtltttlcrrt, y Iuogo cxplicitr la ncr:csiclad t¡uc suboltlirr:r sr;¡tlvt.rnrrrrr.rrt. r¡
y de las sociedades humanas. "rpi.i,, t tslvo lt Ltrla prolongada prcparación gradual> (,5\lr/tirrr. tlc
La estática social ha sacado alaruzel ¡xtlitit¡ttr, /,r)\///rr.. tonril ll
orden esencial de toda sociedad hu_ l)l). -l-:1).
mana; y la dinámica sociar reconstruye
las vicisitudes pá.iá, ha pasacrrr
este orden fundamentar antes de curminar "r"l"s | ';lll cottccpción comtista de la estática encuentra su tlcsarrgll¡ i¡lc¡,.r';rl r.rr
tu
La dinámica esrá subordin ada araestática. "n "^p."ii¿;ñ;;;.itivista.
c"ó;;;;;-rüu" '| politique positive. El tomo II de esta obra csth corrsuglrtlo ¡r¡r
toria a partir del orden de toda sociedal es ra his_ "t't/rrrlt'tlc
rrr*unu. La estática y la dinámica nos ' nl( r() lt l¿r cstática social, y lleva el característico subtítulo dc <'l'r.ulirtftr;rlrs
rem.i1e1 a las expresiones de orden
y prog.;ro que figuran en las banderas rr.r, ltr tlcl trrden humano>. Es cierto que el Curso de.fiton/íu
positivismo y del Brasil2t: <<El progreso der ¡¡t¡,silit,tt c()nli(.¡(.
Es el desarrollo del orderu>. ' I r",lr./. rlc una estática; pero sólo le dedica un capítulo, y en ól l¿rs itlcrrs t's
En su punro de oartida, ta eitát]ca y tu
dio de la coexistencla por una parte. y por
aina-il";;;j;ente el estu_
r.nr ;rl)r'nirs csbozadas28.
otra de la sucesión. pn ,, punto dc I :r cslhtica puede ser descompuesta lógicamente en dos partcs:
llegada, son er estudio del ordü ¡rrlr trn:r. t.l
y social, de sus transforma_ ' ,rr¡tlr. prcliminar de la estructura de la naturaleza humana que aparccc cn cl
ciones v de su florecimiento: p".ro ".rn.i!iltr.ano .it;;;-1"
ru ror,,,uru upl-.",i**"nre cien_ t,'rrrrr I rfcf systéme de politique positive, y por otra el estudio propiarncntc rlr
tífica, estática y dinámica, a la fórmulá , lr,' 1l¡. la estructura de la naturaleza social.
ápur"nr",'ente firosófica, orden y pro_
greso' es necesario en función de ras .\rrgtrste comte expuso sus ideas sobre la naturaleza humana cn kl t¡rrt.i.l
dos ideas de eugurto óo,'i",'tu p.i-u"io
del todo y delas leyes-aplicabr.. ur.tn¡"nto, ,f, llr)lninó el <mapa [tableau] cerebral>, que aparece como un estudio cicnri
y la confusión entre el movi-
miento inevitable de la hístoria y una,;"'; Irr. tlc las localizaciones cerebrales. En ese mapa consigna el lugar tlcl ccrt.
de providencia.
l'r r I t'll ol que están situados los correspondientes elementos anatómicos
tlc l¡rs
,lrl('r('r)tes disposiciones humanas. Esta teoría de las localizaciones ccr.c[r';rlt.:.
4. Naturaleza humana y orden social ' , l ltspecto menos interesante y menos defendible del pensamiento clc ('prrrtr,
I'r'r. SC Io puede ignorar sin el menorperjuicio y sin traicionar el pcrrslrnrrt.rr
En un primer análisis, la estática social r'rlc slr autor, pues el mismo comte declara que las localizacionei ccr-cbr.:rlr.,
es comparable con Ia anatomía,
pues estudia el modo de organización
de los diferenie. ;1";;;i";del cuerpo ','rr crr cierta medida hipotéticas. La interpretación fisiológica desenthecrr t.¡
social' Pero como el objeto áe la sociologi"
.r r" historia de la humanidad con- 'rrr:r
hipótesis anatómica que en sí misma no es más que la transposiciírrr rlt,
siderada como un solo puebro, esta interpretación
estítica anatómica se convierte sin difi_ 'rrur del funcionamiento del espíritu.
cultad en el anárisis de ia estructura d.
mentalmente hav una sora historia.
i;á; sociedad humana. como funda_ llay ciertamente una gran diferencia entre el modo en que comtc lur e r,
ertu¿io estático nos permite recuperar l'ut'sto lanaturaleza humana y el modo en que podía hacerlo platón. pcro llrrrr
los cara*eres eitructurares de roda "r
mente los fines de la estática:
;;;;; Auguste comre expone crara_ lrrt'rl S€ hallan en Platón esbozos de localizaciones, si no cerebrales, ¿ll rrrcnos
lr',rt'¿rs. Después de haber distinguido entre el voús y el ?ú¡tos, platón sitriir
cs
r,,s (liferentes aspectos de la naturaleza humana en las distintas paftes clcl crre r.
<Tras una abstracción provisional,
hay que [...] estudiar ante todo el ¡',r l\4as igualmente cabe en este caso ignorar la teoría de la iocaliz¿rcirin rlt.
no como si fuese inmóvil. De este modo -ooi.rno, orden huma_
menrares, inevitabremenre comunes
upr""i_ ,r.'¿i*^". ,"res funda_ l,rs tlisposiciones en el cuerpo para conservar solamente la imagen quc lrlrrrirrr
a todos los tiempos
ti;d* ü;i;;;;s. Esta base ,,' lirrjaba del hombre2e.

t^ influencia
,^^:l, casi oficial del positivismo.fue muy profunda en Brasil, donde IIegó a convertirse en la
doctrtna ''. En los detalles hay diferencias entre las ideas
del Estado. eenjamin-ónstant, pr"si¡ente
programa de estudio en las escuelas" de la Repúb1ica, estableció comJ del Cm"so y las del Sv.stéme, pcro ir(llri l)r.
públicas lu ¿r"iiop¿a¡o cres sciences rrro tlcterminar las líneas fundamentales y prescindo de las diferencias para estuáiar. l¿¡ t.stritrr.r
En 1880. se rundó un insriruro ¿.r np"r,"i.Jr "iá0, posiÍives de coMTE.
r
vista para celebrar er curto de ¡u gu-u"i¿uJ.i"ii"i"
*
se inauguró." ni, ,"
,"n-''plo positi_ ", iirl según la concibe Comte en el momento en que escribe el Systéme de poliriquc l\,\ttnt.
.or¿"" y. progreso> (ordem e prcgresso) "' La distinción entre la razón y el corazón aparece en Plarór'r, en La Reptibticrr y crr t.l /.i.
lf;l;ff;
el pabetón de rondo verde der Á;;;ffi ;;¿
era tambiénlr coror de iu. bund".u,
po_
/r,' Ilsa distinción vuelve a aparecer en una descripción fisiológica de los vivientcs nlrrt¡¡lt.s r.rr
' I Iirrreo (parágrafos 69 ss.), donde Platónfraza un esquema de las localiciones cor¡ronrlt':;. ,,r
lrrrtrrtlo el alma inmortal en la cabeza y el alma mortal en el pecho. Hay además
otras si¡¡lrtrrrlr..,
\l l('ll',ll ( l)l\lll ltll
t(x) I \\ I 1,,\t'.,\:i t)l I l,l N', \r\ilt rJtr r l()l (x,l( I I
"rx
{llll
Attgtrslc ('onllc ittlvict lc t¡rrr' lrr n;rlut;rlr'z;r lrr¡nrrtt:t ;ttlttttlt' st't t olrsrtlr't;ttl;t r,,. ..(.rrrrr(.ar()s. (.rtaal(.'r l)¡¡r(.riilnertlt'1.:. rrl'ltt¡ltrs l)tllillll('lll('('l'.1"1'1" ('l'olr'l;1"'
tltsPosiei0ttcs lltllllrtt'tt
collo una cntidacl doblc o lri¡rlc. ('rrllc rrlrnrr:rr (luc cl ll()nll)r'c esl:i t'ottt¡rut'slrr tiltt\rr,.,t.rr|irl. rruttelttltl). V l,,Cl-1., tttCtll¡l()t;t
tttlltllttt's (' lll(lll"
de corazón e intcligcncia, o diviclir cl crlr¿rzrjrr cn scnlinricnto (o rrlr'cciirrrlv rirrl.(. r rrrt.rrl:rrllrs u,, ¡r.r,: rlcl,rci,rrlcs a,r,i l,r, tttrtls: villcttl.slos tlos lt¡ros tlt':'o
actividad, y entender que el hombrc es sirlrult¿urcanrcntc scr)linlicnt(), irclrvr rrr,rl{.,,(1.(.s.rr ltr l*r¡s¡'l,rrial(r,tcn la llaturalcza ltrttrtanlt tlc
, r,,l.r,l (ltt('( ()lrltc ctcy(t ttbscrvllr cll stt licmptl'
lil ilrslirrtrr']]il'::i t's t'l
'¡ttt'
dad e inteligencia. Según Comte, el doble sentido de la palabra cor¿rzrin cn-
iDtlttstriltl. ¡tot t'l t'ollll:lll.'
cierra una ambigüedad que es reveladora. Tener corazón implica tcncr scnti- ,r,,. ilr(1il(.e rr tlcrrit..,.rr íos .rbst¿iculos, y cl instinto tltts st'lllt
mientos o coraje. La misma palabra expresa ambas ideas, corno si cl iclionrrr , ,.1 t¡rrc lr.s llcvu a c.'.st'r.¡ir ltls rrreáios. Y ('tltlrtc agrcgil lrltlltvilt cs cl itts
tuviese conciencia del vínculo que existe entre el afecto y el corajc. ,rr(.rt()s liieilrucrtc r"a,r,1o.iur"r: el orgullo y la varriclacl- lll olgtrllo
lo uirrquJau dó la aprobaci(rn itjcna. A tlrtvi's
tlt'
El hombre es sentimental, activo e inteligente. En primer lugar, es un scr rrrrr. tlt.r¡rrrirri., r,,
"á,-,¡¿J. ¿tltrttísttrtl'
esencialmente activo. Comte retoma hacia el fin de su vida las fórmulas quc Lr r;rrritllttl l)asalros ya, cn cicrto modo' dcl.egoísnltl .al
aparecían ya en los Opuscules, y escribe en el Syst¿me de politique positivt' llrstlis¡-ltlsicioncsnoegoístasSontres:laadhcsióndcunapcrs()l'lllll(lll;l
,,, ¡,,..',t.'ifualdad; l";;;;;tián, que amplía cl círculo' o dctcrnritr¿t lrt Iclrr
que el hombre no ha sido hecho para perder su tiempo en especulaciones y du-
, r,rr tlcl lri.io con con el maestro' dcl infbriorcotr cl str
das sin fin. El hombre está hecho para actuar. y t¡rt''
"lp"i;:;;idiscípulo
que en principio tiene amplitud univcrsal
Y el impulso activo proviene siempre del corazón (esto es, del sentimien- ,,,.,,,,,:, u liilalmente^la bondad,
to). El hombre no actúa jamás movido por la inteligencia; es decir, el pensa- religión de la humanidad'
,t, t,,' tltlrc,rer en la
concepción y cx¡rrcsiirrr
miento abstracto no es nunca el determinante de la acción humana. Sin em- t\rr su parte, r" mi"Tigl^"iu prr"a. ser dividida en
o activa. cuando es pasiva, tienc cltrittt'r
bargo, la actividad animada por la afección, necesita el control de la \ .;rr Vcz. tu deductiva' La cx¡rtcst.'tr
.rl,:,lrrcto o concreto. ó;;é ás activa,
"on."p.ián%r-puriuu es inductiva o
inteligencia. De acuerdo con una formula célebre, es necesario actuar por a/bc-
ción, y pensar pqra actltar ¡,rr,'tlc scr mímica, oral
o escrita'
tendencias: la virttttl. ¡r.r
De esta concepción se desprende la crítica de una interpretación intelec- l:i'alrnente ru u.tiul¿uJ-qr"¿u ¿iui¿ida en tres
,,t|¡.)t.'",: unu clásica' que supone.el valor clc l¡t trr¡
tualista del racionalismo según la cual el desarrollo histórico convertiría pro- o pcls('\'('
gresivamente a la inteligencia en órgano determinante de la conducta huma-
"^p..rion-J"lu'iilo'ofiu
,i,r;,. la prudÉncia en ta e¡ecución y la firmezaenlarealización
na. En opinión de Auguste Comte, tal cosa no es posible. El sentimiento será r.rrrt irt.
este mapa cerebral. pill ('(('
siempre el alma de la humanidad y el motor de la acción, y de él vendrá el im- I al es la teoria de la naturaleza humana. Según
pulso. La inteligencia no puede ser nunca otra cosa que un órgano de direc- ,r',t.rrt"quaelhombreesunt"todoegoísta'aunquenoloesexclusivatllt'ltlt'
c' cl rk'
prójimo, que florecen
ción y de control. r r(.crivamente, tu, arriñ"ion., orieniadas ar
Mas esta afirmación no implica minimizar el valor de la inteligencia, pues .rrlcrés y el amor, están dadas desde el prlnclplo'
La primacía concctlitl;r
la filosofia positivista incluye la idea de una relación inversa entre la fuerzay l.a historia no ,noáiii"u, naturalezi del ñombre.
disposici.¡tcs
la nobleza. El más noble es el más débil. Pensar que la inteligencia no deter- .r l.
cstática u'iu-afi.maclOn del carácter eterno de las
"quiuuf" Auguste comte no habría osctrl()
mina a la acción no significa menospreciar a la inteligencia. La inteligencia ,:rtircterísticas del noÁbre como hombre. ni
es po.uenir del hombre>. ¡rcrr
no es y no puede ser la fuerza precisamente porque en cierto modo es lo que ,r.ca, como Jean_p*i-iur*", <El hombre eT

hay de más elevado en el hombre. ,;rrloqueelhombre.."'"uasímismoenelcursodeltiempo'Lasdis¡'rosi


mismo.
en el individuo desde el origen
Las localizaciones cerebrales de estos tres elementos de la naturaleza hu-
mana no son otra cosa que la transposición de las ideas relacionadas con el
r ron€S
"rú; ;;;;"rtes
esenciales
De esto no s" ,i!ut, sin embargo' que la sucesión de las sociedadcs rrrr

.r¡*rrte nada ar nomuie, iror el contririo,-la


historia le ofrece la posibilidatl tlc
funcionamiento de cada uno de ellos. Comte sitúa la inteligencia hacia la parte
rr'rrlizar lo que hay de más noble en su
propia naturaleza.y.favorecer el llorc
anterior del cerebro, de modo tal que la inteligencia está relacionada con los
También le ofrece la p'si
órganos de la percepción o de los sentidos. Por el contrario, la afección queda r.rriento progr".iuo'á;'i;; ññr"iones aliruistas.
situada hacia atrás, de manera que quede vinculada directamente con los ór- llili<laddeutilizarpr"nu.*nt.'lainteligenciacomoguíadesuacción.Paritll¡
jamTs otra qu" un órgano de cotrlr.l.
ganos motores. lrurnanidad la inteli;;;;iu no r".¿ "ora
;; Lvolución no pudó ser un control válido tle
Entre los sentimientos podemos distinguir ahora lo que está relacionado t)cro en los primeros'ti;ñd" el pensamiento positiv. tr.
con el egoísmo y lo que, por el contrario, se vincula con el altruismo o el de- l:r actividad, pu.r, .'o*o ie ln¿icO anteriormenté, leyes t¡ttc
equivale a descubrir,las
sinterés. A continuación, Comte realiza una clasificación bastante curiosa de (.s un pensaml"nto .rponáeo. Ser.positivo
tiempo para deducir cl crr
*.biernan los fenómános' Ahora bién' '"qúi"t" y la experiencia. La histrr
se
rr.cimiento de las li'fes"" p".,ii¿. la observbción
entre el pensamiento de Platón y el de Comte. Así, el mito platónico del tronco de caballos (véa-
r ia es indispen.uut" iuiu
qi e ta intetigencia humana alcance su fin inmanc¡tlt'
se Fedro) recuerda la dialéctica que Comte descubre en el hombre entre la afección, la acción y
la inteligencia. v realice su verdadera vocación'
\l (,ll\ll ( {)l\lll l(l I

I0l L\S I l/\li\S l)l'l I'l NS,'\l\lll N l( t S( x l( )l ( )(il( ( )

llt ilttttlt (()llllltl lt lo:' tlt


r.sllilr t.0otrlt¡ürtllrs tltgltlt¡ltclltc. l:sllr tlclirritttllt'
Las rclacioncs cstru¿turalcs cnlrc las ¡rartcs rlc ll rtlrlrrnrlczir lrr¡rrr;rrur st' l,.rr1r.,,
ltl ctltlrzirtr y cl es¡ritlltl' r tt\rr
l, rr.rrlr.s (.its()s llt-llrclllillCs. CtlllCiCrttc igttillrttctllC lrt tt'
,,,r(.,rs. cs irtlrs¡'lc'ruiri" purra unu trliitl¿rtl scltte'iittttc l\rt etrltst.l'rttt'ttlt"
guirán siendo las mismas que encontrarnos cr.l cl pLrnlo dc partirla. l.ir ¡xlsltrlr
de Comte es así opuesta a una versión optirnista y racionalista clc la cvolucirirr ctltttltlttlt[le ltl tlt'llt:':r
de la humanidad. En oposición a quienes creen quc la razrin podría scr cl tlc-
lrl,r., (.s ¡'r'lr cl,,tr,-,a r,,t aaittrenStl tlt¡rttlal CXilCtAlllcllfC ll' ¡r' t)'
(s\r.s/irlc da políti.t¡rtc ¡tttsitit't" ttltrro
lrr,lrt.s¡rcctrl ul cucrp0>
terminante esencial de la conducta humana, afirma que los lronrbrcs no rcs- ,,t.'u l)¿rrtc, y ¡r.r .lt rt rtl lt'tt
I .s t¡rs crr¡rílul.s ,tü;;J;t a la pn'tpiód.il ¡-,,,t
ponderán nunca más que a sus sentimientos. El verdadero objetivo consistc crr ptrcclc l]ill'cccl' sl)l l)l('ll(l('ll
,,r.rl(.. (lc[)cr) scr pucst;-.;n ."luaiOn. [tsia rclaslt')lt
'pantu*ianto ('rlllltc"'' lrll't'liYrr
que los hombres se vean movidos cadavez más por sentimientos desintercsa- profundo clc Atrgustc
t, l)r.t() corrcspttndc of'y'"i
dos y no por instintos egoístas, y que el órgano de control que drrige a la as- i"nguaje están cll corrcsp()ntlctlciit lttttlttit l
:t
rrrr..rt.. l. propictlad
cl lt'rr
tividad humana, pueda cumplir plenamente su función descubriendo las leycs la socicdatl, l'ictrtras t¡ttc
t)r,rl)rc(1.(l lo proy""JiO"'¿. iu"u"iivi¿ad cn
que rigen la realidad. rrl lcrr
"..
,,,,;,tr' cs la proyección á. i"lt*figencia' La ley cornútt i,1:l,ll.:]ll:ltrtl v
Esta interpretación de la naturalezahumana permite pasar al análisis de la la civilrz.'c'rirtt p.*¡trc lrr:'
-Jiniai".tuuf.tHay p.ogréro en
,,'¡rl.' cs la lcy de la acumulación.
naturaleza social.
{ (,r(l.istils materiales
no d"iuput""en con quiencs lits l'cltltz¡t
En los siete capítulos del segundo tomo del Systéme de politique positive, decir' transtlrisiti' I ;r
l.¿t lrunranidad .*itü fotque hay tradición -"t
Auguste Comte esboza sucesivamente una teoría de la religión, una teoría de ',, dL bienes transmitidos de una gcncracitill lt ttlt:r
la propiedad. una teoría de la familia, una teoría del lenguaje, y una teoría del ¡,r,,¡rictlitd cs la acumulación iltlt¡rrisi
I I leilguaje es, por i.iiti", "i receptáculo donde se conservan las t¡tllt t.ttl
organismo social o de la división del trabajo, antes de concluir con dos capí- "ti
l l()lles dc la intelig.n.iu- cuu,'¿o,".ibi,oo, un
lenguaje, obtenctrros
tulos adicionales: uno consagrado a la existencia social sistematizada por el
trnrr crcada por nuestros antecesores'
sacerdocio esbozo de la sociedad humana que ha alcanzado el estado de cotr lotlt stt
-un
sociedad positivista-, y el otro relativo a los límites generales de variación Ñ;;t ior qrre dejarse impresionar por la palabrlProniedad'
Comte poco lrllp()r lrr ('r('
,, ,,,,,anciá política o pártidista. R los ojos de
Auguste
propios del orden humano: una explicación estática de la posibilidad de la di- piopiedad en tanto quc litttt't'rtr
námica, o incluso una explicación a partir de las leyes de la estática, de la po-
I t;,;;i;¡"¡,"u priuááu o fnüti.u Paia é1,la óbras materiales clc l.s lt.ttt
,..,r.'cirl de la civilizac]án, ir hecho de q,,. fut
sibilidad y necesidad de las variaciones históricas. Estos dos capítulos consti- "l y de quc ¡'rtttlcrtt'r'
i,,..; l;;;J;r"; *e, uria-Jé la existencia dé sus creadores,
tuyen en conjunto una teoría de la estructura fundamental de las sociedades. producido. Los tlos clr¡rilrr
rr:rrrsrritir a n,rest.os Jer*"¿t"","r lo que hemos
cscll( lil
El análisis de la religión se propone demostrar la función de la religión en a los dos instrumentos
r,,, ptopl"áud y lenguaje, están consagrados
toda sociedad humana. La religión es resultado de una doble exigencia. Toda son la continuidad dc l.s 1',t'
Ir.s (lc la civilización';;;;^;, .uyu,
sociedad implica necesariamente consenso, es decir, acuerdo entre las partes, "o-ndi.iones
tttolnun el pensamiento de los tltt¡cllos
,, ,..ion", y el hecho de qut io' uiuot
unión de los miembros que constituyen la sociedad. La unidad social exige el más por ntuerl.s t¡ttt'
reconocimiento de un principio de unidad para todos los individuos; esto es,
ri. ,,lrilas íu-oru, frases: <La humanidad está formada
gobiernan cadavez más a los vivos>'
exige una religión. l){}r'vivos)), <Los muertos
La religión misma incluye la división tripartita característica de la natura-
leza humana, pues implica una dimensión intelectual: el dogma; una dimen- debc compara.rse finahnentc corr l:t rrr"
* .* aspecto social, la institución del lenguajc
sión afectiva: el amor, que se expresa en el culto; y una dimensión práctica, pucs el primcro presta a ia vida espiritual de la hur¡anitlittl trtt
s' r
rrrile irin dc la propieda<i [...].
denominada régimen por Auguste Comte. El culto determina los sentimientos, de Ia segunda con respecto a ia vida material'.?":ni::'.s'll:.]'1.
r, io lundamental, que cquivale al tc.rrt.r rt
el régimen la conducta privada o pública de los creyentes. La religión repro- '
r,,.r l¡cilitado adquiti.ió*n dc totlos los conocimicntos humanos'
"."n.lutrtJii"-iá cstótico. cl lenguaic consagra esta doble riqucz:r. y l:t lt;ttr"
duce en sí misma las diferenciaciones de la naturaleza humana: como una uni- t,r:rr.lrcos. y dirigitlo nu.riro-in]pJro
piálu ¿iu.rri¿atl de üs.cumulaiionet crca una dilcrcnci:r lirrrrl'r
dad debe dirigirse a la vez a la inteligencia, al sentimiento y a la acción, es ,rrr(.rl nucvos lnt.rlo.rror."r.
el caso ¿e los productos destinad.s ll srlll:'
,r(..tal entre ta. ¿os instiiucion", "onaaauudoras. En
decir, a todas las disposiciones del ser humano. personalcs, que inevitablementc los destruyen, la propiedad dcbc irtslrlrrrr
r,rccr necesidades ('rl
Esta concepción no es fundamentalmente distinta de la que Comte había de- ( (,Dscrvadores inaiviauares cuya eficacia social sigue
aumentando gracias a una sensiltll c()ll(
unaposesión sitlt¡ll:itte¡t srtt
sarrollado al principio de su carrera cuando afirmaba que las ideas de la inte- rr;rciti'. por las riqué=zas que implican
"l "ontrrrio,1"n-áu"lon.on naturalmente una comunidad total, en la t¡ttc lor|t'"
ligencia fijaban las etapas de la historia de la humanidad. Pero en la época del .rrliir ninguna alteración, lengua¡e instituye A
"i y concurren espontáneamente a su conservitcit'rrl ¡r''
.rl,r¡,vcchan libremcnle ai t"rorJunlu.rsal
Systéme de politiEte positive, ya no cree que las simples ideas fundamentales de acumulación suscitan abus.s ct¡ttrr't¡ tr
,rr tlc csta dilerencia f"";;;;;;i: los dos sistemas
dc los lr¡r'tt'
o la filosofia sean el fundamento de cada organización social. La religión es la r(.s. cn arrbos .u.or r"ruttu.lo del áeseo
de gozar sin producir l-9: .ot*l{^:res
excesiva frccr¡elrt t;t lt'r
base del orden social, y ella representa afecto y actividad al mismo tiempo que rrr:rtcrialespuad"n aaganar"r a, e*clisivos,le ru uso, dirigido con
"rul,r*
dogma o creencia. <En este tratado, escribe Auguste Comte, caracterizaremos tlllsatisfaccionesegoistas.Asimismo'losqueenrealidadnoincorporaronnadaaltcs(}11)(.\|llll
siempre a la religión por el estado de armonía plena que es propio de la exis- trrltl.sea<lornanconélparausurparunbrilloquelesdispensa<letodoservicioreal>(Stlr/.:ttl.'./.
¡,, tIitit¡ue
posilive, f ll, p' 254)
tencia humana, tanto colectivo como individual, cuando todas sus diferentes
I ( )''
lo.l 1,,\s I l,\l'.,\s l)l l l'l N:i\l\lll Nlr)srx l()l (x,l( () \ll(;llsIl(()l\lII

lrslas lirrrrrtrlirciorrcs ¡ncrcccn un nr()nrc¡rl() tlc lcllcxiirrr. I inrr rlc llts olrllr , I r¡r,rilrl0 tlellc lritcCrSC obCtlCcCt'¡rrtr la tlrtrict'' (ltlc
CS cscttt'.tltltttt'ttlt''it'tt"tlrtlt
nalidades dc August'c C'orntc cs cl ltccho tlc c¡uc. ¡lrrlicrttlo rlc llr irlcl tlc llr so ,l,r,l l\.ro cslil su¡rcrioridad. lirnd¿icla ctr cicrltl tltotlo clt lil lirt'lzlr' (':r rrrl('rl()r l
ciedad industrial, y convencido dc quc las sr.rcicclaclcs cicntíl'icas tlil'icrcrr li¡rr- ,l.r,l rlt.stlc ()lr() l)utltO ¿" uitta. En cl sCtro tlc l¿r li¡rllililt'
cl ¡lotlt't t':'¡rtt tltt;tl
r"'
damentalmente de las que existieron en el pasado, haya llegado, rro ll ,l, r l. t'l ¡trltlcr más noblc, cstá cn lnanos.dc. la rtrtr'icr'
menosprecio del pasado y a la exaltación del porveniq corno la mayorí¿l (lc los tlc. los.scl('s' l)('rtr :'t' ll'l
,.\rrgrrstc ('ttnttc poseía el sentido dc la igualdittl
sociólogos modernos, sino a una suerte de rehabilitación del pasado. ('t¡rllc rlttlicltl tlc l:ts littte r.ttt's l;t"
r ,l,,r,ltj-rrrur igual<Jad Uuruáu en la difere.ciacitin ' ;ll
es un utópico que sueña con un porvenir más perfecto que todas las socicrl¿r- nrujcr cra itttclccttlltltllcttlt' rrrl('llrrl
I ¡,,,ri.,,,rr,cr. Cluon¿o ui"Laba que la llltr'tltt'
des conocidas, pero mantiene alavez su carácter de hombre de tradición inl- lr,,ilrl)rc. cstaba ntuy Cerca de ver en ellO una supcritlritlatl; lxrl(ltl(':tl
buido de un agudo sentido de la unidad humana en el curso del tiemporr. o podcrclc atrttlr, (lLlc clll tttttt'lt'r rttrt"
,,, ,,,¡,,, i,, n.,u¡c.poseiaetpoderespiritual
Entre el capítulo consagrado a la propiedad y el que se ocupa del len- llcc.rrórtlcsc lrr lrt'll:r l't
rrrr¡,.r 1.'fc que la uana superioriaáO de la inicligcncia.
tt" '
guaje, intercala Comte un capítulo referido a la familia, en paralelo con cl ,,rrrl:r tlc ALrguste Comte:,.(Nor aunru*os de actuar y aútn dc l)cllsill: iltttt:'ts
que consagró al organismo social o a la división del trabajo. Estos dos ca- , ,iltsilillos de amar>.
pítulos corresponden a dos de los elementos de la naturaleza humana. La ',\stlvcz'enlafamiliavivenloshombreslaexpericncia-dcllrctlttlittt¡ttl:trl
lil tt'rtllsttttrt.rt
familia es esencialmente la unidad afectiva, y por su parte el organismo so- y aprenden l" O;" es la condición de la civilizacitill:
1,,,r,,r ie.¿r
y dc las ittlc¡ttisit'tottt's rrr
cial o la división del trabajo corresponde al elemento activo de la naturaleza rh. ilnit gcneáción a otra'de lOs capitales materiales
humana. r, lt't tualcs.
En su teoría de la familia, Auguste Comte toma como modelo y considera l.ls icleas esenciales de AugusteComte respecto a la.divisitin tlcl lt:tlr:r¡.'
clc.l.s ltttrltlttt't' .'
implícitamente como ejemplar a la familia de tipo occidental que na- .,,, l.s ¿e la diferenciaciOn de ictividades y la cooperación
turalmente le fue criticada- y desecha sin más como patológicas -cosaciertas for- términos exactos, la separación de funciones y la ctlttt¡tlt:tt t.tt
mas de organización de la familia que han existido en diferentes países y en del positivismo, por.clt.cillll(' (lrl('
r.slircrzoS. Pero el principio iundamental
',,,,,,.:,,,pt"ur
,1,.
el curso de los siglos, como la poligamia por ejemplo. y aún más la afirmación clc lrt ¡tt tttt:t' t'r
¡,,,,:.l,,fura""r, es el r'econocimiento,
No puede negarse que Comte fue excesivamente sistemático y categórico. ,1,. 1,, fi,erra en la organización práctica de
la sociedad. En tant. (lrr('(!rl';rllr
En su descripción de la familia confunde a menudo ciertos rasgos ligados a humanas, la sociedad está dominada por lrt
litt'tzrr' t
..,r, rri' de las actividiJes
una sociedad particular con rasgos universales. Mas yo no creo que esta crítica r. l)ucde dejar de estarlo.
superficial agote el tema. El doctrinario del positivismo se ha esforzado sobre (..mte no .."orroJ"-áá, qu. a dos filósofos políticos: Aristtitclcs v l l.lr
todo por demostrar que las relaciones existentes en el seno de la familia eran a su pareccr cl íl¡tttt' It
l,, s l'.ntre Aristóteles y el propio Comte, Hobbes es
características o ejemplos de las diversas relaciones que puedan darse entre las 1,,:,olir político qu. -.í."" .".tltu¿o. Hobbes
supor ver_que.to.da vrcictLrtl t':,1¡t
y clc c.rtlirt tttt
personas humanas, como también por mostrar que la afectividad humana re- i ,lc5c estar go|ernada (en los dos sentidos de inevitabilidad
una socicd¿rtl cs t'l rrrt
cibía en la familia educación y formación. ,l:rtl con lo que o.u" s.r) porlafuerza.y la fuerza en
Las relaciones familiares pueden ser relaciones de igualdad entre herma- nr('r1) de individuos o su riqueza32'
nos; de veneración entre hijos y padres; de bondad entre padres e hijos; rela- Auguste Comte .".t'u,u forma de idealismo. La sociedatl cslli y st.r;r
ciones complejas de autoridad y obediencia entre el marido y la mujer. Para "i.'ta o de la ric¡ttczlt (o ¡trrt
,l,rrrri.a?a por las fuerzas del número de sus miembros
Auguste Comte es evidente que el hombre debe mandar. Activo e inteligente,
l-ur,u-rí .u-o el único principio de la cooperación, sob¡e el cual rcposa';'ti:':ll,l:l !"1'iltt
rr Para Auguste Comte no hay más que una historia de la humanidad y él mismo alienta la gábierno que debe mantencrla y de'srtrr.ll;ttl:t
I
rr,.r l)ropiamente dicha, ,u..ití"uiuluf*"nte el ttlr tt
ambición de integrar en su síntesis todos los momentos dcl pasado. Aún ve en ese sentido de la un au.á","t e"'sencialmente r¡aterial, pues cs sicttt¡r*' "ttl
¡,,r,ler.tal aparece, an r"url¿Jaon ordensocial nopttctlt'lt'ttIt ¡'r
tradición una de las principales del positivismo : <La anarquía occidental consiste r.rrlrrrlclo grandezaodelariqueza.Peroimporta_reconocerqueel
principalmente en la alteración de-ventajas
la continuidad humana, violada sucesivamente por el catolicis- , r,rs ()tra base inmediata. El ;¿iJ; principio de Hobbes
sobre el dominio espontiittc. tlt' l;r lttr't ¡'t
Aristtilclcs lt;¡"r.t trtt
mo que maldijo a la antigüedad el protestantismo que reprobó a la Edad Media, y el deísmo que , ,,,_i¡Ñá, el fondo, ú;;;;Á .upitul qu. hasta ahora ha dado, desde l. rlt' l'r
negó toda filiación. Nada mejor que invocar al positivismo para suministrar finalmente a la si- Lr rc.ría positiva
"l
". del gobierno. f,i". tu uá,,,,itoüte anticipación de la Edad Media rcs¡rt't 'lr
tuación revolucionaria la única salida que éste comporta al superar todas estas doctrinas más o r";;ó_, ; situación favorable, más al sentimicnlo ('r(' :r l;t r 't¡"rt
r r.ri' ¿e los dos poderes una
que yo he retomado cl asr¡nlo l t tr I r" l. '
menos subversivas que empujaron gradualmente a los vivos a alzarse contra el conjunto de los , l lrr sc ha mostrado incapazJ. ,..i.,ir la discusión hasta
muertos. Después de un servicio tal, la historia se convertirá muy pronto en ciencia sagrada, con- de Hobbes se originaron exclusivu¡cttle r'tt rtt ltt' tt
.rrr:rtl.s reprocha, qu" roporú-lu
forme a su oficio normal, en el estudio directo de los destinos dcl Gran Ser, cuya idea resume to- "onc"pción
rr r)rctafisicayenluconfusiin."¿i"urqu"aparece_mástardeentrelaapreciacióncslrilit;r'l'r'rt'r'
po.lut. diferenciar. Pero esta doble-ilt.tl.tcrli'rt t'tr lr'rl'rr
t
das nuestras sanas teorías. La política sistematizada relacionará por lo demás sus diferentes acti- , r,reitin dinámicu y qu..n,Jn* no lr
vidades, subordinadas naturalmente al estado que corresponde a la gran evolución. lncluso la "iu
,rlrrinado,conjueces-*"rlrr¿""rory*arescla¡ecidos,enunamejoraprcciuciirrrlrrrrl"'l'
utiliz.tl;r t tt l'r ¡rt'
poesía regenerada aportará el suelo sobre el que se alzará el porvenir idealizando el pasado> que sólo podia-ser 'l¡
,lrticultad como de fu i.po.án.iu de está luminosa idea,
(Svstéme de politique positive, t. III, p. 2). :i,, ;l;;.;ri; ñr la filosófia positiva> (Svstéme de
politique posit¡ve' r' II' p' 2e()¡'
.\t r(,tr,tll ( (rNlll
I ll(r L,\S I 1,.\l',,\S ltl I I'l N\\Mll N lr t.iil( lilI ( x,t( ( )

l,,,.trl.¡rl,l,l,'ltl,'ltllttltt"ltr'rlrtlt'l()l(l('ll:'o(l;tl'rrlt'(\('lll()(l()(olll('lll'lllllll'l
t¡lut tot|llltt:tt¡olt rlt'ilnrl)its). t'trlt'tttltt ttrlr]',( (lu( r¡o lr,t\ (lrl('t('n( tir (':,('n( t;tl (l('
rr, rt,.rlt. :rrrlo¡tl:ttl ,,t,'r',rl ,tl ¡rotlt't tlt'tttl¡tttlo
tlt' los ('llllll(':'illlo" o lt'' lr'ttt
cirlitlltl cnttc u¡lt y olnr. l'.s ¡tonn;rl r¡rrt'l:r lut'rz;r prt'rirl('/(lr. r,( ()r¡r() ¡ro1l¡¡;¡ ('()lll() llltttlt't;tl \ lt
¡'r, r(r.. l\.r. srr lirrrt.rilrt..'ra,t.]i,,1 tt' st'tli tltttt. e.ttslt¡1lill
sor (lc otr() ttttltkl. si ctlnsitlcnulr()s ll llr r rrLr rt'rrl lr¡l to¡uo es, v l lrrs sor'rt'tl:r (ltlc stl ¡rlr¡lcl sc lltlltl:t:t tttttt¡lltt ttlt't
ililt.il r.,, tlt.t.il r.et.0ftlirt lt l0s ¡rtltlctttstts
dcs humanas segúrn cllas sott'l < lirrlos:rr¡trcllos (luc sc csc¿rtttl:rlizln:rrrlc l;r ¡rro ltl.llll. t's¡rtttltt;tl
lrr\ rrr' :i.t.r:rl v,1,,a r,,-,rraual,,t,, rt., i'r¡riicit strilc'ri.ritllrtl
posición de Hobbes encontrarán cxtrañ() sitt ch¡d¿t clr.rc cn lrrglrr rlc ol'lccer l;r strs litltciottcs' v ¡trttrt t¡ttr'l;t rt't
l,,rr;t t¡rrt.el ¡r¡tlcr'"*¡riritu,,l cttttt¡"rllt ttrtllts
fuerza como base del orden político, pretcnda asentar a cslc írllinlo sobrc l:r sclt l'irlltl¡ltettle It't'ollotltl;t
,l,rrlr.t:l tlrsllncriltt CrrtrC i., tCltrllOrltl y lo cs¡ririttt¿tl
lt'sl:t l'l il( l:1"
base de la debilidad. Pero esto seria, sin embargo, lo quc rcsulturía tlc str vlulr
,,i,t,,:,,.t,,. es la ¡isttlria. Y csta tlcccsitlatl rcstlltlt ltlltltil
crítica, según mi análisis fundamental de los tres elementos cscncialcs tlc lotkr 'cccsuria
,l .1,,,'l,rrs cstlitico tlc la clistinci(ln cntrc los dos ¡.lotlcrcs' tlcsrlt't'l ltt
poder social. Porque a falta de una verdadera fuerza material, nos vcri¿lnr()s
| ..lt.csltrrli0 rlc la cstática ilumina cl scnticltl tlc l¿t ttitliltrricit'
obligados a buscar en el espíritu y en el corazón las bases prirnitivas quc cs- la.activiclacl y cl scttlitllictlto'
tos débiles elementos son incapaces de aportar. Aptos sólo para rnodificar dig- ¡,t, i,,,,,r., tle' vista <lc la intcligcncia' t's tlt'
I rr lrist.ria A" fu ini"f ig"n.i7 uuunru dcsclc cl l'ctic¡isrlltl al ¡r.sitivisrlr.'
namente un orden preexistente, no podrían cumplir ninguna función social alli y la sobrc cl rtrt¡trrltt
, , ,lt.stlc la síntcsis dffiá;; la subietividad ¡rroyccciirt
donde lafuerza material no ha comenzado por crear adecuadamente un rógi- itl tlcscrrblirrll('lll() \
, rrr..()r.tlc rrua r"afi¿uJt.*á¡ante a ia.Ic la ciltlcicllcia'
men cuafquiera>> (Systéme de politique posilive, tomo II, pp. 299-300). sin la prctcttsiirtr tlc tlilttt'rtl;rr
Lr ,rlrr rrtrtciirtt ,t. t"y", qu;;ig;" los fenómenos'
Mas una sociedad que se ajuste a lanaturaleza humana debe comportar una
.il ' ( iltlS:lS.
contrapartida o corrección al dominio delafuerza: el poder espiritual cuya teo-
l lr lrctividad pasa de la fase militar a la fase industrial; cliclro clt li'l.lttttttl:'
ría desarrolla Comte, oponiéndola a su concepción realista del orden social. El de los hombres entre sí a la lucha victorioslt
tlt'l ltrrrrt
ril.rrrtstas: dc la luchaj*n t'r;t
poder espiritual es una exigencia permanente de las sociedades humanas, pues- la reserva de que Auguste-Comte.n. alitllcltllt
I,r{. (.()' la naturaleza
to que, en tanto que organización temporal, las sociedades siempre se verán pudieran alca.zilrsc tlcl tl'r
!,(.(lirs csperanzas."tp-.ü u fos resultaáos qué
dominadas por la fuerza.
,',nuo tlcl hombre sobre las fuerzas naturales-'
Existe un doble poder espiritual, el de la inteligencia y el del sentimiento es la del progresivo.lloret rttttt'rtl"
l:i¡ralr.nente, fu f,irtoriu ¿" la afectividad.
o afecto. A comienzos de su carrera, Auguste Comte afirmaba que el poder
,l,lrrstlisposicionesaltruistas,sinqueesosignifiquequeelhotnbrct'ltv:trttl''
espiritual correspondía a la inteligencia. Hacia el final de ésta, el poder espi-
ritual se había convertido esencialmente en el poder del afecto o del amor. Pero ¡.rttlcscralgunavezespontáneayeSencialmenteegoísta. la.estáticu. t¡ttc rr,r"
i,r,. a.ipTe significaio de la historia se desprende defundamcnlrtl tlt' l;r :'.
sea cual sea la forma exacta del poder espiritual, la distinción entre los dos ti- en relación con la eitructura
lr:rt.c c.rnprender la historia
pos de poderes es permanente y válida para todas las épocas, aunque encuen-
{ r('(llt(l.
tre su total cumplimiento sólo en la fase positiva deciq en la fase que re-
presenta la culminación de la historia humana.
-es l,ahistoriavaintroduciendosimultáneamenteunadiferenciacitiltclrrl:rr..ztttrt:'
unificación paulatinartrclllt'
y una
,,r:ls ¿rccntuada de las i.rnciones sociales t's
El poder espiritual tiene diferentes funciones: Reglamentar la vida interna tu fase final' ¡r.tlet
:,;;',;1"" e; tu, ,o"i"¿uJ"' sn "ty ryi":^:":::11 1,."'
será ¿tl tltisrt¡t'
de los hombres, agruparlos para que vivan y actúen en común, y consagrar el que nunca' esta separación
poder ternporal a fin de convencer a los hombres de la necesidad de obedecer; ¡rrrrtual estarán más diferenciados una profunda ullitllttl trtt¡
tr(..t'o la condición J" un .onr"nsomás estrecio, de
no hay vida social posible si no hay individuos que manden y otros que obe-
tltrltl]áSsólida.Loshombresaceptaránlajerarquíatemporalporqucc()ll()(.('
dezcan. Para el filósofo, poco importa quién manda y quién obedece; los que
r:irr su precariedad, su supremo aprecio para cl tlrtlctt t's
V'párq"","reivarán
al derrulnbamiento de la jerarquía tctrl¡r.t'rt "
mandan son y serán siempre los poderosos. I
¡,r.itual, lo cual pu"á.'*nárrcir
El poder espiritual no debe limitarse a regular, a agrupar y consagrar, sino
que también ha de moderar y limitar al poder temporal. Pero para conseguir
este objetivo es necesario que la diferenciación social haya recorrido un largo y Ílncionarios mostrará siempre grandcs ittr¡t|r
" -p"- L armonía habitual entre funcioncsa óada uno en su lugar. la breve dtlracitirt tlc lttlt:'
camino. Cuando el poder espiritual consagra al poder temporal deciq l,.,.ei.nes. Incluso cuando*r"'i"""t"r" colocar
-es o que lograrlo, pues no sería posible examinar ctl l¡ ttr''tlr'l't
cuando los sacerdotes declaran que los reyes son los ungidos de Dios, rrrr objetiva i*p"oi.iu,i"."ru.iu,r1.n," (lrrr'
'itla
,rrl.icicnte los títulos para-realizar a tiempo
lai mutaciones. Por otra parte, hay que l'cc()ll()e('r
gobiernan en nombre de Dios- el poder espiritual confiere autoridad al po- ninguna aptitud reaimente.natural quc rl() l)r¡('tlir
l;r .rayoría ¿" tu. fun.ion"-.*roüit, no'"*igen l.l;tl
der temporal. Esta consagración de los fuertes por el espíritu puede haber sido .L.r cabalmente.ono.n*áu"o"o'rfi
up.opludo, del que nadie debería abstctrctsc
necesaria en el curso de la historia humana. Se necesitaba un orden social, y "¡*"i.li un aprendizaje especial, cs necesario resl)clilr llrtl
Ircrrtc. como el mejor órgano necesitá siempre l:t ( \l'r
run.io". de capirales. reconocicndo cuánt() irlrl)()r
además un orden social aceptado, aun en momentos en que el espíritu no ha- , lr,r r.da posesión ,,.on'ro ltrcttos rl''
.*.guridad pcrsonal"li.rr.";;;;;;
p-.i".i;".i, social. por lo demás..deberíamos errorgullecernos
bía hallado todavía las leyes auténticas del ordcn externo, y menos aún las le- pues nuestra tntttu"n!itirt c5 llr('lrrrr
,ilcstras cualidades q"a ¿" iu, u"nru.¡ua adquiridas,
yes verdaderas del orden social. En la fase final, el poder espiritual sólo con- po, """r¡* u.rdud.rá méritl. al iguál que nuestra felicidad. tlc¡retr'l"l' l
, rr las primcras. Io to,iro,,r].,.rtio
cederá una consagración parcial al poder temporal. Los sabios explicarán la
,\tr(¡lr)i|I ((lt\l|I lllt)
l(lti 1 .,\s l t,,\t',,\\ tlt I I't N:i,\t\ilt ¡J til',ll( r( lt ( x,t( ( )

st,ltttt()ll' r"(l)lll() lttt;t''tlt't t'l "t'


5. I )t' ltt liltt.tttlitt tt ltt ti'ltjit()tt I il, .' | ilt;tltttt'lttt" llll:l \("/ ttrtlt't'llttl¡l t'tt'tllt
, r,,l,,l'o ¡,,,t1,'l llt'vittllr ir llr ¡rrlicliclt'1
('otltte ll(' (l('lil (lt' "t'l I ll
Tras haber idcntif icaclo krs lasgos c¿u'irclcri:itie os tlc ll socictllrrl rrrtluslrilrl. I .r ( ()llll)illile ,,rtt a,ti'lt Mt'rttcsqtrictt y.Atrg'trslc .lt)( l'l
tlc l¡ts ttlsltltl( l()rl('f'
Auguste Comte pasa a atribuir a csta socic(lacl l¿r conrlicirin tlc filrrrur rurrvcr' ,r,,,.r l\loiltr'st¡rricrr btrsca cOtnpt-cndcr la tlivcrsitl¡rtl t'tllllltlo'rt'll;tl;t t['
salizable de la organización social. Más tardc, cn el (irrso dc f ilo.sofítt ¡tositi l, ,,.lrr:l.r.lc.s. llcro *"-n-tu"rtin cxtrctttatllttttclllc l)rtl(lclltc o ;tt otlst'¡lt I'tt
clc la ciencia a la p0liticli t¡ttc ottlt'ltlt
va, concibió la historia de la humanidad como la de un pr-rcblo úrnico. lritrrrl l,.r ,,rr rlt. llr crlur¡trensi(tn lt los lcgtslltrhrtt':;. v :lrrll "('
mente, fundó esta unidad de la especie en la constancia dc la naturalcz¡r r¡i,lrrir ,() llrlt¿'l cicrt¿rnrcntc sugcrcncias tliligitlas . ttt'tl
Montc.scFricu cotr.tes¡rcelo;t lrrl
humana, que se expresa en un orden fundamental del ámbito social. ordcn c¡uc rr,rrr.rr tlrscrrti"nau to., frat'eienJa, dc Mrttllt':'
,' ,,,'.,',',, ii',nt,rmcntal ¿i ti.organizaoó'
social. l'crtl itlclrls. cttltlltl.
es detectable a través de la diversidad de las instituciones históricas.
bicn cs c.tttlcttltr cicrt.s llt.tl.s tlt' ;tt
El sociólogo de la unidad humana tiene por tanto necesariamente un cn- ,lrrr., ()li.ecc.u,'r*",or,'io';;;'h;.." más
L,as lcccitllrcs (ltlc lllll)lie tllltt¡t'ttlt'
foque filosófico que le está exrgiendo la fundación de la sociología. Augustc rr.., (.,' lrrgar clc indicario lue debe haccrse.
it tlliltlil¡still t¡ttt'llt t':'
Comte es filósofo en tanto que sociólogo, y sociólogo en tanto que filósofo. ,,lrr.(.(.s()' n.r,i,,negatiuas"qlr"-potttiuus. Se ve obligatl. y (ltl('l):lr;r
a la natttralcza lrtttttltltlt'
El lazo indisoluble entre la sociología y la filosofia proviene del principio quc , Lrr rlrrrl cn tantO que tal le'pareCe Contraria rrrr\rrr'r
,l cicr-ta está vinculada cotr lil cscrrcrir
igualdadlntrJiá, no*ures
rige su pensamiento: la afirmación de la unidad humana, lo cual implica una rrrr:r
,1,. lrr lrUnt¿lni¿u¿.
p"ro arrando se trata de una sociedad clatla cn tlclelllttltltrl¡t
determinada concepción del hombre, de su naturaleza, de su vocación y de la
relación entre el individuo y la colectividad. De aquí que sea conveniente de- , r,.(ir. clconsejo ttp;;;;;; at'pt"no" de su obra cs: ('ontcnrl)l;ttltottt('
'"
, . ,'l qrtreblo de que ,"ltui"l áUtervad el medio en
que se cncttclllril' tt'¡tt'tl t'tt
finir las ideas filosóficas de Comte relacionando su pensamiento con las tres y procurad utilizar;^f s1'ttll
intenciones manifiestas en su obra: la intención del reformador social, la in- , ,(..rir su evolución, no-oi"i¿¿lr su carácter, lrttett
carente del más mínimo detallc'
lrstrt tttt¡ttt't t

tención del filósofo que sintetiza los métodos y los resultados de las ciencias, ,1,, I rcclente progra;;. pero rr() ( ()rr( rl)('
l" L'"ntiu de un pensamiento cltrc
y finalmente la intención del hombre que se autodesigna gran sacerdote de una ,r.il sc aiusta por <crisrs rlt' l;t t I
,rrt¡ s.lttción global p;;;d"
"r;;;;;;; en el.siglo xlx sidenomin(r la
religión nueva, la religión de la humanidad.
De una manera o de otra, los sociólogos ha intentado en su gran mayoría r rlrz:rcitin>, esto es, el problema social'
la.obra,tl,c Mttttlt':'t¡tttt.tt
actuar e influir sobre la evolución social. Todas las grandes doctrinas socioló- lus consecuenciasiegítimamente deducibles de ingenicnr s()('lrll. (.rr"
válidos para un
gicas del siglo xlx, y talvez incluso las actuales, implican un paso del pensa- ,,il p()r- tanto consejo"s *!i"J"iogi.os
a todas las sottt'rl;ttlt""
miento a la acción, o de la ciencia a la política y a la moral. ,r(.iltc del hecho de que ciertos rasgos son comunes pucdc sct ¡trrlt
Un intento semejante plantea una serie de problemas: ¿Cómo pasa el so- ¡,,.r. también de que 1""
p"fi,i* adJcuada en ciertos casos ¡rt't

ciólogo de la teoría a la práctica? ¿Cuál es el tipo de consejos de acción que { r:rl cn otros'
roncibe más que un pastl' ¡'lt tttlt'ttlt'
pueden deducirse de su sociología? ¿Propone una solución global a la totali- l)icho de otro modo, Montesquteu no c parciales' pcro rr() r¡lrir
dad del problema social, o soluciones parciales a muchos problemas particu- r lirrritado, ¿" lu.l.n"lá'ala acción. Sugiere soluciones para ajustar llrs s.t tr'
.,,lrrción global. N";;;i"n¿a et usole
la violencia
acerca clc tttt .trlt'rt
,trrrlcs existentesa la^iáá;;; ñr; el propio Monresquieu (lll('
para que el príncip.e sea sabio y pltlll
digno empleo voluntario dc las diferentes fuerzas que el orden real, tanto artificial como natural, tilsto. no tiene una receta;ilagrosa
nos aporta. Tal cs la sana apreciación de acuerdo con la cual el poder espiritual debe inspirar cons- r()s consejero, d"l p;;;;;; td;
*t:ti Ei espíritu de las leves' En ttrtrt ¡'rlrt
*oáirto-í fu modestia nb es ciertamente la princi¡'rirl
crr:r
tantementc a los individuos y a las clases una sabia resignación hacia las imperfecciones necesa- lrrrr. Montesqui"u c:'
rias de la armonia social, expuesta a mayores abusos a causa de su superior complicación. ".
trtl¿ul de Auguste c;;;;i reformador social. como la historia httrrtrttrrt
Sin cmbargo, esta convicción habitual sería insuficiente para contener los reclamos anárqui- en torno al cual se ejecutan las tlivt'r
una. y el orden fundarn"átul es el tema
cos. si el scnti¡¡icnto quc puede justificarlos no recibiera al mismo tiernpo cierta satisfacción nor-
:,irs variaciones, no ;;;iü en conceUir
el modo de ejecución de la vocaciirrr lrrr
fundamental. comte está ccxrvct tc t I
mal, dignamentc rcgulada por el sacerdocio. Esta convioción es resultado de la aptitud de apre- r r

ciación quc constituye dircctamente el carácter principal del poder espiritual, cuyas funciones , ü na y la realizació;;;;f;;;;i or¿""
sociales de consc.jo, consagración y disciplina derivan evidcntemente de dicha aptitud. Ahora bien, :i. ;;J pát"" tu solucón del problema social' :-:---i
Comte *tl]i]^ lo ct'ttttt'
la apreciación, quc sc irricia necesariamente en relación con los servicios, debe extenderse en de-
En la representación de la reforma necesaria'
finitiva hasta los órganos individuales. Es indudable que el sacerdocio debe eslorzarse siempre
rilico y lo político #;";; á" iu y la moral. La_organizaciótr tlcl l|tr
por contener las mutaciones personales, cuyo libre curso llegaria muy pronto a ser más funesto "i.n.iu
que los abusos que las habrían inspirado. Pero también debe construir y desarrollar, en contraste lllr.jodeacuerdoconlacienciaesnecesaria,peroendefinitivacree(|tle(.slt.
esencial de la refornrrt r¡tt'' lr't
con este orden objetivo que es resultado del poder eficaz, un orden subjetivo fundado en la esti- lrrrivamente ra"¡ ,.ulil- ái-"t,u orgunl zació;.Lo
modernas no reside en eso'
ma personal, de acuerdo con una apreciación suficiente de todos los títulos individuales. Aunque .lc poner fin a la .titit-á" las socledades
esta segunda clasificación no puede ni debe prevalecer.janrás, salvo en el culto sagrado, sujusta desprecio del hombrc tlc t'rt'rt' r't
comte ,nu"r,ru ilu"ii-ru pori,i"u el doble
oposición a la primera dctermina los perfeccionamientos realmente practicables, suavizando tam- de que las sociedadcs lxt"('( rr
bién las imperfecciones insuperables> (Svstinte de politique positive. t. II, pp. 329-330). v el del fundador d;;r; i"iigion. convencido
II I
\lr( 'll:i ll ( ( )l\t ll
Ilo t,\s l t.,\tr\:i t)t I t,t N:i.\t\lll t'.il{)';(){ tr)t r)(;lr ()

Ios ¡rotlcrcs ¡rirlllicrls (luc nrcrc('('n v (lu(' ( ()u(':il)()n(l('¡r itl ('sl:t(l() rlt' st¡ rttlilur¡ ',r'¡'tttt(rltttlt"t'ls()(l(tlol'()(ltl('('slt'lttltttltthrt:'tttl:llttt'('sl)()llilllltt(llll
l.lrr'',"
() (l('l.s:.t ltrr
rlt.rt.l.r ,,,,,, ¡r,,r,:,r,t,.j*, lrl esttl., tlc
M.trlestlrl('.
z¿tciótr social, Ilo crcc rlirc cott cl cit¡ttlrio tle tr'¡',rrncrr y tlc cottslilut'iirr t'l lro¡rr ,,, .r(.r() tlt' llt r lolt'tlt tlt lt l¡t
bre ponga fin a las pcrtulbacioncs s()cille s ¡lnrlurrrlus. ,rtr\ t\lits. srrro ¡rtrsrtivos tlc lrrly. lartr¡roco e's cl irr.ol.'tlr llt'ltl
l,,,
cs cl soscgatltl ltct'ltltlo tlt'los
tlttt'r.s
En su condición de refbrmador social, quicrc transf olnrar cl rrrotkr tlc ¡lcrr ,r.rr(.rir tk,Milr.r. n,,g|'.ri" i'un]tó y t .ttstl'tttt'ttlt'
dcl órtlcn httlllltlt.. ¡r.l
sar de los hombres, difundir el pensamiento positivista y cxlcnclcrlo ul tlorrrr ,,,,., I s t.l lt.'t5rc .,,," ;;;;;" lu .r.n.i, l:t
cuancl. óst.s sc ltitvrttr rt¡rr.rirrtrttkr rt
nio de la sociedad" eliminar los vestigios de la mentalidad f-cudal y tcokigicl. l,' .',,l ll.l,i'l,l'r,,.,"t".i.*'i;;;;;.ils
convencer a sus contemporáneos de que las guerras son anacr(inicas y las con, l.s cs¡ririttts'
quistas coloniales absurdas. Pero a su juicio se trata de hechos a tal cxtrcllro
"' '','
i':,,lli,il]lll':l:l]lrs";'jrt. d. prof.ta pacífico. c¡uc insrruvc,r
evidentes que no consagra lo esencial de su obra a dichas demostracioncs. l.o |¡llll('llllrsltltrrasysccundariamenteseconstituycasírtrisnlocllg|.ltllsilccf.
que le preocupa ante todo es difundir un modo de pensar que culminc cu unl ,l,,lt'rlc lir rcligión sociológica' ^ :. p:lllcipalcs: r'e
organización justa de la sociedad y del Estado. Su tarea es convertir en posi- l)e stlc stt iuvcntud Aufuste
Comte persiguió dos objctivot lrs
tivistas a todos los hombres, inducirlos a comprender que la organización po- r,rr.r. t. socicdad, ;i;;;r'i. d.1"s conocimie't.s cicntíl'ic.s'
,'.ilt??"it" eiecto' la única rcfortra social
vrr
sitivista es racional para el orden temporal, enseñarles el desinterés y el amor , r rtle trlc cl l¿tzo q"" uni-*u' dos ideas' E'n
y difunclc h lctt
de pensamiento teológico
en el orden espiritual o moral. La paradoja consiste en que este orden funda- lr,l:r t's la quc transfotma et modo crccnciits t'r'
del;il;i;;' Ahora bien' esta reforma de las
mental que Auguste Comte quiere introduciq debe, según su filosofia, esta- r,r'l(:ilitctcrística
blecerse por sí mismo. Porque si las leyes de la estática son las de un orden l,rltrrtsnopuede'"t,ná'quelaconsecuenciadeldesarrolloc'ientíl'icolrt
la nueva ciencia' consistc cll
sclltl ll
constante, las leyes de la dinámica suministran la garantía de que se hará rea- ilr(.lor lltane ru ¿" inrtuurui aáLcoadamente dcl cs¡'rilittr
lidad ese orden fundamental. De lo cual parece desprenderse un determinismo .r t|lrvós cle la historia y en la
ciencia,on,"-páianea los progresos
histórico que le resta valor a la intención y al esfuerzo del reformador. ¡r,rrrllvt). COmte cxistc tttt¡t
^_ el ^oncqmienfo de Comte
^l pensamiento
No cabe ninguna duda de que
en.
Hay aquí una dificultad que también se encuentra, bajo otra forma, en el
pensamiento de Marx, pero que Comte conoció y resolvió de manera muy di- .'.,lrtllrr.idadentrelostresprimeros.volúmenesdelCursode.filosofíu¡ltt'sitittt, st
de-las ciencias' y los tres volúnrertcs
ferente. Al igual que Montesquieu, y más aún que é1, Comte se mostró muy rcrtlzan ,u u'nUitiin it''int"'i' de la estática y ll tlr
'til(' y tás temas
hostil a la violencia. No creía que la revolución pudiera resolver la crisis mo- lrrrctrtcs, qu" tunOan"iá''"ti"i"gi" "'Uo'*
derna ni conseguir que las sociedades realizasen plenamente su vocación. Re- ilirllllca. y llsld¡as socirtlt's
fundar encuadrar
conocía que se necesitaba tiempo para pasar de las sociedades modernas des- l.a síntesis de las ciencias permite siltlt'st:'
garradas a las sociedades reconciliadas del futuro. Pero al mismo tiempo las ideas sociológicas no son
rigurosa."ít" dependientesde la t¡ttt'
ttríts
reservó un papel a la acción yjustificó los esfuerzos de los hombres de buena las cienciur, -t.,lLtsuiil;;;;.t1t
'r.r()
,te
J. r"t cienciás no es posible
de la ciencia qu" u t"'u"t esté
estrechaT"llt:"1:
voluntad en vista del carácter modificable de la fatalidad. La historia está su- ,'¡r litnción de una concepción Las interpretactttttcs
y dei sociólogo'
jeta a leyes, y ya no es un misterio el orden hacia el que evolucionan por sí r,rula a las intencioá"' á", '"fo'*ador primera tp:'::1.:ll
el pp.o ¿"ipo.itiuirm"o de la
mismas las sociedades humanas. Pero esta cvolución puede llevar más o me- r ()'tistas de la ciencia explican pensatntcttltt
l" úl;i;;,'i'i."ir*'¿"1 pensamiento del curso al
nos tiempo, costar más o menos sangre. E,n la duración y en las modalidades ¡r.sitivismo d" S. Mill' qt¡c cfr¡rr
positivi.iu. É. Littr¿ o J.
que puede tomar la evolución, en sí misma inevitable, se expresa la parte cie lcl svstéme,pu.o qui'riuchos "o.o
libertad reservada a los hombres. Según Comte, cuanto más nos elevamos en
la escala de los seres, desde los más simples a los más complejos, más se am-
plía el margen de libertad, o aun (el margen de modificabilidad de Ia fatali- dc un.inrpulso,r"."rii"¡"' ii :.1.
q::li:: totalmcttlc:tb;ttttl'r
rrrtptlrtanciaparadisminuircnbucnamedidalasdesviacionesparciales,losretrasoslulrcsltlsYl;r.'
,,riu*rcs incoherencras. propias intervención constittryc cl t.'tttt
dad>. Lo más complejo de todo lo que existe es la sociedad" y más aún que continuá a...tu.inái.it*able
rr:rt'r ü sí mismo. La r.Íltir.iO" no puede emanar irttrt;is sttt. rl''
ella el ser humano individual, objeto de la moral, séptima ciencia y última en ,,r. csr,.ci?r ¿. lu poririil.'i;;;;;;;;.
;" u.rdud"rl'.nn.epción relacitirt c()rr ( \lt'
eeneral de aquélla' En
la clasificación de las ciencias. En el ámbito de la historia, las leyes dejan a l;r t.ilosofia, qu" p"*...il,iu'il';"r;?-;¡"t.r*.lnuJin en coordinar ctttrc si rrxl;t
¿t r" tii"i"¡u tontittt
'

los hombrcs un grado particularmente elevado de libertadra.


( ().rún destino f""dt*;:;l: ;i:;;;;;i" i" d" ..d;;;l;;n"epto teóti"o a una urtitlrttl l.r;rl
l;rs partes ¿" tu .*ts.n.iu'ffi;;;."" .r de rclaciottt's rr;tltt
el conjunto
r rua síntesis tal seria ;i.ó1,, ;; cuanto representa-Jxactament" ai Si lrr lr'r
juiciiso-r" .onui.rr" uri.n.onii.'il;,'n*ti" camino que no li¡crr¡ t'l tlt' t"'r't
r;rtcs. cuyo estudio pó' ot'o -.:9^t:.1-tt:u"t"trr'
s.lia intentase i"flri. di;;;;;""i" ,"U* f" vida activa único ¿irbitr" lt'r'irtrtr"
rt *i*ió" ;;;;;ia de la politica'
el vtrt' trl"
cia humana, individual y sobre todo colectiva, contemplada a la vez en los trcs órdenes de fenó- \,\tcmatización. organisnto'
""'ni;i;;;iig;t**".
estas dos.fun"io*, p,intipules áel gran
menos que la caracterizan pensamientos, scntimicntos y actos . En todo estos aspectos, la evo- tle to<ia evoluciOn pra.tiü.'gnt?e que conslitttvt' rr;tlrrt;rl
lución fundamental de la humanidad es necesariamcnte espontánea, y la apreciación exacta de su
alav-ez"J.;;;"i sistemática'políticar>
(.()ntinuo y la separación-io*¡ ,"ri¿"n ('\'t's/t;rttr''l' ¡"'
riioro¡u y i;;i;;;"".al de la
desenvolvimiento natural es lo único que puede aportarnos la base general dc una sabia interven-
-.'.u,-uuooadcralilosoflaSeproponeSiStematiZar,cnlanledidadeloposible,todaIaexisten. nrcnte ra apricación.#*rtil;á;lu
'ti,ii,i,iriri¡ii'", p' 8)'
t l' Discurso preliminar'
ción. Pero las modificaciones sistemáticas que podcrnos introducir en ella tiencn sin cmbargo suma
il2 LAS l,tAll^s t)t,t t,l,NS,Al\1il,N t( ) s( )(,t( )t ( x;t(.( )
\t r(,1:ill(rtl\lll lll
seguidores de C'ollttc cn la ltrirttcn¡ llrsc tlc su can'crir, c.rrsrtlcl.lrrr'r (.()¡r()
blasfemia.
lrr;r | .l.r rotttt'¡rt rtin tlt'l:t t rt'ntilr r'orttlr¡tt'lr'r1',t. tttt,'t,,,':r l;r ror t,rlr,1'r;r \ .r l,r
¡',,r.rl r,trn,r t'r¡lnun:tt'iirtt y llotcci¡rucrtlo tlc st¡ utlt'nt tr'r¡ lnnr;ur('nl( )¡t l.r
La síntesis filosófica de las ciencias pucde ser arliculacla cn ro¡ro (..¡r
ir , r, nr r.r lrrt'r;r rnt¡rrictrrtl ¡ror lo vcrrlltlenl, llírst¡rretllr lx'nn:ur('nl('tlt' l;r ,'r¡rlr
tro ideas:
' r' r,rn. ¡rrt'lt'nsiirtt tlc lr¡rrchclttlcr trtur irrlcligillllirL¡tl (luc s('n()s ('s(;rl';r, Irrl tr'¡
l'Tal como la concibe comte, la ciencia no es una aventura,
, .r'.(nr('liuir ¡rriis ir lo quc cs crt rc¿tlitllttl, y cotttlttcitilr ('()n nr('n()\ l¡rt tlrrl;rrl ,r
queda incesante e interminable, sino una fuente
una bris- Ir .,'r rolol,,i:t t¡rrc llr cicltcia tklglnltticit y ¡l'itgrruilict¡ cottt't'llttl¡t ltot r\rr,'tt',lr'
de dogmas. comte cstá crrr_ I rriltl('
peñado en eliminar los últimos rastros de espíritu
teolégico; pero hasta cicr. Nr) nr('r':rbc la r)lcnor ducla dc c¡uc cl firntlurlor tlcl ¡xrsilivisnro sr'st'nll¡;r
to punto él también comparte argunas de las pretensioná
de íos teórogos, crr ,r',lr,rr:rtlo lurtc los s¡rutniks, antc Ia prctcnsitin tlc cxplorrr el t's¡r:rt't,r nr¡rs;rll,r
el sentido caricaturesco del término. pues se propone obtener
verdades dc_ ,1, l'.r',lt'rrul solar..luzgaría inscnsata scntc.janlc cnll)rcsl: ,,¡lor t¡rri'r llrr l('l():,.
finitivas que no admitan dudas. Está conven.ido'd" que el
hombre ha sitkr ,r.rr(l()rrosllbcr.nt)squéhaccraquí dondccslanros'l¿,1\rrqtri'cx¡rloltt ullrsr('
hecho no para dudar, sino para creer. p"r,br;;ue el honr-
¿Lrevaba razón? É; , r,,n(':, tlcl cspacio cluc, pucsto quc no actúan clircctanrc¡llc soblc lrt t's¡tcr'tt'ltrr
bre haya sido hecho para creer y no para dudar. pero si
en úliimo términ. ,r,rr¡.r. no nos concicrnen'/Toda ciencia quc sc tllostrasc irtcrt¡lltz tlc lcvt'lrrttt,,.'
afirmamos que la ciencia es uná meicla de duda ¿rr", truv
v qu" ug."gu, rnr .rrlt'n o tlc pcrmitimos actuar, era a sus ojos inúrtil, y. l)or tlurt(). itt¡rrsl rlr
que Auguste comte tenía mucha mayor conciencia
de la necáidad de la l.c , .r,l.r l'.1 tklgmático Auguste Comte condcnaba cl cálculo rlc ¡rrobrtbilirlrr[':.
que de la legitimidad de la duda. A iu entender, las
leyes á"i-r¿", por ros l'rrr',lo t¡rrc las leyes son verdaderas en general, ¿,por quó cs¿t l)rc()cr¡l)irt'rrirt t'r
s¿bios son comparables a dogmas; es necesario aceptaría,
¿" ,"" vez por to- ,, ,rr;r tlcl clctalle, y ese afán de exactitud que no conduccn it natllt'/ ,',1\rl tlrr,'
d1s, y ngponerlas perpetuamente en tera de juicio. Si las
cienciás conducen ,lr¡,Irr tlc las sólidas leyes que hacen inteligible al mundo'/
a la sociología, ello sucede el gran parte porque las
ciencias
junto de proposiciones verificidas que ion equivarente upo.tun un con- | ('uando Comte intenta reunir los resultados y los rnótockrs tlc llr t'rt'rr
*'tá"rno de ros ' r.r tlt'scubrc o cree descubriruna organización de lo real quc cs csctte irrl ¡r;rrl
dogmas del pasado. "t
Lr r runl)r'cnSión del hombre por él mismo y de las sociedades por krs sot rol,r
2- El contenido esencial de la verdad científica está para comte repre-
sentado en lo que él llama leyes, esto es, relacionea na."ru.iua r,,,, lrr¿r cstructura jerárquica de los seres según la cual cada tipo tlc st't r':,1;r
enire fenóme- .',nr('ti(lo a leyes. En la naturalezahay una jerarquía, desde los f'cntirrrt'¡r()s nrr',
nos, o hechos dominantes o constantes que son característicos
de una cierta rrn¡rlcs hasta los más complejos, desde la naturaleza inorgánicl lutsl:r l;r or
forma de ser.
La.ciencia de Auguste comte no es la búsqueda de una expricación
,'.ur(ir. para acabar finalmente en los seres vivos y el hombrc. lirr t'l lrrtrhr.
pues él no pretende llegar a las causas. Su queiracer
final, , ,rir cstructura es casi inmutable. Es la jerarquía dada de la natur¿rlczrr.
se limita a comprobar el lrr
idea rectora de esta interpretación del mundo es quc lo tnlcn,'t
orden que reina en el mundo, menos por cúriosidad desintereruáu
¿" lo ver_
dadero que por encontrarse en condiciónes de poder explotar
,
',r(lrciona a lo superior, pero no lo determina. Esta visión jerárc¡rricr lt'¡rt'r
los .e"ursos que
nos ofrece la naturaleza. y de introducir orden en nuestro propio
espíritu.
De este modo' la ciencia es doblemente pragmática. Es el principio ,, l\rl consiguiente, nuestra construcción fundamental del orden universal cs rcsr¡ltutlr rlt' r¡r r ,'l
de
donde se extraen las recetas técnicas como otras tantas consecuencias rr ,() nccL-sario entre lo externo y lo intemo. Las leyes reales decir, los hccltos 1lt'tt. t;r1,".
inexo_ -es
,,,, .,)lrnuncaotracosaquehipótesisbastanteconfirmadasporlaobservación.Si li¡cft¡(l('il¡'\{rlr,,'.
rables; y tiene un valor educativo en lo tocante a nuestra
interigencia, o más ,r,, r'risticsc armonía, nuestro espíritu sería totalmente incapazde concebirla; pcro cn ttrr¡irrr ,,r',,,
bien con respecto a nuestra conciencia. Nuestra propia concienJia . t,r st'r,orifica en la medida en que nosotros suponelnos. En esta cooperación co¡rtitrrlr, t'l lrrrr,l,'
sería presa
del caos, y las impresiones tendrían carácter subjetivo, po. ,¡','rl;r I:r materia y el hombre la fomra de cada idea positiva. Ahora bien, la lirsitin tlt t'slo, r|,.
uru. t"nguaje de
Auguste comte, y se mezclarían confi¡samente de un'-odo
tut "t
l, rrcntos es posible únicamente gracias a sacrificios mutuos. Un exceso de objctivitl;rrl irtt¡r, rlttt.r
q.," no halla-
ríamos nada inteligible si no existiera un orden externo qu" ' ,r.rlrlricr enfoque general, siempre fundado en la abstracción. Pero la descomposicitirt (lr(' n('', lr, r

noJot.o. descu_ rrr( irbstraer continuaría siendo imposible si no sacrificásemos el exceso natural dc strlt¡t'lrr rrl,r,l
brimos y que es el origen y er principio del orden ¿" nu".iru
inteligencr¿rr. l,"lo individuo se compara con otros y elimina espontáneamente de sus propias obscrv;rt rr¡rrr". lrr
¡rr, t'stas tienen inicialmente de excesivamente personal a fin de permitir el acucttkr sot rrl r¡1,
r5 Aucuste Covre define ,'r\tituye la meta principal de la vida contemplativa. Pero el grado dc subjetividarl (lu(' (:i u,nrrr
principalmente su filosofia del conocimiento en
el capitulo dedi- r t.rLr nuestra especie persiste generalmente, por otra parte sin ningún inconvcnicnlc 1tr:n'r"' I
cado a la religión de Ia estática sociai, en el Systéme I
de poritique positive; ,<Si (el orden universal) fuese totalmente objetivo o puramente subjetivo, hacc nrut lro lrrrr¡r,'
<[ a sana filosofia [...] representa a todas las leyes reales
óomo const.uidas por nosotros con ,¡r, llrbriasidoaprehendidopornuestrasobservacionesoemanadodenuestrasconccl)(ronr", l"rl
materiale_s exteriores. Apreciadas objetivamente,
su exactitud no puede ,., que apro_ r ()nccpto exige el concurso dc dos influencias, heterogéneas aunque inseparirbles. ( u\'.r u,rr
(
ximada' Pero' como están destinadai sólo a nuestras necesidades,
sobre todo"""1-¿.
activas, estas apro- l,rrr;rcir'rn no ha podido desarrollarse sino muy lentamente. Las diversas leycs ittulrrr lrl'1, , ,¡rr,
ximaciones llegan a ser absolutamente suficientes cuando
están bien instituidas de acuerdo con 1,, lirlnran constituyen unajerarquía natural, donde cada categoría reposa sohlc l:r rrrllrr,'r .r
las exigenciasprácticas, que fijan.por lo común Ia precisión
adecuada. Más allá de esta medida ,'urr'ndo su generalidad decreciente y su creciente complicación. Así pues, su s¿urir ;rl)r{'r r.r, r,'rr lr,
principal, queda a menudo un gradó normal de libeitad
teórica> [...]. ,l, lritloserfrutodeunasucesión>(Systémedepolitiquepositive,t. II,pp.32,3.1, l.lt
,\l l(,ll:i ll ( ( lt\l ll il"
n4 t.AS lrlAlnS l)l:l.l'lINSAMll Nl() S(x l()l (xil( ()
('s' l)()l l;ttllo' l:t (l('ll(lil rlt'l t'tllt'ttrlt
mite a Comte situar a los fcnómcnos socialcs cn cl lug¿rr (luc lcs colt'cs¡rottrlt' l',rtlt Artl'.rtslc ('0tltlc llr sot'i0lOliill
sirlo si ollscttl¡ stl:ttltrtrl:trl t
y determinar al mismo tiempo la jerarquía social nrisura: cn csl¿r.icnrrr¡rrirr, k' |il(.ilt() lrl lttlrilltrc a.r,tua" cl cs¡lirirtr lttltttltlto t'l
llr srlcictllttl' N. cs ¡l.stlrlt't.lt.tt'l
superior está condicionado por lo inferior, del mismo rnodo c¡t-rc los I'cnrinrc- .r¡, r,lrrrs crr cl ar,rra, ¡" t., Iti..rt,r,liu y c'
la lll¿lllcrll tlc l.s ¡lslt'irl.1'.r' ltr
nos vivos están condicionados, pero no determinados, por los f'cn(tntcnos llsi- ¡ .rrrl. lr.rrr¿rrr. rr.,"¿i.,ni" lo i,,trurp"ccitin. a K.trt'
la trra.cra tlc
,,li',,,,'.r.l.i'ltt¿r,'¿ttJ" análisis rcficxivo' a
cos o químicos. cs lo quc hoy llrtltlltrilttltos l:t s()
4. I sll vcrttatlc,.,, .i"n.lu J"l cntcndimicnto
Las ciencias, que son la expresión y la realización del espíritu positivo
, r,,1,,r,,i. tlcl co'oci'rt;;;;; i" cl arrhlisis y lrt c.'r¡r'crtsiirtt tlt'
y deben suministrar los dogmas de la sociedad moderna, no están por ello rnc- "U*r"r"ión, ¿l llLlcslr()s ttios t'tt stt.l
nos expuestas a un peligro permanente ligado a su naturaleza: el de la dispcr- l,r.,,.rrtrlitlaclcs dcl espíritu humano, según se rcvclalr
,,,,,,'*. y ctl cl curso de la duración histórica'
sión en el análisis. Auguste Comte no cesa de reprochar a sus eruditos colegas entcntlirrlicuto ¡rort¡trc cl tttotlo tlt'
I rr sociologia es támtiénlá ciencla del rlt'l
una doble especialización, que le parece excesiva. Por una parte, los cientifi- cada instantc fitctorcs s.litlit'itts
cos estudian un pequeño sector de la realidad, una pequeña parte de la ciencia, t,(..:.i* y la activida¿ á"i.rpfr*;;;;;" it¡rrc'ltctttlt't tttt'
\t() social. N" h;;';;;; ;;"ndente
que serr .pgtittl'":,
,
y se desinteresan del resto. Por otra parte, no todos los sabios están convenci- ',,,rt'
El espíritu es sociaj e histórico' IJI cs¡ríritrr tlc t'rtt¡t
,lrrrtc cl análisis reflexivo.
dos como Comte de ser los sacerdotes de las sociedades modernas y de su obli- un contexto stlcial. lis tlct'csltttrr
r lrilr.it o dc cada p"nruaoi'está árraigado,ell
gación de ejercer una magistratura espiritual. Por ello se sienten deplorable- cómo. funciona cl cs¡rililtr lrrrrrrrr
mente inclina<Jos a contentarse con su tarea de sabios, sin ambición alguna de ,,,rrr¡rt'cnclcr este cont;;;;;;;; ¿;*;t"nder tlcl 'st'r/';
reformar la sociedad. ¡Culpable modestia, decía Auguste Comte, fatal aberra- ,,r (,t)u1o eugLrt""'c"-" comie.rzo de la dinámica social
escribe
"l
ciónf Las ciencias puramente analíticas acabarán por ser más perjudiciales que rtt, rlr' ¡xtliliQue Posilive:
útiles. ¿Qué se puede extraer de una acumulación informe de conocimientos? la irrc.vocablc_prc¡rtrtltlt't rttt' t't
<El siglo actual se caracterizará principalmente.por
Es necesario realizar una síntesis de las ciencias que tenga por centro o por e incluso en la pocsia. Fsta utrivc|s;rl
srrl)r( rrr'r
de la historia, #;i;;;il,;política pl"tipl:.^-::],1:irtl tlel ¡rrrrrrrrt '
principio a la sociología misma. Todas las ciencias convergen hacia la socio- cía del punto ¿t'"itit rtitiátito es al
niisrno ticmpo el
l.t'r t'tt l;t rt
logía, que representa el nivel más alto de complejidad de noblezay defragi- l11o y su **,,"á" ó"á" r. auténtica poritiuiauo consistc sotrrc
r.".."i.
lidad. Al establecer esta sintesis de las ciencias para acabar en la sociologia, titucióndcloabsolutoporlorelativo.suascendicntellegaa¡;g¡(¡rl:rl('tl;lllll''l'l
al objcto' tl:-'l:l]11" (orr\( rrr' rrrr
Comte no hace más que seguir la inclinación natural de las ciencias mismas, rnovilidad *r";;;'; t^'teconocida con respecto "
rnentecxtendidaalsujetonismo,cuyasvariacionesdolninanasitlucslrtls|)(.1|s;lllllt.ll
que confluyen hacia la ciencia de la sociedad como meta propia, en el doble ton'ro III' p' I )'
1os> (Slt'ufdnre tte potiiique po'sifiv¿'
sentido de término.y de objetivo. No sólo ocurre que la síntesis de las ciencias
se realiza objetivamente por relación a la sociología, ciencia de la especie hu-
mana, sino que el único principio subjetivo de síntesis posible, es también la lisciertoquelarcligióncomtiSta,tieneescasaresonanciacnllttcsltltt.lrtr
o augi,rt?é;;; ;; fácil;
pero es más importantc cottr¡rt''.'ttrlt't
sociología. Porque la reunión de conocimientos y de métodos sólo es posible , rr. Iridiculizu.
si está referida a la humanidad. Si fuera una pura y simple curiosidad lo que l,r cluc hay de profundo en sus ingenutdades'
Comre;y;il; de una religión, crcc c¡ttc lrt rt'lr
Auguste
nos animara, podríamos contentarnos con observar indefinidamente la diversi- '"?run¿u¿orinspiración positivista' Yt tltt ¡rttt'rlt'
Irirn de nuestra óuÉá" y dgbe tener
dad de los fenómenos y de las relaciones. Pero para que haya síntesis, es nece- "po* un modo de pensar sttpcrlttlo l I

sario que se contemple de manera objetiva la jerarquía de los seres en ascenso la religión Oet pasáao, pues ésta supoxe
'cr
lr.¡rtbre de espiritu
putq" creer' según Comte' ctr lrt tt'vt'l;t
ffi;h;il"o
hasta la especie humana, y de modo subjetivo los conocimientos referidos a la o en la divinidaá de la concc¡-rcirirt
tr:rtlr
humanidad cuya situación explican, y que son útiles al hombre tanto para ex- t.iri', en el catecism"o;;ig'*'| tlt'l
obedece a una
porque necesita amar itlg. t¡ttt' l.
plotar los recursos naturales como para vivir de acuerdo con un orden. .. ional. Pero. sin "":"t't1"1i:rttrartctrlt'
"*ü"tg",'i" '?rigión
tr(),bre. El hombrei.il;t,;'üi;retigion
Igualmente se encuentra en el tomo IV del Systéme de politique positive i" religión'porque están huérfanas tlc tttt ¡r.'
una especie de filosofia primera, según expresión del propio Comte, que se s.'cre. t-u, ,o"i"¿uiti ;;;*"
el'poder temporal y recucrdc it los
lro¡tt
sirve de una fórmula de Bacon. Esta filosofia incluye quince leyes, denomi- tlcr cspirituaf qu" .Jnrü"1-"¿"r. c.tt l;t ¡''
no es nadá en comparaci(rn
nadas leyes de la filosofia primera, de las cuales unas son objetivas y otras sub- lrrcs que tu ¡"rurq,til át-'u' srt lttgirt rt l;r
"uati¿ades es capaz de colocaren
jetivas. E,stas leyes permiten comprender de qué modo la sociología sintetiza ntrquía de los mériüt' Sól; una religión
los resultados de la ciencia que, tanto objetiva como subjetivamente, sólo pue- ¡crarquíatécnicadelascualidadesy,up",pon"'l"unajerarquia'qtrizit.ttttlllt
den quedar unificados en relación con la humanidad36 ria, de los méritos.
Lareligiónquerespondaaestasnecesidadesconstantesdellrlttttlt;tttltl;r.l
t¡rr"
cn busca de amor v a"ir"i¿u¿ tendrá que ser la religión de lahunutrtitLttl
llla.Dadoquelajerarquíadelosméritosmoralesqueesnecesaritlct.cill¡ttt...l.
rr' Las quince leyes de la lilosofia primera ¿rparecen expuestas en el lY dcl Systénc de po- que Auguste Colrrtc rr()\ rrr\ rl'r
()ponerse u to ¡",u'qi'iá ffioral' la humanidad
1

litique positive (cap. III, pp. I 73- I 8 I ).


lllr l.AS 1,. lAlnS t)t,l t,t.NS¡\l\ilt N t( ) S( )(.1( )t ( )(;t( ( )
\t (,lrs ll ( ( ll\l ll It
a amar no es la hurrl¿rrtidad qttc t)()solr()s
ll¿rllr¡nl,s. c()r srs ir'r¡srit.ir¡s v sr¡s
miserias' El Gran Ser no es la totalidacl
de los h.'rbrcs; si'. c¡uc,
¡¡'.,rnllr. rto cs rti lrt sottt'tl;rtl lirutt'cstt tttotlt'tnlt. tu l:t sot'rt'rllrtl ¡tt:,lr rlt'l lt¡lu
trario. en medio de los hombres está ¡.lrr.cl c.rr- r,, nr l;l sot'rt'tlirtl nortciunencirrrir tlcl lirttrro ntlis lt'jrrtto. srno l:r t'\tt'lt'rr. r;r t'n
iormado por ,os quc s.hrcvivc, c, s.s
descendientes por haber vivido ¿"
un *oJo tal que ,;; ;;; ;;;;,, 'rrr,rrl;r ¡rol
ltlgttttos honlbrcs y hacil la ctutl (otkrs tlcbcrttos lllrl:rr rlt't'1,'r;rr
un ejemplo. u¡r¿r .br. . ¡lrr"
Si <la humanidad está compuesta
más de muertos que de vivos>,
l:rl vcz n() sc¿l óste un objeto de amor quc c()nnlucv¡r llicrlrrrt'nlt':r lrr rrr;r
que' estadísticamente, los mueitos no cs por.- ,,r.r (lc los lrontbres; pero, entre todas las rcligirlrtcs sociolirgrclrs. lrr sttt l,t
sean más numerosos que los vivos,
que los que constituyen la humanidaá sino prlr_ , r.r( rir (le Augustc Comte me parece la rne'jordcstlc cl purrto tlc vislrr Irlosr'rlr
son solo aquéllos que sobreviven
humanidad que debemos en r¿r ',' l\rr otra partc, quizá sea ésta la razón por la c¡uc hit sitkl ¡xrlitit'lrrrrt'rrlt'l:r
r-uj' los que son dignos de lo que el propio conrtc
llama inmortalidad sub.jetivarT. ,rr,r', tlt'bil. Los hombres han encontrado grandcs clificull¿rrlcs ut iurlrr lo r¡rrt'
Dicho en otras palabras, el Gran Ser ,1, lr¡;¡ 1¡¡¡i¡11¡¡; y no amar lo que los dividiera, puesto (p¡c no ¿ulllul lrrs rt'lrlltl;r
que Auguste comte nos invita
amar es la excelencia de lo poseído a ,1, , llrsccndcntes.
o realizado por algunos hombres,
nalmente y en cierto modo io qu" es fi_ l'n cualquier caso, es muy posible que Augusto Cotntc no ht¡lricse ¡rotltrlr
.n .i t o-ur" sobrepasa al común de ros
hombres. o por lo menos lo que .r ,
'rrt cbir una religión de la humanidad de no haber vivido su ave
nlunr corr ( 'lo
dad esencial.
;i";;;; hombres ha realizadola humani_ ,

rrlrlt'tlc Vaux. Por lo tanto, podemos considerarla cono un accirlcrrtc bro¡'r;i


Esta humanidad esencial que amamos
la humanidad' realizada_y rrp".uor.n
en el Gran Ser, ¿es tan diferente
de
Irr
'. l)g¡1'¡ pese a su condición de tal, este accidente biográfico tto r[' jrr tlc lt'
rrr'r r¡n SC[tido profundo, si la interpretación que he ofrecido clcl pcrrslrrrrt'nlo
L"r"¿io. de las religiones tradicionales?
ciertamente, hay una ¿iférenóia r*¿á-""i"r
entre amar ira humanidad, como
,[ ( ornte es acertada. He afirmado que fue el sociólogo de la unitlrrtl lrrrrrr¡r
nos invita a hacer Auguste.Co.nt", ,r.r. rrlrora bien, una de las culminaciones posibles, si no la neccsitril. tlt't'st;r
y ,-ár ,l ¿lo. t.ur"*.";;;;
las religio_
nes tradicionales. pero er dios del'óristianismo ,,'t iokrgía de la unidad humana, es la religión de la unidad hurranlr. l.:r rt'lr
se hizo hombre. Entre la hu_
manidad esencial v la divinida4 en ,'¡,'rr rlcl Gran Seq es lo que hay de mejor en el hombre transfiguratlo cn pr r¡r
fa refigión de
unarelación que.se presta a interpretaciánEs h;;i;ió"
;;cidental hay , rl)ro (le unidad entre todos los hombres.
distintas.
rlenso por ml parte que' pese a no haber. Auguste Comte deseaba que los hombres, aunque destinarlos ir \rll
te-nido gran éxito temporal, la re-
ligión de Auguste bo-t" es menos nrtlcl'inidamente en sociedades temporales cerradas, estuvieran urritftrs p,rr
absurda de ro que a primera vista
erse' En todo caso, me parece muy suere cre_ ,,,nvicciones comunes y por un objeto único de amor. Puesto quc csc olr¡t'lo
superior a muchas'ot.us .on."p"iones
o^semirrerigiosas difundiá;;;;';;.os re_ rro ¡rodí& ya seguir existiendo en la trascendencia, ¿tenía acaso Conrlc olr:r .';r
litlor",r
quererlo' sociórogos a sabiendas o sin
lrtLr clue la de concebira los hombres unidos en el culto de su propilr rrrrrrl:rrl.
Si hay que amar argo en ru ÉuÁ*i¿u4
nas elegidas' ciertamente vará más
p."r.-r-nc..ii" á" I", perso- .n urra voluntad derealizar y amar lo que en el curso de los siglos y en rlrl.'
;;numán¡¿al es;;;;i;^p."sada y
e.n,l9s erand". t o*ui"i^^;;
qr" iÁu, upurtonadamente un orden r('nlcs grupos, superada ya la mera particularidad era válido para totkrs y ¡ror
:tllb,:fi"d"
nomlco y social hasta el extremo eco_ ,,rnsiguiente justificaba launidad" no como un hecho, sino como un objt'lrlo
de dlsear la muerte de todos los que
en en esa doctrina de salvación. no cre_ ,' r¡rt ideal?
Si es preciso extraer una religión
de la sociología cuar, personarmen-
te, vo me cuidaría mucho de hacJr-
ru ,inr"u -ro
*;; #,#ime
parece
concebible, es a fin de cuentas ru ae i"lGi¿;
eutusie comte.
amar a una sociedad entre otras, ro Esa religión no enseña a \I'UNTE BIOGRÁFICO
amar el orden social der futuro, qr.
cual equivardría ," f;;;;o
hibar, o
nuái" y en" nombre der cual se co_
mienza por exterminar a los "inoceaugu.te 798 19 de enero. Nacimiento de Augusto Comte en Mont¡rcllrc¡. r'n
iJ"iu"
"r.epti"*. comte quiere hacer_
r

el seno de una familia católica y monárquica. Su paclrc cs lirrr


r7 <Er cionario de grado medio.
Gran Scr es er conjunto de los seres,
bremente a perfeccionar cr orden.univer."r;
pasados, luturos y presentes, que
concurren ri_ ili07-1814 Estudios secundarios en el liceo de Montpellier, Comtc sc irl):r¡ l;r
<EI culto de ros hombres rearmente
i;;;r"¿;; e portrtque po.sirive, r. Iy p.
30). muy pronto de la fe católica y adopta ideas liberalcs y ro'olrr
manidad Aún durante su vida objetivr,
.up;.i;"; fo;,'-,a una parte esencial der curto de ra Hu_
.on.titrye una cierta personificación cionarias.
dei cran Ser' Sin embarg.. esta represenración ";¡;^;;;;;"lro,
exige ¿.rpr."r.rr.'i¿;il#..á$. r t3 l4- l8l6 Estudios en la Escuela Politécnica, donde Comte inf¡rcsír t orr¡,,
perf-ecciones que a rnenudo graves inr_
allcran a f".,.¡"r", (lhí¿.. ¡..11. p. 63). cabeza de lista del Midi.
<No sólo la Humanitlad está formatla "ri"ri,".ur,
mitadas. sino que no admire.dc catra "i.rr.i"r"i"* por existencias susceptibles de
ser asi- ilJ l6 El gobierno de la Restauración cierra provisionalnrcnlt' l;r I ,

toda caracterísrica inttividuat> (thí¿.


una ¿.
"iül
n'i, .lü".'í;
"'"" p;,;;'il;;;J,.ülllli""o" o. ,.0" cuela Politécnica, bajo sospecha de jacobinismo. Dc rc¡1rt's,,,lrr
i. ii.;.;i;
rante algunos meses en Montpellieq Comte sigue algLrtros ( ur'..',
ll"
llr I \s I 1.,\l'\\ l)l I I'l N\ \\lll N t( ) \( x l()l (x¡l( ( )
\l l(;tl5ll(()l\lll
t'ltcttt
r'l 'l,tlt'
tlc ntctlici¡tr y rlc l'ilosofi:r en lir lircultirrl tlc csllr cir¡tl;rtl. lrrr'¡i,, I ',) Itclttrtttllt stt ('rttso tlc l iltlsttlil ¡lostttr:t I o" lt "
t'""tt,, 'lt' lilttst'lirt ¡tttxttrtrt
rctonr¿r a l)arís, tlotttlc sc g¿ulani lir vitla tllultlo lcccioncs tlc rtur I l(l l'rrlrlicrtci(rtr tlcl ttlttrtl i'titli cll lf(\)' l¡i lS' lsl')
temáticas. tirtttcsvtllúll"'"'"'opu'"t"'á"*t't"'iut"ltcllte
l8l7 En agosto, Comte ocupa el cargo dc sccrctario clc S¿rirrl-Sirrrorr, 1 84 I y ltt42.. rlr, llrtlo t'rt
tlc. astrtlttottuit. ¡'rqrrrllr..
y será su colaborador y amigo hasta 1824. Durantc cslc pcríotlo I , tl ti,rn.,iónro clel curso gratttito ls'l /
se vincula con diversas publicaciones del filósofb dcl inclustrirr la¿rlcalclíaclcl IllDistiitoclcParís'(ltlcsL'llrttlotlurtt:ilr:rslrr
ttt ttr"ttitt tle rtttitltsts tl''
lismo: L'lndustrie, Le Politique, L'Organisateur, Du S.t,.slentt' itt l94ll. Comte solicita' ^"t"q""'tftt'ütt''
dustriel, Catéchisme des industriels. la Escuela Politécnica' ll-rccillll cu tlc lu lrst.rrr.lrr
l\r
y
l8l9 Séparation générale entre les opinions et les désirs. Colaboracitirr t., \ ' fr..; lo-Utu¿o instructor de análisis
en el Censeur de Charles Comte y Charles Dunoyer. litécnica. pa-ra urisr'. tlc rrrr t'it.'
I 820 Sommaire appréciation sur I' ensemble du passé ntoderne, pr- ó"*,. t"fi.ita a Guizot la creación fr
I \\ Colcgio tlc Frrtrrcirr' Stt ¡tt'tt
blicado en abril en L'Organisateur. dra de historia ¿t tu'"t"ilntiut
"n "t
1822 Prospecttts des travaux scientiJiques nécessaires pour réorgani- l\'
la lsctre l.
cátedra de gcon.rctría ctr
1624
ser la Societé, publicado en el Systéme industriel.
Sltstéme de politique positive, tomo l, l.u Parte, edición corregida
ü:tn.*"tl:tJfni"guát la opiniones republicanas'
litécnica, por causa
J" r", pruebas clc ingrcs. c'
"' rir l's
de la obra anterior.
li., \(r Es nombrado ¡u., .*u"'n"iiuil,
En abril, Comte vendió este trabajo a Saint-Simon, que lo pu- cuela Politécnica'
blicó en el Catéchisme des industriels de manera anónima.
ii l.l ü;;.i¿; definitiva de la señora comte'
;;;;,';JiJ ; ;ln rui re't e gé omé t e u
I
Comte protesta, y estalla la disputa. <Su jefe ve en este escrito na tvt E e'
i i r

l:( li pt"t*utilo del TraitÚ ¡tltiltt'stt¡tltt'¡tt''


Díscours ,r, t'"'p'ií foiit'i
la tercera parte de una obra suya llamada Catéchisme des in-
r li I I
dustriels, que expone el industrialismo de Saint-Simon. El jo- d' ustru¡nomie PoPulaire' l\rlili't ttt
ven Comte ve en su trabalo la primera parte de una obra más de examinador en la Escuclir
amplia, Systéme de politique positive, que expondrá el positi-
Comte pierde
'tl Ptl;; del <librc sttbsirlto ¡rtt
ca. En adelante u'u'ie f"náumentalmente 1845) Johrr Sttrrrr t l\4rll
vismo de Auguste Comte> (H. Gouhier). A partir de ese mo-
mento, Comte hablará de la <desastrosa influencia> ejercida
sitivista>, qu" t" f: 1848) ii' I ilttt' r rtt¡
""uün;ttt"t"t:tteputiil-d"
v alsunos ricos ingleses' y luegoiu
sobre él por (un funesto vínculo> con un <malabarista depra- '.*[""t ¿" discípulos o admiradores tranceses'
vado>. ciotil¿" de Vaux' hermattrt 'l: '1'l:'
En octubre, co*'" Jo'iJ"'u
de unos treinta años' vtrt'
st'
1825 Considérations philosophiques sur les sciences et les savants,
de sus antiguos tl;;;;;Clotilde'
Considérations sur le pouvoir spirituel. Estas dos obras son pu- sabe
blicadas todavia en Le Producfeur de Saint-Simon. ;;t.d.;;;".marido Y se declara ;nferma,*
su. al1or a Clotiltlc
tlc V:trtr'
<El año sn <<impotcttte ¡trttrt
Matrimonio de Auguste Comte con Caroline Massin, antigua I S.15 'guu'''"Comteamistad" declarándose
que sólo t"
prostituta. "on""áJ* límites del afecto>'
lo¿o-ro que sobrepase los ('ottt
Este matrimonio, resultado de (un cálculo generoso), dirá el pro- Vaux muere en presencia de Attgttsle
5 de abril. Clotilde Je
pio Cornte, <fue el único error realmente grave de mi vida>. Ca- I S-15
la haóe objeto de un vcrtlrtrl''t.'
rolina Massin abandonará varias veces el domicilio conyugal. te, quien ¿"t¿" "'J-*o*"nt
t826 En abril comienza las lecciones públicas de un Curso de filoso- culto.
fia positiva. Humbolt, H. Carnot, el fisiólogo Blainville y el ma- It¿17 ¿H," proclama la religión de la Humanidad'
Discours sur I'cttsctttblt'
tht
temático Poinsot se cuentan entre sus alumnos. I r48 Fundación d" la J"ie;Íá"p*nivlr,".
1826-t821 Crisis mental. Comte, agobiado por una primera fuga de su mu- positivisme" en la Escuela P.liti't'rrrt;r
jer y el cansancio intelectual, es internado en una casa de repo-
'Corn,. pierde su cargo '{' inct.tctor
^^-^^ de instru^ctor. en
t'tt
ili5 l de politiquc l)('\tttt't
publicación a"r pri.Jitomo del sys.téme
so. Al cabo de ocho meses es dado de alta sin estar aún to- h íeligion de I'humuttitt" I .:' r'"'
talmente restablecido y poco después intenta suicidarse. Más Traité de
'n'i"n)i'u'in'"ilu:t't 1852',1853 y 1854'
adelante queda acallada la crisis nerviosa. Comte, que es muy tantes volúm"t"t upátt""tál.tl <<li'slov' ¡'" t
de Tholouze el 22 de'?bril:
consciente de la causa de su enfermedad, se impone entonces un Comte escribe uf tino' posrrrvr:.rrr,', rr
año lg60 predicaré el
régimen fisico y mental muy severo para prevenir un rebrote de suadido de que unü,, ¿"r
ésta. Notre-Dame.o,no'nni.ureligiónrealycompleta>.
l.r0 IAS I l,At'As l)l,l I'l N\¡\t\lll Ntl),irx l()l Ix;tt.r) \l r(,ll:ill ((lt\lll l,tl
l'.t tlrtrr.r¡¡lrrt.. I llllt. !, \,rr()r, ,lt,,t r¡rrl.s, t.st.;rrrl;rlrz:rr'r:, t,ntlt. t \lt,tt lo' ¡tlr",r'ltl;trlo, \ { ¡¡lrtr
Irtt,lttr rl lttt,tt¡lt'( ¡rot l'tr'll( ,'\lll.lllrl. l',t¡t,.
('.rr¡tt.rlt.l ¡,rl¡rr.,'. lrslrrr'r tlt. ¡*rr l,r l')(' ' (ilil.r iltlIorlilr't ton Irrllrrtl,rttl('1.
::ll:':llrii.i,t,'t.lc I r¡rs N,,¡,.,1...;.,,',.
trtqurct's ¿rrrtc lir.r'ic'r¡¡t'itirr rrt. lrr rrcvl¡
f ir.s'ri¡¡,,.,r"r¡,1,,,,.r,.
la Sociedad lrositivistir.
1852 Catéchisme po.;itivi'vÍe t¡u
^ron,ttuit'c c-r¡xt,irittrt trc rtt ttri.qittrr tttrt t ll,t,ts t,.t,ttt,11t lt'.\
verselle.
I 855 Appel aux conservateurs. \r rlr. /r/rr'.r', l'¡uis. Ilrtrtnrann, 19.12 (tttt cit¡-rílttlo sobtc A. ('olttlt').
1 856 Synthése subjective ou systéme universal
eles con(.cl)t¡()ns It',1,.1(.. l:.¡titti'trrttltryit'cl !tryiquctlc¡ttti,s Ktrttt jrr.st¡tr'it tt()\ lt)!u\,l':r¡i:,. I'l I l'r''l
d l'état normal de l,humanité. l)r(ry)t1,,\.
{rrn t:r¡rilrrlo uccrca rlc A. ('onrtc).
Comte propone una ali.an a al general lrrrrlr ri. l;.., Ili,stt¡t'iu lc lu liloxtfíu, 2 vols., tr..l. A. l'i'rcz Millrirr y l\4.'l)olott:, l\lot.rtt.
de los jesuitas contra <llr
irrupción anárquica del delirio ;";iá;;r"],;.' \l:rtlrirl: lccnos. I9811.
I 8s7 5 de septiembre. Comte muere en parís, Itrrr r.r\( lvt( (;. 1.., Lu,t etu¡tus tle lu.filosolíu ntutL'ttttitittt.lr. .l. ('rtslto. llt¡r'rto:. ,'\tr,'.
en el número l0 dc L¡ S:rrrlilgo l{uccla, 1952.
calle Monsieur-le-prince, rodeado por
rú.-air.iputor. L l'rrts¡'¡\:; dc lu conscienc'e dans la philo,sophit' t¡t'<'idcttlult.2 vols. I';tti:;, ,'\lt;rtt,
l\))7.
{,r \()N, L,,., L'Ét'ole des Mttses, Paris, Vrin, 195 I (un capítr,rlo ¿tccrclt tlc ('orttlt'y ( 1.
BIBLIOGRAFÍA tiltlc dc Vaux).
('r rr\r(tt, G.,AugusteComte, KarlMarxetHerhertSpcntar. París.('.1).t1.. l()\/
I lior', M., Historie des idées sociales en Franc:e, París, Gallinrartl, krtto ll, l)t' l)ttl,t ttl
OeRes DE AucusrE Col,rr¡ i-ftx'queville, 1950; tomo lll. D'Auguste Comte á P-J. Proudltt¡t¡. l()54.
I r rr,tt , H. DF., Le Drame de I'humanisme athée, Paris, Union Généralc tl'ctliltt,¡ts. t,'ll
Los escritos de Augusto comte no l0/l8reediciónSpes, 1944(unasegundaparteacercadeComtcycl ct'islr;rnt"trrr'¡
han sido reunidos en una colección \l \r l{RAS, CH¡nlEs, L'Avenir de l'intelligence, Paris, Nouvelle Librai¡'ic Nrtl¡r,rt,rl,
obras completas. para una bibliografia--inlgrat de
pueden consultarse las obras Ic) 16.
citadas más abaio de H.. Gouhi.üp.
e.'¡"usse-Basride. Aquí mencionamos \ \r (ilAN, C.E., Studies in the History o/ Polítical Philosophv befbrc utt,l ttltt't li,ttt¡
sólo las principales según figuran l'rl'r
Én editado porA. G. Little,2 volúmenes, Manchester Univclsity l¡tr':;:,.
.s¿a¿1,
"ru^.¿i"lOn. también en NuevaYork, Russell & Rusell, 1960.
*^;r!:{';;:rÍ::ositiva, tr. J. Sanguineti, Madrid: Ed. Magisterio
Español, te87;8.
Catecismo positivista, tr. A. Bilbao, ()hras consagradas a Auguste Comte
Ed. Nacional, 19g2.
Discurso sobre er esoíritu positi-,'t
. l"li¿i-iiarías, Madrid: Arianza, 199g.
sysréme cte potitiquá posüive, 5.u
La Doctrine de l'éducation universelle dans lu ¡tltiltt.t,,¡,1¡¡,
";*luiu u lu primera, 4 vors., paris, sede de
¡\rraousse-B,ASTIDE, P.,
la sociedad positivista, 10, rue"i1i9rá",
Monsl.iir-i.lp.¡n..,'r92g.E:rto-ol'*nt¡.ne
iguar_ d'Auguste Comte,2 vols., París, P.U.F., 1957 (importante bibliografia).
mente el Discotu.s sur l.'ensemble d,
poritirirme. y el tomo ti lirbpur"ules Auotr'¡neNr, G., Centenaire de l'École polytechnique. Auguste Comte, su ¡tltr.\ l,ttt.:\tttttt
jttventudt séparation. générare de
,r,r" í"t-lpilions Lt bs désirs, sá*"*oir" oppra_ émanation. Nofice sur sa vie et sa doctrine, París, P. Ritti, 1894.
t'iarion \rtr r'L'n';emhre du passé
des rravaux scientifiques néces_ t)EI-vorvs, J., Réflexions sur la pensée comtienne, París, Alcán. 1932.
saires portr réorganiser ra iociété.^od"rr-[.-pton ()0t)
Considámtion, pl¡t"riiiiiir'r';1, ,^ l)EnolstN, Notes sur Auguste Comte par un de ses disciples, Paris, G. Grds, I
et les s¿tvants. Con.sideration, ,r, sciences
l" poljoi, ,pfritu"t, Examen du haité DucASSE, P., Essai sur les origines intuitives du positivisme, París, Alcan, l9.l().
sais sur I'irritation- Caréchisme por¡t¡r¡ri" de Brous_
ou sommaire exposition de ra rerigion Duves, Doctor GEoncps, Psychologie de deux messies positivistes, Saint-Sitttou ,'t ln
universe,e' con cronología, introducción
y notu, de pierreArnaud parís, guste Comte, París, Alcan, 1905.
Flammarion, 1966. Garnier_
GouurEn, H., La Vie d'Auguste Comte,2.u ed., París, Vrin, 1965.
Aucusr' covrp, oEuvres. choisies, con una
introducción de H. Goumier, parís, Au_ LaJeunessed'AugusteComteetla.formationdrtpositivisme,3tomos,París,Vrirr l.
bier' 1943' Esta recopilación contiene-l^
áo, p.i.".u. t...ion". J ei-cuoo a" Sous le signe de la liberté, 1933; II, Saint-Simon jusqu'd la Restauruliorr, l.'' t'tl
losofia positivt, el préfacio p.^"""1
ó;;; ¡-
el tomo Iy der Curso, y er Discours 1964; lll,
Altguste Comte et Saint-Simon, 1941.
.

sur l'esprit positi/.'


Sl'sté1y de politiq.ue positive. ou Traité Gnueen, R. P., Auguste Comte,.fondateur du positivisme, París, Lethielleux, ll'i().l
de sociorogie instituanr ra rerigion
de Ihuma_ HaLnwecus, M., Statique et Dynamique socíale chez Auguste Comte, París. ('.1)ll.
_ nité, Edition de la Société
positiviste, iiri"","iSlZ. 1943.
*"'";:r;:';::;:;r:;:";:::;::;p"' ¡ i'"ti"'' pu'i', s u n D57, Lecnotx, J., La Sociologie d'Auguste Comte, París, P.U.F., 1956.
extraídos der .!vs¡d-
LÉvv-Bnuur, L., La philosophie d'Auguste Comte, París, Alcan, 1900.

También podría gustarte