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Entre el conflicto y la negociación

Los feminismos argentinos en los inicios


del Consejo Nacional de Mujeres, 1900-1910

Alejandra Vassallo

“La unión hace la fuerza.” En sólo dos años el Consejo ha realizado


una tarea única: ha fomentado el intercambio de información entre
sociedades de los puntos más alejados del país; ahora todas las
participantes saben diez veces más acerca de la mujer en Argentina. Ha
impulsado la reunión en una gran agrupación en donde cada una debe ceder
un poco de sus ideas y sentimientos absolutistas. Muchas sociedades se han
regularizado mediante estatutos y un funcionamiento más parlamentario. Ha
conseguido personería jurídica, lo que le permite presentar proyectos
legislativos al Congreso de la Nación. Ha editado una Revista única en su
género, que se distribuye en todo el país y en el exterior. Por primera vez, se
ha compilado una historia de la escritura femenina argentina y una
estadística informativa de las sociedades femeninas en el país. Y ha
realizado una obra patriótica al colocar a la Argentina en el mundo a través
del movimiento feminista internacional. La Sociedad Santa Marta, miembro
CECILIA GRIERSON1 fundador del CNM desde setiembre de
1900, se dedicó a “formar jóvenes
obreras hábiles, instruidas y morales”
creando escuelas profesionales de
Hacia fines del año 1900 se produjo un hecho singular en la histo-
mujeres como las que funcionaban en
ria de las mujeres y de la política argentina, que imprimiría un sello Europa y los Estados Unidos. Dolores
particular a la forma y los alcances que tendría el feminismo en la pri- Lavalle de Lavalle, su fundadora y
mera década del siglo XX. Con el propósito de nuclear a todas las orga- activa difusora de la obra social de las
nizaciones femeninas del país se creó el Consejo Nacional de Mujeres mujeres argentinas, fue tres veces
de la República Argentina, el primer ejemplo de organización federati- presidenta de la Sociedad de
Beneficencia de la Capital y
va de alcance nacional e internacional. El Consejo fue así la primera ex-
presidenta del CNM desde 1916.
periencia de alianzas políticas entre grupos muy diversos de mujeres ar- Escuela Dolores Lavalle de Lavalle.
gentinas, que no volvió a tener un correlato tal vez hasta 1983 con la Archivo General de la Nación,
formación de la Multisectorial de la Mujer.2 Departamento Fotografía.
173 RESISTENCIAS Y LUCHAS

Tras casi una década en que mujeres profesionales, universitarias y


maestras habían intentado sin éxito formar un capítulo argentino del
Consejo Internacional de Mujeres, la flamante ex presidenta de la Socie-
dad de Beneficencia de Buenos Aires, Alvina van Praet de Sala, declaró
inaugurado el Consejo argentino, el 25 de setiembre de 1900.3 En el sa-
lón de su casa, con representantes de dieciocho sociedades presentes, la
matrona de la elite porteña pudo hacer realidad en unos pocos meses una
empresa que a la doctora Cecilia Grierson, verdadero motor de la idea,
le había resultado imposible hasta que convocó a Sala en una alianza que
resultaría clave. Alvina van Praet de Sala, al colocarse personalmente al
frente de la empresa definida como “en pro de la elevación de la mujer”,
logró reclutar a las sociedades fundadoras gracias a sus contactos perso-
nales y políticos, forjados a lo largo de años de activismo en la asocia-
ción de mujeres más antigua y poderosa del país.4
La creación del Consejo revela a su vez los denominadores comunes
que las argentinas enfatizaron para organizarse y actuar colectivamente
y la factibilidad de realizar una alianza entre grupos con fines diversos,
como lo eran las asociaciones profesionales, las sociedades de benefi-
cencia, las de ayuda mutua o las étnicas, entre otras. En este sentido, las
discusiones iniciales para ubicar al Consejo dentro del movimiento fe-
minista fueron centrales para definir las bases de su organización y los
alcances de su accionar político. La formulación que la federación en su
conjunto y que cada sociedad adherida hizo del feminismo a lo largo de
su historia definió tanto el tipo de alianzas como las acciones que se lle-
varían a cabo en nombre de la organización, y que eventualmente conta-
rían con el apoyo del Estado argentino.
Así como la historia del feminismo no es unívoca sino que debe in-
sertarse en contextos sociopolíticos determinados, la historia de la polí-
tica en dichos contextos no puede ser ajena a la actuación de los grupos
que desde distintos sectores se autoproclamaron feministas formulando
sus propias definiciones y prácticas políticas concretas.5 Las mujeres ar-
gentinas construyeron sus identidades políticas y legitimaron su derecho
a participar en la formación de una nueva ciudadanía, en el marco de in-
tensos debates y movilizaciones en torno a la modernización de la polí-
tica y la sociedad argentina a principios del siglo XX.6 El Consejo fue el
fruto de formas asociativas y acciones públicas de las mujeres argenti-
nas, como instancias de participación en la política nacional, aunque no
necesariamente la partidaria.7
El concepto de esfera pública y su relación con la acción política son
fundamentales para analizar la organización y la acción colectiva de las
mujeres argentinas. Por esfera pública entendemos tanto el territorio
discursivo de la deliberación y la acción colectiva que tiende al supues-
ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 174

Hija de los primeros inmigrantes


escoceses, dedicó su vida a la
educación normal y profesional de
mujeres desde los trece años. Los
tempranos contactos profesionales con
la comunidad de mujeres educadoras y
la relación con la elite femenina
porteña a partir de su práctica
profesional dentro de instituciones
administradas por la Sociedad de
Beneficencia, sentaron las bases de su
posterior liderazgo en la creación del
Consejo Nacional de Mujeres.
Cecilia Grierson, 1926. Archivo
General de la Nación, Departamento
Fotografía.

to “bien común”, como a los espacios reales de deliberación y acción,


por fuera de los límites del hogar y el parentesco, y en el marco de ins-
tituciones sociales (asociaciones de ciudadanos, partidos políticos, pren-
sa escrita, ceremonias públicas y otras organizaciones).8 Esta definición
resulta particularmente útil a la hora de estudiar las acciones públicas de
las mujeres, ya que dicho análisis se plantea desafiar los presupuestos de
género9 de la teoría política clásica, que, al analizar períodos como el
que nos ocupa, inscribe la acción política exclusivamente en la esfera
masculina. Así, la política se define como las acciones públicas llevadas
a cabo por los individuos/grupos que buscan plantearse, combatir, trans-
formar, disputar y/o insertarse en las relaciones existentes de poder en-
tre diferentes grupos sociales, o entre los individuos/grupos y el Estado.
La política, entonces, es el ámbito en el que por medio de acciones co-
175 RESISTENCIAS Y LUCHAS

lectivas o individuales, hombres y mujeres redefinen los significados de


la participación y la representación y ejercitan su derecho a ser actores
activos en las políticas del Estado y artífices de las narrativas de la na-
ción.10 Así definida, la política se convierte en el espacio por excelencia
para ejercer una ciudadanía que no necesita esperar el derecho al sufra-
gio, o limitarse a la política electoral.
El surgimiento de numerosas organizaciones de mujeres entre fines
del siglo XIX y principios del XX en la Argentina constituyó una res-
puesta de las mujeres a las restricciones de la política formal definida
como exclusivamente masculina. Sólo tomando como referencia las 250

La Sociedad de Beneficencia creada en


1823 fue el primer intento orgánico de
resolver la “cuestión de la mujer”
incorporándola al nuevo discurso
republicano a través de la educación,
la asistencia social y las
responsabilidades cívicas. Las mujeres
de la elite argentina se apropiaron de
este espacio para legitimar sus
carreras públicas en el marco de un
“deber patriótico” a la Nación.
Alvina van Praet de Sala, 1906,
presidenta del CNM entre 1900 y 1916
y miembro de la Sociedad de
Beneficencia. Archivo General de la
Nación, Departamento Fotografía.
ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 176

invitaciones cursadas a todo el país en setiembre de 1900 a las represen-


tantes de diversas sociedades femeninas con motivo de la creación del
Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina, podemos atis-
bar una cifra que hasta ahora había escapado a todo análisis histórico.11
Ya en 1901, la tesis de doctorado de Elvira López analiza la existencia
de las organizaciones femeninas como un ejemplo de la lucha de “la mu-
jer para contribuir con el adelanto social”.12 Para las mujeres argentinas,
la lucha por la ciudadanía implicó el desarrollo de una conciencia de las
relaciones de género que redefinió los derechos de participación en la
esfera de lo público y tomó como premisa una comunidad política que
incluyera a las mujeres.13 En el caso argentino, podría rastrearse el ori-
gen de esa conciencia de género a partir de la temprana actuación feme-
nina en las políticas públicas de asistencia social, para las que el Estado
convocó a las mujeres casi desde sus inicios.14 Apoyándose en los roles
culturalmente asignados de madres y esposas, mujeres de la elite, y pro-
gresivamente educadoras y profesionales, se organizaron y extendieron
esos roles a la esfera de lo público, reformulando sus significados y ob-
jetivos en un sentido político conforme a los distintos ámbitos de actua-
ción. Así, una misma activista podía definir su actividad pública en la
asistencia social como “caridad cristiana” si se desarrollaba en la esfera
de asociaciones parroquiales, como “deber patriótico” si era dentro de
organizaciones de carácter público y estatal como las sociedades de be-
neficencia, o como manifestación del “movimiento feminista o sea [del]
adelanto de la mujer” si su actividad se realizaba en el marco del Con-
sejo de Mujeres. Las membresías yuxtapuestas, las formas particulares
de organización y funcionamiento, la delimitación clara de los campos
de acción de cada grupo, y ante todo de su relación con el Estado, po-
nen en evidencia las estrategias diferenciadas de las mujeres de acuerdo
con distintos contextos y objetivos.15
Uno de esos contextos, que estableció un nuevo tipo de alianza por
fuera de identidades de clase, profesionales o de intereses aglutinantes
como la beneficencia, fue el Consejo Nacional de Mujeres.

No para ella misma sino para la humanidad. Orígenes del Consejo


EPÍGRAFE DE LA REVISTA DEL CONSEJO NACIONAL DE MUJERES
DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

En 1893, en el marco de la Exposición Mundial de Chicago, un gru-


po de mujeres de distintas nacionalidades celebró el Primer Congreso
Quinquenal del Consejo Internacional de Mujeres (CIM). Creado en
1888, su propósito era reunir a la mayor cantidad de asociaciones feme-
177 RESISTENCIAS Y LUCHAS

ninas en el mundo bajo la estructura de una federación de Consejos Na-


cionales autónomos.16 Las mujeres se insertaban así en el discurso de
ciencia, progreso y educación predominante en la Exposición, pero re-
formulado para estudiar el lugar que las mujeres ocupaban en cada con-
texto nacional y las posibilidades de modificar su estatus jurídico su-
bordinado.17 En el preámbulo de su constitución queda explicitada
asimismo la forma en que mujeres de distintos países y sectores visua-
lizaron una forma de participación pública desde una identidad de gé-
nero: “[un] movimiento organizado de las mujeres trabajadoras contri-
buiría [...] a la felicidad de la familia y del Estado [...] para llevar la
aplicación de la regla de oro (haz a los otros lo que quisieras hicieran
contigo) a la sociedad, costumbres y leyes”.18 El primer paso fue darse
una estructura organizativa que funcionara como un ámbito de intercam-
bio de información y difusión acerca de la situación de las mujeres en
distintos países.19 La Argentina participó en el Congreso de 1893 con la
presencia de Isabel King, miembro de la segunda camada de maestras
normales contratadas por Roca para enseñar en la Argentina. En 1893,
King era directora de escuela en Goya, y en 1902 sería directora de la
Escuela Normal de Concepción del Uruguay.20 Para armar su presenta-
ción sobre la situación de las argentinas, King recurrió a la doctora
Grierson, que a su vez le presentó a Carolina García Lagos y a Dolores
Lavalle de Lavalle, quienes también aportaron datos, cifras y folletos.
Una breve referencia biográfica de estas mujeres permite prefigurar
el tipo de alianza sobre la que se estructuró luego el Consejo argentino
durante su primera década de vida. Cecilia Grierson fue la primera mu-
jer recibida de médica en la Argentina (1889), y como docente tuvo una
destacada actuación en la educación técnica y profesional para mujeres.
Ya en 1885 había fundado la Escuela de Enfermeros y Enfermeras, y el
ejercicio de su profesión la puso tempranamente en contacto con la So-
ciedad de Beneficencia, pues trabajó en el Hospital de Mujeres y llevó
adelante el proyecto de la escuela vocacional en el Colegio de Huérfa-
nas.21 A su vez, Lavalle fue presidenta de la Sociedad de Beneficencia
en tres períodos, el último en 1889, y posteriormente tendría una desta-
cada actuación en el Consejo argentino, sucediendo en la presidencia a
Sala a partir de 1916. García Lagos, activa educacionista que aporta los
datos de Concepción del Uruguay, terminaría siendo vicepresidenta pri-
mera del Consejo Nacional de Mujeres.22
En el siguiente congreso del CIM, en 1899, Grierson participó direc-
tamente en representación de algunas asociaciones argentinas y volvió al
país con el título de vicepresidenta honoraria y la misión de establecer
un Consejo en el país. Desde el primer viaje de King en 1893, grupos de
maestras y profesionales interesadas habían hecho varios intentos de
ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 178

fundar una federación que reuniera a todas las asociaciones femeninas


del país, pero el proyecto no pudo hacerse realidad hasta que algunas so-
cias prominentes de la Sociedad de Beneficencia y la institución en sí co-
mo corporación prestaron su apoyo y su poder de convocatoria. Grierson
imitó entonces el estilo de la norteamericana Sewall, fundadora del CIM,
que se había contactado con mujeres europeas de diversos sectores: en
Inglaterra, mayormente la alta aristocracia y filántropas (como la Conde-
sa de Aberdeen, que sería presidenta del CIM); en Alemania, escritoras Las sociedades de mujeres italianas,
y educacionistas, además de la nobleza; y en Francia y Bélgica, escrito- inglesas, alemanas y aquellas
profesionales en las que participaban
ras, profesionales y “luchadoras sociales”. Grierson, con la ayuda de Sa-
activamente las norteamericanas
la, convocó a un amplio espectro de mujeres que iban desde la elite por- respondieron rápidamente al llamado
teña y provincial, a las representantes de asociaciones de inmigrantes, del CNM, aportando sus contactos
educadoras y profesionales que por primera vez se aliaban en una empre- internacionales y la experiencia
sa común enmarcada en el amplio lema “en pro de la elevación de la mu- adquirida en fluidos intercambios
jer”. Ya en la tercera Asamblea encontramos entre las asistentes a muje- con otras organizaciones dentro y fuera
del país.
res que actúan en muy diversos contextos, en donde podemos reconocer
Miembros de Le Donne Italiane,
nombres que hablan de un complejo entramado étnico, ideológico y po- sociedad incorporada al Consejo en
lítico: Mary Graham, Clorinda Matto de Turner, Sara Eccleston, Sara diciembre de 1900. Archivo General de
Justo, Elvira López, Elvira Rawson de Dellepiane, Clara Horning, Isabel la Nación, Departamento Fotografía.
179 RESISTENCIAS Y LUCHAS

Balestra, Elina S. de Dickman y Margarita M. de Carlés, entre muchas


otras. El contacto político inicial se realizó formalmente, mediante la
invitación a las asociaciones y sus representantes –como la extendida a
la Sociedad de Beneficencia de la Capital para participar en la reunión
que fundaría el Consejo–,23 aunque más importantes fueron los acuer-
dos que pasaban por fuera de las estructuras organizativas y que apela-
ban al conocimiento mutuo a nivel personal y profesional de las socias
fundadoras. En las intervenciones de Grierson en las asambleas del
Consejo numerosos agradecimientos dan cuenta de que Sala puso todos
sus contactos y los medios económicos para convocar a distintos grupos
que acudieron a la cita sólo porque su nombre garantizaba la legitimidad
de la empresa.24 Así se explica también la conformación variada de la
membresía desde los primeros meses de vida del Consejo: Sociedades de
Beneficencia de la Capital Jujuy, San Luis, Tucumán, La Plata y Concep-
ción del Uruguay, Woman’s Exchange, Club Literario de La Plata, Socie-
dad Internacional de Kindergarten, Sociedad “Hermanas de Dolores”, So-
ciedad Argentina de Primero Auxilios, International Home, Sociedad
Femenil Cosmopolita de Socorros Mutuos (La Plata), Amigas de las Jó-
venes (Temperley), Asociación de Enfermeras y Masajistas, Sociedades
Damas de Caridad (San Juan y La Magdalena), Personal Femenino de la
Escuela Normal (Concepción del Uruguay), Sociedad Madres Argenti-
nas, Sociedad Protectora de la Niñez (San Luis), Sociedades Hermanas
de los Pobres (Azul y Concepción del Uruguay), Sociedad Margherita de
Savoia, La Columna del Hogar, Sociedad Le Donne Italiane, Sociedad
de Profesoras Alemanas, Asilo de Mendigos (Corrientes), Asilo Naval
(Flores), Sociedad Damas de Caridad (San Nicolás de los Arroyos), So-
ciedad Protectora Belgrano (Mercedes), Sociedad Damas de Caridad
Asilo de Huérfanos (Tandil), entre otras.25
Diversas instancias de orden y funcionamiento del Consejo demues-
tran la particular alianza que forjaron las mujeres profesionales con las
mujeres de la elite. Las Actas registran la división interna del trabajo, en
donde, sobre todo al comienzo, las primeras presentaban mociones y pro-
puestas y Sala, desde la presidencia, daba cabida (¡o no!) a las gestiones,
apoyaba, exhortaba o conciliaba posturas entre diversos sectores.26 En
palabras de Grierson, “la Sra. Van Praet de Sala representa a mi modo de
ver la más alta intelectualidad de la mujer argentina... Es diplomática, tie-
ne todo, vastos conocimientos, lucha contra fanatismos (liberales o reli-
giosos), escucha, aconseja, explica”. Se podría inferir entonces que aun-
que Grierson era la cabeza lógica del Consejo, dio un paso al costado
porque entendió que para lograr esa alianza de tan diversos sectores se
requería el ascendente social y político de Sala. De hecho, durante aque-
llos primeros años de luna de miel entre “matronas” y “educacionistas”,
ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 180

Sala y Grierson reafirmaron repetidas veces en informes publi-


cados en la Revista del Consejo Nacional de Mujeres de
la República Argentina que el Consejo había podido
florecer gracias al prestigio social y la propaganda
de quienes patrocinaban la empresa.
La circulación de la información sobre las
mujeres en la Argentina y la difusión de su
obra estaban entre las prioridades máximas
de la federación.27 Uno de los logros más
importantes del Consejo fue que por prime-
ra vez comenzó a reunirse toda la informa-
ción acerca de los grupos de mujeres exis-
tentes en el país y su obra pública. Esto
posibilitó la centralización de datos y su re-
circulación en el interior del organismo, me-
diante reuniones plenarias semestrales a las
que cada sociedad miembro enviaba represen-
tantes con facultad de voto, y la publicación de
informes y actas de consejo en la Revista, que se
distribuía a todos los miembros. La información
también llegaba al público en general, bajo la forma
de noticias y artículos en medios periodísticos, y a un pú-
blico internacional de mujeres activistas, mediante el envío de
informes periódicos y ejemplares de la Revista al CIM, y la partici-
pación de delegadas en los congresos internacionales. Sin embargo, lo Isabel King llegó al país en 1883 con el
más importante es que en las distintas instancias de este trabajo de com- segundo contingente de maestras
normales. De 1887 a 1898 dedicó sus
pilación y transmisión se fue creando no sólo una red de información, esfuerzos a crear una escuela normal
sino fundamentalmente una experiencia inédita de participación en la modelo en Goya y luego fue directora
esfera pública, a la manera de una escuela de formación política. Los in- de la prestigiosa escuela de
formes de las distintas sociedades, los datos sobre sus orígenes, su fun- Concepción del Uruguay. En 1900 el
cionamiento y los nombres de quienes las conformaban fueron para sus gobierno la nombró para representar a
las maestras argentinas en el Congreso
contemporáneas objeto de estudio a la vez que fuente de datos prácticos
de París. Cuando murió, en 1904, el
a la hora de escribir, investigar, de formar nuevas sociedades, como la gobierno le rindió homenaje oficial en
Asociación Universitarias Argentinas, creada en 1902.28 Las activistas Goya, donde luego se construyó un
de cada sociedad aprendían de la experiencia de sus colegas sobre có- monumento en su memoria.
mo llevar adelante distinto tipo de actividades de alcance local, regional Isabel King, 1900. Archivo General de
o nacional. la Nación, Departamento Fotografía.

A su vez, las mujeres del Consejo, en todos los niveles organizativos


y desde la región del país en la que actuaran, se convirtieron en militan-
tes activas de propaganda. Ya que uno de los objetivos principales de los
Consejos Nacionales era reunir toda la información sobre las mujeres en
cada país, la primera subcomisión creada fue la de Prensa y Propagan-
181 RESISTENCIAS Y LUCHAS

En 1901 se producen dos hechos que, da. Durante los primeros años hasta casi el fin de la década, la sección
según la Revista del CNM, “marcarán contó con la participación activa de universitarias, “educacionistas” y
época en la historia del feminismo escritoras como las hermanas Elvira y Ernestina López, Clorinda Matto
argentino”. Se recibieron las cuatro
primeras doctoras en Filosofía, entre
de Turner, Elvira Rawson de Dellepiane, Catalina A. de Bourel y Pas-
ellas las hermanas López, y las cuala Cueto, entre otras. Demostrando un profundo conocimiento de la
médicas argentinas organizaron en su importancia de la prensa escrita para ser un actor reconocido en la esfe-
honor el primer banquete exclusivo ra de lo público y participar de los debates contemporáneos sobre “mo-
para mujeres, donde nace la idea de dernidad y progreso”, el Consejo encomendó a cada miembro de esa
crear la Asociación Universitarias
subcomisión que escribiera dos artículos al año “en pro de la Asocia-
Argentinas, que más tarde se
incorporaría al CNM.
ción”, para publicar en distintos medios de la prensa argentina. Eso sig-
Agasajo a la doctora Ernestina López, nificaba que en un año habría treinta y dos artículos publicados sobre el
Universitarias Argentinas, Phoenix Consejo, ya que en 1901 la subcomisión tenía dieciséis integrantes.29 El
Hotel, 1907. Archivo General de la objetivo de esos escritos era demostrar la importancia de las obras y aso-
Nación, Departamento Fotografía. ciaciones femeninas en la conformación de una sociedad modernizada,
y la necesidad de una incorporación más activa de las mujeres por par-
te de la sociedad en su conjunto a través de la educación, el reconoci-
miento del trabajo femenino y de su particular aporte como madres de
futuros ciudadanos y protectora de sus congéneres y de la infancia.
ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 182

Por sus orígenes y por ser ésta una alianza definida en forma tan am- Definiciones: el Consejo como
plia, la creación del Consejo puso sobre el tapete la cuestión del femi- manifestación del “movimiento
nismo y obligó a las argentinas a definir qué representaba para ellas el feminista”
movimiento feminista y cuál sería la factibilidad, a partir de esas defini-
ciones, de un trabajo conjunto “en pro de la elevación de la mujer”. El
hecho de reconocer sus orígenes en la convocatoria lanzada en el deno-
minado Congreso Feminista Internacional de 1899 pone en evidencia dos
aspectos fundamentales para reconstruir la compleja historia del feminis-
mo argentino. Lo primero, y a diferencia de lo que se ha estudiado para
el caso norteamericano, es que el feminismo –como concepto y como Insertarse en el discurso finisecular de
práctica– formó parte del vocabulario político argentino desde la última educación y progreso equivalía
década del siglo XIX y tal vez nunca fue tan ampliamente debatido por también a articular los aportes de las
mujeres al desarrollo nacional. A
mujeres de distinto espectro ideológico como cuando tuvieron que defi-
través de sus asociaciones, el objetivo
nir la alianza que plasmaron en el Consejo Nacional de Mujeres.30 En se- del CNM fue difundir particularmente
gundo lugar, que el feminismo era aún un término inestable que no remi- las contribuciones de las argentinas en
tía a significados únicos, es decir, no constituía una doctrina o ideología todos los órdenes, desde la asistencia
definida sino más bien un conjunto de ideas y de prácticas que podían social, la educación, la literatura, la
servir a fines diversos según el contexto político y social del grupo que intelectualidad y las profesiones
liberales hasta el trabajo manual.
reclamara la identidad feminista para sí. De hecho, fue precisamente la
Exposición de labores femeninas,
inestabilidad de esa definición y su elástica aplicación a variados conjun- Woman’s Exchange 1902, Prince
tos de ideas acerca de “la cuestión de la mujer” y las acciones que de ello George Hall. Archivo General de la
se derivarían lo que permitió inicialmente la creación del Consejo. Pero Nación, Departamento Fotografía.
183 RESISTENCIAS Y LUCHAS

también fue esta inestabilidad la que finalmente contribuyó en 1910 a la


ruptura de la alianza entre matronas y educacionistas, a raíz de las dife-
rencias surgidas en torno al rol que debían cumplir las mujeres en la ce-
lebración del Centenario. En realidad, los dos sectores –que finalmente
organizaron dos Congresos paralelos– no discutían el hecho de ser o no
feministas, sino cuál sería el feminismo que mejor podía representar los
intereses de las mujeres argentinas en general.31 Esto implicó un análi-
sis político por parte de ambos grupos y la puesta en práctica, hacia fi-
nes de la década, de estrategias diversas que desde entonces se interpre-
taron como irreconciliables. Para el sector de “las matronas”, tuvieron
prioridad las acciones que no alienarían a la opinión pública con respec-
to a “la cuestión de la mujer” y que no pondrían en peligro la alianza
con el Estado, que hasta esa fecha había respaldado la actuación del
Consejo argentino nombrándolo representante oficial en el extranjero,
subvencionando proyectos como la Biblioteca y la Escuela del Hogar,
financiando a sus delegadas y apoyando desde 1908 la organización del
Congreso del Centenario y otras obras.32 Esta postura evitaba confron-
tar con discursos más definidamente emancipadores o cuestionadores de
la desigualdad, y refrendaba el triunfo de estrategias políticas ya legiti-
madas en la acción pública desde la asistencia social, lo que demostra-
ba el poder de negociación del sector representado por la beneficencia
en el interior del Consejo.
La existencia del feminismo y su inestabilidad conceptual son anali-
zados en profundidad en la tesis de doctorado “El movimiento feminis-
ta”, de Elvira López. Presentada en 1901, es una obra atípica que cobra
mayor relevancia si se la analiza desde la perspectiva de la creación del
Consejo en la Argentina sólo un año antes. El trabajo de López, que fue
socia fundadora del Consejo y miembro del comité de Prensa y Propa-
ganda hasta 1910, puede tomarse como representante del pensamiento
del Consejo al menos hasta el momento de la ruptura, que comienza a
producirse en 1908. De hecho, en repetidas oportunidades el Consejo fe-
licita a López por su trabajo y además le confía la redacción de la Revis-
ta junto con su hermana, en donde se publican varios de sus escritos.
Así, la tesis de López, los ensayos publicados en la Revista –elegidos y
traducidos por el sector alineado con Sala– y algunos escritos clave de
Grierson nos permiten reconstruir los acuerdos con respecto a la forma
que tomaría el feminismo del Consejo y las acciones políticas que las ar-
gentinas impulsarían desde allí.
En su obra, aclamada y reapropiada por el Consejo, López describió
al feminismo como una necesidad de la evolución humana y un produc-
to de la crisis económica de fines de siglo XIX. Según esta tesis, el fe-
minismo era un movimiento social que buscaba mejorar la situación
ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 184

económica y moral de la mujer, tendiendo a una igualdad entendida no


como identidad sino como equivalencia y equidad en las relaciones so-
ciales. Este análisis ya prefigura y encuadra el feminismo del Consejo
como un feminismo de la diferencia, que impulsaba una idea de comple-
mentariedad entre los roles sociales de hombres y mujeres. Sala se in-
serta en esta perspectiva y ofrece su propia definición de feminismo aco-
tando su campo de acción, que de hecho no contradice la perspectiva del
sector “educacionista”. En 1902 Grierson hablaba “del movimiento fe-
minista o sea el adelanto de la mujer en sus diversas fases” desvinculán-
dolo expresamente de movimientos sufragistas y “emancipistas” a los
que califica de “exageraciones” y “errores”.33 Para Sala, presidenta del
Consejo y máxima representante del sector “matronas”, el feminismo
también consistía en la lucha por la elevación de la mujer asegurándole
“el desenvolvimiento normal de su situación en la sociedad sin virilizar-
la”. Así define el feminismo el primer ensayo que Sala tradujo del fran-
cés, principalmente porque son mujeres las que llevan adelante la lucha
y porque su objeto es la protección de la mujer trabajadora. Éste no es Desde la Subcomisión de Prensa y
un feminismo que reniega del hogar y la maternidad, sino que es el ideal Propaganda, las hermanas Elvira y
de la “esposa virtuosa y madre prudente y esclarecida”.34 Resulta parti- Ernestina López estuvieron a cargo de
la redacción de la Revista del CNM
cularmente interesante que el ensayo escogido y leído por Sala en Asam-
hasta la ruptura entre
blea general a su vez enmarque esta obra feminista dentro de “[los] que “educacionistas” y “matronas” en
deseen luchar contra [...] el odio y la explotación con el fin de traer un 1910. Ernestina, junto con Grierson,
estado social más en armonía con el grado de nuestra civilización mo- Eccleston, King y García Lagos, entre
derna”. Al hacer suyo un discurso que denuncia los límites de la inclu- otras, crearon en 1903 la Subcomisión
de Educación Doméstica, que
sión social en las nuevas democracias, la figura de Sala problematiza el
obtendría diversos aportes y apoyo del
análisis simplista y antagónico que divide a la acción social femenina en gobierno nacional.
la Argentina entre sectores “profesionales=progresistas” y “matro- Ernestina López. Discurso como
nas=conservadores”.35 Asimismo, el hecho de que el Consejo como cor- Directora del Liceo Nacional de
poración enviara una nota de agradecimiento al doctor Heriberto R. Ló- Señoritas, 1907. Archivo General de la
pez por su tesis de abogacía en donde analizaba las leyes civiles y Nación, Departamento Fotografía.
sociales que perjudicaban a la mujer, significa que aunque el feminismo
del Consejo no se reconocía “emancipador o sufragista”, no necesaria-
mente estaba en contra de revisar y modificar esas leyes.36 Sin embargo,
la estrategia política que prevaleció, dado el equilibrio de fuerzas dentro
de la federación, fue no ser la vanguardia de esa lucha, tal vez para no
perder un poder conquistado históricamente, evitando siempre el enfren-
tamiento directo con las estructuras del poder.
Aunque en su tesis la doctora López admitía las dificultades de acep-
tación de un conjunto de ideas generales que aún no constituían una doc-
trina por ser producto de los cambios de la época, a su vez vislumbró las
posibilidades políticas que ofrecía la coexistencia de varias tendencias
para la acción colectiva de diferentes asociaciones femeninas.37 De he-
185 RESISTENCIAS Y LUCHAS

cho, a través de un estudio de la condición social, política, jurídica y


económica de la mujer desde la Antigüedad hasta fines de siglo XIX, la
tesis de López apunta en realidad a presentar al movimiento feminista
como un producto social del avance de la civilización, y a insertar el fe-
minismo en el discurso del progreso característico de la época. Al ana-
lizar el caso argentino, esta perspectiva le permite caracterizar como fe-
minista la obra de todas las asociaciones femeninas argentinas y
enmarcar la constitución del Consejo dentro del movimiento feminista
internacional.
Si la historia del feminismo debe realizarse en contextos sociopolí-
ticos concretos, estudiar el Consejo puede contribuir a interpretar el fe-
minismo argentino a principios del siglo XX y las características de la
acción política femenina. Aunque las mujeres coincidieron en definirlo
como una obra feminista, ningún sector del Consejo se proclamó eman-
cipador ni sufragista, ni cuestionó en forma absoluta las desigualdades
entre hombres y mujeres dentro de la familia o en la esfera pública. Por
el contrario, todas las tendencias consensuaron en definir su feminismo
como “moderado”, “conservador”, “reposado y consciente”, reflejando
una visión de las relaciones de género que rescataba la diferencia se-
xual. Las mujeres del Consejo –tanto profesionales como matronas–
reivindicaron esta diferencia para legitimar el aporte original de las ar-
gentinas tanto al progreso social como a una ciudadanía femenina que
se gestaba en la obra fundamentalmente social de las mujeres en cuan-
to madres, trabajadoras, educadoras y protectoras de la niñez. El recla-
mo más insistente de este feminismo, representado en el término “ade-

Las jóvenes de la elite no estuvieron


ausentes de la obra “progresista” del
CNM. Apropiándose del discurso
patriótico para legitimar su activismo
público, resulta llamativo que, en
1906, la sociedad Comisión Pro-Patria
nombrara socia honoraria a Cecilia
Grierson, junto a Alvina van Praet de
Sala, Dolores Lavalle de Lavalle,
Delfina Mitre de Drago, Josefina Mitre
de Caprile y Julia Moreno de Moreno.
Comisión Pro-Patria, Sección Pilar,
1905. Archivo General de la Nación,
Departamento Fotografía.
ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 186

Con la celebración del Centenario, la


alianza del CNM se hizo insostenible.
Los enfrentamientos en torno de la
Escuela Técnica del Hogar y el
Congreso Femenino Internacional
fueron sólo síntomas de los cambios
producidos en distintos grupos a lo
largo de una década de exitoso
activismo. Éxito que llevó a las
profesionales a priorizar la
promoción de cambios más profundos,
y a las matronas, a preservar el
espacio de poder.
CNM: Dolores Lavalle de Lavalle,
Carolina Argerich y Mercedes Moreno,
entre otras, 1912. Archivo General de la
Nación, Departamento Fotografía.

lanto”, se refería principalmente al derecho a una educación que permi-


tiera a las mujeres ser madres más instruidas, lo que redundaría en be-
neficio de la familia, del trabajo y de la sociedad en su conjunto. Esta
forma particular de comprender el feminismo fue vinculada estrecha-
mente al cumplimiento de un rol social específico y de un deber califi-
cado de patriótico para la nueva nación que se gestaba. “[...] como no
debe adjudicarse mayor mérito al general victorioso [...] Es el pobre sol-
dado que muere ignorado, víctima de su deber y cuya existencia consa-
gra a la patria. Es el valor heroico de los que [...] dan la nota más alta
de la virtud patriótica. Una provincia exhausta de recursos [...] es el tea-
tro en el que se desenvuelve la acción de estas heroicas damas de San
Luis.”38 En esta lucha feminista definida como “progreso” de la mujer,
las mujeres del Consejo reivindicaron la necesidad del reconocimiento
a la vasta obra pública femenina a través de sus asociaciones, de su par-
ticipación como intelectuales, administradoras del bienestar social, edu-
cadoras y trabajadoras y la posibilidad efectiva de recortar campos es-
pecíficos de acción política en lo referente a educación, asistencia
social, legislación protectora del trabajo infantil y femenino, infancia,
prostitución, o prevención de la salud.
Desde espacios individuales y grupales de activismo, las mujeres del
Consejo experimentaron y actuaron sobre los obstáculos políticos de un
movimiento social que en los albores del siglo no podía encuadrarse en
una única tendencia, tal vez prefigurando una característica estructural
de los feminismos a lo largo de la historia. Esta característica tan acer-
187 RESISTENCIAS Y LUCHAS

tadamente definida por López en 1901 –y refrendada en la práctica po-


lítica concreta del Consejo– se reflejó en la Argentina en el debate in-
terno de un movimiento que albergó en sus orígenes a muchas tenden-
cias, que dificultaban alianzas y simpatías. Pero también, en su amplitud
y flexibilidad, sirvió como terreno de acción política común durante una
década a grupos de mujeres tan diversos como los que conformaron el
Consejo durante la primera década del siglo XX.
ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 188

Notas
1 Grierson, Cecilia,“Marcha progresiva de la idea del Consejo Nacional de Mujeres”,
Revista del Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina, año 2, nº 8, 1902.

2 La Multisectorial, que aunaba partidos políticos, sindicatos y agrupaciones diversas,


fue reivindicada como una alianza única en la historia del feminismo y del movi-
miento de mujeres en la Argentina. Calvera, Leonor, Mujeres y feminismo en la Ar-
gentina, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1990, págs. 114 y sigs.

3 Sala fue presidenta de la Sociedad de Beneficencia en 1898-99 y volvería a serlo en-


tre 1909 y 1910. Sobre los orígenes del Consejo, véase Grierson, ob. cit.

4 Vassallo, Alejandra, “The Female Politics of Social Welfare: Negotiating Political


Legitimacy in Argentina”, Eleventh Berkshire Conference on the History of Women,
Nueva York, 4-6 de junio de 1999.

5 Scott, Joan W., “French Feminists Claim the Rights of ‘Man’. Olympe de Gouges in
the French Revolution”, manuscrito, 1990, y Offen, Karen, “Definir el feminismo: un
análisis histórico comparativo”, Historia Social, nº 9, invierno de 1991, págs. 103-35.

6 Para la discusión sobre la formación de la ciudadanía en la Argentina y la importan-


cia del asociacionismo en la participación política, véase Sábato, Hilda, “Citizenship,
Political Participation and the Formation of the Public Sphere in Buenos Aires,
1850s to 1880s”, Past and Present, n° 136, agosto de 1992, págs. 139-63.

7 La idea de “democracia participativa” y movilización anterior a un sistema de partidos


consolidado se desarrolla en James, Daniel, “Uncertain Legitimacy: the Social and Po-
litical Restraints Underlying the Emergence of Democracy in Argentina, 1890-1930”,
en Andrews. G. R. y Chapman, H. (eds.), The Social Construction of Democracy, 1870-
1990, Macmillan, Londres, 1995, págs. 56-70; y Borón, Atilio, “El estudio de la movi-
lización política en América Latina: movilización electoral en la Argentina y Chile”,
Desarrollo Económico, 12, nº 46, julio-setiembre de 1972, págs. 211-45.

8 Ryan, Mary, P., “Gender and Public Access: Women’s Politics in Nineteenth-Century
America” y Fraser, Nancy, “Rethinking the Public Sphere: A Contribution to the Cri-
tique of Actually Existing Democracy”, en Calhoun, Craig (ed.), Habermas and the
Public Sphere, The MIT Press, Cambridge, 1992, págs. 259-88 y 109-42; Fraser,
Nancy, “What’s Critical about Critical Theory? The Case of Habermas and Gender”,
Unruly Practices. Power, Discourse, and Gender in Contemporary Social Theory, The
University of Minnesota Press, Minneapolis, 1989, págs. 113-43. Carole Pateman exa-
mina la inestabilidad de los significados de los términos “público” y “político” en The
Disorder of Women, Stanford University Press, Stanford, 1989. Para un análisis de las
mujeres y la esfera pública en Europa, Landes, Joan B., Women and the Public Sphere
in the Age of the French Revolution, Cornell University Press, Ithaca, 1988.

9 Por género entendemos las interpretaciones culturales de la diferencia sexual, que se


traducen en “sistemas sociales de género”. Es dentro de estos sistemas donde se ins-
criben los roles y las relaciones entre hombres y mujeres, y las interpretaciones (his-
tóricas) de la diferencia sexual. Stolen, Kristi Anne, The Decency of Inequality. Gen-
der, Power and Social Change on the Argentine Prairie, Scandinavian University
Press, Oslo, 1996; y Moller Okin, Susan, Justice, Gender and the Family, Basic
Books, 1989, págs. 3-24. Para un análisis más extensivo de cómo el poder está im-
plicado en las nociones de género, Scott, Joan, W., Gender and the Politics of His-
tory, Columbia University Press, Nueva York, 1988, págs. 28-50.

10 Para la importancia de la narrativa histórica como una forma de construcción de los


acontecimientos, véase White, Hayden, The Content of the Form. Narrative Dis-
course and Historical Representation, John Hopkins University Press, Baltimore,
189 RESISTENCIAS Y LUCHAS
1987. La narración histórica como (re)construcción de la subjetividad social nos
permite reevaluar la frondosa producción escrita de las asociaciones femeninas. Só-
lo a modo de ejemplo, consúltese la bibliografía de Fuentes citada en Ciafardo,
Eduardo O., Caridad y control social. Las sociedades de beneficencia en la ciudad
de Buenos Aires, 1880-1930, FLACSO, Buenos Aires, 1990, págs. 247-61.

11 Véase la lista de sociedades adheridas al final de cada número, Revista..., año I,


nº 2 (julio de 1901) y 3 (setiembre de 1901).

12 López, Elvira, El movimiento feminista, Imprenta Mariano Moreno, Buenos Aires,


1901, págs. 233-38.

13 Para interpretar la conciencia de género partimos de las tesis de Temma Kaplan so-
bre la “conciencia femenina” en el contexto de la acción colectiva, y de Maxine
Molyneux sobre el carácter de las luchas femeninas según cómo se definan sus in-
tereses: “prácticos” o “estratégicos de género”, Kaplan, Temma, “Female Cons-
ciousness and Collective Action: The Barcelona Case, 1910-1918”, Signs, vol. VII,
nº 3, 1982, págs. 545-66; y Molyneux, Maxine, “Mobilization without Emancipa-
tion? Women’s Interests, the State, and Revolution in Nicaragua”, Feminist Studies,
11, nº 2, 1985, págs. 227-54.

14 Vassallo, Alejandra, “The female...”, ob. cit.

15 Las noticias necrológicas constituyen una rica fuente para el estudio de las membre-
sías yuxtapuestas. Véanse, por ejemplo, archivos de la Sociedad de Beneficencia,
“Administración Central”, Fojas de servicio, expdte. nº 145, “Carolina Lagos de Pe-
llegrini”, Archivo General de la Nación (AGN).

16 Rupp, Leila J., Worlds of Women. The Making of an International Women’s Move-
ment, Princeton University Press, Princeton, 1997, págs. 15-20.

17 Robert W. Rydell analiza la función ideológica de las exposiciones mundiales en All


the World’s a Fair. Visions of Empire at American International Expositions, 1876-
1916, The Chicago University Press, Chicago, 1992.

18 Grierson, Cecilia, “Marcha progresiva...”, ob. cit.

19 López, Elvira, El movimiento feminista, ob. cit., págs. 246-71. El informe de Grier-
son al Congreso de 1899 en Londres se publicó en Report of Transactions of Second
Quinquennial Meeting Held in London July 1899, T. F. Unwin, Londres, 1900, to-
mo I, pág. 144.

20 King participaría activamente en el Consejo argentino; como presidenta del Perso-


nal Femenino de la Escuela Normal de Concepción del Uruguay y como integrante
de las comisiones de Prensa y Propaganda y de Educación Doméstica. Véase por
ejemplo Revista..., año 1, nº 2 (julio de 1901) y año 2, nº 8 (diciembre de 1902).

21 López, Elvira, Dra. Cecilia Grierson. Su obra y su vida, Impresiones Tragant, Bue-
nos Aires, 1916, esp. págs. 29-40. Su actuación en la escuela de enfermería se ana-
liza en Wainerman, Catalina H. y Binstock, Georgina, “El nacimiento de una ocu-
pación femenina: la enfermería en Buenos Aires”, Desarrollo Económico, vol.
XXXII, nº 126, julio-setiembre de 1992, págs. 271-84.

22 Revista..., año 1, nº 2, julio de 1901.

23 Sociedad de Beneficencia, Acta de Consejo, 24/9/1900, Libro de Actas nº 12, folios


176-7, AGN.

24 Primera Sesión del Ejecutivo, 27/11/1900, Revista..., año 1, nº 2, julio de 1901. En


ENTRE EL CONFLICTO Y LA NEGOCIACIÓN 190

el n° 4 (diciembre de 1901), reunidas en Asamblea por el primer aniversario, Grier-


son agradece a Sala el haber costeado libros, papeles, sobres, etc., y afirma que “con
su inteligencia, su nombre y su autoridad había contribuido a dar mejor impulso a
esta obra”.

25 Muestra confeccionada con la lista de las Sociedades incorporadas. Revista..., con-


traportadas y últimas páginas, todos los números.

26 Grierson, Cecilia, “Marcha progresiva...”, ob. cit.

27 El Consejo argentino es el tercero entre los internacionales en tener una publicación


propia. En el informe del encuentro de Berlín, 1904, se cita a Mary Wright Sewall,
fundadora del CIM, que afirmaba que la Revista... era “lo mejor en su género que se
publica hasta ahora”, Revista..., nº 18, junio de 1905.

28 Crónicas del origen de esta agrupación en Revista..., año 1, nº 4, diciembre de 1901.


En numerosas ocasiones, sociedades miembro o nuevos grupos piden al comité eje-
cutivo que se les envíe copia de estatutos de otras asociaciones para redactar o revi-
sar los propios.

29 Segunda Asamblea General, 25/4/01, Revista..., año 1, nº 2, julio de 1901.

30 Para una historia del uso del término “feminismo” en Europa y los Estados Unidos,
véase Offen, Karen, “Definir el feminismo....”, ob. cit.

31 Esta perspectiva difiere así del análisis propuesto por Lavrin, que para ese período
distingue entre feminismo “liberal” y “socialista” en la Argentina, lo que oscurece
la influencia de un grupo tan poderoso como lo fue el de “las matronas”. Lavrin,
Asunción, Women, Feminism, and Social Change in Argentina, Chile, and Uruguay,
1890-1940, University of Nebraska Press, Lincoln, 1995.

32 Revista..., varios números, desde 1904. El Congreso Nacional asignó recursos para
la Biblioteca, sus clases vocacionales y la Escuela del Hogar.

33 Al desvincularse del Consejo en 1910, Grierson vuelve a definir el Consejo como


“feminista liberal” porque es una “federación amplia de asociaciones autónomas,
donde tienen cabida todas las tendencias y todos los credos [...] las cuales se agru-
pan para cooperar generosamente por el progreso de la mujer”, Grierson, Cecilia,
Decadencia del Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina, Buenos
Aires, 1910, pág. 30.

34 Mlle. H. de Glin, “Obra Católica Internacional para la protección de la joven”, Re-


vista..., nº 2, ob. cit.

35 Para examinar las implicancias del catolicismo social en el activismo de las argentinas,
McGee Deutsch, Sandra, “The Catholic Church, Work, and Womanhood in Argentina,
1890-1930”, Yeager, Gertrude M. (ed.), Confronting Change, Challenging Tradition.
Women in Latin American History, Scholarly Resources, Wilmington, 1994.

36 Revista..., nº 18, 25 de junio de 1905.

37 López rastrea los orígenes del feminismo en el cambio económico, el positivismo


científico y “la caída de los prejuicios escolásticos”, El movimiento feminista, ob.
cit., pág. 16.

38 Informe de la “Sociedad Protectora de la Niñez”, San Luis, Revista..., año I, nº 2,


pág. 21. En 1906, la sociedad femenina Pro Patria de la Capital nombra socias ho-
norarias a varias mujeres del Consejo, entre ellas a Cecilia Grierson y a Van Praet
de Sala, Revista..., año VI, nº 23, setiembre de 1906.

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