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MEGAFÓN La batalla

de las ideas

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales


N* 16/2 | Septiembre 2017
Conselho Latino-americano de Ciências Sociais

LA MEMORIA Y EL TESTIMONIO
COMO ASUNTOS DEL PRESENTE
Por Pilar Calveiro*

La memoria permite conocer, denunciar y atender los abusos se podría llamar una memoria mayoritaria, predominante o hegemó-
del mundo actual, para evitar su olvido y naturalización. Además, re- nica. Lo que no implica, de ninguna manera, que esta sea estable ni ho-
cupera las voces silenciadas y la experiencia de grupos subordinados, mogénea. Las memorias socialmente predominantes se reconstruyen
normalmente expulsados. También, nos habilita a abrirnos a otras for- y modifican, se desestabilizan incesantemente, de la mismas manera
mas de pensar, resolver problemas y salir de la enunciación en primera que las memorias individuales.
persona. Es un elemento fundamental para concebir las luchas de hoy
y, a su vez, representa un importante desafío para la academia, que Pese a que predominan ciertos relatos sobre otros en lo que
deberá desplazar su enunciación individual hacia una más amplia, que podríamos llamar un “consenso” social, no existe la posibilidad de una
incluya a los sujetos del sufrimiento, de la resistencia y de la acción. Es “memoria oficial”. Porque el Estado conforma otra cosa: arma un re-
decir, que incluya a una de las herramientas privilegiadas de la memo- lato homogéneo, acorde con el proyecto y los intereses políticos del
ria, el testimonio. gobierno que lo administra. No hay nada malo en ello, es parte de las
características de cualquier poder político, democrático o no, ejercer
La memoria de los procesos sociales y políticos revela la cons- tanto las atribuciones coercitivas del derecho y el uso de la fuerza,
trucción en el recuerdo de experiencias concretas recuperadas por sus como la construcción de discursos que dotan de sentido a la acción.
protagonistas. Parte de las vivencias directas de los sujetos pero siem-
pre refiere a procesos o acontecimientos vividos y, sobre todo, significa- Aquí ingresamos a la esfera de un discurso estructurado que
dos colectivamente. El hecho de que su punto de arranque sea lo vivido atribuye un sentido específico a las experiencias del pasado y del presen-
es fundamental porque es aquello, justamente, lo que permite colocar y te: el campo de la historia. Por eso se vincula a la historia con el relato
precisar la perspectiva -y en consecuencia, los alcances y limitaciones- estatal, porque si bien puede posicionarse tanto desde una perspectiva
desde la que se rememora. hegemónica como contrahegemónica, el Estado siempre elige un relato
determinado que trata de explicar si no la totalidad, sí el conjunto de los
Sin embargo, hay muy diferentes clases de experiencia. La acontecimientos articulándolos a una concepción específica.
memoria de los procesos colectivos, independientemente de que sean
traumáticos o no, no admiten un “afuera”. Ellos incluyen al conjun- Se podrá decir que esto cabe para la memoria pero no es exac-
to, aunque se puedan identificar lugares diferentes de esa experiencia. tamente así. A partir del conjunto testimonial se “arman” distintos
Cada persona de ese colectivo es “protagonista” en alguno de esos luga- relatos. Ciertamente cada relato tiene una perspectiva interpretativa
res, pero no de todos ni de cualquiera. Por eso, es fundamental explici- específica, que no es individual, pero sí particular; es decir, acotada.
tar desde dónde se hace una memoria para apreciar el ángulo del relato
y de su interpretación. Las prácticas sociales de la memoria –porque la memoria es
ante todo un conjunto de prácticas sociales- articulan relatos muy dife-
La memoria implica un proceso bastante diferente al del re- rentes, dejándolos ser, aceptando su diferencia sin pretender unificar-
lato histórico, que puede y debe tomar una distancia para recuperar los. Y eso facilita no sólo la diversidad interpretativa sino su movilidad,
distintas experiencias de las que no necesariamente forma parte. Pre- su capacidad de reformulación y deconstrucción: una especie de con-
cisamente, es lo que le permite hacer una interpretación de carácter dición “virósica” que la agujerea y la obliga a rehacerse, volviéndola
más general, que la memoria no persigue. Ello no implica la asepsia o útil en distintos momentos y para distintas cosas. Se podría decir que
neutralidad del relato histórico sino, simplemente, el reconocimiento es todo lo contrario de un relato congelado y cerrado sobre sí mismo.
de otra forma de construcción del pasado que, ciertamente, está vin-
culada y es más útil a los poderes instituidos; aunque también pueda En el caso argentino ésto se refleja muy claramente en la dis-
serlo para los instituyentes. tinción interpretativa de unos hacedores de memoria con respecto a
otros. Cada uno reivindica “su” verdad, que puede pretender universal
Desde este punto de vista, las memorias son plurales. No solo pero que se ve obligada a convivir y articularse con otras. Cada uno de
refieren a distintas experiencias, sino a distintas formas de significarlas estos “armados” de la memoria tiene valencias políticas específicas se-
que entran en lucha. Y este es un punto clave, ya que la fidelidad de la gún el sentido que se asigna a la experiencia y, por lo tanto, a sus usos
memoria reside en su capacidad para construir y transmitir el sentido en el “presente” político. Podría decirse que el signo político de las me-
de lo vivido, que no es coincidente en los diferentes relatos. morias está más en su articulación con el presente que en la agudeza, o
no, de la interpretación del pasado. Su politicidad se encuentra, sobre
NÚMERO 16/2 | SEPTIEMBRE DE 2017

El hecho de que haya interpretaciones de sentido diferentes, todo, en la manera en la que se articula con las relaciones de poder y
o incluso antagónicas, no se puede considerar como una “falta” de la las luchas políticas que se libran en el momento de la enunciación. Es
memoria, sino como una prueba de su riqueza. De acuerdo con Ed- decir, en los sentidos del pasado que se actualizan desde el presente, y
gar Morin, la memoria permite construcciones más complejas y este- que también implican cierta proyección de futuro.
reoscópicas. Sin embargo, ciertos relatos logran una mayor resonancia
dentro de la sociedad que otros. Sus interpretaciones resultan más creí- Esta colocación desde el presente es el signo más claramente
bles o aceptables, encuentran mayor legitimidad, y estructuran lo que político de la memoria. Como el relámpago que ilumina el peligro del

*Pilar Calveiro es Doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Integrante del Grupo de Trabajo de
CLACSO Memorias colectivas y prácticas de resistencia.
momento presente, del que hablaba Walter Benjamin, no se fija en el en sentido estricto- que corresponden a una racionalidad específica, ya
peligro, el dolor, el trauma del pasado; sino que trae lo aprendido en- sea la hegemónica o la contrahegemónica. Pero también existen me-
tonces para iluminar lo actual. Es este rasgo el que puede hacer de la morias múltiples y flexibles del poder (como el miedo), o de la resisten-
memoria una práctica política de resistencia, porque la trae al mo- cia (como las formas de organización, potencia y lucha). Cada una se
mento de la acción presente. Por el contrario, su enquistamiento en un acompaña de sus respectivos olvidos y silenciamientos.
pasado cerrado le quita potencia y la vacía de sentido.
Estas memorias aparecen en los relatos testimoniales pero so-
En la actualidad, buena parte de los debates sobre la me- bre todo en las prácticas sociales y políticas, desplegando una enorme
moria y el papel del testimonio se focalizan en la validez o invali- diversidad de experiencias y de interpretación de las mismas. Una de
dez de los relatos predominantes sobre el pasado reciente. Tienen, sus mayores cualidades es que esta diversidad la hace refractaria a la
por eso, sentidos políticos precisos, orientados a la lucha por esta- homogeneidad de los archivos, a los que cuestiona y rompe de manera
blecer cuáles serán las versiones que estructuren, de manera más incesante. En este sentido, podríamos decir que la memoria es virósica
amplia, la comprensión del pasado para las generaciones futuras. porque tiende a multiplicarse, pero también porque procura descompo-
Por lo mismo, creo que están más cerca del debate historiográfico, ner la coherencia del archivo, y a contradecirlo. Su peculiaridad no es
es decir de la construcción de relatos fijos y relativamente estables, la continuidad sino la recuperación del pasado a partir de sus “escom-
que de lo que llamaría propiamente memoria. bros”, fragmentos abandonados, rescatados, que se ensamblan de distin-
tas maneras de acuerdo con las urgencias del presente. No construye un
En cambio, con respecto a la memoria propiamente dicha relato completo, coherente, fijo y repetitivo, ni se fija en el pasado para
y sus especificidades, creo que vale la pena recordar algunos ele- exaltarlo o traerlo supuestamente intacto, sino que parte de lo roto, del
mentos que todos conocemos pero que parecen olvidados en cier- “resto” recuperable, del que nos hablaron tanto Benjamin como Agam-
tos debates actuales. ben. Tampoco se “clava” en las marcas que ha dejado el pasado sino
que las incorpora para, a partir de ellas, “convocar” a las memorias del
Se suele pensar la memoria como un ejercicio voluntario, como
miedo o la resistencia, y a las prácticas que se derivan de ella. Aunque
una práctica consciente, que decide “sostener” ciertos recuerdos del
la marca sobre el cuerpo individual o social es intransferible en sentido
pasado para traerlos a las necesidades del presente, o que desde las ne-
estricto, ello no la hace inconcebible. La marca y el dolor del Otro es
cesidades del presente “recupera” fragmentos del pasado. Sostener este
comunicable y permite así el “pasaje” de lo vivido a los demás.
tipo de memoria sobre la ofensas del pasado, en aras de mostrar sus
continuidades o “reciclamientos” en el presente, es el trabajo de buena Al asignar sentidos a fragmentos de una experiencia antigua, que pue-
parte de los organismos de derechos humanos en el mundo actual. de articularse con los nuevos sentidos del presente, y que puede comu-
Se buscan esas continuidades principalmente para saldar las “deudas” nicar -“pasar”- para su uso aquí y ahora, es que la memoria adquiere
con el pasado e inaugurar futuros diferentes. su dimensión política y su capacidad resistente. De pronto, los anti-
guos genocidios resuenan con los del presente siendo, sin embargo,
Sin embargo, también hay una memoria involuntaria que es,
distintos: Auschwitz resuena en Gaza, pero también en el exterminio
principalmente, “discontinuidad y sorpresa”. Puede y suele tomarnos
de nuestros pueblos originarios que no ha cesado de ocurrir. Y, aun-
por asalto, irrumpir cuando menos se la espera, apareciendo desde el
que radicalmente diferentes, conservan una resonancia perfectamente
pasado remoto o no, sin solución de continuidad con un presente del
comprensible y audible. Genocidios del pasado que iluminan y son ilu-
todo diferente, para conectar ambos momentos de manera sorprendente
minados por los del presente.
e inesperada. Esta es una memoria que irrumpe y se nos impone, desco-
yuntando los tiempos. Trae algo de la experiencia vivida, sin recuperarla Una memoria viva está anclada en las ofensas de hoy, “revi-
por completo, algo que siendo antiguo es también nuevo, que ahora ad- ve lo pasado, siempre de maneras nuevas, para levantarlo contra las
quiere otros sentidos, perdidos, o incluso insospechados en el momento atrocidades del presente”. Esta es la memoria que quiero analizar
de la experiencia inicial. Se podría decir que es una conexión que ilumi- como práctica resistente en el mundo actual; pero también es la me-
na con una nueva luz tanto el presente como el pasado mismo; reabre moria que debemos perseguir en nuestro mundo académico. Aquella
uno en relación al otro. Creo que esta es la memoria de la que hablaba que nos permita ver más allá de lo que se nos muestra, más allá de lo
principalmente Benjamin, y la que me interesa recuperar aquí. que aparece “naturalizado” o aceptado como irreversible, para ser ca-
paces de fijar la vista precisamente donde, incluso nosotros mismos,
Es cierto que estas dos formas de la memoria –como continui-
nos resistimos a mirar. La reflexión y las prácticas en torno a la me-
dad y como novedad- no se repelen, sino que se articulan en una actua-
moria deben implicar, necesariamente, una toma de responsabilidad
lización de la experiencia; ambas parten de ella y van hacia ella. Cierta-
sobre el momento actual. Es decir, buscar y dar respuesta a lo que nos
mente, la experiencia es primaria en todo proceso de conocimiento, no
quema entre las manos.
porque refiera a una escasa elaboración de lo vivido sino porque está
en la base del conocimiento, como se ha señalado desde la fenomeno- Las urgencias del presente nos remiten a las innumera-
logía en adelante. bles amenazas de la gubernamentalidad neoliberal, y las violencias que
la acompañan. En primer lugar, las “guerras” del neoliberalismo con-
No existe la experiencia como algo separado de su elaboración
tra el “terrorismo” y el “crimen organizado”, potencian –y convalidan-
y de la posibilidad de su comunicación. Es en este sentido que el mis-
toda clase de violencias; y ocasionan miles y miles de víctimas civiles.
mo Benjamin se refirió al “fin de la experiencia” en el mundo de la
Amparadas en ellas o no, también se multiplican las violencias directa-
primera posguerra, en el que todo había cambiado tanto que lo vivido
mente represivas del Estado que, a su vez, se enlazan con otras aparen-
no podía colocarse en coordenadas de sentido que lo hicieran trans-
temente privadas, pero muchas veces perpetradas por redes criminales
misible. Y sin embargo, la asignación de sentido, y la transmisión de
y mafiosas en connivencia con sectores empresariales, políticos o con
aquellas y otras experiencias posteriores, incluso más terribles, no se
fracciones directamente estatales. Por otra parte, el neoliberalismo ex-
han detenido desde entonces y han ido encontrando distintas formas
tiende la racionalidad de mercado y, más propiamente, la racionalidad
de significación y transmisión.
empresarial-corporativa a ámbitos no prioritaria ni exclusivamente
La memoria, ya sea como restitución de ciertas continuidades económicos, como la familia, la natalidad, o las políticas sociales, pro-
(siempre limitadas), o como irrupción de otro tiempo en el presente, fundizando la exclusión y dando lugar a otras formas de una violen-
permite nuevas asignaciones de sentido y, de tal suerte, resulta la con- cia directamente estructural. Todo ello crea un estado de indefensión
servación, y sobre todo la actualización de la experiencia; de experien- generalizado que suscita distintos miedos (a las enfermedades, a las
cias comunes, que se viven y se significan socialmente. catástrofes, a los supuestos enemigos), pero sobre todo que necesita
del miedo. Lo alienta como parte del dispositivo gubernamental, como
Como bien sabemos, dentro de las sociedades, también entre instrumento de gobierno de las conciencias y control de los ciudada-
las personas, memoria y olvido se tejen uno sobre el otro. Y, sin em- nos, para configurar sujetos temerosos, asustados, retraídos hacia la
bargo, no podríamos decir que entre sí guarden una relación propor- esfera privada de la seguridad personal, y absorbidos por el mercado.
cional, del orden de “a más memoria menos olvido”. Lo que a veces se
considera “demasiada” memoria puede conllevar “demasiado” olvido, Sin embargo, ésto no ocurre por fuera de numerosas re-
también. Así, la potencialización de ciertas memorias, su focalización sistencias que desafían el miedo –inducido socialmente-, y recurren
en determinadas problemáticas sociales, puede acompañar enormes a la memoria social para tal cometido. En este contexto, memoria y
olvidos de otras cuestiones no menos importantes. Es decir, hay una testimonio –este último como una de sus herramientas privilegiadas-,
selectividad de la memoria que puede dar lugar al desplazamiento de permiten desnormalizar, denunciar y actuar frente a los abusos del
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unas memorias por otras. mundo actual. Ciertamente, así como existe una memoria del miedo,
de antiguos miedos que los poderosos sostienen y cultivan cuidado-
En este sentido, un fenómeno frecuente es el centramiento en samente, es posible afirmar que existen también memorias del valor,
memorias relativamente antiguas -muchas veces protegidas, incluso, como reserva capaz de emerger en los momentos de peligro. ¿Cuál es
por las instituciones políticas más reaccionarias- que han perdido el esta memoria y cuáles son sus instrumentos?
poder de interpelación de las relaciones de poder vigentes, y en las
que es posible instalarse “cómodamente” desde la academia, y desde En primer lugar, se refieren a los abusos actuantes aquí y aho-
distintos sectores de la sociedad civil. El predominio de este tipo de ra. Si, como dice Agamben, “el campo de concentración es el espacio
ejercicios de “memoria” suele coincidir con el abandono de aquellos que se abre cuando el estado de excepción comienza a convertirse en
otros, que irritan y tensionan las relaciones de poder del presente. regla”, no es casualidad que en el mundo global, donde la excepciona-
lidad se extiende, asistamos al recurso de lo concentracionario como
Por lo mismo, las formas de articulación entre olvido y memo- forma de violencia estatal y supranacional. Tal es el caso del campo de
ria, qué memorias se sostienen y cuáles se intentan obstruir, o senci- concentración de Guantánamo, administrado por Estados Unidos, y
llamente se desconocen, tiene signos políticos precisos. Tanto desde la red de centros clandestinos de detención gestionados por la CIA y
los poderes instituidos como desde las resistencias se construyen re- los servicios de inteligencia globales, que han sido denunciados por
latos parcialmente homogéneos, archivos organizados –no memorias Amnistía Internacional. Es concebible caracterizar estos sitios como
campos de concentración por ser espacios al margen de todo derecho, Dice Alejandra Oberti que “la incorporación de voces, de una
en los que se practica la desaparición forzada de miles de personas, multiplicidad de voces, ilumina el pasado y el presente... Tal vez el ma-
donde los prisioneros son sometidos al uso irrestricto de la tortura y a yor desafío teórico metodológico (en el mundo actual) esté en lograr
condiciones de vida desquiciantes en términos físicos y psíquicos, sin (una) nueva narración (que) sea polifónica”. La recuperación de una
que nadie responda por la integridad física ni por la vida de las perso- multiplicidad de voces tiene sentido en muy distintos ámbitos del co-
nas capturadas. nocimiento y la política. Como lo propone Boaventura de Sousa, en el
mundo actual es necesario resignificar antiguos conceptos desvirtua-
Hoy como ayer, lo concentracionario se recubre de una suerte dos (como democracia) pero, sobre todo, introducir nuevos conceptos
de “invisibilidad”. Su existencia se tiende a desconocer o se la minimi- de procedencia no eurocéntrica, cuya matriz se ancle en las prácticas,
za porque pone en entredicho los supuestos de la “democracia global”. resistencias y memorias de los grupos sociales subalternos. Las mis-
Por eso, el testimonio es el recurso privilegiado para acceder a este mas remiten a antiguas experiencias de socialidad y de organización
lugar oculto y negado de las prácticas represivas del mundo actual. Por que, sin embargo, “saltan en el tiempo” a la manera del relámpago de
su parte, la memoria sobre las antiguas experiencias concentraciona- Benjamin, para encontrar expresiones novedosas y conformar prácti-
rias “salta” de aquellas a las actuales, para reconocer replicaciones y cas políticas emancipatorias de gran actualidad.
quiebres que nos permitan ir construyendo el nuevo mapa del poder
global. Ha sido principalmente a partir de los relatos de sobrevivientes En el caso específico de América Latina, existen numerosos
de estos lugares - como Khaled al-Masri, Mohammed al-Assad, Mu- elementos que vienen de lo prehispánico y de sus hibridaciones con
hammad Bashmillah y otros- que hemos podido conocer la existencia lo colonial, y que contrastan con las visiones eurocéntricas, predomi-
de una verdadera red de centros de detención secretos administrados nantes en el medio académico. Lo comunitario, en especial, se presen-
por la CIA ,y las condiciones de internamiento que prevalecen dentro ta como un espacio privilegiado de la memoria porque se sostiene en
de ellos. También, su ubicación en distintos países y la participación de un enorme bagaje de experiencias compartidas a lo largo del tiempo,
Europa occidental en estas prácticas. Asimismo, seguimos asistiendo transmitidas intergeneracionalmente y que subsisten o que irrumpen
a estas prácticas en sociedades “democráticas” como México, donde de manera inesperada como memoria colectiva. Los pueblos indígenas
la desaparición ha alcanzado cifras de más de 30 mil personas en lo en América Latina son un ejemplo de lo que he llamado memoria viva,
últimos años. que enfrenta las políticas de violencia y miedo del mundo global recu-
perando antiquísimas prácticas de resistencia, acoplándolas con otras
Son justamente los relatos lo que pone en evidencia la per- más recientes, hibridándose y transformándose de maneras nuevas,
sistencia de prácticas ilegales, como el secuestro y la tortura en to- discontinuas y sorprendentes.
das sus formas, y el uso de prácticas “novedosas” de castigo, como
el aislamiento radical mediante el impedimento de toda forma de Un ejemplo de lo viejo-nuevo, que salta en el tiempo y se resig-
comunicación, así como otros métodos de desquiciamiento psíqui- nifica, lo constituye la idea de territorio de los pueblos originarios, que
co de las personas. abarca tanto los elementos naturales como los sociales, de manera que
se piensa y se vive a la persona en la comunidad, y a ésta en la natu-
Esos relatos, esas memorias, nos permiten reconocer cómo raleza, como continuos que se distinguen sin contraponerse. Siempre
la actual política antiterrorista monta un universo concentracionario “se es en”, “dentro de”, como parte indisoluble de la sociedad y la na-
global con el uso de antiguas y nuevas tecnologías de castigo que con- turaleza, que no es patrimonio colectivo, ni mucho menos propiedad
forman un dispositivo diferente. Y es allí donde el testimonio y su re- de alguien, sino algo indisoluble de la unidad social. En este contexto,
cuperación por los medios, por la academia y por todos los espacios la persona no desaparece sino que se ubica como parte de algo mayor,
de denuncia y procesamiento social, como memorias de ésto que está en lo que se funde y de lo que se distingue. Toda acción se funda y se
ocurriendo, cobran importancia ética, política y académica. Requie- explica por la pertenencia al colectivo, que es lo que infunde el valor y
ren ser dichas y reclaman ser escuchadas porque son parte del mundo el sentido de la práctica.
común a todos nosotros y dan cuenta de los abusos que hoy, ahora
mismo, están ocurriendo. En las formas de organización, de acción y de representación
de los pueblos indígenas, por ejemplo, se plantean otros modos de ex-
Los trabajos de la memoria y el testimonio también permiten perimentar lo político, lo social y lo ecológico, recuperados a partir de
dar visibilidad y dignidad a la memoria de los grupos subordinados – experiencias distantes en el tiempo –lo prehispánico, la conquista, la
mujeres, indígenas, migrantes-, cuya dominación se normaliza y cuyas colonia, la república liberal o la revolución-, tanto entre sí como res-
resistencias -muchas veces subterráneas, no explícitas y sin embargo pecto del presente, y a las que accedemos a partir del testimonio y la
actuantes- se tienden a desconocer. Nos permite ver las redes de poder recuperación de la memoria social de estos grupos.
pero también las prácticas contrahegemónicas que operan consisten-
temente en la sociedad. En ese sentido, la memoria empodera las resis- Dar lugar a las memorias y los conocimientos de esos muchos
tencias y nos empodera a todos nosotros evidenciado su posibilidad. Otros desde su propia narración abre la posibilidad de intercambios,
comunicaciones y “traducciones” entre distintas cosmovisiones, que
Recuperar aquellas voces que no tienen suficiente escucha so- resultan significativas para la práctica social y política de todos.
cial -las de las mujeres, los indígenas, los pobres, los delincuentes, los
presos- tiene un primer sentido que es, precisamente, hacerlas audi- Como bien lo señalara De Souza, todas las culturas “son incom-
bles no solo en el contexto social sino en nuestra propia reflexión, para pletas”, en el sentido de que todas tienen la capacidad de producir ilu-
comprender mejor la complejidad social. Pero también es importante minaciones pero, a su vez, padecen inevitablemente de puntos ciegos.
amplificarlas desde el “micrófono” académico como un elemental prin- En este sentido, los desafíos, advertencias, préstamos que se derivan
cipio de justicia. de los diálogos y eventuales traducciones de unas culturas en otras, de
unas memorias en otras, pueden enriquecer las respectivas prácticas
El caso de ciertos grupos excluidos es muy claro al respecto del presente. Y esto es posible, una vez más, gracias a la construcción
y permite asomarnos a coordenadas constitutivas del nuevo orden de memorias sociales múltiples y la escucha cuidadosa de testimonios
social y político. Los relatos de los presos, de los indígenas, de los diversos e incluso contrapuestos.
migrantes dan cuenta de la coacción legal-ilegal que sufren por par-
te de las instituciones, y de su colusión con las mafias. Muestran, En síntesis, entre las potencialidades de la memoria y el testi-
también, cómo se crea un vasto mercado legal e ilegal formando una monio es fundamental resaltar sus usos en el presente, en su sentido
densa red de compra y tributo, que va desde la base social hasta la más estricto, es decir, para las luchas en curso. Entre ellas, vale la pena
más alta institucionalidad. resaltar que nos permiten conocer, denunciar y atender las violaciones
de derechos que están ocurriendo ahora mismo, para impedir su olvido
En el otro extremo de la vida social, dentro de la cotidianeidad y normalización. También, recuperar las voces acalladas y la experien-
“normalizada” de las relaciones familiares, los testimonios y la cons- cia de los grupos sociales subordinados y expulsados a los espacios de
trucción de memorias múltiples nos permiten reconocer las relaciones excepción. Finalmente y no menos importante, no habilitan a abrirnos
de género enlazadas con estructuras de control y dominación mucho a otras formas de pensar y resolver problemas comunes y, con todo
más complejas, en las que se cruzan el sexo, las generaciones, los li- ello, salir de la enunciación en primera persona y de la observación de
najes, el manejo de los recursos, formando densas redes de poder y nuestro propio ombligo. Este desplazamiento implica una salida del
resistencia, irreductibles a los enfrentamientos binarios. yo individual hacia uno más colectivo pero, también, una salida de la
enunciación académica hacia otra más amplia que incluya a los sujetos
La cualidad de diálogo en la entrevista, el acto de testimoniar
sobre lo normalizado y relegado o sobre el quehacer cotidiano de las del sufrimiento, de la resistencia y de la acción, es decir, a los testigos.
personas, estimulan el recuerdo de los testigos, traen al presente expe-
riencias olvidadas y revelan como significativas y valiosas prácticas,
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ideas, acontecimientos “ordinarios” que socialmente se consideran


irrelevantes. Ayuda, así, a los actores a hacer nuevas síntesis de lo vivi-
do, a dignificar su práctica y, sobre todo, a transmitirla.

La vivencia se convierte en memoria, en experiencia transmi-


sible a los contemporáneos, a los hijos, a los nietos; facilita el pasa-
je intersocial e intergeneracional. A su vez, al investigador le permite
acceder a algo mucho más importante que la información: encuentra
sentidos insospechados en las prácticas y va tejiendo relaciones que
no son evidentes o que resultan francamente incómodas y obligan a

www.clacso.org/megafon
la reformulación y al cuestionamiento de construcciones teóricas en
apariencia muy sólidas.

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