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152 EL ANO DE 1780: LAS TENSIONES SOCIALES DESENCADENADAS

Cuando el cacique canche Túpac Amaru inició esa enorme convulsión


social que duró dos largos años y causó innumerables víctimas, la pequeña
historia de unas estancias y los odios enconados de personajes, locales CAPfTULO V
y regionales, quedó congelada esperando el desenlace. Pero nadie podía
mantenerse al margen de los acontecimientos que entonces se desen- CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL
cadenaron. Menos en Tinta, escenario inmediato de los hechos. Me- (1780-1830)
recería entonces un mayor análisis la participación de estos personajes
en los acontecimientos, pero ello desborda nuestra historia. local. Más Nos proponemos ahora exponer lo que ocurrió en la provincia de estudio
bien, en función de retrasar la localidad, diremos que los personajes luego de la rebelión tupamarista. Buscamos rastrear la actuación de
actuaron de manera aparentemente contradictoria, si se mira la his- nuestros personajes en los acontecimientos que siguieron. Vimos un
toria desde la perspectiva del Estado y de los grandes programas sociales. complejo reacomodo político durante la rebelión, donde los actores no
Los aliados de ayer se alinearon en bandos enfrentados. Los que debie- parecieron responder a una lógica política vista desde una perspectiva
ron apoyar a un bando, por su posición enfrentada al orden de cosas, general; luego los mismos jefes campesinos tomarán una nueva alternativa
apoyaron al Rey y la continuidad. Los funcionarios Reales y los defen- social y política, vinculándose a un profundo proceso de diferenciación
sores del orden establecido, pusieron sus fuerzas en el lado de la sub- social. Esa diferenciación marcará las relaciones entre los grupos sociales
versión. Incluso, no se puede encontrar una lógica étnica en la actuación que disputarán los recursos materiales y humanosrEn esa disputa, los
política de los personajes: los jefes indios Sinanyuca y Guambo Tupa antiguos curacas o caciques-gobernadores indios desparecerán de la es-
se mantuvieron leales al estado colonial; los españoles agentes del cena para dar lugar a nuevos agentes mestizos o amestizados que
corregidor, Cisneros y Banda, se plegaron a las fuerzas indias rebeldes. constituirán los nuevos poderes locales, conocidos por los indígenas como
La gran conclusión de nuestra historia local es que la gente actuaba mistis. En este período, los grupos indígenas se cierran hacia adentro,
guiada por sus contradicciones inmediatas. Que esas contradicciones, construyen un sistema socio-político de escalas y se cristalizan las
agudas en 1780, coadyuvaron a que, una chispa bien puesta en la seca corporaciones cerradas de campesinos que se conocerán como comu-
pradera, desencadenara una inmensa llamarada que se divisó allende nidades. 1 Finalmente, la violencia siempre presente, se expresará en
un continente. conflictos entre estos campesinos, los pueblos mestizos y los grupos socia-
les en general, primero en disputas cotidianas y en 1814, en una nueva
conflagración general, como la de 1780.
La agitada coyuntura de la rebelión nofue sólo una historia local
o regional, incumbió a todo un espacio histórico y sus más hondas
contradicciones. Nuestra historia fue sólo un pequeño grano de arena
dentro del conjunto. Su peculiaridad es que ocurrió en el mismo crisol
de los hechos. Luego que se hubieron calmado las aguas, los personajes
regresaron a buscar su puesto en la disputa cotidiana de los recursos
y los excedentes. Las contradicciones no cesaron, cambiaron su naturaleza
de acuerdo a la ubicación de los nuevos actores.

LOS NUEVOS ALINEAMIENTOS POLÍTICOS

La participación de los personajes que habían actuado en los conflictos


provinciales de 1780 en la coyuntura posterior a la rebelión, es un
tema que merece atención para que también arroje luces sobre la historia
de los campesinos canas. Vamos a dejar el relato minucioso de los
acontecimientos. Un cuidadoso estudio de las acciones desde el 4 de
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154 CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830)

noviembre de 1780 demostraría que fueron muy discutibles las atribu- vez que la rebelión tomó las enormes dimensiones que le conocemos,
ciones de pertenencia de los actores a un bando u otro (Morner y T relles, Moscoso hizo lo indecible por dejar claro su Realismo; en ese entender
1985). Haremos sólo algunas anotaciones que resulten ejemplificado- entonces es seguro que no pondría entre los aliados del bando estatal
ras. Los casos más saltantes fueron los de los líderes de Yauri, Guambo o ninguno cuyo apoyo pudiera estar en tela de juicio.
Tupa y Meza. Según un expediente que no he podido identificar, alguna Es por esto interesante que Sinanyuca, con quien Moscoso tuvo
literatura ha recogido el suelto de que ambos figuraron entre los "nume- tal grado de enfrentamiento, estuviera, junto con Guambo Tupa, entre
rosos" jefes tupamaristas. De continuos préstamos en la literatura de quienes el obispo tenía por concertados y valientes aliados de la Corona.
difusión, ellos han quedado como nombres de valientes líderes rebeldes Personaje de cuya habilidad en la maniobra y ascendencia en la masa
de las supuestas huestes alzadas de toda la provincia de los canas y han dado cuenta nuestros testimonios, Sinanyuca efectivamente estuvo
canchis. 137 Esto, sin embargo, no es cierto. En las listas de encausados entre quienes no apoyaron a T úpac Amaru, siendo luego reconocido
por la primera etapa de la rebelión, ninguno figura entre los acusados. por la Corona como leal vasallo. Resulta un aparente contrasentido
Luego, ambos continuaron arrendando o recuperaron el arrendamiento que un jefe indio rebelde, involucrado en violentas asonada previas,
de las estancias de la iglesia de Yauri. 138 Todavía más, como veremos, con ascendencia legftima entre los naturales, no estuviera entre los alza-
Meza se vio involucrado en nuevas asonadas populares en el pueblo. dos en 1780. Fue cortejado polfticamente por el jefe supremo de la
En la historia posterior, sus sucesores fueron los destacados jefes o caciques rebelión, quien luego de apresarlo lo dejó libre esperando se plegara
locales sin que la supuesta participación en el derrotado levantamiento al movimiento. No consiguió T úpac Amaru este valioso aliado. Tampoco
de 1780 haya manchado o impedido la trayectoria de los clanes familiares. aliados en Yauri, ni en Pichigua. En las minas de Condoroma, sólo
Entre los caciques que en acuerdo con el obispo Moscoso se negaron un mestizo revolucionario hizo correr la noticia del alzamiento, pero
a rendir obediencia a Túpac Amaru figuraban Sinanyuca y Guambo no eran esas tierras canas escenario de rebelión o alzamiento, la rebe-
T upa. 139 Como se sabe, la figura del arequipeño y criollo obispo del lión ahí había empezado antes. Podemos sostener que, con excepciones
Cusco es una de las más polémicas de la rebelión (Bacacorzo, 1982; lógicas, los viejos territorios canas no estuvieron dentro del movimiento
Vargas Ugarte, 1966). Hay quienes abiertamente lo ubican como rebelde rebelde. Las horribles demostraciones de miembros mutilados de los
hasta quienes lo exculpan de toda participación, pasando por los que derrotados q'ue se hicieron en estos pueblos se debieron más a la hostilidad
sugieren que sobre la marcha cambió de bando. 140 Probablemente, como e indisciplina que demostraron durante el período previo, lo mismo
casi todos entonces, Moscoso fue sorprendido por la noticia del alzamiento que a las espontáneas incorporaciones de los naturales en los asaltos,
y la velocidad de su propagación, pero dejaremos al personaje por nues- que a la participación de sus jerarquías políticas en la rebelión general.
tra parte en su actuación dentro del conflicto caneño; ahí parece claro Túpac Amaru estuvo en la zona como demostración de fuerza, pero
que era un hombre de su tiempo, envuelto en el conflicto de poder no parece que ahí hubiese tenido mayor posibilidad de hegemonía su
que entonces se desató. Lo que está fuera de toda duda es que una liderazgo; José Gabriel, cuyo linaje estaba atado al de los grandes de
Cusco, era en última instancia, un jefe canchi, donde prendió, con
137 La referencia es de Valcárcel (1970:209). En la moderna historiografía tupamarista,
fuerza, las chispa que incendió la pradera. Esto no quiere decir que
ver O'Phelan (1988), que reproduce, con correcciones, los datos respecto a los encausados no fuesen incorporados campesinos canas en las huestes rebeldes que
presentados en O'Phelan (1979); no se encuentran estos personajes entre los acusados: se formaron para ir a Lampa y luego a Quispicanchis y Cusco. Esto
Guambo Tupa aparece en el cuadro de caciques rebeldes de la autora aparentemente último, sin embargo, obedeció más al estado general de espontaneidad
por la referencia a una fuente secundaria (!bid. 1988:229). india para la violencia y a las imágenes colectivas de tipo mesiánico.14 1
138
APS Libro de Fábrica, Yauri 1783-1833.
139 El testimonio es del propio obispo y ha sido recogido por Lewin (1967:395).
Mientras los rebeldes de ayer defendieron sus privilegios del mañana,
140 Ver, por ejemplo, la sentencia de Santisteban Ochoa (1963:95), que sigue el tenor otros lo perdieron todo en la aventura. En el universo de los campesinos
del documento consultado. Campbell (1978) también lo adscribe al bando rebelde, siguiendo indios, las contradicciones y el apego al impulso inmediato influyeron
los interesados testimonios que mencionamos antes de Balsa de Verganza. O'Phelan en la abstención cana; pero entre los blancos, los "españoles" de ese
(1978:243) pone esto en duda sugiriendo que los criollos desertaron del movimiento. universo, los impulsos eran diferentes. El altivo Francisco de Cisneros,
Durand (1985:53-73) hace una presentación del temperamento y de la ubicación social
de Moscoso que exculpa al obispo de las acusaciones de entonces. Ver una documentada 11
4 Ver al respecto el análisis de Flores Galindo (1987).
versión de la figura de Moscoso en Vargas Ugarte (1966).
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capturado por Túpac Amaru luego que Arriaga fuera hecho prisionero, los curas mantuvieron y aumentaron la tendencia a controlar recursos
terminó entero dentro de la subversión. Redactó importantes bandos en los pueblos}Como quiera que se mire la situación de las relaciones
rebeldes, imprimiendo el sello de su pensamiento a la posible "lectura" entre las clases después de la rebelión, queda claro que las exacciones
que se haga de la rebelión. Apoyó la distribución de los pertrechos locales aumentaron luego de abolidos los repartos y los corregidores.
de guerra y la fabricación de armamento. Puso su agresividad y talento Se había abierto un período en el que el principio del monopolio local
para la guerra al servicio de los rebeldes. Alguien se apiadó de él, quedaba suspendido, permitiendo que los "poderosos extranjeros" locales
recordando quizá lo que escribía en 1780: "el Rey siempre distingue pugnaran por conseguir parte de los excedentes, procurando volver a
a los sujetos de mi caracter y nacimiento en las utilidades ... ". No fue cerrar, a su favor, el círculo del viejo monopolio que benefició a los
ahorcado ni descuartizado, lo deportaron al fin del mundo, que entonces corregidores. 145
quedaba muy al sur, en Chile. A fin de cuentas, no era un indio. 142 Junto con el aumento de la presión externa por recursos campesinos,
Entre los curas, la oscuridad de su comportamiento político parece entre los cuales estaba el servicio personal, se produjo una mayor di-
ser la misma que la de los caciques y "caballeros marginales". No hable- ferenciación interna en disputa por controlar los recursos que se ha-
mos ya del desacuerdo de la literatura secundaria respecto al alinea- cían escasos por el aumento poblacional y las mayores demandas exter-
miento de algunos personajes. Basta señalar que lógicamente, los alia- nas. Por eso, en la provincia aumentaron las quejas por el servicio a
dos de Moscoso estuvieron fieles al comportamiento del obispo. Por la mita de Potosí. Siendo ya muy pocos los indios "cédulas" en relación
ejemplo, Justo Martínez y Joseph Martínez siguieron en sus cargos, con su número y la presión que antes se había ejercido sobre ellos,
asumiendo un perfil bajo durante las conflagraciones de 1781. Otros las quejas se multiplicaron. Una campaña por acabar con la mita en
estuvieron en los pueblos cuando la sociedad estaba en llamas, como la provincia se inició a fines de siglo, con el acuerdo de todos los secto-
Clemente Henríquez, que se preciaba de su leal participación durante res sociales representativos. Ante un pedido del propio Presidente de
los acontecimientos para conseguir su promoción. 143 Alguno tuvo, sin la Intendencia de Cusca en 1798, el Subdelegado del partido de Tinta
embargo, que luchar por su exculpación, como Antonio Martínez, de recogió un abultado expediente con los informes de los doctrineros,
Sicuani. El logró ser repuesto en su cargo y, desde entonces, estuvo alcaldes, tenientes gobernadores y recaudadores del partido con la uná-
en nuevas contradicciones, que fueron el corolario local de los años nime opinión favorable a la abolición de la mita a Potosí. 146 Los mitayos
de alteración. 144 podrían distribuirse entre ellos por supuesto, para labores en minas como
las de Condoroma, que no contaban con capitales de operación, los
UN NUEVO ESCENARIO SOCIAL que podían ser reemplazados por el uso intensivo de mano de obra barata,
como la "renta mitaya" que gozaba Potosí (Tandeter, 1981).
No es extraño que los sacerdotes hayan tenido menos presencia en los Junto con la interesada demanda de quitar la mita de Potosí para
acontecimientos, esperando el desenlace. Eran ellos los directamente usar los efectivos campesinos en el propio espacio regional, las protestas
cuestionados en el conflicto local de poder y la disputa de los excedentes se presentaron por abusos internos, referidos al manejo de los recursos
campesinos. Cuando las cosas retomaron su cauce, ellos lo hicieron familiares que se debían dejar por ir a Potosí. La asistencia a Potosí
con sus puestos y procuraron, sin la competencia de los corregidores, era casi ineludible por la compulsión de los agentes estatales, pero en
mantener sus niveles de captación de recursos. Nuevos competidores realidad en esta época era muy pequeña y menos necesaria que en la
les aparecieron. época retratada en capítulos anteriores. Los campesinos asistían más
Gracias al trabajo de David Cahill (1985), tenemos documentada bien impulsados por la obligatoriedad interna del cumplimiento; el ir
esta época del desarrollo de las relaciones de producción en el nivel
local. Según la evidencia que al).ora podemos manejar, sabemos que 145 Ver el interesante trabajo de O'Phelan ( 1978) que utiliza documentación de la

región de los canas. También, Favre (1985) analiza los componentes de la disputa local
142 Todas las referencias de la participación de los personajes, en la bibliografía de y Hünefeldt ( 1983) ubica el papel de los curas en el nivel de las colectividades locales.
la rebelión oportunamente citada. Otros casos como los de Cisneros también se dieron, Citamos el texto de Cahill (1985), que presenta las grandes líneas de una disertación
por ejemplo, Mariano de la -Banda, siguió el mismo destino. doctoral inédita. Del mismo autor, ver Cahill (1986).
146 AHC Real Audiencia, L.202. La campaña había empezado antes, ver la
143 Antología (1983:344).
144 AHC Otras Audiencias. documentación de 1789 citada por Stavig (1987:206).
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a la mita era una escala en el servicio a la comunidad, que garantizaba fue la mejor expresión de un VIeJO cacique gobernador de herencia
el acceso a la tierra y a los servicios. Pero las tensiones internas, fruto sanguínea que logró mantener su influencia y poder dentro de una nueva
de la diferenciación, afectaban la conducción de esos recursos, encon- situación. Veamos.
trando muchas veces algunos campesinos que habían sido despojados
EL FIN DE LOS CURACAS
de algo durante su ausencia. Cuando podían, porque los recursos lo
permitían, se exoneraban de ir pagando altas sumas de dinero; formándose
una red de mediaciones entre los caciques y los campesinos ricos, que Eugenio Sinanyuca y otros indios nobles fueron una excepción, en esta
garantizaba el cumplimiento de la mita por indios pobres que reeempla- época los caciques cobradores eran más blancos y mestizos que indios.
zaban a los cédulas (Stavig, 1986 y 1988). Las tensiones internas iban [En general, en esta coyuntura el curacazgo se había desprestigiado y
atadas a un más estricto cumplimiento de las cargas comunales, que era un~dara herramienta de abusos locales y representación de la rapiña
se desarrollaban como un sistema de cargos en escalera. El tradicional públic':J(Arze, 1978; Spalding, 1986). Eugenio, sin embargo, se mantuvo
sistema de cargos, que ha definido la comunidad campesina cerrada en su puesto y conservó su prestigio. Lo hizo en base a una empresa
y corporada del mundo rural, es entonces más un producto de fines individual y una fortuna personal que lo llevaban a identificarse con
de la colonia y no del sistema de reducciones. 147 el tipo de caciquismo que entonces imperaba. Veamos a través de su
\Los campesinos enriquecidos formaron verdaderas oligarquías locales caso el fin de los antiguos curacas andinos.
qué monopolizaron el poder comunal, mediando entre la sociedad india, A principios del siglo XIX, Eugenio Sinanyuca había añadido a su
con sus propias autoridades subordinadas en la escala social, y los escalones denominativo el de Cana tupa. Como recordamos, los documentos previos
no-indios de poder local que aumentaban la presión por los excedentes a 1780 sólo lo mencionan como Sinanyuca o como Quispe Aquino.
comunales y a los que se terminaban incorporando esos campesinos Luego de la rebelión, cuando los caciques gobernadores perdieron defi-
enriquecidos:JFue el caso, por ejemplo, de los jefes de Yauri y Coporaque, nitivamente su antigua preeminencia, en beneficio de los intrusos de
para mantener a los personajes como expresión de los fenómenos sociales. todo tipo que ocuparon el cargo de "caciques recaudadores", los nobles
Meza era rico, además de detentar los cargos políticos internos, que indios que defendieron su poder tuvieron que hacer uso de todos los
permitían uso de mano de obra comunal y recursos comunales, 148 tenía recursos para conservarse. Cuando el curaca de Coporaque lo logró,
tierras y ganado y "una veta corpulenta de rico cobre" que había sido añadió a su patronímico el denominativo de Canatupa, el jefe de los
fuertemente explotada antes de la rebelión. 149 Guambo Tupa no tuvo canas. Algunos caciques, como Canatupa Sinanyuca, exhibían el dis-
aparentemente los recursos de Meza, pero su descendencia llegó a figurar tintivo Real de haber defendido el reino cuando la rebelión. Fue el
entre los tributarios de "castas" y bienes rústicos. 15 °Finalmente, Sinanyuca caso de Marcos Garcés Chillitupa, cacique de Oropesa, de la parcialidad
de los Mohína, cuya familia había defendido al Rey, incluso muriendo
1 7
4 Ver al respecto la bibliografía sobre campesinado (Shanin, 1971), particularmente en Sangarara durante la batalla; luego Chillitupa tuvo que rebelarse
los artículos fundamentales del campesinado en Mesoamérica; uso los trabajos clásicos contra los intrusos y validar su condición de sangre. Su trayectoria se
de Wolf y Carrasco en las ediciones del primero (1981) y del segundo (1979); en los diferencia de la de Sinanyuca en que luego participa en asonadas o
Andes, el trabajo de Fuenzalida (1976) es un continuador teórico de la reflexión. Una motines, siendo reconocido como "rebelde" por los vecinos de la región. 151
visión de conjunto, desde lo que fue la Audiencia de Charcas en Saignes (1986a) renueva
los planteamientos etnográficos con evidencia historiográfica. Sobre el planteamiento
Ambos obtuvieron condición de jefes militares en sus pueblos, ambos
específico del surgimiento tardío de los cargos en una nueva dimensión social, ver Favre tuvieron que defender su posición frente al embate de los hombres de
(1985). Comparar con la revisión teórica de Mesoamérica (Chance y Taylor, 1985).
También sobre Mesoamérica, una bibliografía importante con los comentarios críticos
escalón superior de Yauri, Alfonso Guambotupa, casado con Teodora Guisa [recordar
del autor se puede consultar en Carmagnani (1981).
148 el ayllo del mismo nombre en el pueblo], "castas o españoles" del pueblo.
La intromisión de no-indios en las jerarquías comunales se debía a la presión 151
Las referencias de Chillitupa se pueden ver en Cahill (1985) y Sala i Vila (1988).
por esos recursos, ver Sala i Vila (1988), el proceso se ubica en las grandes líneas diseñadas
En AGI, Cusco 21, Francisco Chillitupa refiere los servicios que durante la sublevación
en el aludido trabajo de Favre (1985).
1 9 del Perú hizo su padre Juan Ambrosio Garcés Chillitupa, cacique de Oropesa. También
4 AHC Real Hacienda L.202; APS Libro de Fábrica, Yauri 1783-1833.
150 la miserable condición en que quedó su familia luego de ello y, finalmente, las versiones
AHC Tesorería Fiscal, Extracto de la Matrícula General de Castas de la provincia
que él prestó en once años como cadete del Regimiento Real acantonado en Lima, año
de Tinta, 1827. Es la primera de las Matrículas republicanas que consigna a los miembros
1793. La actuación de Marcos durante la rebelión de 1814, será presentada más adelante.
de castas, que se excluían de la contribución para los indios; entonces figuraba en el
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fuera que se incrustaban en el tejido social de los pueblos. Pero mientras do con el párroco Sebastián de La Paliza, con quien tenía buenas
Chillitupa se enfrenta con las reglas de juego, Sinanyuca muere relaciones. 153
respetándolas. Había adquirido el grado de Capitán de Ejército además Eugenio no se diferenciaba de cualquier comerciante o señor marginal,
de reservar su cargo de cacique. Había contraído un segundo matri- salvo por su linaje e historia. A principios del siglo XIX, como los
monio después de la rebelión y de alguna manera pretendía haber re- viejos curacas del mundo andino, falleció.
hecho su vida entonces pues señaló que con ayuda de su segunda mujer,
Agustina Lenguane, había logrado la "poca" hacienda con la que se PODER RURAL Y CONFLICTO
acercaba a su muerte; ello ocurrió, según remarcó en su testamento,
"en tiempo reciente, luego de la revelían" .152 En 1804 tenía treinta años Junto con esta jerarquía amestizada de los pueblos, los "blancos" foráneos,
de cacique y recordaba su triunfo de 1799, cuando la Real Audiencia que luego devinieron en el sector misti del universo rural y campesino,
de Cusca le reconoció su título y nobleza. Ya antes, en 1786, el Subdele- coparon los cargos de república, que ya no fueron más separados entre
gado de la provincia había señalado que de 56 caciques recaudadores, los blancos y los indios, a pesar de las últimas disposiciones de la Audien-
24 eran "españoles" y el resto "indios sin título ninguno que los justifique cia que pretendió todavía mantener la antigua separación. La incor- '
serlo por sucesión de sangre" (Sala, 1988). En esas circunstancias, lograr poración de foráneos en una nueva oligarquía local, mezclada con quie-
que la máxima instancia judicial de la región lo ampare era un logro nes desde adentro de esa sociedad, merced a la diferenciación social
evidente. y monopolio de recursos, habían mantenido su poder, fue la principal
Las actividades de Sinanyuca como un empresario mestizo de éxito alteración o cambio interno de los pueblos. 154 En la provincia, algunos
económico, son significativas. Su afincamiento local estaba sustentado casos son ilustrativos.
en estancias particulares que había logrado incorporar al patrimonio En la parte alta de los canas, la presencia temprana de mestizos
familiar, más allá de los servicios comunales y las tierras del común como los Meza y los Alvarez, que se apropian de los cargos y de las
que usufructuaba. Como todos los mandones locales, hacía tráfico de principales estancias es una prueba de estos cambios de los que habla-
coca e intercambios regionales de chalana y cecina, míseros produc- mos. Pero en las punas de pastores nómades, las posibilidades de arrin-
tos locales con los que se lograban buenos negocios. Ampliaba la esfera conar a los indios eran menores que en las partes más propicias a la
de su influencia y poder económicos con tratos de usura que se refle- agricultura. Por eso, las disputas y la arremetida mestiza sobre las estan-
jaban en deudas y empeños que se materializaban en chafalonía y plata cias en pueblos del umasuyo cana fueron mayores. En ese sector, los
labrada, formas de acumulación que reemplazaban el numerario. Pero pueblos de Langui y Layo fueron los más importantes sectores agrícolas
muchas de sus operaciones fueron concretadas en moneda, que con- y de pastos con riego o beneficiados por la humedad. La principal estan-
trolaba por parte suya y de uno de sus hijos, al cual sobrevivió. En cia de la localidad estaba por supuesto en manos de la iglesia y se
1804 tenía en efectivo 7,000 pesos y en poder de un testaferro en Cusca llamaba Vilcamarca. Junto con Vilcanota-Aguas Calientes, del anexo
2,000 pesos, en suma una verdadera fortuna para la época. Ese dinero de Layo, estuvieron sometidas a presión y disputas de arrendamientos
provenía de los negocios antes mencionados y del tráfico que hacía que llegaron a despojos violentos de arrendatarios que no las querían
con sus tropas de mulas. Sinanyuca, como antes su homólogo Túpac dejar. 155 Fue entonces que apareció en escena un "español" que defendió
Amaru, era dueño de recua, sólo el año anterior a su muerte había
desde su emplazamiento al Rey en las alteraciones de 1781, don Adrián
renovado su tropa con 62 mulas chúcaras. Con ese poder económico Caballero. Caballero fue nombrado entonces Teniente Coronel de Milicias
había dedicado mucho esfuerzo en la fundación y construcción de un
beaterio en la localidad, con una capilla anexa, que aun hoy queda
como recuerdo de su paso por la historia. A fines del siglo XVIII ha- 153 Ver Gutiérrez y otros (1981:201-206). Con Paliza, que fue otro benefactor del
bía además colaborado en la fábrica de la iglesia del pueblo, en acuer- pueblo, había tenido muchos tratos. Antes de morir, Sinanyuca le dejó 2,000 pesos sin
pedir que se le tomaran cuentas por ellos; AHC Prot. Anselmo Vargas 1804. Paliza fue
también un empresario pueblerino y ayudó al vecindario de acuerdo a sus intereses, fabricando
un puente que todavía lleva la inscripción de su nombre (Aguilar, 1986).
154Ver Cahill (1985 y 1986), Hünefeldt (1982), Favre (1985).
15 ZToda la información en AHC Prot. Anselmo Vargas 1804, ff. 357-363v.
155 AAC G 4.318.4.
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deL Regimiento de Langui. 156 Como él, otros miembros de las milicias En Cusco, la Audiencia se preocupó del enorme poder local de estos
locales habían alcanzado inmejorable posición en la composición de milicianos. Justamente, Alejandrino Cabero, cura interino en Yauri en
fuerzas de los pueblos (Cahill, 1985:271). Gozaban de buenas relaciones 1798, por los problemas que tenía en Layo, interpuso una "declinación
con los poderes locales que los usaban en su apoyo, disfrutando de una de fuero" respecto al caso de una herencia en disputa con otro Capitán
impunidad en la coacción que comenzó a ser preocupante para la de Milicias. El caso mereció la atención de la máxima instancia judi-
administración central de la Audiencia cusqueña. No se quedaron estos cial del Cusco que emitió un dictamen señalando que los coroneles
hombres de la milicia en el sólo uso de sus puestos militares, Caballero, de estos "cuerpos fantasticos" eran también hacendados y conocían de
por ejemplo, fue nombrado también cacique recaudador de los tributos causas civiles y criminales siendo parte en ellas. Terminaba la Audien-
de Langui. Cabe intuir la forma como un miliciano todopoderoso debió cia advirtiendo que "no es posible evitar los daños, servidumbres y
cobrar los tributos en el escenario de su poder. El militar y cacique extorciones que padecen los vasallos de VM, ni contener a estos jefes
recaudador sólo necesitaba ser hacendado: arrendó la estancia más en los límites de sus deberes y de un proceder ajustados, pues que se
importante que como vimos era Vilcamarca, con un capital semoviente consideran con una autoridad tan amplia, a cuia sombra, se abanzan
de más de 4,000 ovejas madres. Con Vilcamarca completó una gran a cometer unos excesos". 160
propiedad pues logró comprar, usando de los recursos monetarios que Entre todos estos agentes del poder local se manifestaron entonces
obtenía por su cargo de cobrador, dos estancias más que le servían de nuevas tensiones, que se expresaban sólo localmente. Pero el primer
garantía para el arrendamiento de Vilcamarca. Por si esto no fuera nivel del conflicto posterior a la rebelión fue el enfrentamiento entre
suficiente, se hizo patrón de una capellanía a la que como su benefactor los curas y los subdelegados que marcó en mucho la dinámica de la
donó dos centenares de cabezas de ganado. Como Caballero en Langui, disputa local de poderes (O'Phelan, 1978). Ese fue el caso del cura
en Layo destacó rápidamente Clemente Zapata. Zapata tuvo las mismas Antonio Martínez en Sicuani. No bien repuesto en el cargo tuvo que
prerrogativas y cargos que Caballero, pero llegó a ser además Alcalde enfrentar al Subdelegado Fonnegra. Fonnegra se oponía a la reposi-
Mayor [que implicaba mando sobre "españoles"] y Cacique Gobernador ción del cura, fraguándole una acusación de participar en la rebelión. 161
[vieja dignidad que antes era propia sólo de indios]. Como tal, emprendió Tuvo que aceptarlo en el pueblo por determinación del propio Gober-
una campaña contra los vecinos de Pichigua, de Langui y de Macari nador Intendente, Benito de la Mata Linares. Martínez entonces acusó
por fijar los linderos de los pueblos y sus administraciones. 157 Tenía a Fonnegra, devolviendo las hostilidades. El cargo más políticamente
estancias arrendadas y compró otras, como Caballero, a partir de las cargado entonces era el de continuar con los recientemente abolidos
cuales comenzó a ampliar sus posesiones sobre las tierras de indios. Su repartos. Fonnegra comerciaba con mulas, azogue, coca, fierro y ropa
paso más importante para consolidar su poder fue ser nombrado ecónomo de jerga; tenía contactos en Cusco con quien ya era uno de los más
fabriquero de la iglesia. 158 Ellos buscaban copar íntegramente los cargos grandes comerciantes del sur andino, entre Arica, La Paz y Cusco, don
y los religiosos. Zapata lo consiguió, luego de acusar al cura Juan Bautista Aranzabal. Fonnegra vendía azogues que eran monopolio
Alejandrino Cabero de diversos abusos. Paralelamente, Caballero, junto estatal y se vinculaba con la minería de Condoroma, donde también
con su hijo, que lo había sucedido en algunos cargos, como muchos enviaba coca. Exigía que los mineros blancos y los trabajadores indios
otros nuevos caciques, tuvieron también problemas con el cura del pueblo. le pagaran en "plata piña" tasada a seis pesos con seis reales el marco,
Entonces Caballero recurrió a un viejo recurso; lo capituló. Logró que especulando con las conversiones. Martínez tenía porqué acusar a
indios y "españoles" acusaran al cura Manuel Miranda y se le abriera Fonnegra, que no era aliado de los caciques recaudadores por supuesto,
una causa criminal en el obispado, nueva forma de los antiguos pleitos entre todos se había desatado una abierta disputa por los excedentes
"capítulos", 159 campesinos. El cura repuesto no sólo era el sacerdote sino el principal
156
hacendado del pueblo, había heredado la hacienda de Joseph Martínez,
AAC O 4.188.3.
157
Onocora y Supacollo. Fonnegra no demoró en devolver el golpe: lo
AAC LXVII.2.26.
158 AAC O 27.279.5.
159
La causa de Layo dice "expediente promovido por los indios del pueblo", pero 160
La referencia es tomada en extenso de Cahill (1985:272) que cita un expediente
Zapata era el Cacique Gobernador, ver AAC XX.2.25. El caso de Langui en AAC de AGI Cuzco 27. El trabajo de Cahill es particularmente importante en su aporte acerca
XXXIV.Ll7. de este punto. Se debe consultar al respecto también Hünefeldt (1982).
CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) 165
164 CONFLICTO Y DJFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830)
atados a las representaciones estructurales de la sociedad y los dualismos
acusó de usar indios y servicios personales gratuitos en el trabajo de de oposición y complemento (Duviols, 1973) con los que se relacionaban
sus haciendas. 161 Este pleito ocurría antes del período finisecular, pero en la época de la reproducción étnica. A ese tipo de enfrentamientos,
otros, con las mismas características, se generalizan en la última década que iban desde los conflictos por límites hasta las batallas rituales
del siglo XVIII y en el primer cuarto del XIX (Cahill, 1985 y O'Phelan, (Hopkins, 1982), se añadieron los que provenían de las diferenciacio-
1978). nes sociales internas y la manera desigual como se recibía la presión
La naturaleza de las acusaciones comenzó a girar en torno al uso externa dentro del universo social campesin.Q} Esta época de fines del
de los servicios personales. Por ejemplo, en el caso del pleito entre siglo XVIII es la del desarrollo de un segmento social dentro de la
los Caballero y el cura Miranda, en Langui, entre 1815 y 1820, éste formación social global, los campesinos indios que dejaron sus filiaciones
era acusado de cargar a los indios desde el pueblo a Checacupe, para y su reproducción económica y social marcada por lo étnico. Así, los
participar en los intercambios regionales; también, de usar lo que se indios se convirtieron en campesinos (Spalding, 1974; Withman, 1983 ).
llamaban indios chasqueros que llevaban sus comunicaciones y otros Los enfrentamientos de tipo simbólico se mantuvieron dentro de un
servicios sin pago alguno. Miranda replicó retirando del curato de La- nuevo contexto, junto con los que provenían del conflicto derivado
yo, anexo a su parroquia, al dominico Pablo Caballero, pariente del de la diferenciación social.
Coronel y recaudador. Los caciques de Langui adujeron que Miranda '~""El desarrollo de la comunidad corporada y cerrada, que se comportaba
procedió por odio, pero el cura replicó que su colega vendía aguardiente, cÓmo organismo económico y social que reproducía a los campesinos
coca, bayetas, ají.y otras cosas. Nuevamente, los antiguos repartos apa- de acuerdo a su acceso o no a los bienes y servicios colectivos y que
recen como acusación, aunque vender cosas no era tan grave. Lo que tenía una "pequeña tradición", fue el sustituto a los antiguos grupos
hacía fuerte la réplica de Miranda era la acusación que le hacía el étnicos y sus sayas o mitades estructurales. Los campesinos, divididos
fraile de tener tejiendo a la gente "que más parece obraje dicho pueblo y atomizados, fueron más fácilmente subordinados dentro de una nueva
que doctrina". 163 situaciónJEn otros términos, el colonialismo que significó un Estado
externo impuesto sobre un espacio dominado, se trasladó a la base social
PUEBLOS ENFRENTADOS donde los agentes locales de poder, mediadores con un Estado menos
centralizado, ejecutan ese mismo tipo de dominación en un microcosmos
Los conflictos entre los nuevos caciques y los retenedores patrimoniales social. La atomización política, conflictos incluidos, fue un factor de
del dominio público, entre curas y caciques o entre los subdelegados enfrentamientos entre campesinos y el desarrollo de los organismos
y gobernadores y los curas, estaban marcados por el aumento de la presión corporados, una barrera para la toma de conciencia de una población
por los recursos rurales dentro de una situación de deterioro de los homogenizada en el crisol de la explotación colonial. 166 Ello no significó,
términos de las ganancias o apropiaciones coactivas de excedentes, como veremos en capítulos posteriores, que un imaginario colectivo,
ocasionado por un mercado con valores depreciados de las mercancías, la permanencia de la reciprocidad en la base económico-social y el
saturado. 16\fero los conflictos entre los propios indios campesinos tenían ritual en la lectura de esa sociedad garantizaran una sorda persistencia
un componente estructural mucho más profundo. Los enfrentamientos que determinó los comportamientos posteriores. 167
dentro de las familias y entre las familias campesinas, entre los ayllos
y sayas y entre los pueblos, vienen desde mucho tiempo atrás. 165 Estaban
161 La acusación no podía ser muy sustentada ya que Martínez figura como un abierto 166
Es interesante comparar las conclusiones de Dennis (1987) para Oaxaca en Nueva
"realista" que se había enfrentado a Moscoso cuando se sospechó de éste por la amistad España y las de Favre (1985) para la sierra sur-central del Perú. Ambos modelos son
que le imputaron con el jefe Túpac Arnaru, ver Santisteban Ochoa (1963:95). tributarios de esta interpretación de la evolución cana. Una discusión del papel del conflicto
162 AHC Otras Audiencias L 187. Sobre Aranzabal, ver Glave (1986a). en relación con la criminalidad en Taylor (1987). Ver también, sobre solidaridad y conflicto
163 AAC XXXIII.l.17. en las comunidades corporadas, Van Young (1984). Una aproximación que utiliza también
164 Las ideas respecto al tipo de mercado las hemos planteado en las conclusiones la dimensión psicoanalítica en Rornanucci-Ross (1986).
167
del aludido trabajo sobre las haciendas, ver Glave y Remy (1983). Ver también Larson Vuelvo a plantear la idea que se presenta en los ensayos de Carmagnani (1981
(1980). y 1985), sobre el ritual y su relación con la lectura de la sociedad, Poole (s/f), Urton
165 Remitimos al análisis del capítulo l. Sobre los conflictos en el siglo XVIII en (1984 y 1988).
la misma zona cana se puede consultar también Stavig (1985 y 1988).
166 CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) 167
En la provincia de Canas y Canchis, fueron más continuos los y Supacollo o, como podríamos ver en muchos otros casos donde no
enfrentamientos por límites en las partes bajas, en el territorio canche sean dos pueblos o un pueblo y una hacienda sino dos familias las que
y en la zona húmeda de los canas, hacia Checa y la laguna de Langui. se enfrentaran. En coyunturas específicas, viejos problemas, que hemos
Las batallas rituales se escenificaban en los picos sagrados de Checa, visto vienen desde el siglo XVI, eran revividos por nuevos actores que
entre los bandos canas y entre los canas y los chumbivilcas. 168 En las acudían a los documentos de sus fundadores.m
partes de puna, los conflictos eran por recursos como vimos, pero los Algunas veces, como es este caso de los pares o sayas de una unidad,
pastores, más móviles en el espacio, menos dependientes de la tierra el conflicto puede estar atado a procesos que son incluso prehispánicos.
y más resistentes en sus niveles de vida, tenían una vida diferente. En otras zonas andinas como Charcas, las rivalidades entre, por ejemplo,
Estaban en plena expansión y recreación social, marcada por el fenómeno Sakaka y Kirkiaui se remontan al siglo XVI. Las provincias republicanas
demográfico y por la colonización de espacios abiertos en las altas estepas. se han definido siguiendo los conflictivos límites de estos viejos ayllos
La violencia se desataba en las reuniones, en las fiestas y en las que pertenecían a dos etnias. Con ese historial, el conflicto se ha ido
congregaciones. En el espacio abierto que compartían con los animales, reduciendo en la actualidad a los grupos Chijuco en Sakaka y Aquiraue
la estrategia del enfrentamiento era a través de los robos o abigeato. 169 en Kirkiaui, que no cejan en sus conflictos de linderos. Así, si se produce
[El nivel n1~~ directo o formal del enfrentamiento fue el que se dio un enfrentamiento entre familias por tierras, éste adquiere una nueva
entre pueblosyl caso más claro fue el de Langui. Fue en 1814, año dimensión de odios de parentesco y de ahí se refleja en las unidades
decisivo en el proceso de creación de movimientos subversivos en el políticas tipo cabildo que unen distintos ayllos y, finalmente, en instan-
sur, cuando los pueblos de Langui y su anexo de Layo se enfrentaron cias simbólicas como los tinku o batallas. 172 Son más conocidos en el
violentamente por los límites entre ellos. El Alcalde Mayor de Langui, antiguo territorio charqueño los enfrentamientos entreLaymis y]ucumanis.
como sabemos, Adrián Caballero, pedía a fines de marzo al Gobernador Tienen una dimensión lúdica y ritual en su expresión como tinkus o
Subdelegado, JosefRamón de Carmona, que para "aquietar las disenciones encuentros en batalla, similares a los que en Canas se desarrollan en
en que se hallan los vecinos naturales del pueblo de layo y este, sobre Chiaraque y Toqto. Son sin embargo, además, una vieja expresión de
unas tierras colindantes" era necesario se envíe alguien competente pues violencia estructural continuada en distintas coyunturas\Jn las raíces
los ayuntamientos de los pueblos eran impotentes "para apaciguarlos de esos enfrentamientos, calificados desde afuera como "salvajes", se
qualesquiera alteración que puedan tener entre ellos". El problema se encuentran los límites entre los grupos, pero también las viejas prácticas
suscitaba en "tres piedras que están con sus letras" en los lfmites de
una estancia.17° Desde la misma fundación toledana de las reducciones 171
Ver el análisis de los capítulos precedentes; los pueblos en cuestión estaban
y posteriormente en el reparto de mediados del siglo XVII, que hizo compuestos por diversos ayllos a su interior y ellos mismos eran un par complementario
el dominico Domingo Cabrera Lartaún,\)os límites entre los pueblos con sus contradicciones inherentes. Sobre los límites y la visita de Cabrera ver también
y por supuesto los que a su interior tenían los ayllos, eran difusos por Glave y Remy (1983). Fue S. Brush (1974) el primero que sistemáticamente planteó
el tema de la indefinición como una de las causás de los conflictos intercomunitarios.
decir lo menos]En Langui, según sus títulos, unas piedras [¡los límites
Dobyns (1970:52-58) planteó también el tema de los linderos entre comunidades y sus
podían incluso ser matorrales!] eran el límite de una estancia denomi- conflictos, más de la mitad de las comunidades que estudió presentaban conflictos de
nada Cuncayllariri, pero ese lugar correspondía a una estancia llamada límites con otras comunidades, refiere el caso de Quehuar y Sicuani, en nuestra zona
entonces Hamayani y los naturales de Layo se introdujeron en terreno de estudio. La problemática se arrastró mucho tiempo después, como se puede apreciar
supuestamente de Langui. Ese tipo de litigios eran comunes, como vimos particularmente en la historia de Huamanga, ver por ejemplo, Palomino (1984), Earls
y Silverblatt (1979) y el caso de Huancasancos (Quispe 1969), cuyos conflictos han
ya en el caso del ayllo-parcialidad charrachapi y la hacienda Onocora devenido en los más terribles enfrentamientos contemporáneos (Favre 1984). S. Stern
(1986:3 26) anota que las comunidades ayacuchanas inscribieron sus propiedades territoriales
168 Sobre las batallas rituales en la zona consultar Alencastre y Dumezil (1953 ), en los Registros Públicos, con sus tltulos coloniales, los cuales son buen índice de los
Alencastre (1953), Gilt (1966), Gorbak y otros (1962). En base a documentación colonial, conflictos interétnicos.
172
que muestra la continuidad de los enfrentamientos, Hopkins (1982). Una perspectiva Los datos los debo a la gentil comunicación de Xavier lzko, investigador de
comparativa en Hartmann (1972). Cochabamba que prepara un libro sobre la historia de estos conflictos. Para una evaluación
169 Aunque el análisis se basa en observación etnográfica y documentación posterior, del significado de estos enfrentamientos, ver Platt (1987a); es importante para el caso
consultar los trabajos de D. Poole (1987 y 1988). peruano el pionero estudio de Bandelier (1910). En todos los casos, la violencia está
170
Toda la información del caso de los límites de los pueblos en AAC 67.2.26. presente en forma ritual, con cruentos resultados.
168 CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) 169
de violencia cotidiana a la que fueron sometidos los campesinos y las combates, en los cuales tenían sin embargo una participación marginal
expresiones ritualizadas de los conflictos inherentes a su raíz cultural. (Platt, 1987a). El informe del Subprefecto narraba también sus preven-
Las rivalidades han durado hasta la actualidad y se han recreado en ciones respecto a un combate paralelo, entre los de Asillo contra los
contextos políticos diferentes, que las han usado para el desarrollo de de Orurillo. Ese enfrentamiento era en el límite entre los antiguos canas
otros objetivofi 73 del collao y los eolias umasuyo. Desde el siglo XVII se habían producido
Las batallas rituales que se conocen en la literatura etnográfica, se enfrentamientos por tierras entre ambos bandos y litigios entre los curas
entablaban siempre entre bandos antagónicos o asociaciones de grupos por las jurisdicciones. 174 Los campesinos de 1878 no se comportaban
rivales, pero tan pronto terminaban, la vida volvía a la normalidad. de acuerdo a las motivaciones de los antiguos indios del collao multiét-
Se ha sostenido entonces que se trataba de antagonismos temporales nico, pero celebraban sus batallas regenerativas y desafiaban a las
a pesar de que las referencias hablaban de "enemistades tradicionales" autoridades mestizas que las querían impedir, como fue este caso. Los
(Hartmann, 1972). Sin embargo, con las referencias previas a estas que campesinos atacaron desde los cerros al Subprefecto y su gente y se
ahora presentamos, ya se podía establecer que se trataban de conme- resistieron a detener el enfrentamiento. Según la versión del Subpre-
moraciones de antiguas luchas por terrenos. En los datos recogidos en fecto, los campesinos enfrentados desafiaron su autoridad, incluso ha-
el terreno de Langui (Gorbak y otros, 1962), los mestizos que testificaron ciendo fuego sobre sus fuerzas y parapetándose en grandes grupos en
hablaron siempre de luchas por terrenos. Las evidencias documentales los cerros, forma tradicional de guerrear en la zona al tina del sur andino.
que hemos presentado en este trabajo, muestran que los conflictos de Finalmente, Espinar detuvo a 17 mandones "titulados jefes" para ponerlos
linderos estaban atados a representaciones y reproducciones étnicas y a disposición del Juez y comentó que en su opinión, el problema devenía
simbólicas, que se remontaban al mismo inicio del orden hispanizado de litigios por tierras que determinadas personas azuzaban desde tiem-
de control del espacio impuesto por las reducciones. Luego del desarrollo po atrás; repitiendo la explicación que en Langui se recogía para explicar
del mercado de tierras y bienes, de la disolución de las viejas economías los combates de Chiaraje. 175
étnicas y de la creación de nuevas solidaridades locales y campesinas, El conflicto entre nuestros pueblos canas (supa) se había dado también
los simbolismos y las tensiones desencadenadas en estas fiestas, adqui- en relación con los límites, en el contexto de una revisita de tierras.
rían el valor de la renovación y el reforzamiento de esas nuevas condi- Pero la gente de Layo no actuaba espontáneamente. Tenían una dirección,
ciones de reproducción campesina. era el Cacique Gobernador y Alcalde Mayor, Clemente Zapata. Zapata
Un caso sucedido en Azángaro en 1878 refuerza las características necesitaba justificar la toma de las tierras, pero los títulos que existían
que hemos señalado. El entonces Subprefecto de Azángaro, Ladislao en la localidad estaban en poder del cura Alejandrino Cabero, que
Espinar, tuvo referencias del Gobernador de Asillo que por "costumbre entonces se encontraba en Langui. Comunicado Cabero de la necesidad
inbeterada", el día de San Sebastián se debía producir un "combate" de presentar los títulos, escribió a Zapata, su "amado hijo", que no
entre el bando de Azángaro y San José contra el de Asillo. No se ha los tenía consigo. Los curas expresaban entonces otro nivel de conflicto
sabido de alguna otra referencia a estos combates, que confirman las local: las jurisdicciones entre las parroquias. Como el acceso al ejercicio
características aludidas anteriormente. Ambos bandos representaban lo público, el caso del "botín de las almas", como hemos visto, también
que eran los callas del urcosuyo contra los eolias del umasuyo. Entonces daba ganancias. La doctrina de Layo, anexo de Langui, tenía litigio
ya no existían las viejas reproducciones simbólicas de las macroetnias, con la de Pichigua por alcances en jurisdicción y Cabero había presenta-
pero los campesinos de esas localidades acostumbraban celebrar sus
combates en marzo de cada año. Espinar decidió impedirlo, calificándolo
de reprobable, violento y salvaje, como siempre vieron los mestizos esos 17 4E! conflicto entre Asillo y un español en 1651 se reveló como una contradicción

étnica entre los de Asillo contra los de Orurillo, ver BN Ms B 1491. El caso se extendió
por mucho tiempo después, hasta 1693, ver AAC G 9.212.1. Las jurisdicciones civiles
173 Ver al respecto los ensayos compilados por Gamucio (1976) y en sencillo relato, de los españoles cruzaban estas contradicciones étnicas, lo mismo que las eclesiásticas,
Taboada (1986:91-105). Sobre los Laymis contamos además con los trabajos de O. Harris ver las disputas entre corregidores y curas en ANB EC 1665.12.
(1978a y 1982, por ejemplo). En Bolivia los enfrentamientos se recrearon en la Guerra 175 Utilizamos el testimonio de un documento que se conserva en el Archivo de

Civil de los años cincuenta; en el Perú, en la zona de Huamanga, se han desarrollado la Prefectura de Puno. Quiero agradecer la gentileza de Christine Hünefeldt y Nelson
en la guerra que enfrenta la guerrilla con el ejército {Favre 1984). Altamirano que me facilitaron la referencia.
170 CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830)
CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) 171
do los mismos difusos papeles de límites, "del pueblo", para lograr éxito
de Langui, lo que logran en el terreno eclesiástico en 1830. Entonces,
para su causa. La rivalidad de intereses de estamento no impedía la
los "vecinos españoles", que no supieron firmar el memorial, denun-
convivencia y en este caso, éstos eran comunes por el terruño. Por
ciaron a Adrián Caballero [y a un nieto del viejo coronel] por haber
eso, escribió a su antiguo rival Zapata que con cartas del visitador,
oscurecido 1,000 pesos para hacer adobes que se malograron. Caballero
del cura y de los "notables" del pueblo, podía pedirlos en Cusco: "si
se había hecho ecónomo de ambas doctrinas y los vecinos de Layo
te parese vete por ellos en persona y si no quieres molestarte que marche
no veían razón para no "oscurecer" ellos dinero futuro. 177 Sin embargo,
un indio y los traerá''. Los "chasqueros" pues, los utilizaban todos los
mistis. en el terreno de la administración política, la separación entre los pueblos
sólo se produce en 1857. A pesar de haberse logrado la independencia
En 1772, se produjo una batalla entre las mitades de Langui, que
administrativa, fue necesaria una nueva disposición gubernamental de
dejó una campesina muerta. Una denuncia hizo que se realizara una
1868 que reafirmara la división (Tarazona, 1968:836).
común causa criminal que gracias al estudio de D. Hopkins sabemos
[Ya en el período republicano de la historia de esta región, esta lucha
se trataba de la expresión de uno de esos tinku en que los campesinos
de los pueblos por obtener mayores jurisdicciones administrativas, se
renovaban los límites entre ellos. El estudio de Hopkins revela la
hace más frecuente. La dimensión local del Estado se hace más pequeña,
continuidad de esos enfrentamientos y la forma como los elementos
en otras palabras, el poder se atomizg En 1863, por ejemplo, una
externos al mundo indio veían los enfrentamientos. No es extraño que
determinación del Congreso fija nuevas jurisdicciones administrativas
los mistis de Langui y Layo en el conflicto que ahora reseñamos, usaran
en los territorios canchis. Los cambios más saltantes fueron los de ane-
estos enfrentamientos para apoyar su lucha por administrar mayores cuo-
xar algunas estancias de Pampamarca a Combapata y de Sicuani a San
tas de poder local y no se responsabilizaran de la violencia que se pu-
Pablo. En Pampamarca, los "ministreles", es decir los alcaldes y alguaciles
diera desatar. Como ocurrió en el enfrentamiento que analizamos en
1814.176 indios, de las dos parcialiadades, fueron convocados a la plaza del pueblo
donde se congregó la masa india. Ahí
En el conflicto se había presentado también la pretensión de los
indios de Macari y Santa Rosa, entonces en el partido de Lampa. Pero
"... hecholes entender los puntos que contiene [la anexión N.M.];
en la visita de Cabrera Lartaún a mediados del siglo XVII, los caciques
fue tan penetrante que les sorprendio fuertemente, y reflecionando
del pueblo habían comprado como "sobrantes" tierras de esas localidades,
bien la amcnasa de un contraste, protestaron con lamentables alaridos
que eran del partido de "canas y canchis y parte de lampa"; como antes
y llenos de dolor, que movía compacion, hacer uso de su defensa
hemos visto, tierras del antiguo territorio cana que habían ido perdiendo
y sostener sus derechos a todo transe esponiendo sus esfuersos y
su filiación étnica. A principios del siglo XVIII, la fiesta de la Purificación
aun a perder la vida cada cual de los individuos, antes que permitir
se celebraba en una capilla de estancia llamada Tinti, oficiando el cura
ser despojados de sus terrenos ... "178
de Layo y encargándose "por turnos" los indios "de esa vanda de Lampa"
y de ésta de Layo. El problema, entre un ayllo de Macari y los de
En la cámara de los Diputados se había hecho la nueva demarcación
Layo remite al viejo límite impreciso entre el collao y los canas. De
a influjo de un diputado de Canchis, hombre de las punas de Canas,
un problema propio de viejas macroetnias, se derivaba otro entre pue-
don José Gervacio Mercado. Los vecinos mistis de Pampamarca pusieron
blos, a partir de un ayllo. Cuando se hacen las demarcaciones políticas
el grito en el cielo, pero era necesario apoyarse en la masa india, lo
republicanas, se mantienen estos límites, perdiendo Layo su injerencia
que hicieron con este memorial, al final del cual por supuesto aclararon
sobre el viejo territorio cana en el collao.
que: "se espresa que toda la indiada reunida para este acuerdo no han
El conflicto entre Langui y Layo se detuvo al calor de los acon-
tecimientos políticos de ese año de 1814, pero desde entonces quedó
abierta la brecha para que Layo buscara su independencia administrativa
177
AAC LVIII.l.l6. Es importante anotar que conflictos por linderos entre estos
176 pueblos y Pichigua se habían dado desde tiempo atrás, incluso en el siglo XVI, ver el
Ver Hopkins (1982), también Stavig (1985). Ambos estudios analizan los signifi-
caso de Diego Arqui en AHC Corregimiento L.60; comentarios sobre estos conflictos
cados históricos de esos enfrentamientos, hemos hecho referencia a otros análisis etno-
en Stavig (1985).
gráficos de estos enfrentamientos. 178
AAC IV.2.36.
CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 1780-1830) 173
172 CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830)
En conjunto, las fronteras políticas republicanas han recordado viejos
firmado por no saber leer ni escribir... ". Iguales manifestaciones de
procesos étnicos de fusión y de fisión. Mientras, los límites culturales
patetismo fueron hechas por los vecinos mistis de Sicuani y los curas
se han expresado en los terrenos del simbolismo y el ritual.
abundaron en razones para impedir los cambios. En el fondo, viejos
conflictos de filiación y jurisdicción, de los que ya hemos dado cuenta,
NUEVAMENTE LOS ALBOROTOS
se habían revivido. En Sicuani, los antiguos territorios de mitrrwquna
que lindaban con un emplazamiento multiétnico como San Pablo [Ca-
Como se ve, en los pueblos, la violencia cotidiana seguía después de
cha], estaban ahora en disputas de tipo político administrativo. En Com-
la gran rebelión de 1780 y los conflictos entre los sectores sociales que
bapata, las estancias de puna que habían sufrido cambios de jurisdic-
controlaban el nuevo poder local atomizado se acentuaban. Como antes
ción, pobladas por los que fueron los Colcatona, tenían el mismo des-
en 1780, en 1814, las dimensiones locales se conjugaron en una coyun-
tino. tura de alteración general. Regresemos a personajes conocidos. Fue en
Como se puede ver, en estos conflictos, la masa india puede participar
Yauri donde ocurrió un incidente ilustrativo. El cura Justo Martínez ·
como "amenaza" en favor de intereses "públicos", pero son las jerarquías
terminó enfrentándose al cacique Diego Meza. El problema era el uso
de mestizos los que lideran los enfrentamientos. El viejo conflicto laten-
de los servicios personales de los campesinos. Martínez logró acusar
te puede marcar las actitudes, pero el nivel político de los nuevos
a Meza de abusos en los servicios impagos y en la obligación en que
enfrentamientos tiene otro liderazgoCMientras tanto, en la base, los
tenía a los indios para hilar. La población se "alborotó" y Martínez pidió
problemas de herencia, los límites entre parcelas de familias, tenían
que Meza se abstuviera de ingresar al pueblo el día de Reyes pues podía
una dinámica propia (Stavig, 19~5). Su dinámica sería mayor en la
era post colonial como veremos. J haber algún alboroto. El conflicto, que forma parte de la situación ge-
neral analizada en párrafos anteriores, devino efectivamente en un
Otros casos de mayor envergadura, correspondientes a una clara lucha
"alboroto". Fue en 1793 cuando Meza fue acusado ante la Audiencia
local por acceso a recursos de poder y de rentas públicas, fueron los
de "excesos, sublevación y sedición". En otra coyuntura, la historia fue
de los intentos de fundar nuevas provincias independientes en el anti-
similar a la que vimos en Coporaque. Como en aquella ocasión, los
guo universo de los canas y canchis. Ello ocurrió en el período Republi-
alborotos terminaron en otra situación de alteración general, en 1814. 179
cano y tenfa que ver con el delineamiento del nuevo Estado nacional
Es necesario establecer a esta altura una compleja red de fidelidades
centralizado. Primero fue en 1833, cuando la gran provincia se dividió
que se establecía en la sociedad andina de entonces. Hemos visto ya
en dos, quedando la parte baja como Canchis y la alta como Canas,
la situación de los personajes de 1780 en sus alineamientos durante
recogiendo la dinámica regional de articulación, con Sicuani en el valle
la rebelión. Además, es bien sabido que fue don Mateo Pumacahua
y Yauri-Coporaque en la puna como los sectores dinámicos. Luego, en
uno de los más importantes baluartes realistas contra T úpac Amaru.
1917, en una coyuntura sobre la que volveremos en capftulo posterior,
Este mismo cacique de linaje, uno de los "ingas del Cuzco", fue el que
se creó la novísima provincia de Espinar (Aguilar, 1986), dividiéndola
encabezó el momento más importante y más masivo de la rebelión
del territorio de la antigua Canas, quedando los pueblos altos de lo
cusqueña de 1814. Como él, otros personajes jugaron un papel central
que fue el curacazgo de Hatun Cana como una "nueva" jurisdicción
en esta nueva coyuntura, habiendo sido antes leales defensores del Rey.
republicana. Al interior también hubieron otras muestras de reagrupa-
Fue el caso de Marcos Garcés Chillitupa, cacique de Oropesa, en
mientos que respondfan a las pretensiones localistas de los notables,
Quispicanchis. Cacique de los Mohína, su linaje no era canchi como
que no es el caso mencionar, salvo un intento fallido, el de crear un
el de los campesinos que poblaban su zona. Su familia se opuso a T úpac
nuevo departamento, separándolo del Cusco con cabecera en Sicuani.
Amaru, pero luego, como Meza en Yauri, estuvo envuelto en otra asonada
El proyecto (Valer, 1923) que se sustentó en 1922, pretendía fundar
o "alboroto". Desde fines del siglo XVIII, estuvo en conflictos con los
un departamento con el nombre de Pumacahua, uniendo las provincias
"españoles" [los nacientes mistis del mundo campesino rural] que
sureñas del Cusco y parte de Arequipa y Puno, las razones que se daban
eran de tipo económico y político, pero curiosamente, el mapa que
179 Los documentos sobre Meza han sido glosados por Hünefeldt (1982:28) y por
unos aventureros políticos del siglo XX pretendieron convertir en "nue-
O'Phelan (1978:23 ). La sublevación ha sido consignada por Cornejo Bouroncle (1955:117).
va" jurisdicción política, responde al territorio de la antigua confede- Sobre este tipo de alborotos, ver Sala i Vila (1985).
ración de los canas y los canchis.
174 CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830)
CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) 175
"arrendaban" las tierras comunales. Cuando estos arrendamientos se campesino a la marginación y explotación. Así ocurrió en 1814. Por
tradujeron en abusivos apropiamientos de territorios comunales, el jefe eso, la provincia volvió a ser escenario de cruentos enfrentamientos
indio, con sus propios intereses por cierto, como los de los Meza o y espacio estratégico de disputas militares.-
tantos otros caciques-cobradores amestizados, se opuso a ellos obligando
a que las tierras se pagaran. Estas contradicciones se extendieron y llega- DESENLACE: DESDE LA REVOLUCIÓN DE 1814 HASTA
ron al extremo de que Chillitupa convocara a los indios contra la auto- LOS INICIOS REPUBLICANOS
ridad central, conminándolos a no obedecer a ningún juez español sino
sólo a él. Chillitupa además de cacique era teniente-coronel de milicias La Revolución del Cusca en 1814 se inició como un problema político
en Oropesa, lo que le permitía actuar como vimos lo hacían estos en las altas esferas del gobierno regional, que respondía a los cambios
personajes. Los excesos de Chillitupa desafiaron los poderes de otros que a nivel de todo el Estado colonial se venían produciendo. Una
sectores y fue el cura el que lo acusó en 1812. Juan José Palomino, inestabilidad general en el gobierno local se podía percibir desde 1812,
el mismo que fuera ecónomo en Yauri cuando los alborotos previos cuando no había un Intendente nombrado y se sucedieron varios
a la sublevación general, sensible a estos temas, consiguió testigos que presidentes que venían de la Audiencia cusqueña dominada por los po-
declararon que Chillitupa proclamaba que los indios regresarían "a su cos conservadores que estaban atados al poder regional. /Hemos dicho
antiguo ser y modo de vivir por averse coronado ya en el Peru un que la sociedad campesina se había reorganizado hacia adentro, en un
decendiente del ultimo Rey del Peru". No es factible ahora analizar mayor aislamiento del conjunto político global, como pequeñas cor-
este milenarismo indigenista de Chillitupa, que se manifestaba en poraciones cerradas incluidas dentro de un cuerpo social mayor en una
momentos de una crisis demográfica que ya hemos analizado y salien- condición de subordinados marginados, un clásico campesinado de una
do de un período cíclico de problemas de subsistencia (Larson, 1980; nación. Ello no obstante, estas corporaciones y los pueblos rurales que
Tandeter y Wachtel, 1984). En esa situación global, otros casos de las intermediaban, eran muy permeables a los cambios políticos y las
mesianismo e indigenismo se habían comenzado· a manifestar (Flores alteraciones] Lo que ocurrió en Cusco entre 1812 y 1815 no les fue
Galindo, 1987 ). Lo que sí podemos corroborar siguiendo nuestro aná- ajeno. Desde el tema más cercano del tributo hasta un regionalismo
lisis es que los conflictos locales entre sectores se mantenían por los teñido de indianismo en las expresiones ideológicas que comenzaron
recursos, la fuerza de trabajo campesina y por el control del poder. El a dominar la escena política sur andina.
caso criminal que Palomino abrió a Chillitupa no prosperó, en Cusco Respecto al tributo, en 1812 se hizo lo posible por restituirlo a pesar
se preparaban las condiciones para mayores desafíos al sistema político de haber sido abolido en acuerdo con la igualación de repúblicas que
establecido. 180 mandaba la Constitución. Los curas fueron los encargados de llevar
Lo que parece general, junto con la actuación rebelde de Chillitupa, el intento a las bases sociales y los agentes locales lo implementaron
fue la radicalización de los campesinos reducidos a sus nuevos con- primero como "donativo" [del que muchos abusaron localmente por
glomerados corporados. De alguna manera, frente a la atomización del supuesto] y luego como "contribución personal" en reemplazo del antiguo
poder y a las disputas locales, los indios campesinos, marginados a los tributo indio. Junto con el tributo, además, estas coyunturas de crisis
pequeños espacios de organización social propia, respondían de manera cíclicas de antiguo régimen, estuvieron acompañadas en el mundo rural
espontánea bajo la jefatura de sus principales locales, mezcla de autori- andino con un aumento de las exacciones como el diezmo, que los
dades indias e hispanizadas [cabildos]. Un impulso desde la sociedad agentes externos cobraban de los campesinos (Larson, 1980 y 1988).
mayor, externa a sus "comunidades" [es recién ahora en que podemos No olvidemos además, nuevamente, que este período fue el último de
hablar de ellas], podía hacer reventar la violencia india y el rechazo súbito decrecimiento poblacional de tipo antiguo, cuando la población
regional había iniciado una revolución demográfica. En cuanto al
indianismo regionalista, los llamados "Ingas de las ocho parroquias" se
180
El caso de Oropesa en Cahill (1985:273-2274), ver también Sala i Vila (1985 encargaron de distribuir la agitación entre sus aliados familiares en los
y 1988). La filiación étnica de Chillitupa en base al análisis del capítulo precedente
pueblos. Es entonces que destacan personajes del nuevo regionalismo
y los aportes de Espinoza Soriano (1974) sobre la parcialidad de Mohina, ver también
Cahill (1988:144-146). cusqueño preñado de ideología incaísta como Sahuaraura o Chillitupa.
Ambos factores, restitución del tributo y aumento de exacciones junto
176 CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL ( 17 80-1830) 177
con un regionalismo incaísta, acompañaron a la retracción económica acampó en la estancia de Vilcamarca, en Langui y se abasteció de ani-
general que se sintió por la guerra en el Alto Perú y la contribución males y alimentos. 182
regional a ella, que drenó recursos y acabó con el importante comercio Cuando Pumacahua fue derrotado en marzo de 1815, se redujeron
que desde antaño mantenía las activas redes de intercambio y distribución. 30,000 soldados, la mayoría indios, aquellos "incas señores de este suelo"
En este cuadro regional, la provincia de Canas y Canchis estaba en con que Angula, el jefe militar mestizo de la revolución cusqueña había
el corazón de los acontecimientos. Primero era la más poblada de indios. amenazado a las autoridades centrales. La participación india fue masiva
Luego era territorio donde los antiguos linajes descendientes del Inca y en la provincia de Tinta o Canas y Canchis, muy espontánea, marcando
Pablo, a los que pertenecía Pumacahua, tenían ascendencia dentro de la dinámica socio económica posterior de los campesinos. Aqu(, en el
la masa india. Finalmente, pero lo más importante tal vez, la provincia escenario de las punas canas, la violencia no se detuvo con la derrota
era el paso obligado de la comunicación entre la antigua capital india de los llderes. Ejecutado Pumacahua por "su ascendiente entre los indios",
y el Alto Perú, el escenario de una honda red de mercados y ferias la reacción en lo que fue el territorio de la encomienda de su antepasado
integradoras de la masa india al mercado regional. Cuando la Revolución Carlos Inca, fue inesperada. Bajo la conducción de Anselmo Andfa,
tomó cuerpo, bajo el liderazgo de las tropas indias de Pumacahua y otro mestizo vinculado al poder local en Coporaque, se hicieron fuertes.
ante la negativa del Virrey a negociar, nuestros campesinos se vieron Cuando el jefe realista González fue hacia Livitaca en Chumbivilcas,
nuevamente envueltos en una violencia de tipo revolucionario. 181 fue atacado dos veces, obteniendo los indios sonoro triunfo, apoyados
Luego del estallido de las hostilidades en agosto de 1814, los ejércitos por gente venida del callao, de los viejos emplazamientos canas. Primero
indios de Pumacahua salieron hacia Huamanga y Arequipa, propagán- se produjo un enfrentamiento en Checa, donde fue derrotado un grupo
dose la Revolución, pero fue a Si<::uani donde marcharon los más realista encabezado por un principal de T ungasuca. Los realistas recibieron
importantes contingentes cusqueños. La ciudad era la más importante el auxilio de tropas bien armadas y numerosas y se emplazaron en
escala intermedia de todo el sur después de Cusco. Había sido zona Chumbivilcas para contraatacar. Las batallas decisivas fueron curiosa-
cana hasta que el desarrollo de la diferenciación social y la integración mente en Tocto el 13 de abril de 1815. Destacamos el lugar pues fue
al nuevo mercado la colocó como cabecera de lo que luego sería la ahí donde se escenificaron los combates rituales entre canas y chumbi-
provincia de Canchis. No es extraño que Pumacahua tuviera en este vilcas hasta hace muy pocos años. Luego de un primer encuentro fatal,
emplazamiento muchos aliados. Sicuani fue, desde setiembre, centro los indios huyeron y González los persiguió con cuatrocientos caballos
principal de atención de las fuerzas revolucionarias. Lo mismo ocurría a través de seis leguas de estepas de ichu, dejando regados "más de
en la parte cana de Yauri, Pichigua y Coporaque; pueblos "altos" a setecientos cadáveres en castigo de su obstinación". Los prisioneros fueron
los que se añadía Checa, la antigua cabecera de los supas. Ahí, las fusilados en una hacienda cercana y el jefe Andía fue traicionado en
huestes indias de Pumacahua se alimentaban de más efectivos y de recur- Pichigua, donde habfa encontrado refugio. 183
sos de la econom(a pastoril, fundamental para la guerra. En noviembre, La pacificación del espacio cusqueño implicó el robustecimiento de
el teniente Clfmaco Carbajal fue enviado a Yauri, a donde ya habfan los poderes locales atomizados, el dislocamiento de la econom(a regional,
llegado pertrechos de guerra que envió el cura José Manuel Sahuaraura. la pérdida neta de recursos y una mucho mayor presión por la tierra
Luego, se sabe que Marcos Chillitupa salió a Sicuani con un contingente
formado por "los nobles y gente de las ocho parroquias" en diciembre
18 ZVer Eguiguren (1814:113-119), Cornejo Bouroncle (1955, Il:65). Los avances de
de 1814. Los documentos en los que se basa la reconstrucción que algu-
Chillitupa al territorio de los canas en AAC G 4.188.3.
nos han escrito de los hechos bélicos, no refieren, sin embargo, que 183 El parte de González en Cornejo Bouroncle (1955,Il:56) ha sido usado en la narra-

Chillitupa fue a Yauri y Coporaque a reclutar gente, recibiendo el apoyo ción de Eguiguren (1914:136-139). Ver el análisis de Hünefeldt (1982:52-53), que con
de la población india radicalizada y dispuesta a la lucha. Al regreso, buen criterio ha seleccionado esta evidencia de la inmensa masa documental reeditada
por la Colección Documental de la Independencia del Perú. Ver la narración que sobre
los sucesos se recoge en Aguilar (1986:31). Sobre las batallas rituales de Tacto ver Gilt
(1966) y Gorbak y otros (1962). Respecto a la posible exageración de un parte de batalla,
181 Ver Fisher (1981:243-249 y 1982:134). El tema de los campesinos y la política no olvidemos que la violencia fue signo de la zona desde antes de esta conflagración
de la época en Hünefeldt (1978). Las negociaciones locales para la restitución del tributo y que el carácter masivo de la presencia india obligó a acciones de "escarmiento" que
en AAC XXVI.l.8. luego, como veremos, se repetirían en la zona andina que estudiamos.
178 CONFLICTO Y DIFERENCIACION SOCIAL (1780-1830)
y la fuerza de trabajo en condiciones de encapsulamiento servil. En
ese período, sin embargo, es cuando la tasa de crecimiento de la pobla-
ción de campesinos canas experimenta su pico más alto, el mayor que CAPITULO VI
se registre en una economía antigua y retraída como la de entonces.
El grupo de campesinos ricos y la jerarquía de mestizos o mistis tomó LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL
las riendas de los sectores más importantes de la economía local. Las (SIGLO XIX)
estancias, que eran disputadas en la coyuntura de 1780, estaban ahora
en manos de una pequeña oligarquía lugareña que las adquirió por perío- Hemos seguido el proceso de transformación de los indios canas y canchis
,dos muy largos bajo la forma de enfiteusis. 184 Los campesinos establecie- en campesinos dentro de una nueva sociedad rural. Retomaremos el
ron una suerte de nuevo pacto de servidumbre con sus nuevos señores, proceso para ubicar las tendencias sociales y descubrir las nuevas
que contaban con el nuevo sistema de poder local y de represión a perspectivas que ofrece el conjunto cultural y social de estos indios
su favor, abriéndose una brecha colonial interna entre indios y mistis. devenidos campesinos. Para iniciar esta aproximación a los campesinos
Incluso la movilidad de los campesinos estaba controlada por sus del siglo XIX republicano, en este capítulo pretendemos aproximarnos
autoridades, que los usaban para sus negocios y comunicaciones o por a una imagen confiable de la evolución demográfica de la población
las autoridades civiles del Estado a nivel local, que "autorizaban" al campesina de las actuales provincias de Canas y Espinar en el depar-
campesino para sus viajes de intercambio. 185 La dinámica económica tamento del Cusco, desde una perspectiva temporal de muy largo aliento.
de la provincia se rearcaizó (Tamayo, 1978) y los pastores se dieron Nuevamente apelamos a las posibilidades que nos ofrecen las fuentes
a la colonización de las punas manteniendo sus patrones de reciprocidad demográficas, cruzando el análisis cuantitativo con la evaluación cuali-
y sus migraciones estacionales, fundamentales para complementar sus tativa que otro tipo de referencias nos irán descubriendo. Por otro lado,
bienes materiales (Flores Ochoa, 1968; Custred, 1974 ). Una nueva forma nos detenemos especialmente en este momento del análisis en el espacio
de articulación regional y, por ende, de cambio interno se iniciaría a alto del conjunto de la provincia de estudio, para entender mejor la
mediados del siglo XIX. dinámica de las nacientes comunidades indígenas de una región en un
nuevo país andino como el Perú. Como hemos vistol)ue en la parte
de las punas donde los pastores indios presentaron lo que era la estrategia
campesina de supervivencia e integración dentro de los nuevos patrones
de poder e interacción económica nacionales) En la zona de Yauri y
sus pueblos vecinos se encuentra entonces el corazón de la nueva sociedad
campesina reconstituida económica y culturalmente luego del proceso
que ya hemos presentado. En algunos momentos del análisis, sin embargo,
18
incluiremos referencias de Canchis que complementan la imagen que
4 La forma de venta en enfiteusis implicaba la conducción del fundo por tres vidas
queremos presentar.
útiles estimadas en 150 años. La modalidad se desarrolló desde principios del siglo XIX;
ver al respecto Glave y Remy (1983), también Glave (1986a). La importancia del sector Las conclusiones a las que llegaremos nos permitirán ir descubriendo,
eclesiástico de haciendas, entregadas en enfiteusis se puede entender claramente por el desde las correlaciones que los datos de la dinámica demográfica nos
fino análisis de Jacobsen (1982); ver los problemas de las estancias y los indios, que ofrece, la forma cómo se desarrolló una sociedad campesina dentro de
obligó de alguna manera a apurar las ventas en enfiteusis en Antologfa (1983:368 y ss.). una formación colonial, hacia su cristalización como parte de un cam-
185
El control de las autoridades locales de los servicios indios en la circulación y
los abusos que se cometían se ejemplifican en un expediente sobre tráfico de coca por
pesinado nacionaL. Nos interesa ahora recapitular y ubicar en el contexto
el cacique de Sangarara, ver AHC Subprefectura 1825-1890, L.1(único). Las cédulas temporal de sus proyecciones hacia el final de esta historia, la forma
"autorizado" y amparando los viajes campesinos desde el altiplano a los yungas se pueden y los instrumentos del dominio sobre los hombres andinos y también
ver en múltiples hojas sueltas de la Prefectura de Puno, nuevamente, la referencia se las formas del conflicto interno de la sociedad rural esencialmente
la debo a Christine Hünefeldt y Nelson Altamirano, que ordenaron la documentación
campesina de las altiplanicies surandinas. 186 El material básico que
de la Prefectura puneña. Similares se pueden consultar en papelería sin clasificar de la
Prefectura cusqueña.
186
Sobre la importancia de ubicar la historia de las comunidades campesinas en su

179
180 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 181
utilizamos es el que se puede obtener de las llamadas "matrículas, padrones
casos. Se trata pues de la población masculina adulta de la zona.
y padroncillos" de contribuyentes. Retomamos los registros coloniales
Teóricamente, todos los adultos mayores de 18 años y hasta los 50,
para ubicar las tendencias que se descubren de las fuentes republicanas
eran considerados tributarios. Algunas de estas matrículas ya las hemos
que nos llevan hasta fines del siglo XIX. Desde los estudios pioneros
utilizado en el análisis previo, hasta el fin del período colonial. Puede
de George Kubler, a pesar de las limitaciones de la fuente y los errores
objetarse, como se ha hecho, que esos registros fueron confeccionados
que posteriormente se le han podido imputar, contamos con una mejor
interesadamente, de forma que sus datos, más que indicar un movimiento
aproximación a la dinámica demográfica de la población indígena desde
real de la población, revelaban el movimiento de la masa campesina
fines de la colonia y a través del siglo XIX (Kubler, 1952). Pero lo
afecta al tributo. En los capítulos previos hemos discutido las implicancias
que Kubler dejó para la comunidad historiográfica fue sin duda un lla-
de esa situación colonial básica para el período que transcurre desde
mado de atención sobre la importancia de las matrículas de contribu-
la numeración toledana hasta las primeras décadas del siglo XVIII, luego,
yentes. Otros estudios, fundamentalmente los de Nicolás Sánchez
a partir de 1720, después de una de las más mortíferas pestes de los
Albornoz (1978), nos reafirmaron en la riqueza de esa fuente. Sólo
Andes 188 y en el contexto de una reformulación de la política de la
luego de este llamado es que se ha hecho uso de las matrículas a nivel
Corona respecto a la fiscalidad, se puede afirmar que se trataron de
distrital y desagregado, demostrando su utilidad no sólo como, aunque
buenos o aproximados registros. Considerando los datos en la perspec-
imperfectos, útiles registros demográficos. Así, la distribución del in-
tiva que su comparación temporal nos permite y sometiéndolos al tra-
greso, la relación del campesinado con el Estado y las características
tamiento de una evaluación interna de su consistencia, los indicadores
del dominio neo colonial, la concentración de las tierras y la distribu-
que podamos obtener resultarán tan válidos como nos es posible en
ción de las mismas entre los sectores sociales rurales, son distintas
cualquier reconstrucción numérica de épocas donde las series son
aproximaciones que para variados espacios andinos se han hecho ya
"protoestadísticas" (Kula, 1973).
en base a este tipo de materiales documentales. 187 En esta oportunidad,
Los primeros datos del cuadro 14 nos permiten hacer una evaluación
tratamos de recuperar algo de la metodología de estos estudios y renovar
de la dinámica poblacional previa al período de tiempo en que los nú-
el enfoque proponiéndolo en una perspectiva de largo plazo.
meros se agrupan y se sistematizan en lo que llamamos la "imagen fiscal"
DEMOGRAFfA Y CONFLICTO SOCIAL
del campesinado surandino. El primer dato, correspondiente a. 15 75,
proviene de la numeración general ordenada por el Virrey Toledo. Fue
siempre un paradigma para los funcionarios coloniales, al punto que
Hemos hecho el registro de una veintena de referencias demográficas
todavía dos siglos después, modestos recaudadores locales se ufanaban
comparables para un arco temporal muy largo, que abarca desde 1575
de los "aumentos" de tributarios que, gracias a sus esfuerzos, decían,
hasta 1895. Desde el año 1728 hasta 1845, los datos provienen de llama-
habían logrado respecto de la numeración toledana. 189 Los siguientes
das matrículas de contribuyentes o "padroncillos" de indios en algunos
registros corresponden a la numeración ordenada por el Virrey Marqués
de Mancera a mediados del siglo XVII. Usamos el dato obtenido de
propia dinámica entendida como expresión de una diferenciación Ú1terna resultante de los mismos registros originales que permiten el análisis desagregado, más
la presión extema,ver Stern (1983 ). Estudiar el conflicto como parte de cualquier sociedad
viva, desechando cualquier representación estática del campesinado agrupado en células
confiable que el resumen hecho por el contador Bolívar. Finalmente,
corporadas es una de las ideas centrales defendidas en un estudio sobre México, similar el dato de 1684 corresponde al consolidado de los datos de la visita
al que ahora se presenta, ver Van Young (1984). y numeración del virrey Duque de La Palata. Luego la información
187
Ver, por ejemplo, el estudio de M. Morner (1980) sobre Paucartambo en 1830.
También otros de sus estudios (s/f) han hecho uso de esos materiales, contamos con 188
un avance inédito de este uso de las matrículas que nos servirá como dato comparativo Sobre los efectos de la conocida peste de 1720 no se han hecho todavía estudios
en este trabajo. En Bolivia los trabajos sobre la sociedad campesina en el siglo XIX de la profundidad que su magnitud requiere. El texto de consulta obligada es el de Dobyns
llevan alguna ventaja sobre lo que conocemos en el Perú, ver, entre otros estudios del (1963). Se puede también consultar datos que refiere Morner (1978) y referencias
mismo autor, el trabajo de H. Klein (1985) sobre el mercado y el problema de la tierra bibliográficas acompañando los resultados de una prospección de archivos parroquiales
en ese país; también Santamaría (1977). J. Piel (1982 y 1988) hizo también un análisis en Aramburú y Remy (1983). Los sorprendentes efectos que sobre la estructura de la
de mediano plazo sobre Larecaja y últimamente una aproximación intuitiva a la zona propiedad y el cambio social tuvo el acontecimiento en Glave y Remy (1983).
189
materia de es te estudio. Remitimos al análisis hecho en los capítulos anteriores. La referencia de la burocracia
que aludía todavía a Toledo en AGN RH Tributos L.2 C.21.
182 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 183
Cuadro 14 cont. Cuadro 14
Varones adultos por categorías Varones adultos por categorías
Canas 1575-1895 Canas 1575-1895

Yanaoca Pichigua Checa Langui Layo


Coporaque Ancocahua Yauri Toral

~~~~~~~·~~~~~~~~~~ Ori. For. Res. Toe. Ori. For. Res. Toe. Ori For. Res. Toe. Ori. For. Res. Toe. Ori. For. Res. Toe.

318 4 322 254 2 256 225


1575 675 4 679 916 6 922 237 2 239 28 29
2 227 656 4 660 3309 o 25 3334
144 64 208 162 15 177 99 29 128 302 282
1645 152 86 238 354 43 397 147 35 584 1382 573 46 2001
44 226 22 19 2 43 318 120 26 464 189 21 17 227 206 53 22 281 261 41 26 328 1872 524 172 2568
1684 144 97 22 263 565 90 33 688 125 43 16 184 64 59 10 133 176 166 3 345 166 17 3 186 133 JO 3 166 147 99 6 252 1381 534 27 1942
1728 125 63 6 194 486 41 6 533 101 67 168 47 51 98 278 107 385 173 18 191 180 26 206 257 76 333 1992 406 o 2398
1768 220 84 304 605 29 634 151 27 178 128 39 167 285 52 337 217 13 230 23
173 196 243 23 266 1893 286 o 2179
1775 163 78 241 559 27 586 133 46 179 120 24 144 373 16 389 176 9 185 163 21 184 505 6 511 2309 276 o 2585
1783 180 64 244 496 3 499 260 109 369 156 48 204 494 68 562 198 18 67 283 270 19 71 360 700 45 115 860 3116 181 602 3899
1785 227 311 552 482 482 172 18 190 281 19 300 731
43 41 12 82 646 453 28 101 582 222 16 57 295 45 776 2988 179 o 3167
498 503 168 32 200 310
1786 209 42 251 452 12 464 445 27 472 216 16 232 43 353 783 52 835 3210 297 o 3507
599 3 602 188 35 223 365 23
1791 242 82 324 525 39 564 454 32 486 230 12 242
388 790 182 972 3774 462 o 4236
515 7 522 157
1796 456 130 586 616 40 656 489 33 522 271 16 287
40 197 239 99 338 651 350 1001 2987 686 o 3673
507 21 8 536 150 55 4 209 222 43
1812 350 101 4 269 600 343 8 951 2872 664 45 3581
451 510 46 556 393 29 422 172 14 186 486 97 8 591 142 59 4 205 175 26 4 205 644 452 8 1104 2785 922 43 3750
1815 370 112 7 489 446 42 495 419 33 4 456 158 15 3 176 608 59 8 675 194 53 5 252 242 92 3 337 836 720 8 1564 3617 1416 44 5077
1818 282 81 6 369 467 60 534 452 82 4 538 137 65 2 204 607 141 4 752 200 67 1 268 235 151 2 388 912 795 3 1710 3791 1754 21 5577
1826 389 106 6 501 676 26 709 509 237 5 751 163 123 2 288 534 216 4 754 187 88 3 278 222 182 2 406 910 679 3 1592 3640 1915 22 5577
1830 410 141 3 554 735 32 5 772 516 289 2 807 176 138 1 315 532 254 10 796 183 145 5 333 221 231 3 455 862 1069 12 1943 3691 2368 57 6386
1835 406 218 3 627 747 74 4 825 478 318 2 798 156 149 1 1036 311 348 1529 5875
287
1845 408 263 7 788 583 473 1533
678 842 99 11 952 491 390 6 887 152 187 3 342 6875
1246 370 564 1562
1862 676 1007 968 6757
1373 385 603 1634
1876 783 791 1924 7405
1888 686 1207 1122
1895 1053 1230 1127

Ori = originarios
For = forasteros
Res = reservados
Tot = total
184 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 185
es homogénea en cuanto a su procedencia; son todos padrones que Cuadro 15
desarrollaron un modelo de fiscalidad desde finales de la tercera década Tasas de crecimiento de la población tributaria
del siglo XVIII. Todas las referencias, hasta 1845 son de esa naturaleza, (Canas 1575-1895)
salvo la de 1785 que proviene del censo colonial de ese año. Luego
se ha recurrido a datos establecidos en base a un criterio de homogeni- Año Población Períodos Años Tasa de crecimiento
zación de la población de adultos varones en el caso de dos censos promedio anual(%)
republicanos, de 1862 y 1876. Finalmente, las últimas referencias co-
1575 3334
rresponden a los padrones de la restituida "contribución personal". 190 1645 2001 1575-1645 70 -0.73
El primer cuadro ofrece entonces el conjunto de los datos reales 1684 2568 1645-1684 39 0.64
que tenemos a nuestra disposición, desagregando los originarios, foras- 1728 1942 1684-1728 44 -0.64'
teros y población reservada para cada uno de los ocho pueblos del uni- 1768 2398 1728-1768 40 0.53
verso de estudio. Es importante señalar que hemos considerado los pue- 1775 2179 1768-1755 7 -1.37
1783 2585 1775-1783 8 2.15
blos de Langui y Layo como separados por la continuidad con que los
1785 3899 1783-1785 2 22.81
recaudadores fiscales respetaron el dualismo aymara que enfrentaba estos 1786 3169 1785-1786 1 -23.11
"anexos". Lo mismo hemos hecho con Ancocahua, aunque desde me- 1791 3507 1786-1791 5 2.06
diados del siglo XIX desaparece la posibilidad de registrar ese grupo 1796 4236 1791-1796 5 3.85
separadamente de Coporaque. En algunos casos aparece el par de Checa, 1812 3673 1796-1812 16 -0.89
llamado Quehue, pero no de la manera que sucede con los pueblos 1815 3581 1812-1815 3 -0.84
anteriores por lo que presentamos siempre esos datos integrados en Checa. 1818 3750 1815-1818 3 1.54
1826 5077 1818-1826 8 3.85
Con el propósito de graficar una curva de la población de varones 1830 5566 1826-1830 4 2.32
adultos, hasta los cincuenta años aproximadamente, aunque algunas ve- 1835 5577 1830-1835 5 0.03
~es los datos corresponden a pobladores· mayores a esa edad, hemos 1845 6386 1835-1845 10 1.36
estimado los datos poblacionales correspondientes a puntos periódicos 1862 5875 1845-1862 17 -0.49
de diez años. Partiendo de 1575, tenemos algunos datos reales en la 1876 6875 1862-1876 14 1.13
curva como 1645, 1775, 1785, 1815, 1835, 1845 y 1895. El resto los
hemos estimado en base a las tasas de cambio de la población que incurrieron en dobles registros, lo que explica el pico que se muestra
figuran en el cuadro 15. En el gráfico 1 tenemos la curva que se obtiene hacia esa fecha, seguido de otro bruscÓ movimiento que no fue, sin
de dicho cálculo. El movimiento de la curva nos muestra el conocido embargo, lineal ya que su origen se circunscribe al fenómeno aludido
ritmo descendente de la población hasta pasada la crisis que significó de 1720. La evaluación de este largo período ya ha sido hecha en los
la peste de 1720. Ese ritmo de caída tiene dos momentos, primero la capítulos precedentes. Así, descubrimos un lento movimiento ascendente
brusca que sigue a 1575 y luego un relativo estancamiento considerando de la población, interrumpido por una brusca alteración inversa. Por
que los datos de 1684 procuraron evitar el ocultamiento pero también eso, vistos los datos en una imagen proporcional, el crecimiento que
se muestra luego nos lleva a un ritmo inmensamente superior al de
190 Todas las referencias a las fuentes de los cálculos están presentadas en el apéndice la caída de la primera parte del largo período considerado. Como señala-
documental. Una revisión detenida de los cálculos de este capítulo con los hechos mos oportunamente, :desde mediados del siglo XVIII, se dan las con-
anteriormente mostrarán algunas discrepancias, muy pequeñas en los datos. Ello se debe diciones para un rápido despegue poblacional. Para efectos del enten-
a que las referencias tienen siempre diferencias de acuerdo a la naturaleza de las fuentes, dimiento de la dinámica del conflicto interno en el siglo XIX, será
los cálculos que hacemos con datos desagregados a veces no coinciden con los consolidados
fundamental la consideración del ritmo acelerado de crecimiento que
oficia les. En otros casos, los llamados reservados se han desagregado y se suman en el
total, lo que no se hizo en los cálculos del capítulo Ill como explicamos. De todas maneras, se inaugura poco antes del advenimiento de la República, que duplica
ningún caso es de relevancia estadística, las tendencias que se determinan son bastante largamente la población en la mitad del tiempo en que la población
seguras. Sobre la restitución de la Contribución Personal en el sur, ver Manrique (1988:102 caneña perdió un 40% de sus efectivos durante la contracción de-
y ss.). mográfica:~
186 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 187
Hemos construido un cuadro proporcional de variación poblacional
~ considerando como base el año 1575 (ver cuadro 16). Aunque el tema
((J
lo retomaremos en posterior análisis, no dejemos pendientes las varia-
ciones internas de las proporciones, es decir, los distintos ritmos que
se aprecian entre los pueblos del conjunto. En ese nivel del análisis
destacan algunas características que son fácilmente ubicables: el pueblo
(Q de Yanaoca, que todavía conservaba una preeminencia al tiempo de
((J
la reducción toledana como centro de lo que fue una administración
inca impuesta en el espacio cana, pierde proporcionalmente más po-
blación que el resto y se mantiene con índices inferiores al resto de
pueblos durante la mayor parte del largo plazo que consideran los datos.
~ Mientras, arriba, Coporaque aparece con un crecimiento desusado que
t"->
('C!
'"O
se manifiesta muy claramente a partir de la década de 1780-90, lo que
ro_ se vincula con la historia local de ese pueblo presentada anteriormente.
EL{)
rl ·- 0\ De la misma manera como Yanaoca mantiene una cierta estabilidad
o;fl~
u 1 en sus índices regularmente bajos, el pueblo de Checa muestra el pano-
.:;:::c:L{)
,ro ,o¡-... (Q rama inverso, sus índices son regularmente superiores a la media del
1- · - L.()
0;Grl
:g- "' conjunto. Finalmente, el pueblo de Yauri, en que centraremos nuestra
atención final como escenario de los conflictos centrales que carac-
0... terizarán al campesinado moderno, luego de una fuerte caída en sus
índices debida a la no inclusión de los forasteros mineros en Condoroma
~ -aunque nunca tanto como Yanaoca- muestra un sostenido incremento
~
desde el período de recuperación demográfica y particularmente en el
siglo XIX.
Lo que acá resulta útil es la apreciación continua de los índices
de variación de los totales del conjunto, representados en el gráfico
(Q 2. En esta expresión gráfica, las anotaciones que hicimos a la curva
~
de población estimada son reforzadas y precisadas. Podemos notar con
toda claridad dos puntos de inflexión en las tendencias: desde 1785
hasta 1818 un primer momento de elevación de la masa de tributarios
y, entre 1826 y el fin del período, una verdadera revolución demográfica
r---.---~--~,---~--~,---~----+~ en la zona.
((J t"-> !J'l "<t t'"l (""11
r Algunas apreciaciones más podemos hacer respecto a la estimación
'"" de la población con los datos de los que disponemos. Siguiendo a Mellafe
(1986) tenemos la estimación de una "familia social" de cuatro miembros
(sanwl por tributario o varón adulto en 1690. Algunos cálculos se pueden hacer
SOllOOV S3NO"HV1\ en ese entender. En 1575, el promedio del conjunto era bastante alto,
de 5.5 personas por tributario, con variaciones internas altas desde 4.8
miembros la más baja hasta 7.4 la más alta entre los pueblos considerados.
En 1645 la relación es sensiblemente inferior: el promedio fue de 2.6
miembros con un pico interno de 3.2 cercano al promedio. A pesar
de lo desigual de los datos, se puede apreciar un descenso en la proporción
188 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 189
Cuadro 16
Evolución proporcional de la población con t. Cuadro 16
(lndices) Evolución proporcional de la población
(Indices)

Yanaoca Pichigua Coporaque Ancocahua


Yanaoca Pichigua Coporaque Ancocahua
Año Orig. For. Total Orig. For. Total Orig. For. Total Orig. For. Total
Orig. For. Total Orig. For. Total Orig. For. Total Orig. For. Total Orig. Total
1575 100 lOO 100 lOO 100 100 100 100
1645 23 100 35 39 100 43 62 100 95 79 100 148 100 lOO 100 100 100 lOO 100 100 100 lOO
1684 21 113 39 62 209 75 53 123 77 229 311 459 45 100 65 64 lOO 69 44 100 56 46 lOO 88 42 60
1728 19 73 29 53 95 58 43 191 70 168 268 338 100 188 144 74 140 89 92 183 124 40 15 50 57 77
1768 33 98 45 66 67 69 64 77 74 457 205 576 55 259 107 65 113 73 59 103 73 22 35 38 42 58
1775 24 91 35 61 63 64 56 131 75 429 126 497 87 167 120 68 120 75 80 90 91 39 27 so 60 72
1783 27 74 36 54 7 54 110 311 154 557 253 703 90 81 105 85 87 90 77 79 86 37 8 40 57 65
1785 34 50 46 60 28 70 191 80 244 793 84 1017 117 25 121 69 60 72 72 72 81 77 2 77 70 78
1786 31 49 37 49 28 50 188 77 197 771 84 800 155 o 175 78 120 111 120 66 159 107 16 130 94 117
1791 36 95 48 57 91 61 192 91 203 821 63 834 152 o 150 68 120 74 125 66 132 111 16 118 90 95
1796 68 151 86 67 93 71 206 94 218 968 84 990 157 8 156 66 213 78 138 148 156 119 18 127 97 105
1812 52 117 66 56 107 60 166 83 177 614 74 641 188 5 187 74 233 87 162 79 "171 120 65 147 114 127
1815 55 130 72 49 98 54 177 94 191 564 79 607 162 11 162 62 267 77 106 341 149 99 124 152 90 100
1818 42 94 54 51 140 58 191 234 225 489 342 703 159 33 166 59 367 82 99 148 119 91 122 144 87 107
1826 58 123 74 74 60 77 215 677 314 582 647 993 153 152 184 56 393 80 78 90 90 98 160 167 84 112
1830 61 164 82 80 74 84 218 826 338 629 726 1086 191 92 210 76 353 98 108 317 148 127 255 237 109 152
1835 60 253 92 82 172 89 202 909 334 557 984 1024 191 220 234 79 447 105 104 521 171 139 282 259 115 167
1845 60 306 100 92 230 103 207 1114 371 543 984 1179 168 338 234 74 587 109 99 628 179 139 241 241 110 167
1862 100 109 405 167 397 247 72 967 130 98 797 200 131 379 294 112 192
1876 115 86 805 322 121 153 232 176
1888 101 131 469 245 228 208 232 206
1895 155 133 472 387 145 248 237 203
426 150 266 248 222

Orig. : Originarios 1575 = 100


For : forasteros 1645 = 100
Total 1575 = 100
190 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 191
g¡ durante el período de caída poblacional. Esa tendencia no se invirtió
o)J

33 radicalmente, pero sí se puede sugerir una proporción confiable cercana


(oJ
a la estimación citada de Mellafe. En 1785, el censo nos ofrece una
~
(f.l relación que escapa a la casualidad: todos los pueblos ponderan unos
~ tres miembros por tributario. Comparando con datos locales de los curas
(¡J
rurales en 1786, tenemos entre 3.66 y 3.89 miembros en tres pueblos
11
()J del universo (Hinojosa, 1987). El dato censal revela un "ajuste" ficticio
~ del empadronador, más allá del cual, aunque inferior a los cuatro de
00
1690, la proporción no parece inferior a los 3.5 miembros por tributario.
~ Eso no se estabilizó sino que describió la misma tendencia explosiva
ro
~ que la curva de población estimada. Los datos de 1862 y 1876 nos
ro
ro- -«!
ro
muestran promedios de 4.7 y 5.2, lo que debería elevar la estimación
de personas por varón adulto de 3.5 en el siglo XVIII a unas 5 en
c:o
.QO
C\1011
url
.....
-lfJ
ro
"~
-L!")
la segunda mitad del XIX. La población creció de manera muy sostenida,
en número de tributarios o adultos varones y en proporción de personas
o +' "'L'' 'L' ''L~. OJ ~ por número de aquellos.
~'- "." '" "' '"' ~ '-;'
P.Lí)
-~ 2 r-..
';(BO..,Lí)
¡,, 1'-L!") Para desarrollar un adecuado tratamiento de la consistencia interna
,_c:rl ""'1'-- de los datos, presentamos un cuadro con todas las tasas de cambio
O -o';;;'" elll!")
1'-r-~
T3 ~ poblacional por años, expresadas porcentualmente. Con esas tasas hemos
.=;B m~
estimado los puntos de la curva del primer gráfico que hemos comentado.
~ e:
w- "'r-.3}- Como podemos apreciar en este cuadro, las variaciones nos revelan
el carácter meramente indicativo de la fuente. Las tasas de crecimiento
~ globales de la provincia, con los datos más seguros han sido previamente
"'~ presentadas, ahora se trata de evaluar el conjunto de la información
11"' que nos sirve en este análisis, mucho más numerosa y desigual. Una
referencia, aislada, nos dice poco o, incluso, nos puede inducir a errores.
"'
N Puestas en relación, nos ayudan a encontrar buenas aproximaciones que
¡"' requieren de otras referencias para evaluarlas en su riqueza y significación.
Los primeros datos no ofrecen problemas. En la forma agregada en
! que presentamos los datos no parece mucho lo que podemos obtener,

liiilii~~~
pero es desde luego importante señalar que, comparativamente, la zona
<l)
pastoril de Canas, afecta al sistema de cuotas compulsivas de trabajo
u
para las minas de Potosí, tuvo un ritmo decreciente de su población
] ~ menos pronunciado que otras zonas. Incluso, el estancamiento y
recuperación de la segunda mitad del siglo XVII aparece claro en 1684,
aunque el dato debió estar sobreestimado podemos ponderarlo como
un buen indicador. 191

191
Para daros comparativos de tasa de cambio ver el trabajo sobre Tapacarí en Sánchez
Albornoz (1978). Remitimos al análisis de los capítulos anteriores para confirmar las
tendencias.
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 193
192 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
¡s 0000000000000000000000
Luego, el dato de 1728, el punto más bajo de la curva poblacional, o 0000000000000000000000
[--< ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

nos muestra los efectos de la peste. 192 lnmediatamente, se presentan ritmos


inconsistentes. Hagamos un ejercicio estadístico que arroja una tendencia
al aumento, que confirma el análisis agregado de la provincia hecho o
.@' ~OOOO~~~~~~~N..-<NI:'-~~1:'-~000N~
anteriormente. Las tasas calculadas varían mucho. Puestas en perspectiva ¡:Q ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

y suponiendo algunos números en base a nuestros datos, entre 1575


y 1675la tasa anualizada de variación es de -0.32% y en el siglo siguiente,
~ r--~-~~~['-~~0~~00~1:'-1:'-1:'-1:'-~1:'-0000
desde 1675 hasta 1775, la tasa aminoraría su ritmo de caída a -0.10%. (1j ..-< ..-<
......l
El ritmo que describiría la variación porcentual si partimos de 1645
sería ligeramente positivo hasta 1745, de 0.05%. Finalmente, si partimos
de 1685, la variación secular sería de 0.42% de aumento anual. "'o ·~
A pesar de las variaciones de las tasas, que recalcamos se deben :g (1j
00~~000..-<['-['-~~~~~~~~~~~00~~
..-< ..-<
a la naturaleza meramente indicativa de esta fuente fiscal y a las ::l ......l
o.
alteraciones políticas de la segunda mitad del siglo XVIII, ya vimos, o
en base a los dos primeros gráficos, la notable alza de la población o.
¡::::
f3
<!) oooooo~~~~~~~~~~~~~NOO.-<OO~
en el siglo XIX, que completa el panorama del siglo anterior donde
se iniciaba el crecimiento hacia este despegue sostenido. Pasemos en-
'0
·o
(1j
o ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

tonces a introducir algunas nuevas variables al análisis de la informa-


:g (1j
r--o.
..-<
g ONOO~.-<~OOOO~~N..-<000.-<..-<N..-<0~
ción. Consideremos el conjunto de la población distribuido porcentual- o-
(1j (1j
¡:::: N~~~~~ ~~~~~~~~~~~~

mente por pueblos a través del tiempo (ver cuadro 17). Hemos visto '" <!)
~
ya que partimos de considerar el universo de estudio como un conjunto "'"'
§l(il
u a
muy homogéneo desde el punto de vista etnológico. Ello nos lleva a ¡::::
~ hacer ~na consideración adicional respecto a la estructura social del 8"'
~
~NN~~~.-<.-<.-<.-<OO~OO~~~~~ONOO~
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
1\ grupo:[el conjunto de la zona alta o urca tenía una preeeminencia
o.
~
\demográfica respecto a la parte baja o urna. En toda la serie de referencias ¡::::
'0 <!)
ocurre asQ Desde un 55% en el punto inicial de 1575, la población ·o::l &
de urco pasó a 62% en 1645, en pleno proceso de cambios en los que .,S ¡;? OO~N~~~NNN..-<~1:'-000000~~001:'-~
b o ~~~~~NNNN~~~NNNN~~N~~

se cristalizaba un nuevo sistema de subordinación e integración colo-


nial. Con altibajos, la proporción se mantiene a lo largo de los años, i5"' 8
alcanzando el punto más alto entre 1826-30, a inicios de la época §l
Republicana y en el último padrón que mantuvo el esquema de la imagen CJJ
0001:'-1:'-~1:'-~1:'-~~~~~~~~~~1:'-NOOI:'­

fiscal colonial, en 1845; entonces, urco reun(a al 65% de la población, ~ NNNNNN~~~~~~~~~~~~~~~~

cuando ésta hab(a ya iniciado un proceso sostenido de acelerado o:


crecimiento absoluto como hemos demostrado.
·¡::
En el sector urco, la estructura social obededa a una tripartición ::l O~~~~NON~~~I:'-1:'-~..-<..-<~0~N~N
y dos agrupamientos: por un lado, hacia el sureste, Yauri y la antigua ~ NN.-<.-<.-<.-<NNNNNNNN~~N~NNNN

cabecera de Pichigua; por otro, Coporaque y su par Ancocahua, cuya

m A las referencias citadas sobre este fenómeno, conviene anotar un trabajo poco o ~~~0000~~~~-~N~OO~O~~N~OO~
1:'-~00N~I:'-000000~~---N~~~~I:'-00~
•C ~~~['-['-['-['-['-['-['-1:'-0000000000000000000000
difundido de Manuel Burga (1981) en base a registros parroquiales de Quispicanchis.
Lo sugestivo de su análisis ha sido retomado como se puede ver en los trabajos de Stavig
-< ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

(1985 y 1987) e Hinojosa (1987).


194 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 195
población hemos incluido en un solo grupo. Mientras Pichigua va
Observando los datos del cuadro 18 veremos las proporciones entre
descendiendo proporcionalmente, en Coporaque se prod~ce un acele-
originarios y forasteros. Podemos notar una clara tendencia. Un primer
rado crecimiento y Yauri mantiene su invariable condición de escalón
momento de descenso sostenido desde el primer dato, en que aparecen
ecológico social más importante. En el sector urna, Checa representa
con una moderada proporción del 29% de la población tributaria. Como
el grupo demográfico más vigoroso. 193 Mientras, Yanaoca ocupa la misma
vimos, no se trata de una zona de haciendas o receptora de mano de
posición que manifestó en el cuadro de índices relativos, cae rápida-
obra por sectores españoles o mestizos que competían por ella, en esos
mente y se mantiene establemente en una posición baja.
lugares los porcentajes de foráneos eran mucho más elevados. Con todo,
Una consideración adicional es necesaria para entender la posterior
resulta un considerable número de personas. Ello se debió a la pre-
fisonomía del conjunto. Introduzcamos ahora el análisis de la evolu-
sencia de las minas de Condoroma, como ampliamente presentamos.
ción de la población forastera y sus proporciones:Los forasteros fueron
Todos los habitantes de la agreste montaña eran forasteros dedicados
durante el primer período colonial un conjunto muy variado y complejo
al trabajo de las minas que no tenían dotación de mitayos, en total
de gente que dejaba sus emplazamientos originales para evadir la mita,
238 trabajadores considerados forasteros, es decir el 41.53% del total
su presencia se reveló como una táctica de administración étnica de
de éstos. Los siguientes porcentajes de forasteros, algo inferior el dato
la presión colonial. Durante el siglo XVIII, los forasteros pasaron a ser
de 1684 y similar el dato de 1728, responden a la misma presencia
parte integrante de las sociedades que los aceptaban corporadamente.
de la actividad minera. A fines del siglo XVIII, sin embargo, cuando
Pagaban tributo en esas agrupaciones, aunque en monto inferior al de
los ilustrados funcionarios de la nueva Intendencia averiguaban la
los originarios. Accedían a la tierra por matrimonio o mantenían una
posibilidad de habilitar mitas a ~inerales cercanos en vez de la que,
condición de advenedizos si no se emparentaban en la localidad. Fueron
anacrónicamente, se mantenía para Potosí, los informes fueron cruda-
parte de un proceso de diferenciación interna con posibilidades de
mente claros en la quiebra de las labores, a pesar de la reconocida
movilidad hacia su integración o separación. Ese proceso, junto con
riqueza y posibilidades de los cerros. 19~'"Por eso, los porcentajes de foras-
el aumento de la población y la presión por los recursos y la coyuntura
teros van decreciendo hacia fines del siglo. La sociedad pastoril indígena
fiscal y política general, estuvo en la base de los cambios y tensiones
no se abrió a los foráneos y cuando éstos llegaban, eran asumidos como
que se manifestaron en el período colonial tardío. Los estudios sobre
"sobrinos" e incorporados en la categoría de originarios. .:
los cambios en la estructura de propiedad de la tierra entre la población
Viendo algunas de las posibilidades del análisis desagregado por pue-
indígena a fines de la colonia y durante el siglo XIX, parten de considerar
blos, encontramos una nueva constatación en los pueblos de Coporaque
las proporciones de su presencia en los conjuntos corporados. 194 Así,
y Yauri. Tienen las más altas proporciones de población forastera. Luego
conforme se integra y estructura el campesinado andino dentro de la
de la coyuntura de alteraciones del siglo XVIII, donde prácticamente
sociedad mayor, con desarrollo diferenciado del mercado y papel
desaparecen los forasteros, en Yauri su crecimiento es muy rápido, hasta
cambiante del Estado, el papel que juega este escalón social es diferente.
llegar a la mitad de su población. Pero visto el proceso en general,
el conjunto manifiesta un segundo momento dentro del proceso, hacia
193
Los documentos de pleitos civiles que hemos trabajado en los fondos de AHC
el crecimiento de la proporción de forasteros, hasta terminar en su punto
nos mostrarán la concentración de los conflictos de la segunda mitad del siglo XIX justamente histórico más alto en la referencia final de que disponemos para esta
en Checa (en interacción con Langui y Layo, también destacados en estos datos demográficos categoría. La sociedad pastoril se diferenció internamente de manera
como veremos líneas adelante) abajo y Yauri arriba, regresaremos sobre ello más adelante. muy rápida y propició la incorporación de la región en el nuevo mercado
Sobre Coporaque, su dinamismo y su estructura social, los testimonios arquitectónicos de lanas para la exportación.
son también una buena fuente para su conocimiento, ver al respecto Gutiérrez y otros
(1981). Como vimos al inicio del texto, se tratad e un ecosistema social en donde predomina El proceso, sin embargo, muestra diferencias internas. Así, el pueblo
el pastoreo, un buen acercamiento a la herencia histórica del tipo de asentamiento de Pichigua, donde más tempranamente se inició el acaparamiento de
poblacional que muestra la zona, determinado por un patrón discontinuo en Gade y tierras y se convertía en centro de un claro grupo "gamonal" ( Gutiérrez,
Escobar (1982), sobre la noción de estancias y caceríos, ver Martínez (1976).
194Ver, por ejemplo, los trabajos citados de Kelin (1985), Santamaría (1977) y Piel

(1982). El trabajo del profesor Nicolás Sánchez Albornoz (1978) fue el estudio fundamental 195
sobre la ubicación de los forasteros como compleja y determinante categoría. Ver apéndice documentaL La problemática de la mita provincial en AHC RH
L.202.
196 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 197
,_; 1986; Burga, 1986), era el que menor número de forasteros registraba.
o O~Nro~~-~~ro-~~~roN~N
NNN,......,......,...... ,......,......,......NN~~~
¡ji-L< , La misma sociedad campesina produjo sus señores, beneficiados con la
¡S.¿ o-roN~~~~~N~--~Nro~ro
o~~~rororo~~~rororo~~~~~
lealtad de la gente y el control de recursos económicos y de poder.
o ,...... Los extremos opuestos del cuadro 19 tienen un significado especial para
,_; oro~o~~-~~~~~~-~~~~
la reflexión que haremos luego. Mientras Pichigua representa el punto
o ~-~N -~~~~~~~ de mayor desarrollo de la propiedad particular al margen de los grupos
·¡:::¡~
;::l
e<! •
sociopolíticos indígenas, los pueblos de Yauri y Coporaque en la zona
ON~O~-~~~~-~~~~~~~
>-- ·e o~ro~~~~~~~ro~~~~~~~ alta y Langui y Layo en la baja, muestran el mayor vigor en la reproduc-
o ,......
ción y recreación de organismos corporados['En otros términos, a mayor
cantidad de forasteros, mayor presencia de pequeña propiedad campe-
~ o~oro~N-~~N~~~~ro~~-
NN~~~~ ~ N~~N~V~
OJ.I.<
>- sina de los pastos a los que se accede por pertenencia a la instancia
e<! •
.....l ·e O~ON~W~~~ro~-~~N-~~
o~rororororo~~ro~~roro~~~~
comuna(! Sin embargo, la mayor presencia comunal en pueblos indí-
,......
o genas coino Yauri, por ejemplo, no deja de manifestar la diferencia-
,_;
ción y tensión interna que significa la dualidad entre los originarios
oroo~~~~ro~~~o~~-~N~
·-61~-L<o ,...... ,......,......NNNNN~~
y forasteros.
¡::: • oNo--~~N-~~o~-~~ro~
Agrupando de otra manera los datos de forasteros, esta vez distribui-
e<! ·- o~~~~~~~~rororo~~~~~~
.....l ,...... dos porcentualmente por pueblos (cuadro 19), encontramos la confir-
"'
1-<
o mación de las tendencias. Siempre, salvo en la coyuntura de la acción
~ e<!
,_;
o
o-~~ro~~oo-o-~~~~~N
~N~N,...... ,...... -N~ tupamarista,'Yauri ostentó la mayor cantidad de forasteros del conjun-
"'"""'
ro~\3 vi-L< to. En un primer momento por la presencia de las min<ls de Condoroma
V
~ J3 'ff _e:. o~~-N~~oo~o~~~---ro
8 >- ¡::: U ·e o~~~~ro~oo~o~~ro~ro~~ como vimos, luego, como sociedad receptora de nuevos miembros al
~o~ o ......-! .......-! ,...-.1 .......-!
irnp_ulso qel;t cQnquista de una fro~tera para la actividad pastoril, que
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U ~ o e<!
;::l • o~roN~~~~~~~ro~N~~~~
se hizo de una manera diferenciada en cuanto al acceso comunal a
.::3' _e: b ~~~N,......N ~~~~~ los recursos..JDurante el primer cuarto del siglo XIX, más del 50% del
:§ (31-L<
o 8¡::: .. .;
1-<
O~Nro~~~~~~~N-ro~~~~
o~~~~ro~~~~~~~~~~~~
,......
total de forasteros estaban en Yauri. Más bien, Yanaoca, que perdió
importancia hacia adentro de los grupos de naturales, perdiendo pobla-
<t;O
ción y peso proporcional en el conjunto, recepcionó un elevado nú-
gQ"O,_; o~~o~~o~~~~~~~N~o~
-N~-N~ -~~~~ mero del total de forasteros durante el período colonial, descendiendo
~J-I.< luego su rango proporcional dentro de la población total forastera en
oo. ....; o-~o~~o~~~~~~~ro~o~
o 1-< oro~~ro~~~~~~~~ro~~~~ el siglo XIX. Finalmente, aunque no alcanzan al nivel de Yauri, Copo-
uo raque y Ancocahua adquieren su cabal dimensión de receptores cam-
e<! ,_; o-~ro~~-N~~~ro~-~~~-
pesinos cuando consideramos así los datos. En el siglo XIX ti~nen un
;::l o ......-~......-~ ,...-.1 ,...-.1
homogéneo cuarto de la población total de forasteros y en la coyuntura
ooi-L<
.:.2. o~~N~~~ro~~~N-~~~-~ tupamarista fueron más de la mitad.
<.) ·- ororo~~~~~~~~~~ro~~~ro
O:: e) ,...... Regresemos al movimiento general de la población tributaria. Una
,_; interrupción en el movimiento ascendente que hemos definido se aprecia
O~O~'XJN~~~~NN~N-~~~
ro o ~~~N~N,......,......NNNNNNN~~ a principios del siglo XIX, particularmente entre 1804-1814. En ese
~J-I.< ·r.::S e
"'
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¡::: •...; l1! ...,
<l "' período se produjeron crisis de "antiguo régimen", con las consiguientes
o~o~Nro~~~~roro~ro~~~­
e<! 1-< o~~~~~~roro~~~~~~~~~ :§ ~ situaciones de hambruna generalizada y aumento de las exacciones a
>--0 ,......
o~
11 11
la población indígena (Glave y Remy, 1983; Larson, 1980). No es extraño
o ~~~roro~~~~-~N~ro~o~~
~~roN~~rororo~~---N~~~
pues que la población disminuyera y que se solicitaran revisitas. Luego,
,¡::: ~~~~~~~~~~~rororororororo ·d ~
<t; .........t......-l't"'-1......-1......-l.........t......-l......-l......-l......-l......-1......-1......-l......-l'l"'-1......-1......-l't"'-1 ÜP.. no obstante esta caída coyuntural, la tendencia se recupera. Una nueva
198 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 199
Cuadro 19 trados en la matrfcula anterior. 196
La población no se recupera a su
Distribución porcentual de los forasteros por pueblos nivel precedente sino luego de 20 años. En conjunto, el período de
1845-1895 muestra un crecimiento de sólo 0.29% anual. Conviene se-
Año Yauri Pichi- Copo-Anco- Checa Langui Layo Yanao-- Total ñalar que si bien la epidemia fue particularmente dura con la población
gua raque cahua ca de la provincia, el dinamismo demográfico de Canas se mantuvo al
punto que resulta mayor al 0.20% en que crece la población sureña
1645 49 8 6 3 11 3 5 15 100 según los datos más confiables entre 1850-1876 (Lesevic, 1986).
1684 8 17 8 11 23 4 10 19 100 . Las tendencias poblacionales de este último período nos permiten
1728 19 8 13 10 31 3 6 12 100 1
-~hacer algunas observaciones más acerca de la situación social de los
1768 19 7 7 10 26 4 6 21 100 . campesinos frente a sus recursos. Coincidiendo con el período de las epide-
1775 8 9 16 8 18 5 8 27 100 . mías, un decreto supremo autorizaba el arrendamiento de las tierras
1783 2 1 39 17 6 3 8 23 100 "sobrantes" de los ayllus, una vez cumplidos los requerimientos de tierras
1785 25 7 15 9 o 10 10 24 100 para los tributarios. El.E_stado, propietario eminente de los terrenos se
1786 25 7 15 9 o 10 11 23 100 ;l_t~ibuía el derecho a usar en su favor, esos recursos, siempre que no
1791 18 13 11 4 2 11 14 28 100 se perjudicara a los indígenas, considerados como meros tributarios. La
1796 39 9 7 3 1 8 5 28 100 aplicación de la orden resultó sintomática. La mayoría de las operacio-
1812 51 7 4 2 1 6 14 15 100 nes que se han registrado en la documentación de la Tesorería Fiscal
1815 52 6 5 2 3 8 6 17 100 del Cusco fuerorLejecutadas afavor de los "recaudadores" de los ayllus.
1818 49 7 9 7 11 6 3 9 100 Los terrenos que "sobraban" fueron siempre los que tenían en su poder,
1826 51 2 7 9 4 4 6 7 100 con trabajo comunal adscrito, esos Pl'ORÍQB_recaudadores, también lla-
1830 45 2 16 8 8 4 9 8 100 -mados!!Gaciqu~s". Algunas veces, los documentos hablan de tcaQ,caz-
1835 35 4 17 7 11 5 19 11 100 guías" para referirse a los terrenos que se denunciaban como sobran:tes.
1845 41 4 15 7 19 5 9 10 100 sabemos, que esos recaudadores y "caciques" fueron .. uu estamento pos-
tizgL prgyeniente -de. los sectores blar}-¿c;;¡·-9 "castas" entre los indios,
que adquirió sus posiciones estratégicas para el uso de trabajo y el acceso
al recurso tierra, desde antes de la Independencia. Fue --ª-f!lecli?clos del
coyuntura negativa en la evolución demográfica ocurrió a mediados del ~_Xl.ll que ese segmento, "indianizado" como diría (Favre, 1985),
siglo, entre 1850 y 1855. Además de las referencias generales acerca obtuvo el apoyo necesario para consolidar sus dominios. Los arren-
de la existencia de una epidemia de viruelas en los valles bajos y una damientos de esas tierras por los caciques consistieron en un adelanto
mortandad muy grande en la ciudad del Cusco (Tamayo, 1978; Morner, de dinero cuya renta anual debía cubrir el valor, muy reducido de las
1979), nuestros datos manifiestan una muy alta incidencia de la peste mercedes conductivas establecidas para las tierras de las que por fin
en la zona cana y en toda la antigua provincia de Canas y Canchis. se apropiaban con apoyo del Estado y dentro del marco de la legislación
En la Guía de Pedro Cabello (1860), entre los pocos datos que parecen .~ sobre tierras e indios. Así, los efectos de la norma fueron claros: el
provenir de observaciones adicionales a un marco fijo de referencias, V adelanto que se daba para el arrendamiento implicaba una anticresis
figura la mención a la "destructora" epidemia sólo al hablar de la provin-
cia de Canas. Por otro lado, resulta sintomático que en vez de la ma- 196
La referencia corresponde al padrón que se conserva en AGN, Manuscritos
trícula de 1850, lo que se conserva de la documentación fiscal en la Republicanos R.0401. Es el único dato de la serie del siglo XIX que no ha sido pmible
época es un registro de muertos y ausentes. Las listas de muertos se ubicar en su forma de padrón, es posible que ese año no se hubiera confeccionado ese
confeccionaban en base a los padrones de la parroquia, registrando aque- documento fiscal. No incluimos entonces la referencia en la evolución general de la
llos que estando en la matrícula anterior, ya no eran ubicados en los población, dejando el primer cuadro con sólo los datos que constan en documentos.
Para la estimación de la curva de población (gráfico 1) hemos usado el estimado proveniente
pueblos. Sólo en Yauri se listan 557 adultos tributarios menos y el total
de un cálculo usando las tasas de cambio de la población. Otras referencias sobre la
de nuestra zona fue de 1,739, un 24% menos de los tributarios regís- peste de estos años en AHC Prot. Pedro Sahuaraura Inca 1876-1881.
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 201
200 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
198
extensión de tierras de los Caballero. Claro que las tierras no eran
sin fecha límite que legalizaba prácticamente una propiedad de facto.
nunca muchas, varios pedacillos de uno o dos topos y algunas veces
Fueron el Decreto Supremo del 3 de mayo de 1846 y la Superior
algo más. Pero se trataba de las buenas tierra~;_cie riego o las mejor
Orden Prefectura! del 3 de abril de ese mismo año los que iniciaron
ubicadas de los pueblos. Además, -es-;¡-chacras teníanp-ongos ~elaS
una oleada de operaciones de este tipofLa Administración del Tesoro
servían dentro cfeltrato-de protección y reciprocidad que se reestable-
. Público ordenó que todos los "recaudadores" que gozaban de las tierras
cía entre los indios y estas autoridades. 199 Finalmente, con esto se
{¡sobrantes que se habían adscrito a las "cacicazguías", las tasaran y las
consolidaba la posición de poder de estos personajes en la localidad.
;1/ pusieran en remate. Esta apropiación de lo que habían sido tierras curacales
Si recordamos algo que fue una realidad en la vida de los indígt!nas
o comunales de distinto origen ocurrió en la coyuntura tratada en el
de los Andes, veremos la importancia de esa determinación del E~tado
capítulo V, cuando los blancos se introducen en los comandos de los
republicano que ahora comentamos .. Al respecto, sabemos que para los
pueblos y los campesinos indios son sometidos a una nueva subordina-
campesinos, el pago de sus tributos fue valedero como una renovación
ción colonial en la base misma de la estructura social (Favre, 1985).
permanente de la garantía estatal dada al usufructo de sus tierras y
Junto con las tierras, los mistis se hacían acreedores como hemos dicho
a su reproducción como grupo. 200 Los testimonios abundan al respecto.
a servicios personales gratuitos. La determinación de 1847 que la
Frente a ello, que ese Estado señale la pertinencia de la apropiación,
Administración del tesoro implementó, estaba aparentemente enca-
que de hecho disfrutaba ese segmento postizo e indianizado dentro del
minada a obtener rentas por el derecho inminente del Estado a esas
conjunto rural, daba todavía más fuerza a la rapiña de las tierras campe-
tierras. Lo que ocurrió, junto con la defraudación al fisco, fue que los
sinas y mayor legitimidad al dominio interno que ese segmento ejercía
propios recaudadores se hicieron de esas tierras legalmente~, Por una
sobre la masa campesina agrupada en instancias sociopolíticas cuyas
renta anual que ellos tasaban, se introducían como lo hacían'los enfi-
jerarquías se les habían arrebatado desde la derrota de sus propias éli-
teutas de las tierras de la iglesia, hacia la propiedad real de pequeñas
tes. Las alternativas individuales de los jefes indios que lograron salir
fincas que poco a poco se iban incrementando con tierras de campe-
airosos del temporal, en algunos casos fue el amestizamiento. 201 Juntemos
sinos subordinados al poder local. Estas tierras, como es de suponerse,
ese proceso general con el telón de fondo de una mortandad muy grande
se tasaban con mediciones muy someras, que se prestaban a cualquier
y tendremos como resultado un elástico crecimiento de ese "sobrante"
manipulación con el tiempo. \Iunto con tierras que ellos tenían, se
de tierras.
apropiaron de otras que señalaron como "sobrantes", repitiendo lo§
mecanismos que los españoles usaron en los pueblos en el siglo xvnJ
-~Otra fuerza coadyuvante al crecimiento de un segmento misti fue
'\la correlación entre originarios y forasteros. Como vimos, en Pichigua,
Aunque no se trata de esquemas fijos, pues los enfrentamientos de inte-
!los llamados originarios fueron mayoría dentro de su población indí-
reses también se daban, cuando otros mistis obtenían las tierras que
gena. Fue ahí donde, como veremos, se desarrollaron más los fundos
los recaudadores denunciaban como sobrantes. 197
Pero los que verdaderamente se beneficiaron fueron los caciques / privados.' Observando por otro lado los datos del cuadro 20 podemos
recaudadores, los mistis republicanos. Por ejemplo, en Langui el recaudador concluir que los pobladores llamados "castas" sufrieron una disminución

~ entonces era Valentín Caballero, en Urinsaya y en Hanansaya, Hipólito considerable, incorporándose entre los "indios". En 1835, el recaudador
Caballero, que era además el Gobernador del pueblo. En Layo también
Hipólito era el recaudador de Hanansaya y en Urinsaya un personaje 198
AHC ADTP Tributación L.69.
que luego será vital en la historia local, Melchor Alencastre. Podemos 199
Ver, por ejemplo, el caso de Ucho en Tinta AHC ADTP Asuntos Contenciosos
suponer entonces que este mecanismo fue otro instrumento más de L.90.
200 El "pacto", como todavía se recuerda en Bolivia, ha sido claramente analizado

197 por Platt (1982). Referencias de AHC, particularmente de los expedientes protocolizados
Ver AHC Notarial, folios sueltos, L.161, Canchis. También en AHC Subprefecturas
ante Pedro Sahuaraura Inca, escribano de Canchis, corroboran el fenómeno en la zona
(1825-1890), L.l (único, proviene de los fondos de Vega Centeno) casos diversos. Uno
de estudio.
destaca por su riqueza en la provincia de Quispicanchi. Algunos recaudadores o caciques, 201 Pensamos, por ejemplo, en el destino de la descendencia de Eugenio Canatupa
como Rudecindo Jara en Huaro, eran ricos hacendados y mistis de los pueblos. Jara era
Sinanyuca, y de Francisco Guambo Tupa que pueden ser seguidas en su incorporación
dueño del obraje que persistía en la zona, que abastecía al ejército de telas, ver Glave
a las "castas" en el pueblo de Coporaque. Mientras, los linajes de otros pueblos, desaparecen
(1986a). Estos obrajes eran todavía propiedades muy valiosas, el vecino competidor de
Huaro era el de Accha, ubicado en Amancay, tasado en 29,000 pesos en 1838. de los registros.
202 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 203
señalaba con orgullo que había registrado más población que la matrí-
hemos analizado previamente, se desatarán con características diferentes
cula anterior a pesar de la disminución de las "familias" en la provin-
de acuerdo a la integración de los campesinos en nuevas redes de re-
cia.202 Con todo, el volumen fiscal recaudado por contribución de castas
producción económica y social:.:Veamos algunas de las características
y el número de contribuyentes, revela la incorporación de la población más saltantes de este otro nivel de conflictos.
en los organismos sociopolíticos sujetos a la legislación competente a
Una de las formas más directas y cotidianas de este nivel de
los indígenas. Así, en aquellos lugares donde los forasteros fueron mi-
enfrentamiento campesino fue la de las disputas por la herencia. Esta
noría, los propios originarios devenían en pequeños propietarios y en
estaba atada a los códigos internos de parentesco y acceso a recursos,
los que los forasteros crecían hasta la mitad de la población, dentro
de acuerdo a la inscripción dentro de la organización comunal, que
de los grupos corporados se producía la diferenciación que enfrentaba
ya funcionaba como reguladora de derechos o instancia de legitimidad
a propietarios contra la nueva masa, incorporada en nuevos asenta- entre los campesinos. 203
mientos por lazos de parentesco y desplazada de sus lugares de origen
,.:~Dentro de los ayllos entonces el problema de la sucesión de los
por los conflictos de sucesión y la presión por la tierra que el crecimiento
terrenos fue mayor en el contexto de crecimiento poblacional y dife-
poblacional acompasaba.
renciación interna. Los "caciques recaudadores" inscribían contribu-
yentes atribuyéndoles terrenos del grupo de parentesco de éstos. Algu-
nas veces, se establecían conflictos entre los descendientes de sangre
Cuadro 20
y los allegados, lo que a su vez revelaba conflictos entre grupos cultu-
Contribución de castas
rales dentro de los pueblos o dentro de las unidades sociopolíticas ge-
Canas 1827-1835
néricamente denominadas parcialidades. Por otro lado, las alianzas de
protección con el segmento misti que se consolidaba permitían man-
1827 1830 1835 tener propiedades -mejor sería posesiones de hecho- o acceder a ellas.
~ Así, el haber servido de "pongos" a las autoridades era invocado como
Con tri huyen tes 326 297 198
Total población
:\J criterio a favor del usufructo de tierras dentro de los ayllos, cuando
933 1,319 estos eran equiparables al concepto genérico de parcialidades. En otro
Contribución anual 1,625 1,088 594 nivel, el cumplir los llamados "cargos" dentro de las parcialidades era
otro argumento a favor. Así, la individuación del usufructo -aunque
esta fuera a la manera de familias extensas- se extendió, a la vez que
\ los conflictos entre los linajes y las oposiciones entre las agrupaciones
Esa diferenciación interna de la sociedad campesina estaba atada
·¡ sociopolíticas eran exacerbados por las alianzas o incidencias del seg-
a manifestaciones violentas de enfrentamientos entre estamentos, pero
~· mento mistis con acceso al poder local refrendado por el Estado~Tomemos
todavía no se trataba de un conflicto abierto entre gamonales y campesi-
algunos casos que permitan sustentar esta evaluación cualitativa.
nos, que recién se iniciaría luego de la Guerra del Pacífico y sobre
En 1873, José Mamani tuvo que enfrentar un litigio con Cecilia
todo a fines del siglo XIX, abriendo un período de sublevaciones y cruen-
Gutiérrez por un caserío y varios terrenos temporales en la comunidad
tos enfrentamientos. En este período, las autoridades mistis más bien
o barrio de Acco Acco, de la Parcialidad de Phalla en el pueblo de
estarán interviniendo como mediadoras del Estado, garante de la pro-
Sicuani. José Mamani se había hecho de esos terrenos como sucesor
piedad colectiva usufructuada individualmente. Ello fue cotidiano en
de su padrastro fallecido Julíán Mamani. El verdadero apellido de José
un proceso donde los campesinos se enfrentaban entre ellos como pro-
era Champi, pero como entenado de Julián Mamani había sido inscrito
ducto del aumento de la presión sobre los recursos por el crecimiento
con ese apellido. La Gutiérrrez era viuda de uno de los hijos de Agus-
pobla_cional sostenido. Las tensiones entre las fracciones campesinas que
203
Para una visión de los derechos de propiedad de las comunidades andinas, regulados
por el parentesco y la instancia colectiva, ver Ossio (1983). Es interesante comparar
wz Las matrículas de "castas" pertenecen a la colección que se conserva en AHC, el enfoque de la economía agraria sobre el mismo tema, ver Codear (1984), aunque
Tesorería Fiscal, ver el apéndice documental. en este último tipo de esquemas es dificultoso incorporar la dimensión del proceso y
del cambio a largo plazo.
204 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 205
tina Mamani, hermana del finado Julián. Por ese parentesco, ella re- autoridad mestiza en relación con los indios, los que intervenían en
clamó los terrenos por herencia, ya que Champi no era hijo de Mamani. los diferidos.
El padrastro de José, a quien éste había ayudado como hijo, falleció En el mismo Pitumarca, en la parcialidad de Capacchapi, varios
con la peste, el año de 1855, lo mismo que el marido de la Gutiérrez. hermanos varones pretendieron despojar a su hermana de sus posesiones.
José conservó la propiedad pues pagaba los tributos, inscrito por los La mujer había recibido terrenos espaciados o "salpicados" como era
caciques recaudadores con consentimiento de su padrastro "a título de costumbre, para hacer las entradas de descanso de tierras y protegerse
haber sido varón". Además, Champi-Mamani había servido a la nación de las inclemencias del clima. Recibió las tierras cuando se casó con
haciendo de pongo en las casas de las autoridades, lo que invocaba junto un forastero, incorporado en la comunidad. Al morir los padres, los
con su calidad de varón aceptado por el padrastro, como argumento hijos varones pretendieron quitar esas tierras. Los agraviados recurrie-
a su favor. Finalmente, además de los servicios personales a las autori- ron al cacique y luego de largos pleitos, tuvieron que ir ante el mismo
dades, que funcionaban como escala, el aludido huaccha (huérfano) había Juez de Paz. Esta era una de las más comunes formas de conflicto interno.
"servido de Alcalde, Alguacil y demás cargos concejiles", siendo así En Sicuani también se registraron muchas hacia esta época de fines
legítimo poseedor de estas tierras que siempre son consideradas comu- de la década de 1860, incluso en el caso de los Mamani, el huaccha
nales. La resolución del Juez a favor de la Gutiérrez fue desencadenante \ adujo su condición de varón para sujetar sus tierras. Algunas veces,
de un serio enfrentamiento entre clanes, ayllos o barrios de Phalla. ~ los varones dijeron tajantemente que cuando se casaron estas mujeres,
Champi-Mamani con muchos indios a pedradas atacaron a la Gutiérrez es decir, cuando estaba vigente la contribución de indígenas, ellas no
y al clan de los Ccasa, los parientes de su marido fallecido. Recuperaron estaban beneficiadas con tierras al casarse sino sólo los hombres. Los
el terreno y el litigio se prolongó por varias décadas. 204 varones eran los que pagaban los tributos y eran esos pagos los que
Otros ejemplos muestran algo más de los mecanismos de resolución garantizaban la propiedad de la tierra comunal frente al Estado. Luego
de las tensiones propias a la herencia de los bienes regulados dentro fue más accesible la tierra para la mujer que incorporaba al marido
de la comunidad. Es el caso de un campesino que poseía en Pitumarca en la comunidad. En 1868, entonces, habían casos de mujeres que tenían
los terrenos de otro, allegado suyo, que falleció en 1868. La posesión derecho sobre las parcelas, pero otras habían logrado sólo el apoyo del
de hecho que disfrutaba este hombre provenía del hecho de haberle padre o de los padres cuando no estaba sancionado internamente que
pagado en vida al propietario dos tercios de su contribución de indígena. podían acceder a la posesión familiar de parcelas.
Nuevamente pues el argumento del tributo como amparo de la posesión
1
,El apoyo paterno a las hijas no sólo estaba determinado por el amor
de las tierras. Los deudos del muerto iniciaron una querella para recu- filial o determinaciones subjetivas que en cualquier trato humano son
perar el terreno. Quien zanjó el diferencio fue el Juez de Paz de Pitumarca, esenciales; desde el punto de vista general, buscando alguna norma más
luego de hacer desfilar testigos indios que declararon a favor de las abstracta que rigiera la conducta campesina, digamos que el apoyo a
partes ya que nunca se presentaron documentos pues los tratos eran la hija mujer también se debía al servicio que daba con su marido a
de mutuo acuerdo. El mismo funcionario judicial en un comentario la casa paterna. Es decir, completaba la economía familiar cuando los
, a su resolución, que fue favorable a los parientes del fallecido, señalaba varones habían formado otro hogar y se habían vinculado a otra fa-
que en estos casos no existían documentos probatorios. Tampoco exis- milia:'En un caso de Sicuani, la mujer implicada en la querella de-
tía una legislación al respecto pues las tierras comunales eran inalie- nunció que por mucho tiempo su hermano había estado en el ejército,
nables y estaban supuestamente fuera de los casos sujetos al Código "qué servicios pudo prestar entonces a sus padres" se preguntó ante
Civil. Los jueces, que eran parte del tinglado local de relaciones de \, i el Juez. El servicio en el ejército reemplazó también al pago de tri-
·~
1

poder, resolvían de acuerdo al "homenaje" que cada una de las partes butos cuando éstos fueron abolidos (y repuestos como veremos), por
les hacía y por supuesto de acuerdo a los recursos o vínculos perso~ales lo que el argumento femenino sólo tenía .la fuerza de equiparar los
de los implicados. Otras veces eran los caciques recaudadores, otra argumentos con uno vinculado a la reproducción solidaria dentro de
. la familia. Con todo, el conflicto estallaba. En algunos casos, los jue-
ces fueron racionales con el sexo femenino y consideraron oportuno
20 4
que "algo" se les dejara como apoyo. Ya a fines del siglo XIX, estos
AHC Prot. Pedro Sahuaraura 1869-1875, Archivador de Expedientes Judiciales (
Nº l. conflictos se debían solucionar con "particiones" de bienes entre los
206 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 207
hijos.zos Las que como veremos dejaban abiertas las puertas a otras formas de terreno, se sucedían ante declaraciones de enemistad irreductible. 207
de conflicto. Esa pintoresca actitud estuvo marcada, sin embargo, por este proceso
1__

En el caso de las posesiones de ganado, en la partes altas donde de enfrentamientos por los recursos en el marco de la constitución de
las tierras son de menor cuantía, los pleitos implicaban robos al estilo una nueva clase social dentro de una nación. Luego la ubicación incierta
1
de los abigeos. Los "ladrones" eran muchas veces propietarios de majadas
grandes de animales y las acusaciones eran frecuentes. En este tipo de
del campesino frente a las leyes y su subordinación neo colonial, harán
!que estos conflictos 1sean instrumentos en favor de los intereses de los
pleitos se suscitaban también embargos de manadas que eran amparados lmistis que se convertían en burguesía rural étnica y culturalmente
por las autoridades mistis. En Pichigua, por ejemplo, un caso de estos !diferenciada. ·
se cruza con las normas de parentesco y herencia. Ambrosio Huillca No se crea, sin embargo, que conforme pasó el tiempo se fueron
tuvo pleito con Joaquín Huarcaya que fue su cuñado mientras Huillca haciendo más individualizadas las posesiones y los patrones de los tras-
estuvo casado y conviviendo con Josefa su primera mujer. Huarcaya pasos y manejos de propiedades. Como se ve[.f.unque los problemas
había recibido en depósito más de 300 ovejas madres y otro tipo de se suscitaran entre las propias familias pertenecientes a una parciali-
ganado y pertenencias, avaluadas en 1,300 pesos. Eran bienes del dad, siempre era el factor del parentesco el que primaba en los tratos
matrimonio Huillca que tuvo una desavenencia por infidelidad. La mu- y en los conflictos por cierto. La presencia de las autoridades mistis
jer demandó criminalmente a Huillca por amistad ilícita y le embargó
250 cabezas de ovejas madres. Huarcaya las recibió en depósito pero
:t1 se debía a la incapacidad de las propias. autoridades campesinas de arre-
jl glar las disputas y sobre todo el grado de dependencia que la propiedad
terminó con toda la estancia por más de 12 años. Los bienes los vendió tenía respecto a la sanción del Estado.':Algunas veces, incluso, los pro-
a la muerte de su hermana y Huillca protestó diciendo que la única pios Jueces de Paz apoyaban las demandas de campesinos contra otros
beneficiaria era la fallecida y no su familia, a lo que Huarcaya replicó que "cercaban" sus pastos en busca de hacer más privada su conduc-
con nuevas acusaciones de adulterio e inmoralidad. La sentencia fue ción. En Checa, en 1878, Juan Mamani cercó unos terrenos con agua-
favorable a Huarcaya, pero el pleito duró mucho tiempo por sucesivas da denominados Ceccomayo. Varios campesinos denunciaron el hecho
apelaciones. Como se ve, además, se trataba de bienes considerables, y dijeron que Mamani no tenfa "autorización del juzgado". El Juez, esta
frente a los que los códigos de parentesco seguían siendo difusos pero vez el de 1a. Instancia, ordenó a "todos los indígenas" que destruyeran
determinantes para las transacciones y los mecanismos de posesión de el cerco y dio cinco días de cárcel para Mamani. 208 Es notable la
la tierra y los animales. 206 autorización misti para que los indios procedieran violentamente a cas-
Los enfrentamientos entre familiares campesinos siempre han lle- tigar a quien había querido transgredir la posesión colectiva. Otros plei-
vado un grado de encono e irracionalidad que los han convertido casi tos por cercos se sucedieron desde mediados del siglo XIX. Algunos
en pintorescos para los ojos occidentales. La historia más reciente de estaban teñidos de violencia, incluso apoyada por la autoridad como
los pequeños propietarios campesinos en los Andes está llena de este vimos. La tensión entre usufructo individual y posesión colectiva,
aparente anecdotario. Era mayor la ira y más inasibles los argumentos sancionada de acuerdo a las escalas corporativas comunales se man-
cuando los enfrentados eran familiares que cuando se trataba de par- tuvo, mucho más entrado ya el siglo XX. Alberto Flores Galindo
ticulares que no tenían vínculos sino comerciales. Linderos mal pues-
tos, la actitud del pillo que movía el lindero, golpes por un metro cuadrado
207
Los testimonios son parte del inmenso material impreso de informes que se hicieron
en el marco de un programa de Integración Indígena en la década de 1960. Ver, por
ejemplo, Calderón y Gallegos (1967:68). Aunque la aparente irracionalidad de los
ZD5 Toda la información en AHC Libro de Resoluciones Verbales 1868, Provincia de
argumentos indios se ha manifestado en otras situaciones, como el conflicto con los
Canchis. El legajo tiene una numeración equívoca. Figura como L.33 de un fondo sin
gamonales, donde esbozaban coartadas inverosímiles cuando tenían que enfrentar a la
ubicación, proveniente del Archivo Notarial de T eófilo Puma donde parece haber tenido justicia, ver Flores Galindo (1986:547).
una catalogación correspondiente a los Legajos 40-43. Está mezclado con la documentación 208
AHC Documentos de procedencia de Esteban Puma, Archivo Canchis, L. lO, Causas
de CSJ, donde se le puede ubicar por la fecha. La dificultad de hacer las citas precisas
Criminales 1839-42. Este legajo, que proviene también del deshecho conjunto del fondo
de la documentación proviene del lamentable estado de conservación del material, muchas
Puma, no está reclasificado en CSJ. Viene en un legajo donde se incluyen los L.10-
veces en peligro de estropearse o perderse.
206
12 del antedicho fondo. Las referencias van mucho más allá en el tiempo que la notación
AHC CSJ L.187. de carátula.
208 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 209
(1986:560) refiere una situación propia a este tema en Sicuani hacia El caso de Checa nos remite a una reevaluación de la incidencia
1920. Algunas familias campesinas querían mantener individualmente del ritual y la bebida en la violencia que expresa conflictos latentes.
sus parcelas sin aceptar la intervención comunal para las rotaciones Allpaca y Armuto se enfrentaron personalmente, pero en el contexto
o laymis (Ossio, 1983), pero tuvieron que enfrentar a las autoridades de una fiesta donde los bandos se reagrupaban dentro del ritual. Algunas
comunales que defendían los criterios colectivos expresados en, "a cada otras veces, no es claro que hubiese de por medio un problema de fraccio-
comunitario según sus méritos y fojas de servicios, por ejemplo, llevan nes sociopolíticas o simbólicas dentro de los pueblos indios, pero el
la preferencia los que pagan mayor contribución, los que desempeñan alcohol y la catarsis colectiva desencadenaban enfrentamientos. Fue el
cargos civiles y religiosos, los que puntualmente asisten a las faenas caso de Clemente Cusi en Tinta el año de 1841, los sucesos ocurrieron
públicas y otros méritos que más o menos se conocen fácilmente por el 29 de julio, en los festejos de la víspera de la fiesta de Nuestra Señora
la autoridad". 209 Este tipo de argumentos se vinculan con los casos de de las Nieves. Cusi fue a Combapata a alquilar un traje especial para
Sicuani que vimos en el siglo XVIII, desde cuando se arrastra esta pre- bailar como cargo en la fiesta la danza de la chuncha. Al retornar a
sencia comunal y corporativa en la regulación del acceso a los recursos. Tinta, en un puente se encontró con Félix Ailla con cuya mujer Cusi
La tensión se acrecienta conforme se desarrolla el proceso de diferen- sostenía una relación de amantes. Ambos amantes según trascendió por
ciación que venimos estudiando. los testigos, querían pasar juntos otro cargo, el del Alabado en la fiesta
En 1842, también en Checa, se produjo otro enfrentamiento que de San Bartolomé. En el encuentro, beodo Cusi pues en el alquiler
terminó en la muerte de Manuel Armuto. Fue el 17 de agosto, día del traje se bebía chicha que ofrecía el interesado y retornaba el amigo
de la fiesta de la Virgen de la Asunción, conocida como la Virgen que daba la vestimenta, se produjo un pugilato y resultó muerto Ailla.
Asunta. Melchor Allpaca, anciano jefe de un clan o familia extensa En este caso, cuando las motivaciones individuales fueron claras, el
de pastores, pasó por los terrenos de Manuel Armuto colindantes con reo fue condenado a muerte. La ejecución fue llevada a cabo por la
sus tierras y las de sus allegados. Se dirigía al cerro Tintaya donde ese gendarmería acantonada en Yanaoca y a ella acudieron los indígenas
día se celebraba la fiesta con "corrida de toros". Hacía días que Armuto de las distintas parcialidades de Tinta para que "escarmienten". En el
levantaba un cerco y Allpaca le increpó lo hiciera siendo terrenos caso, no hubo un problema de tierras, pero el alcohol y el cumplimiento
comunales. Luego de un enfrentamiento, Armuto cayó a un barranco del ritual acompañaron los hechos. Un año después, otro caso criminal
aparatosamente. Era el medio día y los campesinos que se trasladaban en Tinta sí fue claramente un enfrentamiento por tierras y el contexto
por sus ayllos a la fiesta estaban bebiendo, no era raro que hubiese fue la fiesta de San Bartolomé, donde los amantes de 1841 habrían
violencia y que accidentes como estos se produjeran (Taylor, 1987). querido pasar el cargo del Alabado. 211 Las causas criminales estaban
Beodo y golpeado, Armuto estuvo en el festejo que organizaba Damián siempre acompañadas de consumo de alcohol y en el contexto de fiestas,
Putuni, de su ayllo, como "baile mayor" de la fiesta. Martín Nina, que era cuando la gente, dispersa en el espacio, se reunía para rehacer
"tamborero" de Pichigua que había sido contratado para la fiesta conversó sus vínculos de tradición y parentesco.
con Armuto sobre el caso y bebieron juntos. Al poco tiempo, Armuto El análisis cuantitativo de la evolución demográfica nos ha ayudado
falleció. No se supo por qué pero su bando lo atribuyó a la caída. El a ubicar cabalmente el proceso de despegue poblacional y cambio
caso terminó en manos del Juez de Paz, ante el que un grupo de campe- socioeconómico que marcó el surgimiento de las corporaciones campe-
sinos en estado de ebriedad y con violencia, impusieron detuviera a sinas que conoció nuestra moderna historia ruraL~ La diferenciación
Allpaca. En Tinta, el Juez de 1• Instancia liberó al anciano campesino interna, el surgimiento de un estamento misti al interior de esa sociedad,
del bando rival. Como se ve, de un conflicto individual, se suscitó la disputa en nuevas condiciones políticas, económicas y demográficas
un enfrentamiento colectivo en el contexto de un festejo ritual en el por los recursos, marcan las formas del conflicto campesino y redefinen
que los grupos se reconstituían en sus diferencias con otros. Esta vez sus antiguas expresiones. Una nueva coyuntura, donde no estarán ausen-
las consecuencias fueron trágicas. 210 tes los enfrentamientos entre los propios campesinos, pero donde será
la violenta irrupción de los gamonales que se proyectaban como una
209 La referencia es de AHC CSJ L.84, desgraciadamente, el estado del material hace

ahora imposible ubicar el expediente.


210 Toda la información en AHC Causas Criminales, Archivo de Canchis, L.lO. Z11Toda la información en AHC Archivo Canchis L.lO.
21 Ü LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 211
burguesía rural sobre las tierras y los animales campesinos, se abrió paso Cuadro 21
desde fines del siglo XIX. Siempre, sin embargo, la presencia del Estado Número de tributarios afectos al pago de contribución rústica
criollo marcará las relaciones entre los agentes locales del mundo Canas 1845-1892
campesino.
Lugar 1845 1850 1871 1877 1888 1892
ESTADO TRIBUTARIO Y SOCIEDAD CAMPESINA
Yanaoca 3 4 21 70 6 20
Retomaremos el análisis de las fuentes fiscales para ubicar la incidencia Checa 9 15 161 251 16 39
del Estado y la presión fiscal sobre la sociedad local. Incorporamos ahora Quehue - - 54 95 11 15
las matrículas de las exacciones fiscales de nuevo tipo, que reemplazan Pichigua 7 10 227 279 31 49
a la contribución de indígenas desde mediados del siglo XIX. La imposi- Coporaque 3 10 224 335 34 66
ción fiscal desde 1728 diferencia originarios de forasteros, pero estos Yauri 5 3 194 217 54 217
últimos se consideran iguales no importando su adscripción. Los forasteros Ocoruro/Condoroma - - 210 300 9 67
pagaron 4 pesos con 6 reales hasta 1818. La primera matrícula republi- Layo 3 4 191 293 31 49
cana rebaja ligeramente su contribución, pero poco tiempo después la Langui 4 5 108 195 25 22
aumenta hasta por encima de su tradicional nivel. Pequeñas variaciones
de reales fueron de todas formas muy sentidas en el conjunto de la Total 34 51 1,390 2,035 217 544
~¡?oblación y son manifestaciones de una "imagen fiscal" del conjunto.
De cualquier manera, podemos considerar que hubo una gran estabilidad
en ese rubro de la contribución. Otra cosa ocurre con los originarios. Checa y Coporaque, los otros pueblos tienen como tributarios a los
Las cargas a los originarios aparecen diferenciadas por pueblos. En curas de las parroquias, propietarias de los principales fundos que se
general, todo el conjunto muestra que los pueblos de Checa y Layo heredaron de la época colonial. Así, como ya hemos analizado la zona
fueron los más cargados, junto con Langui y Yauri que los siguen en no fue una región de grandes propiedades, las "haciendas" se reducen
importancia. El triángulo del lago, que como adelantamos, formó un a fundos que fueron del "común" y luego enajenados a las parroquias
agrupamiento prehispánico, fue considerado, en términos de la fiscalidad u obras pías. El número de tributarios no necesariamente coincide con
colonial, como el grupo más capaz del conjunto. Junto a ese segmento, el número de fundos, pero es indicativo de la presencia de gérmenes
nuevamente Yauri aparece como blanco de la presión estatal. Se podrían de grupos pequeños de terratenientes enclavados en los poblados
especular algunas implicancias al respecto, por ahora señalemos que indígenas. Cabe resaltar entonces nuevamente la reiterada presencia
el tributo terminaba siendo una manifestación de status frente al Esta- de Pichigua como centro del poder de los "mistis", curioso destino de
do, lo cual puede ser indicador del prestigio de esos grupos o sus lo que fue cabecera del agrupamiento prehispánico.
pretensiones respecto a éste. En el caso de Yauri, como veremos luego, Las siguientes columnas nos muestran un cambio cualitativo en la
el tributo expresa el crecimiento de la economía pastoril indígena. imposición fiscal. Anulada la contribución de indígenas y de castas,
Al desaparecer la contribución de indígenas y reformularse la de los propietarios debían pagar un impuesto sobre sus rentas o beneficios.
castas, que se cruza en un primer momento con la nueva de predios Los padrones de Canas incluyen a 1,390 personas en 1871 y al poco
para luego dejar a ésta como la única válida, la relación tributaria del tiempo, en 1877, a 2,035 propietarios.
Estado con la sociedad rural varía en sus términos elementales. Veamos Una pregunta se desprende de la apreciación de los datos, ¿de qué
lo que de ellos se muestra en nuestros datos. tipo de propietarios estamos hablando? En 1871 se pueden apreciar só-
El cuadro 21 reúne los datos que ahora trabajaremos (las fuentes lo algunos fundos cuyo valor fiscal estimado está por encima de los
completas se listan en el apéndice documental). Las dos primeras colum- 3,000 soles. Son 11 en Pichigua, con un valor fiscal estimado de 75,800
nas corresponden a las matrículas de predios que se cruzaron con las soles. Luego confirmaremos el número de haciendas de Pichigua, don-
vigentes contribuciones de indígenas y de castas. En la práctica son de se repite la misma cantidad de propietarios con una estabilidad sor-
un listado de los "vecinos" propietarios de los pueblos. Salvo Pichigua, prendente. Hay un fundo grande en Yanaoca y Layo tenía siete tribu-
212 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 213
tarios con 3 7,200 soles de valor estimado en sus fundos. El resto de llus en las matrículas anteriores, algunos abandonados y otros que nunca
los pueblos tiene sólo algunos propietarios que llamaremos "grandes",
habían aparecido. Son pues verdaderos padrones que incluyen una
ellos son los "dueños del pueblo": tres en Checa, uno en Quehue
estimación de la riqueza distribuida en agrupamientos sociales de dis-
(tradicional par de Checa y posterior "anexo" del distrito), tres en
tintas magnitudes y dinámica de acuerdo a sus ubicaciones dentro del
Coporaque, tres en Yauri, dos en Langui. En 1877, los números son
conjunto.
similares.
Por otro lado, en el mismo rubro de fundos "grandes", en Ocoruro
y Condoroma, dos distritos que se consolidan por el excepcional
Cuadro 22
dinamismo de la parte alta pastoril adscrita a Yauri, en 1871 se registran
Tributarios afectos al pago de contribución por predios rústicos
27 fundos con un valor estimado de 106,600 soles, el 34% del total Canas 1871-1892 (porcentajes)
del valor de los fundos de valor mayor a los 3,000 soles. Debemos men-
cionar que los valores estimados son también una "imagen fiscal" del 1871 1888 1892
Lugar 1877
verdadero rendimiento de los pastos que se habían concentrado en poder
de propietarios particulares, convirtiéndose en fundos o "haciendas" con
Yanaoca 2 3 3 4
trabajo de pastores pertenecientes a distintas estancias anexas a par- 12 12
Checa 7 7
cialidades. De tal forma que no estamos hablando de los valores reales 5 5
Quehue 4 3
de los fundos que eran adquiridos por transacciones con los propios
Pichi gua 16 14 14 9
campesinos. Por eso, hablar de "grandes" fundos no es impropio. En 16 12
Copo raque 16 16
el contexto y dada la naturaleza de la fuente, podemos rastrear las Yauri 14 11 25 40
concentraciones de recursos. En el caso de Ocoruro y Condoroma, sin
Ocoruro/Condoroma 15 15 4 12
embargo, la incorporación de "pastales con ganado" en poder de personas
Layo 14 14 14 9
con apellidos indígenas nos revela la diferenciación interna del propio
Langui 8 10 12 4
grupo indígena campesino y el valor que sus pastos iban adquiriendo.
Así, el Estado tributario y los propios campesinos seguían mantenien-
Total 100 100 100 100
do una relación que legitimaba el usufructo de las tierras que no eran
sujetas al control comunal.
Observando el cuadro de porcentajes (cuadro 22) vemos que esos
pastales de posesión campesina constituyeron el grueso de los contribu-
Si analizamos las matrículas de los años finales del siglo (ver cuadro
yentes, distribuidos en proporciones similares en los pueblos durante
23 ), desde el punto de vista de la clasificación de las propiedades rústicas,
el período 1871-1877. Los casos especiales son los de Quehue y Yanaoca
veremos algunas tendencias confirmadas1 Conviene, sin embargo, señalar
que tienen porcentajes muy bajos. Lo de Quehue se debe a su subordi-
antes que esas matrículas son paralelas a la nueva contribución personal
nación en el pueblo "madre" de Checa. El caso de Yanaoca en cambio
establecida por Cáceres. 212 Esas listas de contribuyentes por "la personal"
sí es particular, los bajos porcentajes de contribuyentes son estables
nos sirvieron para confeccionar nuestro cuadro general de la tendencia
hasta fines de siglo. Eso no quiere decir que no hubieran propietarios:
poblacíonal. No incluimos en el cuadro base general de población los
alguno grande y otros medianos, dentro del grupo misti, son incorpo-
padrones de contribución predial de 1871-1877 pues disponíamos de
rados en las matrículas. Pero lo que realmente interesaba a los agentes
una información confiable adicional de los censos de 1862 y 1876. Luego,
fiscales era el registro de los campesinos de las parcialidades con acceso
los registros de la contribución personal permitieron controlar y confir-
a pastos. No fue ese el caso de los indios de Yanaoca, subordinados
mar las tendencias.
a los mistis, sin acceso a los ricos pastales de la altura o con recursos
muy pobres, no fueron incorporados en las matrículas sino en número
212 Las informaciones del contexto general de la República, en este caso y en todo
muy reducido. Las matrículas también revelan un fino registro de los
lo que a ello atañe del texto, provienen de la fuente indispensable del período, ver Basadre
campesinos: aparecen muchos nombres desusados de parcialidades y ay-
(1983). Sobre esta coyuntura en el sur andino, ver Manrique (1988).
214 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 215
Los registros del final de siglo son un nuevo reflejo fiscal. Se buscaba Cuadro 23
controlar a los parceleros, propietarios efectivos y con rentas elevadas. Propiedades rústicas en Canas
Cuando los pastos eran registrados por los agentes para incluirlos en 1888-1892
la contribución de predios, el campesino implícitamente no debía estar
en las listas de "la personal", que incluía a los que no eran propietarios. 1 Distrito Fincas Estancias Pastales y ganado Total
Sin embargo, los agentes presionaron sobre la sociedad pastoril. En un
año, entre 1888-1889, de 217 contribuyentes se pasa a 415, un incremento 1 1888
del 91 o/o (ver cuadro 23). El incremento estaba concentrado en cerca
de 200 contribuyentes de Yauri. Como hemos visto, esa era la zona Yana oca 3 2 1 6
del crecimiento de la economía pastoril y de intenso dinamismo Checa 8 o 19 27
demográfico, En 1888, Yauri tenía el 25% del total de contribuyentes Langui 11 10 4 25
y en 1892 su participación porcentual dentro del conjunto subió a un Layo 10 9 12 31
40% que sumado al 12% de sus distritos desprendidos de Condoroma Pichigua 20 4 7 31
y Ocoruro nos da un 61 o/o del total efectivo (ver cuadro 22). Coporaque 9 8 17 34
Inmediatamente después de la incorporación de pastales a la matrícula Yauri 6 o 48 54
de contribuyentes en 1889, la presión se incrementó. La matrícula de Ocoruro 3 4 2 9
1892 registró una centena más de contribuyentes, todos incluidos en Total 70 37 110 217
la columna de pastales del cuadro 23. En esa oportunidad, los pastales
de Yauri no se incrementaron sino los de Ocoruro (que incluía a 1889
Condoroma), curiosamente omitidos de la matrícula anterior. Los datos
parecieran indicar una suerte de "campañas" fiscales de incorporación. Yanaoca 2 1 3 6
El cuadro 23 ha sido compuesto en base a las denominaciones que Checa 8 2 23 23
1 Langui
las matrículas otorgan a las propiedades incorporadas. Hemos reunido 7 9 4 20
una variedad grande de aquellas, desde la mera mención a "ganados" Layo 6 11 12 29
-como si estos no tuvieran necesidad de pastos- hasta alguna efímera Pichigua .21 3 19 43
calificación de "hacienda", en tres bloques significativos: fincas, estancias Coporaque 14 6 13 33
y pastales con ganado. Las fincas son lo más aproximado a una hacienda, Yauri 4 1 234 239
aunque las estancias también podían ser consideradas con un alto valor Ocoruro o 9 3 12
fiscal estimado. Los pastos nos remiten a la propiedad campesina, dentro Total 62 42 311 415
de parcialidades o en estancias divididas por linajes. Las fincas de Pichigua,
el pueblo que registra el mayor número de ellas, coincide con el dato 1892
del censo de 1876 que menciona 20 haciendas en ese lugar. El dato
censal, cotejado con nuestros datos nos permite hacer nuevas afirmado- Yanaoca 3 3 15 20
nes. Así, por ejemplo, el fundo más poblado que figura en el censo, Checa 10 o 44 54
Hapu y Lurucachi con 142 habitantes, tenía un valor estimado en 1892 Langui 11 11 o 22
de sólo 6,000 soles. Sin duda una subestimación como muchas. Tam- Layo 4 10 35 47
bién en Pichigua, el fundo Pallpata, tasado en 2,000 soles aparece en Pichigua 21 8 20 47
1917 como la hacienda más valiosa de Espinar, llamada entonces "Bos- Coporaque 17 o 49 66
ton". Grupos de poder pueden ser rastreados desde esta información Yauri 4 10 203 217
también. Por ejemplo, la familia Meza tenía el fundo más grande de Ocoruro o 5 62 67
Yauri, tasado en 30,000 soles en 1892, una suma fabulosa dentro del Total 69 47 428 544
conjunto. En el pueblo vecino de Pichigua, los Meza también tenían
216 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX)
LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 217
un fundo importante, justamente Huine y Lurucachi. El lector atento
vidas útiles se aprobó desde luego y dio origen a la hacienda Viluyo,
recordará la historia de Meza en el siglo XVIII. Como esta familia,
nombre de otra estancia que Caballero tenía propia desde principios
otras vienen desarrollándose como los poderes locales desde aquellas
del siglo XIX, una de las más importantes de esta zona, escenario de
fechas. Pero además, otros elementos nos vuelven a remitir a la historia
violentas contradicciones entre campesinos y propietarios.z14
previa de la provincia. Al estudiar las nuevas propiedades agropecuarias
Posteriormente, en 1869, Hipólito Caballero se proclamaba dueño
de la zona, que se constituyeron en las haciendas más importantes, sus-
de Vilcanota, pero sólo declara 1,200 cabezas de ganado lanar, por el
tento de los poderes locales con los que se desarrollará un cruento
que pagaba derechos a la iglesia. Desde luego, eso era falso. La estancia
enfrentamiento por parte de los campesinos, descubrimos una constante
había crecido pero el "capital" de la iglesia, había descendido. Su her-
que llama a la reflexión respecto al proceso estudiado anteriormente;
mano José Mariano era el ecónomo de la Iglesia y el que recibía el
la mayoría proviene de lo que fueron las capellanías y tierras de las
arriendo. Lo interesante es que la posición del enfiteuta de entonces,
parroquias, de las que se apropió la élite local que se generó dentro
seguía siendo "buena" para la iglesia. Aunque hubiese disminuido
de la propia sociedad campesina infiltrada por mestizos desde fines de
artificialmente la renta en beneficio de sus propios intereses, defendía
la colonia.
a la iglesia acusando a su propio hermano que, dentro del dominio
Podemos remontar la historia a 1833 cuando Dominga Uría, viuda
plutocrático de todas las instancias pueblerinas que ejercían los mistis,
de Adrián Caballero, pide en enfi~usis la estancia Vilcamarca al ter-
era el ecónomo. La denuncia era por el destino de las rentas que éste
minar su contrato de arrendamiento. Como hemos visto, las enfiteusis
administraba. Los conflictos en esta zona no fueron sólo entre distintos
eran contratos por hasta 150 años en que la familia del conductor del
estratos sociales rurales sino dentro de cada uno; como vimos ocurría
"dominio útil" pagando la misma renta entablada al inicio, disfrutaría
con los campesinos, los mistis también se acusaban mutuamente y se
de la propiedad. 213 En este caso, la Uría aducía que las mejoras que
enfrentaban buscando mejores ubicaciones en el reparto de los recur-
se habían hecho en la Iglesia del pueblo de Langui se debían a las
sos.m Algunas veces eran los curas los que retomaban la iniciativa con-
rentas puntuales que ella pagaba por la estancia y a las mejoras en
tra los enfiteutas que tendían a no pagar. Fue el caso de Juan Bautista
ella que permitían pagarlas. Además solicita que no se fijen carteles
Díaz, de Checa, que denodadamente invirtió tiempo y dinero para
de remate del arrendamiento pues los arrendatarios sólo buscan ganancias
recuperar las estancias Punquina y Tincrana, que el conductor o
y no mejoras como ella. Ofrece dar algunas cabezas de ganado para
propietario del "dominio útil" de las fincas, las tuvo "de una manera
completar los cuatro millares de ovejas y aumentar en 40 pesos anuales
abusiva" sin pagar sus cánones anuales.
la renta del total de ovejas que seguía en la zona en 80 pesos anuales
En Yanaoca, también los Caballero extendieron sus intereses. Fermín
el millar. El cura apoyó a la viuda de Caballero diciendo que desde
Caballero consiguió en arrendamiento la estancia de Chollocane. Tuvo
1800 éste había pagado 228 pesos por la estancia que había sido depre-
que esperar un tiempo más que la viuda de Adrián. Había pedido la
dada por el arrendatario anterior que redujo el capital de 5,000 ovejas
enfiteusis en 183 7, siendo por supuesto también ecónomo fabriquero
(madres) a poco más de 4,000. Caballero se prestó a salvar de la ruina
de la Iglesia, pero el Código Civil de Andrés de Santa Cruz las prohibía.
a la iglesia pues los pagos de la renta anterior quedaron atrasados y
Eso no fue impedimento para que Fermín lograra un trato especial por
luego fue imposible cobrar. El asunto tuvo ribetes de reivindicación
sus dotes de caridad y amor a Dios y a su pueblo. Le dieron el arrenda-
local además pues el anterior arrendatario de apellido Cuba había sido
miento por 15 años, contra la norma de ser máximo nueve. Luego buscaría
de Santo Tomás. Un chumbivilcano que para colmo había sido fiado
nuevamente la enfiteusis, cuando pasara semejante legislación, como
por el cura de ese pueblo, que luego no hubo cómo cobrarle. Paralela- entonces pasaban muchas. Zió
mente, la estancia de Vertientes había corrido una suerte peor. Arrendada
Otros arrendatarios tenían que hacer méritos ante los curas y aumen-
por el cura anterior, cuando éste murió no hubo forma de reclamar
tar su influencia local para acceder a las enfiteusis. Fue el caso de Jorge
las 5,000 ovejas madres del capital y sólo se devolvieron 500. Durante
30 años los Caballero adelantaron la estancia. La enfiteusis por tres Z!4 Esto se confirma en AAC G 4.188.3. Sobre el dato de la renta por millar de
ovejas, desde 1784 se pagaba en esa proporción, APS Libro de Fábrica Yauri, 1783-
1839.
213 AHC Notarial, folios sueltos, L.l61. m AAC XI.2.21.
Zló AAC LXI.2.25.
218 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 219
Macedo con las estancias de Tocto y Cahuani en Quehue. Recién en del total de predios, entre el80% y 90%. Podría pensarse que esa altísima
1865 obtenía la enfiteusis. 217 proporción se debe al número elevado de poco valiosos pastos, pero
Con parecidos argumentos a los que dieron los Caballero y otros, no es así, también en términos del valor de la contribución, los pastos
tomó en enfiteusis las estancias de Torca y Casilla, propias de Pichigua, significaron el 83% eri 1877. Pero en 1892, cuando se aumentaba su
un vecino de Azángaro afincado ahí llamado Mariano Vásquez. 218 Desde incorporación en las matrículas, contribuyeron sólo con el 64% del
entonces, esta finca también pasó a la esfera de las propiedades particu- impuesto. Las tierras y recursos se concentraron a fines de siglo, como
lares concentradas. En Yauri, el que obtuvo el arrendamiento y posterior producto de las tendencias del conflicto interno de esa sociedad campe-
enfiteusis de Huine y Oquebamba fue Ramón Bueno, que a la sazón sina. Los pastos campesinos pequeños, sin embargo, seguían en su
era ecónomo fabriquero de esa iglesia en 1843. 219 Bueno sucedió a los protagónica situación dentro de la economía de la zona.
herederos del Capitán de Milicias y Alcalde Mayor Alvarez, aunque
no se puede descartar que estuvieran emparentados. Las estancias que
se daban en enfiteusis eran sumamente grandes. En Pichigua, por ejem- Cuadro 24
plo, habían cinco entre 4 y 14 leguas de extensión y entre seis y ocho Pastos campesinos afectos a contribución predial
kilómetros de circunferencia. 220 Canas 1871-1892
Algunos curas lograron mantenerse tras estos arrendamientos,
haciendo pasar a terceros por conductores con bajos cánones anuales, Año Total de predios Pastos campesinos Total de
cuando realmente eran ellos los que tenían el ganado. 221 En Coporaque, afectos afectos pastos
también la principal estancia, llamada Checani, estaba en enfiteusis o/o
a favor de la familia Andía, descendientes de aquellos personajes que
también conocimos en las sublevaciones previas a la Independencia.ZZ 1871. 1,390 1,264 91
f El sector de estancieros mistis creció con el siglo, pero también en 1877 2,035 1,902 93
\./
las partes altas los campesinos pastores exhibieron una pujante mues- 1892 544 454 83
tra de desarrollo económico. Ambos procesos debían encontrarse en-
frentados en poco tiempoJ Veamos lo que ocurría con los campesinos.
Como se insinuaba en el cuadro 23, fueron los pastos los que incremen-
taron el número de los contribuyentes y el monto de la contribución. La situación interna del conjunto nos vuelve a remitir a Yauri. En
En 1871, la contribución predial se estimó sobre un capital imputado 1892, del total de pastos campesinos afectos a la contribución rústica,
fiscalmente de 2'228,800 soles. En 1877lasuma se incrementó a3'123,250 el 44% estaba concentrado en Yauri. Sumando el 14% de Ocoruro y
soles. Luego, la población campesina fue incluida en el tributo colonial Condoroma, tenemos un 58% del total. La composición interna de la
rebautizado como contribución personal, pero incluso así, en 1892 el matrícula del pueblo era la siguiente. De los 216 propietarios empa-
valor estimado de los fundos sobre los que se aplicaba el impuesto pre- dronados en Yauri, descontando una "propiedad" que era la renta de
dial llegó a 1'403,500 soles. La presión tributaria sobre la población la iglesia, 11 tenían dos propiedades registradas y uno tenía tres. Eran
campesina variaba de intensidades pero en general significó un per- 203 propietarios que pagaban impuesto predial. Estas propiedades esta-
manente acoso sobre sus recursos que se incrementaban a fines de siglo. ban tasadas en un valor fiscal de acuerdo a su rendimiento: 202 propie-
El cuadro 24 nos revela la magnitud de los pastos campesinos dentro dades estuvieron tasadas en 2,000 soles, tres en 3,000, nueve en 4,000,
una en 6,000 y otra en 30,000. Es decir, salvo una gran propiedad
y la renta de la iglesia que era de 20,000 soles, el resto eran pequeñas
217
AHC Prot. Carlos Gárate 1863-1865. propiedades y la inmensa mayoría eran pastos campesinos correspon-
m APS Fábrica, Pichigua 1825-1962. dientes a las familias extensas de linajes patrilocales adscritos a los ayllos
Z!9 APS Hojas sueltas, Yauri; APS Fábrica Yauri 1834-1848.
220
APS Fábrica, Pichigua 1909-1934. agrupados en parcialidades que ya se denominaban comunidades. Eran,
221
Fue el caso de Condoroma, ver APS Fábrica, Condoroma 1911-1925. además de los vecinos del pueblo, 23 agrupamientos sociales, de los
222
AHC Tesorería Fiscal, Matrícula 1850. cuales 12 eran parte de una gran comunidad heredera de la tradición
220 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 221
de los ayllos Anta y Cama, de la que hablaremos luego. Algunos de eran los que los inscribían como "ricos" y luego de un período prudencial,
estos agrupamientos eran bastante pobres pues sólo ten(an empadronados los afectados no habrían protestado su inclusión.
uno o dos pastales del valor mfnimo, pero algunos otros ten(an hasta Nos queda pues fijada la imagen de una economía campesina en
20 familias que habfan sido incluidas en la categoría de tributarias por e¿p~11sJóiJ..El Estado tributario fijaba en la contribución su antigua san-
el impuesto predial. Las respuestas de parte de los campesinos incluidos ción del usufructo de las tierras corporadas. Esa relación entre los grupos
como contribuyentes no se hicieron esperar. Veamos. campesinos y el Estado se manifestó muy claramente en el período de
En 1892, un grupo grande de familias y campesinos individuales 1871-1877, pero en las matrículas posteriores, que coincidían con la
presentó reclamos por haber sido incorporados en las matrículas pre- contribución personal que cumplía esa función, fue la presión fiscal
diales. Algunos señalaban ser poseedores de terrenos de comunidad, tener sobre recursos pastoriles en aumento la que se expresaba, dejando para
"alguna que otra cabeza de ganado" y sufrir una "vida solitaria y desnuda". nosotros evidencias de la diferenciación zonal y social dentro del con-
Estos campesinos que se amparaban en su condición de comuneros eran junto de la región cana. 224 Esa diferenciación en el acceso a recursos
enfáticos en señalar la pobreza culturalmente sancionada de la situa- y la presión local por esos recursos se expresaba en las imposiciones
ción del comunero indfgena. Manuel Ccapa, Rudecindo Huanqque, fiscales, que contaban para su implementación con los intereses de los
Mariano y Marcelo Chañi y otros indígenas de la parcialidad de Huancané promotores fiscales que eran comerciantes y mistis de la localidad.[fero
en Yauri fueron los que señalaron haber sido matriculados en la también, la presión por los recursos conducía a la enajenación forzada
contribución predial teniendo sólo terrenos de comunidad y una que de terrenos comunales hacia los propietarios mestizos.,-(
otra cabeza de ganado. Otros, como Pedro Ccatata, de Coto, matriculado Entonces, además, el conflicto de los campesinos, pl¡.stores comu-
con el doble del mínimo predial, también aducían ser pobres. También, nitarios, se había trasladado con marcada incidencia hacia el sector
representantes de Chorrillo y de Huano Huano dijeron ser pobres y mis ti. Por la influencia de las redes mercantiles establecidas en el comercio
poseer terrenos comunales. Todos estaban matriculados en la contribu- de las lanas, mestizos del altiplano, sobre todo de la antigua región
ción personal, que funcionaba para ellos como la garantía de sus cana de Auaviri, se trasladaban hacia estas punas, estableciéndose como
propiedades, frente a lo que la contribución predial resultaba una otros migrantes campesinos, pero en condición de no incorporados, alia-
duplicación, que además los señalaba como propietarios distintos a los dos de los otros poderes locales ya establecidos. Junto con estos co-
comuneros de acuerdo con su imagen de relación con el Estado.m Las merciantes foráneos, otros locales también se extendieron sobre los pastos
autoridades locales, el Subprefecto y el Sfndico de rentas no dudaban, campesinos, para apropiárselos. Eran un segmento nuevo, diferente y
sin embargo, en acusarlos de faltar a la verdad. Según los recaudadores, más pujante que el de los propietarios de las enfiteusis de las estancias
la incorporación de comuneros se debfa a que tenían suficiente con y de las fincas extensas, que garantizaban su presión y su acceso a los
que pagar. En otras zonas, autoridades similares no se cansaban de seña- pastos con una preeminencia local de mestizos poderosos. Para lograr
lar que los campesinos de Canas y Canchis eran conocidos en el altiplano eso tenían que recurrir a maniobras lentas pero seguras. Un testamento
y en Cusca por sus tratos comerciales. En las alturas de los pastales, de 1887 nos revela este sistema. Asencio Sarmiento, comerciante de
el argumento de los recaudadores era la posesión de bienes muy estimados lanas con Arequipa, que figuraba como vecino misti de Ocoruro, hijo
dentro del mercado. Con todo, como en la época del Estado colonial, natural de un migrante con una mujer de la poderosa familia Meza,
la Junta Departamental a la que estaban destinados los recursos de la señalaba entre sus bienes una estancia de varios nombres genéricos,
tributación, amparaba a los indios considerados siempre en una "desnudez ubicada "entre los territorios de Condoroma y Pichigua", la cual había
y soledad" mfticas. Nuevamente, a pesar del apoyo de las máximas comprado de "diferentes personas". Como se ve, lo que queremos subrayar
instancias de la autoridad departamental, las autoridades locales insis- era que no existía la menor claridad respecto al origen, extensión o
tfan en defender su posición cuando inscribían campesinos. Otros incluso nombre de la propiedad. Otras estancias del mismo Sarmiento
argumentos de los recaudadores locales remitían a las propias autoridades
de los grupos corporados. Los envarados y alcaldes de las parcialidades 224 Sobre la diferenciación interna en la sociedad campesina de la zona, ver los trabajos

de Orlove (1979 y 1980). La forma de abordar el tema que hemos usado acá, confirma
la necesidad de incidir en estos aspectos de la realidad social, necesariamente dinámica
223 Toda la información en AHC ADTP L.75. y conflictiva, ver al respecto Van Young (1984).
222 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 223
nos muestran de dónde venían estas propiedades. La estancia Choque hacia fines del siglo XIX. Pero también es necesario buscar algunas
Champi la compró de Félix Cahuana, cuyo apellido nos da un indicio claves de la forma cómo se reproducían las identidades culturales y los
sobre indios campesinos vendedores. Patullo y "otros nombres" la com- grupos sociopolíticos de los indígenas. No estamos frente a una sociedad
pró a "sus respectivos dueños". Otra estancia en Ocoruro, en la parcia- que viera perder su propio modo de vida ni su organicidad interna ante
lidad de Anta, "cuyo nombre no recuerda" la compró de la familia la expansión de los recursos, eso se manifiesta particularmente en la
Soncco, por pago de una deuda de 1,000 soles. Es decir, el comerciante consolidación y robustecimiento del estamento misti. A nivel de los
se hacía de las propiedades por deudas. Ese era el sistema de apropia- organismos campesinos, un proceso conducente a su reproducción dentro
ción de las tierras y pastos. Como el caso del rescatista canchino, José de las nuevas condiciones se iba gestando.
Cupertino Teves, estudiado por Nelson Manrique (1988:117 y ss.), eran
comerciantes que endeudaban a los campesinos para comprometer filíias ~ DE AYLLOS A COMUNIDADES
que, si no eran entregadas, debían ser reemplazadas por las tierras y
pasto; ~ornunales. SÜverio Ccolque, vecino indio de Pallpata (la moderna La idea central, que se ha ido desarrollando en el análisis de la evolución
zona de los--anta y cama) tuvo que ceder sus pastos a Lorenzo Lobón de la sociedad campesina cana desde fines del siglo XVIII, es que los
por una deuda de 1,120 soles que contrajo para el comercio y subsistencia antiguos ayllos, cuya estructura, contradicciones y cambios se estudiaron
de él y su familia y que no tenía con qué pagar. Los pastos los adquirió en los primeros capítulos, se fueron transformando en organismos cor-
por herencia, es decir, eran terrenos comunales, de la parcialidad de porativos y cerrados, diferenciados a su interior en cuanto al manejo
Chillque perteneciente a Pichigua. Al hacer la cesión por deuda, Ccolque de recursos y relacionados de una nueva manera con los "extranjeros
se comprometió al saneamiento y evicción del terreno; es decir, garan- poderosos" representados por un poder local mis ti que reemplazó al antiguo
tizar que no se pondrían impedimentos comunales al usufructo de los estado colonial. Esa transformación significó la desarticulación de las
pastos. El trato era transparente, los posibles problemas respecto a la que la ideología campesina peruana del presente siglo ha llamado
posesión vendrfan de parte del clan del finado Francisco Chino, "que "instituciones ancestrales". 227 La reconstitución cultural y económica
quieren ser dueños" de una de las fracciones de los buenos pastos que de los campesinos en el siglo XVIII, iniciada desde mediados del siglo
ganaba el mercader Lobón. 225 anterior, que se expresó en un hecho demográfico saltante, implicó la
No entraremos en el análisis de las contradicciones, muy violentas, recreación de esas antiguas instituciones. Esa recreación fue la expresión
que entre los propios sectores mestizos se desataban por entoncesCDes- de un proceso de etnogénesis constante, que replanteó, para el período
pojos de bienes por la fuerza, utilización de allegados campesinos para neo colonial republicano, la táctiC'!:S!illl];X:sin<L_de J!§_is_t~gciaa la presión
entorpecer la expansión del competidor, causas judiciales amparadas e)(terna. Los campesinos como grupo específico se reprodujeron social,
en la corrupción y nepotismo de los Jueces de la provincia, conflictos económica y culturalmente dentro de una formación social. Hemos
familiares por herencias y otras formas de enfrentamientos, se incremen- presentado una evaluación de algunos de los elementos sociales y eco-
tan a fines de este período estudiado. 226 Lo que nos interesa es analizar nómicos de esa reproducción, dentro del análisis demográfico; veremos,
el dinamismo social que se desprende de la propia sociedad indígena ahora, una nueva forma de comprobar este proceso desde el punto de
que se transformó en el ca_mpesinado sujeto a estos poderes mediadores vista cultural. Descubriremos identidades replanteadas y menos visibles
de la sociedad nacional." \ que los hechos económicos o sociales, que implicaron lo que llamaremos
En conclusión, entonZes, la expansión y diferenciación interna es las continuidades culturales profundas, diferentes a la idealización de
una de las manifestaciones que las matrículas nos permiten detectar la historia que los propios campesinos y sus partidos crearon en el
siglo XX.

225 227
Referencias en AHC Prot. Raymundo Aragón 1874-75. Incluye escrituras Ver el estudio de R. Sánchez (1987) que recupera en el análisis de la reciente
protocolizadas en Santo Tomás entre 1873 y 1880 y en Yanaoca entre 1884 y 1887. constitución de Comunidades Campesinas, la completa relación de lo que fueron los
226
AHC CSJ L.283, 1898; querella entre el Juez de la. Instancia de Yana oca y Rufino ayllos con estas nuevas corporaciones. Un diálogo entre las perspectivas antropológicas
Sinanyuca (apellido sobre el que ya no hacen falta comentarios); AHC CSJ L.286-287, y las historiográficas, daría importantes resultados para el entendimiento de la dinámica
1899; Juicio de Ambrosio Salas contra el Juez de Canas, Lecaros; AHC Prot. Raymundo de la zona que s~ estudia en ese trabajo, particularmente el altiplano puneño de origen
Aragón; AHC Prot. Pedro Sahuaraura 1869-1875. aymara.
22A LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 225
Para esto planteamos un análisis de la evolución estructural de los agrupamientos que "normalmente" se presentaban en la "plantilla fiscal"
ayllos de los pueblos. Veremos un primer momento de reducción del oficial de la época de los Barbones, desde 1728 hasta 1812 en este
número de unidades sociales y luego de la reconstitución india, una caso, algunos registros de diferente procedencia para poder hacer
contramarcha hacia la "reaparición" de estas unidades y la fisión de comparaciones. 230
muchas de ellas. Podemos ver en el punto de partida la distribución en sayas: hanan
Un proceso interno del mayor interés es el referido a la evolución con tres agrupamientos básicos, Callana, Capasulca y Cavayhanca y
de bs ayllos. Según lo que hemos visto hasta aquí, debemos sustentar urin con ocho. Además, los ayllos Anta y Cama reducidos en Yauri
que existe una clara diferencia entre la imagen interna de los grupos y que trataremos en el análisis de dicho pueblo. En hanansaya, todavía
sociopolíticos y la que se da frente al Estado tributario. m Ambas agrupa- en 1645 se tenía memoria de una cuatripartición del agrupamiento mayor
ciones, la que se mostraba ante el Estado y la que se vivía en las relaciones de Hatun Callana. Este fraccionamiento era la expresión de una
cotidianas, fueron reales, pero tenían distintos significados. Hacia afuera, desagregación funcional y simbólica del ayllo que podríamos plantear
los tributarios eran integrados en unidades fiscales que concentraban así:
las numerosas agrupaciones en que los hombres se adscribían en el inte- Anan, un linaje o grupo preeminente, callana, dividido entre su
rior. Desde linajes y familias extensas -que también pueden denominarse cabecera, hatun callana, que da nombre al grupo en relación con los
ay!los- hasta ayllos mayores que eran igualados a parcialidades y reunían otros, el taypi o mediano (taypicollana) y los "extranjeros que no reconocen
ayllos menores. Muchas veces, los padrones se contraen a mencionar señor" o "lo postrero del pueblo", el grupo cavay, de donde viene
las dos sayas de un pueblo:iEs el caso de Langui y Layo muchas veces; Cavaycollana.
eran tan claras ahí las ad;~ripciones de los grupos a sus sayas que la El centro, el grupo Pacsiyamqui o pacsiya114ue, que refiere al nominativo
dualidad permanente evitaba cualquier complicación al recaudador si quechua de trueque, canje o cambio, equivalente al principio del kuti
consolidaba la gente en esos grupos. En otros repartimientos se men- aymara. 231 El agrupamiento tiene otros posibles puntos intermedios, que
cionan los grupos más sólidos dentro de las sayas. Siempre, sin embargo, en la lista que encontramos no aparecen. Es así como en 165 7 se mencionó
las matrículas!J:OS <!<::~r<:;an alas unidades superiores dentt:() de!()Sfl!!~bJos, otro ayllo, el Ya114uichapi, una fracción que no se reflejó en el informe
incluso cuand~ -estos aparecen separados pero denunciando su vincula- de 1645.
ción complementaria. En nuestras matrículas se manifiestan, sin em- Urin, los Canaoca.
bargo, datos diferentes a esa unidad fiscal de cara al Estado que resultaron Además, el Hanansaya ofrecía en general otra tripartición: los Hatun
los padrones coloniales -y su prolongación republicana hasta mediados Collarw, los Sulca, que se devenían de la idea de "menor", es decir,
del siglo XIX-. Esta es la información que usaremos. el par complementario y contradictorio a los Callana y finalmente un
Anteriormente, siguiendo la etnohistoria del grupo cana, reconoci- intermedio que era Cavayhanca, que podía albergar a los forasteros como
mos la preeminencia del repartimiento de Pichigua dentro del con- vimos en el caso anterior de Collana. Capasulca era la denominación
junto. Empecemos entonces analizando los ayllos en los que estuvo de los preeminentes de ese agrupamiento, que incluía además a los Anta
agrupada la población de este repartimiento colonial y posterior dis- y los Callana Anca. Es interesante notar que probablemente de este
trito republicano. Hemos confeccionado con los datos a nuestra grupo es que se segregaron los Anta y Cama reducidos en Yauri y que
disposición el cuadro 25. 229 En el cuadro aparecen, junto con los han perdurado hasta incluso entrado el siglo XX.
Es pertinente, antes de continuar el análisis, anotar el efecto que
zzs Esta idea se muestra en el trabajo de Earls y Silverblatt {1979). En la región
la existencia de estas fracciones dentro de los agrupamientos tenía para
de Huamanga, el trabajo mencionado, como el de Palomino (1984) y otros, muestran
que los ayllos lograron guardar mucha documentación colonial. Veremos luego lo que
ZJO La "plantilla" colonial se siguió usando hasta la abolición de la contribución indígena
con este tipo de documentación ocurrió en la región cana.
m Las fuentes del cuadro son las mismas que se utilizaron para la elaboración de en 1850, en el cuadro hemos agrupado las pequeñas diferencias entre registros, manteniendo
las proyecciones demográficas, añadiendo en este caso el dato de 1657 tomado de AGN, la distribución de 1728, luego de la peste, y agrupando los datos desde 1783 hasta la
RH Tributos L.l. C.3, y el de las Comunidades Campesinas reconocidas del "directorio" última matrícula colonial que tenemos para este repartimiento.
1.Jl Usamos los criterios esbozados en la definición del simbolismo presentada en los
de comunidades del Ministerio de Agricultura. Los datos han sido cotejados además
con algunos expedientes de reconocimiento de comunidades que se conservan en la Zona primeros capítulos; para la inclusión del significado de distintas toponimias sobre todo
Agraria de Sicuani. de origen quechua, ver Espinoza (1973).
N
Cuadro 25 N
0\
Ayllos de Pichigua

1645 16573 17284 1783-1812 1895 Comunidades

Parcialidad Hanansaya
Hatun Collana1 X Collana X X 1928
cana oca X
taypicollana X
pacsiyanqui X
cavaycollana X
yanquichapi2
1
Capasulca X
anta 2 antacana2
collananca collana anca
Covayhuanca X Cacyanca Cahuaya X 1928

Parcialidad Urinsaya
Chani y Tinta Chani Chani y Tinta Chani X Chani Canamarca
(1977)
Tinta X
Collanachilque X Chilque X X (ver Pallpata)
Villca X
Cavaychilque Canas Chilque
Mamanoca X X X X (ver Pallpata)
Alcasana e Hincho Alcasana
Hincho

En Yauri
Anta X X
Cama X X
En Cupi (Collao)
Macha marca
(ayllos "reflejo")
(Zona Ocoruro) Distrito Ocoruro Distrito Pallpata
collana
cama
coto
marquire alto
marquire bajo
anta alto
anta bajo
huisa
Trapiche Sutunta Condoroma Viceparr, Condoroma
Parcialidad achata collana
chañi 1928
Chilque
Pallp. Alcasana (1928)
T aruma Alcasana ( 1928)
Mamanoca (1929)

1
Incluye los ayllos menores siguientes.
2
No registra indios.
3
Dice que los 11, sin los de Yauri, se reducen a 4 para ayudarse porque están "faltos y falidos".
Otro informe menciona que son 12 ayllos considerando los de Yauri.
N
Ver cuadro de Yauri. N
-....]
228 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 229
los funcionarios coloniales encargados de la cobranza de los tributos. Siguiendo con la parcialidad o saya de urin en Pichigua, vemos que
Podríamos mencionar distintas reacciones, pero a título de modelo, el número de agrupamientos era mayor y durante la evolución posterior,
tomemos la del oidor Don Diego Núñez de Cuéllar en la visita que mucho más persistentes. Esto tiene que ver con una constatación de
hizo de Hatuncabana. 232 En el pueblo se reconocían, a pesar de las fugas gran interés para la historia de los naturales del área del Collao: fueron
y la desolación demográfica, dos sayas compuestas de cuatro ayllos cada los urinsaya los grupos más dinámicos demográficamente y de los que
una. Sin embargo, ~entro de la estructura social, esos agrupamientos se reclutó a los Caciques gobernadores. En cuanto a los ayllos de esta
tenían una serie de fraccionamientos internos como los que ahora saya, podemos notar varias superposiciones que dieran la impresión de
comentamoGPreguntados los naturales por su curaca dijeron que había un continuum desagregado. Primero Chañi, que como vimos era el ayllo
huído. Preguntados si daban los indios mitayos dijeron que no y cuando de los extremos, aparece junto con Tinta, que era además un agrupamiento
alguno era reclutado lo más normal era que no regresara. Además, el independiente. Lo mismo Alcasana con Hincho. Recordemos que en
tambo del pueblo no estaba abastecido y los pasajeros abusaban de ellos. Haunasaya, todavía se reconocían en Capasulca los vestigios de los Antas
Señalaban esos y otros "excesos" contra los pocos pastores que todavía reducidos en Yauri. Todavía hoy, algunas comunidades que se han
se ubicaban en el área de lá "reducción". Mientras, subsistían una serie reconocido recientemente, muestran esta fisonomía superpuesta. Incluso,
de h~ros., a1'llQ~ Yllª"t<::ialiclac!es qu~ el visitador...no .pudo .. entender~ algunas áreas de colindancia, a pesar de los largos conflictos que en
Su sugerencia era que estas subdivision~~.d~a¡mr~.<=:A~:E~!l· Y así tendió éstas se han suscitado, se ha establecido un régimen de derechos
a ocurrir, como se puede- aprec~l cuadro de ayllos de Pichigua, compartidos. Cuando hicimos los esquemas gráficos de la organización
o en el cuadro 26 de ayllos de Yauri. Los ayllos se fusionaban, como espacial, vimos la superposición y combinación que en el espacio
señaló el Maestro de Campo, Lorenzo de Avendaño y Zúñiga, Corregidor mostraban estos ayllus.
de Canas, al emitir su informe sobre la retasa de Pichigua de 1657: Luego del dato de 1657, lo que llamamos la imagen fiscaL o "plantilla"
"los once ayllos se reducen en cuatro para que ayudandose unos a otros oficial, se va consolidando. En 1729 todavía se hace una mención final
en las mitas de Potosí y en los demas servicios los puedan tolerar por a los 12 ayllos del pueblo, incluyendo los dos reducidos en Yauri. Antes,
estar faltos y falidos ... ". Para suerte nuestra, decía: "supuesto que para en 1657, se mencionaron 11, sin los de Yauri e incluyendo uno reducido
la cuenta de los tributos no hace al caso la dicha reducción ... ", 233 pasa en Cupi. De esa compleja red de relaciones, a fines del siglo XVIII
a mencionar todos esos agrupamientos que antes el Oidor Núñez había quedaron los seis agrupamientos mayores, sin la jerarquía de sayas que
pedido desaparezcan para evitar confusiones y vejaciones entre los pro- se fue perdiendo al punto que en 1812, el padrón señalaba que la "cabe-
pios indios. cera" era nada menos que el ayllo o parcialidad de Chañi, el mismo
.este proceso de fusiones, que debió contar con el beneplácito de que en el simbolismo original era "el benjamín". Esos seis agrupamientos
las autoridades fiscales como hemos visto, fue también parte de un proceso fueron los que a la postre, se presentaron ante el Estado central para
de redefinición étnica que implicaba la posibilidad de seguir manejando que los "reconozca" oficialmente como comunidades indígenas en 1928,
tácticas de consumo de la estrategia general de dominación impuesta. salvo, justamente el ayllo de Chañi que recién lo hace en 1977 en
Como vimos en el siglo XVI, cuando se realizaron las reducciones y medio de un esfuerzo cooperativo impulsado por nuevos agentes de cam-
se adaptó un nuevo esquema que reproducía el modelo conceptual ay- bio en el campo serrano.
mara, ahora, en pleno siglo XVII y en el punto mínimo de la evolución En este caso es importante señalar la expansión colonizadora hacia
demográfica, eran necesarias nuevas formas de reproducción. Ello fue el sur, que antes fue sólo un terreno de frontera, poblado únicamente
posible, siempre siguiendo este esquema interpretativo, porque: "gracias porque ahí estaban las famosas minas de Condoroma. Como vimos en
a la revitalización de la reciprocidad, que subsistió a pesar de todas el análisis de la dinámica demográfica, fue ese el sector más pujante
las profundas mutaciones determinadas por la conquista, la sociedad de la nueva sociedad pastoril del siglo XIX. Ahí es a donde se "proyec-
india pudo iniciar el lento proceso de reconstitución en el curso del tan" dos de los ayllos del pueblo antiguo de Pichigua, Mamanoca y
siglo XVII" (Carmagnani 1981:265). Chillque, además de partes del ayllo Alcasana, que en dos parcialidades,
también se reconocen como comunidades, siendo su nuevo emplaza-
232 ANB, EC. 1614.7, remltlmos al análisis del siglo XVII. miento una muestra más de los reflejos sociales del simbolismo, el
233 AGN, Real Hacienda, tributos, Leg.l, cuad. 3. parentesco y la reciprocidad que rigieron las vidas de estos hombres
Cuadro 26
Ayllos de Yauri N
V>
o
1645 16573 17284 1783-1812 1895 Comunidades

Parcialidad Hanansaya
Collana1 X figura; hanansaya Chisicata Hanansaya 1928
Chara pausiri 1928
Cupisaca pumahuasi 1928
Manyucra oquebamba 1928
Suero X X Suero 1928

Parcialidad Urinsaya
Huarca X X Huarca
Cupisica pampa huarca 1928
Mallcosuca alto huarca 1928
Checasica alto huarca huisa (mancomun)
Huisa X X Huisa (huisacollana) 1928
lequemarca huisa
culuyo huisa (las3)huisa 1938
ancollahua huisa

Laca

Ayllo Anta y Cama Antaycama 1928


Collama X X antacollana X
pampa collama
pata collama
huancané bajo
huancané alto X
mollocahua X
Coto X X collocahua coto
canlletera canlletera coto
coto huancané

Marquiri X X marquiri huancané


huanohuano anta marquiri bajo
Anta X X huanohuano anta huanu huanu
tintaya tintaya marquiri
collana sapan callana
Cama X X ichulahua X
(el informe dice chorrillo X 6
(fl
que son seis ay- huanca ruma (cruz pampa) X
llos) huacruta huacroto marquiri ~
huaihuarani hatara na ~
(fl
charairo
En Coporaque ~
Totora p:l
(Coporaque) 1929
Huayhuasi (Coporaque) 1929 ~
En Umachiri (Callao ::::
Sequecha Hanansaya m
(ayllos "reflejo") z>
Distrito Ocoruro o
Condoroma (anexo) X X Viceparr, Condoroma
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Chañi condoroma z
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chañi
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2

Ocoruro
callana ocoruro ~
cana en
coto 5
marquire alto 6
marquire bajo
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anta alto
"reflejos" de anexos E-
anto bajo
huisa
1
Los urinsaya de Coporaque N
2 V>
Ver cuadro de Pichigua. ......
232 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 233
andinos. El análisis de estos agrupamientos nos lleva a ver el caso de del sur andino fueron explotados ya antes del dominio colonial y sólo
los ayllos reducidos en Yauri, los Anta y Cama. Con ellos, veamos hace una década se ha iniciado su explotación en gran escala por el
también el proceso interno de ese pueblo. gran capital.
En el análisis de los cambios sociales y la evolución demográfica, Los Antaycama tuvieron, además de los ayllos que daban el nombre
encontramos en Yauri el punto nodal de la dinámica de los pastores al grupo, tres ayllos menores más: Callana, Coto y Marquiri, una nueva
y las estancias. Siguiendo este análisis, nos detendremos entonces en tripartición. En 1728 siguen siendo una parcialidad aparte, pero ya no
el proceso estructural interno de ese repartimiento. pagaban más su tributo a los caciques de Pichigua, la "doble filiación"
El cuadro de los ayllos de Yauri (cuadro 26), ofrece nuevamente fue desestimada por la Caja Real de Cusca. Entonces, los ayllos de
el proceso de fusión que se manifestó en Pichigua desde mediados del las punas, Totora y Huaihuasi, que se emplazaban dentro del área del
siglo XVII. El primer dato de Yauri es de 1645. Tenemos el pueblo pueblo, pero que "pertenecían" por filiación a Coporaque, también se
jerarquizado en dos sayas, cuyos cuatro agrupamientos básicos, siguiendo desmembran de la jurisdicción de Yauri. Esto ofrece un nuevo desafío
el principio de cuatripartición, fueron Callana y Suero en hanansaya al entendimiento fiscal que acepta una situación fuera del marco de
y Huarca y Huisa en urinsaya, como vimos en el esquema gráfico del sus esfuerzos por racionalizar y agrupar el cobro de los tributos. Mientras
pueblo. Estos agrupamientos tenían sus propios fraccionamientos inter- los Antaycama pagan en Yauri, los ayllos de las punas, que están en
nos, que se van perdiendo hacia el siglo XVIII. En este caso los el ámbito de Yauri, emplazados de manera discontinua respecto de la
fraccionamientos obedecían al principio de reflejo corporal, de derecha jurisdicción de Coporaque, pagan en este último pueblo. Todavía hoy,
e izquierda. Así, tenemos dos agrupamientos denominados Cupisica, el como expresión insólita de la división política espacial, el distrito de
lado derecho, que se muestran tanto en el hanansaya y urinsaya. Frente Coporaque administra territorios que no son continuos en el espacio.
a ellos un lado izquierdo se presenta en urinsaya, el agrupamiento de Como habíamos visto antes, Yauri y Coporaque fueron una unidad,
Checasica. También, un grupo Mallcosuca refiere este fraccionalismo étnico dos sayas, la parcialidad de urin en Coporaque y la de arriba en Yauri.
permanente, otro grupo "joven"=mallco, o menor=suca(sulca)~l reflejo Toda vía en 1728, se recuerda que hasta entonces, el ayllo de los Seque-
y reagrupamiento constante de los campesinos refiere una cambiante chas de Umachiri, en el callao, pagaban su tributo a los caciques de
red de relaciones entre las personas, que no estaba exenta de con- Yauri, los hanansaya y a los de Coporaque, los urinsaya.
tradicciones y manifestaba más bien el dinamismo de la estructura social En la tercera columna del cuadro se encuentra la final imagen fiscal
sometida a di~tintas presiones externas. A esto se denomina el proceso de Yauri: cuatro ayllos en el pueblo (formalmente, pues como hemos
de etnogénesis j(Abercrombie, 1986). visto sus emplazamientos eran dispersos), una jefatura en Antaycama,
Junto con-las dos parcialidades, en este pueblo existía un agrupa- denominada Callana y luego Antacollana y cuatro ayllos de este
miento paralelo consistente en los ayllos Anta y Cama, de los hanansayas agrupamiento, sin señalar más su pertenencia a parcialidad alguna para
de Pichigua, reducidos en Yauri. El nombre del agrupamiento tiene que el recaudador fiscal. Es importante ver la vitalidad de este último grupo,
ver con una posible especialización de su gente en la extracción de pues se mantiene muy numeroso y se sigue expresando ante el estado
minerales que abundaban en la zona. Recordemos que uno de los ayllos tributario con cuatro parcialidades y una jefatura. Ellos se extendían
de Pichigua era el de Tinta, nombre que se da a todos los agrupamientos hacia el sur, donde siempre figuraba Condoroma como anexo poblado
relacionados con las minas=tinta (Espinoza, 1973 ). Luego vemos en de mineros "forasteros". Entonces, como "reflejos" simbólicos, recíprocos
el cuadro de Yauri que uno de los "anexos" o ayllos menores que pervi- y de parentesco, nuevos agrupamientos, provenientes de un fracciona-
vieron dentro de los Antaycamas fue justamente Tintaya, asociado con lismo, expresión de una etnogénesis continua, aparecerán en los registros
el antiguo ayllo de Marquiri, uno de los agrupamientos del Ayllo Mayor de fines del siglo XIX. Lo mismo ocurrió en las parcialidades del pueblo,
de Antaycama. 234 El nombre de la parcialidad mayor del gran ayllo de donde los ayllos mayores se dividen en pares y las estancias de puna
Antaycama, los Antas, tiene que ver con su vinculación al cobre=anta se agrupan en ayllos, como Pumahuasi, Pausiri y Oquebamba, enclavados
(Espinoza, 1973). En esta zona, los más grandes yacimientos de cobre en los territorios de hanansaya, en colindancia con las viejas parcialidades
de Coporaque.
234 Sobre los ayllos mayores, menores y mínimos, ver Platt (1980) y el buen panorama En 1928, estos agrupamientos se hacen "reconocer" como comunidades
presentado por lzko (1986), remitimos al análisis hecho anteriormente. indígenas. La particularidad es el caso de Antaycama, reconocida como
234 LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) LOS CANAS EN EL CAMPESINADO NACIONAL (SIGLO XIX) 235
comunidad en ese mismo año, fue el único caso de una federación de 'O 'O 'O 0\ r--
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ayllos con común origen étnico que se reconoce ante el estado con una sola :j,_..¡~~,_., .,.......;.,.......;.,.......;.,.......; .,.......;.,.......;.,.......;.,.......;.,.......;

jefatura. En la última columna del cuadro se pueden ver estos anexos, 235 "'
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que coinciden con los agrupamientos que fueron registrados como
contribuyentes a fines del siglo XIX.
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Un informe etnológico de 1925 (Alvarez, 1925) nos revela un caso
contrario al de los "antas" de Antaycama, se trata del hatun ayllo, ayllo
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mayor, de los Ancocahua. Ellos figuraron, como hemos visto, en muchos
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momentos de esta larga historia como repartimiento independiente de 1 S
Coporaque. Sin embargo, luego se redujeron a sólo una parcialidad o "' ;::J o ¡;;
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ayllo de este pueblo. Pero ocurre que en 1657, la segunda columna ~g~
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del cuadro. Esta referencia proviene de la visita de 1657 que los campesinos -- VO·- '-'

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han reivindicado siempre como la sanción legal de sus posesiones 'o
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territoriales. 236 Sólo con el informe etnológico referido, descubrimos que
tras estos datos se escondía otra historia étnica subterránea, como la
de los Antas de Yauri. Ellos seguían siendo un hatun ayllo centralizado S
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en 1925, con su jefatura y sus expresiones simbólicas y rituales. Sin
embargo, a la hora de reconocerse como comunidades indígenas, optan
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por las alterna ti vas descentralizadoras. "'
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En uno y otro caso, debemos reconocer la plasticidad y diversidad


que cada experiencia campesina tuvo frente a las presiones externas.
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Las respuestas diferenciadas de los campesinos obedecían a las propias
experiencias de una sociedad viva y cambiante, que recreaba las claves
que la ligaban con la historia de sus autores.
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Centro de Formación Campesina 1985. Los amigos promotores de esa institución
me ayudaron en la visita al campo que me permite sustentar esta información. Recordemos ---
la historia de estos ayllos y el mapa de Jussieu que fue presentado en el capítulo lll.
236
Título en AHC Subprefecturas Cusca, folios sueltos.
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CAPÍTULO VII

ENCUENTRO

En este capítulo se presenta la conclusión del trabajo realizado sobre


la historia de los antiguos canas y su espacio, h9y convertido en un
territorio rural pobre de la República del Perú.' La idea central que
se postula es que en un momento histórico determinado se produjo
un encuentro fundamental para la vida de los actuales hombres y mujeres
de estas localidades. Fue la intersección entre el devenir histórico real
de sus vidas y una forma ideológica o imagen de esa historia y del 1
mundo que ellos se habían hecho para enfrentar los cambios en sus J
existencias. Ese encuentro fue parte de un proceso violento. Viejas
contradicciones, renacidas en un nuevo momento de desarrollo de las
relaciones sociales y de poder, se recrearon y reavivaron. Pero también,
complejas redes de solida!iQ.ades internas en el grupo indio homogenizado
eñ el crisol de la explotación, se recrearon acompañadas de un ima-
ginario colectivo ue les daba sustento. Esa imagen de su historia y
el mundo estuvo sustentando un fenómeno muy importante para el
futuro de estas personas, lo que se ha llamado el.... reconocimiento de
las_comunidades indígenas. Fueron estas instituciones, que se habían
/ido cristalizando en~roceso de homogenización étnica y fragmentación
1

i social, las que asumieron el papel de depositarias de la ideología y de


\las rescatadas formas de reproducción cultural y económica de los
\campesinos. Desde entonces asumirían un papel central en la formación
de una nueva cultura nacional y en la rearticulación de los campesinos_
/como sector social y económico dentro de la formación social conjunta. r
~

EL TENSO TRÁNSITO A UNA NUEVA SITUACIÓN

Hemos visto que el crecimiento de la estrategia campesina de enfrenta-


miento del mercado y de la reproducción biológica y social debía chocar
con el hambre de recursos que el sector mestizo o mis ti venía desarrollando
desde mediados del siglo XIX. Los abusos por expropiación de tierras
se dieron desde hacía un largo-tiempo, 237 pero seagudizaron.a Jini's
del siglo XIX, al amparo de una ley que de alguna manera retrotraía

1.37 Ver sobre todo el trabajo de Manrique (1988), donde se muestra el estado general
de superioridad táctica de los gamonales en el sur desde la Guerra del Pacífico. Remitimos
al análisis del capítulo anterior.

237
238 ENCUENTRO ENCUENTRO 239
en algo la legislación hasta las normas liberales de inicios de la Repú- fundos de los mistis. También, el incumplimiento del pago de tributos
blica. Senataba de la ley de 1893 respectiva a los terrenos indígenas. que eran cobrados coacti vamente en especies. Todas estas cobranzas
Alguna~vez se consideró que esa ley reconoció implícitamente la exis- y embargos implicaban el uso de la violencia y la fuerza local, de carácter
tencia de las llamadas comunidades indígenas, amparando sus propieda- étnico, con mestizos reclutados en bandas y apoyados por una pequeña
des colectivas en una reedición del apoyo estatal que desde la colonia y dispersa gendarmería cuando era menester. Ello condujo a un necesario
se dio a los indios para garantizar la reserva colonial de mano de obra. afloramiento de la violencia más primitiva y a los robos y depredaciones
En esa oportunidad fueron otros los intereses que la originaron. Los pr~ias de una guerra interna a propósito del control de los recursos.
campesinos pudieron ver en este tipo de legislación alguna garantía L La situación general que todo esto implicaba era la de una subor-
a sus posesiones, pero lo que ocurrió fue que dentro de las colectividades dinación india que se mantenía en ese dominio interno a cambio de
campesinas, al desarrollarse una de las formas de posesión y usufructo, una supuesta protección paternalista y a un sistema de alianzas clientelistas
de carácter individual, se abrió paso a la posibilidad de mayores con sus vecinos mistis. La protección que los campesinos recibían de
enajenaciones como realmente ocurrió. 238 sus señores implicaba resguardo a la rapiña tributaria y estatal pero tam-
r·El esquema de exacciones era muy simple: al diferenciarse el acceso bién a la de los otros mistis. Ese clientelismo terminó invirtiendo las
a l-os recursos internos dentro de las colectividades campesinas y primar fuerzas y convirtiendo lo que pudo ser un acuerdo de los indios con
algunas veces el uso individualizado por familias, los conflictos por linde- los mistis en un enfrenta miento cuando éstos se apropiaron de los recursos
ros y por herencia dieron lugar a ventas tras las que se ocultaban los y pretendían monopolizarloi] 240
intereses de los mistis. Amparados en un poderoso local, algunos linajes Hay que recordar además que e_sJ;QS.P~Ql:e_S.Jlo~eraf1 pobres, tenían
lograban defender sús tierras o ganar las de otras familias, terminando el control de los recursos más estimados para el desarrollo de 1á. ganadería
el control.de las mejores tierras o pastos en poder de los llamados en las punas y manejaban el mercado para satisfacer sus necesidades
gamonales. Ello fue más dramático en la época que tratamos que cuando de moneda y acceder a otros recursos. La situación de las economías
fue planteado el problema todavía en el siglo XIX. Cuando se suscitaban campesinas había cambiado radicalmente del estado de penuria por la
problemas, ílos
L
mistis

presentaban verdaderos o fraguados contratos que atravesaron al promediar la mitad del siglo XIXfhabían ampliado
escritos, frente a la sola tradición verbal de los linajes campesinos, de sus fronteras de pastos e integrado en un hábil manejo Cfe la zonificación
ahí que las autoridades, vinculadas a los mistis por supuesto, ampararan las altas estepas, sus productos habían mejorado en sus términos de
a estos y acusaran de "fabuladores y viles" a los indios por su natural intercambio con el mercado exterior al que se vinculaban y la tributación
"idiosincrasia". Los abusos por servicios personales y la agitación campe- de tipo colonial, que con otros nombres se mantenía, había descendido
sina en su contra, particularmente en Chucuito y el actual departamento en su impacto interno sobre los recursos campesinos. 241 Pero sus intereses
de Puno fueron otro detonador de conflictos y nueva· conciencia estaban enfrentados con los de los mistisJBn el contrapunto y en la
campesina. 239 Los abusos denunciados por los campesinos tienen ca- disputa por recursos, el enfrentamiento de ambas partes se agudizaba,
racterísticas de exacciones directas y violentas. Implicaban compromisos tenía que explotar. Ello ocurrió en la década que comentamos, cuando
serviles de trabajo y el uso directo del poder y la violencia./Tenemos
/
la rebelión. estuvo latente y la ideología y la lucha legal estuvieron
casos de pastores que debían pagar ovejas supuestamente pérdidas por en la vida cotidiana. -- -
ellos y eran expropiados, o expropiaciones por falta de pago de arren- La coyuntura de 1920 se abrió en el marco del desarrollo de nuevas
damientos de las propias tierras campesinas que eran anexadas en los corrientes políticas que se manifestaban también a nivel local, así como

240
Ver el análisis que hace M. Gonzales (1987) al respecto, emparentado con las
238
Ver Basad re (1983 ). En las Bases documentales ... de su historia republicana, Basadre apreciaciones de Taylor (1987) para las sublevaciones mexicanas del siglo XVlll.
Ver respecto a la situación de estas economías en 1846 el informe del ap~derado
241
(1971,Il:563-564) evalúa la apreciación de Kubler sobre esta ley que reconocía la existencia
de las comunidades. Fue este un hito en la aceleración de las apropiaciones y las fiscal de Canchis, Marcos Villafuerte, un excelente diagnóstico de la vida rural de entonces,
expropiaciones de hecho de los terrenos campesinos, ello se puede ver en las referencias antes de la peste de mediados de siglo, AGN H-4 1877,R.0318. Tengo en mí poder
a las agitaciones campesinas desde fines del siglo XIX; ver Gonzales (1987), Maguíña una versión en borrador del mismo Villafuerte con anotaciones marginales a su informe.
(1988), Urquíaga (1977) y particularmente Rénique, 1991. Sobre la zonificación y el recurso de los bofedales hemos hablado en capítulos anteriores,
239
Ver al respecto Davíes (1974), Gonzales (1987), Maguíña (1988) y Urquíaga (1977). ver al respecto Orlove (1980), remitimos por supuesto al análisis del capítulo VI.
240 ENCUENTRO ENCUENTRO 241
en los cambios sociales y económicos que el desarrollo del mercado En una aldea campesina, estratégicamente ubicada en las punas de la
y de la nueva sociedad nacional habían introducido. 24 z¡}as protestas flamante provincia de Espinar, se iniciaron las hostilidades. Un jefe
por abusos serviles y por la tierra se hicieron entonces más frecuentes, o "cabecilla" campesino fue el personaje central, su nombre fue Domingo
más ideológicamente cargadas y más irritantes para el sector mis ti, ahora Huarca Cruz.
convertido en un aletargado conjunto de comerciantes y terratenientes Como muchos de los importantes acontecimientos y procesos de
rurales, enfrentados al campesinado de una manera violenta y muy cargada la historia de los pueblos, este de Tocroyoc fue rescatado por un estudio
ideológicamente. 243 Los documentos utilizan incesantemente términos i intuitivo y relevante de hace unas décadas. Fue J. Piel ( 1969) quien
como "gamonal", "crimen abominable", "raza miserable" y por supuesto rescató la figura de Huarca y la violencia reeditada en la historia de
los de "misti" y de "indígena", comúnmente aceptados y manejados por los canas. El estudio de Piel adolecía de una serie de problemas que
los actores como identificatorios de los grupos. El desarrollo de una han hecho de la difusión del tema parte de una creación imaginaria,
ideología campesina del "nosotros", atada a unahístoria recr¡;:ada en pero tuvo indudables aciertos que justifican su trascendencia y perti-
el mito, en el ritual y, como veremos, enJa protesta legal, fue el· factor nencia. Un primer problema que en un estudio de ~historia rural~ debe
más saltante que esta coyuntura nos ofrecef Las referencias a las denun- detectarse es que en el texto se presenta a Tocroyoc como una comÜnidad
cias legales pueden ser causadoras, en Coporaque, particularmente en campesina, cuando no lo es sino parte de la gran comunidad de Antay-
Pichigua, en Yauri por supuesto y en toda la zona baja de Langui y cama/que ya ha sido presentada y sobre la que volvemos inmediata-
Layo. 244 mente. Pero en cambio, Piel señala muy bien el cambio social que se
Ello por cierto ocurrió en un marco generalizado de violencia y percibe entre los indios desde fines del siglo XIX. Dice el texto en
enfrentamiento. Paralelo a una reformulación de la presencia del Estado cuestión que los Huarca fueron ricos y Domingo fue personero de la
que implicó el final "reconocimiento" de las comunidades de indígenas,) comunidad, basándose para tal agrupación en la tradición oral.245 Las
instituciones que terminarían siendo depositarias del contenido de esta! condiciones de la rebelión serían las clásicas de abusos frente a los
ideología y de esta historia recreada:fe.dl1c::tos finales de la defensa del que reaccionan espasmódicamente los campesinos. En términos de
"posotros" y de. la reproducción económi<:a del campesino indio .frente contacto político anota la existencia del Congreso Indigenista convocado
a la arremetida mestiza y la subordinación neo colonial.·, en Puno ese año de 1921. Señala que estuvo el movimiento aislado
por lo localizado. Su principal acierto es el enfoque que Piel da en
TOCROYOC 1921 el sentido de ser la lucha campesina un movimiento por la modernidad.
La principal causa de objeciones debe ser por supuesto que en su texto,
No bien iniciado el período leguiísta, se desataron las tensiones y fue salvo la alusión equivocada a la segunda mitad de 1921, no da ninguna
el año 1921 el más violento y representativo de la nueva situación. fecha (!).
Conviene ubicar mejor el proceso económico seguido por el poblado
Z4Z Comparar con el proceso seguido en algunas aldeas mexicanas como Naranja,
desde fines del siglo XIX. Tenemos para ello los materiales fiscales a
en las mismas fechas que la coyuntura que ahora examinamos. El cambio social fue detonante nuestra disposición. Entre fines del siglo XIX y 1917, se produjo en
de las alteraciones. De la misma manera que en los Andes, lo que se denominarán las Yauri un aumento del número de propiedades ganaderas y de propietarios
comunidades campesinas "encarnan los conflictos ideológicos que marcan el crecimiento de esas estancias y ganados. En 1895 se registraron 216 propiedades
de una nación" (Friedrich, 1981).
mientras en 1917 fueron 266; en términos de propietarios individuales,
Z4J Ver al respecto el libro documental de Gutiérrez (1986).
Z44 AHC Prefectura, documentos sueltos. Se trata de un grueso conjunto de comu-
en 1895 fueron 203 frente a 250 en 1917. La mayoría eran propiedades
nicados y documentos de pedidos de protección y garantías que se hacían a las Subpre- del mínimo de renta imponible, al que estaban sujetos la mayoría de
fecturas provinciales y que se informaban a la Prefectura departamental. Se encuentran los linajes campesinos. El crecimiento del número de estancias y de
en un fento proceso de catalogación. Son documentos muy variados, entre 1920 y 1935. propietarios revela el aumento de los pastos y de los espacios en actividad
Ver también Piel (1969), Orlove (1980), el aludido trabajo inédito de Rénique que pienso
es el mejor documentado que tenemos actualmente sobre esta coyuntura, son útiles tam·
bién los clásicos de Kapsoli (1977) y Kapsoli y Reátegui (1987). Las acciones de Z45 Sobre la situación de Huarca, además de las referencias generales, que provienen
reconocimiento de comunidades también mencionan a estas situaciones de enfrentamien· muchas de la afirmación de Piel, se puede ver las matrículas de contribución predial
tos por tierras, ver Archivo de la Zona Agraria de Sicuani. (ver apéndice documental).
242 ENCUENTRO ENCUENTRO 243
ganadera entre ambas fechas. Pocos fueron los que tenían más de una j Otros estudios nos dan alguna otra referencia sobre los sucesos de
propiedad, normalmente las familias mistis de poder local. La economía/ Tgc:;ro.yóc.JM. Burga (1986) vincula la agitación del año 1921 con los
pastoril creció. Entre estos pastores, algunas familias son más repre- "iñensajeros del Comité Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Como
sentativas, tienen ganado en distintas parcialidades o ayllos de la veremos, esta es una realidad muy importante para comprender las
comunidad de Antaycama y se relacionan entre ellos por parentesco, agitaciones campesinas. Sabemos, también gracias a este estudio, que
aumentando su importancia interna dentro del grupo. Los Huarca los desórdenes de Yauri se produjeron en mayo de ese año. El dato
pertenecían a este grupo. En 1895, los Huarca tenían ocho estancias, más importante de Burga es la transcripción del informe del Subpre-
todas en la parcialidad de Chorrillo, donde se fundaría Tocroyoc; sólo fecto de Espinar, Gregario Alvarez Valer, del12 de mayo. 247 Burga señala
Mariano Huarca registró dos estancias de su propiedad, uno de los pocos que fue en Yauri la manifestación campesina del 2 de mayo que estre-
dobles propietarios de todo el distrito. Mientras en 1917 sólo se registra- meció a las autoridades y mestizos de la zona, pero fue realmente en !

ron cuatro estancias de la familia, aunque una era avaluada en algo T ocroyoc y el día del mercado. Fue encabezada por Huarca, de "la
más del mínimo impositivo. Mientras los Saico, que veremos tenían parcialidad grande" de este pueblo, con 4,000 indios a los que se les !
relación política con ellos, tenían ocho estancias y los Samata una. leyó un comunicado con acuerdos del Comité Central Tahuantinsuyo.
Es decir, aunque el apellido no figura con la misma proporción que Esta fue la única acción documentada del movimiento de Tocroyoc;
en 1895, es de suponer que no perdieron sus tierras sino que las difumi- por lo demás, la toma de Ocoruro que mencionaran las fuentes orales.
naron entre la parentela con otros apellidos. No se trataba de la única de Piel puede ser el mismo intento de copar la hacienda de Héctori
familia campesina con recursos apreciables, otros casos son todavía más Tejada del que otro testimonio local nos i1lforma (Alencastre, 1942).'
llamativos, pero sin duda que ellos tenían una ascendencia y un poder Los campesinos indudablemente estuvieron agitados, pero no hay más
internos muy apreciables. En este grupo es que creció Domingo Huarca, evidencias de actos de rebeldía que estas y el recuerdo oral que Piel
pensando en formar un pueblo con capitalidad política y liberando su recogió y que se conserva hasta hoy (Lienhard, 1988).
tráfico comercial de la tutela de pueblos languidecientes de mistis co- Por su parte el trabajo de Kapsoli (1984) nos ofrece además la evi-
mo Ocoruro. La rivalidad con Ocoruro y el deseo de profundizar su dencia de la prensa gremial del Comité Central Tahuantinsuyo, que
mercado y ser capital de distrito es una bandera de lucha de Huarca. refiere la mitológica inmolación de Huarca, con la extracción de sus
La lucha por esta reivindicación de carácter político administrativa y ojos y la exhibición del cadáver en Ocoruro o Yauri, al estilo de los
comercial, estuvo entonces atada al crecimiento de nuevos poblados escarmientos punitivos coloniales. La imagen fue muy difundida enton-
que rearticulaban el espacio campesino, lo que arrojó como resulta- ces en varios escritos políticos. 248 Fue el "mensaje" de forma mítica en
do una nueva fuente de diferenciaciones y conflictos, como este de que se convirtió el asesinato del líder, transformado en un mártir de
T ocroyoc y otros en Acocunca y posteriormente en Sillacunca o El connotaciones simbólicas, por ello la reiteración de figuras violentas
Descanso. 246 propias de las imágenes andinas de sacrificios en pos de redención fu-
Volviendo a la narración de Piel, sucintamente, se puede subrayar tura. Además, Kapsoli aporta nuevas evidencias de la ramificada cone-
la evolución de los hechos notables de la. historia de este conflicto xión de Huarca con el Comité Central Tahuantinsuyo, gracias a varios
rural. Huarca nombrado cabecilla presenta reivindicaciones. Se suscita \ memoriales previos que desde Yauri se llevaron a la Asociación Pro-
un gran miedo entre los vecinos que consideran a los indios en rebelión. j Indígena y a un texto de José Gardella publicado en Buenos Aires en
Aparentemente los indios toman o intentan tomar el pueblo de Ocoruro. J 1923. En ese texto se refiere un memorial de los campesinos de Yauri,
El texto reseñado señala como antecedente de la final represión al · Ocoruro y Condoroma, obviamente los que conformarían la comunidad
movimiento de T ocroyoc lo que ocurrió en Alcasana y Chañi de Pichigua Antaycama, donde afirman que las 39 parcialidades de estos pueblos
en 1914, cuando mucha gente reclutada por los mestizos atacaron las habían dado sus poderes a los obreros de Lima para que los representen
estancias indias robando ganado y enseres y luego quemando las viviendas. en la realización del primer Congreso Indígena. Ello ocurría en el
Finalmente, la narración de Piel termina cuando Huarca es asesinado centenario de la Independencia del Perú, cuando se fundaba la
por los mistis.
Z4? Es el mismo documento transcrito por José Luis Rénique. (1991).
6
Z4 Ver Ruiz Bravo (1986) y Alencastre (1961). Z4 8 Ver, por ejemplo, otra referencia de Kapsoli (1977:67-68).
244 ENCUENTRO ENCUENTRO 245
organización indigenista más importante de la historia moderna andina mente como su condena a muerte. Las actividades que desde entonces
(Gardella, 1923). realizó, en medio de un temor generalizado de los mestizos, fueron
Sabemos algo más de las acciones que condujo Domingo Huarca consideradas como una sublevación india y como tal fue enfrentada
gracias al material que se conserva en la propia localidad de Tocroyoc. 249 por las bandas armadas que se formaron en los pueblos, apoyadas por
El Ministerio de Fomento, a través de su Dirección de Obras Sanitarias, las gendarmerías nacionales de las capitales de Provincia. Su final no
cuando todavía no se había formado la Sección de Asuntos Indígenas podía ser otro que el asesinato del líder, un personaje de indudable
(Davies, 1974 ), emitió un oficio con fuerza ejecutiva ya que se refrendó carisma y ascendencia en la masa campesina.
como Resolución Suprema que llevaba la firma del Presidente de la La defensa legal ante el Estado como protector, en la época de la
República y de su secretario Rada Gamio. Su fecha: el 14 de abril de fraseología indigenista y la organización dispersa de un partido de los
1921. El oficio fue una concesión a las gestiones que como delegado indios, con sus fraternidades secretas de apoyo llamadas la rama, se
indígena de Espinar había realizado Huarca. Por el oficio sabemos que mantuvo aún luego de la violenta respuesta mestiza de 1921. En Tocroyoc
23 delegados indígenas, jefaturados por Huarca, habían estado en Lima fue Nª~<lrioSaico quien volvió a Lima con varios memoriales de pro-
haciendo gestiones de defensa campesina. Lo que confirma el tenor test;. Recordemos que los campesinos de lo que sería pronto la Comu-
del comunicado de los campesinos de Yauri al Congreso del Comité nidad de Antaycama habían presentado repetidos memoriales ante el
Tahuantinsuyo (Gardella, 1923) y la persistente actuación de estos Comité Pro Indígena entre 1910 y 1920 (Kapsoli, 1984:48-49). En 1922,
promotores indios que remembraron el accionar de los curacas andi- \ Saico juntó diversas acusaciones contra gamonales por abusos y
nos del siglo XVII. Ellos fueron los que en las localidades estaban expropiación ilícita de tierras. 250
identificados como "cabecillas". Los delegados campesinos decían llevar / Las acusaciones indias son exactamente iguales a las que el Gober-
el mensaje de los indígenas a la capital, en ese año simbólico del Cente- nador pampamarquino de 1922, expresando el pensamiento misti frente
nario de la Independencia. En medio de una más violenta exacción a la situación de agitación, señalaría como calumnias y mentiras: robo
de recursos y de tierras por parte de los mestizos en los pueblos, los de ganado, apropiación ilícita de tierras, incendios de chozas, obligación
indios se presentaron ante el Estado en demanda de "protección", de de pagos por servicios no cumplidos o ganado perdido, etc. El carácter
la misma manera que lo hicieron los señores étnicos de la época colonial eminentemente servil de la dependencia personal entre los indios y
temprana. En grupo, desde las provincias altinas y sureñas de Cusca, los señores mestizos era lo que se ponía en tela de juicio. Por eso,
demandaron garantías y arrancaron un nombramiento oficial del Mi- los delegados de las Comisiones Indígenas, como lo hicieran sus
nisterio de Fomento como Delegados de las Comisiones de Indígenas. antecesores, mallkus y curacas andinos del siglo XVII, adjuntaron leyes
Ellos debieron sentirse como funcionarios oficiales, tenían el amparo a su favor que los protegían de los servicios personales. El propósito
estatal a su liderazgo campesino local. era hacer ver ante el Estado benefactor y protector, que no se cumplían
Con ese amparo estatal, Huarca y sus compañeros regresaron a Cusca. sus prevenciones a favor de la raza. Por eso podemos ver todavía en
A los pocos días, la comunicación se extendía por las punas. El dos 1922 que un delegado campesino lleva una Resolución Suprema de 1888
de mayo, un jueves de mercado en Yauri, con su grupo, Domingo Huarca por la que los antecesores campesinos de la robusta colectividad de
llevó esta noticia y la de las organizaciones indígenas que se centraliza- los antiguos antas de Yauri, habían conseguido la protección del Ministerio
ban en la capital de la República. Esa resolución ministerial fue real- de Gobierno y Policía contra los servicios personales gratuitos que los
"naturales, por error o abuso" seguían cumpliendo en las punas surefias.
249 Los documentos fueron conservados por el cuñado de Domingo Huarca, Benito Junto con un memorial de creación y defensa de las "escuelas indígenas"
Samata (Zamata) y por la familia descendiente Samata Huarca. Constan de diez testimonios, en seis parcialidades, esta antigua resolución fue juntada a la demostración
desde el Oficio del Ministerio de Gobierno a la prefectura de Cusco de 1888 hasta
los preparativos de las primeras fiestas en homenaje a Domingo Huarca, el 28 y 29 de 250
Documentos Huarca. Son ocho extensos memoriales, de distintas parcialidades
junio de cada año, con los gastos y el programa de actuaciones y bailes por anexos. de Antaycama, como Mollocahua Marquiri, Coto Callana, Huancané Anta, Marquíri
Los citaremos en adelante como Documentos Huarca. Agradezco a Antonino Lovón, entonces Callana y particularmente lchulahua Anta, de donde aparentemente fueron un grueso
miembro del equipo de promotores del centro de Formación Campesina de T ocroyoc, de los caídos por la represión de los poderes locales de Yauri. Sobre el papel de apoyo
quien me facilitó la documentación y me ayudó en el conocimiento de la zona de esta
de la Asociación Pro-Indígena, con la que los campesinos de Yauri estuvieron vinculados,
investigación. Su colaboración ha sido realmente inapreciable para mi trabajo.
ver el trabajo de Kapsoli (1980).
246 ENCUENTRO ENCUENTRO 247
de la continuidad de la opresión que representaban los memoriales que forma más ritual que militar o política]Por el lado de los ~~stizos
los campesinos de Yauri presentaron. Paralelamente, los familiares de enfrentados en cuanto que sector de clase con los campesinos, lo que
Domingo Huarca y de los campesinos de Ichulahua, seguían juicio contra J se manifestó fue un miedo generalizado a un ataque violento contra
los masacradores (no parece haber otro nombre para ellos) del 29 de 1 ellos]como ha sustentado muy bien el estudio de J. Deústua (Deústua
junio, fecha de la cruenta ejecución de Huarca y de otros campesinos. f y Rénique, 1984:76 y ss.). Ello ocurrió en el contexto de una agitación
La hermana de Huarca, ya viuda, fue en ese tiempo depositaria de los que ha sido llamada por Burga (Burga y Flores, 1980:45-48) la "Gran
documentos que Huarca había presentado y que Samata llevó como Sublevación", un proceso que duró hasta 1923 y que fue una conjun-
su sucesor, Delegado de Espinar a Lima. La continuidad y la memoria, ción entre temores y estallidos dentro del accionar nuevo de los "pro-
se mantenía en constante recreación, hasta su posterior plasmación fetas de la rebelión" (Burga, 1986), esos mensajeros indígenas que se
colectiva y ritual. Todavía en 1927, poco antes que los juicios por los llamaron Dele9-~dos o cabecillas, vinculados con el Comité Central
enfrentamientos de 1921 (los de Layo y los de Yauri eran los más TahuantinsuyoQ-as acciones más concretas y dramáticas, sin embargo,
importantes) fueran sobreseídos, Samata estaba protestando por las pe- fueron las de los hacendados que mataron probablemente a centenas
nas ridículas que los mistis locales habían recibido por las muertes que de campesinos, en medio de un hambre generalizado por apoderarse
causaron. de sus tierras_,y un gran temor a la defensa desesperada y prepolítica
Como hemos visto, la familia de Huarca era acomodada, pero no de los indio~
dejó de estar atravesada por las contradicciones propias de la sociedad
campesina diferenciada. La posesión de tierras y de solares, cuando -, LAYO 1921
T ocroyoc fue por fin declarada capital de un nuevo distrito y sede de 1
una feria comercial de importancia, fueron objeto de disputa entre sec- ctasi
1
en el mismo momento que los sucesos de Tocroyoc, en Layo y
tores de la familia. 251 Esas contradicciones entre sectores de los ane- ~oda la comarca del lago de Langui y Layo, se suscitaron otros violentos
xos de lo que ya era la comunidad indígena de Antaycama, no fueron ,~nfrentamientos. Es importante para nosotros notar que en esta nueva
impedimento para que el mito de Domingo Huarca se extendiera y /coyuntura de la historia de los antiguos canas, en un mismo momento
arraigara entre los campesinos (Lienhard, 1988). Cada 28 de junio, la /se produjo un estado de agitación y violencia, cargado de expresiones
víspera de la fecha de su inmolación, desde cada anexo comunal se /1 rituales y de un mensaje mesiánico, en toda la comarca, entonces dividida
concentran en la plaza del pueblo, "danzando por sus ayllos" diría un en dos provincias, Canas y Espinar. Lo curioso es que, nuevamente,
informe colonial, en representación teatral de la muerte de Huarca, las explosiones y la organización interna manifestaron los antiguos
inmolado por la colectividad india y en crecimiento constante hacia segmentos en que se dividían las personas. Los canas de urca, asociados
el mañana, como la muerte de Atahuallpa comenzó a ser representada a las punas y cuya cabecera estaba ahora no en Pichigua sino en el
en el ritual del siglo XVII (Burga, 1988). territorio de los antas de ese pueblo, poblados de Yauri. Los de urna,
No existe ninguna prueba de alzamientos efectivos en el sentido asociados a la humedad, al lago de Langui, cuyo centro estuvo en un
de acciones violentas de protesta conducentes a algún fin, salvo algunas cerro sagrado en las orillas del lo,go. Los sucesos de Layo y la zona
concentraciones y concertaciones políticas de nuevo tipo, que pusieron del lago fueron contemporáneos a los de T ocroyoc, se diría casi coor-
a los gamonales sobre aviso y los cargaron de temor.:Como veremos \ dinados. Fueron también claras las influencias de los mensajeros indios
de inmediato además, los campesinos actuaron dentro de un comporta- \ vinculados al Comité Central Tahuantinsuyo y la de los líderes de los
miento regido por el simbolismo y el mesianismo, expresados en una 1 l~vantamientos de Huancané y Azángaro, violentamente reprimido&/un
tiempo antes.
251
El desarrollo de nuevos poblados por el efecto de su ubicación en las nuevas El testimonio más sugerente de este suceso violento es el que dejara
rutas comerciales de integración campesina fue un moderno factor de conflictos. Como don Andrés •Alencastre, testigo de los acontecimientos y vinculado a
Tocroyoc, cerca de Pichigua se desarrolló Acocunca (Orlove, 1980) y cerca de Layo, ellos por la muerte de su padre, jefe de los mestizos del pueblo. 252 Seguiremos
El Descanso, bajo el impulso del hijo del asesinado jefe mestizo de Layo, Leopoldo Alencastre,
el propio actor escribió un libro sobre sus acciones (Alencastre, 1961), ver al respecto
Ruiz Bravo (1986), volveremos sobre este personaje. En todos los casos, la contradicción, zsz Andrés Alencastre, "Sublevaciones indígenas", monografía presentada al curso de
la violencia y la muerte acompañaron al crecimiento comercial. Sociología Nacional, Universidad Nacional del Cusco, noviembre de 1942. Se conserva
248 ENCUENTRO ENCUENTRO 249
su relato para presentar los hechos. Según Alencastre, había sido nom- terrenos y quedándose ellos de pastores allegados. De esa manera aca-
brado Gobernador del distrito el mestizo Luis Condori, lo que soliviantó paró tierras y tenía aliados entre los indios, así como enemigos.
a los vecinos que estaban acostumbrados sólo a la autoridad de los Alencastre envió un espía, Carlos Mamani, para que se infiltrara
"caballeros". Condori fue atemorizado con violencia por unos mozos entre los sublevados. Pero Mamani delató la maniobra y desarrolló un
del vecindario. Con dos gendarmes que le dio el Subprefecto, quiso papel de contraespía despistando a los mistis. Alencastre con unos vein-
hacer justicia sin lograrlo, lo que lo motivó a pasarse al bando indio te vecinos fue a Cusibambapata, donde estaban las huestes indias. En-
que ya estaba en efervescencia por los conflictos por la tierra y la influencia tonces no eran pocos pues según el testimonio del hijo de Alencastre,
de los líderes de Puno. Se hizo cabecilla como entonces lo era Huarca habrían ido a T ocroyoc en ayuda de los sublevados, para atacar la ha-
en Yauri. cienda Boston y entrar en Yauri, pero fueron derrotados, restituyéndose
El cerro o apu de Rumi Taque (Rumitaque), un morro al sur oeste los alzados de Layo a su emplazamiento. 254 Alencastre y su gente fue-
del lago desde donde se domina toda la hoyada del lago, fue el lugar ron conducidos a una trampa donde unos 400 indios los atacaron con
donde se reunió la muchedumbre para atacar la población. Los campe- piedras y garrotes. La captura del líder de los mestizos se habría pro-
sinos hicieron largas reuniones donde se consumió alcohol y coca. Al- ducido así:
gunos quisieron acabar sólo con los abusivos y nombrar nuevas autori-
dades, otros pretendían exterminar a los blancos y restaurar el Tahuan- " ... el cholo licenciado Cruz Pineda logró cojer del poncho a don
tinsuyo: "hasta los perros y gallinas blancas deben ser muertos" decía Manuel [Leopoldo Alencastre N.M.] y tirándolo con feroz impulso
el mensaje de los rebeldes mesiánicos. Las quejas que se destacaban lo bajó al suelo. El caballo zafó atropellando a la muchedumbre.
en el sentir campesino eran a causa de los renovados servicios personales Don Manuel quedó cojido por los indios, los demás mistis no regre-
por los que eran expropiados de sus bienes. Se juntaron los indios con saron a rescatarlo; los indígenas ebrios de alcohol y furia, lo tortu-
los licenciados del ejército y se prepararon para atacar. raron brutalmente; él les pidió que no lo victimaran, les dijo que
Mientras, los mistis se habían agrupado y llamado a Leopoldo Alen- le pidieran lo que quisieran que si se trataba de los terrenos él es-
castre253 que estaba en su hacienda Lupinayra (Chihuinayra), a 50 le- taba llano a devolverles, porque sólo le habían dado los otros indios
guas de Layo. Alencastre tenía ascendencia en los mistis y en la masa que no estaban allí, les ofreció también dinero, pero cada palabra
por ser hombre de trabajo, había sido arriero y conducía vinos y licores que pronunciaba era contestada con actos horripilantes, y así le
al Cusco. Con el dinero compró tierras. Según nuestro testimonio, sin cortaron la lengua, le saltaron los ojos, le arrancaron los cabellos
embargo, no dejaba de tener serios conflictos con los campesinos. Los y le machucaron los dedos. La sangre que manaba tomaron a sorbos
mismos indios lo habrían hecho latifundista pues en pleito con fami- y una vez cadaver, lo botaron a un profundo barranco".
liares, dentro de un ayllo o en una estancia, los que reclamaban de-
rechos, hicieron que Alencastre fuera su apoderado, recuperando los Eran las primeras horas del 12 de julio.
Ya en la mañana del día siguiente, junto con vecinos de Langui
el texto mecanografiado en la colección de Monografías compiladas por el catedrático y gendarmería enviada por el subprefecto, los de Layo fueron a rescatarlo,
Jorge Cornejo Bouroncle, una relación completa de este material en Monografías 1958. pero se encontraron con la muchedumbre que ascendió al morro de
La de Andrés Alencastre en Monografías 1958:307. Véase también Jaime Alencastre
M., "Los levantamientos indígenas de la provincia de Canas", Monografía del curso de
Rumitaque y desde ahí atacó con piedras que las mujeres les alcanzaban
Geografía Humana de la Universidad Nacional del Cusco, noviembre 1957. Ver la referencia a los hombres, danzando y levantando las polleras en mofa de sus
en Monografías 1958:342. Jaime Alencastre da equivocado el año de los sucesos corno adversarios. Con fuego de fusiles lograron los atacantes derrotar la
1920. Este texto señala varias batallas, incluida Rumitaque. Serían 2,000 indios alzados
y parapetados. El llamado de atención más importante de este segundo texto testimonial
sobre los sucesos es el referido a la importancia de las batallas rituales en el tipo de
acción de los campesinos, que refuerza el carácter ritual que para los campesinos tuvo 254 Como vimos, es posible que los campesinos de Tocroyoc hayan intentado atacar
la violencia. la propiedad del fundador de la Provincia de Espinar. Por las fechas, podemos dar cierto
1.53 Andrés Alencastre no llama por su nombre a su padre, en el texto figura como
margen de validez a la afirmación de Alencastre, pero es también probable que tuviera
Manuel Zapata, el actor de los sucesos de 1921 se llamó Leopoldo Manuel Alencastre interés en hacer aparecer a los campesinos como efectivamente confabulados y así se
Zapata. justificaría la cruenta represión de que fueron víctimas.
250 ENCUENTRO ENCUENTRO 251
resistencia india y pusieron en fuga a los alzados, dejando 34 muertos me similitud con las batallas rituales. Por lo demás no altera la narra-
en la meseta. ción de Andrés Alencastre salvo en que Mamani según sus informantes
El proceso judicial fue típico. Las acusaciones fueron falsas por ambos fue descubierto por los indios y los Paqos (jefes ancianos) lo atemorizaron
lados. No avanzaban las diligencias por años, hasta que el representante para que confesara. 256
parlamentario de Canas logró suspender las acciones por lo que se llama- Al relato presentado, Valencia añade otros posibles enfrentamientos
ba la "Masacre de Rumitaque". entre los mestizos y los indios. El 31 de julio se habría producido la
Un trabajo reciente (Valencia, 1980) ha seguido los testimonios primera batalla según los testimonios que recoge, provocada por los
de Alencastre y añadido referencias que provienen de la tradición oral mestizos, que tenían a los indios de sus haciendas entre sus huestes.
en el pueblo. Señala un antecedente en Hampatura en 1914, en pro- Como hemos visto, sin embargo, la batalla se produjo el primero de
testa por la expropiación de terrenos. Eso habría sido un síntoma de julio y no en la fecha que erróneamente estos testimonios o un error
protestas incubadas desde antes del momento de la sublevación. Se- en la interpretación de los mismos, parecieran indicarnos. El triunfo
ñala también la influencia muy marcada de los movimientos puneños. 255 fpe de los indígenas que usaron la quema del cerro y una trampa para
Junto con la influencia de los líderes puneños, confirma la presencia dncerrar a los mestizos. Usaron las latas de alcohol vacías llenas de
de delegados del Comité Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo, desde ~~iedras, que dejaban caer por la pendiente, produciendo un ruido
1919, antes de su instalación en 1920. Esto parece claro por todos los /ensordecedor y brillos por el reflejo del sol. Con ello espantaban a
otros testimonios. Entre el Comité Central Tahuantinsuyo y los líderes ·los caballos, además de herir a los atacantes al caerles los artefactos
de Puno se introdujeron los llamados ramalistas. Con esa logia secreta contundentes. En el transcurso de la batalla, los campesinos entonaron
de ayuda, la práctica de los m~!lsajeros mesiánicos se hacía todavía unos versos guerreros:
más eficiente en medio de las dificultades de comunicación en estos
espacios abiertos de pastores. Además del encuentro en Rumitaque, Oye ladrón, hoy ratero te voy a matar
Valencia sigue a Jaime Alencastre sobre otras batallas que se habrían a qué has venido a nuestra casa, a nuestro pueblo
producido, la de Checa Pucará es a la que debe haber aludido Chaparro, carajo
el Juez cuyo testimonio seguiremos más adelante. El encuentro de Checa quién de nosotros va a vuestro pueblo a vuestra casa
fue el 17 de junio. Dice que hubo 50 muertos. ahora dirán todavía carajo
El texto que ahora seguimos para completar la imagen dejada por como antes arrodillado tiene que servirme
el de Alencastre insiste con acierto en que los campesinos buscaron eso desde ahora ha terminado carajo
coronar los cerros para sus manifestaciones de hostilidad y usaron en ladrón, gente ladrona, ¿dónde están nuestras chacras?
las batallas la táctica de quemar los pastos y formas de acción de enor- ¿dónde están nuestros ganados? mestizos perros ladrones
ahora morirán en nuestras manos
255
Este tema, que hemos encontrado señalado y confirmado por los testimonios
ahora ya np somos como antes
presentados hasta este punto, se puede relacionar con la antigua vinculación y el intercambio ya no soñamos ni dormimos
permanente entre el territorio cana y el callao, al punto que los collavinos son los que ahora ya hemos despertado bien carajo
se hacen de terrenos en estas punas de Espinar y Canas. Alencastre (1942) señala que ahora morirán todos como perros blancos carajo.
se fugaron muchos de Puno hacia estas provincias para refugiarse. Esto se comprueba
también en las matrículas de contribución predial, se puede consultar también Aguilar
(1986) y Orlove (1980). También ilustra el caso de Phinaya en Pitumarca con los Guerra Estos versos de escarnio han sido recogidos en el campo por Valencia
que fueron asumidos y se apropiaron de terrenos (AHC, Prefectura, sueltos, 1929); un y son el aporte principal de su texto.
impreso suelto que tengo en mi poder titulado "El terrorismo de los Guerra" de 1921,
confirma la historia de estos prófugos de Puno que se refugian en Canas y Canchis, 256
El texto de Valencia tiene algunos aciertos muy meritorios, como el rescate de
en este caso, se apropian de terrenos indios y forman haciendas, lo contrario ocurrió las canciones guerreras que luego veremos, pero sigue de manera impresionista las narraciones
con los prófugos rebeldes de la segunda década de este siglo, que se dedicaron a la agitación de Andrés y Jaime Alencastre, con otras referencias que no tienen sino sustento oral.
campesina. Sobre el pensamiento de uno de los líderes de las agitaciones de Puno se No se han hecho revisiones documentales que permitan confirmar o negar los hechos,
puede consultar el texto de T eodomiro Gutiérrez publicado por Contreras y Bracamonte por ejemplo, el texto dice que los sucesos de Rumitaque fueron a fines de julio cuando
(1988). ocurrieron un mes antes.
252 ENCUENTRO ENCUENTRO 253
Respecto a la muerte de Alencastre la afirmación de este texto es quier manera, Leopoldo Alencastre fue un personaje que reunía todas
que cayó en combate y no por emboscada. Eso sí, confirma por varios las contradicci¿nesde ese universo~ rural convulsionado. Efectivamen-
testimonios de ambas partes la tortura que sufrió el jefe mestizo. Escenas te, su giro co~ercial t~n.ía que ver con los vinos y los viajes desde
de crueldad inmensa son descritas, por un claro odio de los campesinos la costa hasta Cusco, pero su familia se había asentado ahí mucho antes
al viejo Alencastre. Este odio estuvo ac-ompañado de un accionar de . y se había hecho arrendataria de algunas estancias, emparentando con
tipo ritual, por lo que es pertinente relacionar la acción violenta con otras familias poderosas de la localidad como los Zapata. 257 Habiendo
el rito. Los indios en los enfrentamientos bailaron sus cashuas y cantaron conseguido propiedades, Leopoldo Alencastre, de la segunda generación
posiblemente los versos de esas batallas. Esas canciones se relacionan de la familia en Layo, era un hombre integrado, conocedor de las
en el mensaje que representan con los versos de escarnio como veremos costumbres y vinculado con los indios por esa red de dependencias
más adelante. El texto más difundido de los versos del Chiaraqe es el personales que le granjearon la alianza con algunos pero la enemistad
siguiente: de muchos. La violencia con que se procedió en el asesinato demuestra
que los indios tomaron en él un símbolo contra el que desfogaron iras
Hermano no vayas a temer contenidas. Esa es la evidencia más clara del enfrentamiento de Layo,
hermano fulano un violento asesinato acompañado de formas rituales. El testimonio que
así cayera granizo de piedras afirma que hubieron batallas es sólo una imagen propia de la simbólica
fulano hermano representación posterior de los hechos. Veamos otro testimonio confiable
dirás que sólo es tostado de maíz de los hechos.
fulano hermano El Juez de Primera Instancia de Canas, con cede en Yanaoca, de
y si corriera sangre como agua apellido Chaparro, informó al presidente del Superior Tribunal de la
fulano hermano ciudad del Cusco, desde Yanaoca el 8 de julio de 1921. 258 Según su
dirás que es agua de airampu testimonio, el 30 de junio Leopoldo Alencastre acompañado de dos
fulano hermano. muchachos se dirigió a Morocoyo, a seis Kms. de Layo, al anochecer
y con el fin de continuar el viaje a su finca "Chihuinaira", a cinco
leguas de Morocoyo. Se quedó a pernoctar en Morocoyo, sin desvestirse,
El 1Q de julio fue la matanza de los campesinos en rebelión. Valen- temiendo un ataque de los indios "que en partidas de centenares coro-
cia acepta como dato unos posibles 500 muertos. Luego del escarnio, naron los cerros" desde el 24 de junio. Los indios rodearon la finca
las fuerzas represoras quedaron en el pueblo cometiendo abusos y cuan- y cuando fugaron sus ocupantes los atacaron, escapando uno de los
do los indios quisieron recuperar sus cadáveres, los apresaron y tortu- acompañantes, que vio a los indígenas irse hacia el cerro que servía
raron, cometiendo nuevos atropellos y muertes que fueron denunciadas de cuartel general. Capturado Alencastre fue conducido a una casa de
en Lima. Finalmente, señala que son varias las versiones de la muerte estancia, siendo cruelmente golpeado, con una ferocidad escabrosa. Fue
de Alencastre, la que reproduce es de los mestizos y es la más extendida. torturado durante varias horas. Sólo después de muerto, con su propio
El análisis de contenido de los testimonios de que disponemos nos revólver le reventaron la cara.
muestra estos hechos como más violentos que los protagonizados en En la mañana siguiente, desde las nueve, la tropa de Langui inició
las alturas. En Layo, los campesinos realizaron movilizaciones de tipo la batalla contra los indios. Duró hasta las doce del día cuando huyeron
tradicional hacia las alturas de los cerros y su hostilidad fue aparen- los indios, dejando 24 muertos. Señala Chaparro que comprobó la
temente mayor. Además, el interesado testimonio de los mestizos bus- existencia de piedras distribuidas en forma de depósitos estratégicos que
caba relacionar las acciones con las de Yauri y T ocroyoc como un
alzamiento concertado. La coincidencia en el tiempo no es suficiente
para probarlo, sin embargo. Lo que sí demuestran estos testimonios en
cambio es que el temor de los mistis de Layo era mayor por el antece- 7.57 Las evidencias provienen de los datos de las matrículas de contribución predial
y de castas. Más información en el texto de Alencastre (1961).
dente de los enfrentamientos de los pueblos anteriores. Ambos bandos 258
Documento de AHC, CSJ L.90. Alberto Flores Galindo (1986:545-546) me facilitó
entonces iban a un encuentro mucho más abierto y definido. De cual- una copia del documento, que es utilizado en su estudio sobre el Horizonte Utópico.
254 ENCUENTRO ENCUENTRO 255
prueban la intención de batalla que tenían los indios. Estaban armados nio de Andrés Alencastre, un niño durante los sucesos, han glorificado
de hondas básicamente, pero algún arma de fuego también estaba en la violencia y la supuesta valentía de ambas partes, convirtiendo las
su poder, dando muerte por bala a otro criado del propio Alencastre acciones en un ingrediente más del imaginario colectivo que representa
que estaba entre los represores. la constitución de una conciencia étnica campesina.
Chaparro afirmó también que encontró propaganda que mostraba
que los indios estaban en contacto "con los de Puno". Decía el testimonio EL MIEDO DE LOS MESTIZOS
del juez que los campesinos daban dinero para pagar a los parlamenta-
rios; es mencionado específicamente Manuel Quiroga, que fuera Dipu-
tado por Chucuito al Congreso Regional del Sur, autor de un Proyecto Otras pequeñas conmociones fueron regando por los pueblos surandinos
de Legislación Indígena, con el que aparentemente tenían vinculación la idea de una sublevación. La violencia era cotidiana en las relaciones
los ramalistas y los delegados indígenas. 259 También se denuncia que entre la gente y las masacres de Tocroyoc y Layo eran un comentario
daban dinero para la impresión del diario de la raza indígena, com- general. Hemos ido señalando la paulatina cristalización de un ideario
praban a sol el periódico ''Tahuantinsuyo". Las versiones de esto, sin mesiánico que acompañó a los sucesos, pero también los mestizos te-
embargo, parecen ser de los vecinos y no parece haber ninguna prueba nían en sus expresiones una forma de entender el universo social y
de ello. un casi terror por las cosas que parecían escaparse de sus manos por
Menciona que 86 indígenas habían sido puestos a su disposición los cambios en las relaciones de poder y la modernización. Tomaremos
por los "sucesos" de Checa, los cuales han sido liberados aconsejados una pieza de antología para ilustrar lo que ocurría en el pensamiento
de que presenten sus quejas por las vías ordinarias de la ley, lo que mestizo, el Oficio de Francisco Guevara, Subprefecto de Canas al Pre-
recomienda se les diga a estos sublevados y acabar con "la situación fecto de Cusco, de Yanaoca a 21 de octubre de 1922. 260
azarosa por la que atraviesan esta provincia y la de Espinar". Se trataba de un documento probatorio de la situación angustiosa
Como se puede colegir de este testimonio, igualmente interesado que pasaba el vecindario misti de las localidades de Pampamarca y
pero útil, es que la única batalla comprobada fue la que se suscitó el T ungasuca. Guevara señalaba que hacía más de un año que en Canas
12 de julio entre la tropa y los mestizos contra los indios prevenidos y toda la región "ha~ sentido una conmoción de querer restaurar el
en Rumitaque, luego de la muerte de Alencastre el día anterior o la antiguo Imperio del Tahuantinsuyo". Esto demuestra que efectivamente
madrugada del mismo día. Esa batalla desigual dejó varias decenas de el año 1921 fue un año de agitación ideológica, confabulaciones y te-
campesinos muertos y las hostilidades contra ellos duraron varias se- mores, que terminaron en sangrientas acciones punitivas contra los cam-
manas, con más muertes inexcusables. Antes pareciera que se produ- pesinos. El documento es interesante en la medida que confirma la
jeron escaramuzas o enfrentamientos en Checa, pero no hay en la tra- continuidad de los temores pero también da algunas evidencias más
dición una descripción como la que se puede encontrar en Layo. La de la forma de pensar de las autoridades locales de entonces. Dice Gue-
intención de protesta y la organización vinculada tanto al movimien- vara que la idea de la restauración nació con el Comité Pro-Derecho
to político del Tahuantinsuyo como al rito violento del tinku, fueron Indígena, institución que actuó con buenas intenciones, pero que fueron
también un hecho comprobado, pero ello no fue suficiente para justi- desviadas una vez que lograron levantar en algo el estado de postración
ficar las acciones de los mestizos que asesinaron a una masa armada de la raza indígena. Esa desviación se habría manifestado en el "reparto"
de guijarros. Las tradiciones, entre las que se puede ubicar el testimo- que con aspiraciones a la "comunidad de las tierras" habrían hecho
los delegados. Vincula esta actitud sin duda alguna con la prédica del
"comunismo", primera aparición en nuestra historia de este movimiento
259
Ver el proyecto, publicado en 1920 (Quiroga, 1920), una curiosa reedición de e ideología. Esto puede relacionarse con los postulados que en el proyecto
algunas de las práCticas burocráticas coloniales. Sobre la agitación en Chucuito, a la de legislación indígena de Manuel Quiroga (1920) se presentaron ante
que tendría que haber estado vinculado Quiroga, ver Davies (1974) y Gonzales (1987).
La situación de principios de siglo en Chucuito en el informe de Alejandro Maguiña
de 1902 (Maguiña, 1988). Quiroga era además autor de una tesis de doctorado titulada 260
"La evolución jurídica de la propiedad rural en Puno" de 1915 en la Universidad de AHC Prefectura, comunicaciones, L.2 1920-1922. Deborah Poole me hizo notar
Arequipa, una pieza fundamental en el indigenismo de entonces, ver Burga (1987). la existencia de este importante testimonio.
256 ENCUENTRO
ENCUENTRO 257
el Congreso Regional del Sur; los cuales fueron apoyados por la Rama
los entes protectores de los indios y el reconocimiento oficial de las
como se desprendió del informe del juez Chaparro luego de los sucesos
comunidades campesinas ante el Estado central desde 1924 ..
de Layo. En esa legislación se planteaba un empadronamiento general
de los indios con un posterior reparto de tierras comunalmente. Fue
COMUNIDADES RECONOCIDAS
la época en que se debatieron sin aplicación alguna hasta cuatro pro-
yectos de legislación indígena (Basadre, 1968, XIII:308). Lo cual antecedió
Aunque el debate sobre el destino de las posesiones de tipo colectivo
a la agitación india del año 1921. Según el subprefecto caneño, esta
y la de existencia de los agrupamientos campesinos corporados que se
era la "utopía mayor" en que los indígenas buscaban la "igualdad abso-
denominaron comunidades había empezado desde el inicio de la
luta", social, económica e intelectual y así "creerse iguales a los blancos
República, sólo en la época del segundo leguiísmo fue que se llegó a
.o mistes como ellos nos califican". Esto surgiría del "odio eterno" que
un definitivo reconocimiento y amparo oficial a sus posesiones y dere-
el indio tiene al misti. Como corolario de esto, los indios recurrieron
chos. Luego de largos e inútiles debates y cuando en distintas corrien-
a las calumnias, ya que en la "psicología del indio se contemplan todos
tes políticas se ventilaba lo que se llamaba la cuestión indígena, se
los vicios inclusive el de la calumnia". Señala una serie de supuestas
inició el proceso de "reconocimientos". La constitución de 1920 amparó
calumnias, del mismo tenor de todos los memoriales que hemos visto
esta idea pero sólo se ejecutó cabalmente desde 1925 cuando se mandó
presentados en el contexto de la agitación, todos falsos según este
hacer el padrón de comunidades con sus límites, población y bienes.
pintoresco personaje local.
En 1926 se reconocieron 59 comunidades, en 1927 fueron 54, el año
El temor del vecindario es ilustrado por Guevara con una carta de
1928 el número fue más elevado llegando a 98. En 1930 se tenían
Pampamarca firmada por M. Lazo donde denuncia las supuestas con-
inscritas 321 comunidades (Davies, 1974:90).rEn algunos lugares, donde
fabulaciones de los indios para apoderarse de tierras de los mistis, como
los ayllos y parcialidades eran la forma fundamental de organización
ocurrió en otro distrito el año 1921, en alusión a los sucesos de Layo.
social de los campesinos, como Puno por ejemplo, durante este tiempo
En Tungasuca se manifestaron los mismos temores y en ambos casos
no se reconocieron sino el 2.3% de las comunidadesc que actualmente
los indios se reunían en los cerros aledaños y los vecindarios temían
existen, mientras que desde 1963 se inscribieron el92%J(Sánchez, 1987).
ataques a las poblaciones, que como vimos en Layo, no ocurrieron nunca,
salvo la "manifestación" de T ocroyoc. Los vecinos de Pampamarca En cambio, en la zona de los antiguos canas, paJ:tkularmente en la
parte alta que ahora es el escenario de nuestro análisis, la mayoría de
aseguraban también en otra comunicación que desde los cerros se daban
las organizaciones, de distintas maneras, se presentaron con sus do-
pregones para un alzamiento general y eventualmente ingresaban al pue-
cumentos y sus datos para ser oficialmente reconocidas. En Espinar,
blo haciendo tocar las campanas y disparando al aire. En la más atrevida
construcción de hechos, Facundo Mogollón, de Pampamarca, señaló flamante provincia creada en medio del crecimiento de la arremetida
mestiza por los recursos, fueron el grueso de las comunidades las que
a Guevara que en un pleito por tierras con una vecina, se habría descu-
lograron reconocerse. Mientras, en otras zonas de la antigua provincia
bierto toda una estrategia de ataque, desde un pago rural hasta Yanaoca
de Canas, no ocurrió así. En Yanaoca, por ejemplo, y en los pueblos
y luego hacia la toma de Sicuani y de ahí al mismísimo Cusco, para
de origen canchi, enclavados en medio de las pequeñas propiedades
la restauración del Tahuantinsuyo, con ayuda de sus "padres y protectores
agrícolas, los reconocimientos de comunidades han sido en épocas
chilenos". Los vecinos anunciaban que si no se reprimía a los indios
posteriores. Es de pensarse que la agitación campesina, la ideología
la furia incontenible de los mozos del pueblo y de los notables se
comunalista en crecimiento y la lucha por la tierra fueron las causas
manifestaría en una decidida defensa contra estos intentos. Lo mismo
ocurrió en lo que Luis Felipe Aguilar llamó la "masacre de Layo". El de esta diferenciación de actitudes. Esto es probable pues, en agitacio-
nes y conflictos posteriores, en Yanaoca o San Pedro por ejemplo, en
enfrentamiento se mantuvo pues en los años siguientes a 1921, con
medio de los conflictos los campesinos recurrían a esta herramienta
las mismas características.: Las consecuencias fueron un mayor acapa-
legal para su defensa. Sin embargo, no debe ser la única razón la lucha
ramiento de tierras, pero dentro de mayor violencia contra los campe-
sinos y un crecimiento de la ideología indianista que interpretaba la por la tierra. Ese factor, junto con la prédica ideológica y los acuerdos
ir1ternos entre los grupos segmentados de una sociedad dividida por
historia en función de los derechos ancestrales de los indios a la tierra.
intereses externos, fueron el impulso definitivo. Como quiera que sea,
Este segundo proceso empató con la presentación de documentos ante
las organizaciones sociales y económicas campesinas de la zona agitada
258 ENCUENTRO ENCUENTRO 259
por los conflictos y las alteraciones que ahora estudiamos, acudieron los intereses de las partes. Por eso, abundaba el gobernador Epifanio
masivamente ante la nueva puerta abierta para ellos en su integración Miranda, lo que los indios llamaban comunidad se llamaba "parcialidad,
y defensa. que quiere decir una agrupación de individuos que antes obededa a
En los expedientes de reconocimiento, muchas veces los delegados un sólo envarado que hada de autoridad entre ellos i servía de
campesinos, junto con sus datos básicos, reclamados por los funcionarios intermediario ante las autoridades del pueblo". De manera que eso no
para empadronarlos, indicaban los nombres de los "usurpadores" de sus · podía ser comunidad y los acusados de usurpadores eran mestizos que
tierras, los odiados "gamonales" de la prédica proindígena. Tenemos sólo habían comprado algunos fundos de los indios que se los vendieron
casos en Coporaque, Langui y Layo, Pichigua y por supuesto Yauri. por distintos motivos. La prefectura del Cusco respondió al Subprefecto
Algunos son más evidentes como los casos de Langui cuyas comunidades de Canas que el Gobernador debía constreñirse a responder por la exac-
estaban enclavadas en terrenos fértiles y apreciados donde los particu- titud de los informes y evitar "apreciaciones de otro género".
lares habían desarrollado la conducción privada y se formaron verda- Los indígenas campesinos tenían de alguna manera un apoyo en
deras haciendas. 261 Ello corrobora la importancia que los conflictos las autoridades departamentales, que bloquearon estos intentos de evitar
previamente expuestos tuvieron para la coyuntura del reconocimiento. reconocimientos. Pero con todo, en otros informes, donde ya no aparecían
En los trámites se puede ver además que las contradicciones las consideraciones acerca de la existencia o no de comunidades, las
continuaban. Como los Gobernadores y Subprefectos tenían que infor- autoridades locales, luego de señalar la población y los bienes de los
mar respecto a la exactitud de los datos dados por los delegados cam- "comunitarios de las parcialidades", informaban que la mayoría de los
pesinos, se puede apreciar la posición que los mestizos tenían en este territorios habían sido "comprados" por distintos mestizos. Alguna vez
nuevo comparendo o medición de fuerzas. Por ejemplo, el Gobernador incluso, señalaron que "dentro de los límites i mojones señalados en
de Langui fue muy extenso en su informe, justificando la legalidad de el presente informe aparecen vendidas casi la totalidad del Ayllo". Los
las compras de los mestizÓs a los campesinos propietarios por herencia indios, que así se denominan generalmente los campesinos en los infor-
de parcelas comunales. Para terminar ese informe afirmaba que habien- mes de las autoridades mestizas, vivían "libremente" en esas tierras,
do exigido a los indios que residían en diferentes puntos "de lo que "gozando de la libertad en sus casas" pero no eran suyas (!) según los
ellos han llamado comunidad" sus títulos, se había convencido "de que informes de los funcionarios civiles locales. Por ejemplo, en Pichigua,.
en realidad no existe comunidad según unos papeles que han presen- cuando se reconoció la comunidad de Mamanoca, se evidenció que casi
tado en la que consta que muchos indios abitan desde la región de la totalidad de la parcialidad estaba ocupada por el fundo "Boston"
Yanacucho hasta Quecra [y] ocupan sus estancias que les pertenese a de Héctor Tejada, el patrocinador de la nueva provincia de Espinar.
cada uno de estos i con sus límites conosidos". Así, la agrupación de Sin embargo, algunos gobernadores mestizos dejaron escrita la realidad
pequeños propietarios, donde primaba la conducción individual, no po- de la vida campesina, señalando que los indios eran "explotados" y las
día ser comunidad, ni siquiera por "unos papeles" que como títulos comunidades "completamente despojadas", como lo hizo el Gobernador
presentaron los delegados campesinos. Esos títulos provenían de trans- de Pichigua, Eulogio Alvarez. Luego de los reconocimientos, los con-
cripciones de viejos documentos coloniales que las autoridades cam- flictos continuaron incluso con mayor violencia en algunas partes. Por
pesinas, depositarias de la tradición, habían guardado o que en distintas ejemplo en Langui, los mismos denunciados en el expediente de
búsquedas por conflictos, habían logrado conseguir de sus vecinos o reconocimiento de varias comunidades, figuraron en 1929 usurpando
propietarios privados, manteniendo la generalidad del contenido pero tierras y enfrentados con los indígenas, cometiendo, en el lenguaje
también alterándolo muchas veces o "interpretándolo" de acuerdo a indigenista de la época, "abusos incalificables". Cuando estos abusos
fueron evidentes, como en este caso, los mestizos terminaron purgando
prisión, pero ello no obstante, no perdían sus posiciones de fuerza y
261 Los datos generales provienen de los expedientes de reconocimiento que se conservan
sus "secuaces", administradores y otros campesinos allegados, seguían
en el Archivo de la Zona Agraria de Sicuani. No tienen orden de catalogación, por
lo que sólo se puede mencionar el nombre de la comunidad para orientar otras búsquedas.
agrediendo a los comunitarios. 262
En ese entender, son particularmente interesantes y obvios los casos de Conde y Hanansaya
Collana de Langui. En adelante mencionaremos los casos por comunidades suponiendo
262
siempre la ubicación en el archivo señalado. AHC, Prefectura, documentos sueltos.
260 ENCUENTRO
ENCUENTRO 261
Tanto como los conflictos con agentes externos a los indígenas, tado estas tradiciones para rescatar ese pasado que consideraban nece-
identificados como mistis o mestizos, los problemas que se presentaron sario y definir una identidad. La nota de Burga resume los distintos
para el futuro de las comunidades tenían que ver con los cenflictos estudios que nos han mostrado un frondoso grupo de intelectuales que
internos. Así lo hada notar el Gobernador del Cercado de Yauri, Salcedo desde diversas disciplinas emprendieron un inventario de las particula-
Cárdenas, que hizo una plantilla igual para informar sobre todas las ridades andinas. Ellos sintieron la necesidad de redescubrir el Perú y
comunidades de su distrito que pidieron reconocimiento. Deda que "por dotarlo de una conciencia propia, en el proceso de cambio y modernización
malquerencias o enemistades que tienen entre ellos, maliciosamente no que se abría al fin de lo que Basadre llamó la República Aristocrática. 263
han querido consignar a todos los comunitarios i así se explica porque Con ese espíritu, cometieron inexactitudes y pecaron de excesos
de las averiguaciones que he hecho aparecen más pobladores del ayllo interpretativos, construyendo muchas veces historias alteradas del pa-
que los presentados por los cabecillas de ... ". Así se expresó en cada sado andino. En la zona de Huamanga, por ejemplo, los intelectuales
caso de los que tuvo que informar. Como hemos visto, estos enfrenta- como Víctor Navarro del Aguila ( 1983) crearon un grupo étnico que
mientos eran normales en el desarrollo de la sociedad campesina en les diera un asidero en el pasado autóctono. Una imagen del Perú desde
su proceso de conversión en el campesinado nacional. En el momento las necesidades de una nueva conciencia se abría paso desde entonces.
de los reconocimientos, no sólo ocurrieron fenómenos de reintegración No obstante que estas creaciones mentales tenían características de
e ideologización comunitaria, también se manifestaron las tensiones conscientes elaboraciones de carácter incluso científico, la invención
cotidianas entre los componentes de estas agrupaciones. de la tradición no fue sólo patrimonio de los sectores pensantes de
El reconocimiento de comunidades implicó pues el encuentro entre las colectividades regionales emergentes, también fue una acción de~·
la historia larga de estos campesinos y las ideas que de su historia y las mentalidades colectivas populares. Por una sedimentación estratif'
del mundo se hicieron frente a las demandas de su integración a nuevas gráfica, se fueron quedando en la memoria y recreando en el ritual,
formas estatales y de poder que se manifestaban en la década de 1920. la representación artística y los cantos, una serie de imágenes que permi-
,-En medio del violento enfrentamiento de castas en la lucha económica tían a los campesinos indígenas, desde su posición de subordinación
por los recursos, el acceso al reconocimiento, ganádo en el debate polftico estamental, recrear sus identidades y recurrir a figuras que desde la his-
y en la práctica social y política de los campesinos, fue un punto de toria los amparasen y defendiesen de los poderosos extranjeros con los
recuperación de posiciones campesinas. Pero esa recuperación no evitó que necesariamente se relacionaban. La idea de un grupo subordinado
que la lucha se mantuviera, al punto que luego se volvieron a manifestar , creador de estas imágenes ha sido bien planteada por T. Abercrombie
cruentas batallas entre indios y mestizos y la lucha política continuó] (1986) siguiendo un esquema interpretativo de John Comaroff. Según
Lo cierto es que la fracción de clase dominada y diferenciada económica éste, los subordinados de una sociedad, cuya incorporación segmentada
y étnicamente, respondía en distintos planos a su dominación. Uno en el cuerpo social mayor que se crea implica alienación y pérdida
fue este de los reconocimientos. Otro fue la creación de un imaginario de independencia, desarrollan una filiación étnica que se manifiesta 1-t:~.
colectivo que. se manifestó en el ritual y la expresión artística y en
una "invención de tradiciones" o lectura campesina de la historia. Veamos
el caso más sorprendente de este fenómeno.
como atribución de identidad que puede tener poco que ver con laf4'\
existencia social y cultural previa. Los campesinos también se inventan
su tradición. De hecho, en la década de 1920, confluyeron ambas vertien-
w
tes en la creación de un movimiento ideológico y político indigenista.
LA INVENCIÓN DE LA TRADICIÓN
En el análisis de la estructura interna de los ayllos, vimos la forma
como de manera muy lenta y pesada, por debajo de las más claras
Utilizando la forma de aproximarse a la realidad que nos dejan un con- manifestaciones sociales y culturales, "reaparecieron" los ayllos, recreados ¡flr
junto de estudios editados por Hobsbawn y Terence, Manuel Burga en la construcción de esta necesaria identidad. En esta parte de nuestro j
(1987) ha propuesto la utilización de la figura de los "inventores de análisis, lo que veremos es la forma como además "leyeron a su manera JXX.
la tradición" para un grupo de intelectuales provincianos de fines de
la República Aristocrática. Estos escritores procuraron rescatar antiguas
w Sobre esta época el trabajo de Burga y Flores Galindo (1980) es consulta obligada,
formas sociales y culturales, supuestamente autóctonas, para incorpo-
un panorama sobre los intelectuales de entonces en Deústua y Rénique (1984).
rarlas en la creación de una conciencia nacional. Ellos habrían inven-
262 ENCUENTRO ENCUENTRO 263
su historia". Se const_r_uyeron una propia ima-~ten que. enfrentaron al Esj.\f Las supuestas titulaciones coloniales que los campesinos presentaban
tado, apoyados por los miembros de ese difuso partido de los indio no eran exactas ni mucho menos auténticas. Algunas eran verdaderas ~ J
del nuevo Perú, en la búsqueda de nuevas formas de amparo frente invenciones sobre un patrón conocido (Earls y Silverblatt, 1977:97):(WJ
a una violenta situación de expropiación, acoso y alguna vez etnocidio. en algunos casos, de un título auténtico se obtenía otro, de acuerdo -
En el arte, como veremos, se manifestaron estas formas de creación a las tradiciones; en otros, de tantas transcripciones y en pleitos conti-
colectiva, no exentas de contradicciones y violencia. Pero donde ahora nuos, se alteraban los títulos originales, etc. El caso de Antaycama fue
puntualizaremos es en el sustento ideológico de sus expedientes de /c/d la más clara expresión de estas alteraciones. No fue sólo una necesaria
"reconocimiento" como comunidades de indígenas. Las ideas sueltas identificación colectiva, donde se pusiera en los documentos el nombre
estaban en la fraseología de las denuncias que hemos visto, pero alguna que la entidad tenía para ser presentada ante el Estado; ello fue así
vez, hemos podido ubicar piezas completas de esta lectura campesina al punto que su título no menciona una sola vez el nombre de la comu-
de la historia. El tinku de su pensamiento y su ideología con la historia nidad. El documento fue presentado en conjunto por las comunidades
de su subordinación y administración táctica de la misma. Concreta- que se hicieron reconocer en el distrito de Pichigua, aunque Antay-
mente, una institución fue la depositaria concreta de esa creación, una cama perteneda a Yauri por la historia previa ya presentada. Este escrito
creación ella misma en el contexto de la guerra por los recursos en es una interpretación sincrética de la historia donde se justificaba la
una sociedad fract11rada cultural y étnicamente: la comunidad campesina. posesión comunal de las tierras y se identificaba a todo el pueblo de
los antiguos canas en su proceso de constitución como comunidades
LECTURA CAMPESINA DE LA HISTORIA a través del tiempo. El documento guarda algunas de las formas de
los expedientes coloniales pero es carente de sintaxis y algunas veces
La comunidad campesina de Antaycama fue la expresión más importante incomprensible. Pareciera alguna vez una traducción de una narración
de una federación de ayllos y parcialidades que mantuvieron una antigua quechua al 'castellano en la forma documental colonial. Adolece de
integridad para su r~l durante la época leguiísta.
Ellos lograron su inscripción en el Registro oficial de comunidades en
p tantas imperfecciones en sus posibles sucesivas transcripciones que pier-
de también la lógica muchas veces. Por eso es necesario reconstruir
1928. Es interesante notar que mientras otras comunidades presentaron un hilo interpretativo desde la lectura de la historia que hemos co-
títulos antiguos, coloniales normalmente, de las distintas visitas de tierras nocido ya en nuestro estudio.
y particularmente de la de mediados del siglo XVII hecha por Domingo El documento inicia su recorrido poJ: la historia desde 1601, cuando
de Cabrera Lartaún, 264 los campesinos de Antaycama tienen en su los principales y capitanes de los Canas, Ignacio Villa, Juan Huahuamozo,
expediente de la dependencia estatal correspondiente y en sus papeles Martín Ayerbe, Nicolás Alvarez y José Rodríguez hacen un pedido de
colectivos, como en la memoria oral, una extensa historia absolutamente 1 revisita. Según el registro histórico, efectivamente, en 1603 se hizo una
original, que escapa a los patrones comunes de títulos coloniales quep revisita por Pedro de Colindres, corregidor de la provincia. 266 Los princi-
se pueden ubicar. 265 pales eran jefes de Alccasana, Chañi y Collana lo que diera a entender
que los jefes canas de principios del siglo XVII pertenecieron a estos
264 Recordado en la memoria oral de los campesinos como Lartaún de Cabrera o Cabrera ayllos que habrían formado una unidad, a la que pertenecieron los ayllos
Lartacunca o Santo Domingo de Larton. En algunos títulos, indudablemente "interpretados" Anta y Cama reducidos en Yauri. Los canas se declaraban encomen-
por los campesinos y sus delegados o representantes legales, algunas de estas denominaciones dados de Carlos Inca, lo que entonces no era cierto pues su sucesor,
del visitador han sido reproducidas por los notarios como si así estuvieran escritas en Melchor Carlos, heredero de la encomienda, había permutado sus bie-
los títulos originales de los que se tomaron los testimonios.
265 Títulos de la Comunidad Campesina de Anta Cama (Antaycama o Antaykama).
nes por un título y rentas en España, quedando la encomienda en la
Se conservan la Resolución Suprema de 1928 en copia autenticada y la copia del Título Corona, administrada por la Caja Real de Cusco. Entonces, el docu-
presentado por los campesinos en ese año, en transcripción hecha en 1937. No se ha mento lo que hace es juntar las épocas y recordar la vinculación de
podido encontrar la lista de comuneros ni la solicitud presentada por los representantes este pueblo a uno de los descendientes del Inca. La relación que hacen
campesinos para el reconocimiento. El documento sirvió también para el reconocimiento
de otras comunidades de Pichigua. Los papeles se encuentran en el Archivo de la Zona
Agraria de Sicuani. Compárese este análisis con el de los Moro de Ayacucho hecho 266
AHC Real Hacienda Tributos, L.l C.3.
por Earls y Silverblatt (1977).
264 ENCUENTRO ENCUENTRO 265
entre el personaje y el Inca se prolonga a Túpac Amaru quien habría como su Regente, vinculado al mundo o universo nativo, pero también
mandado a Carlos Inca a liberar todo un "departamento del Perú" y habría sido un supuesto Juez Visitador, en compañía de otro Juez, nada
repartir las tierras. A ellos, los canas de esos ayllos de Pichigua, los menos que Francisco de Toledo, lo que retrotrae la historia hasta las
habría puesto "en el castillo mismo de Canamarca", restos incas y preincas primeras reducciones coloniales. El documento reproduce la escena
ubicados en las cercanías de Yauri, en territorios de una nueva comu- cumbre de la posesión:
nidad campesina lindante con Antaycama, donde hoy se celebra la fiesta
folklórica de toda la provincia. Luego, introducen la figura de F. Domingo " ... don Ignacio Villa, Juan Huahuamozo, Martín Ayerbe, Nicolás
Cabrera, que actuó a mediados del siglo XVII y que como vimos fue Alvarez y José Rodríguez capitanes del pueblo de Pichigua y en medio
el visitador más importante en cuanto a exactitud de los títulos. Todo· de ellos don Francisco de Toledo Juez Visitador salieron del pueblo
en un mismo tiempo mítico. Cabrera habría dado nombre o puesto de Pichigua a horas ocho de la mañana al punto del Castillo Grande
bajo la advocación de distintas divinidades a los pueblos: Langui y Layo Kanamarca y en una música de caja y clarín dio posesión en
con Santiago y María Asunción, Corpus con Checa, la "beata" Santa Mollocahua ... ".
Lucía con Pichigua, Belén para Yauri y Coporaque con San Juan. Así,
cada una de las cabeceras canas de la altura estaban "bautizadas" en Luego, el documento recorre los linderos de una gran provincia que
el documentQ, por el Santo Domingo Cabrera. Este bautizo cristiano, habría sido la circunscripción de estas reducciones, con Toledo desean- J /J¡
sin embargo, estaba antecedido en la tradición autóctona que es sando en algunos lugares y dando gracias en puntos sagrados o fun- fiY
inmediatamente invocada luego de la mención a las advocaciones damentales del espacio pensado por los campesinos, como los arcos de
cristianas puestas por Cabrera en su mítica dimensión de protector santo los Pueblos. Finalmente, amparados en el servicio de Potosí, donde los
y español. Así, el documento dice: Capitanes llevaban la mita y en la "faena para elevar la plaza de la
ciudad del Cusco", habrían conseguido impedir las pretensiones de los
" ... que fueron nombrados en el año de mil quinientos treintaicin- caciques de los pueblos de Checa, Langui y los de Coporaque. Como
co por pueblos visitados por todos indios tierra para sus dominios se recordará del capítulo primero, las contradicciones entre los cura-
según por Manco Capac que sembró las campañas por todo el circundo cazgos canas se habían manifestado desde la reducción toledana. Eso
y orbe, año veintidos del siglo, para su dominio y de sus indios quedó en la memoria colectiva. Toledo habría amparado a los indios
y salvajes y forman pueblos en los puntos del mundo donde hay de Hatuncana, lo_ que sabemos no ocurrió pues las contradicciones
caídas las campañas. Es costa del Inca Manco Capac, para el dominio continuaron, pero lo interesante es el mecanismo de apelar al recuerdo
de los salvajes, no de ninguno de los españoles, vease en la Corte de los servicios colectivos con los que se selló un pacto colonial entre
de la gran Ciudad del Cusco, Cabeza del Perú". las jefaturas étnicas y el Estado. Esa memoria no se olvidó y se conservó
todavía en los inicios del siglo XX. 267
Aparentemente, los Capitanes de la Mita y principales, tradicio- En este punto es en el único donde encontramos la alusión a los
nales figuras de los antiguos curacas y mallkus, señores principales de ayllos Anta y Cama. Junto a los conflictos con Checa, Langui y Copo-
las etnias, hacían el pedido no de una revisita, como pudo haber sido raque, los capitanes de Pichigua, a los que estaban sujetos los ayllos
según algún documento que celosamente guardó alguna autoridad cam- en cuestión, tenían conflicto con los caciques de Yauri. El litigio estaba
pesina, sino del amparo en la posesión de las tierras que Carlos Inca, en las tierras ocupadas por los que hemos visto devinieron en los antas
Cabrera Lartaún, la advocación o bautizo cristiano y la eminente posesión de Yauri. En esos territorios estaba la fortaleza de Mollocahua, el castillo
de tipo "ancestral" y autóctona les otorgaba por derecho. Si no quedó de Canamarca y el territorio se denominaba Antaymarca, por donde
claro el párrafo referido a Manco Cápac, los capitanes canas reafirmaron
267 Ver al respecto de estas continuidades la experiencia boliviana en la misma época
que "poseemos esas tierras con la orden de su archivo del nuestro Rey antepasado
Tupac Amaru".
En su sincretismo, pasan del amparo en la historia autóctona, con
personajes como Túpac Amaru o Manco Cápac, a la reivindicación
tf de esta historia. Remitimos a los trabajos del Taller de Historia Oral de La Paz, presentados
en los trabajos de Silvia Rivera (1986a y 1986:31 y ss.). Los campesinos viajaban a
los Archivos de Lima y Sucre en busca de los documentos probatorios de sus revisitas
y repartos de tierras y se informaban de sus trabajos en Potosí, que amparaban sus posesiones
del apoyo del Estado Colonial y sus personajes. Carlos Inca aparece : de tierras en acuerdo a ese compromiso histórico entre los subordinados y el Estado.
266 ENCUENTRO
ENCUENTRO 267
pasaba el río Salado de Huancani, nombre de una de las parcialidades
de la antigua jefatura Hatuncana reducida en Pichigua, encomienda ciclo por motivos de sus necesidades, lo amparen de posesión y
de Carlos Inca como largamente se expuso en los primeros capítulos. provisiones y agricultura y cuyos remedios garantizan sus derechos
En el documento que obra el papel de título, se suceden las diligencias correspondientes. Eso no a cuenta del terreno común .sino en forma
de linderos con cada uno de los pueblos y parece tenerse el recuerdo de devolución. Este arreglo común se practica y arregla, manda fe
de la primera década del siglo XVII como el momento en que se diri- de unión indígenas a los indios e indios aumentados que no tienen
mieron. En algunos casos, la transcripción usa términos coloquiales terrenos para que formen cabañas y estancias en los terrenos so-
campesinos, alejados del lenguaje procesal. Así, los indios de Langui brantes, con los respectivos testimonios de este título y no hay otro
eran "muy abusivos". Luego, cuando trata del caso de los territorios título para contradicciones algunas, este me ha dejado; en caso de
de lo que luego sería Antaycama, regresa el documento al tenor de perderse, pidan y busquen el archivo o caja de libros hasta que
la súplica india y sus argumentos. Así: encuentren, en la gran ciudad del Cusco, cabeza del Perú y otros
a Lima donde han dejado también de este departamento, sino en
"Ante el señor don Carlos Inca Gran mariscal de su Magestad ilus- todos los departamentos de la región del Perú y Chile, del nuestro
trada nos exponemos en reclamo de nuestras tierras, pastos, moyas, país, así manda y mande los dichos indios cuando se desamparen
huaycos y quebradas, con todo posesión y provisión nos dio y dijo y vendan o troqueo a otro y dejen testimonios a sus herederos, serán
nuestro Vice Virrey Francisco de Toledo, él considerado de todos penados y castigados severamente con mil pesos de multa en oro
los agravios y crímenes entre nosotros, sobre esta tierra nos ha al provecho de la cámara ... ".
favorecido de todos estos juicios en la región entera del país del
Perú, del cual hacemos demostración para que los gozemos en las Lo que en un inicio parecía un texto documental colonial se transforma
dichas t:Íerras y pastos ... ". abiertamente en un discurso posterior, en otro tiempo, mezclando a
la manera andina los momentos de la historia. La posesión es colectiva,
Una vez demostrada la legítima posesión, por derecho amparado no se puede enajenar, es un mandato que se ampare a los que no tienen
en el pacto de servicio al Estado y en una mezcla de luchas, abusos
aceptados y leyes, los interlocutores de Pichigua, los capitanes reite-
. pastos, esto es una práctica de reciprocidad ["en forma de devolución"]
y restitución de las posesiones al común.z68 Este es el título o norma
radamente invocados, presentan sus amparos ante cada uno de sus gru- y no hay otro. Debe ser conservado por el común y si se perdiera,
pos vecinos. Luego de ello pasan a defender una forma de manejo de se debía buscar en donde fuera, en Cusco, en Lima, en Chile, en donde
las posesiones que sería la amparada por esta visión ideológica de la fuere de la gran región "del país del Perú".z69 La enajenación o la violación
historia. Esa forma era la comunitaria. La redacción pasa entonces a de la norma se sancionaba en una curiosa alusión a la práctica procesal
la forma de una prédica oral o consejo sabio. El hablante habría sido
ZóB Platt (1986:57) señala que los ay !los desarrollaron lo que llama un "derecho
Alonso Maldonado de Torres, el Oidor que hizo la primera Composición reversionario", confirmado ritualmente por todos los miembros en los tinkus por ejemplo.
y venta de tierras en la última década del siglo XVI, pero el texto De la misma manera como el ayllo podía colecüvamente asignar las üerras, también
nos traslada casi a una conversación paternal de alguien que está podía sancionar a quienes violaban las normas de manejo de los recursos. Comparar
explicando cuál debe ser la forma justa de utilizar estas posesiones gana- con el contenido de este texto de Espinar en 1928.
269
En 1918, testimonios bolivianos presentan el mismo espíritu de apego a los títulos
das por el sacrificio colectivo de la historia de su pueblo. Así, dice
y la lucha legal, a pesar de las veces que ésta no surtía efecto frente al poder local.
el texto en su parte más coloquial y normativa: En diversos testimonios se puede descubrir el mismo lenguaje de este relato campesino
de la historia; por ejemplo Julián Tanqara decía a los miembros del Taller de Historia
" ... y por el señor Oidor Juez Visitador General se hizo su mando Oral de La Paz (Rivera, 1986a): "frente a la nueva ley había que ir a los archivos, a
que las justicias guarden y cumplan poseyendo y viviendo en todo Lima, y de la época republicana al Archivo Nacional de Sucre. Mi abuelo al no tener
papeles sabía ir hasta Sucre porque tambien se encontraba perseguido en esos años. Sabía
general comunitarios terrenos, ayllos y parcialidades y para los
ir a pie, en compañía de los viajeros, ida y vuelta. Así es como ha conseguido los títulos".
beneficios de todos los indios de la región de nuestro país del Perú, Otros testimonios afirman que los líderes, en este caso llamados "apoderados", como en
estos provechos dejados y jurando desir verdad para que nunca el Perú se llamaban delegados, viajaron a Sucre y Potosí. Algunas veces no tenían éxito,
desamparen a cualquier otro, as( cuando muerto y cuando desfalle- por lo que recurrían a otros como Santos Marka T'ula, de cuyos títulos transcribían
lo pertinente para sus intereses.
ENCUENTRO 269
268 ENCUENTRO
do las diligencias de la época de Cabrera Lartaún a mediados del siglo
colonial, con nada menos que mil pesos de oro, para la Cámara de
XVII y se ampara en el cumplimiento de la mita de Potosí y la faena
Su Magestad (!) como diría la más dura sanción colonial. En líneas
de la plaza del Cusco, pero de inmediato obedece órdenes de T úpac
posteriores, dice el hablante colectivo que los tratos entre los indio&
Amaru y es miembro de la "Infantería de Ayacucho". Nuevamente
debían ser "sin contradecir, sin chocar, sin hacer guerra y sin pelear",
especifica otros límites y deslinda con los conflictivos vecinos de prin-
para cuyo remedio se ponía esa multa de los mil pesos. Un llamado
cipios del siglo XVII. Nuevamente se confunden los tiempos y el Visi-
a la unidad del "nosotros" indio que se ha ido abriendo paso en esta
tador Maldonado de Torres está junto con Cabrera Lartaún. En la
interpretación indigenista de la historia del Perú. Por si quedaran du-
ceremonia de posesión, se recurre a la sacralización, entregando los
das respecto a esta visión moral india del devenir histórico del país,
visitadores dos diademas con advocaciones diferentes a dos jefes de todo
el documento continúa diciendo:
el Pueblo, uno Alvarez y el otro Rodríguez. Una obra pía parece for-
marse con trabajo comunal y recursos señalados al culto y agradeci-
" ... la inquietud de nuestro Perú y país se domina con la fuerza
miento del propio frayle Cabrera Lartaún. El texto se vuelve nuevamente
derrotando a los españoles por los indios, sobre la muerte de nuestro
ilegible y se cruza con el ritual, apareciendo el chacco o barro blanco
Rey Tupac Amaru, así publica y circula el referido bando [la orden
en una fiesta a favor de Cabrera y en la consagración de las tierras
moral comunitaria que estamos comentando, N .M.] discursando que
que serían para los principales y para el culto. Entonces descubrimos
las justicias guarden y cumplan su previo ordenado por el señor
a dónde apuntaba la narración: al bautizo que habría hecho Cabrera
Virrey (!) y no molesten. Se bailen contra ellos comunitarios libres
Lartaún de los pueblos. Chañi y Callana con la Virgen de la Purificación,
ayllus desde el fin de las calles de los pueblos en todo general nuestro
Cahuaya con San Pedro, Mamanoca con el Santísimo Sacramento del
país". Altar, Alcasana con la Virgen Concebida y Chillque a la Circuncisión
del Señor. No figuran Anta y Cama que dependían de uno de estos
Poco a poco en el discurso, sin dejar de hacer referencia al Virrey
ayllos de Pichigua, probablemente Alcasana. Con ese bautizo termina
y a formas coloniales, se ha entrado en la historia republicana y es
el ceremonial en mandato de Mal donado de Torres para que no se
el pa(s el que ampara la propiedad colectiva. Son los indios los que
vendan terrenos comunitarios y cuando mueran los comunarios se dejen
han dominado o deben dominar la inquietud del país, derrotando a
las tierras para el común, pues los indios no pueden saber el valor de
los españoles sobre la muerte de Túpac Amaru. Es entonces que el
"la tierra santa" [pachamama diría el narrador de donde se tomó el
texto se traslada al ritual, al taypi andino del pueblo donde se danza,
testimonio].
desde los confines de los pueblos por todo el país. Es recién que apare-
Quedaba escrita la historia de las "comunidades de Pichigua" a cuyo
cen las presiones de "otros", desde los límites de los pueblos y desde
interés se hizo la transcripción que fue entregada y guardada por el
el Estado en las punas, por las tierras comunales. Pide entonces el ha-
Patronato de la Raza lndfgena en Cusco y sirvió para el reconocimiento
blante colectivo, en el escenario de su ritual, que se les detenga a "todos
de las comunidades de Alcasana, Chañi, Cahuaya, Callana y la gran
sin salvación de ninguna clase" porque así se manda y ampara. En caso
comunidad de Antaycama.
contrario, aluden a un "juicio militar" y a una provisión de "la patria
Cualquier lector del documento que presentaron los comunarios del
poderosa". 270 Termina la parte de la transcripción fechada en la ciudad
antiguo territorio de Hatuncana descubrirá de inmediato el contenido
del Cusco el 9 de octubre de 1608 años (!! ! ) .
figurativo del discurso. Ello no obstante, las autoridades del Patronato
Luego el personaje que sigue la defensa del pueblo es el Alférez
de la Raza en Cusco y las del Ministerio ante el que se presentaron
Nicolás Alvarez, de quien, salvo el apellido, vinculado a Yauri como para su reconocimiento, aceptaron estos papeles como tftulos. Cuando
vimos hacia fines del siglo XVIII, no tenemos otra noticia. En Alvarez
alguien revise los padrones de comunidades en el Perú, en la columna
se vuelve a practicar el mismo sincretismo. Aparentemente está hacien-
que señala si tienen titulación y de qué tipo, en las comunidades de
Pichigua y la de Antaycama se leerá: "presentaron título colonial". El
270 Orlove (1986:144-145) hace un estudio de las costumbres folklóricas de Sicuani,
momento del reconocimiento fue un punto en el. que los campesinos
donde los campesinos "toman la bandera", en una mezcla de tradiciones campesinas con lograron efectivo apoyo en su lucha por la reproducción cultural y
nuevos símbolos externos a ellos como la bandera nacional. Comparar con la apropiación
económica. Pero eso no era suficiente y el poder mestizo reaccionaría
de esta nueva imagen en el sentir colectivo de los campesinos canas.
270 ENCUENTRO
ENCUENTRO 271
nuevamente con violencia. Ello fue en otro de los anexos de nuestra En comunicación dirigida al Prefecto del Departamento, Gavino
comunidad de Antaycama. En 1921 fue Tocroyoc, una década luego Condori y Alejandro Huacarpuma, representantes indígenas de la
fue en Mollocahua, el morro donde los canas podían divisar toda su parcialidad de Alcasani, del distrito de Pichigua en la entonces provin-
comarca, lugar sagrado donde volvió a derramarse la sangre campesina. cia de Espinar, denuncian los abusos y violencias que los gamonales
cometen con ellos. La situación se origina en los sucesos de .tyiollocahua
MOLLOCAHUA: NUEVAMENTE LA VIOLENCIA
presentados en el párrafo anterior. Los representantes indígenas reco-
nocen la muerte de dos Guardias Civiles y califican el hecho de
Era el 12 de setiembre de 1931. La violencia fue respondida por los "desgraciado", pidiendo que los culpables sean castigados; pero lo que
campesinos. En Mollocahua, también un anexo de la comunidad indígena ocurrió es que los inocentes fueron hostigados por "_todos los enemigos
de Antaycama. Por otro conflicto de tierras, como los tantos que habían gratuitos de las masas indígenas ensañados contra nuestra desgraciada
antecedido a la situación crítica de 1920-1923, los comunarios respon- raza". El lenguaje agresivo de tinte indigenista es destacable; Gavino
dieron al ataque armado de la gendarmería y los mestizos, que había Condori, uno de los firmantes, debió ser un cuadro indio importante,
deJado un muerto de manera abusiva. La respuesta campesina tuvo la él fue quien presentó en Cusco el "Título colonial" de las comunidades
misma brutalidad, varios cadáveres mutilados. Por su lado, la reacción de Pichigua. Pero más allá de la fraseología, los abusos de los mistis
mestiza tuvo las mismas características que la que dieron los mistis en eran realesL1a modalidad del ataque gamonal era la de arrasar las casas
1921; temerosos, esta vez recordaron los hechos de aquel año, se con fuego. Eso era constantemente denunciado en las punas, donde
organizaron en bandas, con apoyo de las autoridades y perpetraron otra el emplazamiento estacional era el que tenía que impedirse o condicio-
matanza, durante dos meses de escaramuzas, con cientos de detenidos narse al arrendamiento]El testimonio habla de un centenar de casas
y otros tantos muertos en dantescas escenas de llamas y balas. incendiadas en la zona de Pichigua, que está fuera del ámbito de
:"El movimiento fue el corolario de la lucha de la década por la defensa Mollocahua. La violencia se extendía también por todo el distrito de
délas tierras que siguieron siendo objeto de transaccio~~s fraudulentas Yauri. Es importante notar que las bandas incendiarias eran amparadas
amparadas en las diferencias entre los ,propios campesinos~ Otros frentes p()r <:!Lpoder local y estaban compuestas por hombres de un mismo
de lucha campesina fueron las escuelas, junto con la corporativización clan familiar campesino, que estaba al servicio de un hacendado gamonal
de las colectividades campesinas y el desarrollo de una ideología para el que trabajaban como colonos. Entonces, el nivel de la lucha
identificadora dentro de una nueva nación. En 1930 todavía se realiza entre losbandos adquirió otras connotaciones. Los representantes indí-
un congreso indígena que reúne a cincuenta delegados, todos tenían genas estaban acreditados por el Patronato de la Raza y eran perseguidos
en el recuerdo la imagen del líder Domingo Huarca y las acciones de para encarcelados, acusados ya como "comunistas". Eran los continua-
los delegados durante toda una década. Tenían el amparo de la dores de las Comisiones que ante el Ministerio de Fomento logró reco-
languideciente sección local del Patronato de la Raza. Con ese amparo, nocer Domingo Huarca, vinculados todos con el Comité Central
los campesinos se defendieron y ejecutaron también la violencia que Tahuantinsuyo. Las escuelas particulares indígenas eran también objeto
los rodeaba. En Mollocahua además, la lucha adquiría un carácter de la violencia del bando misti. Finalmente, en uso de la prédica ideo-
simbólico por la naturaleza del lugar, una explanada elevada de sagrado lógica con la que se desarrollaba el movimiento campesino; Gavino
simbolismo, con restos de los antepasados; lo mismo había ocurrido Condori y los representantes aducen ser "descendientes del poderoso Ta-
en Rumitaque, cerca de Layo en 1921. 271 huantínsuyo" y no deben morir "en la tierra que sus ancestros hícíeron". 272
El hecho está comprobado en la prensa política regional. En el primer
Z71 Ver Orlove (1980}. Es un artículo poco difundido y de gran interés. Se basa en
informes ~rales pero más en recortes periodísticos de la época. Señala adecuadamente número del periódico de la célula comunista cusqueña, "El Ayllu", de
en nota la importancia de la religión nativa a propósito de la ubicación del escenario febrero de 193 2, figura la denuncia de incendios en Yauri y Pichigua,
en Mollocahua. Hace énfasis en el tema del cambio social que se vive en el campo, como venganza por los sucesos de Mollocahua. Los incendios eran segui-
lo que lo vincula con los aciertos del pionero e intuitivo estudio de Piel (1969}. En
esta interpretación hemos comparado el fenómeno del cambio también con México
(Friedrich, 1981}, lo que parece dar una buena pista para el entendimiento de las acciones
272
del campesino moderno en nuestros países. AHC, Prefectura. Sueltos. 13 de noviembre de 1931. "Denuncian crímenes
abominables e impetran garantías i libertad de sus representados indígenas de Yauri".
272 ENCUENTRO ENCUENTRO 273
dos de robos de ganado y enseres domésticos. La misma práctica de blecimiento de un nuevo comparendo entre las fuerzas de los sectores
arrasamiento que hoy se utiliza para reprimir movimientos sediciosos sociales fracturados por castas, en el robustecimiento de una institución
en el campo era empleada por estas bandas armadas apoyadas por la social y también ideológica que fue la comunidad, definitivamente
Guardia Civil. Producto de los arrasamientos, se detenían decenas de integrada en el conjunto de la nueva civilidad nacional. Además, hubie-
varones, pastores supuestamente implicados en la resistencia de Mollo- ron asonadas, venganzas, ajusticiamientos y asesinatos. Nada nuevo en
cahua, movilizados luego de la ejecución de uno de sus supuestos cabe- la historia de los campesinos de la punas de los antiguos canas. Un
cillas. Para liberarlos, las autoridades, también mistis locales, cobraban recuento de la tradición expresada en los cuentos escritos nos muestra
en dinero a los detenidos, convirtiéndose el momento violento de la la percepción del fenómeno por la colectividad cusqueña. Por un lado,
política en la vieja prebenda del uso privado del poder público.m la "sublevación indígena" significaba en un cuento una nueva actitud
Luego del intento de resistencia campesina, los cuadros políticos de una bella campesina frente a los acosos de un galán mestizo urbano.
del bando misti asediaron las posiciones campesinas con la violencia En otra narración la fuerza del mito explicaba una revelación a través
narrada y recuperaron la iniciativa. Era el momento de mayor fuerza de una imagen muy escolar del Tahuantinsuyo a tres niños indios; se
económica y política de un personaje del cual hoy lleva el nombre trataba de una escena en una montaña donde unos pequeños que se-
el distrito donde ocurrieron estos hechos, Hector Tejada, que hizo de guían a unas tarucas eran sorprendidos por los cóndores que hacían
una parcialidad del viejo territorio Hatuncana, una de las más gran- la "revelación". Esos pequeños se pondrían a la cabeza de reclamos por
des haciendas de la región; en 1917 como parlamentario había logrado tierra en Pampamarca, recordando a Manco Cápac quien les dijo que
la formación de la provincia de Espinar. La fuerza gamonal no se la tierra era de ellos, termina el narrador en 1931. 275
desperdició y se atacó más duramente en 1932 a los campesinos, asediando Un conjunto de prácticas orales de arraigo local que no se disocian
las tierras. 274 de su contexto artístico y ritual han servido a M. Lienhard (1988) para
En 1931 la violencia fue mucho· más clara por ambas partes. Los elaborar una buena hipótesis que acá quisiéramos integrar. Se trata del
contenidos ideológicos más depurados, los bandos más prevenidos. Las obsesivo conjunto de motivos utópicos que han impregnado una serie
contradicciones eran, sin embargo, las mismas irresueltas del enfrenta- de manifestaciones artísticas campesinas que evocan una vuelta del mun-
miento irreconciliable entre dos sectores, con alternativas diferentes do o pachacuti. En la exposición de este argumento y su tratamiento
para encarar la vinculación con el mercado y las relaciones entre los interno, Lienhard ha recurrido nada menos que a tres momentos
hombres para administrar los recursos. No se solucionaron tampoco en vinculados con nuestra provincia. Todos los conoce ya el lector: los
aquella ocasión. Habrían de ser necesarias nuevas coyunturas de vio- versos guerreros de Rumitaque en 1921,rescatados felizmente por Va-
lencia y muerte. En este proceso, como en la época colonial, los campe- lencia (1980), los cantos del Chiaraque, batalla ritual en Canas que
sinos fueron cambiando su forma de ver el mundo y de entenderse ellos ha sido presentada en nuestro análisis desde el siglo XVIII y las
mismos. Fueron creando un imaginario colectivo que les dio una he- escenificaciones en homenaje a Domingo Huarca, motivo de integración
rramienta para reproducirse como grupo particular dentro de un con- e identificación actual de los campesinos de Antaycama, atacados por
junto mayor que los reconocía pero se resistía a aceptar su integración. el fraccionalismo y las nuevas contradicciones de la crisis contempo-
ránea. En todos los casos, las expresiones rituales y artísticas reafirman
EL PRESENTE COMO HISTORIA el "nosotros" campesino, se vinculan con el carnaval y el tinku, con
el utopismo indianista y con las imágenes de renovación por el dolor
Pero, ¿hubo una sublevación indfgena en la década de 1920-1930? (muy atadas a la tradición judeo cristiana, releída por los campesinos)
Realmente la hubo. En la creación de una mentalidad, en el esta-

275 Oros (1931)1931. Se trata de un conjunto de narraciones cortas pertenecientes


273
La nota de "El Ayllu" es reproducida en el valioso trabajo de Gutiérrez (1986:249). a Roberto Barrionuevo, que usa el seudónimo de Pedro Oros según el prólogo del libro
274 Sobre las tierras de Tejada ver la última matrícula de predios en el apéndice
que pertenece a José Gabriel Cosía. Son narraciones ligeras de la vida cotidiana, interpretadas
documental, también los documentos de reconocimiento de las comunidades del distrito por un artista viajero de la época. Recordemos que en el "Título colonial" transcrito
en el Archivo de la Zona Agraria de Sicuani. Sobre las denuncias contra este personaje, fue Manco Cápac el que habría dicho que las tierras eran de los indígenas, como ocurrió
ver Gutiérrez (1986:313). en uno de estos cuentos que comentamos.
274 ENCUENTRO ENCUENTRO 275
del río de sangre que transforma. El análisis del contenido de estas noce la voz perfectamente individual, la palpitación y la vida de
manifestaciones artísticas y rituales muestra la fuerza renovadora de la un hombre distinto a los demás hombres de su pueblo y de su clase,
tradición que no muere. Lienhard llega a comparar estas manifesta- aunque exista y padezca por causas comunes a todos los de su región"
ciones artísticas con los cantos que actualmente emanan de la violencia (p.61).
subversiva-terrorista de Ayacucho, pero lo que aquí queremos resaltar
es la coyuntura de donde se han desprendido estas manifestaciones. Individualidad, mundo interno y a la vez, relación directa con la
. Fue en el tinku entre la historia de los campesinos canas y la imagen naturaleza y con la forma cultural india de acercarse a ella, son los
. de esa historia, que se crean en el contexto de una violenta batalla factores que Arguedas destaca de los waynos quechuas que Kilko escribía
(no ritual) por defenderse de la agresión que sufrían dentro de la y se popularizaban en la región.
transformación del campo serrano y de la relación entre ellos y el Estado Para Arguedas, estos ~ompositores mestizos que hacían waynos, su-
en la década de 1920.' peran en universalidad y hondura a lo que fueron los yaravíes que hiciera
La manifestación más trágica de la maduración de esta tradición Melgar. Son de alguna manera, más cercanos al universo indio y a la
expresada artística y ritualmente fue la vida de don 6ndrés Alencastre. vez más fuertes y más próximos, por ser compuestos por los mestizos,
La tradición expresa una recreación permanente -ae
las identidades y a la integración del Perú. Arguedas tenía un especial aprecio por el
de las contradicciones que la subyacen. Alencastre fue su más clara mestizaje como alternativa, planteaba una imagen social donde con-
expresión. Hijo de Leopoldo,Jue testigo de los sucesos de Layo en 1921. vivían los actores del mundo rural, incluidos los señores, renovados
Desde entonces aprendió las ¿ostumbres de los indios con los que con- por la influencia de lo moderno y por eso más auténticos en su tra-
vivió. Estudió sus ritos y supo interpretarlos en versos, cancionesy teatro. dición. Resulta curioso encontrar un texto de Alencastre de 1943, donde
Arguedas lo consideró la mejor expresión del devenir de la é:~ncióh esa utopía unitaria arguediana aparece retratad:Jj. Escribiendo sobre el
popular mestiza e india en el Perú. El conocido narrador andino conoció folklore de Canas, Alencastre, en sus facetas ae folklorista y músico,
bien a Al encastre cuando estuvo en Sicuani y algunk · tradición local pero con un estilo literario que rescata la influencia de su formación
nos lo refiere impactado por Kilko Waraka (alias de Alencastre) al punto en un pueblo de indios, escribía:
de inspirarlo para su personaje de Bruno en Todas las Sangres. 276
Con el seudónimo de Kilko Waraka, Alencastre había iniciado su
"Cada región, cada pueblo tienen su lenguaje artístico propio. Los
tarea de compositor, músico y autor de teatro. Su actividad artística
pueblos de las alturas explosionan como el trueno, los de los bajíos
crea una gran expectativa en José María Arguedas. Lo que maravilla
y quebradas copian el murmullo de los ríos aquietados. La región
a Arguedas es cómo un señor de indios podía expresar el alma del indio
K'ana hecha de oro, añil y plata; pajonal, cumbres y nieve, fluye
y la forma cómo el mestizo, que ya hablaba el castellano, tomaba el
por sus severas mejillas, el Willcamayu y el Apurímac, que turbios
quechua para expresarse (Arguedas, 1964 y 1985). Arguedas (1985) plan-
braman, salvajes cóleras y azules cantan tiernos jarawis. Los indios
tea respecto a Kilko, como expresión del mestizo diferenciado y ma-
K'anas, los cholos caneños y los mistis de Canas impresionados por
duro, que con él ha aparecido en el sur, como antes en el centro del
Perú, su paisaje afloran su emoción en el trágico ulular de los pincuyllos,
en el ronco gorgeo de los charangos o en la voz de las guitarras
neo-indianas, en esas canciones de emotividad agreste que animan
"el poeta y el músico popular, querido y famoso en su provincia, las fiestas" (p.61).
de personalidad y genio propio, a través de cuya expresión es posible
conocer y sentir el alma popular porque sus cantos son tomados
unánimemente por el pueblo, pero en los cuales también se reco- Fue sin embargo el terreno de la poesía el que sirvió para cuajar
la alternativa de Arguedas frente al idioma, la que él mismo siguió
276
La vinculación entre José María Arguedas y Andrés Alencastre parece haber sido
como poeta y la que se puede descubrir en las expresiones poéticas
estrecha. Algunas notas periodísticas de Arguedas eran muy elocuentes frente al significado anónimas que nuestro autor contribuyó a rescatar y difundir. En 1957,
que el narrador y etnólogo le otorgaba a la práctica cultural de Alencastre. Ver Arguedas al presentar una serie fundamental de cantos y narraciones quechuas,
(1985:59-76). en mucho provenientes de su experiencia cusqueña, Arguedas (1957)
276 ENCUENTRO ENCUENTRO 277
señalaba la vinculación entre la poesía incaica y los himnos religiosos una especie de primer fruto de una lengua agudizada para la interpre-
indígenas no católicos modernos: tación del dolor y las calamidades" (1964:140). Alencastre, que había
sido nombrado ya catedrático de quechua en la Universidad del Cusco,
"no hay recreación lingüística ... las palabras expresan rigurosamente logró mantener un quechua casi arcaico y rescatar la visión del mun·
pensamientos, o imágenes esencialmente necesarias para interpre- do, del origen y destino de las cosas que se mantenía en el sentir del
tar concepciones poéticas que sirven de medios, de instrumentos indio de Canas.
estrictos, para la expresión de las ideas o los estados de ánimo" Pero en 1964, cuando Kilko publica otro poemario, Arguedas
(p.54 ). encuentra un retroceso en su poesía. Había incurrido en elementos
Esas formas básicas de expresión, recibieron el enriquecimiento de superfluos, retóricos, perdido el contacto con la raíz oral del folklore
elementos hispanos, y dejado la hondura de Taki Parwa. Para Arguedas, la falta de un acer-
camiento a la formación literaria y a la literatura universal, debilita·
"la música; la danza;· y la poesía orThl, fueron una compensac1on, ban la poesía de Kilko. La opción arguediana era lograr incorporar am-
de las más apreciadas e importantes, que tuvo tl indio en su nueva bas cosas, la riqueza de la concepción quechua y la mayor perfección
vida de martirio, desde la conquista~'. · de la lengua castellana; en sus propias palabras: "el mito influyente,
,.J
nutriente, necesita de la luz de toda la literatura de las otras len-
Por eso la tradición poética se mantuvo enriquecida. Esta <;.aracterís- guas, para subsistir y crecer. La sabiduría lo fija, no lo difumina". La
tica del quechua como vehículo poéticoJse manifiesta en la oralidad, poesía de Arguedas y de otros posteriormente, han dejado abierta esta
donde, como en la mejor poesía erudita, Arguedas no encuentra nada posibilidad, pero, sobre todo, la expresión popular andina, oral y plástica,
superfluo. sigue dando frutos, a pesar de la incapacidad del país de abrirse a esta
En su relacionar lo antiguo con lo nuevo, Arguedas encuentra una tradición.
unidad "que existe en la literatura de todas las grandes culturas. La Andrés Alencastre, Kilko Waraka, fue la máxima expresión de la
unidad del idioma que alcanzó a realizar el Imperio Incaico hizo posible trágica soledad de los intermediarios entre el mundo indio y la sociedad
la indestructible sobrevivencia del lenguaje y la formación de una mestiza vinculada al sistema criollo dominante. Nacido a orillas del
literatura quechua que los propios misioneros católicos se vieron obli- lago de Layo, fue hijo del más importante señor de indios de la loca-
gados a fundar -como ya vimos en un principio- y que está siendo lidad. La ascendencia paternal y autoritaria de Leopoldo Alencastre,
continuada en nuestros días, mediante un renacimiento de la literatura padre de Kilko, lo llevó a la muerte en 1921 cuando un grupo de cam-
quechua". Esa continuidad se podía aplaudir en la década de los años pesinos sublevados, lo tomó como símbolo de la expiación, como hemos
'50, cuando junto con la expresión oral tan rica y con la obra del visto ampliamente en este capítulo)'~o se encontró ni su cadáver. Unos
propio Arguedas, aparecieron algunas obras de poesía quechua. Nuevamente waynos de Kilko cantaban en quechua:
Andrés Al encastre se constituye en símbolo. En 1955 publicó su poemario
Taki Parwa (flor de la canción), luego de l:laber ganado el concurso Yo no tengo padres que digan ¡hijo mío!
de poetas de habla quechua de Sudamérica que se convocó en Cacha- yo soy el viento de la puna,
bamba en 1951. sólo llorando vivo.
Kilko Waraka era un poeta nutrido por la tradición folklórica que Lago de Layu, oscuro,
Arguedas había apreciado en Sicuani, Kilko no tenía formación literaria se hundió mi padre en tus aguas;
occidental y su lenguaje había incorporado todo lo que había enrique- he de maldecirte agua oscura
cido el quechua en varios siglos, mostrando su vitalidad, su capacidad con el aliento de sangre
de asimilar para expresar el dolor y el sufrimiento históricos del pueblo de mi corazón dolorido.
quchua, lo que llamó Arguedas el "dolor cósmico" de la literatura fol-
klórica quechua. Su entusiasmo por Taki Parwa fue tal que Arguedas Su angustia de huérfano no sólo se tradujo en poesía, también, escri-
escribió: "luego de casi dos siglos de silencio de la literatura escrita bió una monografía sociológica sobre el caso de Layo y su padre, que
quechua -ya que no de la oral como vimos- surge Taki Parwa, como presentó al curso del profesor Jorge Cornejo Bouroncle en 1942. Que
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hemos utilizado como fuente primaria para nuestra reconstrucción de esperanza de una permanencia andina, a pesar de la muerte, que adquiere
los hechos. Finalmente, Alencastre publicará un libro en 1961, luego un nivel simbólico, como en los waynos de las décadas anteriores.
de lograr crear un distrito, prácticamente propio, desarrollado desde su
tambo -El Descanso- del camino y a cuya oficialización afanosamente Aun después de muerto
dedicó su vida. En esa publicación, vuelve sobre el caso de su padre pondré mi cadáver,
y proclama su fe en enmendar las injusticias que se cometían con los cual fecundo abono
indios, razón que originó la muerte de su progenitor. Pero mientras para que florezcas.
tanto, señor al fin, era parte de las contradicciones locales, de las alian- La vida de un hombre
zas, enfrentamientos y abusos de los que se acusa a su clase. Ello coin- es sólo un instante,
cide además con el bajón de su poesía, señalado por Arguedas. En.l984 la vida de un pueblo
morfa en las mismas trágicas condiciones que su padre, en manos de es la eternidad.
los campesinos indígenas con los que llevaba pleitos por tierras.
Otra muerte trágica, social, de alguien que ayudó mucho en el cono- Andrés Alencastre, símbolo de los abismos y contradicciones de esta
cimiento y rescate de la cultura del universo rural que lo vio nacer, sociedad rural que hemos estudiado, fundó un pueblo, acaparó bienes
que fue creador de una expresión quechua superior, fina y popular a y poder, le dio a El Descanso (el pueblo que denodadamente terminó
la vez. Letras suyas de los años cuarenta de waynos quechuas, preludían convirtiendo en cabeza de distrito, como Huarca luchó por convertir
su trágico fin: a Tocroyoc) su alma y su personalidad, mientras enseñaba quechua en
la universidad y cooperaba con los mejores etnólogos contemporáneos
Voy a subir a tu cumbre, en la interpretación de las batallas rituales y las expresiones artísticas
voy a ensangrentar tu nieve de los campesinos (Alencastre y Dumezil, 1953; Alencastre, 1943 ). En
con la sangre viva 1984 fue muerto por varios campesinos que libaron alcohol como en
de mi corazón herido. Rumitaque para darse valor, ~n medio de conflictos por tierras que hoy
El agua roja del Payacchuma, persisten en el contexto de nuevas tensiones políticas y económicas.)
el agua negra del K'eruruma La tradición popular lo presenta exactamente igual que a su padre. Su
nacen de mi corazón herido, muerte habría sido mítica, a pedido propio, para dejar el corazón en
no vienen de la cumbre. la tierra, creciendo, como crece la imagen de Huarca en la interpretación
Manan de mi herida de danza y teatro campesino en las alturas.m Yo estaba entonces en
y te llevan sangre. Cusco, conmovido por los acontecimientos e irritado por las imágenes
periodísticas de los campesinos, puestos en primera plana como salvajes.
Anuncios de muerte que no son ajenos al pensamiento andino en Desde entonces pensé hacer el trabajo que ahora creo haber concluido,
general, que se encuentran en la canción al dolor histórico, a la muerte pero la historia de los canas no ha terminado.
del inca, a los ríos de sangre.
Luego de la muerte de Alencastre, los mestizos de las alturas caneñas
cantaban a su desaparición, suponiéndola mítica, fuera de la realidad,
como pedida por él mismo, para buscar la paz utópica, aquella que Ar-
guedas también predicara. Testimonios que por supuesto ponen entre
paréntesis la violenta co~tradicción social que originó la muerte del m Estoy rescatando una narracton que escuché grabada de un testimonio tomado
viejo poeta andino, retomando la idea unitaria del viejo mundo andino en Yauri. Con ella elaboré un relato que presenta las cosas de esta manera (Boletín
Sur, Nº 80-81). Es seguro que introduje mucho de mi propio subjetivismo en ello, pero
que ha sido carcomido por las abismales diferencias económicas inser- traté de ser honesto con la realidad. Anoto esto pues en otro texto (Flores Galindo,
tadas por la presencia de nuevos factores del mercado nacional. Esos 1986:547 y su reedición como ensayo en su nuevo texto sobre la Utopía Andina) ha
testimonios recuerdan el himno de Kunturkanki que compusiera sido también incluida esta presentación del sentir o interpretación popular de la muerte
Alencastre (1961), pueblo que elevó a categoría de distrito. Ahí, la de un personaje muy respetado a la vez que contradictorio.

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