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El maltrato infantil https://www2.uned.es/pfacs-maltrato-infantil/aLF/guia_didactica.

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EL MALTRATO INFANTIL:
 
ASPECTOS CLÍNICOS, PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO
 
Curso 2015 / 2016

 
GUÍA DIDÁCTICA
 
 
 
1. INTRODUCCIÓN
El maltrato infantil se considera un fenómeno ampliamente extendido en la sociedad actual y, constituye un problema
complejo, el cual es el resultado de la interacción de factores individuales, familiares y sociales. De hecho, resulta realmente
escalofriante si pensamos en algunos datos ampliamente constatados en relación con el maltrato fatal, es decir, los casos de
malos tratos con resultado de muerte. Tal y como han apuntado Reder y Duncan (2000), en su libro titulado “Lost innocents: a
follow-up study of fatal child abuse”, el 43.2% de las muertes confirmadas a causa de los malos tratos ocurren en niños
menores de 1 año, el 31.5% en niños de 1 año y el 10.8% en niños de 2 años. Por otra parte, en cuanto al tipo de malos tratos
inducidos, ha sido confirmado que el 61% de los niños mueren como resultado de un ataque físico, mientras que el 26%
fallecen a causa del abandono (negligencia) de los padres.

Un problema asociado al maltrato infantil radica en su conceptualización, y en ocasiones es difícil conocer su extensión
real. Diversos autores consideran que solo se detecta entre el 10% y el 20% de los casos existentes de malos tratos en la
infancia, llegando a ser atendidos por los servicios sociales únicamente entorno al 20% de los casos. Por su parte, la
prevalencia del maltrato infantil en España en el seno de la familia ha aumentado en más del 100% entre los años 2001 y
2005 y, en este sentido, los casos de maltrato infantil son cada vez más frecuentes en nuestro país y representan la segunda
causa de muerte en los primeros 5 años de vida, excluyendo el periodo neonatal (San Martín y Serrano, 2011). La negligencia
es el tipo de maltrato más frecuente y representa el 86,4% del total de los malos tratos, seguido del abuso emocional (35,4%)
y posteriormente el maltrato físico (19,9%) (Datos registrados por el Observatorio Infancia, del Ministerio de Sanidad, Asuntos
Sociales e Igualdad, 2006, http://www.observatoriodelainfancia.msssi.gob.es/). En el estudio realizado sobre victimización por
el Centro Reina Sofía en todo el territorio nacional, un 4,25% de menores entre 8 y 17 años habían sido maltratados a manos
de sus progenitores y referían la presencia de malos tratos en el medio familiar (Sanmartín y Serrano, 2011, Informe del
Centro Reina Sofía sobre el Maltrato infantil en la familia en España. Informes, Estudios e Investigación. 2011. Ministerio de
Sanidad, Política Social e Igualdad). A pesar de la presencia constatable de estos datos, si bien carecemos de registros
unificados de malos tratos a menores que hagan pensar que la prevalencia e incidencia del maltrato infantil no se encuentra,
por lo general, suficientemente bien documentada, sí se conoce ampliamente que el maltrato en edades tempranas (infancia
y/o adolescencia) conlleva una serie de secuelas físicas, psicológicas y sociales negativas que pueden incapacitar al menor
en su desarrollo evolutivo y en su funcionamiento escolar y social (relaciones con los adultos y/o con los iguales).

Una visión general sobre diferentes cuestiones relacionadas con los abusos a menores pueden obtenerse accediendo a
los enlaces siguientes:

https://www.aepap.org/previnfad/pdfs/previnfad_maltrato.pdf

https://www.aepap.org/previnfad/pdfs/previnfad_maltrato_rec.pdf

https://www.aepap.org/previnfad/maltrato.htm

Específicamente, la problemática del maltrato infantil se abordará en este curso atendiendo a la categorización múltiple
del fenómeno (tal y como es admitida por la OMS y en la bibliografía actual sobre el tema), esto es, maltrato físico, maltrato
emocional o psicológico, abuso sexual y abandono (negligencia). Sin embargo, en un sentido amplio, se incluyen también
como malos tratos toda forma de ofensa, injuria, insulto, humillación, golpes y lesiones físicas y emocionales, trata de
personas, explotación laboral violencia sexual, maltrato institucional, bullying, negligencia parental y cualquier otra forma
análoga que pongan al menor en situación de riesgo y desamparo.

Teniendo en cuenta el impacto negativo que el maltrato conlleva en el desarrollo global del niño, es necesario considerar
el fenómeno del abuso infantil en sus términos más amplios, asumiendo la multiplicidad de variables que inciden en la
ocurrencia del mismo. A este respecto se sabe que el maltrato infantil puede actuar como factor de riesgo de problemas
psicopatológicos en edades adultas, tales como, el trastorno de conducta antisocial también denominado trastorno
psicopático. Más aún, algunos autores han sugerido que actualmente la violencia ejercida contra los menores han pasado de
ser considerada una práctica más o menos frecuente encontrada bien en los ámbitos familiares o extrafamiliares a convertirse
en un problema de salud pública a nivel mundial, con tasas de crecimiento alarmantes que tienden a provocar que exista una
población importante de adultos con una historia de maltrato infantil, quienes, en definitiva, presentan mayor riesgo de repetir

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patrones de violencia de una generación a otra.

Los problemas que los malos tratos generan sobre el funcionamiento general del niño, así como las alteraciones que
ocurren en la edad adulta como consecuencia de haber sido abusado durante las etapas más tempranas, justifican un curso
de esta naturaleza, el cual va a plantear, desde un punto de vista reciente y actualizado, los diferentes acercamientos en
relación con los aspectos descriptivos (fenomenología, epidemiología, características clínicas, etc.), la evaluación, el
diagnóstico y el tratamiento relativos al fenómeno del maltrato infantil y a sus diferentes tipologías clásicas, así como a las
categorías más novedosas. Por otra parte, este curso incluirá también los abordajes preventivos de este problema, los cuales
deberán ponerse en práctica tanto en el núcleo familiar como en el contexto escolar, resultando especialmente relevante para
los profesionales que trabajan con los menores que en algún momento de su vida han sido víctimas de abuso.

 
 
2. PRESENTACIÓN DEL EQUIPO DOCENTE
 
El equipo docente del curso sobre los aspectos clínicos, el tratamiento y la prevención del maltrato infantil está
constituido por los profesores Paloma Chorot, Rosa M. Valiente, Ana M. Magaz, Julia García Escalera y David Pineda.

Paloma Chorot, es Profesora Titular de Psicopatología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia y posee
el Título de Psicóloga Especialista en Psicología Clínica (BOE 2490/1998). Sus líneas de investigación se centran
fundamentalmente en el campo del estrés, los trastornos de ansiedad y los trastornos psicosomáticos, estos últimos
circunscritos, en particular, en el campo de la psicoinmunología y la psico-oncología. Tiene en su haber un amplio número de
publicaciones, así como monografías sobre dichos tópicos en revistas nacionales e internacionales.

Rosa M. Valiente, es profesora de Psicopatología en la Universidad Nacional de Educación a Distancia y posee el


Título de Psicóloga Especialista en Psicología Clínica (BOE 2490/1998). Acredita, así mismo, una amplia formación, tanto a
nivel de investigación como en el campo de la aplicación clínica, en el área de los problemas emocionales de la infancia y la
adolescencia, particularmente referidos a los miedos, las fobias y el pánico. Ha publicado trabajos de relevancia en revistas
especializadas nacionales e internacionales, así como monografías sobre tales aspectos.

Ana M. Magaz, está en posesión del Título de Psicólogo Especialista en Psicología Clínica (BOE 2490/1998). Así
mismo, es psicóloga clínica del Servicio de Psicología Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de
Educación a Distancia. Posee una amplia formación en el ámbito de la psicología clínica, siendo particularmente relevante su
trabajo en el tratamiento psicológico del Trastorno de Estrés Postraumático, así como en la intervención psicológica en
situaciones de crisis y en condiciones de desastres.

Julia García Escalera, es Becaria de Formación de Personal Investigador (FPU) en el Departamento de Psicología
de la Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de
Educación a Distancia (UNED). Colabora en las tareas docentes de la asignatura de Psicopatología y en el Programa de
Postgrado de Psicopatología y Salud, desempeñando toda su docencia en la UNED. Su campo de especialización se centra
en la Psicopatología e Intervención Clínica en niños y adolescentes.

David Pineda, es Becario de Formación de Personal Investigador (FPI) de la Facultad de Psicología de la


Universidad Nacional de Educación a Distancia en el Departamento de Psicología de la Personalidad, Evaluación y
Tratamiento Psicológicos. Es Especialista en Psicología Forense y colabora en las tareas docentes de la asignatura de
Psicopatología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y en el Programa de Postgrado de
Psicopatología y Salud de la UNED. Su campo de especialización se centra en la Psicopatología e Intervención Clínica en
niños y adolescentes.

 
3. OBJETIVOS

El presente curso pretende proporcionar unas nociones básicas y científicas actualizadas sobre las consecuencias a
corto y largo plazo del maltrato infantil (a partir de las definiciones y modelos teóricos de dicho problema), en relación con los
trastornos interpersonales, cognitivos, emocionales conductuales y sociales que dicho fenómeno genera, considerando la
tipología tradicional de malos tratos infantiles, tipificada como maltrato físico, maltrato psicológico o emocional, abandono y
abuso sexual. A su vez, se expondrán las diferentes estrategias de intervención (ya sea con el niño o en el contexto familiar) y
de prevención psicológica.

Así pues, se pretende que los alumnos adquieran un conocimiento básico sobre las consecuencias psicopatológicas
asociadas al maltrato en la infancia y/o adolescencia y obtengan una formación sobre las posibles estrategias de tratamiento y
prevención del mismo. El maltrato infantil será abordado siguiendo un enfoque multicomponencial, tanto en cuanto a su
categorización y diagnóstico como en cuanto a los factores causales y su impacto en el desarrollo y estabilidad del niño.

En el contenido temático del curso se hará también especial hincapié en el abuso sexual infantil, ya que se han
observado altas tasas de prevalencia (entre el 15% y el 30%) de abuso sexual en la infancia en los estudios retrospectivos
llevados a cabo en la población adulta. Desde una perspectiva psicopatológica, el trastorno de estrés postraumático
representa una de las alteraciones emocionales más frecuentes asociadas con el abuso sexual infantil. De ahí que hayamos
considerado importante su inclusión en el contenido teórico de este curso. Así mismo, en este curso se abordarán las nuevas

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perspectivas y algunas de las consideraciones futuras que están surgiendo en los últimos años asociadas al contexto de los
malos tratos en la infancia, tales como, los fenómenos de victimización y revictimización, el constructo centrado en la
resiliencia, y el síndrome de Münchausen por poderes. En relación con el fenómeno conocido como victimización, se
considera que la exposición del niño como un testigo de la violencia (p.ej., niños que observan violencia familiar o, niños que
observan cómo su hermano/a es abusado/a sexualmente por el padre) configuraría una forma especial de malos tratos que
podría inducir los mismos efectos negativos sobre la conducta y el comportamiento del menor que los observados en las
formas consideradas clásicas del maltrato infantil (por ejemplo, el maltrato físico o el abuso sexual).

Por consiguiente, los objetivos del curso se dirigen a la obtención de un conocimiento general sobre la psicopatología
(taxonomía, epidemiología, causas, factores de riesgo, consecuencias, etc.) y la clínica (evaluación, tratamiento y prevención)
del maltrato infantil.

La presente guía didáctica hace referencia a los aspectos formales de la programación del curso. Es decir, recoge toda
la información necesaria en relación con: a) el contenido, b) los materiales didácticos (bibliografía básica comentada y
bibliografía complementaria), c) la metodología del curso, d) las actividades complementarias a desarrollar para asimilar los
contenidos teóricos y prácticos del curso y profundizar en los mismos, e) los criterios de evaluación, y f) el horario de atención
al alumno por parte del equipo docente, establecido este último con el objetivo de orientar al alumno y solucionar cualquier tipo
de duda relacionada con la materia en cuestión.

 
 
4. PRERREQUISITOS
 
El curso está especialmente recomendado para profesionales que trabajan en el campo sanitario (psicólogos, médicos,
ATS, pediatras, etc.), en el ámbito educativo (maestros, pedagogos, psicopedagogos), así como en ambos contextos social
(trabajadores sociales, sociólogos) y legal/jurídico. Igualmente, el curso puede tener una clara proyección y aplicabilidad para
personas que, sin estar en posesión de una Licenciatura Universitaria, estén interesadas por este campo de estudio y deseen
especializarse en la psicopatología, tratamiento y prevención del maltrato infantil.

Para acceder al curso se recomienda estar en posesión de una diplomatura universitaria (diplomados en Enfermería,
Magisterio, Trabajo Social) o una licenciatura universitaria (licenciados en Psicología, Medicina, Psicopedagogía, Pedagogía,
Derecho y Sociología). Así mismo, podrán participar en dicho curso los alumnos que hayan finalizado el primer ciclo de una de
las licenciaturas universitarias o diplomaturas universitarias mencionadas previamente.

Mediante la realización del presente curso se obtendrá una titulación de Postgrado de Experto Universitario en “El
Maltrato Infantil: Aspectos clínicos, prevención y tratamiento” expedido por la UNED.

 
 
5. DELIMITACIÓN DEL MALTRATO INFANTIL
Uno de los capítulos más importantes a considerar en el campo de la psicopatología de la infancia y adolescencia es el
relativo al maltrato infantil. El primer término sobre maltrato infantil fue descrito por Tardieu en 1868 como “síndrome del niño
golpeado”, después de realizar las autopsias de 32 niños golpeados y quemados. Posteriormente, Caffey (1946) describió la
presencia de hematomas subdurales asociados con alteraciones radiológicas de huesos largos en los pequeños. Incluso, a
pesar de que el problema de los malos tratos inducidos a los niños probablemente existe desde el inicio de la civilización, el
interés y la preocupación que este tema ha despertado en fechas relativamente recientes data de principios de la década de
los años 60. El gradual reconocimiento de la elevada prevalencia de este problema llevó a algunos teóricos pertenecientes al
campo de la medicina en USA, basándose en las características clínicas presentadas en los casos que ingresaban en el
servicio de pediatría del Hospital General de Denver, en Colorado, (Kempe, Silverman, Steele, Droegemueller, y Silver, 1962)
a acuñar el término de “Síndrome del Niño Apaleado” (“The Battered-Child Syndrome”), así como a buscar formas de proteger
al niño de posteriores abusos e investigar las posibles causas que podrían subyacer al maltrato, en orden a proponer
estrategias de tratamiento y prevención del mismo. En consecuencia, algunos trabajos desarrollados en éste área tuvieron
como resultado que en 1970 se estableciera por ley en los cincuenta estados norteamericanos la obligatoriedad de denunciar
los malos tratos infantiles. En nuestro país, la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor,
refuerza la intervención del Ministerio Fiscal agilizando los procedimientos de protección al menor al permitir la asunción
automática por parte de la entidad pública competente de la tutela del niño.

El marco normativo de actuación para la protección del menor de acuerdo con las condiciones estipuladas por la Ley
Orgánica 1/1996, podría establecerse de la siguiente forma (según Costa, 2002): (a) cuando las condiciones sociales y
psicológicas de la familia de origen puedan dar lugar a situaciones de desprotección infantil, la Entidad Pública, a través de los
Servicios Sociales de la Comunidad Autónoma respectiva, interviene para paliar la situación previamente referida. (b) la
Entidad Pública interviene haciendo una declaración de desamparo o desprotección o bien, si es existe otro tipo de situación
haciéndose cargo del niño a petición de los propios padres. (c) la Entidad Pública puede asumir la Tutela “exlege” y la Guarda
debido a que los padres sean incapaces de asumir la patria potestad. (d) la Entidad Pública asume la Guarda y/o Tutela a
través de medidas de protección, tales como, el acogimiento familiar o el acogimiento residencial. (e) ante la imposibilidad de
que el niño vuelva con su familia de origen, los Servicios Sociales pueden facilitar también la adopción. Así mismo, desde un
posicionamiento jurídico, según el artículo 172 del Código Civil español, el desamparo se define como aquella situación que se
produce a causa del incumplimiento o del imposible o inadecuado cumplimiento de los deberes de protección para la guarda y
custodia de los menores. A partir de este marco, tal y como señala Díaz Huertas (2011), el maltrato infantil debe entenderse

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como una situación de desprotección, que incluye aquellas situaciones familiares y sociales en las que no se respeta la vida ni
los derechos del menor. En síntesis, según este autor, en la siguiente tabla se reflejan las causas que determinarían la
intervención de los servicios de protección al menor.

Causas Cumplimiento deberes guarda

Orfandad Imposible

Prisión de los padres


Enfermedad o ingreso hospitalario

Abandono total Incumplimiento

Abandono de la madre
No reconocimiento de los padres

Maltrato y abandono físico y emocional

Abuso sexual Inadecuado

Incapacidad para el control

A partir de dicho planteamiento, autores como Díaz Huertas (1995) definen los malos tratos infantiles como “Acción,
omisión o trato negligente, no accidental, que privan al niño de sus derechos y de su bienestar e interfieren en su desarrollo,
físico, psicológico y social, pudiendo constituirse en ofensores la familia, las instituciones o la propia sociedad. Cabral (2014),
señala que el maltrato infantil es factible asumir desde distintas disciplinas. En términos psicológicos es una patología del
comportamiento. En términos jurídicos se trata de un comportamiento delictivo o criminal que debe ser definido y sancionado
legalmente. Sociológicamente es un problema y un fenómeno social y en términos morales o éticos, un problema de violación
de derechos.

En la actualidad, algunos teóricos consideran que el campo de los malos tratos en la infancia ha alcanzado su quinta
década (Leventhal, 2003, “The field of child maltreatment enters its fifth decade”, en Child Abuse and Neglect, 27, 1-4),
llevando aparejados cambios significativos muy importantes en cada una de las siete áreas siguientes: epidemiología,
etiología, definición y reconocimiento de nuevas formas de malos tratos, patogénesis, pronóstico y consecuencias, tratamiento
y prevención. Por otra parte, en el análisis sobre las tendencias de la literatura en el campo del maltrato infantil, Behl,
Conyngham, y May (2003, “Trends in child maltreatment literature”, en la revista Child Abuse and Neglect, 27, 215-229),
refieren lo siguiente a partir de un periodo estudiado de 22 años (artículos publicados desde 1977 a 1998): (1) mientras que
los trabajos empíricos han ido incrementando, se observa un decremento de las publicaciones teóricas; (2) se constata una
importante disminución asociada a los trabajos vinculados con el maltrato físico y, contrariamente, aumentan los artículos que
examinan los abusos sexuales en la infancia; (3) el abandono (negligencia) y el abuso emocional permanecen hasta el
momento poco documentados. En definitiva, Behl et al. (2003), inciden en la necesidad de un mayor desarrollo teórico y
empírico de los estudios centrados en el abandono y en el maltrato psicológico.

Pese a contar con algunas propuestas para definir el maltrato infantil, como las formuladas, entre otros autores, por Díaz
Huertas (1995), resulta difícil establecer un consenso para llegar a una definición operativa y objetiva de los malos tratos
hacia el menor, si bien, esto plantea, obviamente, algunas dificultades para la investigación, las intervenciones psicosociales y
las prácticas legales. Según sugieren algunos autores, la conceptualización del maltrato infantil podría variar a lo largo de 6
dimensiones, tales como, los efectos en la conducta del niño, el número de subtipos de malos tratos, la ocurrencia del maltrato
(en términos de su frecuencia), la identidad del maltratador, la intención del maltratador y la edad del menor. Sin embargo,
según establece el Instituto Nacional de Salud Mental Americano (National Institute of Mental Health), la definición legal
general que ha ido evolucionando a lo largo de varias décadas incluye tanto el acto de cometer lesiones, como los actos de
omisión, es decir, no ocuparse del niño ni protegerlo. De este modo, las cuestiones relativas al abandono o negligencia
(“neglect”) deben abordarse del mismo modo que los malos tratos físicos. Por otra parte, el maltrato no solo tiene porque dejar
lesiones físicas, ya que existe también una forma de malos tratos psicológica o emocional. Otra forma de clasificar los malos
tratos en la infancia, tal y como se observa en la siguiente tabla, atiende a tres consideraciones generales referidas a: (1) el
momento en el que se produce el maltrato; (2) según los perpetradores del maltrato; y (3) según las acciones concretas que
constituyen el maltrato infligido (Díaz Huertas, 2011).

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Prenatal: Maltrato inducido antes del nacimiento del niño
Momento en el que se
Postnatal: cuando el maltrato se produce durante la vida del menor
produce

Autores (Ofensores) Familiar: familiares en primer grado

Extrafamiliar: Sin relación familiar o familiares en segundo grado

Institucional: Instituciones públicas (sanitarias, educativas, atencionales)

Social: no hay un sujeto concreto responsable del maltrato. Se trata de circunstancias de la vida
de los padres y del menor que imposibilitan el cuidado adecuado del niño

Acción u omisión producida Maltrato físico

Negligencia

Maltrato emocional o psicológico

Abuso sexual

De acuerdo con lo indicado en la tabla y, en relación con las acciones concretas constitutivas de malos tratos, en la
actualidad, asumiendo un punto de vista clásico o tradicional, planteado en un primer momento por la OMS, se admiten cuatro
categorías de maltrato infantil, esto es, maltrato físico, abuso sexual, abandono (negligencia) y maltrato emocional o
psicológico. Como puede observarse, en esta nueva categorización se reconoce la importancia de las variables
interpersonales, además de los actos físicos.

El maltrato físico (también denominado abuso físico), implica la utilización de estrategias aversivas o inapropiadas
para controlar la conducta del niño (p.ej., palizas o uso de respuestas coercitivas). Por abuso sexual se entienden, por una
parte, las experiencias sexuales que se producen entre niños/adolescentes y personas adultas, así como la explotación sexual
de los niños (por ejemplo, hacer películas pornográficas o exhibir fotografías de los menores a través de Internet). El
abandono (negligencia) consiste en un acto de omitir ciertas conductas, lo cual ocasionaría poner en peligro la salud o el
bienestar del niño, incluyendo el fracaso para proporcionar el cuidado mínimo del niño en las áreas de salud, educación,
contacto emocional y seguridad. A partir de los trabajos de Zuravin (1991), el abandono (negligencia) se ha estructurado
considerando algunas de las siguientes categorías: abandono nutricional, abandono educacional, abandono en la higiene
personal, fracaso para conseguir una vivienda permanente, rehusar la custodia del niño, demora en proporcionar cuidado en
la salud física y/o mental, negarse a facilitar al niño los cuidados necesarios para la salud física y/o mental y abandono en la
supervisión del menor. Los malos tratos psicológicos o emocionales se definen como aquellas conductas que
psicológicamente perjudican el funcionamiento conductual, cognitivo, afectivo o, incluso, físico del niño. Se trata,
probablemente de la definición de maltrato más difícil y polémica en cuanto a su delimitación, ya que los malos tratos
psicológicos se consideran a menudo como parte de los malos tratos físicos y de la negligencia. No obstante, a la hora de
operativizar el maltrato emocional pueden establecerse, a su vez, varios subtipos de malos tratos, a saber, rechazar,
aterrorizar, ignorar, aislar, degradar, corromper, explotar y negar respuesta emocional. A modo de conclusión, incluimos
seguidamente varios cuadros sinópticos tomados de Costa (2002) (“El Maltrato Infantil y el sistema de protección social a la
infancia como marco de intervención”), donde se presentan de forma esquemática los aspectos más relevantes (definición,
indicadores, requisitos y conducta de los cuidadores) que caracterizan cada uno de los cuatro tipos básicos de malos tratos
infantiles descritos previamente.

A. Maltrato físico

 
Definición Cualquier acción no accidental por parte de los padres o cuidadores que provoque daño físico o enfermedad
en el niño o le coloque en grave riesgo de padecerlo

Físicos Comportamentales

   
Indicadores Magulladuras o moratones: en rostro, labios o boca; Cauteloso con respecto al contacto
en diferentes fases de cicatrización; en zonas extensas físico con adultos.

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del torso, espalda, nalgas o muslos; con formas no Se muestra aprensivo cuando otros
normales, agrupados o como señal o marco del objeto niños lloran.
con el que han sido inflingidos; en varias áreas Muestra conductas extremas (Ej.
diferentes indicando que el niño ha sido golpeado desde agresividad o rechazo extremos).
distintas direcciones. Parece tener miedo de sus padres.
Quemaduras: de puros o cigarros; quemaduras que Informa que su padre/madre le han
cubren toda la superficie de las manos (como un guante) causado alguna lesión.
o de los pies (como un calcetín) o quemaduras en forma Muestra baja autoestima,
de buñuelo en nalgas, genitales, indicativas de sentimientos de inferioridad, se siente
inmersión en líquido caliente; quemaduras en brazos; rechazado en general.
piernas, cuello o torso provocadas por haber estado
atado fuertemente con cuerdas; quemaduras con
objetos que dejan una señal claramente definida
(parrilla, plancha, etc.)
Fracturas: en el cráneo, nariz o mandíbula; fracturas en
espiral de los huesos largos (brazos o piernas); en
diversas fases de cicatrización; fracturas múltiples;
cualquier fractura en un niño menor de dos años.
Heridas o raspaduras: en la boca, labios, encías u
ojos; en los genitales externos; en la parte posterior de
los brazos, piernas o torso.
Lesiones abdominales: hinchazón del abdomen; dolor
localizado; vómitos constantes.
Señales de mordeduras humanas: especialmente
cuando parecen ser de un adulto o son recurrentes.
 
Al menos en una ocasión ha sido percibida la presencia de, cómo mínimo, uno de los indicadores
físicos y las lesiones no son “explicables” en el rango de lo previsible en un niño/a de su edad y
características
Criterios o requisitos No se ha percibido claramente ninguno de los indicadores físicos, pero hay un conocimiento certero de
  que los padres o tutores utilizan un castigo corporal excesivo o palizas hacia el/la menor.
  Para que el castigo corporal o palizas sean calificados como Maltrato Físico deberían estar presentes
los siguientes factores: intensidad de la reacción del padre/tutor no se corresponde con la gravedad de
la acción del/a menor, reacción descontrolada que lleva a un castigo repetido y sin cesar , y el niño/a
presenta un estrés emocional no justificado.

 
Ha sido objeto de maltrato en su infancia.
Utiliza una disciplina severa, inapropiada para la edad, falta cometida y condición del niño
No da ninguna explicación con respecto a la lesión del niño, o éstas son ilógicas, no convincentes, o
Conducta del contradictorias.
cuidador Percibe al niño de manera significativamente negativa (Ej. le ve como malo, perverso, un monstruo,
etc.).
Psicótico o psicópata.
Abusa del alcohol u otras drogas.
Intenta ocultar la lesión del niño o proteger la identidad de la persona responsable de ésta.
 
 
 
B. Abandono físico o Negligencia

 
Situación en la que las necesidades físicas básicas del/la menor no son atendidas temporal o
Definición permanentemente por ningún miembro adulto del grupo que convive con el niño/a. Las necesidades físicas hacen
referencia a: alimentación, vestido, higiene, cuidados médicos, supervisión o vigilancia, condiciones higiénicas
y seguridad en el hogar, área educativa.

Físicos Comportamentales

   
Constantemente sucio, escasa higiene, hambriento e Cauteloso con respecto al contacto
inapropiadamente vestido y ropa en mal estado. físico con adultos.
Constante falta de supervisión, especialmente cuando el Participa en acciones delictivas (Ej.
niño está realizando acciones peligrosas o durante vandalismo, prostitución, drogas y
largos períodos de tiempo. alcohol, etc.).
Indicadores Cansancio o apatía permanentes. Pide o roba comida.
Problemas físicos o necesidades médicas no atendidas Raras veces asiste a la escuela.
(Ej. heridas sin curar o infectadas) o ausencia de los Dice que no hay nadie que le cuide.
cuidados médicos rutinarios necesarios.
Explotado, se le hace trabajar en exceso, o no va a la
escuela.

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Ha sido abandonado.
 

Criterios o El criterio para señalar abandono físico o negligencia viene determinado en gran medida por su
requisitos cronicidad: si se cumple que se presenta uno o varios indicadores físicos de manera reiterada y
  continua.

 
Abuso de drogas o alcohol.
La vida en el hogar es caótica.
Muestra evidencia de apatía o inutilidad.
Presenta trastornos (depresión, etc.) o tiene un bajo nivel intelectual.
Conducta del
cuidador
Enfermedad crónica y/o incapacidad de alguno de los progenitores.

Fue objeto de negligencia en su infancia.

Padres con enfermedad mental o déficit intelectual acusado.


 

C. Maltrato y abandono emocional


 
 
Falta persistente de respuesta por parte de los padres/tutores o figura adulta estable, a ciertas señales o
expresiones emocionales del niño/a (llanto, sonrisa, etc.) o a los intentos de aproximación, interacción o
contacto hacia dichos adultos. Las conductas incluidas en esta categoría hacen referencia a: Rechazar (no
Definición aceptar iniciativas de interacción del niño, excluirle de actividades familiares, expresarle una valoración
negativa, impedirle evolucionar hacia una adecuada autonomía), aterrorizar (amenazar al niño/a con castigo
extremo y concreto o con uno vago pero siniestro, crear miedo intenso, mantener expectativas en el niño/a
irrealizables y castigarle por no alcanzarlas), aislar (privar al niño/a de oportunidades para establecer
relaciones sociales).

Físicos Comportamentales

   
El maltrato emocional, a menudo menos perceptible que Excesivamente pasivo, complaciente.
otras formas de abuso, puede ser indicado por las Muy agresivo, exigente o rabioso.
conductas del niño y del cuidador Conductas extremadamente
adaptativas, que son o bien
demasiado “de adultos” (Ej. ejercer el
papel de padre de otros niños) o
Indicadores
demasiado infantiles (Ej. mecerse
constantemente, chuparse el pulgar,
enuresis)
Retrasos en el desarrollo físico,
emocional e intelectual.
Intentos de suicidio.
 

Criterios o Al menos una de las conductas incluidas como indicadores (rechazar, aterrorizar, aislar e indiferencia)
requisitos se presenta de manera reiterada y/o continua.
  Su presencia es claramente perceptible.

Culpa o desprecia al niño.


Es frío o rechazante.
Niega amor.
Conducta del
Trata de manera desigual a los hermanos.
cuidador
Parece no preocupado por los problemas del niño.
Exige al niño muy por encima de sus capacidades físicas, intelectuales o psíquicas.
Tolera absolutamente todos los comportamientos del niño sin poner límite alguno.

 
D. Abuso sexual

 
 
Definición
Cualquier clase de contacto sexual en un niño/a menor de 18 años por parte de un familiar/tutor adulto desde

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El maltrato infantil https://www2.uned.es/pfacs-maltrato-infantil/aLF/guia_didactica.htm

una posición de poder o autoridad sobre el/la menor. Los tipos de abuso sexual son varios: (a) Incesto.
Contacto físico sexual o realización del acto sexual (penetración oral, anal o vaginal por, o en unión con, el
órgano sexual de otra persona, o la penetración anal o vaginal con un objeto realizada por otra persona. Esto
incluye actos comúnmente conocidos como sexo oral, coito, copulación) por un pariente de consanguinidad
–padre/madre, abuelo/abuela- o por un hermano/a, tío/a, sobrino/a. Se incluye también el contacto físico
sexual con figuras adultas que estén cubriendo de manera estable el papel de figuras parentales (Ej. padres
adoptivos). Violación. Contacto físico sexual o realización del acto sexual por una persona adulta exceptuando
los casos señalados en el incesto. (b)Vejación sexual. Conducta sexual con un/a menor cuando tal contacto,
estimulación o interacción es usado para la estimulación o gratificación de las necesidades o deseos sexuales
de otra persona (tocamiento/manoseo intencionado de los genitales o partes íntimas, incluyendo los pechos,
área genital, parte interna de los muslos y nalgas, o las ropas que cubren estas partes por parte del adulto
hacia el niño/a; alentar, forzar o permitir al niño/a que toque de manera inapropiada las mismas partes del
adulto). (c) Abuso sexual sin contacto físico (solicitud indecente a un niño/a o seducción verbal explícita,
exposición de los órganos sexuales a un niño/a con el propósito de obtener excitación/gratificación, sexual,
agresión degradación; masturbación en presencia de un niño/a; realización del acto sexual en presencia de
un menor con el objetivo de buscar la excitación sexual, etc.)
 

Físicos Comportamentales

   
Dificultad para andar y sentarse. Parece reservado, rechazante o con fantasías
Ropa interior rasgada, manchada o o conductas infantiles, incluso puede parecer
ensangrentada. retrasado.
Se queja de dolor o picor en la zona genital. Se muestra desconfiado y muy irritable.
Contusiones o sangrado en los genitales Se masturba de forma compulsiva y muestra
externos, zona vaginal o anal. un repentino interés por los órganos sexuales
Indicadores Tiene una enfermedad venérea. de los demás.
Tiene la cerviz o la vulva hinchadas o rojas. Tiene escasas relaciones con sus
Tiene semen en la boca, genitales o en la compañeros.
ropa. Comete acciones delictivas o se fuga.
Embarazo (especialmente al inicio de la Manifiesta conductas o conocimientos
adolescencia). sexuales extraños, sofisticados o inusuales.
Dice que ha sido atacado por un
padre/cuidador.

Criterios o  
requisitos Al menos en una ocasión se ha producido alguna de las situaciones señalada en las definiciones.

 
Extremadamente protector o celoso del niño.
Alienta al niño a implicarse en actos sexuales o prostitución en presencia del cuidador.
Conducta del
Sufrió abuso sexual en su infancia.
cuidador
Experimenta dificultades en su matrimonio.
Abuso de droga o alcohol.
Está frecuentemente ausente del hogar.

Algunos protocolos de atención a menores maltratados incluyen, además de indicadores físicos y comportamentales,
las conductas más comunes del ofensor que sirven como guía para la detección de posibles casos de malos tratos, de
acuerdo con la tipología indicada seguidamente:

Maltrato físico del menor

Signos o indicadores físicos Signos o indicadores comportamentales Conductas comunes al ofensor físico
Contusiones, hematomas.
Quemaduras, laceraciones o · Cambios repentinos de conducta. · Oculta lesiones del niño. Brinda explicaciones poco
abrasiones que no concuerdan con coherentes. Le pone ropa que lo cubre, no lo envía a
la causa alegada. · Comportamiento extremo (agresivo, muy la escuela, etc.
Mordiscos, desgarros. retraído, muy sumiso, muy pasivo,
Fracturas sin explicación coherente. extremadamente hiperactivo, depresivo). · Tardanza del padre, madre o encargado para buscar
la ayuda médica que el niño necesite.
· Asustadizo o temeroso.
· No parece preocuparse por el niño.
· Tendencias destructivas.
· Describe al niño como muy malo, diferente a los
· Alega temor a los padres, sufre agresión otros.
de los padres o brinda razones poco
creíbles para sus lesiones. · Cree en el castigo severo como método de
disciplina.
· Uso de vestimenta inadecuada para el

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clima (ocultando las lesiones). Demuestra


bajo concepto de sí mismo. · Tiene expectativas irreales hacia el niño.

· Problemas de aprendizaje (bajo · Bajo concepto de sí mismo (baja autoestima).


rendimiento académico).
· Pobre control de impulsos asociados a estados de
· Fugas crónicas. emoción violenta, consumo de alcohol, drogas.

· Conflictos con la ley. · Inmadurez en el comportamiento.

· Relaciones interpersonales deficientes. · Repite patrones errados de crianza o experiencias


traumáticas de abuso en la infancia.
· Temor a una persona en particular.
· Castiga a sus hijos en público.
· Ausentismo escolar frecuente, relacionado
con la aparición de la lesión. · Castiga a sus hijos por "difíciles o rebeldes".

PROTOCOLO DE ATENCIÓN A LA NIÑEZ MALTRATADA

Abuso por descuido del menor (Abandono/Negligencia)

Signos o indicadores físicos Signos o indicadores comportamentales Conductas comunes al ofensor por descuido
Patrón de crecimiento deficiente
(déficit para progresar). · El rendimiento no es el esperado para · Apático.
Famélico, desnutrido. la edad.
Constante falta de atención y de · Pasivo.
supervisión (caídas repetidas, · Agresivo.
ingestión frecuente de sustancias · Depresivo.
tóxicas, niños solos en la casa). · Retraído.
Constante fatiga, sueño o hambre. · No se preocupa por el niño ni por satisfacer sus
Higiene personal deficiente. · Carece de vestimenta adecuada, e necesidades básicas.
inclusive de la necesaria.
· No presta atención al comportamiento del niño, es
· Asume responsabilidades propias de negligente, no prepara alimentación, no hay comida en la
un adulto (niños cuidan a otros niños). casa.

· Sumiso, actúa en forma pseudo- · Aislado socialmente.


madura, extremadamente complaciente.
· Bajo concepto de sí mismo (baja autoestima)
· Conducta agresiva, inmadura.
· Abuso de alcohol o drogas.
· Depresivo.
· Repite patrones errados de crianza.
· Apático.
· Vive en condiciones riesgosas (caos en el hogar,
· Pide o roba comida. hacinamiento, drogas, venenos y medicamentos al alcance
de los niños, basura o excrementos en el área
· Busca atención y afecto. habitacional).

· Registra continuas ausencias o · No presta atención ni supervisa acciones.


llegadas tardías a la escuela.

· Presenta conflictos con la ley.

Maltrato psicológico del menor

Signos o indicadores físicos Signos o indicadores comportamentales Conductas comunes al ofensor emocional
Problemas de salud (Afecciones
de piel como el acné, problemas · Problemas de aprendizaje (rendimiento · Expectativas irreales hacia el niño.
de habla como el tartamudeo, académico).
asma, alergias, ulceras). · Rebaja, rechaza, degrada e ignora al niño.
Trastornos en la alimentación: · Movimientos rítmicos repetitivos
Bulimia, Anorexia. · Amenaza al niño con castigo severo o con abandono.
Retardo en el desarrollo, fallas en · Extremadamente agresivo, retraído,
su progreso. llamativo, etc. · Describe al niño como malo, diferente a los otros, lo
Enfermedades psicosomáticas. trata como un objeto.
· Destructivo o autodestructivo.
· Bajo concepto de sí mismo (baja auto estima).
· Extremadamente obediente a las
instrucciones de los maestros, doctores y · Utilización del niño en conflictos de pareja.
otros adultos.
· Utilización del niño para suplir el papel del padre o la
· Problemas con el sueño (insomnio, madre.

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